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º 1, 2019
Director y editor:
José Miguel Rodríguez Yanes
Consejo de redacción:
© Cliocanarias
ISSN 2695-4494
N.º 1 (octubre de 2019)
San Cristóbal de La Laguna (Canarias)
SUMARIO
LA HISTORIA DIVULGADA
RECONSTRUYENDO EL LEGADO DE AMARO PARGO
Daniel GARCÍA PULIDO 9
LA ORCHILLA DE CANARIAS
Salvador MIRANDA CALDERÍN 17
LOS RUMORES DE MARTE EN LAS ANTIGUAS BIBLIOTECAS TINERFEÑAS:
LA LITERATURA JURÍDICA EN EL SIGLO XVIII
Belinda RODRÍGUEZ ARROCHA 33
EL CRIPTOJUDAÍSMO. LA RELIGIÓN COMO CATEGORÍA VÁLIDA EN LA
INVESTIGACIÓN HISTÓRICA
Lorenzo SANTANA RODRÍGUEZ 43
MONTAÑAS Y ESPACIOS SAGRADOS DE LOS ANTIGUOS CANARIOS (GRAN
CANARIA)
Antonio TEJERA GASPAR 49
LA HISTORIA INVESTIGADA
AZUL EN LA MIRADA: UN ACERCAMIENTO A LA IDENTIDAD CANARIA DESDE
EL ARTE
Elsa CASTELLANO GÓMEZ 59
LA INFLUENCIA DE LA MASONERÍA EN ARUCAS
Ramón DÍAZ HERNÁNDEZ 69
LA BARRILLA EN CANARIAS EN LOS SIGLOS XVI Y XVII
José Miguel RODRÍGUEZ YANES 89
LA HISTORIA ENTREVISTADA
ENTREVISTA A MIGUEL ÁNGEL CABRERA ACOSTA 109
LA HISTORIA ENSEÑADA
Guerra fría y carrera espacial: «UN GRAN SALTO PARA LA HUMANIDAD»
José Manuel PÉREZ LORENZO 117
LA PLAZA DE LAS ARTES DEL CEO BETHENCOURT Y MOLINA
Carmen PLASENCIA RAMOS 129
LA HISTORIA PERIÓDICA
DON ELÍAS SERRA Y SU CONTRIBUCIÓN EN LA PRENSA
Equipo técnico del Fondo Canario de la ULL-Redacción de CLIOCANARIAS 141
LA HISTORIA OPINADA
EL SILENCIO DE LA REPÚBLICA
José Manuel HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ 161
LA HISTORIA PUBLICADA
EL CÍRCULO DE LOS GÁLVEZ, UN NUEVO LIBRO DEL PROFESOR MANUEL
HERNÁNDEZ GONZÁLEZ
Manuel de PÁZ SÁNCHEZ 173
COLABORADORES DEL PRESENTE NÚMERO
ABSTRACT: The figure of Amaro Rodríguez Felipe, Amaro Pargo (La Laguna,
1678-1747), represents one of the most recurrent biographical
icons, both in recent historiography and in the popular imaginary
of Tenerife. The disparity and manipulation of many of his pub-
lished vital references, as well as the existence of mistakes that
greatly distorted the character's vision, have forced a process of lo-
cating, transcribing and editing all the documentation generated in
his life and family environment
KEYWORDS: Amaro Pargo, biography, history of La Laguna, history
of the Caribbean, corsair, piracy.
Comparativa del estado de la hacienda de Toriño (Machado, El Rosario) entre los años 60
del s. XX y la actualidad.
Urna de plata para el Santo Entierro, sufragada por Amaro Pargo, y detalle
de la lápida de la cripta familiar. Iglesia de Santo Domingo (La Laguna)
Bibliografía básica
1. Introducción
Las telas para confeccionar las elegantes capas de los cardenales en los
siglos XV, XVI y XVII se tintaban de color púrpura con productos naturales, entre
ellos la orchilla de Canarias, mezclada con amoniaco y tras un laborioso pro-
ceso. Existían otras materias primas más selectas en Europa con las que tam-
bién lograr ese color, pero la contribución económica para el archipiélago de-
rivada de la recolección y exportación del liquen fue importante en el pasado.
El prestigioso naturalista francés Jacques-Christophe Valmont de Bomare
impartió un curso de Historia Natural en París entre diciembre de 1777 y abril
de 1778. Muchos de sus eruditos alumnos provenían de otros países, atraídos
por el conocimiento que la Ilustración atesoraba y que se difundía en la corte
gala. Entre los pupilos se encontraba el que con los años llegó a ser el histo-
riador más reconocido en el archipiélago, el eclesiástico y polígrafo José de
Viera y Clavijo (1731-1813), quien formaba parte de un insigne grupo de au-
toridades españolas en diversos campos del saber, nombrado por Carlos III
para participar activamente en el movimiento cultural e intelectual que mo-
dernizó la sociedad de la época. En las lecciones sobre el reino vegetal, Val-
mont de Bomare eligió varias especies para explicar sus características, siendo
una de ellas la orchilla de Canarias.
La lectura de esa información durante el mes de junio en el elegante, azu-
lado y grueso catálogo de la exposición «Viera y Clavijo. De isla en continente»
(Madrid, 2019) —todo un compendio sobre el autor de Noticias de la historia
general de las islas de Canaria— hizo que me inclinara finalmente por la or-
chilla como eje a desarrollar en este artículo con meros fines divulgativos,
desechando otras materias en las que también he concentrado la labor inves-
tigadora en los últimos años (pozos de nieve, hornos de brea, tributación, etc.).
Mi aproximación a la orchilla se produjo al iniciar en 2015 el ambicioso
proyecto de redactar en seis tomos y un horizonte temporal de diez años la
obra Orígenes y evolución del Régimen Económico y Fiscal de Canarias1 (tomos
I y II publicados en 2017 y 2018, respectivamente). Concretamente, al com-
probar que una de las rentas reales de la Corona de Castilla en Canarias fue
la de la orchilla. La he estudiado como figura tributaria en los siglos XV, XVI y
XVII, si bien las conclusiones sobre el seiscientos serán publicadas en junio de
2020, dentro de un capítulo del tomo III, sirviendo parte de este trabajo como
preludio a su edición. Como senderista, tuve la suerte de que el biólogo Víctor
Montelongo Parada, con quien compartí responsabilidades en la junta de go-
bierno de El Museo Canario, que él presidía, me enseñara en las laderas del
barranco Guiniguada, muy cerca del Jardín Viera y Clavijo, más conocido po-
pularmente como Jardín Canario, el liquen y me explicara sus cualidades tin-
tóreas.
Fruto de sus clases en París y ya de regreso en Gran Canaria, Viera y Clavijo
terminó de escribir en 1810 otra de sus más notables obras: el Diccionario de
Historia Natural de las Islas Canarias. A la voz «orchilla» dedicó una hoja, des-
cribiéndola como especie de musgo que criándose sobre las peñas marítimas
de nuestras Canarias es una de sus producciones más peculiares y explicando
cómo el liquen era apenas reconocible en los acantilados, confundiéndose con
el color de las peñas, de tal forma que solo los orchilleros acostumbrados a
cogerla con gran riesgo de sus vidas la sabían distinguir de lejos. En los años
en los que redactó el Diccionario, la isla que más producía orchilla era El Hierro
con 800 quintales, seguida de Tenerife con 500 y Gran Canaria con 400, ele-
vándose la producción del archipiélago a 2.600 quintales. Cuenta también el
arcediano de Fuerteventura y prebendado del Cabildo Catedral de Canarias,
se vendía en Sevilla en los años 1508 a 1515 entre 1.400 y 1.765 maravedís
el quintal (46 kilogramos), a precios sensiblemente más bajos que el pastel.
el norte, que recibían los alisios cargados de la humedad y salinidad que ne-
cesitaba para reproducirse, a los que estaban especializados en esas labores,
llamados orchilleros; pero también compraba la que ofrecían otros vecinos
menos capacitados: mujeres, niños y agricultores que se dedicaban a reco-
gerla en los sitios de más fácil acceso. La adquirían al peso y a un precio muy
bajo en relación con el precio final del producto en los mercados de destino.
No ocurría como ahora, en que el componente principal del coste de un pro-
ducto o servicio es el coste del personal, puesto que apenas subsistían los
trabajadores no especializados que se dedicaban antaño a esa labor.
10. Conclusiones
El estudio de la orchilla como producto natural con el que lograr el ansiado
color púrpura en el pasado y como fuente de riqueza en el archipiélago canario
ha sido efectuado con notable solvencia científica por diversos autores, de los
que destaco en la bibliografía a los más representativos. Mi acercamiento a
esta materia ha sido a través del análisis de las rentas reales en Canarias, una
de las cuales fue la de la orchilla, que apenas generó ingreso alguno en las
arcas de la hacienda real por estar gravada con un juro de 600.000 maravedís
a favor de Gutierre de Cárdenas y sus herederos. La amplía relación de arren-
datarios en los siglos XVI y XVII, así como el precio que pagaron anualmente
por las rentas, ha sido posible confeccionarla con los trabajos historiográficos
sobre esta materia y, como se expresaba másd arriba, el análisis de los fondos
documentales del Archivo General de Simancas (AGS), Archivo Municipal de
La Laguna (AMLL) y algunas referencias del Archivo Histórico Provincial de
Santa Cruz de Tenerife (AHPSCT).
A través de esa documentación he podido recabar cuestiones ajenas al es-
tricto ámbito tributario, como han sido la configuración del contrato tipo entre
la Corona y los arrendatarios en el s. XVII, la determinación de los costes de la
cosecha, con las principales partidas integrantes en dichos gastos, y la prohi-
bición del uso de las «raederas» en su recolección. El liquen tenía un precio
bajísimo para los recolectores y se incrementaba notablemente a medida que
se limpiaba, secaba y se acercaba a los puertos europeos de destino. Fue una
más de las fuentes de riqueza que existieron en el archipiélago, que la Corona
aprovechó para hacerla suya como regalía a través de los contratos de arren-
damiento que suscribió con quienes pujaron por la renta. Por último, sirvió
para completar la escasa remuneración de muchos jornaleros y sus mujeres
y para que los profesionales de su recolección, los orchilleros, pudiesen vivir
de su arriesgada labor en los escarpados acantilados de las islas.
Fuentes documentales
Las señaladas en las dos obras de Miranda Calderín, ya mencionadas, pu-
blicadas en 2017 y 2020.
Bibliografía
ABSTRACT: This divulgative paper explores the presence of law books in Tenerife
Island (Canary Islands) in the second half of the eighteenth century.
Fundamentally, those volumes concerned to judicial practice and
procedures at the courts in the Spanish Monarchy and its American
dependencies. Moreover, we pay special attention to the works
regarding the military justice under the House of Bourbon.
KEYWORDS: Army; Early Modern Age; Legal History; library; Tenerife
Island.
En esta página procedente del séptimo tomo del Teatro de la legislación uni-
versal de España e Indias —preparado por Antonio Javier Pérez y López—
apreciamos una serie de sucintas explicaciones sobre tres vocablos, en orden
1 RODRÍGUEZ ARROCHA, Belinda: «La lectura de las fuentes del derecho y de la doctrina
jurídica en La Laguna en el siglo XVIII», en XIX Coloquio de Historia Canario-Americana, 2012.
2ÁLAMO MARTELL, María Dolores: El capitán general de Canarias en el siglo XVIII, Las Palmas
de Gran Canaria, 2000.
3 CEPEDA GÓMEZ, José: «El fuero militar en el siglo XVIII», en MARTÍNEZ RUIZ, Enrique, y
Magdalena de Pazzis PI CORRALES (coords.): Instituciones de la España Moderna. Las Juris-
dicciones, Madrid, 1996, pp. 293-303.
Esta finalidad pragmática conlleva que el autor incluya las fórmulas emplea-
das en el ámbito procesal de aquellos años, tal y como podemos observar en
este modelo de pedimento de remoción de tutor en lo que respecta a las suce-
siones. Debemos tener en cuenta que las dos chancillerías y la audiencia se-
villana eran tres importantes tribunales reales. Las publicaciones concernien-
tes a su práctica y normativa proporcionarían valiosas orientaciones a las au-
toridades que desempeñaban funciones judiciales en Canarias, a los abogados
y procuradores isleños, etc.
Este volumen puede ser consultado en:
https://books.google.es/books?id=P7jhsMAvn38C&pg=PA103&dq=pedi-
mento,+pidiendo+la+remocion+de+un+tutor&hl=es&sa=X&ved=0ahUKE-
witx_HrnMTkAhWbFMAKHXIxBbwQ6AEILzAB#v=onepage&q=pedi-
mento%2C%20pidiendo%20la%20remocion%20de%20un%20tutor&f=false
Bibliografía
ABSTRACT: In this brief work I have tried to raise a few reflections on the sa-
cred nature of some mountains of the island of Gran Canaria —in
comparison, also, with those of the North African libyans— , espe-
cially those that make up the Tejeda basin, as well as the link that
many of them have the existence of a good number of caves with
rock engravings where the feminine pubis is represented, in an
almost unique way, which is associated with a sign of fertility. The
discovery and study of the Risco Caído site —declared World Her-
itage Site— seems to us a relevant fact to understand all these
manifestations with a much richer perspective on the cosmogony
of the ancient canarios.
KEYWORDS: basin of Tejeda, sacred mountains, Roque Bentayga,
engravings of feminine pubis, rituals of the rain, rituals
of fertility
Sobre la concepción de las montañas y los lugares elevados entre los li-
bios, M. Bénabou ha puesto de manifiesto el interés por entender este fuerte
sentimiento en las poblaciones indígenas, a juzgar por las invectivas lanza-
das por San Agustín a los cristianos de África, cuando reprochaba a sus
contemporáneos la costumbre de subir a las montañas y descender al mun-
do subterráneo para sentirse más cerca de Dios, como se recoge en uno de
sus Sermones (XLV, 7), correspondiente a los años 408 al 411, donde dice lo
siguiente: Sabemos claramente que es este monte. No os propongamos otros
montes como es el Giddaba (Djebel Chettabe, Argelia) o cualesquiera otros
nombrados por vosotros. A veces, por ejemplo, los hombres leen: Se escuchará
desde su monte santo, y lo entienden carnalmente, bien que a veces habla de
un monte y se refiere a Cristo. Y corren los hombres al monte a orar, como si
allí los escuchara Dios. Pensando carnalmente, puesto que ven con qué fre-
cuencia las nubes se adhieren a las laderas de los montes, suben a sus cimas
para estar más cerca de Dios. La fuerte raigambre de tales sitios tan singula-
res se mantiene aún en estos días por la veneración que hacia ellos siente la
gente que acude a ellos en peregrinaje, a pesar de que buena parte de las
tradiciones y costumbres de las poblaciones bereberes de esta zona se hallan
más o menos islamizadas. El hecho de que un buen número de estos lugares
llegaran a tener una consagración especial en época romana, a los que se les
asociaba la existencia de un genius montis, en un buen número de lugares,
nos parece, asimismo, un dato revelador, no solo para comprender la conti-
nuidad de unas tradiciones cultuales vinculadas con la cosmogonía de los
libios, sino para confirmar la existencia de unas creencias en una etapa le-
jana que perduró más allá de la introducción del Islam en estas poblaciones
norteafricanas.
