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Diversidad cultural

¿Qué es la Diversidad cultural?


Diversidad cultural es la variedad de culturas que existen en la humanidad, las cuales se distinguen
entre sí a través de un conjunto de expresiones que le son propias.

El concepto de diversidad cultural actúa también como un principio de apertura y tolerancia entre
etnias, lenguas, religiones, valores, cosmovisiones, etc. Es decir, un principio de apertura al contacto
entre culturas sin que ninguna de ellas presuponga superioridad sobre la otra.

La diversidad cultural es consecuencia de procesos históricos, políticos, sociales y económicos que


han estimulado diferentes respuestas de adaptación por parte de los pueblos. Dichos procesos se
hacen más complejos cuando se dan encuentros entre culturas, lo que conlleva siempre algún tipo
de transformación.

La UNESCO promovió la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural en el año 2001, que


amplía la posibilidad de crear políticas culturales nacionales e internacionales en esta materia.
Asimismo, estableció el 21 de mayo como Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el
Desarrollo.
En la actualidad, la diversidad cultural es una realidad fácil de constatar en la mayoría de las
sociedades por efecto de la globalización. Sin embargo, es cierto que en algunos países se expresa
de una manera más evidente.

Son ejemplos de diversidad cultural los siguientes:


 Latinoamérica: las culturas urbanas de habla hispana (que son dominantes y están marcadas por la
occidentalización) coexisten junto a 522 pueblos indígenas de diferentes lenguas.
 India: en este país existen 22 idiomas nativos legalmente reconocidos, que junto a las lenguas no
oficiales suman 415. Asimismo, se registra una gran diversidad religiosa: hinduismo (religión
dominante), islamismo y cristianismo.
 China: en China se hablan 235 lenguas diferentes, lo que representa el mismo número de culturas
distintas coexistiendo en el territorio nacional.
Vea también 7 ejemplos de que la diversidad cultural es genial.
Elementos de la diversidad cultural
La diversidad cultural se expresa en todos los elementos que permiten caracterizar a cada cultura de
manera específica. Asimismo, se percibe desde el momento en que las diferentes culturas tienen
conocimiento la una de la otra.
Así las cosas, la diversidad cultural se expresa en elementos como:
 El idioma y los dialectos
 La religión
 El sistema de valores
 La gastronomía
 La literatura (oral o escrita)
 La vestimenta y el calzado
 La música
 Las artes plásticas
 Las danzas y bailes
 El sentido estético
 La expresión corporal
 La sexualidad
 Los utensilios
 La arquitectura
 El deporte
 Los juegos
 Las fiestas
 El orden político
 El orden económico
 La organización social
 La distribución del trabajo
Importancia de la diversidad cultural
La diversidad cultural es reconocida por la UNESCO como una fuente de «intercambios, innovación
y creatividad» que permite el desarrollo de la sociedad en su conjunto. Por ende,
la diferencia adquiere una valoración positiva, y se opone a las pretensiones de constituir sociedades
homogéneas.

Hoy por hoy, se ha demostrado la importancia de la diversidad cultural y su reconocimiento en tanto


que:

 constituye un valor patrimonial de la humanidad;


 promueve el pluralismo cultural;
 es fuente de creatividad;
 estimula el desarrollo;
 está amparada por los derechos humanos;
 es un derecho cultural;
 permite que las diferentes culturas sean accesibles a todos;
 promueve la integración del sector público, el privado y la sociedad civil en materia de políticas
culturales.
Por ende, la importancia de la diversidad cultural como principio reside en que fomenta el respeto por
la Otredad. Esto facilita el intercambio de conocimientos y de valores, tales como la tolerancia, la
comprensión y la convivencia entre culturas.

Diversidad cultural e interculturalidad


La diversidad cultural y la interculturalidad son conceptos estrechamente relacionados, pero no son
equivalentes. La diversidad cultural se refiere al reconocimiento de la diferencia cultural, su
legitimidad y dignidad.

La interculturalidad se refiere al proceso mediante el cual culturas claramente diferenciadas que


comparten un territorio realizan intercambios culturales entre sí. Es decir, se refiere al modo en que
se relacionan, dialogan y se influyen mutuamente, manteniendo sus rasgos diferenciadores.
Vestimenta a través del tiempo
La forma de vestir es una parte importante de la sociedad occidental actual. Aunque siempre ha
determinado el estatus o la clase social de una persona, ahora también determina el grupo social al
que dicha persona pertenece dentro de una misma clase. Aunque inicialmente el vestido comenzó
como una necesidad básica que protegía al ser humano evolucionado de las inclemencias del
tiempo, ya que ha tenido que sustituir el pelo que perdió con la evolución por pieles de otros
animales u otros productos vegetales, con el tiempo el vestido ha ido adquiriendo un carácter
estético, y se ha visto sujeto a los cánones de la moda y a las necesidades de cada época.

La vestimenta aparece con la necesidad del Homo Sapiens de protegerse del frío con las pieles de
los animales que cazaba. En el neolítico, el hombre ya sabe hilar y tejer, pero la vestimenta que usa
aún no se adapta al cuerpo, aunque algunas ya tienen dibujos ornamentales. En Egipto se utiliza el
lino para elaborar las prendas de vestir y estas comienzan a ser más elaboradas. La base del traje
egipcio era el shenti, una pieza de lino que envolvía las caderas sujeta con un cinturón. Más
adelante, apareció el calasiris, una prenda de lujo consistente en una túnica ceñida. Las mujeres
utilizaban una túnica larga y ceñida llamada blusa, teñida de distintos colores según el estatus social.
En Mesopotamia, Persia, Grecia y Roma se usaban variaciones de estas túnicas en distintos colores
y materiales, desde la lana siria hasta la seda oriental.

