Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Shakyamuni, el fundador del budismo, quien vivió hace unos 2 500 años
en la India, fue el primero en despertar a esta ley motivado por el anhelo
compasivo de encontrar los medios para que todas las personas
pudieran liberarse de los inevitables sufrimientos de la vida.
El registro de las enseñanzas de Shakyamuni encaminadas a despertar a
otros fueron plasmadas para la posteridad en numerosos sutras budistas.
La culminación de estas enseñanzas es el Sutra del loto. En japonés,
“Sutra del loto” se representa como Myoho-renge-kyo.
Más de mil años después de Shakyamuni, en medio del turbulento Japón
del siglo XIII, Nichiren comenzó de manera similar una búsqueda para
recuperar la esencia del budismo por el bien de las personas que sufrían.
Habiendo despertado también él mismo a la ley de la vida, Nichiren fue
capaz de discernir que esta ley fundamental está contenida en el Sutra
del Loto de Shakyamuni, y que está condensada y concisamente
expresada en el título del sutra: Myoho-renge-kyo. Nichiren designó el
título del sutra como el nombre de la ley y estableció la práctica de
recitar Nam-myoho-renge-kyo como una forma concreta para que todas
las personas pudieran enfocar sus corazones y mentes en esta ley y
manifestar así su poder transformador en el ámbito de la
realidad. Nam proviene del sánscrito namas, que significa “dedicar o
consagrar la vida”.
Renge, cuyo significado es “flor de loto”, es una metáfora que ofrece una
mayor comprensión de las cualidades de esta Ley Mística. La flor de loto
es pura y fragante, inmaculada a pesar del agua fangosa en la que crece.
Del mismo modo, la belleza y la dignidad de nuestra humanidad se
revelan en medio de los sufrimientos de la realidad diaria.
Kyo significa literalmente “sutra” y en este caso indica la Ley Mística que
se asemeja a una flor de loto, la ley fundamental que permea la vida y el
universo, la verdad eterna. El carácter chino kyo da a entender también
la idea de un hilo. Cuando se teje una tela, en primer lugar se colocan los
hilos verticales. Estos representan la realidad básica de la vida. Son el
marco estable a partir del cual se tejen los hilos horizontales. Estos hilos
horizontales, en representación de las diversas actividades de la vida
diaria, conforman el patrón de la tela, aportando color y variación. El
tejido de nuestras vidas se compone tanto de una verdad fundamental y
duradera, como de la atareada realidad de nuestra existencia diaria, con
su singularidad y variedad. Una vida tejida únicamente en base a hilos
horizontales rápidamente se desbarata.