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LIBRO DE LA ESPERANZA

46. Moneda y trabajo


“Porque es como un hombre que, yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó
sus bienes.” Jesús (Mateo, 25:14)

“Los bienes de la Tierra pertenecen a Dios, que los da según su voluntad, no


siendo el hombre más que un usufructuario, el administrador más o menos
íntegro e inteligente. (Cap.16. Ítem 10)

Si muchos corazones yacen petrificados en la Tierra, en verdete de avaricia,


huyamos de atribuir al dinero semejantes calamidades.

Condenar la fortuna por los desastres de la avaricia, sería lo mismo que


golpear al automóvil por los abusos del conductor.

El fuego es compañero del hombre, desde la aurora de la razón, y porque


surjan, de vez en cuando, incendios arrasadores, nadie reclamará del
mundo el disparate de suprimirlo.

Los anestésicos son preciosos auxiliares de socorro a la salud humana, pero


si existen personas que hacen de ellos instrumentos del vicio, nadie pedirá
de la ciencia esa o aquella medida con el objetivo de destruirla.

La moneda, en cualquier forma, es agente neutro de trabajo, pidiendo


instrucción que la dirija.

Dirás probablemente que el dinero levantó los preciosos dorados de la vida


moderna, donde algunas inteligencias se escaparon a la locura o al crimen,
comprando indiferencia o arrepentimiento a peso de oro, con todo, es
preciso recordar las fabricas e instituciones beneméritas que él garantiza,
ofreciendo salario digno a millones de personas.

Es posible que creas que sea el responsable por algunos hombres y mujeres
de bolso opulento que espantan al propio tedio, de país en país, a la
manera de enfermos ilustres, exhibiendo extravagancias en la prensa

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EMMANUEL

internacional, entretanto, es forzoso reconocer los millones de científicos y


profesores, industriales y obreros del progreso que la riqueza noblemente
administrada sustenta en todas las direcciones.

La Divina Providencia suscita amor al corazón del hombre y el hombre


materializa la caridad, transformando el dinero en pan que extingue el
hambre.

La Eterna Sabiduría inspira educación al cerebro del hombre y el hombre


levanta la escuela, transformando el dinero en luz espiritual que barre las
tinieblas.

No censures la moneda que será siempre alimento de la evolución.

Reflexiona en los beneficios que ella puede traer.

Aun así, para que aprendas todo su valor, si quieres hacer el bien, no
exijas, para eso, el dinero que permanece en la contabilidad moral de los
otros.

Moviliza los recursos que la Infinita Bondad te sitúa rectamente en las


manos y aun hoy, en algún rincón de un callejón perdido, al ofrecer un
caldo reconfortante a las madres infortunadas que el mundo olvidó,
percibirás que el dinero, convertido en cantico fraterno, te hará oír
palabras de luz de la propia en oración jubilosa. “– Dios te ampare y
bendiga”

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