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LA GUERRA DE DE 1847 Y GUERRA DE RAZAS.

La llamada Guerra de Castas fue una lucha de razas que los criollos tratan de
olvidar y sus historiadores la barnizan como una guerra de castas para evitar
que sirva esta como una guía o ejemplo a seguir. Esta lucha ha sido la más
importante que se ha dado por la verdadera Independencia de nuestro país, y
ésta se da cuando los criollos el centro de México habían desviado y
escamoteado los objetivos de la mal llamada Independencia. Los hijos de los
invasores podían detenta sus riquezas mal habidas, podían seguir robando y
explotando a nuestro pueblo, alejándose ya del objetivo final de restaurar
nuestra cultura.

Hablar de la llamada independencia en Yucatán es remitirnos al hecho de qué


en este estado no se dio una sola batalla por la independencia en los 11 años
que duró la lucha en el centro del país.

LOS MAYAS

En la lucha de centros y periferias la zona maya había conservado su estructura


federal y autogestiva, que chocaba con la estructura propietaria y autoritaria de
los españoles. La lucha de los hermanos mayas, su enfrentamiento fue más allá
del espontancismo restaurador. Que se pueda dar una lucha espontancista se
necesitan dos condiciones: la unidad en la organización y de propuesta de
intereses. Sobre esto el historiador Ramon Berzunza Pinto, en su libro “Guerra
social en Yucatán” hace la siguiente observación: “Los mayas eran un grupo
compacto, dueño de un territorio unitario sin interrupciones geográficas ni
fracturas geológicas que los hubieran roto socialmente. Hablan un mismo
idioma, tienen las mismas costumbres, son heredadas de una misma cultura”.
Por lo que se observaban la unidad para la acción, además tenían una dirección
natural y a pesar de qué Carlos III había desconocido a las naciones Indias, ésta
se llana existiendo por la ley consuetudinaria o de costumbre. Al existir una
dirección del grupo en un pasado común, era lo que le daba coherencia y esto
evitaba su fractura al tener debidamente identificada a su gente a partir de los
primeros cargos tradicionales. Esto permitió que la lucha se extendiera
rápidamente por la península.

A los hermanos mayas los podríamos clasificar en tres tipos de acuerdo a la


estructura productiva de la Colonia:

1. Los trabajadores de las haciendas y trabajadores domésticos, enganchados


por deudas que no podían pagar y heredaban estas a sus hijos, en una
esclavitud disfrazada.

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2. Los mayas ejidatarios que trabajaban la tierra en fundos legales o en tierras


del rey o baldíos.

3. Los llamados huites o mayas libres que no se habían integrado a la


estructura colonial y que se encontraban diseminados en la selvas.

El espontancismo restaurador se va a dar como consecuencia de las


contradicciones criollas que giran en un doble problema: primero, los criollos
son libres de la Corona española salen apoderarse de las tierras baldías y
desconocen los fundos legales; y segundo, y a las contradicciones en los
criollos yucatecos en contra de los criollos el centro del país. En estas luchas
usaron los criollos con falsos ofrecimientos a los hermanos mayas para
movilizar los militarmente en contra de los ejércitos de los criollos el centro.

Los criollos el centro del país en sus contradicciones, desataron la lucha contra
los criollos en Yucatán y estas mismas contradicciones también desataron a los
hermanos mayas. Así se abrió la posibilidad de luchar por la verdad de la
Independencia, la que desgraciadamente no triunfo, aunque contó con todas
las condiciones objetivas y subjetivas para su triunfo. Le faltó la vanguardia
restauradora con sus programas a corto y largo plazo para la Restauración de
nuestra cultura, si en teoría restauradora no puede haber restauración después
de 300 años el dominio en el que la costumbre cotidiana reproduce
necesariamente la estructura del dominante, lo que nos hubiese permitido
deshacernos de los criollos extranjeros en todo el continente. Esta lucha de
los mayas la iremos dando a conocer a nuestros lectores concatenando a la
historia nacional.

