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MARTA AURELIA MARIA VITTA.

(2021)

UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

SECRETARÍA ESTUDIOS DE POSGRADO

CURSO DE CAPACITACIÓN 2020

“PSICOLOGÍA ANALÍTICA JUNGUIANA: CONTRIBUCIONES EN LA TEORÍA Y LA


TÉCNICA”
Dedicada a:

Andrea y Corina. Soñadoras de Caminos Alquímicos.

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MONOGRAFÍA

Narrativas Alquímicas

“Entre “el Tarot y la Escritura

Soy hombre: duro poco y es enorme la noche,

pero miro hacia arriba: las estrellas escriben.

Sin entender comprendo: también soy escritura

y en este mismo instante, alguien me deletrea.

Octavio Paz.

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Índice

Palabras Claves, Pág. 5

Introducción, Pág.6

Desarrollo, Pág. 9

Conclusiones, Pág. 15

Bibliografías, Pág. 18

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Palabras Claves

Tarot, Escritura, Arquetipo, Taller, Narrativa, Símbolo.

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Introducción

¿Por dónde empezar? ¿Cuál, entre todas las puertas de entrada, puede
convertirse en umbral inicial?

Los textos de Jung y todas las formaciones discursivas que a partir de


ellos se originan, son una provocación permanente, una invitación
incesante a seguir profundizando y recreando.

Sumergirme en su lectura me permitió volver a transitar, con nuevas


miradas, muchas de mis prácticas educativas, sustentadas en los saberes
y sentidos construidos desde la Educación Popular.

Un texto, en especial, se convirtió en destello para comenzar a indagar en


las nociones de símbolos y arquetipos, bucear en la naturaleza multívoca
de los contenidos de nuestros inconscientes y su riqueza latente y
creativa.

¡He aquí, entonces, el punto de partida!. En “Consideraciones teóricas


acerca de la esencia de lo psíquico”, Jung (2004) desarrolla sus
apreciaciones acerca de la imaginación creativa en los sueños de sus
pacientes (p.161). Cuando observa, también, otras vías de
manifestación, allí se detiene mi lectura:

Aún en el caso de que mis pacientes tuvieran notables conocimientos de


motivos mitológicos, estos fueron ampliamente superados por las
ocurrencias de su imaginación creativa. Y, por regla general, los
conocimientos mitológicos de mis pacientes eran mínimos.

Estos hechos demostraban, de manera inequívoca, la coincidencia de las


fantasías encauzadas por reguladores inconscientes con los monumentos,
conocidos por la tradición y por la investigación etnológica de la actividad
intelectual humana en general. (...) Lo primero fueron las observaciones y solo
después llegué, con gran esfuerzo, a formarme ideas al respecto. Y lo mismo le
pasa a la mano que lleva el lápiz o el pincel, al pie que da el paso de baile, a la
visión y a la audición, a la palabra y al pensamiento: un oscuro impulso decide
en último término, acerca de la creación, lo inconsciente a priori obliga a la

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configuración y uno no sabe que la consciencia de otro es guiada por los
mismos motivos, pues se tiene la sensación de estar entregado a un azar
ilimitadamente subjetivo. Por encima de todo el procedimiento, parece cernirse
una oscura presciencia no sólo con respecto a la creación, sino también a su
sentido. Jung (2004, p. 205)

Esta mano que lleva el lápiz me invita a ahondar en una propuesta


particular de talleres de escritura que facilito junto con dos compañeras y
dimos en llamar: Narrativas Alquímicas. (Vitta et al., 2019)

Dichos talleres de escritura comenzaron a desarrollarse desde el año


2008, con el nombre “Enigmas”. Fue durante el 2019 que profundizamos
su sentido, a partir de la sistematización de las experiencias vividas y
nació el término Narrativas Alquímicas. En este marco, entendemos la
alquimia como “magia de la lectura y de la escritura”, fusión de
singularidades, construcción del estilo propio y transformación de la
palabra personal en decires comunes. Nuestra propuesta es escribir para
sanar, para reinventarnos en medio de la hostilidad. Encontrarnos con
otros para alimentar la palabra que pulsa vida, que abre el alma,
conjugando nuevas maneras de nombrarse, de mirarse y mirar el mundo.

