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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Estudios Superiores Zaragoza

INTENTO DE SUICIDIO EN ESTUDIANTE DE LA FACULTAD DE


MEDICINA EN LA UNAM

Bravo Lopez Karen Vianey


Guzmán Saucedo Paola Monserrat
Hernández Acosta Aura Nallely
López Penin Montserrat
Santos Rojas Andrea

Asesor:
Sanchez Monterrubio Joel
1. Suicidio en México
1.1 Definición
Etimológicamente suicidio (sui: "si mismo"; caedere: "matar") es el acto de
provocarse a sí mismo la muerte de forma intencional. La Conducta suicida es un
término que hace referencia a las ideas suicidas, el deseo de muerte, las amenazas,
planes e intentos y, finalmente, el suicidio consumado (Goodfellow, et al., 2019).

Por otra parte, la evaluación psicológica de la conducta suicida es nuclear de cara a


la toma de decisiones. Sin una correcta evaluación difícilmente se podrá realizar un
diagnóstico e intervención acertados. Una adecuada evaluación es fundamental, por
lo tanto, para dar una atención de calidad a las personas y sus familias. La
evaluación trata de identificar y detectar el riesgo suicida con la finalidad de
implementar medidas de intervención eficaces. Obviamente, una correcta evaluación
reclama no sólo que el psicólogo tenga una adecuada formación, sino que también
disponga de instrumentos con adecuadas propiedades psicométricas, construidos y
adaptados siguiendo los estándares internacionales, validados para un uso,
población y contexto específico y que estén adecuadamente baremados
(Hernández, et al., 2016).

1.2 Métodos Suicidas


Los métodos para cometer suicidio se clasifican en violentos y no violentos,
dependiendo de la impulsividad del acto suicida; y activos, como los ahorcamiento,
precipitación, armas de fuego, armas blancas, o pasivos, como en el que se usan
gases, drogas, venenos, entre otros, según Cortes, Serra y Suárez (2019).

De acuerdo con Meleón y Meleón (2022), la elección del medio suicida se relaciona
con el entorno sociocultural, tipo de hábitad, sexo, formación del sujeto y la
disponibilidad de diferentes medios. Por ello, se considera que con respecto al tipo
de hábitat, en zonas urbanas es más frecuente la ingesta de tóxicos y
medicamentos, mientras que en zonas rurales se utiliza el ahorcamiento, disparo
con escopeta de caza o ingesta de plaguicidas. Por otro lado, respecto al sexo, los
hombres suelen recurrir al ahorcamiento y precipitación y en el caso de las mujeres,
tienden a utilizar métodos tales como la preciítación e ingesta de tóxicos o
medicamentos

1.3 Antecedentes
El trabajo realizado por Hidalgo, C. Chavez, Y. Yanes, L. Muñoz S. (2019), menciona
que el suicidio es un grave problema de salud pública que genera un impacto
psicológico, social y financiero en las familias y comunidades de todo el mundo. En
la investigación mencionada se encontraron que los universitarios suelen tener
pensamientos suicidas y algunos los llevan a cabo, debido a diversos problemas
como desesperanza con falta de apoyo por parte de las instituciones, bullying, falta
de respeto a la perspectiva de los adolescentes por parte de sus profesores, así
como una correlación media con clima escolar no respetuoso, problemas con
padres, vida familiar, la falta de apoyo social, ruptura de relaciones amorosas o de
amistad, rechazo social por parte de los compañeros.

Ademas, en la investigación realizada por Osorio, Polomino, Resendis y Witt, (2021)


en la FES Iztacala, se tomo la participación 3 alumnos y 7 alumnas con
antecedentes de intento de suicidio de entre 18 y 25 años que cursaban la carrera
de medicina en la FES Iztacala. El estudio señala que las dinámicas familiares
juegan un gran papel en las situaciones que terminan con intentos de suicidio de
parte de los estudiantes. La falta de atención, la violencia familiar, la sensación de
abandono y el rechazo son algunas de las primeras causas por las que los alumnos
entrevistados intentaron suicidarse. El estudio sugiere que las situaciones vividas en
el núcleo familiar y social, sumado a las presiones de la vida universitaria pueden
desembocar en una variedad de situaciones que viven los jóvenes y que no deben
ser ignoradas. La investigación argumentó que la mayoría de estudiantes que
acudían a recibir atención psicológica a los módulos de atención de la FES Iztacala
no iban por motivos académicos, sino personales.