Esta va a durar 54 años, de 1847 a 1901, logrando liberar grandes zonas del
dominio criollo; en el primer año estuvieron apunto de expulsar a los criollos en
la península. Esta es la parte de nuestra historia que estudiaremos en este
número y para esto hay que repartir de la lucha entre los criollos federalistas y
centralistas, y cómo las reformas de Gómez Farías ocasionó el auto golpe de
estado de Santa Anna. Es ahí donde los criollos de Yucatán junto con Texas se
separaron de México.

La parte de la guerra de razas que veremos en este número es de 1847 a 1848,


y como el abandono del campo de batalla trajo entre otras consecuencias la
venta de los hermanos mayas como esclavos. Luego veremos la paralización o
el empate entre criollos y mayas de 1849 a 1852. Veremos como se cimiento de
la República libre maya de La Cruz Parlante hasta 1901 y su existencia como
zona libre dividida en etapas que van desde la lucha contra Antonio López de
Santa Anna, Pérez de Lebrún en contra del llamado Segundo Imperio el Juarista
y el Porfirismo.

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ANTECEDENTES:

Yucatán se integra a la República Mexicana en un proceso mecánico. Porque,


como ya mencionamos, en esa área del país no se dio una sola batalla para su
independencia. Así, la integración de los criollos de Yucatán se puede desglosar
de 1821 a 1838 con la rebelión del Imán contra el centralismo de Santa Anna, al
triunfar este en 1840. Yucatán se separa de México; en 1842 el gobierno de
Santa Anna busca la reconquista de Yucatán y éste estuvo a cargo del General
Peña y Barragán, quien sufrió una serie de derrotas a manos de los hermanos
mayas. Es en esta lucha que el gobernador Barbachano ofrece en un Decreto,
del que transcribimos la parte a los defensores de su gobierno lo siguiente:

Artículo 1º. “Todo yucateco que concurra a la defensa del Estado con las armas
en la mano, desde el principio hasta el fin de la campaña, que se prepara con el
motivo conque se amaga a esta península por el gobierno provisional de
México: será acreedor, además de su prestigio y de los premios ordinarios de
campaña, a un cuarto de lengua cuadrada de terrenos baldíos el Estado,
especificados en decreto del 5 de abril de 1841”.

Articulo 2º. “Todo el que se distinga en la campaña por servicios o acciones,


además de la gracia que le corresponda por el anterior artículo, será
recompensado con otra porción de los mismos terrenos baldíos en justa
proporción de la clase de servicios y de su graduación, la que será calificada
por una Junta que al intento se nombrará por el gobierno de acuerdo con el
Consejo”.

24 de marzo de 1843, el mismo gobernador Barbachano expidió otro Decreto


del cual sólo se transcribe lo esencial y donde llama a formar guerrillas: “El
gobierno protege, fomente reanima la acción popular, a fin de repeler y
exterminar a los invasores el territorio… en tal virtud, cualquier ciudadano, sea
de la clase que fuere, se haya en plena y absoluta libertad de formar partidas de
guerrillas… y se dedicarán a incendiar a los enemigos sus buques, almacenes,
parque, armas y municiones, sus depósitos de víveres. Destruir o inutilizar sus
casas o poblaciones que habitan, cegar pozos, minar los caminos… Incendiar y
arrasar montes o bosques cercanos al enemigo”.

Barbachano, en un Decreto del 12 de abril de 1843 se dirige directamente a los


mayas y solicita su ardoroso patriotismo, diciendo que quedarán exceptuados
del pago de la contribución civil y religiosa a los que, con cualquier clase de
armas, concurran a la mayor brevedad en defensa del Estado y exterminar a los
invasores; destaca en esta lucha el caudillo maya Cecilio Chi.

