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SOÑAR Y

CRECER
Un modelo gestáltico de la elaboración de
los sueños.

Autor: Gabriel Caballero Betanzo

SEP-INDAUTOR
REGISTRO PUBLICO 03-2002-061411043400-03
INTRODUCCIÓN.

Después de mucho tiempo de pensar, ir y volver, aprendiendo cada vez nuevas cosas – y tal
vez por lo mismo dudando –, decidí respetar mi idea original de presentar este libro tal como
fue concebido: desde la experiencia de vivir un entrenamiento que me capacitara en el trabajo
gestáltico de los sueños. Esta sigue siendo mi intención, y por lo tanto, lo nuevo que he
podido aprender podrá ser materia de un nuevo libro.

En varios de los textos que consultamos, se mencionaba que el trabajo de sueños es una
especialidad de la terapia, y sin embargo, no había hasta la fecha ningún libro que tratara el
tema en exclusiva; todo lo que había eran capítulos aislados que hablaban acerca de los
sueños y que mostraban algunas transcripciones de trabajos hechos por terapeutas calificados.
Incluso en Sueños y Existencia de Fritz Perls hay una parte teórica de la gestalt en general, y
luego una serie de transcripciones de trabajos realizados por él en algunos de sus talleres.

La aportación principal de este libro consiste en presentar la supervisión de los trabajos


realizados tanto por los facilitadores del entrenamiento, como por los terapeutas en
entrenamiento.

Me parece interesante observar la diferencia entre los primeros trabajos y los últimos que
realizamos los alumnos. Aunque no se puede hablar de una diferencia extrema, si hay una
diferencia cualitativa, tanto en el trabajo realizado, como en la supervisión posterior. Sin
embargo, no pretendo en este libro demostrar la eficacia del entrenamiento. Más me mueve el
interés de aportar algo en esta área de trabajo que a mí me ha enriquecido de dos maneras
diferentes: primero, porque como persona he crecido a partir de la elaboración gestáltica de
mis propios sueños; y segundo, porque como facilitador de los sueños de quienes me los
confían, he expandido mi creatividad, por un lado, y mejorando mi técnica por el otro.
Además del beneficio adicional de también crecer como persona.

Cuando era aspirante a terapeuta yo mismo no recordaba bien mis sueños y por lo tanto, no
tenía hacia ellos interés profesional alguno. Pensaba que todo lo había dicho Freud en su
propuesta, y como yo no comulgaba con ella, no volteaba para ver esta área con interés
especial. Pero la vida me tenía preparada otra lección.

En el entrenamiento para terapeuta gestalt, es obligatorio llevar un curso intensivo de trabajo


de sueños, así que mi intención al inscribirme por primera vez en ese curso esta cumplir un
requisito de acreditación. Nunca me imaginé que en un curso de 16 horas mi vida emocional
pudiera cambiar tanto, a pesar de que no fui de los primeros en trabajar con su sueño, lo que
veía en la elaboración de los sueños de mis compañeros me llegaba intensamente. Fui
haciendo con ellos mi trabajo de «mosquita», es decir, seguía los pasos que la facilitadora les
indicaba a ellos con mi propio sueño y al hacerlo, fui descubriendo un mundo nuevo para mí.
A partir de ese primer curso cambié, en primer lugar a recordar mis sueños, en segundo lugar
a darles a los sueños un lugar especial dentro del trabajo terapéutico, y en tercer lugar, a
considerar especializarme en este trabajo que ha terminado por apasionarme.

Así fue que decidí hacer entonces una especialización en trabajo de sueños con Gestalt, donde
me encontré con la circunstancia arriba descrita de poca literatura sobre el tema, en particular
con el enfoque gestáltico. Entonces empecé a gestar esta idea, con las ganas de contribuir en
algo con esta propuesta terapéutica que me ha permitido crecer en muchos sentidos, desde lo
personal a lo profesional.

Una característica de este trabajo es la gran creatividad que se genera al realizarlo, creatividad
en el soñante al elaborar su sueño y en el terapeuta al facilitar la elaboración del sueño.
Creatividad que también se hace presente en la relación entre el terapeuta y el creciente
mientras se elabora un sueño. Creatividad que se incorpora en cada uno de ellos para
enriquecer su vida y brindarle opciones diferentes a las que puede percibir en vigilia.

Perls afirmaba que los sueños son la vía regia a la integración, lo cual es muy cierto, no sólo
porque la elaboración de estos permite la recuperación de lo proyectado, ni porque se pueda
encontrar en ellos el mensaje existencial que manda el inconsciente, sino porque además
permite a los involucrados en la elaboración del sueño de crear nuevas formas de contactar,
no solo entre ellos, sino con otras personas – como decía Polster –, y con las diferentes áreas
de sus vidas.

Al menos esa ha sido mi experiencia desde que inicié el camino por esta fascinante aventura
de los sueños y es parte de esa experiencia la que deseo compartir.

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Agradecimientos.

La honestidad de mis compañeros de entrenamiento al compartir sus sueños para que fueran
elaborados y al practicar para lograr la destreza necesaria para ser un terapeuta capaz de
elaborar los sueños de sus clientes, supera en mucho las palabras de agradecimiento que
pudiera escribir. No obstante, les reitero lo que una vez en persona les agradecí, el que me
permitieran citar sus trabajos en el presente libro. Si no los menciona a cada uno de ellos es
por el respeto a aquel acuerdo de confidencialidad que me pidieron cuando planteé en el
grupo la idea de publicar este trabajo.

Otra de las personas a quien no sólo le agradezco su aportación a este volumen, sino la
facilitación de mi aprendizaje en ésta área de desarrollo es Myriam Muñoz, mi maestra y
directora del Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt, quien con su muy particular estilo
creó un ambiente donde mi aprendizaje fue no solo eficaz, sino divertido.

Otros facilitadores que compartieron conmigo sus conocimientos y reflexiones sobre la


materia fueron Cenobio Martínez, con sus aportaciones que siempre fueron más allá de lo
obvio, y Armando Corte con el entusiasmo y creatividad que aportó en la facilitación del
curso.

Martha Preciado fue quien, sin saberlo, abrió para mí el mundo de los sueños y con ello
propició el desarrollo de mi interés en esta área, por ello mi agradecimiento también es para
ella.

Pilar González, quien es una excelente amiga, contribuyó irremediablemente a que este
proyecto pudiera tomar forma de texto. Más valiosa es su contribución que el agradecimiento
que puedo expresar.

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CAPÍTULO 1

Al llegar al Instituto me encuentro con Sonia, mi ex compañera de generación. Por un instante


deseo tenerla nuevamente como compañera para esta Especialización en Sueños, me doy
cuenta que siento temor ante esta nueva experiencia. Efímero deseo. Sonia se inscribió a un
curso de Actualización. Entonces miro a mi alrededor anhelando encontrar otra persona que
pudiera acompañarme en mi nueva aventura… esfuerzo vano… ninguna cara conocida en ese
momento.

Platico un momento con Sonia y mientras lo hacemos saludamos a otros ex compañeros y


maestros que se dirigen a sus salones. La sala va quedándose vacía y Sonia se despide de mí.
Momentáneamente quedo solo hasta que llega César, sé que el será uno de los docentes, lo
cual me agrada ya que también fue el primer maestro que tuve cuando ingresé por primera vez
al Instituto.

Se dirige a mí y pregunta:

_ ¿Cuánta gente hay?


_ Somos cinco, contesto después de asomarme y hacer un conteo rápido de mis
futuros compañeros.
_ ¿No ha llegado la jefa?
_ Creo que no.
_ Esperemos un rato –, dice al tiempo que se aleja de mí.

Ante la inminente realidad de no tener ningún compañero conocido en mi nuevo grupo,


decido entrarle al toro y paso al interior del salón saludando en general y después me presento
con cada uno de los cuatro compañeros que ya platican entre ellos. Joel me dice únicamente
su nombre; Lourdes dice:

_ Yo soy Lourdes, no me voy a olvidar de tu nombre.


_ ¡Qué bueno! ¿Y porqué?, respondo mientras saludo a Alexis.
_ Un tío, a quien yo quería mucho, se llamaba así.

Entra al salón una figura conocida por mí, quien saluda al grupo. Lourdes le pregunta:

_ ¿No te acuerdas de mí?, Úrsula le contesta algo y se extienden en la plática.


Yo la veo esperando que me vea y me recuerde. Como ella no parece tener
intención de voltear me paro y le digo:
_ ¿Y de mí no te acuerdas?
_ ¡Cómo no! ¡Si nos dimos de comer uno al otro!, responde después de verme y
al tiempo que me abraza.
_ ¿Dónde fue eso?, tercia Lourdes.
_ En un curso que tomamos con Pedro, respondo.

Platicamos un rato mientras llegan María y César, quienes proponen que nos presentemos
ante el grupo y hablemos de nuestras expectativas del curso. Así me doy cuenta de que los

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primeros cuatro compañeros a quienes saludé en un principio vienen en bloque. Comprendo
ahora porqué platicaban con tanta confianza en el primer día de clases.

Después los maestros nos presentan el programa, al que le hacemos correcciones. Nos
repartimos el material bibliográfico del curso para fotocopiarlo e intercambiarlo en la próxima
sesión. Al terminar con esto empezamos con los conceptos básicos del curso.

¿Qué son los sueños?

Polaridades en conflicto

Sentimientos

Proyección de Nuestra Situaciones vitales


Totalidad
Relaciones con alguien

Personas reales tales como las percibimos

Asuntos inconclusos

Asuntos por iniciar

María enfatiza que soñamos con personas reales ejemplificando: “a veces la mamá que sueño
es mi mamá, no solo mi parte proyectada de mamá”.

A pregunta expresa sobre los sueños premonitorios, María contesta: La Gestalt no trabaja con
sueños premonitorios; no son trabajables en el sentido metodológico de la Psicoterapia
Gestalt, nosotros creemos que existen, pero no son objeto de trabajo terapéutico .

_ ¿Un sueño premonitorio puede ser trabajable en psicoterapia?, interviene


Alexis.
_ Pero lo trabajamos terapéuticamente, no como un sueño premonitorio.
También hay noticias de gente que ha soñado vidas pasadas, pero un gestaltista
no va a trabajar vidas pasadas, aunque crea en ellas; trabaja en ese sueño lo que
proyecta la persona aquí y ahora.
_ Me quedo reflexionando que la palabra proyección se queda muy pobre. Yo
vería el sueño como un acto del organismo cuya función es la autorregulación,
el sueño tiene esta función al igual que todos los actos que él realiza. Si se
considera así, entonces se ve claramente como nos proyectamos de la manera
en que ya se dijo, pero la finalidad del sueño sería la misma que tiene el
organismo: la autorregulación, interviene César.
_ También pensamos que en los sueños cerramos gestalten que no hemos
podido cerrar en la vida cotidiana. Cuando despertamos con una sensación de
completad, de resolución, es que se ha cerrado una gestalt y a veces ni siquiera
recordamos el sueño.

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_Sí, la gente que resuelve incluso algún problema matemático, o de invención,
su organismo está inquieto; no está en función de regulación y ahí, en el sueño,
lo resuelve.
_Hay sueños que completan. Surge entonces la pregunta ¿Cuál es la función de
los sueños? ¿Para qué producimos sueños? Yo creo que para varias cosas:

Mandarnos mensajes existenciales a nosotros mismos


Función del sueño Cerrar gestalten
Vigilar el descanso organísmico

_De alguna manera los sueños que nos mandan mensajes existenciales son más
interesantes porque nos urgen atrabajar algo de nosotros mismos. De lo que se
desprende que también hay diferentes tipos de sueños.

Recientes: tratan de acontecimientos contemporáneos (ayer,


anteayer, la semana pasada, etc).

Tipos de Sueños Pesadillas (nos urgen a hacer algo)

Repetitivos: son quizá los más interesantes desde el punto de


vista terapéutico (manifiestan situaciones inconclusas).

_Tenemos la idea de que los sueños repetitivos contienen un asunto vital; nuestra
pauta crónica de detención. Aquello que está crónicamente atorado en nosotros y que
intenta resolverse. Un sueño repetitivo no necesariamente se trata del mismo sueño,
más bien del mismo tema.

César interviene para ejemplificar que un compañero del curso anterior, en sus sueños repetía
la circunstancia de que hubiera teléfonos.

_Sí, apunta María, había una persona que soñaba con teléfonos. En todos sus
sueños había teléfonos que no servían: o estaban descompuestos, o resultaba
imposible la comunicación. Los teléfonos eran el tema repetitivo y después de
trabajarlo en el curso dejó de soñarlos.
Luego hay gente que todos sus sueños se desarrollan en casas, es un asunto que
se repite y se repite, que busca ser trabajado, trabajado (y resuelto). Yo solía
soñar con viajes, en mis sueños me la pasaba viajando, el tema repetitivo de los
sueños era andar de viaje y no encontrar lo que andaba buscando.
_ ¿Puede que lo repetitivo sean fantasías?, inquiere Alexis.
_ Mhm, mhm “Siempre me sueño con miedo; siempre me sueño con miedo”,
ahí está lo repetitivo.
_ Entonces hablamos de cualquier cosa que se repite.
_ Sí, cualquier elemento que se repite en los sueños. Es interesante porque
encontramos que en los sueños repetitivos hay algo crónico, y si eso se va
resolviendo hay posibilidad de mucho crecimiento. Ahora, en las pesadillas hay
algo agudo, algo que urge que se resuelva. Hay varias hipótesis de acerca de

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quien está más sano: el que sueña mucho, o sea el que recuerda muchos sueños,
o el que no sueña. Curiosamente, de esto sabemos muy poco porque hay
explicaciones contrarias con respecto a lo mismo. Algunos dicen que la gente
que ya no recuerda sus sueños ya tiene cosas resueltas, si no tienen pesadillas ni
sueños repetitivos y van soñando asuntos actuales, van cerrando gestalten y ya
no necesitan recordarlos. Esta es un hipótesis; y también hay una hipótesis al
revés: quien no recuerda sus sueños es que está tan reprimido que los evita. Las
dos cosas pueden ser ciertas; por ahí hay quien dice que los grandes gurús ya
casi no sueñan y por eso ya casi no necesitan dormir; los grandes gurús, los
grandes iluminados, casi no necesitan dormir porque casi no tienen asuntos que
resolver. Solamente duermen para el descanso físico y mental. Nosotros, por si
las cochinas moscas, tratemos de recordarlos.

Joel expone una duda acerca del recordar o no los sueños, a lo que María contesta:

_ Si ustedes no son capaces de recordar sus sueños o si los recuerdan, no puede


ser calificado como bueno o malo.
_ Además es muy difícil recordar todos los sueños que tienes en una noche,
aventuro con la intención de complementar la idea de María.
_Claro, responde, porque además tenemos muchos sueños en una misma noche.
_ Y bueno, yo me pregunto si a lo mejor lo que recordamos es lo condensado de
dos sueños.
_ Es probable. Una hipótesis que tengo es que habemos soñadores pares y
soñadores nones.
_ ¿Y eso qué significa?
_ Ustedes saben que el sueño tiene un ciclo, ¿sí? Un ciclo que más o menos se
completa desde que estamos en ese estado de aletargamiento, hasta caer en el
sueño más profundo, para luego volver a salir y volver a caer en sueño
profundo, y así sucesivamente – explica María al tiempo que dibuja un
diagrama de la frecuencia del sueño en el pizarrón.
Se dice que estos ciclos son de dos horas. Cada dos horas ocurren esta bajada y
subida. Mi hipótesis es que algunos tardamos tres horas en esta primera subida y
otros tardan dos horas. Si alguien nos despierta ya seamos de dos o tres horas,
cuando estamos en lo más bajo de la curva, nos despertamos apendejados y si
nos despierta en la subida nos despertamos frescos.
Aunque teóricamente estos bloques son de dos horas, yo creo que hay gente
cuyo primer bloque es de tres horas y salir de ese primer bloque lleva más
tiempo. Por eso hay gente que si despierta, siendo par, a las cuatro horas,
despierta fresco; pero si despierta a la quinta hora lo hace apendejadísimo, si
despierta a la sexta hora despierta fresco y lo mismo para los que son nones.
Cuando alguien me despierta a las cinco horas, despierto como si hubiera
dormido más de siete horas. Lo que les sugiero es que ustedes descubran si su
ciclo de sueño es par o non. Traten de ver a qué hora se duermen y cómo
despiertan. Vayan anotando cuando se despiertan frescos y cuántas horas
durmieron, así sabrán si su ciclo es par o non.
_ ¿Y eso de que si te despiertan a la mitad del sueño?, pregunta Dinorah.

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_ Ahí, no nos hemos metido, espérame. Si despiertas cuando estás en el sueño
profundo, no sabes ni donde chingaos estás, responde María.
_ Y que si te lo hacen varias veces hasta te puedes volver loco…
_ Solo si te despiertan donde se sueña: en esta parte, dice María al tiempo que
señala en la gráfica el lugar donde se ubica el sueño.
_ Pero que también que si te despiertan a la mitad del sueño te acuerdas [de él],
si no…
_Bueno, si te despiertan aquí, (en el mismo punto que señaló antes) es más fácil
que te acuerdes que estabas soñando. Si te despiertas acá (señalando lo más bajo
del diagrama) para recordar es más difícil.
_ Recuerdo en este momento el famoso movimiento REM, el algún estudio
hubo quienes comenzaron a sentirse mal porque los despertaban en esos
momentos, dice César.
_ ¿Qué es el movimiento REM?, pregunta Alexis.
_ Movimiento Ocular Rápido, me apresuro a contestar.
_ Sí – dice César –, es el movimiento ocular rápido. En ciertos experimentos en
que se despertó a voluntarios cuando había esos movimientos reportaron que
estaban soñando. Luego se les despertó en cualquier otra etapa del sueño donde
no había movimientos y no reportaron estar soñando.
_ Si quieres volver loco a alguien, nada más despiértalo en ese momento –
apunta María. Volviendo a lo anterior, es muy interesante que ustedes sepan qué
son, si pares o nones; así podrían hasta programar a qué hora se tienen que
levantar para despertar frescos, ¿sí me explico?
¿Cuál es el método que usamos en el trabajo de sueños? El método es la
revivenciación total del sueño. Se pueden usar diversas estrategias
metodológicas, pero fundamentalmente hay que revivenciar el sueño, o alguna
parte de él. No es posible pensar que vamos a trabajar un sueño completo, pero
podemos trabajar partes que sean significativas para recibir el mensaje
existencial del sueño o para completar gestalten inconclusas o asuntos
pendientes o para descubrir, inclusive, las necesidades que están ahí y que no
han podido ser descubiertas. En la revivenciación verán diversas cosas que se
pueden hacer.
César y yo somos complementarios, porque a él le gusta ver unas cosas y a mí
me gusta ver otras. A él le gusta estar atento a la temática general del sueño y yo
me voy a donde hay más energía en el sueño y ahí trabajo. Ya nos verán hacer
esto de manera diversa.
_ En algunas ocasiones – intervengo –, no he podido trabajar completamente
algunos sueños en una sesión, ¿qué tan recomendable es seguir con un sueño en
una sesión posterior?
_ Si hay un interés emocional en él, es bueno, pero tengan cuidado de trabajar
un sueño nada más por un interés intelectual. Si hay algo significativo,
trabájenlo, pero no por simple curiosidad.
En un seminario de sueños, en Cuernavaca, una persona contó que iba
manejando un Caribe con otra persona y pasaban cosas en ese trayecto. Le pedí
identificarse con la persona que iba manejando el Caribe y con la de junto, y
salieron cosas. Cuando íbamos a terminar de trabajar el sueño me dijo: “¿sabes

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qué? ¡El caribe!” Entonces hice que se convirtiera en el Caribe y de ahí salió,
quizá, lo más importante.
O sea, podemos vivenciar el sueño desde cualquiera de sus elementos, ya sean
objetos o personas. A mí me gusta trabajar más con los objetos del sueño, les
voy a decir porqué: cuando en un sueño hay personas conocidas proyectadas, a
veces eso hace disonancia; los objetos normalmente son neutros y eso facilita el
trabajo. A veces podemos trabajar con lo que no está: una puerta sin puerta, una
ventana sin ventana...
_ Alguien que debiera estar y no está – agrega César –, alguna vez salió una
casa sin muebles. 1
_ Un cuadro sin imagen – menciono.
_ O un rostro sin cara, son elementos que podríamos trabajar – prosigue María.
_ Me dejaste una mosca en la oreja – digo dirigiéndome a María –. Dijiste que
preferías trabajar con objetos porque son neutros. Estoy pensando en las
polaridades, creo que es la manera más fácil de trabajar y hacer una integración
real, entonces, ¿porqué los objetos?
_ Los objetos son aparentemente neutros porque no tienen la asociación
cognitiva previa que tenemos con la gente. Si yo sueño con mi mamá o si tú
sueñas con tu mamá y hago que te conviertas en ella y hables desde ahí, es fácil
que se metan elementos de tu sueño más algunos de tu mamá real. Entonces es
más difícil mantener el sueño puro. Pero si tú sueñas con tu mamá y estás
subido en una bicicleta, yo te hago convertire en la bicicleta y la bicicleta tiene
menos historia contigo, ¿sí?
_ Ajá, son objetos neutros, pero no en el sentido que carecen de energía y sí
puede surgir de ahí, un trabajo de polaridades.
_ Son neutros porque no tienen, quizá, la misma carga emocional que pueden
tener algunas personas.
_ O el prejuicio
_ Exactamente.
Aquí vamos a trabajar sueños, por lo que vamos a tratar de quedarnos en él y no
utilizarlo para trabajar algo de la vida de las personas. El trabajo de sueños es
tan rico, que de repente surge algún asunto inconcluso que traía con mi mamá,
pero eso hace que me salga del sueño. No, vamos a tratar de que al menos en el
curso nos quedemos en el sueño, lo otro ya lo saben hacer.
_ O sea que eso es nada más con fines didácticos.
_ Sí, se pueden salir en terapia, pero aquí vamos a tratar de que se queden
trabajando en el sueño, que entre paréntesis, nos parece más valioso, que
trabajar lo que el sueño asocia con nuestra vida. Recuerdo que estaba trabajando
el sueño de una persona que estaba sentada y de repente se metía por su puerta
una cosa babosa, que le daba mucho miedo y que se le subía y la paralizaba. De
repente ella se da cuenta de que esa cosa babosa eran sus introyectos que no le
permitían moverse. Entonces, ahí había dos opciones de trabajo: o salirnos a
trabajar sus introyectos tal como ella nos explicaba que eran, (que eso era salirse
del sueño), o quedarnos trabajando con esa masa babosa, que se convierta en
ella y a ver qué pasa, sin intelectualizar tanto. Las dos son buenas opciones de
1
Caribe se refiere a un modelo de automóvil.

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trabajo, nosotros decidimos quedarnos a trabajar con esa masa babosa. Al estar
vivenciando el sueño ella decía que no podría con esa masa; yo le pregunté,
¿qué hay en este cuarto que te puede ayudar a tener más control sobre la masa, a
apagar esa masa babosa? Dijo que tenía un soldado que era como un talismán
como algo que le ayudaba a que esa masa no la invadiera. Le pedí que trajera al
muñequito, que se apropiara de él y entonces la masa se iba. Trabajando dentro
de los sueños, trabajamos simbólicamente y creo que ese es el gran poder de los
sueños. Aunque se podía haber hecho lo otro, nuestra opción aquí, en este curso,
didácticamente, es que aprendamos a trabajar el sueño dentro del sueño. ¿Ya
quedó claro?
_ Es mucho más poderoso – dice Alexis –. Y esto, ¿también es valioso en una
terapia?
_ A mí me parece que sí. Pienso que el poder del trabajo simbólico es enorme,
es más fuerte que el poder de un trabajo racional. Trabajar con un sueño es
trabajar con el hemisferio derecho.
_ Es mágico ¿no? – apunta Ángeles.
_ Salirnos del trabajo del sueño implica usar cada vez más el hemisferio
izquierdo y hasta donde podamos vamos a tratar de vencer la sensación de no
hacer eso aquí. Aunque en la práctica lo podemos hacer, pero a mí me parecería
un desperdicio trabajar un sueño fuera del sueño.
_ Lo que pasa – afirmo – es que en terapia es muy diferente porque a lo mejor el
sueño que se lleva sí puede estar relacionado con la vida presente o con algún
aspecto que esté trabajando el cliente. Sería valioso, a lo mejor, salirse del sueño
para trabajar ese asunto.
_ Si, eso es algo que ustedes pueden evaluar como terapeutas, pero aquí vamos
a procurar mantenernos en el sueño. Creemos que lo otro es más fácil.
_ ¿Qué de cierto hay acerca de que existe una mejor postura para dormir y
soñar? -- pregunta Úrsula – ¿Se relaciona esto con la respiración?
_ Lo he oído, pero no sé si sea cierto.
_ No siempre respiras por la misma fosa nasal – explico –, entonces
independientemente del lado que te acuestes al rato cambias de lado, siempre
respiras más por una fosa que por la otra.
_ Los corporalistas – agrega César – dicen que debes acostarte del lado derecho
porque no hay tanta presión sobre el corazón, pero nada más por esa razón. Lo
que sí creo es que de una u otra forma el cuerpo, por las tensiones que tiene, va
buscando su forma. Entonces, si te obligaras a dormir siempre del mismo lado, a
lo mejor entras en un estado de mucha ansiedad o mucha tensión que no te
permite descansar.
_ Sí, dice María a manera de conclusión. Vamos a ir revisando toda la teoría,
pero la vamos a ir construyendo, lo cual es un aporte valioso. Dando este curso,
hemos descubierto cosas y seguiremos haciéndolo, así que se vale cuestionar, se
vale criticar, se vale poner entre paréntesis para preguntarnos. Estamos
aprendiendo todos. A mí me gustaría ir programando las sesiones para que cada
quien tenga sus fechas de trabajo.

A continuación, María toma el programa y pregunta el día en que nos proponíamos como
terapeutas para trabajar un sueño. Yo elijo el primero de marzo.

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Después de programar fechas y turnos, María propone un modelaje; 2 Lourdes es quien se
ofrece como voluntaria. En el sueño, Lourdes estaba en el Instituto, pero era otro local que
tenía un gran portón. En otro salón y a contraluz, se veías una sombra de lo que ella pensó que
podía ser Santa Teresa, cuando se lo comunicó a su amiga, ésta dijo que tuviera cuidado, pues
podía ser el Diablo.

Después de escucharla, María le pide que relate su sueño en presente y en primera persona.
Conforme lo va haciendo, le pide que focalice sus sensaciones, con esto baja el ritmo de
trabajo. Luego le pide convertirse en Santa Teresa. Al estar haciendo esto, Lourdes no puede
apropiarse del personaje, por lo que María le pide que vuelva a su sitio original y propone que
se convierta en el cuarto donde había estado originalmente, pero Lourdes tampoco logra
definirse completamente. María entonces se concentra en trabajar la primera etapa del sueño:
la revivenciación. Es decir, traer el sueño al presente con el sencillo recurso de relatarlo en
presente y en primera persona, procurando enfocarse en las sensaciones y los sentimientos
como van surgiendo.
Como es costumbre en el Instituto, después del modelaje se abre un espacio para compartir lo
que queramos con el cliente y a continuación, se supervisa el trabajo. Supongo que por ser la
primera sesión, no hay mucho que compartir con Lourdes, así que casi de inmediato nos
vamos a la supervisión.
Angélica pregunta por qué no se trabajó con el portón, ya que parecía tener importancia en el
sueño; María respondió que esa fue su intención al convertirla en el salón, pues pensó que el
portón era parte de él, añadiendo que, si hubiera tenido más tiempo, a lo mejor se hubiera ido
al portón.

_ Creo que cuando se mencionó el portón le preguntaste ¿qué sientes?, como


para focalizar, dice César. Y ella empezó a hablar del portón, de una manera…
como si ya lo tuviera pensado.
_ Fíjense: yo trato de eliminar lo que ya ha sido elaborado antes y le digo: no,
no me lo digas, síguele y es que hay que diferenciar entre lo que a la gente le
parece interesante y lo que está emocionalmente cargado. Para mí es mucho más
importante trabajar con la carga emocional que con lo interesante.
_ Sí, porque no sabemos que pasó en el mes que transcurrió, desde que lo soñó
hasta ahora.
_ Ándale, normalmente lo que la gente trae muy racionalizado prefiero ni
siquiera trabajarlo, ya está muy manoseado, pues; busco otros elementos un
poco más frescos.
_ Lourdes dijo que la sombra era para darle paz, o algo así – interviene Úrsula.
Para darle confianza, para que no le dé miedo y tú dices: ¿cómo es posible que
no le dé miedo si aparece como sombra?
_ Exacto – responde María –, ahí noto una incongruencia.
_ Es la imagen de Santa Teresa, ¿había resistencia a entrarle porque podía ser el
diablo? – inquiere Dinorah.
2
Modelaje es un trabajo de demostración, hecho por un facilitador con uno de los miembros del grupo. Al final,
el trabajo es supervisado.

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_ Sí, pero bajó la resistencia cuando le pregunté algo así como en qué se
parecen.
_ No me acuerdo muy bien, de la frase, pero después tú le dijiste: No, tú te
pareces a la Santa Teresa de tu sueño.
_ Y ahí fue donde logró meterse un poco más.
_ En este sueño, ¿cuál era el conflicto? – preguntó Melisa.
_ En este, y en cualquier otro, el conflicto es donde hay más reacción emocional
por parte del cliente. Cuando ella empieza a temblar y empieza a sudar es
cuando aparece esta sombra. Ahí está el conflicto a trabajar, ahí hay algo
importante que trabajar. No pudimos trabajarlo mucho, pero por lo menos logró
aceptar el rechazo que hay hacia esa parte de ella.
_ ¿Podrías haber trabajado fuera del símbolo? – preguntó Alexis.
_ Pude haberlo hecho, pero prefiero que siga en el símbolo para no perder las
características concretas con las que se identifica.
_ En la parte final, cuando hablas de una aspiradora que absorbe todo lo que hay
ahí, es algo que nunca había visto – dice Melisa – ¿por qué lo hiciste así?
_ A mí me encanta recoger el tiradero.
_ ¿Y también por eso quitaste los cojines que pusiste para indicar cada una de
sus partes?
_ Sí, porque simbólicamente le estás diciendo que recoja los elementos del
sueño, externamente también hay que recoger. Hay que se congruentes con lo
que están pidiendo que se haga.
_ ¿Y porqué se lo recogieron ustedes y no ella? – preguntó Angélica.
_ Para que cuando abra los ojos no vea que las cosas quedaron igual. Yo no le
digo más que: regresa tu sueño a ti; ella lo acomoda como quiere. Pienso que
simbólicamente es importante volver a integrar. Hay gente que no le importa
volver a hacer eso.
_ Siempre que trabajamos con el hemisferio derecho… es como si en el
hemisferio derecho se quedara la sombra.
_ Sí, y se hacemos que recoja, simbólicamente lo vuelvo a integrar en ella. Yo
prefiero ser cautelosa y cuidadosa en ese aspecto, porque así soy en la vida. Hay
gente que es un desmadre y deja todo tirado afuera. Bueno, quien sabe que
pasará con sus clientes, pero yo tengo la impresión que cada vez que logro que
la persona recoja el tiradero, hay esta sensación de acomodo, de tranquilidad.
Claro que si no lo haces, de cualquier manera la gente acaba por llevárselo y
acomodar, si no es un «esquizo». 3
_ ¿Es recomendable decir al soñante donde puede acomodar su tiradero?
_ ¿Ustedes en donde ubican su sueños? ¿En dónde están? – pregunta María.
Como por acá – responde ella misma señalando la parte alta y delantera de la
cabeza. Pero no todos. Cada quien ubica sus sueños en diferentes lados,
normalmente los ubicamos al nivel que acabo de mencionar, entonces, si tú le
dices que una parte de su sueño lo ponga en otro lado, estás cambiando, desde
mi punto de vista, artificialmente, el orden que tenía. Yo no haría eso.
_ Sí, sobre todo al final de recogerlo todo. Si salió algo muy valioso a lo mejor
no cuadra bien en otro lado –, agrega César.
3
Término utilizado para designar a una persona con rasgos esquizoides.

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_ ¿Eso no sería un poco como darle color al miedo o a la agresividad? – insiste
Angélica.
_ Eso es otra cosa, aquí hablamos del cierre de un trabajo. Este no fue un trabajo
terapéutico de sueños, más bien fue un modelaje de cómo trabajar en las dos
primeras etapas de aquél. Por eso me quedé ahí mucho rato – concluye María.
_ Como decíamos antes – agrega César – el solo hecho de trabajar bien estas
fases, ya le da mucha riqueza al trabajo.
_ Yo espero que al final del semestre sepan ustedes trabajar la primera, la
segunda y hasta la tercera fase. Me verán llegar alguna vez hasta la cuarta fase,
el conflicto dentro del sueño.
_ Una cosa que a mí me gustó y que no quiero que suene de dientes para afuera,
es esa empatía y consideración con la cual trabajas; como cuando la apoyaste en
el momento en que dijo: “me va a costar mucho trabajo” y tú le dijiste: “te va a
costar un poco de trabajo”, como entendiendo que le va a costar y también
creyendo que lo puede hacer – concluye César.

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Capítulo 2

La sesión de hoy empieza con la revisión de apuntes escritos por la maestra Marta Lilia
Preciado titulados Trabajo de Sueños con Gestalt. Después de un comentario hecho por Alexis,
entramos en detalle al artículo. La primera duda que surge es relativa al concepto de hueco y
hoyo de la personalidad. María nos explica que un hoyo es la parte de uno mismo que no se
acepta. Lina, que no había asistido a la primera sesión pregunta:

_ ¿Lo que no acepto me provoca una sensación corporal desagradable?


_ La proyección de los huecos es aumentar en otro algo que uno mismo tiene y
no lo acepta – contesta María. Esto no necesariamente tiene que ser algo malo o
desagradable, también se puede no aceptar algo bueno o agradable; por ejemplo,
la belleza estética puede ser proyectada no sólo en otras personas, sino en los
propios objetos, como un carro.
_ ¿Siempre que algo me molesta de otro hablamos de proyección?
_ Cuando clasificas, sí.
_ ¿Cómo puede identificarse la proyección de un hueco en el sueño?
_ Los huecos se proyectan de manera conflictiva, lo que no sucede con las
partes más integradas.
_ ¿Y como se encuentran las polaridades?
_ Cuando comienzas a trabajar la identificación, brinca el conflicto con su
correspondiente polaridad.

Después de algunos ejemplos para ilustrar las preguntas anteriores, Úrsula pregunta:

_ ¿Cómo se elige con que símbolos trabajar?

En este momento recuerdo que yo hice la misma consideración al leer los apuntes y aunque
los había olvidado para la clase, recordé lo que básicamente había apuntado al margen, así
que respondo:

_ Yo me formulé la misma pregunta y tratando de contestarla hice la


consideración siguiente: tanto al elegir algún símbolo del sueño, como con la
elección de trabajar con un fragmento del sueño, o con todo él: puede haber
ventajas y desventajas.
Al elegir un fragmento del sueño o un objeto que aparece en el mismo, veo dos
alternativas:
1) que la elección se base en la intuición y experiencia del terapeuta,
2) que la elección se base en la carga energética que el soñante pone en dicho
objeto.

Si seguimos bajo la primera opción, veo los siguientes riesgos:


a) que se trate con una proyección del propio terapeuta;
b) que el trabajo se enfoque en un área que no resulte tan significativa para el
paciente, y
c) que el trabajo pueda basarse en generalizaciones olvidándose del individuo.

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Con la segunda opción un riesgo importante puede ser que al omitir una zona de
baja carga energética puede desatenderse un área obscura del paciente, o que de
alguna manera la esté evadiendo.
Ante esta situación, yo me inclino a seguir la elección basada en la carga
emocional que ponga en la situación y objeto; pienso que trabajar primero con
un área energetizada, en lugar de hacerlo con un área oscura, propicia con
mayor facilidad el desarrollo del cliente, pues si existe un área oscura con algún
atore, éste volverá a hacerse presente de cualquier manera.

Otro aspecto importante que se menciona en la revisión teórica, y de la cual también se habló
en la primera sesión es la influencia de los hemisferios cerebrales en los sueños. Al respecto,
Marta Preciado dice que es el hemisferio derecho el que fundamentalmente produce los
sueños, y el hemisferio izquierdo le da coherencia y lógica al contenido (Preciado, 1993). Ante
esto, Alexis expone que de cualquier manera el organismo puede ser racional, porque esa es
una función organísmica.

Al terminar la revisión bibliográfica, María menciona que el trabajo de sueños se da en cinco


etapas; para una mejor comprensión dibuja un esquema como el siguiente:

Dentro del Sueño.


Relato del Sueño
Presentización o Revivenciación………………Aquí y Ahora vivencial
Reidentificación…………………………….Hablar desde cada una de las partes

Fuera del Sueño.


Mensaje Existencial………………..Mensaje del subconsciente al soñante
Trabajo Terapéutico…………..Relaciona el sueño con la vida del soñante

Al ir haciendo el esquema, María hace algunas precisiones que también hace Marta en sus
apuntes, como la importancia de no hacer solamente un relato en presente, sino hacerlo
vivencial, es decir que se puedan detectar las sensaciones y sentimientos durante el relato en
tiempo presente. También apunta que en la etapa del trabajo terapéutico puede detectarse
cuando hay un atore en el sueño, debiendo buscar en él elementos que puedan ayudar a la
persona a solucionarlo.

Después de un receso, María hace un modelaje con un sueño de Melisa, en el cual nos propone
que fuéramos identificando las etapas en las cuales se iba presentando el trabajo.

Como es recomendable en el trabajo gestáltico de sueños, Melisa inicia su relato en presente y


en primera persona, el tema es el siguiente: Melisa, por alguna circunstancia, se hace cargo de
una niña a la que quiere llevarle agua; la niña está en el fondo de un patio y cuando va a buscar
el agua llega un hombre y se coloca detrás de Melisa. Al principio, siente un contacto
agradable, pero después ese contacto es sentido como un abuso de fuerza de parte del hombre.
Durante el relato, María va focalizando las sensaciones de Melisa (lo cual facilita la
revivenciación del sueño, evitando así que se vaya convirtiendo en un simple relato). Cuando
toda la historia del sueño es revivenciada, María le pide que vuelva a la escena donde es
oprimida por el hombre del sueño, al hacerlo va adoptando una postura donde realmente se ve

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oprimida y sin posibilidades de movimiento. Después María le pide identificarse con ese
hombre abusivo y propicia un encuentro entre las dos partes con resultados para mí
inesperados (aunque muy comunes en el trabajo gestáltico) ya que surge en la figura,
aparentemente débil, una manera de opresión muy sutil, hacia la figura opresora.

El resultado de este trabajo no es espectacular, sin embargo, muestra a Melisa un área de


mayor oportunidad de desarrollo que, al parecer, no había logrado definir hasta antes de
elaborarlo en su sueño.

El grupo empieza a salir, pero como aún queda un poco de tiempo me acerco a María y le
pregunto si trabajaría con una imagen de un sueño (que es lo que traigo), me pregunta qué es y
se lo digo. Entonces se anima y empieza a llamar a la gente para regresar al salón y reanudar el
trabajo. Cuando todos regresan ya María y yo estamos sentados al frente del salón y María,
dirigiéndose a mí, dice:

M: Cuéntanos tu sueño.
G: Estoy parado, viéndome a mí mismo, frente a tres cajas fuertes, indeciso
sobre cual abrir.
M: ¿Tú estás como observador de la escena?
G: Sí, pero también soy en que tiene que abrir una de las cajas
M: ¿Porqué una de las cajas?
G: Solo tengo una oportunidad.
M: ¿Cómo son las cajas?
G: Son de esas redondas que se empotran en la pared y están una encima de
otra.
M: Bien. Sé la caja de abajo. Dime como eres y haz lo que necesites para ser esa
caja.

Cierro los ojos, me quito los lentes y me acomodo levantando mis rodillas y enconchándome
un poco, también me doy cuenta de que después enderezo mi tronco.

G: Soy una caja hermética, guardo cosas de mucho valor, por dentro tengo
mucha claridad.
M: ¿Sostienes a las demás?
G: Sí.
M: ¿Cómo te sientes de ser así?
G: Bien, es cómodo.
M: Bien, ahora sé la caja de en medio.

En ese mismo lugar y con los ojos aún cerrados cambio mi posición, bajo un poco la cabeza,
aprieto el ceño, me enconcho hacia delante:

G: Soy una caja chica, guardo cosas de poco valor, estoy apoyándome en la de
abajo y sosteniendo a la de arriba.
M: ¿Cómo te sientes siendo esa caja?
G: No muy bien.
M: Entonces no estás siendo esa caja, vuelve a serlo.

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G: (Silencio) Yo guardo cosas del presente, aunque Gabriel no lo sabe no soy
misteriosa, tengo lo más conocido por él.
M: ¿Ahora como te sientes?
G: Mejor.
M: Entonces, sé la caja de arriba. Tómate tu tiempo.

Nuevamente cambio mi posición y empiezo a convertirme en esa caja:

G: Soy muy clara, soy lo que ha sucedido, la historia de Gabriel; lo más


conocido. Estoy hasta arriba porque soy muy obvia.
M: ¿Cómo te sientes siendo esa caja?
G: Bien.
M: Fíjate lo que quiero que hagas: abre tus ojos y vuelve acá (los abro). Quiero
que te pases a ese cojín y seas Gabriel, el del sueño.

En el momento de cambiarme, tomo una respiración profunda, como si con eso dejara las cajas
en el lugar donde estaba. Me coloco en el cojín de enfrente y estiro mis piernas.

M: Sé este Gabriel del sueño – dice María. ¿Cómo estás?


G. (Pausa) Estoy parado frente a tres cajas y muy indeciso, tengo que abrir una
de las tres, solo tengo una oportunidad y no sé cual abrir.
M: Esto ¿cómo te hace sentir?
G: Indeciso, sé que es importante que abra alguna de ellas, pero no sé qué pueda
perder si no abro la adecuada; intuyo que las tres contienen algo valioso.

Luego María me dice que me convierta en Gabriel, el observador del sueño, para lo
cual, nuevamente me cambia de lugar.

M: ¿Cómo ves a Gabriel?


G: Pues indeciso, no sabe cuál de las cajas escoger.
M: A mí me late que tú sabes cual es la que le conviene abrir.
G: Sí – contesto divertido y dibujando una amplia sonrisa en mi rostro –, yo sí
sé.
M: ¿Quieres decirle cuál o quieres que él lo descubra por sí mismo?
G: Es mejor que él lo haga por sí solo.
M: ¿Pero quieres ayudarle?
G: Sí, pero no sé como.
M: Escucha esto, a ver cómo lo oyes. Dile: “no importa lo que encuentres,
atrévete a correr el riesgo”.

Es descubrir un sentido en el momento de vida en que me encuentro, siento que es algo que no
solo debo, sino que quiero hacer y percibo un temblor alrededor de mis ojos. María me pide
cerrar los ojos e ir integrando a mí cada uno de los elementos de mi sueño, pero cuando vuelvo
al grupo mi sensación es de tener algo nuevo.
En la retroalimentación del trabajo, se mencionan cosas como que fue un trabajo
exclusivamente de identificación con esa pura imagen del sueño. Alguien pregunta por qué

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María recurrió a la pregunta ¿cómo te sientes siendo esa caja? La respuesta es que es
importante sentirse bien con el personaje, para lograr una auténtica identificación; por eso con
la segunda caja, me pidió que lo volviera a intentar, pues yo había dicho que no me sentía muy
bien siendo esa caja.

Cuando regreso a mi casa, busco los apuntes que había olvidado, pues recordaba haber
comentado al margen algo relacionado con las maneras de abordar un sueño. Marta afirma que
lo que se haga depende básicamente del estilo del terapeuta; sin embargo, creo que cada una de
las maneras que ella expone para trabajar un sueño, puede ser elegida según el sueño mismo y
según el momento terapéutico en que se encuentra cada cliente; tomando como momento
terapéutico la circunstancia actual del proceso, definida desde su inicio, hasta la producción del
sueño que se lleva a la terapia.

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TERCER CAPÍTULO.

Al iniciar esta sesión, César precisa que no debemos olvidar que aunque estemos cursando una
especialización en sueños, en el consultorio somos terapeutas y no vamos a trabajar como
especialistas en sueños, sino como terapeutas.

_Entonces, contacto conmigo y con su mundo, con el mundo del cliente y


muchas veces la terapia se parece al trabajo que realizó una vez María: esta
parte tuya, ¿te dice algo de tu vida real, concreta? Ahí es donde promovemos
nuevamente establecer contacto y si me habla de algo que le pasa con su pareja,
trabajar eso; es como una apertura a asuntos que no se han tocado, no hay que
tener miedo, a la hora de hacer terapia, de irse por ahí. Posiblemente te digas:
“no, es que estoy en un sueño; no me quiero salir”. Procuremos no salirnos
mientras estamos aquí, aprendiendo, pero afuera seamos más terapeutas.
Vean que María es más terapeuta cuando ve algún asunto, le interesa más la
persona que la técnica de los sueños. Muchas veces, nos da la técnica y se va a
trabajar el problema real, porque le interesa la persona, y aunque esté
enseñando, lo hace porque le gana su parte terapeuta y creo que a todos nos
tiene que ganar esa, no nuestra parte experta en sueños.
_ César – interviene Marisa – ¿qué hace que con tanta facilidad e el sueño
tengas control de ese mensaje existencial del que habla Perls? ¿Es la
homeostasis?
_ Todo lo que hace el organismo es para autorregularse, recuerden lo que alguna
vez platicamos de todo este concepto organísmico, de todo este concepto de
autorregulación (que después Maslow lo va a tomar como autorrealización) y
todos los actos que hace el organismo son para autorregularse; los sueños
también van en esa función de autorregulación y la forma como los maneja el
hemisferio derecho es a base de imágenes.
_ Aquí hay una parte – intervengo – donde Anatolio Freidberg habla al respecto:
en la página sesenta y tres cuando dice: “una diferencia importante entre el
sueño y el psicótico [por ejemplo], consiste en que el psicótico no trata de
enfrentarse a sus frustraciones, las niega y se comporta como si éstas no
existieran; mientras que en los sueños se encuentra un intento de sobreponerse a
ellas”. Esto va en el sentido que está diciendo Marisa, ¿no? (Freidberg, pag. 63)
_ Exacto, de ese sentido de autorregulación organísmica que trata de
completarse en el sueño.
_ Claro, si dejáramos tantas cosas pendientes sin encontrar alguna manera de
resolverlas, aunque sea provisionalmente, a lo mejor tronamos. Yo creo, en ese
sentido, que es otra de las funciones que puede tener el sueño: mantenernos en
un nivel de contacto en el cual podamos seguir funcionando.
_ Exacto, mantenernos en un nivel de autorregulación que pueda ayudarnos a
estar. Coincido en que esa también es una función de los sueños.
_ También Freidberg dice de los sueños: “Son la producción más espontánea del
individuo que llega sin intención, voluntad o deliberación, ya que en los sueños
el individuo es él y no tiene ninguna clase de control”. Me parece muy
importante. Después sigue: “La importancia que Perls le asignaba a los sueños
está manifestada en estas frases, ya que para él el único tipo de control válido

19
para la existencia es el organísmico…” (ídem). Ahora mi duda es si dentro de lo
organísmico consideramos lo racional – interroga Alexis.
_ Sí, pero lo racional holístico.
_ Esto es, ¿lo racional integrado al resto?
_ Mhm, eso sería lo organísmico.
_ Lo que no entiendo bien es lo del control.
_ Mira, lo organísmico no es únicamente orgánico, acuérdate que lo
organísmico es un concepto integrado. Lo racional también te hace contactar
con el medio ambiente y en cierta situación social, puedes posponer ciertas
necesidades para otro momento, es decir, manejarte socialmente, eso también es
organísmico. Entra tu racionalidad y de dice “ahora no es el momento”, pero te
lo dice con todo el cuerpo, no nada más como una deducción lógica.
_ Respetando la totalidad.
_ Respetando la totalidad, ese tipo de control organísmico sí lo acepta Perls.
_ ¿Quién es el que empieza con esta concepción? – pregunta Marisa.
_ Kurt Goldstein y Laura Perls (discípula de él de varios años), Perls también
trabajó con Goldstein un rato, de ahí lo toma como holístico.
_ En los sueños está presente de alguna forma lo racional – insiste Alexis.
_ Sí, sí, está presente lo racional, pero no en forma lineal o deductiva como la
manejaría el hemisferio izquierdo. Está en juego lo racional pero con otro
lenguaje. En el sueño puedes tenerle miedo a una hormiga, aparentemente
alguien diría: “eso no es racional”, pero si te metes a trabajarlo, te vas a dar
cuenta de todo lo racional que es cuando traduces de una o de otra forma,
identificándote con ello puedes darte cuenta de lo racional que puede ser que esa
otra parte le tenga miedo a la hormiga.
_ ¿Cuándo le das el significado? – pregunta Marisa.
_ Cuando vas encontrando su lenguaje, cuando lo vas traduciendo, cuando vas
haciendo que también intervenga el hemisferio izquierdo.
_ ¿César, qué pasa cuando tienes una pesadilla y en el mismo momento piensas:
‘esto es un sueño’, pero no te puedes despertar? – pregunta Mercedes.
_ Es como si entrara el otro hemisferio y te dijera: ‘calma, no te pasa nada’.
_ ¿Y cuando entra el hemisferio izquierdo en forma lineal es una posible
reubicación? ¿O qué pasa ahí? ¿Cómo lo podemos nosotros traducir? – pregunta
Úrsula.
_ Cuando me dices que entra en forma lineal, ¿cómo te lo imaginas?
_ Racionalizando las cosas como si estuviera despierta. Mira, me acuerdo
muchísimo de un sueño en que estaba respirando en el agua y decía en el mismo
sueño: “¡Qué bárbara, esto no es cierto! ¿Cómo le puedo hacer? De dos partes
mías encontradas una decía: ‘es que no es cierto’ y la otra: ‘pues sí, porque lo
estás haciendo’. Digo que es lineal, si lo relaciono con lo que tú expresaste de
esa parte que, estando yo despierta, racionaliza.
_ Puede ser que una parte de tu sueño se manifieste como la parte más escéptica
de tus potencialidades; si te pones a trabajar gestálticamente puede que
encuentres otra parte que te muestre tus posibilidades mágicas, a la que la
escéptica no le permite desarrollarse.