El Roque Bentayga y las montañas que rodean la cuenca de Tejeda, en Gran Canaria
(foto del autor)
Creemos que un fenómeno similar se puede contrastar entre las culturas
de tradición bereber de Canarias, entre las que asimismo se eligieron los si-
tios más elevados, ubicados en los puntos centrales de las islas, coincidien-
do con los que poseían algún carácter singular, como hemos visto en las so-
ciedades protohistóricas del Magreb, en donde determinadas montañas ser-
vían de morada a multitud de genios o espíritus tutelares asimilados a sus
tes del ritual, entran en conexión con los antepasados para favorecer con su
intercesión el beneficio solicitado. En Canarias muchos de estos recintos cul-
tuales se asocian asimismo a cuevas de enterramiento, lo que podía explicar
esa vinculación. Y es muy probable, asimismo, aunque para ello solo conta-
mos con algún indicio, que en estos lugares se celebraran los pactos entre
las distintas fracciones o grupos de parentesco de cada isla, según el modelo
de organización en el que se hallaban estructuradas políticamente.
Los habitantes de las islas Canarias estuvieron, a lo largo de su historia,
muy condicionados por la falta de agua, de la que dependía su supervivencia,
la de los pastos y las cosechas. En poblaciones de economía ganadera —y es-
tos son hechos recurrentes en la historia de la humanidad—, cuando se pro-
ducían crisis climáticas de una cierta envergadura y duración, si se rompía el
binomio ecología-economía, había que recurrir a diferentes estrategias de su-
pervivencia. En un medio insular estos hechos se agudizan por las dificultades
de conseguir el alimento cuando se producen crisis climáticas, ya que estos
grupos no establecieron relaciones con otras islas para intercambiar productos
con sus vecinos, lo que obligaba a poner en funcionamiento todos los meca-
nismos sociales, como los que se hallaban ligados con el mundo mági-
co-religioso, para utilizarlo como fuerza generadora con el fin de propiciar la
lluvia, base de la supervivencia en el ciclo económico de estas poblaciones. De
esa manera, el ritual relacionado con su consecución forma parte del entra-
mado social y económico, como forma de supervivencia del grupo humano, ya
que el agua es el principio de la vida y su obtención determina la de la comu-
nidad, puesto que lo importante no es solo que llueva, sino que lo haga en el
tiempo oportuno para que germine el pasto, porque la agricultura y la ganade-
ría forman la base de su sustento.
LES PADRÓN, F. (edit.): Canarias: crónicas de su conquista, Las Palmas de Gran Canaria,
1993 (1646), XXII, p. 314.
4 GÓMEZ ESCUDERO, Pedro: «Libro segundo. Prosigue la conquista de Canaria…», op. cit.,
pp. 434-435.
5 Ovetense (1978), «Libro de la conquista de la ysla de Gran Canaria y de las demas yslas
della trasladado de otro libro orijinal de letra de mano fecho por el alferes Alonso Jaimes de
Sotomayor…», en MORALES PADRÓN, F. (edit.): Canarias: crónicas de su conquista, Las
Palmas de Gran Canaria, 1993, XXII, p. 161.
6 Ibíd.
ABSTRACT: Canarian identity is a complex and current topic. For their part,
artists have tried to give answers exploring different interpretations
in their artworks. The aim of this article is to approach this subject
doing a review of the art developed in the Canary Islands from the
past century up to the contemporary art.
KEYWORDS: canarian identity, contemporary art, insular landscape,
canarian artists, Atlantic ocean
1. Introducción
Todos necesitamos saber quiénes somos y de dónde venimos; son preguntas
fundamentales para el ser humano, que en el caso de Canarias no parecen
tener respuesta. Quizás el enigma en torno a la llegada de los primeros habi-
tantes a las islas, el mestizaje de culturas que se produjo tras la colonización
castellana o la constante exposición de las islas a influencias de otros conti-
nentes por su situación geográfica han sido hechos que han contribuido a que
el debate de la identidad siga vigente.
El arte canario ha sido desde hace siglos una búsqueda de esa identidad,
primero a través de los movimientos artísticos que se sucedieron en el pasado
siglo y después mediante la interpretación personal de los artistas contempo-
ráneos. Con el tiempo estos artistas, escritores y pensadores canarios fueron
encontrando elementos y modos de representar esa canariedad.
Partiendo de la excelente catalogación que hace Ángeles Abad en su libro
La identidad canaria en el arte analizaremos algunos de esos elementos iden-
titarios a través del arte realizado en las islas. Para ampliar la vigencia de este
estudio original ahondaremos en los procesos de creación de artistas contem-
poráneos y descubriremos que existen infinitas maneras de entender lo cana-
rio.
sino a la vida de sus habitantes. Pero lo hizo idealizando tanto a los personajes
como al entorno a través de los mitos1 de tradición grecolatina que localizaban
en Canarias los Campos Elíseos, las islas Afortunadas, las islas de los Biena-
venturados, el Jardín de las Hespérides, el Jardín de las Delicias, el paraíso,
la Atlántida etc. Los artistas de este movimiento, como José Aguiar o Pedro de
Guezala, representaron en sus pinturas a isleños que recogían sin esfuerzo
los alimentos que les daba la isla, felices habitantes que celebraban la vida en
el paraíso o hermosas y bucólicas campesinas.
En contraposición a los estilos anteriores se fundó en 1918 la escuela Luján
Pérez en Gran Canaria, una institución con una filosofía y pedagogía definidas
que cambió el panorama artístico vigente hasta entonces. La escuela mantenía
una postura antiacadémica, respetaba la individualidad del artista y alentaba
el compromiso con el entorno a través de la pintura al aire libre o la vincula-
ción con la colección de objetos
aborígenes del Museo Canario. En
el contexto de esta escuela se fue
gestando una nueva corriente ar-
tística bien distinta a las anterio-
res, el indigenismo. Este movi-
miento finalmente descorrió el
velo de idealización con el que se
cubría la cuestión de la identidad
canaria para acometer su repre-
sentación de un modo directo y
sincero: pretendía llegar a la ver-
dadera identidad canaria. El tema
social arrebató finalmente el pro-
tagonismo al género del paisaje,
aunque éste permaneció como te-
lón de fondo mostrando escena-
rios áridos para denunciar por
Primavera (1910), de Néstor de la Torre primera vez la dureza del trabajo
(imagen de dominio público) del campesino canario. Estas
imágenes las podemos encontrar
en la obra de Felo Monzón, Jorge Oramas o Santiago Santana. Un caso aparte
lo conforma la pintura de Néstor de la Torre que, paralelamente al indige-
nismo, elaboró un estilo personal capaz de fusionar lo exótico, lo mítico y lo
estético2 con la autenticidad canaria.
Desde el campo de las letras, Pedro García Cabrera, en su ensayo El hombre
en función del paisaje (1930), fusionó la psicología del canario y el entorno de
las islas proponiendo una identidad canaria ligada al propio paisaje. A partir
1 Los mitos asociados con las islas Canarias se encuadran en la «geografía mítica» que se encarga de estudiar las
relaciones entre mitología y geografía. Los lugares míticos comparten siempre los siguientes rasgos: aislamiento,
localización en los límites de lo conocido, inaccesibilidad y armonía entre la naturaleza y sus habitantes. Claro
está que Canarias, con su condición insular y su localización en el globo, se presta perfectamente a estas interpre-
taciones míticas.
2 En su viaje a Londres conoció el prerrafaelismo, y concretamente admiró la obra de Dante Gabriel Rossetti, que
de aquí, aspectos del paisaje canario afloraron en las obras de los artistas,
pues comenzaron a dirigir una mirada más atenta a su entorno.
En esta misma década el surrealismo era otra vía para representar la iden-
tidad canaria, en este caso mediante el subconsciente, desde el mundo de los
sueños y mediante símbolos que perviven en el recuerdo. De hecho, los pinto-
res surrealistas canarios que vivieron en el extranjero pintaban sus islas a
través de la memoria y, sobre todo, la nostalgia del isleño. Tal es el caso de
Óscar Domínguez, el máximo exponente del surrealismo canario junto con
Juan Ismael.
Finalmente, a partir de los años cincuenta fue cuando en Canarias el arte
contemporáneo experimentó un impulso que abrió la puerta a estilos como la
abstracción y el informalismo, nuevas vías para llegar hasta la identidad ca-
naria, como vemos en la producción de artistas como César Manrique, Manolo
Millares o Lola Massieu.
Desde entonces los artistas han seguido explorando maneras de represen-
tar la canariedad desarrollando sus propias interpretaciones subjetivas en sus
creaciones. Tal es el caso de Pedro González, Pepe Dámaso, Gonzalo González,
Rufina Santana, Santiago Palenzuela o Carmen Cólogan.
A lo largo de toda esta búsqueda se fueron definiendo una serie de elemen-
tos en los que el canario vio representada su identidad. En ellos influye la
geografía, la geología, la flora, la historia y la antropología de las islas, entre
otros muchos aspectos que conforman la idiosincrasia de Canarias. A conti-
nuación estudiaremos cuatro de estos elementos a través de obras de arte
producidas por artistas canarios a partir de los años 30 hasta nuestros días.
Estos son: el mar, el volcán, el drago y el pasado aborigen.
3 Pedro García Cabrera, en su ensayo El hombre en función del paisaje, ahonda en el binomio ser humano-paisaje,
y esta es una de sus tesis principales.
4 El poema de Josefina de la Torre refleja perfectamente este sentimiento de anhelo y ensoñación (véase el anexo
final).
3.2. El volcán
La condición volcánica de las islas es un factor que ha modelado el paisaje
creando montañas, volcanes, malpaíses, barrancos, playas de arena negra,
etc. El canario sabe que el origen de su tierra se encuentra en la lava, y por
ello los artistas se remontan a la creación del archipiélago representando ex-
plosiones incontenibles de magma. Si antes hablábamos del mar en la visión
del canario, en este caso hablamos del fuego en el tacto, pues estas obras por
lo general son muy matéricas; es decir, en ellas se intenta recrear la textura
de la tierra volcánica a través de diferentes recursos plásticos. Por otro lado,
el volcán y la montaña han ejercido desde siempre una mezcla de fascinación
y temor en quienes lo contemplan; de hecho, es frecuente que las religiones
ubiquen sus dioses en lugares inaccesibles como las cimas de las montañas.
Óscar Domínguez, en su obra Mariposas perdidas en la montaña (1935),
reflexiona sobre el pasado de la isla a través de la figura del volcán que se erige
en toda su verticalidad para contener en su cúspide mariposas disecadas —
símbolo de la poesía de la cultura aborigen abolida—; bajo ellas, ascendiendo
por el cono volcánico, unas mujeres aborígenes le rinden culto de rodillas.
Además, este artista inventó la técnica de la decalcomanía, que utilizó fre-
cuentemente para representar los malpaíses del paisaje volcánico canario,
como se aprecia en la zona inferior de Los sifones (1938).
Pedro González (Tenerife, 1927-2016) en sus obras sobre La montaña (2000)
representa el Teide en sus dos estados: activo e inactivo. En ambas visiones
lo retrata haciendo hincapié en la monumentalidad sobrecogedora de la mon-
taña y lo trata con una pincelada suelta para captar la misma textura volcá-
nica.
César Manrique (Gran Canaria, 1919-Lanzarote, 1992), en obras como Ti-
necheide (1965) o Calor de la tierra (1992), experimenta con diferentes mate-
riales pictóricos para crear las asperezas, rugosidades y fluidos propios del
vulcanismo. Son imágenes abstractas que recuerdan a los fluidos magmáticos
y remiten al pasado volcánico de las islas.
Santiago Palenzuela (Tenerife, 1967) es un autor que ha elaborado una téc-
nica personal basada en el tratamiento escultórico de la pintura, y esto lo
consigue mediante la superposición de capas de óleo hasta conseguir que la
pintura obtenga volumen y se salga de los límites del cuadro. En su reciente
exposición Odio sobre lienzo, que tuvo lugar en TEA, además el artista pre-
sentó una serie de obras en las que experimentaba rasgando el lienzo para
representar la destrucción del fuego y el magma volcánico.
3.3. El drago
Hay una especie vegetal que en Canarias hunde sus gruesas raíces en esa
tierra volcánica. El drago es una planta arbórea que no crece en cualquier
medio, pero si lo hace puede vivir centenares de años, como sucede en algunos
municipios de las islas. Por ello el drago actúa para los canarios como hilo
conductor entre el pasado aborigen y la llegada de los conquistadores, pues
representa las raíces de la identidad de forma literal.
Óscar Domínguez lo incluye en varias de sus obras: en una ocasión como
protagonista —El drago (1933)—, y en otras como parte del escenario —Los
sifones (1938) y Retrato de Roma (1933)—, pero siempre como símbolo del
paisaje canario y de la pertenencia a la tierra volcánica.
información que tenemos de ellos serán para los artistas otro punto de partida
para aprehender la identidad canaria.
Cueva de guanches, de Óscar Domínguez, es una de sus obras más psicoa-
nalíticas. De hecho, divide la pintura en dos: la parte superior simboliza el
inconsciente del ser humano y la inferior su subconsciente, y ambos mundos
quedan conectados por la figura de un pequeño pescador que lanza desde la
superficie su caña a las profundidades. Para representar el inconsciente co-
lectivo de los canarios el creador abre ante nosotros el interior de la tierra para
descubrir unas cuevas donde una amalgama de cuerpos parece representar a
los aborígenes. De esta manera, a pesar de la ausencia de los primeros pobla-
dores de las islas, su presencia palpita en el mundo interior del canario.
Esa desaparición se realizó a través de dolor, violencia y destrucción, un
hecho que manifiesta Pepe Dámaso (Gran Canaria, 1933) en su serie Héroes
Atlánticos, representando la muerte de los héroes canarios. Sin embargo, lo
hace de forma armoniosa a través de la ausencia de color, la utilización de
tonos pasteles y el tratamiento clásico de los cuerpos, de modo que parecen
frescos deteriorados por el paso del tiempo que narran la hermosa muerte de
los grandes personajes de nuestro pa-
sado.
Por su parte, Manolo Millares (Gran
Canaria, 1926-1972, Madrid) se ins-
pira en los procesos de momificación de
los aborígenes canarios para realizar
sus obras utilizando en ellas la tela de
arpillera, material con el que se envol-
vían los cuerpos de las momias. Por
otro lado, las pintaderas canarias y el
enigmático significado de un alfabeto
que no recordamos también interesó a
este artista, al igual que a otros mu-
chos que trabajaron dentro de la abs-
tracción o del informalismo. A partir de
1950 Millares inició una serie conocida
como Pictografías canarias, donde re-
creaba las paredes de las cuevas aborí-
genes incluyendo los símbolos de las Cuadro 201 (1962), de Manolo Millares
pintaderas. (imagen de dominio público)
Lola Massieu (Gran Canaria 1921-2007) es una prolífica artista canaria que
dedicó su vida a la creación y experimentación con nuevos materiales dentro
de la abstracción pictórica. En Sin título (Espiral) (1984) la artista recupera la
espiral como un símbolo ancestral presente en la cultura aborigen y sometida
a innumerables conjeturas sobre su significado. Misterio y eternidad.
4. Conclusión
El debate de la identidad canaria se filtró en el arte que se realizó en Cana-
rias durante todo el siglo XX. La centuria comenzó representando las islas
desde los ojos de los viajeros románticos europeos que se adentraban en ellas
Anexo
Bibliografía
1 ABÓS SANTABÁRBARA, A., y Marco MARTÍNEZ: Diccionario de términos para la historia, ed.
Alhambra, Madrid, 1982, pp. 378-381.
