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SOBRE EL TEATRO DE Harold Pinter

(Apuntes de “El absurdo entre cuatro paredes: El teatro de


Harold Pinter” de Ariel Dorfman)

Las obras de Pinter transcurren en una pieza, donde un ser humano


se refugia.
Un peligro los acecha desde afuera, un peligro que apenas conoce,
pero que ha querido olvidar, una amenaza que se va haciendo más
concreta en esa pieza y en su conciencia.

Sus personajes siempre temen al afuera. Lo fundamental es que


nosotros nos identificamos con los personajes de Pinter. Su posición
frente al misterioso mundo que los rodea es esencialmente la misma
posición del espectador frente a esa realidad.
Los personajes de Pinter, por lo general, son seres lógicos, cotidianos,
acostumbrados a un orden y a una normalidad simbolizados en la
pieza donde se refugian.

La esencia del absurdo en el teatro de Pinter es darnos el sin sentido


de un mundo que trata, en lo posible, de ser totalmente normal. Es una
realidad tan normal que termina siendo una caricatura de sí misma.

Al igual que en el teatro de Beckett o de Ionesco el tema es la


incomunicación de los seres humanos.
Pero si bien, en las obras de Beckett, se muestra lo absurdo y la
angustia que provoca la espera de que algo suceda, en Pinter, está la
angustia y lo absurdo de que siempre está por suceder algo extraño.

Muchas de las obras de Pinter son, la búsqueda de la verdad en un


mundo que es absurdo.

Los personajes de Beckett no aceptan la posibilidad de un sentido en


sus vidas. No tienen esperanza de encontrar algo para su futuro. No
tienen, de hecho futuro.

Los personajes de Pinter, tampoco lo tienen. Pero no lo saben.


Siempre actúan como si sus vidas tuvieran significado exacto y
objetivos. Ellos tienen la esperanza de que el hombre pueda
comprender y superar sus fantasmas.
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“UN LIGERO MALESTAR” de H. Pinter.


Personajes: Flora
Eduardo
El vendedor callejero (Personaje mudo)

Una casa de campo. En el centro del escenario dos sillas y una mesa dispuesta
para el desayuno., que se retirará después para transformarse en el estudio
(escritorio) de Eduardo con un mínimo de elementos. Hay una ventana y puerta de
atrás donde se ve parte de un jardín.
Flora sentada en la silla de la derecha de la mesa y Eduardo en la de la izquierda.
Eduardo lee el periódico.

FLORA ¿Te fijaste esta mañana en la madreselva?

EDUARDO ¿La qué?

FLORA La madreselva.

EDUARDO ¿Madreselva? ¿Donde?

FLORA En la puerta trasera, Eduardo.

EDUARDO ¿Eso es una madreselva? Creía que era...convólvulo, o algo así.

FLORA Sabés perfectamente que es una madreselva.

EDUARDO Te digo que creía que era un convólvulo.

(PAUSA)

FLORA Está preciosa. En flor.

EDUARDO Tengo que verlo.

FLORA Todo el jardín está en flor, esta mañana. La clemátide. El convólvulo.


Todo. Yo, a las siete, ya estaba afuera. De pie. Junto al estanque.

EDUARDO ¿Dijiste que el convólvulo estaba en flor?

FLORA Si.

EDUARDO Pero si acabas de decir que no.

FLORA Estaba hablando de la madreselva.

EDUARDO ¿De la qué?


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FLORA (Con calma) Eduardo, ya sabés, ese arbusto frente a la leñera...

EDUARDO Si, si.

FLORA Eso es convólvulo.

EDUARDO ¿Eso?

FLORA Si

EDUARDO Ah. (Pausa) Creí que era el rosal japonés.

FLORA No. ¡Que va!

EDUARDO Acércame la tetera, por favor. (Pausa, Flora le sirve el té) No sé


porqué se me tiene que exigir que distinga esas plantas. No es mi
obligación.

FLORA Sabés perfectamente lo que crece en tu jardín.

EDUARDO Todo lo contrario. Es evidente que no.

(PAUSA)

FLORA (Levantándose) A las siete estaba levantada. De pie, junto al


estanque. La paz. Y todo en flor. Salía el sol. Deberías trabajar en el
jardín esta mañana. Podíamos instalar el toldo.

EDUARDO ¿El toldo? ¿Para qué?

FLORA Para resguardarte del sol.

EDUARDO ¿Hay brisa?

FLORA Ligera.

EDUARDO Es un tiempo muy traidor. Ya lo sabés.

(PAUSA)

FLORA ¿Sabés que día es hoy?

EDUARDO Sábado.

FLORA Es el día más largo del año.

EDUARDO ¿Ah, si?


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FLORA Hoy el verano alcanza su punto álgido.

EDUARDO Tapa la mermelada.

FLORA ¿Qué?

EDUARDO Tapa el tarro. Hay una avispa. (Deja el periódico sobre la mesa) ¡No
te muevas!. ¡Aguanta! ¿Qué estás haciendo?

FLORA Tapando el tarro.

EDUARDO No te muevas. Dejálo. Aguanta. (Pausa) Dame el periódico.

FLORA No le pegues. Morderá.

EDUARDO ¿Morder? ¿Cómo morder? Quedáte quieta (Pausa) Está aterrizando.

FLORA Se está metiendo en el tarro.

EDUARDO Dame la tapa.

FLORA Yo lo hago.

EDUARDO ¡Que me la des! Ahora. Despacio.

FLORA ¿Que estás haciendo?

EDUARDO Quieta. Despacio...con cuidado...en...el...¡tarro! (Se rie)¡Ya! Muy


bien!

(Se sienta en la silla a la derecha de la mesa, donde antes estaba Flora)

FLORA Ahora está en la mermelada.

EDUARDO Precisamente.

(PAUSA) (Flora se sienta en la silla de la izquierda y lee el periódico)

FLORA ¿La oyes?

EDUARDO ¿Oírla?

FLORA Zumbando.

