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NI PATRIA NI DIOS NI REY

Es la síntesis del pensamiento anarquista. Falta algo allí ?, hay que


deshacerse de algo más que esté impidiendo la fraternidad humana universal,
quizás sí, la familia.

El tópico es sumamente espinoso puesto que hay implicaciones emocionales,


económicas, culturales y biológicas.

El sexo está en la base de la familia, y quién puede negar que el sexo sea un
fenómeno biológico, uno de los más antiguos y universales. Dos individuos que
en el pasado fueron perfectos desconocidos son compelidos de alguna manera
a mezclar sus genes. Sin embargo la cultura humana, ese ropaje variopinto
con el recubrimos nuestras pulsiones biológicas permite que hoy presenciemos
uniones muy diversas entre géneros, aunque siempre desembocan en la
misma entidad, la familia.

Dónde está el límite del individualismo?. Es el individualismo sinónimo de


egoísmo? Si así fuera la frontera del egoísmo es el individuo o la familia?

Los determinantes biológicos: Richard Dawkins introdujo una idea


“genocéntrica” de la evolución. En su obra “El gen egoísta” considera al gen
como la verdadera unidad pasible de selección natural, no el individuo. Los
seres vivos serían maquinarias gobernadas por sus genes cuyo valor es su
habilidad para reproducirse. Hamilton llevó esa idea al terreno cuantitativo,
propone que se puede cuantificar el altruismo posible: puedo arriesgar mi vida
por un hijo porque lleva el 50 % de mis genes, lo mismo por mi hermano, o
quizás con mi nieto/a con los que comparto el 25% , al igual que con nuestros
sobrinos. Ya en el sexto grado de parentesco la proporción de genes comunes
es similar a la de cualquier persona que no es familiar. Las teorías de Dawkins
y Hamilton parecen simplistas, parecen no tener en cuenta los factores
emocionales los que, en gran medida, están determinados por la cultura (nos
repugnaría comer un perro, que para los orientales es una delicia,). Por
supuesto no es ajeno a Dawkins la determinación cultural, su teoría del “gen
egoísta “ es de mínima, además es puramente teórica, que yo sepa nunca se
ha aislado un gen específico para el egoísmo.

En el mundo animal, donde lo cultural es menos dominante, existen sin duda


lazos familiares aunque en general son limitados en el tiempo en relación con
la descendencia, el pichón sale a volar y probablemente no vuelva a ver a sus
padres. La leona cuida a sus cachorros, pero cuando vuelve a ser receptiva y si
un nuevo macho copula con ella lo primero que hace éste es matarlos, y la
leona no ofrece resistencia.
En términos generales se dan dos tipos de estrategias reproductivas, de las
que seguramente reconoceremos algunos ecos en la sociedad humana: a) la
del macho dominante y b) la de la pareja segura.

En la primera, que es frecuente en los mamíferos, la hembra copulando con el


macho alfa puede dotar a su descendencia de genes que proporcionan las
aptitudes adecuadas para la supervivencia y reproducción, es decir que
aumenta la probabilidad de que sus hijos puedan llegar a ser a su vez
dominantes y así dar continuidad a su dotación genética. La segunda, que es
casi universal entre las aves, implica que el macho gastará mucha energía en
el cortejo o la construcción del nido, tarea que muchas veces es común a los
dos sexos, y quien ha gastado mucha energía no querrá que se desperdicie.
Entre los vertebrados el grado mínimo de lazos familiares se da en los peces
(con excepciones) en los que el macho riega su esperma sobre los óvulos que
ha puesto la hembra y chau si te he visto no me acuerdo.

La mirada antropológica: Lewis Morgan que puede ser considerado, con


justicia, como uno de los fundadores de la moderna antropología, en su obra
“La sociedad antigua” teoriza sobre la conformación de la sociedad que llama
“salvaje” y que considera como la primera estructura de la sociedad humana.
Basado en su trabajo de campo con los indios iroqueses de Norteamérica
imagina los primeros grupos humanos como tribus unidas por laxos lazos de
parentesco donde reinaría una total promiscuidad sexual por lo que la única
relación segura sería la de madre a hijo, cualquiera fuera el padre dentro de la
comunidad De hecho hasta el siglo XVII la humanidad ignoró la función
biológica del padre en la procreación.