2 MOLINER, María: Diccionario de uso del español, ed. Grados, Madrid, 1990 (reimpresión), p.
361.
3 Entre 1873 y 1874 es editado el periódico La Afortunada, órgano oficioso de la logia Afortu-
nada n.º 36, y vocero de las opiniones progresivas y tolerantes, bastión contra la intransigencia
religiosa del obispo Urquinaona, divulgador del pensamiento liberal y defensor de los intereses
de una burguesía ávida de conocimientos y potenciadora de un racionalismo cultural. Un perió-
dico que, pese a su escasa duración, contribuyó, sin duda, a romper los moldes de un estrecho
tradicionalismo, sentando las bases del ulterior desarrollo intelectual de la isla, con creaciones
tan meritorias como la fundación, años más tarde, de instituciones como El Museo Canario, y
los círculos de intelectuales que elevaron el nombre de Gran Canaria al ámbito internacional
(PAZ SÁNCHEZ, Manuel de: Masones en el Atlántico, t. III, ed. Idea, 2010, pp. 35-36).
la Sociedad Atlántida de Arucas durante una larga etapa hasta su fallecimiento en 1981.
p. 20.
9 La Sociedad de Trabajadores fue fundada, entre otros, por Constancio Fuentes González en
agosto de 1904 bajo la influencia masónica, como lo fue también la Sociedad Obrera de Ins-
trucción y Recreo de Bañaderos.
10 La estancia de los ciudadanos franceses en Arucas, como Robert Gisbert, Henri Giraud
(ingenieros) y Louis Buissine (maestro azucarero) con sus respectivas familias, soliviantó a
ciertos sectores que consideraban a los forasteros sospechosos de traer ciertas enfermedades
contagiosas a la entonces villa de Arucas, asociando alerta sanitaria con la acusación de hacer
propaganda laica y de sembrar actitudes antipatrióticas y ateas. Eso explica la trascendencia
que tuvo la fiesta que dio el 14 de julio en el domicilio de Enric Giraud (director de la Azucarera
de San Pedro) en la calle San Juan n.º 4. A la misma asistieron vecinos de la localidad, invi-
tados de Las Palmas y muchos compatriotas franceses que residían en Gran Canaria. En La
Revista de Las Palmas se dio la versión inexacta de que entre el baile y el brindis se habían
dado vivas a Voltaire y a la república, profiriéndose también blasfemias y palabras malsonan-
tes. El anfitrión exigió una rectificación, que fue desestimada por dicho medio y publicada en
El Liberal. El alcalde se vio obligado a abrir una investigación, y después de escuchar el tes-
timonio de varios asistentes determinó archivar el asunto, convencido de que había sido una
falsa noticia urdida dentro de las paredes de la sacristía parroquial (PÉREZ HIDALGO, H.: El
sultanato y los jóvenes turcos. Crónica de Arucas 1862-1932, 3 tomos, 2019, p. 1.060)
11 SUÁREZ BOSA, M.: «Empresas y empresarios franceses en Canarias en el s. XIX», en Boletín
Beos, nacido en Murat, región de la Auvernia (Francia), fue hecho prisionero en la batalla de
Bailén y conducido a Cádiz como prisionero de guerra. Era hijo de Étienne Beos y Anne Rio,
y contrajo matrimonio en la parroquia del Sagrario de Las Palmas de Gran Canaria el 6 de
febrero de 1815 con Juana de la Concepción Ramos Marrero, natural de Arucas y vecina de
la ciudad de Las Palmas, e hija de Antonio Ramos y María Marrero; b) Jean Agustine Mutine,
natural de Dunquerque e hijo de Philippe Mutine e Isabel Contais, salió de su patria en 1807
con el ejército de Napoleón marchando a Alemania, para posteriormente atravesar los Pirineos
y llegar a Bailén, donde fue hecho prisionero. De Cádiz se lo llevaron a Gran Canaria como
destino final. Estuvo de sirviente en la casa de José Navarro en Las Palmas. Se casó en la
noche del 2 de mayo de 1815 con Manuela Rafaela Cabrera Cardoso, nacida en Arucas, aun-
que residente en Las Palmas desde 1812, hija de Juan Cabrera y Catalina Cardoso. La novia
había nacido el 16 de agosto de 1790 en Arucas, siendo bautizada en la parroquia de San
Juan Bautista el 22 de agosto de 1790. Sus abuelos paternos fueron Andrés Cabrera y Lucía
Quintana, difuntos, y sus abuelos maternos Nicolás Cardoso y Gregoria de los Reyes [LÓPEZ-
TREJO DÍAZ, C.: «Prisioneros franceses de la guerra de la Independencia: su integración en
la sociedad de Gran Canaria» en Ponencias del 1.º Encuentro de Genealogía. Gran Canaria,
Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria, n.º 1 (2015), pp. 76-88].
13 SUÁREZ BOSA, M.: «Empresas y empresarios franceses en Canarias…», art. cit.
14 PAZ SÁNCHEZ, Manuel de: Historia de la francmasonería en Canarias (1739-1936), 1984;
Masones en el Atlántico…, op. cit.; CASTELLANO GIL, José Manuel: La masonería española
en Cuba, La Laguna, 1996.
su historia, 1990, E. Rizkallal señala a un tal Ambrosio Ramírez como comisionado para in-
formar sobre la construcción de nuevos albercones junto con otros herederos designados por
la junta general de 29 de marzo de 1857.
17 PAZ SÁNCHEZ, Manuel de.: Historia de la francmasonería…, op. cit., pp. 697, 850.
Fig. 4. Casa construida por Rafael Ponce de Armas junto a la plaza de San Juan
(foto: Eliú Pérez)
18 Ibíd., p. 844.
19 HENRÍQUEZ GONZÁLEZ, J., J. ZAMORA SÁNCHEZ y J. M. ALMEIDA FALCÓN: «D. Rafael
Ponce de Armas», Revista de Arucas, 1947, sin paginación.
20 Con motivo del entierro del militar Manuel Díaz el 27 de noviembre de 1880, el claretiano
Carmen Guerra y González, naturales también de Arucas. Tomás García Guerra contrajo ma-
trimonio con Rafaela Rodríguez Quegles, natural de Las Palmas de Gran Canaria, y tuvieron
una hija, María del Carmen García Rodríguez. Estuvo presente en Madrid en el acto de ho-
menaje a Galdós el 9 de diciembre de 1900, pronunciando unas emotivas palabras en el brin-
dis.
27 Según De Paz, la logia Afortunada tuvo su taller en Las Palmas de Gran Canaria y mantuvo
relaciones hasta 1888 con el Grande Oriente Lusitano. A partir de ese año se vinculó al
Grande Oriente Español (PAZ SÁNCHEZ, Manuel de: Historia de la francmasonería…, op. cit.,
pp. 513 y 817).
propiedad de Las Palmas, imprenta La Verdad (San Justo 10, propietario Isidro Miranda),
1877; Los puertos francos de Canarias. Bases para restablecer y afirmar los puertos francos
de Canarias (Apéndice a la conferencia Canarias: el peligro y sus remedios, pronunciada el 29
de mayo de 1899 en el Ateneo de Madrid por el Excmo. Sr. D. Mariano Belmás, arquitecto,
exsenador del reino y director de la Gaceta de Obras Públicas), Madrid, imprenta de José
Perales y Martínez (calle de la Cabeza, 12), 50 pp.; y el prólogo a la Memoria crítico-descriptiva
de la exposición de plantas, frutos, aves y otros animales, productos agrícolas, industriales y
artísticos de Gran Canaria que se celebró en la ciudad del Real de las Palmas durante los días
23 de abril a 8 de mayo de 1892, por Prudencio Morales y Martínez de Escobar, tipografía La
Atlántida ( Santa Bárbara, 19), Gran Canaria, 1892.
29 En abril de 1903 se comenzó a publicar El Heraldo de Lanzarote. Según el investigador
Agustín de la Hoz, este periódico había surgido bajo el mecenazgo político de Tomás García
Guerra y lo promovían en dicha isla los canalejistas conejeros José Pereyra Armas, Rafael
Ramírez Vega y José Tresguerras Barón (DE LA HOZ BETANCORT, Agustín: Apuntes para la
historia del periodismo canario (Lanzarote), inédito, Las Palmas de Gran Canaria, 1961, p. 25).
30 Según Millares Cantero, García Guerra empezó su carrera política como republicano pro-
gresista para pasarse luego al campo del leonismo (Partido Conservador) de donde se escindió
en 1890 como presidente del Partido Sincrético. Fue defensor acérrimo de la división provin-
cial, militó en el partido Liberal-Demócrata y propició en 1903 la creación del Partido Local
Canario. Mediante su matrimonio con Rafaela Rodríguez Quegles (perteneciente a una acau-
dalada familia de Las Palmas de Gran Canaria) y el ejercicio de la abogacía se catapultó como
elemento integrante de la élite insular. Millares lo califica de profesional de las leyes, de pro-
totipo de hombre público canario y de político de oficio o de compromiso. Socialmente (a través
de sus poderosos cuñados, los Rodríguez Quegles) mantuvo unas relaciones privilegiadas con
la burguesía financiera y comercial insular (MILLARES CANTERO, Agustín: «La política en
Canarias durante el siglo XX», en VV. AA.: Canarias siglo XX, Edirca, Las Palmas de Gran
Canaria, 1983, p. 25).
acta de diputado en diferentes legislaturas (en 1898 por el distrito de Las Pal-
mas, y en 1899 y 1901 por el de Guía), militó en primer lugar en las filas
republicanas para pasar luego al bando de los partidarios incondicionales a
León y Castillo. Sin embargo, en el tramo final de su vida cambió de ideas y
se alineó con los demócratas liberales capitaneados entonces por el abogado
gallego José Canalejas y Méndez (El Ferrol, 1854-Madrid, 1912).
Igualmente interesante es también el caso de Manuel Artiles Olivares, na-
cido en Arucas el 28 de agosto de 1870 (o el 28 de septiembre de 1875, según
testimonio de la Dirección General de Seguridad). Ejerció de empleado como
cobrador de la Sociedad Petrolífera Shell. Casado, emigró muy joven a Cuba,
donde se vinculó a la logia de Palos en Nueva Paz, uno de los once municipios
de la provincia de Mayabeque. Según declaró más tarde, se había iniciado en
1922, en el taller cubano antes mencionado. Allí alcanzó el grado 18º, ha-
biendo pertenecido también al taller de Alacranes, pueblo del municipio Unión
de Reyes en la provincia de Matanzas, de acuerdo con los informes de la Guar-
dia Civil de Las Palmas de Gran Canaria con fecha de 17 de agosto de 1937.
Retornado a Gran Canaria en 1927, se afilió el 2 de abril de 1928 a la logia
Andamana n.º 131 de Las Palmas de Gran Canaria con el alias de Reivindica-
ción, permaneciendo adscrito a dicho taller hasta el 18 de julio de 1936 (inicio
de la Guerra Civil). En esta logia ocupó, entre otros, los cargos de maestro de
ceremonias (1929), limosnero (1932), 2.º vigilante (1934), 1.er experto (1933 y
1935-1936) y, durante el último trimestre de 1935, ostentó la veneratura del
taller al producirse la renuncia de las tres primeras luces del mismo. En el
citado informe de la Guardia Civil se añade que Manuel Artiles políticamente
no se halla (sic) definido, aunque desde luego es afecto a los partidos extremis-
tas de izquierda. A su vez, la Dirección General de Seguridad aseguró que
había sido tesorero del Sindicato de Trabajadores Mercantiles (UGT), y políti-
camente simpatizaba con Izquierda Republicana. Fue imputado por el Tribunal
Especial para la Represión de la Masonería y del Comunismo de Las Palmas,
el mismo que solicitó información en marzo de 1940 a la Delegación Nacional
de los Servicios Documentales de Salamanca. La acusación de masón forzó
en ese mismo año a este hijo de Arucas a cursar el trámite de abjuración de
errores ante las autoridades eclesiásticas de la diócesis canariense y presentar
su declaración-retractación el 15 de mayo de 1940 ante el juzgado n.º 3 del
TERMC32, que le instruyó el sumario 18/1945. Solicitó no comparecer en Ma-
drid, dada su avanzada edad y estado de salud. En atención a sus circuns-
tancias, el Juzgado de 1.ª instancia e instrucción del distrito de Vegueta, pre-
vio exhorto, diligenció los trámites sin tener que desplazarse a la Península.
Terminado el procedimiento, el tribunal correspondiente lo condenó el 14 de
enero de 1946, de acuerdo con la petición fiscal, a las sanciones de inhabilita-
ción y separación que preceptuaba el artículo 8.º de la citada ley de 1 de marzo
de 1940 (AGGCE)33.
31 Vinculada al Gran Consejo Federal Simbólico del Grande Oriente Español (PAZ SÁNCHEZ,
Manuel de: Historia de la fracmasonería…, op. cit., p. 714).
32 Tribunal Especial de Represión de la Masonería y el Comunismo
33 Archivo General de la Guerra Civil Española de Salamanca (AGGCE, 111-B-16; TERMC, n.º
11755, citado por PAZ SÁNCHEZ, Manuel de: Masones en el Atlántico…, op. cit., pp. 151-152).
34 PAZ SÁNCHEZ, Manuel de: Historia de la francmasonería…, op. cit., pp. 724 y 833.
35 Archivo del arquitecto Miguel Martín-Fernández de la Torre donado a la Universidad de Las
Palmas de Gran Canaria (https://mdc.ulpgc.es/cdm/search/collection/ammft/search-
term/clínica)
36 Según Bosch Millares, nació en Las Palmas el 8 de marzo de 1810. Terminados sus estudios
mano Penichet, médico residente en Arucas. Al parecer los «Calimano» grancanarios descien-
den del capitán nizardo Gotardo Calimano Nardari, que se estableció en Telde allá por el siglo
XVIII. A este pariente del galeno ejerciente en Arucas lo localizamos entre las personalidades
influyentes de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria un 26 de Julio de 1843 con motivo
del Cabildo reunido en las salas consistoriales junto a José Quintana, Vicente Suárez, Manuel
López, Domingo del Toro, Pedro Matos, Francisco Leonor y el síndico personero Manuel Sán-
chez (PÉREZ HIDALGO, H.: El sultanato y los jóvenes turcos…, op. cit.). En la tesis doctoral
de Encarna Galván González (El ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria durante el
reinado de Isabel II (1843-1868), leída en octubre de 2012 en la ULPGC, se cita a un tal Do-
mingo Penichet y Calimano en las páginas 566 y 567 como compromisario a elecciones mu-
nicipales de Las Palmas de Gran Canaria en 1843 y 1844-1854. También aparece esta misma
persona en el referido trabajo de Galván como presidente de la junta parroquial de sanidad
de la parroquia de San Agustín, en calidad de segundo teniente de alcalde, en la emergencia
social a consecuencia del cólera morbo de 1851 y, más adelante, como ciudadano registrado
en el rubro comercial e industrial de Las Palmas de Gran Canaria en 1858 en cumplimiento
de sus deberes tributarios como comerciante capitalista, con una cuota de 779 pesos (p. 626).
También se le cita en DOMÍNGUEZ MUJICA, Josefina, Claudio MORENO y Carmen GINÉS:
Agricultura y paisaje en Canarias. La perspectiva de Francisco María de León Falcón, 2005, p.