EDUARDO Qué tontería. ¿Cómo vas a oírla? La tapa es de barro.


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FLORA Se está poniendo furiosa.

EDUARDO ¡Que bobada!. ¡Llevátela de la mesa!

FLORA ¿Qué voy a hacer con ella?

EDUARDO Ponéla en el fregadero y ahógala.

FLORA Saldrá volando y me morderá.

EDUARDO ¡No te va a morder! Las avispas no muerden. Además no saldrá


volando. Está atrapada. Se ahogará donde está, en la mermelada.

FLORA Que muerte más horrible.

EDUARDO Al contrario.

(PAUSA)

FLORA ¿Te pasa algo en los ojos?

EDUARDO No. ¿Por qué lo preguntás?

FLORA Los tenés medio cerrados. Los estás guiñando.

EDUARDO Me molestan ligeramente.

FLORA Ah, pobre.

EDUARDO Si, un ligero malestar. Como si no hubiera dormido.

FLORA ¿Dormiste, Eduardo?

EDUARDO Claro que dormí. De un tirón. Como siempre.

FLORA Y todavía te sentís cansado.

EDUARDO No dije que me sintiera cansado. Dije simplemente que sentía un


ligero malestar en los ojos.
FLORA Entonces. ¿Por qué será?

EDUARDO Te aseguro que no lo sé.

(PAUSA)

FLORA ¿Dios mío!


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EDUARDO ¿Qué pasa?

FLORA La estoy viendo. Está intentando salir.

EDUARDO ¿Salir?

FLORA A través de la rendija. Está tratando de salir, arrastrándose a través


de la rendija que deja la cuchara.

EDUARDO (Pensando) Si. Naturalmente, no puede (PAUSA SILENCIOSA)


Bueno, vamos a matarla, por lo que más quieras.

FLORA Si, vamos. Pero ¿cómo?

EDUARDO Sácala con la cuchara y aplástala en el plato.

FLORA Se irá volando. Morderá.

EDUARDO Si no dejas de decir esa palabra, me levanto de la mesa.

FLORA Pero las abejas muerden.

EDUARDO No muerden. Pican. Son las serpientes... las que muerden.

FLORA ¿Y los tábanos?

(PAUSA)

EDUARDO (Para sí) Los tábanos chupan.

(PAUSA)

FLORA (Tímidamente) Si...si esperamos un rato largo, supongo que no podrá


respirar. Se asfixiará en la mermelada.

EDUARDO (Enérgicamente) Sabés perfectamente que tengo cosas que hacer


esta mañana. No puedo pasarme el día entero preocupándome por
una avispa.

FLORA Bueno. Mátala.

EDUARDO ¿Querés matarla tú?

FLORA Si.

EDUARDO Muy bien. Pasáme la jarra del agua caliente.


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FLORA ¿Qué vas a hacer?

EDUARDO Quemarla. Dámela. (Flora le entrega la jarra. Pausa) A-ho-ra...

FLORA (Susurrando)¿Quieres levantarme la tapa?


EDUARDO No, no, no. La echaré a través de la rendija de la cuchara. Eso es... a
través de la rendija de la cuchara.

FLORA ¡Escucha!

EDUARDO ¡Que?

FLORA Está zumbando.

EDUARDO Viciosas criaturas. (PAUSA) Es curioso, pero no recuerdo haber visto


ninguna avispa en todo el verano, hasta ahora. Estoy seguro de no
saber por qué. Quiero decir que debe haber habido avispas.

FLORA Por favor.

EDUARDO No va a ser ésta la primera avispa. ¿O sí?

FLORA Por favor.

EDUARDO ¿La primera avispa del verano? No. No es posible.

FLORA Eduardo.

EDUARDO ¿Mmmm?

FLORA Mátala.

EDUARDO Ah, sí. Inclina el tarro. Inclínalo...hacia abajo...más,


así...cegándola...eso... es.

FLORA ¿Ya?

EDUARDO Levanta la tapa. Muy bien, lo hago yo. ¡Ahí la tenés!. Muerta. Vaya
monstruo. (La aplasta en el plato)

FLORA Que experiencia más terrible.

EDUARDO Que hermoso día. Hermoso. Creo que trabajaré en el jardín esta
mañana. ¿Dónde está el toldo?

FLORA En la leñera.
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EDUARDO Si, tenemos que sacarlo. ¡Dios mío, pero mirá el cielo!. Ni una nube.
¿Dijiste que hoy era el día más largo del año?

FLORA Si.

EDUARDO ¡Ah! Un día estupendo. Lo siento en los huesos. En los músculos. Me


parece que voy a ir enseguida a estirar las piernas. Hacia el
estanque. Dios mío, mirá esas plantas en flor, allí. ¡Qué maravilla...
(Se interrumpe bruscamente)

FLORA ¿Qué? (PAUSA) Eduardo ¿qué pasa? (PAUSA) Eduardo...

EDUARDO (Con voz débil) ¡Está allí!

FLORA ¿Quién?

EDUARDO (En voz baja, murmurando) ¡Está allí!. ¡Está allí en la puerta de
atrás!.

FLORA Déjame ver. (Se inclina sobre él para mirar. Pausa.) (Alegremente)
¡Ah! Es el vendedor de la calle.

EDUARDO (Con temor) Volvió.

FLORA Pero si está siempre ahí.

EDUARDO ¿Por qué? ¿Qué está haciendo ahí?

FLORA Pero si nunca te molestó. El hombre lleva ahí varias semanas sin
moverse. Nunca lo habías comentado.

EDUARDO (Aterrado) ¿Qué está haciendo allí?

FLORA Vendiendo, naturalmente.

EDUARDO Es ridículo ¿Qué hora es?

FLORA Las nueve y media.

EDUARDO Pero ¿Qué está haciendo con una bandeja llena de cosas a las
nueve y media de la mañana?

FLORA Llega a las siete.

EDUARDO ¿A las siete?

FLORA Siempre está allí a las siete.