Desde sus inicios, convergiendo con la mirada de la educación popular,


el taller sostuvo que no era un espacio “para escritores “(en cuanto oficio,
trabajo, profesión) sino para universalizar esta tarea, descubriendo,
facilitando, propiciando, que emerja el escritor/la escritora que está
dentro nuestro.

Cada año, los núcleos temáticos se fueron modificando y ampliando,


siguiendo los recorridos inéditos de la interacción grupal, atendiendo a
las búsquedas singulares, tanto de las facilitadoras como de los
“escribientes” del taller

Desde el año 2020, el eje elegido (amado) es “Escritura y Tarot”.

Así, nos convocamos a tensionar nuestras narrativas, desocultar los


relatos inscriptos, descifrar, habilitarnos el ingreso a nuestras salas

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internas, repletas de imágenes arquetípicas que construyen nuestras
representaciones del yo y del mundo.

En ese “entre” (entre el Tarot y la Escritura) aparece lo nuevo, se gesta


lo diferente, adviene lo que no se sabe. Cada arcano, entrelazado con la
escritura, convoca al arquetipo y conmueve.
Es, justamente, ese “entre” el que, hoy, la Psicología Analítica clarifica
y enriquece.

Según Milano Laura (1989), situar el entre, nos trae los ecos
Heideggerianos acerca de lo impensado.

Cada carta del Tarot es la figura que dinamiza la zona de tránsito hacia la
escritura. Quizás, entre ambas, impulsan la posibilidad de que la sombra
pueda manifestarse.

La conciencia se amplía cuando la sombra personal puede integrarse a la


personalidad consciente y, como consecuencia, el yo consciente también
es transformado.

Esa invitación (tan Junguiana) de abrir caminos para explorar lo


desconocido, abre preguntas:
¿Será allí, en ese instante fugaz, en ese hueco que deslinda y une al
mismo tiempo los signos de la escritura y las insinuaciones de la imagen,
que el arquetipo “se activa”? ¿Será allí, en ese “entre”, donde la energía
creativa se manifiesta?

Llegando a este punto, es difícil tomar la decisión acerca de cuál puede


ser el recorte para esta monografía, ante los dos grandes corpus que se
abren

Por una parte, el tarot lleva hacia aquellas experiencias, categorías,


reflexiones que enlazan con: proyección, sincronicidad, adivinación,
alquimia. Bucear en los aportes de Jung, de M. L Von Franz y de
quienes vienen profundizando en el camino del tarot desde estas
perspectivas.

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Por otra parte, la escritura/lectura poética, invitan a profundizar en la
energía creativa, las propuestas de imaginación activa y las relaciones
entre psicología, poesía y mitologías.

Abordar cada uno de los caminos, implica el andamiaje


conceptual acerca de los procesos de formación del inconsciente, la
estructura dinámica de la psique y las diferentes funciones y tipos.

Sé que no se trata de “aplicar” categorías, sino permitir que la


experiencia de Narrativas Alquímicas hable, se manifieste y enriquezca
con los aportes de la Psicología Analítica.

Hay, para mí, la intuición de un intersticio, en el cual la teoría construida


se conforma como mirada y se asombra ante la emergencia de lo nuevo.

Entre el Tarot y la Escritura

Cuando transitamos estas prácticas que articulan Tarot y Escritura, vimos


que se convierten en recorridos posibles para vivenciar y profundizar el
camino de introspección hacia el sí-mismo. Y si el Sí Mismo gobierna,
el proceso de individuación acontece.

Profundizando en las bases filosóficas de la construcción de esta


categoría, vemos que ya en Aristóteles aparece este concepto de
“individuación” que Jung resignificó, sentando las bases de la
subjetividad creadora. Lo que para Aristóteles era “un principio”, para
Jung será “proceso”. Corral Quintero Raúl, (2021) dice al respecto:

El principio de individuación, se despliega en el interior de una realidad


tridimensional que nos refleja en su superficie, su profundidad se presenta
desde el seno materno, pasando por signos e historias, para finalmente llegar de
nuevo al universo infinito que nos produce.

