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El documento describe los diferentes niveles de organización del cuerpo humano, incluyendo el nivel atómico y molecular, el nivel celular, y el nivel orgánico de tejidos, órganos y sistemas de órganos. Explica que cada nivel presenta propiedades emergentes no observadas en los niveles inferiores y que todos los niveles se comunican y regulan para mantener la homeostasis del organismo a través de mecanismos de retroalimentación.
El documento describe los diferentes niveles de organización del cuerpo humano, incluyendo el nivel atómico y molecular, el nivel celular, y el nivel orgánico de tejidos, órganos y sistemas de órganos. Explica que cada nivel presenta propiedades emergentes no observadas en los niveles inferiores y que todos los niveles se comunican y regulan para mantener la homeostasis del organismo a través de mecanismos de retroalimentación.
El documento describe los diferentes niveles de organización del cuerpo humano, incluyendo el nivel atómico y molecular, el nivel celular, y el nivel orgánico de tejidos, órganos y sistemas de órganos. Explica que cada nivel presenta propiedades emergentes no observadas en los niveles inferiores y que todos los niveles se comunican y regulan para mantener la homeostasis del organismo a través de mecanismos de retroalimentación.
(BACH 1º (ESP)) 01.- NIVELES DE ORGANIZACIÓN (1de4)
01.- Niveles de organización del cuerpo humano
01a.- Los niveles de organización del cuerpo humano y la homeostasis. 01b.- Los tipos celulares y el metabolismo celular. 01c.- Los tejidos humanos y la diferenciación celular. 01d.- Los sistemas de órganos y la integración funcional. 01e.- La fisiología saludable la fisiología patológica
01A.- LOS NIVELES DE ORGANIZACIÓN DEL CUERPO HUMANO Y LA HOMEOSTASIS.
El cuerpo humano está formado por unos 50 billones de pequeñas unidades (ej.: anatómicas, funcionales, genéticas y bioquímicas) denominadas células, que suelen agruparse en estructuras complejas como tejidos, órganos y sistemas de órganos. Todos estos niveles se organizan, se comunican y se regulan para dar lugar a un organismo funcional. Desde el Renacimiento, la ciencia se había desarrollado mediante el principio del reduccionismo, consistente en reducir un objeto (o un proceso) de estudio a sus partes y analizándolas independientemente, comprenderlo y anticipar su funcionamiento. Sin embargo, la visión ofrecida por la Teoría General de Sistemas (oTGS) del biólogo Ludwig von BERTALANFFY en 1947, retoma el principio aristotélico de que “la totalidad es más que la suma de las partes”. Este biólogo expone el concepto de una totalidad estructurada en diferentes niveles de complejidad, con unas partes accesibles (o visibles) de forma directa, otras partes accesibles de forma indirecta y otras partes ocultas. Así, la totalidad se encuentra estructurada en diferentes niveles de realidad unificadas por un principio de orden La Teoría General de Sistemas (oTGS) permite tener una visión multidisciplinar que compara el cuerpo humano como un sistema integrado en el que diversos niveles de organización (ej.: átomos organismo), intercambiando entre si energía, materia e información. Este modelo permite también comprender mejor la naturaleza de la vida, la fisiología normal y la fisiología patológica, según la organización y la coordinación entre sus diversos elementos y niveles. En la tierra encontramos millones de organismos (ej.: bacterias, protistas, hongos, plantas, animales,...) todos ellos formados por elementos similares (p. ej.: C, H, O, N, P, S,...) y células similares (ej.: procariota, eucariota). Una célula es una unidad viva que tiene una estructura, composición y función que le permite realizar muchas reacciones (o metabolismo) para interactuar, alimentarse, mantener su orden, desarrollarse e incluso generar células hijas. Esto ahora parece obvio, pero hasta el siglo XVII no se sospechaba de una organización celular en los seres vivos. Para explicar la naturaleza de la materia viva, se utilizaban diversos conceptos (ej.: generación espontánea, espíritu divino, fluido vital, etc.). Por ejemplo, ciertas mitologías enseñaban que un Dios había creado un Golem (o embrión) de arcilla húmeda (o barro) y le había dotado de propiedades vitales con un aliento divino. Por ello, hasta el siglo XVII, la mayoría de la gente creía que la materia viva era una masa