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LOS DESC EN EL MARCO DE LA PANDEMIA POR COVID 19:

RIESGOS Y OPORTUNIDADES. (REGRESIVIDAD Y


PROGRESIÓN)

La crisis sanitaria vivida a nivel mundial , durante la pandemia del COVID-19, dejó
clara evidencia de que los sistemas de salud resultan insuficientes ,tanto en unidades
médicas, equipos tecnológicos, medicinas y hasta la falta de personal médico, factores
que contribuyeron a la desesperación de la población en general, desencadenando una
gran vulneración de derechos en especial a los grupos sociales con menos recursos, que
fueron víctimas de explotación y discriminación en su afán de encontrar asistencia
médica.
Durante la pandemia , los riesgos de las medidas tomadas por los Estados, pueden ser
considerados como vulneración de derechos económicos ,sociales y culturales al
decretar los estados de excepción, cuyo fin era evitar la masificación en las diferentes
actividades económicas, para evitar mayores contagios, medida que se consideró
necesaria, aunque la población sufría serios inconvenientes por el aislamiento social e
impedimento de las actividades productivas y educativas: además de la dificultad al
acceso de los servicios hospitalarios y el acceso a una real información.

Es importante destacar que toda persona tiene derechos humanos que deben ser
respetados por todos los individuos, y que debemos humanizarnos para evitar la
discriminación entre nosotros mismos ;además de conocer los organismos e
instrumentos jurídicos a través de los cuales podemos exigir el cumplimiento estatal de
los mismos.

De acuerdo a la Declaración de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, durante


la pandemia del COVID -19, los derechos económicos ,sociales ,culturales y
ambientales debían ser garantizados por los Estados sin discriminación para todos los
habitantes de su territorio, poniendo especial atención en los grupos de mayor
vulnerabilidad entre los que se encontraron personas mayores, las niñas y los niños, las
personas con discapacidad, las personas migrantes, los refugiados, los apátridas, las
personas privadas de la libertad, las personas LGBTI, las mujeres embarazadas o en
período de post parto, las comunidades indígenas, las personas afro descendientes, las
personas que viven del trabajo informal, la población de barrios o zonas de habitación
precaria, las personas en situación de calle, las personas en situación de pobreza, y el
personal de los servicios de salud que atendieron durante la emergencia .Sin embargo,
durante esta crisis sanitaria , los Estados no lograron cumplir con las garantías de los
DESC, lo que dejó grandes huellas de dolor en la sociedad.

María Luisa Gómez Comi ,al hablar del Sistema Universal de Protección de Derechos
Humanos, enfatiza que el artículo 25.1 de la Declaración Universal de Derechos
Humanos reconoce el derecho de todas las personas a gozar de un nivel de vida
adecuado que garantice su salud y bienestar, es decir, preservar la salud física y
mental , el mismo que está protegido por el artículo 12 del Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), lo que implica una serie de
medidas que los Estados deben adoptar para asegurar su plena efectividad, entre ellas, la
provisión de servicios médicos, o la prevención y tratamiento de las enfermedades
epidémicas y endémicas. De igual manera , en el marco del Sistema Interamericano de
Derechos Humanos (SIDH), el derecho a la salud está protegido por la Carta de la
Organización de los Estados Americanos (OEA), por el artículo XI de la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, y por el artículo 26 de la
Convención Americana sobre los Derechos Humanos (CADH), dentro del rubro relativo
a la progresividad de los derechos económicos, sociales y culturales contenidos en la
carta de la OEA..

Asimismo, el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos


Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (“Protocolo de
San Salvador”), en el articulo 26, reconoce el derecho a la salud en su doble dimensión,
como el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel de bienestar físico,
mental y social y como bien público. Desde este punto de vista se puede abordar que la
salud es un derecho humano inherente, indivisible y fundamental que puede ser exigido
de manera inmediata a través de la asistencia médica para todos en igualdad de
condiciones y de carácter progresivo porque los Estados deben ir incorporando mejoras
en infraestructuras hospitalarias, adquisición de insumos médicos tecnológicos, e
incorporar personal médico especializado y bien remunerado.
A nivel internacional existen estándares sobre el derecho a la protección progresiva del
derecho a la salud y el deber a la no regresividad, donde se clarifica que todos los
derechos son indivisibles, interdependientes y que en el caso de la pandemia del
COVID-19,el derecho de la salud fue vulnerado, por lo cual es importante retomar que
los Estados partes ratificados con los diferentes acuerdos, pactos y convenios
internacionales tienen que velar por el cumplimiento de las garantías necesarias en el
respeto y atención a sus habitantes a través de un sistema de salud integro.
La acción de progresividad en el derecho a la salud implica que los Estados partes
deben realizar reformas judiciales en el sistema de salud estatal que debe tener
disponibilidad, accesibilidad , aceptabilidad y calidad para atender a los habitantes de
su territorio, además de las diferentes gestiones como la implementación de programas
que deben ser evaluados permanentemente para asegurar su efectividad y aplicabilidad
en beneficio de la comunidad.

También es necesario comprender que los Estados partes no pueden tener una
regresividad en los sistemas de salud, es decir no pueden desconocer o dejar en el
olvido los compromisos adquiridos, porque eso implica que deben responder ante un
sistema judicial internacional, pues el derecho a la salud es exigible y justiciable directo.

En Ecuador durante la pandemia del Covid-19, el Estado no pudo garantizar una


igualdad de atención para sus habitantes en el sistema de salud, debido a la insuficiencia
de las unidades médicas , insumos materiales y insuficiente personal médico , lo que
impidió la accesibilidad a una atención médica contemplada en el artículo 1.1 de la
CADH, además , de ser violentados los DESC ,por la masificación de despidos
intempestivos que provocó la falta de recursos económicos limitando el poder
adquisitivo hasta para la alimentación.

Como ecuatoriano considero que los DESC, en mi país fueron vulnerados, se vivió en
gran escala la discriminación, la mortalidad se acrecentó por la falta de una correcta
distribución de insumos médicos, los cuales fueron objetos de una gran explotación por
parte de los encargados ministeriales debido a los niveles de corrupción que se dan en
las altas esferas políticas, todo esto se va disfrazando ante los organismos
internacionales y pocos son los casos que pueden ser considerados, hasta la actualidad
nuestro sistema económico no se ha reactivado al cien por ciento, sigue el desempleo en
gran escala, las empresas privadas crean más artimañas para la explotación de la mano
de obra calificada ,el sistema judicial no es una garantía equitativa para un ciudadano
común, la educación fiscal no presenta adelantos de acuerdo a las nueva era digital y en
el sistema de salud aún no se ha superado las deficiencias ya mencionadas, por lo cual
los DESC en Ecuador no se han respetado y nos falta una política clara, transparente
para poder llegar a la progresividad en base a los estándares internacionales.
En conclusión ,los Estados partes deben actuar con mayor responsabilidad en el
cumplimiento y respeto de los DESC, con el fin de lograr una sociedad equitativa
donde el progreso se evidencie rompiendo las barreras de las diferencias económicas y
sociales en sus poblaciones, dando claras muestras del respeto a la dignidad humana.

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