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EDUARDO Si, pero nunca...le has visto llegar realmente, ¿o sí?

FLORA No...

EDUARDO Entonces, ¿cómo sabés que...no se pasa ahí toda la noche?.

(PAUSA)

FLORA ¿Te parece algo interesante, Eduardo?

EDUARDO (despreocupado) ¿Interesante? No, no me parece interesante.

FLORA La verdad es que es un viejito encantador..

EDUARDO ¿Hablaste con él?

FLORA No. No. Nunca hablé con él. Sólo lo saludé con una inclinación de
cabeza (Inclina la cabeza) Así, ¿ves?.

EDUARDO (Paseándose de un lado a otro, nervioso) Lleva dos meses sin


moverse de ese sitio ¿Te das cuenta? Dos meses. No he podido salir
por la puerta de atrás.

FLORA ¿Y por qué no? (Saca la bandeja del desayuno y acomoda la mesa y
las sillas, en otro lugar del espacio, para formar el escritorio)

EDUARDO (Para sí) Me gustaba mucho, muchísimo pasear por el pasto, fuera,
al otro lado de la puerta de atrás y cruzar hasta la vereda. Y ahora se
me niega tal placer. Es mi casa ¿o no? Es mi puerta.

FLORA De verdad que no lo entiendo, Eduardo.

EDUARDO ¡Mierda! ¿Y sabés que nunca le he visto vender nada? ¡Nada!. Es


bastante sorprendente. Así no va a llegar a ninguna parte. ¿Qué es
eso? Un pequeño camino, apartado de las rutas concurridas. Nadie
sube por ahí ni para ir al pueblo. Si quiere vender algo ¿por qué no
se instala en la carretera general, en la puerta de delante? Todo es
un puro disparate.

FLORA (Cruzándose con él) No sé porqué te estás poniendo tan nervioso. Es


un viejo tranquilo, inofensivo, que se ocupa de lo suyo. Es
completamente inofensivo.

EDUARDO Nunca dije no fuera inofensivo. Claro que es inofensivo. ¿Qué otra
cosa iba a ser sino inofensivo? (Mira por la ventana, S)
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( SILENCIO – QUIETUD)
(La voz de Flora, al fondo de la casa se va acercando)

FLORA (Fuera) Eduardo ¿Dónde estás? ¿Eduardo? ¿Dónde estás,


Eduardo? (Aparece) ¿Qué estás haciendo?

EDUARDO ¿Haciendo?

FLORA Te busqué por todas partes. Ya hace rato que instalé el toldo. Volví y
no sabía donde estabas. ¿Saliste?

EDUARDO No.

FLORA ¿Dónde estabas?

EDUARDO Aquí.

FLORA Te busqué en el escritorio. Incluso subí al desván.

EDUARDO (con voz monótona) ¿Qué iba a estar haciendo en el desván?

FLORA No podía imaginar que te había pasado. ¿Sabes que son las doce?

EDUARDO ¿Ah, si?

FLORA Incluso fui hasta el fondo del jardín, a ver si estabas en la leñara.

EDUARDO (Con voz monótona) ¿Qué iba a estar haciendo en la leñera?

FLORA Has tenido que verme en la leñera. Se ve desde esta ventana.

EDUARDO Sólo una esquina del jardín.

FLORA Si.

EDUARDO Sólo una esquina del jardín. Una esquina muy pequeña.

FLORA ¿Qué está haciendo aquí?

EDUARDO (Buscando en el escritorio) Nada. Estaba buscando unas notas, nada


más.

FLORA ¿Notas?

EDUARDO Para mi ensayo.

FLORA ¿Qué ensayo?


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EDUARDO Mi ensayo sobre el tiempo y el espacio.

FLORA Pero... nunca...no lo conozco.

EDUARDO ¿No lo conoces?

(SILENCIO)
FLORA (Mirando por la ventana) ¿Pero que es eso? ¿Un novillo que se
escapó?. No. ¡Es el vendedor! ¡Dios mío! Podés verlo... a través del
seto. Parece más grande. ¿Estuviste observándole? Parece más
grande.. Parece un novillo. (PAUSA) ¿Eduardo? (PAUSA)
(Inclinándose sobre él) ¿Saliste? ¿Saliste? Ya instalé el toldo. Vas a
desaprovechar lo mejor del día. Aún tenés una hora antes de
almorzar.

EDUARDO No tengo nada que hacer esta mañana.

FLORA ¿Qué me dices de tu ensayo? ¿No ibas a trabajar en él?

EDUARDO ¡Largo! Déjame solo.


(Breve pausa)

FLORA Desde luego. Nunca en tu vida me habías hablado así.

EDUARDO Si. Te había hablado así.

FLORA Tus ojos están inyectados en sangre.

EDUARDO ¡Condenación!

FLORA Esto está muy oscuro, como para dejarte los ojos en...

EDUARDO ¡Maldición!

FLORA ¡Con la luz que afuera!

EDUARDO ¡Maldición!

FLORA ¡Y aquí está oscurísimo!

(PAUSA)

EDUARDO ¡Maldición y condenación!

FLORA ¡Le tienes miedo!


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EDUARDO No.

FLORA Tienes miedo de un pobre viejo. ¿Por qué?

EDUARDO ¡Que no!

FLORA Es un pobre viejo inofensivo.

EDUARDO ¡Ah! ¡Mis ojos!


FLORA ¡Déjame lavarlos!

EDUARDO ¡Apartáte! (Pausa) (Con lentitud) Quiero hablar con ese hombre.
Quiero tener una conversación con él. (Pausa) Es completamente
absurdo, ya lo sé. La verdad es que no puedo tolerar algo tan...
absurdo, en la puerta de mi casa. No lo toleraré. No vendió nada en
toda la mañana. Nadie pasó por el camino. Sí, paso un hombre. Pero
él no hizo el menor esfuerzo para venderle algo. Su única
oportunidad en toda la mañana, y no hizo el menor esfuerzo. (Pausa)
No he perdido el tiempo. Descubrí la verdad. No es un vendedor. Lo
curioso es que no me haya dado cuenta antes. Es un impostor. Le he
observado con mucha atención. Hay algo muy falso en ese hombre.
Intento llegar al núcleo de la cuestión. Pronto me libraré de él.