de materia inerte dotada de ese espíritu vital divino. Hacia principios del siglo XVII aparecieron los primeros microscopios de lentes (ej.: microscopios de Antoine van LEEUWENHOEK y de Robert HOOKE) que daban acceso a la vida microscópica. También, se empezaron a emplear colorantes que teñían de forma diferencial ciertas estructuras celulares. Así, se pudieron observar los primeros seres vivos unicelulares y descubrir un sinfín de minúsculos detalles desconocidos. A principios del siglo XIX, los avances técnicos en los microscopios y los colorantes permitieron observar la estructura celular con un mayor detalle y en muestras diversas. Gracias a los trabajos de Henri DUTROCHET y Robert BROWN, los investigadores Matthias SCHLEIDEN, Théodore SCHWANN y Rudolf VIRCHOW propusieron la Teoría Celular de la Vida: La célula es la unidad anatómica (o estructural) de los seres vivos porque cada organismo vivo es un agregado de una o más unidades llamadas células. Por lo tanto, la célula es el ser vivo más pequeño. La célula es la unidad funcional de los seres vivos pues, cada célula tiene unas funciones celulares (ej.: organización, nutrición, relación, reproducción, homeostasis) y las funciones del organismo dependen de las funciones celulares. La célula es la unidad genética de los seres vivos porque cada célula proviene de una (o más) células preexistentes. Con la biología molecular se ha descubierto que la célula es también una unidad molecular (o bioquímica) porque las células utilizan bioelementos (ej.: C, H, O, N, P, S,...) y biomoléculas similares (ej.: glúcidos, lípidos, proteínas, ácidos nucleicos, vitaminas, etc.) para su metabolismo y para mantener su homeostasis. Cada nivel de organización corresponde a cada uno de los grados en los que se organiza la materia viva (ej.: átomos, moléculas, orgánulos, células, tejidos, órganos, sistemas, organismo,…). Cada nivel no es meramente la suma de las partes del nivel inferior, sino que presenta nuevas propiedades con respecto a este. Así, en cada nuevo nivel de organización biológica aparecen unas nuevas propiedades emergentes que no existían en el nivel inferior. En un nivel determinado, las propiedades recién adquiridas en ese nivel son como "ladrillos" para el siguiente nivel. Llamamos emergencia a la aparición de nuevas propiedades resultantes de las interacciones de los componentes. Por ejemplo: Las moléculas tienen propiedades que los átomos que las componen no tienen (ej.: O, H H20). Las células tienen propiedades (vida) que ni siquiera las moléculas más complejas tienen. El corazón (órgano) puede bombear sangre, mientras que el tejido cardíaco solo puede contraerse. También, el cerebro (órgano) tiene propiedades adicionales que sus neuronas (células) y gliocitos (células) no tienen El sistema circulatorio y el sistema nervioso tienen más propiedades y más complejas que las de sus componentes Un organismo vivo es un sistema dinámico formado por un conjunto de células, tejidos, órganos y sistemas asociados e integrados. Todos estos niveles se organizan, se comunican y se regulan para dar lugar a un organismo funcional: El nivel atómico y molecular Las partículas subatómicas (protones, neutrones y electrones) se combinan y forman los átomos. En la tierra encontramos millones de organismos (p. ej.: bacterias, protistas, hongos, plantas, animales,...) todos ellos formados por elementos químicos similares (ej.: C, H, O, N, P, S,...). La unión de estos tipos de átomos mediante enlaces químicos origina moléculas. Algunas de estas moléculas pueden alcanzar masas moleculares muy altas y. en ese caso, se denominan macromoléculas (ej.: glúcidos complejos, proteínas. ADN). Estas macromoléculas pueden asociarse en complejos supramoleculares, que a su vez se agrupan para formar orgánulos celulares, como las mitocondrias. El nivel celular La asociación de orgánulos celulares constituye la célula, unidad anatómica, funcional, genética y bioquímica de los seres vivos. En el nivel celular se alcanza un grado de complejidad suficiente para tener propiedades vitales. Así, según su complejidad se consideran dos tipos de organización celular: la célula procariota y la célula eucariota. El nivel orgánico Está compuesto por los tejidos, los órganos, los aparatos y los sistemas, que constituyen el organismo. Un tejido se estructura en grupos de células con un mismo origen y una misma función. Son