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INTRODUCCIÓN:
¿EXISTE EL RAZONAMIENTO JURÍDICO?
Las facultades de derecho de todo el mundo afirman que enseñan a sus es-
tudiantes cómo «pensar como un abogado». Afirman que estudiar derecho no
se trata, en lo fundamental, de aprender un cúmulodeleyes, porque el derecho
tiene muchas más reglas de las que se pueden enseñar en tres años.de educa-
ción jurídica. Además, muchas de las normas jurídicas que podrían aprenderse
en la facultad habrán cambiado en el momento en quelos alumnossé iniciaran
en la práctica jurídica. La educación jurídica tampoco consiste. en enseñar
cómo comportarse en la sala de audiencias de un tribunal, o cómo redactar un
testamento, porque muchas de esas habilidades se aprenden mejor en la prác-
tica que en la universidad. Ahora bien, es cierto que tanto el conocimiento de
algunas normas jurídicas como la incorporación de ciertas habilidades para la
práctica jurídica son importantes para el éxito enel ejercicio de la profesión. Y
también es cierto que algunosde estos conocimientos se adquieren, de manera
útil, en la facultad de derecho. Pero se dice que lo que realmente distingue
a los abogados de otras clases de personas es su capacidad de desplegar un
talento para argumentar y tomar decisiones que gon frecuencia se describe
como razonamiento jurídico. Así que, aun cuando las facultades de derecho
enseñan algunas normas jurídicas y algunas habilidades profesionales prácti-
cas, las propias facultades sostienen que su misión primordial es entrenar alos
estudiantes en las artes de la argumentación jurídica, de la toma de decisiones
jurídicas y del razonamiento jurídico: para pensar como un abogado*.
' Enla película de 1973 The Paper Chase [N.del T.: Vida de un estudiante], el famoso pro-
fesor Kingsfield ofrece una ilustración dramática de esa afirmación tradicional, proclamando en
18 FREDERICK SCHAUER
su clase de contratos que «ustedes se enseñan derecho a sí mismos. Yo entreno sus mentes. Llegan
aquí con un cráneo lleno depapilla y,si sobreviven,se irán pensando como abogados».
2 Coxe(pronunciado como «coole»), 1628. Para un desarrollo moderno, véase Erin, 1981.
INTRODUCCIÓN:¿EXISTE EL RAZONAMIENTOJURÍDICO? 19
se caracterizan por algo más que saber cosas que ignoran quienes no son
abogados. El conocimiento del derecho es importante, comolas habilidades
paralitigar y redactar contratos, pero la explicación tradicional de qué es lo
que hace particulares a los abogados es que ellos poseen algo diferente de
lo anterior.
Sin embargo, eso que los abogados tienen además de sus habilidades
técnicas y su conocimiento del derecho noestan fácil de identificar. Es re-
lativamentefácil decir qué es no pensar como un abogado. Resulta mucho
másdifícil decir qué es hacer eso, y esa dificultad puede haber dado lugar,
en parte, a los numerosos planteamientosescépticos contra la particularidad
del razonamiento jurídico, Losrealistas jurídicos (acerca de quienes se dirá
mucho más en el capítulo VID) como Jerome FRANK y (en menor medida)
Karl LLEWELLYN, insisten en que los abogados y los jueces no enfrentan los
problemas de manerasignificativamente distinta a los de otros sujetos en-
cargados de definir políticas o tomar decisiones en el ámbito público. Mu-
chos de los autores de derecho político que estudian la toma de decisiones
de la Corte Suprema norteamericanasuelen hacer afirmaciones semejantes,
sosteniendo que las ideologías, actitudes, ideas políticas y preferencias en
cuestiones de estrategias públicas por parte de los jueces juegan un papel
mayor en la toma de decisiones de la Corte que cualesquiera de los méto-
dos tradicionales de razonamiento jurídico?. Los psicólogos que estudian
los procesos de razonamiento de abogadosy jueces se enfocan menos en los
métodos supuestamente característicos de razonamiento jurídico que en los
defectos de razonamiento que aquejan a los decisores, sean o no abogados*.
Posiciones escépticas o deflacionarias con respecto al razonamiento jurídico
han existido desde hace mucho tiempo, tanto comola crítica ácida de la pro-
fesión jurídica por parte de Jeremy Bentham («Juez y Cía.», la llamó) en la
primera parte del siglo xIx*. Los abogadosy los jueces podrán ser abogados
y jueces, y por eso los desafíos a los planteamientos tradicionales en torno al
razonamiento jurídico se les aplican, pero también son seres humanos, con
más o menos los mismos talentos y deficiencias que el resto. Se dice, enton-
ces, que el hecho de que los abogados y los jueces sean seres humanos ex-
plica mucho más acerca de los métodos de razonamiento jurídico y judicial
que lo que pudieran haber aprendido en la facultad de derecho, adquirido en
la práctica jurídica o captado al ejercer su magistratura.
Engeneral, quienes asumen una postura escéptica frente al razonamiento
jurídico no creen que los abogadosy los jueces estén mintiendo. Sin embar-
* Véanse, eg, Baum, 1997; Brenner y Spasra, 1995; Eesrein y -Knicur, 1988; SecaL y
Spazra, 2002; Sparta y SEGAL, 1999; Baum, 1988.
+ Véanse, e. Guru, RacuLinsxí y Wistrica, 2001; Simon, 2004SPELLMAN, 2007.
3 Bawrnam, 18430.
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go, sí consideran que lo que los abogadosy los jueces creen estar haciendo
—su punto de vista interno acerca de sus propias actividades— con frecuen-
cia enmascara una realidad más profunda. En ella, las elecciones referidas
alas políticas y varios otros atributos no jurídicos juegan un rol mucho más
extenso en la explicación de los argumentos y conclusiones jurídicas que
lo que aun los propios participantes de la práctica creen o comprenden. En
la medida en que esta visión más escéptica refleje de manera adecuada la
realidad, el razonamiento jurídico será menos particular y, en consecuencia,
menos importante de lo que habíamos creído. Pero si, en cambio, la posición
tradicional es, a grandesrasgos, sostenible, y si los abogadosy los jueces,
aun reconociendo que su manera de razonar comparte muchos elementos
con la del resto de los seres humanos, posee métodos de pensamiento que
son característicamente jurídicos, será importante explorar cuáles podrían
ser esos métodos y características especiales. Por ende, una manera de abor-
dar la supuesta particularidad del razonamiento jurídico es considerando
cuánto del razonamiento de los abogados y los jueces puede explicarse por
su entrenamiento y sus roles especializados, por un lado y, porel otro, cuán-
to puede explicarse simplemente por el hecho de que son seres humanos,
Laafirmación de que existe algo comoel razonamiento jurídico es, en-
tonces, la hipótesis (controvertida) de que los abogados tienen métodos di-
ferentes alos de otras personas para enfrentar problemas y tomar decisiones.
Pero ¿cuáles son esos métodos? A veces, la gente sostiene que la habilidad
especial del abogado es una facilidad para manejarse con los hechos y las
pruebas, sumada a la capacidad conexa para entender el contexto general
de un evento, una disputa o una decisión particulares”. Pero aunque estas
habilidades son importantes para ser un buen abogado, no está tan claro que
los abogadosexitosos Jas posean o las necesiten en mayor medida que los
detectives, los historiadores, los psiquiatras y los antropólogos exitosos, Del
mismo modo, otros han pretendido caracterizar al razonamiento jurídico en
términos de una capacidad privilegiada para ver el otro lado de un argu-
mento? o, algo conectado conlo anterior, para ser empático con los demásy
ponerse en su lugar?. Pero estos son atributos que también esperamos ver en
buenos pensadores y buena gente de todotipo. Aún más: ni el tan pregonado
talento jurídico para razonar por analogía” difícilmente puede considerarse
exclusivo de los abogados y los jueces, porque el uso de analogías de ma-
nera efectiva puedeser, tranquilamente, el criterio para distinguir a expertos
de novatos en casi cualquier campo". Así es que sí, podernos querer que
los abogadosy los jueces sean inteligentes, empáticos, analíticos, rigurosos,
precisos, carentes de prejuicios y sensibles frente a los hechos y sus matices,
entre otras cosas, pero porque estos son también los rasgos que pretendemos
ver en huestros políticos, trabajadores sociales, médicos y agentes financie- -
ros. Todavía no está claro qué habilidades o características, si es que hay
alguna, se supone que tienen los abogadosa diferencia de otras personas.
Los capítulos de este libro están dedicados a explorar las formas variadas
de razonamiento que se han asociado, tradicionalmente y en especial, con el
sistema jurídico, Entre ellas, la toma de decisiones a partir de reglas, el tra-
tamiento deciertas fuentes como autoritativas, el respeto por los precedentes
aun cuandoparecieran derivar consecuencias inadecuadas, el dar relevancia a
la cargadela pruebay el acostumbrarse a las cuestiones jurisdiccionales, esto
es, entender que una cosa es que un resultado sea correcto y otra advertir que
algunasinstituciones pueden tener el podersuficiente para llegar a ese resulta-
doy otras no. Pero rio deberíamos plantearnos desde el comienzo expectativas
irreales respecto de la pretensión de que-el razonamiento jurídico es especial.
En primer lugar, el derecho no puede ser visto de manera plausible como
un sistema cerrado, del modo en que podría serlo un juego comoel ajedrez.
Todaslas jugadas de una partida de ajedrez pueden fundarse en las reglas del
ajedrez, pero no todos los pasos de un arguniento jurídico o una toma de deci-
sión en el ámbito del derecho pueden fundarse en normasjurídicas!?: No solo
la ley depende necesariamente de numerosas habilidades además de aquellas
entendidas explícitamente como jurídicas, sino que está inevitable y especial-
mente conectada a la complejidad impredecible de la condición humana. Po-
demos, como máximo, predecir el futuro de manera imperfecta, y carecemos
de certeza para saber qué haremos una vez que Megue. Comoel mundosigue
arrojándonoslo inesperado, el derecho se verá forzado, en repetidas ocasio-
nes, a salirse de las reglas vigentes para servir a la sociedad en la que existe.
El derecho bien podría contener dentro.de su arsenal de argumentación y toma
de decisiones los recursos que se necesitan para adaptarse a un mundo cam-
biante. Pero si ese fuese el caso, es aún menos probable que la imagen de un
sistema totalmente cerrado en el cual las reglas jurídicas vigentes —y, quizás,
aun las prácticas vigentes de argumentación jurídica — sea adecuadapara ilus-
trar lo que hace el derecho y cómo lo hace.
Nosolo sucede que el derecho no es un sistema cerrado, sino que sus
métodos característicos de razonamiento, si es que existen, tampoco son
ser constreñido por el precedente es, otra vez, un desvío de la decisión que, de
otro modo,le habría parecido correcta. Y decimos que obedecemos O segui-
mos a lá autoridad solo si lo que hacemos porquela autoridad lo exige no es
lo mismo que habríamos hechosi hubiéramos podido decidir qué era lo mejor
sobre lá base de nuestro propio criterio. El soldado que cumple una orden bien
podría actuar distinto si se le permitiera tomar su propia decisión, sin guías ni
prescripciones, así comoel estudiante o el hijo obedientes son aquellos que
telegan sus propios deseos para hacer algo distinto a lo que estosles dictan,
Una vez que entendemos que estas formas comunes de razonamiento
y de toma de decisiones tienen, no obstante, su peculiaridad +—pues con
frecuencia conducen a resultados diferentes comparados con aquellos a los
cuales habrían arribado los decisores en otras circunstancias—; podemos
entender también que la presencia sustancial de estas formas de razona-
miento en el sistema jurídico —mássustancial, proporcionalmente, que en
la totalidad delas decisiones que tomamosen nuestras vidas — puede fundar
Una afirmación plausible acerca de que existe algo como el razonamiento
jurídico. Si estas formas de razonamiento de algún modo contraintuitivas
— quecon frecuencia conducen a resultados para el caso distintos que aque-
los que parecerían mejores en otras circunstancias, todas las cosas consi-
deradas — son preponderantes en el derecho pero de alguna manera excep-
cionales en todos los demás ámbitos, entoncesestaríamos en condiciones de
concluir en que existe algo que podemosllamar «pensar como un abogado».
Y que, en concordancia con esto, existe algo que es de importanciavital que
abogadosy jueces sepan cómo hacer correctamente, y que las facultades de
derecho deben enseñar a sus estudiantes. Una vez más: esta matriz de méto-
dos de razonamiento no es exclusiva del sistema jurídico, y estos no son los
únicos métodos que usa el derecho. Las formas del razonamiento jurídico
se encuentran por todas partes y los métodos que podríamos llamar «ordi-
narios» de razonamiento también ocupan un gran lugar en los argumentos
y las tomas de decisiones jurídicas. Pero si resulta ser que, en efecto, hay
Tétodos de razonamiento que pueden encontrarse por todas partes pero que
están particularmente concentrados y son preeminentes en los argumentos y
las tomas de decisiones jurídicas, la afirmación deque existe algo llamado
razonamiento jurídico estará, finalmente, justificada.
Los métodos aparentemente contraintuitivos del derecho no son solo
una peculiaridad histórica. Por el contrario, son una función de la generali-
dad inherente al derecho. Aunque las disputas, judiciales y extrajudiciales,
involúcran a personas particulares con problemas particulares inmersos en
controversias particulares, el derecho tiende a tratar a los particulares que
confronta como miembros de grandes categorías. En lugar de intentar el
logro de la mejor solución para cada controversia de una manera contextual
y particularista, la meta del derecho es, con frecuencia, asegurarse de que el
24 FREDERICK SCHAUER
'S Considérese, por ejemplo, la famosa observación del juez Louis BraNnE1, con respecto a
que «en la mayorparte de Jas cuestiones, es más importante el que se resuelvan jurídicamente que
el que se resuelvan de la manera correcta». Burnet v. Coronado Oil 4 Gas. Co., 285 U.S. 393, 412
(1932) (disidencia de Brandeis).
INTRODUCCIÓN: ¿EXISTE EL RAZONAMIENTO JURÍDICO? 2
algo bueno. Más aún, ni siquiera el Imperio de la Ley es algo bueno. Como
es sabido, PLATÓN propuso una sociedad gobernada por reyes-filósofos, y
difícilmente sea evidente que en esa sociedad los reyes-filósofos, sabios y
buenos, deban seguir reglas que los aparten de su propio juicio, o qué deban
estar cóaccionados por los precedentes para decidir cosas de la manera en la
queyahan sido decididas en el pasado cuandola decisión anterior se mues-
tra como equivocada, o deban ser obligados a obedecer a una autoridad cuyo
juicio bien puede estar viciado. En una sociedad gobernada porlos sabios y
los buenos, el razonamiento jurídico parece ser, simplemente, un obstáculo,
Y en.esa sociedad, si pudiera existir alguna vez, el Imperio de la Ley sería
por lo menos superfluo y, muy probablemente, pernicioso.
Es evidente que nosotros no vivimos en la utopía de PLATÓN”, y que por
eso entendemos que los valores del razonamiento jurídico y del Imperio de
la Ley pueden servir a fines importantesal limitar las acciones de los líderes
ante la falta de la sabiduría benigna de los reyes-filósofos hipotéticos de
PLarón.Pero, aun si abandonamos la utopía de Platón y nos ubicamos en
el mundoreal, con líderes reales y sus defectos reales, subsiste el mismo
dilema. El razonarmiento jurídico en particular y el Imperio de la Ley en
general serán, con frecuencia, un impedimento para las políticas sabias y
la discrecionalidad sólida de los líderes, si bien no perfectos, iluminados'%,
Este libro no se ocupa de cuándo y dónde el Imperio de la Ley puede servir
a intereses incorrectos, o simplemente se halla tan preocupado por evitar
abusos cometidos por la discrecionalidad individual que impide la discre-
cionalidad fundada. Evaluar al derecho y juzgar al Imperio de la Ley es un
trabajo que lleva una vida, y no solo de una única persona. Bi objetivo mu-
cho más modesto de este libro es, entonces, identificar, describir, analizar y,
en ocasiones, evaluar los métodos característicos de razonamiento jurídico,
Determinar, finalmente, si y cuándo esos métodos valen la pena, una pre-
gunta cuya respuesta está lejos de ser evidente, se dejará para otra ocasión.
El razonar con reglas quizás sea la imagen más coran que se tiene de lo
que hacen los abogadosy los jueces. Una concepción popular muy extendi-
da supone que los abogados fundamentan sus casos mediante la apelación a
reglas abstrusas, incomprensibles para el comúnde la gente, y que los jueces
toman sus decisiones después de consultar libros repletos de esas reglas. Se
cree que uña vez que encuentra la regla correcta, el juez procede a aplicarla
mecánicamente al caso que juzga, y ese es el fin del asunto.
Los juristas más refinados suelen burlarse de esta imagen, que coloca
a los operadores jurídicos muy lejos de sus prácticas reales. Y esto por un
cúmulo de razones, no solo porque la mayoría de las controversias que in-
volucran una aplicación directa de las reglas existentes no llegará nunca en
untribunal!. Pero a pesar de sus imprecisiones y exageraciones, esta carica-
fura generalizada de lo que los abogados y los jueces hacen capta una parte
verdaderamente importante del derecho. Los abogados suelen consultar las
? Algunas personas responderán a este ejemplo señalando que cuandoel Ifmite de velocidad
Impresoen el cartel es 80,el límite «real» es más alto, Para muchos conductores, quizás para la
mayoría, «velocidad máxima 80» significa que deben conducir a no más de 100, porque saben
que por lo común la policía no los detendrá a menosque hubieran excedidoel mite de velocidad
por más de 20 kilómeiros por hora. La discusión sobre el realismo jurídico en el capítulo VII
abordará esta cuestión, examinando con más cuidado las consecuencias del hecho de que la prác-
tica oficial con frecuencia diverge con respectoal significadoliteral de unaregla jurídica positiva.
Esta divergencia da lugar a preguntas importantes y complejas, pero el caso típico del límite de
velocidad es más sencillo. La mayoría de los conductores sabe cuál es la flexibilidad aceptada, y
el significado principal del ejemplo se preserva aun cuandose conozca popularmente queel límite
develocidad real es el impreso en el cartel más 10 Kilómetros por hora.
3 No necesitamos preocuparnos ahora de los camiones de bomberos, las ambulancias y los
coches de policía.
REGLAS, EN EL DERECHO Y EN TODAS PARTES 31
* Para una discusión más extensa sobre el particular, véanse Scrauer, 1991a; ALEXANDER y
SkerwIN, 2001.
* N: del T:regla que veda la introducción de pruebas que contradigan o amplíen los térmi-
nos de un contrato celebrado por escrito,
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tipo y, por eso, toda regla podría ser vista como un intento de satisfacer su
justificación subyacente,
Muchas veces, en teoría, la regla podría ser una méra reformulación
de su justificación subyacente. Por ejemplo, algunos años atrás el Estado
de Montanaeliminó todos los límites de velocidad. En su lugar, exigió
que cada conductor fuese «razonable y prudente»*. Pero los conductores
tienen ideas muy divergentes con respecto a qué es razonable y qué es
prudente, así como los oficiales de policía y los jueces. Como resultado,
se dieron variantes múltiples en cuanto a la aplicación de los límites de
velocidad, lo que resultó en que los conductores no tenían en absoluto
certeza acerca de cuán velozmente podían circular sin incumplir la ley.
Esta incertidumbre fue demasiado para la Corte Suprema de Montana,
que derogóla regla de la conducción «razonable y prudente» por su ex-
cesiva vaguedad. De hecho, aunsi la regla no hubiese sido declarada in-
constitucional con respecto a la Constitución de Montana, probablemen-
te la legislatura misma hubiese vuelto a instituir los límites de velocidad
numéricos y eliminado la regla del conductor «razonable y prudente».
En Montana, como en todas partes, la gente entiende quelas justificacio-
nes subyacentes, por sí solas, suelen ser demasiado vagas para ser útiles.
También, demasiado difusas para dar a la gente la clase de guía que
espera queel derecho le ofrezca. Y, por último, demasiado manipulables
e interpretables de maneras diversas como para limitar las acciones de
aquellos que ostentan el ejercicio del poder, Así es que aunqueenteoría
una regla que limite la velocidad simplemente podría reformular esas
razones abstractas —la Conducción Segura, o la Conducción Prudente,
o la Conducción con Cuidado—, en la práctica las razones abstractas o
justificaciones subyacentes se reducen, por lo común, a reglas concre-
tas. Esas reglas concretas se designan para satisfacer las justificaciones
subyacentes, pero es la regla misma la que carga con la fuerza dela ley,
y es la regla misma la que, usualmente, determina la solución jurídica.
Ese es el motivo por el cual el conductor que conduce con seguridad es
multado cuando conduce a 110 kilómetros por hora. Este es solo uno de
muchos ejemplos que ilustran la manera en la cual es la manifestación
concreta de una regla y no la justificación abstracta que subyacea ella la
que normalmente representa lo que el derecho exige.
Considérese, para tomar otro ejemplo, la regla un tanto técnicadel de-
recho societario norteamericano que prohíbe a algunos miembrosde ciertas
sociedades comprar y luego vender (o vender y luego comprar) acciones
3 Mont. Code Ann. 61-8-303 (1996), anulado por vaguedad excesiva en State v. Sianko, 974
P241132 (1998). Véase Kino y SunsTern, 1999,
REGLAS, EN EL DERECHO Y EN TODAS PARTES 33
$ $ US.C.$78p(b) (2000).
* En particular, la regla $10b-5 promulgadaporla Securities and Exchange Commision, 17
CER.8240.10b-5 (2007) la cual, entre otras cosas, indica que es ilegal en muchas transaccio-
nes de valores omitir la declaración de ynhecho material a otra de las partes involucradasen la
transacción.
* Eg. Corn. Gen, Stat, Ann, 534-106 (West, 1999); Cal. Penal Code 456 (West, 1999).
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2. ELNÚCLEO Y EL CONTORNO
ll Harr, 1994: 125-126. El ejemplo apareció primero en Harr, 1958; 608-15. Para un aná-
lisis extenso del mismo, véase Scuauer, 20082. Regresaremos al ejemplo en el capítulo VIIL,
cuando nos ocupemosdela interpretación de Jas leyes:
2 En un debate memorable que tuvo lugar en las páginas del Harvard Law Review, Lon
Fuuer, autor norteamericano contemporáneo de Harr, desafió la idea de que el significado llano
de las palabras pudiera alguna vez conducir a una solución clara sin consultar el propósito subya-
cerite dela regla. FuLLEr, 1958, en respuesta a Harr, 1958. Larelación entse texto y propósito es
importante y estará entre los temascentrales con los que lidiaremos en el capítulo VÍIL,
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novedoso para los abogados. De hecho, esas disputas son una gran parte del
acervo del abogado. Pero el núcleo claro e indiscutible de una regla suele ser
despreciado por los abogadosy los estudiantes de derecho, porquelas reglas
simple o fácilmente aplicables rara vez llegan a Jos tribunales de apelación.
Porese motivo,es difícil que lleguen a cualquier tribunal, o aun a un abo-
gado. Si el conductor de una camioneta familiar que arrastra un remolque,
en plan de excursión, llega al parque y ve el letrero que reza «No ingresar
con vehículos», esperaríamos que el caso normal fuese que diera la vuelta
y estacionara en otra parte, sin dar lugar a controversia alguna, Del mismo
modo, aunque podrían existir cuestiones difíciles y discutidas aun en Jos
contornosde una regla que especifique un tiempo límite preciso, en el curso
ordinario de las cosas un demandado en untribunal federal responderá una
demandao pedirá una prórroga antes de que expire el plazo de veintiún días
que establece la regla 12a1(D(A)(i)del Código de Procedimientos Civiles
Federales. Es muy poco frecuente que estas aplicaciones directas de reglas
jurídicas aparezcan en libros de casos o en clases de derecho y, por consi-
guiente, mucho de lo que resulta importante de las reglas jurídicas tiende a
operar de manera invisible para los estudiantes de derecho, para los aboga-
dosy, especialmente, para los jueces”.
Ladistinción entre el núcleo claro y el contorno difuso de una regla
puede ilustrarse a través de un caso real juzgado por la Corte Suprema de
los Estados Unidos unos años atrás, que fue sorprendentemente semejante
al ejemplo hipotético de Harr de los vehículos en el parque. En Stewartv.
