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INTEGRANTES:
• ARAUJO PALOMINO, Mónica Yulisa
• AYALA CERDA, Carlos Daniel
• AYVAR LÓPEZ, Marco Anghelo
• BALCON AGUILAR, Ronal Brayan (R)
• BARRIENTOS PÉREZ, Jhans Antony
• BARZOLA CISNEROS, Neonel Ivan
GRUPO: II
TURNO: Mañana
FECHA DE ENTREGA: 23-11-2021
AYACUCHO – PERÚ
2021 – I
INTRODUCCIÓN
I. EL VIEJO
Mi padre era un abogado, tenía que viajar entre provincias, se quedaba solo
por unos días en cada pueblo, le gustaba el huayno, pero no sabía cantar ni
bailaba bien, aunque él, se sabía los cantos de cada pueblo. En cada pueblo
nos encontrábamos con el gorrión, estaban en todas partes. En un pueblo,
donde odian a los forasteros, los niños atrapaban a los pájaros con sus ondas y
al final del día contaban cuántos habían atrapado, una noche, los comuneros
con los indios subieron al cerro para recibir la bendición, esa noche nos fuimos,
nos querían matar de hambre. En Cusi, un pueblo frente a Yauyos, los
tiradores cazaban a los loros y los niños recogían los cadáveres para luego
mostrarlos en el pueblo. En Huancapi, un lugar muy humilde, los cernícalos
atacan a los cóndores y gavilanes en son de burla, les clava las garras y hiere
el cuerpo de sus víctimas, en el mes de mayo los indios cantan un huayno
mencionando a las aves. Luego cuando nos dirigíamos a Cangallo, pasamos
por las pampas, mi corazón latía como si estuviéramos dentro de una cavidad
luminosa, era como si hubiéramos entrado en un campo de agua que refleja el
brillo de un mundo nevado, seguimos la estrella y llegamos a un bosque de
lúcumos que está cerca de cangallo. De cangallo partimos hacia Huamanga,
por la pampa de los indios morochucos, ellos eran descendientes de los
almagristas excomulgados, tocan el charango y raptan a las mujeres, cerca de
Huamanga vimos a los morochucos, eran como diez de ellos y cuando llegaron
al bosque de molles tocaron sus cornetas anunciando su llegada. Nosotros
seguimos el viaje con una lentitud inagotable.
III. LA DESPEDIDA
Nos enrumbamos para Abancay, y después de un largo viaje llegamos, al llegar
repicaban las campanas todas las mujeres y una parte de los hombres rezaban
en las calles de rodillas. Y de pronto mi padre le preguntó a una mujer la razón,
y la mujer contestó: ‘’están operando en el colegio al padre linares’’, el santo
predicador de Abancay y en director del colegio’’ y entonces nosotros nos
arrodillamos y también rezamos. Ya anocheció y nos alojamos en la casa de un
notario que era ex compañero de mi padre, al día siguiente alquilamos una
tienda en la calle central, porque, sentimos que causamos una incomodidad.
IV. LA HACIENDA
El hacendado: canta y baila en la fiesta del pueblo, visten de casimir, montan
en su caballo y cruza la plaza a galope, se emborrachan y vigilan a los indios
cara a cara. La casa del hacendado tiene un patio y un corral, un corredor, una
dispensa, un troje, una sala amueblada con bancas y sillones antiguos de
madera. El hacendado es siempre el mayordomo de las fiestas. El patrón y su
familia Vivían como extraviados en la inmensa villa. Los indios y las mujeres no
hablaban con forasteros, un día quise hablarles, pero no me contestaron, por
ello el padre director del colegio me llamaba: ‘’loco’’ y ‘’tonto’’. Me angustiaba
no ver a mi padre, por eso quería ir al lugar donde estaba el, pero respetaba la
decisión de mi padre y espere contemplando todo. Solo recordaba el canto de
despedida del último ayllu que me acogió, por lo cruel que me trataban mis
parientes, mientras que mi padre estaba en viaje, cuando él volvió no dejamos
de viajar juntos, los hacendados sólo venían al colegio a visitar al padre
director, las mujeres, jóvenes y hombres los considera un santo.