Diversos son, los hilos de Ariadna que pueden guiarnos en el


laberinto. “La energía vital que está en nosotros, nos impele a “hacernos
enteros”, a transitar ese proceso de introspección. Nuestra alma no estará
completa hasta ese encuentro con el Self “(Calderón, 2007)

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En el proceso de individuación que mueve al ser humano a “hacerse una
persona completa”, sabemos que los sueños son sendas privilegiadas
para esta emergencia del inconsciente.

La Psicología Analítica profundiza en gran cantidad de material onírico,


destacando la mirada de Jung acerca del simbolismo de los sueños, su
concepción finalista que “le restituye a los sueños el valor que les es
propio” J. G. Jung (1973, p. 251) y el sentido no unívoco de sus
expresiones simbólicas.

La importancia primordial de los motivos típicos de los sueños reside en que


permiten comparaciones con los temas mitológicos. Numerosos motivos
mitológicos [Nota de Jung: véase, en particular, los trabajos de Frobenius] se
encuentran a menudo, con una significación análoga, en los sueños de muchas
personas. (J. G. Jung, 1973, p. 254)

De esta manera, Jung continúa: “El sueño nos comunica, pues, con un
vocabulario simbólico—es decir, con la ayuda de representaciones a base
de imágenes y sensoriales— ideas, juicios, concepciones, directrices,
tendencias, etc., que, reprimidas o ignoradas, eran inconscientes” (p.
255)

Este vocabulario simbólico al que alude Jung, remite al concepto central


de “símbolo” y como éste puede representar manifestaciones del
Inconsciente personal o aludir a formaciones históricas, innatas,
siempre dinámicas, ya que la psique conserva muchas capas de sus
anteriores estados de desarrollo.

Enlazo estas formulaciones transcribiendo tres citas:

En C. G. Jung, (1977), El hombre y sus símbolos, señala que:

Lo que llamamos símbolo es un término, un nombre o aún una pintura que


puede ser conocida en la vida diaria aunque posea connotaciones específicas
además de su significado corriente y obvio. Representa algo vago, desconocido
u oculto para nosotros. (…). Así es que una palabra o una imagen son

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simbólicas cuando representan algo más que su significado inmediato y obvio.
Tienen un aspecto inconsciente. (p. 17)

Perpetuando con C. G. Jung (2002) En Arquetipos e Inconsciente


Colectivo, desarrolla:

Una capa en cierto modo superficial, de lo inconsciente es sin duda alguna


personal. La designamos con el nombre de inconsciente personal. Pero esa capa
descansa sobre otra más profunda que ya no procede de la experiencia personal
ni constituye una adquisición propia sino que es innata. Esa capa más profunda
es lo así llamado inconsciente colectivo. (p. 3)

“Los contenidos de lo inconsciente personal son ante todo los llamados


complejos sentimentalmente acentuados, que forman la intimidad
personal de la vida anímica. Los contenidos de lo inconsciente colectivo,
por el contrario, son los llamados arquetipos” (p. 4)

Así, entonces, tal como la amplificación e interpretación de una figura


simbólica en un sueño, puede abrirse a partir del diálogo, también puede
realizarse por medio de algún material proyectivo (como las cartas del
tarot, en nuestro caso) llegando a movilizar los contenidos inconscientes,
actuando como la “función transcendente”, definida por Jung como
aquello que une los opuestos.

Bajo el nombre de función transcendente no ha de entenderse nada misterioso


ni, por así decir, metafísico, sino una función psicológica que, a su manera,
puede ser comparada con la función matemática del mismo nombre que articula
números imaginarios y reales. La función transcendente - psicológica deriva de
la unión de los contenidos conscientes e inconscientes (C. G. Jung, 2004b, p.
131)

Cada una de las cartas se ofrece como soporte de proyecciones. Portan,


en sí, las representaciones arquetipales que operan en las profundidades
de nuestra psique. Nos permite apropiarnos de un “saber” más amplio,
ese saber que escapa a la (estrechez de la) conciencia racional.

