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¿Cuándo comenzó el jazz? Es una pregunta que se mantendrá para siempre sin respuesta.

Por
suerte yo se me una historia muy bonita.
Comencemos...
Érase una vez, en un pueblo pequeñito de África en 1860, vivían dos mejores amigos, Anuar
y Tafari. Ambos jóvenes de 18 años eran la alegría del pueblo, siempre llenos de felicidad,
risas y amor, pero sobre todo los dos nacieron con el don de la música en la sangre. Podían
pasarse los días tocando y no les era suficiente. La música les ayudaba a ellos y al resto del
pueblo sumergirse fuera de la dura situación que estaban viviendo, la emancipación de los
esclavos.
Todas las noches el pueblo entero se reunía y bailaban al ritmo de la música que producían
aquellos chicos, y cuando acababan de tocar, todos se despedían con un abrazo y un beso con
el optimismo de poder repetir la misma escena al día siguiente.
Una noche, mientras el pueblo entero observaba atontados a Anuar y Tafari tocar, un ejército
de estadounidense interrumpió la actuación. El ejercito comenzó a llevarse a todos los
hombres del pueblo. Anuar y tarifa intentaron escapar, pero fue imposible. Dos musculosos
soldados armados los detuvieron antes de que pudiesen escaparse. Allí los amarraron a todos
de una misma cuerda por las manos y los llevaron en fila india a unos barcos.
Los días en el barco eran horribles para ambos, se les prohibía tocar, les habían separado de
sus familias, estaban rodeados de muchos cuerpos desnutridos, etc... Pero por lo menos
seguían los dos unidos.
Tras un eterno mes en pésimas condiciones llegaron a América, pero ambos ya habían
asumido que la vida allí iba a ser peor que en el barco. Los habían llevado al sur de estados
unidos, en concreto, New Orleans. Se habían convertido en negros esclavos. No conocían la
libertad, sólo sabían de una sola vida, trabajo duro de sol a sol en las plantaciones de sus
amos blancos por comida y choza. No eran dueños de nada, ni aun de sus amores. Pero
ambos continuaron con la mente positiva, siempre siendo bondadosos, porque no les hacía
falta nada, tenían donde dormir y algo para comer.
Todas las noches, para despejar la mente, Anuar y Tarifa se reencontraban en el bar de
siempre para contarse el día. Una noche un grupo de esclavos africanos que llegaron allí por
la misma situación comenzaron acoger artilugios, puesto que no tenían medios y con ellos,
comenzaron a tocarlos, dejándose llevar por sus penas y formando unas canciones llenas de
emotividad y sentimientos. Cada día creaban instrumentos nuevos caseros, pero el que más
usaban fue el banjo. Desde entonces la música se convirtió en una parte importante de la vida
cotidiana de la ciudad. Muchos de los negros que se reunían en el bar no leían música, no
tocaban las melodías de manera continua, sino que le agregaban variaciones para mantener
las actuaciones interesantes. Eran una mezcla de ritmos e instrumentos asociadas a la vida de
los esclavos, en las que estaban interpretadas como canciones de trabajo y de diversión
colectiva. La improvisación era un componente esencial de estas músicas.
Cada uno de ellos tenía una historia y la compartía a través de la música. Muchos venían de
diferentes lugares; desde Antillas que tenían música llena de ritmos caribeños, a esclavos
procedentes del sur con sus canciones del trabajo y espirituales.
Por las mañanas, Anuar y tarifa solo podían pensar en la noche, en la cantidad de gente que
llegara a ese bar, las diferentes historias que contaran y como la tocaran a través de la música
llegándoles al corazón.
Los esclavos fueron adquiriendo cierta formación de la música tradicional de los pobladores
blancos de las colonias respectivas, de origen muchas veces inglés, o escocés… y hacían
versiones propias, transformadas.
Aquellos bares parecían mágicos. Una máquina del tiempo que los llevaba a su vida cotidiana
con su familia y amigos.
Puesto que estaba prohibida la danza en los servicios religiosos protestantes, los negros
“burlaron” esta prohibición tocando palmas y moviendo rítmicamente el cuerpo al tiempo que
se cantaban himnos.
Anuar y tarifa conocieron a un joven de su edad, había vivido una situación super parecida
que ellos. Se llamaba Louis Armstrong. Louis también vivió toda su vida con su mejor
amigo, pero a diferencia de los chicos, a este joven se le fue separado de su familia y de su
mejor amigo. Desde que llego a América no lo ha vuelto a ver. Pero les conto como no se iba
rendir nunca en buscarlo.
Años más tarde estallo la guerra en estados unidos, la guerra de secesión. Y comenzó el
ragtime.
Tras la guerra, quedo abolida la esclavitud, por fin eran libres. Ambos pudieron comprarse
instrumentos con sus ahorros de hace años. Orleans se convirtió en el lugar de moda para
todos los músicos. Allí mezclaron el blues, el ragtime, y la música clásica traída de Europa.
Los chicos conocieron a montón de gente, muchos habían creado bandas. Estos tres estilos se
fusionaron, y de allí nació el Dixie.
En 1914, Estalló primera guerra mundial, y los dos fueron llevados en tren a chicago, junto a
muchos negros de esos bares. Chicago estaba lleno de campamentos y bares, cada uno con su
propio encanto. Allí dentro surgió el swing.
Anuar, tarifa y 3 amigos que conocieron en el tren hacia chicago decidieron crear una banda,
una Big Band. De aquí nació el jazz. Estas sesiones acaban originando duelos de músicos,
obviamente amistosos.
A lo largo de los años los músicos comenzaron a tocar cada vez más rápido, lo que llego a
originar el BE-BOP.
Tras la guerra La banda decidió mudarse a new jersey, donde la gente pasaba de tocar a
bailar, y comenzaron a tocar un estilo de jazz que solo te daban ganas de bailar, el Funky.
Pero Anuar y Tarifa, ya tenían suficiente dinero para coger un barco e ir a ver a su familia y
amigos en África. Tras las sabias palabras de su viejo amigo Louis, nunca se iban a rendir en
buscar a su familia. Tras un largo viaje de fuertes tormentas y un mar rabioso, llegaron a
África sanos y a salvo. Estaban nerviosos, hacia 50 años que no volvían a su tierra. Llegaron
al pueblo, seguía igual que como estaba. Sus habitantes enseguida reconocieron a la pareja de
mejores amigos, y les prepararon una fiesta de bienvenida. Compartieron historias, risas,
bailes y emociones. Pero lo más bonito fue poder tocar juntos de nuevo para su pueblo nativo,
esta vez a través de los diferentes estilos de jazz que conocieron a lo largo de su vida,
contando de su historia en América.

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