Dutra Barge Company?*, el asunto tratado ante la Corte fue si una draga
enorme llamada Super Scoop era un «navío» en el sentido en que esa palabra
se usa en el derecho marítimo federal. De hecho, la Super Scoop era la draga
más grande del mundo en ese momento, e iba a ser usada para excavar el
Puerto de Boston, como parte del proyecto conocido como Big Dig. Willard
Stewart, un obrero de la Super Scoop, resultó lesionado durante su trabajo,
y demandó a los dueños de la draga, sosteniendo que la negligencia de la
compañía había sido la causa de sus lesiones. Sin embargo, resultó que el
que Stewart pudiera ganar el juicio dependía de que la Super Scoop fuese un
«navío». Si lo era, una ley federal conocida como Ley Jones!* permitiría la
apertura del juicio y daría bases para sustentar la demanda.Pero si la Super
Scoop no era un navío, otra ley federal —la Longshore and Harbor Worker's
Compensation Act—'* habilitaría a las personas como Stewart a reclamar
las indemnizacionesprevistas para los trabajadores pero impediría un juicio
contra la empresa por negligencia. Así es que el que Stewart tuviera un de-
recho para demandar por negligencia a la compañía naviera dependía de si
la SuperScoop era un navío.
Se trataba de un caso difícil. Aunque la Super Scoop pasó la mayoría del
tiempo en una misma posición mientras dragaba el canal, y aunque su casi
total falta de autopropulsión obligara a remolcarla de una ubicación a Otra,
contaba con capitán y tripulación, y flotaba, tanto cuando dragaba como mien-
trasera trasladada. En consecuencia, Steward elaboró el argumento plausible
de que el que la. Super Scoop normalmente estuviera flotando, combinado
conla existencia de un capitán y de su tripulación, la convertían en un navío.
Porsu parte, la compañía naviera ofreció un argumento igualmente plausible.
Sostuvo que la Super Scoop carecía de autopropulsión y. se asemejaba, en
apariencia y en función, a una máquinaterrestre empleada en la construcción,
todolo cual la convertía en algo distinto de un navío. Al final de cuentas, la
Corte Suprema decidió por unanimidad que la Super Scoop era, en efecto, un
navío, pero la solución real del caso no nosinteresa. Lo que es importante aquí
es que aunqueel caso planteado ante la Corte Suprema era un caso difícil en
el cual ambas partes plantearon argumentos no triviales, el caso tratado por
* la Corte Suprema podría daros una falsa imagen de la operación rutinaria e
indisputada de este conjunto particular de reglas jurídicas. A diferencia de la
cuestión tratada en el juicio de Willard Stewart con respecto a la SuperScoop,
la mayoría de las cuestiones —es más: virtualmente todas ellas — acerca de
si algo es o no es un navío casi nuncallegarán a la Corte Suprema, probable-
mente no lleguen a un Tribunal de Apelacionesy ni siquiera a un merolitigio.
Si la cuestión era sobre si un erúcero para mil pasajeros es un navío, no habría
un argumentoserio para negarlo, y ningún abogado competente argumentaría
en contra de esto. Podría haber otros buenos argumentos para la. discusión
general, pero es muy poco probable que se recurra a un tribunal para decidir
la cuestión de si un crucero es un navío. La regla sería aplicada, pero nunca
entraría a la sala de audiencias de un tribunal. Del mismo modo, sj la ribera de
un puertoestuviera siendo dragada por una excavadora apostada en tierra, que
no pudiera ingresar en el agna, el estatus de la máquina como cualquier cosa
menosun navío con toda probabilidad no se habría discutido y, una vez más,
no habría llegado a plantearse ante un tribunal.
Comolos casos genuinamente fáciles y las aplicaciones directas de re-
glas jurídicas se discuten tan poco en los tribunales, el conjinto de disputas
quesí se ventilan en los tribunales representa una muestra distorsionada de
los eventos jurídicos, El efecto, conocido como efecto de selección”, es tal
que los casos que se ventifan en los tribunales son solo —o casi solo — aque-
los en los cuales dos partes enfrentadas sostienen posiciones mutuamente
excluyentes acerca de una cuestión jurídica, y ambas creen que tienen pro-
babilidades razonables de ganar. Si una de las partes creyera que no tiene
unaprobabilidad razonable de imponerse en el caso como un todo, o siquie-
ra imponerse en una cuestión particular, no debería, dejando de lado circuns-
tancias extraordinarias?*, discutir en absoluto la cuestión. Cumpliría con la
ley, o pagaría lo reclamado, o arreglaría el caso, o se apoyaría en algún otro
argumento durante el juicio, Los casos y los argumentos que se discuten
con seriedad en los tribunales, entonces, son aquellos en los cuales las dos
partes piensan que podrían ganar, y esta situación ocurre, típicamente, solo
cuando las dos cuentan con argumentos jurídicos plausibles. Con respecto
a las reglas jurídicas, entonces, las dos partes razonablemente creerán que
podrían ganar, por lo común, cuando la cuestión relevante se ubica cerca
de los límites, y no en el núcleo, de la regla pertinente, Por ende, el efecto
de selección se liama así porque los incentivos del sistema jurídico crean
un mundo en el cual solo ciertas aplicaciones del derecho. o de las reglas
se seleccionan para discutirlas judicialmente, y aquellas elegidas tienen las
característica especial de situarse en los contornosdelas reglas jurídicas o,
de un modo más amplio, en los límites del derecho.
El efecto de selección es el mayor factor para determinar qué discusio-
nes o eventos controlados por el derecho se ventilarán ante los tribunales,
pero el efecto es aún mayor en la medida en que ascendemos la escalera
de las apelaciones. En su Período 2007*, por ejemplo, a la Corte Suprema
de los Estados Unidos, que posee poder casi total para decidir qué casos
desea tratar, le fueron elevados por las cámaras de apelaciones federales
y los tribunales superiores de los estados más de nueve mil casos, Pero la
Corte-acordótratar y decidir, con audiencias, alegatos y votos, solo setenta y
uno”, En casitodos esos setenta y un casos no existía una respuesta jurídica
ser consideradas, resolvió 278 por trámite sumario sin sentencia y aceptó tratar y resolver 77, de
las cuales 73 fueronfinalmente resueltas, tras audiencias y alegatos orales, con sentencia, «The
Supreme Court, 2006 Term: The Statistics», Harvard Law Review, 121: 436 (2007).
40 FREDERICK SCHAUER
23 Muchosniños morían por enfermedades durante el siglo xvm, por lo que los números
crudos pueden ser un poco engañosos, porque la mayoría de los hombres adultosvivían hasta los
cincuenta o sesenta años. Pero aun para aquellos que alcanzaban la adultez, Jas diferencias entre
1787 y la actualidad siguen siendo sustanciales.
% No está ¿Jaro qué edad sería equivalente, en 2009,a los treinta y cinco años de 1787, En
vna era en la cual es posíble —gracias a la televisión, intemet, los avances tecnológicos en las
publicacionesy los viajes aéreos, por ejemplo— aprender mucho más muchoantes que lo que
tiempo atrás era posible, podría sostenerse que el propósito que subyacea la regla de los treinta y
cinco años se satisfaría bajandola edad mínima. Pero si los creadores de la Constitución querían
asegurar que el presidente fuese elegido entre los integrantes del segmento de más edad y expe-
riencia de la población, quizás la razón subyacente aconsejaría ahora un límite sustancialmente
mayor que treinta y cinco.
REGLAS, EN EL DERECHO Y EN TODAS PARTES 41
por lo común las reglas se dirigen a mucha gente que realiza múltiples actos
a través de un período extenso de tiempo. El límite de velocidad se aplica a
todos los conductores, todos los días, bajo todas las circunstancias. Asimis-
mo, la regla promulgada por la Administración de Salud y Seguridad Labo-
ral que exige protección auditiva para los trabajadores, se aplica a todas las
fábricas de cierto tipo y a todos los empleados de esas fábricas.
Las reglas se caracterizan por ser generales justamente de esta manera,
Pero como la mayor parte de las generalizaciones —aun las sólidas estadísti-
camente —, podrían no ser correctas todas las veces. Una generalización bas-
tante buenaes la que establece que el queso suizo tiene agujeros, pero algunos
quesos suizos nolos tienen. Poca gente estaría en desacuerdo conla generali-
zación que postula que hace frío en Chicago durante el mes de enero, pero han
existido días cálidos en los eneros de Chicago. Lo mismo sucede con las ge-
neralizaciones que formanparte de todas las reglas. Pero, precisamente, como
las reglas son generales, siempre existe un riesgo de que la generalización que
contiene una regla nose aplique a un caso particular, Aun si es verdadero en la
mayoría de las instancias que Jos conductores no deberían conducir a más de
80 kilómetros por hora, podría haber algunos casos en los cuales no se aplicara
la generalización de que conducir a más de 80' kilómetros por hora es poco
seguro, y cuando esa eventualidad surgiera,la regla podría catalogarse como
sobreincluyente. La regla inclnye o abarca instancias que la justificación sub-
yacente no cubre, como en los casos Kirby y Church ofthe Holy Trinity, como
el caso del conductor que conduce con seguridad a 110, como lá ambulancia
que puedecaer en el alcanceliteral de la regla que prohíbe los vehículos en el
parque. En esos casos, el alcance de la regla es mayor queel de su justificación
subyacente, y por eso decimos quela regla es sobreincluyente.
* En otras ocasiones, la generalización de una regla será subincluyente, por
no alcanzar a instancias que sí abarcaría la aplicación directa de su justificación
subyacente. Si el fin de la regla que veda los vehículos en el parque es prevenir
el ruido, sería sobreinchiyente con respecto a los autos eléctricos silenciosos
(que ciertamente son vehículos) pero subinciuyente con respecto a los instru-
mentos musicales, los mítines políticos y las radios portátiles con altavoz, que
son ruidosos pero ño vehículos. Lo mismo conla regla en juego en el caso Kir-
by, desde que podemos imaginar toda clase de restricciones al confiable servicio
postal que serían consideradas como «obstrucciones» del correo.
Un ejemplo moderno tanto de sobre como de subinclusión puede verse en
lós esfuerzos desplegados por un número creciente de Estados para prohibir
la conducción mientras se habla por teléfono móvil*, La justificación para
% Véase, e.g.. Cal. Stat, Ch, 290 (2006), Cal, Vehicle Code $ 23123 (2006); NJ. Stat, Ann,
39:4-97,3 (West 2004); N.Y. Vehicle de Traffic Law $ 1225-c (Consol. Cum. Supp. 2004).
REGLAS, EN EL DERECHO Y EN TODAS PARTES 43
pleja como para cumplir la función de guía que esperamosde ella. Y aun
si se quisiera sacrificar inteligibilidad y capacidad de guiar para ganar pre-
cisión, todavía sería imposible predecir perfectamente el futuro. Así como
no podemos culpar a los redactores originales de las leyes de patentes por
no poderanticipar a finales del siglo xvi que los organismos vivos podían
ser creados en un laboratorio”, tenemos que reconocer que ni aun el más
cuidadoso de los redactores puede predecir lo que sucederá enel futuro, ni
cómo querremoslidiar con ese futuro cuando arribemosa él. Entonces, pre-
cisamente por la inevitable generalidad de las reglas, debemos enfrentarnos
a la tensión entre lo que una regla dice y cuál sería la mejor interpretación
de lo que indica hacer, una tensión que.colmael uso de las reglas tanto en el
derecho como fuera de él.
caso Locke es, desde esta perspectiva, formalista, también lo es valerse del
límite de 80 kilómetros por hora para penalizar al conductor que conduce a
110 pero de manerasegura, para penalizar al vendedor de acciones de corto
plazo que no posee, de hecho, información privilegiada, para permitir el
accesoa la litigación a quienes tienen una reclamación por veinte dólares y
para prohibir que sea presidente a quien está calificado pero tiene treinta y
cuatro años de edad. En todos esos casos, el derecho opera formalmente al
tratar al significado de las palabras de una regla como más importante que
el logro del fin último del derecho de la solución ideal en el caso particular,
Esto podrá ser formalista, pero el formalismoes, comoestosy otros inconta-
bles ejemplos demuestran, una característica central de lo que hace especial
al derecho**,
Queel formalismoes una parte del legalismo parece palmariamente cla-
To, pero eso nosignifica que el formalismo sea siempre deseable. Ni tampo-
co que un enfoque formalista para la interpretación de las reglas es lo que
esperamoso debamosesperar todo el tiempo de parte de todos los que deben
tomar decisiones jurídicas. Aúnasí, si podemosdejar de lado el hecho de que
la palabra «formalismo» es, por lo común, usada para condenar, podemos
ver que el formalismo —en el sentido de preferir la solución determinada
por las palabras impresas en la página que la mejor, todas las cosas consi-
deradas— con frecuencia tiene mucho a favor. Considérense, por ejemplo,
los numerosos casos que implican órdenes de registro que contienen una
dirección equivocada. Aunque muchos de esos casos validan una orden de
registro que posea esta clase de error menor, hay muchos que llegan a la
conclusión opuesta. Por ejemplo, en el caso United States y. Kenney*, el
Tribunal Distrital del Distrito de Columbia, en Estados Unidos, anuló un
registro practicado en el número 2124 dela catle Octava en Washington por-
que en la orden se había indicado el número 2144 de la mismacalle; y en el
caso United States v, Constantino”, el registro que halló un contrabando en
la calle Jacksonia 710 fue anulado también porque la orden indicabala calle
Jacksonia 807. En estos casos, los tribunales entendieron que el enfoque
formal, técnico y literal para interpretar la orden de registro se justificaba
porque la cuestión verdadera no era si los oficiales de policía habían regis-
trado el edificio correcto sino si deberían contar con el poder de decidir por
ellos mismos quéedificios debían ser registrados realmente, más allá de las
palabras exactas de la orden.
3 «De todas las críticas dirigidas contra el textualismo, la más insensata es la de que es
“formalista”. La respuesta a esto es: ¿por supuesto que esformalistal», Scaula, 1997: 25.
3 Eg, United States v. Lora-Sorano, 330 F3d 1288 (10th Cir. 2003).
% 164 E Supp. 891 (D.D.C.1958).
* 201 E Supp. 160 (W.D., Pa. 1962). Véase también United States v, Ellis, 971 F-2d 701
(21th Cir, 1992).
REGLAS, EN EL DERECHO Y EN TODAS PARTES 47
% Véase, e.g., General Mills, Inc. v. Kraft Foods Global, Inc., 495 F.3d 1378 (Fed. Ct,
2007); Speiser, Krause € Madole, P.C. v. Ortiz, 271 F3d 884 (Dth Cir, 2001).
*" Véase Summers, 1997,
+ Véase, e.g., Miller v, United States, 196 F. Supp. 613 (D. Mass, 1961); Co-Operative
Sanitary Baking Co. v. Shields, 70 So. 934 (Fla. 1916).
2 2 NE. 188 (N.Y. 1889).
*% Blcaso es analizado extensamente porel filósofo del derecho Ronald Dworktw en Dwok-
Kin, 1977 y Dworxix,1986. DworKiNaplaude con fervor la solución y la toma como una muestra
muytípica del enfoque norteamericano(y, para é), mejor) a la tomade decisiones jurídicas,
REGLAS, EN EL DERECHO Y ENTODASPARTES 49
v. Palmer parece un ejemplo obvio, las reglas específicas suelen ser deja-
das de lado.-Péro en casos menos extremos, es mucho más cormún que la
regla sea aplicada incluso cuando parezca que sé comete alguna injusticia
en el proceso. Más aún, hay muchos casos en los cuales los beneficiarios
de un testamento que fueron responsables de la muerte del testador pudie-
ron heredar. Incluso en uno el beneficiario fue detenido por homicidio do-
loso de la persona de cuya muerte él se benefició*, en otro el beneficiario
fue condenado como encubridor del asesinato del testador*, en otro más
el nudo propietario asesinó al usufructuario de un usufructovitalició, para
recuperar la posesión antes de tiempo*y, finalmente, en un caso a una
mujer «egoísta, malhumorada, resentida, indignante, amarga, egocéntrica,
rencorosa, vengativa, paranoica y tacaña», cuya negligencia grave sirvió
para «acortar la vida del moribundo», se le permitió, a pesar de todo, he-
redar antes de lo que habría sido el caso”.
Así como hay casos en los cuales una regla prevalece aun cuando da
lugar a una injusticia, hay más casos en los cuales los tribunales han valida-
do reglas que consideran malas por la posición que sostiene que, al menos
para las reglas provenientes de los parlamentos, solo los parlamentos pue-
den corregirlo malo de las reglas,.y no los tribunales. Por ejemplo, en el
caso Blanchflower v. Blanchflower* la Corte Suprema de New Hampshire
se enfrentó con la cuestión de si el adulterio con personas del mismo sexo
puede considerarse adulterio a los efectos de la ley de New Hampshire sobre
divorcios por culpa, ley cuyo texto dejaba claro que el adulterio solo podía
ser cometido con una persona del sexo opuesto. El tribunal parecía creer
quela ley era tanto anacrónica- como moralmente dudosa sobre la base de
la equidad, pero concluyó, sin embargo, en que cualquier cambio debía ser
realizado por el parlamento y no porun tribunal. Para la Corte Suprema de
New Hampshire, como para el juez disidente en el caso Riggs, como los
tribunales con criterios distintos al del caso Riggs y permiten que las perso-
nas se beneficien de sus actosilícitos, y como la Corte Suprema en el caso
Locke, lo que dice unaregla jurídica en realidad en su sentidoliteral o Hano,
marca una diferencia sustancial. Esto no es así siempre, como muestran el
voto de la mayoría en el caso Riggs y las sentencias de los casos Church of
the Holy Trinity y Kirby, y puede ser que no siempre marquen toda la dife-
tencia, pero ignorar la importancia generalizada de lo que una regla jurídica
dice literalmente es ignorar algo muy importante sobre las reglas,
* N. del T:: En los Estados Unidos, un tribunal de circuito tiene jurisdicción sobre varios
condadoso distritos,
LA PRÁCTICA Y LOS PROBLEMAS DE LOS PRECEDENTES s3
es que determina a los jueces a seguir en algunos casos decisiones con las
cuales no están de acuerdo»*,
Laidea básica ya debería estar clara. Cuandolostribunales están deter-
minados por los precedentes, se encuentran obligados a seguirlos no solo
cuando los creen correctos, sino aun cuando los consideran equivocados.
Esla fuente o el estatus de precedente lo que les da su fuerza, no la solidez
de su razonamiento? ni la creencia del tribuval actual en la corrección de la
solución. Cuando se sostiene, por ejemplo, que aun los jueces de la Corte
Suprema que creen que el caso Roe y. Wade* fue resuelto de manera equi-
vocada deben, sin embargo, seguirlo en los casos ulteriores, el argumento
no es (o no solo es) que esos jueces deben cambiar su posición frente a la
sentencia del caso Roe y. Wade, sino que los jueces deben seguirla aun si
siguieran pensando que era equivocada.
* Por ejemplo, en un caso de aborto el juez Emilio Garza señaló que «[plor segunda vez
en mi carrera judicial, estoy forzado a seguir un voto mayoritario de la Conte Supremaque creo
que es inconstitucional». Causeway Medical Suite v. leyoub, 109 F34 1096: 1113 (Sth Cir. 1997)
(juez Garza, por su propio voto).
3 Nohasido siempre así. Aunque las obligaciones que imponenlos precedentes verticales
se remontan a los comienzos de los tribunales de apelación en el siglo xvin o antes, la coacción
derivada del stare decisis no fue aceptado hasta el siglo xix, Véase Lee, 1999; Wise, 1975,
19 Véanse, €.8., Meinerny, 2005: 142; TinpaLe, 2007:201.
1 Homes, 1897: 469.
12 BenTHAm, 1983: 434.
1 Burnet v. Coronado Oil £- Gas Co., 285 U.S. 393: 406 (1932) (juez BRANDEIS, en
disidencia).
M CARDOZO, 1921; 149,
LA PRÁCTICA Y LOS PROBLEMASDE LOS PRECEDENTES 59
Es fácil decir que se espera que un tribunal siga una decisión pasada
—sea propia, én el caso del stare decisis, o de un tribunal superior, en el
caso de los precedentes verticales—, pero rara vez es fácil determinar qué
es una decisión pasada. En alguna ocasión, la tarea es directa. Un caso de
la Corte Suprema que trate sobre la permisibilidad de una prohibición total
del aborto por parte de un Estado, por ejemplo, difícilmente pueda evitar
tomar al caso Roe v, Wade como el precedente relevante. Si alguien s0s-
tiene en Nueva Jersey que un consumidor que adquiera un automóvil de
un concesionario corporativo debe atenerse estrictamente a las exenciones
de responsabilidad establecidas por escrito, el caso Henningsen dominaría
los argumentos. Y si la cuestión fuese el determinar cuál de dos leyes en
conflicto se aplica a cierta clase de casos'*, la solución de esa cuestión abs-
tracta de interpretación de las leyes por parte de un tribunal determinaría el
derecho para los casos futuros. Sin embargo, es más común que no esté ni
cercanarmente así de claro qué casos han de contar como precedentes y, lo
que es más importante, rara vez es obvio cuáles de esos casos se tomarán
como fundamento.
Latarea de identificar y sostener el precedente relevante es problemática
en gran parte porque dos eventos nunca son exactamente iguales, Por ende,
dos casos tampocolo serán. Por ejemplo, en el caso Rafíles v. Wichelhaus!5
el Tribunal de Cuentas de Inglaterra resolvió que no había acuerdo de vo-
luntades y, por ende, contrato, cuando un comprador de algodón creyó que
compraba el cargamento de algodón.que venía en un barco llamado Peer-
less y el vendedor creyó que estaba vendiendoel cargamentode algodón de
otro barco que casualmente también se llamaba Peerless. Todos los casos
ulteriores al caso Rafftes son distintos de alguna.manera, al menos en lo que
hace al tiempo. Pero sería absurdo sostener que ese caso no cuenta como
precedente para otro caso semejante que tuvo lugar en Londres en lugar de
en Liverpool, o en el que los dos barcos se llamaban Excelsior en lugar de
15 Véase Anastasoff v. United States, 223-F3d 898 (Sth Cir. 2000), desestimada por impro-
cedente, 235 F.3d 1054 (Sth Cir. 2000).
16 2H, 8 C. 906, 159 Eng. Rep. 375 (Ex. 1864).
60 FREDERICK SCHAUER
había bebido la mitad del vaso. El dueño del café tomó la botella opaca,
rellenó el vaso y los restos de un caracol muerto cayeron en él, El hecho
de verel caracol descompuesto y el olor que generó causaron que la señora
Donoghuesesintiera mal del estómago y mentalmente perturbada. Poresto,
demandóal fabricante (también embotellador) de la cerveza de jengibre.
Como en el caso MacPherson, el fabricante demandado en Donoghue
sostuvo que la acción no era procedente porla falta de vínculo legal entre el
consumidory el fabricante. Si este caso se hubiera planteado en Nueva York
luego del caso MacPherson, el demandante sin duda hubiera argumentado
que la cuestión ya había sido decidida, obligandoal tribunal a tomar la mis-
ma decisión que en aquel, Pero el demandado habría sostenido que los dos
casos eran diferentes y que el caso MacPherson no daría furidamento a la
proposición de qué el vínculo legal es innecesario en un caso que no invo-
lucra de manera inherente maquinaria peligrosa como un automóvil. Y ante
estas dos opiniones encontradas, ¿cómo habría de decidir el tribunal actual
el caso actual —un hipotético caso de la cerveza de jengibre planteado en
Nueva York, con posterioridad a MacPherson— si el caso MacPherson es
un precedente y, si lo fuera, para fundamentar qué posición?
Precisamente esta cuestión ha sido objeto de debate por generaciones.
Una posición común es que el caso precedente es un precedente no. solo
para casos más o menos idénticos en lo futuro, sino también. pará casos
similares, esto es, que tratan sobre hechos similares. Pero ¿qué hace a una
situación fáctica no idéntica similar a otra? Estamos seguros de que casos
que involucren a Toyotas defectuosos son similares a los que involucran a
Buicks defectuosos, pero ¿una botella opaca de bebida'con una sustancia
extraña nauscabunda es similar o diferente a un coche con un neumático
defectuoso? Las dos situaciones tienen en común el que en las dos hay rela-
ciones de consumo, que un defecto causó un daño o una enferinedad y que.
el defecto no era inmediatamente aparente (por eso es tan importante que en
el caso Donoghue la botella fuese opaca). Son distintos en que los coches
son distintos a la cerveza de jengibre, que los coches son caros y la cerveza
de jengibre no y que los coches son vendidos en concesionarios especiáliza-
dos en cada marca, mientras que la cerveza de genigibre es vendida en cafés
que proveen toda clase de bebidas. Como cualquier conjunto de hechos, los
hechos del caso MacPherson y los hechos del caso de la cerveza de jengibre
son similares en algunos aspectos y diferentes en otros". Y si esto es así,
¿Cómo hade decidir el tribunal actual si los dos casos son lo suficientemente
' Y porque cualesquiera dos actos, eventos o casos son parecidos en algunos aspectos y
diferentes en otros, el valor de un sistema de precedentes no puede fundarse en el mandato de
tratar a los casos iguales de la misma manera. Véase Lyons, 1985.