FLORA Pero si no es un vendedor. ¿cuál es su negocio?

EDUARDO Pronto lo averiguaremos.

FLORA ¿Vas a salir a hablar con él?.

EDUARDO ¡Naturalmente que no! ¿Salir a su encuentro? ¡Naturalmente... que


no! Le invitaré a entrar aquí. A mi estudio. Y así llegaremos al núcleo
de la cuestión.

FLORA ¿Por qué no llamás a la policía para que lo echen de ahí? (Eduardo
se ríe. Pausa) ¿Por qué no llamás a la policía, Eduardo? Podrías
decir que es un estorbo público. Aunque yo no puedo decir que le
considero un estorbo.

EDUARDO Dile que entre.

FLORA ¿Yo?

EDUARDO ¡Salí y decíle que entre!

FLORA ¿Hablás en serio? (Pausa) Eduardo, yo podría llamar a la policía...

EDUARDO ¡Vete y traélo! (Flora sale)


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(SILENCIO) (Eduardo espera)

FLORA (Se la ve hablándole a alguien en el jardín) Buenos días. (Pausa) No


nos conocemos. Vivo en esta casa. Mi marido y yo. (Pausa) Estaba
pensando si a usted...no le gustaría tomar una taza de té. (Pausa) O
algún refresco. Debe quedarse uno seco, plantado ahí. (Pausa) ¿Le
gustaría entrar un ratito? Adentro está mucho más fresco. Hay una
cosa que nos gustaría mucho... decirle, por su bien. ¿Puede
dedicarnos un minuto? No le vamos a entretener. (Pausa) Podría
comprarle todo lo que tiene en el bolso...Bueno podemos discutirlo
dentro. Entre. Por aquí. Venga, entre. Nuestra casa está llena de
curiosidades ¿sabe? Mi marido puede considerarse un coleccionista.
Tenemos pollo para comer. ¿Le gusta el pollo? (Se acerca a la
puerta) Entre y almuerce con nosotros. Por aquí. Eso...es ¿Puedo
tomarle del brazo? Hay muchas ortigas en ésta parte. (El vendedor
aparece, lleva un enorme sobretodo y un pasamontañas que le cubre
casi toda la cara) Aquí. ¿Verdad que hace un tiempo estupendo?
Hoy es el día más largo del año (Pausa) Esto es madreselva.. Y esta
es una clemátide. ¿Vio las plantas que tengo en el invernadero? Esto
es rosal japonés.

(SILENCIO) (Flora deja al vendedor parado en el vestíbulo y va al estudio)

FLORA Aquí está.

EDUARDO Ya lo sé.

FLORA Está en el vestíbulo.

EDUARDO Ya sé que está ahí. Lo huelo.

FLORA ¿Olerle?

EDUARDO Le olí cuando pasó bajo mi ventana. ¿No notas ahora el olor de la
casa?

FLORA ¿Qué vas a hacer con él, Eduardo? No se te ocurrirá tratarlo con
aspereza. Es muy viejo. No estoy segura de que pueda oír, o incluso
ver. Y lleva puesto el más viejo...

EDUARDO No quiero saber lo que lleva puesto.

FLORA Pues tu mismo lo verás enseguida si hablas con él.

EDUARDO Eso voy a hacer (Breve pausa)


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FLORA Es un viejo. No lo trates con aspereza.

EDUARDO Si es tan viejo...¿por qué no se protege de la tormenta?

FLORA Pero si no hay tormenta. Estamos en verano, el día más largo del
año.

EDUARDO Hubo una tormenta, la semana pasada. Una tormenta de verano.


Permaneció sin moverse, mientras la tormenta se descargaba sobre
él.

FLORA ¿Cuándo fue eso?

EDUARDO Se quedó completamente quieto, mientras tronaba a su alrededor.

(PAUSA)
FLORA De verdad ¿te parece razonable preocuparte por todo esto?

EDUARDO Dile que entre.

FLORA Pero...

EDUARDO Ahora

(Flora va por el vendedor)

FLORA Entre, entre, por favor. Es por aquí...el estudio de mi marido...¿quiere


dejar la bandeja? No. Muy bien. Quédese con ella... Yo enseguida
voy...(El vendedor se queda parado)

EDUARDO (Alegre, simpático de más) Aquí estoy yo ¿Dónde está usted?


(Pausa) No se quede ahí parado, amigo. Entre en mi estudio (Se
levanta) Adelante. (El vendedor va al espacio del estudio) Eso es.
Con cuidado. Ahora póngase cómodo. Supongo que le gustaría
tomar un refresco, en un día como éste. Siéntese, buen hombre.
¿Qué le gustaría tomar? ¿Jerez? ¿O prefiere quizá un whisky doble?
¿eh? (PAUSA)

Suelo recibir a la gente del pueblo. No soy el dueño de la hacienda,


pero me miran con cierto respeto. No crea que aquí tenemos aún un
hacendado, en realidad. No se lo que ha sido de él. Era un anciano
encantador. Gran jugador de ajedrez, por lo que recuerdo. Tres hijas.
El orgullo del condado. Una llamarada de pelo rojo. Alicia era la
mayor. Pero siéntese, amigo. Me parece que la segunda era Eunice.
La pequeña era la mejor del grupo..Sally..No no se llamaba
así...Fanny. Fanny. Una flor. Usted no es de aquí. A no ser que haya
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vivido antes aquí, se haya ido a un largo viaje y haya al fin regresado
¿Conoce la zona? (PAUSA)

Vamos, vamos... no tiene porqué quedarse de pie. Tome una silla.


