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El Dios de las segundas oportunidades.

Aprovechalas

El libro comienza con Jonás desobedeciendo a Dios, y termina con él


quejándose de lo que Dios ha hecho. Es un hombre que sufre de depresión
severa, pero Dios está trabajando desde el interior y superando las debilidades
de Jonás para lograr Sus propósitos.

Cada uno de estos cortos cuatro capítulos nos dice algo sobre el amor de Dios:

• El amor de Dios nunca te abandonará (Capítulo 1)

No puedes huir con éxito de Dios ni de Su llamado. Jonás era un


predicador muy conocido (2 Reyes 14:25). Se le pide que vaya a Nínive
(Jonás 1:2), pero en lugar de ello, se va para Tarsis, a la Costa Brava en
el suroeste de España (¡y no precisamente de vacaciones!).

Puedes huir de Dios, pero no puedes esconderte: Jonás termina en un


lío. ¡Es tan fácil pensar que nuestra propia desobediencia no afectará a
nadie más que a nosotros! Esta historia muestra que nuestra
desobediencia trae consecuencias para los demás.

A veces, las tormentas que afrontamos en la vida son el resultado de


nuestra propia desobediencia. Prorrumpe una tormenta y Jonás sabe que
es su culpa. Está dispuesto a morir y exige ser arrojado al mar, pero
Dios «dispuso un enorme pez» (v.17). El amor de Dios no lo iba a
abandonar.

• El amor de Dios puede alcanzarte sin importar lo bajo que hayas


caído (Capítulo 2)
No importa cuán desesperada o desesperanzada pueda parecer tu
situación, nunca es demasiado tarde. Jonás oró desde el vientre del pez:
«En mi angustia clamé al Señor, […], y tú escuchaste mi clamor» (2:2).

Jonás reconoció lo que perdemos cuando no seguimos al Señor. «Los


que rinden culto a dioses falsos le dan la espalda a todas las
misericordias de Dios» (v.8). ¡Es tan fácil confiar en algo o alguien
distinto a Dios! Muy a menudo, podemos depositar nuestra confianza en
ídolos como el dinero, el éxito, la fama o el sexo. Cualquier cosa que te
aleje de Dios te impide recibir la gracia que puede ser tuya.

No hay ninguna situación de la cual Dios no pueda rescatarte si clamas


a Él.

• El amor de Dios significa que tienes otra oportunidad (Capítulo 3)

Dios fue insistente en dar una segunda oportunidad a Jonás y cuando él


la tomó, el resultado tuvo un impacto eterno en la vida de muchas
personas.

Entonces la palabra del Señor vino por segunda vez a Jonás: «Anda, ve
a la gran ciudad de Nínive y proclámale el mensaje que te voy a dar».
(3:2). La primera vez Jonás lo arruinó; pero la segunda vez, Dios lo usó
poderosamente.

Dios no solo le dio una segunda oportunidad a Jonás sino que


también se la dio a la ciudad de Nínive.

Nínive era una gran ciudad (1:2, 3:2), tenía más de 120 000 habitantes
(4:11). Como resultado del mensaje de Jonás, la gente se arrepintió:
creyeron (3:5) y el rey creyó (vv.7-9); el avivamiento vino como
resultado de la predicación de una persona y así miles se salvaron
(v.10).

• El amor de Dios se extiende a toda Su creación (Capítulo 4)

Dios nos ama a todos y quiere ser misericordioso con cada persona,
ciudad y nación en la tierra.

Después de todo el éxito de su campaña evangelizadora, Jonás cayó en


otra profunda depresión. Estaba enojado con Dios (4:1). Jonás se
apresuró a enojarse —a diferencia de Dios—quien es «misericordioso y
compasivo, lento para enojarte y lleno de amor inagotable. […]
dispuesto a perdonar y no destruir a la gente» (V.2, NTV).

Ahora vemos por qué huyó Jonás. Estaba indignado debido a que los
ninivitas se habían arrepentido. Los ninivitas eran crueles opresores,
andaban metidos en brujería, tortura, avaricia y prostitución; pero, se
arrepintieron y Dios los perdonó. Hoy en día, a algunos les resulta
difícil aceptar que las personas realmente malas se arrepientan y Dios
las perdone.

Dios le envió una demostración gráfica a Jonás. Dispuso una planta para
darle sombra y él estaba muy feliz con ello. Entonces Dios la destruyó
(v.7). Pero Dios señaló su gran amor por toda Su creación (a diferencia
de las preocupaciones de Jonás, que eran bastante estrechas y egoístas,
vv.10-11).

Una de las características asombrosas de Dios es la misericordia, lo cual


significa ser amable y bueno con las personas que no lo merecen. Dios
nos ha extendido Su misericordia a ti y a mí por medio de Jesucristo y
Su misericordia nunca se agota.
Señor, gracias por Tu gran amor. Gracias porque incluso cuando
he cometido errores me has dado otra oportunidad. Ayúdame a
dar las buenas nuevas de Tu amor a los demás para que ellos
también puedan volver a Tu amor.

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