Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Por el contrario, la ley dispone que el sueldo mínimo agrario se calcula con un
premio en relación con la remuneración mínima general, siendo que corresponde a
una suma mayor –aproximadamente un 17% más elevada– justamente porque
incluye a la compensación por tiempo de servicios (CTS) y a las dos gratificaciones
por año. En atención al último reajuste de la remuneración mínima, esta alcanza el
monto de 930 soles mensuales o 31 soles diarios para el régimen general. En el
régimen agrario, el mínimo remunerativo por día es de 36.29 soles.
La indemnización por despido del trabajador agrario es particular, corresponde a
quince remuneraciones diarias por año de servicios con el límite de 180
remuneraciones diarias.
La Ley N° 28810 prorrogó su vigencia hasta diciembre del 2021. Contra las normas
del trabajo agrícola se han alzado muchas voces, generalmente desde
determinado sector del espectro político, aquellos que creen en las bondades de la
estabilidad laboral absoluta y que el empleo se crea por ley y no es resultado del
buen clima para las inversiones.
En la práctica –que es en buena cuenta donde realmente importa– la regulación ha
sido exitosa. Se ha formalizado a un amplio sector de trabajadores e incluso se ha
logrado el pleno empleo en ciertas áreas.
SITUACION LABORAL AGRARIA EN CHILE
El arándano es el frutal con mayor requerimiento de mano de obra de todos los frutales
que se cultivan en Chile. Cerca de 612 jornada por año según los resultados de un
proyecto ejecutado para Odepa por Subercaseaux, seguido por uva de mesa y cerezo.
Reconociendo un cierto sesgo, puesto que el estudio fue realizado para la zona central y
consideró pocos datos para la zona sur, el experto indica que en el gráfico 2 se aprecia el
enorme peak de requerimiento de mano de obra en el mes de diciembre. “Si se
incorporan los datos de la zona sur, debido a la cosecha de arándanos de las regiones de
la Araucanía, Los Lagos y Los Ríos, aumentaría la incidencia de la mano de obra en los
meses de enero y febrero. Pero el mensaje es que se aprecia una gran demanda de mano
de obra en los meses de diciembre, enero y febrero”, afirma.
En el gráfico 3 -de 2012- se aprecia que el costo de la mano de obra va bajando de norte
a sur (barras verdes). Desde 21.000 pesos promedio para el bolsillo del trabajador
agrícola de la Región de Atacama hasta 7.500 pesos para el trabajador agrícola de la
región de la Araucanía. En parte esto se explica por la actividad minera que representa
una alternativa con salarios bastante altos.
Según datos rescatados de distintos estudios sobre mano de obra realizados por la PUC
para Odepa y FIA, los trabajadores agrícolas apenas pueden o tienen la posibilidad se
van a otros sectores productivos. “Si bien cuando se van a la minería van a ganar tres o
cuatro veces el sueldo que podría ganar en la actividad agrícola. Por esa vía no es tan
fácil comprender las razones de pasarse al comercio ya que se van por los mismos
sueldos. Una de las razones es que tiene mucho más ‘glamur’ trabajar vendiendo
perfumes en tiendas del retail que trabajar de temporera, por ejemplo, en packing. Esto
además de otros factores”, señala Subercaseaux. En cuanto a la minería, en todas las
regiones esta actividad paga mejores sueldos que la agricultura.
Hasta hace pocos años, de cada diez trabajadores dos se desempeñaban en el sector
agrícola en tanto que hoy de cada 10 trabajadores solo 1 labora en el sector agrícola.
“Eso se traduce en que cada vez es más difícil conseguir gente para trabajar en la
actividad agrícola”, señala.
El gráfico 5 representa los resultados de una mini tesis realizada por Subercaseaux en la
que se le preguntó a los trabajadores que se habían desempeñado en agricultura por qué
se habían ido a trabajar en otro sector.
Entre las respuestas que destaca Subercaseaux figuran como muy positivo o excelente
las relaciones con los compañeros de trabajo. Entre los problemas o entre lo más
negativo aparece el trato de los jefes. “Los consultados preferían el trato de los jefes de
otros sectores productivos que el trato de los jefes del sector agrícola”, destaca. Otro
punto importante señala los aspectos climáticos: la intemperie, el calor, el sol. “Como la
primera gran conclusión, continúa, es que durante la cosecha no se va a poder hacer
mucho por modificar las condiciones ambientales, les aseguro que aquellos que logren
tener buenos jefes de cuadrilla van a lograr una tremenda diferencia a la hora de lograr
conseguir reclutar mano de obra”.