¿Cuál le gustaría más? Tenemos una gran variedad, como ve. No
soporto la uniformidad. Me gustan las sillas diferentes, con respaldos
diferentes. Muchas veces, cuando estoy trabajando, acerco una silla,
garabateo unas líneas, la aparto, acerco otra, me siento, medito, la
aparto...(ausente)...me siento... la aparto... (PAUSA)

¿Vive en el pueblo? Yo no voy con frecuencia, naturalmente. ¿O está


de paso? ¿De camino hacia otra parte del país? Bien, le diré, en mi
opinión, no va a encontrar sitios más bonitos que éste. Ganamos el
primer premio con regularidad, sabe, a la ciudad mejor cuidada de la
zona. Siéntese. (PAUSA)

Yo digo, ¿me oye usted? (PAUSA) Decía. Digo ¿Me oye usted?
(PAUSA)

Demuestra tener una calma verdaderamente extraordinaria para un


hombre de su edad. Bueno, quizás no sea la palabra exacta... calma.
¿Le parece que está fresco aquí? Estoy seguro que aquí está más
fresco que afuera. Aún no salí hoy. Probablemente pase toda la tarde
trabajando, en el jardín, bajo mi toldo.
(PAUSA)

Ah! Tengo entendido que conoce a mi esposa. Una mujer


encantadora, ¿no le parece? Con una gran firmeza de carácter,
además. Me apoya incondicionalmente ésta mujer. En todo
momento. Tenía un tipo estupendo también en su juventud. Porte
señorial, una llamarada de pelo rojo...(Se interrumpe bruscamente)
(PAUSA)

Si, yo...me encontraba entonces en una situación muy similar a la


que usted atraviesa ahora. Luchando por abrirme camino en el
mundo. Yo también estaba en el comercio. (Risita) Ah, si, ya sé lo
que es eso, el tiempo, la lluvia, vapuleado sin un momento de
respiro, subir a la colina y bajar al valle...las recompensas eran
escasas...inviernos en tugurios...sin dormir hasta cualquier hora,
trabajando en tu tesis...Si yo hice todo eso...Permítame un consejo.
Búsquese una buena mujer que le sea fiel. ¡Y a arrimar el hombro!.
Producirá dividendos.
(PAUSA)

Parece que tiene calor. ¿Por qué no se quita el pasamontañas? Es


una prenda, que a mí personalmente me pica. Yo fui siempre
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partidario de la libertad de movimientos. (Hace grandes movimientos


de estiramiento)
(PAUSA)

Una cosa, ¿puedo hacerle una pregunta personal?. No quiero


parecerle curioso, pero ¿no le parece que se instaló en un camino
poco propicio para la venta?. Concurridísimo no está ¿verdad?
(PAUSA)

¡Quítese el pasamontañas!. ¡Aquí tiene a un amigo!. ¡Suelte ese


bolso! ¡Póngase cómodo! Y antes que la amable señora nos llame a
almorzar ¿le gustaría tomar un aperitivo?
(PAUSA)

Ahora Escuche ¿me permite que le hable con absoluta franqueza?


La verdad es que no llego a comprender porqué no se sienta. Tiene
sillas a su disposición. Me es imposible hablarle si no está instalado.
Entonces y sólo entonces, podré hablar con usted. ¿Me sigue? No
está poniendo muchísimo de su parte (Breve pausa) Está sudando.
Está chorreando sudor. ¡Quítese ese pasamontañas.
(PAUSA)
¡Métase en el rincón!. ¡En el rincón! ¡Vamos!. ¡Métase en las tinieblas
del rincón!. ¡Atrás! ¡Hacia atrás!
(PAUSA)
¡Retroceda!
(PAUSA)
¡Ah! ¡Me entiende!. Perdone que le hable así, pero me pareció que
usted tenía la comprensión de un novillo.¡Me equivoqué! ¡Me
entiende perfectamente bien!. Eso es. Un poco más. Un poco más a
la derecha. ¡Ahh! Ya está bien ahí! En tinieblas, en la sombra.
¡Estupendo! Ahora puedo ir al grano ¿O no?
(PAUSA)
Es evidente que se debe estar preguntando porqué le invité a entrar
en mi casa. Quizás piense que al verle me había alarmado. ¡Se
equivoca!. ¡No me alarmé al verlo!. No encuentro en usted nada
alarmante. No, no. ¡Nada fuera de ésta habitación me ha alarmado
jamás!. ¡Me da usted asco, un asco atroz, si quiere saber la verdad!.
(PAUSA)
¿Por qué me repugna tanto? No es usted más repugnante que
Fanny, la hija del hacendado, después de todo. Usted...es diferente
en apariencia...pero no en esencia. Existe el mismo... (PAUSA) El
mismo...
(PAUSA) (En voz baja)
Quiero hacerle una pregunta. ¿Por qué se planta en mi puerta de
atrás, de sol a sol? ¿Por qué pretende vender algo? ¿Por qué? ¿Qué
le pasa? ¡Mierda! ¡Está temblando! ¡Está desplomándose! ¡Venga
aquí! ¡Venga aquí! (Eduardo se levanta y le coloca atrás una silla)
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¡Siéntese aquí! ¡Siéntese! (El vendedor tropieza y se sienta) ¡Ahhh!


¡Se sentó! ¡Que alivio! ¿Es cómoda la silla? La compré en un saldo.
Compré todos los muebles de ésta casa en un saldo. El mismo saldo.
Cuando era joven. Usted también, quizás. Usted también... (PAUSA)
¡En la misma época...! (PAUSA) (Se ahoga, murmura) ¡Aire!
¡Necesito un poco de aire! ¡Flora!

FLORA ¿Si?

EDUARDO (Con gran fatiga) Llévame al jardín.

(SILENCIO. Van al jardín)

FLORA Vení bajo el toldo.

EDUARDO ¡Ah! La paz. La paz aquí afuera.

FLORA Mira nuestros árboles

EDUARDO Si.

FLORA Nuestros propios árboles. ¿Escuchás a los pájaros?

EDUARDO No. No los oigo.