62 FREDERICK SCHAUER
creerse que este algo más es lo que se. llama, especialmente eri las juris-
dicciones donderige el common law fuera de los Estados Unidos, el ratio
decidendi del caso precedente: el fundamenteo la razón subyacente de la
decisión del tribunal”, Tenemos que conocerno solo qué decidió el tribu-
nal precedente, sino también por qué lo decidió. Así, una postura común
en Inglaterra y otras partes es que, cómo lasreglas, los casos precedentes
tienen justificaciones o razones subyacentes a sus soluciones, y que un
caso precedente es un buen precedente y, por ende, vinculante, para todos
los casos posteriores que sean abarcados por el ratio decidendi del caso
precedente. Suena bien, pero ¿cómo sabemoscuál fue el ratio decidendi?
Unaposibilidad es fijarnos en los hechos del caso precedente:como fueron
descritos. por el tribunal precedente y tomar a esos hechos, en conjunto
con la solución del caso, como el ratio decidendi. De hecho, esto fue lo
que propuso el influyente teórico del derecho Arthur Goonuart”. Pero la
solución de GOO0DHART no resultó muy útil. Si los hechos son que el señor
MacPherson le compró un Buick a un concesionario, que a su vez lo había
comprado de la Buick Motor. Company, y el neumático del Buick se rorn-
pió, causándole lesiones al señor MacPherson, y la solución del caso es
queel señor MacPherson ganó el juicio contra la Buick Motor Company,
aún no sabemos el nivel de abstracción, o el nivel de generalidad en el
cual debemos entender estos hechos, y sin más información no podemos
saber por qué el tribunal decidió como lo hizo*, ¿Fue algo vinculado con
los'Buicks, con los coches, con los neumáticos, con los productos de con-
sumo, con los productos inherentemente peligrosos (como se consideraba
a los autos en 1916), o con algo más? Por sí mismos, los hechos y la so-
lución no brindarán las razones para la decisión del tribuval precedente, y
sin las razones no tenemos manera de'saber si el caso MacPherson es un
caso sobre automóviles Buick, sobre neumáticos, sobre automóviles en ge-
neral, sobre productos de consumo o sobre algo. completamente diferente.
Del mismo modo, si un tribunal resuelve que una persona que vendelicor
ilegalmente a wn menor es responsable por los daños, vinculados con el
alcohol, causados por ese menor”, ¿debe eso entenderse como dando apo-
yo (o prescribiendo) una responsabilidad indirecta semejante para quien
vendelicor ilegalmente a un adulto? ¿O para quien vende ilegalmente un
arma quees utilizada con posterioridad en un robo? ¿O para quien vende
% La identificación del ratio decidendi es una cuestión mucho más importante en Gran
Bretaña que en los Estados Unidos, porque de acuerdo con la práctica tradicional en las apela-
ciones británicas, así como.en algunos países de] Commompealih, no rige la exigencia de que
exista una Único voto mayoritario, o voto del tribunal. Por lo general, cada uno de lostres, cinco
o más jueces que entienden en un caso, redactará su voto individual. La solución alcanzada por la
mayoría de esos jueceses la solución del caso, pero determinar qué es Jo que el caso resuelve es,
inevitablemente, Un proceso para determinar qué proposiciones jurídicas y qué razonesatrajeron
el acuerdo de la mayoría delos jueces. Así, si el juez A decide a favor del demandante por las ra-
zones x,y y 2, el juez B decide a favor de) demandante porlas razones p, q y x, y el juez € decide a
favor del demandado,el ratio decidendies x, la razón (la única razón) compartida porla mayoría
de Jos jueces. Dondeesta práctica de votos individuales no existe, como en los Estados Unidos
(excepto en Ja medida en la cual una Corte Suprema cada vez más dividida se esté moviendo en
ese sentido),la cuestión de determinar el ratio decidendi es menos compleja.
68 FREDERICK SCHAUER
que prolongó las exencionesdel béisbol profesional con respecto a las leyes
autimonopolio, brindó varias páginas sobre historia, poesía, literatura y los
grandes nombres del béisbol a través de los años, incluyó en su voto mate-
rial cuyo estatus de innecesario para la solución y, por ende, de dicta, sería
difícil de negar.
Pero si el que ofrezcan razones para fundar sus decisiones es parte de lo
que esperamos que hagan los tribunales, y si ofrecer razones es una clave
para el funcionamiento real del sistema de precedentes, la distinción tradi-
cional entre fundamentos y dicta puede ser más problemática que lo que
comúnmente se cree. Como una razón es necesariamente más amplia que
Ja solución a la que presta apoyo*, dar una razón es decir algo más amplio
que lo necesario para resolver el caso particular. Y esto parece consistir en
dicta. Lo que es dicta técnicamente —no del todo necesario para arribar a la
solución— es precisamente lo que hace posible generalizar partiendo de una
regulación muy específica para utilizarla como precedente en lo futuro. Así,
aunque en los extremosla distinción entre fundamento y dicta es bastante
clara —la promulgación de unaregla jurídica, comio en el caso New York Ti-
mes Co. v. Sullivan, es un fundamento, y las cavilaciones del juez BLackmUuN
acerca de las tradiciones del béisbol son dicta— el advertir: que el sistema
de precedentes mismo depende de lo quees, estrictamente hablando, dicta,
debería hacer que nos detuviéramosantes de otorgar mucho crédito a la dis-
tinción, sin que importe cuán venerable sea su abolengo.
% La idea básica es que lo que convierte a una razón en tal es que Ésta es más general que
aquello a Jo que da apoyo. Cuando digo que voy con regularidadal gimnasio porque me ayudaa
perder peso,estoy diciendo que algo que me está ayudando a perder peso es una razón (aunque
no necesariamente una razón concluyente) para cualquier acción, y no solo para mi acción de ir al
gimnasio en una ocasión particular. Para una explicación completa, véase Scnaver, 19954,
am FREDERICK SCHAUER
los hechos no son distinguibles. Sin embargo, con respecto al stare decisis
las cosas son distintas. Con frecuencia, los argumentos se parecen a los de
los precedentes verticales, con una parte apoyándoseen la resolución pasada
del propio tribunal y la otra pretendiendodistinguirla del caso actual. Pero
aun cuando noexistan bases viables para distinguir los casos, la obligación
de seguir una decisión anterior rara vez es absoluta de la manera en que lo
es la obligación de seguir la decisión de un tribunal superior. A diferencia
de los tribunales inferiores que se enfrentan con decisiones de sus superio-
res, los tribunales que consideran sus propias decisiones. anteriorestienen la
capacidad de invalidarlas para el caso concreto*, Pueden reconocer que el
caso actual presenta la misma cuestión decidida en el caso precedente, pero
rechazar igualmentela decisión anterior,
Aunque los tribunales puedan invalidar, ocasionalmente, sus propias
decisiones anteriores, hacerlo exige más que creer que la decisión anterior
estaba errada. Si eso fuese todo lo que hiciera falta, el stare decisis perdería
sentido, porque el núcleo del stare decisis es, justamente, que un tribunal
debatratar a una decisión anterior como vinculante por el solo hecho de su
existencia y no porque la considere correcta, Si cada vez que un tribunal
creyera que una decisión anterior es equivocada pudiera invalidarla, no exis-
tiría en absoluto el principio del stare decisis,
Enocasiones, sin embargo, un tribunal creerá que una de sus decisio-
nes anteriores es extremadamente incorrecta, o que las consecuencias de un
fundamento errado (a los ojos del tribunal actual) son tan graves que exigen
invalidarla. Cuando la Corte Suprema en el caso Brown v. Board of Edu-
cation* invalidó el caso Plessy v. Ferguson”, en el que se sostenía que la
institución de escuelas públicas separadas por razas era constitucionalmente
permisible,el tribunal del caso Brown basó su acción en lo que entonces era
percibido como una grave inconstitucionalidad. Lo mismo sucedió cuando
la Corte Suprema invalidó, en el caso Mapp v. Ohio*,el caso Wolf v. Colo-
rado*, para sostener que las pruebas obtenidas ¡legalmente serían inadmisi-
bles en un juicio penal tanto ante un tribunal estatal como ante uno federal.
Enestos y en otros casos, la invalidación se apoya no en una percepción
actual de un mero error en el pasado, sino en una percepción actual de un
error que está muy por encima del.rango de normalidad, sea en su magnitud
o en sus consecuencias, La Corte Suprema de los Estados Unidos ha descrito
esta carga elevada para invalidar una de sus decisiones en términos de una
exigencia de «justificación especial»*%, y el estándar en Inglaterra es que la
decisión anterior debe ser «manifiestamente equivocada»*!, Los modificado-
Tes —«especial» y «manifiestamente»— son importantes, porque son ellos
los que dejan claro que el principio del stare decisis deviene un sinsentido
si un tribunalse siente libre para invalidar todas aquellas decisiones previas
que considera equivocadas. Al exigir un estándar elevado para la identifica-
ción y las consecuencias del error pasado, los modificadores aseguran que
la obligación de un tribunal de seguir sus propias decisiones previas sea un
deber genuinamente obligatorio, atn sí no es uno absoluto, que no puede ser
invalidado,
2 Dickerson v. United States, 530 U.S. 428: (2000): 443; Arizona v. Rúmsey. 487 U.S. 203
(1984).
51 Véase Two y Miers, 1999: 318.
CAPÍTULOIV
AUTORIDAD Y FUENTES CON AUTORIDAD
1, LA IDEA DE AUTORIDAD
> Caso United States v. Locke, 471 U.S. $4 (1985), discutido en el capítulo 1. Recuérdese
quela ley exigía que el expediente se iniciara «antes del 31 de diciembre» del año relevante, aun
cuando es casi seguro que el Congreso quiso decir «antes del 31 de diciembre, inclusive».
+ 110 NE,1050 (N.Y. 1916) (juez Carvozo),discutido en extenso en el capítulo UL.
* 410U55.13(1973),
* La discusión clásica de la autoridad como independiente del contenido se encuentra
en Harr, 1982: 261-266, Véanse también Durr, 1998; Himma,2000: 26-27, Scuauen, 1992b.
Una posición escéptica de la idea de la independencia del contenido puede verse en MARKWICK,
2003.
AUTORIDAD Y FUENTES CON AUTORIDAD - 79
desean que se entienda que debo hacer lo que se me dice solo por quién
me lo ha dicho, aun si no acepto ni concuerdo con las razones sustantivas
subyacentes para hacerlo.
Se discute muchosi ejercitar o seguir a la autoridad es una buena idea,
y si lo es, en qué contextos. A través de los años, muchos han sostenido que
es irracional el hacer algo que no se haría solo porque alguien considerado
una autoridad lo dictaminaasí*, Si Bárbara ha decidido, después de pensarlo
cuidadosamente, dedicar su vida a ser abogada en lugar de médica, ¿por qué
debería actuar distinto solo porque su padre le dice que debería hacerlo?
Cuando Sam ha concluido en que le gustaría fumar marihuana porque cree
que le hace sentir bien y tiene pocos efectos colaterales, ¿es racional para él
dejar de lado su propio juicio a favor del de los policías y Jos políticos? Si
unaseñal luminosa dice «No avanzar» y no hay automóvil algunoa la vista,
¿tiene sentido quedarme parado, obediente, en la acera? Y cuando un juez
ha determinadola que cree que será la mejor solución en el caso que juzga,
¿puede considerarse que es racional para él dictar una sentencia contraria
solo porque una escueta mayoría de jueces de un tribunal superior llegó a
una conclusión distinta en un caso parecido? La autoridad podrá ser ubicua
en nuestras vidas, pero durante generaciones su solidez más elemental ha
sido objeto de un desafío persistente.
Ahora bien, la autoridad ha sido tan largamente defendida como cri-
ticada, SÓCRATES se negó a huir de Atenas en la víspera de su ejecución
precisamente porque aceptó la autoridad de un Estado que injustamente,
incluso para él, lo había condenado. El presidente Eisenhower envió tropas
federales a Litfle Rock, Arkansas, en 1958'para ejecutar una sentencia de
la Corte Suprema — Brown v. Board ofEducation—'! con cuya solución no
estaba de acuerdo”, y lo hizo porque aceptó la autoridad de laCorte Supre-
ma, del mismo modo queél esperaba que el Estado de Arkansas aceptara la
autoridad del gobierno federal. Los cuestionamientos dela idea de autoridad
podrán tener una larga historia, pero hay una historia igualmente larga de
gente que la acepta y la defiende,
La razón última del concepto de autoridad no es aquí muestra preocupa-
ción principal. Tampocolo es la cuestión de la legitimidad de la autoridad
estatal en general. Sin embargo, saber que la de autoridad es una idea con-
* Véanse, e.g., HURD, 1999; Simmons, 1979; Wonrr, 1970; Hub, 1991, En general, véase
SHapIRo, 2002.
» Véase Cooperv. Aaron, 358 U.S. 1 (1958).
1 347 US, 483-(1954).
2 Véanse KLUGER, 1976: 753-754; O'Remur, 1995: 170-175.
13 Véanse, e.g., Raz, 1986; 1979; Georag, 1996: 327-328; SHaPiro, 1998. Una defensa más
calificada de la autoridad oficial es la de Green, 1988.
AUTORIDAD Y FUENTES CON AUTORIDAD 81
% En ocasiones, la palabra «pragmática» se usa para describir o promover este fipo de de-
cisiones todas las cosas consideradas aun dentro del sistema jurídico, pero las versiones más so-
fisticadas del llamado pragmatismo jurídico —e.g., PosNe, 2008— aceptan que el razonamiento
jurídico tiene una naturaleza basada principalmente en la autoridad.
AUTORIDAD Y FUENTES CON AUTORIDAD ES
22 Una razón para que acepte la autoridad de alguna fuente o de alguien con autoridad es
mipropia creencia de que esa es, por algún motivo, la manera correcta de actuar. Pero otra razón
es que algo malo me sucederá si no lo hago, La autoridad y la autoridadlegítima son dos cosas
distintas, y el prisionera del campo de concentración que hace lo que el guardián nazi Je dice solo
por miedo de ser enviado a la cámara de gas todavía está tratando como autoritativas las órdenes
del guardia: es la fuente de la orden y no su contenido la que mueve al prisionero a cumplirla.
2 «(Lja autoridady le jerarquía juegan un rol en el derecho que sería perjudicial para la
investigación científica». Pose, 1990: 62, Eljuez Posner exagere, porque la autoridad genuina
existe en la ciencia, Véanse Coapr, 1981; Hapwa, 1991. Sin embargo, Posner está en lo cierto
en cuanto a su punto central: que la autoridad es mucho más importante en el derecho que en la
ciencia,
2 395 U.S. 444 (1969) (por mayoría).
84 FREDERICK SCHAUER
en los tribunales o los autores que considera más expertos que él en la mate-
ría, El juez del Décimo Circuito que se vale del voto de un juez del Segúndo
Circuito como guía en los casos de dérecho societario, es comoel tribunal
de juicio que se apoya en el informe de un perito, o el de un aficionadoa los
automóviles que recurrea la opinión de un mecánico experto. El juez es per-
suadido no tanto por las razonesdel perito, sino por (su evaluación inexperta
de)*la pericia del perito, por lo cual la fuente es usada de un modo genui-
namente autoritativo, aun cuando la autoridad es escogida por su sujeto —el
juez— y no impuestaal sujeto porel sistema.
Ahora podemos ver que el uso común de la fuente optativa no es aquel
en el cual el juez resulta persuadido por la sustancia de lo que establece esa
fuente, sino aquel en el cual está persuadido de que la fuente es más pro-
bablemente correcta que lo que él sería si tomara su propia decisión. Así,
aunque un juez del Distrito Sur de Nueva York deba seguir las sentencias del
Segundo Circuito aun si creyera que todos los jueces del Segundo Circuito
son idiotas, ese mismo juez puede apoyarse en una fuente con autoridad op-
tativa porque está persuadido de que la autoridad sabe de lo que habla, aun
si el juez no sabe demasiado acerca del tema como para sabersi la autoridad
está verdaderamente en lo correcto, Hay una diferencia entre apoyarse en
una autoridad porqueel sistema lo exige, como cuando un tribunal inferior
obedece a su superior, y apoyarse en una autoridad porque se considera que
ella es más experta, pero ambos son ejemplos de autoridad genuina.
Con más frecuencia todavía, las fuentes cor autoridad optativas se usan
de una manera que está en el límite de la autoridad genuina. Así, cuando
un abogado en un informe, un juez en un yoto o un profesor en un artícu-
lo publicado en unarevista jurídica suelen dar sus fundamentos, como se
26 La evaluación por parte de alguien que no es experto de las opiniones expertas es un pro-
blema serio, aunque típicamentese discute más en el contexto de las leyes referidas a la prueba
que a las fuentes del derecho. Pero si se trata de los miembros de un jurado(o de un juez que
actúa con la función de cónstatador de hechos) intentan determinar cuál dé dos informes peri-
ciales opuestos es correcto (cuando la decisión con demasiada frecuencia se'toma sobre la base
de consideracionestales comosi el perito tiene la apariencia de un profesor universitario), o un
juez de untribunalde apelación que decide entre las interpretaciones distintas de dos profesores
diferentes sobre una ley vinculada con un temaacercadel cualel juez conoce poco, la evaluación
inexperta de los expertos es un dilema recurrente. Véase BREWER, 1998, A veces, la respuesta se
encuentra en la capacidad de ciertas personas en ciertas ocasiones de evaluar de manera experta
las credenciales que se les presentan, aun cuando no tienen la capacidad para evaluar las tonclu-
siones a las que llegan las personas que exhiben esas credenciales. Unjuez del Sexto Circuito; por
ejemplo, podría tener el conocimiento experto de queel sitio en el cual buscar orientación sobre
derecho societario es el Segundo Circuito, y para cuestiones vinculadas conlas leyés federales
sobre los derechos de los aborígenes es el Décimo,aun cuando sabe muy poco acercade acciones
o detas leyessobre los derechos de los aborígenes, El hecho de que puedan hacerse evaluaciones
expertas sobre los expertossin una evaluación sobre la sustancia de gu especialidad es, em sí mis-
mo,un problema, Pero cuando una evaluación tal no puede hacerse, el problemaes aúín mayor.
38 FREDERICK SCHAUER
dice, para una proposición. Los jueces les preguntan a los abogados en qué
fundan sus argumentos, y los editores de las revistas jurídicas estudiantiles
requieren todoel tiempo a los autores que presenten los fundamentosde lo
que dicen. Pero aquí la idea de «fundamento»es extraña, La autoridad que
se señala como fundamento no es, con frecuencia, una que fundamente una
proposición más que lo que otra autoridad la niega”, Esta clase de «funda-
mento» es una autoridad en sentido peculiar, porque el equilibro de todas
las autoridades no debe llevar en una dirección u otra, o aun ir en contra de
la proposición que se pretende fundamentar, Sin embargo, las convenciones
de la citación jurídica exigen solo que una proposición sea fundamentada
mediante unareferencia a algún tribunal (u otra fuente) que haya alcanzado
antes la misma conclusión, aun cuando otros tribunales u otras fuentes ha-
yan llegado a conclusiones distintas, y aun cuando haya más de los últimos
que de los primeros. Por ende, fundamentar una proposición jurídica con
unafnente suele ser poco más que decir que al menos una persona o tribunal
ha dicho lo mismoen al menos una ocasión previa,
Esta clase de fundamentación puede parecer cercana a un sinsentido, y
con frecuencia lo está; pero sirve a un fin. Especialmente en un memorial
o en el voto de un juez, ofrecer esta clase de fundamento mínimo refleja no
solo la naturaleza intrínsecamente autoritativa del derecho, sino también su
conservadurismo inherente, en el sentido no político de la palabra. Quizás
puedaparecerle sorprendente a algunos, pero un argumento jurídico es un
mejor argumento jurídico solo porque alguien lo usó antes, y ura conclusión
jurídica es mejor solo porque otro tribunal ha llegado a ella con anterioridad.
El uso de una fuente con autoridad gue no es necesariamente más persuasiva
o más imperativa que otra que podría ser usada para fundar la proposición
opuesta, da al menos la mínima seguridad de que el usuario de la fuente no
está, simplemente, inveritando el argumento de la nada.
Es hora de preguntarse cuáles son las conclusiones que puede extraer
quien lee un voto, un memorial o un artículo del hecho de que el autor ha
garantizado una mínima falta de originalidad. Una conclusión se apoyará
en la premisa de que no hay, proporcionalmente, muchas proposiciones ju-
Tídicas cuya afirmación y negación sean apoyadas por fuentes respetables
y publicadas. Eso es así, con frecuencia, fuera del derecho, y en la ciencia
muchosde los principios básicos contarían con tanto apoyo que no existirían
conclusiones contrarias respetables y publicadas. Si esto fuese así en el de-
2 Existe una obligación ética en cabeza de los abogadosde citar honestamente las auto-
vidades predominantes contrarias a su posición —véase la regla 3.3 de las Reglas Modelo de
Responsabilidad Profesional —, pero a pesar de las calificacionessignificativas que significan
«honestamente» y «predominantes», la obligación es una de esas que (desafortunadamente) no es
seguida de wn modo universal, Véase Miner, 1999.
AUTORIDAD Y FUENTES CON AUTORIDAD 39
% Adarand Constructors, Inc. y. Pena, 515 U.S. 200 (1995); Loving v. Virginia, 388 U.S. 1
(1967).
AUTORIDAD Y FUENTES CON AUTORIDAD 91
distinto del que debe ser realizado, todas las cosas consideradas, así como
aquello para lo cual se tiene un derecho es diferente de aquello queel titular
del derecho termina realizando, todas las cosas consideradas.
Así como las obligaciones pueden ser obligatorias sin serlo dé manera
absoluta, las fuentes con autoridad pueden ser autoritativas sin serlo de ma-
nera absoluta, La existencia de una razón autoritativa' no es inconsistente
con que existan otras razones autoritativas, o aun de otro tipo, con más peso.
La mayoría de las fuentes con autoridad, entonces, no son vinculantes O
controladoras en un sentido absoluto, y tratar a una fuente como autorita-
tiva, o aun obligatoria, no implica seguirla a cualquier coste. Un juez del
Tribunal de Distrito de Maryland, Estados Unidos, está vinculado por las
decisiones del Tribunal de Apelaciones del Cuarto Circuito, pero también
por las de la Corte Suprema, y si en un caso el precedente relevante del
Cuarto Circuito ofrece una solución y la Corte otra, la obligación de seguir a
la Corte Suprema desplazará a la obligación de seguir al Cuarto Circuito. De
manera similar, la mejor interpretación del stare decisis es que un tribunal
posterior está obligado a seguir las decisiones anteriores del mismotribunal,
pero tampocose trata de una obligación absoluta. Cuando la Corte Suprema
afirma que solo dejará de lado sus propios precedentes cuando exista una
«justificación especial» para hacerlo”, debe destacarse que no es suficiente
para el desplazamiento que la Corte crea ahora que la Corte anterior estaba
equivocada, Se exige algo más, algo «especial», pero nada indica que esta
mayor carga de justificación no pueda en alguna ocasión ser satisfecha. A
este respecto, la posición de la Corte Supremaes consistente con la adoptada
por los tribunales de alzada en general, que usualmente conservan el poder
de invalidar sus propias decisiones anteriores pero enfatizan que esa anula-
ción es excepcional y que solo sé dará cuando las razones para hacerlo sean
especialmente importantes. El caso anterior es un precedente, pero aquí, a
diferencia de la situación que involucra a los precedentes verticales, cuando
entendemosque algo es vinculante cuando no es derrotable por ninguna otra
consideración, la fuerza vinculante del stare decisis es real, pero decidida-
mente no absoluta.
35 Untribunal que da rezones para su decisión en un caso está anunciando razones que se
aplicarán en casos sucesivos. Como las razones son siempre másgenerales que las soluciones que
apoyan, los tribunales suelen tratar de controlar el que las razones que dan para obtener una buena
solución en el primer caso tengan o no.e)efecto de producir soluciones no tan buenas en los casos
posteriores. Y los tribunales a veces consideran llegar a una solución incorrecta en el caso bajo
tratamiento para evitar la creación de una regla que producirá soluciones malas en casos futuros.
Véanse GoLDIÑO, 1963; GreenawaLr, 1978, Si un tribunal deseaevitar tanto una mala solución en
el caso ante él como malas soluciones en-casos futuros pos lo queha dicho en el primero, puede
solucionar de manera correctael caso ante él y restringir su uso.en casos futuros. Véase SCHAUVER,
2006b;1995.
3% La Corte Supremaha hecho prácticamente lo mismo ¿uando estableció con claridad enel
caso Bush v. Gore, 531 U.S. 93 (2000), que su decisión debíaser entendida comorestringida a las
circunstanciasparticularesde la elección presidencial del año 2000. Tambiénes destacable que la
propia Corte munca haya citado ese caso con posterioridad.