58, como firmante de una iniciativa de Benito Lentini el 18 de noviembre de 1839 para la
construcción del Teatro Cairasco. Asimismo se encuentra este personaje en la p. 62, en la que
se reproduce parcialmente el acta de 1840 entre los 112 ciudadanos miembros de las juntas
gubernativas. En el acta de la RSEAP fechada en 1885 aparece otra vez firmando un docu-
mento junto con Amaranto Martínez de Escobar, Gregorio Chil y Naranjo y Diego Manrique
de Lara, según Pérez Hidalgo (PÉREZ HIDALGO, H.: El sultanato y los jóvenes turcos…, op.
cit., p. 155), citando a Hernández Socorro (HERNÁNDEZ SOCORRO, M. R.: «Nuevas aporta-
ciones sobre la labor artística de Manuel Ponce de León», en Anuario de Estudios Atlánticos,
n.º 62, 2016), quien señala a un tal Domingo Penichet y Calimano entre los 20 accionistas de
la Compañía Canaria para la reedificación de casas ruinosas que afeaban la ciudad de Las
Palmas de Gran Canaria en 1847.
38 JESÚS Y VÉLEZ-QUESADA, Pablo P.: Arucas: hombres…, op. cit., pp. 400-401. En la sesión
municipal del miércoles 30 se creó la plaza de médico en respuesta a la solicitud del Dr.
Domingo Calimano Penichet, que el día 2 había dirigido oficio al Ayuntamiento: .... licenciado
en Medicina y Cirugía confía a V. S. con la consideración debida, expone: Que publicado el R.
D. de 11 de marzo de mil ochocientos sesenta y ocho, todos los pueblos de la provincia debieron
crear los partidos médicos a que el mismo se refiere, mejora cuyos beneficios son incalculables
y de la que indistintamente se aprovechan todas las clases y especialmente los pobres, que en
las poblaciones como esta, distante tres leguas de la capital de la isla, hacen grandes sacrificios
para obtener la asistencia facultativa en sus enfermedades, cuando no son víctimas de su falta
de recursos. Séase que en aquella época existiera el convencimiento de que no se presentarían
aspirantes a la plaza de titular, que el municipio no hallase muchos recursos hábiles, si estaba
en ejercicio su presupuesto para incluir la partida que debía destinarse a tal fin, u otras causas
cualesquieras, el caso es que hasta el día no se han observado en esta Villa las prevenciones
del citado R. D. con perjuicio de sus vecinos, que hacen dispendiosos costos para obtener la
citada asistencia, y muy singularmente de los proletarios, cuyo número es considerable en esta
población. A que se establezca, pues, un servicio de tan reconocida utilidad se dirige esta soli-
citud, máxime cuando la importancia de esta localidad. que cuenta más de cinco mil habitantes,
ni hace necesaria su agregación a otros términos ni puede pesar de un modo sensible en su
presupuesto, mucho menos atendiendo al humanitario objeto de las sumas que por el mencio-
nado concepto se señalen, de conformidad con el artículo 11 del repetido R. D. Por lo expuesto,
suplica a V. S. se sirva determinar lo conveniente para que a la brevedad posible se constituya
el partido médico de esta villa como la ley lo reclama y la filantropía lo aconseja. Arucas, 2 de
octubre de 1872 (PÉREZ HIDALGO, H.: El sultanato y los jóvenes turcos…, op. cit.).
39 QUINTANA MIRANDA, P. M.: Cuaderno 2.º de noticias referentes…, op. cit., pp. 45 y 233.
cubriendo la excedencia que solicitó José Manuel Pulido Álvarez de la Fuente al ser elegido
diputado provincial (PÉREZ HIDALGO, H.: El sultanato y los jóvenes turcos…, op. cit., t.. II).
44 En 1880 aparece junto con otros vecinos de Arucas dirigiendo una carta a la Heredad de
Aguas pidiendo recursos para la compra del instrumental para una nueva banda de música
vinculada a la sociedad El Liceo, bajo la dirección de Antonio Machado (ROSALES QUEVEDO,
T.: Historia de la Heredad de Aguas…, op. cit., p. 117).
(PAZ SÁNCHEZ, Manuel de: Historia de la francmasonería…, op. cit., pp. 698 y 700).
46 Una vez constituida y funcionando regularmente, la logia Atlántida, n.º 285 se vinculó a la
Andelma, Boletín Informativo C. E. H. Fray Pascual Salmerón, n.º 13 (2006), Cieza, diciembre
de 2006, pp. 18-21.
4. Conclusiones
Lo expresado en el presente trabajo no pasa de ser una mera aproximación
al análisis de la influencia de las logias masónicas durante la segunda mitad
del siglo XIX y primer tercio del siglo XX en Gran Canaria. ¿Y por qué razón no
se puede profundizar más en dicho asunto? Primero, porque el estigma de
Bibliografía
ABSTRACT: The barrilla or glass grass was collected and transformed into stone
and ash in the southern area of Tenerife from the middle of the s.
XVI, from where it was exported to Andalusia and Lisbon for the
manufacture of glass, and also at that time at least two glass kilns
on the island, whose activity tried to control the Cabildo for the
damage caused to the mountain.
KEYWORDS: southern area of Tenerife, glass ovens, Garachico, Ca-
bildo, monte.
1. Introducción
En primer lugar, en este primer apartado realizaremos algunas precisiones
sobre el término «barrilla», su empleo y la adscripción geográfica concreta a
que nos referimos. Conviene recordar que las noticias sobre uso, cultivo y ex-
portación de la barrilla conocidas hasta ahora se vinculan de manera genera-
lizada a la segunda mitad del s. XVIII y época posterior, mientras en este estu-
dio tratamos una etapa precedente en la que toda la información remite a
Tenerife, sin que tengamos constancia del uso de las plantas relacionadas con
esta denominación en otra isla del archipiélago en los siglos XVI y XVII.
Las citas historiográficas sobre la barrilla con anterioridad al siglo XVIII son
muy escasas, prácticamente una pequeña mención de Alejandro Cioranescu
en su Historia de Santa Cruz de Tenerife y un artículo publicado en 1935 por
Dacio V. Darias y Padrón en la prensa, amén de una alusión en la Descripción
del tío del licenciado Valcárcel (s. XVI)1. En la citada Descripción… se señalaba
vagamente que se exportaban a Flandes, Francia e Inglaterra mucha cantidad
de orchillas y varrilla para vidrio, sin concretarse a qué mercado o destino,
pues se mezclaba orchilla con barrilla, pero sí es interesante esta reseña con-
temporánea de la barrilla asociada a su aplicación: el vidrio.
En segundo lugar, interesa aclararse respecto a qué entendemos por barri-
lla, pues en las publicaciones consultadas no siempre existe coincidencia o
precisión respecto a las especies acogidas a esta denominación, empleada con
diversos usos a través de la historia: a) empleo industrial: fabricación de vidrio
o jabón, tinte, química, farmacia...; b) utilización como alimento (en fechas
recientes se ha encontrado incluso como parte de su dieta entre los indígenas
grancanarios) entre algunas comunidades de las clases populares, en especial
en la etapa contemporánea, documentándose en contextos de hambruna o
carestía hasta pasada la guerra civil española. Esta exposición se refiere en
exclusiva al uso industrial, y en los siguientes párrafos haremos un pequeño
recorrido sobre el término «barrilla» para relacionar de modo adecuado este
artículo con las menciones y funciones de las diversas plantas conectadas con
esa denominación.
Hagamos un pequeño repaso sobre la cuestión terminológica. No aparecen
referencias acerca de la barrilla en el Tesoro de la lengua castellana de Cova-
burrias (siglo XVI). En Hispanoamérica, mencionemos la cita de 1579, relativa
a México: se cría gran suma de yerba de que se age el vidrio, que los naturales
llaman curiraxaque: vienen los que agen vidrio de la ciudad de México a cojella
y la lleban en panes2. El Diccionario de autoridades (1726) contenía esta defi-
nición de barrilla: Hierba delgada que apenas sale de la tierra, cuyas hojitas
relucen como plata, las quales se cogen y, quemadas, de su ceniza se forma un
género de piedra que sirve para el vidro [sic] y también para el xabón. Viera
(1810) consideraba que el término «barrilla» englobaba a las cenizas, con fuerte
concentración de sal alcalina mineral, de determinadas plantas de países me-
ridionales próximos al mar, y en Canarias se extraía de vegetales como la
yerba cosco o cofe-cofe, la pata o patilla, la salsola, la barrilla de Lanzarote y
Fuerteventura…3. El polígrafo ilustrado juzgaba como sinónimos el cofe-cofe
y cosco (Mesembryanthemum nodiflorum), a los que aseguraba que se conocía
como yerba de vidrio o vidriera, añadiendo que el uso ordinario hasta entonces
había sido el de la elaboración de lejías para el jabón y lavaderos, ignorándose
1 CIORANESCU, Alejandro: Historia de Santa Cruz de Tenerife, vol. I, Santa Cruz de Tenerife,
1977, pp. 329, 349, 467-468; DARIAS y PADRÓN, Dacio Victoriano: «El horno de vidrio de
Icod» (La Prensa, 12 de mayo de 1935); MARCO DORTA, Enrique: «Descripción hecha en virtud
de mandato de S. M. por un tío del licenciado Valcárcel», en Revista de Historia, n.º 63 (1943),
p. 203.
2 PERALTA RODRÍGUEZ, José Roberto: «Materia prima, hornos y utillaje en la producción de
vidrio de la ciudad de México, siglo XVIII», en Estudios de historia novohispana, n.º 58 (enero-
junio 2018), p. 8. El autor coincide con otros estudiosos en la variedad de vegetales denomi-
nados «barrilla», de modo que se aplicaba a toda planta que proporcionaba sal para la fabri-
cación de vidrio, jabón, agente blanqueador de textiles… El componente fundamental sería la
sal sódica (p. 7) como fundente.
3 Tratado sobre la barrilla. Catálogo de los géneros y especies de plantas singulares de las Islas
Canarias. Edición, introducción y notas de Miguel Ángel Puig-Samper y Manuel de Paz Sán-
chez, Tenerife, 2014, pp. 64 y 68.
hasta hacía muy pocos años la reducción de cenizas a piedra, que habría co-
menzado a partir de 17804. Añadía que las simientes de esa planta, tostadas
y molidas, componían el gofio de los menesterosos en años difíciles. En cam-
bio, aseveraba que la barrilla de Lanzarote y Fuerteventura (Mesembryanthe-
mum crystallinum) era la planta llamada escarchada en España y hasta me-
diados del s. XVIII no existía en Canarias. Sería, según Viera, el cofe-cofe o
cosco (a veces, mezclado con la escarchada) la que, convertida en cenizas se
utilizaría para la fabricación de vidrio, tintes, etc.5. En época más reciente
(1947), con una perspectiva distinta y en relación con el sur tinerfeño, conta-
mos con aportaciones significativas: Max Steffen afirmaba que el cofe-cofe, el
cosco, el vidrio y la hierba de vidrio son las diversas designaciones que en
Canarias se atribuyen a una especie, el Mesembryanthemum nodiflorum, y
tanto de esta como del Mesembryanthemum crystallinum los pobres obtenían
gofio, y de las cenizas de ambas se extraía la sosa para la producir jabón y
cristal; en su respuesta-comentario a Steffen, el arqueólogo Luis Diego Cuscoy
manifestaba que en su labor de campo de 1941 había recogido muestras de
esas dos especies vegetales en
distintos puntos de la zona
costera de Arona —como vere-
mos, en los siglos XVI y XVII la
producción barrillera com-
prendía esa área dentro de una
demarcación más amplia, lo
que se conocía como la costa
de las calmas, entre aproxima-
damente Alcalá hasta casi La
Tejita—, y en esos puntos aro-
neros se utilizaban indistinta-
mente las expresiones vidre, vi-
dro y vridrio para referirse a ta-
Barrilla (Mesembryanthemun crystallinum) les plantas6. Finalmente, en
(foto del autor)
1993 Fernando Sabaté prácti-
camente coincidía con la exposición de Cuscoy y distinguía la «barrilla» (Me-
sembryanthemum nodiflorum) del «vidrio» (Mesembryanthemum crystallinum),
si bien aclarando que se acostumbraba mencionar a ambas especies con el
mismo vocablo de «barrilla»7. Este autor, recurriendo a la tradición oral, re-
producía algunas manifestaciones de campesinos de la zona de Guaza y Rasca
(Arona), donde hacían hornos para quemar la piedra de vidrio y barrilla. Y eso
la compraban los ingleses después de calcinado, la piedra. Eso era como hacer
carbón […] al echar la barrilla y el vidrio ahí dentro del horno. Informaba Sabaté
de que el vidrio se recolectaba en las llanadas de la costa. Así hemos podido
4 Ibíd., p. 69.
5 Ibíd., pp. 100-103.
6 STEFFEN, Max: «El falso “guato” de Torriani», en Revista de Historia, n.º 78 (1947), pp. 194-
195; DIEGO CUSCOY, Luis: «Noticias sobre el gofio de vidrio», en Revista de Historia, n.º 79
(1947), pp. 365-367.
7 SABATÉ BEL, Fernando: Burgados, tomates, turistas y espacios protegidos, Santa Cruz de
venta o exportación de barrilla: mediados del s. XVI, por lo que debemos dedu-
cir que esa fecha marca el inicio del negocio de la barrilla y de su uso industrial
en Tenerife, sin que tengamos noticia sobre actividades económicas con esa
planta en otras islas canarias.
Las necesidades de objetos vidrieros para diversos usos se cubrieron con la
importación, y de su presencia (infrecuente, es cierto, en comparación con
otros materiales domésticos) hay cierta huella en los protocolos notariales, en
especial en testamentos o inventarios. No obstante, a un maestro vidriero —
con el apoyo municipal— le pareció negocio la cobertura parcial de esa nece-
sidad mediante la fabricación en la isla, pues había tradición y conocimientos
de esa fábrica en diversos puntos del territorio peninsular e insular (Andalu-
cía, Baleares…) y pronto advirtieron que espontáneamente crecía, sobre todo
en ciertos puntos del sur tinerfeño, que poco a poco comenzaba una más ac-
tiva colonización, con propiedades de sal mineral, mientras los montes podían
proporcionar una más que suficiente provisión de combustible. Tampoco era
precisa una fuerte inversión financiera, solo contar con la autorización conce-
jil, atenta a lo relacionado con las actividades desarrolladas en las zonas ar-
boladas ante el retroceso de estas (ocupaciones fraudulentas, incendios, ne-
gligencias, ilegalidades, etc.). Adelantemos que esta actividad industrial fue de
poca monta y no dejó huella siquiera en las ordenanzas municipales, y que en
las sesiones concejiles solo contadas veces se platicó sobre el tema. Precise-
mos asimismo que el jabón producido en la isla (la mayoría del consumido
venía del exterior y el producto se hallaba estancado y formaba una renta
importante para el Cabildo) se elaboraba con otras especies vegetales ajenas
a las plantas conocidas como «barrilla», como las cenizas de los almácigos.
Desde finales de la década de los años cuarenta del quinientos se mencio-
nan hornos de vidrio en las actas concejiles, si bien las limitadas ocasiones en
que se trata del asunto se relacionan con el daño a los montes. Digamos que,
a diferencia con la brea, muy utilizada durante la primera mitad de la centuria
(bien en usos domésticos y, sobre todo, para el calafateado de navíos), la fa-
bricación de vidrio o la obtención y comercialización de la barrilla no consti-
tuyó una renta concejil ni fue extraordinaria la proliferación de hornos bur-
lando los múltiples intentos concejiles de regular y acotar una industria que,
aparte del fraude a la renta municipal, esquilmaba los montes.