1.4 Situación Actual


En América hay una tasa de 13.2 suicidios por cada 100 mil habitantes (14.8 en
hombres y 11.7 en mujeres) México tiene una tasa de 5.1 suicidios (8.0 para
hombres y 2.3 para mujeres). A comparación de otros paises se podria considerar
que la tasa de suicidio es baja pero se tiene que tener en cuenta dos cosas; toda
vida es valiosa y las cifras han sufrido un incremento alarmante en los últimos años.
En los últimos 37 años ha habido un aumento de 976%. (INEGI, 2018)

En México, el suicidio es la tercera causa de muerte en adolescentes de 15 a 19


años y la quinta en menores de 15 años. Seis de cada 10 muertes por suicidio se
dan en personas menores a 30 años, mayoritariamente mujeres. Puntualmente, es
llamativo que cuando se tiene una edad de 29 años o menos, los suicidios de las
féminas representan un mayor porcentaje en nuestro país. Sin embargo, conforme
aumenta la edad, el número de muertes auto provocadas es mayor en los hombres,
hasta el punto de que en personas de 65 años o más, la distribución porcentual de
suicidios es de 7.7 en hombres y de 2.7 en mujeres (Camacho, 2021).

Definición del problema


¿Cuál es el mejor tratamiento psicológico para el estudiante universitario de la
Facultad de Medicina en México con intentos de suicido?

Justificación
Mosquera (2016) menciona la importancia de las estrategias básicas para disminuir
intentos de suicidio, en identificar la etapa de riesgo en que se encuentra para
aplicar un buen tratamiento y explorar con detalle las razones para solicitar atención
psicológica. Nuestro estudio puede permitir distinguir con claridad las señales de
alarma para realizar mejoras en el tratamiento psicológico.

Objetivo
Buscar y determinar la mejor terapia psicológica con evidencia que brinde resultados
óptimos para el caso del intento de suicidio en adultos jóvenes, desde una
dimensión emocional y cognitiva.

2. Modelos psicológicos que explican el suicidio

2.1 Teorías psicoanalíticas

Desde el punto de vista de Freud (padre del psicoanalisis), el suicidio no es más que
matar a otro. La autodestructiva crónica también puede manifestarse en conductas
autodestructivas en lo que por lo demás podrían ser relaciones amorosas, al querer
matar a ese otro externo, no es más que a sí mismo al que finalmente desea matar.
Esto es un conflicto melancólico entre el Yo y el Superyó o “instancia crítica”
(Kernberg, 2014).

Freud menciona a los suicidios conscientes como un resultado directo de esta


necesidad de autocastigo. Por el otro lado habla de otro tipo de suicidio, de los
inconscientes o “tolerados inconscientemente”, o bien los intentos inconcientes de
suicidio, como aquellos en los que el sujeto no ha expresado su deseo de morir,
pero que su comportamiento lo lleva a sufrir “accidentes” que debido a sus historias
precedentes tal pareciera que son intencionados para autocastigarse (Hernández
Soto, 2015)

Para Lacan (1963 citado en Ferreyra, 2017)el suicidio en la melancolía, respetando


la propuesta de Freud, tiene que ver con el narcisismo y mediante su fórmula o
representación explica que el objeto ha triunfado, que se ha quedado ahí instalado
porque le pertenece al sujeto y, en lugar de quedarse a distancia o velado como en
el fantasma, se lo apropia como a su imagen para terminar aniquilándose. Cuando
Lacan plantea que el objeto (como causa de deseo) es el propiciador de la angustia,
es justamente porque si se consiguiera estar frente al objeto y tomarlo, se dejaría de
ser deseante, y por lo tanto, se conseguiría la completud. Sin duda esto significa el
aniquilamiento del sujeto, es decir, la muerte. por tanto al suicidio, más como una
transgresión de la ley, un deseo llevado hasta sus últimas consecuencias, sin ningún
obstáculo, o sea, satisfaciéndose. Por lo tanto, el deseo es de muerte, es ahí, en el
suicidio, donde está su realización (Ferreyra, 2017).