* N. del T.: El Corpus Juris Secundum: Complete Restatement Of The Entire American Law
As Developed ByAll Reported Cases (1936-) y el American Jurisprudence son las enciclopedias
de derechonorteamericano más populares a través de los años. Ántes competían entre ellas, pera
actualmente son publicadas por la misma editorial, West.
9 Véase Manz; 2001.
38 United States v. Detroit Timber de Lumber Co., 200 U.S. 321, 337 (1906),
94 FREDERICK SCHAUER
0 apoyarse en él, una discusión que sobrevoló los votos de la Corte Supre-
ma sobre pena capital? y sodomía homosexual”, y ha sido discutido en
extenso enlas revistas jurídicas*. Para el juez Scalia y otros oponentes a la
práctica de citar derecho extranjero, la preocupación no es que el derecho
extranjero pueda ser considerado como absolutamente vinculante, porque
nadie ha sugerido uña postura como esa. Se preocupan, en cambio, por que
la referencia típica al derecho extranjero o internacional, aun si es optativa,
trata al derecho extranjero como tuna fuente legítima, aunque no vinculante,
y entonces como genuinamente imperativa. Por ejemplo, para el juez Ken-
nedy en el caso Lawrencev. Texas, el hecho de queél cite la despenalización
de la sodomía homosexual en otros países es una razón para que se llegue a
la misma conclusión en los Estados Unidos, aun si esas razones están lejos
de ser concluyentes. Comootras referencias optativas a fuentes dotadas de
autoridad —por ejemplo, el apoyo de los tribunales del Décimo Circuito
en los votos de los tribunales del Segundo Circuito y el apoyo de estos en
el tratado de Loss y SeLiamaN— niel carácter optativo ni el carácter no
absoluto del uso de una fuente con autoridad es inconsistente con que ella
esté dotada de autoridad. Citar algo es, normalmente, implicar que ello debe
ser tomado con seriedad, y quienes tratan a las citas de derecho extranjero
como cuestionables o inadmisibles, así comolos tribunales de apelación que
prohíben citar algunas de sus decisiones adoptadas con menos cuidado, de-
sean establecer que algunas fuentes simplemente no deben ser tomadas con
seriedad. Es probable que las discusiones al respecto continúen durante un
tiempo, y que surjan cuestiones acerca de la democracia y la creación del de-
recho que no son fundamentales aquí, pero es bueno tener en mente que esas
disputas son acerca de qué fnentes deberían ser consideradas genuinamente
imperativas, aun si no lo fueran de un modo absoluto. Este es un debate que
llega al corazón del carácter autoritativo del derecho mismo, como se verá
con claridad en el apartado quesigue,
» Véase Ropper v, Simmons, 543 U.S. 551 (2005); Arkins v. Virginia, 536.5. 304 (2002).
% Lawrence v. Texas, 539 U.S. 558(2003).
4 Véanse, e.g., ÁLPORD, 2005; Jackson, 2005; Law, 2005; NeLsoy y McGows, 2004; Ram-
seY, 2004; Tusiwer, 2003; WaLorow, 2005; Youns, 2005,
AUTORIDAD Y FUENTES CON AUTORIDAD - 95
voto no hubiese sido una disidencia) al decirles a los abogados y jueces qué
pueden «sar para construir un argumento jurídico y, por ende,al decirles qué
es el derecho”,
Comoel derécho es una práctica imperativa, una cuestión fundamental
es la de establecer cuáles son las fuentes con autoridad. ¿Por qué la Corte
Suprema y el Congreso de los Estados Unidos, pero no el comité editorial
del New York Times? ¿Por qué la Comisión Federal de Valores, pero no el
directorio de Wal-Mart? Por quéel libro de Loss y SELIGMAN, pero no el de
Marx y ENGELs? ¿Por qué el Harvard Law Review, pero no el Village Voice?
¿Por qué los escritos de Thomas JEFFERSON, pero no los de Jefferson Davis?
Ninguna de estas preguntas en apariencia retóricas lo es en sentido
estricto, Al menos en los tribunales norteamericanos, la práctica de citar
fuentes está experimentando un cambio rápido, y ha habido un gran au-
mento no solo de citas de fuentes no norteamericanas, sino también de
fuentes que no muchos años atrás habrían sido burionámente descartadas
por «no jurídicas». Por ejemplo, en el cáso Kumho Tire Co. v. Carmi-
chael*!, relacionado con las calificaciones de los peritos, el voto mayorí-
tario suscrito por el juez BREYERhizo referencia a un libro, no citado lue-
go, titulado Cómo comprar y mantener neumáticos, El juez BREYER no es
original al apartarse de las fuentes jurídicas tradicionales. En el caso PGA
Tour, Inc. v. Martin”, la Corte Suprema, con el voto mayoritario suscrito
por el juez Stevens, se basó en una serie de fuentes no jurídicas, citán-
dolas —una vez más, fuentes no incluidas en el registro. pero empleadas
por los jueces (o, más probablemente, por sus secretarios) — acerca de la
naturaleza del golf, para decidir si la Ley para Norteamericanos con Dis-
capacidad obligaba a permitirle a un golfista profesional con problemas
circulatorios trasladarse en un coche eléctrico, en violación de las reglas
del golf profesional. Y en el caso Bush v. Gore*, la mayoría de la Corte
entendió importante enmarcar su decisión con la premisa de que el dos
porciento de los votos computados en una elección presidencial no había
dado cuenta válidamente de una opción para elegir presidente. La Corte
claramente consideró esto importante: la premisatierie su propio apartado
en el voto. Pero para llegar a esa conclusión, se apoyó en varios artículos
periodísticos hallados por ella misma (uno del Omaha World-Herald, por
ejemplo) que documentaron ese fenómeno histórico,
Estos ejemplos no son excepcionales. Con una frecuencia cada Vez ma-
yor, sin duda en los Estados Unidos y en algún grado en otras jurisdicciones
del Common Law, los abogados y los jueces han venido citando y buscan-
do apoyo en revistas no jurídicas —de economía, sociología, psicología y
ciencias políticas—, en libros sobre temas no jurídicos y en artículos de
periódicos y revistas populares. Si esto se viera solo como un cambio en
la práctica de citar fuentes sería, como mucho, un vuelco interesante en la
formade los votos de los jueces. Pero esos cambios no reflejan nada más
queura transformación en la maneradecitar. Encarnan un cambio en qué es
lo que cuenta como una fuente jurídica y, por ende, en qué es lo que cuenta
como un argumento jurídico, Y lo que cuenta como un argumento jurídico
—por oposición a moral, religioso, ecónómico o político — es el componen-
te principal para determinar, precisamente, qué es el derecho. Los límites
del derechoestán establecidos por los límites de la autoridad jurídica, y el
derecho habla a través de sus fuentes. Cuando las fuentes con autoridad que
estaban prohibidas se transforman en optativas, y cuando las que eran opta-
tivas se transforman en obligatorias, la naturaleza de las fuentes jurídicas ha
cambiado, y junto a ese cambio viene una transformación en la naturaleza
del propio derecho,
CAPÍTULO V
EL USO Y EL ABUSO DE LAS ANALOGÍAS
% Véanse, en general, Gewmier, Hocroak y Konixov, 2001; Horvoax Y ThacarD, 1995; Vos-
mapou y Orronr, 1989; HoLvoax, 2005, BLancuerte y Dunpar,2001.
7 198 US, 45 (1905). El caso Lochner fue ol famoso (o notorio) caso en el cual la Corte
Suprema se valióde la regla del debido proceso de la Décimocuarta Enmienda para eliminar vna
ley de Nueva York que regulaba las jornadas laborales en las panaderías. La decisión dio lugar a
que el juez Homes, en voto particular, denunciara que la mayoría estaba usando a la Constitución
para escogerentre diferentes filosofías económicas y políticas enfrentadas, una tarea que debía
estar a cargo delas legislaturas y no de los tribunales.
102 FREDERICK SCHAUER
analogías que creen que no ayudarán a ver al lector del voto cuán sabia es
su conclusión.
Noobstante, como hemos visto, el concepto jurídico de precedente es
muy diferente, Un precedente obligatorio, a veces, en virtud de su estatus
autoritativo, bloquea una decisión que se habría preferido de otro modo.
El mero hecho de que nos refiramos a los precedentes obligatorios como
«vinculantes» subraya su naturaleza coactiva, una coacción que Opera, pre-
cisamente, porque se entiende que el juez tiene poca libertad para decidir la
cuestión. El uso de los precedentes por parte del derecho diftere, entonces,
de manera sustancial del uso jurídico de la analogía, pues en la Última una
decisión anterior es escogida para para dar apoyo a un argumento actual,
mientras que en los primeros una decisión anterior se imponepara precluir
unasolución que se habría preferido de otro modo,
Considérese el voto por sus propios fundamentos que emitió el juez Pot-
ter Stewart en el caso Roe v. Wade, de 1973%, El precedente mássignifica-
tivo fue el caso de 1965 Griswold v. Connecticut”, que anulaba una ley de
Connecticut que prohibía la venta de anticonceptivos. Para los jueces que se
adhirieron a la solución del caso Griswold, la del caso Roe no era en absolo-
to excepcional. Desde su perspectiva, el caso Roe simplemente extendió el
alcancede los principios amplios de privacidad y libertad sustantiva estable-
cidos antes en el caso Griswold. Pero aunqueel juez STEwART había votado
en disidencia en el caso Griswold, no lo hizo así en el caso Roe: Siguió cre-
yendo queel derechoa la privacidad no estaba contenido en la Constitución,
pero concluyó en que el caso Griswold y otros más, para su consternación,
habían hecho renacerla doctrina del debido proceso sustantivo, y su conclu-
sión en el caso Roe fue que la obligación de seguir aun aquellos precedentes
que creía equivocados lo obligaba a que los siguiera en ese caso. Así, dejó
claro que «acept[aba]» la autoridad como precedente de los casos con los
cuales no estaba de acuerdo.
Los ejemplos de un respeto tan tajante por el stare decisis pueden ser
poco comunes en la Corte Suprema, pero no son desconocidos. Por ejemplo,
en las décadas de los cincuenta y los sesenta el juez John MArsHALL HARLAN
solía votar con la mayoría en resoluciones vinculadas con el procedimiento
penal con cuyos principios básicos había disentido en casos anteriores'”,
También el juez Byron WhrrE en el caso Edwardsv. Arizona", en 1981, se
sintió obligado a seguir el fallo de la Corte Suprema de 1966 Miranda v.
$ 410 US, 113, 193 (1973) (juez STEWART, por sus fupdamentos).
> 381 U.S. 479 (1965).
1% Véase BOURGUIGNON, 1979.
1 451 U.5.477 (1980).
EL USO Y ELABUSO DE LAS ANALOGÍAS 103
Arizona”, un caso en el cual €l había estado entre los jueces que votaron
en discrepancia. Del mismo modo, el juez Anthony KenweDY, en el caso
Ring v. Arizona', sostuvo de manera explícita que «faJunquesigo creyendo
que [el caso anterior] Apprendi fue resuelto de manera errónea, Apprendi
ahora es derecho, y su criterio debe ser implementado por una cuestión de
principios».
Estos ejemplos provienen dé la Corte Suprema,pero allí es donde es me-
nos probable hallar una genuina coacción de los precedentes, Comola Corte
Suprema entiende y decide en algo más de setenta casos por año, de los más
de nueve mil que se les presentan, y como aun esos nueve mil representan
casos que han atravesado todo el sistema judicial, la Corte Suprema debería
ser el último lugar para buscar casos cuyas soluciones estén genuinamente
coercionadas por una decisión anterior. Como vimos cuando examinamosel
efecto de selección, en el capítulo 11, es desproporcionadamente improbable
que un asunto jurídico que pueda solucionarse de manera genuinay direc-
ta por una regla o precedente sea sometido a juicio y,si lo fuera, que sea
apelado. Por eso, el grueso de los casos apelados, especialmente aquelios
quellegan al nivel de la Corte Suprema,está claramente inclinado hacia las
disputas cuyas soluciones no están determinadas, ni siquiera guiadas, por
precedentes anteriores. Sin embargo, cuando nos fijamos en los tribunales
de apelación de los Estados Unidos, las cosas son distintas. En los tribunales
donde la jurisdicción por apelación es un derecho y no una cuestión discre-
cional, y donde más del ochenta por ciento de las decisiones adoptadas no
solo no son unánimes, sino que ni siquiera se consideran merecedoras de ser
publicadas oficialmente, encontramos muchos más casos en los cuales una
fuente con autoridad obligatoria parece determinar una solución particular.
Ello, másallá de lo que los jueces crean que debería ser la solución justa
o adecuada, sino por la propia existencia de precedentes vinculantes. Por
ende, cuando tomamos en cuenta el universo completo de los tribunales,
la cuestión se muestra con claridad: el uso que hace el sistema jurídico de
los precedentes no es acerca de un abogado o un juez que recogen uno de
muchos candidatos para que cumpla el rol de fuente de la analogía, ni acerca
del uso de una analogía para ayudar a un abogado a construir un argumento
actual, o a un juez para tomar una mejor decisión'ahóora. En cambio, se trata
de la obligación de un juez de seguir una decisión anterior (para él) equi-
vocada, solo por su mera existencia, Por decirlo sin rodeos, es acerca de la
obligación de un juez de tomar la decisión que cree incorrecta. «El stare
decisis no tiene peso cuandosignifica solamente que el tribunal se adhiere
a un precedente que considera correcto. Es significativo solo cuandoel tri-
1% United States ex 1el, Fong Foo v. Shaughnessy, 234 F2d 715,719 (2d Cir. 1955).
EL USO Y ELABUSO DE LAS ANALOGÍAS 105
1% Véase, e.8., Pair v, Blakly, 388 A.2d 1026 (N.J. Super. 1978).
108 FREDERICK SCHAUER
una analogía con el hecho de que los vendedores de bebidas alcohólicas, es-
pecialmente a menores, con frecuencia son considerados responsables frente
a aquellos dañados o asesinados como resultado de las acciones de un com-
pradorintoxicado'”. En este caso, el argumento no es un argumento basado en
precedentes en el sentido convencional y estricto, porque existen: suficientes
diferencias entre los dos casos como para que se reproche a ningún juez que
nosiga el precedente si rechaza extender la responsabilidad extracontractual
de los vendedores de bebidas alcohólicas a Jos vendedores de armas. Por el
contrario, el argumento se apoya en una premisa que supone que el juez cree
quela responsabilidad indirecta de los bares es una buena idea. Además, que
existe una semejanza relevante entre esta cuestión y una anterior que el juez
cree correctamente resuelta. Y que, en consecuencia, eso basta para, cuando
menos, esperar que el juez que coincide con la solución del caso del alcoho]
será persuadido por la analogía para coincidir con la solución propuesta para
el caso del arma,
Pero aunque los vendedores de cerveza y los vendedores de armas
puedan ser similares en algunos aspectos, en otros no lo son. La cer-
veza y las armas son, después de todo, muy diferentes, como también
las circunstanciastípicas en las cuales son comercializadas. Así, cuando
hay semejanzas obvias y diferencias también obvias, el abogado que ha
escogido una analogía en lugar de otra está apoyándose en algo que con-
vierte a las similitudes en similitudes relevantes. Por ejemplo, en 1973
el Partido Nazi Norteamericanosolicitó permiso para celebrar una mar-
cha pública en las calles del pueblo de Skokie, Illinois, una comunidad
desproporcionadamente poblada por sobrevivientes del Holocausto”,
Al sostener que los casos que involucraran demostraciones públicas de
nazis era similares de manera relevante a los casos que involucraran
demostraciones públicas de defensores de los derechos civiles en los
años sesenta?*, los abogados de los nazis se apoyaron en ciettas semejan-
zas —un grupo impopular con escasos miembros que pretendía protes-
tar contra las posiciones mayoritarias —, mientras que los abogados del
pueblo de Skokie se fundaron en las diferencias obvias entre los nazis
y los defensores de los derechos civiles para sostener que se trataba de
una mala analogía. Así como los abogados de los nazis sostuvieron que
un juez que creyera que los casos de manifestaciones por los derechos
civiles habían sido resueltos correctamente, debía fallar a favor de los
» Véase, e.g., Petolicchio v. Santa Cruz Counry Fair €. Rodeo Ass'n, 866 2d 1342 (Arz.
1994).
2 Véase National Soctalist Party ofAmerica v. Village ofShokie, 432.U.3. 43 (1977); Collin
y. Smith, 578 F-2d 1194 (Tth Cir. 1978); Village of Skokie v. National Socialist Party ofAmerica,
373 N.E.2d 21 GI. 1977).
2 Bg,, Gregory v. City af Chicago, 394 U.S. 131 (1969).
EL USO Y ELABUSO DE LAS ANALOGÍAS 109
nazis por las semejanzas relevantes entre los casos, los abogados del
pueblo de Skokie sostuvieron que aun un juez que creyera que los casos
de los derechos civiles hubiesen sido resueltos correctamente, tendría
una amplia base para rechazar la analogía con los casos de los nazis por
la presencia de diferencias relevantes,
Comoenel argumento en el caso de Skokie, y como en otros innumera-
bles casos, los argumentos por analogía en el derecho incluyen argumentos
acerca de qué semejanzas y qué diferencias són o deberían ser jurídicamen-
te rélevantes. Los abogados de los nazis sostendrían que el objetivo de la
Primera Enmienda era proteger las posiciones y los grupos impópulares, y
por eso la impopularidad de quienes manifestaban por los derechos civiles
y la de los nazis era la semejanza relevante. Comorespuesta, los abogados
de Skokie sostendrían que en el caso nazi, pero no en los de los derechos
civiles, los manifestantes intentaban causar un perjuicio emocional a los
observadores de la marcha, y por eso los casos eran diferentes de manera
relevante.
Cuando surgen argumentos acerca de la relevancia o irrelevancia de
las semejanzas y las diferencias, la solución podrá depender de la ex-
tensión en la cual un caso anterior, especialmente uno controlante, ha
explicitado qué semejanzas son relevantes y cuáles no. Por ende, cuanto
más se haya resuelto la cuestión de la relevancia jurídica por una regla
general —como sucede con la regla que surge de los casos de las mani-
festaciones por los derechosciviles que establece que las marchas, desfi-
les y manifestaciones no deben ser restringidas con motivo del punto de
vista expresado por los manifestantes— , más se acercará un argumento
por analogía a uno basado en precedentes. Los nazis ganaron el caso
Skokie (aunque la marcha nunca tuvo lugar) porque la Corte Suprema
había dicho en casos anteriores que el punto de vista del emisor, sin que
importe cuán aberrante fuese, no era un factor jurídicamente relevante.
Y cuanto más quede abierta la cuestión sobre la semejanza y diferencia
jurídica, más se acercará el argumento jurídico por analogía a los argu-
mentos analógicos utilizados en la vida cotidiana. Si los casos de dere-
chos civiles hubieran sido resueltos con un enunciado menos explícito
acerca de cuáles eran los factores relevantes y cuáles no, y si esos casos
hubiesen sido resueltos por un tribunal de otra jurisdicción y no por la
Corte Suprema, la cuestión, como la mayor parte de las cuestiones que
se vinculan con analogías en disputa, habría sido decidida por la deter-
minación de cuál de las analogías le parecía más persuasiva al juez que
entendía en el caso. A este respecto, el razonamiento analógico en el
derecho es importante, pero su importanciareside en su amplia presencia
y no en su particularidad de ser jurídica.
110 FREDERICK SCHAUER
3. ELDESAFÍO ESCÉPTICO
Aunque los abogadosy los jueces usan analogías todo el tiempo, y aun-
que el razonamiento jurídico analógico ha sido analizado, explicado y cele-
brado en un gran número delibros y artículos, existe un desafío importante
querequiere ser considerado. El desafío no niega que exista el razonamiento
analógico, ni que esté ampliamente difundido en la argumentación y la toma
de decisiones jurídicas. Lo que niega es que sea muy importante diferenciar
el razonamiento analógico de otros modos de tomar decisiones de acuerdo
con reglas (jurídicas) o políticas”.
Considérese una vez más la analogía entre la responsabilidad de las li-
corerías frente a las víctimas del uso ¡legal o negligente de las bebidas alco-
hólicas y la de las armerías frente a las víctimas del uso ilegal o negligente
de las armas. Hemos visto que entre las dos situaciones hay semejanzas y
diferencias. Y que la capacidad de concluir en (o sostener) que la última es
análoga a la primera es una función de la existencia de semejanzas releván-
tes que puedan considerarse con más peso que las diferencias relevantes.
Pero ¿de dónde viene esa determinaciónde semejanza relevante? De acuer-
do conlos escépticos, se deriva de la determinación de relevancia que puede
hallarse en uno de estos dos lugares. Á Veces, en un enunciado presente en
el caso anterior, como cuando la Corte Suprema en los casosde manifes-
taciones por los derechos civiles de los años sesenta justificó la protección
de los manifestantes bajo la Primera Enmienda contra la limitación estatal
sobre la base de que ni la impopularidad de las posiciones de los grupos
ni la probabilidad de una reacción violenta por parte del público frente a
esas posiciones podría justificar la limitación de aquellos que de otra ma-
nera ejercitarían sus derechos protegidos por la Primera Enmienda. Como
la Corte Suprema lo dijo'de manera tan explícita, existía una regla que hizo
que el rechazo moral contra el Partido Nazi Norteamericano se tornase ju-
rídicamente irrelevante, y otra regla que consideró también jurídicamente
irrelevante la probabilidad de una reacción por parte de un público liostil. La
decisión del caso Skokie, que involucró al Partido Nazi Norteamericano, en
1977 fue, entonces, una mera cuestión de aplicar las reglas establecidas en
casos anterioresa la situación presente”. Los escépticos reconocen que, en
efecto, existía una analogía entre los manifestantes por los derechosciviles
2 Véanse Power, 1990; Aexanor, 1998; 1997; 1996; Poswer 2006b; Wars, 1989.
2 Véase Greenawatr, 1992; 200 («[L]os razonamientos por analogía no están separados de
manera tajante de los razonamientos a partir de proposiciones generales»); Wesrew, 1982; 1163
(«Nunca se puede declarar que A es jurídicamente similar a B sin formular antes la regla jurídica
por la cual deben considerarse como idénticas del modo relevante»).
EL USO Y EL ABUSO DE LAS ANALOGÍAS 1
24 Véase Elseero, 1988: 83 («El razonamiento por analogía es diferente del razonamiento
a partir de precedentes y de principios solo en forma»).
112 FREDERICK SCHAUER
4. LAANALOGÍA Y LA VELOCIDAD
DE LOS CAMBIOS EN EL DERECHO
modificaciones sin variar la mayor parte del derecho, aun el del tema es-
pecífico que aborda”,
Este modo de cambio incremental suele describirse en términosde toma
de decisiones caso por caso. Así se da a entender que el cambio debe ser
réalizado solo cuando se da un litigio concreto ante un tribunal que repre-
senta una oportunidad para ese'cambio, y solo en la medida en que sea nece-
sario para resolverel litigio de manera correcta. Y cómo el razonamiento por
analogía exige que la decisión actual esté conectada de alguna manera con
la o las anteriores, operar analógicamente es, necesariamente, una forina de
proceder de manera gradualy, así, avanzar más lentamente.
Porsupuesto, no siempre es bueno avanzar con lentitud, pero la cuestión
de cuándo es deseable hacerlo y cuándo no lo es, importa al rango completo
de teorías normativas: políticas, morales y jurídicas. Pero aun asumiendo
que a veces es deseable que el derecho avance lentamente, todavía queda la
cuestión de cómo se vincula el razonamiento analógico con esa meta.
Comovimos en el apartado anterior, la pregunta sobre qué es la analogía
no puede responderse estrictamente en términoslógicos, porque cualesquie-
ra dos cosas, eventos, actos o decisiones son similares en algunos aspectos
y diferentes en otros. Y en la medida en que esto sea así, no existe razón
a priori o lógica para creer que los saltos analógicos deban ser pequeños
y no grandes. En términos estrictamente lógicos, el caso MacPherson yv.
Buick Motor Company podría considerarse análogo a cualquier caso contra
la Buick Motor Company, a cualquier caso que tuviera que ver con automó-
viles o a cualquier caso que involucrara la venta de productos a consumido-
res. De igual modo, el caso Raftes v. Wichelhaus” podría entenderse como
fuente para cualquiera de un conjunto de analogías sobre barcos, algodón o
errores de cualquier tipo. Y el caso Rylandsv. Fletcher* podría ser análogo
a cualquier caso que involucrara al agua, a una inundación, a la tierra o a
condicionespeligrosas.
