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DIÁLOGO

Se produce como discurso compartido entre dos o más hablantes, aunque también incluimos
aquí los monólogos y el monólogo interior. Se suele encontrar en textos no literarios como la
entrevista, el debate, la tertulia, los chats o whatsapps o en textos dramáticos o insertos en la
narración.

En los TEXTOS DRAMÁTICOS los diálogos de los personajes son la única forma de expresión,
pues no hay narrador. Cabe destacar las acotaciones, que orientan sobre la actitud de los
personajes, vestuario, decorado..., y los apartes, que son palabras dirigidas al público sin que
aparentemente se enteren los personajes que comparten escena con él. También encontramos
monólogos o soliloquios de personajes a modo de reflexión interna de un personaje en voz alta (
no confundir con el monólogo interior).

En los TEXTOS NARRATIVOS el diálogo puede aparecer inserto en las siguientes modalidades:

A) ESTILO DIRECTO: surge cuando se reproduce textualmente el discurso del personaje


con sus mismas palabras. En esta modalidad el narrador tan solo interviene previamente para
introducir dicho discurso mediante los llamados verbos de lengua (dicendi). Entre sus
marcas lingüísticas podemos encontrar: el uso del presente y futuro, la 1ª y 2ª persona,
vocabulario afectivo, vocativos e interjecciones.

Se pueden dar dos formas:

1) Las palabras del personaje introducidas por el verbo dicendi con mayúscula inicial, después
de dos puntos y entre comillas:

Pablo dijo: “No sé qué hacer con mi vida”.

2) Las palabras del personaje en renglón aparte, sin comillas y entre rayas de diálogo:

- No sé qué hacer con mi vida - dijo Pablo.

Verbo dicendi + cita textual

Juan estaba agotado. Suspiró y dijo: “Jamás vuelvo a subir corriendo”.

B) ESTILO INDIRECTO: ocurre cuando se enuncia el contenido del discurso de un personaje,


pero sin reproducir su forma de expresión. El narrador especifica dicho contenido
formulándolo en su propio lenguaje y en forma de subordinada sustantiva introducida por un
verbo dicendi mediante los signos gramaticales pertinentes. En este caso no hay cambio de
línea ni raya de diálogo, los verbos aparecen en pasado o condicional, en 3ª persona, y no
aparecen vocativos, interjecciones ni imperativos.

Verbo dicendi + conjunciones “que/si” + palabras del personaje en


boca del narrador.

Juan estaba agotado.Suspiró y dijo que jamás volvería a subir corriendo.

C) ESTILO INDIRECTO LIBRE: aparece cuando en el discurso del narrador se reproduce, tanto
el contenido de la intervención del personaje ( oral o de pensamiento) como su peculiar forma de
expresión (en todo o en parte); para ello se suprimen los signos gramaticales de subordinación,
de forma que el discurso del personaje aparece como fundido con el del narrador, que se ha
contaminado de las expresiones de aquel. Parece un monólogo interior en 3ª persona. Se conoce
lo que piensan y sienten los personajes, sin la aparente voz narrativa intermedia del narrador, que
asume y reproduce la formulación del personaje. Mantiene las características gramaticales del
estilo indirecto (pronombres, adverbios y formas verbales en 3ª persona del narrador) pero
desaparece el verbo dicendi y la cita se yuxtapone al discurso del narrador y como
formando parte de él, pero se percibe que se trata de un discurso citado porque usa el punto
de vista y tipo de lenguaje característico del personaje. A veces aparece entre comillas.
Apenas es usado fuera de los textos narrativos y se observa en textos como La Regenta, del s.
XIX.

Ana bajó a la huerta, olvidada ya de la carta que quería escribir (...). Le parecía una vergüenza y
una degradación ridícula todo aquello...! ¡Su don Víctor! ¡Aquel idiota! Sí, idiota; en aquel
momento no se volvía atrás . ¡Qué diría Petra para sus adentros! ¿Qué marido era aquel que
cazaba con trampa a su esposa?
La Regenta, Leopoldo Alas Clarín

Juan estaba agotado y jadeaba; los pensamientos se agolpaban en su mente; no, ya jamás
volvería a subir corriendo.

Al lado de la noche de donde volvía, la penumbra tibia de la sala le pareció deliciosa... Todo
era grato y seguro, sin ese acoso, sin... Pero no quería seguir pensando en la pesadilla... Ya no
debía tener tanta fiebre, sentía fresca la cara. Ahora volvía a ganarlo el sueño, a tirarlo despacio
hacia abajo. La almohada era tan blanda, y en su garganta afiebrada la frescura del agua mineral.
Quizá pudiera descansar de veras, sin las malditas pesadillas. La luz violenta de la lámpara en lo
alto se iba apagando poco a poco.
Final de juego, Julio Cortázar

Cierta noche Andrés escuchó un agitarse inusitado en el cuarto debajo del suyo. Algo sucedía.
Su atención se adhirió a la voz de su abuela que se quejaba suavemente al comienzo, y que
después dio un débil gemido de dolor. Sobrecogido, se sentó al borde de su lecho, con sus pies
metidos en las pantuflas. Aguardaba. ¿Y si su abuela muriera? ¿Si muriera allí mismo, ahora, esta
noche? Sensibilizados de pronto, sus nervios vibraron a lo largo de todo su cuerpo... ¿No sería
esa la solución de todo?
Coronación, José Donoso.

