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El drama de inspiración clásica del siglo XVI da paso a una variedad de entretenimientos:
intermezzi, ballet, máscaras y ópera. La invención de nuevos medios para presentar efectos
visuales espectaculares alentó la instalación de maquinaria cada vez más elaborada en los
edificios teatrales.
En España el período barroco contó con escritores muy importantes como Francisco de
Quevedo y Luis de Góngora.
Aunque pequeños, estos costosos teatros de la corte fueron testigos de las primeras
producciones de muchas óperas y también desempeñaron un papel importante en el
desarrollo del ballet clásico.
Había dos tipos de teatro público. El Teatro alla Scala de Milán es un buen ejemplo de los
numerosos teatros construidos por la nobleza del siglo XVIII en las capitales de Europa. Los
teatros públicos como La Scala se diferencian de los teatros privados de la corte solo en el
tamaño del auditorio y el escenario.
La ópera, que generalmente incluía un ballet, era en ese momento la forma de
entretenimiento más popular, especialmente en Italia.
El otro tipo de teatro público, propio de Inglaterra, era el Restoration Playhouse. Este tipo de
teatro, si bien tomaba prestado el escenario del teatro barroco, todavía tenía un pequeño
escenario que conectaba con el proscenio, sobre el cual se desarrollaba la mayor parte de
la acción para no perder el contacto íntimo entre el actor y el público que el teatro isabelino
había permitido.
Entre 1642-1660, los puritanos cerraron los teatros en Inglaterra, y cuando Carlos II
recuperó el trono, el teatro fue restaurado. Como resultado, comenzó el período de la
Restauración inglesa. Se caracterizó por las comedias costumbristas. Mostraban un mundo
pulido y estilístico, que tomaba prestadas ideas de las comedias europeas. El teatro de la
Restauración también introdujo mujeres en el escenario interpretando papeles femeninos,
que en el pasado eran interpretados por hombres disfrazados de mujeres.
La iluminación del teatro en este período fue proporcionada por iluminadores alimentados
por mechas ocultos detrás de las alas y el arco del proscenio. En el auditorio se utilizó una
lámpara grande, única y central o una serie de lámparas de techo más pequeñas. Todos se
mantenían encendidos durante la función y la costumbre de encender el auditorio persistió
hasta finales del siglo XIX.
Las máscaras de la corte sirvieron para introducir la puesta en escena italiana en Inglaterra.
Las mascaradas eran alegorías diseñadas para honrar a una persona u ocasión en
particular comparándolas favorablemente con personajes o situaciones mitológicas.