ejemplos el tejido epitelial, el tejido nervioso, etc. Los órganos son una asociación de diferentes células y tejidos con una determinada función. Por ejemplo, el estómago está formado por tejido epitelial, tejido glandular, tejido conjuntivo, tejido muscular, etc., y se encarga de la extracción de las proteínas. Los sistemas de órganos (o sistemas) son agrupaciones de células, tejidos y órganos semejantes coordinados para realizar una tarea común y coordinada (ej.: sistema nervioso, sistema locomotor, etc). Así, el sistema locomotor está formado por órganos diferentes (ej.: músculos, huesos, tendones, ligamentos, cartílagos,…), trabajando coordinados para generar el movimiento. La homeostasis (o equilibrio fisiológico) es una propiedad de los organismos que consiste en su capacidad de mantener una condición interna estable compensando los cambios en su entorno mediante el intercambio regulado de materia y energía con el exterior (metabolismo). Se trata de una forma de equilibrio dinámico que se hace posible gracias a una red de sistemas de control realimentados que constituyen los mecanismos de autorregulación de los seres vivos. Ejemplos de homeostasis son la regulación de la temperatura corporal y el equilibrio de fluidos, manteniéndose dentro de ciertos límites preestablecidos (rango homeostático). Otras variables incluyen el pH del líquido extracelular, las concentraciones de varios iones (sodio, potasio, calcio, etc.), así como el nivel de azúcar en sangre, que deben regularse a pesar de los cambios en el entorno, la dieta o el nivel de actividad. Cada una de estas variables está controlada por uno o más reguladores o mecanismos homeostáticos, que juntos mantienen la vida. La homeostasis se produce por una resistencia natural al cambio cuando el organismo, se encuentra en las condiciones óptimas, y el equilibrio se mantiene mediante muchos mecanismos reguladores. Todos los mecanismos de control homeostático tienen al menos tres componentes interdependientes: un receptor, un centro de control y un efector. Los receptores pueden ser de membrana o nucleares. ANATOMÍA APLICADA (BACH 1º (ESP)) 01.- NIVELES DE ORGANIZACIÓN (2de4)
01B.- LOS TIPOS CELULARES Y EL METABOLISMO CELULAR.
La asociación de orgánulos celulares constituye la célula, unidad anatómica, funcional, genética y bioquímica de los seres vivos. En el nivel celular se alcanza un grado de complejidad suficiente para tener propiedades vitales. Así, según su complejidad se consideran dos tipos de organización celular: la célula procariota y la célula eucariota. La organización celular PROCARIOTA (griego: pro = antes de y karion = núcleo) se presenta en organismos unicelulares, muy pequeños (ej.: bacterias). Estas células tienen una doble membrana celular, un citoplasma sencillo, un material genético (Cromatina = ADN + proteínas) y numerosas enzimas intracelulares que aseguran el metabolismo (ej,: ribosomas, ATPsintetasas,,…).. El material genético está disperso en el citoplasma (ej.: nucleoide). La organización celular EUCARIOTA (griego: eu = verdadero de y karion = núcleo) se presenta en organismos unicelulares y multicelulares (ej.: protistas, hongos, plantas, animales). Sus células tienen una doble membrana celular que rodea a un citoplasma con orgánulos (o compartimentos) de doble membrana. En el núcleo celular se encuentra la mayoría del genoma celular (Cromatina = ADN + proteínas), presente también en otros orgánulos (ej.: mitocondrias, cloroplastos). Además, las células eucariotas tienen un citoesqueleto y múltiples orgánulos. Se cree que todos los organismos que existen actualmente derivan de una forma unicelular procariota (LUCA o Last Universal Common Ancestor) que existió hace unos 3.500 millones de años. Por ello, la célula se puede considerar también como la unidad evolutiva de los seres vivos conocidos. Durante la evolución, los procariontes se asociaron por endosimbiosis para dar los primeros eucariontes y posteriormente, evolucionar a organismos más complejos. En la biodiversidad actual, todas las células procariotas y eucariotas conocidas comparten 4 características comunes: La presencia de una membrana plasmática que separa el interior del exterior, esta membrana puede componerse de derivados isoprenoides (ej.: Arquea) o de derivados del glicerol (ej.: Eubacteria, Eukaria). La presencia de un citoplasma complejo en el que se desarrollan las reacciones