FLORA Pues están cantando, allá arriba, y aleteando.

EDUARDO Bien. Dejá que aleteen.

FLORA ¿Te traigo el almuerzo aquí afuera? Puedes comer en paz,


tranquilamente, bajo el toldo. (PAUSA) ¿Qué tal te fue con tu
anciano?

EDUARDO ¿A que te referís?

FLORA ¿Cómo va la cosa? Que tal te llevás con tu anciano?

EDUARDO Muy bien. Nos llevamos realmente bien. Es un poco...reticente. Un


tanto reservado. Es comprensible. Quizás yo, en su lugar, me
comportara igual. Aunque, naturalmente, es difícil que yo me
encuentre en su lugar.

FLORA ¿Averiguaste algo sobre él?

EDUARDO Un poco. Un poco. Tuvo varios negocios, eso está claro. Su lugar de
residencia es poco seguro. No es...no es bebedor. Hasta ahora no
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descubrí el motivo de su llegada aquí. Lo descubriré...antes del


anochecer.

FLORA ¿Es necesario?

EDUARDO ¿Necesario?

FLORA Podría llevarlo y despedirlo en la puerta, no me importa nada. Le


viste, es inofensivo, desgraciado... viejo, nada más. Eduardo,
escucha, no está aquí con ningún propósito, ni nada parecido. Lo sé.
Quiero decir, que está en nuestra puerta de atrás como podía estar
en cualquier otro sitio. Se marchará. Yo puedo conseguirlo. Te lo
prometo. No hay motivo para que te perturbe así. Es un viejo...medio
chiflado...nada más.
(PAUSA)

EDUARDO Estás en un error.

FLORA Eduardo.

EDUARDO Estás en un error y dejá de llamarme Eduardo.

FLORA No te seguirá dando miedo.

EDUARDO ¿Darme miedo? ¡El? ¿Pero lo viste? Es casi sordo como una
tapia...casi...no del todo. Es prácticamente un muerto que anda. ¿Por
qué iba a darme miedo? No, tú sos una mujer, no sabés nada..
(Breve pausa) El es astuto. Ese hombre es un impostor y sabe que lo
sé.

FLORA Verás. Mirá. Dejáme hablar con él. Hablaré con él.

EDUARDO (Tranquilo)Y yo sé que él sabe que yo sé.

FLORA Me enteraré de todo lo referente a su persona. Te lo prometo.

EDUARDO Y él sabe que lo sé.

FLORA ¡Eduardo! ¡Escúchame! Puedo enterarme de todo. Te lo prometo. Iré


tendré una conversación con él. Llegaré...al nudo de la cuestión.

EDUARDO ¿Tú? Resulta cómico.

FLORA Ya verás. De mí no se va a reir. Le sorprenderé. Lo...lo admitirá todo.

EDUARDO (Suavemente) Qué lo admitirá todo. ¿El?.


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FLORA Espera y verás.

EDUARDO ¿Qué estás tramando?

FLORA Se perfectamente lo que voy a...

EDUARDO (La agarra de los brazos y la zarandea) ¿Qué estás tramando?

FLORA ¡Eduardo, me estás lastimando! (PAUSA) (Segura de sí misma) Haré


una seña desde la ventana cuando esté preparada. En ese momento
entras tú. Descubriré la verdad de todo esto, te lo aseguro. Deberías
confiar más en tu esposa, Eduardo. Deberías confiar más en su
criterio y valorar de una vez su capacidad. Una mujer...una mujer a
menudo triunfa, ¿sabés?, allí donde un hombre invariablemente
fracasa.

(SILENCIO) (Flora entra al estudio)

FLORA ¿Le importa si entro? ¿Está cómodo? (PAUSA) Le están dando los
rayos de sol directamente a la cara. ¿No preferiría sentarse a la
sombra? Hoy es el día más largo del año ¿lo sabía? Realmente el
año se pasó volando. Recuerdo las Navidades y ¡las
inundaciones!.Supongo que usted no estaría aquí durante las
inundaciones. Aquí arriba estábamos fuera de peligro, pero en los
valles todas las familias recuerdo que fueron arrastradas por la
corriente. El campo era un lago. Todo se paralizó. Vivíamos de las
conservas hechas en casa. Leíamos.
(PAUSA)
¿Sabe? Tengo la sensación de haberlo visto antes, en alguna parte.
Mucho antes de las inundaciones. Era usted mucho más joven. Si,
estoy completamente segura. Entre nosotros ¿alguna vez fue a cazar
al bosque?. Tuve una vez un encuentro con un cazador. Fue una
horrible violación, el muy bestia. Fue en la cima de la montaña, en un
sendero. Era primavera. Yo iba cabalgando. Y allí, al borde del
camino yacía un hombre, visiblemente maltrecho, yacía un hombre,
tumbado boca arriba, lo recuerdo bien, posiblemente la víctima de un
ataque asesino, ¿cómo iba yo a saberlo?. Desmonté, fui hacia él, se
levantó, yo caí, mi caballo escapó corriendo hacia el valle. Yo veía el
cielo a través de los árboles, azul...Tendida en el pasto. Fue una
batalla desesperada (PAUSA) Perdí. (PAUSA) Claro Que la vida era
peligrosa en esos días. Fue mi primer galope sin acompañante.
(PAUSA)

Está sudando ¿verdad? ¿Le seco la frente? ¿Con mi gasa? ¡Es el


calor? ¿O la mala ventilación? ¿O el reducido espacio? ¿o...? (Va
hacia él) La verdad es que el día está refrescando. Pronto vendrá el
crepúsculo. Quizá sea esto el crepúsculo...¿puedo? ¿Le importa?
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( PAUSA. Le seca la frente) Ah, así está mejor. Y las mejillas. Es una
tarea femenina. Y yo soy la única mujer que está a mano. Así.
(PAUSA Se le acerca, si la silla tiene brazos se sienta en el brazo de
la silla) (En un tono íntimo) Dígame, ¿tiene mujer? ¿Le gustan las
mujeres? ¿Piensa alguna vez... en las mujeres? (PAUSA) ¿Ha
parado alguna vez a una mujer en la calle? (PAUSA) Estoy segura
que, en otra época era muy atractivo. (Se separa) Ya no, desde
luego. Despide un olor infame. Infame. Absolutamente repugnante,
la verdad.
(PAUSA)