Según el experto se puede partir de forma muy simple. “Cuando evalúen un jefe de
cuadrilla no sean ustedes (los productores) los únicos que evalúen sino que pregúntenle
a los trabajadores bajo sus órdenes. Es decir, realicen una evaluación de 360 grados.
Después de la primera semana, a media cosecha o antes de terminar, ‘señor trabajador
evalúe a su jefe de cuadrilla’… Porque el que ocupa ese cargo puede ser un déspota
pese a que ustedes tengan las mejores intensiones. Sin embargo, para el trabajador, la
empresa, el campo, son todos unos desgraciados porque la única cara de la empresa que
ve es su jefe directo”.
Para Subercaseaux hay una gran diferencia entre el dueño y un mando medio, “ya que el
dueño sabe que cada uno de sus trabajadores son dos manos más que le van a ayudar a
sacar su cosecha y sabe que las utilidades, la rentabilidad y la viabilidad de su empresa
está dada por eso. En tanto que el mando medio le va a decir al trabajador descontento,
‘si le gusta bien y sino la puerta es ancha’, lo que puede tener un efecto notable en la
viabilidad del negocio”.
Minería + + + + + + +
Construcción + + + +
Comercio + + +
Migración:
Explica Subercaseaux que la gran solución que han encontrado todos los países del
mundo que han enfrentado este problema de escasez de mano de obra es, primero que
nada, la inmigración. “La mayoría de los países desarrollados del mundo que han tenido
problemas de mano de obra en el sector agrícola lo ha resuelto principalmente en base a
trabajadores inmigrantes. Los ejemplos son varios, Nueva Zelanda, Australia, EEUU
seguidos por una larga lista de países desarrollados, sobre todo países en que se ha
superado los US$30.000 promedio per capita/año”.
En esa línea señala que cada vez se ven más inmigrantes tanto a nivel nacional como a
nivel agrícola. “En la primera encuesta que hicimos, el año 2012, detectamos solo un
0,2% de inmigración en la agricultura. En una nueva encuesta realizada para FIA el año
2014 nos encontramos con que la proporción de inmigrantes que trabajaba en la
agricultura se había elevado al 2%. Es decir, el porcentaje va aumentando, pero -¿esta
va a ser la gran solución para Chile?”. Subercaseaux afirma que no, “porque no hay
políticas de gobierno que fomenten la inmigración estacional de extranjeros para que
trabajen en el sector agrícola”.
La opinión categórica del especialista en materia laboral es que esa decisión política no
va a cambiar a futuro porque –dice-, uno de los pilares más importantes de todos los
gobiernos de los últimos años apunta a disminuir la brecha en los ingresos, el
coeficiente de GINI, que relaciona los mejores ingresos con los peores ingresos. El que
afirma es un factor muy importante que ha sido señalado como prioritario. “La única
forma de lograr ese objetivo es bajar los sueldos altos o aumentar los sueldos bajos. Se
ha tratado de hacer las dos cosas pero lo más fácil es aumentar los sueldos bajos y eso se
dificulta con la inmigración. Por lo tanto no va a haber una política de Estado que
fomente la inmigración temporal, que permita traer mucha gente por un período de dos
meses para luego regresar a sus países de origen”.
En el estudio se vio que por lo general los inmigrantes que vienen a Chile provienen de
países cercanos como Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia o Argentina. Sin embargo, los
inmigrantes para el sector agrícola provienen principalmente de Bolivia y Perú.
“Es lo que hacemos todos los productores intentando cultivar diversas variedades o
especies para ofrecer trabajo la mayor cantidad de meses posible. También se busca
aplanar demanda mediante contratistas, los que mueven gente trabajando en distintos
campos”. Así mismo se ha buscado intensamente aumentar la productividad de la mano
de obra, lo que ha sido baste exitoso. “Se han establecido huertos peatonales, se pasó de
pagar al día a pagar por rendimiento, sin embargo, cuesta seguir avanzando en esta
línea”, señala Subercaseaux y recuerda cuando se pagaba por día la cosecha de durazno
o, “hasta hace muy poco, al día en la cosecha de arándano”. En tanto que al pasar a
pagarse por kilo o bandeja cosechada se aumentó el rendimiento enormemente.
Según Subercaseaux este es un gran factor para paliar el déficit de mano de obra.
