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Hoy se celebra internacionalmente el día de las personas acosadas y torturadas con tecnología electromagnética.

Facilito a Vd. este escrito al amparo del artículo 20 de la Constitución Española y de la Directiva (UE) 2019/1937
de Parlamento Europeo y del Consejo, de 23 de octubre de 2019. Nada de lo que expongo tiene la finalidad de
desprestigiar, difamar e injuriar a personas o instituciones, simplemente se exponen unos graves hechos de abuso
de poder de un grupo de personas del entorno del Estado que escapan al control del Gobierno y que se
aprovechan del mal funcionamiento de la justicia, de la situación general de corrupción y de la progresiva
degradación moral y ética de la sociedad para llevar a cabo ocultamente graves violaciones de derechos
humanos. Por lo tanto, lo que informo a Vd. afecta a la seguridad, las libertades y a los derechos de los
ciudadanos y es de interés general.
Vivo en este edificio y soy una de las miles de víctimas-objetivo de un «programa» de ámbito transnacional (la
mayoría de las víctimas están en los Estados Unidos y en la Unión Europea) que experimenta en seres humanos
una tecnología secreta y muy sofisticada de control de la mente y modificación de la conducta. Se oculta su
existencia a la población y al ámbito científico y académico por las implicaciones sociales y políticas que su
conocimiento conllevaría: sería de conocimiento público que la mente del ser humano puede ser controlada
electrónicamente en su totalidad (ello es posible porque el ser humano es de naturaleza bioelectromagnética) y
que puede ser convertido en un robot biológico; lo cual conllevaría que se tendría que prohibir la actual
naturaleza delictiva de dichas actividades y habría que legislar para proteger la dignidad humana y los derechos
fundamentales inherentes a ella. Por eso es que el «programa» es mantenido en secreto a toda costa y así poder
seguir torturando impunemente y en secreto a miles de personas en la Unión Europea, en España hay al menos
100 ciudadanos que somos torturados.
La principal actividad del «programa» es experimentar y mejorar, con mucho éxito, la tecnología de control de
la mente y modificación de la conducta aprovechando para ello la naturaleza bioelectromagnética del ser
humano. Aprovechando la cobertura que esta tecnología facilita para el control de las personas también se
desarrollan paralelamente otras actividades de acoso y de tortura
Una de ellas es el acoso social organizado en el que vecinos y otras personas del entorno de la víctima son
contactados por la policía secreta de los cuerpos policiales adscritos a las actividades del «programa» (en España
se conoce a este tipo de personas como “cloacas del Estado”) y la desacreditan relacionándola con la
delincuencia. Con ello se busca estudiar y comprobar la colaboración de la población con los cuerpos policiales: la
vigilancia, el chivateo, el control, etc. Pero lo más grave de ello es que algunos participan también en las distintas
facetas, medios y métodos del acoso y colaboran en la destrucción de un ser humano. Concretamente: desde una
vivienda colindante con la de la víctima se la tortura con dispositivos electrónicos. En algunos casos incluso la
familia de la víctima cae en el engaño, y no solo colabora en el chivateo policial sino que hasta en el acoso y
tortura psicológica.
Una actividad del programa consiste en utilizarnos a las víctimas para que la policía secreta de los cuerpos
policiales haga prácticas. Dentro de esta actividad fui relacionado ―al menos dos veces― con la banda terrorista
ETA. La segunda vez fui sometido a un férreo control y vigilancia y si no es porque supe conservar la calma uno de
los policías me habría asesinado. Esto coincidió al mismo tiempo que era sometido a unos experimentos con
sustancias biológicas que ponían en los alimentos de la nevera o en la ropa de la cama.
Otra actividad del «programa» consiste en utilizarnos para comprobar la idoneidad y aptitud de los miembros
de la policía secreta de los cuerpos policiales. Para tal fin el policía es desinformado sobre la víctima y se la
relaciona con la delincuencia. Se le da instrucciones sobre el trabajo a realizar y se les pone tras ella. La víctima-
objetivo está monitorizada psicofísicamente mediante sofisticada tecnología de frecuencias (nuestro cerebro
funciona eléctricamente mediante frecuencias, el ser humano es de naturaleza bioelectromagnética y puede ser
influenciado y alterado desde su exterior mediante frecuencias) y la actividad que lleva a cabo el policía objeto del
estudio es conocida y monitorizada por los responsables policiales de los cuales depende. Ven y oyen todo lo que
la víctima-objetivo ve y oye, de esta manera saben lo que ocurre cuando el ''poli'' contacta con el malo, la víctima-
objetivo, y evalúan su trabajo. Cuando el policía informa a sus jefes sobre el seguimiento y lo que ha averiguado
del “delincuente” ellos ya saben lo que ha ocurrido y hasta donde ha sido capaz de llegar el policía (ética, moral e
