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La veces que no supe que me querías 141

La arena quemaba, pero pasearon unos minutos,


junto a la orilla de aquella playa, rodeada por
desiertos que ya no sabían fascinar.
Al pasar junto a unas palmeras se detuvieron.
Ella bajó los ojos, porque nunca le había mirado.
El silencio ardía en sus mejillas.
El dragomán espera a lo lejos, bajo las
transparentes sombras de las dunas.
Entonces la besó, con la caricia de las promesas
incumplidas.
Se recostaron en la arena. Los vértices de las
palmeras arañaban el cielo, invocando una lluvia
imposible.
Su corazón latía tan fuerte que hacía imposible
seguir respirando.
La había comprado por 2.000 rupias en el
mercado de Nartur.
Nunca había escuchado su voz, pero ahora
podía comprender el fondo de sus pensamientos.
Y aquel destino, que nunca le pudo pertenecer,
se revelaba cruel e inexorable.
Reanudaron el camino, insatisfechos,
devorados por el deseo.
Al final de la tarde, cuando el sol se apagaba
sobre la ciudad dorada, ella era libre
Psyche Entering Cupid’s Garden. John William Waterhouse.

Ensayos de prosa Agustín Laguna

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