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Manejo ambiental de los relaves o jales mineros

Cristina Cortinas de Nava*

Directora General de Materiales, Residuos y Actividades Riesgosas del


Instituto Nacional de Ecología. Av. Revolución 1425, nivel 14, Col.
Tlacopac, México, D.F. C.P. 01040. Correo electrónico:
mcortina@ine.gob.mx

Contexto nacional

La minería en México tiene una larga historia, si se considera que aún


antes de la época prehispánica ya se realizaban actividades mineras y
metalúrgicas en lo que hoy es Taxco, Guerrero, en las Sierras de
Querétaro, Oaxaca y Chiapas, así como en la Cuenca del Río Balsas.
Durante el Siglo XVI, cobró auge esta actividad constituyéndose en polo
de desarrollo y dando lugar a la creación de ciudades como Chihuahua,
Durango, Guanajuato, Saltillo, San Luis Potosí y Zacatecas. Al mismo
tiempo, las formas de producción empleadas en la minería fueron causa
de graves tensiones sociales, mismas que contribuyeron a desencadenar
la Revolución de 1910 y al establecimiento en la Constitución de 1917
del precepto sobre el dominio original de la nación sobre los recursos del
subsuelo, en el que se basa la normatividad sobre el aprovechamiento
de los minerales y metales.

En la actualidad, la actividad minera sigue constituyen aún una fuente


importante de divisas, a pesar de la caída internacional de los precios de
los metales, conserva una participación ascendente en la economía
nacional, una notable contribución a la producción mundial, y es una
fuente destacada de empleos para cerca de un millón de trabajadores.
Entre las entidades que tienen un mayor volumen de producción, se
encuentran Baja California Sur, Coahuila, Colima, Michoacán y
Zacatecas; la producción de alrededor de 10 minerales metálicos y no
metálicos representa cerca del 90 por ciento del valor de la producción
nacional; a la vez, unos 18 minerales ocupan una posición relevante
entre los que se producen en mayor volumen a nivel mundial.

Con el propósito de fortalecer a este sector, atraer la inversión nacional


e internacional, proporcionar mayor certidumbre jurídica a los
inversionistas, facilitar los trámites de autorización, promover la
localización de nuevos yacimientos y el aprovechamiento de zonas
ociosas, se integró el Programa Nacional de Modernización de la Minería
1990-1994, publicó la nueva Ley Minera y su Reglamento (Diario Oficial
de la Federación 26/06/92 y 29/03/93, respectivamente), así como el
Manual de Servicios al Público en Materia Minera. En apoyo a estas
iniciativas, también se creó un banco integral de datos para tener un
mejor conocimiento de los recursos del subsuelo y se promovió la
elaboración del inventario nacional de recursos minerales.

Aunado a lo anterior, y con objeto de crear las condiciones para el


aprovechamiento sustentable de los minerales y metales, en la pasada
administración se celebró el Convenio de Concertación en Materia
Ecológica para la Industria Minera Nacional, entre la Secretarías de
Desarrollo Social (Sedesol), de Energía y Minas (Semip) y la Cámara
Minera de México. En dicho Convenio, se definió el tipo de instrumentos
requeridos para lograr la protección del ambiente en las distintas fases
que comprende la producción minera, los cuales incluyen el desarrollo de
los Instructivos de Presentación de Manifestaciones de Impacto
Ambiental relativos a actividades de minería subterránea y a cielo
abierto, así como la participación del sector minero en los estudios de
ordenamiento ecológico relacionados con las regiones mineras y la
elaboración de normas relativas al control de las emisiones a la
atmósfera, de las descargas al agua y al manejo de los residuos
mineros, en particular en lo que respecta a su depósito en presas de
jales o relaves.

Contexto internacional

En el marco de las actividades que se llevan a cabo para promover el


desarrollo sustentable, se ha reconocido el papel fundamental de la
minería en la economía de numerosos países tanto desarrollados como
en desarrollo. A la vez, se le identifica como una industria colosal desde
la perspectiva de la cantidad de materiales que este sector remueve de
la tierra, los cuales superan con mucho los que son removidos por la
erosión natural que provocan los ríos. A lo anterior, se suma el hecho de
que las actividades de extracción y fundición de minerales consumen
cerca de un décimo de la cantidad total de energía que se consume en el
mundo, a lo cual se agrega el hecho de que la cantidad de desechos
mineros rebasa en exceso al total acumulado producido por otras
fuentes industriales. La escala de la actividad minera es lo que plantea
consecuencias ambientales tanto locales como globales de grandes
dimensiones, y constituye un desafío en cuanto a convertirla en una
actividad sustentable.