bioquímicas. La presencia de un material genético heredable de tipo ADN, asociado a diversas proteinas. La presencia de numerosas enzimas implicadas en el metabolismo. Por ejemplo, los ribosomas son enzimas para la síntesis de proteínas y son sensibles a diversos quimioterápicos (ej.: penicilina, rifanpicina, cloranfenicol,…) El paso evolutivo de una organización procariota a una organización eucariota significó el gran salto en complejidad de la vida y uno de los más importantes de su evolución. Así, los cuatro reinos restantes (ej.: protistas, hongos, plantas y animales) proceden la asociación endosimbióntica entre bacterias (ej.: mitocondrias, cloroplastos,…), posibilitando la evolución de la vida y su enorme biodiversidad actual (ej.: Teoría endosimbióntica de Lynn MARGULIS). Los orgánulos celulares son espacios intra-citoplasmáticos celulares delimitados por dobles membranas y especializados en una cierta función. Las células eucariotas contienen numerosos orgánulos (ver la célula como una ciudad): Orgánulo Estructura Función Notas Retículo Puede asociarse con Síntesis y embalaje de Forma parte del sistema de endoplasmático ribosomas en su membrana proteínas y ciertos lípidos endomembranas (S.E.M.) Sacos aplanados rodeados por Transporte, modificación y Forma parte del sistema de Aparato de Golgi membranas embalaje de proteínas. endomembranas (S.E.M.) Almacenamiento, transporte y Vacuolas Sacos de membrana vesicular Presente en plantas y hongos homeostasis En plantas y protistas. Posee Cloroplasto Posee doble membrana Fotosíntesis material genético (ADN) Compartimento de doble Mitocondria Producción de energía (ATP) Con material genético (ADN) membrana Mantenimiento de ADN y Contiene la mayor parte del Núcleo Rodeado por membrana doble ARN, y expresión genética ADN Complejo multiproteico que se Síntesis de proteínas a partir Es diferente entre los tres Ribosomas puede asociar al RE. del ARNm, ARNt y ARNr dominios de seres vivos Las células que constituyen el cuerpo humano presentan una gran diversidad de formas y tamaños. Las hay esféricas alargadas, prismáticas, irregulares, etc., que permiten aumentar su eficacia a la hora de desempeñar sus funciones. Por ejemplo, los eritrocitos carecen de núcleo y orgánulos y presentan una forma esférica para transportar la mayor cantidad de oxígeno posible; las neuronas tienen una forma estrellada con prolongaciones para facilitar su función, etc. El tamaño de una célula humana varía enormemente siendo el óvulo de las más grandes y el espermatozoide, de las más pequeñas. de una célula humana es aproximadamente de 10-15 m No obstante, hay células mucho mayores, como los óvulos (células humanas do mayor tamaño). Así, los óvulos pueden alcanzar hasta 0,5 mm de diámetro. La forma de la mayoría de las células es variable pues algunas son esféricas, pero otras son aplanadas, estrelladas, fusiformes y/o cónicas. Incuso en el orgánulo principal y de control de las células, el núcleo, existen diferencias, tanto en su localización como en su forma. Hay células en las que el núcleo se encuentra en el centro, como las neuronas; otras, en cambio, lo tienen algo desplazado, como las musculares. La forma del núcleo también es muy variable. Los tipos de células y el ciclo celular Un organismo humano está constituido de unos 50 billones de células, de más de 250 tipos diferentes y de al menos tres características principales (somáticas, embrionarias y germinales). Las células somáticas representan la totalidad de las células del organismo excepto las células embrionarias y las células germinales. Las células somáticas son las que conforman el crecimiento de los tejidos y órganos de un ser vivo pluricelular, las cuales proceden de células madre originadas durante el desarrollo embrionario y que sufren un proceso de proliferación celular (mitosis), senescencia y apoptosis. Son las que constituyen la mayoría de las células del cuerpo de un organismo pluricelular. Por lo tanto, se encuentran en los huesos, la piel, los tejidos, los órganos o la sangre. Las células somáticas humanas son diploides (2n), tienen 23 pares de cromosomas y unos 23.000 genes. Las células del cuerpo humano están en continuo cambio y regeneración. Así, se estima que cada día se renuevan en torno a mil quinientos millones de células. Las células somáticas pueden mutar sin transmitir sus modificaciones a los futuros descendientes. Las