Los ríos fueron siempre míos, recordaba el valle de los Molinos, ahí había cinco
molinos que eran movidos por el agua de un río pequeño, en esa quebrada viví
abandonado durante varios meses por ello los días domingos salía
precipitadamente del colegio a recorrer los campos y aturdirme con el fuego del
valle. Yo no sabía si amaba más al puente o al río. Pero ambos despejaban mi
alma. Debía ser como el gran río, cruzar las tierras, cortar las rocas, pasar
indetenible y tranquilo, entre los bosques y montañas y entrar al mar.
VI. ZUMBAYLLU
¡Zumbayllu! En el mes de mayo lo trajo Antero, el primer Zumbayllu al colegio,
todos miraban la mano de Antero, el mismo “Añuco” lo miraba era un pequeño
trompo con un cordel, bajo el sol denso el canto del Zumbayllu se propagó con
una claridad extraña parecía tener agudo filo, era el zumbido del trompo.
Antero tenía cabellos rubios, su cabeza parecía arder en los días de gran sol,
regalo varios zumbayllus, todos hicimos bailar el trompo, pero lo hacía como él.
La base de su cabello era casi negra entre el color de la raíz de sus cabellos y
sus lunares, había una especie de indefinible pero clara identidad y sus ojos
parecía de color negro a causa del misterio de su sangre, lo apodaron el
“Markask´a” que en quechua significa el marcado. Me encargó que le escribiera
una carta para Salvinia, la niña de sus sueños, su reina, se había fijado en ella
y quería conquistarla.
Rondinel un interno de contextura delgada, hueso puro, sus ojos hundidos muy
pequeños, causaban lástima estaban rodeadas de pestañas gruesas, me
desafío a una pelea, Tú crees ya leer mucho me dijo, crees también que eres
un gran maestro del zumbayllu, ¡Eres un indiecito, aunque pareces blanco! ¡Un
indiecito no más! Lo apoyaba Lleras. Valle un alumno del que había sentido
respeto porque era el único lector del colegio, habló con Rondinel, y le dijo que
dado a las características de ambos él tenía las probabilidades de derrotarme,
lo mío solamente era una situación honrosa, entonces me recordé y me
encomendé al “Apu K ́arwarasu”. Y le hablé a él como se encomendaban los
escolares de mi aldea nativa, cuando tenían que luchar o competir en carreras
y en pruebas de valor.
El Lleras había hablado con la demente, y tenía que venir, y me dirigí al patio
interior porque estaba seguro que algo ocurriría, cuando estábamos hablando
de un momento a otro apareció la demente pegada a la pared, rechoncha,
bajita entró a la vereda de los excusados, no había caminado ni dos metros
cuando el “Peluca” salto sobre ella y la derribó, en ese momento aparecieron el
Lleras y el “Añuco”, y le amarraron algo en la espalda del “Peluca”, y se fueron,
posteriormente nos dimos cuenta que en la espalda el peluca tenía un montón
de arañas que con tranquilidad los mató a pisotones.
VII. EL MOTÍN
Antero busco al Rondinel para explicarle que tampoco yo quería pelear
entonces nos amistamos e hicimos bailar el zumbayllu. A las doce un grupo de
mujeres protestan contra el robo de la sal, el que la guía es una chichera
famosa, gorda, Las mujeres cantaban en quechua: ¡Manan! ¡Kunankamallam
suark´aku…! Decían. (¡No! ¡Solo hasta hoy robaron la sal!), apareció el padre
director, escoltado por dos frailes y se abrieron paso entre la multitud. El trato
de calmarlas, pero no pudo, protestan porque se había vendido la sal para las
vacas de la hacienda, y el pueblo estaba primero, entonces se dirigieron a la
oficina del estanco de la sal, Antero y yo los seguimos, sacan
instantáneamente cuarenta costales de sal al patio y empiezan a repartirlo,
“para los pobres de Patibamba tres sacos” dijeron. Las mujeres cantaban de
alegría. Entonces nos dirigimos a Patibamba y entramos a la Hacienda donde
estaban los colonos y repartieron la sal a las mujeres y niños. Yo no pude ver
estaba sumergido en un sopor tenaz, que era causado por el cansancio, me
despertó una señora de hermosos ojos azules me hizo comer, me trató con
amabilidad. De regreso ya en el barrio de Huanupata, estaban mestizos e
indios, celebraban el asalto a la salinera, y las mujeres, especialmente Doña
Felipa, empezaron a cantar. Antero me encontró y me dijo que el padre,
reprimió a todos en el Colegio, pero antes me presentó a Salvinia, la reina de
sus ojos y su pensamiento, llegamos a la puerta del Colegio con antero me
abrazó y me dijo: no sé por qué contigo se abre mi pensamiento, es que no
eres de acá, los abanquinos no son de confiar.
