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El sacerdote revestido para la misa recibe y saluda amablemente a la

quinceañera, familiares y amigos en la puerta de la iglesia.

RECEPCION EN LA PUERTA DE LA IGLESIA


Queridos hermanos: Bienvenidos a la Eucaristía memorial de la muerte y
resurrección de nuestro Señor Jesucristo. La Eucaristía es la más grande
acción de gracias que nosotros damos al Padre por mediación de su Hijo
Jesucristo.
Con alegría en el señor, recibimos a N. acompañada de sus padres, familiares,
amigos y la comunidad aquí reunida que se une a su acción de gracias a Dios
por sus quince años de vida, oramos por ella y por todos los presentes para
que el señor los siga bendiciendo abundantemente.
El sacerdote rocía con agua bendita a la quinceañera y a quienes la
acompañan.

PROCESION DE ENTRADA
El orden de la procesión es el siguiente: primero entra el sacerdote junto con
los ministros que lo acompañan, la quinceañera y su
chambelán(acompañante), sus padres, padrinos y demás acompañantes.

Inicia el canto de entrada.


SALUDOS AL ALTAR Y A LA ASAMBLEA
ACTO PENITENCIAL

Sacerdote: Al comenzarla celebración eucarística, pidamos a Dios que nos


conceda la conversión de nuestros corazones; asi obtendremos la
reconciliación y se acrecentará nuestra comunicación con Dios y con nuestros
hermanos.

Momento de silencio.

Sacerdote: Tu que eres la plenitud de la verdad y de la gracia: señor, ten


piedad.
R. Señor, ten piedad.
Sacerdote: Tu que te has hecho pobre para enriquecernos: Cristo, ten piedad.
R. Cristo ten piedad.
Sacerdote: Tu que has venido para hacer de nosotros tu pueblo santo: Señor,
ten piedad.
R. Señor ten piedad.
El sacerdote concluye diciendo:
Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,

perdone nuestros pecados


y nos lleve a la vida eterna.

R. Amen.
En esta fórmula III no se canta Kyrie nuevamente.

ORACION COLECTA

Dios nuestro,
Que siempre nos escuchas en nuestra aflicción,
te damos gracias por tu bondad
y te pedimos que, liberado de todos los males,
podamos servirte siempre con alegría.
Por nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Dios nos eligió para que fuéramos santos e irreprochables a sus ojos, por el
amor.
De la carta del apóstol san pablo a los efesios 1,3-14
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido
en el con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió con
Cristo, antes de crear el mundo, para que fuéramos santos e irreprochables a
sus ojos, por el amor, y determino, porque así lo quiso, que, por medio de
Jesucristo, fuéramos sus hijos, para que alabemos y glorifiquemos la gracia
con que nos ha favorecido por medio de su Hijo amado.
Pues por Cristo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los
pecados. Él ha prodigado sobre nosotros el tesoro de su gracia, con toda
sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Este
es el plan que había proyectado realizar por Cristo, cuando llegara la plenitud
de los tiempos: hacer que todas las cosas, las del cielo y las de la tierra,
tuvieran a Cristo por cabeza.
Con Cristo somos herederos también nosotros. Para esto estábamos
destinados, por decisión del que lo hace todo según su voluntad: para que
fuéramos una alabanza continua de su gloria, nosotros, los que ya antes
esperábamos en Cristo.
En él, también ustedes, después de escuchar la palabra de la verdad, el
evangelio de su salvación, y después de creer, han sido marcados con el
Espíritu Santo prometido. Este espíritu es la garantía de nuestra herencia,
mientras llega la liberación del pueblo adquirido por Dios, para alabanza de
su gloria.
Palabra de Dios.

SALMPO RESPONSORIAL

1.Cronicas 29
R. Te alabamos, señor, y Dios nuestro.