Todo comenzó con la presencia en Tenerife del vidriero Cosme de Espinosa,
que consta como estante a mediados de 1548, cuando percibió 24 fas. de trigo
del Cabildo (valoradas en 5.544 rs.) como socorro durante un año con el com-
promiso de abrir tienda de su oficio en La Laguna10. Cosme no se limitó a ese
menester, sino que —necesitado de contar con mercancía de vidrio— asentó
un horno para fabricarlo cerca de la ciudad, industria que en abril de 1549
traspasó a su tío Baltasar de Espinosa, que recibió el horno e casa de vidrio
questá fecho e fabricado junto al Agua de García, en el distrito capitalino11. La
empresa instalada en el bosque pronto suscitó controversia y oposición por
afectar a la frondosidad y conservación de la zona, de modo que a finales de
10 AMLL, Registo de escrituras tocantes al Concejo ante Juan de Açoca, 1533-1560, f.º 886
(17 de agosto de 1548).
11 CIORANESCU, Alejandro: Historia de Santa Cruz…, vol. I, op. cit., pp. 467-468.
12 AMLL, Libro de actas 9, ofic. 1.º, f.º 252 (24 de octubre de 1550).
13 Ibíd., f.º 257 (28 de noviembre de 1550).
14 Ibíd., f.º 258 (2 de diciembre de 1550).
15 AMLL, Libro de actas 10, ofic. 1.º, fols. 131 v.º y 143 (20 de septiembre y 3 de diciembre de
1557). Dacio V. Darias y Padrón se refería a esta escritura capitular en su artículo «El horno
de vidrio de Icod» (La Prensa, 12 de mayo de 1935).
16 AMLL, Libro de actas 1, ofic. 2.º, f.º 232 (11 de mayo de 1562).
17 AHPSCT, Prot. Not., leg. 39, fols. 366-367 (12 de junio de 1562).
18 FRUTUOSO, Gaspar: Las Islas Canarias (de «Saudades da terra»), prólogo, traducción, glo-
sario e índice por E. Serra, J. Régulo y S. Pestana, Tenerife, 1964, p. 106.
19 Al final, gastó más Antón (371 rs.), y se confesaba como deudor Silvestre (AHPSCT, Prot.
6. Los contratos solían firmarse entre enero y agosto, pero la mayoría (el
61.5 %) correspondía a fechas veraniegas (mayo-agosto). La recogida de-
bía efectuarse entre agosto y septiembre casi siempre (en un 85 % de las
escrituras, cuando figura el dato), de modo independiente a la fecha de
contratación. Esto quiere decir que de modo habitual la compra se for-
malizaba como media unos dos o tres meses antes, pero a veces se re-
trasó con un apretado intervalo de unas pocas semanas. Ya se ha expre-
sado que era necesario aguardar hasta agosto, aproximadamente, para
que las plantas productoras de barrilla se hallasen en sazón, secas, a lo
que cabe añadir el tiempo para su transformación en piedra. Los puertos
de recepción fueron variados, desde Santiago hasta Jubiteros (o Jibite-
ros), que luego situaremos. Pero predomina la cita de tres, relativamente
próximos: Los Cristianos, Las Galletas, Jubiteros, un área ya mencio-
nada varias veces (la mitad de los contratos con cita expresa de puertos),
mientras es más reducida la sola referencia de las caletas más occiden-
tales (entre Santiago y San Juan: una quinta parte de los contratos).
7. Los ajustes pactados, tanto en precios como en la modalidad de pago,
convienen a las partes: a) los compradores se aseguraban un buen pre-
cio, fijo, sin sorpresas, pero a su vez importaba a los pequeños empresa-
rios o intermediarios, que preferían operar sobre seguro para así acordar
las condiciones con los trabajadores y posibles transportistas (el pro-
ducto debía llevarse desde el interior —recordemos que se recolectaba
más de media legua adentro— hasta la orilla del mar); b) los compradores
satisfacían por lo general, al menos en las escrituras que así reseñan con
concreción las condiciones de pago, en ropa de su tienda (casi siempre la
mitad se entrega en ropa y la otra mitad en dinero), lo que suponía una
ganancia adicional; pero los intermediarios se favorecían de la cobranza
de una parte del importe por adelantado, lo que resultaba esencial para
su limitada capacidad financiera, comprando así herramientas y alimen-
tos, que a su vez contabilizaban a los trabajadores como salario, de lo
cual se aprovechaban en el cómputo de las percepciones en que se arre-
glaban con estos. En aquellos casos en que se puede calcular, hallamos
que con anterioridad a 1600 la cantidad inicial entregada por los com-
pradores no solía superar el 20 % del total del importe de la barrilla acor-
dada, mientras subió por encima del 60 % y 80 % en el s. XVII.
3.2. Los envíos de barrilla al exterior
La carencia de noticias sobre hornos de vidrio —sin descartar la esporádica
actividad de alguno— deparó que la provisión de vidrio descansara en la im-
portación, mientras la isla se convirtió en abastecedora de la materia prima
barrillera a algunos mercados europeos. Una simple mirada al cuadro II, re-
lativo a los fletes de este producto, revela estos rasgos relativos a la salida del
producto:
1) Existe un equilibrio entre los envíos a Lisboa, con ligera mayoría, res-
pecto a los del eje portuario Cádiz-Sevilla. En el primer caso, segura-
mente habría que asociar la aplicación del vidrio al esmalte de los azule-
jos, de gran importancia en Portugal. En Andalucía, además de Sevilla es
reseñable la fabricación vidriera en Málaga, Jaén y Granada, aunque es
cierto que en la zona murciana se producía y exportaba barrilla, pero de
diferente calidad y usos (el jabonero fue importante). Las embarcaciones
solían ser portuguesas, aunque el destino fuese castellano.
2) Los exportadores, de modo aproximado, podemos relacionarlos en tres
etapas, como más o menos aconteció en las compras anticipadas de la
barrilla. En los años sesenta y setenta del s. XVI los fletadores fueron
mercaderes o comerciantes esporádicos de importancia limitada, algunos
de carácter local, mientras en los años ochenta y principios de los no-
venta adquirieron relevancia los flamencos junto a otros destacados fi-
nancieros extranjeros, y en las primeras décadas de la centuria siguiente
apareció un mercader local ya mencionado. En el primer período citado
nos referimos a Silvestre Francisco y Antonio González, por ejemplo, ave-
cindados en Daute, y que ya hemos constatado que en 1578 constituye-
ron una sociedad para la fabricación de la barrilla para su venta en Lis-
boa; junto a ellos se reconoce al mercader Pedro Francés, que como se
recordará compró de modo anticipado la mercancía, o el mercader por-
tugués Manuel de Mota. Y no podemos dejar de nombrar al comerciante
Pedro de Alarcón, que inaugura la serie: vecino de Ayamonte, era notable
ya en el mundo económico isleño como comprador y exportador de orchi-
lla, y en este caso la barrilla era para dos significativos representantes de
la colonia italiana en Andalucía, negociantes con productos canarios
como el azúcar: Jácome Botti y Peroço Peri. En el período de los años
ochenta, asimismo reconocemos a mercaderes como Felipe Dayzel (que
incluso fleta en nombre de su compatriota Pedro Blanco, quien a su vez
cargó por cuenta propia), o a un financiero como el lisboeta Manuel
Freyle. Por último, en 1608 y 1613 nos encontramos con el mercader
garachiquense Lope García, a quien ya conocimos en el epígrafe prece-
dente.
3) El flete se concertaba en Garachico debido a un doble motivo: a) en la
etapa de mayor desarrollo de la actividad barrillera este fue el puerto
principal no solo de Tenerife, sino de Canarias; b) el área costera de re-
colección y transformación primaria de la barrilla dependía del puerto de
Garachico, en cuanto sus calas estaban incluidas en el control del almo-
jarifazgo de dicho puerto; c) Garachico, por su potencia portuaria, ofrecía
la presencia de capitales, embarcaciones, maestres... Los barcos debían
dirigirse al puerto o a los puertos designados en los contratos, pero tras
recibir la mercancía a la lengua del agua retornaban a Garachico para
completar la carga, penalizándose la demora en recibir la barrilla (uno o
dos ducados diarios).
4) El precio del flete osciló en el s. XVI entre 1.4-21/2 rs. por quintal, pero a
comienzos del siguiente siglo hay un flete por un importe de 4 rs. a Sevi-
lla.
24Se trata de una pequeña caleta de unos 22 m de frente de playa con un entrante de unos
115 m, a 1 km al este del puerto de Los Abrigos, muy cerca de una zona de invernaderos.
Tabla I
Productores Contratos de compraventa anticipada
Comprador
mediarios
Cantidad
Cantidad
prestada
Modo de
entrega
o inter-
quintal
Precio
Lugar
pago
Año
Domingo
Francés,
exmora- Otros 44
1567 (enero)
dor de Jerónimo al empe-
Jibitero y
Abona, Veloso, zar a
Las
v.º La La- zapatero, 100 qq 3 ½ 44 rs. coger la
Galletas
guna (fía v.º La hierba;
(julio)
el obrero Laguna resto, al
de sastre entrego
Juan
López)
Entre
Antonio
Rodrigo caleta de
(enero)
López, En parte,
1572
Genis, Adeje y
tundidor, 200 qq 5 rs. pago en
sacristán Las
v.º Gara- tejido.
de Adeje Galletas
chico
(agosto)
Domingo Alcan-
Hernán- zado Do-
Pedro
dez, tra- (agosto) mingo en
Francés
bajador 40 rs. del
v.º Abona anticipo.
Juan Do-
(enero)
mínguez,
1584
Cornelio
mesonero 50 qq 5 rs.
Manacre
de Gara-
chico
Lázaro
(marzo)
1584
Rabelo, Cornelio
50 qq 5 rs.
v.º de Ga- Manacre
rachico
Ximón
Brant,
Antonio
mercader 52 qq (y
1584
González,
flamenco palo
sastre, v.º
(en su leñanoel)
Vilaflor
nombre,
Dayzel)
Martín
González,
1584 (julio)
trabaja-
dor, hijo Cornelio
100 qq 5 ½ rs.
de Anto- Manacre
nio Glez.,
sastre, v.º
Vilaflor
Antonio
1585 (ju-
López,
Cornelio
nio)
tundidor, 10 qq 11 rs.
Manacre
v.º de Ga-
rachico
100-200
Caleta y Mitad en
Juan Cornelio qq coci-
(abril)
1590
puerto de dinero,
Lorenzo, de dos en 4 rs. 83 rs.
S. Juan mitad en
v.º Icod Manacre piedra y
(julio) ropa
ceniza
Antonio
1592 (agosto)
de Ribera 140 qq
y Pedro (3/4 en Las
Pedro
Luis, tra- piedra y 4 ½ rs. Galletas 40 rs.
Blanco
bajadores ¼ en ce- (agosto)
v.os niza)
Vilaflor
Sebas-
Lázaro tiana Pé- Mitad en
100 rs.
1592 (agosto)
Ribero, rez, mu- dinero,
(para
trabaja- jer de Pa- 150 qq (y Alcalá mitad en
comprar
dor v.º S. blo Já- leña 4 ½ rs. (para ropa
pan, vino,
Juan come Pi- buena) Lisboa) tienda de
herra-
de La ñero (au- Gara-
mientas)
Rambla sente chico
Lisboa)
Sebas-
tiana
1592 (agosto)
Pérez, Los Cris-
Melchor
mujer de tianos,
Álvarez, 50 qq (y
Pablo 5 rs. Las
v.º La palo)
Jácome Galletas,
Orotava
Piñero Jubeteros
(ausente
Lisboa)
Los Cris-
1596 (abril)
100 qq tianos,
Juan (2/3 en Las
Juan 4 rs. y 5
Pérez, v.º piedra, Galletas,
Flaniel ctos.
Vilaflor 1/3 en Jibeteros
cenizas) (en
agosto)
Barranco
de Erque,
(mayo)
Pedro
1603
S. Juan y
Carmi- 100 qq 6 rs.
punta de
natis
los
Tiñosos
Juan y
1608 (marzo)
Mitad en
Baltasar
1608 (abril)
100 qq dinero
de Mares 200 rs.
Juan (en pie- contado,
y Antón (en
Texera, dra), y 4 ½ rs. mitad en
González, dinero y
almojarife leñanoel, ropa
v.os Gara- ropa)
orchilla (tienda de
chico
Texera)
Álvaro Mitad en
1608 (abril)
Hernán- 100 qq dinero
dez y Juan (piedra), contado,
Andrés Texera, más 4 ½ rs. mitad en
Moreno, almojarife leñanoel ropa
v.os Gara- y orchilla (tienda de
chico Texera)
Pedro Ro- 200 qq
dríguez, (en pie-
1608 (mayo)
v.º Gara- dra), más Un tercio
chico (fía Lope leñanoel, hacia la
Puertos Un tercio
su her- García, cogida 5 rs. mitad, el
del sur del valor
mano mercader entre otro con
Francisco Alcalá y la entrega
Rguez., puerto de
v.º Adeje) Ahano
200 rs.
Las
(60 en Mitad en
(mayo)
Marcos Lope Galletas y
1608
50 qq (en contado y ropa,
Pérez, v.º García, 5 rs. Los Cris-
piedra) resto en mitad en
Vilaflor mercader tianos
ropa de dinero
(agosto)
su tienda)
Juan Ro-
50 qq (en
dríguez,
piedra, 5 rs. Mitad en
labrador Luis Alcalá y
1608 (junio)
más el menos ropa de la
vitícola, Rodríguez demás
cascajo cuartillo tienda
v.º Daute, Mexía, puertos
y la (la semi- (lienzo,
y Juan confitero, hasta
semilla, lla, 3 rs. paños),
Correa, v.º Gara- Santiago
hecha en y 1 ctillo. mitad en
trabaja- chico (en junio)
costa la fa.) dinero
dor, v.º El
Alcalá)
Tanque
Antón Mitad en
Los Cris-
Domín- 200 rs. ropa de la
1611
Juan tianos
guez, tra- 200 qq 4 ½ rs. en con- tienda,
Texera (septiem-
bajador, tado mitad en
bre)
v.º Abona dinero
Francisco Las
(marzo)
1611
Las Ga-
Nicolás 100 qq lletas y
(mayo)
625 rs.
1612
de Lina- Juan (piedra), Los Cris-
5 rs. (en ropa y
res, v.º Texera más tianos
dinero)
Vilaflor leñanoel (septiem-
bre)
Jubete-
1612 (junio)
ros, Las
Amador
Galletas y 390 rs.
González, Juan 120 qq
5 rs. Los Cris- (dinero y
v.º Texera (piedra)
tianos ropa)
Vilaflor
(septiem-
bre)
Jubete-
1612 (junio)
Juan ros, Las
40 qq
Ruiz de Galletas,
Juan (piedra),
Bollullos, 5 rs. Los Cris- 174 ½ rs.