Parece unánime entre los etnólogos que los lazos de parentesco son los
principales organizadores de la estructura social. En las pequeñas unidades
como las “bandas” de cazadores recolectores, cuya historia abarca el 90 % de
la del “Homo Sapiens”, estos lazos se extienden a casi toda la comunidad, no
obstante en todos los casos es frecuente que los varones busquen pareja en
otros grupos lo que evita la endogamia y sus perniciosos efectos. Entre los
Hadza (Bosquimanos) estudiados por K Hawkes, la comida se distribuye
ampliamente en la tribu lo que es frecuente en este tipo de sociedades, el autor
no ha encontrado diferencias en lo repartido dentro y fuera de la familia
nuclear. El compartir recursos se ha visto muchas veces como un fenómeno de
reciprocidad, una forma primitiva de intercambio, sin embargo entre los Hadza
parece ser el prestigio que da la generosidad la principal motivación, situación
que se repite en el Pollatch i. El estudio de los Hadza es particularmente
interesante ya que hay indicios de que este pueblo tiene tradiciones que se
remontan a los 40.000 años o más de antigüedad.
La familia como institución comienza, en épocas históricas, con las sociedades
urbanas y jerárquicas, mayormente poligámicas en oriente y américa india y
monogámicas en occidente sobre todo a partir del predominio de Roma. La
institucionalización de la familia está indisolublemente ligada a la aparición de
la propiedad privada. La transmisión de la propiedad en las sociedades que
generan excedentes exige una identificación clara del propietario y la forma en
que se transfiere después de su muerte.

La ignorancia de las raíces biológicas de la paternidad convierte a ésta en una


entidad fundamentalmente normativa, legal y económica. La monogamia
resulta la mejor forma de asegurar la participación masculina en la procreación.
No obstante en las familias poligámicas, la inviolabilidad del harén obtiene el
mismo resultado.

Platón nos dice en La República “esas mujeres serán todas comunes para
todos esos hombres y ninguna cohabitará privadamente con ninguno de ellos;
y los hijos serán asimismo comunes y ni el padre conocerá a su hijo ni el hijo a
su padre”. Platón no se está refiriendo al pueblo llano, sino a la clase de los
guardianes, el brazo armado y monopolio del poder en su sociedad ideal
inspirada en la sociedad espartana a la que admiraba. El fin de ese tipo de
comunidad es no perder poder, y si lo miramos bien, es equivalente al celibato
de los sacerdotes católicos, no tener hijos o no saber cuál es el tuyo es más o
menos lo mismo. La religión Judeo, Greco, Latino , Cristiana liquida el
problema olímpicamente, si todos tenemos el mismo padre celestial, todos
somos hermanos y.

Don Corleone puede , sin ningún remordimiento, mandar a matar a un


competidor mafioso pero pondría su propia vida en peligro para defender a su
“famiglia”. El espacio familiar parece estar separado del resto de la sociedad la
que a su vez está compartimentada en burbujas familiares, los límites de las
burbujas son de algún modo difusos, también existen los primos, los tíos, los
sobrinos, abuelos y nietos Por supuesto que hay solitarios así como hay
desclasados pero estos son la excepción, no la norma.

Del mismo modo que para estudiar los átomos hay que romperlos, es
interesante reflexionar sobre la consistencia de la unidad familiar. Dentro de la
burbuja hay lazos más fuertes y otros más laxos entre sus integrantes,
conflictos de poder, dinero o propiedad pueden poner en riesgo la relación
entre hermanos. Entre padres e hijos es menos frecuente ya que estos
conflictos suelen generarse por problemas de sucesión pero también existen.
Quizás por profundas razones biológicas el lazo más resistente se da entre la
madre y sus hijos, y viceversa hasta cierto punto. De hecho las familias
monoparentales generalmente están presididas por una mujer.

La raíz, o si se quiere el centro de la burbuja está inicialmente conformado por


una pareja, como dijimos dos perfectos desconocidos/as/es que en un
momento son compelidos a combinar sus genes o por lo menos a intercambiar
fluidos corporales. La pareja sin descendencia sería la mínima expresión de
una familia. Las razones de esta unión pueden ser el interés, la conveniencia,
la necesidad misma de crear una familia o, como es más habitual, la atracción
sexual modelada luego culturalmente como amor con sus corolarios de
compromiso, fidelidad y solidaridad. Mediadas o no por un contrato, las parejas
se hacen y se deshacen, por lo que la pareja sola es, por lo menos hoy, una
burbuja inestable.

Es interesante estudiar lo que sucede cuando se produce, en una familia


nuclear bien establecida, la separación de la pareja fundante. En estos casos
se pueden dar una infinita variedad de situaciones entre los miembros y sus
eventuales descendencias, desde el aislamiento total hasta una relación
fraterna entre burbujas.

No podemos saber cómo evolucionará la familia en el futuro, por ahora pese a


la creciente liberalidad de las costumbres no parece probable que la familia se
amplíe hasta conformar una comunidad universal, la resistencia a resignar los
derechos hereditarios lo confirma. El anarquismo puede prescindir del Rey de
Dios y de la Patria la familia sigue firme por ahora.

Carlos Campitelli 2022

Lamento no poder reproducir las citas bibliográficas, no las anoté y ahora me


llevaría mucho trabajo reunirlas. Como disculpa vaya que éste es un ensayo
informal.
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