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Pero el general Ampudia, que tenía sitiada Campeche entra en arreglos con el
estado de Yucatán para que firme un tratado de paz y se reintegre a la
República Mexicana. Levanta Ampudia el sitio a Campeche y así los criollos
yucatecos consiguieron la satisfacción a todos sus pedimentos y se reintegra en
la República Mexicana en 1843. El pacto entre Santa Anna y Yucatán consiguió
que los yucatecos tuvieran la dirección sobre la milicia del estado y sin sacarlos
de su localidad, más derechos especiales de importación y exportación y paso
libre de los productos ellos captar en todos los puertos de la República
Mexicana. A cambio ellos aceptaban el régimen centralista y convertían a
Yucatán en un departamento sin poder de decisión sobre los asuntos
nacionales. Este Tratado de incorporación se firmó en diciembre de 1843; dos
meses después Santa Anna desconoció este Tratado publicando un Decreto en
el que prohibía la entrada de productos yucatecos a los puertos mexicanos. Por
lo que se vuelve a separar el 1 de enero de 1846, ante la declaración de Miguel
Barbachano. El gobierno de Santa Ana ofreció respetar lo convenido; Yucatán
se vuelve a reintegrar al gobierno centralista nombrando un gobernador para el
estado. Pero la asamblea criolla había elegido a Miguel Barbachano como
gobernador, en este ínter Santa Anna es arribado y desterrado cuando la guerra
entre México y Estados Unidos estalla. El gobierno local de Barbachano hace
causa común con el centro del país, lo que enfrentan los criollos yucatecos.
Alberto esta guerra, en 1846, enfrenta a los criollos y sus intereses. El partido de
los criollos de Méndez busca ser un estado más de Estados Unidos de América,
mientras Barbachano era fiel a la República mexicana, la guerra subleva al
partido de Méndez de Campeche, y elige como gobernador a Domingo Barrett,
quien declara al Estado de Yucatán su Independencia de México.

Barbachano representaba a los criollos en Mérida, quienes sostenían su


comercio con mexicanos utilizando para esto los puertos nacionales, mientras
que los campechanos realizaban su comercio con Yanquis y cubanos. Esto, por
cuestiones intereses comerciales tenían enfrentados a los criollos yucatecos.
Los campechanos, además, tenían el control del monopolio de la sal.

EL ENFRENTAMIENTO ENTRE LOS PARTIDOS BARBACHANISTAS Y


MENDECISTAS, REPRESENTANTES DE CAMPECHE Y MÉRIDA.

Así, el barbachanista Antonio Trujeque, jefe político de Peto y el coronel


Pacheco, formaron un ejército de mayas con el compromiso de exentarlos
pagos a la Iglesia Católica y atacaron Valladolid, la capital de los criollos
señores o hidalgos, donde por primera vez estos sufren la violencia de los
hermanos mayas, y siguen la información exagerada de los criollo, dicen que
murieron ochenta y cinco civiles, casi todos criollos. Barbachano huyó a Cuba.

El partido de Méndez queda al frente de la península yucateca con el apodo de


los yanquis, que tomaron el puerto de El Carmen. Los mendecistas criollos
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esclavistas añoraban entrar en la federación yanqui como un estado esclavista,


por lo que se dieron estos a la tarea de amedrentar y liquidar a la dirección
maya a fin de que el estado de Yucatán tuviese la estructura feudal de los
esclavistas del sur de Estados Unidos, pero los mendecistas no se atreven a
atacar a los mayas por estar estos armados. En eso desembarcó el coronel
Zetina y conspira desde Tizimin en favor de Barbachano, nuevamente hace
promesas de tierra y de reducción de impuestos y se integran a su casa los
jefes mayas Manuel Antonio Ay y Jacinto Pat, así como el mestizo Bonifacio
Novelo, al que señalaban como el dirigente de los ajusticiamientos en Valladolid.