Se reconoce también, el cambio rápido que está manifestando la


industria minera, orientado a mejorar, hacer más limpios y seguros sus
procesos, ante las presiones sociales y gubernamentales para que
prevenga los impactos adversos sobre el ambiente que provocan sus
actividades. Sin embargo, aún queda mucho por hacer, en particular en
el caso de las pequeñas operaciones mineras en países en desarrollo
cuyo desempeño ambiental es precario. Uno de los desencadenantes de
la presión pública hacia la industria minera, ha sido la ocurrencia de
desastres como consecuencia del derrame de grandes cantidades de
residuos, jales o relaves mineros como consecuencia de la ruptura o
desplazamiento de las presas o depósitos en los que se encontraban
contenidos, acompañados de muerte, destrucción de propiedades y
severa contaminación ambiental.

Para discutir las cuestiones ambientales y sociales relacionadas con las


actividades mineras, identificar y promover la adopción de buenas
prácticas de producción y manejo seguro de minerales y metales, se han
abierto diversos foros en los cuales destaca la participación de distintos
órganos de las Naciones Unidas, como la Oficina de Industria y Ambiente
del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y
la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo
(UNCTAD por sus siglas en inglés), así como de organismos privados
como el Consejo Internacional sobre Metales y Ambiente (ICME). Al
mismo tiempo, se ha desarrollado una intensa actividad tendente a
ofrecer a las empresas mineras y a las autoridades regulatorias guías o
lineamientos para mejorar el desempeño ambiental en este tipo de
actividades, de las cuales se citan algunos ejemplos en la bibliografía de
este trabajo.

Características de los residuos mineros y formas de manejo

A fin de facilitar la comprensión de los procesos que intervienen para


lograr el manejo ambiental de los residuos mineros y su disposición
segura, se resumen a continuación algunos aspectos básicos.

Los residuos mineros a los que se hace referencia en este texto, son los
conocidos como colas (tailings), relaves o jales; los cuales son
generados durante los procesos de recuperación de metales a partir de
minerales metalíferos tras de moler las rocas originales que los
contienen y mezclar las partículas que se forman con agua y pequeñas
cantidades de reactivos químicos que facilitan la liberación de los
metales. A manera de ilustración, un mineral típico puede contener
alrededor de 6 por ciento de zinc y 3 por ciento de plomo, que al ser
concentrados generan alrededor de 850 kilogramos de residuos sólidos y
una cantidad equivalente de agua conteniendo cerca de un kilogramo de
sustancias químicas residuales, por cada tonelada de mineral procesado.
Al producto concentrado se le llama cabeza y al residuo se le denomina
cola.

La mayoría de los relaves o jales se encuentran en forma de lodos o de


una mezcla líquida de materiales finos que en cierta manera se comporta
como un suelo, por lo que aplican para su caracterización los principios
de la mecánica de suelos; a condición de que se reconozcan los procesos
de consolidación que tienen lugar y la forma en que fluyen los lodos.
Entre las diferencias que tienen estos residuos con respecto de los
suelos comunes, se encuentran el hecho de que su densidad y cuerpo
son inicialmente bajos y crecen con el tiempo.

Frecuentemente, para conservar y reusar el agua de proceso, así como


para concentrar los lodos, se suele someterlos a un proceso de
deshidratación hasta que alcancen una consistencia tal que facilite su
transporte hacia las instalaciones de depósito, lo que ocurre cuando el
contenido de sólidos es de 40 a 50 por ciento y el de agua de 150 a 100
por ciento, respectivamente; lo cual constituye un lodo con propiedades
de flúido. Los lodos son transportados a las presas o depósitos mediante
ductos, ya sea por gravedad o con ayuda de bombeo, y a través de
descargas subaéreas o por métodos de descarga por inyección
subacuosa, bajo el agua superficial. También, puede ocurrir que se
remueva agua adicionalmente, para crear una descarga engrosada o
densa. La forma en que se depositan los relaves en las presas influyen
de manera importante en su comportamiento y en la constitución de
capas con diferente grosor de partículas y humedad.

