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Teología IV: Estella Lanzillotta

Alumna: Carla Gómez


4to. Año
Guion: Misa para los enfermos

Monición de Entrada:
Queridos hermanos: Bienvenidos a la casa del Señor en este día, en el que nos
unimos con toda la Iglesia en la trigésima jornada mundial por los enfermos. La
Eucaristía es el centro de nuestra vida, es el sacramento de la nueva y
definitiva alianza de Dios con nosotros, su pueblo.
Damos gracias a Dios por la oportunidad de acercarnos a este banquete
celestial, en este mundo de la salud y la enfermedad, descubriendo cada día al
Dios de la Alianza que se ha comprometido a darnos vida, a mantenerla y a
nutrirla, a sanarla, a llevarla a plenitud. En este día, la Iglesia tiene un recuerdo
y un mensaje especial para quienes transitan por la enfermedad.
Participemos con esta alegre esperanza en el Señor, poniéndonos de pie y
acompañando todos juntos el canto de entrada

Nos ponemos de pie, con gozo cantamos: En nuestro corazón


• Todos se ponen de pie
-En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
• Todos haciendo la señal de la cruz responden:
-Amén.
Saludo:
• El líder laico de la oración saluda a todos los presentes con las siguientes
palabras:
Dios, en su inmenso amor, envía a su Hijo para darnos la vida eterna.
Claramente nos manifiesta que la existencia del hombre no concluye en la
tierra, ya que la muerte abre a las almas un nuevo horizonte de vida. Él nos
asegura que también nuestros cuerpos resucitarán al final de los tiempos, y
este día nos ayuda a alimentar nuestra esperanza en la Patria eterna del cielo.
Acto penitencial:
La Palabra de Dios es la medicina para nuestra alma entristecida por la
enfermedad, porque cuando la leemos o la escuchamos siempre nos conforta,
dándonos la esperanza que necesitamos para no caer. Pues todo lo que
necesitamos está en la Palabra, para que entendamos que desde antes de la
formación del mundo Dios ya sabía de nuestros padecimientos que
tendríamos. Por eso la dejó escrita, para que nos refugiemos en ella y
nos fortalezcamos. Escuchemos atentamente lo que Dios nos dice hoy

Palabra de Misa:
PRIMERA LECTURA
** Recuerda, Señor, que mi vida es un soplo
Del libro de Job 7, 1-4. 6-11
En aquel día, Job tomó la palabra y dijo: “La vida del hombre en la tierra es
como un servicio militar y sus días, como días de un jornalero. Como el esclavo
suspira en vano por la sombre y el jornalero se queda aguardando su salario,
así me han tocado en suerte meses de infortunio y se me han asignado noches
de dolor. Al acostarme, pienso: ‘¿Cuándo será de día?’ La noche se alarga y
me canso de dar vueltas hasta que amanece. Mis días corren más aprisa que
una lanzadera y se consumen sin esperanza. Recuerda, Señor, que mi vida es
un soplo. Mis ojos no volverán a ver la dicha. Ya no me verán los ojos de los
hombres y cuando tú quieras poner en mí tus ojos, ya no existiré. Como la
nube se deshace y ya no vuelve, el que baja a la tumba no retorna, no volverá
a su casa, no volverá a verlo su morada: expresaré las angustias de mi espíritu
y gemiré con toda la amargura de mi alma”.
Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 33
R. El Señor está cerca del que sufre.

Bendeciré al Señor a todas horas,


no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor;
que se alegre su pueblo al escucharlo. R
Proclamemos qué grande es el Señor
y alabemos su nombre.
Cuando acudí al Señor, me hizo caso
y me libró de todos mis temores. R.

Vuélvanse a Él y quedarán radiantes,


jamás se sentirán decepcionados.
El Señor siempre escucha al afligido,
de su tribulación lo pone a salvo. R.

En contra del malvado está el Señor;


borrará de la tierra su recuerdo.
El Señor está cerca del que sufre
y salva a los que agobia el desaliento. R.

Intensiones:

Oremos, hermanos, al Señor, que es salud y salvación de su pueblo, y


pidámosle por todos nuestros hermanos enfermos y por la salud y salvación de
todo el pueblo de Dios.
A cada petición diremos: Te rogamos, óyenos.

 Para que el Señor, que quiso tomar nuestras dolencias y cargar con nuestras
enfermedades, alivie los sufrimientos de nuestros hermanos enfermos. Oremos

 Para que el Señor, que quiso ser débil en la carne, dé vigor al cuerpo decaído
de quienes sufren por la enfermedad. Oremos

 Para que el Señor, que ordenó a sus apóstoles que impusieran las manos
sobre los enfermos para curarlos, quiera conceder hoy la salud a nuestros
hermanos enfermos. Oremos

 Para que el Señor fortalezca con la paciencia y reanime con la esperanza a


nuestros hermanos enfermos y a todos los que sufren por falta de salud.
Oremos

 Para que Dios conceda su fuerza a todos los que cuidan a los enfermos y les
conceda amor y entrañas de misericordia en su tarea. Oremos

 Para que el Dios de la vida conceda el premio del gozo eterno a nuestros
hermanos que han sido llamados a su presencia a causa de las enfermedades,
para que, habiendo imitado a Cristo en sus dolores, sean admitidos en la
asamblea celestial. Oremos
Señor Jesucristo, que quisiste pasar por el mundo haciendo el buen y
concediendo la salud a los enfermos, dígnate escuchar nuestras oraciones y
concede a nuestros hermanos enfermos fortaleza en el cuerpo, paz en el
espíritu, tolerancia en el dolor y plena recuperación de la salud perdida. Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

Ofrenda:
En los dones de pan y vino que acercamos al altar están simbolizadas nuestras
vidas, con sus gozos y esperanzas, angustias y dolores, y también las de todos
nuestros hermanos que están atravesados por la enfermedad.
Dios nuestro, cuya providencia dirige cada momento de nuestra vida,
recibe las súplicas y las ofrendas con que imploramos tu misericordia en
favor de nuestros hermanos enfermos, para que la preocupación de ahora
por su enfermedad, se nos convierta pronto en gozo por su salud. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Comunión:
 
Dios nuestro, auxilio inefable en la enfermedad, ayuda con tu
poder a tus hijos enfermos, para que, aliviados por tu
misericordia, vuelvan a ocupar su lugar en la asamblea de tus fieles.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

Bendición final: (Se puede hacer una bendición especial a los enfermos, a
sus cuidadores, y también a los agentes de pastoral de la salud
bendiciéndoles las manos)
Despedida:

Renovados en la esperanza y reconfortados por el encuentro con Jesús en la


Palabra y la Eucaristía, nos despedimos cantando: Cantando la esperanza

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