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A) Concepto
La aceptación es la adhesión al llamamiento a la sucesión hecha por voluntad del
causante o por la ley, mientras que la repudiación consiste en una declaración de
voluntad formal y expresa en virtud de la cual el llamado rechaza la delación efectuada
a su favor.
B) Caracteres.
Los menores.
- Menores sujetos a patria potestad: en virtud del art. 166 CC, los padres
deberán recabar autorización judicial para repudiar la herencia o legado
deferidos al hijo. Si el Juez denegase la autorización, la herencia sólo podrá
ser aceptada a beneficio de inventario. No será necesaria autorización
judicial si el menor hubiese cumplido dieciséis años y consintiere en
documento público.
Se podrá sostener que la aceptación de la herencia solo se impone por
denegación del permiso para repudiar y que, fuera de estos casos, los padres
del menor estarían legitimados para aceptar la herencia pura y simplemente
sin requerir autorización judicial.
Los progenitores que ejerzan la patria potestad precisarán autorización
judicial para repudiar la herencia o legados en nombre de sus hijos menores
de 16 años, o si aun siendo mayores de esa edad, sin llegar a la mayoría, no
presten su consentimiento.
- Menores sometidos a tutela: el tutor necesitará autorización judicial para
aceptar sin beneficio de inventario cualquier herencia o para repudiar esta o
la liberalidad.
- Menores emancipados: no puede afirmarse que el menor emancipado posea
la capacidad de obrar. La solución puede ser reconocer la capacidad del
menor emancipado para aceptar por sí mismo herencias a beneficios de
inventario, pues no se pondría en peligro su patrimonio al responder por las
deudas hereditarias hasta el límite donde alcancen los bienes relictos. Para
aceptar pura y simplemente o para repudiar es necesario el complemento de
capacidad del que habla el art. 323 CC.
Los incapacitados judicialmente
Habrá que estar a lo dispuesto en la sentencia de incapacitación. Podrán darse las
siguientes circunstancias:
- La sentencia de incapacitación somete al incapacitado a tutela afirmando que
carece de capacidad para aceptar o repudiar herencias. El tutor necesitará
autorización judicial para aceptar la herencia pura y simplemente, pero no se
necesitará esta autorización para aceptarla a beneficio de inventario.
- La sentencia de incapacitación somete al incapacitado a tutela, pero no
incluye la aceptación o repudiación hereditaria en el ámbito de aquellos
actos y negocios respecto los cuales carecen de capacidad. El incapacitado
podrá aceptar o repudiar por sí mismo la herencia, pues la extensión de su
incapacitación determinada judicialmente no alcanza a este tipo de negocios.
- Si la sentencia de incapacitación somete al incapacitado a curatela,
afirmando expresamente que no precisa ni la intervención ni la asistencia del
curador para aceptar o repudiar herencias, aquel podrá decidir y por sí
mismo si acepta o repudia y, en el caso de que acepte, si lo hace pura y
simplemente o a beneficio de inventario.
- Si la sentencia de incapacitación somete al incapacitado a curatela, pero no
contiene manifestación alguna sobre la intervención del curador, o sobre la
capacidad del sometido a curatela para aceptar o repudiar herencias por sí
mismo, la solución varía dependiendo de su se emite una declaración de
aceptación o repudiación.
La persona casada.
Cuando la herencia sea aceptada sin beneficio de inventario, por persona casada
y no concurra el otro cónyuge, prestando su consentimiento a la aceptación, no
responderán de las deudas hereditarias los bienes de la sociedad conyugal.
Las personas jurídicas.
Los legítimos representantes de las asociaciones, corporaciones y fundaciones
capaces de adquirir podrán aceptar la herencia que a las mismas se dejare; más
para repudiarla necesitan la aprobación judicial, con audiencia del Ministerio
público (art. 993 CC).
Hay dos clases:
- Personas jurídicas de interés privado: sus legítimos representantes
podrán libremente decidir si aceptan o repudian la herencia a ella
deferida, pues, en este caso, carece de justificación el control que supone
respecto a la repudiación la aprobación judicial con la audiencia del
Ministerio Fiscal, precisamente por la ausencia de todo tipo de interés
público
- Personas jurídicas de interés público: aquí si tiene sentido el art. 993 CC
y los legítimos representantes de aquella podrán aceptar la herencia por
sí mismo, pero para repudiarla precisarán la aprobación judicial con la
intervención del Ministerio Fiscal. Estos no podrán aceptar ni repudiar
sin aprobación del Gobierno.
- Impugnación por vicios del consentimiento: hace una remisión al art. 1265 CC,
lo cual supone que la aceptación y repudiación son susceptibles de impugnación
cuando la declaración de voluntad haya sido manifestada con error, violencia,
intimidación o dolo. El plazo es de 4 años.
- Ineficacia sobrevenida por la aparición de un testamento desconocido: deben
concurrir las circunstancias siguientes:
1. Que exista un testamento que aparece o se descubre con posterioridad a
la emisión de la declaración de voluntad.
2. El testamento posterior debe ser perfecto y válido
3. Es necesario que el testamento posterior fuese desconocido al emitir la
previa declaración de voluntad.
2. -Tipos de aceptación.
En la aceptación pura y simple el heredero responderá del cumplimiento de las deudas
hereditarias. Si el caudal relicto no fuese suficiente para satisfacerlas, serán los propios
y particulares bienes del aceptante los que quedará afectos al pago de las deudas todavía
pendientes.