A medida que las partículas de los relaves se empacan bajo el efecto de


la gravedad, se provoca el fenómeno de consolidación, el cual aporta
tres beneficios: aumento de sólidos que pueden ser almacenados en un
volumen dado; aumento del cuerpo del suelo por eliminación de agua; y
disminución de la cantidad de filtraciones hacia el subsuelo. Cuando el
proceso se completa, es común encontrar contenidos de 20 por ciento de
agua unida a las partículas, aún en medios muy áridos con elevada
evaporación. La permeabilidad de los relaves depositados en una presa
es utilizada como un indicador de consolidación y potencial de
filtraciones. Como resultado del depósito segregado de partículas por
influencia de la gravedad, la permeabilidad es mayor cerca del punto de
depósito y disminuye progresivamente.

Un grave peligro, como consecuencia de fuerzas dinámicas como las que


ocurren durante un terremoto, es la posibilidad de licuefacción de los
relaves por la vulnerabilidad que les ocasiona el que se trate de
depósitos débiles de partículas en un estado libre y saturado. En tales
condiciones, y de ocurrir una fuga, los relaves pueden fluir a distancias
considerables, a gran velocidad, y con consecuencias desastrosas.
Dichas consecuencias se agravan cuando los metales en los relaves se
encuentran en forma de sulfuros y existe un gran potencial de
generación de ácidos en presencia de oxígeno y agua. También,
requieren particular atención los relaves que contienen otros elementos
potencialmente tóxicos como el arsénico, los que presentan altas
concentraciones del cianuro empleado en el beneficio de metales o los
que pueden provocar la contaminación por sales utilizadas en los
procesos salinos.

Depósitos o presas de relaves mineros

Diversas características de los depósitos o presas de relaves mineros los


hacen diferentes de las presas de agua para generación de electricidad y
requieren ser tenidos en consideración para incrementar su seguridad y
prevenir el riesgo de ruptura o liberación de los residuos contenidos en
ellos.

En primer lugar, destaca el hecho de que el diseño de tales presas o


depósitos no puede concluirse antes del inicio de las operaciones que
generarán los relaves; de hecho, el tamaño y capacidad de estos
depósitos suele expanderse a medida que se lleva a cabo la producción
minera, lo cual demanda un proceso continuo de construcción y la
atención permanente a las cuestiones de seguridad asociadas a ello.

La pared externa de los depósitos suele construirse a partir de suelos


naturales, de los materiales que se generan durante las actividades de
extracción, e incluso con relaves de depósitos preexistentes o los
mismos que se están generando en las operaciones en curso. En estos
ultimos casos, se separan los materiales gruesos o arenosos de los
fangosos, para emplear los primeros en la construcción de las paredes y
verter los segundos dentro del depósito. En cualquier caso, como lo que
se busca es almacenar sólidos y no el retener el agua, la pared en la
medida de lo posible deberá ser permeable. La geometría de las presas
varía dependiendo de la topografía del lugar, empleándose por lo general
presas circulares en terrenos planos.

Como medidas preventivas de su contaminación, se recomienda desviar


los cursos de agua más cercanos a las presas y establecer sistemas para
captar el agua que caiga dentro del área de confinamiento, así como
mecanismos para retener a los materiales de las paredes externas que
puedan estarse erosionando. La cantidad de agua dentro de las presas
de relaves debe mantenerse bajo control, eliminando periódicamente los
excesos de manera a no provocar contaminación (lo cual puede llegar a
implicar su tratamiento previo para remover sustancias tóxicas), así
como previniendo que exista déficit de agua. En algunos casos, puede
llegarse a requerir dotar a la presa de un recubrimiento inferior con una
capa plástica que prevenga las filtraciones.

Al diseñar las presas o depósitos se rcomienda considerar su establidad


y seguridad en todo momento de su vida, incluyendo la etapa de cierre o
clausura. Ello implica considerar todo tipo de eventos como que se llene
hasta el tope el depósito, la posible erosión de las paredes, los
derrumbes o erosión asociados con los ductos que transportan los jales
al depósito; todo lo cual hace necesario el empleo de métodos de
evaluación y manejo de riesgos.

Por lo antes expuesto, es importante considerar la posible flexibilidad en


el diseño de las presas, con base en criterios y requisitos de
aseguramiento de la calidad que incluyan, entre otros, los siguientes:

• Consistencia y distribución de los tamaños de partículas de los


relaves a ser depositados.