Benditos seas, Señor,


Dios de nuestro padre Jacob,
desde siempre y para siempre. R.
Tuya es la grandeza y el poder,
el honor, la majestad y la gloria,
pues tuyo es cuánto hay en el cielo y en la tierra.
Tuyo, Señor, es el reino;
tu estas por encima de todos los reyes. R.
De ti provienen las riquezas y la gloria.
Tú lo gobiernas todo,
en tu mano proceden la gloria y la fortaleza. R.

ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO

Cfr. Mt 11, 25
R. Aleluya, aleluya.
Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los
misterios del Reino a la gente sencilla.
R. Aleluya.

EVANGELIO
Has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y has revelado a la gente
sencilla.
*Del santo Evangelio según san Mateo 11,25 – 30
En aquel tiempo Jesús exclamo: “¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has
revelado a la gente sencilla!
¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien!
El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino
en Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien en Hijo se lo
quiere revelar.
Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la caga, y yo les
daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y
humilde de corazón, y encontraran descanso, por mi yugo es suave, y mi
carga ligera”.
Palabra del Señor.
 La eucaristía es la gran acción de gracias que tenemos los cristianos
católicos para agradecerle al Padre, en Cristo, todos los bienes que
hemos recibido, así lo dice la carta del apóstol san Pablo a los efesios
que hemos escuchado en la primera lectura: todos los bienes,
espirituales y celestiales, los hemos recibido del Padre por mediación
de su Hijo muy amado, nuestro señor Jesucristo.
 Por eso, respondíamos en el estribillo del salmo: Te alabamos, señor, y
Dios nuestro. Alabamos al señor porque reconocemos que él es bueno,
que nos ha bendecido de diferentes formas y maneras, su gracia y su
presencia jamás han dejado de estar en nuestro camino en esta vida.
Alabamos al señor por la vida, por su creación, por su misericordia, por
su Palabra que nos nutre y nos enseña el camión de salvación, lo
alabamos porque por medio de la Eucaristía él nos ha reunido el día de
hoy y nos invita a participar del banquete eucarístico que nutre el alma
y endulza el corazón.
 A Dios se le descubre en la sencillez de cada día, en la vida. La
Eucaristía es para los sencillos de corazón. ¿En qué realidades de su
vida tendría que descubrir N. la presencia de Dios? Y no solo ella sino
también sus papas, amigos y la asamblea presente. Dios se manifiesta
en la sencillez de la sonrisa de cada persona, en la suave brisa de la
tarde o del mar, en las palabras de animo y de consuelo que nos
brindan las personas, en la llamada de atención de alguien que quiere
vernos bien y que caminemos siempre en el bien. ¡Tantas cosas
sencillas en las que se manifiesta Dios!
 N., celebrar tus quince años no solo es decirle al Señor: ¨ gracias por la
vida¨, es una responsabilidad que adquieres, un compromiso de alabar
al Señor con tu vida, con tus buenas decisiones y tu firmeza de carácter
para renunciar al mal y permanecer en Cristo. Alabar al señor implica
que te respetes como lo que eres, hija de Dios, y vivas como tal. La
alabanza, por tanto, es vivir la vida en Cristo con tus actitudes, con tu
testimonio.
Momento de silencio.

RENOVACION DE LAS PROMESAS BAUTISMALES

La quinceañera se pone de pie y el sacerdote, dirigiéndose a ella, dice:

N., cuando naciste, tus papas se alegraron por tu nacimiento y te trajeron a la


Iglesia para que fueras sumergida en el agua bautismal para recibir la vida
nueva en Cristo. Ellos asumieron el compromiso de educarte en la fe,
enseñarte a cumplir los mandamientos y a amar al prójimo como Cristo nos
ama. En tu nombre ellos profesaron la fe en el Padre Dios como Creador, en
el Hijo como Redentor y en el Espíritu Santo como santificador.

Hoy aquí en la acción de gracias por tus quince años de vida y por las
bendiciones que Dios te ha prodigado es bueno que renueves
conscientemente tu compromiso bautismal, aquí, delante de la comunidad
que representa a la Iglesia.