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_ Ahorita me acaba de surgir que la parte racional mía es la que me dice: ‘eso es
lógico: que A + B = C, eso para mí es racional. Irracional es donde no hay
congruencia, aparentemente.
_ Si en el sueño aparece un personaje (aunque no lo haga directamente en la
pantalla, que no deja que alguna parte pueda disfrutar lo que hace, entonces en
un trabajo de sueños podrías hablarle a esas dos partes; la racional que te dice:
‘eso no es cierto’ y la arracional ∗ que dice: ‘pues sí, lo estoy haciendo’. No es
que se meta el pensamiento lineal, cada parte lo está representando, viviendo
así.
_ Yo veía a la primera como mi parte lógica.
_ Y que salió en el sueño, tal como es.
_ Esto es a lo que, según María, habría que ponerle objeciones, está relacionado
con lo que el autor dice acerca de que entre más desintegrada esté una persona,
tiene más pesadillas y entonces los integraditos tienen sueños bastante buenos, e
incluso algunos ya no sueñan.
_ Bueno, pero yo creo que de todas formas el que tiene más pesadillas, es quien
tiene más broncas por resolver, apunta Dinora.
_ Yo no estoy tan seguro porque hay gente que puede ser tan rígida que olvida
sus sueños y nunca le entra. No sé quien tenga más problemas, esta persona o la
que sueñe solo pesadillas. Lo que si creo es que las pesadillas tienen muchas
más posibilidades de desarrollo.
_ Pero si te acuerdas de tus sueños y no son pesadillas ¿qué?
_ No podemos comparar, o sea, decir que uno está más sano que el otro.
_ No, pero la pesadilla sí es una bronca, es más fuerte que un sueño que no es
angustiante – interviene Lina.
_ Puede ser que haya una persona que tenga muchas pesadillas y a la hora de
trabajarlas vemos que sí hay un conflicto, pero es un conflicto llevadero; y
puede haber gente que sueñe algo muy suave y a la hora de trabajar, resulta un
gran conflicto – aporta Melisa.
_ Sí. Incluso alguien puede tener una pesadilla de un asunto muy urgente y no es
precisamente que sea alguien muy desintegrado – añade César.
_ Creo que estamos usando precisamente la razón para calificar este asunto de
las pesadillas o de las no pesadillas, o de que si nos acordamos o no nos
acordamos – intervengo. En el artículo se menciona que los sueños no
recordados los estamos evitando, pero María dice algo que yo creo que es cierto:
que en los sueños cerramos gestalten. El sueño cumple su función y por eso no
lo recordamos.
_ Exacto, pero no tenemos elementos para determinar esto, no existen
elementos.
_ Lo válido desde este punto de partida es que trabajemos el sueño o la pesadilla
a ver qué sale.
_ Pero sin olvidar que como humanistas no nos interesa el diagnóstico.
_ César, ¿sabes algo que dijera Perls de los sueños de los niños? – pregunta
Lina.
_ Directamente que diga algo de los niños, no.

Arracional: que está fuera del dominio de la razón, pero no se opone a ella.

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_ Hablando de pesadillas, yo estoy atendiendo niños que las reportan, son niños
de corta edad.
_ ¿Y cuánto es fantasía de lo que oyen de los grandes? – pregunta Úrsula.
_ Yo digo que un niño que está muy excitado tiene pesadillas – responde Lina –,
pero ¿cómo se trabajan?
_ Yo creo que tienen el mismo tratamiento que los sueños de los adultos –
interviene César – o sea, no existe alguna razón acerca de que los niños se
autorregulen de forma diferente, debe ser la misma reacción organísmica que
tienen los adultos. En algunos de ellos es más infantil, menos disfrazada; y
como es menos disfrazada pues sale el dragón.
_ Son más dramáticos – apunta Melisa – y a lo mejor esa misma pesadilla indica
que están más cerca de integrarse, están más a flor.

Al retomar la lectura, Alexis expresa un comentario:

_ En alguna parte de su tesis, Freidberg asienta dos conceptos que me parecen


fundamentales, uno es el de entender la proyección como ‘contacto resistivo’ y
el otro, entender la proyección como ‘cosificación de la experiencia’ (pag. 64).
A mí me hicieron mucho sentido esas dos cosas.
_ Sí – dice César – hay algo que es importante en esto que dices. Hay veces que
alguien sueña una casa muy bonita, un jardín muy bonito, cuando le pedimos
identificarse con el jardín y encuentra ese objeto o lugar como una de sus
mejores partes, entonces habrá indicios de que se resiste a contactar con ella. A
esto el autor le llama ‘contacto resistivo’.
Aquí hay dos opciones: una es hacer lo que hace María, trabajarlo con la
identificación (sin considerarlo como un hueco) experenciando todo lo que
reporta el soñante. La otra, salir del sueño y cuestionarle qué le impide contactar
con esta parte bella suya (cosa que harían los que creen en el ‘contacto
resistivo’); la respuesta podría ser algo así como: “Es que no me la creo y si me
la creo me voy a hacer muy coqueta”.
_ Yo creo que esto se podría ver más bien como un contacto alternativo, es decir
una forma que es una buena alternativa que se está tomando, un camino
diferente. Ver la proyección no necesariamente como una resistencia, o sea que
se resiste a algún conflicto, sino simplemente como una alternativa de proyectar
algo tuyo de otra manera. En cualquiera de los dos casos es un contacto que no
estás teniendo contigo mismo.
_ Eso sería un matiz, el que no contactes un elemento, ya sea por bonito o por
feo; de cualquier manera es un contacto ‘resistivo’. Al trabajar, la persona
podría descubrir que a lo que se resiste es a comprometerse y a
responsabilizarse porque tiene creencias o introyectos que no le permiten
aceptarse.
Otra línea sería aquella que dice que no solo proyectamos lo que resistimos.
Como dijera María: también nuestras partes buenas las sacamos para verlas; es
decir, no todos los elementos de un sueño representan agujeros; no todos son
contactos ‘resistivos’, sino que los proyectamos precisamente para contactarlos.
Otra línea más diría que el soñante construyó un elemento para que esta parte
tan bonita pueda encontrarse con su polaridad, y entonces la resistencia sería no

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ver como está la bronca entre esas dos partes. No sé si me explico, o sea: hay
una parte muy padre mía y otra que la está persiguiendo, no es que yo no acepte
esta parte bonita mía, a lo mejor la estoy viviendo, pero lo que tenía proyectado,
a lo que me resistía a contactar, era esta lucha entre las dos.
_ Me quedo pensando en lo que estás diciendo. De alguna manera representa un
contacto que en vez de ser contacto directo con alguna experiencia determinada,
lo estoy proyectando en cualquier otra cosa, en cualquier otra sensación.
_ Sí, pero no sería el sueño en su totalidad, sino todas las partes del sueño. El
sueño sería un contacto sustitutivo, como tú lo dijiste: sustitutivo.
_ Correcto, como una experiencia personal que por equis o zeta razón no
contacté y estoy tomando otro camino.
_ Ajá, no pudiste contactar en forma directa y sería un contacto sustitutivo, no
‘resistivo’. Este último sería que realmente proyectas aquello porque no lo
aceptas como parte tuya. Algunos ponen énfasis en que todas las partes del
sueño son eso. Siguiendo la línea de María: seamos más humanistas; nos
proyectamos todos, hay unas partes que aceptamos y otras que no. Entonces hay
que tener mucho tino para identificar esas partes que no aceptamos para
integrarlas y hacerlas nuestras.
Bien dice el autor: “Cada aspecto del sueño es una parte de la persona que en
cierta medida, ha enajenado su personalidad y ha proyectado en los objetos del
sueño” (pag. 63). Esta afirmación va en la línea de que cada parte tiene un
aspecto de contacto ‘resistivo’.
_ Tengo una duda – interviene Dinora – no me queda claro lo de la ‘cosificación
de la experiencia’ dentro del sueño, ¿qué sería?
_ No necesariamente es dentro del sueño. Se refiere a los pasos de la
enajenación. Cosificas cuando dices: “me cayó la tristeza o es que a uno le pasa
que luego la gente es así y le viene a uno el enojo”, como si los sentimientos
fueran cosas que te llegan.
_ Pero aquí dice que no toma responsabilidad de sí mismo – agrega Li na.
_ Claro, cuando cosifico y lo pongo como que me viene de fuera es que no
tengo responsabilidad de eso, es algo que me sucede a mí. El autor agrega que la
etapa siguiente es la externalización de estos elementos cosificados e
impersonales. Como dice el niño: “esa mesa está enojada conmigo, ma ha
pegado dos veces”. Tu enojo lo echas fuera y dices: “es que mi esposa no me
aguanta y quien no la aguanta eres tú”.
El caso típico es el del paranoico que echa fuera su enojo y entonces siente que
el mundo está en contra de él. Lo que el autor dice acerca del escuchar es muy
curioso: “cuando tu escuchar ya lo has echado afuera, tu capacidad de escuchar
disminuye y no la quieres contactar y no te quieres dar cuenta de que no la
tienes, entonces son los demás los que no te escuchan” (pag. 63).
_ En el caso de decir ‘me duele la espalda’, ese sería un primer paso, ¿un
segundo paso sería: ‘esta espalda no me deja trabajar’? – interroga Dinora.
_ Cuando dices: esta espalda no me deja trabajar está más interiorizado. Aquí en
lo que insiste es en el aspecto corporal de nuestros sentidos, a veces ponemos
fuera la capacidad de ver: los demás son unos fisgones, andan de metiches en lo
que no les importa.

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Volviendo a la lectura, Freidberg afirma que: “el trabajo con los sueños tendrá,
como objetivo primordial, la integración de los elementos proyectados con
objeto de que la persona pueda recuperar estas partes, y llenar los huecos de
personalidad ampliando su gama de percepciones y conductas” (pag. 64). Es
como lo que decía María: la primera parte del trabajo de sueños es recuperar lo
proyectado, una segunda fase es hacer hablar un personaje con otro y luego las
relaciones que hay entre esas partes (empieza el trabajo de integración); luego
sigue el trabajo más espiritual, el del mensaje existencial, a veces hay un
conflicto en nuestra vida y el mensaje es el que nos revela el nombre de todo eso
que está pasando ahí.
Muchas veces yo lo he trabajado diciendo: ‘y este personaje que aparece aquí
¿qué te quiere decir?, ¿cuál es el mensaje de ese personaje para tí?’
Es como cuando van al teatro y les llama la atención mucho u n personaje: ¿qué
te dijo Sancho Panza? Es como si pudieras hablar con los elementos del sueño,
como si tu fueras el actor de una obra y sales al escenario par decir: ‘mi
personaje es…’
_ Más adelante – dice Melisa – el autor menciona la proyección total, que sería
la sana, y después la proyección parcial.
_ Ahí hay una forma de usar la palabra ‘proyección’ muy diferente. La
proyección que llamamos neurótica es la parcial, cuando parte de nosotros lo
proyectamos en algo o alguien. Y se habla de proyección total cuando por
ejemplo, yo escribo una obra de teatro y proyecto todo lo mío en ella; o hago un
cuadro o una obra de música y ahí salen mis miedos. Según dejo salir todo,
alguien puede decir que me estoy proyectando todo yo. Dirían: ‘eso no puede
ser más que César, porque es una obra que trae esto y esto y esto.
Esta proyección es sana para mí porque me permite identificarme, quizá sin
reconocer algunas partes como mías, pero como las dejo actuar, las dejo hacer,
no tengo ninguna bronca; los rojos son todos mis enojos y los negros miedos.
En el fondo me estoy proyectando, casi se podría decir: ‘híjole toda su bronca
está aquí’, aunque esté sublimada.
_ Pero si no la recuperas, sería igualmente neurótica, ¿no
_ Yo te preguntaría – tercia Alexis – ¿qué es recuperar la proyección?
_ Pues es este proceso de identificarse…
_ Pero ¿la identificación metafórica o una identificación creativa? – Interrumpe
Alexis – porque no necesariamente una interpretación…
_ Bueno, si tú la haces consciente – enfatiza Melisa.
_ Sí, consciente organísmicamente – dice Alexis al tiempo que voltea a ver a
César como buscando su apoyo.
_ Sí, sí, sí. De alguna manera o de otra forma te ayuda a la autorregulación
cuando la totalidad es la que se expande como cuando se sublima en una obra de
teatro, en algo artístico, en algo productivo. Esa sería la idea de creatividad, no
es que yo sepa mucho, pero eso es lo que quiere decir. Qué tanto es cierto y qué
tanto existe esa proyección total, no me consta, pero eso es lo que quiere decir.
No sé que tanto exista el proyectar toda la totalidad de tu ser un una obra. En la
proyección total se llega a la experiencia artística o integradora y al a aceptación
de sí mismo, lo cual permite la posibilidad de un cambio. Como si en la
proyección dejara vivir a mis personajes de la obra de teatro, que hablen, que se

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peleen, que hagan y, de todos modos, de una u otra forma, es como trabajar el
sueño.
_ ¿Y cuál sería una proyección parcial? – pregunta Melisa.
_ Cuando sale, por ejemplo, mi coraje, que es el que no quiero contactar; pero
otros miedos y otras cosas que no quiero contactar no salen, no las proyecto ahí.
Entonces hago un cuadro donde se ve puro coraje. Entonces me llevan al
psiquiátrico, no ponen mi cuadro en un museo.
_ Pero en los sueños – interviene Úrsula – es natural proyectar parcialidades, no
vas a proyectar todo. Depende de cómo estés en ese momento. Si estás
encabronado todo el día, pues no vas a meter otras cosas más que ese
encabronamiento con lo que te pasó, ¿no?
_ Pero eso es proyección parcial.
_ Y no por eso es patológico, porque aquí es el problema, el autor habla de que
la proyección parcial es patológica.
_ Si no la recuperas – apunta César. Toda proyección, si no la recuperas, de una
o de otra forma te tiene incompleto, cuando es creativa la forma en que la echo
fuera, esto me permite trabajarla dentro. Cuando no es creativa, nada más es un
hoyo.
_ Y yo creo que esto también tiene que ver mucho con el proceso que lleves en
tu terapia. Hay gente que va a estar soñando sin saber qué onda. Yo creo que
esto también es una situación del conocimiento de uno mismo a través de su
propio trabajo. Yo no te podría decir a ti, si no estás en estos rollos y no te
quieres identificar con esa parte o no la recuperas, que estás enfermo o
patológico.
_ ¡Ah no! En ningún momento hay que decirlo.
_ No solamente no hay que decirlo, ni siquiera pensarlo. Para mí, ni siquiera
etiquetarlo, porque tú no estarías en un proceso de autoconocimiento. No sé si
estoy hablando claramente.
_ Sí. Lo que entiendo es que ni siquiera h ay que conceptualizarlo porque
entonces… Mira Anatolio comenta que, en sentido estricto, el único humanista
es Rogers, si tú dices que el otro está retroflexionando… ¡no deberías ni
pensarlo! Pero necesitas conceptualizarlo para poder acompañar al otro y saber
guiarlo por un buen camino. Pero en sentido estricto no podrías decir que es un
retroflexor porque sería una forma de etiquetar. Cuando en lo que te dice ves
que está retroflexionando, es una cosa, pero si lo calificas, eso no es humanista.
No hay que decirle: ‘ya estás retroflexionando otra vez…’, sino permitirle vivir
esa experiencia para captar cómo retroflexiona, pero si tú no sabes que
retroflexiona o no sabes acompañarlo a vivir, a darse cuenta que retroflexiona,
¿Cómo lo puedes ayudar? Hay muchas cosas que debemos conceptualizar, pero
desde nuestra actitud, desde donde nosotros las vemos, como nosotros
acompañamos y sin calificarlas de anormales o de neuróticas, sino del modo
como se está relacionando ahora.
_ César, ¿qué pasa con las proyecciones que no recuperas?, pregunta Lulú.
_ Es un potencial tuyo que no utilizas, está alienado…
_ Y está bien – añade Úrsula – desde el punto de vista humanista por algo estás
negándotelo.

25
_ … estás en un proceso, si eso no te está permitiendo satisfacer tus
necesidades, te está haciendo falta. Si a pesar de que este ahí, tú estás
fundamentalmente satisfaciendo tus necesidades… está creativamente alienado,
no tienen que hacerle nada.
_ Sí, yo comprendo – dice Úrsula – o sea, no insisto cuando el otro no quiere,
para algo le está sirviendo.
_ Sí, sí. Aunque en la Gestalt de todos modos intentarías que hubiera una
flexibilidad de la cual el creciente ∗ pudiera enriquecerse; intentarías que
recuperara esa parte que se quedó rígidamente alienada y sabes que para su
desarrollo personal, necesita captarla. Lo más urgente es que le está impidiendo
satisfacer una necesidad; a veces no contactar el tema le hace no resolverlo, y
ahí si es necesario ir midiendo como está la persona. La actitud es: si en este
momento no puede tocar, pues saber si lo acompañé adecuadamente o si en
verdad, él en este momento, no puede tocar.

César mira su reloj y anuncia:

_ Vamos a trabajar en el texto diez minutos más y le paramos porque si no, no


nos va a dar tiempo de practicar. En la página sesenta y cinco, habla sobre la
evitación: “la evitación aparece claramente cuando la persona despierta en ves
de continuar el sueño”, aunque luego se desdice y dice: “…no siempre es tan
obvio” (pag. 65) ya que muchas veces se nos pudo olvidar esa parte del sueño,
pero sí la soñamos. Muchas veces lo que se hace es que si se despertó ahí, pues
hasta ahí se recuerda y podemos trabajar como una fantasía que él haga y que
complete el sueño.
Algo que ya habíamos visto es que el sueño hay que revivirlo, lo cual es
importante porque mueve mucha energía y permite un mayor contacto. Después
dice: “no importa si el sueño es antiguo o no, o solo un fragmento, mientras el
sueño sea recordado, está vivo y disponible, y con tiene un mensaje existencial
y situaciones incompletas no asimiladas” (pag. 65). O sea, cualquier sueño,
mientras esté ahí, está disponible y si la persona quiere trabajarlo por algo será;
de una u otra forma ahí hay un aprendizaje.
_ César – dice Marisa – si un sueño es antiguo y en un momento de tu vida fue
repetitivo y todavía no lo olvidas pero ya no te genera lo que te generó antes ¿de
todas maneras te está dando un mensaje? ¿Por eso no lo has olvidado?
_ No, no es que por eso no lo hayas olvidado. Hay cartas que no se olvidan y un
sueño es como una carta que te enviaste a ti mismo. Hay cosas que no se
olvidan porque te enseñaron mucho, pero no necesariamente porque te puedan
decir siempre cosas nuevas, aunque si haces muy buen contacto con ellas, es
como si volvieras a leer una carta: le encuentras detallitos y cosas ricas.
_ Al hablar Anatolio de la evitación para detectar los huecos, me deja
confundida. Como terapeuta, ¿debo estar calibrando donde o qué elemento del
sueño está evitando contactar o qué? – pregunta Lourdes.
_ Sí, si en algún momento encuentras pasajes del sueño u objetos que te den
alguna idea de que el soñante está evitando contactar con ellos.

Término propuesto por Nuria Brun para las personas que están en proceso de crecimiento.

26
_ ¿Cómo qué?
_ Haz de cuenta, decir: “iba caminando y vi una casa, así media oscura y vi otro
camino muy bonito donde había una cabañita, entonces al llegar ahí pensaba me
voy por el camino de la cabañita”. Habría que ver qué pasa con la casa oscura.
Perls pone un ejemplo cruel, cuando habla de quitar las prótesis en un sueño que
trabajó, las quita porque, al trabajar el sueño, supuso que esas prótesis evitaban
que la creciente se diera cuenta de que no tiene manos. (Aquí César esta citando
un ejemplo que Anatolio Freidberg, el autor del artículo que analizamos en esta
sesión, menciona en su trabajo, acerca del sueño de una escultora, que fue
trabajado por Fritz Perls) (pag. 65).
Entonces es medio sutil ese concepto de evitación, pero en algún momento te
puede dar un tipo y es bueno tenerlo presente; como que el en algún momento te
puede dar la clave de lo que el soñante está evitando.
_ Tuve una experiencia muy bonita – empieza a decir Joel – con una paciente
que empezó a contar su historia y hablaba de gente que está ahí; mencionó a un
ratoncito insignificante; a mí me llamó la atención que lo despreciara, así que la
mantuve en el ratoncito, algo que ella incluso había despreciado pues no
correspondía a la trama del sueño, era un intruso y jalándole la colilla al
ratoncito salió un ratonsote.
_ Qué bueno que lo comentas, porque es un detalle de cómo lo puedes cachar a
veces con el lenguaje no verbal del otro que a veces lo dice muy rápido: “… y
luego pasaron por ahí dos personas y no vi a quien” y te lo dice como
expresando: “pero no te vayas a fijar en esto”. Así es como te das cuenta como
evita: con su tono de voz. Estén muy atentos al lenguaje no verbal, todo lo que
pasa cuando le están contando un sueño, porque eso les va a dar muchos detalles
acerca de si hay evitación, poco contacto con algunos personajes, o si algunos
personajes los mueven más, etc.; les va a dar mucha información y les va a dar
la idea de la evitación.
_ Hablando de las funciones del terapeuta, que menciona Perls, interviene
Melisa – en cuanto a la identificación con los elementos de un sueño: “Si en un
sueño no aparecen seres vivos, esto es, sólo hay objetos, muerte, desolación,
edificios, es muy probable que se tenga una personalidad severamente
psicótica…” (pag. 67) y dice que puede ser muy riesgoso y que puede haber una
fuerte reacción. Como que esto viene a contradecir, para mí, lo que se ha dicho
en estas clases de los sueños, que sí se vale y que sí hay también, una
proyección en objetos.
_ Mira, lo que él dice, por su experiencia, es que cuando solo hay eso, que si
realmente es pura desolación, muerte, no hay nada, que está el pueblo muerto;
cuando solo hay eso, entonces ten mucho cuidado, porque a lo mejor la persona
está pasando por una crisis muy dura, muy difícil; lo único que dice Perls es:
“ve con cuidado y toma en cuenta que puede haber mucha ansiedad”.
Esto también lo veíamos la semana pasada – dice Lina – cuando decía María
que no hay que dudar de la sabiduría organísmica de la persona, que en un
momento dado va a descubrirse cuando tenga que descubrirse.
_ Negarse a trabajarlo sería como dudar. Pero lo que aquí dice es: “cuando solo
hay eso. Si todo mundo está vivo en la fiesta y hay un muerto aquí…”, pues hay
algo vivo, pero soñar un cementerio, medio desierto, en donde no había ni una

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planta, ni objetos por ahí, ya empieza como a decir: ‘¡abusado!’ Y significa que
esta persona puede estar pasando por algo muy difícil.
_ César – interviene Úrsula, quien parece estar muy crítica en esta sesión – eso
es algo muy diferente a decir “es muy probable que se tenga una personalidad
severamente psicótica”. Son muy diferentes los dos conceptos.
_ Yo creo que en su era psicoanalítica, Perls sí aceptaba las clasificaciones y el
diagnóstico, así que nos dice: la experiencia es que estos cuates andan mal,
aguas. No se trata de meternos en su filosofía, sino nada más decir: “Bueno, este
cuate es psicoanalista y ya tiene su experiencia, su lenguaje; dice “mira, en
general cuando los sueños son en esta dirección, nosotros vemos que ahí hay
una personalidad ‘border’ o severamente dañada, entonces cuidado”. Y tú
humanista dices: “pues gracias, yo tengo la confianza en la sabiduría
organísmica y todo eso, pero que bueno que me adviertes”.
_ ¿Eso sería si fueran repetitivos? – pregunta Lina con interés.
_ Sí, en general sus sueños van en esa dirección. Es como un tip. Y creo que es
válido. Si anda funcionando en la vida normalmente y va a tu consultorio, no ha
de estar tan mal.
_ ¿Y si nada más fue un sueño? – pregunto.
_ Mira, si vas a un hospital psiquiátrico y ves que anda deambulando por ahí,
portándose extrañamente y te cuenta sus sueños, puedes concluir algo en el
sentido diagnóstico. Pero si es un hombre fundamentalmente estable y
responsable, con ciertos detalles en su conducta, con tu trabajo es posible que se
autorregule. No hay que perder esa confianza básica. Mucha información puede
venir en estos términos, pero nosotros debemos tener cuidado de no perder
muestra confianza básica en el ser humano, todo ese aspecto filosófico,
rogeriano, humanístico. Podemos hacer caso a todas estas señales.
Más adelante, Freidberg enriquece su artículo citando a Polster, quien
fundamentalmente dice (como lo comentábamos al principio): sigan siendo
terapeutas y si de una u otra forma, a veces sueñan a su papá o a su abuelita,
además de que son una parte suya en el sueño, el creciente al contactar con ella
puede ponerse por ejemplo a llorar: “y es me acuerdo que antier pasó esto y esto
“; aprovecha para que tome contacto con ese evento de la vida cotidiana; el
sueño es el vehículo para que él tome ese contacto, no lo desaproveches.
Igualmente si sueña contigo como terapeuta, a lo mejore en el sueño realmente
está viendo algo que quiere otro tipo de contacto contigo, o te siente lejano. Y tú
puedes decir: “ok, así es en el sueño y ¿cómo es acá en la vida?
_ Aunque eso ya sería salirse del trabajo de sueños – dice Lina.
_ Sería aprovechar el sueño para ampliar las fronteras de contacto (lo cual es
muy valioso también, según los Polster) y no hay que aferrarse a estar nada más
dentro del sueño.
_ Si salió con un hijo del soñante, apareció un asunto muy concreto que trae con
su hijo y entonces lo trabajamos; o sea, que esos personajes del sueño pueden
ser personajes de la vida real ¡y no hay que huirles pues!
_ César – dice Marisa – haz de cuenta: te pasa algo, en el sueño sale y lo
trabajas terapéuticamente, ¿no tienes que regresar al sueño?
_ No necesariamente, por lo general ya se te acabó la sesión y si en la siguiente
el creciente quiere trabajar el sueño, pues le sigues, pero no necesariamente

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tienes que volver a meterte en el sueño. Puede ser que, a veces, en el trabajo
haya tenido mucho movimiento emocional al hablar con su hijo real, no con el
del sueño y no lo haya tratado como parte suya, sino que lo aprovechó para
hacer un contacto con él que no había sentido, que no había vivido.

Con esto terminamos la revisión teórica de esta sesión y después de tomar un descanso, César
nos propone hacer un ejercicio, para lo cual formamos equipos de tres personas, curiosamente
en un mismo equipo estamos Alexis, Joel y yo, los únicos hombres del grupo. El ejercicio
consiste en hacer un trabajo de identificación únicamente; uno de nosotros debe observar
únicamente, otro facilitará y el tercero trabajará su sueño. Alexis pide ser observador pues
saldrá un poco antes de que termine la sesión y no quiere dejar un trabajo inconcluso. Joel me
dice que el tiene un sueño anotado y yo le digo que yo tengo un sueño atorado, de esta
manera, él decide quedarse como terapeuta y yo como soñante. En ese momento se incorpora
Dinora a nuestro equipo de trabajo. El siguiente paso es la narración del sueño que quiero
trabajar, lo cual hago a continuación.
En el sueño había yo visto un oso adulto, esto me llama la atención, pero solo recuerdo esa
imagen. Más adelante, en otra escena, estoy en casa de mis padres y al abrir la alacena donde
guardan trastes y latería, veo en el entrepaño más alto un osezno que al verme se esconde; me
llama mucho la atención y empiezo a buscarlo, cierro las dos puertas de acceso de la casa a la
cocina y empiezo a sacar trastes; conforme hago esto, comienzan a salir roedores de todos
tipos, entonces abro la puerta del patio trasero para que salgan los ratones, me distraigo con
uno pequeño que quiere meterse a la estufa y lo espanto para que salga al patio. Cuando
regreso a la alacena veo un roedor muy grande, como tlacuache, le aviento un trate y el
animal se deshace en varias especies de roedores, me llama mucho la atención una rata de
color chicle, sin pelo y muy repugnante; como no se espanta con lo que le aviento y solo se
me queda viendo de reojo, vuelvo a pensar en el oso y sigo buscándolo. Me imagino que ya
no ha de estar en la alacena y que al terminar de sacar los trastes voy a encontrar u hueco a
través del cual veré el bosque, pienso: “voy a tener que taparlo. Para que no vuelvan a
meterse los animales”.
Después de que en todos los equipos alguien narra su sueño, los soñantes salimos del salón y
el resto del grupo se queda con César, para que les explique en qué consiste la otra parte del
ejercicio. Mientras, los soñantes nos reunimos en la cocina y nos narramos entre nosotros
brevemente nuestros sueños. Lulú tuvo un sueño en el que se ve en ropa interior lo cual le da
mucha vergüenza y al mismo tiempo se lo comenta a las amigas con las que se encuentra.
Marisa nos platica que en su sueño va a acompañar a su padre a la estación del ferrocarril,
pero cuando éste aborda el vagón y el tren emprende su marcha, ella se da cuenta de que
olvidó la maleta y trata de que el tren se detenga para entregársela.
Al regresar al grupo, Joel (mi facilitador) me pide que vuelva a narrar el sueño en tiempo
presente y después me pregunta cuál es el símbolo que me llama más la atención; obviamente
es la rata repugnante, entonces me pide hacer algo que yo estaba rehuyendo: que me
identifique con la rata, que me convierta en ella. Por unos momentos trato de hacerlo
diciendo como soy físicamente, pero no puedo apropiarme de la esencia del símbolo, desde
Gabriel soñante digo que la rata es repugnante, desde ella contesto: “soy tu peor parte”, pero
una indicación de Joel me saca del apuro de tener que explicar esto. Me pide que sea todavía
más repugnante y convierto mi rata en un indigente; es una manera de reconstruirlo para que
yo, Gabriel soñante, pueda hacerle caso, ya que ahora se trata de un ser humano. En él
reflejo dos cosas: lo indignante que resulta que una persona decida llegar hasta su expresión

29
más primitiva y la consideración que tengo hacia las personas. En cierto momento, me dejo
ser ese indigente y corporalmente empiezo a focalizar ciertas sensaciones muy dolorosas en
la espalda, por un momento dejo de hacerle caso a Joel pues prefiero centrarme en lo que
sucede organísmicamente. El dolor en la espalda aumenta al tiempo en que el ejercicio se ha
acabado. Me cuesta trabajo salir de esta sensación y lo voy haciendo con un esfuerzo
considerable.
En la retroalimentación, César le indica a Joel que ciertas cosas que él me dijo me pusieron a
pensar y me sacaban de la revivenciación. Mientras, yo estoy tratando de superar el cansancio
que el ejercicio me deja.
De camino a mi casa pienso en el significado de este ejercicio.

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CUARTO CAPITULO.

He llegado temprano y me quedo platicando un buen rato con algunos amigos en la


recepción. Uno de ellos, Armando, me comenta acerca de un curso muy próximo a iniciarse
llamado El Viaje Chamánico, me da un folleto para leerlo y es algo realmente interesante.
Mientras leo los compañeros y compañeras van llegando, así que cuando entro al salón la
mayoría de ellos ya están acomodados.
Por cierto, para esta sesión lo interesante es que comenzarán los trabajos de los miembros del
grupo en la elaboración de sueños.
Para iniciar la clase Macaria hace una pregunta relacionada con el ejercicio de la sesión
anterior y la cual antecede a la revisión de la bibliografía para esta sesión.

_ ¿Cómo es que yo sabía lo que tenía la maleta dentro? ¿Lo invento?


_ En primer lugar – responde César —, lo sabes porque es tu sueño. Aunque la
trama en general es una producción del hemisferio derecho, al trabajar tu sueño
interviene el hemisferio izquierdo y sigues construyendo. Por otro lado,
sabemos que el inconsciente es sabio y, por lo mismo, sabe qué poner en tu
sueño.
_ Si inventaras – agrega María – de cualquier manera lo harías por algo
significativo. La única condición es que pongas lo que aparece.
_ Si intelectualizaras puedes inventar desde otro nivel, no en el sueño.

Al iniciar la revisión de la lectura (Jack Downing, 1973), encontramos que el contenido teórico
es bastante claro en lo que expone, pues el lenguaje que usa es sencillo y directo, pero al entrar
a la revisión del trabajo que relata, vemos que el autor usa como herramienta la interpretación,
lo cual le quita congruencia a la práctica con respecto al marco teórico de la psicoterapia
Gestalt.

_ El autor ha mencionado que los símbolos no son importantes para el trabajo


con sueños. Sin embargo, hemos visto que sí lo son pues en gran parte forman el
material de trabajo para nuestra intervención – hago mención pues me parece
oportuno hacer una precisión sobre el simbolismo.
_ La importancia de un símbolo puede dejarse ver por el cambio de energía que
hay al narrar el sueño – dice María – lo demás puede no ser tan importante, pero
sí estar relacionado con el contenido del sueño.

Alexis, después de su primera sesión, había elegido ser el primer terapeuta en hacer su práctica
de trabajo de sueños, así que cuando se propone pasar a esta parte, inmediatamente se levanta.
Lo que me extraña es que se dirige directamente a Dinora, le da la mano para que se levante y
pasan a trabajar su sueño.
Después de acomodarse en sus respectivos lugares, comienzan con el trabajo:

Al: Cuéntame libremente tu sueño.


D: Soñé que estoy en un hospital, me acaban de operar y voy caminando por un
pasillo junto con mi hermana; ya m e dieron de alta, pero veo que está abierta la
herida y digo: ‘¡Chin! Tengo que buscar al doctor para que me cosa’. El doctor
se parece a un tío. Pienso en el sueño: ‘no voy a poder usar bikini; bueno, pero

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puedo usar traje completo’. A pesar de la operación no me siento débil. Tengo
que buscar al doctor para que me cosa.
Al: Ahora cuéntalo en primera persona y en presente, trata de meterte en tus
sensaciones.
D: Estoy en un hospital con mi hermana, voy caminando por un pasillo, volteo a
verme y veo que ya está cicatrizando. Me acuerdo que no quería ver. Creo que
estoy caminando, como que tengo prisa. Alguien comenta que mi cicatrización
será queloide .
Al: ¿Cómo te sientes ahorita?
B: Tengo acelerado un poco el corazón, pero ya se me está quitando. Un poco
de nervios.
Al: ¿Nervios? ¿En dónde los sientes?
B: Aquí en el pecho.
Al: Ese pasillo en el hospital, ¿cómo lo sientes?
D: Es angosto…
Al: ¿Qué te hace sentir eso? ¿Hay algo especial?
D: No.
Al: ¿Y a la hora en que ves la cortada de la operación? Ahorita, ¿qué sientes?
¿Sientes algo? ¿Cómo es la cortada?
D: Es como si fuera de cartón, alcanzo a ver el espesor de piel como que no
empata.
Al: ¿Qué sientes de que no empate?
D: Preocupación.
Al: ¿Te hace sentir algo?
D: (Bajando el tono de voz) No me gustaría, es como preocupación, angustioso.
Al: Conviértete en esa herida.
D: Está… (silencio)
Al: ¿Te puedes convertir en esa cortada? Háblame desde ahí ¿Qué haces ahí?
Dime lo que quieras.
D: Se me ocurre que no va a cerrar (silencio).
Al: ¿Y tu hermana? Conviértete en tu hermana.
D: Estoy en un hospital con Dinora y la operaron (vuelve a narrar el sueño en un
tono constante: plano, bajo, que sube un poco al mencionar la cicatrización y
vuelve a bajar después
Al: Estás contando una historia. Hazlo de nuevo.

Dinora repite lo que acaba de decir, aún sin ser su hermana.

Al: ¿De qué te das cuenta tú? ¿Qué sientes como hermana?

Aquí Dinora dice algo que no se entiende bien.

Al: ¿Dónde está el doctor? ¿Puedes ir a buscar al doctor tú Dinora?


D: Sí.
Al: ¿Qué le dirías al doctor? Conviértete en él y contéstale a Dinora.
D: En el sueño pienso que no voy a poder usar bikini (sube el tono).
Al: Vamos a poner al doctor aquí enfrente.

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En este momento Alexis le refleja a Dinora que está tratando de pensar, pues mira hacia arriba,
ella le reporta cierta molestia y cuando Alexis le pregunta hacia quien es esa molestia, ella le
contesta que hacia él. El trabajo se desvía de sueño a lo interpersonal. En la retroalimentación,
Alexis dice sentirse frustrado y con el dolor del aprendizaje; reconoce sus limitaciones y
declara sentirse falto de técnicas que le hubieran permitido lograr la identificación de Dinora
con las partes proyectadas. Cuando el tema varió hacia lo interpersonal, él dice también
haberse sentido molesto.
En el grupo hay comentarios diversos acerca de esta situación, pero en general se habla de lo
positivo que puede ser para Dinora, para Alexis y para la relación entre ambos, el que se haya
llegado a lo que se llegó, tomando en cuenta que la mayoría de los miembros del grupo han
sido compañeros desde hace casi dos años. Con esto cerramos la primera parte de la sesión y
tomamos un descanso.
Durante el intermedio, me acerco a María para preguntarle si podría haberse trabajado la
proyección que estaba haciendo Dinora sobre Alexis, con silla vacía, alternando entre ella y
esa imagen de Alexis que a ella le molestaba, a fin de tener un encuentro que pudiera hacer que
Dinora recuperara esa proyección. María me contesta que esa también pudo haber sido una
alternativa en el trabajo, pero debido a los antecedentes entre ambos, era mejor que se tratara la
molestia real entre ellos. Esta misma duda fue expuesta más tarde en el grupo y la respuesta
fue la misma.
En cuanto a las técnicas que pudieron haberse utilizado en el trabajo del sueño, se menciona
que faltó una definición clara de las partes del sueño, para que pudiera haberse dado una
apropiación que permitiera, a su vez, la revivenciación del sueño.
Me quedo pensando que pude haber retroalimentado más a Alexis, en cuanto a haberlo sentido
apresurado en ciertas intervenciones, o en los momentos en que, a mi modo de ver, pudo
haberse utilizado la ‘silla vacía’, o aquellos en que pudo haber sido oportuna la identificación.
También pienso en lo que yo podría hacer en caso de que se me presentara una situación
parecida.
Después del descanso, César hace un modelaje llevando como creciente a Patricia, antes de
empezar, César le pide que se cambien de lugar ya que él se siente más cómodo del lado
izquierdo, Patricia acepta la propuesta y se mueve hacia la puerta del salón. Una vez
acomodados, César le pide a Patricia que narre su sueño, ella empieza en presente y por
momentos en pasado.

P: Estoy con una amiga en el BJ, un bar que hay en Querétaro, pero no es como
es, entonces haz de cuenta que voy entrando al lugar con esta amiga y voy
preguntando por gente que trabajaba ahí y que ahí iban y me decían que ya se
habían ido. De repente voy caminando por las escaleras y volteo hacia un lado,
veo a mi marido sentado con otra mujer, entonces lo veo, volteo, no siento nada
y sigo caminando con mi amiga. Bajamos las escaleras, salimos del lugar y
vamos caminando cuando dice ella: ‘Oye, pero si a tus hijos les tienes que decir
que su papá se tiene que venir’, le digo: ‘bueno, sí acompáñame, vamos a
decirles’; entonces vuelvo a subir las escaleras y me acerco con él y le digo: ya
nos tenemos que ir porque los niños…’ y algo le digo de los niños, no recuerdo
bien.
Volteo a ver a la mujer y digo: ‘¡Ay Dios! Ve no’mas con quien estás. La veía
como si fuera más que yo, una cosa así. Carlos me decía: ‘¡Ah, si! Vámonos. Se

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levantaba de su asiento y caminábamos hacia las escaleras y veía cómo otra
mujer diferente le metía el pie, se caía las escaleras hacia abajo y nada más
escuchaba yo sus quejidos, sus lamentos, de repente me veía yo abajo y decía:
‘¿Dónde está, donde quedó el hombre? Y alguien me decía: ‘ Pues se quedó en
el piso de arriba, entonces subía y lo encontraba tirado en el suelo, a punto de
morir y entonces decía yo: ‘¡Híjole! (con mucha culpa) y eso que yo no le metí
la patada’ y me decía a mi misma: ‘bueno, es tu esposo’; no me voy sino que le
digo: ‘Te amo, te quiero mucho, yo te voy a cuidar’ y ahí me quedaba yo
abrazándolo”.
C: Y ahí termina el sueño.
P: Sí.
C: Ok, quiero pedirte un favor, ¿nos das tres minutos al grupo y a mi? Y luego
te llamamos para seguir trabajando.

Patricia conviene en esta proposición, por lo cual se levanta y sale del salón, mientras yo me
pregunto que va a pasar, cuando Patricia cierra la puerta, César dice:

_ Vamos a tomarle tres minutos de su trabajo para que me digan qué ven
ustedes. ¿Con qué la identificarían? Algo que en principio me hace figura es el
bar que dice: ‘No soy lo que era, soy diferente’. Hay personajes aquí como por
ejemplo la mujer con la que está.
_ La muchacha de la mesa – dice Lina.
_ Entonces un diálogo entre la muchacha de la mesa y ella puede ser una
alternativa de trabajo. Y cuando dice: ‘Mira con quien estás’ entonces la mujer
puede ser una parte de ella no aceptada.
_ La que le mete el pie al marido – apunta Marisa.
_ La del pie. La del pie que pudiera ser acá (señalando a la parte de la mujer de
la mesa) una parte que ella no acepta de sí y que pudiera trabajar con la que se
queda a cuidarlo.
_ ¿No podría ser con la que de verdad quiere detenerse?
_ Por eso, platicar a la que le metió el pie con esa Patricia final de… que siente
algo por él.
_ El pie, ¿qué parte de ella podría ser? – pregunta Lulú.
_ La del pie es la que le tiene enojo al marido y la que se queda al final con él,
es la que no le tiene enojo.
_ ¿Y la culpa? – pregunta Marisa. Al final siente culpa
_ Que hasta dice: ‘yo no le metí el pie’ – agrega Lina.
_ Por eso yo no diría que es la que lo ama, sino la que tiene todos esos
resentimientos con los que se queda – responde César.
_ Y a mí me hace figura la escalera – apunta Alexis.
_ ¿La escalera?
_ Sí – dice Melisa – con los diferentes niveles.
_ Ok.
_ César, ¿dentro del trabajo de sueños también podríamos elaborar algún trabajo
de fantasía para con esta persona?
_ No es necesario que sea de fantasía, aunque ella menciona que le metieron el
pie, ella dice: se lo metió una mujer.

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_ O sea, el personaje existe en el sueño.
_ Ajá.

Después de esto, alguien del grupo llama a Patricia para que continúe con la elaboración de su
sueño. Entra y se acomoda en su lugar, cuando lo hace César le dice:

C: Narra otra vez el sueño, pero esta vez te voy a pedir que vayas cachando tus
sensaciones y tus sentimientos que vayan apareciendo.
P: Estoy en el BJ con una amiga, entramos y voy reconociendo a las personas
que hay; pregunto por alguna gente y me contestan que ya se fueron; hay unas
escaleras y las subo, luego hay un espacio en donde hay muchas mesas, gente
sentada y en una de ellas veo a mi esposo con una muchacha, sentados, me
volteo y no siento nada. Veo a mi amiga y le digo: ‘vámonos ya, ya es hora de
que nos vayamos’ y vamos bajando las escaleras y llegamos a la calle, y en la
calle ella me hace ver que no le hemos dicho nada a los niños y le digo: ‘vente,
vamos a que les diga’. Nuevamente vuelvo a subir las escaleras, me acerco a
donde está mi esposo y le digo: ‘vámonos, porque tenemos que arreglar las
cosas de los niños’. Entonces él se levanta y empieza a caminar frente a mí y en
eso veo como una mujer le mete el pie y el empieza a dar tumbos, yo no lo veo,
nada más escucho sus gritos y el lamento de dolor, los quejidos, oigo los golpes,
como va cayendo él, más, más, más y de repente me veo abajo y digo: ‘bueno,
¿Dónde cayó? ¿Dónde está?’ pienso: ‘¿Qué le pasó? ¿Cómo lo voy a encontrar?
Entonces alguien me dice: ‘se quedó en el piso de arriba’. Vuelvo a subir y lo
encuentro en el piso, está acostado y no me dice nada, nada más me ve y le
digo: ‘Aquí estoy, te vas a recuperar, te vas a poner bien…’

En todo este segundo relato y hasta el final del trabajo, el volumen se quedó muy abajo, César
en este punto le dice algo así como:

C: En el primer relato me dijiste que este bar no era como es, vuelve al sueño y
conviértete en ese bar, tómate tu tiempo y ve como eras. Mencionaste que lo
habías soñado que no era como es. Entonces dime cómo eres y cómo te sientes
siendo así ahora.
P: (pausa) Tengo que identificarme con el bar.
C: Mhm. Primero con el que no era.
P: Tengo mucha gente, tengo mucha música. La gente está muy contenta. No sé
cuantos pisos tengo, creo que tengo tres.
C: Decías que hay mucha gente adentro.
P: Hay gente rara, hay mucha gente entrando y saliendo, hay gente bebiendo,
hay gente que se para a bailar a la pista, hay de todo. Con la música me siento a
ratitos … si está muy fuerte me siento agredida.

Durante un rato, Patricia está hablando como el bar, no está a gusto con que haya gente
adentro, con lo que hacen y lo que pasa adentro. En determinado momento César le pregunta
qué podría hacer en esa circunstancia a lo que Patricia contesta:

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P: Ahorita, cuando lo repito, es como si me dijera: Bueno y porqué no cierras la
puerta. O sea si yo cerrara la puerta, no habría tanta gente.

Hablan luego de la dificultad de poder cerrar, de que la gente se comporte de otra manera,
porque si entran y hacen lo que quieren entonces no es agradable. El conflicto está entonces
entre la necesidad que Patricia, como bar, tiene de gente. Esto conllevaba un sentimiento de
tristeza y la agresividad en contra que siente porque la gente hace lo que quiere en el bar. Ante
esta situación, no sabe como actuar. César le pide que se de oportunidad de vivir la sensación
de decidir quien puede entrar y quien no a ese bar; ella habla de poder tener un aparato por
medio del cual decidir quién pasa y quién no. Para poder seguir adelante, César le pide que
invente uno de esos aparatos y le deje en la puerta, en ese momento Patricia reporta la
sensación de haber recobrado el poder de decisión. Para terminar, Censar empatiza y focaliza
con Patricia y su sensación de recobrar el poder y cierra el trabajo ahí, donde Patricia siente
que puede recuperarlo.
A continuación, se abre la ronda donde el grupo puede compartir con Patricia su vivencia
durante el trabajo del sueño. Soy el primero en dirigirme a ella:

_ Patricia, quiero decirte que tu sueño y tu trabajo me… me han recordado


momentos de sentirme solo, de sentir que no me entienden, de sentir a veces que
yo mismo no me entiendo y me quedo así como con el aprendizaje de que a lo
mejor yo tengo que empezar por entenderme a mí.
_ Lo que yo siento con tu trabajo fue como la soledad – dice Melisa.
_ Lo que quiero decirte – empieza Lulú, es que como que.. me cambió la
imagen que tenía de ti.