Enla práctica, por supuesto, esto simplemente no es así. Considerar al
caso MacPherson como análogo o como la plataforma para una decisión
quesostenga que todoslos fabricantes de productos de consumo son respon-
sables objetivamente por todos los daños causados a todos los consumidores
de esos productos, nos parece directamente implausible, Y eso sería así aun
si pudiéramos construir una analogía en la cual el pasaje de la solución del
caso MacPherson a la responsabilidad objetiva, lisa y llana, de todos los
fabricantes de productos de consumo fuera tan lógicamente impecable como
1 Lostrabajos principales sobre los orígenes históricos del common law incluyen BAKER,
2002; MiLsom, 2003; 1981; PLucknerT, 1956, PosTeMA, 2003.
us FREDERICK SCHAUER
2 HoLmes, 1870.
* Véase Harr, 1994: 136. Para una explicación más profunda, véanse Baker, 1977: 26;
Oiarman, 1998. Con respecto ala posición que sostiene quela derrotabilidad es una característica
importante del common law pero no, contra Harr, del derecho mismo o necesariamente de las
reglas jurídicas, véase Scuauer,1998b.
“"Haxr, 1994;110.
2 Véase CaLabresI,1982,
> Existe una bibliografía importante, primero desde una perspectiva económica, en la me-
dida en que la evolución del commmonlaw tiende sistemáticamente hacia el desarrollo y en la.
medida en que factores tales como el efecto de selección (véase apartado 2 del capítulo 11) y otras
formas de incentivos para los litigantes distorsiona la evolución del common law de una u ota
manera, Entre las contribuciones más destacables, algunas apoyando una posición acerca de la
eficiencia general del método del common law y otros enfrentándola, están Epstein, 1982; 1980;
HaomeLD,1992; Hiswer, 1986; Hovencame, 1985; Lanas Y Posner, 1979; Payesr, 1977; Ror,
1996; Ruz, 1982; 1977; Wrnman, 2000,
%Y'Y aun en gran medida en la ley estatalde Louisiana, debido a sus orígenes franceses.
LA IDEA DE COMMON LAW 121
tiempos antiguos una referencia así de casual acerca de que los jueces del
common law «crean» derecho habría dado lugar a una objeción vehemente,
Se decía que los jueces del common law no creaban derecho, sino que lo
«hallaban», y usaban casos concretos para hallar el derecho preexistente,
cuya preexistencia estaba en la razón humana,la ley natural derivada de
Dios o alguna otra cosa tan misteriosa como esas. Cuando HOLMESse refirió
burlonamente al common law como una «omnipresencia amenazante en el
cielo»”, el blanco de su sornaera la idea tradicional sobre el common law
de que los jueces usaban loslitigios particulares no para crear derecho sino
para encontrar un derecho prefijado que siempre había estadoallí.
Aun en los primeros años del common law, muchosjueces y académicos
tenían una visión mucho másrealista a su respecto. Reconocían que el de-
recho era creado y no descubierto por los jueces, pero creían que acomodar
el derecho en el contexto de las decisiones de loslitigios particulares seguía
siendo, con mucho, la mejor manera de crear derecho. A diferencia del dere-
cho continental, que se apoyaba en especulaciones abstractas acerca de los
actos, eventos y controversias a las cuales el derecho habría de aplicarse, el
common law creaba derecho solo, o al menos principalmente, teniendo a la
vista litigios reales entre personas reales, y luego decidiendo cómo. debían
"resolverse esas disputas, La razón artificial que postuló Coxz*! ayudaría a
los jueces a resolver esoslitigios, y a través del tiempo las decisiones serían
cada vez más guiadas por las decisiones anteriores y el concepto de prece-
dente, pero la idea central seguiría siendo que los jueces crean el derecho
sobre la base de controversias concretas.
Noestá del todo claro si las presuposiciones psicológicas de la creación
del derecho en el common law son completamente fundadas, Permitir que
los litigantes de una disputa particular argumenten sobre su controversia po-
dría bien ser la mejor manera de resólver esa disputa, pero si vamos a enten-
der al método del common law como basado en parte en la premisa de que
fijarse en una controversia particular y concréta es una manera confiable de
crear el derecho que afectará a casos futuros diferentes, en este método está
implícita la creencia en queel caso anteeltribunal puede ser representativo
de los casos de ese tipo. Por lo tanto, cuandoel tribunal que resuelve llega
a la mejor solución para ese caso particular, en el proceso'ha encontrado la
mejor solución para el tipo de caso ejemplificado por el caso particular. O
eso es lo que parece creer el common law.
Sin embargo, lo que el common law parece creer puede no ser realmente
así, En los últimos años, los psicólogos han estudiado lo que a vecessé lla-
2 Southern Pacific Co.v. Jensen, 244 US.205: 222 (1917) juez Homes,en voto particular),
21 Véase capítuloL, supra.
124 FREDERICK SCHAUER
2 La idea original está en Tversky y Kamnenan, 1974: 1127, Véanse también PLous, 1993:
125-126; 178-180; Revzs, Tuomrson y Bower, 1980.
2 Para una versión más extensa de este punto, véase Scmaver, 2006b.
2 Véase Suxsreaw,2000,
LA IDEA DE COMMONLAW 125
3 161 A.2d 69 (NJ. 1960). Véase también Willtamsv. Walker Thomas Furinture Co.. 350
F2d 445 (D.C. Cir. 1965).
2% Véase, e.g., West v. Caterpillar Tractor Co., 336 So, 2D 80(Fla. 1976); Sovadav. White
Motor Co., 210 N.E.2d 182 (111. 1965); Restatement (Second) of Torts $402A (1965).
126 FREDERICK SCHAUER
2 Véase, e-g., Javins y.First National realty Corp., 428 E2d 1071 (D.C. Cir, 1970); Park
West Management Corp.v. Mitchell, 391 N:E.2d 1288 (N.Y, 1979); Johnson v. Pemberton, 97
NY. Supp. 2D 153 (Bronx Mun. CL. 1950).
2 Para apreciar las perspectivas económicas sobre los incentivos y la dinámica de los cam-
bios del common lay, véanse los aportes citados en Ja nota 9, supra.
3% Como la Corte Suprema de Nueva Jersey reconoció con claridad,citando el caso Fivey v.
Pennsylvania R.R., 52 A. 472 (NJ. 1902), con respecto a la propuesta,
LA IDEA DE COMMONLAW 127
Nueva York antes del caso MacPherson habría llevado a rechazar la respón-
sabilidad sobre la base de la falta de vínculo contractual entre MacPherson
y la Buick Motor Company. Laregla que regíala herencia en Nueva York
antes del caso Riggs v. Palmer* habría permitido, probablemente, a los be-
neficiatios heredar aun si hubieran asesinado al testador. Comoestos y otros
casos demuestran, es característico del cambio del common law que las re-
glas sean cambiadas en el mero proceso de su aplicación.
El que las reglas del common law a veces cambien cuando son apli-
cadas, da Ingar aun cúmulo de consecuencias curiosas. Una es el pro-
blema de la retroactividad. Es que no solo la regla se cambia en un caso
particular, sino que las reglas cambiadas son aplicadas a las partes en ese
mismo caso, aun si hubieran planeado sus actividades basándose en la
regla anterior. La Buick Motor Company presuntamente había confiado
en la ausencia de responsabilidad respecto de los consumidores de varias
maneras, quizás incluyendo la redacción de exenciones de responsabilidad
y decidiendo cuántos recursos reservar para afrontar la responsabilidad fu-
tura O qué tipo de seguro contratar y por qué monto. Pero luego la Cámara
de Apelaciones de Nueva York no solo cambió la regla, sino que la cambió
conretroactividad. Buick resultó responsable no solo frente a los compra-
dores de sus automóviles a través de sus concesionarios en lo futuro, sino
también frente al sefior MacPherson en ese momento, aun cuando la nueya
Tegla, por supuesto, no existía cuando MacPherson compró su automóvil
Buick. ¿Cómo puedeser justo algo así?
Es precisamente esta característica del cambio del common law la que
ha llevado al filósofo del derecho Ronald DworxI8 a insistir en que casos
como MacPherson, Riggs y Henningsen no son en realidad casos de cam-.
bio*, Élsostiene quesí, que existía algo que parecía unareglajurídica cuan
do los casos surgieron, pero también existían principios más amplios, como
el principio, expresado ya enel siglo xrx, de que nadie puede beneficiarse de
su acto ilícito. Así, cuando en el caso Riggs v. Palmer la Cámara de Apela-
ciones de Nueva York resolvió en contra de Elmer Palmer, el nieto que había
asesinado a su abuelo para heredarlo de acuerdo con su testamento, lo hizo
sobre la base del principio «nadie debe beneficiarse de su acto ilícito», una
característica del caso que lleva a Dworkin a concluir en que el derecho no
cambió en absoluto, DworkiN insiste en que el principio todoel tiempo era
parte del derecho, y que lo que parecía un cambio en el derechoera, en ver-
dad, un ejemplo de un tribunal que excavó más profundo para desenterrar
unarespuesta correcta preexistente, y no creó una nueva.
Cuando su perro hace algo que usted no desea que repita, usted espera'a
que lo haga y luego le pega por eso. Este es el modoen el cual crea derecho
para su perro; y este es el modoen el cual los juéces crean derecho para usted
y para mi*,
existían muy pocas reglas conocidas con anterioridad, por lo que el com-
mon law estaba obligado a aplicar castigos (y atríbuir responsabilidad)
solo después de los hechos, y a personas que podrían no haber sabido de
antemano qué se esperaba que hicieran o no hicieran, Pero como hemos
visto, el common law tiene reglas y, por eso, parece más que un poco extre-
mo entenderlo como la empresa completamente anómica y esencialmente
arbitraria que caricaturizó BENTHAM. Sin embargo, hay algo de verdad en
el temor de BeNTHAM, y vale la pena ocuparnos de su preocupación con
más profundidad.
Hemosvisto que las reglas del conimon law —hay reglas en el common
law, a pesar del recelo de BeTHam— son susceptibles de ser cambiadas en
el proceso de su aplicación. Entonces, en su forma más simple, el commoñ
law parece resistente a soluciones incorrectas. Si una regla preexistente del
common law aparenta dar lugar a una solución incorrecta en un caso par-
ticular, ha de ser porquela regla preexistente no es todavía tan «pura» como
podría y debería ser y, por ende, espera ser modificada, Y el ímpetu para esta
modificación será el que un tribunal determine que una solución es «inco-
rrecta» a la luz del amplio rango de consideraciones de principio y políticas
que utiliza-en otras situaciones para evaluar la bondad de las soluciones
o decisiones, o para tomar decisiones bajo circunstancias en las cuales no
existen reglas en absoluto, o en las cuales el caso particular se encontraba en
el contorno y no en el núcleo de unaregla existente.
Este es, exactamente, el problema. Si la determinación de que una
solución es incorrecta o, de alguna manera, subóptima, se apoya en el
rango total de consideraciones de políticas y principios que el tribunal o
cualquier persona podría usar sin la regla, ¿qué función cumplela regla?
Si nuestra capacidad para percibir que una regla ha generado la solución
Incorrecta exige necesariamente poder captar cuál será la solución correc-
ta, y si esta determinación no puede hacerse refiriendo a la propia regla
cuya solidez se cuestiona, entonces el juez está decidiendo cuál será la
solución correcta bajo una regla distinta o bajo ninguna. Y si cada caso
en el cualla regla existente genera una solución distinta de la que parece
correcta en una evaluación que prescinda de las reglas, provoca un cambio
en la regla, entonces, ¿por qué no descartamos por completo las reglas? Si
Ta nota para cambiar una regla es la percepción de la que sería la solución
óptima en ausencia de la regla, y cada caso en el cual la regla generara
una solución subóptimase entiende como uno en el cual la regla ha de ser
cambiada para que ya no dé lugar a soluciones subóptimas, parece que las
reglas no están funcionando en absoluto comoreglas y todoel trabajo está
siendo realizado por la determinación de la solución óptima sin tomar en
cuenta regla alguna. Esto parece indicar que BENTHAM, después de todo,
podría estar en lo cierto.
LA IDEA DE COMMONLaw 131
* | Reyes 1:11.
% Arisrórezes, 1977: 1137b.
% 7d.: 11374-b,
LA IDEA DE COMMON LAW 133
los cuales las reglas generales de derecho dan lugar a malas soluciones, aun
cuando son seguidasalpie de laletra. La perspectiva más sistémica se la de-
bemos a CICERÓN, y aún más a los romanos quienes, abrevando en Cicerón,
desarrollaron la idea y las instituciones de la aegnitas en el derecho roma-
no”, Como el derecho romano era muy formal y extremadamente preciso,
y si aun el desvío más leve de las exigencias rígidas y técnicas de las leyes
eran fatales para un demandante que de otro modotendría éxito, la aequitas
se desarrolló para atenuar su inflexibilidad. Así, los magistrados romanos
—los praetors— contaban con unajurisdicción especial para corregir los
males provocados porla aplicación rigida del derecho escrito, y al hacerlo
tenían el poder tanto de agregar soluciones cuando el derecho formal no
las había previsto y negarse a otorgar las ofrecidas por él cuando aplicarlas
generaría una injusticia.
Ideas semejantes dieron lugar al desarrollo original de la equidad en el
derechoinglés. Desde el siglo xral xv, el jefé de gabinete del rey —el can-
ciller— ejercitaba el poder de dar soluciones a aquellos que las hallaban en
el derecho escrito. En un principio, la equidad fue desarrollada simplemente
porque el common law estaba muy incompleto en sus primeros años.-Así,
la equidad eta el método porel cual el canciller podía brindar una solución
cuando los méritos intrínsecos de un litigio la exigían pero aún no la en-
contraban en el commonlaw. Sin embargo, cuando pasó el tiempo el poder
de equidad del canciller vino a remedar las ideas que- ARISTÓTELES había
desarrollado antes, y el canciller pasó a concebirse como dotado del póder
de realizar una justicia individual, aun cuando el derecho no pudo hacerlo
onolo hizo*,
Finalmente el poder de equidad del canciller derivó en la Court of Chan-
cery. Así, Christoper St. GERMAN señaló en Doctor and Student que
(porlo general, con tribunales diferentes) con la carga de decidir los asuntos
y otorgar remedios procesales —medidas cautelares, interdictos de hacer
o indemnizaciones, por ejemplo— que surgieron a partir de la jurisdicción
histórica de la Chancery Court. Así, en 1941 un tratadista prominente sobre
el derecho de equidad era capaz de señalar que
«[e]s muy cierto que en nuestros días, ninguna Chancery Court, conscien-
te e intencionalmente, trata de corregir el rigor de las leyes o de suplir sus
defectos decidiendo de manera contraria a las reglas establecidas, en modo,
alcance o circunstancia algunos que excedan los principios previamente esta-
blecidosporla jurisprudencia de equidad[...] Ni, en nuestros días, un canci-
ller asumiría la decisión de los hechos de unlitigio de acuerdo con su propio
estándar de corrección y de justicia, de manera independiente de Jas reglas
establecidas, [...] se haya regido en su función jurisdiccional por las doctrinas
y las reglas encamadas en los precedentes y, a este respecto, no cuenta con
una libertad mayor que los jueces de derecho»%,
Esta equidad cada vez menos equitativa, por decirlo así, se ha tornado
más compleja conla desaparición de tribunales de equidad independientes
en la mayoría de los Estados, y con la unificación de las reglas procedimen-
tales de derecho con las de la equidad. Pero annque la equidad ya noes,
por mucho, ni institucional, ni procedimiental ni jurisdiccionalmente dis-
tinguible, y aunque las ramas del derecho regidas por la equidad están hoy
reguladas como aquellastradicionalmente puestas del lado del derecho en la
división entre el derechoy la equidad, el núcleo de la idea de equidad no se
ha perdido en absoluto. Cuando elogiamosla flexibilidad del common law y
su capacidad para adaptarse a las circunstancias cambiantes, cuando permi-
timosa los tribunalescierta libertad pata crear nuevos remedios procesales
y cuando le otorgamosa todoslos tribunales, como. veremos en el capítu-
lo VU, un poder para pulir los bordes ásperos de la ley aún másprecisa,
reconocemosque Ja equidad en sentido amplio tiene su lugar en un sistema
jurídico, Esto aun si reconocemos, con BENTHAM, que ur sistema basado por
completo en la idea de equidad sería incapaz de satisfacer los valores de
certeza, predictibilidad y estabilidad impuestos porla idea de Imperio de la
Ley, que son con frecuencia tan importantes como los valores derivados de
unajusticia sustantiva directa. Ya'en el siglo xv1, Lord SeLDEN señaló que «la
equidad es una cosa pícara. Podemos medir el derecho... La equidad tiene
que ver con la conciencia de quien es el canciller, y si ella es más amplia o
más estrecha,así es la equidad. Es comosi debiéramos establecer la medida
estándar [del pie como unidad de longitud] con un pie del canciller»*,
* HoLmes sícreía que «[lJas proposiciones generales no resuelvenlos casos concretos», Lo-
chner v. New York, 198 U.S. 45: 76 (1905) Guez Homes, en disidencia), pero creía también que
Jas proposiciones suficientemente concretas para resolver casos eran en su mayoría proposiciones
jurídicas, no.de política, filosofía o psicología.
19 «Si quiere conocer el derecho y ninguna otra cosa, debe mirarlo como si fuese un hom-
bre malo, que solo se preocupa por las consecuencias materiales cuyo conocimiento le permite
predecir, no comoalguien bueno, quien halla razones para actuar, sea dentro o fuera de la ley, en
las sanciones vagas de su conciencia». HoLmes, 1897: 459. La frase ha generado un voluminoso
cuerpo de comentarios. Véanse, e.g., Levinson y BaLicn, 1998; Twonno, 1997, (973b.
-11 HoLms, 1897: 461.
Jes como cosa peligrosa, comodato, homicidio criminis causa, error mutuo,
asunción del riesgo y negocio de interés público??. Esas eran las clasifica-
ciones del derecho; las cajas, relativamente concretas, en las cuales los abo-
gadossofisticados podrían colocar los eventos del mundo, y las categorías
que permitirían a los buenos abogados hacer exactamente lo que HoLmes y
el hombre malo querían que hicieran: predecir las reacciones jurídicas futu-
ras frente al rango completo de comportamientos humanos.
Pero ¿quésucederíasi, finalmente, resultara que esas categorías jurídi-
cas y esa jurisprudencia no son útiles para predecir de manera efectiva las
decisiones que toman los jueces? ¿Y si factores distintos de la jurispruden-
cia tuvieran el papel principal en la determinación de lo que los jueces, en
realidad, harán? Estas cuestiones encuadran el desafío que se encuentra en
el núcleo del realismo jurídico, un desafío que se aleja sustancialmente de
la posición bastante convencional de HoLmeS acerca del rol de la jurispru-
dencia en la predicción de soluciones jurídicas. Por ende, para apreciar al
realismo jurídico en todo su esplendor tendremos que dejar atrás a HoLMES
y fijarnos, en cambio, al menos en primer término, en un grupo de autores
que emergió inicialmente en los años treinta, casi con exclusividad en los
Estados Unidos.
El más visible entre los primeros realistas fue Jerome FRANX, quien en
1930 era un abogado destacado y luego se convirtió en un juez federal muy
distinguido. A FRANK lo precedieron muchos otros realistas, pero pronto se
convirtió en una de sus voces principales. Su afirmación clave, reprodu-
ciendo la que había realizado un año antes en las páginas de la Cornell Law
Journal un juez texano llamado Joseph HurcrEson??, es que el derecho no
es lo primero ni lo más importante en lo que se fija el juez para determinar
cómo resolver un caso**, La posición convencional en aquel entonces era
que los jueces establecían cuáles eran los hechos y luego consultaban Jas
leyes, los casos y otros materiales jurídicos para hallar la respuesta que el
derecho determinaba para esos hechos o esa situación, Pero para HUTCHESON
y FRANK, esta imagen estándar invertía el orden de las cosas. HUTCHESON y
Frank sostuvieron que en lugar de fijarse primero en el derecho y luego de-
cidir qué resolver, los jueces primero decidían —o intuían, porla referencia
de Hurcueson a la «corazonada»judicial — cómo querían resolver y recién
allí consultaban el derecho. Como un abogado que comienza porla posición
de su cliente y luego busca apoyo jurídico para respaldarla, para HUTCHESON
12 [4 474-475, La historia completa se cuenta más arriba, en el apartado 4 del capitulo TIT.
Para un anglisis más completo de la historia y sus conexiones con e) pensamiento de HOLMES,
véase SCHAuEr, 19982.
1% ELTCHESON, 1929.
1 FRANK, 1930.
EL DESAFÍO DEL REALISMO JURÍDICO —* 141
é% Noestá del todo elaro si FRAálguna vez dijo algo como esto. A veces dijo cósas que po-
drían entenderse así, Véase Firant, 1949: 161-162. 1931: 24, También se ha sostenido que FRANK
una vez hízo el comentario del desayuno pero como una bromaimprovisada. Horwrtz, 1992: 176.
Pero es más probable que Fran, por sus posturas, haya sido cargado con algo que en realidad
dijo en broma Roscoe Pouxb (véase YapLON, 1990: 236, n. 16) o por el juez de la Corte Suprema
Owen 7. Roperts a finales de los años treinta (véase Errenman, 1994: 1896, n. 11). sin embargo,
el comentario ha adquirido vida propia como una caricatura común de la posición realista acerca
de las fuentes de las decisiones judiciales. Véase Kozinsia, 1993.
142 FREDERICK SCHAUER
drían tener efecto en las soluciones jurídicas. Pero la caricatura de «lo que
el juez desayunó»es injusta con respecto a FRANX, porque él creía en que
un gran número de otros factores, menos frívolos pero igualmente extraju-
rídicos, determinaban por lo general las decisiones judiciales. Por ejemplo,
las preferencias políticas del juez, su posición acerca deloslitigantes de
ciertas razas o religiones o apariencias, su posición acerca de los aboga-
dos, su sensación de cuál debería ser la solución más justa de acuerdo con
las circunstancias y, quizás más que ninguna otra cosa, la conformación de
su personalidad'*, Pero aunque FRANK creía en que mucho más que lo que
el juez había desayunadoera lo que determinabalas soluciones jurídicas,
creía también que la mayoría de lo que las determinaba consistía en factores
quela jurisprudencia no reconocería, También creía que la mayoría de esos
factores eran particulares en extremo, con relación a aspectos de un caso en
una ocasión. En modos que parecen notablemente modernos en su tiempo,
FRANK dudóde la capacidad de la gente, incluyendoa los jueces pero no.solo
a ellos, para tomar decisiones basadas en reglas o principios o categorías
generales. En cambio, creyó en que los jueces apoyarían sus decisiones, en
primer término, sobre un haz de factoresrelativos al caso particular. Muchos
de esos factores eran, desde un punto de vista técnico, jurídicamente irre-
levantes. Sin embargo, €l los consideraba causalmente significativos en la
realidad, como para determinar (y, así, predecir) las soluciones jurídicas.
Además de que se le cargara la caricatura: de «lo que el juez desayu-
nó», FRANK suele ser desestimado en nuestros días porque su primer y más
importante libro, Law and the Modern Mind, se hallaba imbuido con las
consecuencias de su psicoanálisis reciente, En efecto, una caricatura más
explícita de FraNk que aquella basada en la posición de quelos juicios jurí-
dicos estaban determinados porla relación del juez con su madre”, porque
el adoctrinamiento crudo y en gran medida acrítico de la psiquiatría y el
psicoanálisis lo llevó a otorgar un peso mucho mayoren la personalidad y
la constitución psíquica del juez que en una colección de otros factores que
también podrían influir sus posiciones prejurídicas acerca de cómo debía
resolverse un caso. Pero los más que frecuentes excesos retóricos y las
su personalidad, pero de manera sistemática y, así, muy predecible. En efecto, algo muy similar
puededecírse íncInso de fa posición, aun si FRANK no la hubiera defendido, de que las devisiones
judiciales están determinadaspor lo que el juez desayunó. Si un juez decidiera a favor-del actor
con más frecuencia cuando desayuna avena que cuando desayuna huevos, lo que desayunó podría
ser un componente de la capacidad para predecir las decisiones judiciales, mostrando una vez más
que la existencia de factores determinantes extrajurídicos comoel desayuno son perfectamente
compatibles con la predictibilidad.
1 Comodijo, según lo cita el juez William O. Douczas; el presidente de la Corte Charles
Evans Hucnes: «Enel nivel constitucional en-el cual trabajamos nosotros, el noventa por ciento
de cualquier decisión es emocional. Nuestra parte racional nos ofrece las razones para apoyar
nuestras predicciones». Doucas, 1974: 8.
20 La defensa más poderosa de esta posición no proviene de un realista, sina de un filósofo
jurídico que también estudió derecho: Wassersrrom, 1961. Aldistinguir entre la lógica de la
decisión y la lógica de la justificación, WAssERsTROM reconoció que aun el voto más persuasivo
jurfdicamenteno pretende explicar de manera cronológica o histórica cómo llegó el juez a su
conclusión, sino ofrecer la mejor justificación jurídica para una decisión que bien podría haberse
tomadopor otras razones,
2 L.eweLLYN, 1930b. La edición de 1960 incluye un prefacio esclarecedor de LLEWELLYN en
donde abjura de la observación de los «juguetes vistosos».