“Existen industrias que han tenido un éxito rotundo en este ámbito, especialmente las
relacionadas con la producción de vino. Pero, por ejemplo en arándano, solo se podría
cosechar para IQF (congelado) porque no existe la máquina y difícilmente va a existir
una máquina que permita cosechar en fresco y que la fruta viaje 30 días ya que la
cosecha mecánica es más propensa a dejar algún tipo de daño, el que se expresará en
pudriciones o defectos que se manifestarán durante ese largo período”.
Un contratista explicó a Juan Pablo Subercaseaux que si bien el trabajador gana más
negociando directamente con el campo durante la cosecha de cereza, el contratista le
cuestionó qué es lo que ocurre cuando acaba la labor de cosecha. “¿Qué labores le
puede encomendar usted?”, preguntó el interpelado. “Podemos hacer una poda en verde
en los cerezos”, le respondió Subercaseaux. “¿Cuánto le paga a cosecha?” “Entre 30 y
35.000 pesos diarios”. ¿Cuánto le paga por la poda en verde? Por esa labor le pago
18.000 pesos. “Bueno, conmigo se va a cosechar otro frutal y sigue ganando 30.000
pesos”, afirmó el contratista.
Es así que el contratista “va descremando las mejores labores o las mejor remuneradas
entre las distintas actividades. Entonces, los que trabajan con los contratistas siempre
están en las actividades mejor remuneradas”, explica Subercaseaux.
Algunas de las características de los contratistas son trato personalizado y directo, pago
semanal (“algo muy valorado”) y mantener siempre a los trabajadores a trato con
buenos salarios.
Algunos ejemplos de esto último que aporta Subercaseaux son celebración de fiestas,
finalización de estudios, ropa de trabajo, seguro de vida, capacitación laboral. Son,
según el experto, aspectos muy valorados y que en general no son tan costosos para la
empresa. Entre los beneficios exitosos que ha conocido Subercaseaux menciona el caso
de una empresa que firmó un convenio con el distribuidor de gas. La esposa del
trabajador solo debía llamar desde su casa, y luego le descontaban al marido por planilla
al final de mes y además le hacían un descuento del 10%. “Costo de empresa cero pero
valoración del trabajador enorme”.
ESTUDIO DEA-PUC
Según estudios realizados por DEA-UC (2009), los trabajadores agrícolas estarían
satisfechos cuando existen los siguientes factores No Monetarios:
– Valorización de su trabajo
– El respeto
– La igualdad
– La oportunidad de aprender
– Clima laboral
Según Subercaseaux, lo más impactante de este estudio fue comparar las preferencias
monetarias y no monetarias de los trabajadores de alta productividad vs los de baja
productividad.
COMPARTIR
SITUACION LABORAL AGRARIA EN COLOMBIA
Por otra parte, la agricultura campesina se vio afectada por los mismos problemas,
pero además por la ausencia de asistencia técnica y el difícil acceso a los recursos
de crédito.
Con la apertura comercial del país desde la década de los 90 y el inicio de las
negociaciones del TLC con los Estados Unidos en la primera década del siglo XXI,
se hicieron evidentes las debilidades y vulnerabilidad del sector agropecuario, que
desde su entrada en vigencia ha tenido algunos años para ponerse a tono y
volverse más competitivo.
En 1965, la contribución del sector agrícola al PIB era del 68%, para pasar luego al
24% una década más tarde, en 1975. Para 1990, año en que se dio inicio al gran
proyecto de la apertura de la economía, la contribución agrícola descendió al 18%
y para 2017 ese porcentaje se redujo tan solo al 6%.
La economía agrícola
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) en el
segundo trimestre de 2018 la economía colombiana creció un 2,8%. En el caso del
sector de agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca el PIB se incrementó
5,9%, ocupando el segundo lugar después del renglón de actividades
profesionales, científicas y técnicas, que creció 6,6%.
El primer lugar lo ocupa Comercio al por mayor y al por menor con un 18,3%. Le
siguen Administración pública y defensa con un 16,2%; Industrias manufactureras
con un 13,3%; Actividades inmobiliarias con un 10%; Actividades profesionales,
científicas y técnicas con un 8,1%; Construcción con un 6,9% y Agricultura,
ganadería, caza, silvicultura y pesca, también con un 6,9%.