A continuación pasamos a la etapa de preguntas sobre el trabajo que realizaron César y


Patricia, como se hace un silencio, César dice:

_ Recuerden el punto donde empieza la identificación, fue de una forma que


había identificación con contacto, empecé a empatizar, focalizar, haciendo
énfasis en algunas palabras y luego explorando esa sensación que ella tiene.
Pero eso surge incluso de una buena identificación, no porque sea magia del
terapeuta de que hago esto y después esto o primero lo otro, no. Surge
simplemente de cómo se va identificando ella y en esa identificación va sacando
la guía de lo que le pasa.
_ Es que los símbolos en sí mismos no son importantes – interviene Melisa. No
es ser un edificio con escaleras lo que importa sino como siente ella ser edificio.
_ Es el vehículo que te lleva al contacto – agrega Lina.
_ Sí – dice César – puede ser uno y puede ser otro.
_ ¿Qué te hizo entrarle a esto del bar y no a alguna otra imagen? – pregunta
Joel.
_ Lo dije al principio, fue que ella cuando relató el sueño por primera vez dijo:
‘No es como era’. Y en la identificación algo puede surgir de esto.
_ No sé porque te hace eco esa imagen.
_ No, incluso yo le puede decir: ‘ok, ya me describiste el que soñaste, ahora
‘¿cómo era este antes? Descríbeme al que conoces, como era’ y pueden hablar
los dos. Es un pequeño cambio en el que viene todo ese juego de símbolos entre

36
dos personas y puede descubrir si le gusta el cambio o no; a lo mejor dice: ‘me
gustaría ser como antes’ y fíjense, ahí ya es como una rama de dos
posibilidades. Lo que va a abrir es el buen contacto y la identificación. Por eso,
váyanse despacio, no corran antes de identificar; para qué ya luego, luego; que
dialoguen Fulano con Zultana y a ver qué sale. Vean que con la sola
identificación se recupera parte de uno mismo.
_ Otros elementos del sueño sí podrían ser trabajables, o sea todo lo demás.
_ ¡Ah, sí! Puedes trabajar con la caída, trabajar con
_ Pero tu hipótesis es porque esto te hizo más figura, ¿no?
_ No, en un trabajo más largo, sigo trabajando las otras figuras, pero me quedo
lo suficiente en esta como para rescatar todo lo que se pueda.
_ La duda que me queda es que las sesiones terapéuticas no son tan largas para
agotar el trabajo con un sueño de tantos elementos y normalmente, cuando
regrese a terapia, seguramente ya no le late tanto terminar el sueño.
_ Sí, mi pregunta a la soñante sería: ‘¿Todavía te mueve algo el sueño? ¿Quieres
trabajarlo?’ y dejo que ella elija.
_ Siempre me ha quedado a mí esa duda terapéutica, porque de esa manera
como que siempre van quedando partes del sueño trabajadas, pero lógicamente,
a la siguiente semana habrá otra cosa que a la persona le va a hacer figura.
_ Pero acuérdate que esto es gestalt. La gestalt es como una nube que va
haciendo formas y de repente tú le dices: ‘¡Ah, mira! Eso es un caballo’.
Entonces trabajaste con la patita del caballo y luego se transformó, y sigue
transformándose en la semana y a lo mejor llega ahí hecho un Santa Claus o un
canguro, pero es lo que está sucediendo ahora en la nube, es lo que está
haciendo gestalt. Pero es el todo en proceso.
_ Como cliente sí me ha pasado que me he quedado con ciertas cosas que me
hubiera gustado cerrar, por ejemplo en un sueño completo.
_ Pero para cerrarlo en una sesión necesitas una sesión como de dos o tres
meses.
_ Y nunca va a suceder.
_ Nunca va a suceder, pero confórmate; no digo resígnate sino ve lo valioso del
contacto que hagas en cada sesión. Porque ver un puntito en una sesión es como
ver un puntito en algún cuadro y que cambia toda la imagen, como en esos
esquemas que te ponen y que te dicen: mueve tres y vas a ver otra cosa.
_ Oye César – pregunta Melisa -- ¿Cómo cierras una parte de identificación y
entras a otra?
_ Yo a esta la dejaría allí, como pendiente y mientras trabajaría con otra. Si en
algún momento esa otra parte requiere que hable con el bar, lo hago.
_ ¿Y así le dices?: ‘Bueno ahora quiero que…’
_ Sí, así: por lo pronto dejamos esta aquí. Ahora me gustaría que empezáramos
a trabajar esto y con esto.

De esta forma termina la sesión, percibo en el ambiente cierta relajación y pienso que tal vez
se debe a lo que sucedió en la práctica de Alexis que, por otro lado, fue el primer trabajo que
hizo algún alumno del grupo.

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QUINTO CAPÍTULO.

Parece que María no estará hoy en el curso, ya nos había advertido que asistiría tres sesiones y
una no, pero como ya había faltado quedo extrañado al no verla. En cuanto César empieza a
hablar nos disponemos a iniciar la sesión. Para l a revisión de la lectura pide que nos
numeremos del uno al tres todos los que estamos; después nos reunimos todos los número uno,
todos los número dos y todos los número tres. Yo quedo en el grupo uno, Lina y Lorena son
mis compañeras de equipo. Ya formados los equipos, César nos pide que, entre nosotros
comentemos la lectura i su surge alguna duda, le preguntemos, ya sea a el o a María, cuando
llegue. (Así confirmo que María sí asistirá)

El trabajo del equipo es más bien superficial, pero surgen dos dudas interesantes, expongo una
de ellas en representación del equipo:

_ En la página ciento veinticuatro, el autor habla de la manera de trabajar los


sueños, al final del segundo párrafo dice: ‘Se comienza con un sueño, o con el
fragmento de un sueño, y el cliente comienza a permitirse recordar otros.
Entonces, la historia de su existencia nos habla en forma innegable, por medio
de esta serie de las producciones más libres del cliente” (Baumgardner, 1976,
pag. 124) ¿Esto no significa salirse del trabajo del sueño para entrar en la
asociación libre del psicoanálisis?
_ No, responde César, las producciones más libres son las creaciones del
soñante con el fin de identificarse y poder comprender más lo que es ese objeto
y lo que está haciendo allí. También puede hacerse con una persona.
_ ¿Estas producciones libres entonces serían parte de lo que no está en el sueño?
_ Al trabajar el sueño en forma gestáltica una opción es hacer explícito lo que
en el sueño está solamente sugerido. El terapeuta permite y propicia que el otro
libremente lo cree. Si hay unos manifestantes en el sueño que no dicen porqué
se manifiestan; solo ves que lo hacen. Al estar elaborando el sueño, si pone a
hablar a equis personaje con uno de los manifestantes puede preguntarle: ‘¿Y
ustedes qué quieren?’ o ¿Porqué están manifestándose?, ¿Quién los reunió?
¿Los manda alguien?’ Todo esto permite, aunque no esté en el sueño, crear una
nueva situación que no estaba originalmente. Eso sí, es importante para el
terapeuta sentirse con la libertad de hacer preguntas cuando el soñante está bien
identificado. Si está en contacto, eso le permitiría hacer otras identificaciones y
comprender más la identificación con ese personaje que se manifiesta.
_ Pero, ¿cómo podríamos nosotros determinar o captar si esa producciones
tienen que ver con el sueño o no?
_ No importa si tienen que ver con el sueño o no, el soñante está creando
nuevamente y se está proyectando en las imágenes que te describe. Y al estar
proyectándose en lo que te dice, te da la oportunidad de trabajar con la
recuperación de lo proyectado.
En ocasiones sucede que la persona puede ir recordando otros sueños y
metiéndose a otras cosas. Decía hace rato que sí sueñan, por ejemplo, con unos
manifestantes se les puede hacer preguntas y, cuando el soñante contesta desde
la posición de los manifestantes, crea una parte de lo que no está; que sigue

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siendo proyección; aunque aparentemente no tenga nada que ver con el sueño,
pero ayuda a comprender el mensaje existencial o la significación de esa parte.
Hay que permitir la libertad de creación del soñante, porque si lo limitamos al
puro sueño le quitamos mucha espontaneidad o mucha libertad al diálogo entre
partes – completa César mientras yo asiento, pues parece un complemento a mi
pregunta anterior.
_ De hecho, esto es el trabajo de reidentificación – agrega Alexis.
_ Exacto – dice César – con el diálogo se completa el trabajo de
reidentificación.
_ En el momento en que el soñante se convierte en una pelotita que está tirada a
la mitad de un patio y empieza a contar la historia de la pelota en vez de contar
el sueño desde la pelota, no está haciendo el trabajo de reidentificación.
_ Por eso es importante – interviene María, quien tenía unos momentos de haber
entrado al salón), la identificación total no nada más mental, para que entonces
sea proyección de la persona como totalidad.
_ En la página ciento veintitrés – comenta Lorena levantando la mano – dice:
“al trabajar con sueños debe prestarse atención a la primera declaración que
haga el paciente. Generalmente al comenzar, el cliente menciona el escenario:
‘estoy en un teatro’. Para esa persona la vida es un teatro”. (Idem, pag. 123) Y
aquí como que…
_ No te la jales – interrumpe María en un tono burlón dirigido a la afirmación
del autor, provocando la risa del grupo.
_ Creo – responde César – que ahí le exagera; pero sí cuando una persona dice:
‘Fíjate que soñé algo bien ridículo, o bien loco. Tuve un sueño loco y yo quiero
trabajarlo contigo’. Tú podrías empezar el trabajo diciendo: ‘A ver, háblale a tu
sueño loco. Que te diga porqué está loco’. Porque ya está proyectando en el
sueño un juicio, y quizá al hacer contacto con aquel adjetivo que le puso
descubra cosas, pero no necesariamente que ahí esté el mensaje existencial.
_ Cualquier cosa que diga la gente – agrega María – podemos usarla pero
verificando con la persona: ¿Para ti la vida es un teatro? ¿Tu vida es un teatro?
(ejemplifica retomando el caso del texto). A eso me refiero al decir que
podemos utilizar todo lo que la persona produce.
_ Y tal vez en ese momento la vida del creciente sí sea así, o esté pasando por
una etapa muy parecida, ¿verdad? – comenta Lorena.
_ Exacto, siempre pensamos que esa es una verdad en este momento, quien sabe
si lo sea después.

Aprovechando que se hace un silencio María anuncia:

_ El día de hoy cumplimos nueve años, vamos a subir al cuarto para las nueve a
tomar una copa con los de arriba para festejar al Instituto. Entonces, al cuarto
para las nueve suspendemos y nos subimos.

Al retomar la revisión del texto, hago la segunda pregunta que surgió en nuestro equipo:

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_ Aquí, en el equipo, comentábamos que todos los casos que hemos leído son
trabajos en grupo, y preguntábamos ¿será mas fácil o de más ayuda trabajar los
sueños en grupo que individualmente?
_ ¿Para quién? – pregunta César
_ Para el que trabaja el sueño – apunta Lorena.
_ ¿Para el terapeuta o para el cliente? – insiste María.
_ Creo que trabajar sueños, sobre todo sueños, enriquece tanto al terapeuta
como al cliente. Pero me he dado cuenta que casi todos los trabajos que hemos
leído son en grupo y veo que los terapeutas utilizan al grupo para trabajar esos
sueños.
_ Es que la terapia Gestalt se demostraba en grupos. Yo tengo mi preferencia.
Yo puedo trabajar cualquier cosa en grupo, pero eso yo creo que depende del
terapeuta; hay algunos que prefieren mil veces más trabajar en lo individual y se
entregan más y están más atentos, porque trabajar en grupo también implica
otras cosas. Yo personalmente tengo la preferencia de trabajar en grupo, será
porque soy exhibicionista y porque justifico que existe la riqueza grupal y la
energía grupal y todo lo que a mí se me ocurre, pero lo mismo puede ser una
cosa en contra para otro tipo de terapeuta.
_ Bueno – repone Lina – yo pienso que la terapia individual, me da un poco más
de libertad para hablar de cosas que no voy a hablar en un grupo; o sea, creo que
sí tiene sus…
_Yo – interrumpe María subiendo el volumen – prefiero que todas esas cosas
que están en conexión con el inconsciente, se trabajen en grupo porque
empiezan a brotar, algo ocurre también a nivel de inconsciente grupal. Pero
bueno, en general yo creo que la terapia del futuro será en grupos pequeños.
_ En la actualidad, ¿también se lleva a cabo meter al grupo en el trabajo de
sueños?
_ Sí, claro. Algunas veces se utiliza al grupo como un recurso del trabajo de
sueños.
_ Pero – interviene César – yo creo que si algún día hacen terapia de sueños
grupal, es obligación aceptar cierta participación de los miembros del grupo. A
veces se mezcla mucho con el psicodrama y tiene sus ventajas, porque se mueve
todo el grupo y hay identificación, proyección, etc. Pero si algún miembro del
grupo representa mi maceta, cuando lo hace, puede que se asemeje a la mí a,
pero también puede que en realidad no sea como la mía, también hay ese riesgo.
En cambio, cuando yo me identifico con mi maceta y no es otro el que habla
desde ella, aunque le haya dado ciertas características, tengo la posibilidad de
rescatar lo que realmente proyecté en ella.
_ Sí, cuando está hablando de maceta, está hablando de una identificación con
una maceta tan sui generis que movió a todo el grupo – observa María.
_ Yo pensé que si él mismo se podía identificar, a lo mejor rescataba algo muy
personal de su maceta, aunque la manera en que se trabajó también le ayudó
mucho terapéuticamente.
_ El tipo de maceta que era y cómo estaba frente a los demás – dice María.
_ Y las identificaciones que hicieron los otros cuando se cambiaban de papeles,
a ella le ayudó mucho. (Con esto César deja claro que está hablando de un caso
real).

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_ Oye María, ¿alguna vez nos modelarás así con interacción del grupo?
_ Ya que sepan hacer lo clásico, entraremos a hacer cosas un poquito más locas.
No muy locas, nada más un poquito.
_ En la página ciento sesenta y tres – interviene Lorena – cuando Perls está
trabajando con Bárbara, le dice que repita el sueño y le dice: “Recuerda las
cuatro etapas (…) la historia que nos podemos saltar (…) la de contarlo en
tiempo presente (…) directora de escena y luego la identificación” (pag. 163)
Eso de la historia que nos podemos saltar, ¿qué es?
_ No sé si se refiera a que puedes empezar con un trozo de sueño – empieza a
responder César – y no a que le cuente todo el sueño. Es como si le diera a
escoger algo que el soñante específicamente quisiera trabajar, porque no es claro
que sepas qué historia te saltaste. Sería hasta curioso meterse: A ver, lo que te
saltaste. Pero a veces el terapeuta dice: lo que quiero es trabajar esto.
_ César – intervengo – yo entendí por la historia que te puedes saltar lo que es el
relato del sueño, que comúnmente lo hacemos en pasado y en lenguaje
impersonal. Eso nos lo podemos saltar si empezamos a trabajar de inicio
relatándolo en primera persona y en presente.
_ Sí puede tener ese matiz, pero ciertamente no es algo que te puedes saltar del
sueño – responde César con un tono que deja ver que termina el trabajo de
revisión teórica. Sin embargo, me quedo intentando recordar en dónde había
leído que los soñantes entraban directamente a relatar el sueño como si estuviera
sucediendo en ese momento, por fin recordé: varios de los casos que se
presentan en la sección de Seminario Sobre Sueños del libro Sueños y
Existencia, de Fritz Perls, empiezan de esa manera por indicaciones del mismo
Perls (Perls, 1972)
_ Bien – dice María – pasemos al trabajo.

Inmediatamente Alexis se para de su lugar y dice:

_ Yo soy soñante.
_ ¿Tú eres soñante? – pregunta María.
_ Desde antier lo acordamos. Lo tenemos bien ensayado – responde Alexis lo que
provoca la risa entre algunos.

La terapeuta es Ángeles quien se levanta y con toda calma acomoda su escenario sentándose
junto a la puerta y dejando el lugar a su derecha para Alexis. No dice nada, pero con una seña
le hace saber que puede empezar, así que Alexis inicia su relato:

Al: Bueno, soñé que estábamos, mi esposa y yo en Nueva York, frente a un


paisaje de hielo, o sea hay árboles con hielo y el piso tiene hielo, hielo. Y yo le
hago notar a ella que es hielo, no es nieve, ¿sí? Ella se burla un poco de mí y con
eso yo me enojo un poco, pero no se lo expreso. Empezamos a caminar hacia el
fondo y empieza a llover, ella tiene paraguas y yo no. Esto como que ha sucedido
otras veces, (ella trae paraguas y yo no), el paraguas supuestamente…
supuestamente debería haber sido un paraguas chico, corto, no un paraguas
grande. De repente llegamos al final, llegamos a un lugar como estación de
camiones; vamos a ese lugar para tomar un camión, un autobús; estamos

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esperando el camión cuando de repente… veo a dos eh… yo digo dos sidosos,
dos personas con SIDA. Los dos están como metidos en un saco, en un saco
como esos sacos de yute, pero están vivos los dos, y se están peleando, se están
como arañando… y hay sangre.
An: ¿Están los dos juntos en el saco?
Al: No, son dos sacos, están en dos sacos y se están… Creo que uno de ellos es
negro y este… hay alguien por acá que no veo muy claramente, que hace un
comentario muy… como deprimente, no deprimente, muy desagradable: ‘Mira a
estos lo que están haciendo’. Como que le repugna lo que está pasando, ¿no?
Nosotros nada más nos quedamos ahí, observando lo que pasa. Y ahí creo
haberme despertado, aunque no me acuerdo. Yo me despierto mucho en la noche
y el algún momento me debo haber despertado y me debo haber dado cuenta que
tenía un sueño muy fresco, me paré y lo escribí.
An: ¿Por algo especial te interesa trabajar este sueño?
Al: Pues desde hace unas semanas que estoy soñando mucho. Eso me llama la
atención, porque antes no soñaba yo tanto. En segundo lugar me llama la atención
que muchas veces, aunque recuerde mis sueños, aunque no los olvide, como que
toda la carga de emociones se va diluyendo y llega un momento que aparecen
como si tuviera un dibujo nada más a línea, sin volumen y eso me llama mucho la
atención. Y además desde hace mucho tiempo tengo interés de trabajar un sueño
y no lo trabajo porque no lo puedo trabajar yo solo, de alguna forma tengo que
trabajar con alguien, por eso quise hacerlo. Además este sueño si me interesa por
los personajes.
An: Quiero pedirte que intentes meterte en tu sueño, tratar de soñar en este
momento, vivir tu sueño y que me cuentes otra vez tu sueño, pero en presente.
Al: estamos mi esposa y yo en Nueva Cork y veo un paisaje que es muy bonito;
es un paisaje de hielo y me doy cuenta de que hago la definición de que no es un
paisaje de nieve, sino que son pedazos de hielo, como si fueran piezas de hielo,
incluyendo los árboles y el pasto. Ella está muy contenta porque le gustan los
paisajes de nieve, le gusta mucho la nieve. Entonces yo le recalco que son de
hielo y no nieve. Aunque no me acuerdo muy bien, sé que ella se burla un
poquito de eso, pero de ese tipo de burlas que son muy inofensivas, pero yo de
todas maneras me molesto un poco. Estamos caminando hacia…, como si
estuviéramos en un parque y tuviéramos que cruzarlo para llegar a donde vamos;
en algún momento sé que empieza a llover aunque no lo veo y sé que yo no tengo
paraguas y que ella sí tiene paraguas.
An: ¿Puedes decirlo? ‘Yo no tengo paraguas’.
Al: Yo no tengo paraguas, ella sí tiene paraguas. Como que no es la primera vez
que esta situación ocurre, que empieza a llover y que ella sí tiene paraguas y yo
no. Vamos caminando y llegamos a este como paradero de camiones, es un lugar
blanco, un lugar feo. Llego al paradero de camiones, es un lugar feo, como
cubierto de… como si fuera un mercado viejo de la Lagunilla o algo así, pero…
bueno. Estamos esperando a que llegue el camión y en ese momento volteo,
volteamos, porque yo veo que ella también se da cuenta de que están estos dos
sacos como de yute, adentro están estas personas, son dos sidosos y se están
como arañando, como jaloneando, como pegando. Yo veo que sale sangre de
alguno de ellos y hay por aquí (señala a su derecha y atrás) una persona que creo

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que es de raza negra, que creo que es mujer, no hombre, que hace un comentario
muy feo como: en este pinche país siempre sucede esto, o algo así. Esto lo oigo
así como muy de lado.
An: ¿Captas alguna sensación ahorita que te has despertado de tu sueño?
Al: Todo el sueño me hace sentir, me hace sentir algo, me hace sentir cierto
nerviosismo
An: Vayamos al paisaje de hielo. Decías que lo ves en bloques. Ponte en una
posición donde puedas ser ese hielo. ¿Puedes ver ese hielo? ¿Hablar desde ahí?

Alexis se levanta y estira los brazos en cruz, con las manos apuntando hacia abajo y las palmas
hacia adentro, se queda unos momento en silencio como para dejarse sentir como es ser un
bloque de hielo. A un ritmo lento empieza a decir:

Al: Aquí estoy, pero… es suficiente con que esté aquí, es más que suficiente con
que esté aquí. Aquí es donde debo estar, estoy cumpliendo con mi función. Creo
que no quiero hablar demasiado. Aquí estoy, simplemente aquí estoy, estoy bien,
me siento bien, me siento cómodo y aquí estoy.
An: ¿Puedes decir Alexis “así es mi vida”?
Al: (Se mueve y dice): así es mi vida.
An: ¿Te late? ¿Te checa?
Al: No (silencio en el que toma la mano izquierda con la mano derecha)
An: ¿Qué están haciendo tus manos?
Al: Me agarro.
An: ¿Para qué? ¿Qué pasa si te sueltas?
Al: Me desarmo.
An: ¿Y eso, como te hace sentir? … ¿Hay alguna sensación?
Al: Tengo como bajada la cortina.
An: ¿Qué quiere decir eso?
Al: Como que no tengo muchas ganas de hablar.
An: Nada más quieres estar presente.
Al: Sí.

En este momento, Ángeles pide ayuda a María desde su lugar y después de ello vuelve hacia
Alexis y le dice:

An: ¿Te gustaría dar otro paso? ¿Qué hiciéramos otro intento?
Al: Sí. (Al responder mueve las piernas).
An: Trata de ser el paraguas de tu sueño. El paraguas de tu esposa. Date tu
tiempo. ¿Cómo serías?
Al: (suspiro) Soy muy horizontal, estoy hecho de… tengo trozos de madera
(mientras empieza a definirse se talla la mandíbula con fuerza), soy muy pesado,
no creo que proteja, con tela amarilla en la parte de abajo; no tengo tela por
arriba, estoy seguro de ser un paraguas muy deficiente. La tela… la protección
estaría por debajo de las tiras del paraguas. Soy amarillo y de madera. De madera
bonita en la parte de arriba (sube un poco el volumen de voz), pero está sin
terminar; estoy hecho con piezas sueltas que son de madera muy pulida, muy
extrañas, unas salen y otras entran. Puedo ser muy pesado, no soy un paraguas

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práctico, soy un paraguas que pesa y no veo en donde protejo, creo que protejo
por debajo, eso está muy raro, pero creo que protejo por debajo, no por arriba. No
sé como me carga ella, debo pesar mucho. El mango es un mango muy grueso y
de algo tengo que servir.
An: ¿Para qué estás ahí?
Al: Aquí tengo que estar. Algún día tengo que servir para protegerla.
An: ¿Te gusta estar ahí? ¿Te sientes bien ahí?
Al: No tengo opción. Soy el paraguas de ella. Me gusta pero no tengo opción. Me
gustaría ser más ligero. Me gustaría estar terminado. Soy muy burdo, pesado,
incómodo. Estoy muy abierto.
An: ¿Estás incompleto?
Al: Estoy muy incompleto, estoy muy incompleto, estoy muy incompleto (baja
mucho su volumen de voz)
An: ¿Qué está pasando?
Al: Que.. soy… (largo silencio)
An: Esto te da mucha tristeza. ¿Qué necesitas?
Al: (Se mueve y se relaja) Necesito algo que me ayude a trabajar sobre mí, para
avanzar más.
An: ¿Para completarte? ¿Para terminarte? ¿Para recibir lo que te falta?
Al: Soy un bonito proyecto a medias.
An: Muy grande.
Al: Sí, pero muy a medias. Todavía no sirvo bien para lo que debo servir; soy un
proyecto. No sé de donde van a salir las herramientas para pulirme. No puedo ser
elegante, no puedo abrirme, recibir el sol, mojarme con la lluvia, nada de eso
puedo hacer todavía (Silencio).

El volumen del trabajo baja considerablemente y después de un lapso aproximado de dos


minutos Alexis dice:

Al: Sí, ahora sí que así es mi vida, y eso me… me preocupa y … me da tristeza
porque todo esto es muy lento, muy lento y muy, muy difícil, muy tramposo. Pero
sí, sí me siento bien.
An: ¿Cómo estás?
Al: Bien.
An: ¿Te parece dejarlo aquí?
Al: Sí.

Al cerrar el trabajo, Ángeles le da un beso en la mejilla a Alexis. En ese momento, María


interviene:

M: Antes de que te salgas de ahí, Alexis, vuelve a tu sueño y dime qué es lo que
más te mueve.
Al: (Breve silencio) El camión.
M: ¿El camión?
Al: No sé porqué.
M: Ok, lleva el paraguas al camión.
Al: El camión no ha llegado.

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M: No ha llegado.
Al: (pausa) Bueno, ahí está. Pero pinche camión, no creo que ese camión sirva
para gran cosa. Es un camión como de 1946…
M: Ajá.
Al: … viejo, como el que me llevaba a la escuela primaria., amarillo,
destartalado.
M: ¿Y qué tenía de mágico ese camión?
Al: (pausa larga) El chofer.
M: ¿El chofer era lo que le daba magia a ese camión?
Al: No sé, creo que sí.
M: Ok, entonces imagínate al camión, tal como lo pones, modelo 46, por ahí; y
cerrando tus ojos quiero que simbólicamente le entregues el paraguas, que le
digas para qué se lo traes. Y ve qué te pasa al entregarle el paraguas.
Al: Yo soy… soy niño, muy chiquito, de cinco o seis años, estoy muy contento,
traigo mi uniforme de la escuela, le entrego el paraguas a Ramón…
M: Ajá. ¿Qué te pasa al dárselo?
Al: … no le digo que le arregle nada, simplemente le doy el paraguas y me voy
contento.
M: Ok, eso quiero que hagas.
Al: Ya lo hice.
M: Ok ¿Dónde estás ahorita?
Al: Bajándome del camión.
M: Muy bien, bájate del camión. Vuelve a mirar a Ramón y al camión. Y quiero
que veas como el camión se va yendo con Ramón. Tú simplemente le dices adiós
con tu manita.
Al: No me puedo bajar del camión.
M: ¿Qué te lo impide?
Al: Los escalones están como muy altos.
M: ¿Cómo tendrías que bajar para salir?
Al: Solo brincando, pero sería muy peligroso.
M: Aviéntate.
Al: ¿Cómo?
M: Aviéntate. Agarra vuelo y aviéntate.
Al: (pausa) ya.
M: ¿Ya puedes voltear a ver al camión y a Ramón?
Al: Sí.
M: Ahora dime qué quieres que pase: ¿quieres que el camión y Ramón se vayan?
¿O quieres que se queden ahí y tú los ves desde lejos?
Al: Quiero que regresen por mí, me quedé en el campo sin nadie a mi alrededor,
metido en una hojalata.
M: ¿Y cómo te sientes ahí?
Al: Totalmente… estoy metido como en una, en una raspadera de hojalata y estoy
todo… estoy aprisionado, vamos.
M: Ahora quiero que te imagines que viene Alexis…
Al: ¿Quién?
M: Alexis grande. Alexis el del sueño. Tal como estaba en el sueño en New York
Al: Sí.

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M: Quiero que te imagines que saca al pequeño de donde está.
Al: Mhm
M: Que lo hace a un lado.
Al: Ya.
M: Que lo toma de la mano… Y quiero que Alexis grande le pregunte al niño que
quiere, si se quiere quedar con él o quiere que lo suba al camión y que se vaya
con el camión. Espera a oír la respuesta del niño.
Al: (pausa) Sí, sí se quiere ir con él. Tiene al niño agarrado de la mano.
M: Ok, entonces, quiero que desde Alexis, agarrando al niño, los dos vean
alejarse el camión. Y dime cuál es la sensación que tiene Alexis grande de ver
alejarse el camión.
Al: Está sereno, está… está contento.
M: Ahora dime cuál es la sensación del niño, tomado de la mano de Alexis y
viendo alejarse el camión.
Al: Está agradecido. Está contento con él.
M: Muy bien, así quiero que dejes esa imagen, quiero que la mires y cuando sea
suficiente, regreses.

Alexis se mantiene en silencio por treinta segundos aproximadamente y luego abre los ojos. En
ese momento María dice: “Ok, continuemos con la supervisión”. Como es costumbre en todos
los trabajos que se hacen en el Instituto, se abre un espacio por si alguien quiere decirle algo al
soñante, en este caso Alexis, pero nadie habla, así que pasamos directamente a la
autoevaluación por parte de Ángeles que dice:

_ Al principio como que él me estaba platicando y yo ya estaba tratando de


pensar qué podía hacer , pero creo que después sí logré ponerme en contacto
contigo y estar contigo y tratar de…
_ ¿En qué momento? – pregunta María.
_ En el mismo relato del sueño, cuando, cuando él estaba hablando por ejemplo
de hielo, de que era hielo y no nieve, como que yo estaba tratando de que eso se
me quedara, porque noté que ahí había una energía que él notaba mucho.
_ ¿Porqué no trabajaste con eso?
_ Bueno, por eso traté de trabajar con el hielo. O sea, por lo que a mí me hizo, lo
que me llamó más la atención, sobre todo por el tono que él usaba…
_ Empezaste a trabajar con eso, ¿y tú cachas que fue lo que te hizo no tener éxito
en trabajar con eso?
_ Bueno, creo que tú me hiciste ver un poco cuando tú me diste la
retroalimentación de que no lo dejé identificarse plenamente.
_ ¿Cómo le hiciste para no dejarlo identificarse plenamente?
_ Traerlo luego, luego al ‘así es mi vida’.
_ Ok, ¿qué más?
_ Bueno, este cuando él me estaba diciendo lo del paraguas, él se estaba frotando
mucho la cara, yo ahí tuve mucha duda de qué hacer, a fin de cuentas decidí
seguirme con la identificación del paraguas, pero bueno, esa es una cosa que
quisiera que el grupo… (Ángeles como que tiene la intención de terminar, pero
María insiste).

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_ Termina con tu retroalimentación, luego preguntas ¿Algo más que se puede
decir de ti?
_ ¿De lo que hice y de lo que no hice?
_ Ajá, exacto.
_ Me dí cuenta, ya cuando interviniste al final, de que no recogí el tiradero; creo
que sí me hizo falta meterme al sueño para terminarlo de alguna manera. No
dejarlo nada más en esa identificación, que siento que por un lado también fue
dolorosa para él.
_ ¿Sí?
_ Yo creo que sí.
_ ¿Cuál es el inconveniente de que sea dolorosa?
_ Que yo me puse así, nerviosa.
_ ¿Qué es eso?
_ Yo me sentí con mariposas en el estómago
_ ¿Cómo evaluaste eso? ¿Te gustaba, te disgustaba?
_ No, no me disgustaba.
_ ¿Qué tanto tú toca tu dolor?
_ Como el miedo de que se quedara con el dolor.
_ Entonces, ¿a ti te da miedo quedarte con dolor?
_ Sí, (en voz baja, casi inaudible)
_ Ok.
_ Lo que pasa, a mí, cuando yo toco el dolor me gusta sacarlo…
_ Pa’ no tocarlo.
_ … expresarlo. Yo creo que sí lo toco y lo saco, no me quedo con él.

María ve a Ángeles con cara de incredulidad y ésta reacciona como dudando de lo que acaba
de decir. El grupo ríe.

_ Bueno – dice María, dirigiéndose al grupo – ¿le damos retroalimentación?


_ Sí – empieza Melisa – cuando Alexis abrió los brazos, estaba como hielo, como
bloque; cuando los baja no le reflejaste, yo creo que eso también contribuyó a que
no lograra identificarse plenamente con el hielo. Y después también, en un
momento le preguntas: ‘¿Qué necesitas?’, cuando está en la tristeza y tocando el
dolor, no lo dejas lo suficiente como para que él de verdad esté ahí,
inmediatamente le hablas…
_ “Ya cálmate – dice María dirigiéndose a Ángeles – dime que necesitas para salir
de ahí”. ¿Los demás?
_ Yo veo dos detalles – dice César – uno es el lenguaje del ‘trata’: “trata de hacer
esto… trata de ver si puedes esto…” Tendrías que dejar que, si él no puede, te
diga: ‘no puedo’ (…) Creo que la palabra ‘trata’ refleja una actitud que nos quita
mucho poder y contacto. En tu trabajo hay mucho uso de esa palabra y sería
bueno que cuando te grabes la revises, porque veo una tendencia a usarla, para
decirlo al otro lo que haga. Si el otro duda que lo puede hacer, si le dices ‘trata’,
ya casi le dices: ‘te veo muy güey para hacerlo’. Entonces pues menos lo hace, y
yo creo que ese lenguaje a veces no funciona.
Otra tendencia que también te vi y creo que tampoco facilita contactar fue un
interrogatorio con muchas preguntas, antes que te contestara una le hacías otra:

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“siéntete el hielo, ¿cómo es el hielo?” Creo que eran muchas preguntas que a mí,
poniéndome en esa situación, si me llegan todas estas preguntas, me quedo helado
de verdad y ya no puedo hablar. Y cuando dice: ‘es que me quiero quedar así, no
quiero hablar’, en vez de seguirle preguntando: ‘¿eso como te hace sentir?’
decirle: ‘quédate sin hablar y cacha qué te pasa’.
_ ‘Y si viene algún mensaje, alguna idea, repórtamela’ – complementa María.
_ Aunque el no quisiera hablar ¿debí haberlo dejado sintiéndose hielo? – pregunta
Ángeles.
_ Porque el no quería hablar – responde María – que contacte eso, que contacte
sus sensaciones presentes.
_ Lo que pasa es que me atoré cuando dijo: ‘no quiero hablar’. Ahí ya no supe qué
hacer.
_ Que no hable.
_ ‘Quiero nada más estar’ dijo.
_ Sí, nada más repórtame lo que te parece más significativo. A ver que emerge de
ese querer.
_ Era una posibilidad que se quedara hecho hielo – abunda César – y entonces
contacta con eso y a ver qué pasa.
_ Y si dice que nada ¿lo dejas?
_ Sí, nada los muertos.
_ Sí, porque hay personas que te dicen ‘nada’.
_ Los muertos – insiste María-
_ Entonces te paras y le tomas el pulso – digo en broma.
_ Algo así hay que hacer – contesta María.
_ Entonces – dice César retomando el punto – tienes que captar esta tendencia a
preguntar y ver que a veces haces dos preguntas y no sabes cual te contesta. Esto
es como ir equilibrando el darse cuenta a que no llevan las preguntas con el
contacto.
_ Lo que te quiero decir Ángeles – comienza diciendo Lorena – es lo que a mí me
pasó con esta práctica: durante la lectura de Baumgardner vi como el autor
cambiaba la identificación rápidamente: ‘conviértete en esto, conviértete en esto,
conviértete en ésta…’ y en tu trabajo a ratos me sentí dándole vueltas a una sola
identificación. Creo que había muchos elementos en el sueño, con los cuales se
podían hacer más identificaciones, promover un diálogo, algo más.
_ Quiero decir algo que me hizo mucho ruido – comenta Lina – cuando dice: ‘en
el hielo quiero estar’ y luego: ‘no quiero hablar’, Ángeles dice: ‘nada más quieres
estar’ y no era así su vida, o sé que no… eso a mí me… haz de cuenta si te
acuerdas que estaba así…
_ Sí, sí, pero ¿Qué te sorprende de eso? – pregunta María impaciente.
_ Que si su vida es como un bloque de hielo, ¿entonces que hago? Ya sé que es así
en este momento, pero se me hace una incongruencia, está diciendo que el hielo
nada más quiere estar.
_ Sí, pero si ella hubiera dicho: ‘¿Así estás en este momento?’ Y él hubiera dicho:
‘no’ sí sería una incongruencia, pero si lo lleva a: ‘Así es tu vida’, es hacer una
generalización muy gruesa, gorda.
_ Y por otra parte – interviene César –, si no estaba bien contactado e identificado
con el hielo, pues menos, porque nada más eran palabras.

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En este momento se crea en el ambiente como un vacío de intervenciones, parece que César
quiere seguir adelante, yo tengo intención de intervenir, María quiere hablar, pero ninguno
empieza hasta que María reacciona.
_ ¿Ya? Ahí va. A mí me gusta, primero, que llevas una secuencia, o sea de alguna
manera intentas hacer los pasos, creo que es un buen intento, pero te falta
estructurar lo que es un trabajo de sueños; creo que aunque no logras trabajar a
fondo con las identificaciones, empiezas a promoverlas. Me parece que hay cosas
por afinar: si tú ves que él repite igual el sueño a como te lo contó en un primer
momento, ya no pierdas el tiempo, mejor llévalo a la identificación. ¿Si te das
cuenta que su segunda versión del sueño era igual?
_ Sí, por momentos me da la impresión de que era como un relato – contesta
Ángeles.
_ O sea, no estaba muy vivenciada, entonces no pierdas tiempo ahí y vete a los
elementos que te parezcan más interesantes, o lo que a él le parezca más
interesante; o sea: ‘¿qué de lo que aparece te llama más la atención? ¿Cuál
repeles? ¿Cuál te atrae?’ Otro método de elección de símbolos que no sea volverlo
a contar.
Estoy de acuerdo en que usas muchas veces trata cuando le das instrucciones; y
cuando él empieza a sentirse muy incompleto, tú enseguida entras a mediatizar,
por eso te preguntaba a ti que te pasaba con el dolor. Antes de que él de verdad
contacte tú le dices: ‘¿Qué necesitas?’ Con esta pregunta es como si le dijeras, ‘ya
salte de ahí mano’.
Luego tienes muy buenos reflejos empáticos a los que él te responde
afirmativamente, como cuando habla de un proyecto que tiene la base bien.
Cuando él dice: ‘soy muy pesado, bla, bla, bla’ tú empiezas a hacerle muchas
preguntas, hay mucha plática de tu parte sobre el asunto, sin vivenciarlo. Le
preguntas cosas sobre lo que te está diciendo y no dejas que siga contactando. Por
ejemplo, él dice: soy muy pesado, estoy en un proyecto, un proyecto muy
complicado, y tú, en vez de seguirle reflejando lo del proyecto complicado (que
me parece que lo hace salirse un poco) decirle: ‘ a ver, quédate con esa sensación
de estar incompleto’ y continuar más ahí.
Se me hace que a la hora que empiezan a contactar algo emocional te sales y
empiezas con la cabeza. Te pongo aquí en tu evaluación que no te sentí
contactada emocionalmente con él, estás a ratitos pero en general tu trabajo lo
vi frío y racional, como más ocupada de la técnica que de estar con él. Yo no
entiendo porqué le das un beso al terminar. (Silencio)
_ Pues porque me sentía así – responde Ángeles después de un rato y casi
inaudiblemente.
_ ¿Ajá? ¿Y porqué te sentías así?
(Silencio muy prolongado)
¿Qué te movió a darle un beso al terminar? – pregunta María en un tono mucho
más empático que la primera vez.
(Silencio largo en el que Ángeles parece estar tratando de darse cuenta qué
pasó)
_ Darle algo – responde por fin.

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_ ¿No le habías dado? ¿Le debías algo? Parecía que los papeles habían
cambiado, que tú eras la clienta que le estabas agradeciendo el trabajo a él y no
que él, el cliente, te agradecía el trabajo a ti. Algo hay extraño ahí; me parece
que en ese momento pierdes totalmente tu sitio de terapeuta, como si estuvieras
agradeciéndole que trabajara contigo. Por ahí hay algo extraño, no me gustó.
(Dirigiéndose al grupo añade:) ¿Tenían alguna pregunta respecto al trabajo?
_ Cuando él es el paraguas pesado – empieza César – y le preguntas: ‘¿Qué
necesitas?’ o algo así, el dice: es que debería ser un paraguas ligero. Ahí existe
la posibilidad de trabajar cómo sería ese paraguas como para que él empezara a
contactar las posibilidades de serlo, permitirle que tocara esa sensación y que
incluso al contactar las posibilidades de serlo, permitirle que tocara esa
sensación y que incluso al contactarla pudiera hablar con el otro paraguas,
habría una posibilidad de captar cosas que a lo mejor ya estaban ahí.
_ Y también – agrega María –, a lo mejor luego decirle: ¿Cuándo te gustaría ser
un paraguas ligero y cuando uno pesado? Él hace una afirmación: ‘es que esto
es lento, difícil, tramposo, eso me parece una gran trampa’, como para decirle:
‘A ver, hazlo ligero, fácil y honesto’. Es como una paradoja: en este momento
‘hazlo ligero, fácil y honesto’ yo creo que eso sería una idea (lo de lento, difícil
y tramposo ) que no permite seguir adelante.
_ En otra parte – interviene Lina – dice: ‘nada de eso puedo hacer todavía’, se me
ocurre preguntar: ‘¿Qué te lo impide? o ¿Quién te lo impide?
_ Mejor la primera. De alguna manera… ¿Qué hice al trabajar con él?... Añadir
esa parte. ¿Qué creen que hago?
_ Ves como puede completar ese paraguas, cómo puede conseguir esas partes que
faltan – respondo.
_ O arreglar ese paraguas – dice María. Lo que intento es que lo haga
simbólicamente, ¿qué significan Ramón, el camión y el niño? Sabe Dios, pero por
lo menos el paraguas ya se fue a componer.
_ Tenía la duda de que tuvieras un lugar exacto al que querías llegar – dice Lorena
– con el camión, el niño…
_ Yo le pregunté: ‘En tu sueño, ¿Qué te podría ayudar a terminar el paraguas?
_ Oye – interviene Ángeles – ¿y lo que yo le preguntaba de cuando él tiene
movimientos como cuando se talla muy fuerte la cara?
_ Si la narración está contactada, ya no lo saquen; ya tiene contacto, nomás
distraen el contacto.
_ Eso sirve cuando no hay contacto.
_ Eso sirve cuando no hay contacto – responde María confirmando – o cuando
hay algo muy, muy fuerte de evidencia que se contrapone a lo que está diciendo,
ahí hay una disonancia, pero cuando se agarra las canillas o cuando se talla la
cara, eso era algo muy congruente con lo que estaba contando.
_ Estaba reafirmando su propio contacto – dice Lorena.
_ Sí, exacto, estaba reafirmando su propio contacto, sacarlo y hacerlo ver, es
sacarlo del propio contacto.
_ A mí me queda una duda, como lo resolviste me gustó mucho, pero ¿cómo
escogiste de entre todos los elementos el hielo? ¿qué te hizo trabajar ese
elemento? – preguntó Joel

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_ Porque cuando el me platicó su sueño hubo tres cosas que me saltaban: el hielo,
por su tono de voz, por como fruncía las cejas cuando lo mencionaba al relatar el
sueño; los otros elementos fueron el paraguas y el pleito de los costales.
_ Había otra parte que era en la que él no traía paraguas, y me quedé con la idea
de si sería más importante trabajar…
_ Para ti – interrumpe María.
_ Sí – responde Joel – como hipótesis a mí me hubiera atraído el paraguas, ¿Por
qué él no trae paraguas?
_ Para ti – insiste María. A cada quien le hacen figura cosas diferentes. Fíjense
qué analizamos, había muchísimas posibilidades de trabajo: las posibilidades en
los sueños son casi infinitas y cada quien va a escoger lo que le haga figura.
_ La forma como Alexis fruncía o cambiaba la expresión de su cara también es
importante ¿no? Creo que algo lo estaba impactando de alguna manera.
_ Hay que fijarse en los mensajes no verbales del cliente, en dónde hay más fuerza
emocional, más energía.
_ María – habla Melisa – al final ¿Le estás preguntando a él como espectador? Él,
como Alexis, ve al adulto, ve al niño, ve a Ramón.
_ No todo el tiempo, un rato lo hago identificarse con el adulto, otro lo hago
identificarse hacia el niño y otro lo hago ver a los dos desdea afuera para
terminar.
_ Ya no supe cuando, porque… cuando habló en tercera persona como que cerró.
_ Mira, me di cuenta que eso lo estaba haciendo naturalmente, veía al niño, veía al
adulto desde afuera, entonces, lo único que hago es checar cómo se queda el
adulto, como se queda el niño, y cómo los ve. Es algo a nivel simbólico, lo estoy
haciendo desde donde él lo pueda hacer.
_ Es importante para cerrar el sueño como lo hiciste, sacarlo y desde afuera
revisar como lo ve el soñante.
_ A mí me gusta hacer eso.
_ En el fondo es checar que se quede con sensaciones adecuadas, porque si dices:
‘¿y cómo te quedas?’ Puede contestar: ‘ahora me quedo más angustiado’,
entonces sí hay que hacer algo. Eso hace que verifique todo, para que toda esa
transformación que hiciste se quede con sensaciones adecuadas que permitan la
armonía.
_ María – dice Lorena – en ese sentido ¿por qué no tuviste que cambiarlo de sitio
para que fuera el niño o el adulto?
_ Porque me daba mucha hueva (risas del grupo). No lo vi necesario, estaba
haciendo algo internamente y mientras que lo esté haciendo…
_ Acerca de la frase: ‘Así es mi vida’. En el taller de fin de semana fue muy
usada, casi para todo. No me gustaba mucho pero creo que es bueno, pues te hace
pensar internamente.
_ Esa es una frase que te lleva a pensar, utilícenla al final, no al principio.
_ ¿Y cómo es mejor, como afirmación o como pregunta?
_ Cualquiera de las dos.
_ Pero bueno, no importa que sea un estilo personal.
_ No más tengan cuidado al trabajar un sueño, de no hacer preguntas que saquen a
la gente del contacto con el mismo sueño.

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_ Oye – dice Ángeles – en esto del cierre… su sueño es que el estaba con su
esposa esperando el camión, a la hora que él decide que lo pueden llevar a
repararse como paraguas, en el camión.
_ Y luego entra Ramón.
_… y él está chiquito.
_ Sí, ahí él hace un brinco que a mí me sorprende, yo no llego a entenderlo, pero
estoy segura que él sí. La reparación parece que tiene que ser desde otro lado,
entonces yo nada más sigo esto tratando de tener al adulto en conexión con el
sueño para que quede unido. El cambio para él simbólicamente es una cosa muy
importante, aunque ni él mismo lo entienda: el camión de la escuela del año
cuarenta y cinco y él con la edad que de repente se ve, seguro que lo que no está
bien del paraguas ha de tener que ver con eso, se lo tenía que llevar el camión.
_ Quiero decirte algo Ángeles – empiezo a decir – yo oí, cuando le estabas
proponiendo a Alexis que hiciera cosas: en lugar de proponérselo directamente, le
preguntabas como pidiéndole permiso: ‘¿Te gustaría hacer otro intento? ¿Puedes
ser ese hielo? ¿Puedes decir?, etc. Creo que eso quitaba fuerza a tus
intervenciones.

Con este último comentario, terminamos la primera parte de la clase y habemos tres personas
que queremos trabajar nuestro sueño con María, pero María dice que no da tiempo por la
celebración de los nueve años del instituto, así que salimos dispuestos a brindar por el
Instituto, cuando subimos a otro salón, esperamos un momento antes de entrar con los
compañeros que estaban terminando su clase. Al entrar veo dos pasteles y dos botellas de vino
que alguien ha llevado, después de cantar las mañanitas partimos los pasteles y abrimos las
botellas para hacer el brindis correspondiente.