144 FREDERICK SCHAUER
parte más débil en todos los casos civiles a menos que hacerlo significara
recompensar una conducta inapropiada»? Para averiguarsi reglas como esas
en lugar de las formales contenidas en los códigos eran las que en reali-
dad generaban las soluciones judiciales, LLEWELLYN proponía recurrir a la
investigación empírica, que revelaría las reglas reales del sistema jurídico
y no solo las «de papel», con apariencia de reglas pero con pocos efectos,
de hecho, en las soluciones jurídicas. Entre quienes tomaron la propuesta
de LLEWELLYN está Underhill MookrE, otro de los primeros realistas y un
profesor de la Yale Law School. MoorE se propuso emprender el tipo de
investigación empírica propuesta por LLEWELLYN. Así, esperó determinar,
entre otras cosas, si las sanciones por mal estacionamiento en New Haven,
Connecticut, se basaban en primer término en las reglas jurídicas, oficiales,
que regían el estacionamiento o en factores como la-hora del día, el tipo
de automóvil, la calle u otros semejantes”: Los métodos de Moore ahora
impactan por su crudeza a algunos autores, pero las ciencias sociales en los
años treinta estaban mucho menos desarrolladas que ahora. Los experimen-
tos de campo controlado que usó MoorE parecen poco sofisticados para los
estándares de finales del siglo xx y comienzos del x0u, pero al enfocar de
maneraaislada e identificar las variables reales de la aplicación del derecho,
MookE comprendió correctamente los principios básicos de la investiga-
ción en las ciencias sociales”, Al aplicar esos principios básicos, Moore
reconoció que los factores que realmente infuían en las soluciones jurídicas
no podrían determinarse simplemente mediante un recitado formal de la ju-
risprudencia. Solo sí ella marcara una gran diferencia en la determinación
de las soluciones, estaría justificado tomarla en serio. Con sus compañeros
realistas, reconoció no solo que esta era una pregunta empírica, sino también
que existía al menos alguna evidencia empírica que apoyabala posición de
que la jurisprudencia jugaba un papel considerablemente menor-que lo que
suponía la posturatradicional.
Vistea través de los ojos de LLeweLLYN, MOOREy otros contemporáneos
como Herman OLIPHANT, Hessel Ywrema, Max Rabin, Felix Come, Thur-
man ArNoLD, Joseph BivcHam, Walter WHEBLER Cook, Wesley STURGES y
Leon Green,el realismojurídico es mucho más que esa caricatura vulgar de
«lo queel juez desayunó», y mucho más que el empirismo poco sofisticado
que pudo haber marcado a algunos de sus métodos. En el núcleo de la posi-
ción realista está la posición que sostiene que las decisiones judiciales son
predecibles, pero que la clave para predecir las soluciones jurídicas no está
en la consulta de las fuentes formales de autoridad jurídica ni en el enten-
dimiento interno o en los propios registros de los jueces. Predecir.las solu-
* LLEwELLYN, 1950.
148 FREDERICK SCHAUER
leyes vagas o ambiguas. La regla del in dubio pro reo, por ejemplo, es un
canon que exige quelas leyes penales vagas o ambiguas sean interpretádas
a favor del imputado. Pero al examinar los cánones, LLeweLLYN Hegó a la
conclusión de que para cada canon de interpretación que decía una cosa,
existía un canon «opositor» que decía todo lo contrario. Por ejemplo, un
canon dispone que las ayudas externasa la interpretación, comola historia
legislativa, son irrelevantes cuando las palabras de la ley son claras. Pero
otro canon determina que aun las palabras claras de una ley no deben apli-
carse literalmente si una aplicación tal produciría una solución distinta de
lo que el legislador pretendió. Del mismo modo, el canon conocido como
in pari materia obliga que las leyes que se ocupan del mismo asunto de-
ben ser interpretadas como consistentes entre sí, pero otro requiere que las
leyes posteriores derogan a las anteriores. Y así, inuchos más. La belleza y
el atractivo del artículo de LLEWELLYN no son captadossolo por estos ejem-
plos, sino por la manera en la cual para casi todos los cánones de interpre-
tación de las leyes que halló y listó, había otro que parecía apuntar exac-
tamente en la dirección opuesta. LLEWELLYN Hamó a esto la «arremetida»
y la «defensa» de los cánones que se baten a duelo, y usó el lenguaje de la
esgrima para demostrar que la viabilidad de un apoyo jurídico tradicional
para soluciones mutuamente excluyentes era una característica ubicua en
el derecho. También concluyó que la presencia de autoridad jurídica en las
dos partes de la mayoría de las cuestiones jurídicas disputadas significaba
que la decisión real —lo que rompía la paridad, si se quiere— debía de
ser hallada en algo diferente que el derecho como tradicionalmente se lo
entendía,
Laposición de LLEwELLYN era menos extrema de lo que podría pare-
cer”. Ya en 1930, en The Bramble Bush, LLEWELLYN tenía problemas para
limitar sus afirmacionesa la clase de casos por la cual valía la pena luchar,
Anticipándose a ideas económicas sobre el derecho acerca del llamado
efecto de selección, que no surgirían hasta unos cincuenta años más tar-
de%, LLeweLLYN reconoció que los casos claros en los cuales el derecho
favorece solo a una de las partes raramente generan un litigio judicial.
En efecto, raramente generan una controversia jurídica de ningún tipo.
Muchos norteamericanos preferirían pagar sus impuestos en una fecha
posterior que el 15 de abril, pero la implausibilidad de hallar fundamentos
jurídicos para su posición implica que la cuestión acerca de si «el 15 de
abril» en el Internal Revenue Code significa el 15 de abril rara vez será
29 Noestá deltodoclaro si LLEwWELLYN estuvo o noenlo cierto acerca de los cánones, Véase
SicLair, 2006; 2007.
10 Véase Posner, 1986; $21; PriesT y KLEIN, 1984. Véanse también JorDAN, 2007: LEDER=
MAN, 1998,y la discusión más extensa en el apartado 2 del capítulo II, supra.
EL DESAFÍO DEL REALISMO JURÍDICO 149
2! Así, LLeweLLYN dejó claro que para él, elrengo de justificacionesjurídicas defendibles es,
con frecuencia, bastante limitada. Ltewet.vn 19300: 73
150 FREDERICK SCHAUER
3. UNAAFIRMACIÓN EMPÍRICA
2 Véanse, e.g., Baum, 1997; Brewner y SpaETA, 1995; SzoaL y SpAETH, 2002; 2001; 1993;
1996. Posiciones de alguna manera más calificadas pueden hallarse en Epstein y KosyLka, 1992;
HANSFORD y SPRIGOS, 2006; WaHLBECK, 1997.
EL DESAFÍO DEL REALISMO JURÍDICO 151
33 Véase PosNER, 2005, La concepción del juez Posxer de la «política», aunque consistente
con la perspectiva realista al menos con respecto a la Corte Suprema, no está limitado a su sentido
partisano, o aun ideológico. Véase Poswer, 2008.
2 Entre los estudios están BexesH, 2002; KLem, 2002; Brace y Gann HaLL, 1993; CROs8,
2003; Georae, 1998; Revesz, 2001; 1999; 1997; Sowozr y Davis, 1990.
152 FREDERICK SCHAUER.
Sin embargo, vale la pena repetir que el estudio empírico que los realis-
tas propusieron podría, en efecto, resultar menos inconsistente con la posi-
ción tradicional del derecho, con respecto a algunos tribunales, cuestiones
y ramas del derecho, que lo que la mayoría de los realistas imaginaban. Por
ejemplo, podría ser que el principal factor determinante de las decisiones
judiciales en cuestiones de interpretación de las Jeyes fuese el significado
ordinario de las palabras de la ley relevante, y que el factor determinante
primordial en cuestiones de derecho de contratos en casos de apelación sea
el conjunto de reglas, principios y fallos judiciales de derecho de contratos
que figuran en los libros de casos de contratos tradicionales y en tratados
como los de CorsIn y WiLLisTow. Esos resultados habrían sorprendido a los
realistas, pero las explicaciones jurídicas tradicionales para las soluciones
judiciales bien podrían resultar sólida en uno o varios dominios, y el mero
hecho de tomar a esta cuestión como empírica es, en el sentido más amplio,
quizás la característica más importante y el legado del programa realista%,
hora aun cuandoel cartel dice «Velocidad máxima 90»—, esto es algo quela
mayoría de los ciudadanos, buenos o malos, racionalmente querrían saber.
Pero ¿quésignifica esto para el abogado que argumenta en un caso? Aun-
que noerarealista, el Presidente de la Corte Charles Evan Hucues señaló,
como es famoso, en sus primeros años de carrera que «[l]a Constitución es
lo que los jueces dicen que es»**, Esta cita se erige como uno de los iconos
de la perspectivarealista. Pero aun si fuese cierto, desde la perspectiva del
mal llamado hombre malo, que la Constitución es lo que la Corte Suprema
dice que es, un abogado difícilmente pueda pararse ante la Corte y decirle
que el derecho es lo que ella dice. Esa observación puede ser verdadera
desde un punto de vista, pero lo que la Corte quiere saber es por qué debe-
tía decir que la Constitución dice una cosa y no otra. Y a este respecto, el
que la Constitución diga lo que la Corte Supremadice sería absolutamente
irrelevante. Podría ser importante para los abogados y sus clientes predecir
las decisiones judiciales, pero un abogado quelitigue ante un tribunal difí-
cilmente pueda adoptar la postura de que el derecho es la predicción de las
decisiones de ese tribunal,
Pero aunque un tribunal guiera saber algo más que el hecho de que su
decisión establecerá el derecho, lo que el realismo le dice al abogado es
queel tribunal, en algún nivel de conciencia, podría tener un interés ma-
yor o menor acerca de lo que dice la jurisprudencia, Si el principal factor
determinante de las decisiones de la Corte Supremaes la ideología, en sen-
tido amplio, comolos investigadores actitudinales de las ciencias políticas
y otros sostienen, el abogado efectivo frente a la Corte Suprema tratará de
persuadir a una mayoría de sus ministros de que una resolución a favor de su
cliente favorecerá a su ideología particular. El abogado podría no articularlo
de una maneratan explícita o transparente, pero sin embargo construirá un
argumento para apelar a los fundamentos reales de la toma de decisiones
judiciales. Del mismo modo, si se conoce que un juez,sistemáticamente, es-
tará de acuerdo con mayor probabilidad con el argumento que hubiera oído
en último lugar (en los años setenta se creía que un famoso pero ya fallecido
juez de distrito en Nueva Inglaterra, Estados Unidos, se comportaba de este
modo), el buen abogado intentará hablar último. Si un juez es famoso porser
Tauy puntilloso con la vestimenta, y si hay pruebas de que la apariencia es un
factor determinante de sus decisiones, aun si no el único, el buen abogado
se asegurará de que su apariencia y la de su cliente no se enfrenten a la del
juez. Y si otro juez está más preocupado porla justicia que porla letra de la
% «Nos rige una Constitución, pero Ja Constitución es lo que los jueces dicen que es». Char-
les Evan Huoxes, gobernadorde Nueva York, discurso ante la Cámara de Comercio de Blmira
(3 de mayo de 1907), publicado en Huones, 1916: 179, 185,
EL DESAFÍO DEL REALISMO JURÍDICO 155
aborto, las acciones afirmativas y el poder presidencial hay algo distinto que
la jurisprudencia, una vez que dejamos de lado este clima enrarecido y nos
fijamos en los casos ante los tribunales inferiores sobre cuestiones menos
cargadas ideológicamente, por no decir sobre cuestiones de derechonoliti-
giosas, el realismo eleva una característica ocasional de la toma de decisio-
nes judiciales en algo mucho mayorde lo que es. Comorespuesta empírica a
una pregunta empírica, esta explicación enfrenta al realismo en sus propios
términos, y poco puede agregarse más quesi el realismo es empíricamente
correcto para una gran parte del derecho, el hecho de queel realismo ahora
pueda ser sustancialmente descartado es sorprendente e incómodo. Pero si
las afirmaciones centrales de los realistas son más falsas que verdaderas y
más exageradas que sólidas, no debería sorprendernos de que su importan-
cia se haya vuelto relativamente insignificante.
La segundaexplicación sería que el realismo, de hecho, subsiste, pero
con un ropaje diferente. Por ejemplo, en la medida en que la escuela del Law
and Economics explica mucho de la toma de decisionesjurídicas en térmi-
nos de maximización de la eficiencia, sería adecuado interpretarlo como
asumiendo un enfoque al estilo de LLeweLLYn, orientado a políticas, en el
estudio de lo que los jueces hacen en realidad. Y otros enfoques —el «dere-
cho en acción» de la escuela de la Law and Society, por ejemplo— podrían
ser vistos también como herederos del reafismo. En efecto, el hecho de que
las audiencias para la nominación de los magistrados de la Corte Suprema se
hayan concentrado rutinariamente en las creencias políticas, extrajurídicas,
del candidato, es una manifestación especialmentevisible de una conciencia
realista que va en aumento. El éxito del realismo, podría decirse entonces,
no se evidencia en el número de realistas acérrimos que existen sino en que
encontramosperspectivas realistas por todaspartes.
Tercero, podría ser que las facultades de derecho pretendieran enseñar
a sus estudiantes más acerca del lenguaje dela justificación jurídica que de
los factores determinantes de la decisión judicial, Podría sostenerse que aun
si los jueces basaran sus decisiones, sustancialmente, en nociones amplias
de equidad y justicia, o en consideracionesreferidas a políticas, o aun en las
características personales del juez y los litigantes, lo que los abogados deben
saber, y las facultades de derecho están en una posición única para enseñar,
es el lenguaje del derecho, las palabras y Jas categorías y los conceptos don-
de el discurso del derecho tiene lugar, aun si detrás del discurso está ocu-
rriendo algo completamente distinto. Quizás los abogados puedan tolerar
ser realistas, pero tendrán éxito solo si comprendenel lenguaje norealista y
las categorías con las cuales el sistema jurídico funciona en realidad.
Cuarto, quizás el realismo ha sido marginado porque es demasiado ame-
nazador. Esta sería la posición de muchos de los miembros del movimiento
EL DESAFÍO DEL'REALISMO JURÍDICO 157
de los Critical Legal Studies, algunos de los cuales parecen continuar o ha-
ber continuado de manera explícita el programarealista. Parte de los Critical
Legal Studies, un movimiento que creció en la década de los sesenta y pudo
haber tenido su mayorinfluencia en los años setenta y ochenta, tiene poco
que ver con el realismo. Al menos unade las afirmaciones importantes de
esa escuela era quela jurisprudencia debía entenderse comiounreflejo de las
decisiones políticas e ideológicas contingentes. En la medida en que una de
sus afirmaciones importantes era que la jurisprudenciareflejaba una estruc-
tura de poder existente o servía los intereses de ciertas clases o segmentos
de la sociedad, su posición estaba solo levemente conectada conel realismo
y conel interés de este libro sobre las cuestiones de la argumentación y los
razonamientos jurídicos.
Sin embargo, en otros aspectos los miembros de la escuela de los Cri-
tical Legal Studies eran explícitamente realistas. Algunos de ellos enfatiza-
ron la indeterminación de la jurisprudencia, sosteniendo, como LLEWELLYN
con otras palabras, que los decisores jurídicos típicamente cuentan con más
opciones jurisprudencialmente abiertas para ellos que las que tenían en la
visión tradicional de su tarea”. Según ese argumento, a la luz de esta inde-
terminación de la jurisprudencia, es importante entenderlas bases reales de
la tomade decisiones judiciales. Así, por ejemplo, cuando. Duncan KENNEDY
sostuvo que los jueces siempre tienen a mano «jugadas» suficientes para do-
tarse de respetabilidad profesional -al evitar aun las indicaciones más claras
de las reglas jurídicas más claras“, estaba efectuando una afirmación ern-
pírica totalmente consistente con el núcleo central del realismo. Y cuando
Mark TusHNeT insistió en que la ideología política era el factor determinante
principal de muchas de las decisiones constitucionales*, no solo ofreció una
explicación del derecho constitucional norteamericano que era consistente
con la de los autores de ciencia política de cariz actitudinal, sino que dio el
tipo de explicación con las cuales LLEWELLYN, aun si no Jerome FRANK, ha-
bría congeniado. Es verdad que TusHNET y otros enfatizaron en la ideología
y no enlas políticas, en la política y no'en la personalidad, y en las amplias
influencias sociales y no en la equidad en el caso particular, Pero vistas a
través del prismarealista, estas diferencias parecen comparativamente me-
nores, Aunque pueda haberdiferentes versiones de qué factores extrajurídi-
cos conducen, de hecho, la toma de decisiones judicial y la argumentación
jurídica, la insistencia en lo que tradicionalmente habría sido considerado no
jurídico conecta a los Critical Legal Studies con las posiciones principales
del realismo de los añostreinta.
Los métodos del common law tienen sus orígenes en la Edad Media,
fueronrefinadosen el siglo xv! y persisten basta hoy. Y. como guienes están
inmersos en la tradición del common law reconocen que los jueces tienen la
capacidad de crear cuerpos enteros de leyes, comolo hicieron en la primera
época del derecho de daños, del derecho de contratos e incluso del derecho
penal, no es extraño que les exijan aun ahora a los jueces que se ocupen de
tareas comoesas, Por ejemplo, los jueces han creado gran parte del derecho
norteamericano antimonopolios de la nada cuando se vieron forzadosa in-
terpretar la Sherman Antitrust Act de 1890, una ley cuya norma operativa
principal simplemente prohíbe «[tJodo contrato, combinación... o conspira-
ción restrictivos del intercambio o del comercio»”. El uso impreciso del len-
guaje por parte del Congreso no fue un problema de descuido al redactar la
ley. El congreso sabía perfectamente lo que estaba haciendo, y cómo usar un
lenguaje claro y preciso cuandoquería, Al redactar la Sherman Act con pala-
bras amplias e indeterminadas, evitando así de manera intencional el uso de
un lenguaje concreto y reglas fácilmente entendibles, estaba prescribiendo a
los jueces que crearan, al estilo del common law, prácticamente la totalidad
de las leyes antimonopolio. Un enfoque parecido está ejemplificado por la
principal normaantifraude de la Securities Exchange Act de 1934, sección
10b, que autoriza a la Comisión de Valores a adoptar reglas que prohíban
1 15 US.C. $1 (2006);
7 Véase Bentuam, 1843a. En efecto, Bentuam crefa que los abogadosestaban tan implicados
en complicar el derecho para.sus propias razones interesadas, que propuso, en. 1808, la abolición
del sistema de honorarios profesionales, y que los abogados fuesen solventadosporel Estado con
sueldos fijos. Creía que esta reforma eliminaría el incentivo para que los abogados y los jueces
(«Juez y cía.», para BENTuam) convirtieran al derecho en algo cada vez menos entendible y, por
eso, más dependiente de los abogados ávidos de honorarios. BeyrhaM, 1843c.
$ 471 U5.84 (1985).
? Para un tratamiénto más profundo de las cuestiones y un ejemplo de las discusiones en
una bibliografía enorme, véanse, e.g., BARAK, 2005: 339-359; EskriDGE, 1994; EskeioGe, Feickey
y Garrer, 2006; MacCormick y Summers, 1997; ScaLia,1997; VermeuLe, 2006; BreYER, 1992;
Mannino, 2003; SCHAUER, 1990; SunsTElN, 1989.
162 FREDERICK SCHAUER
interpretación de las leyes también afecta a gran parte del derecho cons-
titucional. Podría ser que la interpretación judicial de las cláusulas de la
constitución que disponenla igualdad antela ley y el debido proceso es me-
nosinterpretación que un desarrollo del cominon law no vinculado por los
textos, pero no puede decirse lo mismo acerca dela interpretación de las dis-
posiciones más detalladas de la Constitución. Interpretar las disposiciones
queestablecen los procedimientos para legislar*?, por ejemplo, o la palabra
«confrontación» en la Sexta Enmienda» ", no es diferente de interpretar las
leyes emanadas del Congreso o los parlamentosestatales,
2. ELROLDELTEXTO
9 Véase, eg, Bowsher v. Symar, 478 US. 714 (1986); Immigration and Naturalization
Service v. Chadha, 462 U.S. 919 (1983).
» Compárese Maryland v. Craig, 497 U.S. 836 (1990), con Coy v. lowa, 487 U.S. 1012
(1988).
2 Cr. Done y Richaros, 1923, un importante trabajo de comienzos del síglo xx sobre el
lenguaje y la interpretación realizado por un flósofo y un teórico literario.
LA INTERPRETACIÓN DE LAS LEYES 163
una palabra (u oración) para significar presupone que las convenciones del
lenguaje le adosan al menosalgún significado a las palabras mismas, más allá
del contexto particular de su uso. La palabra «perro»se refiere a los perros
y no a los gatos o a los murciélagos, y aunque el ejemplo es rudimentario,
nos recuerda que el lenguaje puede operar solo si sus partes constituyentes,
sean ellas palabras, frases u oraciones, tienen ellas mismassignificado. En
el caso contrario, sería imposible transmitir el pensamiento del emisor a la
mente del receptor. Tiene perfecto sentido, entonces, decir que las palabras
o el texto de unaley significan algo, aunque la cuestión debatida sea, preci-
samente, sí lo que significa esa ley es lo que significa su texto,
Irónicamente, la incursión fallida de FuLLer en la filosofía del lenguaje
desmerece en lugar de apoyar su idea central, que es muy valiosa. El monu-
mento bélico construido con un camión militar que funciona realmente era
un vehículo?', así como el hombre de negocios cansado realmente estaba
durmiendo en la estación, y el comisario del caso Kirby realmente obstruyó
la entrega del correo. Lo que muestran estos y otros innumerables ejemplos,
tanto reales como hipotéticos, es que la aplicación del lenguaje literal de
una regla de cuando en cuando dará lugar a una solución absurda, ridícula o,
al menos, contraria al propósito subyacente principal de la regla. Y aun en
casos menos extremos, seguir el lenguaje literal de una regla aún con más
frecuencia conducirá a una solución que estonta,ineficiente o de alguna otra
manera decididamente subóptima. La idea de FuLLer era que el lenguaje no
podía, a pesar del ejemplo de HART, ser nunca suficiente para dar lugar a un
caso central o claro, porque en al menos algunas instancias la aplicación cla-
ra de un lenguaje claro dará lugar a un resultado absurdo, Para FuLLER, solo
considerando siempre el propósito subyacente a ellas, las reglas jurídicas
tienen sentido, así como el derecho todo,
Nohay necesidad (aún) de resolver la discusión entre HarT y FULLER,
porque una de las características valiosas de cómo fue presentada es que
Ofrece un esquemaútil para considerar cuestiones más amplias sobre la in-
terpretación de las leyes. En el corazón del esquema está una distinción
22 FyLer estaba, naturalmente, limitado por el ejemplo de Harr, pero «vehículo» podría
no ser la mejor palabra para apoyar su idea. Es posible que una capacidad actual para moverse
por sus propios medios sea una característica definitoria de «vehículo», en cuyo casoel camión
podría haber dejado de ser un vehículo por estar fijado a, o aun por formar parte de, un monu-
mento. Pero este es un defectodel ejemplo y no de la idea central. FuLter podría haber formulado
la misma pregunta acerca de una ambulancia o un camión de bomberos, y su idea hubiese sido
gual. Lo mismosucede con el ejemplo de FuLLER del hombre de negocios cansado, porque el que
se quedara dormido había sido un hecho fisiológico independiente de por qué o cómo se durmió.
Lo mismo con la cuestión desi una regla que no admite perros en un restaurante o una tienda
impediría ingresar a los perros lazarillo. Es casi con certeza un absurdo vedar el ingreso de Jos
perros lazarillo, pero el hecho de que sería absurdoaplicarles la regla no significa que los perros
lazarillos no sean perros.
LA INTERPRETACIÓN DE LAS LEYES 167
entre tres tipos de casos. Están los casos en los cuales las propias palabras
de las leyes ofrecen una respuesta plausible. También aquellos en los cua-
les las palabras no ofrecen respuesta alguna. Y aquellos en los cuales las
palabras brindan una mala.respuesta, que puede chocar conla intención del
legislador, el propósito de la ley o con una solución correcta en un sentido
más amplio. Cuando las meras palabras dan una respuesta plausible —la
primera categoría—, típicamente la cuestión se acaba-allí. Si las palabras
del derecho ofrecen una solución sensata a un problema a unlitigio, aun
si no es la única solución sensata, es raro que el sentido literal de las pala-
bras no determine la solución jurídica. En efecto, esos casos no suelen ser
discutidos; y, si lo son, no suelen ser materia de un litigio; y, si lo'son, no
suelen ser apelados. Los abogados suelen hablar de casos difíciles, pero hay
muchoscasos fáciles también”, Cuando las palabras de una ley son claras
y dan lugar a una solución sensata, tenemos un caso fácil de cónstrucción
legislativa, En esos casos, la solución sensata ofrecida por las palabras de la
ley,por sí sola, será usualmente dispositiva.