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Tanto el tarot como la escritura se donan como lugares posibles para
que acontezcan las percepciones irracionales y la posibilidad del
reconocimiento de ser parte de este inconsciente colectivo.

Transitar por los Arcanos del Tarot es análogo a circular por una
grandiosa sala de espejos. Cada misterio dice palabras al oído y (otras)
grita. Audaz y alquímico viaje de El loco/La loca que percibe el detalle y
el todo.

Los gestos del Tarot indican, señalan, seducen...

Cuando, finalmente, la Carta del Mundo baila la danza de la integración,


algo se cierra, cae y comienza nuevamente.

Algo más acerca del Tarot

Según Mary Greer: (Greer, 2021):

Son realmente pocos los analistas junguianos que han escrito sobre el Tarot.
Una excepción es la analista Sallie Nichols, cuya obra [Jung y el Tarot]
presenta una detallada y penetrante interpretación de estas cartas en términos
de la psicología. Considerando los arcanos mayores como un mapa que
describe el viaje hacia la autorrealización, Nichols nos ofrece diversas técnicas
para utilizar las cartas y adquirir una conciencia práctica en el camino.

Dicho artículo fue publicado en el año 2008. Según mis propias búsquedas y
lecturas, es posible que no haya tanto “escrito” pero sí he encontrado mucho
material, tanto de conferencias, encuentros y/o entrevistas a diferentes
profesionales que profundizan en la temática del Tarot desde la perspectiva
Junguiana. Gran cantidad de cursos y formaciones se ofrecen de forma virtual,
con el riesgo, en algunas ocasiones, de cierta banalización de la temática.

Suele utilizarse el “Tarot Junguiano” diseñado e ilustrado por Robert Wang


como punto de partida.

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Este amplio interés por el Tarot, recoge las vivencias de Jung en relación con el I
Ching y con la Alquimia. En ciertos planteos, se acuerda con su posible uso en el
marco terapéutico.

Desde mi práctica personal con las cartas del Tarot, a partir del año 2016, su
lectura no está dada en el encuadre de una práctica terapéutica, ya que mi
formación no me habilita para trabajar en dicho campo. Este marco es claro, en
las lecturas acordadas con cada consultante. Aun así, sé (de algún modo que
escapa a mi entendimiento consciente) que sus efectos son sanadores. Percibo,
también, que el trabajo personal sobre mí enriquece cada lectura y que, de igual
modo, cada una de ellas está hablando acerca de mi misma.

Mi experiencia con el Tarot, significó (significa) una conmoción tal, que sólo
pudo ser puesta en palabras mientras leía a Jung relatando su encuentro con la
alquimia china, llegando a su vida de la mano de Richard Wilhelm. Junto con El
secreto de la Flor de Oro y la sabiduría del I Ching.

El Tarot me enfrentó a otros lenguajes no verbales, abriéndome a la extraña


incertidumbre del oráculo que descifra/manifiesta las intuiciones inconscientes.
Vivenciando, así, la definición de Jung acerca de los acontecimientos
sincrónicos como “acto de creación”.

Análogamente sucede en los talleres de Escritura y Tarot. La riqueza arquetípica


de las imágenes, las proyecciones personales y grupales, la emoción y la energía
creativa moviendo “esa mano que lleva el lápiz” permiten que “algo suceda”.

Esta riqueza arquetípica de las imágenes del Tarot, remite a “hallazgos” del
propio Jung y de M.L. Von Franz.

Si uno quiere formarse una imagen del proceso simbólico, la serie de imágenes
encontradas en la alquimia son buenos ejemplos (…) También parece como si el
conjunto de imágenes de las cartas del Tarot descendiera lejanamente de los arquetipos
de la transformación, una visión que me ha sido confirmada en una muy esclarecedora
conferencia del profesor [Rudolph] Bernoulli. El proceso simbólico es una experiencia
en imágenes y de imágenes. Su desarrollo suele mostrar una estructura de
enantiodromía (C. G. Jung, 2002)

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Según señala Mary Greer, este término griego es usado por Jung para
significar ‘cosas que se convierten en su propio opuesto” por lo que
presenta un ritmo negativo y positivo, pérdida y ganancia, oscuridad y
luz. El texto del I Ching sería una clara representación de esto.