El sexo, supongo, no significa nada para usted. ¿No se le ha ocurrido


nunca pensar que el sexo es una experiencia esencial para otras
personas? Le diré que creo que usted me divertiría si no fuera tan
horrible. Probablemente, a su manera, usted, debe ser divertido.
(Seductora) Cuéntemelo todo sobre el amor. Hábleme de amor.
(PAUSA)

Dios sabe, lo que estará diciendo, en este preciso momento. Es


totalmente asqueroso. Sabe que cuando era niña
amaba...amaba...sencillamente adoraba...¿qué lleva puesto encima,
por el amor de Dios. ¿Un saco de lana?. Está aprisionado. ¿Estuvo
revolcándose en el fango? (Breve pausa) ¿No habrá estado
revolcándose en el fango? (Se levanta y se inclina sobre él) ¿Y que
tiene puesto debajo del saco de lana?. A ver (Breve pausa,
comienza a tocarlo) No le estoy haciendo cosquillas ¿verdad? No.
¿Qué es esto? Una camiseta. Es absolutamente original.
Absolutamente original. (Mientras lo toca) Mmhh! Tengo que
reconocer que es un muchachote sólido, fuerte. Todo lo que necesita
es un baño. Un agradable baño espumoso ¿No cree? (Pausa)
Será un placer (Lo abraza) Voy a ocuparme de ti. Voy a ocuparme de
ti, espantoso amigo. ¿No te parece que aquí está muy oscuro? Tus
ojos, tus ojos, tus enormes ojazos. (PAUSA) Mi marido nunca
hubiera imaginado... Nunca. (Se arrodilla a sus pies) Es a mí a quien
esperabas ¿Verdad? Estuviste allí esperándome. Me viste en los
bosques, mientras juntaba margaritas en mi delantal. Llegas y te
plantas en mi puerta, hasta que la muerte nos separe. Voy a meterte
en la cama. Voy a meterte en la cama y velarte. Pero primero te voy
a bañar, un baño a fondo. Y te compraré cositas bonitas para
vestirte. Y jueguitos para jugar. En tu lecho de muerte. ¿Por qué no
ibas a morir feliz?

(Llega un grito desde afuera)


EDUARDO ¿Qué pasa?

FLORA ¡No entres! (Le corta el paso)


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EDUARDO ¿Qué pasa?

FLORA Se está muriendo.

EDUARDO ¿Muriendo? No se está muriendo

FLORA Si. Está muy enfermo.

EDUARDO ¡No se está muriendo!

FLORA ¡Este hombre está desesperadamente enfermo!

EDUARDO ¿Enfermo? ¡Puerca! ¡Mentirosa! ¡Vuelve a tu pocilga!

FLORA ¡Eduardo!

EDUARDO (Violentamente) ¡A tu pocilga! (FLORA SALE. PAUSA) (Indiferente)


Buenas tardes. ¿Por qué está sentado en la oscuridad? Ah! Empezó
a desnudarse ¿Mucho calor? Abrimos las ventanas. ¿eh? ¿qué?
(Abre las ventanas) Subir la persiana (Sube las persianas)
Y...cerrar...las cortinas otra vez. (Eduardo cierra las cortinas) ¿Más
cómodo? Si. Parece otro en la oscuridad. Quítese la ropa, si quiere.
Considérese en su casa. Desnúdese, si quiere. Actúe como si
estuviera en su propia casa. (PAUSA) ¿Me dijo algo? (PAUSA) ¿Me
dijo algo? (PAUSA) ¿Nada? Bueno entonces hábleme de su
juventud. (PAUSA) ¿Qué hacía? ¿Correr? ¿Nadar? ¿Jugaba al
fútbol? ¿En que posición? ¿Defensa izquierdo? ¿Golero?. Yo solía
jugar. Partidos de barrio, en el campito.
(PAUSA)
¿Dónde vivía ,en aquella época? ¡Por Dios! ¡Tengo derecho a saber
algo sobre usted! ¡Está en mi dichosa casa, en mi territorio,
bebiéndose mi vino, comiéndose mi comida! ¡Y después de haberse
hartado, se sienta cómodamente en mi escritorio! ¡Voy a...(Se
detiene bruscamente)
(PAUSA)
¿Encuentra esto divertido? ¿Se está riendo? (Con asco) ¿Lo que hay
en su cara es una sonrisa? (Con más asco aún) Se mueve. Todo...se
mueve hacia un lado. Si le dijera lo bien que me acuerdo de esta
habitación: Aún, ayer, todo era claro, claramente definido, muy claro.
(PAUSA)
El jardín también, nítido, definido, bajo la lluvia, bajo el sol
(PAUSA)
La casa también, reluciente.
(PAUSA)
Yo estaba reluciente (Nostálgico) Podía subir la montaña y
contemplar el mar, podía caminar por el sendero, sintiéndome bien,
muy consciente de mis músculos, de su elasticidad. Podía sostener
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cualquier cosa pesada. No temblaba. Podía echar agua caliente a