células somáticas que mutan pueden, sin embargo, ser la causa de cánceres. Las células somáticas son genéticamente iguales pero cada tipo celular, y posiblemente cada célula, exprese genes diferentes y/o a un nivel diferente (expresión génica diferencial). La mitosis asegura que cuando cada célula sigua siendo 2n, o sea, sigue teniendo los 46 cromosomas propios de la especie de los seres humanos. Las células embrionarias son células diploides con capacidad de generar células sonáticas y células germinales. Son la reserva celular del cuerpo para reparar tejidos y crecer. Las células germinales son los gametos (espermatozoides y óvulos). Cada célula germinal es diferente genéticamente por la recombinación genética durante la meiosis. Se estima que uno de cada 80 millones de espermatozoides posee más de un 95 % de similitud genética con otro. El ciclo celular puede pensarse como el ciclo vital de una célula. Es decir, es la serie de etapas de crecimiento y de desarrollo que experimenta una célula entre su “nacimiento” (división de una célula madre) y su reproducción (división para dar dos células hijas). Para dividirse, una célula debe completar varias tareas importantes: debe crecer, copiar su material genético (ADN) y dividirse físicamente en dos células hijas. Las células realizan estas tareas en una serie de pasos organizados que conforma el ciclo celular. En las células eucariontes, o células con un núcleo, las etapas del ciclo celular se dividen en dos fases importantes: la interfase y la fase mitótica (M). Durante la interfase, la célula crece y hace una copia de su ADN. Durante la fase mitótica (M), la célula separa su ADN y divide su citoplasma para formar dos nuevas células. El metabolismo celular Si pudieras echar un vistazo dentro de cualquier célula de tu cuerpo, verías que es un centro de mucha actividad, más parecido a un bullicioso mercado al aire libre que a una habitación tranquila. La energía, la materia y la información están siendo transformadas dentro de tus células, cambiando de forma al tiempo que las moléculas realizan las reacciones químicas interconectadas que te mantienen vivo y funcional. Todas las reacciones químicas que suceden dentro de una célula se conocen en conjunto como el metabolismo celular. El metabolismo implica un conjunto de reacciones químicas responsables de la vida de las células y del funcionamiento normal del cuerpo humano. El metabolismo comprende dos partes: catabolismo, anabolismo y sus interacciones. El catabolismo consiste en la descomposición de sustancias complejas en sustancias más simples con el propósito de liberar energía y metabolitos básicos (ej.: aminoácidos). Así, la digestión y la respiración son procesos catabólicos. El anabolismo consiste en la formación de moléculas complejas a partir de moléculas simples y de un aporte energético. La fotosíntesis y la síntesis de proteínas son procesos anabólicos.. ANATOMÍA APLICADA (BACH 1º (ESP)) 01.- NIVELES DE ORGANIZACIÓN (3de4)
01C.- LOS TEJIDOS HUMANOS Y LA DIFERENCIACIÓN CELULAR.
Aunque el cuerpo humano está formado por un número muy elevado de células, estas se unen formando tejidos y se coordinan para llevar a cabo unas funciones comunes. Así, las células de cada tejido tienen una forma y un tamaño similar, ya que sufren un proceso de diferenciación para especializarse en una función concreta y desempeñarla de la manera más eficiente posible (ej.: hepatocito, osteocito, condrocito, fibrocito, miocito, neurona, gliocito,…) La diferenciación es un conjunto de cambios el genoma, la forma, la estructura y la función de la célula, que le permite especializarse en unas funciones determinadas. Las células de nuestro organismo pueden unirse a través de sus membranas o estar dispersas en una sustancia acuosa y fibrosa denominada matriz extracelular. Así, las células se comunican por contacto célula a célula (ej.: inhibición, crecimiento) o por sustancias difusible (ej.: hormonas). Las células indiferenciadas (células madre del tejido), que se dividen continuamente para ir reponiendo las células del tejido que se van muriendo, se denominan con el sufijo -bíasto; por ejemplo: osteoblasto. mioblasto, fibroblasto, etc. Las células totalmente diferenciadas que forman los tejidos y se denominan con el sufijo -cito: por ejemplo, hepatocito, osteocito, condrocito, fibrocito, miocito, neurona, gliocito, etc. El tejido epitelial