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CAPITULO X

LA PALABRA
La palabra es una virtud, un arma que no todos tiene y saben manejar, es por esto que es
importante el saber usar la palabra ya que nos puede salvar o nos puede hundir en un
juicio, es por eso que la forma adecuada de expresar lo que pensamos es vital dentro de
cualquier proceso oral. Al expresar nuestras ideas en un juicio, debemos hacerlo de forma
clara, breve, argumentada a objeto de que el juez o los miembros del jurado entiendan
nuestros alegatos y argumentos de defensa. Al transmitir lo que pensamos por medio de
la palabra, debemos hacer buen uso del léxico, logrando que sea entendible y coherente
todo lo que queremos transmitir.

CAPITULO XI
EL ESTILO FORENSE
El abogado debe manejar la oratoria de forma apasionada, así como también en amor a la
escritura, ya que estas dos armas nos van a permitir convencer al juez dentro de cualquier
proceso. Es necesario sentir esa pasión por la Justicia y por querer hacer justicia. El
abogado debe prepararse hasta lograr perfeccionar el arte de la escritura y la oratoria y en
sus métodos de convencimiento y argumentación.

CAPITULO XII
ELOGIO DE CORDIALIDAD
En este capítulo el autor nos quiere decir que a pesar de lo que se dice de los abogados y
de los jueces, de cómo se tiene ya la mala y errónea idea de que el juez hace
favoritismos y el abogado miente. La desconfianza de unos y otros no debe existir ya
que no somo nadie para juzgar el uno al otro y que si entramos en acuerdo existirá un
mejor desenvolvimiento entre todos. Nos hallamos tan habituados a pensar mal y a mal
decir, que hemos dado por secas las fuentes puras de los actos humanos. En ese
entendido tanto jueces como abogados somo colegiados y merecemos respeto unos con
otros, yoda vez que nuestro laboratorio son los juzgados y nuestro objeto de aplicación
de es el derecho.

CAPITULO XIII
CONCEPTOS ARCAICOS
Con el pasar del tiempo la sociedad como los pueblos han seguido un curso de evolución,
sin embargo, sus leyes y su evolución no han ido a la par. Toda reforma legal obedece a
una necesidad de la realidad de cada sociedad, por lo tanto, el cambio de la normativa
legal de cada pueblo es relativa al tiempo y necesidades. Con ello el autor nos quiere decir
que las autoridades judiciales de una sociedad no pueden dictar sentencias en base a
normas arcaicas o fuera de la realidad, por lo tanto, cumplir la regla al pie de la letra es,
en muchas ocasiones, criminal; y si los jueces no han de hacerse cómplices de
corrupciones o abandonos, deben usar su criterio para obtener resultados satisfactorios en
un juicio, ya que en muchas ocasiones los reglamentos son oscuros y faltos de verdad
y humanismo. Así que el juez debe resolver los casos como lo juzgue mejor y no tal y
como lo dicen Códigos y autos.

CAPITULO IV
EL ARTE Y LA
ABOGACÍA
No es abogado quien no tiene una delicada percepción artística, por ende, un buen
abogado debe ubicar los libros como artículo de primera necesidad y dedicar a su
adquisición un cinco, un cuatro o un tres por ciento de lo que se gane, aunque para ello
sea preciso privarse de otras cosas. Y si el abogado no puede alcanzar ni aún ese límite
mínimo, que no ejerza. La abogacía es profesión de señores y, a la manera que el
derecho de sufragio, debe estar vedada a los mendigos. No se eche esto a cuenta de un
orgullo mortificante, sino a la de una rudimentaria dignidad. Que diríamos de una
enfermera que no tiene estetoscopio para auscultar. Pues apliquemos la alusión al
abogado y tratémosle de igual manera.

CAPITULO XV
LA CLASE
Muchas veces la sociedad piensa que los abogados están en constantes pleitos legales con
otros abogados, en la realidad no debería ser así, ya que al cumplir la labor de la abogacía
simplemente se está realizando eso “una labor”, que, si bien debe realizarse con la mayor
de las empatías y ética, no deja de ser eso “una labor”, por lo tanto, la rivalidad de los
abogados se debe quedar en la sala de audiencias y fuera de ellas simplemente somos y
seremos colegas. La búsqueda que tenemos como profesionales de la abogacía es
implemente la paz de las partes, razón por la cual la rivalidad se queda en estrados
judiciales, demostrando ante todo nuestra educación.

CAPITULO XVI
COMO SE HACE UN DESPACHO
La condición inexcusable para triunfar en una profesión es sabré ejercerla. Un tonto
puede prevalecer en lo que depende de la merced, mas no en lo que
radica en el crédito público. Medios que un letrado tiene para darse a
conocer:
La Asociación: se refiere a trabajar en colaboración, estableciéndose bajo una razón
social dos o más compañeros y creando entre todos un consultorio.

El anuncio: aunque algunos lo admiten, afortunadamente la mayoría lo considera como


una degradación.

La exhibición: aunque hiere un poco la palabra, hay que usarla en su aceptación noble,
para venir a parar en que éste es el único medio lícito para darse a conocer.

Hablar de los compañeros que se han dado a conocer como letrados después de haber
sido ministros. Estos son casos aislados y no constituyen sistema.

CAPITULO XVII

ESPECIALISTAS

En la abogacía, la especialización toca los límites del absurdo. Simplemente no se puede


ser especialista en una sola cosa, porque en la abogacía como en muchas otras
profesiones, en un solo caso, gran parte de las veces, se necesita de varias materias de
Derecho.

A decir del autor es inconcebible la existencia de un abogado que no sepa de todas las
materias del derecho, menciona que las especializaciones no son del todo buenas, pues
un buen profesional abogado debe manejar el derecho en todos sus ámbitos ya que es lo
que nos lleva a ser abogados completos. Hace referencia también, a que al ser abogados
especialistas de una sola materia nos hace esclavos de esa materia y no podríamos
desenvolvernos de forma adecuada en el mundo del derecho, toda vez que al defender
un caso nos obliga a conocer varias materias para un correcto ejercicio de nuestra
profesión.

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