Sobre el movimiento de tropa maya, en la zona de Tizimin, fueron alertados el


gobierno de Méndez. Por lo que, Trujeque mandó detener a Cecilio Chi, a
Jacinto Pat y a Antonio Ay. Al único que detuvieron fue a Antonio Ay y lo
fusilaron. Cecilio Chi es detenido solo y borracho y lo sueltan cuando les manda
decir con el capitán Veitia que al siguiente día él iría a aclarar todo. Se les fue así
la oportunidad de asesinarlo. Al otro día, Trujeque trató de apresar a Cecilio Chi
atacando Tihosuco. De ahí, se dirigieron a Tepix, quemando su rancho y
violando a una maya, iniciándose así el primer saqueo y violación que desató la
lucha de castas.

Enviaron también una patrulla a otro rancho cercano y se llevaron presos a


cinco mayas. Ante esto Cecilio Chi, atacó Tepix, donde ahora las violadas
fueron criollas.

El capitán Veitia salió a combatirlo con un cuerpo armado con 200 hombres y
fue derrotado. En un segundo enfrentamiento, con iguales efectivos, también
hizo contacto con la gente de Cecilio Chi y así mismo fue vencido. El partido de
Méndez llamó a todos los criollos a armarse y a buscar reducir a los mayas a la
Constitución de 1841 y desposeerlos de sus derechos ciudadanos. Se
levantaron en todo Yucatán picotas en las que se comenzaron a asesinar líderes
mayas como Francisco Uk. Más de un centenar de líderes mayas fueron
enviados a presidios en Campeche y cuarenta a la fortaleza de San Juan de
Ulúa, en Veracruz castigando a la mayoría de mayas pacíficos, mientras Cecilio
Chi en un rancho de la selva de Culumpich, junto con Jacinto Pat, dispersaron a
su gente en estructura de guerrillas, atacando haciendas aisladas y recogiendo
de las propiedades criollas valores para comprar armas en Belice. Para esto fue
comisionado Bonifacio Novelo, iniciándose la lucha que generó la guerra de
razas. Recordemos que en los mayas habían descansado los enfrentamientos
criollos, por lo que estos habían adquirido en el campo de batalla la experiencia
necesaria para derrotar con facilidad a los criollos.

Los criollos de Méndez se quedan colgados de la brocha, pues las tropas


yanquis no llegaron en su apoyo, se quedaron estacionados en el puerto de
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Ciudad del Carmen. Buscando integrarse a Estados Unidos habían comisionado


para esto a Justo Sierra O’Reilly, quien se entrevistó con el Presidente de
Estados Unidos, James Polk y este expuso ante el senado norteamericano la
propuesta de los mendecistas para integrarse a esa Federación. En una parte
relativa al discurso de ese Presidente dice: “Por nuestra propia seguridad exige
que vayamos en su auxilio, por la proximidad de Yucatán con las costas de
Florida, Cuba y Nueva Orleans. Pues sería muy peligroso que alguna potencia
pudiera alegar derechos sobre la soberanía de Yucatán”.

Este asunto, sobre la discusión, está contenido en un archivo denominado


Yucatán Bill, en el que se discute la autorización para enviar dinero, armas y
militares yanquis a Yucatán. Las luchas internas entre capitalistas y esclavistas
paralizaron las gestiones del doctor Justo Sierra, que les quería entregar la
península de Yucatán y afirmaba que para que Yucatán se salvase de los
“salvajes mayas” era preciso que los norteamericanos tuvieran
permanentemente una población blanca. Méndez en su desesperación ofrecía
la península de Yucatán también a España e Inglaterra, mientras la guerra de
razas se extendía. Sólo recibió ayuda de Cuba, del conde Alcoy, quien por
órdenes de José Primo de Rivera le enviaron la cantidad de veintidós mil ciento
sesenta pesos duros, más de dos mil fusiles, doscientos sables de caballería,
dos obuses de montaña y doscientos quintales de pólvora.

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