Los pueblos germánicos fueron los que introdujeron la práctica de coser la ropa y el combo túnica
corta, pantalón y un sayo sobre los hombros. En la Edad Media, el material más utilizado fue la lana,
aunque el lino se usaba para camisas y calzas (o sea, la ropa interior). Los hombres vestían con dos
túnicas: una fina de hilo y otra más larga encima, hecha de lana, con las mangas estrechas, y ceñida
con un cinturón. Debajo llevaban calzones (el antepasado de los pantalones) y se abrigaban con una
capa. La mujer también llevaba dos túnicas, una interior de mangas estrechas y una exterior de lana,
larga hasta los pies y de mangas anchas. Además podía llevar una capa y un velo que le cubría la
cabeza. En el medievo se introdujo el uso de los guantes y el terciopelo. Asimismo, aumentó el uso
de la seda, el algodón y la peletería.

El concepto de moda tal y como se entiende actualmente surgió en el Renacimiento. Aparecen, así,
profesionales de la costura que se esforzaban por crear trajes ricos y originales, de vivos colores y
formas imaginativas, otorgando gran relevancia a las mangas, los pliegues y las caídas de tela. En
esta época se usaba el calzón corto bombacho, el jubón (prenda ajustada al cuerpo que se llevaba
sobre la camisa) y adornos como la gorguera. Para la vestimenta femenina hizo su aparición el
corsé, que ceñía la cintura y ensalzaba el busto, y el miriñaque o crinolina, una base de tela, crin de
caballo y aros metálicos que daba forma acampanada al vestido. En el siglo XVII, una fuerte
influencia religiosa hizo que se volvieran a las formas austeras y se usase el paño como material
más común, quedando la seda para las clases altas. En ésta época el jubón se transforma en
chaqueta, con cuello de volantes y el calzón se alargó hasta quedar por debajo de unas botas altas.
La corte del rey francés Luis XIV empezó a dictar la evolución de la moda a nivel europeo e introdujo
la corbata (al principio como forma de lazo anudada al cuello) y la casaca.

En el siglo XVIII el atuendo no cambia tanto respecto al siglo anterior. El atuendo masculino consistía
en camisas de mangas anchas con corbata y chaqueta y calzones hasta las rodillas y medias. La
casaca se estrechó dando lugar al frac. El atuendo femenino consistía en faldas muy voluminosas
sobre la crinolina con pliegues y cola. Tras la Revolución Francesa se uniformó la forma de vestir y
los hombres comenzaron a llevar casacas cortas y pantalones largos, y la mujer, corpiños, faldas
redondas y chal de tela. Además, el liderazgo de la moda pasó a Inglaterra, vistiendo el hombre con
casaca de cuello vuelto, calzón hasta la rodilla y sombrero de copa. La mujer abandona el corsé y la
crinolina y comienza a llevar vestidos largos ajustados con una cinta bajo el pecho inspirados en la
Antigua Grecia. En el siglo XIX, el frac se fue acortando y ensanchando hasta parecerse a la actual
chaqueta, el pantalón era amplio por arriba y se iba estrechando hasta el tobillo y apareció la raya y
las capas se sustituyeron por abrigos de corte recto. La moda femenina bajó el talle a la cintura con
mangas anchas y hombreras y faldas de amplio vuelo. En este siglo aparece la figura de la modista o
el sastre como creador de tendencias, así como la modelo para mostrar la ropa. Además apareció el
punto como género y se inventó la máquina de coser.
Y llegamos al siglo XX, el siglo que más cambios de moda ha tenido de toda la historia, sobre todo
en cuanto a la moda femenina, que se fue simplificando porque se le daban mayor importancia al
carácter práctico y utilitario. Las faldas se acortan, apareciendo la minifalda, y aparece la moda
unisex, pudiendo las mujeres llevar pantalones. A mediados de siglo el liderazgo de la moda pasó a
EEUU, que impuso un tipo de moda juvenil y deportiva ejemplificada en la popularización del
pantalón vaquero. En este siglo apareció la fabricación de ropa en cadena con diferentes tallas y la
confección de ropa a medida decayó sobremanera, lo que permite que la moda se produzca a
precios económicos y esté al alcance de cualquiera, estando la diferencia entre las clases sociales
más en el género de la tela que en la forma de vestir.

El siglo XXI se enfrenta a un problema: toda la moda está ya inventada. La resolución entonces es
modernizar las modas de los siglos anteriores con materiales modernos y siempre dentro de una
practicidad. Se mantienen los vaqueros y minifaldas y vuelven las faldas largas y los pantalones
anchos. La altura del pantalón varía enormemente cada dos años y se introducen prendas de otras
culturas (los pantalones cagados, las camisas indias…). Es asombroso que no llevemos túnicas
griegas, aunque sí que llevamos sandalias inspiradas en el calzado griego, en verano. En cualquier
caso, lo que tiene de espectacular este siglo con respecto a los demás es que no hay una moda
uniforme. En los siglos anteriores el atuendo femenino era de una forma y el masculino de otra,
dentro de ciertas diferencias personales y de clase social, todos vestían igual. Ahora no hay dos
personas que lleven lo mismo. Una lleva pantalones y jersey y la de al lado falda larga y chaqueta, y
la de más allá minifalda y camiseta. La moda de este siglo se basa en la diversidad.

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