2.2 Psicología humanista

En el enfoque humanista hay mecanismos que mueven al ser humano y actúan


simultáneamente. Perls expresa: "El hombre es un organismo vivo y a algunos de
sus aspectos se les llama cuerpo, mente y alma. Cuando definimos al cuerpo como
la suma de células, la mente como la suma de percepciones y pensamientos y al
alma como la suma de emociones, y aunque añadamos una "integración
estructural". El acto suicida es algo íntimo, acción que sale de lo individual, las
causas que lo producen se modifican de una persona a otra. (Arzalluz et al., 2021)
El humanismo es un enfoque de la psicología que trabajan en el aquí y el
ahora, el presente del sujeto. Este enfoque trabaja la tendencia suicida a partir de
las experiencias o vivencias que le ha permitido tomar esa decisión y la forma en
concebir la vida y la fuerza que puede sacar adelante al paciente. El suicidio es una
agresión deliberada que el individuo ejerce contra sí mismo para poner fin a su vida.
Las personas suelen decir que alguna vez han pensado en suicidarse, porque están
pasando por un momento complicado en su vida o a falta de perspectiva sobre la
vida. Termina siendo de solo un pensamiento a una idea más recurrente, por lo que
corren mayor riesgo real de suicidarse (Souto et al., 2012)

2.3 Teoría cognitivo-conductual

Bajo los principios del enfoque cognitivo-conductual (TCC), la capacidad


suicida se refiere a la capacidad psicológica que adquiere la persona para tolerar
dolor y/o temor a lo largo de una prolongada exposición a situaciones de difícil
manejo, y como un importante indicador de probabilidad de muerte por el acto
suicida. Por otra parte la conducta suicida, implica una amplia gama de conductas
manifiestas en términos de ideas, amenazas, intentos y el suicidio consumado. La
ideación suicida se caracteriza por planes y deseos constantes de cometer suicidio,
es decir, se refiere a pensamientos serios y persistentes acerca del deseo de
matarse o morir.Los intentos suicidas se refieren a los actos autolesivos con
cualquier grado de intentación letal. Ante estas terminologías, es importante
destacar tres supuestos básicos: es un acto voluntario, el individuo deseo morir y
percibe su situación como intolerable o irremediable (Toro, 2013).
Este enfoque considera que es de suma importancia saber identificar los
factores asociados al suicidio ya que las personas expresan sus ideas suicidas por
medio de comportamientos psicosociales, enfermedades mentales, psiquiátrica, etc.;
una vez identificando los factores es necesario acudir con un profesional de la salud
mental (Cruzata, et. al.,2016)
Según la investigación realizada por Álvarez,(2016) se encontró que los
procesos cognitivos básicos que se encuentran en el área prefrontal del cerebro
como son la atención y la memoria presentan alteraciones en pacientes con intento
de suicidio, estas alteraciones se evidencian al tener un déficit en la selección de
información para el procesamiento y la acción conscientes, provocando que la
persona no sea capaz de mantener un estado de alerta.
En este sentido entendemos la importancia de las diferentes actividades que
propone la TCC para reestructurar cognitivamente aquellas distorsiones
desreguladas, disminuyendo el diálogo interno negativo, apoyando a la identificación
de sentimientos y emociones, al igual que la resolución eficaz de los problemas
generadores de malestar emocional. La TCC apoyado de un tratamiento
farmacológico, permite mejorar los niveles de autonomía personal, social, funcional,
ánimo y afecto, extinguiendo conductas autodestructivas que llevan a la ideación
suicida así como la remisión de síntomas depresivos (Bianchi & Henao, 2015 y
Rosique & Aparicio,2013).