VIII. QUEBRADA HONDA.
El Padre director me llevó a la capilla y me azotó por seguir a la indiada, al día
siguiente me llevó rumbo a Patibamba, allí dio un sermón y los indios y a las
indias, de la hacienda se arrodillaron y lloraron yo también hice lo mismo, luego
me envió de regreso al Colegio en el anca de un caballo, lo guiaba un
mayordomo, me comentó que venía la tropa, para dar un escarmiento a todas
las que habían asaltado la Salinera. Me dejó en la puerta del Colegio y me
recibió el hermano Miguel lo abracé y me dijo que cuando volviera el Padre
director, también lo abrace, Antero llegó, y trajo el zumbayllu ¡winku y layk´a!
nunca visto de color gris oscuro, con resplandores rojos, lo hicimos bailar, el
hermano Miguel estaba sorprendido, Antero me regalo el zumbayllu y me dijo
que lo guardara que luego lo haríamos llorar, después de volver con antero
escuchamos unos gritos vimos que era el Hermano miguel regañando a lleras y
a otros. Lleras había ofendido al Hermano Miguel, ¡negro de mierda! Le dijo,
entonces el Hermano le dio un puñetazo en la cara, y salió sangre por lo que le
ordenó que se pusiera de rodillas a Lleras y al Añuco, y los hizo avanzar rumbo
a la Capilla, de sus rodillas manaba abundante sangre. Entró el Padre director
y ordenó que el Hermano entrara en su celda y se llevó al Lleras a la dirección,
luego nos reunió en la capilla a todos los internos, y nos hizo reflexionar, sin
lugar a duda. El sermón que dio frente a los indios de Patibamba era diferente
como más condescendiente con los internos. Escuchamos noticias que el
ejército estaba entrando por el puente de Pachachaca, las tiendas cerraron y
las indias habían huido, y se ocultaban en sus casas. Apareció el Padre
director y nos hizo formar como para ir a Misa por orden de estatura y mirando
a la Dirección, entonces llamo al Lleras y le dijo que se pida perdón del
Hermano Miguel, salió corriendo ¡ese es un negro! ¡Un negro! Diciendo eso se
ocultó. Mientras el “Añuco” se arrodilló frente al Hermano, y le pidió perdón lo
siguió Palacitos, también de rodillas, entre sollozos el Hermano, lo abrazó
contra su pecho. Yo le mostré el winku layk´a al Añuco, y todos lo hicimos
bailar, todos nos encontrábamos felices, entonces el Añuco: ¿me dijo me lo
regalas?, ¿me lo regalas? Es tuyo Añuco le dije alegremente.
IX. CAL Y CANTO
X. YAWAR MAYU
A los guardias que persiguieron a doña Felipa los extraviaron en los pueblos
durante varios días. Unos decían haber visto pasar a la chichera momentos
antes, en mula y a paso lento. No la pudieron encontrar, por orden del perfecto,
los guardias permanecieron en Andahuaylas e instalaron ahí un puesto.
A la semana siguiente se marchó el regimiento. Según la impresión de los
externos, quedó vacía. Y yo no pude comprender como muchas de las lindas
señoritas qué vi en el parque, durante las retratas lloraban por los militares.