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SEXTO CAPÍTULO

Al llegar al Instituto, es hora de empezar, así que voy directo al salón, pero solo están Dinora,
Lina y Ángeles. Dinora está acostada, como dormitando, mientras Ángeles y Lina leen y
comentan la lectura para el día de hoy. Yo procuro sentarme cerca de la puerta, pues alguien
llegará a buscarme, así podré salir sin tener que atravesar el salón a medio ejercicio. Me siento
en silencio y preparo mis cosas para la clase.
Alexis entra y después de saludar nos comenta que viene un poco frustrado porque intentó
trabajar un sueño con una clienta, pero no le fue bien, ya que ella veía con recelo seguir las
identificaciones que él le proponía hacer. Algunos de nosotros nos atrevemos a hacerle
algunas recomendaciones de cómo podría trabajar, pero veo que eso no le entusiasma.
César llega y nos comenta que María no asistirá, luego nos propone empezar la revisión de la
lectura programada que para esta sesión es: Naranjo, Claudio. La Vieja y Novísima Gestalt.
Ed. Cuatro Vientos, 1989.
La primera pregunta la hace Patricia y está relacionada con la codificación y decodificación
del sueño, César explica:

_ Freud habló de cómo se esconden los significados en los sueños y que tienen
un conflicto manifiesto y un contenido latente. Tú ves algo en el sueño, pero
tiene un significado diferente, simbólico. Cuando decía trabajo de sueños
hablaba de descrubrir los significados encubiertos en el sueño. Pero trabajo de
sueños en Gestalt, tiene un significado muy distinto al del Psicoanálisis.
Bien, ¿alguna pregunta, algún comentario sobre esto, alguna duda? ¿Ninguna?

Alexis levanta la mano y un poco después Lina habla:

_ Bueno, yo nada más quería…


_ A ver, espérame – dice César señalando a Alexis.
_ ¡Ay! Perdón
_ Las damas primero – dice Alexis – cediéndole la palabra..
_ Para nada – contesta Lina.
_ Es su cumpleaños – tercia Lulú.
_ No, para nada. No importa.
_ ¿Es tu cumpleaños? Entonces empieza – dice César.
_ Es algo que ya hablamos aquí y que el otro día María dijo que no debe hacerse,
pero a mí sí me gusta y aquí lo dice Richard – dice Lina refiriéndose al soñante
del caso que Claudio Naranjo presentó en la lectura. “Así es mi vida…, así es mi
existencia…, así soy yo” (Naranjo, 1989)
_ No es que María diga que no se haga – responde César – lo que propone es
impedir que te saque del sueño o del trabajo. Hay que tener cuidado en trabajar
metáforas completas. Por ejemplo, si alguien dice: “Soñé que un pañuelo…” y le
pides inmediatamente que diga: “Así es mi vida”, sin terminar de decirte la
metáfora, no hay una gestalt completa como para usar esa frase. Incluso María la
usa no tiene ninguna objeción teórica a usarla, pero procura estar pendiente que
no la saque del trabajo de sueños, por eso la usa al final.

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No se trata de que afirmen ustedes que de verdad eso es toda su vida, sino que en
ese momento, como lo están viviendo, o en alguna parte de su vida, así es, como
ese pañuelo.
_ Esa partecita mía – interviene Ángeles.
_ Ándale, esa parte mía. A lo que María se niega es a reducir la vida del soñante
a cualquier cosa que aparezca en el sueño. Si alguien viene y nos dice: “Soñé
una piedra en el camino, así es mi vida y así soy yo”. El trabajo gestáltico es
preguntarle: ‘¿Qué más eres?’ La exageración de que ahí está toda su vida es la
que María dice que no tomemos al pie de la letra.
Habría que cambiar el sentido, por ejemplo, diciéndole: “Parece que en cierto
aspecto de tu vida, te quedas petrificado, ¿qué parte de tu vida?’
_ Por la experiencia que he tenido cuando me han trabajado sueños en terapia,
me ha quedado claro que así era mi vida respecto a una cierta persona. Y me
quedó claro, al decir “así es mi vida”, que era en relación con esa persona.
_ Eso es lo que dice María. Si tu dices: “Así es mi vida y así soy yo” y te cae un
veinte, te vas a dar cuenta de algo sobre algún tema o en un área de tu vida, en
alguna situación que está ahorita presente. No quiere decir que eres así en todas
las áreas.
_ No a mí me quedó claro eso, que mi vida era así respecto a eso, y nadie me lo
dice.
_ Por eso aclaro lo María dice que es exageración.
_ Además, así vi que sirve más después de trabajar el sueño, que como principio.
_ A veces, cuando te están narrando el sueño en presente, tú ya tienes alguna
idea de dónde puedes decirle eso a tu paciente.

Ahora César le cede el turno a Alexis, quien había levantado la mano al principio.

_ En relación con lo que estaban diciendo. Al pedirle al soñante que diga: “así es
mi vida”, veo el peligro que el soñante se case con esa etiqueta y que no tenga el
discernimiento que nosotros, como terapeutas podemos hacer.
_ Pero ahí te toca procesarlo con él. Cuando le pides que diga: “así es mi vida y
así soy yo”, también tienes que ve si le checa y en qué área de su vida le checa.
Porque no se lo va a llevar como una afirmación abstracta; si ves ahí que algo se
mueve, entonces cuando se establece ese contacto preguntas: ¿Te checa? ¿En
que área de tu vida te checa? ¿Qué te dice de ti? Y tratarás de procesarlo.
_ A ver, yo le vuelvo a ver el peligro de que lo estoy sacando de lo que está ahí y
lo estoy llevando a cosas que están en otras áreas.
_ En gestalt lo que está ahí es lo que contacta. O sea, cuando ella dice: “así es mi
vida y así soy yo” y contacta y le cae el veinte que así es con determinada
persona, ella lo está contactando y hay que trabajar con lo que está.
_ Bueno – interviene Ángeles – de alguna manera era lo que me quería decir el
sueño, yo comprendí que el sueño me quería decir: “así eres en ese aspecto”.
_ Eso lo contacta y es parte del mensaje del sueño. Si vas a trabajar con lo que
esté, acuérdate que aquí estamos insistiendo en no salirse del sueño, porque
estamos aprendiendo sueños, pero si tu cliente contacta toda una situación fuerte
porque en un pedazo dijo “así es mi vida” y así soy yo y casi se pone a llorar,

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pues trabajas con eso que emerge. Puedes tener una rica sesión y el sueño si se
quiere seguir trabajando, se trabajará en otra.
_ Pero ya, de hecho, se está trabajando parte del sueño, o sea, el mensaje.
_ Claro, es parte del trabajo de sueños, pero luego te puedes salir para que ella
examine su vida en esa área. Puedes trabajar en esa área o seguir con el
simbolismo del sueño, pero ya sabiendo ambos a que se refiere.

Después de un breve silencio, Alexis comparte con todo el grupo lo que comentó antes de
iniciar la clase:

_ Hay algo que me hace mucho ruido y es que el sueño pueda sen contado sin
energía porque no hay energía. Eso me sucede a mí en lo personal y en alguna
experiencia que he estado teniendo ahorita, hay una persona con la que estoy
trabajando, que aparentemente sí tiene interés, pero me doy cuenta que su nivel
de energía, a la hora de contar el sueño, es muy bajo…

(Mientras relata su experiencia en la consulta, me doy cuenta que Alexis se conduce


precisamente como él estaba diciendo que sucedía con su cliente, es decir, con poca energía y
con varias pausas. A partir de este punto aumenta el volumen de su voz)

_… bueno en lo personal, veo esa situación con una idea que expone Naranjo en
la página ciento sesenta y siete, donde dice que en el sueño puede ser bastante
provechoso llenar los vacíos con fantasía o concluir el sueño partiendo de donde
se olvidó al despertar. . Mi duda es si ésta es una buena manera de inyectarle un
poquito de energía al sueño, o sea, volver a activar al soñante como dice aquí:
“volver a activar al soñador para convertirlo en su propio sí mismo soñado”
(Naranjo, 1991) y a lo mejor desde ahí sí lograr tener un poco más de energía,
¿no? Porque esta cuestión del sueño que se cuenta sin energía o que se cuenta sin
asociación, es algo muy, pero muy pesado.
_ Sí, mira, ahí tu puedes pedirle que lo continúe, si te lo contó sin energía,
generalmente te lo va a contar igual, pero puedes probarlo. Donde tú tienes que
trabajar más para que surja la energía es en la identificación y en la
escenificación. Ahí es donde hay que hacer el énfasis, pero si con algún paciente
que ves que no tiene energía le dices: “a ver, termínalo”, la mayoría de las veces
lo va a terminar igual. Aunque puede que algún paciente le dé vida a eso, la
mayoría lo va a terminar igual. En el caso que expone Naranjo, luego, luego se
ve que el soñante se fue solo, pero algunos lo hacen muy racional, entonces te
das cuenta que no es el caso fantasear. Si en un sueño el cuate se está ahogando
y le dices: “continúa” y no se pone en el ahogo sino que dice: bueno, me
sacaron. Yo creo que me sacaron. Me parece que ahí ya no estamos trabajando
con el hemisferio de nuestra fantasía, sino que ya es una conclusión lógica.
_ Digamos, tú como terapeuta ¿Qué haces con una persona que se presenta muy
disociada de su sueño?
_ Hay que intentar en el segundo plano, si ni en presente, ni con ‘así es mi vida’
hubo energía, donde tienes que echarle más ganas es en la identificación, ahí sí
pedirle que escenifique y entonces la escenificación mueve la energía porque
hay también movimiento físico.

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_ Eso es pedirle no nada más que lo verbalice, sino que lo actúe.
_ Ándale, por ejemplo: que soñé con una mesa así de grandota, puedes decirme:
“ponte como esa mesa”, y ahí estoy (César se pone en cuatro puntos sobre pies y
manos) y me pides: “desde ahí dime”, yo puedo contestar: “Pues es que me
cansa”. ¡Ah! Entonces hay más significación.
_ Hay más movimiento de energía.
_ Sí, por lo menos hay más movimientos de energía. Pregúntale al grupo, cuando
tú te pones así (levanta los brazos simulando la posición de Alexis cuando
trabajó su sueño donde había hielo) se va más energía que si nada más me hablas
del hielo. Ponerte en otra posición, hace que se mueva más energía, eso es poner
énfasis en la identificación; y si estás trabajando en grupo, quizá escenificando
algunos personajes con algunos miembros del grupo, le metes más energía.
_ César – digo para llamar su atención –, yo considero que es muy difícil que
alguien, al hablar, no dé alguna señal de donde hay más energía. Creo que quien
narra un sueño sin energía, probablemente también está falto de energía en otras
áreas; tal vez en alguna sesión donde no narre un sueño sea de baja energía. Por
esto pienso que hay que trabajar un poco la movilización de la energía,
independientemente de si la persona trae un sueño o no.
Creo que en cualquier relato que uno hace hay mensajes no verbales que
permiten ver donde hay mayor energía o donde no hay energía, o donde hay
energía detenida, o dónde se está evadiendo la energía.
_ Tienes razón, en parte si una persona es así, te indica que hay que trabajar la
energía. Y también en teoría toda verbalización tiene matices y cambios, pero
hay gente a la que no se les notan. Tú, al hablar, eres expresivo, pero en verdad
hay gente que habla sin matices, planito. Casi te dice lo mismo, por ejemplo: “en
el sueño estaba escribiendo y luego vi como mataron a mi hijo (estas últimas
frases procuró César decirlas en un mismo tono para ejemplificar). No sabes su
hay mayor energía donde estaba escribiendo o no. En verdad no lo sienten, ¡es
difícil, pues! Son tan sutiles que precisamente una forma de controlar su
ansiedad o no hacer cosas, es bajando el tono.
En lo que tú dices, tienes razón, hay que trabajar la energía y por eso, si es un
sueño, insistir en la escenificación, así esa persona está ampliando sus fronteras
de contacto. Si no encontró mucho siendo mesa y lo pusiste ahí diez minutos,
imperceptiblemente está ampliando sus fronteras de contacto. Sobre toro si él de
ordinario es así de plano o no muestra movimiento de energía.
_ ¿Esto de la escenificación – interviene Joel – es exclusivamente para sueños o
se puede usar también en otras sesiones de terapia?
_ Para todo, para todo, todo lo que de alguna forma involucre metáfora, si el otro
dice: “es que me he sentido muy mal, realmente me he sentido como un
estropajo y todo mundo me usa”, entonces que escenifique lo del estropajo.
_ Pero no se estila mucho esto, al menos en el trabajo que hemos hecho.
_ En trabajo individual muchas veces te agarras de la metáfora y la puedes
trabajar prácticamente como un sueño.
_ Entonces, ¿es lo mismo?
_ Es lo mismo, es una proyección y, por lo tanto, puedes valerte de la
escenificación y de todos sus movimientos. En cambio, en grupo recurres al
grupo para que escenifique y hay más movimiento de energía.

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_ Tengo una duda de la página ciento setenta – dice Patricia – al final se lee: “A
pesar de que las técnicas discretas empleadas en el trabajo gestáltico de sueños
son aquellas que ya hemos analizado como de una aplicación más amplia, hay
un punto que requiere ilustración: la forma en que el trabajo de sueños se integra
a la totalidad de la sesión gestáltica, la situación en curso, la interacción grupal,
las dificultades del paciente en el momento de la sesión. Esta es una materia que
solo se puede tratar adecuadamente en referencia a transcripciones de sesiones
completas” (Naranjo, 1991) Esto ¿qué?
_ Sí, lo que dice es que es muy difícil enseñar cómo se trabajan los sueños sin
transcripciones, porque en algún momento el paciente puede pasar a contar el
sueño y sucede como con Perls, que les preguntaba: “¿Qué te pasa?/Pues me
siento muy nervioso con el grupo/ Bueno, eso yo no te puedo enseñar como
hacerlo” ahí tú ya sabes que hay que trabajar primero con eso. Y en algún otro
momento, imagínate que en un grupo una persona está trabajando algo y de
repente, por ahí, otro suelta el llanto, pues es algo que tiene que hacer, como
terapia de grupo. Pero Naranjo se refiere a todos esos incidentes en que, a veces,
el grupo mismo siguió todo el rato bien y luego pasa un sueño y estoy contigo y
lo estoy contando, pero no te quito la vista. Entonces, el terapeuta dice: “A ver
sígueme viendo ahí, antes de que sigamos con el sueño”.
_ Es como volver a decir: “Hay que trabajar con lo que está”.
_ Sí, con lo obvio, con lo que está.
_ Aún cuando estés a la mitad del sueño.
_ Aún y cuando estés a la mitad del sueño – repite César dándole un énfasis
afirmativo a sus palabras. Nuevamente es lo obvio, por eso habla ahí de la
situación en curso, la interacción grupal, las dificultades del paciente, que es
nuevamente lo que aparece, no lo descuiden porque puede ser muy importante.
_ Sí – dice Melisa – no le puedes decir: “deja de verlo a él y sígueme contando
el sueño”. Lo vas a interrumpir ahí…
_ Claro, lo obvio está ahí.
_…”estamos trabajando sueños. A ver, no la veas. Ahora platícame el sueño”.
_ ¿Algo más ? – dice César después de una breve pausa.
_ Me gusta mucho – dice Marisa – cómo en el sueño de Richard se va ubicando.
Digo: “bueno, que habilidad del cuate este”. Cómo se quedó con esto y cómo vio
lo otro. Me gusta mucho como veía.
_ Hay algo aquí de Naranjo que es padre – completa César – cuando lo lleva a
expresar una polaridad, para que después encuentre la otra, que es algo que da
figura-fondo muy claro.
_ Lo que yo vi medio chistoso – interviene Lina __ es que este cuate hace el
trabajo de polaridades solo, sin la intervención del terapeuta.
_ Es que cuando lees transcripciones no sabes si lo pasó o no lo pasó; o si le hizo
señas para no interrumpir. En la trascripción viene solito. En los videos se ve así
claro que el otro… yo creo que si leyéramos algunas cosas de María, no
alcanzaríamos a entender que hizo.
_ Pero también María lo hace – dice Lina – porque por ejemplo, en el sueño de
él (me señala a mí), lo dejó en el mismo sitio en las tres cajas, nunca le dijo:
“Ahora pásate acá y sé otra caja”.
_ No, pero si captas, él se ponía en distinta posición, según fuera la caja…

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_ Y había el comentario de María: “ahora sé la otra caja, ahora sé esto” y aquí no
– dice Úrsula señalando el libro.
_ Ándale y yo creo que había que aprovechar el contacto que él tenía, porque si
era la caja de arriba, tenía una posición, si era otra caja era otra posición, eso
también lo puedes aprovechar a veces. Aparentemente está en el mismo lugar,
pero son otras sensaciones. Lo que te interesa de él es la otra sensación
energética, porque a veces, creemos que cambiándolo de lugar, ya se cambia la
sensación energética y no es cierto, a veces hasta le dices: “a ver, tómate tu
tiempo para ser realmente esto”, porque te das cuenta que sigue hablando desde
el otro. Entonces lo que te interesa no es tanto los cojines o no cojines, sino que
él realmente se meta a otras sensaciones que le permitan hablar desde ahí, que le
permitan identificarse. Y eso lo debe uno cuidar, ya te gusten cojines o no, pero
sí tenerlo muy en cuenta.

Alexis levanta la mano y cuando César lo señala, empieza a decir:

_ Pues yo nada más quiero comentar una cosa que me acaba de pasar hace algún
rato y que me preocupa, es muy importante que estemos conscientes que es muy
distinto trabajar aquí que trabajar afuera. Y el cliente de aquí somos todos
nosotros; pasó en la mañana y vuelve a pasar. Sabemos el juego, sabemos la
terminología y tenemos la mejor disposición para hacer las cosas, a mí me acaba
de pasar hace dos horas, trataba de trabajar un sueño con una persona y desde el
principio me doy cuenta que no está captando. No es una persona que tenga
dificultades para contactar, ni es una persona plana; no tiene dificultades en ese
sentido, hemos hacho trabajos de otro tipo en donde ha contactado, en donde ha
habido muchas posibilidades. Simplemente yo no estaba pudiendo hacerla
identificar adecuadamente. Ya me hicieron ver dos o tres cosas importantes. Por
ejemplo: yo le pido a esta persona que se convierta, en un momento, en un ovni
de tres que están en el sueño y me doy cuenta que lo primero que hace es
sonreírse, como diciendo: ¿Qué onda, de cuál fumaste? Me decía Gabriel: a lo
mejor podías haberle explicado un poco. Me parece que no se trata de una
muchacha ignorante, pero no creo que me entendiera un pito todo esto. Si le
dijera: “Mira el sueño eres tú, tú eres el ovni”. Diría que no me troné una, sino
que me troné tres. (Risas del grupo). Yo quería compartir esto porque creo que
nos podemos ir fácilmente con la finta de que afuera las cosas son iguales y no
son iguales, la gente de afuera no entiende como nosotros.
_ Lo que yo les recomiendo – dice César – es que cuando trabajen con alguien
de afuera, vean que hay palabritas que se necesitan explicar, eso de: “ponte en
contacto contigo mismo”, por ejemplo. Muchas veces, en la primera sesión,
cuando platicamos, les digo: “Aquí trabajamos así, vamos a entendernos.
Entonces ya le digo que hay dos tipos de atención, una atención activa y otra
atención activa. La activa es cuando digo: “A ver dime que hay aquí”, y tú me
contestas: “Hay esto y esto y esto”, le das un orden y lo vas enumerando. La
atención pasiva es cuando te digo: “capta que hay aquí y tú te quedas así como
viendo todo y de repente te empiezas a fijar más en algo que en otra cosa. Y lo
hago yo primero: “En este libro veo esto y esto”.

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Luego me pongo en atención pasiva y me pongo en contacto meditativo,
entonces me llaman la atención los bigotes de él, a eso la nombro atención
pasiva y me permite contactar.
También le digo: “a veces usamos la identificación”. Cuando digas: “me duele la
rodilla”, yo te voy a decir: “habla como tu rodilla”. Por ejemplo, yo me voy a
identificar con mi reloj: “Soy el reloj de César. Soy un reloj de pilas, César casi
nunca me hace caso…” y empiezo a hacerlo yo. Y luego voy a algún objeto que
el paciente traiga o algo.
Así ya nos entendemos y es importante, porque si no el otro va a decir: “híjole,
es que tengo un terapeuta bien raro, me dice que le hable como mi rodilla; y
luego le dije que tenía un dolor y me preguntó de qué color era”.
_ Por ejemplo, de los sueños qué les dirías – pregunta Dinora.
_ En los sueños le puedes decir: “nos identificamos para vivenciar y luego hasta
lo escenificamos”. Y ya que salga lo de la identificación y la atención pues ya
tenemos, no todos los instrumentos al alcance, pero sí la base esencial de cómo
va a ser.
_ ¿Pero no se puede convertir la sesión en una clase? – interroga Melisa.
_ Es como una sesión pedagógica, pero es la primera, que muchas veces es
necesaria, con clientes sobre todo que no saben nada de esto.
_ Sí, es como el modelaje. Pero yo, por ejemplo, en lo de los ovnis, en lugar de
explicarle: “mira lo que buscamos es la identificación” y demás, prefiero decirle:
“¿Cómo te imaginas que es un ovni? ¿Qué crees que pasa allá arriba? ¿En dónde
crees que está?” Irla metiendo así y luego decirle: “Si tú fueras ese ovni, ¿cómo
estarías?”. Iría metiendo más a la persona, como en un ejercicio de
sensibilización, hacer que sienta al ovni para cuando le digas: “bueno y si tú
fueras ese ovni ¿qué?” Me gusta más por ahí.
_ Sí, pero corres el riesgo de meter muchas cosas tuyas en el ovni, más que él.
Entonces ya no es su ovni, sino tu ovni.
_ Sí, pero de la otra manera corro el peligro de atiborrarla de explicaciones.
_ Cuando haces un ejercicio de sensibilización con gente que no sabe nada de
eso y le dices: “conviértanse en un rosal”. Muchos que no saben nada de
sensibilización dicen: “rosal…” y se acuerdan de uno o se imaginan uno. Pero al
decirles: “conviértete en él” muchos usan demasiada racionalidad para describir
al rosal que se imaginan y no pueden convertirse en rosal.
Generalmente los grupos van más allá, que se sientan rosal, que oigan como
rosales. Es cierto que cada quien puede tener su modo, pero sí hay que
enseñarles a los clientes. Ya sea con tú método, ya sea con otro, ya sea que
alguien le pase algunos tips. Hay veinte mil formas.
_ Pero queda claro que algo hay que hacer – interviene Alexis – y no meterla
directo a que se identifique con el ovni.
_ Creo mucho en las técnicas que aprendí en Enfoque – repongo –, en la
cuestión de ver las sensaciones que hay y definirlas, era algo como lo que decía
Dinora hacer rato a Alexis: bueno como es ese ovni, de qué color es, que tamaño
tiene y demás; a mí algo que me ayudó mucho cuando empecé mi proceso
terapéutico fue que la terapeuta me decía: “Si tu tensión pudiera hablar, ¿qué
diría? A mí me gusta hacer lo mismo, como verlo desde afuera antes de
identificarlo, de personalizarlo, de ser yo.

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_ Pero cuando estuviste en Enfoque ya habías llevado técnicas de entrevista y
esas cosas – apunta César.
_ Exacto, pero a mí me ha funcionado cuando tengo gente que le cuesta mucho
trabajo hacer eso, es como primero hacerlo desde afuera.
_ ¿Cómo sería hacerlo desde afuera? – inquiere Alexis.
_ Sí, no de buenas a primeras decirle: “A ver, conviértete en el ovni”, sino
preguntarle: “¿cómo es ese ovni?” y además: “si el ovni pudiera decir algo, ¿qué
diría? o ¿qué hay adentro del ovni?, ¿qué te imaginas que hay adentro?, ¿a qué
viene el ovni? Una serie de cosas primero desde afuera, o sea como si me
estuviera hablando del ovni, no siendo él.
_ Y después decirle: “¿Qué te parece si hacemos el jueguito en el que tú hablas
en primera persona, como si tu fueras el ovni?” En lugar de decirle: “Identifícate
con el ovni” – apoya Melisa.
_ Sí, por eso la palabra ‘identifícate’ habrá que contextualizarla. Lo que no hay
que hacer para recobrar la proyección es “vamos a hablar sobre el ovni”, sino ser
el ovni – replica César.
_ Pero hay que darle valor al “como si”. Creo que es una técnica que la Gestalt
tomo del teatro y es válida. Usar el “como si”, en primer lugar no amenaza
porque es dejar volar la fantasía y saber que no me está sucediendo – agrego.
_ Ándale, pero la identificación es lo mismo. Es hazle como si fueras aquello,
pero uno sabe que no es el ovni.
_ Sí, solo que hay diferencia en decir: “hazle como si fueras el ovni” a decir:
“conviértete en el ovni”.
_ Tanta diferencia que uno te puede estar hablando desde su hemisferio
izquierdo diciéndote el “como si”. Si le pido a alguien: “háblame como si fueras
Gabriel” me puede hablar usando pura lógica del hemisferio izquierdo.
Deduciendo y eso no le haría recobrar la proyección si no se mete en el
hemisferio derecho y de veras trata de sentir como tú. Porque muchos así le
hacemos y hay que cuidar ese aspecto.
_ Aquí de lo que estamos hablando es de cómo empezar a facilitarle al soñante
la identificación si le cuesta trabajo, no digo que así se haga la identificación.

A partir de aquí echamos un poco más de rollo, hasta que César pregunta:

_ ¿Alguna otra cosa del sueño de Richard? Es bastante largo el sueño, pero vean,
Naranjo simplifica y toma una parte, luego le dice que hay algo inconcluso ahí, y
de ahí siguen trabajando.
_ Lo que me gusta – dice Alexis – es ver como entra y sale del sueño. Está en el
sueño y de repente se sale, trabajan una cosa del sueño y vuelve otra vez.
_ Otra cosa – dice Marisa—las intervenciones del terapeuta son directas, no es:
“te voy a confrontar, te voy a resumir” sino: “haz esto, haz lo otro”.
_ Sí, la guía de él – refuerza César. Si se dan cuenta, Naranjo interviene poco, y
es que en los sueños no hay que preguntar tanto, hay que contactar bien. Pero ya
es general la tendencia de cada uno, hay algunos que son interrogadores
profesionales y, bueno, tienen a su favor que a veces hacen alguna pregunta que
ayuda mucho. Y en otros hay más tendencia al contacto, ¿no?

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_ César – se prepara Lina para preguntar. ¿Qué no es más fácil irse a la cabeza?
O sea, si hay más diálogo, ¿no es más fácil?
_ Yo creo que hay que preguntar mucho o lo que quieras, pero dándole más
tiempo al otro para que contacte. (Empieza a hablar en un ritmo acelerado)
“Tengo un dolor en el pecho/ ¿Y cómo es tu dolor en el pecho?/ No pues que así
/ ¿Y qué quieres trabajar con tu dolor de pecho? / Pues quitármelo.” ( A partir de
aquí baja el ritmo) A diferencia de: “Tengo un dolor en el pecho / A ver,
contáctalo (pausa) ¿Qué te dice tu dolor de pecho?” Pero ya contactado. Bueno,
pero tenemos una práctica.

Al escuchar esto se Levanta Úrsula y camina hacia el frente mientras dice dirigiéndose al
grupo, mientras Joel, que ya se había puesto de acuerdo con ella toma el lugar de soñante:

_ Por favor, critíquenme todo lo que sea necesario para que se me quede aquí
(señalando su cabeza) porque vengo con toda la disponibilidad de recibir los
catorrazos.

J: (Iniciando su relato de sueño) Bueno, entramos, somos dos personas, a una


gruta muy profunda en forma de pirámide, al mismo tiempo que esa cosa es un
hotel y parte del chiste de ese hotel es que tienes que bajar a ese subterráneo y
hacerla realmente de eso, de explorador. Llegas hasta abajo y luego de ahí a un
cuarto. A mí me encanta en el sueño toda esa movida, voy bajando y es una
rampa; hasta abajo hay un espacio como una maqueta muy curiosa que está
incrustada en la roca, es una rampa en la que hay rocas de piedritas negras muy
curiosas que señalan la disposición de los cuartos, o sea, como si fuera una
maquetita, como un laberinto. Entonces me quedo así como diciendo: “¡Qué
vaciado por los del hotel que se les ocurrió esta disposición de los cuartos!” A la
vez, la maqueta es una especie de símbolo medio taoísta al que me le quedo
mirando medio fascinado, y en lo que me le quedo viendo a las piedritas
empiezan a transformarse en comida y entonces le digo al otro cuate (que no sé
quien es): “¿Ya te diste cuenta que es para comer? ¡Qué puntadas!” Las piedras
negras se hacen comida, además una comida riquísima, una se hace un vasito
donde hay un coctel de caracol y se me hace agua la boca y entonces le digo:
“¡Ah, mira son botanitas! Que buena puntada de cuates de hacer todo esto para
los que llegan”. Bueno es un fragmento del sueño, y al final ya que llego hasta
abajo pensando en los de la administración del hotel, subimos a ese cuarto en
donde se desarrolla la segunda escena del sueño, pero ya no te la cuento porque
es muy largo.
U: A ver de todo este sueño que me platicaste, ¿hay algo especial que te
gustaría…?
J: Lo que más me queda de este sueño, es la puntada esta de las piedritas, ¡ah!
Bueno, todo lo que es la bajada de la pirámide y en donde se fijó más mi
atención es en el laberinto que indica (no sé porqué lo sé, pero lo sé), la
distribución de los cuartos, también esto de la roca que se transforma en comida.
De hecho cuando despierto me quedo con la sensación de lo maravilloso que es
el sueño, de cómo unas piedritas lisas se transforman en coctel de caracol. (En la
última parte, Joel va bajando el volumen de su voz).

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U: A ver, Joel. Te voy a pedir que metas en el sueño, en esa parte que te interesa
(pausa) y empieza a decirme cómo te sientes, empieza a contar lo que ves.
J: Bueno, yo estoy con un cuate bajando de una rampa muy larga, muy os cura…
llego a … hasta abajo, llegamos y entonces estoy fascinado con la onda esta que
te digo que es buena puntada de los cuates a quienes se les ocurre ¡qué buenas
ideas! Entonces volteo y veo esta cosita redonda como redonda con piedritas así
como en forma de laberinto y me les quedo mirando extasiado, me fascina como
están incrustadas en la rampa y que indican hacia donde están los cuartos; yo
estoy, en el sueño, fascinado, contento, sintiéndome muy explorador ¿no? Y el
otro cuate como que sí me agarra la onda, me dice que sí. Entonces sigo mirando
las piedritas negras y en ese momento empiezan maravillosamente a convertirse
en comida, le digo: “¡Qué onda, es padrísimo!” En realidad no lo puedo creer, le
digo: “¿Ya te diste cuenta? ¡Es comida¡ ¡Qué puntada de cuates! Y el otro me
sigue, me sigue diciendo que sí… Y yo sé que… ¡Ah! Por ahí en la
transformación esta que hay, se vuelve un vasito con un coctel de caracol y se
me hace agua la boca y pretendo comérmelo, aunque no me lo como en el sueño,
pero ahí estoy echándole el ojo. Agarramos hacia la izquierda en un caracolito
que hay en un pasillo y subimos hacia un cuarto.
U: Te voy a pedir que le digas a las piedras, qué te parece que se conviertan (al
tiempo que coloca frente a Joel un cojín)
J: Ah…
U: Diles como te vives así en el sueño, de ver esas piedritas (recuperando su
volumen normal).
J: No, no puedo creer, no se los digo a ellas, se lo digo a él…
U: A ver, deja que te escuchen ellas.
J: Sí, yo les digo: “no puedo creer que se conviertan en comida ¡qué puntadas! Y
además se me está haciendo agua la boca (ríe). Sí, porque se convierten en
caracol, en ceviche de caracol (le explica a Úrsula). Entonces, la transformación
realmente no la puedo yo… ( dirigiéndose al cojín donde imaginariamente están
las piedras): Me asombra que ustedes, que son unas piedritas pulidas, preciosas,
se transformen en comida.
U: (En bajo volumen) ¿Qué pasa?... a ver quiero que te pases para acá (Joel se
cambia de lugar).Ahora te voy a pedir que te tomes el tiempo que necesites y
déjate vivir ahí, como esa piedrita. Y dime cómo son estas piedritas. Cuando ya
estés listo, empieza a decirle a Joel lo que eres como piedrita.
J. (pausa larga) Somos negras, somos piedritas… de río. Somos piedritas
pulidas, negras, estamos aquí hasta abajo en esta oscuridad, estamos organizadas
para señalar algo; ¡qué bueno que hayas notado que estamos para señalar algo!
Estamos… pues tenemos una disposición un poco entre redonda, como
formando un símbolo, como señalando algo… estamos a la mitad de la rampa, la
mitas de nosotras está afuera y la mitad en el costado. Por fuera estamos muy
limpias y pulidas.
U: Enséñenle a Joel como están formadas como símbolo. Toma la posición que
quieras para enseñarle como es ese símbolo (Joel se mueve, pero no mucho).
J: Bueno, yo sé que señalo algo, pero… no quiero ponerme mucho a pensar que
símbolo soy, sé que señalo algo, sé que señalamos la disposición de los cuartos,
y… y en una forma general somos… un símbolo. Como un círculo y dentro de

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ese círculo hay un laberinto que le permite a él ver los cuartos. A donde él guste
ir, ahí puede encontrar cómo. Y qué el escoja.
U: Dile eso, que tiene que escoger.
J: Lo que le guste de… ya… de alguna manera pienso que el símbolo, nuestro
símbolo de nuestras piedritas está ahí para ver por dónde, para señalar algún
camino a seguir. Con toda la libertad puede escoger a qué cuarto ir, a cual no ir;
o si quiere quedarse aquí comiendo nuestra comida. Esta comida en la que
nosotros nos transformamos está aquí para que tú puedas nutrirte. Entonces me
transformo en comida para que te puedas nutrir hacia abajo y no tengas que subir
otra vez… para que no tengas que subir, todo está siendo transformado en
comida.
U: Quiero que contactes esa sensación de ser piedra y transformarte en comida.
J: (Pausa larga) Es muy rico.
U: Ajá
J: Como piedras somos muy bonitas pero puedo transformarme en algo carnosito
y hasta preparado, se siente muy bien, más blando, más suave. Mi consistencia
ya es totalmente diferente.
U: Vuelve a esa consistencia, a esa sensación de transformación de dónde como
piedra, ahora eres más…
J: Ahora quieres que sea la carne…
U: A ver, yo quisiera que te vivieras en la sensación de transformación.
J: Ah…! De la transformación (pausa muy breve) Pues sí, me siento… no sé
como describirla, pero…
U: No me la describas, no más ya que la contactes, ya que la sientas, empieza a
decirme.
J: ¿Qué te digo?
U: Cómo te sientes en la transformación.
J: (Pausa) Soy carnoso, soy… un tipo de alimento, de ser una señalización me
convierto en algo para él, algo para que… siga explorando. Me fascina que yo
me pueda antojar y que te sirva yo de alimento. O sea que no me molesta que me
comas (pausa). Esto está muy chistoso.
U: Mhm. Déjate sentir eso…
J: Siento como una vibración en el cuerpo. Sobre todo cuando venía la imagen
del cambio de piedras a comida, es algo curioso. Soy de color rosa (silencio
largo) Ahora estoy como carne.
U: ¿Te estás viviendo como carne?
J: Como coctel
U: Ajá, ¿coctel de que?
J: De caracol. Y bueno yo quiero que él me coma, No sé ni por qué me convertí
en esto.
U: Pero tú quieres que Joel te coma.
J: Sí, él se sorprende, se asombra, pero… es lógico que se sorprenda, pero a mí
no me importa su asombro, sino yo estoy ahí para que me coma.
U: ¿El lo sabe?
J: No, pero se le está antojando. O sea, no lo sabe pero se le está antojando,
bueno yo creo.
U: déjate tocar esa sensación de estarle antojando a Joel que coma.

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J: Sí, porque para eso me transformé.
U: Para él.
J: Para él (silencio)
U: ¿Le quieres preguntar si te quiere comer? ¿Te gustaría preguntarle?
J: No, no, no… no me gustaría preguntarle. Ya me transformé de piedra en
comida y se me hace demasiado obvio. Además él me está viendo con antojo, no
sé a que hora lo vaya a hacer realmente (silencio). Esas piedras van a servir para
las siguientes personas que vengan.
U: O sea como piedras que se transforman en alimento, no nada más están para
Joel, no nada más para otras personas.
J: Sí, o sea, es parte del show.
U: ¿Cómo te sientes transformándote en alimento listo para los demás también?
J: Bien, porque de algo duro que es bonito, pero no comestible, me siento muy
bien de ser así.

Durante un rato, Úrsula trabaja con Joel la identificación con la piedra del sueño y el trabajo
se va por ahí antes de terminar. Al final, Úrsula pregunta al grupo si alguien quiere compartir
algo con Joel respecto al trabajo de su sueño. Al no haber comentarios de nadie, César indica
tomar el descanso para regresar a la retroalimentación. Al regreso el primero en intervenir es
Alexis.

_ Yo vi el trabajo como tratando de encontrar todo el tiempo algún drama. Por


drama no quiero decir algo trágico, sino algo que me hiciera brincar. Ya sea algo
muy padre, o muy positivo, o muy negativo; entonces me puse un poco ansioso
de ver que el relato estaba lleno de detalles y de texturas y hasta podía yo ver
hasta cierto color y brillo viendo las piedras. No es que el relato sea plano, pero
es como una faceta nueva de lo que puede ocurrir; es un tipo de sueño distinto,
un sueño en el que, a pesar de estar muy detallado y vivido por el soñante, no
tiene drama. Entonces yo me ponía un poco en tu situación y pensaba ¿qué haría
yo ahí?
_ ¿Cómo un conflicto o algo? – pregunta Dinora.
_ Un drama. Para mí la palabra más adecuada es drama. Drama en el sentido que
hubiera algo que sobresaliera en intensidad y en energía del resto del relato. A
mí lo que me daba era mucha ansiedad, desde tu posición (dirigiéndose a Úrsula)
de qué hacer con un trabajo así.
_ ¿Podrías decir en que parte del trabajo te viste angustiado? – pregunta César.
_ No, no exactamente angustiado, pero sí… sí me entraba un poco de ansiedad al
ponerme en la posición del terapeuta, trabajando este sueño, y como no saber
muy bien por dónde. Tú lo haces trabajar varios papeles, ¿no? O sea que haces
todo, haces cosas que a mí no se me hubieran ocurrido hacer; pero es ese
enfrentarte a un sueño que no tuvo drama. Porque no me atrevo a usar la palabra
energía, no es que no tenga energía, el sueño sí la tiene. Como que no hay de
dónde agarrar el sueño y de hecho me da la impresión de que al final, lo que ha
ocurrido durante el proceso, en todo intento de recuperar proyecciones, hecho
muy dentro de las reglas; pero no sé, puedo estar equivocado, como que al
final… no sé… (dirigiéndose a Joel de manera titubeante) ¿Qué te llevas?
¿pudiste recuperar algo? O…

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_ Él lo mencionó – interviene Úrsula.
_ A mí me gustó mucho como me manejó el sueño, porque por el simple hecho
de proyectarme yo en ese espacio, me llevo muchísimo. No entiendo mucho lo
que tratas de decir, pero lo que ella hizo es lo que tenía que hacer y me… me
voy muy a gusto con el trabajo. Me interesaba el sueño y me sentía muy
curioso, pero ahorita, después del trabajo me siento energéticamente diferente.
_ No, yo estaba más bien reflejando, tratando de compartir cómo me hubiera yo
sentido como terapeuta de que por la naturaleza del relato del sueño, me hubiera
costado trabajo agarrarlo por alguna parte. Digo, al margen de la utilidad que a ti
ha representado.
_ Yo creo – interviene César – que eso lo podemos dejar para la supervisión.

Se hace un silencio de varios segundos hasta que es roto por la risa de Úrsula, quien ve algo
en Dinora y por lo cual le pregunta:

_ ¿Quieres decirle algo a Joel?


_ Bueno, a mí también se me hizo bastante como dice Alexis, desde aquí yo no
hubiera creído que contactó muy bien… no sé a lo mejor sí, a lo mejor no.
Pero… este… sentí que se te iba mucho en, en adjetivos ¿no?
_ Yo creo que estamos pasando como a supervisión – insiste César. Ahorita
estamos en si quieren compartir algo con Joel.
_ ¿Le quieres decir algo a él? De cómo te viviste en el sueño de él. O si tocó
algo en ti. Si te toco algo de lo que trabajó aquí – le dice Úrsula a Dinora.
_ ¿Te dice algo de ti misma y lo quieres compartir con el grupo? – añade César.
_ ¡Ah, no! – responde Dinora un tanto sorprendida.
_ Sí a veces de alguna experiencia uno dice: “a mi me hiciste sentir tal o cual
cosa”. Eso sería como comunicar la experiencia y después vendría el análisis.
Bien, pasemos como dice María (dirigiéndose a Úrsula en particular) date
retroalimentación. ¿Qué hiciste bien? ¿Qué hiciste mejor? ¿Qué hiciste regular?
_ Mira – responde Úrsula antes de que César termine de hablar – yo creo que a
diferencia de como soy: una gente muy persecutoria, muy interrogadora, creo
que estuve bastante tranquila, no me angustié mucho. No dejo de reconocer que
estaba yo así como ¿qué onda? ¿por donde me meto? Después, cuando me
tranquilicé, cuando me quedé callada, me entró una sensación… como decir: él
va a hacer su trabajo. Eso lo hice bien, me veo como era yo antes y ahora, y sí
creo que hay un cambio, por lo menos ya no hice un trabajo persecutorio.
Hubo varias hipótesis en el trabajo que y creí y que pensé que iba a hacer, pero
las cambié conforme se fue desarrollando su sueño y conforme iba diciendo
cosas, yo iba cambiando también. Otra cosa que también creo haber hecho bien,
fue no casarme con mis ideas, como cuando fui contigo (hablándole a César que
asintió) pensando que iba a trabajar una polaridad y después me dije: “no es
polar, no es ninguna polaridad”, lo que pasa es que él se estaba viendo muy bien.
Eso me gustó mucho de mí, que ya no me casé con mi idea, o con mi
interpretación o con lo que yo creí que era. Creo que para mí ese es un paso muy
importante.
Y por otro lado, sé que me falta muchísimo para trabajar bien sueños, pero me
gusta que puedo escuchar, cosa que no hacía yo antes.

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_ Ok, Esas son las buenas, ahora dime las regulares.
_ Las malas, pues son que… que me quedé atorada, que no sabía qué hacer de
repente y tenía varias alternativas y no supe qué hacer. La verdad, al final no
supe y por eso le pregunté como se vivía ese momento en que estaba
contactando su alegría, si tenía algo que le estuviera haciendo figura. Yo no viví
el sueño como si fuera un drama, yo no vi nunca un drama de decir que hubiera
habido algo que trabajar…
_ Eso es lo que digo – repone inmediatamente Alexis.
_ Por eso, por eso no lo vi y digo: “si no hay nada que trabajar fuerte, pues me
voy con él a ver qué trabaja, ¿no? Entonces ahí creo que me falta habilidad para
sacar más jugo. Lo que yo siento es que adolezco de no saber de dond e sacar
más jugo.
_ O sea, tú ni viste que había de dónde sacar más jugo – empieza César cuando
es interrumpido.
_ Creo que si tuviera experiencia de años en el trabajo de sueños, le hubiera
sacado mucho más jugo, esa es mi creencia.
_ Vaya pero en teoría no captaste algún momento en donde hubieras podido
sacarle más jugo. O sea, nada más lo viste como un pensamiento de que se le
podía sacar más jugo.
_ No, pues siento que no tengo la preparación – replica Úrsula nuevamente antes
que César terminara de hablar. Porque yo parto de una idea que tengo, la
experiencia se hace a través del trabajo; si yo tuviera diez años de experiencia en
el trabajo de sueños, creo que le hubiera sacado más jugo, no la tengo. Entonces
por eso siento que no lo vi, tal vez hubo cosas obvias, pero yo no la vi ahora,
¿si?
_ A eso me refería, a lo de ahora, lo que hiciste ahora.
_ No, pues yo no las pude ver porque no tengo la experiencia, estoy formándome
en esa experiencia.

Ante esta situación en que siento a Úrsula demasiado a la defensiva y sin entrarle a revisar su
trabajo del sueño, con el argumento de que no tiene experiencia; yo digo para mis adentros:
“¿no que quieres la mayor crítica posible?” No tengo ganas de entrar en discusiones así que
decido callar.

_ Ok – dice César – si alguien quiere decirle algo a Úrsula. Pasamos a


supervisión o a preguntar. Yo lo que te quiero decir es que hay una parte tuya
que es como tú la describiste, muy acompañante, muy estar con el otro. Creo que
lo más genial es como sabes escuchar al otro, de tal forma que no le permites no
sentirse amenazado, estar con él. No sé como te vivías antes que decías que eras
más persecutoria. Creo que ningún momento fuiste así lo que se llamaría
persecutorio, aunque hubo momentos en que hablaron mucho ‘acerca de’. El
‘acerca de’ técnicamente es: yo me identifico con mi pluma y estoy platicando
con el terapeuta acerca de la carpeta, pero si quieres decir todo eso, se lo puedes
decir directamente a la carpeta. Una forma más indirecta sería preguntándole al
soñante: “¿Cómo te ve la carpeta?/ Pues la carpeta me ve así, me ve asá, etc.”
¿Cómo puede la pluma decir todo eso si es pluma y no carpeta? En el sueño de
Joel, la piedra puede decir: “me gustan los ojos de Joel, me gusta esto…”

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_ ¡Ah! Ya.
_ …Pero que dijera: “lo veo muy entusiasmado”, es hablar acerca de Joel. Como
terapeuta debiste decirle: “tú eres la piedra, vamos a preguntarle a Joel si está
entusiasmado o no. Aunque parezca obvio. Sí puede hablar acerca de lo que la
piedra siente cuando Joel la ve.
_Sí, porque eso sí se lo pregunté, cómo se sentía cuando lo veía Joel y desde las
piedras dijo: “muy bien porque me ve”.
_ Pero en muchos momentos la piedra hablaba como si fuera Joel.
_ Sí hablaba por Joel, no dejaba que hablara Joel.
_ Ándale, ese es el peligro y entonces se pierde en contacto.
_ ¿Puedo decir algo de esto? – pregunta Joel.
_ Sí.
_ Mi experiencia es que así como va llegando esta imagen la voy relatando.
_ Ándale pero así yo digo: “Ella me está viendo con buenos ojos”, perfecto,
puedes preguntarme: “¿Qué te pasa a ti cuando te ven con buenos ojos?” Y
hablar sobre mi experiencia subjetiva. Pero no sigo hablando de la experiencia
subjetiva de la carpeta si estoy en el papel de la pluma. En este trabajo hubo
algunos de esos momentos que hacen que se pierda el contacto y que haya un
hablar sobre.
_ Pero eso es más culpa mía que de ella – repone Joel
_No, porque yo soy el terapeuta – responde Úrsula ganándose mi
reconocimiento.
_ En el sentido de que así quiero expresar cómo experimento yo eso. Di me llega
una imagen, pues yo se la relato a ella.
_ A veces, el que trabajó dice: “A mí me fue padrísimo” y en la supervisión se
puede enriquecer mucho al terapeuta. Su trabajo puede estar muy bien hecho
pero puede enriquecerse cuando capta estos detalles. Esa es la idea, no decir: “lo
hiciste mal” sino: “te puedes enriquecer más si evitas esto” y eso le daría chance
de hacer menos preguntas, aunque sus preguntas no son persecutorias.
_ Me cuesta trabajo hacer contactar a la gente – reconoce Úrsula – y eso habla
mucho de mí también.
_ Yo creo que una de las cosas que tendrías que hacer en tu trabajo, es ponerte
en primer plano, que haya más contacto con el personaje; en algún momento él
te dice: “yo no sé por qué me están sudando las manos”, y eso voló.
_ ¿No! No me pasó desapercibido, pero no supe qué onda con el sudor.
_ Por eso te digo eso del contacto, hacer algo así como lo hiciste al final:
contacta con esa alegría, no nada más me digas: “contáctala”.
_ Aunque ¿sabes’ – interviene Joel -- ¡Qué bueno que no lo tocó! (Úrsula ríe al
oír esto), porque este sudor es algo común y es algo que he trabajado y cuando
trabajo en el grupo siempre sudo.
_ Era importante aquí, si te estabas convirtiendo de piedrita a carne, cuando eres
carne, ahí dice mucho; o sea, dile al grupo que no solo eres una piedra y que
señalas cosas y que eres símbolo, sino que también te pueden comer.
_ Sí – interviene Úrsula—cuando le digo que si le gustaría que lo mordieran
dice: “pues…”
_ Y así como un elemento importante lo del sudor era lo obvio, lo que estaba
ahí.