El tejido epitelial está formado por células sin matriz extracelular, unidas entre sí sin dejar espacios intercelulares. Este tejido es el encargado de recubrir y proteger superficies corporales externas e internas, llevando a cabo la absorción, la secreción y la excreción de sustancias. Así, según su función, el tejido epitelial puede ser de revestimiento o glandular Los epitelios de revestimiento recubren y protegen superficies externas e internas. Además de su función protectora, los epitelios suelen intervenir en la absorción, la excreción y la secreción de sustancias. Pueden ser de tres tipos: monoestratificado (ej.: tubo digestivo, ovario,…), pluriestratificado (ej.: epidermis, faringe, conjuntiva,…) o seudoestratificado cilíndrico (ej.: laringe, tráquea, bronquios,…) Los epitelios glandulares forman las glándulas, órganos compuestos por células epiteliales modificadas que se encargan de producir y secretar sustancias. En función de dónde vierten estas sustancias, hay tres tipos de glándulas: las endocrinas (ej.: hormonas), las exocrinas (ej.: jugos digestivos, lágrimas, saliva,..) y las mixtas (ej.: páncreas). El tejido conectivo El tejido conectivo está formado por células y una matriz extracelular rica en fibras de naturaleza proteica. Estas estructuras proporcionan sostén y relleno, realizan intercambios intercelulares, almacenan sustancias de reserva, etc. Las fibras del tejido conectivo pueden ser de colágeno, elásticas y reticulares. Hay al menos cinco tipos de tejido conectivo: el tejido conjuntivo, el tejido cartilaginoso, el tejido óseo, el tejido adiposo y el tejido sanguíneo. El tejido conjuntivo une y conecta a los otros tejidos entre sí. Se distinguen cuatro tipos de tejido conjuntivo: laxo, fibroso, elástico y reticular. Son tejidos ricos en distintas proporciones de fibras de colágeno, fibras elásticas, fibras reticulares, fibroblastos, fibrocitos, melanocitos y adipocitos. Se encuentra debajo de la dermis, en los espacios entre los órganos, en los tendones, los ligamentos, los vasos sanguíneos, los pulmones, el hígado y el bazo El tejido cartilaginoso es un tejido de sostén. Hay tres tipos de tejido cartilaginoso: hialino, elástico y fibroso. Son tejidos con una matriz sólida, elástica y rica en distintas proporciones de fibras de colágeno, fibras elásticas, condroblastos y condrocitos. El tejido cartilaginoso está rodeado por tejido conjuntivo, que lo nutre y le permite crecer gracias a los condroblastos, que al madurar se transforman en condrocitos. Este tejido se encuentra en diversos cartílagos (costillas, traquea, bronquios, nariz, oreja..), en la epiglotis, en los meniscos y en los discos intervertebrales. El tejido óseo constituye los elementos óseos (los huesos) del esqueleto. Los huesos proporcionan sostén al organismo: protegen los órganos vitales del cráneo y de la caja torácica: intervienen en el metabolismo del calcio y del fósforo, por lo que son una reserva de estos minerales en el organismo; participan de forma pasiva en el movimiento; y, además, los huesos largos contienen la médula ósea roja, que forma las células sanguíneas. La matriz es sólida y rica en colágeno (95%) y sales de calcio, fósforo y magnesio. En este tejido, se hallan tres tipos de células: los osteoblastos, los osteocitos (creación de hueso) y los osteoclastos (remodelación de hueso). El tejido óseo está rodeado por dos capas de tejido conjuntivo: el periostio y el endostio. Además, existen dos tipos de tejido óseo: el tejido óseo compacto (ej.: caña de huesos largos) y el tejido óseo esponjoso (ej.: extremos óseos e interior de huesos). El tejido adiposo es la principal reserva energética del organismo. También actúa como aislante térmico y constituye una barrera de defensa de los órganos internos frente a daños físicos. Está formado por células grandes, los adipocitos, y su matriz contiene muy pocas fibras. Los adipocitos son células especializadas que contienen en su citoplasma gotas de grasa. Existen dos tipos de tejido adiposo: el tejido adiposo pardo (ej.: bebes, niños, alto metabolismo,…) y el tejido adiposo blanco (ej.: adultos, aislante, bajo metabolismo,…) El tejido sanguíneo realiza funciones de transporte de sustancias (nutrientes. gases, proteínas, hormonas, etc., y productos de desecho de la célula), defensa del organismo y regulación de la temperatura corporal. El tejido sanguíneo tiene una parte celular