El crecimiento del 5,9% del PIB del sector en el segundo trimestre de 2018, estuvo
0,1 puntos porcentuales por debajo del mismo trimestre de 2017, cuando la
variación fue de 6,0%. Desde 2006 el PIB agropecuario en el segundo trimestre
ha crecido, exceptuando 2009 (-2,6%). En los años 2013 (9,7%), 2017 (6,0%) y
2018 (5,9%) ha sido jalonador del PIB nacional.
Uno de los principales retos del nuevo Gobierno es generar una política
agropecuaria que le permita al campo colombiano aumentar la productividad del
campo, pues hay zonas rurales con enormes deficiencias en materia de bienes
públicos como vías rurales y centros de acopio, por lo que hay que trabajar en la
provisión de esos bienes, lo cual se traducirá en una mayor rentabilidad para los
agricultores.
Indicadores sociales
Empleo
El último informe de mercado laboral reporta que la población ocupada en los
centros poblados y rural disperso en el trimestre abril - junio 2018, fue de 5
millones de personas. La rama de agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca
concentró el 60,4% de la población ocupada, (es decir, alrededor de 3 millones de
habitantes del campo), seguida de la rama comercio, hoteles y restaurantes con un
12,4%.
La tasa de desempleo de este trimestre es la segunda más baja para los trimestres
abril-junio desde que hay cifras comparables (2001). En el trimestre abril-junio de
2017, la tasa de desempleo fue del 4,4%, la de participación del 61,1% y la de
ocupación del 58,4%.
Para el total nacional, la pobreza monetaria se redujo del 28% en 2016 al 26,9% el
año pasado. Por su parte, la pobreza extrema cayó del 8,5% al 7,4%.
De acuerdo con el economista agrícola Juan José Perfetti del Corral, mientras que
en 2017 los niveles de la pobreza monetaria, la extrema y la multidimensional en
las urbes eran del 24,2%, 5,0% y 11,4%, respectivamente, en las zonas rurales
dichos indicadores eran, en su orden, del 36%, 15,4% y 36,6%. A pesar de la
caída, las brechas entre la ciudad y el campo siguen siendo amplias.
La Misión concluye, entonces, “que ha sido más fácil reducir la pobreza mediante
la expansión de servicios del Estado (por ejemplo, la educación, la salud y los
servicios) por el canal de la política social, que con la generación de ingresos
autónomos por el canal del crecimiento económico”.
“Es decir, que la mejora en la pobreza rural responde más a una efectiva política
social del Estado en las zonas rurales, que a una política agropecuaria y rural
capaz de impulsar la producción, el empleo y los ingresos en el campo, por lo que
plantea que una lucha eficaz contra la pobreza rural, se requiere que prevalezca
un vigoroso crecimiento que, en el caso colombiano, debe traducirse en una
agricultura dinámica y sostenible capaz de impulsar no solo la gran producción
empresarial, sino especialmente, la pequeña producción agropecuaria que es
donde es más aguda la pobreza”, opina el economista Perfetti del Corral.
El país tiene abiertos 2.812 productos colombianos que pueden llegar a 83 países.
Las frutas exóticas, el aguacate hass y el cacao hacen parte de las nuevas
alternativas. Se han venido fortaleciendo las exportaciones no tradicionales y
diversificando los productos exportados.
Financiación para el agro
El crecimiento del crédito agropecuario ha tenido una buena dinámica en la última
década. Con relación al Crédito de Fomento Agropecuario y su destinación, las
Leyes 16 de 1990 y 101 de 1993, establecen que este se otorga para la
financiación de capital de trabajo, la inversión nueva o los ensanches requeridos
en las actividades indicadas y se debe destinar primordialmente para financiar
todas las actividades relacionadas con la Producción, Agroindustria y Servicios de
Apoyo en el sector agropecuario y actividades rurales.
Los principales cuellos de botella están en fomentar el acceso por parte de los
pequeños productores. “Hoy, de cada $100 que presta la banca, solo $18 van al
pequeño productor. En el país, en el 2017, se colocaron $14,7 billones al agro y el
18% fue para el pequeño productor. La meta es cubrir un 60% en los siguientes
cuatro años”, explica Indalecio Dangond, analista experto de este tema.
“Lo que queremos es diseñar una política agropecuaria que mejore iniciativas
vinculadas al crédito y allí tenemos que ser muy creativos. El objetivo es brindar
facilidades a los campesinos para que puedan sacar sus productos a los mercados
internacionales”, expresó el ministro.