2.3.1 El modelo cognitivo de la conducta suicida de Beck y Wenzel

En este modelo se utiliza como marco de referencia la teoría cognitiva de


Beck. Desde la teoría cognitiva se plantea que los pensamientos y la manera de
interpretar eventos o situaciones de la vida, tienen un rol causal en las respuestas
emocionales y conductuales a tales eventos (Forero et al., 2017).
En dicha propuesta, se utiliza la metáfora del hombre como un sistema de
procesamiento de información que se desarrolla en un entorno dinámico
continuamente cambiante el cual demanda capacidades adaptativas. En este
sentido, se considera que el individuo construye la realidad mediante la selección,
codificación, almacenamiento y recuperación de la información presente en el
medio. La información sobre sí mismo y sobre el mundo experimenta
transformaciones cognitivas y afecta las respuestas emocionales y conductuales del
propio sujeto, produciendo así una interdependencia entre cognición, emoción y
conducta. En dicho procesamiento de información, las actitudes y las creencias
disfuncionales tienen una gran relevancia ya que estos esquemas pueden interferir
en el procesamiento. Los esquemas se entienden como aquellas estructuras son
representaciones del conocimiento y la experiencia anterior, cuya función es dirigir la
percepción y codificar, organizar, almacenar y recuperar la información del entorno,
teniendo así, dos tipos de esquemas: esquemas funcionales y disfuncionales.
Haciendo mayor hincapié en estos últimos, los surgen como resultado de un
procesamiento adaptativo y distorsionado de la realidad y de la información
(Córdova & Rosales,2012 y González & Hernandez 2012).
Así mismo, un aspecto importante de la Teoría cognitiva de Beck, es la
explicación de las psicopatologías como la depresión y la ansiedad. Para este autor
la conducta suicida grave está relacionada con la depresión y desesperanza, siendo
esta última crucial para el suicidio (Forero et al., 2017 y Osnaya & Pérez, 2012).
De acuerdo con lo anterior, modelo cognitivo de la conducta suicida, el intento
suicida es un continuo en el que hay que otorgarle especial atención a los deseos y
a los planes para cometerlo (ideas suicidas), a los sentimientos de inutilidad, a las
pérdidas recientes, al aislamiento social, a la desesperanza y a la incapacidad para
pedir ayuda. Asi mismo, estos autores afirman que firman que los suicidas tienen un
estilo cognoscitivo peculiar, diferente del de los individuos normales y de los que
tienen perturbaciones emocionales que no los orillan al suicidio (Córdova, 2016).
El modelo de conducta suicida explica que existen factores de vulnerabilidad
disposicional, lo cual implica que estos factores predisponen al individuo para tener
o desarrollar psicopatologías y éstas incrementan la probabilidad de cometer actos
suicidas y/o factores que predisponen al individuo a cometer actos suicidas son
tener un antecedente de psicopatología. Los factores de vulnerabilidad disposicional
son: impulsividad y constructos relacionados, déficits en solución de problemas,
estilo de memoria sobregeneralizado, estilo cognitivos maladaptativos y rasgos de
personalidad Inostroza, C., Cova, F., Bustos, C., & Quijada, Y. (2015) González &
Hernandez 2012)

2.3.2 Teoría Psicológica Interpersonal del Suicidio (ITS)

Sobre “La teoría interpersonal psicológica del suicidio de Thomas Joiner”, es una
aproximacio que considera las variables interpersonales de baja pertenencia social y
la percepción de ser una carga para los demás como impulsores de la ideación
suicida, describiedo el por que de la motivación y la capacidad de hacerlo
(Espinosa-Salido,2021).
Dicha teoría se enfoca en la explicación de la variables más importantes en el
camino de la idealización suicida, más o de los numerosos factores que son un
factor de riesgo, desde el aspecto social, económico o del estado de salud.
La TPIS nos permite reconocer la compleja interacción de factores que contribuyen
al riesgo suicida, proponiedo tres constructos fundamentales para el comportamiento
suicida: 1) La necesidad de pertenencia no lograda, 2) La percepción de ser una
carga para los demás y 3) la capacidad adquirid para el suicidio (Betanzos,2014).
Forero en Debates Emergentes en Psicología (2017), nos describe de manera
detallada estos tres puntos:
● La necesidad de pertenencia no lograda: Se refiere a la experiencia de estar
alienado de los demás, por lo que el sujeto experimenta la vivencia de no ser
parte de un grupo (familia, sociedad, etc.). Este factor está asociado con el
aislamiento social, las personas que no se sienten estrechamente vinculadas
a un grupo u otro tienen más probabilidades de involucrarse en conductas
suicidas. La percepción de ser una carga para los demás: Este componente
se considera un error de la percepción fatal, ya que los sujetos perciben una
sobrecarga tanto personal, como familiar y social. Por tanto, siente que su
existencia es un obstáculo para que los demás tengan un mayor bienestar,
evaluando que la vida propia cobraría más sentido con su muerte.
● La capacidad adquirid para el suicidio: Esta teoría define que no es suficiente
que un sujeto experimente el deseo de morir a través de una combinación de
los dos factores anteriores, sino que también existe un proceso lo
suficientemente poderoso como para permitirle al sujeto actúe en contra de
sus instintos (estár dispuesto a morir y cooperar con su propia muerte de
manera temprana). Aquellos que experimentan conflicto entre el deseo de
morir y el dolor físico tienden a valorar su instinto y desarrollar con mayor
importancia el deseo del suicidio. La base de este postulado radica en que la
exposición continua a eventos dolorosos o terribles (propios o ajenos),
aumenta su tolerancia al dolor y reduce su miedo a la muerte.

