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Por su parte, Pecheux destaca —siguiendo a Lacan— que el yo se encuentra dentro de la esfera de

lo imaginario en el sujeto, de modo tal que, por la vía del mecanismo ideológico, queda oculta su
subordinación simbólica dando la apariencia de un sujeto inicial “con interior sin exterior”. Este
autor parte de la tesis lacaniana según la cual el significante es lo que representa al sujeto para
otro significante, para reelaborar desde una teoría del discurso el efecto ideológico por el cual el
sujeto es producido/atrapado en esa red significante (sustantivos comunes, propios, efectos de
desplazamiento, etc.) de modo que, por el efecto retroactivo de la interpelación ideológica, se
comprende como la causa de sí mismo.

En suma, aquí el sujeto es el resultado de un proceso discursivo, y en su efecto retroactivo


ideológico de autonomía (ilusorio) Pecheux encuentra las tradicionales fantasías metafísicas que
han aludido a la cuestión de la causalidad, atravesadas por lo que denomina como el efecto
Munchhausen en referencia al barón que, al quedar atrapado en un pantano, se levantó a sí
mismo en el aire tirando de sus propios cabellos (Pecheux, 2005: 167).

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