• Precipitación pluvial y evaporación.

• Bordes libres del depósito para prevenir desbordes.

• Cantidad de relaves a ser depositados y el volumen de agua a


ser decantada.

Además de lo expuesto, se recomienda preveer y realizar la vigilancia de


la construcción de la presa para verificar la conformidad con el diseño,
así como llevar a cabo la revisión periódica de las características de
diseño a medida que avanza la obra, efectuar la inspección y auditoría
regular de la presa, con perforación de los depósitos y tomas de
muestras para caracterizar el estado de los relaves; se considera
además pertinente al efectuar estas actividades incluir cuando sea
conveniente la supervisión por autoridades o expertos independientes y,
en su caso, la adopción de medidas correctivas. En cuanto a la previsión,
preparación y ejecución de las obras para el cierre de los depósitos o
presas de jales, se plantea la necesidad de considerar las medidas
pertinentes para prevenir impactos adversos al ambiente.

Aspectos ambientales relacionados con el manejo de los jales o


relaves mineros

En las condiciones normales de operación de los depósitos o presas de


jales mineros, y como consecuencia de tormentas y derrames, puede
ocurrir la contaminación de los cuerpos de abastecimiento de agua, con
el posible deterioro de la calidad de la misma, sobre todo si los relaves
tienen un pH o un contenido de metales que pueden volver el agua
temporal o permanentemente no apta para el consumo. Por lo general,
la afectación de los cuerpos de agua superficiales suele ser sólo local,
pero en algunos casos puede alcanzar distancias alejadas varios
kilómetros del lugar en el que ocurre la contaminación. La afectación
depende del tipo y características de los jales mineros vertidos, de la
frecuencia e importancia de las descargas, así como de los regímenes
hidrológicos de las aguas receptoras. También, puede producirse la
contaminación de los mantos freáticos como consecuencia de las
filtraciones en las presas, lo cual requiere ser vigilado mediante
monitoreo. Todo ello, implica la necesidad de contar con programas de
manejo y protección del agua en las operaciones mineras.

Por la preocupación social y las consecuencias asociadas con algunos


derrames de relaves conteniendo cianuro al agua, se han establecido
regulaciones estrictas en esta materia, tanto para evitar filtraciones
hacia los mantos freáticos como derrames por ruptura de presas. Para
ello, se han previsto diversas soluciones técnicas que incluyen, entre
otros, la destrucción del cianuro antes de verter los relaves en las presas
o procesos de reciclado.

En los ultimos años han ocurrido accidentes en presas de jales, como los
resumidos en el cuadro siguiente, que han alertado a la comunidad
mundial y deben ser considerados como lecciones de las cuales derivar
medidas para incrementar la seguridad en este tipo de instalaciones.

Accidentes recientes en presas de jales mineros


Fecha Lugar Características Decesos Daños al Daño a
ambiente propiedades
1994 Harmony, Sud Brecha en la 17000 Locales
África pared de la Extenso
1994 presa Contaminación daño a
Riltec, de cuerpos de residencias
1995 Australia Fuga de agua 12000 agua Mínimos
contaminada Mínimos
1995 Middle Arm, Contaminación
Australia Erosión de la temporal de Mínimos
pared de la los ríos
1995
Omai, Guyana presa Limitados a
Placer, Contaminación la presa
1995
Descarga de costera
FilipinasGolden jales Ninguno Pérdida de
1996
Cross, Nueva equipo de
Zelanda Falla de la Contaminación la mina
base de la de cuerpos de
Marcopper, presa agua Ninguno
1998 Filipinas
Movimiento de Desaparición Ninguno
Los Frailes, la presa de especies en
España ríos
2,000 ha de
Pérdida de contaminados
suelo
jales de un agrícola
depósito destrido a
lo largo de
Brecha en la 40 km de
presa y cauce
vertido de 5 fluvial
millones de
m3 de agua
ácida y 1.5
millones de
m3 de jales

Enfoques ambientales en el manejo de jales o relaves mineros

Como respuesta a los problemas identificados en el manejo de los jales


mineros, se han desarrollado códigos de buenas prácticas que cubren
cada una de las diferentes fases del ciclo de vida de los depósitos o
presas de jales: a) conceptualización, planeación y selección de sitios, b)
investigación y caracterización de residuos, c) diseño, construcción y
operación, d) cierre y cuidado ulterior; y que parten del planteamiento
de objetivos tales como:

• Seguridad para la vida, los recursos naturales y la propiedad.