Texera más
v.º tianos
leñanoel
Vilaflor (septiem-
bre)
Jubete-
1612 (junio)
ros, Las
Baltasar
Galletas,
de Lina- Juan 30 qq
5 rs. Los Cris- 135 rs.
res, v.º Texera (piedra)
tianos
Vilaflor
(septiem-
bre)
Jubete-
1612 (junio)
ros, Las
Esteban
Galletas,
de León, Juan 100 qq
5 rs. Los Cris- 308 rs.
v.º Texera (piedra)
tianos
Vilaflor
(septiem-
bre)
Pedro Entregará
Xil de 2/3 en
(junio)
González en Gara-
1628
la Muena, 100 qq ropa y
del Risco, 8 rs. chico en
resid. Ga- (piedra) 1/3 en
v.º Vi- la orilla
rachico dinero
laflor (agosto)
Salvador
de Torres,
1641 (enero)
Entre 2/3 en
v.º Gara-
200 qq, Jubitero ropa y
chico, y Diego de
más 8 rs. y Alcalá mercade-
Melchor Angelin
leñanoel (agosto) rías, 1/3
Martín,
en dinero
v.º
Chasna
Alcalá,
1646 (julio)
Marcos
San Juan Mitad en
González
Ricardo y San- ropa. Mi-
de Silva, 100 qq 8 rs.
Le Proudy tiago tad en
v.º Bue-
(septiem- contado.
navista
bre)
Fuente: AHPSCT, Prot. Not., leg. 650, f.º CXCVIII; leg. 2.224, f.º 257, f.º 304 v.º; leg. 2.237, f.º
(¿), 7-1-1584, f.º 489, f.º 809, f.º 1.018 v.º; leg. 1.434, f.º 614; leg. 2.243, fols. 184-185; leg.
2.246, fols. 487 v.º-488, 514-515; leg. 2.076, f.º 618; leg. 1.630, f.º 497 v.º; leg. 684, s. f. (31-
5-1603); leg. 688, fols. LVIII, CXIII, CXIV v.º, CLVII v.º, CLXIII; leg. 2.261, f.º 290; leg. 1.641,
f.º 375 v.º; leg. 2.090, f.º 571; leg. 2.264, f.º 296; leg. 2.265, fols. 195 v.º, 420, 422, 423, 424;
leg. 2.107, f.º 241 v.º; leg. 2.293, f.º 54 v.º; leg. 2.298, f.º 199.
Tabla II
Fletamentos de barrilla
Cargador
Maestre
Destino
Barrilla
Barco
Año
Cádiz
1555 Pedro de La Antonio Díaz 17 çuras (Jácome
(octubre) Alarcón Concepción (Lagos) (y azúcar) Botti y
Peroço Peri)
Silvestre
400 qq car-
Francisco
Baltasar gadas desde
1565 (v.º Daute) y
Santa Ana Hdez. (Portu- Las Galletas Sevilla
(octubre) Diego
gal) hasta S.
Palomo, v.º
Juan
Sevilla
Antonio
1567 S. Antonio de Juan Báez,
Pérez, v.º 250 qq Lisboa
(junio) Padua v.º Alvor
Garachico
Domingo Ro-
Antonio 400 qq car-
1568 dríguez, v.º
Glez., v.º Los Sta. Catalina gados en Las Lisboa
(julio) Mondego
Silos Galletas
(Port.)
500 qq en
Pedro
Fernando Montaña
1572 Françés, N.ª S.ª de
Luis, v.º Roja, La Ra- Lisboa
(agosto) mercader v.º Guadalupe
Lesça (Port.) mada, S.
Tenerife
Juan…
Lisboa, a dar
Pedro
781 qq (Pe- allá a Anto-
1572 Françés y Gonzalo Lo-
La Trinidad dro); 100 qq nio Glez.
(agosto) Baltasar renzo
(Baltasar) Guante, v.º
Hdez.
Lisboa
800 qq en
Manuel de
1573 El Nombre Melchor Jubiteros,
Mota, merc. Sevilla-Cádiz
(agosto) de Jesús Hdez. Los Cristia-
Port.
nos, Adeje
200 qq (más
brea), en
Pedro Fran- Diego de Abona, Las
1574 (junio) cés, merc. de Santa Ana Payba, v.º Galletas, Los Lisboa
Tenerife Ten. Cristianos y
Los Jubete-
ros
700 qq (in-
Rodrigo
1575 Pedro Fran- El Nombre cluida pez)
Glez., v.º Te- Lisboa
(julio) cés, v.º Ten. de Jesús en Adeje y
nerife
Jubitería
Antonio
Antonio
1577 Luis, merc.
Sta. Catalina Afonso, v.º 200 qq Lisboa
(julio) Garachico
Lesça (Port.)
Antonio
Glez., v.º Los Domingo
1578 400 qq en
Silos, y Sta. Catalina Roguez., v.º Lisboa
(julio) Las Galletas
Silvestre Mondego
Francisco
Mazacote de
material de Cádiz-Sevi-
1582 Miguel de Juan Farto,
S. Antonio vidrio y leña lla-Sta. Ma-
(agosto) Basabe v.º Sesimbra
buena en ría
Las Galletas
300 qq en
Santiago, S.
Juan, Los
1584 Felipe de S. Pedro y Francisco Cristianos,
(julio) Dayzel S. Pablo Glez. caleta de
Lugo, Las
Galletas,
Adeje
Felipe de
Sevilla (al
Dayzel (por 75 qq (en
1585 mercader
cuenta de piedra y ce-
flamenco
Pedro niza)
Juan Lucas)
Blanco)
100 qq en
Manuel
Antonio Jubeteros,
1586 Freyle, La
Herrera, v.º Las Galletas,
(agosto) mercader Candelaria
Garachico Los Cristia-
Lisboa
nos
Pedro Martí- Fabián
1587 N.ª S.ª Barrilla y
nez, v.º Lis- Martín, v.º Lisboa
(julio) Asunción vino
boa Atoguía
Francisco
1592
Pedro Blanco S. Pedro Pérez, v.º Se- 690 ½ qq Sevilla
(octubre)
túbal
400 qq en S.
1608 Lope García, Roberto Bue- David Juan, Las
Sevilla
(septiembre) mercader naventura Thomas Galletas, Los
Cristianos
Las Galletas,
Esteban
Lope García, N.ª S.ª Los Cristia-
1613 Díaz, v.º Sevilla
mercader Anunciada nos, Jubete-
Peniche
ros
Fuente: AHPSCT, Prot. Not., leg. 2.055, f.º 76; leg. 2.217, fols. 503-504; leg. 2.230, f.º 559;
leg. 2.224, fols. 289-290, 293 v.º-294; leg. 2.225, fols. 391 v.º-393; leg. 445, f.º CCCLI v.º; leg.
2.229, fols. 658 v.º-659; leg. 2.230, f.º 559; leg. 2.235, f.º 589; leg- 2.237, fols. 875-876; leg.
2.239, f.º 804; leg. 1.435, f.º 281; leg. 2.240, fols. 339-341; leg. 2.076, f.º 235; leg. 1.640, f.º
154; leg. 2.266, f.º 241. También, CIORANESCU, A.: Historia de Santa Cruz…, vol. I, op. cit.,
p. 457. Elaboración propia.
M. A. C.: Esta no es una cuestión fácil de abordar para los historiadores pro-
fesionales, pues se trata de una cuestión que atañe a la sociedad civil en
su conjunto. En tanto que ciudadano, cada historiador tendrá su propia
opinión y adoptará una u otra postura. Pero en tanto que historiadores,
creo que nuestra función es la de tratar de que el debate sea lo más serio
y riguroso posible. Recuperar la memoria histórica es una aspiración legí-
tima de los ciudadanos, en particular de los afectados más directamente
por la represión franquista. Pero el papel de los historiadores creo que debe
consistir en contribuir con sus análisis y sus reflexiones a que el asunto
sea abordado y tratado de la manera lo más fundamentada y seria posible.
Por ejemplo, analizando cuestiones como la importancia y el papel de la
memoria histórica en nuestra sociedad, el hecho de que ese movimiento de
recuperación surgiera décadas después del final de la Dictadura —y no
inmediatamente, como en otros países— o la cuestión fundamental de por
qué el franquismo tuvo una duración tan larga. Pues éstas son cuestiones
que condicionan la manera en que en España se ha afrontado la cuestión
de la memoria histórica y que pueden ayudar a diseñar las medidas ade-
cuadas para resolver la cuestión.
C.: De las tendencias historiográficas más o menos recientes, qué líneas van
ganado terreno a la «historia social» —hegemónica durante tanto tiempo—
y en qué mejoran las bases teóricas de esta.
M. A. C.: Como ya he dicho, la irrupción de la historia social supuso un potente
impulso a la renovación de los estudios históricos. Más en el caso español
y canario, en que se seguía practicando una historia bastante tradicional.
Se introdujeron nuevos temas, se prestó atención a sujetos históricos an-
tes desatendidos y se hizo un enorme esfuerzo por trascender la historia
meramente narrativa y elaborar explicaciones causales de los procesos y
acontecimientos históricos. Pero a partir de un cierto momento, se hizo
también necesario revisar y renovar los postulados de la historia social
clásica. El resultado fue, primero, el surgimiento de la denominada historia
cultural y de enfoques específicos dentro de ella como la microhistoria o la
historia de la vida cotidiana. Y, en un segundo momento, la aparición del
denominado giro lingüístico en historia, que está en la base de las corrien-
tes más recientes, como la historia postsocial.
Al mismo tiempo que se renovaban los enfoques teóricos, además, se
produjo también una profunda renovación temática de la investigación his-
tórica. Esa confluencia entre renovación teórica y temática se ha traducido
en el desarrollo pujante de nuevos campos de investigación, que han con-
tribuido poderosamente al avance del conocimiento histórico. Me refiero,
por ejemplo, a campos como la historia del género, la historia de la sexua-
lidad, la historia queer o la historia sobre la formación y el papel de las
identidades colectivas.
C.: En este sentido requieren especial atención sus novedosas conclusiones
sobre el periodo de la Restauración en España, en el que sitúa el origen
del Estado del bienestar o la gestación de la «ciudadanía social».
M. A. C.: Creo que nuestra investigación sobre el tema ha servido para revisar
algunos tópicos y arrojar nueva luz sobre los orígenes del Estado del bie-
nestar. El surgimiento de éste se había atribuido tradicionalmente a las
exigencias del movimiento obrero y a la iniciativa de las ideologías y parti-
dos de izquierda. Sin embargo, las reformas sociales que comenzaron a
ponerse en marcha a finales del siglo XIX parecen ser el resultado, más
bien, de la crisis experimentada por el liberalismo clásico y de la aparición
del denominado nuevo liberalismo. A medida que se constataba que el pro-
yecto liberal decimonónico no producía los resultados previstos (un nivel
creciente de bienestar social y de consenso político), los supuestos indivi-
dualistas en que éste se basaba comenzaron a ser reformulados. Como
consecuencia de ello, se fue abriendo paso la idea de que no era la incapa-
cidad de los individuos, sino las deficiencias de la organización social y de
la economía de mercado, lo que estaba en la base de las desigualdades
sociales y de la conflictividad laboral. Y que, por tanto, para aliviar estos
problemas era necesario llevar a cabo reformas sociales y laborales. Es por
lo que el origen ideológico de los reformistas sociales es tan heterogéneo,
pues va desde el conservadurismo al republicanismo.
C.: Por cierto, en el libro La ciudadanía social en España. Los orígenes históri-
cos, en el que usted figura como editor, comparte autoría con algunos com-
pañeros de departamento, donde ha creado escuela. ¿Cuáles son en este
momento algunas de las líneas de trabajo de ese grupo de investigadores?
M. A. C.: Como ya he dicho, a partir de cierto momento nos pareció que está-
bamos en condiciones de acometer investigaciones de historia de España.
Y, además, hacerlo a partir de los enfoques teóricos y metodológicos más
recientes. El resultado de ello fue la realización de algunos trabajos, creo
que bastante innovadores, sobre diversos aspectos de la historia contem-
poránea española, como los de Jesús de Felipe sobre los orígenes y forma-
ción del movimiento obrero o de Josué González sobre el problema de la
pobreza en la España del siglo XIX. Nuestra idea es seguir desarrollando
esta línea de trabajo.
C.: En qué lugares de España están arraigando líneas de interpretación simi-
lares a las que usted ha introducido en la Universidad de La Laguna, u
otras como la «historia poscolonial», a la que también se ha acercado en
los últimos tiempos.
M. A. C.: La penetración de nuevos enfoques historiográficos es siempre lenta,
pero, a la vez, es inevitable. A medida que propuestas como la historia
postsocial o la historia poscolonial van demostrando su capacidad para
ofrecer explicaciones más consistentes y satisfactorias de los procesos his-
tóricos, van siendo tenidas en cuenta por la generación más joven de his-
toriadores. Aunque hay que decir, también, que el declive de la historia
social ha provocado una especie de desencanto que está propiciando, entre
muchos historiadores jóvenes, un cierto retorno a la historia tradicional.
Creo que en esta tensión entre innovación y retorno es donde se va a deci-
dir el futuro de la historiografía española.
C.: Sus aportaciones para entender, por ejemplo, desde el punto de vista his-
tórico, «la redefinición liberal de la identidad gitana» (la mutación de los
ABSTRACT: The following text-guide, and the accompanying documents and ac-
tivities, advance a section of the chapter dedicated to the 1960s that
its author will include in the classroom book Times are changing
(1960-1989), still in preparation. The conquest of space by the
United States and the USSR in the context of the Cold War, and a
part of the role that the Canary Islands played during their course,
are presented here for a didactic purpose above all.
KEYWORDS: astronaut, cosmonaut, Cold War, hydrophonic station,
missile, orbit, satellite, seismgraphic map, Maspalomas,
spacecraft, space race.
Pero aquel mes de julio de 1969 será siempre recordado porque, el día 20,
millones de telespectadores en todo el mundo pudieron contemplar absortas
cómo se posaba, en nuestro satélite, el módulo lunar del Apollo 11, pilotado
por dos astronautas norteamericanos [doc 1]. «Un pequeño paso para un hom-
bre, un gran salto para la humanidad», dijo Neil Armstrong (1930-2012) al
poner su pie en la Luna [doc 2]. El primer alunizaje de una nave tripulada
colocó a Estados Unidos por delante en la carrera espacial que disputaba con
la Unión Soviética, un reflejo de la escalada armamentista impulsada por am-
bas superpotencias. Hacía más de una década que la conquista del espacio se
había convertido en un asunto militar, y de propaganda, en el marco de la
guerra fría [doc 3].
Desde la Tierra, las estaciones de seguimiento de Australia y, por supuesto,
de Estados Unidos (Houston) desempeñaron un papel fundamental en las co-
municaciones con los cosmonautas del programa Apollo. Fue asimismo rele-
vante la participación de las instalaciones de la NASA en Madrid (Fresnedillas,
Robledo de Chavela), Ávila (Cebreros) y Las Palmas (Maspalomas), implicadas
en el programa como resultado de acuerdos de los representantes norteameri-
canos con la delegación española del INTA, «organismo representativo de la Co-
misión Nacional de Investigación del Espacio».
Valentina Tereshkova
colaborado con anteriores misiones estadounidenses
—como el proyecto Mercury, a principios de los sesenta, y
el programa Gemini, a mediados de la década—, organi-
zadas para contrarrestar el liderazgo soviético en la ca-
rrera espacial [actividad 1]. La URSS había lanzado en
1957 el Sputnik, primer «satélite artificial terrestre» colo-
cado en órbita con éxito. En 1961, Yuri Gagarin (1934-
1968), un piloto militar soviético, pasaba a la historia
como el pionero de los cosmonautas que han viajado al
espacio exterior. Y en junio de 1963, la astrononauta,
también rusa, Valentina Tereshkova (1937) se convirtió en la primera mujer
en salir al espacio: 48 órbitas en 71 horas.