Oye, dijo el chipro con voz temblorosa sé que, en la banda de enfrente, en la
hacienda Ninabamba están muriendo. Algo sucede, al padre augusto lo
llevaron para una misa, dicen que no ha valido para que la fiebre salga a otros
caseríos. Al acercarme La opa Marcelina ya estaba agonizando y me fui a
avisar al padre, ¡ha muerto de tifus la opa Marcelina padre hágala sacar del
colegio ¡grité, al rato levanté los brazos de la opa y los puse en cruz sobre el
pecho. Le pedí perdón en nombre de todos los alumnos. Llegó el padre, me
gritó ¡sal de ahí desgraciado! me sacó arrastrándome del cuello. Dos hombres
estaban detrás de él, con sábanas en las manos envolvieron rápidamente a la
muerta y la levantaron. El portero me limpio el cuerpo con un trapo; me cubrió
con otra sábana y me llevo cargando a la celda todavía deshabitada del
hermano miguel. El padre me empapó los cabellos con creso y me envolvió la
cabeza con una toalla blanca.me cubrí la cabeza con una frezada y no pude
contener el llanto feliz, como si hubiera escapado de algún riesgo, de
contaminante del demonio.
Me encerraron creyendo que me había contagiado del tifus, era día sábado por
la noche, tocaron a mi puerta. Era Abrahán el portero, vino a despedirse, se
había contagiado del tifus. Me despertaron en la mañana, el padre Cárpena me
dijo: la peluca ha sido arrojado del internado, porque aullaba como un perro
creo que ha perdido el juicio, Simeón se ha escapado.
PERSONAJES DE LA OBRA
PRINCIPAL
SECUNDARIO
REFERENCIALES
El título de la obra alude a la profundidad de los ríos andinos, con la obra los
Ríos profundos, Arguedas se sumerge en las aguas nutricias del ser humano a
través de la experiencia de un protagonista, Ernesto de traza autobiográfica .se
habla del abandono de la inocencia y de la identificación decidida con la
condición indígena. Nos parece un escritor completo y que está orgulloso de
sus raíces por ejemplo a él le gustaba estar con los colonos(indígenas) ya que
estos le mostraban ese amor que nunca tuvo de su madre ya que falleció
cuando él era muy pequeño.
El autor trata de proporcionar una visión crítica del conflicto que hay en las
clases sociales plasmando en un principio sus andanzas con su padre, para
después quedarse en un pueblo, donde estudiaría en un internado. Bien, este
acontecimiento se puede ver en la actualidad, el hecho de que los padres dejen
a sus hijos en la ciudad para que continúen sus estudios y superarse, mientras
los padres generan ingresos. Por otra parte, el problema de las clases sociales,
del indígena en este caso, surge con la llegada de los españoles a Sudamérica,
y dejando secuelas en la actualidad, “el capitalismo”. De todo lo anterior,
podemos inferir que Arguedas, muestra los problemas de la sociedad, que los
abusos por parte de la clase alta están en todos los lugares y el cómo genera
una iniciativa para un cambio positivo para el hombre oriundo del Perú. Por otro
lado, el tifus funciona como un ente regulador, que le da una salida a Ernesto.
Es admirable las descripciones que hace a los paisajes de los Andes y a las
costumbres de los distintos pueblos, así como la utilización del quechua,
porque estos aspectos ayudan a conocer y a valorar más al mundo Andino. Por
ejemplo, cuando describe al Cuzco, a los diferentes pueblos y al valle de
Apurímac, por la manera en cómo lo hace, despierta la curiosidad en los
lectores por querer conocer ese lugar, así como identificarse con su origen; otro
ejemplo lo podemos ver en la siguiente cita, “El arpista Oblitas comienza a
tocar y cantar una canción triste y melodiosa que solamente sale de lo profundo
de sus sentimientos”, aquí se valora a la música andina y la relación de los
indios con el huayno, donde expresan su vivir cotidiano.
VOCABULARIO
● “¡el oro, hijo, suena como para que la voz de las campanas se eleve
hasta el cielo, y vuelva con el canto de los ángeles a la tierra ¡”
(pag.)
