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2 Reyes 4: 7

Había un hombre hijo de los


profetas que tenía una
hermosa familia.
Pero algo triste sucedió,
el padre falleció y su
esposa viuda quedó, con
sus dos pequeños hijos.
Un día vinieron los
prestamistas a la casa
de la viuda.
¡Ábrenos la
puerta viuda!
Pero soy viuda Hemos venido a
cobrar el dinero
porque mi esposo ha
que nos debe tu
muerto, no tengo
esposo.
dinero. Eso no me
importa. Si no
nos pagas, nos
llevaremos a tus
hijos
La viuda estaba preocupada, no
sabía que hacer; así que, fue en busca
de ayuda.
¡Eliseo!
¡Eliseo!
¡Eliseo!
Dime mujer ¿En
Eliseo tu sabes que
qué te puedo
mi esposo quien
ayudar? amaba a Dios, ha
muerto
Si lo sé, y ahora
Eso no es todo
te haz quedado
Eliseo, Los
viuda. prestamistas, quieren
llevarse a mis hijos.
Que puedo hacer Eliseo no tengo
por ti mujer. Dime nada, sólo tengo una
que tienes en casa. vasija de aceite.
Eliseo le dijo a la
viuda, anda y
pídele a tus vecinos
que te presten
muchas vasijas
Luego vas a ir a
tu casa, tú y tus
hijos y cerrarás la
puerta.
Después, llenarás
todas las vasijas
con el aceite que
tienes.
La viuda se fue he hizo tal cuál dijo
Eliseo.
Así que le pide a todos sus vecinos que
le presten varias vasijas.
Gracias
Gracias
La viuda estaba muy
feliz, así que fue directo a
su casa
Al cerrar la puerta. La viuda
comenzó a llenar todas las vasijas.
, pero algo increíble sucedió, las
vasijas se llenaban, llenaban. Era
un milagro.
La viuda estaba tan
alegre y sorprendida que
fue a buscar a Eliseo.
La viuda estaba tan alegre y sorprendida que fue a buscar Eliseo.

Eliseo respondió: vende todo el


aceite y lo que quede vive con
tus hijos tranquila,

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