D) MONÓLOGO INTERIOR: el narrador desvela el flujo interior de la conciencia del


personaje: sus pensamientos íntimos, los recovecos de su mente... Por recogerse como algo
que surge de la mente del personaje, suele presentarse como algo inconexo, alterado, sin
orden lógico, falto de hilazón sintáctica, concordancia, tema central o coherencia; en
definitiva, se trata de un discurso fragmentario. Da la impresión de que trata de reproducir los
pensamientos tal y como llegan a la mente del personaje. En este caso no existe interferencia
del narrador. Solo se da en textos narrativos a partir del s. XX ( de los años 60 en adelante) y
puede aparecer en 1ª, 2ª o 3ª persona, aunque la más habitual es la 1ª.

Niñoquepiensa

Vino el Viejo y dijo basta cuando Mamá le contó con lujo de detalles el lío de la maceta lo dijo
con la furia de costumbre y esos ojos saltones que tiene cada vez que en la oficina alguno de los
malandras le arruina la digestión y después él viene y se desquita conmigo mandándome a la
cama y aquí estoy despatarrado como un rey mirando las goteras del techo metiendo el dedo
gordo del pie en el agujero de la sábana claro lo lamento más que nada por el flan que hizo la
Vieja pero a lo mejor queda para mañana y es mucho mejor comerlo frío dijo basta como si la
maceta fuera suya y era en cambio de la gorda de al lado la que tiene várices y también esa nena
asquerosita que en la escuela se cree la mona sabia pero nunca se acuerda de la capital de Bolivia
y yo en cambio sé todas las capitales de América primero Honduras capital Tegucigalpa después
Venezuela capital Caracas después Nicaragua capital Managua donde le pusieron la tapa al Tacho
total una maceta no es para tanto pero la Vieja claro tiene que adular a la gorda y llevar el cuento
para que el otro chinchudo diga que soy imposible esto no puede seguir así vamos a tener que
meterte pupilo como si yo fuera a tragarme esa milanesa y no supiera que la Vieja sin mí se vuelve
loca por lo menos le dijo la otra noche a la tía Azucena si algo le pasa al nene yo memato memato
memato pero claro ella tiene que lucirse con la gorda porque miran juntas la telenovela y lloran
juntas y se desesperan y el Viejo se agarra cada luna porque en vez de hacerle la comida se pasan
como una hora comentando te das cuenta qué sinvergüenza pero la institutriz tampoco es trigo
limpio fíjate que el mayordomo les había dado la cana en la glorieta pero el conde es tan bueno
que se lo perdonó por la hija ma qué hija grita el Viejo quiero la sopa o me van a tener esperando
hasta las calandrias griegas la macana es que hoy había fútbol y yo aquí despatarrado como un
rey todo por querer explicarle a Cacho cómo había sido el gol de Hohberg la maceta estaba tan a
mano que la patié despacio nada más que para que entendiera el amague del penal y quién sabe
cómo irán Montaño a Hohberg Hohberg a Romay Romay a Borges viene el centro saltan varios
goooool la cama es una peste estoy aburrido aburrido aburrido cuando sea grande voy a quemar
todas las camas y voy a comprar una pila de macetas para romperlas a patadas y ahora como
anticipo podría romper la sábana haciendo fuerza con el dedo gordo pero capaz que después la
Vieja ve la rotura y dice que fui yo y va con el cuento y mañana yo quiero comer flan y además
tengo que ir al colegio porque van a dar cine para que después hagamos la composición sobre
qué buenos son los padres jajá y la maestra que es bruta lora me sienta casi siempre con la niña
Fernández pero a mí me gusta la niña Menéndez porque la niña Fernández es flor de naba y
sostiene que el que copia no aprende pero ella no copia y tampoco aprende en cambio la niña
Menéndez es lo más pierna y de una familia fenómena todos de la quince así que calcamos los
mapas yo cuando sea grande quiero ser de la quince para tener auto gratis y que me paguen el
sueldo mientras paso flor de vida en Punta del Este pero en cambio mi primo Tito dice que a él le
gustaría estudiar bailes clásicos y entonces el Viejo pone rostro de arcada y yo estoy aburrido
aburrido aburrido y además tendría que ir al baño y el Viejo me dejó encerrado y a oscuras ojalá
venga un apagón así ellos también quedan a oscuras ojalá se les pierda la llave y queden
encerrados ojalá se le rompa a la Vieja una maceta así el Viejo la mete en la cama y se pasa
aburrida aburrida aburrida y no puede ver la telenovela y yo vengo y le digo a que no sabes qué
dijo el conde en la glorieta y hago el ruidito de la puerta que se abre y de la pata de palo que se
acerca todo para que ella rabie pero como va a estar en penitencia no va a prender la radio y
tendrá que esperar a que venga la gorda y se lo cuente y cuando venga la gorda voy a hacerle fau
a la nena asquerosita y Mamá esta vez no va llevarle el cuento al Viejo porque va a estar en
penitencia y los que están en penitencia viven a oscuras y encerrados y recontraburridos y ya va
como media hora que estoy en la cama así que sólo faltan dieciocho horas y media y voy a
ponerme a contar hasta un millón o sea unodostrescuatrocincoseissieteocho ya me aburrí es
mucho más divertido cantar cuartelazo de los cielos de los cielos do jamás se pone el sol ya me
aburrí pero también podría buscar algo para que lo pongan en penitencia a Papá así que en
cuanto tenga el teléfono a mano voy a llamar al jefe para contarle que el Viejo estuvo hablando de
él y dijo que era un imbécil un tarado un ladrón y otra cosa que no me acuerdo bien pero que
sonaba algo así como cornudo.