Sin embargo, una vez que dejamos de lado los casos fáciles, la cuestión
se torna menos manejable. Encontramos entonces dos variedades de casos
difíciles. Uria surge de la indeterminación lingúística. Las palabras de la ley
no ofrecen una respuesta determinadaallitigio ante el tribunal. Esto, o bien
porque los términos son vagos, como en «igualdad ante la ley», «esfuerzo
razonable» y «demorainjustificada», o bien porque los términos que son de-
terminados para otras aplicaciones-no lo son con respecto a la cuestión bajo
tratamiento, como sucede con la pregunta sobre si las bicicletas, los coches
de bebé o los patinetes son vehículos que deben mantenerse fuera del par-
que. Pero existe otro tipo de caso difícil, que no es para nada una función de
la indeterminación lingúística. Más bien, se trata de los casos difíciles que
lo son porque una solución determinadalingilísticamente —el monumento
bélico construido con un vehículo, la obstrucción del servicio-de correo por
el arresto legítimo de un cartero en el caso Kirby, la fecha límite pasada
por alto en el caso Locke— puede considerarse, de manera plausible, como
mejorable, o no del todo buena, Estos casos son difíciles, pero no porque el
lenguaje no ofrece una respuesta para ellos. Lo son, precisamente, porque
ofrece uná respuesta que parece ser equivocada.
Como virtualmente todos los casos de interpretación de las normas que
llegan a serlitigiosos presentan alguno de estos dos tipos dedificultad, será
útil considerarlos por separado. Nos ocuparemos primero de los casos que
son difíciles por su indeterminación lingiística y luego de los que lo son por
unadeterminación lingúística equivocada en apariencia.
2 Para una visión contraria, véase Dworían, 1986: 16-17, donde sostiene qué agazapada
detrás de la formulación de una regla de Jas que podernos encontrar en el United.Síates Code hay
una regla «real». El enfoque interpretativo de la judicatura de Dworxin puede ser sólido, a] menos
parcialmente, pero le afirmación de que existe algo como una regla «seal» que no esJa regla que
está en los libros es más misteriosa que útil,
LA INTERPRETACIÓNDE LAS LEYES 169
por unlegislador solo para reforzar vna idea, o para captar la atención de la
prensa, o para ponderar a sus electores, aun cuando ese material no refleje de
manera alguna las intenciones colectivas (asumiendo que un cuerpo colec-
tivo puede tener una intención) del parlamento como untodo. Sin embargo,
lo que parece más importante para la mayoría de los textualistas es el hecho
de qué lo que fue votado en el parlamento no es más que el texto. Tratar la
historia legislativa, que no fue votada, comoparte de la legislación es, para
ellos, profundamente antidemocrático”.
9 Dworkin, 1996; 1986; 1997. De hecho, Dwoxraninsiste en que los jueces buscan, y de-
ben buscar, esta clase de ajuste aun cuandolos términos empleados por las leyes más inmediatas
parecen claros, pero que esté en lo cierto al respecto es una cuestión de controversia académica
permanente, Véase ScrábER, 2004; 1997,
3% Una ley que noes clara con respecto a alguna aplicación, a veces es descrita en la biblio-
grafía como «ambigua», pero ese es un nombreerrado para el fenómeno. Unapalabra es ambigua
cuandoes susceptible de dos (o más) significados diferentes, como cuando no estatnos seguros
si con la palabra «banco» nosreferimos a un bajío arenoso en un río o al lugar donde guardamos
eldinero, o si un «vaso» es algo en lo que colocamosagua o el casco de una embarcación, que
flota sobre ella, Rara vez esto es un problema en la interpretación de las leyes. Alinterpretar leyes
u otros textos legales, elproblemasuele ser que las palabras no tienen ni siquiera un significado
claro, y no más de uno quelo es. La palabra correcta para designar este fenómenoes «vaguedad»
y no «ambigiledad».
1m FREDERICK SCHAUER
cascabel son peligrosas, pero para la mayor parte de sus aplicaciones, las
propias palabras necesitarán de un complemento extraído de otra parte, jus-
tamente por la imprecisión lingijística de las palabras quela ley utiliza:
Sin embargo, en otras ocasiones, palabras que parecen precisas y que lo
son para la mayoría de sus aplicaciones se tornarán imprecisas en el contex-
to de una aplicación particular. HART asumió que «vehículo»era un término
razonablemente preciso, de manera tal que para la mayoría de sus aplicacio-
nessería relativamente fácil concluir en que había o no había un vehículo.
Solo cuando se enfrenta con un caso inusua] —patines, bicicletas, autos de
juguete — la vaguedad latente de cualquier término —su textura abierta —
sale a la superficie. Así, aunque la aplicación de la Ley de Fraudes (que
exige que un contrato sea escrito para que sea válido) a las transacciones de
tierras pueda parecer muy preciso, y aunque lo sea para la mayor parte de los
casos, lo sería menos si el contrato fuera uno de venta o arrendamiento de
un espacio aéreo o del acceso a una playa. Esos casos estarían en los límites
imprecisos del término «tierra», y aquí, al igual que con la ley completa-
mente indeterminada,será necesario recurrir a algo que esté más allá de las
palabras para resolver la controversia,
Asíes quela indeterminación lingttística de las leyes puede ser una fun-
ción tanto de la vaguedad absoluta de una ley o de los casos que se ubican
en los bordes vagosde Jeyes normalmente precisas, Los dos fenómenos son
distintos, pero en ambos casos el texto por sí solo no puede llevar a cabo la
tarea. Hay discusiones acerca de qué es aquello a lo que debe recurrirse para
que soporte esa carga —Ja intención del legislador, el propósito de la ley,la
consistencia con otras partes de la mismaley, la consistencia con otras leyes,
la equidad en el caso concreto, por ejemplo— pero esta variedad de inter-
pretación de las leyes se debe simplemente a la incapacidad del lenguaje
para prever todos los escenarios posibles en un mundo mucho más complejo
que la herramienta desafilada del lenguaje de las leyes.
31 La construcción «textura abierta» fue empleada por HArs para describir la manera en la
cual una ley clara podía tornarse indeterminada con respecto a algunas aplicaciones, Fue tomada
de Walsmann, 195], Es útil destacar que «textura abierta» no es lo mismo que vaguedad, sino
gue es la característica que posee todo iérmino, aun el más preciso, de tornarse vago frente a
aplicaciones imprevistas. La textura abierta no es vaguedad, sino la posibilidad omnipresente de
vaguedad.
LA INTERPRETACIÓN DE LAS LEYES 173
una condena mínima, e) mantenerla ley violada pero negándose a su ejecución y el dictado de una
condena pero solicitando de manera inmediata al Poder Ejecutivo el perdón de los condenados.
3 Véanse Grey v. Pearson, (1857) H.L. Cas. 61; Two y Mins, 1999; Frseman, 1997.
% A veces llamado «error del amanuense», Véase City of Chicago v. Enviromental Defense
Fund, S11 U-S. 328 337 n, 3 (1994) Guez Scania, por sus propios fundamentos).
LA INTERPRETACIÓN DE LAS LEYES 175
Normalmente, las leyes no son tan simples como los ejemplos de este
capítulo, En lugar de excluir los vehículos de un parque o prohibir la obs-
trucción del correo, las leyes modernas son cuestiones complejas, con nume-
rosas secciones, subsecciones, apartados y subapartados, y con definiciones
de términos que suelen ser tan importantes, o más, que las secciones llama-
das operativas. Por ejemplo, la Securities Act de 1933 controla el proceso
porel cuallos tenedores de valores debenregistrar su oferta en la Comisión
de Valores antes de hacer su oferta pública. Pero aunque la Sección 5 de la
ley, operativa, contiene la exigencia del registro, casi toda la «acción» de
la ley como un todo está contenida en las definiciones, porque es donde se
determina qué es un valor, las ofertas que están exceptuadas y las que no, y
cuándo pueden tomarse varios atajos en el proceso de registro. El abogado
quenoentiendela interrelación intrincada de las definiciones de la ley,sim-
plemente no comprende en absoluto cómo funciona.
Así, la Securities Act de 1933 presenta dificultades de interpretación
simplemente porque es compleja. En consecuencia, exige que se la lea con
el cuidadoy la previsión que suelen asociarse con el buen pensamiento jurí-
dico. Pero a veces no es tan claro, aun después de leerla con mucho cuidado,
qué significan las palabras de una ley, y no por su vaguedad o ambigiiedad.
El intento de dar sentido a una ley como esa ha desarrollado a través de los
años un conjunto de cánones de construcción de las leyes, creados con el
objetivo de proporcionar una guía para determinar cómo deben ser interpre-
tadas las palabras de una ley en apariencia precisa y clara,
Loscánonesde la construcción de Jas leyes han ocupado volúmenesente-
ros y sería imposible aun raspar la superficie de lo que son y cómo operan. Y,
como vimos enel capítulo VITtambién han sido objeto de burla, especialmente
por Karl LLEwELLYN; Si haytantos cánones de construcción de las leyes como
Unacaracterística del common law es que los votos de los jueces son
el centro de atención. Por supuesto que no son lo único que interesa, pero
pocos argumentosjurídicos en las jurisdicciones del common faw carecen de
referencias múltiples a los votos registrados. Y pocos votos dejan de referir-
se a otros votos. Pensar acerca del razonamiento jurídico en el common lay
sin tomar en cuenta los votos escritos de los jueces es casi inconcebible,
Péro aunque los votos de los jueces son una característica omnipresente
en los argumentos jurídicos modernos en el.common law, y aunquela «ela-
boración razonada» que presentan los votos de los jueces con frecuencia se
califican como unade las características deseables del derecho", es un error
creer que todas o aun la mayoría de las solucionesjurídicas están acompaña-
das de una declaración escrita de las razones de la decisión. De los jurados
que deliberan sus veredictos no solo no se espera que ofrezcan las razones
de sus decisiones, sino que normalmente se les prohíbe hacerlo. La Corte
Suprema decide en pleno y con votos únicamente un porcentaje mínimo de
Jos miles de casos que se le presentan”. Pero cuando rechaza entender en los
demás, habitualmente no dice otra cosa que «la petición para la avocación
es denegada»*. Cada vez más, los tribunales de apelación cargados de tra-
bajo, y con pocos jueces, deciden muchos de sus casos sin redactar un voto.
Muchosotros lo hacen mediante votos breves «no publicados», con alcance
solo para las partes. Y aunque la mayoría de los argumentos jurídicos en
los Estados Unidos no tienen lugar ante los tribunales de alzada sino ante
jueces individuales que resuelven peticiones en el nivel de los juicios, en la
inmensa mayoría de esas resolucioneslas sentencias no están acompañadas
por sus razones, enunciadas por escrito o de cualquier otra manera.
Así, aunque los votos de los jueces enunciados por escrito ocupan solo
una proporción pequeña de las decisiones judiciales norteamericanas, son
desproporcionadamente importantes. Los votos de los jueces dan marco a
los argumentosjurídicos y estructuran gran parte del derecho. Y en un país
del common law, juegan un rol fundamental al indicarles a los abogados y
a sus clientes qué es el derecho. Por consiguiente, son importantes no solo
para los casos discutidos, sino para ofrecer una guía que permita saber si
vale la pena llevar una disputa a un litigio y apelar en un juicio que se ha
perdido. Pero, ¿qué son exactamente los votos de los jueces, y cómo debe-
mos entenderlos?
Porejemplo, en los Estados Unidos, pero usualmente rio en Gran Bre-
taña, el voto en una apelación es un voto del tribunal y representa las po-
siciones de Ja mayoría de Jos jueces que entienden en el caso, En algunas
ocasiones pueden existir votos parcialmente por los propios fundamentos
de un juez, en queel votante está de acuerdo con el voto mayoritario pero
quiere opinar sobre lo que expresó la mayoría. Con frecuencia hay, también,
votos particulares. En la Corte Suprema solemos ver votos «por los propios
fundamentos», lo que significa que el magistrado que vota está de acuerdo
con la solución, pero por razonesdistintas que la mayoría. En consecuencia,
rechiaza la opción de unirse al voto mayoritario. Ocasionalmente, no se da
una mayoría que concuerde en un voto unificado, en cuyo caso no hay voto
mayoritario en absoluto, y la resolución se anuncia, habitualmente, con un
voto plural. Pero por lo común, en las sentencias norteamericanas se eñ-
cuentra un voto mayoritario, que también se conoce como el voto del tribu-
nal. Esto, en notorio contraste con la práctica británica, en la cual cada juez
que entiende en un cáso ofrece su propio voto, y es tarea (un tanto ardua)
de los abogados y los jueces de los casos futuros unir las piezas de la ratio
decidendi —las razones sobre las cuales se pusieron de acuerdo la mayoría
de los jueces— a partir de los votos en serie de los jueces individuales,
Sin embargo, aun en los Estados Unidos, donde la existencia típica de
un único voto mayoritario hace las cosas mucho más fáciles para los abo-
gados, el voto de los jueces es una cosa curiosa, y no solo porque no tiene
una forma estándar. No obstante, por lo comúnel voto de un juez es la ex-
plicación del razonamiento que lo llevó a una conclusión. El voto se referirá
a los hechos del caso lo suficiente como. para que el lector de un tribunal
ulterior entienda el contexto del caso y, si es necesario, lo distinga de otro.
Notodoslos hechosson descritos, y es justo inferir que la mayoría de los he-
chos como sonestablecidos por el tribunal serán jurídicamente materiales,
aunque naturalmente algunos —las fechas relevantes, los nombres de las
partes, y demás— simplemente servirán para el contexto y la identificación,
y no son los jurídicamente relevantes. Habiendo establecido los hechos, el
tribunal describirá Ja situación procesal del caso, explicando quépasó antes,
cómollegó el caso a la instancia de apelación y qué cuestiones están siendo
tratadas en esa instancia: Y el voto establecerá y explicará el derecho rele-
vante comolo veel tribunal, aplicará el derecho a los hechosparticulares del
caso y anunciará uña conclusión!.
Todo muy bien hasta aquí, pero comienzan las complicaciones. Una de
las principales es la cuestión de si los votos de los jueces deben ser hones-
tos. Parece quela respuesta es obviamente afirmativa, pero de hecho existe
una discusión acerca del candor judicial que se ocupa, justamente, de este
tema". Los argumentos a favor del candor son bien directos. Después de
todo, la idea de que los funcionarios públicos, —una categoría que incluye
á los jueces-- en una democracia deben ser honestos y transparentes en lo
que dicen a sus electores no necesita demasiado apoyo argumentativo en
estos días. Pero aunque la honestidad o el candor pueda ser la posición por
defecto, los argumentos en su contra son interesantes. Típicamente, no se
trata de argumentos que sugieren a los jueces que mientan. Sin embargo, sí
trazan la distinción entre la motivación la historia de una solución jurídica
y su justificación escrita. Como los realistas jurídicos sostuvieron (véase el
capítulo VII), las motivaciones reales de una decisión judicial —cómo y
por quéel juez.realmente llegó a la conclusión que obtuvo— suelen diferir
de cómo el juez luego explica, justifica o racionaliza esa decisión”, Aun
cuando dejamosde ladola caricatura vulgar del reatismo de «lo que el juez
desayunó», un principio central de la perspectiva realista es que los jueces.
probablemente como la mayoría de la gente casi todo el tiempo*, perciben la
solución que prefieren casi siempre de un modo intuitivo y holístico —algu-
nos usan la palabra pomposa «Gestalt»— y entonces, solo entonces, buscan
una justificación jurídica para dar apoyo a esa solución. Para esta posición,
la primera reacción del juez es un ramalazo de inspiración, y la mayoría de
lo quesigue es un intento de apuntalarlo. Pero aun para los realistas, como
LLEWELLYN,que crefan en la fuerza de las reglas como guías para la decisión
—aunquenolas «reglas de papel» que se encuentran en los libros de dere-
cho— creían que los jueces tenían la exigencia convencionalde justificar sus
soluciones en términosde las reglas que sí se hallaban en los compendios
de reglas jurídicas. Aun desde la posición realista más leve y menosradical,
vemos que la posición de que la explicación de una solución judicial no es
tanto un informe del proceso que condujoal juez hasta la conclusión que al-
canzó, sino una explicación posteriordelas reglas jurídicas, los precedentes
y otras fuentes jurisprudenciales que apoyan más que motivan la solución,
Enefecto, la frecuencia con la cual los jueces aparentemente no realistas
hablan acerca de juicios que «no se escriben»?, sugiere que la posición que
sostiene que una sensación de haberllegado a la solución correcta precede al
intento judicial de hallar un apoyo jurídico formal para ella es la dominante
y nola radical, De hecho, la posición de que los votos de los jueces son, más
que nada, medios de ofrecer el apoyo jurídico más fuerte para una decisión
tomada sobre la base de fundamentos no jurídicos o cuasijurídicos, es am-
pliamente sostenida, aunque discutida. Pero la posición de que los votos de
los jueces son, más que nada, para hacer que una decisión que fue el produc-
to de la elección y la discrecionalidad parezca haber sido impuesta por Jos
casos anteriores y otros materiales jurídicos, es mucho más que una posición
ampliamente sostenida: es casi con certeza un saber popular",
Una vez que entendemos la escritura de los votos de los jueces como
la práctica de ofrecer apoyo jurídico para las decisiones que con frecuencia
involucran elementos distintos del derecho formal —por ejemplo, la justi-
cía,la eficiencia, buenas políticas o aun la piedad o la pena— , podemosver
que muchos votos de los jueces, tal vez la mayoría, no son completamente
cándidos. Se leen en el lenguaje de la motivación o compulsión basada en
reglas o el el derecho, pero su meta es ofrecer apoyo o justificación para de-
? Para este tema en el contexto de la toma de decisiones morales, véase Hara, 2001, Para
vnarevisión reciente de la bibliografía psicológica más amplia, véase Evans, 2008.
2 Véanse Corr, 1980: 57, Poswer, 1985: 106-111; WaLo, 1995: 1375. Y véase el
capítulo IV.
1% Véanse Miusom, 2003: 107; Posner, 1995b: 245; 199Sa,
EL VOTO DEL JUEZ 183
cisiones alcanzadas por razonesdistintas. Quizás sería bueno que fuese dis-
tinto. Quizás los votós de los jueces deberían describir con precisión cómo
alcanzó el juez la decisión. Pero en la medida eñ que la idea de un voto de un
juez como un informe exacto del proceso de toma de decisionessiga siendo
más undeseo que una realidad, la supuesta importancia del candor judicial
resulta ser una exageración sustancial.
2. OFRECIENDO RAZONES
Peterson v. Greenville, 373 U.S. 244 (1963)]. Y no hay indicios de que la Corte vaya a entender
munca en un caso como Gordon y, Gordon, 124 N.E.2d (Mass. 1955), en el cual los tribunales es-
tatales ejecutaron un testimonio escrito que condicionaba el legado a que el beneficiario se casara
con alguien de «la fe hebrea»,
14505 U.S. 144 (1992),
2 Véase Tiana y Miers, 1999: 313, 339.
EL VOTO DEL JUEZ 187
“2 Un argumento influyente sobre que la Corte Suprema debe-ofrecer, por rutina, razones
estrechas en jugar de amplias, limitando asf el efecto de sus decisiones para otrós casos futuros,
en la propia Corte y debajo de él, puede verse en Sunsreix, 1999. Una opinión contraria, resal-
tando la importancia de que una Corte que decide tan pocoscasos sirva de guía a los tribunales y
funcionarios inferiores, puede verse en Schauer, 2006a; 1995b.
188 FREDERICK SCHAUER
3 Véase, eg. Diaz-Rodriguez v. Pep Boys Corp, 410 F38 56: 60 (1st. Cit. 2005), Cal
Pub. Employees Retirement Sys v. WorláCom, Inc., 368 E3d 86: 106 n. 19 (2d. Cir, 2004); United
States v. Johnson, 256 F3d 895: 919-921 (91h Cir. 2001) (en pleno) (juez Tasanma, por sus fonda»
mentos); Cross y Harris, 1991: 76; WamBAuGH, 1984: 18. Para discusiones generales modemas
sobre la distinción entre fundamentos y dicia, véanse ABRAMOWICZ y STEARNS, 2005; Done, 2004;
Rosexrs, 2006,
2 Winams, 1978,
EL VOTO DEL JUEZ 189
23 Sciauer, 1995.
111 NE. 1050 (NY. 1916),
2
1. LA DISTINCIÓN BÁSICA
En la mayoría de los Estados norteamericanos, el derecho prescribe a
los jueces de los tribunales de familia que resuelvan la custodia de menores
y los derechos de visita de manera tal que respeten el «interés superior del
menor»!. Se espera que el juez tome testimonios sobre los hechos, escuche
los argumentos y luego tome la decisión en su discrecionalidad relativa-
mente ilimitada para promover el interés supesior del menor, por oposición
a, digamos, el interés superior de los padres o de la sociedad. Igual de in-
determinada es la Cuarta Enmienda a la Constitución, que prescribe que
«[eli derecho de los habitantes de... [estar] a salvo de pesquisas y aprehen-
siones arbitrarias, será inviolable...»: Los tribunales que aplican la Cuarta
Enmiendase enfrentan a la tarea de decidir qué constituye una «pesquisa»,
una «aprehensión»y, en especial, qué pesquisas y aprehensiones hañ de ser
consideradas «arbitrarias».
Para contrastar con los términos abiertos como«interés superior» y «ar-
bitrarias», considérese la especificidad de la regulación bajo la Ocupational
Safety and Health Act, que exige que en todas las construcciones con «más
de 20» y «menos de 200» empleados no haya menos de «[uJn inodoro y un
iz. Rev. Stat. $25-404 (2006); Cal. Fam, Code $3011 (Parker's 2001); Mass. Gets.
3 (2003); Mich. Comp. Laws Ann. 722.23 (West 2001); Wash. Rev, Code $26.10.160
196 FREDERICK SCHAUER
orinal por cada 40 empleados»?. De manera muy similar, una regla de la Se-
curities and Exchange Commission, promulgada en el marco de la Securities
Act de 1933, obliga a los solicitantes de registro que presenten «tres copias
del formulario de registro» en «papel blanco de buena calidad, no satinado,
no mayora 8% por 11 pulgadas de tamaño»?. Y el art. II de la Constitución
manda que «Nadie será convicto de traición sino por el testimonio de dos
testigos del hecho incriminatorio...»1.
Ladiferencia entre el primer grupo de prescripcionesy el último debería
ser evidente. El primero, que incluye palabras como «interés superior» y
«arbitrarias», es amplio, vago, general e impreciso. El segundo, con su uso
de los términos como «más de 20» y «papel blanco, no satinado», es deta-
llado, específico, concreto y determinado. Convencionalmente, la diferencia
entre los dos grupos se describe como una diferencia entre reglas precisas,
como «más de 20», y pautas vagas, como «arbitrarias», La distinción entre
reglas y pautas aparece por todas partes, y ninguna discusión sobre el razo-
namiento jurídico estaría completa sin una consideración cuidadosa de esta
distinción fundamental*
Aunque reglas como las enunciadas arriba son muyprecisas, y aunque
las pautas descritas son vagas en extremo, la diferencia entre reglas y pau-
tas es en realidad una cuestión de grado. O, para decirlo de otro'modo,el
extremode la vaguedad — «el interés superior del menor»o «arbitrarias» —
está cerca del final del espectro donde están la vaguedad y las pautas, y el
extremo dela precisión —«dostestigos», «papel blanco no mayora 8% por
11 pulgadas de tamaño»— está cerca del final del espectro donde están la
precisión y las reglas. Entre esos extremos hay un continmo, en el que algu-
nas prescripciones jurídicas están más cerca del extremo delas reglas y otras
del de las pautas. «Conduzca con precaución» es, con bastante claridad, una
pauta, pero «Disminuya la velocidad — Niños jugando», «Ceda el paso al
tráfico que viene en dirección contraria» y «Enciendalas luces al anochecer»
están en algún lugar intermedio. Ubicadas más o menos en el medio entre
las exigencias constitucionales de dos testigos para encarcelar por traición
y la edad mínima de treinta y cinco años para ser presidente, por un lado, y
las prohibiciones de castigos crueles e inusuales y de pesquisas y apreheri-
siones arbitrarias, porel otro, está la garantía de la Séptima Enmienda de un
El continuo entre las reglas y las pautas es importante por muchas razo-
nes, Pero por encimade todas ellas está la manera en la cualla elección del
punto del espectro puede ser un mecanismo muy efectivo para el manejo de
la discrecionalidad. La discrecionalidad es, por supuesto, una preocupación
central en el derecho. ¿Bajo qué circunstancias los funcionarios contarán
con la libertad para aplicar su propio juicio y tomar sus propias decisiones,
y bajo cuáles la libertad se limitará o aun se eliminará casi por completo?