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_ ¿Y ahí que hago César?
_ Reflejar. “Veo que te da nerviosismo cuando tocamos esto” o “¿Qué sientes
cuando tocamos esto?” Porque muchas veces cuando todo va parejito y aparece
una cosa así, hay algo; por eso, la gestalt se enfoca a trabajar con lo obvio, con
lo que aparece, con lo que está ahí, porque eso puede ser muy importante y
estaba contextualizado. No es lo mismo que me digas: “Yo sé guiarte muy bien,
soy un gran símbolo, así me puedes comer (risas). Pero ahí fue el momento
como si deflectaras (dirigiéndose a Úrsula).
Creo que a veces hay pequeños detalles que si, como terapeutas, permitimos mal
contacto, dan chance de salirse. Si él dice: “soy la piedra, la más brillante, soy el
eje” está bien, pero que lo repita con más fuerza. Entonces, con la repetición
puedes tomar no solo más contacto, sino decir: “¡Ah, caramba! Me estoy
viviendo así. Y de eso me puedo convertir en comestible y muy sabroso”. Son
pequeños detalles que pueden ir dando un contacto más pleno, por eso te digo
que enriquecería mucho tu trabajo si te pones en primer plano, y lo que tú decías,
aprovechar detalles para el contacto.
_ Como subirle al volumen – confirma Alexis.
_ Ándale, como que todo lleva un ritmo caso simbólico a nivel jungiano, pero
puedes sacarle mucho contacto. ¿Cómo? Parece que insistiendo en esta parte.
Simplemente decirle: “Ve al grupo y dile soy una piedra que se puede convertir
en algo comestible. Dilo cinco veces” o “dilo dentro de ti: como piedra soy firme
y señalo, soy suave y comible”. O sea, afirmar uno mismo, para recuperar algo
de esa proyección. No es que nos vaya diciendo lógicamente su identificación,
sino que la contacte.
_ Y ahí, dice Melisa, empezó hablando de las piedras y decía: “somos, somos,
somos” y lo fuiste dejando hasta que le dijiste: “nada más una piedra, para que
puedas empezar a hablar” y empieza a hablar en singular, pero acaba otra vez
hablando en plural. Ahí es una deflexión, desde mi punto de vista. Yo insistiría:
“Personifica, háblame desde ser una piedra o muchas piedras”, pero desde el yo
soy.
Creo que fue un acierto – dice César – cuando estaba hablando de muchas y le
dijiste: “selecciona una nada más”, es un buen acierto porque permite más
contacto. Luego le dices: “entonces tú señalas/Bueno, con todas” responde él.
Pudiste haber preguntado: “¿Qué parte de esa señal eres tú?” en fin, detallitos así
en los que puedes ahondar.
Mira todo lo que hiciste fue como buena panorámica, buena panorámica y por
eso te digo que te pongas cerca para agarrar un detallito y decir: “¡Hey! Ese
punto lo podemos contactar. Y entonces puedes trabajar cualquier sueño así
como trabajaste este de suavecito, puedes seguir en ese ritmo y en un momento
encontrar el click que le ayude al otro a hacer el contacto que le va a dar el
mensaje del sueño.
Por otra parte, creo que tienes tranquilidad, no te siento acelerada, no queriendo
hacerlo rápido, sino con tranquilidad y con potencia, o sea estando, estando,
estando. Todos esos son muy buenos elementos. El ritmo también, sin acelerarte,
sin apresurarte, sino tomando el ritmo del otro. Y como dice Alexis, siguiendo
los pasitos del sueño: que se identifique, que lo cuente en presente y no sale
nada, no sale, pero con esa confianza en que él lo va hacer como li hiciste y eso

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me pareció muy bien. (Dirigiéndose al grupo) ¿Alguien quiere decirle algo más a
Úrsula o comentar algo del trabajo, preguntar?
_ Yo – respondo y me dirijo a Úrsula – quiero decirte que me sentí bien de ver la
soltura de tu trabajo al ir proponiendo los cambios, incluso cuando te paraste a
pedir apoyo le dijiste: “quédate ahí”; esa soltura me encantó y el
acompañamiento, lo sentí muy padre. Y en esto que te decía Melisa de la
identificación, de ir del soy al somos, yo también lo vi, pero para mí esos
momentos eran oportunidades de hacer diálogo entre Joel y la piedra grande que
se convierte en ceviche; desde aquí yo veía que las oportunidades se perdían al
hablar contigo en vez de hablar con Joel. Sentí que se iba agotando la temática al
estarte diciendo a ti lo que empezó diciéndole a Joel. Creo que al haber diálogo
Joel lo hubiera captado mejor.
Me quedé con una duda, al momento de recoger el tiradero, cuando le preguntas
cómo se siente y demás, que se queda ahí en el cojín donde fue la piedra y ahí
me surge la duda, ¿porqué retomar la sensación de ese lugar?
_ ¿Porqué le digo que desde la piedra? – pregunta Úrsula para asegurarse de
haber entendido.
_ Ajá.
_ Mi hipótesis fue que cuando el me dice: “Es que yo tenía la idea de que no
podía hacer otra cosa” y en la piedra él se vive con muchas cualidades también,
entonces como que ser piedra no nada más es ser una piedra que no siente, esa
fue mi hipótesis al darme cuenta que esa piedra también es valiosa, tiene muchas
cualidades. Porque de este lado se veía muy pleno, como comida, pero parece
que la parte que no le daba mucho o no le satisfacía era la piedra; él dijo: “Tengo
la idea que así soy”. Ahí quise recuperar, quitar la parte mala de esa piedra. Esa
piedra tiene muchas cosas buenas.
_ Claro, como que de estas dos, aquella (señalando el cojín desde donde intentó
la integración) era la más…
_ Tiene muchas cosas valiosas que el no veía.
_ A mí me preguntó que si podía hacer trabajo de polaridades entre la piedra y la
carne – apunta César – entonces le dije que sí, que podía existir esa posibilidad.
_ La suavidad y la dureza – aventuro.
_ La dureza y demás cualidades. El dijo: “yo como carnita, ni señalo a nadie, ni
ando haciendo símbolos extraños”. Podrían existir otras posibilidades según el
enfoque que le dé a una y a otra.
_ Lo que pasa – interviene Úrsula – es que ya no trabajé con la polaridad.
Empecé a sentirme presionada con el tiempo.
_ No y que bueno. Porque fuiste flexible, fuiste cambiando tu idea, tus hipótesis
y qué bueno que no trabajaste con eso, trabajando polaridades te hubieras
forzado; la flexibilidad de ir por donde fue marchando es mejor que haberte
forzado al trabajo de polaridades.
_ Tú dijiste – resume Melisa – que tu hipótesis era trabajar polaridad y no se
pudo, entonces sentiste que había otra cosa que hacer; bueno yo te diría que no
se pudo trabajar polaridades porque faltó identificar bien esas partes, porque
desde mi punto de vista faltaron preguntas, por ejemplo: “¿cómo te sientes
siendo piedra dura, que muestras una parte y otra no? ¿Cómo es eso? ¿Cómo te
sientes siendo así? Entonces una vez identificada con todas las cualidades de esa

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parte, entonces ya se puede hacer el diálogo, pero si no avanzaste en la
identificación, obviamente no podías trabajar la polaridad.
_ Hubo un momento – interviene César – en que pensé que por ahí ibas, porque
le preguntaste: “¿Cómo te sientes siendo esa piedra que es dura? Pero de ahí
pasaron a hablar sobre el otro.
_ Fue cuando me di cuenta que estaba con el tiempo encima – responde Úrsula.
_ Sí, fue bueno tu tiempo. (Dirigiéndose al grupo) ¿Quieren decirle algo más?
_ Yo sí – dice Lina con dificultad. A mí me quedó una sensación de vacío, no sé,
estoy… ¿Cómo te podría decir? Sentí que era difícil trabajar par ti esto, ahora
entiendo que fue falta de hacer contacto; yo me sentí frustrada, o sea, siento que
no, no, aunque Joel dijo que había algo como que fueron palabras, pero
internamente siento un vacío muy…
_ Cacha bien ese vacío – le dice César.
_ ¿Es porqué me está pasando?
_ No, para que cuando trabajes con un cliente, sientas si lo que hace falta es un
buen contacto. Porque a veces quedan sensaciones así, en las que uno dice:
“como que aquí falta algo”.
_ Sí, sí, es eso porque en la mañana hubo otro trabajo con el que también me
quedó una sensación de que algo faltaba. A lo mejor es esa falta de contacto y la
capto de alguna forma…

En este momento, César consulta su reloj y se da cuenta de que el tiempo se ha agotado, así
que terminamos con esta larga sesión que me resultó cansada y me dejó satisfacción por lo
aprendido.

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Séptimo Capítulo

Al llegar al instituto me encuentro con la noticia de que nos han cambiado de salón, tenemos
que subir al segundo piso. Como llego retrasado, no me detengo a platicar, contra mi
costumbre. Cuando entro al salón están platicando de algo que en verdad no entiendo, en parte
porque he llegado tarde y en parte porque están terminando con la plática. Para empezar con
la sesión decidimos revisar la lectura para ese día que son dos capítulos de Downing
(Downing, Jack. Sueños y pesadillas en Libro de Sesiones de Terapia Gestalt, N.Y. Harper
and Row, 1973) y uno más de Dublin (El Poder del Diálogo Gestáltico en el Trabajo con
Sueños: Integración de una Personalidad Múltiple. Voices, 1978).
En esta ocasión, soy el primero que hace un comentario:

_ Con esta lectura recordé por qué antes no confiaba en la gestalt: la veía como
brujería. Ahora sé que fue por encontrarme con casos como estos de Downing,
en que se saca cosas de la manga y me quedé sin saber qué onda. Por ejemplo, el
caso de Jean, al terminar de leerlo, me quedé con l a sensación de que más que
integrar, aprendió a masturbarse mentalmente.

Parece que Downing no es de nuestro agrado, arremetemos duro contra él, no sin razón, a mi
entender, pues lo noto falto de congruencia con el marco gestáltico. Los compañeros están en
la misma frecuencia que yo, Ángeles dice:

_ ¿Dé donde saca sus conclusiones y comentarios?


_ Si tú lees el puro diálogo – contesta César – puedes suponer que pasó otra
cosa.
_ Otra cosa – confirma María – el puro diálogo del sueño es otra cosa.
_ Además – intervengo – aquí hay un riesgo que ya hemos comentado con
María: hacer un trabajo corporal por hacer un trabajo corporal, y que no se
deriva de buen contacto, es un gran riesgo, ¿no? A mí me parece que estos casos
son así. El ejemplo que pone de golpear un cojín y gritar: “papá te odio” y
afirmar que con eso se va a completar una gestalt es muy cuestionable.
_ Sí – responde César – además él te dice que hay que hacer esto y después dice
que solo ha leído a Lowen.
_ Sí, dice: “no me he entrenado”, solo ha leído.
_ Pero es una sinceridad muy exagerada; como mucho bloff – cuestiona Melisa.
_ Yo me quedé pensando – agrego – si este trabajo y también el siguiente, el de
la adolescente de los lobos, llenan más las expectativas del terapeuta, en vez de
trabajar con lo que surge en los sueños.
_ Claro, claro – dice María – a mí me late que por ahí va más el asunto.
Downing como que hace una hipótesis, interpreta algo, pero ¿así vendrá en el
diálogo? El diálogo es pobre en comparación a todo lo que él dice que pasa. Se
ve realmente mucho más contenido interpretativo que contenido real. Qué bueno
que se den cuenta, a mí me interesa que lo lean justo para que se den cuenta lo
que no es creíble.
_ Bueno, independientemente de lo que ya se ha dicho, hay cosas que sí son
importantes – interviene Alexis. Por ejemplo, todo el diálogo entre partes de
identificación que sucede en el sueño de los lobos, me parece muy interesante y

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efectivamente ahí van surgiendo un montón de cosas, al margen de esas
interpretaciones.
_ Ajá, a lo mejor eso es lo valioso. La parte de la interpretación, ya no es gestalt.
La interpretación que el autor hace del sueño. Si él describiera cosas como: “en
este momento, la persona puso rígidas sus manos y entonces lo que yo hice fue
tal o cual cosa”, estaría describiendo un proceso terapéutico, pero todo el marco
teórico que se come, y que parece que sobra, le quita lo gestáltico al trabajo.
_ ¿Sabes que otra cosa me llamó mucho la atención? – pregunta Ángeles, dando
de inmediato la respuesta – en dos de estos tres casos que leímos, él está
enfermo.

Esta observación provocó muchos comentarios, todos desfavorables hacia el autor, incluso
algunos con cierto sarcasmo. Hasta que Patricia llamó la atención sobre el párrafo con que el
autor termina su trabajo:

_ “Esta liberación tan fuerte de energías abre la puerta que había estado cerrada
con candado durante la infancia y la adolescencia. No se volverá a cerrar a
menos que la persona elija hacerlo. Por supuesto que Jean no se va a volver una
“bella de día”, o una esposa prostituta solo porque su función sexual está más
accesible…” (pag. 25). Ya decidió; en la adolescencia decidió bloquear su
sexualidad. No sé si la conocía…
_ Y ahora ya va a estar más con el marido – completa Lina.
_ Y cuando vea a un hombre guapo en la playa, va a cargarse de energía.
_ Se humedecerá de inmediato – bromea María.
_ Yo me di chance de leer el puro diálogo, sin ninguna interpretación y
realmente no pasa nada de lo que él dice, desde mi punto de vista – dice César.
_ Pero hay otras cosas – repone Alexis.
_ Sí, hay ampliación de frontera, hay buen contacto con ella y hay otros detalles
que sí son valiosos para la muchacha, pero realmente dense chance de leer el
puro diálogo y…
_ Lo que me llama mucho la atención, es que en este trabajo de reidentificación
el brinco es casi de respuesta en respuesta: “Ahora sé edificio, ahora conviértete
en silla, ahora sé mano”; yo me había hecho la idea de que la elaboración era
mucho más pausada. A ver: “¿Eres edificio?” y toda una chamba siendo edificio.
Bueno, “ahora pásate para allá y sé otra cosa”, y realmente el trabajo aquí es
muy rápido, pas, pas, pas, pas.
_ Si te das cuenta, por ejemplo…
_ Y aparece bien.
_ Sí. Aparece bien, pero algunas respuestas se ven como desde la
intelectualización, sobre todo en el caso de los lobos.
_ Después de leer el primer caso que expone Downing, revisé Sueños y
Existencia, (Perls, 1973) porque me di cuenta que ellos usan diferentes técnicas
de identificación de las que nosotros hemos estado usando aquí – intervengo.
Downing usa algunas de las que usa Perls y por eso quise revisar, encontré una
gran diferencia: Perls, cuando se da cuenta que no hay buena identificación, ahí
se queda insistiendo y cuando sí la hay puede brincar de un personaje a otro.
_ Este cuate, se me hace que ni checa el contacto – dice María.

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_ Aquí no se ven muy bien los tiempos – interviene César – por ejemplo, cuando
le dice que sea piso y se tire y bueno, uno sigue leyendo, pero ya pasó tiempo en
tirarse y luego dice: “Háblame como edificio”, pero no sabemos cuanto se tarda
la persona en el suelo.
_ Sí, seguramente algo pasó, no creo que la transcripción sea literal. Una
propuesta para la próxima: lean nada más el diálogo. Ustedes vean qué les pasa
leyendo nada más los diálogos y luego lean la interpretación que el autor hace, a
ver si coinciden. ¿A quien le toca trabajar hoy?
_ A mí, – responde Melisa.
_ Está el otro caso de la joven lobo – interviene César – lo interesante de este
sueño es que tiene un elemento que le dice: “yo te voy a descifrar todo” y
realmente en el diálogo con ese elemento parece que hay bastante identificación,
porque le dice todo lo que es, pero se lo dice desde el sueño; recuerden que en el
sueño la persona tiene su homúnculo acá (señalándose el hombro) y luego
durante la historia del sueño se nota que el homúnculo le va diciendo todo lo que
pasa. En este sueño se puede captar muy bien lo que es la polaridad.

Durante esta intervención me doy cuenta, sin hacérselo notar, que el sueño del que habla
César no es el de La pesadilla de la Joven Lobo de Downing, sino El Poder del Diálogo
Gestáltico en el Trabajo con Sueños, de J.E. Dublin. En realidad yo estoy queriendo decir otra
cosa.
Mientras María habla con Melisa para que organice su escenario de trabajo, Alexis comenta:

_ A mí me está entrando mucha ansiedad porque desde que empecé esta


Especialización estoy soñando todas las noches y cada noche tengo dos, tres
sueños y además me acuerdo de ellos y es material y material y material, y desde
luego no hay baterías con que trabajar, ni en la terapia me da tiempo de
trabajarlos, ni con nadie.
_ Mira – dice María – sí puede trabajar uno mismo sus sueños, pero obviamente
las partes más oscuras no las vamos a descubrir, pero sí se puede.
_ María – me apresuro a decir al escuchar sus palabras – con un sueño que tuve
ya iniciado este curso y que lo tenía atorado, hice una especie de trabajo: escribir
cosas desde dos personajes diferentes, pero llegué al punto en que me di cuenta
que no quería tocar y no lo estaba haciendo. Fue un trabajo que se lo platiqué a
Joel, pero realmente solo estuve escribiendo…
_ Pero algo que sí podrían hacer es trabajar entre ustedes sus sueños, eso les
daría mucha práctica. Si a ustedes se les antoja, pues lleguen una hora y cuarto
antes y trabajen en tríadas. Ahora, también podrían entrar a una terapia donde
haya mucho trabajo de sueños, donde eso sea muy fácil.

Durante este pequeño diálogo, Melisa se acomodó y acomodó su escenario para trabajar con
Marisa, quien también ha ocupado su lugar. Dado que el volumen en general de toda esta
sesión fue bajo, solo hago comentarios sobre aquellos momentos que pude captar. El sueño es
el siguiente:
Marisa se encontraba de fin de semana en una casa con alberca, ella preparaba el desayuno
cortando algunas toronjas y desde donde estaba podía ver a su hija que tomaba el sol acostada
en una tombona, como ya iba a estar listo el desayuno, le pidió a su esposo que le avisara a su

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hija que pasara a desayunar, pero él viene y la toma bruscamente por la cintura, ella sintió
molestia de ser tomada rápida y bruscamente, Melisa le pidió entonces decirlo directamente al
señor del sueño. Como Marisa se dirigía a ella, Melisa resumió la antes dicho por Marisa,
bajándole el ritmo con la intención (reportada por la propia Melisa) de que lograra
identificarse con una jícara que aparecía por ahí. Luego intentó ligar las sensaciones de
Marisa como jícara y su vida actual, Marisa dijo que sí había relación, ejemplificándolo con
un acto constantemente repetido en su vida.
En un intento por avanzar en el trabajo de sueños, la facilitadora pidió a Marisa, que estaba en
el personaje de jícara, que se transformara en el señor que la toma bruscamente y le pidió que
reviviera la escena y que se describiera. Marisa, en cambio, habló acerca de ello y de su
sensación de agrado, se desviaron un momento de la revivenciación y después la retomaron.
Nuevamente, Melisa intentó ligar la figura bromista y traviesa de ese señor del sueño con la
vida del soñante, pero esta confundió la pregunta desde el personaje del esposo, quien en la
vida real es así de bromista. Entonces, Melisa intentó promover un diálogo entre la Marisa del
sueño, y su esposo, el personaje bromista del sueño. Este último veía que Marisa era muy
exagerada y tal vez demasiado sobria (como que le pedía aceptar más relajación en su vida).
Técnicamente, el diálogo se dio por medio de la terapeuta y no entre los personajes del sueño,
es decir, el personaje del esposo se dirigía a Melisa y evitaba dialogar con Marisa.
Melisa entonces pidió a la soñante ir al momento cuando se interpone entre la hija y el esposo
para evitar que éste le eche agua. En ese momento, Marisa expresó su preocupación porque
todo marchara bien, esto lo hizo dirigiéndose al personaje del esposo, y cuando Melisa le
pidió que reportara sus sensaciones, la soñante dijo estar enojada por la brusquedad y por el
tipo de broma que se veía venir. Nuevamente el diálogo era vía Melisa, no directo.
Después Melisa intentó trabajar con el personaje de la hija, para que describiera la situación;
en esta posición el volumen bajó aún más y el trabajo no parecía avanzar en ninguna
dirección. Ante esta circunstancia y el poco tiempo que quedaba, Melisa optó por cerrar el
trabajo.
Cuando se abre la opción al grupo de compartir con Marisa nuestra experiencia, César en son
de broma dice:

_ Yo te quiero decir que… (y siguió moviendo los labios, pero sin pronunciar
palabra alguna, lo que provocó risa en el grupo).

Al empezar con la retroalimentación, lo primero que se mencionó fue el bajo volumen que no
nos permitió escuchar bien el diálogo entre ellas. María habla sobre esto:

_ Estaban muy bajitas, tú (le dice a la terapeuta) te pusiste al tono de ella y


nosotros necesitamos oírte para saber qué chingaos está pasando.
_ ¿Y sí puede ser – pregunta Ángeles – que si el terapeuta usa un tono más
fuerte, haga que el paciente lo levante?
_ Claro.
_ Sí – dice Melisa – yo sí me doy cuenta que al encontrar dificultad en el trabajo,
voy bajando el volumen.
_ Fue a propósito – bromea María.
_ No – aclara apresurada Melisa.
_ De lo que yo puedo dar retroalimentación…
_ ¿Ya pasamos a supervisión? –- pregunta Alexis.

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_ Sí.
_ Primero que hable ella – dice César refiriéndose a Melisa.
_ ¡Ah, sí!
_ Bueno, yo me sentí muy perdida, finalmente yo… por eso pedía ayuda; no veía
que se lograra identificar… no lograba yo que se identificara. Entonces se me
ocurrió trabajar con la sensación de ser tomada con violencia, para llegar al
diálogo entre el señor que la toma y la jícara que es tomada, pero al final de
cuentas no lo hice. Me fui elemento por elemento y no sentí que contara el
sueño, que estuviera en el sueño, pero no supe como hacer para que entrara a
describir, desde cada uno de los elementos, la dinámica del sueño para poder
establecer un diálogo. Finalmente la terminación, que me soplaste (viendo a
María) fue la que le dio sentido al trabajo.
_ ¿Cuál fue? – pregunta Ángeles.
_ Esa escena en que Marisa hace de ser su hija tumbada, durmiendo y la
sensación de: “estoy aquí y estoy bien con mis papás, quiero acompañarlos y que
me acompañen”, que es como ella se siente con sus padres reales.
_ Sí – agrega María – yo quería que vieras qué tanta conexión tiene esa parte de
su sueño con sus padres reales. O sea, fue trasladarla un poco a su vida, ¿no?
_ Y sí, me sentí muy perdida – repone Melisa.
_ Ahora vamos a ver cual es la impresión del grupo.
_ A mí me parece – dice Alexis – que está faltando una etapa anterior a la
reidentificación. Me cayó un poco el veinte en función a lo que había dicho
Gabriel hace un rato, cuando hizo referencia a que Perls no entra al trabajo de
reidentificación si no hay contacto y entonces pareciera como que de la
presentización, estamos pasando a la reidentificación sin tener la seguridad de
que hay contacto. Lo que a ti te faltó, fue una etapa muy clara ahí, entre
presentización y reidentificación. Hubo un momento, casi al final, precisamente
cuando tú le dices que cuente el sueño, desde su hija, que a mí me daba la
impresión de que esa era una forma, no la única.
Podría ser una forma muy poderosa de empezar a reconocer en dónde hay más
energía y de promover el contacto. Es decir que el sueño no nada más sea
contado desde el soñante, sino desde cada personaje con el que trabajemos. Me
da la impresión de que al hace eso provocaríamos el contacto e iniciaríamos la
reidentificación.
Eso yo no la había captado antes y me parece que es una etapa indispensable
antes de empezar a pedirle al soñante que se convierta en tal cosa. Esto es lo que
a mí se me queda como lo más importante: que hay una etapa muy importante: la
de asegurarse que está habiendo contacto antes de empezar a reidentificar.
O en la reidentificación lograr contacto – agrega María –, parece que lo que faltó
acá fue generar atmósfera de sueño.
_ Yo la vi como una plática de una vivencia cotidiana.
_ La dificultad de este sueño es que hay personajes reales proyectados ahí. La
verdad es que como jícara estaba muy bien gorda (dirigiéndose a Melisa), pero
no le seguiste por ahí. La casa, el lugar, algo que la hiciera meterse más en el
sueño, no en la realidad. Creo que ahí lo que se necesitaba era el contacto con el
sueño, o sea, contactaba con la realidad, pero no con el sueño.

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_ Yo creo – interviene César – que lograste una buena identificación cuando ella
dijo: “soy fuerte y grande”. Si la pones a repetir “soy fuerte y grande” es posible
que…
_ Soy fuerte, grande y brusca – agrega María.
_ Exacto, porque en el fondo es: me gusta hacer bromas que en el fondo son…
que sé que me molestan, pero no se molestan conmigo. Ese es el personaje ¿no?
Pero…
_ ¿Y quién sabe? – Interrumpe María – el personaje real nada más aparece en el
sueño queriendo echar agua, pero todo lo demás es conclusión de lo que ella
sabe de ese personaje.
_ Lo que yo digo es que ese ser fuerte alto y grande es algo que puede trabajar
ella para recuperar lo suyo.
_ Ándale: “Tú cuando eres fuerte y grande”.
_ Y luego la otra parte, la que atiende mucho a los demás y que todo salga bien.
_ Yo vi varias cosas – dice Úrsula. La primera: creo que sí hubo energía cuando
ella se identifica con el esposo, como que Marisa sí estuvo en esa parte bromista,
pero no sé que tanto se lo permita. Tal vez ahí se pudiera meter una dinámica
con el grupo en la que ella pudiera ser bromista con los demás.
_ No – responde María – porque no sabemos; otra vez sería salirnos del sueño.
_ La segunda pregunta es: ¿Cada vez que tienes personajes reales dentro del
sueño es mejor no tocarlos y trabajar con lo que no es real?
_ Al menos hasta que generemos buena atmósfera de sueño. Si no, vamos a tener
que estar muy atentos a ver qué es de la atmósfera externa y qué es del sueño.
Todas las cosas que ella agregaba la alejaban del sueño.
_ Cuando yo he trabajado con personajes reales – interviene César – siempre me
ha dado mucha luz ver las primeras tres o cuatro frases, a ver que dicen. Porque
después los soñantes se ponen a explicar y se convierte en plática, pero cuando
se describen, a través de las tres o cuatro primeras fases dan luz al trabajo.
_ ¿Qué otra pregunta hay? – dice María refiriéndose al grupo.
_ A mí – responde Dinora – no se me ocurriría contar el sueño desde cada
personaje.
_ Bueno a mí me parece que eso hace que la persona vuelva a repetir el sueño,
pero más empezando con la reidentificación.
_ Es otra manera de identificar – aventuro.
_ Exactamente – contesta María.
_ Yo creo que lo más importante de este sueño es que el trabajo no se hizo
dentro del sueño, pero sí quiero, Melisa, decirte algo que vi: cuando estaba
tratando que hubiera un encuentro entre el señor y Marisa, preguntabas de
repente: “¿cómo te sientes?” Y hubo un momento en que se me ocurrió que para
que dejara de hablar contigo le podías haber dicho: “dile a Marisa como te
sientes”; en vez de preguntarle a ella cómo se siente. Me di cuenta de que así era
como ella dejaba de hablarle al de enfrente y empezaba a hablarte a ti.
_ Ajá, ajá – asiente María.
_ Yo más bien lo usaba para verificar que tanta identificación había, responde
Melisa.
_ La bronca – dice María – era que te contestaba a ti.

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_ A mí lo que me faltó – interviene Marisa dirigiéndose a Melisa --, es que me
dijeras que allá estaba, en otro lado; no sabía si decírtelo a ti o a la pared, porque
para allá señalabas.
_ Ese es otro detalle que vi – interrumpo – tú le decías: “Dile a Marisa” y
señalabas la pared, y cuando le pones un cojín se lo pones de este lado, o sea, le
cambiaste la orientación.
_ Sí, como que ahí me faltó… me sentía un poco desubicada.
_ Hay que ubicar el escenario – concluye María. Marisa estuvo mucho tiempo
hablándote a ti, hablando muy rápido, con los ojos abiertos. Sería mejor que
hiciera contacto desde la protagonista del sueño, no desde la que está contando
que había soñado. Me parece que en sueños donde hay demasiados personajes de
la vida real más vale que digan pocas cosas, que sea más fácil que se recobre la
proyección a meterse mucho con esos personajes.
_ Oye – digo a María – tengo una pregunta. Cuando Marisa está identificándose
con el señor, algo sucede que desde aquí no vi, pero Melisa le pregunta: “¿Qué
pasa?” y Marisa contesta: “En Marisa te puedo decir qué pasa” y la terapeuta le
dice: “¿Y en ti siendo el señor que pasa?”
_ Ahí el lenguaje está mal manejado. A veces metemos cosas como: ¿Y cómo te
llamas? Supongamos que estoy trabajando con Joel le digo: “En ti, Joel, ¿qué
estás viendo ahí? ¿Cómo te estás sintiendo de agarrar la jícara?” O sea, hago que
se meta de verdad al personaje. Cuando ella dice “¿Desde Marisa o desde el
señor?” ya sabemos que no está en el sueño.
_ Si,– interviene Marisa –, a mí la verdad me saca de concentración cuando me
pregunta.
_ Por eso, es bueno preguntar cómo se llama, para que puedas hablarle al
personaje – tercia Úrsula.
_ A lo mejor hubiera sido más valioso que se quedaran en una sola cosa – insiste
María.
_ En la jícara – dice Melisa.
_ Pero había además demasiadas situaciones de la vida real, demasiadas.
Entonces se dificulta recuperar la proyección cuando hay tantas cosas que se
refieren a algo concreto a algo concreto de la vida. Además fíjate Melisa, al
inicio te da un tip. Ojo. Tú le preguntas: ¿Tiene algún interés especial en este
sueño? Y dice: “Estas partes tan disímbolas no las veo en mí, las veo en ellos”.
Ella ya trae pensado el sueño.
_ Y entonces no hay que trabajar con él – interviene Lina.
_ Ahí te estaba diciendo: “Aguas, porque ésta ya le dio la vuelta al sueño”. Por
eso les digo váyanse más con los objetos que con las personas, ese sería un tip.
Ahora, olvídense un poco de la trama, creo que tú (viendo a Melisa) estabas muy
interesada en la trama. Olvídense un poco de la secuencia y vayan a otra cosa.
Ahora yo creo que no nos habíamos topado con un ejemplo así. Es la primera
vez que lo podemos ver tan claro.
_ No me desesperé, pero me decía: “¡Chin! ¿Y ahora qué?” – dice Melisa.
_ Sí, haces buenas intervenciones, haces buenas preguntas; pero se te pela checar
que haya buen contacto.
_ María, no se me pela; lo estaba viendo.
_ ¡Ah! No sabías como meterla.

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_ Sí, exacto; yo me estaba dando cuenta de que no había buen contacto y mi idea
era cómo hacer para que lo hiciera y por eso hice lo de: “cuéntamelo desde este
personaje”. Esa era mi intención. Yo veía que no contactaba.
_ Eso estaba bien – interviene Joel – pero entonces debes reflejárselo a ella.
_ No, es que era una persona de la vida real.
_ O sea, que contacte más a la persona directamente.
_ Yo me daba cuenta de que no lo hacía, un poco cuando, como jícara dijo: “me
toman rápido”, las preguntas que yo hice eran para contactar.
_ Pero te ibas rápido a la vida, ¿no? – pregunta Patricia.
_ Esa parte estuvo bien – responde María.
_ Sí – apoya César – le permitió rescatar una parte suya. A mí se me hizo bien
esa parte del trabajo con la jícara, porque era un objeto y era más fácil que ahí
recuperara algo. Y tú Melisa, la vas siguiendo, la vas siguiendo y creo que es
desconcertante cuando ella se sale. Pero de todos modos, como dice María,
preguntas y todo van hacia una misma dirección.
_ Sí, lo que no tienes es la experiencia – apunta María.
_ La forma de escucharla – prosigue César –, de acompañarla, las pausas. Todo
eso yo creo que fue como un perseguir y perseguir.
_ Lo que yo te diría es: si ves que n o hay contacto, párale, intenta establecer una
comunicación más hacia ella.
_ O ponerle otro cojín – propone Joel.
_ Ponerle otro cojín – apoya María – pero fíjate que ella con los ojos abiertos
tiende a mirar hacia donde estás tú, por eso sería mejor cerrar los ojos. Y en
cambio, hay un tono, como el que le diste al final, al hablarle más despacio, para
generar un ambiente más de sueño.
_ Bueno María – interviene Lina – ¿Sería bueno pedirle que se acostara y que
desde ahí relate el sueño?
_ Puede ser, inténtenlo; nada más recuerden, la postura boca arriba es regresiva.
Estando boca arriba es fácil que se hagan regresiones. O sea, a lo mejor se sale
del sueño y se va a una regresión. Mira, es un riesgo.
_ ¿Por qué? – pregunta Dinora.
_ Por que esa era la posición original de cuando éramos bebés.
_ ¿Sabes qué me checa? – dice Melisa. De repente no me sentí en mi lugar y
entonces la puse a platicar y no le digo donde, es que estaba desubicada.
_ Es como cuando los jugadores de futbol van a jugar a otra cancha – justifica
César.
_ Además, como me señaló Gabriel, si yo, al proponer el diálogo, me hago un
poco más para acá (señalando hacia el centro del salón), para poner el diálogo
acá (del lado de la pared) evito que quede de espaldas.
_ Pienso – interviene Alexis – que puede ser una recomendación para todos
cuando trabajemos como terapeutas que podemos ponernos más al centro.
_ Lo que importa de este trabajo – dice María – es que quede el aprendizaje de lo
que pasó: cuando trabajen con un sueño en el que hay demasiados personajes
conectados con la vida real, hay que tener mucho cuidado porque va a ser más
difícil que la persona se meta.
_ Sobre todo con estos que eran tan cercanos, ¿no? – comento con un poco de
duda.

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_ Además que los tiene muy explicados. A ver, características de este cliente:
este cliente todo lo entiende.
_ Se quedó aquí – dice Lina señalando su cabeza –, yo eso sentí, que se quedó
aquí.
_ Pues a lo mejor no era muy intelectual, pero con lo que contactaba parecía que
era demasiado rápido y tenía que ver con la vida, no con el sueño.
_ ¿Por eso el sueño no le pudo decir nada?
_ Sí, porque estábamos en la vida, no en el sueño.
_ Ese era mi interés – interviene Marisa –, que me dijera algo.
_ ¿Pero al final te lo dijo o no?
_ Sí, al final sí.
_ ¿Querías que te dijera algo que no supieras? – pregunta César. Pues si ya lo
sabías todo.
_ Yo tengo una pregunta – dice Dinora – en las primeras clases se habló de que
unas cosas eran proyecciones y otras nada más eran situaciones de relaciones
interpersonales y bla, bla… en este caso ¿no pudo haber sido una situación real
entre su esposo, su hija y ella que no tengan nada que ver con proyecciones de su
personalidad?
_ Sí, mira, como lo veo es esto: todo es proyección. Pero María dice que hay dos
formas de proyectar: una es aquella en que ves algo tuyo afuera, pero lo
reconoces como tal; y la otra en que ves algo tuyo afuera y no lo reconoces
como tal, entonces las partes que reconoces como tuyas no las pones
interactuando con los otros. Pero yo digo, muchas veces no están proyectadas
nada más las cualidades de esa figura, sino que está proyectada su forma de
relacionar unas partes con otras; entonces tú, al soñar como se relacionan, lo
tienes proyectado, no quieres darte cuenta como se relacionan en ti.
_ ¿Aquí pudieron haber hecho la relación entre lo masculino y lo femenino de
ella? ¿Un diálogo entre lo masculino y lo femenino? – pregunta Úrsula.
_ Mhm – asiente César.
_ ¿Y cómo se haría?
_ Preguntando: “¿cuál es tu rol en esta familia? Como señor estás aquí, leyendo
el periódico”, entonces si asume este rol diría: “mi rol social es este”; luego a la
esposa: “¿Y tu rol cuál es?” y ella podría contestar: “estoy aquí partiendo la
toronja”.
_ Y cuidando que no despierten a mi hija porque me enojo – añade Melisa.
_ Sí, aparentemente el enojo es tan fuerte que despierta del sueño. Entonces no
es asó todo eso que se dice: “pues ya sé que es bromista y bla, bla, bla”. No, en
el sueño aparentemente está tan enojada que se despierta.
_ ¿Sabes que? – interviene Alexis. A lo mejor tenemos mucha impaciencia, por
la misma inseguridad e inexperiencia, como que queremos que haya algo
espectacular. Si en vez de eso, cuando alguien te dice tu sueño, empiezas a
acompañar a todas las figuras, a promover el diálogo y todo eso, al rato es muy
probable que haya un buen contacto, si nos vamos con más tranquilidad. Como
decía María, a lo mejor, concentrando el trabajo en una sola cosa para lograr
algo aunque sea muy modesto.
_ Sí, la otra vez nada más trabajamos con el famoso BJ ( en referencia al sueño
de Patricia) y ahí había muchos elementos.

79
_ A mí, lo que me hace mucho sentido es esta cosa como de volver a contar el
sueños varias veces desde diferentes personajes.
_ Pero también hay una parte en la que la gente puede volver a tomar contacto –
aporta Patricia. Es decir, cuando le pedimos al soñante que cuente el sueño desde
diferentes personajes, está bien, pero hay que usarlo cuando la gente se está
saliendo del sueño o no está entrando en contacto como una forma de volver a
ponerla en contacto.
_ Como una forma de entrar al contacto, precisamente. O sea, primero oír a
quien lo cuenta y después decirle: cuéntamelo desde tu hija, y cuéntamelo desde
la cama, a lo mejor se lo pides tres, cuatro veces.

Con esto concluye la supervisión del caso y como ya es costumbre, hacemos el intermedio, el
cual aprovechamos para cambiarnos de salón, pues nos sentimos muy reducidos.
Regresando del descanso, inmediatamente María propone el modelaje. Esta vez trabaja con
Ángeles. Rápidamente se acomodan y María le pide que le relate el sueño.

An: Este es un sueño que lo veo muy impactante y sin embargo, en el sueño no
viví ninguna emoción aparente.
M: O sea cuando lo ves después de soñarlo…
An: Digo: “¿Cómo me puedo quedar tan impasible antes este espectáculo?” Está
muy trágico el asunto (ríe).
M: Y te ríes.
An: Es que es grotesco, ¿no? Y se me hace además muy chistoso, ahorita que se
los cuento sí me da risa.
M: Bueno, cuéntamelo pero así, viéndolo impávida. Tal como lo soñaste.
An: A ver. Estoy en una reunión con la familia de mi esposo y estamos en
círculo, así, platicando y de repente yo me paro…
M: Cuéntamelo en el tono que lo viviste.
An: (En un tono indiferente) Estoy en una reunión, de repente me paro y alguien
me dice: “mira Mela ya se murió”, entonces la volteo a ver y en el momento en
que volteo como que hace un movimiento y les digo: “no, no está muerta, está
congelada, hay que darle masaje”.
M: ¿Qué sientes cuando dices esto? “Está congelada, hay que darle masaje”.
An: Hay que darle masaje. Entonces como que todo el mundo se pone a darle
masaje y no reacciona, entonces me acerco y la veo que ya no está morada y la
empiezo a tocar, a moverle la mano y todo eso, y se empieza a oír el ruido de
cuando aprietas un bloque de hielo que se está descongelando y está en agua.
Hay que seguir dándole masaje para que se acabe de descongelar.
M: ¿Por qué tenías que verlo de otra manera?
An: Siento que debería yo haber… si está muerta revisarla o hacer algo. No, no,
me sentí totalmente indiferente. Eso me llama mucho la atención.
M: Cierra tus ojos. Esta Mela aquí, ¿verdad? (señala a su izquierda en diagonal
desde donde se encuentra Ángeles, quien asiente con la cabeza). Cierra tus ojos
y déjate ser justamente la del sueño, indiferente, sabiendo que hay que darle
masaje para que se descongele, que no está muerta, está congelada. Y quiero que
le digas eso a Mela, lo que piensas de Mela, pero que se lo digas a ella (pausa).

80
Mirando hacia donde está Mela. Si quieres no mires, pero voltea tu cara hacia
donde está Mela, con los ojos cerrados.
An: No estás muerta, estás congelada nada más.
M: Mhm. ¿Cómo oyes tu tono? ¿Tienes suficiente indiferencia?
An: No.
M: Quiero que se lo digas exactamente en el tono del sueño (pausa).
An: No estás muerta, vamos, estás congelada.
M: Sigue diciéndole.
An: No te preocupes, no te preocupes; ahorita te damos masaje y ya. Vas a
volver a estar bien.
M: ¿Cómo te sientes diciéndoselo?
An: Hay una sensación de… (pausa)
M: Contacta la sensación.
An: Hay una sensación de angustia.
M: ¿Quién la tiene?
An: Yo.
M: No, ¿Quién en el sueño está angustiada? ¿Mela?
An: ¿Qué?
M: ¿Quién en el sueño está angustiada por Mela? (pausa).
An: Como que todos menos yo.
M: OK. Ponte aquí enfrente y, por favor, sé todos. (Ángeles se cambia de lugar y
se coloca en un cojín que María ha puesto enfrente de ella y a la derecha de
Ángeles). Sé todos. (Ángeles se confunde con la orden y María lo nota). Se
alguno de esos todos, el que más represente a todos (pausa) ¿Quién eres?
An: Soy Mario.
M: ¿Cómo estás Mario? ¿Cómo eres? ¿Cómo te sientes?
An: Estoy muy asustado (a partir de este momento, Ángeles baja el volumen de
su voz).
M: Dile eso a Ángeles.
An: Estoy muy asustado, está muerta. Vela, haz algo por ella.
M: ¿Qué pasa? ¿Qué tanto contacto hay en esas palabras? (pausa) Dile porqué
ella tiene que hacer algo por Mela (pausa).
An: Tú sabes lo que se debe hacer. Tú puedes hacer algo.
M: Y tú no.
An: Yo no sé.
M: Tú estás asustado, angustiado, no sabes qué hacer y necesitas que alguien se
haga cargo. ¿Por qué escoges que ella se haga cargo? Dile por que ella.
An: Pues porque ella es médico, porque ella…
M: Dile: ‘tú eres médico’.
An: Tú eres médico, tienes que revivirla, tienes que hacer algo, no te puedes
quedar parada.
M: ¿Cómo te sientes cuando dices esto? (pausa).
An: Pues muy angustiado y ella muy tranquila.
M: Entonces dile: ‘tú estás muy tranquila y yo estoy muy angustiado (pausa).
¿Qué te sucede al verla muy tranquila estando tú muy angustiado? (pausa larga).
An: Pues como que me tranquilizo.
M: Ándale: ‘me tranquiliza que tú estés tan tranquila’

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An: Me tranquiliza que tú estés tan tranquila.
M: A ver, di esto a ver si es cierto: ‘me tranquiliza que en medio de todos
nosotros haya alguien tranquilo”.
An: Me tranquiliza que en medio de todos nosotros haya alguien tranquilo, que
nos diga qué hacer.
M: Esto, ¿es cierto?
An: Sí.
M: Pásate para acá (al cojín de Mela) ¿Cómo está Mela? Ponte en la postura
exactamente de Mela. (Ángeles se empieza a acomodar más al frente de donde
inicialmente estaba Mela).
An: Es que si no, no puedo colgar, como que ella está sentada en algo.
M: Cuelga entonces, pero no te cuelgues de acá, cuelga allá (Ángeles estaba
usando el lugar de M ario y María quiere que tome el lugar de Mela). Descríbete
como Mela: “Soy…”
An: Muy alta, delgada, me gusta mi casa.
M: No, limítate al sueño. “soy un posible cadáver” ¿puedes decir eso? O “soy un
proyecto de cadáver”.
An: Estoy rígida.
M: Estás rígida (asintiendo) (pausa) ¿Estás congelada o paralizada o las dos
cosas?
An: Estoy paralizada porque estoy congelada.
M: Fíjate muy bien, desde ahí, ¿cómo se siente estar congelada y paralizada, te
gusta o te disgusta?
An: Tengo miedo.
M: No, a ti no te disgusta y tú no tienes miedo. El que tiene miedo es Mario.
Quiero que te dejes ser, en el sueño, Mela, que le gusta estar congelada y
paralizada (pausa). ¿Queda claro? Déjate ser esa parte del sueño que le gusta
estar congelada y paralizada (pausa) ¿Qué pasa?
An: Que no puedo, estoy muy incómoda, no puedo (pausa).
M: Fíjate que es ella la que está rígida, congelada y paralizada. La que está bien,
está acá (señalando el lugar de Ángeles. Repórtame de que te vas dando cuenta.
An: De que todos están pendientes de mí.
M: Todos están pendientes de ti, los traes bien asustados, menos a Ángeles,
¿verdad? ¿Cómo te sientes de que todos estén bien asustados menos Ángeles?
(silencio). Déjate ser un rato alguien paralizado y congelado que trae asustados a
todos menos a Ángeles y experimenta qué se siente (pausa).
An: No… no es agradable (con un volumen de voz bajo y un tono grave).
M: Para ti sí es agradable. Para los que te están viendo no es agradable, para ti sí.
Tú fuiste hecha para esto, para estar paralizada y congelada; así fuiste creada por
el director de esta obra de teatro. Déjate ser totalmente el personaje, deja a
Ángeles allá enfrente. Para ti está bien estar paralizada (mientras María dice
esto, Ángeles está doblada sobre sus piernas estiradas, sentada en un desnivel del
salón, con una mano colgada por un lado). Estando así cumples una función en
este sueño. ¿Qué me quieres decir con todo esto?
An: Soy el centro de atención.
M: Eres el centro de atención, ¿cómo hiciste para ser este centro de atención?
An: Pues de repente fui el centro de atención.

82
M: ¿Qué hace que seas el centro de atención?
An: Que estoy rígida (pausa).
M: Parece que ante la gran mayoría de los que están aquí presentes esa es la
manera de llamarles la atención.
An: Sí.
M: Y de paso asustarlos un poquito. ¿Te gusta asustarlos?
An: Pues sí.
M: No se lo vamos a decir, pero sí queremos asustarlos un poco. La única que no
se va con la finta, parece que es Ángeles.
An: Mhm.
M: Desde ahí, ¿con quien te querrías comunicar, con todos o con Ángeles?
An: Con Ángeles.
M: Sí, ¿verdad? Para los otros tienes que seguir paralizada, congelada.
An: No quiero.
M: ¿Tú quieres descongelarte?
An: Sí.
M: A ti te conviene estar congelada. ¿Desde dónde me estás hablando?
An: Desde el miedo.
M: La de aquí no tiene miedo, los que tienen miedo son los de enfrente. Tú sabes
que Ángeles te saca de ahí cuando ella quiera (pausa).Déjate ser esta parte;
déjate ser esta parte. Fíjate que quiero que hagas. Quiero que veas las grandes
ventajas que tiene estar paralizada y congelada (pausa). Fíjate que quiero que
hagas: quiero que le digas a todos menos a Ángeles: “quiero que se asusten
mucho, que crean que estoy media muerta”, a ver qué pasa diciéndoselo.
An: Es que eso es cierto.
M: Díselos a ellos (pausa). O díselo a Ángeles ¿a quien se lo quieres decir?
(pausa).
An: Pues a ellos.
M: A ver, díselos.
An: Los tengo muy asustados para que estén muy pendientes de mí.
M: ¿Cómo te sientes diciendo esto?
An: Bien.
M: ¿Qué es bien? En ese tono
An: Como que no me importa tanto.
M: ¿Qué no te importa? (pausa) ¿Qué sí te importa? (pausa).
An: Que me vean.
M: Quiero que les digas algo así como: “me da mucho gusto haber logrado que
me vean todos”.
An: Me da mucho gusto haber logrado que me vean todos.
M: ¿Qué pasa con esto? (Ángeles ríe) ¿De que te ríes?
An: De que es verdad lo que digo.
M: Ajá, ¿y así le haces en la vida?
An: (Al parecer lo piensa bien) Puede ser.
M: ¿Puede ser? Fíjate que te voy a pedir. Quiero que amenaces a Ángeles, dile:
“Si no me ves, me voy a paralizar, me voy a congelar”, amenázala.
An: Es que si no me ves me voy a congelar y así me voy a quedar.
M: ¿Tú sabes de qué le estás hablando?