La aceptación a beneficio de inventario implica que el heredero responde del
cumplimiento de las deudas hereditarias. Si el caudal relicto no llegase para cubrir su
importe, los bienes propios y particulares del aceptante no estarán sujetos al pago de las
deudas, el heredero puede optar por limitar su responsabilidad por las deudas
hereditarias hasta el punto donde alcance el patrimonio del causante.
El art 1000 CC enumera una serie de supuestos en los que se considera que se ha
producido tácitamente la adquisición de la herencia debido a la cesión del derecho a
aceptarla o repudiarla por parte de la persona llamada a la misma como heredero
«Entiéndese aceptada la herencia: 1.º Cuando el heredero vende, dona o cede su
derecho a un extraño, a todos sus coherederos o a alguno de ellos. 2.º Cuando el
heredero la renuncia, aunque sea gratuitamente, a beneficio de uno o más de sus
coherederos. 3.º Cuando la renuncia por precio a favor de todos sus coherederos
indistintamente; pero, si esta renuncia fuere gratuita y los coherederos a cuyo favor se
haga son aquellos a quienes debe acrecer la porción renunciada, no se entenderá
aceptada la herencia»
1.º El heredero no queda obligado a pagar las deudas y demás cargas de la herencia sino
hasta donde alcancen los bienes de la misma.
2.º Conserva contra el caudal hereditario todos los derechos y acciones que tuviera
contra el difunto.
3.º No se confunden para ningún efecto, en daño del heredero, sus bienes particulares
con los que pertenezcan a la herencia.
El art. 1026 establece que hasta que resulten pagados todos los acreedores conocidos y
los legatarios, se entenderá que se halla la herencia en administración. El administrador,
ya lo sea el mismo heredero, ya cualquiera otra persona, tendrá, en ese concepto, la
representación de la herencia para ejercitar las acciones que a ésta competan y contestar
a las demandas que se interpongan contra la misma.
Hasta que resulten pagados todos los acreedores conocidos y los legatarios, se entenderá
que la herencia se encuentra en administración. Este precepto solo rige para el beneficio
de inventario y su aplicación se ciñe al tiempo comprendido entre la solicitud del mismo
y la conclusión de las operaciones relativas a la liquidación de la masa hereditaria.
El patrimonio hereditario se mantiene separado del propio heredero quedando unido al
cumplimiento de un fin concreto que es el pago de las deudas pendientes del causante y
los legados. Hasta que esa liquidación no se complete, en necesario tomar las medidas
pertinentes para garantizar la conservación y custodia de los bienes relictos. Mientras
dure el estado liquidatorio proceder a la puesta en administración de la herencia
aceptada a beneficio de inventario.
Es una situación transitoria porque solo subsiste provisionalmente hasta que no se
complete el pago de las deudas hereditarias y legados. Su fin es lograr el efectivo pago
de las deudas hereditarias y legados.
Por lo que respecta la determinación de los sujetos, dicen que podrán ser
administradores tanto los herederos como cualquier otra persona. En defecto de
designación testamentaria, y si el heredero fuese único, a él le corresponderá el cargo de
administrador. Si los herederos fueran varios, para elegir administrador se requiere un
acuerdo de la mayoría de los partícipes. Cuando la herencia hubiera sido declarada en
concurso corresponderá a la administración concursal el ejercicio de las facultades
patrimoniales de administración y disposición sobre el caudal relicto, sin que pueda
cambiarse la situación.
El administrador tendrá la representación de la herencia, lo que quiere decir que se halla
activamente legitimado para el ejercicio procesal de cuantas acciones competan a
aquella, y pasivamente para defenderlas en el proceso contestando a las demandas que
se interpongan contra ella. Quien se encargue de la administración estará legitimado
para desempeñar todas las facultades que sean imprescindibles para llevar bien la
liquidación de la herencia beneficiada. El art. 1030 habilita al administrador para
proceder a la venta de los bienes hereditarios cuando sea necesario para pagar los
créditos y legados.
En la fase de liquidación deberá comprender también el abono de los gastos generados y
la defensa de los derechos hereditarios, ya que tales gastos serán de cargo de la misma
herencia, salvo que hubieran sido impuestas al heredero como condena personal por su
dolo o mala fe.
Con la aceptación pura y simple, en materia de liquidación de la herencia beneficiada,
se establece un orden para pagar a los acreedores hereditarios, legatarios y acreedores
personales de los herederos:
3.- La repudiación.
Efectos.
La repudiación de la herencia puede definirse como aquella declaración de voluntad
expresa y solemne, en virtud de la cual el llamado rechaza la delación deferida a su
favor, manifestando formalmente su intención de no querer convertirse en heredero, ni
adquirir la herencia.
El art. 1008 CC admite que la repudiación de la herencia pueda efectuarse mediante
instrumento público ente Notario y la repudiación debe ser expresa.
Produce los siguientes efectos:
EL DERECHO A DELIBERAR
Facultad que se le otorga al heredero, por un tiempo determinado, para conocer el
estado de los bienes del causante, examinar la herencia y deliberar acerca de la
aceptación o repudiación. Para ello podrá solicitar la formación de un inventario y, si en
el plazo de treinta días desde la finalización del mismo no ha manifestado su voluntad al
Juzgado, se entenderá que acepta pura y simplemente