Los incas para hacer sus rituales religiosos usaban materiales o herramientas
hechas a base del oro (por su brillo), entonces ellos usaban estos materiales
para mostrar el respeto hacia sus dioses, que le ofrecen lo mejor y así poder
ser concedidos y protegidos por sus deidades.
● “Este espejo no sirve. Aquí solo se mira el diablo que hace guardia
junto al señor para llevarlo a los infiernos” (pag.)
● “En esos instantes hubiera percibido sus pasos, aunque por obra
del demonio se hubiera convertido en ciempiés o culebra”
(pag.226)
Esto quiere cuando el personaje siente la sensación de que los piojos de la opa
Marcelina se lo subían y que esta peste venia por parte de los demonios.
Esto quiere decir cuando nuestra enfermedad no tiene cura el único camino
que no espera es el cementerio, aunque suene cruda, después de la muerte
tu cadáver nadie lo cuida.
● “Las monedas, a pesar del mensaje que traían, calmaron mis
fúnebres temores. Las hice sonar lanzándolas al aire; las contemplé
por ambas caras y los dientes de los bordes. El penacho de las
plumas del inca, acunado en el anverso de la libra de oro, me
regocijaba” (pag.229)
Esto quiere decir que el personaje por primera vez en su vida lo tiene en
sus manos dos monedas de oro y no deja de contemplarlos y hasta lo
observa su forma minuciosamente.
● “Estaba despierto cuando el reloj dorado del padre director toco
una cristalina marcha europea, una diana que repitió tres veces”
(pag.243)
Esto quiere decir cuando el reloj marcó la hora programada y llegó a sonar.
● El Pachachaca gemía en la oscuridad al fondo de la inmensa
quebrada. Los arbustos temblaban en el viento (pag.244)
Esto quiere decir que en plena oscuridad solo se sentía el sonido del río y
que los árboles se movían con el viento que hacía en dicho lugar.
● “¡Corre! La plaza está hirviendo de mujeres rabiosas”
Quiere decir que se valla, ya que en las calles las mujeres están muy enojadas
● “El grito corría como una onda en el cuerpo de una serpiente”
(pag.146)
El grito pasaba rápidamente entre la gente
● “Yo me voy. ¡No soy solo! —me gritó al oído—. ¡Tengo que
cuidarla!” (pag.147)
Se da cuenta que su amigo lejos de ser un cobarde tiene otro rol que cumplir.
● “Si lo viera en mi pueblo, con mi padre lo haría matar —me dijo en
aquellos días en que esperábamos la pelea. Temblaba un poco
mientras hablaba. Y por primera vez vi que una gran resolución
endureció su mirada y dio a su rostro una expresión
resplandeciente” (pag.104)
Esto hace referencia a lo que dijo Palacitos, este era maltratado por Lleras,
pero al estar con Ernesto y Antero lo habían hecho más seguro de sí mismo, si
lo viera en su pueblo lo haría matar con su padre.
Quiere decir que Ernesto al entrar al internado se siente más solo y triste a
comparación con el Valle profundo donde estuvo abandonado cuando su padre
estuvo perseguido.
● “Debía ser como el gran río: cruzar la tierra, cortar las rocas; pasar,
indetenible y tranquilo, entre los bosques y montañas; y entrar al
mar, acompañado por un gran pueblo de aves que cantarían desde
la altura” (pag.112)
Nos quiere decir que debemos ser fuertes como el río que no se detiene,
sigue avanzando a un paso firme hasta llegar al mar.
En este caso vemos como las chicheras los odian e insultan a los soldados
blancos.
Se concluye que en la obra el autor refleja el sentido de amor y apoyo hacia las
costumbres indias. La obra también se convierte en reflexiva porque
comprendemos los personajes con diferentes formas de ser, actuar y
comprender el problema del indio desde una perspectiva más cercana.
MENSAJE:
El mensaje que nos da la novela “los ríos profundos” de José María Arguedas
es profundamente humano y nos pide que debemos revalorizar y respetar al
hombre andino, que por los siglos fue maltratado, humillado y explotado por las
clases dominantes.