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An: Sí.
M: ¿Cómo te sientes diciéndole esto?
An: Siento que… (silencio)
M: ¿Qué pasa cuando le dices esto? ¿A quien le da miedo? (Ángeles señala en
un lugar enfrente de ella). Cámbiate de lugar. Ponte en la que le da miedo.
(Ángeles se cambia de lugar). Aquí tenemos a la que le da miedo y a Ángeles
como es en el sueño. ¿Tú sabes de qué te está hablando? No lo tienes que decir,
pero ¿tú sabes de qué te está hablando?
An: No.
M: Dile eso: “pues no sé de que chingaos me estás hablando”.
An: No sé de qué me estás hablando
M: Lo que sí sabes es que se paraliza y te asustas ¿verdad?
An: Sí.
M: ¿Cómo estás ahorita? (Ángeles ríe) Asustada, no te oigo. ¿Quién entró?
An: Ángeles.
M: Ángeles, ¿verdad? (ríen) Esa es Ángeles la indiferente (señalando el lugar
donde empezó el trabajo) Contéstale. Dile no te creo. ¿Si te acuerdas que esta no
siente nada, no le pasa nada?
An: No me gusta que hagas esto, pero no te puedo dejar así.
M: Pregúntale qué quiere.
An: ¿Qué quieres? (pausa).
M: ¿Te contesta algo?
An: Sí.
M: Cámbiate de lugar. Vuelve a ser la que se congela. (Ángeles se mueve de
lugar) ¿Cuesta mucho trabajo ser la que se congela? Dime una cosa Ángeles, ¿te
congelas en la vida?
An: No, pero sí me paralizo.
M: ¿Qué es lo difícil de entrar en esa experiencia de paralizarte?
An: Que cuando yo me siento paralizada me siento mal. Y aquí, cuantas veces
me sentía mal, congelada, no era yo, me decías que no era yo. Entonces me
rompía todo el esquema.
M: Es que quiero que seas pura, sin que se meta nada que juzgue a esta parte de
aquí. Quiero que si estás paralizada sientas el gozo de la parálisis. Déjate ser esta
cabrona que se hace la muerta, fíjate que lo usa como una estrategia para algo. Y
sabe perfectamente que hay otra parte que la cacha y con esa sí se comunica.
Parece que ésta necesita algo que quiere lograr a través de la parálisis. Vuélvete
a meter ahí. (Ángeles vuelve a cerrar los ojos y a tomar la postura de Mela). No
te sientas mal en la parálisis, fíjate en Mela si estás disfrutando tu parálisis
(pausa). No dejes que se meta ninguna otra parte.
An: Yo digo que es más… cómodo.
M. Mhm. ¿Qué mas?
A. No me tengo que preocupar de nada.
M: ¿De nada? (pausa). En esta parte, ¿qué necesitas?
An: Pues que me dejen como estoy.
M: Que no te den lata ¿Qué más necesitas?
An: Estoy muy quieta, muy a gusto.

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M. Ve si quieres estar así en tu vida: estar quieta y a gusto. En aparente parálisis.
Tú puedes llamarla como quieras: tranquilidad (silencio).
A. Creo que tengo esta quietud y esta tranquilidad… pero no la acepto.
M: Pero no la aceptas. Otra parte tuya se angustia, otra parte tuya te quiere sacar
de ahí. Eres asediada por otras partes que no te dejan estar como tú quieres estar.
Desde ahí, ¿hay alguna objeción a estar tranquila, paralizada por fuera en
apariencia? (pausa).
An: No me siento útil, no me siento…
M: ¿Quién habla? ¿Quién te dice que tienes que ser útil? ¿Qué otras partes tuyas
dicen eso? ¿Alguna voz que no te deje estar ahí?
An: Sí, otra parte mía. Otra parte mía no acepta esa actitud.
M: Parece que ni siquiera te la habían dejado vivir en paz un ratito. Fíjate, quiero
que cierres los ojos y desde ahí les digas: “Si no me la dejan vivir me les voy a
aparecer en pesadillas”. Amenázalos desde esta parte. (silencio).
An: Si no me dejan en paz me van a soñar (en tono más dubitativo que
amenazante)
M. Quiero que se los digas a todas las partes de ti que te objetan (pausan) ¿Ves
alguna en especial? (pausa). Quiero que se lo digas a Mario: “Déjame en paz o
no te dejo descansar”.
An: Déjame en paz o no te dejo descansar.
M: Ahora pon a Ángeles y a Mario. La parte angustiada, la que te exige que no
estés angustiada (pausa) ¿Sí los puedes ver?
An: Sí.
M: Nada más velos. No dejes que se metan. ¿Puedes mantenerte tranquila y
paralizada viéndolos? (pausa) Que no te hagan perder tu parte. Ve cual es la
sensación que hay, ¿Cómo es esa sensación? Que a pesar de su angustia tú
puedes permanecer ahí. (silencio en el cual Ángeles está siguiendo la instrucción
de María) Ok, cuando sea suficiente, regresa (después de unos segundos Ángeles
abre los ojos). Vente para acá (señalando el lugar diferente a los que se habían
utilizado durante el trabajo). Mira a la paralizada, a la angustiada, a la
indiferente y regrésalas dentro de ti. (Ángeles cierra los ojos y trata de reintegrar
esas partes suyas durante algunos segundos), cuando asienta con la cabeza María
pregunta: ¿Cómo estás? Abre los ojos para que veas.
An: Tranquila.
M: ¿Tranquila? (Al grupo) ¿Alguien quiere decirle algo a Ángeles? Perdón,
antes de que te digan algo, ¿Qué cachas de ti gorda?
An: Que me era muy difícil, me era muy difícil salirme de esos momentos de los
que yo estoy sintiendo. O sea, sin querer yo me ubicaba en esa persona, pero me
cachaba por ti, hablando desde lo que yo estaba sintiendo, pero como yo. Me…
me desesperaba mucho.
M: ¿Qué hacía que te desesperaras?
An: El no poder, el no ser flexible para poder jugar, o sea como que…
M: Hasta que te enojaste y te fuiste así (tronando los dedos).
An: Tal vez no rápido
M: Pero sí bien.
An: Pero sí bien y a fin de cuentas, híjole yo creo…
M: ¿Por qué tratabas de hacer mi chamba?

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An: (Desconcertada) ¿Por qué trataba de hacer tu chamba?
M: ¿Quién tiene que lograr que tú te pongas en contacto?
An: Pues tú.
M: Entre más te esforzabas, menos lo lograbas.
An: Sí, porque necesitaba que me dijeras.
M: Claro, es justamente no poder tocas esa parte tuya, como si fuera un espacio
de ti muy difícil de tocar. Yo no dejo que sientas que te hace falta.
An: Sí, pero eso siento, que no me deja. Me es difícil el contacto con esa parte.
M: Pero por algo aparece en tu sueño. Ok, ¿alguien quiere decir algo a Ángeles?

La primera en tomar la palabra es Úrsula.


_ Yo me cacho que en este trabajo de tu sueño, yo me vi mucho en esa parte tuya
que no me dejo estar, tengo que estar haciendo, haciendo. Le tengo mucho
miedo a la inactividad.
_ ¿Sabes una cosa Ángeles? – intervengo. Me acuerdo de un cuento donde hay
un niño afuera de su casa y su mamá está adentro, él está en el patio y entonces
la mamá se acuerda del niño y le grita: “Luisito, ¿qué estás haciendo?/Nada
mamá/No, de verdad dime qué estás haciendo/ Nada mamá / Luisito, voy a ir a
ver qué estás haciendo”, entonces el niño agarra una piedra y la avienta, “estoy
tirando piedras mamá/ Pues deja de hacer eso inmediatamente” y desde ese día
el niño jamás pudo volver a hacer nada.

Después de unos instantes María dice:


_ ¿Supervisamos?
_ María – dice Marisa – yo quiero preguntarte, cuando le decías que no podía ser
alguna parte porque no le gustaba, ¿A chaleco le tiene que gustar?
_ Si no, no hay buena identificación. Si cualquier parte se objeta a sí misma, la
identificación no está bien hecha. Algo se está metiendo.
_ Por eso es bueno usar los cojines – digo.
_ Si objeta ¿qué? – pregunta Alexis.
_ El ser una parte, el estar a gusto en esa parte – responde María.
_ ¿Lo que quiere decir que se debe sentir suficientemente a gusto en cualquiera
de los papeles del sueño?
_ Miren, la identificación se logra cuando estoy bien a gusto siendo la parte que
estoy siendo. Si no, no hay buena identificación todavía.
_ Pero sí es posible que muchas veces rechaces algunos de los papeles del sueño.
_ Justamente trabajamos con una parte que ella rechaza, con la cual le cuesta
trabajo identificarse. La dificultad en la identificación nos está hablando que eso
se le dificulta en la vida: identificarse con esa parte de ella.
_ Entonces – interviene Patricia – no se puede sentir a gusto.
_ Porque se meten otras partes. Todo mi trabajo fue lograr que ella fuera
aceptando ser esa parte, ¿Sí queda claro?
_De entrada no se siente a gusto – comenta Dinora.
_ No se siente a gusto porque se le meten otras partes.
_ Es cuando verificabas si otra parte se estaba metiendo, ¿no? – añade Marisa.
_ Mhm. Logramos saber que algo está bien identificado cuando no hay objeción
a ser esa parte. No hay juicio hacia esa parte.

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_ Y cuando, como en este caso, hay mucha dificultad ¿ahí es donde hay que
chambear? – pregunta Joel.
_ Pues ahí decidí quedarme para ejemplificar lo que estábamos hablando hace un
rato. Hubiera sido más fácil si me voy a otra parte más aceptada por ella.
_ Menos conflictiva.
: Sí, a lo mejor. Esa es la parte más rechazada por ella en el sueño, por ella. O
sea, le era mucho más fácil identificarse con los angustiados o identificarse con
la indiferente, que identificarse con esa parte.
_ ¿Y de ahí esa indiferencia que tiene con esa parte que no le gusta?
_ No sé. Lo que sí sé es que a Ángeles le es más fácil asumir que puede ser
indiferente, asumir que puede estar angustiada, que asumir estar paralizada.
_ Yo tengo una duda en esto – dice César – entiendo muy bien y claro el
principio de identificación, por ejemplo cuando alguien sueña una araña y no le
gusta ser esa araña. Ahí tiene que identificarse y realmente hasta que se sienta
como araña y se sepa describir como araña, que no diga: “soy fea, soy una cosa
horripilante, soy asquerosa”, porque entonces se está juzgando. Puede que le
cuesta trabajo identificarse con la araña y todo eso, pero que no haya juicio ahí.
_ Si vives la ansiedad y la angustia plenamente, sin juzgarte ya estás bien
identificado.
_ ¿Cómo te dijera? Sí, pero… el trabajo de sueños, precisamente…
_ No quiere decir que tengan que gozar.
_ Ándale, pero aquí era como que le guste.
_ Más bien que le vea la ventaja de ser así.
_ Cuando le dijiste de verle la ventaja, empezó ella como a funcionar desde otro
ángulo, pero cuando ella decía: “es que me da miedo”. No le da miedo a otra
parte.
_ Sí, yo creo que a esa parte no le da miedo estar paralizada. Que el miedo se lo
meten desde otro lado.
_ Pero sería lo mismo que mi ejemplo de la angustia. Vaya, lo que está viendo, o
lo que soñó, lo que le mete la angustia.
_ Sí, en el caso de cuando hay sentimientos como angustia per se en el
personaje, como miedo per se, obviamente no les va a gustar estar así, pero la
parálisis tal cual, no acarrea ningún sentimiento.
_ Pero es congelamiento de muerte, la angustia es como una bronca de
supervivencia.
_ Pero nunca en esa parte dijo: esa parte está angustiada, esa parte está con
miedo…
_ No, simplemente era: “no me gusta estar así”. Entonces ese “no me gusta” es
como su movimiento emocional y hay que cachar en el sentido de trabajar ¿Qué
es lo que no te gusta de esto? O sea, seguir ese movimiento…
_ Pero a mí no me sonaba mucho esa parte. Creo que a otras partes del sueño no
les gusta que estés así.

Como el tiempo de clase ya se ha terminado, algunos compañeros empiezan a preparar sus


cosas para retirarse, lo cual distrae al resto del grupo y se crea el clima para concluir. La
interrogante queda en el aire: En la buena identificación ¿debe siempre quedar uno satisfecho

87
con lo que es, por más desagradable que parezca? Yo me quedo dando vueltas con un
personaje de algún sueño que tuve.

88
CAPÍTULO 8

Sé que hoy es el día D para mí, me toca trabajar el sueño de alguien y mi principal duda es
quien se animará a trabajar conmigo. Estoy en la oficina saludando cuando llega Lucha y me
pregunta si yo iba a trabajar, le contesto que sí, y ella me dice que quiere ser mi cliente. No
me imaginé que fuera así de fácil, pero me sorprendo más todavía cuando Alexis me dice que
también quiere trabajar conmigo, tengo que decirle que ya me he comprometido con Lucha.

Para el día de hoy hay dos lecturas, la primera es una entrevista a Isadore From que le
hicieron dos discípulos, en la cual From considera los sueños desde otro punto de vista, que es
lo primero que se menciona cuando entramos a la revisión teórica; la segunda lectura es El
Uso de los Sueños en la Terapia Gestalt, capítulo 8 del libro Progresos en Terapia Familiar y
de Grupo de James Simkin. Para n o variar, Alexis es el primero en hablar:

_ Lo primero que me llama la atención es un concepto que no entiendo muy


bien: el sueño como una retroflexión, eso me causa muchas dudas, modifica el
significado que nosotros venimos trabajando del sueño, en el que todas las partes
del sueño son de alguna manera una parte nuestra, y aquí el significado va
totalmente por otro lado: retroflexión, transferencia. Además toda la
interpretación está dada en el sentido de que el sueño es algo con relación a un
terapeuta, entonces ¿qué pasa con los sueños de la gente que no tiene terapia? Y
la otra cosa que también me hace mucho ruido y que no sé que onda es, es si el
sueño está producido por el ego o no.
_ Allí, cuando se pregunta si el sueño se produce por el ego o no, ya estamos en
el modelo psicoanalítico – responde María – ya no estamos en la Gestalt.
_ Lo plantea él, ¿no?
_ El problema es que plantear si la producción del sueño es del ego o no es del
ego, es salirse del modelo de la Gestalt, curiosamente Isadore From es de los
precursores de la Terapia Gestalt, junto con Goodman, Fritz y Laura, pero
aquí…
_ Tengo dudas muy concretas, la primera que me preocupa mucho es esto que
hemos venido trabajando, a mi me hace mucho sentido que en el sueño, todo el
sueño, cualquier parte del sueño, es una parte mía que puedo o no aceptar. Esa es
una brújula muy categórica y aquí esto como que me echa a perder esa brújula.
_ A ver, César, si quieres da tu opinión sobre la retroflexión, el sueño como
retroflexión.
_ Yo no estoy de acuerdo en que el sueño sea una retroflexión – intervengo sin
esperar a que César hable – y recuerdo el concepto de retroflexión que consiste
en hacerme a mí mismo lo que quisiera hacerle a otros o lo que quisiera que
otros me hicieran. No veo los sueños como una retroflexión, porque en los
sueños hay cosas que no necesariamente quisiera hacerle a los demás o que
quisiera que los demás me hicieran, sino que para mí, ahí hay muchos asuntos
inconclusos que se pueden de alguna manera irse completando. Tratando de
entender a From es: “yo soy el que sueño y me estoy diciendo a mí”, pero yo no
creo que eso sea una retroflexión, yo sí creo que sea un mensaje existencial. Y
de alguna manera, aquí cuando dice que tomarlo como un mensaje existencial es
caer en interpretación, yo creo que eso no es cierto, creo que sí es un riesgo que

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puede haber, pero en los trabajos que he visto de Perls: él no dice: “tu mensaje es
este”, sino más bien ayuda a que cada quien descubra su mensaje.
_ Haciendo un análisis de lo que se dice del sueño – dice Marisa –, yo lo
analizaba en el contexto general como una proyección: vaya, estoy viendo en él
un desorden, entonces y unido a eso digamos: la figura es proyección y el fondo
a lo mejor es la retroflexión.
_ ¿Cuál sería el fondo? – pregunta César
_ El que le quieras echar al otro lo que te corresponde a ti.
_ Pero, ¿Cómo saber si eso está en el fondo?
_ Tú hablas de figura /fondo – agrega María – ¿cómo saber qué está en el fondo?
_ Porque el sueño tiene sus propios fondo y figura – insiste César.
_ Ajá – responde Marisa – sí, pero con respecto al orden de que habla aquí, que
es el que nombra como la retroflexión de su paciente con respecto a él, entonces
yo lo vería como una proyección: “estoy viendo en ti lo que no me gusta de
mí”.Eso es lo que yo veo como proyección, pero como lo que está atrás, es decir,
si le rascaras, a lo mejor es una pauta retroflexiva. A eso le llamo figura/fondo,
no porque sea figura/fondo.
_ No le llames así – recomienda María – porque este concepto no empata con el
de figura/fondo.
_ A mí – comienza a decir Lina – después de leer todo esto que realmente es un
mensaje que me activa a leer y que me mete a la lectura esto de la retroflexión,
lo que me sonaba incoherente después, es que interponga como retroflexión el
hecho de que las cosas que no puedes resolver en el ambiente las tratas de
resolver de alguna manera en el sueño, pero que a fin de cuentas sigue siendo
algo tuyo. Aquí lo interpreta como una retroflexión y yo digo: aquí está
interpretando. Cuando le cuentan el sueño y dice: “¿En qué soy yo
desordenado?”, pues ya estaba interpretando, a mí se me hacía una incoherencia
eso.
_ Yo también lo veo como decíamos que en el sueño se puede traspasar a la
realidad – comenta Dinora – más bien, ahí sería verlo desde ese punto de vista,
sacarlo de otras cosas interpersonales que ya no están dentro del sueño, sino que
sería retroflexión.
_ ¿Qué opinas César? – vuelve a pregunta María.
_ Yo quería ir sumándole – interviene ahora Melisa sin dejar que César conteste
– es decir, que el sueño sí es una parte de uno mismo, una proyección y además
es un mensaje existencial y sí puede haber, y en ocasiones hay algo que yo
quisiera decirle al terapeuta y muchas veces utilizo el sueño como para decir
algo, no creo que siempre y no sé si es retroflexión o no.
_ Dice terapeuta u otras personas importantes – agrega Lina – maneja más
terapeuta pero menciona otras personas importantes.
_ Lo que pasa es que no está muy claro en el artículo si él suma o elimina.
_ Parece que él dice claramente en el artículo – dice por fin César – que el otro
sueña para decirle a su terapeuta que es un desordenado. Eso se ve muy claro por
lo que pregunta y todo eso. ¿Por qué no se lo quiere decir? Pues porque tiene
miedo al conflicto. Aparentemente él dice que para eso es el sueño de este cuate,
y entonces se podría decir que los que van con terapeuta freudiano, tienen
sueños freudianos.

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Creo que el hecho de que haga, desde luego la pregunta: “¿En qué soy
desordenado?” supone una interpretación, es muy posible que si él trabaja el
sueño y se identifica con ese escritorio que está todo sucio, capte que él tiene
hacia lo ‘ordenado/desordenado’ algo muy especial y que luego el terapeuta le
pudiera decir: “¿Y en qué otras áreas de tu vida eres así?”, pero eso sería dar un
paso muy grande y ya no sería retroflexión.. Porque la retroflexión tal cual sería:
“Ok, para no decírtelo a ti, me lo digo a mí”, agarro uno de mis objetos como mi
escritorio. Y creo que se mueven mucho dentro del marco psicoanalítico ellos,
como que lo quieren meter ahí, e Isadore no se ve muy firme en entrarle a
afirmar que es proyección y que de la proyección podrían salir muchas cosas
valiosas.
Lo que pienso que sí sucede es lo que dicen algunos psicoanalistas que algún
paciente a veces puede soñar para complacernos, pero eso ya sería un sueño que
pudiera ser más un mensaje, creo que esos pueden ser muy ocasionales.
_ Pero no solo para complacer – discrepa Melisa –, sino realmente para decir
algo que quieres decir al terapeuta y no encuentras otra manera.
_ Bueno sí, de una u otra forma, pero generalmente no son, bueno como yo los
he visto y vivido, para echarle bronca.
_ En uno de estos cursos que hemos dado, María, una vez alguien durante el
curso soñó contigo, contigo y contigo, y trabajando con él a través del sueño
pudo describir muchas cosas que era algo así como un deseo de querer
comunicarse contigo, como que no te lo podía expresar directamente. Sin
embargo, cuando trabajó le sirvió mucho recuperar la proyección y al trabajarlo
reconoció en él esa parte tuya. O sea que de todos modos, trabajado como
proyección a él le ayudó muchísimo.
_ Yo pienso que hay sueños que muestran pautas retroflexivas – opina María. El
mismo sueño puede mostrar una pauta retroflexiva, algo que uno se hace en el
sueño, para no hacerle al otro. O algo que desea que le hagan, se lo hace a sí
mismo. Entonces, un sueño puede tener pautas retroflexivas, tanto como puede
tener pautas concluyentes, deflexivas, etc. Las pautas también aparecen en los
sueños, es una primera hipótesis. Una segunda hipótesis que puede haber, y en la
que coincido un poco con Isadore es: algunas personas en vez de vivir, sueñan, y
así retroflexionan de alguna manera, su existencia en sueños sustituye a su vida.
_ Y aparecería más clara la pauta en al identificación misma.
_ No te entiendo
_ O sea, en el sueño aparecería como pauta esto último que dices.
_ No, más bien el que sueña mucho pero vive poco. El tipo de gente que tiene
una vida onírica riquísima y una vida real pobrísima.
_ María – interviene Joel – pero ¿no sería ahí, entonces, el tipo de sueño
compensatorio?
_ Bueno pero la Gestalt no maneja la compensación. En la Gestalt no hay el
término compensación.
_ Como lo están manejando, queriendo meterlo en ese marco.
_ No, no lo quiero meter en ese marco. O sea, sacándolo del marco
psicoanalítico, rescatando solamente el marco gestáltico, en ese sentido los
sueños podrían ser retroflexivos; nos hacemos en sueños lo que no hacemos en
la vida real.

91
_ Nos damos gustos que no nos atrevemos a darnos en la vida real – añade
César.
_ Ajá, cogemos en el sueño lo que no cogemos en la vida; brincamos y bailamos
lo que no brincamos ni bailamos en la vida (risas). Bueno, en ese segundo
sentido, sí me parece que el sueño pueda representar una pauta retroflexiva del
cliente, pero lo que no creo es que todo sueño represente una retroflexión. Más
bien todo sueño siempre cabe en una proyección.
_ ¿Y este concepto de que todas las partes del sueño son partes mías? – pregunta
Alexis.
_ Ese permanece.
_ Es inconmovible – agrega César.
_ Eso es lo que ha permanecido y se ha enriquecido a través del tiempo en el
trabajo de sueños-
_ Y que Simkin lo vuelve a retomar con mucha coherencia. Si le quitamos eso es
como quitarle todo.
_ Este escrito, ¿más o menos de cuando es? – inquiere Marisa.
_ Es de las primeras épocas – responde María – y yo creo que eso también
determina hasta el lenguaje de Isadore.
_ ¿Y él fue colaborador de Perls?
_ Sí, fue de los primeros, el fue terapiado (sic) de Fritz y luego de los primeros
que junto con Laura Perls, Paul Goodman, pusieron la Gestalt en Cleveland y
luego en New York.
_ Lo que me hace mucho sentido – apunta Alexis – es la discusión esta que
tienen en la página seis sobre quien sueña, qué es lo que produce el sueño, etc.,
etc., que el sueños está producido por el soñante es un consenso, y nos
olvidamos de todo lo demás que si es o no el ego, lo produce el soñante sin
conciencia.
_ Claro – responde César – no lo puede manejar conciente y voluntariamente.
_ Y ese es el valor del sueño.
_ Ahorita que hablan de conciencia – interviene Dinora – a mí nunca me ha
pasado, pero hay gente que dice que sabe que está soñando.
_ Eso ya es estar consciente de que es un sueño – dice María.
_ Pero de lo que no estás conciente es de la forma como creas los sueños –
discrepo.
_ Ok, revisemos el otro artículo – dice María después de una pausa.
_ Espera – dice Joel – de esta discusión de la página seis, yo me quedo con una
duda que a lo mejor es por la traducción: todos nos identificamos con nuestro
ego, por ello siempre pensamos que somos eso y la psicología Gestalt tiende a
poner nuevamente en el centro de la personalidad, en donde no está, para mí eso
no tiene sentido, porque para mí el ego está en el centro de la personalidad,
porque el ego individual es el que genera las características de personalidad del
individuo, entonces eso de donde no está, para mí se me hace que puede ser mala
traducción.
_ Están hablando en el contexto para ellos de que el sueño lo produce el
inconsciente – responde César – o sea, para los freudianos y entonces, buenos
ellos dividen su aparato psíquico en el yo, el ello y el superego. Siempre que
decimos ‘yo’, decimos ego, pero el sueño no lo produce esta parte, sino lo

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produce, en su mayoría, el ello. Entonces cuando tú, gestaltista dices: “yo
produje el sueño, yo soy el autor del sueño, yo me di un mensaje”, los
psicoanalistas piensan: “se lo dio el ello, ¿a quien?” y nosotros decimos: “mira,
olvídate de esta parafernalia, él es un ser único e irrepetible, él es el que sueña,
no tiene mucha conciencia de soñar” y esto es realmente como un hablar de sí
mismo, como conocer partes que no había querido conocer y ahora diríamos que
el hemisferio derecho es el que las tiene.
_ Además, es lo de menos quien o qué parte de las personas produzca el sueño –
añado – y además no es que esté una parte en el centro de la persona o de la
totalidad, sino de que todo tiene relación con todo.
_ Es que este es el lenguaje típico psicoanalítico – abunda María – que nos
produce confusión porque no es el que nosotros usamos. Ellos hablan como si el
ego existiera.
_ Pero además nos confunde porque van separando en vez de ir integrando.
_ Exacto, lo que los gestaltistas decimos es: “la mayor parte del sueño está
producido por el hemisferio derecho”, es decir está producido por una paret no
consciente del soñante y es una proyección del sí mismo y una producción del sí
mismo, punto. Todo lo demás son elucubraciones mentales.
_ Que prácticamente no nos llevan a nada.
_ A nada, ¿alguien ha visto el ego? Es un símbolo abstracto que representa algo,
no es la realidad.
_ María – dice Joel – no sé si suene muy jalado esto, pero dentro de lo que
maneja el chamanismo sí hay ciertas técnicas mediante las cuales se intenta
dominar el sueño.
_ Para la Gestalt eso sería peligrosísimo. Desde el punto de vista de la Gestalt,
siendo el sueño una fuente tan rica de conocimiento y de crecimiento, intentar
controlarlo es ir por el camino del control y no por el camino de la verdad.
Entonces, para la Gestalt está contraindicado controlar el sueño.
_ Pero no es tanto controlar, sino tratar de que el inconsciente se vaya volviendo
consciente.
_ No, no, la idea del control de los sueños, concretamente en Carlos Castaneda
es para producir cosas. No es para hacer consciente lo inconsciente.
_ Para crear conciencia.
_ No – apoyo a María – es para influir en la vida real de toda la gente que
aparece en los sueños. Es lo que supuestamente el chamán puede entrar a hacer
en un sueño.
_ Aguas, ¿eh?—concluye María.
_ Lo que sí podría ser – dice César – es como cuando estás soñando, hay esa
conciencia de estar soñando, pero el sueño te lleva; es como cuando le dices a
alguien que complete su sueño y alguien lo completa usando el intelecto y otro
realmente deja que el sueño siga. Entonces, es dejar que el sueño siga tomando
conciencia en ellos; si realmente lo dejáramos que siguiera, tendríamos mucha
conciencia de nuestro propio sueño.
_ Lo contraindicado para la Gestalt – insiste María – es tratar de dirigirlos. Eso
bloquearía una posibilidad de crecimiento.

93
Joel aprovecha una pausa para repartir entre todos los compañeros y compañeras un cuento de
su propia creación y que trata de un sueño de un prisionero. Después César pregunta:

_ ¿Alguien quiere hablar de Simkin?


_ Acuerdos, desacuerdos – dice María.
_ Yo creo que su primera parte es muy claro y muy clásico en repetir los
conceptos básicos de que somos realmente el sueño, todas las partes son
nuestras: pero luego ya en su trabajo sí puede haber cosas que no sé que les
parezca. ¿qué les pareció?

Después de un momento de silencio, María adopta un rol de maestra de primaria y pregunta:

_ ¿Lo leyeron niños?


_ Sí – se apresura a contestar Dinora – me llamó la atención, en el trabajo que
relata, cuando cambia al soñante a que sea una mesa que proteja a la niña, en vez
de dejarla desprotegido como originalmente era el sueño. ¿Sí se puede hacer
todo eso? O sea, ¿cambiar el sueño? Me recuerda lo de aumentarle algo para…
_ Siempre y cuando ya hayas hecho la reidentificación, no antes.
_ Sí, el ha hecho la reidentificación con todos los personajes y entonces le dice:
“¿cómo la puedes cuidar, proteger sin sacrificarte tú?”. Entonces como que el
soñante le dice: “pondría la mesa en otro lugar” y entonces lo que se sacrificaría
es la mesa, pero él dice: “todavía no te has identificado con la mesa, identifícate
con la mesa”, y entonces ya hace el cambio.
_ En la página ocho – interviene Marisa – cuando dice: “recuerda que en Terapia
Gestalt asumimos que cada parte del sueño es una parte tuya…” después dice:
“la parte tuya que es tu hija, es la parte inocente, la parte sana”, yo digo que ahí
está interpretando.
_ Tache, tache, tache – responde María – mejor le hubiera dicho: “¿Cuál es la
parte tuya?”
_ Yo creo – agrega César – que como es pequeño tache, tiene otros tachecitos.
_Hay que señalara que Simkin es psiquiatra.
_ A mí – intervengo – esta parte donde le dice al soñante que está evitando la
muerte de la niña cuando le pidió que viva el sueño como niña, me dejó la duda
de si eso pueda beneficiar al paciente: vivenciar la muerte de esa parte; porque
yo creo que más bien habría que reintegrar esa parte, si lo haces que viva la
muerte es como…
_ Para empezar – señala María – no es posible.
_ Claro, no sabemos como morimos.
_ Pero sí, yo también creo que es mejor rescatarla que dejarla.
_ A mí me desconcierta un poco esto – empieza a decir Alexis – en la misma
página ocho, una especie de clase teórica a la mitad del sueño.
_ Yo creo que está en un taller de entrenamiento – responde César – y a veces el
terapeuta señala en voz alta para el aprendizaje del grupo, de ordinario no se
hace.
Ahí, donde le pusiste tache María, lo veo como jaloneando el trabajo, porque
cuando le dice: “”tu hija es esto, la otra parte es esto, entonces ¿qué vas a
hacer?” Cuando se identifica con su hija no aparece muy claramente que sea la

94
parte sana, es como una interpretación. A mí me gustó porque permite, en algún
momento, hacer una hipótesis de qué es cada parte; veo que mi niño se cae,
bueno a lo mejor es mi niño interior, yo lo identifico con el niño pero a lo mejor
es otra cosa. Pero al terapeuta le permite captar y checar con el soñante cuando
se identifica.
_ Lo que estoy viendo en todas lecturas – dice Úrsula – es que no debemos darle
al cliente nuestra idea, sino que él lo haga solo, que él lo interprete, que él lo
viva, que él lo sienta, no meterle cosas nuestras.
_ No metan nada que no esté en el sueño, usen lo de adentro – apoya María.
_ Sí – añado – como cuando le dice que su única alternativa es ser el héroe, eso
es de Simkin, no del soñante.
_Más bien podría decirle: “¿A poco crees que no tiene otra alternativa?” El
problema de hablar categórico es que es categórico.
_ Pero además, es un problema macro a nivel de terapia. Porque es el poder del
terapeuta.
_ Exacto.
_ Y además se convierte el terapeuta en un instrumento de control.
_ Indudablemente somos poderosos, entonces, no lo seamos más de lo necesario.
Ojalá utilicemos nuestro poder, que es real y lo tenemos, para que la persona
recupere el suyo, no para que lo pierda a favor de otros.
_ Como que tenemos una posibilidad de ser el modelo – dice Úrsula.
_ Sí, devolviéndole de verdad toda la interpretación, toda la dirección, toda la
decisión al otro, la autoridad sobre sí mismo.
_ Me parece que ahí – añade Melisa – el modelaje es clave; si modelas poder
aplastando, el otro sale ahí aplastado, pero aplastando a otros.
_ O se deja aplastar más por otros, cualquiera de las dos cosas.
_ Cuando estaba leyendo el artículo – dice Patricia – y al ver ciertas
interpretaciones, me vino esta duda: ¿no sería diferente si presenciaras el trabajo,
que leer la transcripción? O sea, el momento en que dijo lo que dijo, como lo
dijo, el tono de voz en que lo dijo, son una parte y la transcripción y luego la
lectura, fueran otra.
_ Creo que, por ejemplo, el tono de voz con el que lo dice y el momento y con
qué cara, no sabemos si utilizó tono irónico, no sabemos si fue jocoso, si fue
serio – responde María. Eso es lo malo en las transcripciones en blanco y negro,
que no llevan entre paréntesis el contenido emocional. A mí me gusta como
trabaja. Se apega más a mi manera de trabajar. Era más teórico Perls.
_ Y ahí – dice César – en la página nueve es donde da la instrucción: “ve al
sueño una vez más y cámbiale lo que quieras, hazlo en primera persona y en
presente”. Luego le dice: “¿çQué estás haciendo?” y el otro responde:
“pensando/ ¿Qué te pedí que hicieras?/ Me pediste que fuera al sueño y le
cambiara lo que quisiera/ ¿Y qué estás haciendo? / Planeando cómo cambiarlo”.
Todo eso no está contextualizado, pero es lo que el paciente hacía, se ponía a
planear y no hacía nada.
_ Ok, ¿pasamos al trabajo?

Como no hay más intervenciones, me levanto y voy directo a preparar el escenario de trabajo;
cuando llego, ya Lucha se ha sentado del lado izquierdo, justo el lado en el que había yo

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pensado ubicarme, le pido entonces que se cambie de lugar y así lo hace. Como Lucha lleva
varias sesiones mostrando intenciones de trabajar como cliente, tengo la hipótesis de que
tenga un sueño ya pensado por lo que mi primera intervención es:

G: Lucha, ¿el sueño que quieres trabajar es antiguo o reciente?


L: Es reciente, de hace dos días.
G: Bien, cuando estés lista empieza.
L: Estoy como en un… no sé si es hotel y hospital y estoy en un piso alto y salgo
de una habitación hacia el… (¿Qué será?) Como recibidor, donde hay varias
habitaciones, y veo a mi esposo en otra puerta y en pijama, lo veo de espaldas y
le digo: “¿Qué haces aquí?/ Es que me duele la garganta, por favor baja a
buscarme algo para el dolor, una pastilla, algo”. Bajo por el elevador que está
medio simulado, no es muy fácil encontrarlo porque tiene reja enfrente, no es tan
accesible como todos los elevadores que yo conozco. Bajo, pero en lugar de ir a
una farmacia, voy a dar a una tienda donde hay básicamente ropa de bebé, y ahí
me embobo viendo lo que (ríe)… me embobo viendo lo que hay en la tienda, y
cuando voy de salida, me detiene una de las que trabajan ahí y me dice: “¡se está
usted llevando cosas!”, y me asusto, “¿Qué me estoy llevando?” y sí, tengo
cosas, cosas que no he pagado y me dice: “Sí, mire” y empieza a sacar cositas, ni
siquiera una bolsa, haz de cuenta que las tengo pegadas en el brazo. “Aquí está
este, aquí está este y aquí está un zapatito”, solo ni siquiera el par, no me llevaría
más que uno solo.; pero si me empiezo a angustiar y le quiere hablar a la dueña y
le digo: “oye, espérame tantito, sí háblale, pero nada más que se vaya la gente
(porque además había mucha gente), para hablarlo”, porque yo no sé que pasó,
no era mi intención. Estoy preocupada porque veo que viene una vecina mía,
peor tantito, ella va a oír, pero en eso oigo que alguien dice: “¿Sabes qué? A
quienes traemos ropa tejida se nos pegan las cosas” (ríe), en ese jaleo estoy y
pienso que le voy a explicar a la dueña que traigo ropa tejida y que por eso se me
pegaron estas cosas, pero sí estoy muy sobresaltada. ¡Ay, qué bueno!, porque ni
me estoy robando nada, ni van a saber los demás, no me van a ver que me están
acusando de algo.
G: ¿En ese momento despertaste?
L: Sí, sí, ya no salí de la tienda, en ese momento me desperté.
G: Ok, mira Lucha, lo primero que te voy a pedir es que cierres tus ojos.
Imagínate que estás en ese hospital y que el sueño está empezando y te voy a
pedir que así, con los ojos cerrados, me vayas diciendo lo que va pasando y lo
que vayas viendo.
L: ¿Otra vez?
G: Ajá.
L: (El siguiente relato notoriamente es más pausado que el anterior, que era más
bien fluido, en este hay breves pausas y el ritmo es más lento). Estoy en este
lugar, que no sé si es un hospital o un hotel, salgo de una habitación y veo que
mi esposo está en una puerta de otra habitación, en pijama, le pregunto: ¿Qué
haces aquí?/ Es que me duele la garganta, por favor, baja a conseguirme algo”.
Yo voy, busco el elevador y bajo, pero llego a una tienda donde veo que hay
mucha ropa de bebé y regalos, pero principalmente ropa de bebé y me quedo
viendo en las vitrinas lo que hay y decido salir, no compro nada y cuando salgo,

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me detiene una persona que supongo trabaja ahí y me dice que me estoy
llevando cosas; entonces yo me sorprendo y de veras me sorprendo mucho
porque además ella me demuestra que de verdad traigo algunas cosas. Cuando
dice eso me asusto y más cuando me dice que le va a hablar a la dueña para
decirle lo que está pasando, me angustio, porque además no me hace mucho
caso, porque le va a hablar a la dueña, pero a la vez está atendiendo a otras
personas. Entonces yo quiero que me escuche, le quiero decir: “Espérate tantito
o espéreme”, no sé si hablarle de tú o de usted.
G: ¿Cómo te sientes en este momento?
L: ¿Cuándo le estoy diciendo que me espere?
G: Sí, cuando ella te está diciendo que te estás llevando cosas, que le va a hablar
a la dueña y al mismo tiempo atiende a otras personas cuando tú quieres que te
escuche.
L: Me siento sorprendida, luego amenazada y cuando no me escucha me
desespera, quiero decirle: “ponme atención para que yo te explique lo que está
pasando o por lo menos no lo hagas aquí delante de todos” (pausa).
G. Sigue adelante.
L: Pues en ese jaloneo estoy cuando veo venir a una vecina mía que no es mi
amiga precisamente y me angustio, me angustio porque digo: “¡Chin!, va a oír
que me estoy llevando cosas, ¡qué vergüenza!” pero no sé si ella misma u otra
persona dicen: “mira, las personas que traemos ropa tejida se nos pegan algunas
cosas en la manga”. ¡Ah! Eso fue lo que me pasó a mí, ya voy a poder explicar
bien lo que pasó.
G. Ahí te sientes aliviada.
L: Pues sí, por lo menos ya tengo algo con que defenderme (suspira).
G: ¿Qué está pasando?
L: No, es que ahí termina.
G: Ok, te voy a pedir un favor: abre tus ojos, ponte aquí (le coloco un cojín a un
lado de donde yo estaba y me muevo hacia el frente, ella se coloca donde le
digo), lo que quiero pedirte que hagas acá, es que seas esa empleada de esta
tienda de ropa para bebé y que me empieces a decir como eres, ¿cómo serías
como empleada? (pausa y Lucha se aclara la garganta).
L: Bueno, pues estoy cumpliendo con mi deber de cuidar el negocio, pero
también soy como arrebatada, no, no escucho a la otra persona.
G: Mira, hagamos otra cosa: desde ahí quiero que nuevamente cierres tus ojos y
me digas la escena que estás viendo en el sueño.
L: Siendo la empleada.
G: Ajá, ¿Dónde estás? ¿Cómo ve a la señora que se detuvo a ver la ropa y los
artículos que venden ustedes y que va de salida?
L: Estoy atrás de un mostrador, el mostrador está como en escuadra y estoy por
dentro. Cuando veo que va a salir esa persona voy y le digo: “A ver, momento,
ve que se está llevando…”
G: A ella (la empleada está dirigiéndose a mí)
L: Te estás llevando algunas cosas.
G: ¿Qué sientes tú de ver que ella se está llevando cosas
L: Pues que se las está robando.
G: Eso es lo que piensas, ¿qué sientes?

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L: Coraje
G: Mhm, te da coraje que ella se esté saliendo así.
L: Pues sí.
G: Entonces vas y le dices.
L: Voy y le reclamo que se está llevando cosas, soy enérgica.
G: Mhm, ¿Cómo más eres?
L: Soy enérgica y responsable.
G: Mhm (pausa)
L: Estoy pendiente que la gente entre y compre cosas, ¿no?
G: Mhm. Ok, imagínate que está enfrente de ti esa persona que se está llevando
cosas. Entonces, eso mismo que me acabas de decir, díselo a ella.
L: Yo soy una persona responsable y trabajo bien, estoy al pendiente de que las
cosas funcionen bien y de que nadie se lleve las cosas sin pagar.
G: Dile a ella que no se lleve las cosas sin pagar.
L: Te estás llevando cosas y no quiero que te las lleves, te voy a demostrar que
te estás llevando cosas sin pagar.
G: Mhm, ¿quieres decirle algo más?
L: Le voy a hablar a la dueña para que sepa lo que estás haciendo.
G: Ok, ahora quiero pedirte Lucha, que te pases de este lado (al cojín donde
inicialmente estaba) ¿Recuerdas quién está aquí?
L: ¿Yo?
G: Ajá, ¿y te acuerdas como está la situación?
L: Sí.
G: Ok, ahora quiero que nuevamente cierres los ojos y que escuches a esta mujer
que te dice que te estás llevando cosas sin pagar y que va a ir por la dueña.
Primero quiero pedirte que captes que sientes cuando ella te dice eso.
L: Me siento con pánico, muy asustada.
G: ¿Es lo que más sientes, el susto?
L: Sí.
G: ¿Qué le contestarías?
L: ¿Le digo como me siento o lo que le contesté en el sueño?
G: Dile como te sientes.
L: Estoy muy asustada, me da mucho miedo que vayas a gritar aquí delante de
todo mundo que me estoy llevando cosas y además no es cierto. Pero parece que
no me hace caso (esta última frase la dirige a mí).
G: Dile como la sientes a ella.
L: Es que para que.. a ti te vale. Me vas a poner en ridículo, me vas a poner en
ridículo, me vas a acusar de algo delante de mucha gente y, y, y no me haces
caso, estás atendiendo a otras personas, ahorita esto es más importante.
G: Dile lo que quieres de ella.
L: Quiero que me escuches primero, para que por lo menos esto sea en privado,
que no sea delante de los demás.
G: Repítele: quiero que me escuches.
L: Quiero que me escuches, que me escuches antes de hablar con la dueña.
Quiero que esto sea en privado.
G: Te voy a pedir que te cambies de lugar, Lucha. Por favor, ¿o quieres decirle
algo más?

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L: No (se cambia al cojín de la empleada).
G: Y aquí está la empleada enérgica que sorprendió a esta mujer llevándose
cosas, ¿cómo reaccionas a esto que está diciendo ella?
L: En el sueño ni la pelo.
G: ¿Y ahorita? (Silencio) Mejor regresemos al sueño, no la pelas.
L: No la pelo, tengo muchas cosas que hacer.
G: Dile a ella lo que estás haciendo.
L: No te pelo, tú hiciste eso, yo tengo que cumplir con mi deber y estoy muy
ocupada. No solo puedo dedicarme a ti, estoy atendiendo a otras personas. Y así
soy yo.
G: A ver, te voy a pedir que cambies una palabra. En vez de “yo no te puedo
atender”, dile “no te quiero atender”, a ver si esto es real.
L: No te quiero atender, no me interesa. Tú fuiste la que hizo algo, tú fuiste la
que provocaste.
G: Pásate para acá (se mueve al cojín de Lucha). Ella ya te dijo que no te quiere
atender, pero tú quieres decirle algo, supongo.
L: Sí, de ella depende, depende algo muy importante.
G: ¿Se lo quieres decir?
L: Sí, por favor, por favor, sí escúchame porque es muy importante para mí que
no se queden con la idea de que soy una ratera (en este punto su voz cambió).
G: Mhm, ¿qué pasó? ¿Cómo te sientes?
L: (sube el tono) Me da coraje, me da coraje que no me escuche. Que siga en lo
suyo, que siga en lo suyo, para mí es muy importante, para ella no.
G: Dile lo importante que es para ti.
L: Para mí es importante aclarar esto, pero en privado.
G: ¿Qué te pasa cuando se lo dices?
L: Es que no cree.
G: (Con una seña le indico que se cambie de lugar, cuando lo hace le digo) : Dile
a ella.
L: Estoy ocupada, no me molestes, estoy ocupada (con tono preocupado).
G: A ver, ¿cómo eres aquí?
L: Me interesa mi trabajo y cumplir lo que tengo qué hacer.
G: Eso díselo a ella.
L: Estoy ocupada, yo tengo que cumplir con mi responsabilidad aquí, entonces
no, no me estés insistiendo.
G: Dile cuales son tus responsabilidades.
L: Pues mi responsabilidad, además de vender es cuidar el negocio, porque no es
mío, soy una empleada, no soy la dueña, para eso me pagan (pausa). Déjame en
paz con lo que estoy haciendo.
G: ¿Déjame en paz?
L: Sí.
G: Pásate para acá (al cojín de Lucha) Parece que en realidad no te hace caso.
L: No (silencio). Ya no sé que hacer, no le importa.
G: ¿Y como te sientes?
L: Desarmada. Le diga lo que le diga, casi le grito, le suplico, pero no me hace
caso, está en lo suyo.

99
G: ¿Qué podrías hacer para que te hiciera caso? Si quieres, vuelve a ala escena
donde le estás diciendo que lo traten en privado.
L: Es que ya no sé que hacer porque no me está escuchando (pausa). Como que
ya me resigno a ver qué pasa, que me salven las circunstancias. En los
comentarios de los otros ya encontré algo que me justifique.
G: Ok, ella no te hace caso. ¿Quién crees tú que podría hacerte caso?
L: A lo mejor la dueña. Pero a la dueña no la vi para nada.
G: Ok, pero vamos a verla ahora. Imagínate a la dueña. Vamos a reconstruir la
escena para que llegue la dueña. ¿Quieres traer a la dueña para hablar con ella?
L: Pues sí, de una vez (pausa). Si llega la dueña creo que la abordo de una vez,
casi en la puerta, antes de que entre a la tienda.
G: Mira, vamos a hacer una cosas primero. ¿Cómo piensas tú que puede ser la
dueña?
L: Pues una persona mayor que la empleada tal vez…
G: A lo mejor si te pones aquí es más fácil (poniendo otro cojín) ¿Quieres
hacerlo?
L: ¿Aunque la tenga que crear?
G: Sí. (Lucha asiente y se cambia de lugar). Ponte en posición de dueña. Eres la
dueña de una tienda de artículos para bebé, te acaban de avisar que hay una
persona que se está llevando cosas sin pagar. Empieza a decirme cómo eres.
L: Creo que soy más accesible que la empleada y sí aceptaría hablar con la
persona, si ella quiere hablar conmigo.
G: Si ella quiere hablar contigo.
L: Sí, la escucharía.
G: ¿Cómo te sientes de ser la dueña de esta tienda?
L: (pausa) Bien, porque (ríe) tengo un buen negocio y una empleada
responsable…
G: Y la sensación es de…
L: Soy segura, tranquila, confío en la gente.
G: Parece que aquí es más cómodo.
L: Sí.
G: Bien, ahora pásate para acá (al cojín de Lucha), para que hables con la dueña.
Haz un diálogo con ella.
L: Quiero hablar con usted, para aclararle algunas cosas. Aparentemente yo me
estaba llevando algunas cosas sin darme cuenta, pero mi intención no era
llevarme nada, sino que no sé como las traía conmigo. Espero que usted crea,
que usted por lo menos sí me escuche y que entienda lo que está pasando.
G: Ahora acá (Lucha se cambia y permanece en silencio) ¿Qué pasa?
L: No sé que decirle.
G: ¿Qué escuchaste de ella?
L: Se está justificando, pero por otro lado, yo… yo confío en mi empleada, ¿no?
G: Y a ella, ¿cómo la ves?
L: Le creo, si te creo, le creo.
G: ¿Qué es lo que le crees?
L: Creo que la intención no era llevarse cosas (pausa). Le creo, la escuche, le
creo y no hay problema.