Marie-Louise von Franz (1988, como citado en Carrasco, s. f.) relata en


“Psique y materia” que, al final de su vida:

Jung sugirió investigar casos en los que se podría suponer que la capa
arquetípica del inconsciente está constelada después de un accidente grave, por
ejemplo, o en medio de una situación de conflicto o divorcio, haciendo que las
personas se involucren en un procedimiento adivinatorio: arrojar el I Ching,
colocar las cartas del Tarot, consultar el calendario de adivinación mexicano,
hacer un horóscopo de tránsito o una lectura geomántica. Si la hipótesis de
Jung es precisa, los resultados de todos estos procedimientos deberían
converger.

El término “constelación” abre una red de significaciones esenciales, ya que,


para Jung supone “la unión de elementos en el inconsciente para que formen un
patrón de relaciones conscientemente reconocible”. Jung (como citado
en Greer, 2021)

Siguiendo con este desarrollo, ¿sería posible pensar que las “mancias” a
las cuales Jung se refiere, puedan asemejarse a las ‘nubes de cognición’
que, según él, constituyen el ‘conocimiento absoluto”?.

Von Franz explica que las nubes de cognición representan una conciencia
por parte de nuestra inteligencia consciente de un campo de información
mucho más vasto, un «conocimiento absoluto», dentro del inconsciente
colectivo. Estas imágenes, por parte de un «ego más o menos
consciente», carecen de un enfoque y detalle precisos. Por lo tanto, la
realización del significado tiene que ser “una experiencia viva que toque
el corazón tanto como la mente” Von Franz (como citado en Greer,
2021)

Quedan, así, abiertos, nuevos planteos para seguir profundizando, pero


irían más allá del eje de este trabajo: “entre” el Tarot y la Escritura.
Ensayo, entonces, “algunas conclusiones”

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Algunas Conclusiones

“Hemos desposeído a todas las cosas de su misterio y numinosidad, ya


nada es sagrado” (C. G. Jung, 1977, p. 91) Se lamenta Jung en “El
hombre y sus símbolos”

Hecha luz, de algún modo, sobre lo que sí acontece en estos espacios de


Narrativas Alquímicas, los cuales se organizan al modo de rituales desde
los cuales es posible atisbar lo numinoso. La sensación corporal y el
sentimiento que puede percibirse, luego de cada encuentro es (algo así
como): “acá sucede algo mágico”.

La experiencia del tiempo no lineal, es central. Tanto el Tarot como la


escritura invitan a salirse del “Kronos”, de ese paradigma del tiempo
lineal que organiza nuestras vidas y poder viajar, así, por los tiempos
circulares del mandala. Cada encuentro es Kairos.

Imágenes y emoción confluyen, se dinamizan en ese encuentro íntimo,


no racional. ¿Cómo se puede hablar de arquetipos en la experiencia
práctica?

Se puede hablar de un arquetipo sólo cuando estos dos aspectos son


simultáneos. Cuando meramente se tiene la imagen, entonces es solo una
imagen oral de escasa importancia. Pero al estar cargada de emoción, la
imagen gana numinosidad (o energía psíquica); se hace dinámica, y de ella han
de salir consecuencias de alguna clase. (C. G. Jung, 1977, p. 94)

Entre el Tarot y la escritura se abre, asimismo la posibilidad de “otra


lectura”. Lectura del tarot, lectura de diferentes textos poéticos, lectura de
nuestros propios textos internos, de nuestra singular gramática poética.