y una fracción extracelular. La matriz extracelular (o plasma sanguíneo) es una solución acuosa de color amarillento, formada mayoritariamente por agua (un 90%, aproximadamente) y diferentes sustancias cxomo glúcidos, lípidos, sales minerales, hormonas y proteínas (ej.: hemoglobina; anticuerpos, fibrinógeno, albúmina, etc.). Además, inmersas en esta matriz líquida hay células sanguíneas como los glóbulos rojos (o eritrocitos), los glóbulos blancos (o leucocitos) y las plaquetas (o trombocitos). Los eritrocitos (o ¡ hematíes) representan cerca del 99% del total celular sanguíneo. Tienen forma de disco, carecen de núcleo y de mitocondrias, son elásticos y deformables. Su función es transportar el oxígeno con la hemoglobina. Los leucocitos (o glóbulos blancos) son células de mayor tamaño que los eritrocitos. Tienen núcleo y una forma esférica, encargándose de la defensa del organismo. Los trombocitos (o plaquetas) son fragmentos celulares con factores de coagulación que se liberan cuando un vaso sanguíneo se rompe. Esto desencadena la formación del tapón plaquetario (o coagulación sanguínea). El tejido muscular El tejido muscular es el principal componente de los músculos, responsables del movimiento por contracción muscular. Además, participan en funciones como la digestión, la masticación, los movimientos viscerales, la respiración, el habla, la producción de calor (temblor, escalofríos, piel de gallina), etc. Está formado por células musculares diferenciadas (o miocitos) y por mioblastos. Son células ricas en fibrillas de actina y miosina, que gracias al calcio y el potasio permiten la contracción y relajación muscular.. Las miofibrillas de actina y miosina pueden disponerse de manera ordenada y repetitiva formando unidades de contracción (o sarcómero). Según su estructura interna, se distinguen tres tipos de tejido muscular: el tejido muscular liso., el tejido muscular estriado y tejido muscular cardiaco. El tejido muscular liso está formado por células fusiformes con un solo núcleo. Las miofibrillas de actina y miosina carecen de una ordenación repetitiva, sin estriaciones ni sarcómeros. Este tejido muscular participa en contracciones lentas, sostenidas en el tiempo e involuntarias. Se localiza en el tubo digestivo, el sistema respiratorio, los vasos sanguíneos, el útero, la vejiga, etc. Está inervado por el sistema nervioso autónomo (o involuntario). El tejido muscular estriado está formado por células fusiformes alargadas, polinucleadas y con numerosas mitocondrias. Las miofibrillas de actina y miosina se ordenan de forma ordenada y repetitiva formando sarcómeros, lo que le confieren un aspecto bandeado. Las bandas oscuras corresponden a las miofibrillas de actina y miosina. y las claras, a miofibrillas de actina. Su contracción muscular es voluntaria, fuerte y rápida. Está inervado por el sistema nervioso central y se encuentra en los músculos esqueléticos y el ojo. El tejido muscular cardiaco es el principal tejido del corazón. Está formado por células fusiformes ramificadas, con uno o dos núcleos. Tienen también numerosas mitocondrias y uniones específicas que permiten el paso de iones entre las células de este tipo de fibras musculares, los discos intercalares, muy importantes para el correcto funcionamiento del miocardio. Está inervado por el sistema nervioso autónomo. El tejido nervioso El tejido nervioso se encarga de captar los estímulos, procesarlos y elaborar respuestas, actuando en el medio externo e interno del organismo, Las respuestas pueden ser nerviosas, musculares o glandulares, gracias a impulsos, movimientos o secreciones. Este tejido está formado por células nerviosas (o neuronas) y por células gliales (o gliocitos, neuroglia). Las células nerviosas (o neuronas=) están especializadas en captar, procesar y transmitir la información. Pero se han especializado tanto que necesitan la ayuda de otras células accesorias para realizar adecuadamente sus funciones. Las células gliales (o gliocitos) son las más numerosas del tejido nervioso y aportan apoyo estructural, nutritivo, fisiológico y defensivo a las neuronas para que puedan llevar a cabo su función. Las principales células gliales son los astrocitos. los oligodendrocitos, las células de microglía y las células de Schwann. ANATOMÍA APLICADA (BACH 1º (ESP)) 01.- NIVELES DE ORGANIZACIÓN (4de4)
01D.- LOS SISTEMAS DE ÓRGANOS Y LA INTEGRACIÓN FUNCIONAL.