Renovar tu compromiso bautismal exige que renuncies al mal y aceptes a


Jesús en tu vida como tu Señor y Salvador, la comunidad aquí presente te
acompañara en la renovación de las promesas bautismales:
Todos se ponen de pie.

RENUNCIAS
Sacerdote: ¿Renuncian ustedes a satanás?
R. Si, renuncio.

Sacerdote: ¿Renuncian a todas sus obras?


R. Si, renuncio.
Sacerdote: ¿Renuncian a todas sus seducciones?
R. Si, renuncio.

PROFESION DE FE

Sacerdote: ¿Creen en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la


tierra?
R. Sí, creo.

Sacerdote: ¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro, que nació de


María Virgen, padeció, fue sepultada, resucito de entre los muertos y está
sentado a la derecha del padre?
R. Sí, creo.

Sacerdote: ¿Crees en el espíritu santo, en la santa Iglesia católica, en la


comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de
los muertos y en la vida entera?
R. Sí, creo.

Todos concluyen diciendo: Esta es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia, que


nos gloriamos de profesar, en Jesucristo nuestro Señor. Amen
ENTREGA DE SIGNOS
Palabra de Dios.

Las personas que traen consigo la sagrada Escritura se la entregan al


sacerdote y este, dirigiéndose a la quinceañera dice:

N. recibe la Sagrada Escritura, en ella encontraras las intervenciones que Dios


ha hecho en la vida de los hombres y ha convertido sus historias de salvación.
Lee, ora y medita esta Palabra de Vida Entera y practica toda la enseñanza
que recibas de ellas. Recuerda en tu mente y en tu corazón las palabras del
salmista “Lámpara en tu palabra para mis pasos y luz en mi sendero” (Sal
119, 105).
La quinceañera recibe de mano del sacerdote la Sagrada Escritura y la besa
como signo de respeto y veneración

Bendición del santo rosario y de la medalla de la santísima Virgen María.

Se acercan las personas que traen consigo el santo rosario y la medalla de la


santísima María para ser bendecidos.

Sacerdote:
En memoria de los misterios
de la vida, muerte y resurrección de nuestro Señor,
para honra de la Virgen María,
Madre de Cristo y de la Iglesia,
sea bendecida N.
para que ore devotamente con este santo rosario
y porte como buena cristiana la medalla de la Virgen María;
en el nombre del Padre, y el Hijo, * y del Espíritu Santo.

R. Amen.

Rocía con agua bendita el santo rosario y la medalla.

Sacerdote: N., recibe el santo rosario, son las rosas de amor que debes
dirigirle a la santísima Virgen María, en una plegaria confiada suplicándole te
ayude a ser una mujer dócil a las inspiraciones de Dios a ejemplo de ella y
pedirle que te proteja con su santo manto y te acompañe todos los días de tu
vida.

La quinceañera recibe el santo rosario, lo besa y se queda con él entre sus


manos.

Sacerdote: N., recibe la medalla de la santísima Virgen María, estrella de la


evangelización, llévala con dignidad y dando testimonio de tu vida cristiana
en todos los ambientes donde te desenvuelves. La medalla es un recuerdo de
la fidelidad que debes guardarle a la santísima Virgen hasta el fin de tu vida.

La persona que traía consigo la medalla ayuda a la quinceañera a colocársela


en el cuello.
Todos de pie.

ORACION UNIVERSAL
Hermanos: elevemos al Señor nuestras suplicas y necesidades, que sea el
quien nos conceda las gracias necesarias para la salvación.

R. Que tu pueblo, Señor, te alabe.


1. Bendito seas, Señor, por que en tu gran bondad para con nosotros nos
has bendecido con toda clase de bienes espirituales y celestiales, te pedimos
que sigas iluminando al Papa N. y a nuestro obispo N. para que sigan siendo
fieles en el anuncio de la salvación que nos ha traído Jesucristo. Oremos

2. Bendito seas, Señor, porque sigues manifestándote por medio de tu


palabra a los pobres y a los de corazón sencillo, concédenos humildad y6

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