Tras el vuelo de Gagarin, los norteamericanos no tardaron
en hacer que uno de sus astronautas, John Glenn (1921-
2016), completase tres órbitas alrededor de la Tierra, en fe-
brero de 1962, como parte del programa Mercury. Glenn man-
tuvo durante su viaje orbital tres breves contactos —uno por
vuelta— con la estación de Gran Canaria, dedicada a recoger
datos procedentes de la cápsula espacial.
La colaboración, siete años más tarde, de las nuevas instala-
ciones de Maspalomas con la misión del Apollo 11 [doc 4] me-
reció por su importancia —y en agradecimiento— la visita a la
isla de Armstrong, Aldrin y Collins, los protagonistas de la ha-
zaña. El último de los alunizajes tripulados hasta hoy será el
Buzz Aldrin del Apollo 17, a finales de 1972, y solo fracasó el tercero de ellos
(imagen (Apollo 13: «Houston, tenemos un problema»). Por su parte, la
de dominio
Unión Soviética continuará con su programa Luna, que había
público)
Instalaciones del INTA y radio-telescopio en Maspalomas, Gran Canaria, 1968. Colección del
Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana (imágenes de FEDAC)
Esquema del módulo lunar empleado durante las misiones del programa Apollo de
la NASA. [Traducción al castellano: Luis María Benítez]. Un amplio sector de la socie-
dad estadounidense —la menos favorecida; sobre todo, la comunidad afroameri-
cana— no entendió bien el enorme gasto en el programa lunar, «habiendo tanta po-
breza que remediar». El poeta-músico Gil Scott-Heron (precursor del rap) reflejó en
1970 ese sentimiento en los versos de Whitey on the Moon [v. p. 119].
https://lyricstranslate.com/es/gil-scott-heron-whitey-moon-lyrics.html
H.— Apollo-Soyuz (EUA-URSS, 1975): ilustración que reproduce el encuentro de la nave esta-
dounidense Apollo con la cápsula soviética Soyuz; I.— Voyager I y II (EUA, 1977): disco ado-
sado a un panel de las naves, con una recopilación de imágenes, sonidos y música de la
Tierra.
Cuando, en enero de 1969, Neil A. Armstrong fue seleccionado por NASA como
comandante de la misión Apollo 11, yo acababa de ser contratado por
INTA/NASA [Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial/National Aeronautics
and Space Administration] como ingeniero de comunicaciones de la estación
Apollo de Maspalomas, situada en el sur de Gran Canaria. Al incorporarme a mi
nuevo puesto de trabajo, como parte de nuestra instrucción en las actividades
espaciales, participé en el curso de Introducción a la Misión Apollo (Apollo indoc-
trination) […], en Greenbelt (Maryland).
[…] El día 20 de julio de 1969, yo controlaba en el turno de tarde en Maspalo-
mas la calidad de la voz en las conversaciones entre los astronautas y el centro
de control de Houston que nos llegaban por distintos canales de frecuencias
desde la Luna, y tuve el privilegio, cuando el módulo lunar llegó a la superficie de
la Luna, de escuchar en directo a Neil Armstrong su célebre y tranquila frase «El
Águila [Eagle] ha alunizado» tras los aterradores minutos de indecisión que tuvo
que vivir sobre si había o no que abortar el alunizaje por la sobrecarga del orde-
nador de a bordo y la existencia de piedras en el lugar donde estaba programado
que había que alunizar, y tuvo que pilotarlo manualmente hasta una zona segura.
[…] Lamentablemente las imágenes que nos llegaban a Maspalomas directa-
mente de la Luna eran tan débiles que sólo veíamos sombras […]. Tuvimos que
esperar para verlas con nitidez al día siguiente, cuando las distribuyó TVE por la
cadena local canaria ([…] no había enlaces vía satélite, los telediarios y noticias
de actualidad se emitían en las islas cuando llegaba en avión la cinta de video
grabada en los estudios de TVE en la Península).
Valeriano Claros Guerra, ingeniero de telecomunicación, en El País, 27 de agosto de 2012.
Maspalomas I
ESTACIÓN ESPACIAL
Maspalomas II NASA-INTA
ESTACIÓN ESPACIAL proyecto Mercury (1961-1963)
NASA-INTA programa Gemini (1964-1966)
alunizaje Apollo 11 (20-VII-1969)
Skylab/Apollo-Soyuz (1973-1975)
Puerto Naos
ESTACIÓN HIDROFÓNICA
SOSUS-MARINA ESPAÑOLA
localización Scorpion (1968)
sismografía Teneguía (1971)
Sardina del Sur
ESTACIÓN ESPACIAL CNES-INTA
control de satelites (1967-1976)
1957-1977
LA CONQUISTA DEL ESPACIO
I
G E
F junio de 1963
Valentina Tereshkova
primera mujer cosmonauta
D B
C A
Elaboración de JMPL
● Abajo, a la izquierda, el disco Los Sonidos de la Tierra que viaja por el espacio
adosado a las dos naves de la misión Voyager. El disco contiene 122 imágenes,
sonidos diversos (pájaros, código Morse, tren…) y saludos en más de medio cen-
tenar de idiomas (en castellano: «Hola y saludos a todos»). En You Tube se pueden
escuchar los cortes que fueron seleccionados como representativos de la música
de nuestro planeta, y preparar una audición con fines didácticos. Véase, por su
interés, Carl SAGAN y otros (1981): Murmullos de la Tierra. Barcelona: Planeta.
https://www.youtube.com/watch?v=Xz03_qQ2HBg
• Johann Sebastian Bach, «Concierto de Brandenburgo n.º 2 en Fa mayor».
Múnich Bach Orchestra dirigida por Karl Richter. 4:40
• Java, gamelán (grupo indonesio de percusión), «Tipos de Flores», grabado
por Robert Brown. 4:43
• Senegal, percusión, grabado por Charles Duvelle. 2:08
• Zaire (República Democrática del Congo), canto de iniciación de las adoles-
centes pigmeas, grabado por Colin Turnbull. 0:56
• Australia, cantos aborígenes, «Estrella de la Mañana» y «Pájaro Diabó-
lico», grabados por Sandra LeBrun Holmes. 1:26*
• México, «El Cascabel» de Lorenzo Barcelata, interpretado por Antonio Maciel
y Las Aguilillas con El Mariachi México de Pepe Villa. 3:14
• «Johnny B. Goode», rocanrol compuesto e interpretado por Chuck Be-
rry. 2:38
• Nueva Guinea, canción de la casa de los hombres, grabada por Robert Ma-
cLennan. 1:20
• Japón, shakuhachi (flauta de bambú vertical), «Tsuru No Sugomori» («Nido
de Grullas») tocada por Gorō Yamaguchi. 4:51
• Johann Sebastian Bach, «Gavota en Rondó» de la Partita n.º. 3 en Mi Mayor
para violin», interpretada por Arthur Grumiaux. 2:55
• Wolfgang Amadeus Mozart, «La Flauta Mágica, aria de la Reina de la Noche,
n.º. 14». Edda Moser (soprano) y la Ópera del Estado de Baviera, dirigida por
Wolfgang Sawallisch. 2:55
• (República Socialista Soviética de) Georgia, coro, «Tchakrulo», archivo de Ra-
dio Moscú. 2:18
• Perú, zampoñas y tambor, colección de la Casa de la Cultura, Lima. 0:52
• «Melancholy Blues» (jazz), interpretado por Louis Armstrong and his Hot
Seven. 3:05
• (República Socialista Soviética de) Azerbaiyán, gaitas, grabado por Radio
Moscú. 2:30
• Igor Stravinsky, «La consagración de la primavera», Danza del sacrificio,
Columbia Symphony Orchestra, dirigida por Stravinsky. 4:35
• Johann Sebastian Bach, «El clavecín bien templado», Libro 2, Preludio y
Fuga en Do Mayor, n.º 1. Glenn Gould, piano. 4:48
• Ludwig van Beethoven, «Quinta Sinfonía», Primer Movimiento, the
Philharmonia Orchestra, dirigida por Otto Klemperer. 7:20
• Bulgaria, «Izlel je Delyo Hagdutin», canción tradicional, interpretada por
Valya Balkanska. 4:59
• Indios Navajo, canto nocturno, grabado por Willard Rhodes. 0:57
• Anthony Holborne, «The Fairie Round de pavanas, gallardas, alemandas…»,
interpretadas por David Munrow y el Early Music Consort de Londres. 1:17
• Islas Solomón, flautas de pan, colección del Solomon Islands Broadcasting
Service. 1:12
• Perú, canción de boda, grabada por John Cohen. 0:38
• China, «Liu Shui» («Corrientes de agua»), Bo Ya, interpretación de Kuan
P'ing-hu. 7:37
• India, raga, «Jaat Kahan Ho», cantada por Surshri Kesar Bai Kerkar. 3:30
• «Dark Was The Night» (blues), compuesta e interpretada por Blind Willie
El disco Los Sonidos de Johnson. 3:15
la Tierra y cuatro de las • Ludwig van Beethoven, cavatina del cuarteto de cuerdas n.º 13 en si bemol
imágenes que contiene mayor Opus 130, interpretada por el Budapest String Quartet. 6:37
(imágenes de
dominio público) * Aparecen en negrita los seis cortes a los que se alude en el texto-guía. Por supuesto,
queda a criterio docente la selección de audiciones que se considere más oportuna.
Imágenes
Creative Commons. Wikimedia Commons: RIA archive 612748 ValentinaTereshkova.jpg /
Aldrin Apollo 11 original.jpg / Galosh anti-ballistic missile launcher.JPEG / LIM-49A
Spartan mockup.png / LEMbig.lmb.png / Moon landing map surveyor.svg / Sputnik
asm.jpg / Vostok-1-musee-du-Bourget-P.jpg / Launch of Friendship 7 - GPN-2000-
000686.jpg / Gemini 6 7.jpg / Luna-16.jpg / Apollo 17 Moon Panorama.jpg / Skylab and
Earth Limb-GPN-2000-001055.jpg / Apollo-Soyuz-Test-Program-artist-rendering.jpg [R.
Bruneau] / Voyager dìsc.jpg / Uss_scorpion_SSN589 / Apollo 11 Launch - GPN-2000-
000630.jpg / The Sounds of Earth (9460968034).jpg / Voyager golden record 12 earth.gif
/ Voyager golden record 111 earth.gif / Voyager golden record 112 earth.gif /Voyager
golden record 116 earth.gif
FEDAC. Fotos Antiguas: Joseph William Hirman [1968]. Archivo de Fotografía Histórica de
Canarias, FEDAC; CABILDO DE GRAN CANARIA / Joseph William Herman [1971]. Archivo de
Fotografía Histórica de Canarias. FEDAC/CABILDO DE GRAN CANARIA
ABSTRACT: The experience developed in the subject of Visual and Plastic Edu-
cation, working with fundamental works of art in the twentieth
century with the students of 4th of ESO and PDC. In learning it was
essential to use a creative space (the «Plaza de las Artes»), located
in an outside area of the classroom, which offered greater flexibility
and motivation.
KEYWORDS: artistic project, ARTEspacio, innovation in Plastic Edu-
cation, collaborative projects, artistic spaces, creative
spaces in the school.
Imágenes de la autora
2. Objetivos y metodología
Enunciamos a continuación, en primer lugar, cuáles son los objetivos pre-
tendidos:
- Reconocer y diferenciar en obras de arte los distintos estilos y tenden-
cias que se han producido a lo largo del tiempo.
- Conocer las manifestaciones artísticas fundamentales del s. XX.
- Desarrollar la sensibilidad hacia cualquier manifestación artística.
- Convertir el patio exterior ubicado al lado del aula de Educación Plástica
en un atractivo espacio didáctico.
- Planificar y llevar a cabo la transformación de un espacio común del
CEO.
- Conservar, mejorar estética y funcionalmente esta zona común del
centro.
- Tomarconciencia de la importancia, sentido y uso de los espacios co-
munes del centro.
En cuanto a la metodología, en este proyecto artístico de innovación educa-
tiva, hemos utilizado el aprendizaje basado en proyectos (ABP). Al trabajar por
proyectos, los alumnos aprenden investigando, experimentando y viviendo
cada uno de los procesos de aprendizaje. La «Plaza de las Artes» nos ha per-
mitido realizar el aprendizaje activo y cooperativo, el alumnado ha sido el pro-
tagonista de su proceso de aprendizaje porque se encontraba inmerso en una
3. La adquisición de competencias
En el proyecto se trabajará en el desarrollo, sobre todo, de estas cinco com-
petencias:
— Conciencia y expresiones culturales (CEC), mediante la ampliación del
conocimiento y uso de los diferentes lenguajes visuales y audiovisuales,
además de la utilización de las técnicas, recursos, herramientas y soportes
propios de los mismos; también, a través del
conocimiento con actitud abierta y respetuosa
de las diferentes manifestaciones culturales y
artísticas, estilos y tendencias de los distintos
periodos, así como su empleo como fuente de
enriquecimiento y disfrute personal.
— Competencias sociales y cívicas (CSC), pues
en la elaboración de este proyecto artístico en
trabajo en equipo se contribuyó a la adquisi-
ción de habilidades sociales y se fomentaron
actitudes de respeto hacia los demás, de tolerancia hacia las diferencias, de
cooperación, de flexibilidad y de comprensión de puntos de vista diferentes.
— Sentido de iniciativa y espíritu emprendedor (SIEE), en la medida en que
el proceso de creación artística supone convertir una idea en una obra. Para
el desarrollo de la competencia fue necesario potenciar en el alumnado las
capacidades de análisis, planificación, organización, selección de recursos,
toma de decisiones, resolución de problemas y evaluación y autoevaluación.
Además, se ejercitó la habilidad para trabajar tanto individualmente como
de manera colaborativa dentro de un equipo, fomentando el pensamiento
crítico, el sentido de la responsabilidad y la autoconfianza, así como el desa-
rrollo de actitudes y valores como la predisposición a actuar de una forma
creativa e imaginativa, el autoconocimiento y la autoestima, la autonomía,
el interés y el esfuerzo.
— Aprender a aprender (AA): el alumnado reflexionó y planificó los procesos
creativos ajustados a unos objetivos finales; y experimentó con diferentes
técnicas, materiales y soportes.
— La competencia digital (CD), mediante la cual el alumnado buscó, selec-
cionó y almacenó información propia de la historia del arte.
las obras en las distintas paredes, aplicando lo estudiado en la teoría del color
y en las técnicas pictóricas.
