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HOMILÍA PARA BAUTISMO I

Queridos padres y padrinos, nos hemos reunido hoy en la casa de Dios para
celebrar, por el Sacramento del agua y del Espíritu Santo, el nuevo y
definitivo nacimiento de sus queridos hijos. Ustedes, queridos papas, les
han dado a luz para este mundo, pero hoy en esta fuente bautismal, serán
regenerados para la vida eterna.

El Bautismo es el “pórtico de la vida en el Espíritu 1”, por él somos


liberados del pecado y somos regenerados, pasamos de ser simples
criaturas a ser parte de la familia de Dios. Dios nos hace sus hijos. Hoy,
Dios mira a tu pequeño y se complace en él: «Este es mi Hijo amado, en
quien tengo complacencia» (Mt 3,17). Por el Bautismo somos hechos hijos
en el Hijo.

Bautismo significa “inmersión”, somos sumergidos en la misericordia


divina. El Catecismo señala que este Sacramento nos limpia del pecado
original y de todos los pecados personales 2; no solo nos purifica sino que
nos hace criaturas nuevas, hay un cambio ontológico en nuestro ser, nos
hace ser partícipes de la naturaleza divina3 y somos incorporados en la
familia de Dios, que es su Iglesia. Un bautizado no camina solo, siempre
tiene la compañía de su Madre, la Iglesia.

Inmersión, nuestro amado Papa, nos enseña que el Señor Jesús al ser
bautizado, sumergido en las aguas, nos ha ofrecido su «“manifiesto
programático”. Nos dice que Él no nos salva desde lo alto, con una
decisión soberana o un acto de fuerza, un decreto, no: Él nos salva viniendo
a nuestro encuentro y tomando consigo nuestros pecados. Es así como Dios
vence el mal del mundo: bajando, haciéndose cargo. Es también la forma
en la que nosotros podemos levantar a los otros: no juzgando, no
insinuando qué hacer, sino haciéndonos cercanos, com-padeciendo,
compartiendo el amor de Dios. La cercanía es el estilo de Dios con
nosotros; Él mismo se lo dijo a Moisés: “Pensad: ¿qué pueblo tiene sus
dioses tan cercanos como vosotros me tenéis a mí?”. La cercanía es el
estilo de Dios con nosotros»4.

1
CEC N° 1213
2
Cf. CEC N° 1263
3
Cf. CEC N° 1264
4
FRANCISCO, Ángelus, 10 de enero de 2021.
El Bautismo «es el más bello y magnífico de los dones de Dios [...] lo
llamamos don, gracia, unción, iluminación, vestidura de incorruptibilidad,
baño de regeneración, sello y todo lo más precioso que hay. Don, porque es
conferido a los que no aportan nada; gracia, porque es dado incluso a
culpables; bautismo, porque el pecado es sepultado en el agua; unción,
porque es sagrado y real (tales son los que son ungidos); iluminación,
porque es luz resplandeciente; vestidura, porque cubre nuestra
vergüenza; baño, porque lava; sello, porque nos guarda y es el signo de la
soberanía de Dios»5.

Hoy, Dios se hace cercano a tu familia, le da al hijo de tus entrañas este


inmenso don. Agradezcamos a Dios que ha querido llamarnos a ser sus
hijos. Pero todo don implica una responsabilidad. Ustedes queridos papas y
padrinos son los responsables que la gracia que recibe su hijo como
germen, hoy, crezca y germine para la vida eterna.

Se han comprometido ante Dios, a educarlos en la fe: no se olviden de su


Misa dominical, de frecuentar los sacramentos, de la oración en familia.
Ustedes, queridos padrinos, no son un elemento decorativo de la
celebración, son garante de la fe de estos niños, hoy adquieren un
compromiso grande: ser custodios de la fe de estos niños. Este compromiso
es importantísimo y Dios les pedirá cuenta de ello.

Alegrémonos por esta fiesta de regeneración y confiemos a la poderosa


intercesión de Santa María, la vida de sus pequeños y pidámosle a Ella, la
mujer de la fe, que les enseñe a transmitir la fe.

A Él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amen

GINO MANUEL MARTIN FALEN VIEYRA


DIÁCONO

5
SAN GREGORIO NACIANCENO, Oratio 40,3-4

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