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Credo
Para ser un buen cristiano es necesario conocer, aceptar y vivir las verdades de nuestra fe.
Estas verdades estan contenidas y como “condensadas” en el Credo, la profesion de fe que recitamos en la
misa todos los domingos.
A lo largo de los siglos, en respuesta a las necesidades de diferentes épocas, han sido numerosas las profesiones
o símbolos de la fe.
Entre todos los símbolos de la fe, dos ocupan un lugar muy particular en la vida de la Iglesia:
El Símbolo de los Apóstoles, llamado así porque es considerado con justicia como el resumen fiel de la fe de
los apóstoles. Es el antiguo símbolo bautismal de la Iglesia de Roma. Su gran autoridad le viene de este hecho:
"Es el símbolo que guarda la Iglesia romana, la que fue sede de Pedro, el primero de los apóstoles, y a la cual él
llevó la doctrina común" (S. Ambrosio, symb. 7).
El Símbolo llamado de Nicea-Constantinopla debe su gran autoridad al hecho de que es fruto de los dos
primeros Concilios ecuménicos (325 y 381). Sigue siendo todavía hoy el símbolo común a todas las grandes
Iglesias de Oriente y Occidente. Es mas largo porque explica y detalla mas las verdades de nuestra fe que se han
puesto por orden y se llaman artículos.
Dios es el ser infinitamente perfecto, Creador del cielo y de la tierra. De todo cuanto existió,
existe y existirá.
El es la perfección misma, todas las perfecciones que encontramos en las creaturas, en los seres,
la bondad, la verdad, la belleza, que vemos en todas las cosas creadas son participadas de Dios.
Y porque yo creo en Dios, creo que Dios existe, que es Dios, por eso debo conocerlo y amarlo
cada vez mas y major, y eso mismo es lo que aprendemos en el catecismo. Nos ayuda a amar y
respetar las demas personas y cosas que El ha creado. Nos ayuda tambiėn a confiar en Dios en
todas las circunstancias de nuestra vida, porque Dios es Dios y es Padre y me cuida.
Jesús mismo confirma que Dios es "el único Señor" y que es preciso amarle con todo el
corazón, con toda el alma, con todo el espíritu y todas las fuerzas (Cf. Mc 12,29-30). Deja al
mismo tiempo entender que él mismo es "el Señor" (Cf. Mc 12,35-37).
Confesar que "Jesús es Señor" es lo propio de la fe cristiana. Esto no es contrario a la fe en el
Dios Único. Creer en el Espíritu Santo, "que es Señor y dador de vida", no introduce ninguna
división en el Dios único.
Dios es Trino
Creer que Dios es Uno y Unico en esencia, no se opone a creer es Trino en Personas
Los cristianos son bautizados en "el nombre" del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y no en
"los nombres" de estos.