Por ejemplo, cuando un juez está resolviendo cuál es el interés superior del
menoren una custodia, podría enfrentar una opción entre una madre adine-
rada que puedeofrecer al niño una educación de calidad y un padre menos
adinerado pero que-parece comprender al niño mejor que su madre. Bajo
estas circunstancias, algunos jueces preferirán a la madre y otros al padre,
perola idea básica de la discrecionalidad es que ninguna de esas decisiones,
de acuerdo conla pauta del «interés superior del menor», será jurídicamente
incorrecta. La gente podrá criticar una u otra por considerarla incorrecta
desdeel punto de vista moral, ignorante desde la psicología o basada en pre-
misas fácticas erróneas. Por eso, no sería adecuado decir que las dos deci-
siones son igualmente correctas, Perosí lo sería decir que las dos decisiones
son igualmente correctas desde el punto de vista jurídico y que, entonces,
cualquiera de ellas, en el curso ordinario de las cosas, podría sér confirmada
en una apelación. En contraste, si en lugar de la pauta del «interés superior
del menor» existiera una regla que estableciese que la custodia siempre de-
bía.tenerla el padre más adinerado, un juez no tendría ya la discrecionalidad
para otorgarla al menos adinerado pero más diligente, y esperaríamos que
una decisión que lo hiciera fuese revocada en una apelación por haber exce-
dido la cuota de discrecionalidad conferida al juez*,
¿[tlodas aquellas personas que han sido arrestadas por haber cometido un
delito tienen el derecho... de ser presentadas ante la Corte lo antes posible,
pero no mástarde que 48 horas posteriores al arresto; o al final del primer día
en el que sesiona la Corte después de haber transcurrido las 48 horas, si las
mismas vencen fuera del horario normal ordinario de la Corte, o en un día en
el que no sesiona la Corte».
precios); Dr. Miles Medical Co.v. Joln D. Park € Sons, Inc., 220 U.S. 373 (1911) (regla per se
contra el mantenimiento de precios de reventa),
1 Véase, recientemente, Lergin Creative Leather Products, Ine, v. PSKS, Ine., 128 S. Ct.
2705 (2007), que elimina la regla per se del mantenimiento de precios de reventa,
1 Pub. L. No. 98-472, 98 Stat. 1937: 20J7, codificadas como 18 U.S.C. 88 3351-3673, 28
U.S.C. $$ 991-998 (2002). Para una explicación autorizada sobre las metas originales, véase
Brever, 1988.
13 Véase Rita v. United States, 127 S, Ct, 2456 (2007); United States v. Booker, 543 U.S.
220 (2005).
CREANDO DERECHO CON REGLAS Y PAUTAS 201
hay unaestrategia que sea mejor para todos los contextos. Por ende,la lec-
ción sería que la determinación de cuánto debe permitírsele a los funciona-
riosfijarse en el contexto de una instancia particular —en qué medida debe
operar bajo una pauta y no bajo una regla, o viceversa— será ella misma una
determinación conceptual,
3. ESTABILIDADY FLEXIBILIDAD
ejemplo— permitirá que el futuro tome las decisiones por sí mismo, al costo
de menosguía y menosprecisión para el presente.
Lafijación de la autoridad de la tomade decisiones entre el presente y el
futuro presenta, entonces, la negociación fundamental entre las reglas y las
pautas. Prescripciones muy específicas —reglas— maximizarán la certeza,
los límites y la predictibilidad, pero lo harán al costo de coartar la capacidad
para arribar a la solución correcta en un caso o situación que ahora no se
prevé. Y prescripciones mucho más vagas —pautas— mantendrán abierta
la capacidad de undecisor futuro para tomarla decisión correcta (asumien-
do, por el bien del argumento, que lo hará así), pero al costo de ofrecer
pocacerteza, poca predictibilidad y Jímites muy escasos para la tomade la
decisión.
Nohay,reitero, una solución correcta para esta negociación inevitable,
Nopuededecirse que uno u otro enfoque es más o menosconsistente con los
valores del Imperio de la Ley, porque aunque algunosde ellos son satisfechos
mediante reglas precisas, predecibles y entendibles, otros lo son mediante
pautas relativamente abiertas, que permiten a los jueces y a otros funcionarios
la discrecionalidad para hacer justicia en el caso individual. Pero aunque no
haya una respuesta sencilla o consistente, entender el modo en el cual el con-
tinuo entre las reglas y las pautas es una herramienta valiosa para distribuir la
autoridad entre los funcionarios, las decisiones entre el presente y el futuro y
nuestra preocupación entre la predictibilidad y la justicia particular, permitirá
a los participantes del sistema jurídico comprender uno de los mecanismos
más importantes del diseño institucional jurídico y regulatorio.
2 La idea original es de Tveasky y Karneman, 1974; 1127, Ahora hay unabibliografía vo-
luminosa al respecto, Véanse, e.g., Gizovicn, GrIrrin y KAnNeman, 2002; PLous, 1993; CaRROLL,
1978,
> Véanse Devins y Meess, 2005. Racainsx1, 2006; Scar, 2006b.
206 FREDERICK SCHAUER
34 ¿Alguien me dice: "¡Enséñales un juego a los niños”, Yo les enseño a jugar dineros los
dedos y el otro me dice “No me refería a un juego 287», WITIGENSTEN, 1953: 33. El ejemplo ha
sido usado y mal usado innumerables veces, y ha generado una bibliografía numerosa, pero la
idea básica es que la palabra «juego», como se tísa en el lenguaje, serefiere a muchas cosas distín-
tas que podrían tener Jo que se llama un parecido defamilia entre ellas. Es decir, que no hay una
lista de condiciones necesarias y suficientes que compartan todas las aplicaciones adecuadas de la
palabra «juego». Aun así, hay casos claros de juegos —el béisbol, por ejemplo, o el ajedrez— y
casos marginales —jugar con las acciones en la bolsa, quizás—, y la incapacidad para especificar
las condiciones necesarias y suficientes para aquello que constituye a los casos claros no significa
que esos casosclaros no existan.
CREANDO DERECHO CON REGLAS Y PAUTAS 207
% Sorprendentemente, y quizás por desgracia, muy pocos de esoslibros se han escrito real-
mente, Quizás se crea que esas cuestiones son autoevidentes, pero no lo son. Y quizás se crea que
lastécnicas para crear reglas pueden escogerse de otroslugares, pero, una vez más, hay bastantes
pruebas en contrario,
CAPÍTULO XI
DERECHO Y HECHOS
samos como una variante de las distinciones venerables entre hechos y valores,
ser y deber y descripción y prescripción", En cambio,la confusión se deriva del
modo en el cualel derecho ha insistido tradicionalmente que los hechos son para
Jos juradosy el derecho para los jueces, cuando en realidad muchas de las cosas
que hacen los jurados mediantela aplicación del derecho importan determina-
ciones jurídicas, y muchas de las cosas que hacen los jueces implican realizar
determinaciones fácticas. Si aceptamos quela distinción entre el derecho y los
hechos nosigue, ni puede seguir, a la distinción entre lo que hacen los jueces y
lo que hacenlos jurados, entonces no deberemos rechazar la distinción básica
entre lo que sucedió y lo que alguien debe hacer para reconocer que realizar de-
terminacionesfácticas es una parte central del razonamiento y la argumentación
jurídicos, en todos los niveles delsistema jurídico.
Así, aunque las decisiones jurídicas, aun las tomadas por jueces y aun
las tomadas en los tribunales de apelación, implican por lo común tanto
elementos fácticos como jurídicos, las discusiones sobre el razonamiento
jurídico tradicionalmente se han enfocado casi con exclusividad en los últi-
mos?, Se ha asumido que pensar acerca de cuestiones fácticas concierne al
derecho de las pruebas'o que realizar determinaciones fácticas no es en ver-
dad una cuestión de razonamiento jurídico. Pero dado que las cuestiones de
derecho casi siemprese fijan en las de hecho, y dado que las de hecho están,
de maneras diversas, estructuradas por las reglas jurídicas y por las formas
características del razonamiento, excluir cuestiones de hecho del problema
del razonamientojurídico parece peculiar. Por eso, en este capítulo aborda-
remosel tema de las cuestiones de hecho y examinaremos los procesos de
razonamiento que usan quienes toman decisiones jurídicas para determinar,
a primera instancia, simplemente qué sucedió.
15-34) o aunenla sala de audiencias de un tribunal (véanse Franx, 1949: 80-31; GREEN, 1930;
Lusan, 1988: 68-92; LancBel, 1985),
1 Investigaciones cada vez más numerosas y muy valiosas se enfocan en los fallos cogniti-
vosde los jurados, de los jueces como evaluadores de pruebas y de los jueces como intérpretes y
aplicadores del derecho, Con respecto a los jurados, a cuyo respecto la bibliografía es, de lejos,
la más numerosa, véase Deve, 2007; HasTi5, Scuanse y Pare, 1998; MACCOUN y KERR, 1983.
Sobre los jueces-comorecolectores de pruebas, véanse ROBINSON y SPELLMAN, 2005; SPRLLMAN;
2007; Wisrricn, Gure y Racatinsks, 2005. Sobre los jueces y el derecho, véanse Gure,
Racmunsia y Wistrica, 2001; Scnaver, 20068; Simon, 2004; 2002; 1998.
16 Véanse, e.g., LorTus y DoyLe, 1997; Lorrus y GREEN, 1980; WELLS y LorTuS, 1994,
1 Véanse, €.8., Garrer, 2008: 84, 1. 109; IMWINKELRIED, 1991, Thomeson y ForD, 1989,
DERECHO Y HECHOS 215
13 BenTHam, 1827.
1 E.g., GOLDMAN, 1992; LAuDAN, 2006; Haack, 2004.
236 FREDERICK SCHAUER
los jurados civiles—, las reglas formales de prueba se han ido relajando
de manera consistente. Los jueces sin jurados suelen tratar a las reglas de
prueba de manera casnal, y parecen no tener muchos reparos para anunciar
que como no hay jurado, la mayoría de las reglas de exclusión de pruebas
simplemente serán ignoradas”, Más aún, las reglas de exclusión como la de
los testimonios de oídas y la de los documentos originales (con frecuencia
llamada «regla de la mejor prueba»), están cada vez más sujetas a un con-
junto de excepciones, y varias otras reglas de exclusión han sido eliminadas
oficialmente o ignoradas de manera no oficial. Todavía podemos estar lejos
del sistema preferido por BENTHAM de las pruebas libres, pero también lo
estamosdel sistema tan regulado y plagado de exclusiones que motivó la
furia de BENTHAM?.
La institución bastante peculiar del sistema adversarial, la aún más
peculiar institución del jurado, y la idea especialmente peculiar de las re-
glas de prueba exclusorias rígidas son solo una parte de los muchos temas
de este libro. El derecho hace las cosas distinto, para bien o para mal, y la
diferencia entre cómo determina el derecho los hechos de un caso y cómo
otros decisores conocen el mundo a su alrededor es consistente con el uso
jurídico de los mecanismos inusuales que hemos considerado antes, como
el stare decisis y el compromiso con el control de las reglas, que a veces es
subóptimo. Y comocon otras herramientas del razonamiento jurídico, los
métodosjurídicos para la investigación de los hechos no son totalmente
exclusivos del derecho. Las determinaciones adversariales pueden hallarse
en Otros ámbitos donde se toman decisiones, así como también reglas de
prueba exclusorias, Pero el hecho de que los métodos del derecho no sean
exclusivos no significa que el derecho no sea diferente a todo lo demás. Por
eso, no debería sorprendernosque tanto con respecto a los hechos como con
el derecho, es un error no reconocer que la toma de decisiones dentro del
sistema jurídico es, como mínimo, un poco diferente,
El compromiso del derecho con sus propios métodos de determinación
de los hechosse refleja incluso en la estructura de la tomade decisionesjurí-
dicas acerca de cuestiones de derecho. Comoel derecho está comprometido
con la distinción entre quien evalúa los hechos y quien determina el derecho,
la determinación de los hechos típicamente se separa de las conclusiones
de derecho cuando el mismo juez de juicio toma a su cargo las dos tareas.
Más importante aún, los antecedentes de hecho suelen ser, excepto en las
instancias más atroces, tratados como sagrados en el proceso de apelación.
Es solo una mínima hipérbole decir que si un jurado hallara que la luna está
hecha de queso verde, se esperaría de un tribunal de apelación puesto a re-
solver una cuestión jurídica acerca de la luna o del queso verde que tomara
la conclusión falsa del jurado como verdadera. Hemosvisto a través de este
libro que las cuestiones de competencia en sentido amplio —]o' que es im-
portante no es solo lo que se decide sino quién tiene la autoridad para hacer-
lo— son unacaracterística ubicua del análisis jurídico. Y la competencia en
este sentido amplio tiene mucho que ver conla determinación de los hechos.
Es trabajo de un jurado, o del juez de juicio actuando como evaluador de
los hechos, determinar los hechos. Ann si los hechos que ha establecido el
evaluador de los hechos le parecen incorrectos a un tribunal de apelación,
las conclusiones aparentemente erróneas sobre los hechos deben ser timadas
de todos modos como verdaderas. Esto parece extraño a veces, pero puede
ser parte de una característica amplia y generalizada del derecho mismo. Lo
que hace al derecho diferente es que la toma de decisiones jurídicas, acerca
de los hechos o del derecho, difiere del simple mandatoa los jueces o a Otros
decisores jurídicos de que simplemente deben «hacerlo correcto». Así como
la toma de decisiones basada en reglas o precedentes con frecuencia exige
a los decisores jurídicos hacer “algo distinto que lo correcto, la obligación
fuerte de aceptar los hallazgos fácticos a veces genera la misma clase de so-
Iuciones subóptimas. Para algunos, esto puede ser algo malo, pero para otros
simplemente es parte del compromiso del derecho para lograr, en suma, el
mayor bien, aun si eso exige abandonar la aspiración de hacer lo que los
decisores particulares creen que es lo correcto en los casos particulares:
2 HoLwes, 1881: 1,
> Ensearro, 1988.
% 45 N.E. 369 (N.Y. 1896). El caso ha devenido en un patrón para la discusión acerca del
1so correctoe incorrecto de la analogía en el razonamiento jurídico, Véanse Poswer, 2008: 169-
170; Wemrss, 2005; Brewer, 1996; y el capítulo V, supra.
DERECHO Y HECHOS 21
son, justamente por esa razón, más importantes. Áun cuando un juez nocita
revistas académicas no jurídicas o periódicos u otra cosa, está, aunque de ma-
nera menos evidente, apoyándose en fnentes de información que son fácticas
de un modo fundamental, que bien pueden ser discutidas y que son incorpo-
radas al derecho, de alguna manera, por debajo de la mesa, Esto más allá del
modoenel cual esas proposiciones pueden dar lugar a consecuencias adversas
para una de las partes sin que ella tenga muchas oportunidades, o no tenga
ninguna,para contradecir esas proposiciones mediante el proceso adversarial
normal, incluyendo, pero no limitado a,la interpelación cruzada”.
Enla medida en que las proposicionesfácticas refutadas cada vez más son
«señalizadas» porla cita de materiales no jurídicos%, la cuestión se vuelve
másevidente, Pero la pregunta más profunda no es sobre los materiales que
consultan o citan los jueces para realizar determinacionesjurídicas, por oposi-
ción a determinaciones fácticas adjudicatorias. Aunsin una consulta explícita
y sin citas, los jueces que crean derecho,y con frecuencia los que simplemente
lo aplican, deben apoyarse en conclusiones empíricas que apenas espían de-
bajo de la superficie. Cuandola existencia de esas conclusiones no se anuncia
por medio de, por ejemplo, citas de periódicoso libros y revistas no jurídicos,
existeel riesgo de que ignoremos la medida en la cual esas conclusiones están
abiertas a ser refutadas. Esto bien podría ser una función de los que los juetes
creen que es el conocimiento común, pero que otros podrían querer discutir.
La cita de materiales que están fuera del canonjurídico tradicional puede ser,
para algunos, fuente de alarma. Pero también puede ser una manera en la que
las proposiciones empíricas que necesariamente forman parte de Ja creación
judicial de derecho, y muchas veces de su aplicación, puedan ser discutidas
y refutadas. Esto, en lugar de que simplemente se disfracen con eltraje del
conocimiento común o de lo que los jueces creen, no siempre de manera co-
recta, y no siempre sin relación con sus propios bagajes de conocimiento, la
sabiduría comúnde la humanidad.
2% Vale la pena destacar aquí que la práctica tradicional en Inglaterra, ahora de algún modo
suavizada, prohíbe gue los jueces realicen su propia investigación sin la presencia de un conséjo,
aun con respecto al derecho. Los casosy las leyes no citadas y planteadas por las partes o discutidas
en un tribunal abierto podrían no existir, Esta práctica puede parecer inusual a los norteamericanos,
pero es parte de una tradición de oralidad que enfatiza que en unlitigio no dede suceder nada que no
sea transparente y esté disponible para que todas las partes argumenten al respecto, Véanse KARLEN,
1964; Esrensero, 2004; Marraveav, 1986; Poswer, 20068, La tradición puede dar Jugar a alegatos
de apelación extraordinariamente largos (que con frecuencia duran varios días, en lugar de lostípi-
costreinta minutos por lado en los tribunales de apelación norteamericanos), porque la expectativa
es que todo sobre loque los jueces se apoyan está abierto a ser discutido por ambas partes. Esto
produce unatendencia a apoyarse solo en un rango estrechode fuentes jurídicas aceptadas amplia»
mente, Pero previene la mayoría de las objeciones motivadas en que los jueces toman decisiones
basadas en información no conocida o no discutida por ambas partes.
> Véase la discusión en el apartado 4 del capítulo IV, supra, Véanse también Schauer y
Wise, 2000,
CAPÍTULO XII
LA CARGADE LA PRUEBAY SUS PARIENTES
podemos esperar que nueve de los diez sea en verdad culpable, a pesar de
que saldrá en libertad.
A] dejar en libertad a tantos culpables, la pauta de la «prueba más allá de
toda duda razonable» puede parecer una mala idea, Y ciertamente le parece
así a legionesde políticos que afirman queel sistema jurídico consiente a los
delincuentes y deja a demasiados escapar de los castigos que merecen. Pero
William BLACKSTONE nos ha dado la justificación canónica para el enfoque
del derecho. «El derecho sostiene que es mejor que diez personás culpa-
bles escapen», escribió en 1759, «antes que una inocente sufra»?. Lo que
BLAcksTONE entendió era quesiel sistema jurídico empleara una cargade la
prueba de intensidad más baja en los casos penales, digamos del 60 por 100,
podríamos esperar que de cada diez imputados cuya probabilidad de ser
culpables fuese exactamente el 60 por 100 y nomás, los diezirían a prisión,
perosoloseis de ellos serían culpables?. Ningún culpable saldría libre, pero
cuatro inocentes serían castigados. Y eso, para BLACKSTONE y paraelsistema
jurídico que defendía, era, simplemente, demasiado. BLACKSTONE pensaba
y todavía pensaría que el que personas culpables queden libres es algo des-
afortunado, pero que es mucho peor cuando los inocentes son condenados.
Enconsecuencia,el sistema jurídico calibra la carga de la prueba de manera
tal que el derecho puedasatisfacer el interés social de encarcelar a los culpa-
bles y el de mantener muy bajo el número de inocentes que castiga?.
La solución de BLACKsTONE —la nuestra— al problema de la incerti-
dumbreestá lejos de ser perfecto. Si realmente quisiéramos evitar siempre
la condena de un inocente, deberíamosestablecer la carga de la prueba en
un nivel astronómicamente alto —certeza absoluta, ó un 99,99 por 100 de-
terminado portres jurados consecutivos, o algo porel estilo—, y habríamos
solucionado la mayor parte del problema de condenar aun inocente. Pero lo
habríamos hecho con el coste de condenar a muy pocos culpables. La pauta
que han escogido los sistemas jurídicos del common law es un equilibrio,
pero inclinado ciertamente haciael juicio social de que condenar al inocente
es mucho peor que absolver al culpable, pero también que evitar la condena
del inocente no es el único valor social en juego.
2 BLAcksTONE, 1769, 4: *358. BLACKSTONE no fue el primero en expresar esa idea. John
Forrescus había escrito en 1471 que «Debo,en efecto, preferir veinte hombres culpables que
escapen porpiedad que un inocente condenadoinjustamente». Forrescue, 1471: 65, Y en 1824
se dijo que «es mejor que noventa y nueve... infractores puedan escapar que el que un inocente
sea condenado». Srarxiz, 1824; 756. ForrescuE, BLACKSTONE y STARKIB expresan el mismo
principio, pero las diferencias entre diez-a uno, veitie a uno y noventa y nueve a uno reflejan
diferentes posiciones acerca de los daños comparativos de los dos tipos de errores. Véase, en
general, VOLOKH, 1997.
3 Paralos aficionadosa la estadística, vale la pena destacar que la proporción de BLACKksTONE
de diez a uno refleja una carga de la prueba de 0,91.
* Véase KarLan, 1968.
226 FREDERICK SCHAUER
3 Dehecho, la cuestión es un poco más complicada, porqueel actor debe probar.cada ele-
mento de su demanda mediante la preponderancia de su prueba. En otras palabras, el actor debe
probar todos Jos elementos mediante una preponderancia de sus pruebas para ganar, pero, en el
marcode esta pauta, el demandadoganará si pruebasolo un elemento. El efecto de esto es colocar
unacarga sobre el actor que es levemente másalta que una mera preponderancia. Véase ALLEN,
1991,
$ Véase Addington v. Texas, 441 U.S. 418: 432-433 (1979).
7 Véase Alabama v. White, 496 U.S, 325 (1990); Terry v. Ohio, 392 U.S. 1 (1968).
LA CARGADELA PRUEBA Y SUS PARIENTES 227
2. PRESUNCIONES
Y Véase, eg, Fla. Stat. $ 766.102 (4) (2004); Armstrong v. Wallace, 47 P2d 740 (Cal.
1939); Fink v. Bonham, 183 N.E312 (Ind. 1932).
12 Véase, e.g., Hagner y. United States, 285 US, 427 (1932); Santana Gonzalez v. Attorney
General, 506 E3d 274: 278-279 (3rd. Cir. 2007); Holt v. Mississippi EmployementSecurity Com-
mission, 724 So. 2D 466: 471 (Miss. Ct. App. 1998).
6% Véase Davison v. National Life de Accident Insurance Co., 125 S.E2d 811 (Ga, 1962);
Schelberger v. Eastern Savings Bank, 458 N.B.2d 1225 (N.Y.1983).
230 FREDERÍCK SCHAUER
1 Véase Palmore v. Sidoti, 466 U.S. 429 (1984); Loving v, Virginia, 388 U.S. 1 (1967).
Lapauta se originó, de hecho, en el famoso caso Korematsu v. United States, 323 U.S. 214
(1944), en el cual la Corte Suprema concluyó en que el internamiento de norteamerica-
nos de origen japonés durante la Segunda Guerra Mundial satisfacía la pauta del «interés
superior».
232 FREDERICK SCHAUER
3. LA DEFERENCIAY LA ATRIBUCIÓN
DE LA RESPONSABILIDAD DE LA TOMA DE DECISIONES
en virtud de
% Marbury y. Madison, 5 US. (1 Cranch) 137 (1803) ha logrado su famacontrovert
haber establecido el poder de la revisión judicial; pero en ese momento era más ida,
y despertó la furia del presidente ThomasJefferson, Ja afirmación de su competencia sobre los
Funcionarios del Poder Ejecutivo.
25 Nola tiene. Moory. Alameda County, 411 U.S. 693: 717 (1973).
234 FREDERICK SCHAUER
zo, como para satisfacer la idea de que la mejor manera de obtener la mayor
cantidad de decisiones correctas en el largo plazo no es, a veces, persistir
en el intento de tomar la mejor decisión en cada ocasión. Al operar de esta
manera, el derecho y el razonamiento jurídico pueden no diferir en calidad
de otras instituciones en las cuales se toman decisiones, pero sí en grado, En
el núcleo del uso por parte del derecho de sus herramientas de razonamiento
características, está su aceptación del hecho de que la mejor decisión no
siempre es la mejor decisión jurídica. Al operar de este modo, el derecho no
quiere ser perverso, Intenta, en cambio, tomar a los valores institucionales
de una manera especialmente seria. Y hace eso con la esperanza de que, a la
larga, tengamos instituciones más correctas que las que tendríamossi cada
unotratara, simplemente, de tomar la mejor decisión.