7. La evaluación
Los usos de este espacio artístico para la comunidad educativa han sido
muchos, destacando los diversos talleres «Pintamos en la Plaza de las Artes»
con el alumnado de Primaria y Secundaria,
además de talleres interetapas, dedicados a
dar a conocer de manera didáctica y lúdica,
la obra de una serie de pintores destacados
en la historia del arte. Los objetivos que se
pretendían conseguir con estos talleres se
centraban en el desarrollo de la sensibilidad
hacia cualquier manifestación artística, ex-
presarse creativamente usando las técnicas
pictóricas y expresando tolerancia ante los di-
ferentes estilos artísticos.
https://eduespaciosconcolor.wordpress.com/2018/02/02/la-plaza-de-
las-artes-premiada-en-el-i-concurso-internacional-artespacios-creados-
por-la-uam/
http://proyectoartespacios.blogspot.com/search/label/Es-
paña%3A%20CEIP%20Bethencourt%20y%20Molina%20PREMIO%202018
https://carmenplasencia.wordpress.com/2019/05/18/taller-de-pintura-
en-la-plaza-de-las-artes/
https://www.youtube.com/watch?v=BfXhvvXhy9M
https://www.youtube.com/watch?v=9g7QUTwk-Ts
https://eduespaciosconcolor.wordpress.com/2019/05/22/taller-de-pin-
tura-1a-en-la-plaza-de-las-artes-del-ceo-bethencourt-y-molina/
Bibliografía
ACASO, M.: Pedagogías Invisibles. El espacio del aula como discurso, Madrid,
Editorial Los Libros de la Catarata, 2012.
Colección de Pintores, Madrid, Libros TASCHEN.
RUHRBERG, SCHNECKENBURGER, FRICKE, HONNEF: ARTE del siglo XX,
Madrid, Libros TASCHEN, 2018.
Redacción de CLIOCANARIAS
1. Sobre la sección
Desde los comienzos de la prensa en Canarias han sido numerosos los es-
critores, intelectuales e historiadores que han dedicado valiosas contribucio-
nes al pasado del archipiélago en los periódicos de las islas. Por desgracia,
una gran parte de esas aportaciones cae en el olvido y resulta difícil conocer
y consultar muchas de ellas, lo que va en detrimento de la investigación, hace
caer en reiteraciones innecesarias y resulta muy injusto con los autores que
dedicaron su esfuerzo a estudiar e intentar divulgar retazos del pretérito is-
leño. En esta sección se pretende, siquiera sea parcialmente, con el auxilio de
los técnicos del Fondo Canario de la Universidad de La Laguna, relacionar una
porción de ese extraordinario legado, a veces desdeñado por considerarse algo
«menor», de mera «divulgación» (cuando en bastantes casos nos encontramos
con artículos basados en rigurosa y original documentación), o de «opinión» o
«crítica localista», como si la única tarea de un historiador se ciñese a publi-
caciones «indexadas» y de «impacto» que pro-
porcionan ciertos beneficios a sus autores, sin
reparar en la pertinencia y la posible utilidad
de aclaraciones, propuestas, desmitificaciones,
denuncias, incitaciones al debate, etc., dirigi-
das a un público más amplio.
El procedimiento que seguiremos en CLIO-
CANARIAS consistirá en centrarnos en cada nú-
mero en un autor que cuente con un notable
conjunto de intervenciones periodísticas, ofre-
ciendo una breve semblanza de su obra, pro-
porcionando una nómina extensa de su pro-
ducción en ese medio y reproduciendo algunos
de esos escritos. Iniciamos la serie con una de
las cimas de la historiografía canaria del s. XX:
D. Elías Serra.
«V
amos a tratar de hacer resaltar ante la opinión culta de Tenerife
cuál es el verdadero valor, para la ciudad capital y para la isla toda,
del magnífico Palacio de Carta que prestigia con su presencia el lu-
gar más céntrico de Santa Cruz. En efecto, es ya evidente que existen algunos
elementos que, no sabemos bien con qué finalidad ni con qué estímulo, se han
propuesto desorientar al público aprovechando la natural falta de elementos
de juicio de gran parte de él.
Se habla, por ejemplo, de que casos de esa naturaleza ya se han presentado
en Tenerife y han sido resueltos con arreglo y un criterio contrario, dicen, del
que sostenemos. Se alude concretamente al caso del castillo de San Cristóbal.
Esa comparación es la prueba de que se confunden cosas totalmente distintas
y esa distinción es la que vamos a establecer.
Fue lástima sin duda, pero cosa inevitable, que el emplazamiento y el mismo
nivel en que se levantaba el glorioso castillo no permitiese aprovecharlo en
todo o en parte para incorporarlo a la nueva urbanización que exigía imperio-
samente la entrada de Santa Cruz desde el mar. Fue lástima, pero en fin de
cuentas con su derribo solo se perdió su recuerdo, un símbolo. Esos valores
puramente simbólicos, como el del castillo que batió a Nelson, no necesitan
en realidad para mantenerse y respetarlos de muros tan voluminosos. En
Pamplona hubo que derribar también por razones análogas de urbanización
el baluarte donde cayó herido el caballero Íñigo de Loyola, futuro San Ignacio.
Aquel reducto tenía para los navarros y para muchos que no lo son un incom-
parable valor moral. Pero este se salvó. ¿Cómo? Simplemente una lauda con
inscripción en el suelo de la nueva avenida señala el lugar donde estuvo el
desaparecido bastión, y ante ella el devoto siente la misma emoción que ante
el antiguo muro. Aquí en Santa Cruz, acaso se pudo conservar el portal o
simplemente señalar en el suelo el polígono de la fortaleza. Esto bastaba, por-
que el castillo de San Cristóbal carecía del más mínimo valor artístico.
¿No se han dado cuenta todavía, los que sobre estos problemas hablan, de
que una cosa es un mero recuerdo histórico y otra un edificio artístico? Pro-
bablemente porque las dos cosas van a menudo unidas se ha creado una con-
fusión entre ellas. Yo he visto a un general extranjero recoger y guardar pia-
dosamente un fragmento de piedra del enorme caos de ellas a que está redu-
cido el castillo gerundense de Montjuich, arrasado por los cañones napoleóni-
cos tras meses de fuego. Nadie pensará que aquel pedrusco fuese una pieza
de arte. No era más que un símbolo y como tal bastaba. También para nuestro
148 /Cliocanarias, ISSN 2695-4494, nº1 (2019), pp. 141-157, La Laguna (Canarias)
Elías Serra Ràfols
otros oficiales menores. De hecho, ya antes de terminar la lucha con los guan-
ches, muchos castellanos habían buscado donde fijar su morada, de momento
una choza de piedra seca y paja; y este movimiento incontrolado de fundación
de un pueblo, junto a la laguna que ofrecía facilidades de agua inestimables,
debió proseguirse más activo durante la ausencia del jefe. Cuando este regresó
y pensó en buscar sitio para su nueva capital, se encontró con un caótico
villorrio, hecho a la buena de Dios, sin plan ni concierto alguno. Entonces se
quiso remediar y tras ligeros apeos se empezaron a repartir solares entre los
vecinos con la obligación de edificarlos en cierto plazo, en la parte planeada a
ojo que comprendía todo el llano desde la iglesia comenzada de Santa María
de la Concepción hasta el barranco. Pero si el gobernador pensó que el villorrio
de arriba, la «Villa de Arriba», sería abandonado espontáneamente, se equivocó
de medio a medio; sus vecinos, la mayoría labradores y guanches de pobres
recursos, ofrecían una tenaz resistencia pasiva. Es con este motivo que se
dictan por el Cabildo bandos prohibitivos de realizar ninguna reparación en
las casas o chozas, o de vender nada públicamente en el barrio condenado.
Pero todo es inútil; y como de otro lado, el barrio nuevo, el «Lugar de Abajo»,
se va poblando a buen ritmo, al cabo de unos años aquellas amenazas son
olvidadas.
El Lugar de Abajo se pobló en efecto hasta formar calles regulares y hermo-
sas. Pero el Adelantado había escogido como lugar privilegiado, donde levantar
sus casas, como se decía entonces, y además las del Cabildo y la capilla de
San Miguel —en cierto momento escogida como cenotafio a la familia de Lu-
go — una anchurosa plaza, la plaza de la villa de San Cristóbal por excelencia.
Era una idea razonable, dentro de las costumbres de fundación de ciudades
que, poco después, iban a tener tanta ocasión de ensayarse en las Indias. El
plano de las ciudades de ultramar —y de muchas de la Península— se dibu-
jaba siempre alrededor de una gran plaza cuadrada, circundada de los más
nobles edificios de la fundación. Pero aquí, precisamente, estuvo el fallo, por
lo visto irreparable, del Adelantado: en lugar de trazar la plaza en medio de la
nueva villa, se le ocurrió la peregrina idea, a la verdad inexplicable, de situarla
en un extremo del plano y en tales condiciones que ni los futuros incrementos
del caserío han podido extenderse a su derredor. El barranco y el monte de
San Roque cortan, en efecto, toda posible expansión por ese lado y la plaza,
considerada como lugar extremo e inhóspito, ha sido de siempre cordialmente
aborrecida de los laguneros. En balde se ha dotado modernamente de buen
arbolado, de jardines y fuente monumental, de luces y paseo pavimentado, de
tribuna para conciertos. El caserío ha faltado siempre en su perímetro y es
indudable que una plaza la hacen las casas que la rodean. Estas están hoy,
con apenas excepciones, en el mismo lugar y número que en tiempo del fun-
dador; todavía con la falta de las suyas, sustituidas hace siglos por un severo
convento.
Han pasado más de cuatro siglos y medio y la plaza del Adelantado sigue
luciendo vastos solares por edificar y es todavía uno de los lugares excéntricos
de la ciudad. Este fracaso urbanístico de Alonso de Lugo supera sin remedio
sus fiascos militares.»
Elías SERRA RÀFOLS
ALDEANISMOS
[Diario de Las Palmas. Las Palmas de Gran Canaria, 22 de febrero de 1958, p. 3]
ABSTRACT: In this article we try to investigate the memory built on the Second
Spanish Republic and how, from the beginning of the Civil War
until practically today, the official account, sustained in a first
phase of intense and brutal repression (1936-1940), he used fear
as a paralyzing factor in the face of any possibility of resistance
and oppositional political action throughout the dictatorship; and
later, during the transition to the parliamentary monarchy, he
used oblivion and «reconciliation» as the foundational basis of the
new political regime.
KEYWORDS: repression, Second Republic, Civil War, Canary Islands,
Transition.
El primer contacto que tuve con la Segunda República española fue, hace
ya bastantes años, en plena Transición, cuando murió el Tío Juan, que an-
daba solo por la vida, y la familia recogió sus pertenencias, antes de vender
la casa. Entre ellas, para los niños que éramos y que jugábamos a las gue-
rras en nuestra calle solitaria de coches, había una sorpresa. Una bandera
que pudieran enarbolar nuestros ingenuos ejércitos. Una bandera amarilla,
roja y violeta que reclamamos para nuestros juegos. Nuestros mayores, im-
1 CABRERA ACOSTA, Miguel Á.: La II República en las Canarias Occidentales, Cabildo Insu-
nes del libro La Segunda República en Canarias, editado por Le Canarien Ediciones y que
recoge las ponencias presentadas en el «Encuentro de Historia sobre la II República en Ca-
narias», celebrado entre el 13 y el 15 de abril de 2011, en el Departamento de Historia, Fa-
cultad de Geografía e Historia de la Universidad de La Laguna (Tenerife). Las presentaciones
a que hacemos referencia se realizaron en el Espacio Social La Casa (La Orotava) el 2 de
junio de 2012 y en el Espacio Cultural El Castillo (Puerto de la Cruz) el 20 de septiembre del
mismo año.
3 Fruto de esas investigaciones es el trabajo ganador del Premio de Investigación Alfonso
mensa por las utopías que, una vez, pudieron soñar4. El terror se convirtió en
el más efectivo método de control social y en uno de los elementos identifica-
dores del régimen franquista. El silencio y la obediencia ciega eran el pasa-
porte para evitar el dolor, para la supervivencia. Como aciertan a describir
algunos historiadores, el fascismo apelaba a la población a no participar en
política, y este consejo quedó fuertemente arraigado en muchas de las perso-
nas que vivieron la guerra y la dictadura. Se creó en la población una relación
causa-efecto entre participación política y desgracia5 que explica, con clari-
dad, por qué fue mutilada la republicana bandera de mi infancia.
A esta represión directa le acompaña un largo listado de acciones tenden-
tes a eliminar la memoria republicana. Obviamente, todas las instituciones
son copadas por los militares y regidas con normas de estricto autoritarismo,
en contraposición con el funcionamiento democrático de las mismas hasta
ese momento, depurando, es decir, despidiendo, suspendiendo o encarce-
lando a todos los empleados y empleadas públicas que tuvieran ideas repu-
blicanas o de izquierdas; se modifica el callejero, desterrando cualquier refe-
rencia a la República y el fascismo se reapropia del espacio público, impo-
niendo nombres de generales y de líderes fascistas (Primo de Rivera, Calvo
Sotelo…), sabedores de que las calles son receptáculos y emisores de conte-
nidos ideológicos6; se homenajea, constantemente, a los caídos por Dios y
por España; se imponen nuevos símbolos (himno, bandera y escudo); se mo-
difica el calendario, derogando todas las efemérides y fiestas instituidas du-
rante la República y colocando en su lugar las gestas y conmemoraciones
fascistas (18 de julio, 1 de octubre —Día del Caudillo—, 1 de abril —Día de
la Victoria—, 12 de octubre —Día de la Raza—), conscientes de que el calen-
dario fija hechos en la memoria colectiva, la construye o la sustituye por otra7;
la Iglesia se apropia, también, del espacio público, con manifestaciones, pro-
cesiones, misas de campaña y prestando toda su liturgia más rancia a la
teatralización de las políticas fascistas, escenificando un hermanamiento in-
disoluble que tomará cuerpo, desde muy temprano, en la conformación del
nacionalcatolicismo que, como afirma Sebastián Martín, se empleó para des-
humanizar al adversario, autorizando su liquidación. Amparó y propició el ge-
nocidio franquista, al presentarlo como la violencia necesaria para salvar el
orden, la patria y la fe. La intervención de sacerdotes y párrocos no se limita-
ba a pastorales y sermones incendiarios. Encargados de expedir certificados
de conducta a personas sospechosas, decidían en muchas ocasiones su suer-
te. Convertido por imperativo bélico en autoridad de facto, el clero podía, con
4 NÚÑEZ DÍAZ-BALART, Mirta: «El porqué y el para qué de la represión», en NÚÑEZ DÍAZ-
BALART, Mirta (coordinadora): La gran represión. Los años de plomo del franquismo, Edicio-
nes Flor del Viento, Barcelona, 2009, pp. 21 y 30.
5 MIÑARRO, Anna, y Teresa MORANDI: «Trauma psíquico y transmisión intergeneracional.
Efectos psíquicos de la Guerra del 36, la posguerra, la dictadura y la transición en los ciu-
dadanos de Cataluña», en VINYES, Ricard (editor): El Estado y la Memoria. Gobiernos y ciu-
dadanos frente a los traumas de la historia, RBA Libros, Barcelona, 2009, p. 443.
6 CUESTA BUSTILLOS, Josefina: La odisea de la memoria. Historia de la memoria en Espa-
ña. Siglo XX, Alianza Editorial, Madrid, 2008, p. 209.
7 Ibíd., p. 192.
Se programa, por medio de estas reformas, un nuevo pacto del olvido y del
silencio sobre el periodo inmediatamente anterior al 18 de julio de 1936. La
nueva democracia, a través de sus principales actores, genera un discurso
oficial de la memoria de la República y la Guerra Civil que trata de equiparar
a los dos bandos —a los sublevados contra el poder legítimo y democrático
con sus defensores y a la violencia extrema, programada, permitida y auspi-
ciada por los primeros con la violencia descontrolada de los republicanos en
los primeros meses de la contienda, rápidamente controlada por las autori-
11
CUESTA BUSTILLOS, Josefina: La odisea de la memoria…, op. cit., p. 295.
Bibliografía