íntimamente ―algunos recurren al sexo para sacar información―). Hay algunos policías que además de hacer el
seguimiento contactan personalmente conmigo y hablamos ―me ocultan que son policías pero de ello no cabe
duda por el argumento de la conversación y las preguntas que hacen―, con alguno he tomado una cerveza.
Estas son algunas actividades, pero hay muchas otras actividades de acoso que abarcan toda la existencia de la
víctima. Las hay en las que se emplea la violencia contra la víctima cuando camina por la calle, cuando aguarda su
turno en la cola de un cine, de un autobús, de la caja de un supermercado. Cuando viaja y se hospeda en un hotel
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y se le crean problemas en él. Se le causan desperfectos en el automóvil y le roban el combustible del depósito. La
actividad de acoso es continua y persistente, los ''operarios'' del «programa» contactan con todo el entorno
habitual u ocasional en el que se desenvuelve la víctima y se ''estudia'' continuamente la facilidad con que la
gente se deja engañar y colabora en acosar a la víctima. Todo ello es posible, convertir la vida de la víctima en un
infierno, porque los operarios del «programa» son funcionarios del Estado y engañan a la gente relacionando a la
víctima con la delincuencia. La persistente actividad de acoso y tortura es un éxito porque se lleva a cabo desde la
estructura del Estado.
Estas actividades se llevan a cabo sin el conocimiento ni autorización del Gobierno. Hay quien piensa que son
los Gobiernos los que están al frente de estas actividades, pero yo estoy convencido de que al menos los
gobiernos de los países que conforman la Unión Europea desconocen estas actividades. El acoso y la tortura que
se nos inflige a algunos ciudadanos es cosa de los servicios de inteligencia y de los cuerpos policiales. En mi caso
hay algunos jueces que colaboran en el encubrimiento de las actividades del «programa», y ello, dado los hechos
tal como han sucedido, no solo es encubrimiento sino que es participación en el acoso y en la tortura psicológica.
En el mismo momento que la víctima-objetivo es seleccionada contra su voluntad para ser utilizada como
conejillo de indias es desprovista automáticamente de su dignidad humana y de todos los derechos fundamen-
tales inherentes a dicha dignidad: se nos convierte en indefensos animales sin derecho alguno, hacen lo que
quieren con nosotros. La víctima-objetivo es sometida a una situación de intenso terror el resto de su vida. Es
sometida a vejaciones, humillaciones, persecución, acoso, desprestigio social, tortura con armas electrónicas y a
toda clase de experiencias y sufrimientos que el «programa» de ámbito transnacional requiere en sus trabajos,
estudios y experimentos.
La peor experiencia es cuando la víctima es sometida a un terrible, terrorífico, intenso y doloroso acoso con
sofisticados dispositivos electrónicos desde alguna vivienda colindante con la suya que afecta muy gravemente a
su cuerpo y a su mente. La existencia de la víctima se convierte en un infierno. Desde la vivienda situada encima
de la mía se me somete a este tipo de acoso-tortura.
Para facilitar el encubrimiento de esta situación de terrorismo la víctima-objetivo es sometido a falsos
diagnósticos psiquiátricos. De esta manera cualquier cosa que manifieste sobre la angustiosa y terrorífica
situación a que es sometida será considerado como producto de delirios de una mente enferma.
De nada sirve que la víctima se cambio de domicilio, de ciudad, de país, el «programa» seguirá acosándonos y
torturándonos en cualquier sitio en el que vivamos. Si una víctima de Europa se va a Suramérica sigue allí bajo la
persecución del «programa» transnacional. Lo mismo ocurre si una víctima de Suramérica huye a Europa. La
persecución y acoso es de por vida, no se puede uno librar ya que estamos monitorizados electrónicamente
gracias a la naturaleza bioelectromagnética del ser humano.

A continuación pongo dos enlaces a webs de Viactec. Es una asociación de víctimas españolas del «programa». En
estos enlaces puede encontrar información sobre el acoso y la tortura que sufrimos las víctimas y la exposición de
varios casos. También encontrará enlaces a otras webs.

https://viactec.es/

https://victimsmindcontrol.viactec.es/home/

Este es un enlace a una web española donde puede encontrar importante información sobre la actividad del
«programa» y otros enlaces:

https://resistenciafrentealaviolencia.wordpress.com/que-es-el-control-externo-de-la-mente-humana/

Este es un enlace a una web extranjera en la que la página de inicio la puede encontrar en español con
importante información sobre la actividad del «programa»:

http://www.stopeg.es/

Solo me queda decirle que los ''conejillos de indias humanos'' se van muriendo y el «programa» necesita
reemplazarlos, cualquier ciudadano puede ser la próxima víctima-objetivo elegida.

Suerte.

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