100
G: Pásate nuevamente para acá. ¿Qué es lo más importante que tienes que
decirle a la dueña?
L: ¿Lo más importante? Lo más importante es que me crea, que me crea (pausa).
Que me crea que no le estoy robando, pues.
G: ¿Qué crea a lo mejor en tu honestidad?
L: Sí (silencio)
G: ¿Qué más necesitas que te crea?
L: Básicamente eso.
G: Díselo así.
L: (Al cojín de la dueña) Lo que más me preocupa es que acepte mi explicación
de que soy una persona… honrada
G: Pásate para acá (Lucha se cambia) ¿Ante esto, como te sientes?
L: Le creo (en un tono no muy seguro).
G: Desde aquí sí le crees. Entonces la bronca está entre estas dos.
L: Sí.
G: Entonces pásate para allá (al cojín de la empleada. Lucha se cambia y
empieza a parecer cansada de tanto movimiento) ¿Aquí cómo somos?
L: (Subiendo el tono) Bueno aquí estoy, en lo mío y me diga lo que me diga no
tengo tiempo de escucharla. Y ahora sí que si lo quiso hacer o no ya veremos,
por lo pronto yo cumplo con mi deber.
G. De aquí no le crees mucho.
L: Le creo y no le creo. Yo estoy en lo mío.
G: ¿Y lo tuyo es..?
L: Lo mío es el trabajo y nada más (pausa que yo aprovecho para recapitular).
G: A ver, Lucha, aquí hay una persona que te cree y que te hace caso y acá una
persona que no te pela, que no le interesas.
L: Sí, sí.
G: ¿Necesitas que esa persona te crea?
L: Sí, ella es la que me está acusando.
G: ¿Crees que la dueña te pueda ayudar a que ella te pele?
L: Pues sí.
G: Pásate para acá (al cojín de la dueña, Lucha cambia de lugar) ¿Quieres
ayudarle a Lucha para que la empleada te haga caso? (pausa).
L: Sí, sí quiero ayudarla.
G: ¿Qué le dirías a la empleada?
L: Te felicito, eres muy celosa del cumplimiento de tu deber, pero también es
importante que escuches a las personas, que no te dejes llevar por la primera…
por lo primero que pase.
G: A ella (señalando el cojín de Luca) ¿qué le dirías?
L: Entiende que está muy ocupada, estaba sola; no te puede atender a ti y atender
a las otras personas.
G: Estás conciliándolas (Lucha se me queda viendo y se ríe) ¿De que te ríes?
L: (Con una sonrisa leve) Sí, porque a lo mejor sí, me gusta mucho andar
conciliando.
G: ¿Qué podrías hacer para que hubiera un encuentro entres estas dos partes?
L: Pues… pedirle a la empleada que la escuche.

101
G: ¿Se lo pedirías desde aquí desde donde estás (como dueña) o desde acá
(como Lucha)?
L: No desde aquí, como dueña (noté cierto apresuramiento, entonces pregunté)
G: ¿Desde acá no?
L: No (como si estuviera ante algo imposible).
G: ¿Y tú crees que la empleada pueda hacer caso?
L: Sí.
G: Normalmente, ¿así le haces?
L: ¿Cómo?
G: ¿Así triangulas? O sea, como si tomaras un camino más largo, indirecto a lo
mejor.
L: (silencio) No, quizá algunas veces, normalmente no.
G: ¿Qué le dirías entonces como dueña?
L: Nada más que escuche lo que tenga que decir y además que no dé gritos
delante de la gente.
G: ¿Dirías algo que ella no pueda decirle?
L: Es que le dice, pero esta de verdad no escucha.
G: Pero si tú estás aquí a lo mejor sí la escucha. Ven acá (al cojín de Lucha, ellas
se cambia de lugar). Y aquí Lucha, en presencia de la dueña, pídele a la
empleada que es una persona responsable y ocupada que te escuche.
L: Mhm. Mira, ya llegío la dueña, por favor, dame chance de hablar primero con
ella para explicarle, ya que tú no me entiendes, no tienes tiempo…
G: Lucha, pídele que te escuche.
L: (pausa) Es que ya no sé en que forma decírselo, aunque esté ella.
G: Así como me lo estás diciendo.
L: (Dirigiéndose al cojín de la empleada) Mira, ahora sí ya me podrás escuchar
para que te explique, para que no te adelantes y me exhibas delante de la gente.
G: ¿Qué es lo que quieres decirle?
L: Le quiero explicar como sucedieron las cosas.
G: ¿Para qué?
L: Para que no me acuse de que me estoy llevando las cosas.
G: Ya te acusó, ya vino la dueña. ¿Qué es lo que quieres decirle?
L: (Pausa) ¿Ya me acusó? No me interesa entonces hablar con ella.
G: ¿Qué necesitas de ella?
L: Que me crea y sólo escuchándome me va a poder creer.
G: Ella es tu parte responsable, ocupada, honesta y tú necesitas que te crea. ¿Qué
necesitas que te crea?
L: Que crea que no me estoy llevando nada (silencio). (Empieza a hablar hacia el
cojín de la empleada). Es muy importante para mí que me creas, pero necesitas
es cucharme porque si no, ¿cómo vas a creer lo que te estoy diciendo?
G: Parece que la necesidad básica es que te escuche.
L: Mhm, sí.
G: Quiero que le digas a ella: “por estar tan ocupada, no me escuchas”.
L: (Dirigiéndose al cojín). Por estar tan ocupada no me escuchas.
G: ¿Cómo te sientes al decirle esto?
L: (Silencio) Como que me salí, como que se lo estaba diciendo a otra persona.
G: No importa, pero ¿ sí sabes a quien se lo estás diciendo?

102
L: Sí.
G: Quiero que se lo digas a esa persona tal cual, aunque no me digas quien es.
L: Mhm. Estás tan ocupado toda la vida que no me escuchas (silencio, un
silencio significativo).
G: ¿Qué pasó?
L: Que ya sé.
G: Quiero que te pases un momento para allá (al cojín de la empleada) y quiero
que vuelvas a ser la parte responsable y que contestes a esto que te está diciendo
Lucha.
L: (Lucha se cambia de cojín y respira como para retomar el papel de empleada).
Así soy yo, así soy yo y no puedo cambiar (pausa). Qué bueno que tú puedas
cambiar, a mí me cuesta mucho trabajo.
G: ¿Le dirías: “yo no puedo cambiar”?
L: (Pausa) Así vivo tranquilo.
G: ¿Cómo te sientes de que ella te esté pidiendo atención?
L: (Silencio) Como que es muy molón.
G: ¿Qué le dirías?
L: (Hacia el cojín de Lucha) Yo así soy, no me complico tanto la existencia.
G: No, de que es muy molona.
L: Mira, tengo tantas cosas que hacer y tú eres muy insistente, a todo le buscas
complicación.
G: Pásate acá (al cojín de Lucha, ella se cambia) ¿Cómo ves esto que te dice?
L: (Con prisa) Lo que pasa es que no me entiende. (Le hago una señal para que
lo diga hacia el cojín de la empleada). No me entiendes, ni me vas a entender.
G: ¿Cachas cuál es la situación que te está pasando?
L: Ahorita sí.
G: ¿Sientes que podemos dejarlo aquí o necesitas algo más?
L: Sí, estoy bien.
G: Bueno, antes de terminar te voy a pedir que cierres tus ojos y que tomas estas
tres partes: la parte que está pidiendo atención, la parte responsable, la parte
tranquila y segura y las vayas poniendo en ti. (Pausa. Lucha se toma unos
cuantos segundos con los ojos cerrados y después asiente).
G: (Hacia el grupo) ¿Alguien quiere decirle algo a Lucha?
X: Yo te creo (risas en el grupo) Aunque tu razón no es muy convincente.
Li: No cabe duda que tienes sueños muy creativos (risas).

Siguen algunos comentarios jocosos de la situación del sueño, pero nadie dice algo para
compartirlo con Lucha, como era la intención. Después de que se hace un silencio digo:

_ ¿Nada m ás? ¿Seguimos adelante?


_ ¿Pasamos a la supervisión? – pregunta César.
_ Date retroalimentación a ti mismo – dice María dirigiéndose a mí.
_ Bien, me voy a ir en secuencia. Lo primero que hice creo que estuvo bien,
aunque ella empezó a contar el sueño en presente y en primera persona, hubo en
ella algunos comentarios como explicándome a mí más que revivenciando el
sueño, además la hilaridad de la situación y las risas del grupo, entonces pedirle
que cerrara los ojos y volviera a relatar, era algo que podía permitirle volverlo a

103
presentizar y vivenciar. Vi varias opciones de trabajo, el edificio ese que la
primera vez era un hospital y la segunda no estaba muy bien definido, el
elevador ese que era de difícil acceso, y el llegar a un lugar totalmente diferente,
pero elegí trabajar con esta parte, porque fue donde noté mayor carga de ella al
contarlo en las dos ocasiones. De entrada vi a la empleada como una parte
neutral para ella, aunque era una persona era neutral y por eso empecé el trabajo
con esta parte, con la empleada. Creo que ahí me falló un poco al pedirle
identificación, como que se le dificultó, a lo mejor no era muy propio decirle
“pásate de allá para acá y sé como la empleada”, pero creí que la manera más
fácil de hacerlo era que relatara la escena que vio como empleada. De ahí sentí
que me faltó discriminar para cachar bien (aparte de la dificultad que ella tenía),
o más bien, para orientarla bien para lograr la identificación total, porque de
repente sentí que ella no avanzaba; yo no quería salirme del sueño y se me
ocurrió trabajar con la parte que podía ayudarle y me imaginé que podía ser la
dueña precisamente y cuando ella lo dice, bueno pues que venga la dueña.
Lo que no me gustó mucho fue la identificación de la dueña para que estas dos
partes se contactaran, creo que me faltó el recurso a mí, porque creo que podía
ser una buena manera que ella lograra que la otra parte le hiciera caso, pero no
supe como hacerlo. De alguna manera sentí, en ciertos momentos cierta
impotencia para que ella pudiera salir de la parte exclusivamente de la escena
para entrar a lo que estaba pasando con ella.
Al final, cuando ella le dijo a la empleada que no la escuchaba por estar tan
ocupada y ella vio la imagen de otra persona, eso era lo que yo quería, sabía que
desde un principio estaba sucediendo pero no sabía como hacerlo, pero cuando
llegamos a esa parte, sentí que era demasiado tarde y lo único que quise hacer es
que reconociera que ahí está el atore y que es algo en lo que ella tiene que seguir
adelante.
_ ¿Le damos retroalimentación a Gabriel? – pregunta María, pero todos sabemos
que es una sugerencia.
_ Varias cosas me parecieron muy padres – comienza Alexis – el recontar el
sueño para hacer el intento de que el contacto sea mayor y ahí se propicia la
reidentificación; cuando tú (dirigiéndose a mí) le dices: “sé la empleada y desde
ahí dime lo que estás viendo”. O sea, sí veo varios intentos al principio de lograr
que ella entre en contacto y hay varias cosas con el fin de que eso suceda. Me da
la impresión de que no se logra totalmente y de hecho, aunque hay mucho
trabajo, este se da (yo lo siento así) con muy poco contacto o con Lucha
disociada del sueño propiamente.
No percibo mucho que esté realmente dentro del sueño y pienso que ese es el
principal problema. El principal mensaje que me queda es que si no estoy
totalmente seguro de que realmente hay un contacto importante con algo del
sueño, trataría de no entrar al trabajo de reidentificación, porque puede
convertirse en una serie de tareas que tienen muy poca potencia y a mí me dio la
impresión de que aunque las tareas eran las correctas y me parecía bien todo lo
que hacías, la respuesta de Lucha era con muy baja potencia y entonces los
resultados no fueron los esperados.
_ ¿Qué crees que le faltó a Gabriel para lograrlo? – pregunta María.

104
_ Yo creo que si Gabriel, así como empezó tratando de ubicar a Lucha en algún
punto de mucha energía, creo que se quedó en un solo punto y que ese punto,
por alguna razón, de alguna manera, perdió energía y él se quedó tratando de
buscar identificación con la empleada, aunque Lucha buscaba su identificación
con otras partes del sueño, Gabriel se quedó mucho en su hipótesis de trabajar
con esas tres partes que no se me hacen malas.
_ Era su hipótesis al respecto.
_ Sí, entonces se quedó ahí y en algún momento se quedaron patinando y
patinando y patinando, inclusive como abusando del trabajo de cojines, en un
momento dado sentí que Lucha estaba ya trabajando por disciplina, como que
había perdido contacto con esas tres figuras y que hubiera valido la pena intentar
suerte con otra parte. Tal vez Gabriel hubiera podido hacerle notar, tal vez
reflejándole, que estaba a un nivel muy bajo de energía.
_ Eso es una posibilidad Gabriel, pero otra es, aquí estaba muy bien identificada
(como Lucha la soñante), pero allá (cojín de la empleada) no quedó claro, pero
había un sentimiento de venganza, de castigar a esta Lucha que es lo que le daba
energía a ese personaje que no tocaste; y a la dueña parecía haber algo que la
avergonzaba; en los otros dos personajes te hubieras quedado un poco más de
tiempo a ver cual era su sentimiento respecto a ese asunto.
_ La empleada dice que le da coraje verla llevarse eso – apunta César.
_ Sí, y por ahí dice, inclusive, como que estuviera aplicando un castigo: “No
tengo tiempo, estoy muy ocupada, yo estoy aquí para cuidar y vender”. Sí, pero
si estás cuidando como descuidas la explicación. Me sonaba a que esta (la
empleada) estaba castigando a esta (la soñante) y esta (la dueña) se sentía
avergonzada no sé de qué. Es como si los sentimientos se te hubieran escapado.
No el contexto, pero sí los sentimientos, por ahí hubiera sido otra buena opción.
_ Ahora – comienza Alexis – ahí hay una cosa que me espantó y que quiero
preguntar ¿qué tenemos que hacer con el rapport en el trabajo de sueños? ¿Lo
tenemos que cuidar o no?
_ Sí, por supuesto.
_ Porque me da la impresión de que en algún momento, si el creciente empieza a
cansarse un poco del trabajo, automáticamente el rapport también va para abajo,
y es un punto muy delicado, porque el momento en que se perdió el rapport, fue
cuando se perdió todo el contacto.
_ Se empiezan a hacer las cosas en automático.
_ Y al final me dio la impresión de que había un trabajo que estaba dando
vueltas, como que estaba patinando en automático precisamente.
_ Pero, ¿porqué se pierde el rapport? – interroga María hacia el pleno del grupo.
_ Por la falta de continuum y de empatía – responde con rapidez Lina.
_ Por la falta de contacto – es la respuesta de Alexis.
_ Ahí faltó algo, contacto o empatía: algo, algo por ahí faltó – completa María.
_ Que bajó un poco la energía del trabajo.
_ Lo que yo vi – interviene César – fue un buen inicio del trabajo, pero se fue
perdiendo y se notó en la bajada de volumen, incluso hubo un momento en que
le diste una instrucción y luego le preguntaste: “¿Quieres hacerlo?” Esa pregunta
le resta potencia a tu intervención, sobre todo si ya diste una instrucción.

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_ A mi me pareció – agrega Melisa – que cuando empiezas a perder contacto
empiezas a bajar el volumen de tus intervenciones.
_ Sin quitar nada de lo que ya te han dicho – agrega María – me parece que este
es el mejor trabajo de sueños que he visto por primera vez. Vamos al descanso y
regresamos a un modelaje.

El último comentario de María no me deja tan satisfecho como podría pensarse, puse me doy
cuenta que pude haber hecho mucho más con este sueño, aunque para ser primera vez que
trabajaba frente a María y César, y para ser mi primer trabajo de sueños, estuvo bien a secas.
Con esa sensación me voy al descanso junto con los compañeros.
Regresamos y César está liso para empezar el modelaje. Alexis, que ya había tenido intención
de trabajar conmigo, pasa a trabajar el modelaje con César, se sienta a la izquierda de César:

Al: Es una sola escena, yo veo a un trabajador, una especie de trabajado que
tiene un taladro grandote, como si fuera un taladro de los que usan para abrir
pozos petroleros. Esto sucede dentro de una casa, de una casa vieja, y esta
persona es muy eficiente y muy desalmado, una persona que no tiene mayores
sentimientos. Lo principal es que es un obrero muy eficiente, una persona que es
muy eficiente, está colocando ese taladro encima de la cabeza de alguien, no es
que lo esté taladrando, lo está empujando, lo está metiendo debajo del piso, de
un piso que creo que es de madera. Entonces veo a esta persona haciendo su
trabajo con una cara muy impávida, él está en lo suyo, es muy exigente, está
haciendo su chamba y está metiendo la cabeza de esta persona en el piso; veo
que junto, aunque eso está un poco desdibujado, hay otra persona, hay un
hombre que se está burlando, se está riendo y está contento. Pareciera ser la
persona que mandó hacer el trabajo, la persona que contrató a este para que
hiciera el trabajo; y por ahí, en el fondo de la casa, habría un cuadro donde está
una mujer de edad madura y pelo negro que algo tiene que ver con todo esto,
como si se tratara de un crimen pasional, y esta mujer tuviera algo que ver con
eso, estoy observando la escena y la persona está… la cabeza está quedando
cada vez más abajo, menos… No parece que le duela a esta persona lo que le
están haciendo y lo único que sí, en un momento dado, por un orificio del taladro
sale un chisguete de sangre. Yo estoy enfrente, haz de cuenta que esto está
ocurriendo aquí (empieza a señalar con sus manos la ubicación de las personas y
las cosas) está a la derecha el obrero taladrando, el piso, el cuadro está al fondo,
la otra persona está a la izquierda y yo estoy enfrente al lado de un sillón
(pausa).
C: Cuando dices que estás parado enfrente viéndolo, lo dices como algo que está
sucediendo, como una película y tú ¿estás como actor o como espectador?
¿Cómo te sientes?
Al: No me acuerdo bien como estoy en el sueño, ahorita estoy asustado. Es
decir, ahorita veo que hay modificaciones del sueño original; por ejemplo, el
cuadro de la mujer que está al fondo, estoy casi seguro de que en el sueño
original no aparece; como que de alguna forma traté de trabajar con eso,
inclusive lo comenté con mi terapeuta, pero vamos el sueño ahí está.
C: ¿En el sueño original también tienes la sensación de que es algo pasional o
eso es de ahorita?

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Al: Es una sensación del sueño, como si fuera un ajuste, un crimen pasional, no ,
no me atrevo a llamarlo crimen porque pareciera que no se está muriendo a pesar
de todo.
C: Ok, te voy a pedir que me lo vuelvas a contar despacio y haciendo contacto
con lo que vas sintiendo.
Al: Estoy en una casa vieja, como terrorífica, tiene una sala donde hay polvo y
huele a viejo, el piso es de madera y es un piso viejo. Atrás de todo el escenario
hay una ventana, una ventana de piso a techo de madera también con un marco
como que estuviera pintado de color verde claro. Y de ahí pasa mucha luz de la
ventana para acá, entonces se ve todo como muy amarillo, una luz muy violenta
que está entrando por la ventana, hacia la derecha hay un cuarto, es un cuarto
muy, muy feo porque no es un cuarto regular, sino que es un cuarto que está
como en una esquina.
Esto ocurre exactamente enfrente, yo llegué ahí sin ser invitado por nadie y
observo todo esto. Me toca observarlo, no porque yo hubiera querido estar ahí,
pero me toca observarlo y lo observo. La figura del obrero es terrible, terrible
por lo impávido, por lo indiferente, lo que está haciendo le vale madre, no hay
sentimientos en esta persona, es como un robot que está aplicando este aparato,
es un taladro que tiene una base redonda de metal y está aplicándolo sobre la
cabeza de un hombre que está cada vez más hacia abajo del piso; es una
sensación muy escalofriante ver como va entrando y en algún momento, no
exactamente en este momento, pero en algún momento casi hubiera dicho que no
le hicieran eso. Y después esta figura que está aquí junto que es una figura que
no se alcanza a ver muy fácil, es una figura también muy pinche, muy fea porque
es alguien, un hombre vestido como payaso, pero evidentemente es una
payasada, con pedacitos de tela de colores; parece que tiene un sobrero español,
como que esto se ve medio jocoso y le da un toque todavía más feo a la escena.
Y está muy contento, muy feliz, pero no se ríe abiertamente, sino que tiene una
sonrisita como diciendo: “¡Ah, que bien, que bien que ya está cumpliendo la
chamba y lo está haciendo muy bien!”. Y bueno, está la presencia de este cuadro
que es muy impactante, ya hasta me estoy espantando, es algo que en el sueño
estoy casi seguro que no estaba, no estaba así por lo menos, era algo muy diluido
y que al tratar de trabajar algo surgió. Es un ambiente muy feo.
C: ¿Cuál es tu sensación?
Al: Es una sensación de angustia, de miedo, de amenaza, de inseguridad –
responde Alexis pausadamente. De mucha angustia.
C: Lo único que te voy a pedir Alexis, a ti que veías todo eso que sucede en esta
casona, ahí donde llegaste sin ser invitado, quiero que le hables y le digas como
es.
Al: ¿Al sueño?
C: O visión, ¿cómo es?
Al: Fría.
C: Mira todo eso que tienes que decir, haz de cuenta que este fuera el sueño
(pone un cojín enfrente) y tú le dices. Que le digas: “sueño: me dejas
aterrorizado”. Todo lo que te vaya surgiendo.
Al: (Silencio, después dirigiéndose al cojín) Sé que pasa algo (pausa). Me siento
obligadamente aquí, sé que estoy aquí porque tengo que estar, pero como me

107
gustaría no estar aquí. Me obligas a estar aquí, nada tendría sentido si no estoy,
pero no quiero estar, quisiera salirme por esa ventana, aunque sé que afuera de
esa ventana no hay más que terregal y tierra.
C: Dile lo que te hace sentir: “me das miedo”.
A. Me da miedo la casa y me dan miedo estos personajes que pusiste ahí, son
terroríficos todos. Me dan miedo la madera y la oscuridad. Está todo chueco,
¿para dónde me muevo? ¿Qué hago? Me siento condenado a estar aquí enfrente.
C: Pásate enfrente, para que seas el sueño que está asustando a Alexis. Sé todo el
sueño, con todo lo que sucede (Alexis se cambia de lugar). ¿Cómo eres?
Al: Soy lo que soy, no puedo dar explicaciones.
C: Díselo.
Al: Es lo que estoy haciendo. Soy lo que soy y tú tienes miedo.
C: ¿Cuál es tu función, sueño?
Al: No tengo muchas ganas de decírselo, no tengo muchas ganas…
C: Dile: “no tengo muchas ganas”.
Al: No tengo muchas ganas de decírtelo, ya lo sabes (pausa). Están pasando
cosas y van a seguir pasando cosas y así es esto. No hay mucho adonde ir.
Aunque te salieras, no veo a donde podrías ir. Esta es tu casa, ha sido tu casa
siempre y ahora por primera vez estás viendo cosas que desde hace mucho
tiempo suceden y de las que no te dabas cuenta. Pero bienvenido.
C: ¿Cómo te sientes de provocarle estos sentimientos? Díselo a él.
Al: Como que me vale madre.
C: Díselo: “me vale madre”.
Al: Tu chingadera esta, está muy vieja; nada de esto es nuevo, pero haz lo que
quieras, síguele buscando, sube las escaleras, tal vez ahí encuentres algo
interesante. Yo aquí voy a estar, voy a seguir con mi trabajo, con mi existencia,
aquí voy a estar. Tengo que estar, má bien. Debiera estar más enojado contigo,
pero no sé porqué, pero en este momento no me sale estar tan enojado. Nada más
no me estés chingando, no me estés quitando el tiempo, no me estés molestando.
C: Pásate para acá (Alexis se mueve al primer cojín) y date el tiempo de ser
nuevamente Alexis el del sueño (pausa) y ve cachando que le va pasando a este
Alexis con todo lo que le dice este sueño.
Al: Muy asustado, estoy muy asustado por que es como si empezara a sentir
estos diferentes personajes en partes de mi cuerpo (…) Es como si hubiéramos
estado jugando este juego desde siempre, pero apenas ahora como que empiezo a
verlo más claro.
C: ¿Y cuál es su función en ese sueño y cuál es la tuya?
Al: La mía es estar acá, viendo esto, correr por la casa, estar asustado siempre.
C: ¿Y la de él? (pausa) Pregúntaselo.
Al: La casa es de ellos, es de él. Sobre todo de este pendejo payasón. La cas es
de él, el otro es un invitado, un contratado.
C: Recuerda que estás hablando con todo el sueño y todos estos personajes son
del sueño. Pregúntale cuál es su función como sueño (silencio).
Al: Quiere decir cosas.
C: A ver pregúntale si te las quiere decir (silencio en el que Alexis parece
escuchar)

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Al: Me dice que todo está dicho, que todo es obvio, que todo siempre ha sido así.
Y yo lo cumplo así, yo estoy de acuerdo. Tal vez nunca los había visto de frente
y nunca había estado tan cerca, nunca había estado tan cerca de la luz. A lo
mejor nunca había estado aquí abajo. Algo ha pasado antes por lo cual no podía
ver (…) Y bueno, yo también aquí estoy junto con él para ver qué pasa.
C: (…) Dile: “estoy asustado”.
Al: Sí, pero estoy asustado, pero no estoy corriendo. Estoy asustado pero no
estoy corriendo. Ya se dio cuenta además, no estoy corriendo, no voy a correr.
Aunque a veces me sienta tan asustado, quiero ver realmente que es lo que pasa
y qué es lo que haces. Quiero que me enseñes qué es lo que hacer y quiero que
me enseñes cómo lo haces.
C: Pásate para acá y sé el sueño y ve a Alexis el que te hizo la pregunta.
Al: Juguemos. Está bien, juguemos en buen plan, pero no vas a… no vas a ver
cosas bonitas (silencio).

Después de esto Alexis manifiesta ya no querer hablar con el sueño, más bien muestra
intenciones de querer desmenuzar cada personaje, pero César trabaja con los personajes en su
conjunto, no con alguno en particular. Esto se comenta más adelante en la retroalimentación,
y César aclara que mantuvo su trabajo en un plano general, ya que así había estado trabajando
desde un principio. Siento que el grupo se queda con ganas de entrarle por el lado de los
personajes, yo en cambio, compartía con César el enfoque general que le dio al trabajo sobre
todo por el sueño anterior que había trabajado Alexis. (cfr. Capítulo 5).

109
NOVENO CAPITULO.

Llego al salón, veo a Dinora y recuerdo que hace unas semanas me había pedido que le
explicara el cuento que compartí con Ángeles a propósito de su trabajo, así que me siento a su
lado para explicarle que es un cuento que había leído en un libro acerca de meditación y que
su significado debe entenderse por ese lado: la meditación es un estado en el que lo más
importante es no hacer nada, ni siquiera pensar, que es lo más difícil. Cuando logras esto,
estás en las mejores condiciones de la meditación, y aunque el trabajo de Ángeles con María
no trataba sobre meditación, sí había ganas de no hacer nada y permitirse el chance de no
hacerlo puede ser útil y no necesariamente es indicación de irresponsabilidad. Después de
explicarle esto, Dinora me confía que preferiría no trabajar esta ocasión como terapeuta,
coincidentemente, en ese momento Lina pregunta al grupo que si alguien desea cambiar fecha
con ella, ya que no asistirá en la oportunidad que le ha tocado, así que se ponen de acuerdo
para que sea Lina quien trabaje.

Cuando César llega al salón, ya lo estábamos esperando, así que inmediatamente María pide
empezar a revisar la lectura que en esta ocasión se trata del Seminario de Sueños de Perls, del
libro Fagan y Sheperd: Teoría y Técnica de la Psicoterapia Gestáltica (1973). César abre la
sesión al grupo, Melisa expone una duda con respecto al trabajo con la nada con el vacío.

_ Aquí habla del vacío, de la negrura, de la nada; habla del laboratorio de la


nada, del vacío estéril, ¿qué onda con eso?
_ Nunca podemos identificarnos con la nada – responde María – con lo que
podemos identificarnos es con la negrura que contiene a la nada, pero no con la
nada; o con los bordes que contienen el vacío, pero no con el vacío; ni siquiera
podemos imaginar el vacío siendo delimitado por algo que no es vacío, por eso
siempre sugiero que eviten ese tipo de elucubraciones de “identifícate con el
vacío”, en vez de eso: “identifícate con todo ese panorama donde hay un vacío”.
_ Y cuando es un hueco igual – interviene Dinora – “identifícate con el lugar
donde está el hoyo”, pero no con el hoyo.
_ El puro hoyo, imposible.
_ O sea, no dejarlo de lado porque es importante el vacío – dice Melisa – pero si
como…
_ Darle contexto por que si no, no lo entendemos; o sea, no hay arriba sin abajo.
Imagínate tratar de hablar de arriba sin tener como referencia abajo.
_ Cuando trabajamos allá abajo un sueño – añade César – en que alguien pidió
que el soñante se identificara con la herida, en realidad lo que se identificó fue
con las dos partes de la piel que no estaban juntas, no tanto con el hueco de la
herida, sino que estaba dispareja la piel y todo esto, con lo que sí había…
_ O sea – pregunta Lina – ¿Tú puedes decirle: “me podrías describir donde está
ese vacío”, por ejemplo?
_ Como es ese vacío. Si le pides que te describa el vacío te lo va a describir con
bordes, porque si no, no es posible, con contexto. “¿Cómo es ese vacío?/Pues
mira, siento que en medio de mi corazón tengo un hoyo/ A ver imagínate que
tienes ese corazón con ese hoyo”.
_ ¿Por qué habré dicho eso? – se pregunta Lina con cara compungida,
provocando la risa de todo el grupo.

110
_Bueno – retoma Melisa – aquí habla también de la necesidad de estar solo
para…
_ No me chingues – dice María volviendo a provocar risas.
_ Te juro que iba a hablar de eso – responde Melisa un tanto confundida. No es
una pregunta, en la página doscientos dieciséis, es como una referencia que me
gustó, me parece muy significativo cuando habla de la elaboración del duelo,
según la llama Freud y él habla de lo solo que se necesita estar para realmente
crecer: “Crecer significa estar solo, estar solo es un requisito previo a la
maduración y al contacto con los demás, la soledad es aún un anhelo de apoyo”
(Fagan, 1973).
_ Así estoy, en soledad – dice María añadiendo un tono de broma pero con gran
significado – y con anhelo de apoyo y otras cosas.
_ Sí, pero no le pongas mostaza (ríen).
_ ¿Qué mas niños? – pregunta María para recomponer el ambiente.
_ Aquí, cuando dice de la fulana que se identifica con la placa, dice: “esta es tu
parte artificial” (ídem). ¿Cómo que es la parte artificial? ¿De donde saca el señor
Perls que esa es su parte artificial?
_ Esa es un sutil interpretación.
_ ¿Verdad que sí?
_ ¿En cual sueño es? – pregunta Ángeles.
_ No me acuerdo cual sueño es, pero es la que se sueña que está debajo del lago
seco.
_ ¡Ah! Pero a esa no la peló.
_ ¿Cómo que no la peló? – interroga María.
_ Sí, le dice: “¿Puedes advertir el contraste? En la superficie encuentras una
cosa, un objeto material, la patente del automóvil, la parte artificial tuya, pero
cuando profundizas más encuentras que la muerte aparente del lago es en verdad
tu fertilidad” (ídem) y yo había entendido además que la patente no estaba en la
superficie sino estaba en el mero fondo.
_ Sí – repongo – estaba en el fondo.
_ ¿Verdad? Y aquí dice al revés.
_ Sí – interviene César – creo que es una interpretación porque fíjate como
termina el sueño, ella dice: “realmente no me gusta esa chapa… o permiso… o
patente para…” (ídem) y Perls le dice: “La naturaleza no necesita ninguna
patente para crecer. Nadie es necesariamente inservible si es orgánicamente
creativo… y tú acabas de descubrir que lo eres”. Pero creo que sí es una sutil
interpretación.
_ ¿Sabes? – Intervengo – aquí me quede con una duda, porque recuerdo haber
leído este mismo sueño , creo que en Sueños y Existencia (Perls, 1970) y creo
que es diferente. No me dio tiempo de revisar Sueños y Existencia, pero me late
que es diferente.
_ Que está mal traducido – dice María.
_ O abreviado – dice César.
_ Abreviado – apoyo como si hubiera encontrado la respuesta exacta – como
abreviado.
_ Yo también ya lo había leído, pero pensé que lo había leído en el mismo lugar
– dice Melisa.

111
_ Sí, en Sueños y Existencia también viene – dice César – yo creo que en libro
de Fagan sí lo abreviaron, porque parece que sí le saca mucho jugo a lo de la
placa en el otro libro. Pues lee el otro (dirigiéndose a Melisa) y nos cuentas
después.
_ Bueno – interviene María – ¿les parece que dejemos ahí la revisión? ¿Y que le
pidamos a la maestra Lina que pase?

Lina se prepara a levantar su escenario de trabajo sentándose en un desnivel que hay en el


salón y colocando dojines enfrente para la persona que quisiera trabajar con ella. Casi
inmediatamente Dinora se levantó dispuesta a trabajar un sueño, cuando estuvo lista, Lina le
pide comenzar.

D: Soñé que llegaba a una casa vacía, con un pasillo de un lado y este pasillito
está como con piedras, sucio, veo una coca cola ahí y después veo aquí (señalando
arriba y a su izquierda) rejas y sale una señora horrible, me asusta y grito,
entonces me quedo viendo y veo que no es mala, entonces me dice: “pase”.
Entonces doy la vuelta y entro por atrás, ella está lavando la alfombra de la casa y
me doy cuenta que la señora no está tan deforme ni tan fea. Ya.
L: Ahí acaba el sueño.
D: Sí.
L: Bueno, Dinora, cuenta el sueño en primera persona, haz contacto contigo y
empieza a contarlo como si estuviera pasando en este momento y tú eres la que lo
está viviendo en este momento.
D: (Rápidamente) Me estoy asomando en una casa vacía y me meto por un
pasillito y veo que hay como piedras y hay una coca cola y luego veo que hay una
rejita y se asoma una señora deforme, horrible y me asusto, grito, pero al gritar la
señora se da cuenta que me asusta y yo como que me doy cuenta que no es mala
en ese momento y entonces me dice que pase, que me asome a ver la casa.
Entonces me meto y la veo, cuando entro hay una alfombra verde vieja y la mujer
la está lavando, me quedo viendo a la señora y veo que no está tan deforme, que
no está tan fea como la había visto en la reja.
L: Ok, Dinora, te voy a pedir una cosa, que hagas contacto contigo, que veas esa
alfombra verde, medio sucia, y que puedas convertirte en esa alfombra y decirme
cómo eres. Pero primero trata de hacer contacto con esa alfombra, me gustaría que
primero la describas.
D: Es una alfombra verde, vieja, sucia. Estoy en un lugar así como la sala. Me
están lavando porque es mejor, porque van a rentar esta casa.
L: ¿Te están lavando? Di esto, a ver si te checa: “Me están lavando porque tengo
que verme mejor”.
D: Me están lavando porque tengo que verme mejor.
L: ¿Qué sucede en ti al decir eso? (pausa) ¿Lo quieres volver a decir?
D: Me están lavando porque tengo que verme mejor.
L: Cuando me estabas platicando el sueño, algo que me di cuenta que me impactó
fue esa mujer, con esa cara horrible a través de una reja. Entonces me gustaría que
nos fuéramos a recordar a esa mujer, que tú fueras a recordar a esa mujer y que
trataras de hacer contacto con ella.
D: ¿Cómo si yo fuera la mujer?

112
L: Como si tú fueras la mujer. Trata de hacer contacto primero, tómate tu tiempo.
D: Soy… grande (hace un gesto que Lina alcanza a percibir)
L: ¿Te fijas cómo haces tu cara? (…) ¿Qué pasa en ti cuando haces eso? ¿Cómo te
hace sentir?
D: No me gusta asustar, sé que asusto y me siento como que no asusto.
L: A ver, ¿no te gusta asustar?
D: No.
L: Pero sabes que asustas.
D: Pero sé que asusto con mi cara y entonces voy a asustar.
L: O sea, ¿no te gusta, pero sí te gustaría? Porque al final de cuentas sí asustas.
D: Como que no me gusta asustar, pero como ya sé que de todos modos voy a
asustar por mi cara, hago el intento de asustar porque cuando se asoma Dinora yo
la asusto.
L: ¿Y qué pasa contigo cuando la asustas?
D: Cuando la veo que se asusta me siento mal… y le hago notar de alguna manera
que no soy mala.
L: Como que, a ver, me gustaría volver a decir eso, como que la asustas, no
quieres asustarla, pero la asustas y ya que ves que se asusta, haces como que no
eres mala.
D: Sí, porque me siento culpable (contestó Dinora rápidamente)
L: A ver me gustaría que repitieras esa frase haciendo mucho contacto.
D: La asusto…
L: Ajá, asustas.
D: Asusto primero, en verdad la asusté y ahora trato de enseñarle que en verdad
no soy mala, que no me tiene que tener miedo.
L: Eso, ¿te ha sucedido alguna vez en la vida? ¿Lo has hecho alguna vez en la
vida? ¿Lo relacionas con algo en tu vida?
D: Alguna vez he parecido mala, pero no me gusta.
L: Mhm, ¿Cómo te hace sentir eso?
D: Ya se me pasó. Siento como… cuando lo he hecho, igual, igual, como que
digo: “ya me puse en el papel de mala, ahora voy a serlo”, pero no es así, no soy
mala.
L: Si te pones en el papel de mala, pero no quieres que te vean como mala.
D: No.
L: Pero sí hiciste algo malo.
D: No sé si hice algo malo, pero como que sí me pongo en la papel de que sí soy
mala.
L: Al hacer contacto, en contacto con esto ahorita ¿qué pasa dentro de ti? Como
ese papel de mala, cuando estás actuando como mala.
D: Siento que es algo muy común en mí. Yo me describiría a mí como mala.
Pero… pero no es cierto. Como que de repente digo: “no es cierto y no me gusta
que me vean así”. Como que ya me he hecho mucho la fama de mala.

En este momento, Lina recurre a César, que estaba cerca de ella, para pedirle asesoría. Al
regresar con Dinora le dice:

113
L: Ahora te voy a pedir que…recuerdas que tú vas entrando a ese pasillo del
sueño, cuando ves a la señora, me gustaría que vieras a esa señora con la cara
deformada, tú eres esa Dinora que está soñando, quiero que le preguntes porque
te asusta, que desea… ¿Estás ubicada en esa Dinora que está en el sueño y que
va entrando?
D: (Pausa) No sé porque me asusta.
L: No, pero pregúntaselo, pregúntale a ella.
D: ¿Por qué me asustas, si en verdad no me querías asustar o si en verdad no te
importaba asustarme? (pausa y se dirige a Lina) Sentí que me estaba
asomando… porque entré con miedo al pasillo donde estaba espiando y que me
haya salido fue como que me cachó de haberme metido por la orillita a ver la
casa abandonada.
L: Dile: “¿Por qué me asustas?”
D: ¿Por qué me asustas?
L: Ahora te voy a pedir, Dinora, que te pases aquí (pone un cojín enfrente) y que
le contestes como esa mujer que asustó a Dinora en el sueño. Haz contacto con
esa mujer que tiene una bola así en la cara, muy fea, y escucha la pregunta de
Dinora: “¿Por qué me asustas?” ¿Qué le respondes a Dinora? A la Dinora del
sueño. Haz contacto con ella y cuando… te hayas convertido en ella… tómate tu
tiempo (pausa).
D. Cuando… cuando vi que alguien estaba ahí, era mi oportunidad de asustar
con mi cara a alguien y entonces te asusté. Cuando vi tu cara, el grito, me sentí
mal de haberte asustado y traté de hacerte sentir en confianza.
L: ¿Qué sentiste? ¿Cómo fue ese sentirte mal?
D: Pues darme cuenta que… fue tan horrible y luego todavía salir así de
improviso.
L: ¿Y cómo es ese sentirte mal? ¿Cómo está aquí? (señalando el pecho)
D: Como culpable…
L: Checa tu postura Dinora (Dinora se mira a sí misma)
D: Se me hace como… como dejar sola…
L: ¿Qué sensaciones hay?
D: Siento algo extraño, así algo en el estómago.
L: ¿Quieres hacer contacto con eso? Eso que pasa en el estómago (pausa). ¿Me
lo puedes describir?
D: Es como, como que algo me lo impidiera, como que yo no quisiera y
convertirme en mala…
L: Y esa sensación que es como si lo detuviera, ¿me la podrías describir? ¿Cómo
es eso que lo detuviera? ¿Cómo es?
D: Es como… como si yo tuviera que… detenerme… como que tengo miedo de
que saliera eso (en esta última frase, Dinora cambió la voz acelerándola y
deteniendo el aire como para hablar en secreto).
L: ¿Y esta parte es la que…?
D: Quiero definirlo, no siempre lo defino. Ya sé que si lo saco me corre (pausa).
L: Y ahora que dijiste ese corre ¿qué sentiste?
D: Siento que… soy yo…, soy yo.
L: Ese corre eres tú.
D: Sí, pero ahora siento que ya no está (le cambió la voz).

114
L: ¿Qué pasa ahorita?
D: Siento que… me da tristeza ser… mala. Y tengo miedo de ser buena, o sea no
tengo miedo de ser buena, sino que cuando soy buena gente todo el tiempo,
tengo miedo de que en cualquier momento algo pase y saque el cobre.
L: Ahorita está esta parte que saca el cobre (…)
D: Más bien como que las dos partes, a la que me cierro, a la que tiene que vivir.
L: (Después de asesorarse con César) A ver, en esta parte me gustaría que
hicieras contacto con esa que saca el cobre, imaginarte a Dinora cuando saca el
cobre y descríbeme esa Dinora… si puedes y te ayuda tu postura corporal,
ayúdate de esa postura para identificarte con ella.
D: (Lentamente y en volumen bajo) Yo hago las cosas bien, me molesta que la
gente haga las cosas lento y mal, me gusta que las cosas se hagan como yo
quiero, rápido y si alguien me hace enojar le digo lo que pienso, y si se siente
mal, ni modo.
L: Entonces, ¿tu sentimiento de qué es?
D: Como de grandeza.
L: ¿De grandeza?
D: Sí, como... yo sí sé como se hacen las cosas, yo sé a que hora y cómo y que
tan rápido, pues.

Lina consulta con César, luego indica:


L: Bueno, Dinora, te voy a pedir que desde aquí le digas a esta otra Dinora, a
la que hace algo y le da miedo, la que se siente culpable (mientras señalaba el
cojín de enfrente), que... ¿qué le quieres decir?
D: Es que es como... (pausa) confiada, eres demasiado confiada (...) es estúpido.
L: ¿Qué es estúpido?
D: Como en un papel de... culpa, de que no puede hacer las cosas, o de que
finge, así como muy, muy... dándole importancia a los demás. Se preocupa más
por los demás que por ella. Se preocupa por dar, a los demás, como
importancia, cosa que a mí no me importa.
L: O sea, dirías como que les quiere dar una buena imagen.
D: Una buena imagen, sí, le gusta dar una buena imagen, le gusta que los
demás se sientan que tienen una buena imagen ante ella.
L: Y desde aquí Dinora, esta Dinora que es fuerte que desprecia esta postura,
¿qué sentimiento hay desde aquí?
D: Desde aquí, a mí no me importa que se absorba, yo me siento muy bien, me
siento que puedo hacer las cosas segura y no necesito nada y...
L: ¿De autosuficiencia sería, de estoy bien?
D: Sí.
L: Y entonces, ¿habría alguna dificultad aquí? D: No (pausa).
L: Bueno, a ver Dinora, ahora te voy a pedir que pases acá y hagas contacto
con esta otra parte (pausa) y ¿me puedes describir esta parte Dinora?
Nuevamente Dinora empieza hablando lentamente y en bajo volumen:
D: Yo... me gusta, me gusta estar bien con la gente, me gusta gustarle a la
gente. Y me gusta que, que... darles su lugar, como a mí, pero darle importancia a
cada persona. Como darle también valor, cada cosa que pueda hacer cada
persona es importante, o sea su forma y puede tener algo bueno y... en un

115
momento como que podría decir que me gusta vivirme como... buena, sí me
gusta mucho, Pero bueno...
L: A ver a la que a lo mejor no le gusta es a esa (señala el cojín de enfrente),
pero a esta creo que sí le gusta ser así.
D: No estoy tan débil pero como que me pueden pasar cosas.
L: ¿Vulnerable?
D: Vulnerable, ándale.
L: No sé si te diste cuenta todas las cosas que dijo esa parte de ti, que eras
hasta como tonta, pero esta es la que está mejor, ¿le quieres decir? ¿Y le quieres
contestar a lo que te dice?
D: Mmm, te veo como un robot, como que nada te puede hacer daño.
L: ¿Es cómo si tuviera una coraza?
D: Sí, como si (...) como si (...) pero tener que tocar todo lo que dices es como
una pelea, como si tuviera que pelear un lugar, pero no importa.
L: O sea, ¿ella quiere pelear un lugar?
D: Sí, y ganar
L: ¿Y tú?
D: Yo no quiero ni ganar ni perder tampoco, pero no es como... como que
quisiera... no me importa ganar o perder.
L: ¿Pero, te das cuenta que ella es la que está en el poder?
D: Sí.
L: ¿Qué le dices?
D: (dirigiéndose hacia el cojín de enfrente) Cuando ya te pones neurótica,
ya sacas lo peor, haces sentir mal a la gente y les dices cosas feas, no, no...
(pausa)
L: ¿Quieres decirle algo más?
D: No me gusta que lo haga porque entonces es como la mala fama, para mí
también.
L: O sea, no solo ella sino a ti te lleva también, ¿y eso como te hace sentir?
D: Me da mucho coraje, me da mucho coraje porque tengo que defenderme.
L: ¿Se lo quieres decir?
D: No me quiero defender de tus estupideces, no me gusta tener que estar
dando explicaciones de que no soy tan mala como tú haces que parezca.
A pesar de que me da la espalda, algo debe pasar con Dinora que Lina aventuró:
L: Veo que esto te da... tristeza.
D: (pausa) Sí... si porque... sé que aunque yo trate de ser buena gente y haga y
demás, algún día, sale.
L: Y no la puedes detener.
D: Bueno he tratado, sí porque ahora ya puedo, como eso que te digo que
hago con la gente, que puedo ver sus partes buenas, y hacer las cosas
diferentes como las hace ella, les doy chance de que hagan las cosas de esa
manera.
L: A ver díselo a ella.
D: He podido como no dejar que pases cuando la gente hace las cosas a su
manera, como que he podido dar chance de que hagan las cosas a su manera, a
su ritmo (bajando mucho el volumen, agregó) sin sacar la histeria luego, luego.
Lina voltea a ver a César como buscando aprobación para lo que quiere hacer.

116
L: Ahora Dinora, te voy a pedir que te pases para acá (al cojín de la mala)
¿Escuchaste lo que te dijo? Trata de hacer contacto otra vez con esta parte,
también corporalmcnte, tu parte que es fuerte, que no necesita de los demás,
que sola está muy bien, ¿Escuchaste lo que te dijo esta otra parte?
D: Sí.
L: ¿Qué le vas a contestar? ¿O que le quieres contestar?
D: Bueno, es que a mí me desespera ver a la gente lenta.
L: ¿Ella es lenta?
D: No, no pero se aguanta a los lentos y yo no me aguanto.
L: Entonces dile.
D: Tú puedes aguantarte pero yo no. A mí no me gusta, me desespera que las
cosas no se hagan rápido y bien.
L: Como tú quieres.
D: Como se pueden hacer.
L: Mhm.
D: Tener que estar esperando a gente... ¿Para qué?
L: Y se preocupa por la demás gente.
D: Sí, se preocupa tener a la gente con ella, por eso anda como lenta y ¡¡aaahh!!
L: ¿Lo que más te desespera es su lentitud?
D: No es su lentitud, sino verla como está... como... pues sí también lenta,
como todos los demás lenta. Yo no puedo aguantar la lentitud (pausa).
L: ¿Te acuerdas de lo que te dijo?
D: Sí.
L: Dijo hasta que sacabas el cobre.
D: Es que a la gente le tenemos que decir a veces las cosas. Cuando ya me
enojo no puedo no decirles lo que están haciendo... mal
L: Mhm (pausa) ¿Le quieres decir algo más?
D: Me doy cuenta de que sí es... o sea no he podido ser a veces como yo quiero.
L: ¿Cómo es eso?
D: Lo que digo que ella hace a veces de darle chance a la gente de hacer las
cosas como quiere o al ritmo que quiere, no me he metido, sino que ahí estoy.
L: Eso te desespera también.
D: Sí, tengo ganas de decirles ¡mira, mira! (chasquea los dedos) y esto para acá
o esto para allá. Mira a este dile así o al otro dile asá o esto se hace así. Entonces
mejor sola.
L: ¿Ya nada más le...?
D: Bueno también cuando mi hijo sí, trato de no meterme.
L: Con tu hijo no te metes, pero con los demás sí (pausa). ¿Ya no le quieres
decir nada a Dinora?
D: No. no me siento como que me está dando un poco de cancha. L: A ver,
¿cómo es eso?
D: Sí como que me está desamparando... como si yo estuviera perdiendo el
poder.
L: Terrible ¿no?
D: Sí porque me van a ver la cara (pausa).
L:¿Y?
D: Y que voy a tener que salir a salvarla.