través de la rendija que deja la cuchara, sí, fácilmente, sin dificultad,
mi pulso firme. Mi vida tenía sentido, siempre dispuesto a mis
excursiones, saliendo por la puerta de atrás, bajar el sendero hasta el
acantilado, atravesar el pasto alto, sin tener miedo a las ortigas, mi
andar era fluido. Después de mi largo combate contra toda clase de
usurpadores, escandalosos. Listas. Si, literalmente listas de gente
ansiosa de hundirme y hundir mi reputación. Mi dominio estaba
establecido. Todo el verano, desayunaría, inspeccionaría mi paisaje,
arreglaría mis plantas, caminaría por el sendero, treparía a la
montaña. Mi avance era muy seguro, muy fluido...
(PAUSA. Deja caer los brazos)
Si, si, tiene razón, es gracioso. ¡Vamos! ¡Ríase! ¡Ríase! ¡Me reiré con
usted! (Se ríe) ¡Si! ¡Se está riendo conmigo, me estoy riendo con
usted!, nos estamos riendo juntos!
(Deja de reír) (En tono brillante)
¿Por qué le invité a entrar aquí? Se lo debe estar preguntando
¿Verdad? ¡Anímese!
(PAUSA)
Bueno, por qué no, por qué no va a decirlo. Mi conocido más antiguo.
Mi más cercano y querido... Pero seguramente la correspondencia
hubiera sido mejor. Podíamos haber intercambiado cartas, postales...
(PAUSA)
Viéndole ahí plantado, en la puerta de atrás, tan cerca, no era, en
absoluto lo mismo.
(PAUSA)
¿Qué está haciendo? Se está quitando el pasamontañas...después
de decidir que no. Muy bien, considerándolo todo ¿le invité a entrar
aquí con la intención de pedirle que se quitara el pasamontañas, para
determinar su parecido con...cierta persona? La respuesta es no,
indudablemente no, nada de eso, pues cuando lo vi por primera vez,
no llevaba el pasamontañas. Ni nada que le cubriera la cabeza. De
hecho, cada vez que le he visto, pe parecía distinto en relación con la
vez anterior.
(PAUSA)
Incluso ahora me parece distinto. Muy distinto
(PAUSA)
Admito que a veces lo veía con lentes oscuros, y otras, con lentes
claros, o sin lentes, y en otras ocasiones a través de los barrotes de
la ventana, o desde el techo, o a través de la niebla espesa, o bajo
un sol cegador, tan cegador, tan hirviente. ¡Ah! Es como para reírse a
carcajadas ¿eh? Es como para mearse de risa. (Se interrumpe) Está
llorando... (PAUSA) No se estaba riendo. Está llorando. Por mí. No
puedo creerlo. Por mi comportamiento. Fui malo.
(PAUSA) (Enérgicamente)
¡Vamos! ¡Vamos! ¡Basta ya!. Suénese la nariz. ¡Serénese!
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(Estornuda) ¡Ah! (Estornuda) ¡Ah! Fiebre. Perdóneme. (Se suena la


nariz) Tengo gripe. Un microbio. En mis ojos. Fue esta mañana. En
mis ojos. Mis ojos...
(PAUSA. Se cae al suelo)
No es que tuviera alguna dificultad que me impidiera verle, no, no, no
era tanto mi vista, mi vista es excelente. No, no era una deficiencia
en mi vista como los aires entre mi objeto y yo... ¡no llore!... las
corrientes de aire que se producen en el espacio entre mi objeto y yo,
las sombras que provocan, las formas que toman, el temblor, el
eterno temblor. ¡Por favor deje de llorar! No hay modo de combatir la
vergüenza. A veces, naturalmente, podría cobijarme, un refugio para
tranquilizarme. Sí, buscaría un árbol, una hendidura en la maleza,
construir un refugio. Y descansar. (Leve murmullo) Y entonces
dejaría de oír el viento o de ver el sol. Nada entraría, nada saldría de
mi escondite. Me tumbaría en mi rincón, con mis dedos ligeramente
en contacto con las hojas de la hierba, los pétalos de las flores,
desprendiéndose, posándose en la palma de mano, la parte inferior
del follaje estaba oscura. Luego no dije nada, nada noté, las cosas
ocurrieron sobre mí, en mi época de refugio, las sombras, los
pétalos, se agitaban, agitaban sus cuerpos sobre mí y nada
penetraba en mi escondite, nada salía de él.
(PAUSA)
Y entonces, el tiempo irrumpió. Vi el viento. Vi el viento
arremolinándose, y el polvo en la puerta de atrás, alzándose, y la alta
hierba, cortada a la vez por la guadaña...(Lentamente con horror) ¡Se
está riendo! ¡Se está riendo!. Su cara. Su cuerpo (Abrumado por la
náusea y el horror) Agitándose...jadeando...agitándose...temblando...
¡Se está riendo de mí! Ahhh!
(EL VENDEDOR SE LEVANTA. SILENCIO)
Parece más joven. Parece extraordinariamente más joven. (PAUSA)
¿Quiere examinar el jardín? Debe estar radiante, a la luz de la luna
(Cada vez más débil) Me gustaría
acompañarle...explicar...enseñarle...el jardín...explicar...Las
plantas...donde corro...mi pista de entrenamiento..Yo era el corredor
número uno cuando era joven...un vulgar joven...dio una paliza
a...hombre mucho más fuertes que yo...cuando un joven ...como
usted.
(PAUSA)
(Categóricamente) El estanque debe estar reluciente a la luz de la
luna. Y el césped. Lo recuerdo bien. El acantilado. El mar.
(PAUSA)
(Con un enorme esfuerzo, casi en susurro)
¿Quién es usted?

FLORA (Desde fuera) ¿Estás ahí? (Entra) Todo está dispuesto. Quiero
Enseñarte mi jardín, tu jardín. Tenés que ver mi rosal japonés...mi
madreselva, mi clemátide. (PAUSA) ¡Llegó el verano. Ya instalé
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eltoldo para ti. Podés almorzar en el jardín, junto al estanque. Limpié


toda la casa, hasta dejarla reluciente para ti. (PAUSA) Dame la
mano. (El vendedor va hacia ella) Si. Espera un momento. (Flora
toma la bandeja del vendedor) Eduardo. Aquí tienes tu bandeja.

(FLORA AVANZA HACIA EDUARDO CON LA BANDEJA Y SE LA


COLOCA EN LOS BRAZOS. LUEGO ELLA Y EL VENDEDOR
SALEN.)

APAGON FINAL

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