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Han pasado un año y 5 meses desde que empezó a bajar el porcentaje de criminalidad
en la Patagonia, la mayoría, para no decir todos los ciudadanos de la región creía que el
porcentaje seguiría disminuyendo, hasta que se encontró un cadáver en el rio a solo 8 km
del centro de Cachipay, el cuerpo le pertenecía a Agustín Saiz. Un joven adulto morocho
de ojos verdes, que era hijo de una de las familias mas poderosas en el rubro de la
minería en el alto valle, él estaba destinado a ser el próximo heredero de la empresa
antes de recibir dos corchazos desde un revolver calibre 50.
Cuando llego la joven detective Susana Covaro la recibió una multitud de “buitres”
periodistas de crónica y otros noticieros nacionales, la agente todavía no recibía
información del caso pero ya al ver estos noticieros se dio cuenta que el caso seria difícil
de ocultar al publico. Esperándola en el muelle estaba Germán García, el detective
compañero de Susana o Susy como él la llamaba a su fiel compañera, ambos han sido
compañeros desde que ella empezó a trabajar en la unidad.
—Hola Germán, ¿como estas? ¿que tenemos hoy? — dijo Susana refiriéndose al caso
mientras recibía un café con leche de parte de un policía local y miraba el alrededor, ya
que nunca había pasado por este lado de la ciudad.
—Hola Susy, bien, bien… Hoy es un caso un poco distinto a lo normal — Dijo Germán a la
vez que llegaban a la orilla del rio justo al lado del parque, donde se encontró el tendido
cuerpo del joven adolescente. — tenemos a Agustín Saiz, un joven adulto de 18 años,
caucásico, un metro setenta y seis… Hijo de los dueños de la empresa minera “Santa Rit-
a”
— No, no, recién están saliendo de Regina me dijeron antes que llegaras. — dijo el
agente a la vez que le hacia una seña a un criminalista que revisaba el cadáver
— Bueno mejor, decile que den la vuelta y vallan hablar con los padres de la victima,
porque yo deje mi teléfono en el auto y si salgo me van a ahogar los periodistas
Germán asintió con la cabeza y se dirigió hablar con el hombre criminalista mientras
que Susana pensaba que les diría a los periodistas que la esperaban afuera de las vallas
policiales como perros que no han comido durante una semana esperando a que les
sirvan un pedazo de carne. Pero la interrumpió un criminalista que la llevo al lado de los
juegos del parque, donde se encontraban los adolescentes que encontraron el yaciente
cuerpo.
—Hola soy la sargento Covaro, ¿se sienten bien? ¿pueden comentarme por favor lo que
vieron? — Dijo la sargento mientras que le entregaba un café a cada uno de los 2
jóvenes, los adolescentes aceptaron con gusto la cortesía de la agente
— claro, claro… Nosotros jugábamos a la pelota cuando vi algo flotando en medio del
rio, pronto nos dimos cuenta que era un cuerpo y lo seguimos desde la cancha hasta
llegar hasta acá — decía la joven adolescente a la vez que se sacaba su gorra
—y… encontré con esta botella con un papel adentro a unos metros del cuerpo, se lo iba
pasar a un chico pero enseguida nos echaron para acá — dijo la otra chica al mismo
tiempo que sacaba la botella de una bolsa ecológica con un dibujo de un guacamayo
Susana sonrió al ver la botella. — Ambas son inteligentes, gracias… ahora por favor
vallanse antes que alguno de los criminalistas las tomen como testigos y tengan que
hacer terrible papeleo — dijo al mismo tiempo que se alejaba con cautela para que
ningún policía la vea cerca de las chicas