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L: Vas a tener que salir a salvarla. ¿Le quieres decir algo más a Dinora?
D: No
L: A ver, te voy a pedir que te pongas acá y es la Dinora que confía en la
gente, que no le gusta la soledad (pausa) ¿Ya estás ahí Dinora?
(Dinora asiente con la cabeza) ¿Escuchaste lo que te dijo esta, esta Dinora?
D: Mhm.
L: ¿Qué le quieres decir?
D: Crees que es la única manera de arreglar las cosas.
L: Dile
D: Crees que la única manera de que las cosas salgan bien es cuando tú lo haces
y eso no es cierto.
L: ¿Tú conoces otra?
D: Sí. O sea no nada mas la única manera de hacer las cosas es así, duro,
rápido y bien.
L: ¿Cómo más se pueden hacer Dinora? Dile como se puede hacer.
D: Nosotros debemos esperar a que salgan las cosas más… de otra forma,
diferente.
L: ¿No tan rápido?
D: No tan rápido, ni a tu manera. Ella es como mi papá (pausa en la que Lina
habla con César).
L: ¿Ya no le quieres decir nada?
D: No.
L: Te voy a pedir ahora que te pongas aquí (en un tercer cojín) y simplemente
veas tus dos partes (pausa) y nada más intégralos (pausa) y llévatelas (pausa).

Lina procede a cerrar el trabajo y se abre, como es costumbre la ronda para compartir con
Dinora algo relacionado con el trabajo. En la supervisión se habla de que es un trabajo que se
realizó principalmente fuera del sueño, aunque con buena técnica de parte de Lina. César le
hace notar a Lina que en gran parte del trabajo Dinora no cumplió su instrucción de hablar
con la otra parte salvo al final en que ella se lo volvió a decir. Yo le dije a Una que sus
reflejos me parecen buenos, pero que la percibí con falta de confianza al voltear
constantemente como en busca de aprobación, la animé a tenerse más confianza y a arriesgar
con sus propias hipótesis.

118
Décimo Capítulo.

Para esta sesión, empezamos la revisión de un artículo sobre la "Elección de Símbolos",


como ya era costumbre, Alexis empezó con sus comentarios de la lectura:

_ Yo aprendí que más que la importancia de trabajar con símbolos es justamente


todo lo contrario, la importancia de tomar al símbolo como totalidad, sin
interpretación, sin mediación de ningún tipo y poder entrar al lenguaje del
símbolo con más familiaridad y...
_Ahí sí le creo - interrumpió María.
_ A eso me refiero, como estar más familiarizados con el tema de los símbolos.
Porque este artículo creo que es, hasta ahora, el único que toca este tema. Me
parece que es muy importante el tema en sí, independientemente de este
material que también se me hace bueno; creo que valdría la pena agregar
algunos otros sobre este mismo tema.
_ ¿Estás leyendo algo sobre símbolos?
_ Yo estoy leyendo algo de Jung, en general de sueños y hay una parte sobre la
significación del símbolo que me gustaría compartir aquí, lo que pasa es que
está en inglés y lo quiero traducir para traerlo, no es muy abundante pero me
parece muy interesante, muy importante.
_ Sí, si lo tienes, no tengo inconveniente en que lo revisemos, inclusive podemos
dejarlo en la bibliografía para los siguientes semestres, por que hay algunos
que ya quiero quitar.
_Como el de Downing.
_ Yo – intervengo – , tenía más expectativas del tema de elección de símbolos;
porque, más que el símbolo sí, me interesa saber como poder elegir o como guiar
a una elección de símbolos para hacer el trabajo y me parece que hay unas
cosas que menciona pero muy de pasada, siento que hay muchos huecos en este
texto, creo que algunas cosas que se plantean podrían profundizarse más y al
menos a mí me ayudaría que se precisara más en algo.
_ ¿Cómo que?
_Como cuando habla de que en los símbolos están las polaridades y menciona
por ahí algo que me dejó pensando mucho, es en la página ocho del segundo
párrafo...
_ ¿Página ocho? Espérame tantito (al localizar el párrafo, María empezó a leer):
Para encontrar esta directriz es importante detectar la energía que está
depositada en cada símbolo, captar si algún símbolo hace figura o fondo, si es
un hueco o algo más conocido, y si es un hueco si aparece claro o camuflageado.
Si se trabaja con ese símbolo, llevar esto a la persona a la unificación de su
personalidad o a la disociación." (Preciado, 1993).
_Esa parte. A esa parte le puse una interrogación porque tomando del marco
teórico de la Gestalt, que el sueño es un mensaje existencial, que es algo que
realmente nos está diciendo algo para nuestra vida presente, ¿Cómo podríamos
nosotros meter en nuestra tendencia actualizante algo que nos va a llevar a la

119
disociación?
_Eso es justamente lo que en todo este artículo no tiene sentido, ¿cómo se
puede afirmar que esto es algo humanista? Nosotros no creemos en una
tendencia a la disociación.
_Ni a la desintegración de la persona – agrega Patricia.
_ Para nada. O sea esta fue una de las grandes broncas con Marta Preciado, este
es un enfoque clínico psicoanalítico y eso en Gestalt no existe. Podemos
encontrar partes disociadas, pero no creemos en una tendencia a la disociación.
Pasen a leer en la página once: “Con esto es posible incluso si se trata de una
tendencia patológica...” [Puta madre una tendencia patológica, que esto lo diga
un gestaltista es como para amarrarla de un ovario], “...la energía se utilice a favor
de la persona y no en su contra. Por ejemplo, para proyectar mi agresividad en
un asesino, necesito una tendencia sociopática, y si el terapeuta solo me convierte
en el asesinado, que puede ser el que me haga figura por el miedo, está
propiciando con la identificación, una destrucción interna" (Preciado, 1993), por
favor esto es antigestáltico.
_Pero además – intervengo – creo que también desde aquí de su marco es
incongruente, es decir si nos vamos a la filosofía: si identificarme con una persona
asesinada, al menos me estoy enfrentando a la posibilidad de muerte (que es la
posibilidad más real de todas), y si de alguna manera si me puedo acercar a mi
propia muerte, eso me puede servir para vivir mi vida más plenamente.
_Ándale.
_Sí – dice César – creo que lo rescatable es que OK, si se sueña un asesino y un
asesinado, pues no hay que identificarlo nada más ni con el asesino, ni nada más
con el asesinado, porque ahí hay una polaridad, y que haya una polaridad no
significa que haya tendencias destructivas.
_Vean esta última frase de la misma página once: "¿Hasta donde, si dejamos la
tendencia natural de los sueños, estos serían integradores de por sí? Nuestra
respuesta es que cuando se trata de una persona sana, sí sería de esa forma, y aún
en este caso, la elección de los símbolos vitales hace el proceso menos doloroso"
(Preciado, 1993). Menos doloroso.
_Esa es otra – digo.
_SÍ, marca mucho esa palabra – agrega Úrsula.
_No es posible – reanuda María –, que alguien que pretenda ser gestaltista escriba
esto.
_Sí María – interviene Joel –, en este sentido pensé que como estas personas
tienen mucha experiencia terapéutica sí podrían haber tenido contacto con
personas que nada más la Gestalt no le va, o sea...
_ Espérate, espérate, no estamos hablando de la Gestalt como técnica, estamos
hablando de la filosofía de la Terapia Gestalt, o somos o no somos gestaltistas.
_Pero Rogers, alguna vez dijo que acepta que su enfoque no es para todas las
personas.
_Sí, pero lo que Rogers no acepta es que los principios del Enfoque Centrado en
la Persona no sean para todas las personas, la tecnología del Enfoque Centrado
en la Persona puede que no tenga la potencia para aplicarse en todas las
personas, pero que él piense que hay excepciones en cuanto a la tendencia
actualizante, en cuanto a la bondad del ser humano, eso no lo piensa Rogers.

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_En los casos psicóticos ¿no?
_ ¿Qué dice de la psicosis Rogers? ¿Cómo explica Rogers la psicosis?
_Si mal no recuerdo, bueno no sé como la explica, pero sí acepta que para ese
tipo de casos, una tendencia humanista como la que él utiliza no le funciona a
un psicótico o a una gente que está borderline.
_Pero ¿qué es lo que no le funciona?
_Las cosas estas de la empatía, de lo que él trabaja.
_Eso es técnica – le digo a Joel
_Esa es la técnica, pero Rogers jamás piensa que hay excepciones, que hay gente
que no tiene una tendencia actualizante, lo único que piensa Rogers es que hay
tal deterioro en algunas gentes que la tecnología que el inventó todavía no es
suficiente, pero eso no lo hace pensar que el hombre no sea bueno por naturaleza.
_Es la mejor opción que pudo haber encontrado para salvarse, dice Lina.
_Exacto, la psicosis es la mejor opción para no destruirse más, pero ten mucho
cuidado, porque eso que afirmas es ser pragmático. Que una tecnología no alcance
para algo, no quiere decir que eso contradice los fundamentos filosóficos de una
escuela. Y Rogers dice que la tecnología todavía no alcanza para esos niveles,
pero sigue creyendo que el ser humano es bueno por naturaleza, sino se
contradiría a sí mismo.
_Fíjate – interviene Lina – dirigiéndose a María, que yo también tenía muchas
expectativas de este artículo, para entender símbolos que se presentan en los
sueños, como una ventana que tiene dos vistas, una puerta, la puerta que está, la
puerta que no está, la parte de adentro y la parte de afuera, entonces mi
expectativa era: ¡Qué padre de saber esto! Y al leer el artículo, la verdad me di
cuenta de que no me dice nada.
_Creo – responde María – que en este sentido realmente conocer el símbolo,
podemos saberlo mucho mejor con Jung en El Hombre y Sus Símbolos, que habla
más de los símbolos per se, mientras no lo leamos esperando saber cuales son los
símbolos más importantes, como en un catálogo.
_Pero sí puede haber símbolos que son más importantes trabajar en un sueño que
otro. Por ejemplo, eso que dice de lo que une y lo que separa, que puede traer más
riqueza para la persona que otros ¿no? – pregunta Ángeles.
_Así es, así es – responde María al tiempo que señala a César para darle la
palabra.
_Una vez vi un librito de sueños y lo estuve hojeando y me llamó la atención que
tiene descripciones, por ejemplo, de que es una aduana, entonces la
fenomenología de una aduana ve si tus papeles están en regla, si llevas la visa de
entrada o no, pero es una descripción fenomenológica de la aduana de dónde
sacaban los posibles significados del símbolo: Pensaba que era un librito muy
curioso en que se hace lo que sí creo que hay que hacer con los símbolos: una
fenomenología; es decir, una descripción del símbolo en general para poder hacer
ciertas preguntas: Por ejemplo: ver un león a media calle, le preguntaría: "¿Que
haces a media calle?" Porque lo que yo sé de los leones, es que viven en la selva,
no andan en las ciudades y eso me conviene saberte porque ayuda a reidentificar
al otro y a hacer preguntas pertinentes, no solo me voy con lo que me diga el otro.
_Esa es una parte – interviene María – y otra parte que considero importante, es
que, antropológicamente hablando, sí podemos encontrar símbolos universales,

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muy importantes, como el símbolo de la rueda; símbolos que hablan más de
nuestra manera de percibir, que habría que tomar en cuenta y que habría que
estudiarlos, obviamente contextualizándolo en el sueño de la persona. A lo mejor
eso es le más difícil de hacer.
_Hay cosas que me parecen importantes de lo que se dice aquí – dice Alexis – en
la página tres en el penúltimo y el último párrafos, cuando dice: "...dicho en
términos energéticos: nosotros cargamos con nuestra energía al más íntimo Yo,
con lo que realmente somos. Así el símbolo adquiere fuerza o carga energética,
por su relación con lo más íntimo de la persona" (Preciado, 1993). Esto se me
hace muy importante porque realmente habla de la importancia del símbolo, el
símbolo por lo que importa es por la carga energética.
_Porque ahí estás tú en él – dice César.
_Porque yo estoy en él y estoy como totalidad además. Y el último párrafo que
también se me hace importante: “También se ha encontrado que el símbolo tiene
capacidad para inducir cambios en nuestra percepción, sentimientos o
pensamientos y al trabajarlos cambia nuestro nivel de conciencia y por lo tanto,
nuestra percepción del mundo, nuestros sentimientos y pensamientos
predominantes" (Preciado, 1993). O sea, al trabajar el símbolo como totalidad,
cualquier modificación al símbolo, automáticamente también es la modificación
de la totalidad y es realmente lo que sucede en el trabajo con sueños, por eso se
me hace importante.
_Sí, esa parte es muy importante.
_A esto que comenta Alexis – interviene Joel – le puse un anexo que dice que
tiene que ver todo con el arte, ¿no? El cuento, la poesía, la pintura, la escultura,
etc. También, si se trabaja en el ámbito de símbolos, cambiaría la conciencia.
_Sí, por eso, igual que trabajamos los sueños, podemos trabajar cualquier otra
proyección de cualquier género, se podría trabajar con un cuadro, se puede
trabajar con una pintura, se puede trabajar con un cuento. Exactamente de la
misma forma como trabajamos un sueño, con la reidentificación, la presentización
y el contacto.
_María – dice Dinora para hacer una intervención – recuerdo que en el intensivo
le pregunté a Marina que si los significados de los símbolos que vienen en
diccionarios, por ejemplo: agua igual a sexo, tenían alguna veracidad, yo pensaba
para no, pero ella dijo que sí era común que las personas que soñaran con eso, le
dieran un significado más o menos como el del diccionario.
_Mira – responde María – yo sí creo que hay símbolos que tienden a ser
universales, pero nada más lo vería como una tendencia a, porque a mí me ha
tocado trabajar con símbolos aparentemente muy raucos y que no tienen nada que
ver con el falo. Una vez trabajé con una boa que no tenía nada que ver con algo
fálico; porque ese es el problema: tratar de enmarcar en un símbolo algo que
aparentemente es universal, algo que no necesariamente está simbolizado así,
porque además acuérdate que los símbolos son la manera que usamos las personas
para proyectar una experiencia con respecto a algo.
Tengo una pregunta – dice Patricia – aprovechando una pausa, en la misma
página tres, dice: “Entonces podemos deducir [...] que los símbolos tienen las dos
tendencias: a juntar y separar lo opuesto” (Preciado, 1993). Eso a mí no me quedó
claro. Quizá esto sea también la misma tendencia que la de los símbolos ¿verdad?

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Exacto, exacto – contesta María – yo creo que hay símbolos que se presentan
como polares en un sueño, que hablan de una polaridad, pero no símbolos que
tienden a juntar o a separar, otra vez lo mismo, es pensar en una dinámica
autónoma.
Un ejemplo – apunta César – cuando habla de ventanas, a veces de cada lado
puede estar una polaridad, pero no siempre; si hay luz afuera y luz adentro y hay
armonía en toda esa ventana no encontramos polaridades y si en una ventana de
un lado está todo muy alegre y del otro está todo muy tétrico, evidentemente hay
una polaridad pero no es la ventana la que la forma.
_Creo – agrega Joel – que básicamente los símbolos son integradores, Jung habla
mucho de esta experiencia, tanto en los sueños como en lo que él le Dama la
región despierta.
_Desde el punto de vista de la Gestalt, no hay más que la tendencia al crecimiento
y a la supervivencia, la tendencia actualizante, no hay otra. No hay eros y tanatos,
solo una tendencia que busca el desarrollo y el crecimiento y nosotros sabemos
que tendemos a hacer un fenómeno de integración-simplificación-complejidad.
_Oye María, ¿tú crees en esto que de plano no hay eros y tanatos? Yo francamente
tengo muy profundas dudas de eso.
_Lo que pasa es que si yo creyera en eso no podría ser humanista. Yo creo que la
maldad existe, creo que la destructividad existe, pero como yo me la explico no es
un asunto innato, es en razón de que se detuvo el crecimiento, no de que per se
tenemos una "tendencia a".
_Como Erich Fromm lo define – agrega Patricia – el mal como ausencia del bien.
No el mal como una entidad individual, o sea el mal per se.
_Creo que comentábamos el otro día – interviene Dinora – en la clase de
psicopatología que hay posibilidades que una persona nazca mala.
_Lo que puede haber es que traiga una deficiencia orgánica, pero otra vez estamos
hablando de una falta de desarrollo, no de una "tendencia a". Que exista el
síndrome de Down, por ejemplo, no significa que todos tengamos dentro de
nosotros un síndrome de Down que a veces se da y a veces no, habla de una mala
correlación genética.
_ Por lo que tengo mis dudas – insiste Joel – es porque me gusta mucho lo
taoísta que es muy humanista, pero ahí también te habla del día y de la noche.
_Esos son opuestos, una cosa son los opuestos y otra cosa son las tendencias.
Creo que ahí es donde estás hecho bolas, una cosa es lo que creemos que es nato
en el ser humano y otra cosa es lo que vemos como una tendencia innata. Si
nosotros creemos en una tendencia al mal, de verdad toda la metodología que
utilizamos no tiene sentido, sería mejor usar la tecnología psicoanalítica,
indudablemente porque es una tecnología que controla esas dos fuerzas.
Nosotros no pensamos que eso sea verdad y por tanto no trabajamos con métodos
de control.
_Ahora que te oigo María – dice Lina – pienso que en las polaridades que
tenemos, son funcionales ambas partes en un momento determinado
precisamente para nuestro crecimiento. Vamos a decir, en un momento dado la
agresividad: si yo no la tengo en mi, posiblemente me quede ahí aplastado, o sea
yo necesito para sobrevivir y para poder mejorar un poco de agresividad.
_Es que agresividad no es destructividad.

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_Por eso, creo que ahí está el enfoque de Joel que, haz de cuenta que esto es
bueno o malo, yo creo que nos es funcional o disfuncional en un momento
determinado para salir adelante. A lo mejor necesito esa agresividad ahorita
para poner un límite y eso no quiere decir que es malo, es algo de mi
crecimiento, ¿no?
El problema de nuestra cultura es que ha tendido a calificar de malo o de
inmoral asuntos que a una parte de la población le parecen amenazantes, ni
siquiera me atrevería a decir que a la mayoría. La normatividad no viene de la
mayoría, viene dada por la gente que tiene el poder. Y bueno, la maldad innata,
desde el punto de vista humanista no existe, la explicación de la maldad como
una desviación de la tendencia a la constructividad que se debe a los bloqueos
ambientales.
_Por eso hay una causa atrás de eso, algo sucedió que esta persona reacciona de
esa forma.
_Más allá del ying y el yang está el Tao – aporta César.
_Hay un concepto que me parece muy importante – interviene Alexis – que no lo
entiendo y me hace mucho ruido, está en la página cinco, dice: "Las polaridades le
dan origen al proceso de proyección" (Preciado, 1993), desde ahí quiero saber que
pasa.
_Más bien la proyección da origen a las polaridades.
_E1 proceso de proyección es lo que origina las polaridades – rectifica María.
_"...ya que está se da con base en las partes de mí que no reconozco..." (Preciado,
1993), continúa Alexis.
_Es que fíjate aquí otra vez, la proyección es puesta como si solo proyectáramos
nuestras partes no reconocidas. Proyectamos un poco todo, la proyección de los
huecos está más velada, pero la proyección no es nada más de los huecos y ese es
otro de los conceptos que digo...
_ ¿Entonces no hay una relación lineal entre la proyección y las polaridades?
_ Por supuesto que no.
_ Porque da me la impresión que son dos cosas diferentes.
_ Sí, pero en las polaridades muchas veces sí, una parte la proyectas pero no
siempre, otras veces reconoces ambas – agrega César.
_Es decir, tú proyectas una parte que no reconoces en ti.
_Mira – dice María – podemos proyectar lo consciente o lo no consciente, lo
reconocido o lo no reconocido.
_Mi pregunta va más hacia qué tiene que ver ese proceso con las polaridades, no
le veo una relación directa.
_Proyectamos algo polar, si estamos polarizados proyectamos solo una parte, o
sea proyectamos como estamos.
_Es que una muy buena parte del artículo habla de lo mismo y desde aquí es
donde yo me perdí, no le veo la relación a la proyección con las polaridades.
_Bueno – apunta Lina –, pero desde el principio dice que ella tiene una formación
profesional clínica, humanista y después psicoanalítica.
_Sí gorda – interviene María – la bronca es que ella pertenecía al Instituto
Humanista de Psicoterapia Gestalt
Tengo una pregunta – dice Patricia –, al final del artículo, aunque yo había oído
esta conferencia antes, al final me digo a mí misma que trabaje lo que trabaje,

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eligiendo el símbolo que elija, ahí no está lo fundamental del trabajo de sueños,
sino que de todo el sueño puedo elegir lo que me haga figura a mí o lo que yo vea
que contiene la carga más energética, lo importante qué tanto reidentifique a la
persona, qué tanto se reidentifique y qué tanto la persona asuma esa proyección.
No sé si estaré bien pero presenta la elección de símbolos, como si esto fuera una
receta y al final me pregunté: ¿cuál elección? Finalmente, cualquier parte del
sueño, con que se trabaje bien es un buen trabajo de sueños.
_Claro, la única cosa es que siempre vamos a encontrar símbolos más potentes,
que te llevan más rápidamente al mensaje existencial o a la resolución conflictiva
que va a acarrear, hay símbolos más cargados, más importantes en un sentido
estricto, aunque trabajes lo que trabajes es un trabajo gestalt; nada más creo que sí
hay mejores elecciones que caminos de trabajo, aunque todos los caminos aportan
algo.
_Patricia – le llamo – en el trabajo que hiciste con César de tu sueño en el bar,
precisamente esto que dijiste se dijo en la supervisión de ese trabajo. En ese
trabajo que hicieron solo trabajaron con un símbolo, el bar. Y Joel preguntaba
porque no se trabajó con otros y llegamos a la conclusión de que,
independientemente del símbolo, lo que importa es una buena identificación, un
buen contacto, que es lo que a fin de cuentas le permite a la persona ir adelante.
_Pero también hay símbolos más potentes – responde Patricia.
_Mira – dice María – por ejemplo: recuerdo un sueño repetitivo de una persona
que siempre soñaba el mar, que en forma de cortina de agua, le impedía avanzar,
de diferentes maneras, a veces la gente podía estar en el mar, a veces no, pero
siempre era el mar en forma de cortina de agua, todos los demás símbolos
variaban, el símbolo obviamente más potente de esos sueños repetitivos, pues era
el mar. Claro si hubiéramos trabajado con los bañistas, también algo da, pero hay
símbolos que tienen obviamente mucha más energía, que representan algo más
fuerte de la persona, más importante a ser resuelto, a ser trabajado, porque
inclusive se repiten.
_Eso sería: mi elección de símbolos en el sueño del otro va a ir encaminada hacia
donde vea más carga, donde vea que el otro le pone más carga, aquel símbolo que
se repite, aquel donde se mueva más la energía; la elección esta más encaminada
por ese lado que por el lado teórico de saber cuál es el mejor símbolo a trabajar.
_Sí, creo que como ustedes vayan trabajando sueños se les va haciendo una
especie de colmillo para ir viendo qué cosa la sienten más cargada, eso por un
lado. Por otro lado depende también de cómo vean ustedes, hay gente que ve
mejor el conjunto, entonces hace una elección más global de los símbolos y hay
gente que es más inductiva, que se va más por un símbolo que le hace más figura
y luego ve lo global. Va a depender mucho de como ustedes perciban y se
expliquen las cosas como terapeutas, pero donde quiera que trabajen si hay una
buena identificación y un buen contacto, la persona sacará provecho.
_Creo – dice César – que es importante rescatar algo de este artículo y que ya se
ha hecho con otros. Es cierto que en cualquier símbolo que se elija se puede hacer
trabajo de reidentificación y que se apropie de él, pero si vamos a trabajar más
integralmente, es muy importante captar los símbolos que de alguna u otra forma
están en interacción. Vamos a tomar como ejemplo el del asesino-asesinado, si
nada más identificas al soñante con el asesino y nada más trabajas ahí, no digo

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que no haya trabajo de sueños, sí lo hay, pero el trabajo terapéutico de sueños es
identificar con ambas partes y que se hablen, porque ahí hay una polaridad.
_¿Se acuerdan de los pasos en el trabajo de sueños? – interroga María al grupo sin
dejar que alguien conteste. Uno es la presentización, otro la reidentificación y otro
el trabajo terapéutico del sueño. Eso ya es entrar al trabajo terapéutico de los
sueños.
_Si piso un vidrio y nada más me identifican con el vidrio no es lógico porque
evidentemente estamos yo y el vidrio. No podríamos dialogar. Si dos vehículos
chocan, uno deportivo muy bonito y el otro un camionsote, si solo lo identifican
con el deportivo van a salir cosas, pero si también lo identifico con el otro y lo
pongo a dialogar, el trabajo es más completo.
_Ahí es un trabajo propiamente terapéutico, no solo un trabajo de sueños sino el
trabajo terapéutico dentro del sueño.
_Desde la otra vez – dice Alexis – me quedo con una duda que me sigue pesando
mucho, como que es muy importante: entre la etapa de contar el sueño y la etapa
de presentización falta una etapa. Lo que pasa es que, como estoy viendo las
cosas, el sueño en conjunto, como totalidad, como argumento de una película, es
el que tiene el mensaje existencial. El primer intento que debiéramos hacer
siempre es ver si el soñante puede entrar en diálogo con el sueño, o dicho de otra
manera si puede entrar en diálogo con el director de escena.
_Ese es otro modo de trabajar un sueño – apunta César.
_Porque el mensaje existencial me da la impresión que solamente viene del sueño
como conjunto, y de que el trabajo de reidentificación con partes del sueño o con
personajes, con símbolos del sueño, símbolos concretos como el delfín o el agua,
es una forma inductiva de poder llegar a los diálogos.
_Por eso – responde María – en orden de dificultad van: presentización,
reidentificación, trabajo terapéutico dentro del sueño y como cuarta posibilidad
por su grado de dificultad mensaje existencial, porque implica lo que tú dices:
para tener un mensaje existencial hay que tenerlo en su conjunto. Y esto, en este
orden, es lo que nos va a dar que al final ya tengamos una visión global del
asunto. Podemos a lo mejor hasta brincamos el paso tres si hubo muy buena
reidentificación con todos los objetos.
_Pero eventualmente, ¿Podríamos ir del paso uno al paso cuatro?
_Si tú eres una gente, como terapeuta, que ve muy bien los conjuntos, puede que
sí, y si tu cliente tiene muy buen contacto puede que sí, yo lo veo muy difícil. Yo
veo que el orden de dificultad es así como dijimos antes, porque parecería que el
paso cuatro sí requiere, casi siempre, del uno y del dos y yo diría que a veces hasta
del tres para que la persona pueda comprender que es lo que está pasando. El paso
tres definitivamente requiere del uno y del dos y no requiere el cuatro.
_Creo que el problema consiste en que si no tenemos una idea clara de la teoría, y
estoy de acuerdo, nos podemos quedar tranquilamente en el paso número tres y
creer que hicimos un trabajo completo y no es así.
_No, o sea, yo creo que hemos hecho trabajo pero para mí el tres y el cuatro son
opciones extras del trabajo de sueños. A mí me parece, sobre todo con clientes
que todavía no tienen mucho contacto consigo mismos, ni mucha experiencia en
la terapia gestalt, con que se hagan paso uno y paso dos, uno y dos poco a poco
podemos pasar al resto, pero quizá lo fundamental, lo mínimo indispensable para

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trabajar gestálticamente los sueños son los pasos uno y dos, el tres y el cuatro me
parece que son para clientes y terapeutas que tienen más colmillo y más
experiencia.
Con lo anterior, terminó la revisión teórica de la sesión y pasamos al trabajo de sueños, en
esta ocasión el facilitador era Joel quien tomó su lugar al frente del grupo y se sentó a esperar
un paciente, el grupo entró en un silencio sin que nadie se animara a pasar al frente, al cabo de
unos momentos Dinora se levantó y fue hacia Joel dispuesta a trabajar con un sueño. Cuando
iba a empezar a narrar su sueño Joel le preguntó si era un sueño reciente:

D: No es un poco viejo pero con un tema que se ha repetido varias veces, sueño
con casas. Sueño que llego a una casa que tenía muy grande, como de mármol
toda y al entrar veo todo bonito, pero lleno de aserrín el piso, entonces digo:
"¡Ah!, con mi aspiradora nueva lo voy a aspirar", entonces voy por la aspiradora y
empiezo a aspirar todo y me acuerdo que estoy aspirando el baño, que es
exactamente del color de la casa de piedra, todo es mármol y piedra, entonces el
baño es como de esa piedra y está medio mojado el aserrín, pero de tedas formas
lo aspiro. Esta vacía la casa.
Tengo otro en el que llego, es una casa que está en renta y me asomo, están los
cuartos que tienen una alfombra como color vino, fea, luego bajo y ahí h^y un
cuarto muy grande, es como una cocina pero con unas barras grandotas con
muchas como tarjas de acero.
Y el otro fue el de la vez pasada en el que llego y me asomo en una casa que
estaba en renta, tiene también la alfombra que está como medio sucia, son dos de
alfombra y una de mármol.
J: Y de estos tres sueños ¿cuál te gustaría trabajar?
D: A lo mejor el de la casa esta de mármol.
J: Bueno, fíjate lo que quiero que hagas, ahora vas a narrarme el sueño en primera
persona, en presente, tómate todo el tiempo que quieras para sentir este sueño,
para revivenciarlo.
D: Bueno, estoy en la entrada de una casa que se supone que es mía, es de
mármol...
J: Se supone o es tuya.
D: Creo que es mía, sí es mía. Es de mármol, tiene un marcote en la entrada, muy
alta, entro en la parte que sería como la sala, todo es como gris claro, de mármol y
el piso está lleno de aserrín, voy por una aspiradora roja y aspiro el aserrín y creo
que empiezo por el baño, el baño es como de forma rara y solamente en el sueño
veo el lavamanos como con piedra gris y el aserrín está ahí mojado y lo aspiro y
ya.
J: ¿Cómo continuarías este sueño?
D: Bueno pues aspiraría todo el aserrín y a la mejor limpiaría.
J: Levantarías todo el aserrín con la aspiradora.
D: Sí, y si hace falta más limpieza a lo mejor trapearía. Y si siguiera a lo mejor le
metería muebles y viviría ahí.
J: ¿Qué tipo de muebles serían?
D: ¿De muebles? A mí lo que me gusta no combinaría ahí, así que serían como
muebles modernos, largos, de forma rara también, de materiales medio fríos
también.

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J: Y del sueño ¿qué elementos son los que te llaman más la atención?
D: De todos.
J: De este sueño.
D: ¿De este? La casa, la casa.
J: La casa de mármol, alta. Bueno, te voy a pedir que te conviertas en el director
de escena de tu propio sueño; esta escenificación y esta casa que te llama mucho
la atención conviértete en ella y sé esa casa con elementos de mármol, alta y date
tu tiempo para que entres en contacto (pausa). Descríbete, "soy..."
D: Soy, soy una casa nueva, de mármol muy alta con arcos muy altos, puertas de
vidrio y ventanas de vidrio muy grandes; brilla el mármol, y estoy...
J: No, habla usando "soy".
D: Sí es que me quedé pensando si tendría puerta o no, creo que donde está el arco
tendría que haber una puerta de vidrio porque no la vi, puede ser que fuera de
vidrio.
J: Entonces soy una puerta de vidrio.
D: Tengo una puerta de vidrio, ¿no?
J: Aja, tengo una puerta de vidrio.
D: Tengo una puerta de vidrio que no se ve, soy abierta, estoy llena de aserrín,
pero está limpio, o sea el piso es el que está lleno de aserrín. Tengo un baño de
forma rara con piedra gris que tiene aserrín mojado.
J: Sí te checa, quiero que te identifiques más con este baño de forma rara que tiene
aserrín y descríbete más.
D: Soy un baño chico, solo se ve el lavamanos con una como base, creo que mi
forma es como de triángulo, no hay puerta tampoco, tengo un poco de aserrín en
el piso, se mojó con el agua.
J: ¿Cómo te sientes con ese aserrín y esa forma de triángulo.
D: No..., me gustaría que no estuviera para que me viera bien, para verme limpio
y presentable.
J: Entonces te sientes no limpio. ¿Te checaría decir entonces, dentro de mí me
molesta este aserrín?
D: Es que no ensucia tanto, pero sí. dentro de mí me molesta este aserrín.
J: ¿Algo más baño?
D: Pues me hace falta la puerta, no sé de que material está hecha; no sé si tengo
excusado, no se ve (pausa) Si está mojado el aserrín es que se está saliendo el
agua por algún lado.
J: ¿Qué necesitarías para que esa puerta estuviera ahí?
D: ¿Para que estuviera? Es que como que no hay lugar para la puerta. Como que
estuviera muy afuera el lavamanos, a lo mejor es un lavamanos nada más en un
hueco.
J: No hay lugar para la puerta.
D: No, no hay lugar (pausa).
J: Sin embargo parece ser que dices antes: "me gustaría que hubiese una puerta".
D: Eso si fuera baño, debería tener una puerta.
J: Entonces no eres un baño. D: Es un pedazo de baño.
J: Un pedazo de baño. Bueno siéntete más, incorpórate más con este pedazo de
baño y repórtame qué es.
D: Nada más está esta como base de piedra, pero sí está como en un huequito.

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J: Ahora fíjate lo que quiero que hagas, pásate para acá, vamos a trabajar esta
parte de este aserrín mojado que está dentro de este baño, que no tiene lugar para
puerta y sé ese aserrín.
D: Soy un aserrín muy finito, de un color parejo, de una madera bonita. Se ve
como muy parejo el color, muy seco, bueno en el baño está mojado, pero lo que
extraña de...
J: Soy mojado.
D: Soy mojado, y no sé que estoy haciendo aquí, si aquí ni hay puerta ni nada de
madera. Estoy hecho de mármol y de piedra y todo y no hay nada de madera ahí.
No hay razón para que esté ahí.
J: ¿Puedes decirle esto al baño? El baño en donde estás.
D: Como que me gusta más el otro, pero bueno, este aserrín mojado, estoy aquí
porque quien sabe. No hay nada de madera de donde pude haber venido yo.
J: ¿Quién te depositó ahí en la casa? No necesariamente un mueble de madera,
pudo haber sido alguien.
D: El aserrín está porque como que la casa está sin terminar pero todo se ve muy
terminado, solo que no hay como puerta y no hay nada de madera y hay aserrín.
J: Estoy aquí, no sé porque, pero la casa está terminada.
D: Estoy aquí... para que la casa parezca sin terminar. Si estoy aquí para que la
casa parezca que no está terminada, que hay que hacerte cosas para terminarla.
J: Intenta repetir esta frase:
D: Sí: estoy aquí para que parezca que la casa no está terminada.
J: Y ¿para qué tiene que parecer que la casa no está terminada?
D: Para que la limpien (pausa) para que la limpien. Y entonces ya queda
terminada, como si fuera una traba.
J: Entonces di: "Soy una traba para que terminen la casa".
D: Soy una trabita para que la casa esté terminada.
J: Una traba o una trabita.
D: Una trabita.
J: Y ¿cómo se siente eso? Ser una trabita.
D: Como si fuera un poco más fácil (lentamente).
J: Ve tu cuerpo.
D: Estoy como asustada, esto es una farsa
J: ¿Asustada? Veo que te estás apretando la mano. ¿No te dice nada eso?
D: No (se suelta y queda en silencio)
J: Bueno, esta frase de "soy una farsa".
D: Sí porque realmente no, no soy ningún impedimento para que esta casa esté
terminada ni la habiten ni nada.
J: Alguien podría simplemente...
D: Aspirarla o limpiar, soplarle y nada más.
J: ¿Qué te dice de tu vida, Dinora, esta situación de ser una trabita, de ser una
farsa, para que la casa se termine.
D: No, no me dice nada (silencio)
J: No es algo que impida que la casa pueda funcionar realmente, sin embargo es
una aserrín que está ahí mojado, que Dinora quiere aspirar, ¿Qué te gustaría
decirte a Dinora? ¿Hay algo?

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D: Sí. Como que está muy fácil que me aspiren, o sea el aserrín está muy chiquito,
muy seco, quizá sea un poquito complicado para quitar, pero no mucho; quizá sea
complicado con el mojado, se pega.
J: Bueno (señalando el cojín de enfrente) aquí está Dinora, dícelo a ella.
D: Si quieres ver la casa limpia puedes aspirarme y rápidamente quitarme.
J: ¿Eso es lo que quisieras tú realmente? Que te aspiraran.
D: Sí.
J: A ver si te checa esta frase: "Yo quiero ser aspirada". Veo que te ríes.
D: Sí, me dio risa ser aspirada. Yo quiero ser aspirada y así es mi vida. Ay no.
J: No te gusta ¿qué sientes?
D: Como que no tuviera personalidad, o bueno sí como personalidad,
importancia...
J: Repite esta frase y repórtame que sucede.
D: Quiero que me aspiren (muy bajo y luego sube). Estoy como alerta. Para mí ser
aspirada sería... dejarme dominar.
J: Entonces que le quieres decir a Dinora, que por un lado le dices: "bueno
aspírame para que la casa esté limpia", y por otro lado no quieres ser aspirada, no
te gusta.
D: Es que aquí tampoco me veo bien, o sea estar tirada en el piso, ensuciando el
piso tan bonito, tan brillante.
J: Me imagino que estar también mojado (sic), no es agradable. D: Y el seco,
aunque está bien, pero para qué están.
J: A ver pásate para acá (Dinora se mueve). Ahora te voy a pedir que te conviertas
en ese aserrín seco, que no sirve para nada. Eres un aserrín seco que está por ahí...
D: Mm. Estoy limpio y muy fino, es como un polvito. Soy muy parejo, de un
color muy parejo, de color madera bonita, este... Estoy como muy liviano y...
J: Soy parejo, fino, liviano...
D: Cubro una área grande.
J: ¿Para qué estás ahí, aserrín seco? Porque según el aserrín mojado no tiene
mucho sentido que estés ahí.
D: No, también soy igual, para ensuciar ahí un poco.
J: Estoy para ensuciar...
D: Estoy para ensuciar un poco.
J: Pero no mucho.
D: No, porque me quito muy fácilmente.
J: Repite: "estoy para ensuciar un poco".
D: Estoy para ensuciar un poco.
J: ¿Qué tal si siendo aserrín seco pudieras ensuciar mucho?
D: No, como que perro que ladra no muerde. En realidad no está ensuciando nada,
soplándole vuela, es nada más la pantalla de suciedad.
J: Pero en el fondo no ensucia. ¿Qué te dice esto?
D: Pues que a lo mejor en algunas cosas soy más pantalla que lo que realmente
soy. Pero fácilmente me..., como que me salgo de mi papel.
J: Platícame de eso. Siendo una pantalla tratas de ser algo momentáneamente.
D: Sí, fingir algo que no soy. Porque estoy fingiendo ser basura de construcción,
pero no es cierto. Es muy fácil de quitar.
J: Tú eres un material liviano.

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D: Sí, liviano y muy fácil de aspirar.
J: Eres más fácil de aspirar que el aserrín mojado.
D: Sí.
J: ¿Para qué estás ahí?
D: Para ensuciar un poco, como para que llegue Dinora y vea que hay que hacer
algo, como para ya terminar.
J: ¿Cómo para darle lata a...?
D: Sí, como para que haga algo.
J: Como para que Dinora haga algo. A ver (poniendo un cojín enfrente de Dinora),
vamos a poner aquí a Dinora y dile eso.
D: Este... estoy aquí para que hagas algo, como un trabajito para ya habilitar esta
casa, aunque no té va a costar mucho trabajo quitarme, bueno a mí menos que al
mojado (pausa).
J: ¿Algo más? ¿Porqué...? Bueno no porqué. Tú estás para... estás queriendo darle
un trabajito extra a Dinora, para que haga algo.
D: Sí, porque la casa ya está brillante, no tiene nada que limpiar y está tirado el
aserrín para que pueda... hasta como... a la mejor ella quisiera llegar y tener la
ilusión de limpiar y hacer algo ¿no? A lo mejor para eso estoy, para que crea que
hizo algo.
J: ¿Para cumplir con su necesidad de hacer algo?
D: Sí.
J: ¿Para qué otra cosa?
D: Nada más, sí, nada más, para que me quiten y para que ella lo haga.
J: A ver di: "estoy para que me quiten".
D: Estoy para que me quiten...
J: Y así es mi vida.
D: Y así es mi vida (pausa).
J: ¿Qué te dice eso? (pausa) ¿No te checa?
D: No.
J: Sin embargo, si quieres que te quiten.
D: Sí, pero si ella quiere, a fin de cuentas a mí no me molesta estar tirado ahí
(pausa).
En este punto Joel se sintió un poco atorado y le pidió a Dinora que lo esperase
mientras él iba a recibir instrucciones con María, quien estaba supervisando.
Cuando regresó Joel al parecer no tenía muy claro cómo hacer lo que le sugirió
María.
J: A ver Dinora ponte aquí (en él cojín donde había ubicado en principio Dinora la
que se soñó limpiando la casa).
María interviene: No, ella afuera.
J: Pásate entonces para acá, muévete aquí. Tú eres Dinora aquí y aquí están las
partes con las que hemos trabajado. Y quiero que veas el aserrín mojado, el
aserrín seco y la casa que parece que no quiere ser terminada.
María volvió a intervenir cuando vio que Joel estaba confundido y siguió el trabajo hasta
el final.
M: A ver Dinora, sé Dinora la que hizo este sueño. Salte un poquito del sueño,
hazte para atrás. Fíjate la pregunta que te queremos hacer: ¿Para qué quieres
aparentar que no estás terminada?

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D: (Pausa) Para que me hagan algo.
M: ¿Qué quieres que te hagan? ¿A quien le pones la trampa? Tú haces este sueño
y tú pones la trampa para aparentar que no estás terminada, ¿Para quien es esta
trampa? ¿O para qué es?
D: Para que Dinora pueda usar su aspiradora nueva (Dinora contestó al principio
con un tono como de que estaba descubriendo algo).
M: (Ríe) ¿Sí?
D: Es que jala durísimo.
M: ¿Por el gusto de aspirar?
D: Sí.
M: ¿Quién va a habitar esta casa?
D: Ella (señalando el cojín donde estaba Dinora la de adentro del sueño).
M: ¿Para que quieres aparentar que eres una casa que no está terminada?
D: Para no ir todavía a vivir ahí.
M: O para que alguien no la habite.
D: O para que alguien no la habite (confirmando).
M: ¿De qué te estás defendiendo en tu vida? Todo está listo.
D:(Ríe)
M: ¿Sí te checa esto?
D: Sí, sí (pausa).
M: No hay puertas, no sé si las necesites como casa.
D: La de la entrada a la mejor, esa que a la mejor si está pero no se ve. Es como de
vidrio.
M: ¿Para qué querrías aparentar que esa casa no está terminada?
D: Para que todavía no entre nadie.
M: Sin embargo no tienes puerta.
D: Y sin embargo también se quita rapidísimo la apariencia esa.
M: ¿No será que quieres que alguien haga el esfuerzo de limpiar?
D: ¿Alguien más?
M: (hace un ademán de "no sé") O a la mejor tú misma.
D: Sí.
M: ¿Para qué quieres que haga el esfuerzo?
D: Para ver si vale la pena que viva en mi casa tan bonita.
M: Tiene que hacer un esfuerzo. De a gratis no.
D: Pero es un esfuerzo mínimo el que pido.
M: Pero sí lo pides ¿verdad?
D: Sí.
M: ¿Y así es tu vida?
D: Sí (ríe) Pongo la traba pero...
M: Parece que se te antoja que haga aunque sea un poco de esfuerzo.
D: Sí.
M: A mí me parece que está pasando algo muy interesante. No sé si tú te estás
fintando a ti misma que todavía faltan cosas por terminar.
D: (pausa) Sí tal vez.
M: ¿Te gusta esforzarte?
D: Me gustaría esforzarme.
M: ¿Para?

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D: Para hacer mejor las cosas.
M: Como si no estuvieran bien ya.
D: Como si no estuvieran bien (confirmando)
M: No crees que esté terminada ¿verdad?
D: No, no.
M: Pero para tu inconsciente parece que sí está terminada.
D: (Ríe) ¡Qué bueno que lo dijo!
M: Digo tal cual aparece. La única duda que a mí me queda es sobre las puertas,
pero parece que a ti no.
D: No, es que no combinaría ninguna.
M: (A Joel). Procesa con el grupo a ver que le quieren decir a Dinora.

Hablando Joel de su trabajo, empezó diciendo que él prefirió dejar que, de los sueños que
relató, Dinora escogiera cual trabajar, para no sentirse muy directivo.

_Fue más por eso que por que ella escogiera, hipotetiza María.
_ ¿Te da miedo ser directivo?
_ No, más bien trabajé esa parte y le benefició a ella.
_ ¿Cuáles dirías que fueron tus puntos débiles?
_ Puntos débiles... Trabajando el aserrín se estaba dando algo, pero me faltó
concretar, dar una dirección. En la identificación me faltó.
_ Yo en lo corporal no la vi sin contacto, a lo mejor es más energética y activa que
descontactada.
_Le pregunté más de una vez “¿Así es tu vida?”, porque creo que esa frase es muy
confrontante.
_ Es una frase muy grande para usarla con un solo elemento, es más útil usarla
para el conjunto. Si no hay contexto del símbolo no pertenece al lenguaje
existencial. El símbolo sin funcionalidad del sueño no tiene razón de ser.
_ Entonces es que yo tiendo a ser muy inductivo.

Al abrir la supervisión al grupo. Patricia pregunta a Joel para qué había terminado el sueño, a
lo que Joel contesta que no tenía un porqué preciso. Alexis insiste en su preocupación por el
contacto y propone la necesidad de tener alguna manera de verificar que el contacto exista en
realidad, habló de esta como una etapa en el trabajo de sueños. Ante esta proposición yo
repongo:

_Más que una etapa yo creo que la verificación del contacto se da por el uso
continuo de la técnica: empatía, idealización, continuum de conciencia...
_Y fijarse en el ritmo emocional, agrega María, esto lo pueden ver en el tipo de
preguntas que hacen.

De la retroalimentación yo me quedo con la parte del “Así es mi vida”, tal como lo usa María.
Joel defiende su posición, porque “Así es mi vida” es algo que a él le hace mucho sentido,
pero María dice algo que es lo que a mí me parece que es lo mejor; no puede usarse
indiscriminadamente en cualquier situación de sueño ni en cualquier momento del trabajo, es
necesario que haya antes un proceso en el cual se defina bien una situación que está en el
sueño para que tenga sentido para el soñante cuando se le proponga el uso de este recurso. El

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uso antes de este proceso de elaboración, por ejemplo durante el relato del sueño, hace que
haya pasajes del sueño donde si tenga sentido la afirmación, y también habrá varios en los que
no tenga ningún sentido.
Usarlo durante la elaboración, a las primeras de cambio, sin haber confirmado durante el
trabajo que la situación en la que se utiliza es en verdad importante para el soñante, tiene
el riesgo de sacar al paciente de contacto y de ponerlo a la defensiva si se constituye en
algo persecutorio. Por último me parece que “Así es mi vida”, no es el objetivo del
trabajo de sueños, sino más bien un recurso que puede dar mayor claridad al mensaje que
el sí mismo manda a través del sueño.

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BIBLIOGRAFÍA

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Cervantes, Sofia y Preciado M. Lilia., La Elección de Símbolos en el Trabajo de Sueños.


Artículo presentado en la Tercera Reunión Nacional del Instituto Humanista de Psicoterapia
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Cuentos de Hadas. Librería Hachette. 1972.

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Naranjo, Claudio. La Vieja y Novísima Gestalt Editorial Cuatro Vientos, 1989.

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Editores. 1973.

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Freidberg, Anatolio. Tesis de Doctorado presentada en la Universidad Iberoamericana. 1983.

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