El porvenir de mi pasado, Mario Benedetti

(…) me gustan las flores me gustaría tener toda la casa nadando en rosas Dios del cielo no hay
nada como la naturaleza las montañas salvajes después el mar y las olas precipitándose luego el
campo encantador con sembrados de avena y trigo y toda clase de cosas y toda la preciosa
hacienda paseándose por ahí eso debe de ser bueno para el corazón de una ver ríos y flores de
todas las formas y perfumes y colores brotando hasta las zanjas primaveras y violetas es la
naturaleza en cuanto a los que dicen que no hay Dios no daría un chasquido de mis dos dedos
por toda su ciencia por qué no van y crean algo yo a menudo se lo he dicho a ateos o como sea
que se llamen y vayan y pongan en orden sus remiendos primero después van lanzando alaridos
clamando por un sacerdote cuando se están muriendo y por qué por qué porque tienen miedo del
infierno debido a su conciencia acusadora ah sí yo lo conozco bien quién fue la primera persona
en el universo antes de que hubiera nadie que lo hizo todo quién ah ellos no saben ni yo tampoco
así que ahí tienes podrían igualmente tratar de impedir al sol que saliera por la mañana el sol brilla
para ti me dijo el día que estábamos acostados entre los rododendros sobre la puerta de Howth
con el traje de mesclilla gris y sombrero de paja el día que conseguí que se me declarara si
primero le pasé el pedacito de pastel que tenía en mi boca y era año bisiesto como ahora sí hace
16 años mi Dios después de ese beso largo casi me quedé sin aliento sí me dijo que yo era una
flor de la montaña sí entonces somos flores todo el cuerpo de una mujer si ésa fue la única verdad
que me dijo en su vida y el sol brilla para ti hoy sí por eso me gustaba porque vi que él entendía lo
que era una mujer y yo sabía que siempre podría hacer de él lo que quisiera y le di todo el placer
que pude llevándolo a que me pidiera el sí y primero yo no quería contestarle sólo miraba hacia el
mar y hacia el cielo y estaba pensando en tantas cosas que él no sabía de Mulvey del señor
Stanhope y de Hester y de papá y del viejo capitán Groves y de los marineros que juegan al todos
los pájaros vuelan y al salto de cabra y al juego de los platos como lo llamaban en el muelle y el
centinela frente a la casa del gobernador con la cosa alrededor de su casco blanco pobre diablo
medio asado y las chicas españolas riendo con sus chales y sus peinetas y las griterías de los
remates por la mañana los griegos y los judíos y los árabes y el diablo sabe quién más de todos
los extremos de Europa y Duke Street y el mercado de aves todas cloqueando delante de lo de
Larby Sharon y los pobres burros resbalando medio dormidos y los vagos tipos dormidos con las
capas a la sombra en los escalones y las grandes ruedas de las carretas de toros y el viejo castillo
de edad milenaria sí esos hermosos moros todos de blanco y con turbantes que son como reyes
pidiéndole a una que se siente en su minúscula tienda y Ronda con las viejas ventanas de las
posadas los ojos que espían ocultos detrás de las celosías para que su amante bese los barrotes
de hierro y las tabernas de puertas entornadas en la noche y las castañuelas y la noche que
perdimos el barco en Algeciras el guardia haciendo su ronda de sereno con su linterna y oh ese
horroroso torrente profundo oh y el mar el mar carmesí a veces como el fuego y las gloriosas
puestas de sol y las higueras en los jardines de la Alameda sí y todas las extrañas callejuelas y las
casas rosadas y azules y amarillas y los jardines de rosas y de jazmines y de geranios y de cactos y
Gibraltar cuando yo era chica y donde yo era una flor de la montaña sí cuando me puse la rosa en
el cabello como hacían las chicas andaluzas o me pondré una colorada sí y cómo me besó bajo la
pared morisca y yo pensé bueno tanto da él como otro y después le pedí con los ojos que me lo
preguntara otra vez y después el me preguntó si yo quería sí para que dijera sí mi flor de la
montaña y yo primero lo rodeé con mis brazos sí y lo atraje hacia mí para que pudiera sentir mis
senos todo perfume sí y su corazón golpeaba loco y sí yo dije quiero sí.
Ulises, James Joyce

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