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La busqueda de la virtud

La virtud aristotélica, es la fuente de las mejores acciones y pasiones del alma; es capaz de disponernos
a realizar los mejores actos y a obrar, bien y siempre mejor, de acuerdo con la recta razón que es
elegida desde una disposición intelectual denominada prudencia; encargada de unir el conocimiento y
la acción. Aristóteles dice que a ser virtuoso se aprende con el ejercicio de los hábitos buenos, con
formación, con experiencia y tiempo para ejercitarse en ellas.

Aristóteles se seguía según un parámetro de virtud, un parámetro contemplado ya por la sociedad


griega en su conjunto la virtud o arte era las prácticas y la búsqueda de la excelencia ahora bien era lo
contrario al vicio el vicio era el error por exceso o por defecto tenemos el típico caso de una persona
que por defecto o sea porque le falta coraje es cobarde ahora una persona con exceso también de coraje
es temeraria peligrosa arriesgada. Para ser virtuosos debemos practicar la virtud de Aristóteles dice que
toda persona a través de lo que hace ya sea la filosofía el trabajo o un arte una técnica lo que va a
procurar es lograr el bien o la felicidad todas las personas, solo de los seres humanos depende que las
acciones de las cuales él es el principio, se produzcan o no; él mismo es la causa de que las cosas que
están en su poder, sean realizadas de acuerdo con la virtud. Solo de él depende que sus acciones sean
buenas, alabadas o censuradas. Él es causa de sus acciones voluntarias “en la persona virtuosa, la
acción correcta fluye de modo natural, sin artificiosidades. La virtud se convierte en un modo de ser,
pero un modo de ser elegido por cada persona, del cual cada persona es causante y responsable” . Es en
las virtudes intelectuales donde Aristóteles encuentra que el alma humana obtiene su más alta
satisfacción del ejercicio de sus facultades racionales. El que delibera razonablemente es aquel ser que
es capaz de poner su mirada en aquello práctico y a la vez razonable, aquello que le es mejor para el
hombre. Estos hábitos de naturaleza intelectual son el entendimiento, la ciencia, la sabiduría, el arte y la
prudencia. Pero es la sabiduría la que marcará la búsqueda de la razón última de las cosas. En suma, las
virtudes intelectuales y en especial las expuestas en esta reflexión como son: el arte, la prudencia y la
sabiduría, nos conducen al perfeccionamiento de los actos verdaderos.

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