Así se explica que descubramos siempre algo nuevo en nosotros mismos. Casi
cada año surge en nosotros algo que no habíamos sospechado hasta entonces.
Aunque siempre pensamos que hemos acabado con estos descubrimientos, no
obstante seguimos descubriendo que somos también tal o cual cosa, haciendo
incluso a veces constataciones asombrosas. Esto demuestra perfectamente que

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siempre hay una parte de nuestra personalidad que es inconsciente, que está en
vías de formación; estamos eternamente inacabados, crecemos y cambiamos. La
personalidad futura que seremos está ya en nosotros, pero, todavía, oculta en la
sombra. (J. G. Jung, 1973, p. 61)

Concentrémonos en el inventario de los elementos discernibles de nuestra vida


inferior. Nos encontramos, en primer lugar, con el recuerdo y la memoria, que
brotan indudablemente del interior. Están hechos de cosas que hemos
almacenado y que, desde el interior, vuelven a desfilar ante nuestro espíritu, nos
ocupan, nos torturan o nos encantan. La función de la memoria nos liga con las
cosas que han desaparecido de nuestra conciencia, que se han convertido en
subliminales, que han sido rechazadas o desechadas. Lo que llamamos memoria
es una facultad de reproducción de los contenidos inconscientes. Es la primera
función que podemos distinguir claramente en las relaciones que existen entre
nuestra conciencia y los contenidos que no están presentes en ella actualmente.
Los contenidos de la esfera interior del yo no se agotan señalando la presencia
de la memoria y de la masa de los recuerdos, aunque, vista desde la conciencia,
nuestra esfera interior tenga una apariencia bastante pobre. La estrechez de la
conciencia no nos permite tampoco sino algunas representaciones simultáneas,
que parten, asimismo, de algunos recuerdos simultáneos: hay motivos, al
parecer, para que nos sintamos siempre impresionados por el vacío, por la
indigencia, de este reino interior que llevamos en nosotros. Pero si observamos
y registramos durante un cierto lapso de tiempo la cantidad de recuerdos que
afloran a la conciencia, para abandonarla inmediatamente después,
constataremos que este espacio interior contiene riquezas mucho más
considerables que las que imaginábamos al principio (J. G. Jung, 1973, p. 62)

En esta posibilidad de otra lectura, estos talleres se presentan, como


puente, como mediadores para conectar con el mundo simbólico, para
aprender a leer nuestro propio lenguaje, remembrar (re-membrar) cual
Isis, aquello que se manifiesta fragmentado. Sostener, así, el
asombro frente a ese enigma que somos para nosotros mismos, frente a
cierta parte inasequible, que se mantiene en “sombras”.

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Escribo desde mí ser interior, me re escribo, de manera lúdica, con otros,
aprendiendo de los otros, descubriéndome. Movilizo el pensamiento, lo desarmo
y afloran los sentidos que descifran ideas y aparece una hoja nueva. Ese
instante de conexión entre la palabra y la emoción libera, nos humaniza. (Vitta
et al., 2019)

"Había una vez un taller mágico...de esos que te abren el alma y no


te dejan sola"(participante del taller)

Sí, el taller invita al silencio, a la meditación, a la introspección, se


conversa con la espontaneidad, se escucha sin prisa, otorgando a la
oralidad su valor del decir. Se abandonan las estructuras convencionales
que definen "qué es escribir", se dignifica la palabra por ser ella quien
ilumina la propia verdad.

Las imágenes del Tarot disparan las proyecciones de contenidos inconscientes y


en esta ambigüedad de significados radica su potente posibilidad de ser
conductores de los procesos de escritura.

Es tarea de las “facilitadoras”, permitir que se reduzca la censura para la


aparición de estos contenidos y silenciar el diálogo interno racional, con “lo ya
sabido”. La escritura del texto propio permite la emergencia de lo indecible.

Luego, leerlo. Leer el propio texto es un modo de leerse a sí mismo,


como si mientras nos vamos encontrando con nuestras palabras, se fueran
desprendiendo las más íntimas, las “sagradas”.

En el preciso instante en el cual la escritura y lectura acontecen, quizás,


ocurra allí, algo de este acercamiento con el self, un destello de ese
segundo nacimiento que habla de abandonar condicionamientos y
recubrimientos, revelando y descubriéndonos en formas o aspectos que
antes no habíamos visto ni leído.

El Tarot como posibilidad de la ampliación de la percepción humana.


La Escritura como su despliegue.

Y, allí, en ese “entre”, la alquimia.

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