• Responsabilidad ambiental.

• Efectividad y eficiencia.

Los cuales se sustentan en los siguientes principios:

• Manejo ambiental adecuado a lo largo de todo el ciclo de vida.

• Minimización de los impactos y riesgos.

• Enfoque de cautela basado en la promoción de la prevención.

• Internalización de costos ambientales.

• Control de la cuna a la tumba.

A la vez, es creciente el número de empresas que se adhieren a


sistemas de manejo ambiental basados en criterios de calidad como los
estipulados en las normas ISO de las series 9000 y 14000. En estos
sistemas, se consideran como requerimientos claves el compromiso de
los más altos niveles de la empresa, la definición y publicación de sus
políticas, el establecimiento de objetivos ambientales, la asignación de
responsabilidades, la elaboración de planes y programas detallados, así
como la verificación y evaluación de su aplicación.

Ocupan un lugar preponderante en tales sistemas, el manejo y


protección del agua, la prevención de descargas ácidas, la integridad
estructural de las instalaciones, el control de fugas, el cumplimiento de
los estándares de emisiones y descargas, la reducción de la generación
de residuos, la protección de los recursos naturales y la prevención de
accidentes.

Además de todo lo expuesto, la inversión en investigaciones, incluyendo


las relativas a caracterizar los impactos ambientales de los jales
mineros, así como las concernientes a nuevas tecnologías para la
extracción de metales más respetuosas del ambiente (como podría llegar
a ser el uso de bacterias oxidantes), es cada vez más importante.

Perpectivas nacionales

Diversos esquemas de regulación directa y de promoción de la


autoregulación, como los que se citan a continuación, son aplicables y de
hecho son aplicados por empresas mineras en México.

Como todas las empresas que tienen emisiones al aire, descargas al


agua y generan residuos peligrosos, las empresas del sector minero
requieren obtener licencias de funcionamiento, permisos de descargas y
autorizaciones de manejo de residuos peligrosos, así como informar de
manera regular acerca del cumplimiento de las disposiciones normativas
en la materia. A la vez, estas empresas pueden recurrir a la obtención
de una Licencia Ambiental Única (LAU), lo que reduce a un sólo trámite
la obtención de todas las autorizaciones antes mencionadas. Asi mismo,
en lugar de reportes o manifiestos semestrales, pueden llenar una
Cédula de Operación Anual (COA) y llevar de esta manera un control
multimedia de la liberación al ambiente de sustancias tóxicas.

La normatividad en la materia requiere consolidarse con la publicación y


entrada en vigor de los diversos proyectos de Normas Oficiales
Mexicanas (NOMs) en las cuales se ha venido trabajando, tales como las
que:

• Indican los criterios para la selección de sitios para ubicar las


presas de jales.

• Establecen los requisitos para el diseño y construcción de presas


de jales.

• Señalan las especificaciones para la operación y cierre de las


presas de jales.

• Plantean el relleno hidráulico con jales de las minas.

• Hacen referencia al beneficio de minerales por lixiviación.

La autoregulación, por su parte, es promovida a través de las auditorías


voluntarias, la adhesión a los programas voluntarios de Protección
Ambiental y Competitividad Industrial o de Gestión Ambiental de la
Industria en México, actividades todas ellas en las que se alienta la
certificación de conformidad con la normatividad ISO 14000.

Bibliografía

1. Environmental Management of Mine Sites. UNEP.

2. Environmental Policy of The Mining Association of Canada


(MAC). 1989.

3. Guide to Environmental Practice. MAC. 1995.

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Management. 1996-

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Dams at Mines. Mining Journal Research Services, London. 1996.
7. Minining and Sustainable Development. Industry and
Environment. UNEP: Vol. 2 No. 4, Oct-Dic 1997.

8. Case Studies on Tailings Management. ILMC/UNEP. 1998

9. Guidelines on the Development of an Operating Manual for


Tailings Storage. Department of Minierals and Energy. Western
Australia. 1998.

10. Workshop on Risk Assessment and Contingency Planning.


Nov. 5-6, 1998. ICME/UNEP (Memorias en preparación).

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