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Bélgica: Se fomenta más la eutanasia

que los cuidados paliativos


En Bélgica, durante 2012, el número de eutanasias practicadas
(1.432) ha aumentado un 25% respecto a las de 2011 (1.133). Esto
supone el 2% de todas las muertes del país en 2012. El 74% de
los que sufrieron la eutanasia eran enfermos de cáncer.

Thomas Scandroglio se pregunta en La Nuova Bussola


Quotidiana por las causas de esta subida, y considera que una vez
que se legaliza lo que antes era un delito, los casos aumentan. En
el mismo medio, Giovanna Arcuri habla también de esta subida,
con motivo del caso de los gemelos adultos de Amberes a los que
se les practicó la eutanasia el pasado 14 de diciembre. Este suceso
causó un gran revuelo mediático, pero se hizo de forma próxima a
la legalidad belga. En 2002, Bélgica despenalizó el delito de
homicidio consensuado y cooperación al suicidio. Para pedir la
llamada “muerte dulce” o eutanasia, el solicitante debe reiterar su
petición varias veces, tener el consentimiento de dos médicos, y
de un tercero si la persona interesada no está en etapa terminal
(en Bélgica no solo los moribundos pueden pedir la eutanasia).
También tiene que ser un médico el que administre la inyección
letal. Respecto al cuadro clínico, el solicitante debe estar afligido
por un dolor tanto físico como psicológico, sin que exista terapia de
alivio satisfactoria.
Términos como “dolor mental” acaban por ser una llave maestra
que abre la puerta a muchos casos de eutanasia

Los gemelos Marc y Eddy Verbessem, de 45 años, no eran


terminales. Estaban sordos y comenzaban a quedarse ciegos. El
portavoz del hospital que les dio muerte alegó que “el dolor puede
ser insoportable no solo físicamente, sino también mentalmente”.
Lo que sucede es que términos como “dolor mental” se convierten
en una llave maestra que puede aplicarse a múltiples casos de
eutanasia, como ha sucedido en Holanda (ver Aceprensa, 18-12-
1996).

Michael Cook, al comentar el caso de los hermanos Verbessem


en MercatorNet, afirma que las asociaciones de sordos han dicho
que “ser sordo y ciego no es una sentencia de muerte”. Helen
Keller, una conocida mujer americana sordomuda y ciega, viajó por
el mundo, escribió libros y se convirtió en una ardiente
propagandista del socialismo. La canadiense Coco Roschaert,
sorda y ciega, ha comentado en su blog: “Me pregunto si los
gemelos Verbessem conocían la formación disponible para su
situación, si se les dio a conocer la comunidad de personas sordas
y ciegas de Bélgica que estaba en torno a ellos, para calmar su
miedo a quedarse ciegos”.

Cook cita también al profesor Chris Gastmans, de la Universidad


Católica de Lovaina. “¿Es esta la única respuesta humana que
podemos ofrecer en este tipo de situaciones? Me siento incómodo
aquí como especialista de ética. Hoy parece que la eutanasia es la
única manera correcta de terminar la vida. (…) En una sociedad
tan rica como la nuestra, tenemos que encontrar otra manera de
afrontar el problema: fomentar los cuidados para hacer frente a la
fragilidad humana”.
Un estudio del Instituto Europeo de Bioética, con sede en
Bruselas, afirma que la eutanasia en Bélgica está siendo
trivializada

Eutanasias que vulneran la propia ley


Por otra parte, el 55% de las muertes por eutanasia en Bélgica
ocurren en los domicilios de los pacientes. ¿Cómo puede saber la
Comisión Auditora si realmente se cumplieron las condiciones
legales?, se pregunta Scandroglio. Cook recuerda que un informe
publicado el año pasado por el Instituto Europeo de Bioética, con
sede en Bruselas, afirmó que la eutanasia en Bélgica se practica
de modo “trivial” y que la aplicación de ley es supervisada por un
organismo muy permisivo. Tras diez años de eutanasia legal, con
5.500 casos, ninguno ha sido investigado por la policía.

Estas inquietudes no parecen preocupar demasiado a muchos


políticos belgas. Se ha abierto recientemente la tramitación
parlamentaria de una propuesta para flexibilizar aún más las
condiciones de la eutanasia. Se pretende que los adultos con
enfermedades neurodegenerativas, como el alzheimer, tengan
libre acceso a ella. Por otra parte, se está estudiando la eutanasia
para los menores. Cuarenta expertos fueron llamados al Senado
pero, según Tommy Scholtes, jefe de prensa de la Conferencia
Episcopal belga, ninguno de ellos tenía una postura provida. El Dr.
Dominique Biarent, jefe de cuidados intensivos del Hospital Infantil
de la Universidad Reina Fabiola, dijo que la eutanasia para
menores de edad ocurre con mucha frecuencia, pese a ser ilegal.
A la pregunta sobre la edad mínima para solicitar la eutanasia,
Bruno Vanobbergen, comisionado flamenco para los derechos del
niño, ha sugerido que 12 años con el permiso paterno y 16 sin él.
Su homólogo francófono, Bernard de Vos, piensa que los 15 años
es una edad adecuada para tomar una decisión autónoma.
Marginación de los cuidados paliativos
Arrogar a cada persona, incluso menor de edad, un poder absoluto
sobre su propia vida, y más en situaciones de enfermedad o
depresión, resulta poco razonable. Además, en muchos casos de
eutanasia se ignora la voluntad del paciente. Un estudio de K.
Chambaere y otros, publicado en el Canadian Medical Association
Journal, muestra una serie de conclusiones sobre las eutanasias
practicadas en Bélgica, de junio a noviembre de 2007. De 208
casos, en 142 constaba la petición explícita del paciente; en 66 no.
En el 77,9% de esos 66 casos, la decisión no fue discutida con los
pacientes. Son destacables algunos de los motivos alegados por
los ejecutores: a veces se ha actuado por el “interés superior” del
paciente (17% de los casos); en otras ocasiones se ha estimado
que abordar la cuestión supondría un sufrimiento innecesario para
el enfermo (8,2%). En otra investigación de 2011 publicada en la
revista de Current Oncology, J. Pereira dice que la petición de la
asociación belga de cuidados paliativos (en adelante CP) para
incluir una consulta obligatoria sobre estos cuidados (“filtro
paliativo”) a los enfermos necesitados, fue denegada. De 2002 a
2007 en Bélgica, se consultó con un médico de CP tan solo en el
12% de los casos de eutanasia. Los médicos de CP y sus equipos
no pudieron ofrecer sus alternativas para la atención de más de un
65% de los pacientes que murieron por eutanasia. Las tasas de
participación en los CP han ido disminuyendo: en 2002, los equipos
de CP fueron consultados en el 19% de los casos de eutanasia,
pero en 2007 esa participación se había reducido al 9%. Esta
constatación contradice las afirmaciones de que, en Bélgica, la
legalización de la eutanasia se ha visto acompañada de mejoras
significativas en los CP.

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