El cuerpo humano tiene niveles de organización que se construyen unos sobre otros. Las células constituyen tejidos, los tejidos constituyen órganos y los órganos constituyen sistemas de órganos que trabajan en conjunto para realizar las funciones vitales. Estos niveles se asocian para mantener la homeostasis celular y orgánica. El cuerpo humano es un sistema complejo de más de 50 billones de células, la mayoría de las cuales no están en contacto directo con el ambiente externo. Así, las células en las profundidades del cuerpo (ej.: hepatocito, osteocito, neurona, miocito,…) no pueden obtener los nutrientes del ambiente, ni eliminar los desechos que las intoxican. Estas células están rodeadas por una matriz extracelular que es su medio de comunicación con el medio externo. Así, las células obtienen sus nutrientes del líquido extracelular y liberan en él sus desechos. Los seres humanos tienen sistemas que mantienen constante el ambiente interno y permiten la supervivencia celular (ej.: homeostasis fisiológica). La función de un sistema de órganos depende de la integración funcional de sus órganos. Por ejemplo, el sistema digestivo es responsable de tomar y procesar los alimentos, mientras que el sistema respiratorio y el sistema circulatorio son responsables de tomar oxígeno, transportarlo a cada célula, coger los desechos gaseosos y eliminarlos. El sistema locomotor es crucial para el movimiento, el sistema reproductor se encarga de la reproducción y el sistema excretor elimina desechos metabólicos. Debido a su especialización, los diferentes sistemas dependen unos de otros. Todos los sistemas del cuerpo trabajan juntos para mantener al organismo funcionando. La supervivencia del organismo depende de la actividad integrada de todos sus sistemas, con frecuencia coordinada por los sistemas endocrino y nervioso. En cada nivel de organización —células, tejidos, órganos y sistemas de órganos—, la estructura está estrechamente relacionada con la función. Por ejemplo, las células del intestino delgado que absorben nutrientes son muy diferentes a las células musculares necesarias para el movimiento del cuerpo. La estructura del corazón refleja su función, mientras que la estructura de los pulmones maximiza la eficiencia para tomar oxígeno y liberar dióxido de carbono. Por ejemplo, el corazón y los vasos sanguíneos constituyen el sistema cardiovascular. Estos órganos trabajan en conjunto para hacer circular la sangre, transportando oxígeno y nutrientes a las células de todo el cuerpo y retirando desechos metabólicos. Los sistemas de órganos se pueden clasificar según su función vital principal (ej.: nutrición, relación, reproducción,…). El sistema tegumentario es un caso especial pues está formado básicamente por la piel, que es el órgano más extenso y pesado del cuerpo, interviniendo en la protección ante heridas, protección frente a la pérdida de fluidos, mantenimiento de la temperatura, defensas físicas frente a infecciones y percepción del entorno. Los diferentes sistemas de órganos trabajan juntos y partes de un sistema pueden actuar en otro sistema. Por ejemplo, la boca pertenece tanto al sistema respiratorio como al sistema digestivo. También hay mucha superposición funcional entre los sistemas. Por ejemplo, el sistema cardiovascular entrega nutrientes y elimina desechos, pero también ayuda a mantener la temperatura. La sangre también hormonas del sistema endocrino y sus leucocitos son componentes clave del sistema inmunitario. El sistema nervioso y el endocrino regulan la mayoría de los sistemas de órganos. 01E.- LA FISIOLOGÍA SALUDABLE LA FISIOLOGÍA PATOLÓGICA Las células, los órganos y los sistemas de órganos deben trabajar juntos para que el organismo funcione bien como un todo. Así, el sistema respiratorio y el sistema circulatorio colaboran para suministrar el oxígeno a las células y eliminar el dióxido de carbono generado por el metabolismo. Hay muchos otros ejemplos de cooperación e integración funcional en tu cuerpo. Si la coordinación y la integración funcional fallan, el organismo desarrolla patologías. Por ejemplo: Si hay un fallo en el sistema circulatorio (ej.: arterosclerosis, infarto,…) no llegan nutrientes a las células, ni éstas eliminan sus desechos y posiblemente morirán, al igual que el organismo. Si un tóxico afecte al metabolismo celular romperá está integración funcional, desencadenando una patología. Si un virus o un microorganismo afecta a las células o a los órganos, entonces el sistema puede entrar en catástrofe. El sistema nervioso y el sistema endocrino controlan muchas funciones del cuerpo. Estos dos sistemas regulatorios utilizan mensajeros químicos que modifican la función de los otros sistemas de órganos y coordinan la actividad en diversos lugares del cuerpo. Puesto que las hormonas tienen que viajar por el torrente sanguíneo hacia sus objetivos, el sistema endocrino generalmente coordina procesos en una escala de tiempo más lenta que el sistema nervioso, donde los mensajes se entregan directamente a la célula blanco. En algunos casos, como la respuesta de lucha o huída ante una amenaza aguda, los sistemas nervioso y endocrino trabajan juntos para producir una respuesta.