A partir de estos constructos y sus relaciones se plantean cuatro hipótesis que


conducirán al comportamiento suicida, como se menciona en Betanzos (2014):
● La necesidad de pertenencia no lograda y la percepción de ser una carga
para otros son causas proximales de la ideación suicida pasiva.
● La presencia simultánea de la necesidad de pertenencia no lograda y la
percepción de ser una carga para otros, junto con desesperanza, son
causales de ideación suicida activa.
● La presencia simultánea de deseo suicida y ausencia de miedo a morir es la
condición para que el deseo suicida se convierta en intento suicida.
● La conducta suicida grave (intentos letales) es más probable que ocurra en el
contexto en el que la persona tiene una necesidad de pertenencia no lograda,
la percepción de ser una carga para otros (con desesperanza hacia ambas
condiciones), bajo temor a la muerte y alta tolerancia al dolor (que se
convierte en capacidad adquirida para el suicidio).

3. Epidemiología

Cada sociedad tiene en determinados momentos de su historia una tendencia


más o menos intensa al suicidio; en determinadas épocas, su frecuencia varía poco.
Las caracteristicas sociales influyen en la tasa de suicidio, que puede ser similar en
países con un entorno sociocultural-económico parecido. Asimismo, se considera
que el suicidio es un problematica compleja en la que intervienen factores
psicológicos, sociales, biológicos, culturales y ambientales (Meleón y Meleón, 2022;
Cuesta-Revé, 2017).

En la actualidad, el suicidio es consiederado una problematica mundial de


caracter social y de salud ya que ésta se presenta con mayor frecuencia en las cifras
de defunción La incidencia de suicidios subestimada en muchas ocasiones, se
obtiene a partir de datos procedentes de los certificados de defunción y de las
investigaciones judiciales. Por lo cual, se considera que ell número de intentos de
suicidio podría ser entre diez y treinta veces la cifra de suicidios consumados
(Jiménez y Cardial, 2013; Meleón y Meleón, 2022). El tercer informe regional sobre
la mortalidad por suicidio, publicado en marzo de 2021, indicó que este problema
sigue siendo una prioridad de salud pública en la Región de las Américas
(Organización Panamericana de la Salud,[OPS]2021)
Dávila y Pardo (2020), señalan que específicamente para el caso de la
población mexicana, la mortalidad por suicidios ha aumentado de manera sostenida
desde hace más de 40 años , puesto que la tasa pasó de 1,13 suicidios en 1970 a
5,31 suicidios en 2017. Este incremento se presentó principalmente en jóvenes 8,9.
Asimismo, mencionan que el suicidio es la tercera causa de muerte en el grupo de
edad de 15-29 años, solo por detrás de los homicidios y accidentes de vehículo
automotor; entre los 10 y 19 años de edad, es la primera causa de muerte para
mujeres y la tercera para hombres.
De acuerdo con los datos anteriores, Borges, Garcia y Borsani (2016)
coinciden al afirmar que en México en el periodo de 2000 y 2012, la tasa de suicidios
aumentó 17,1%, notando un incremento en las mujeres, pasando de 1,7 a 58,3.
Asimismo, observaron que el suicidio fue la tercera causa de muerte en los jóvenes
entre 15 y 19 años de ambos sexos, y la cuarta en el grupo etario de 20 a 29 años.

Respecto a los metos de suicidio, en el analisis realizado por Borges, García


y Borsani (2016) reveló que el ahorcamiento representó el 79,9% de todos los
suicidios, seguido por el suicidio por armas de fuego, con 9,6%. En las mujeres, el
ahorcamiento representó el 71,8% de todas las muertes por suicidio y, en segundo
lugar, el envenenamiento, 18,7%. Mientras que en los resultados obtenidos por
Dávila y Pardo (2020) exponen que las mujeres realizan más intentos de suicidio,
pero este es finalmente concretado más en hombres; esto se conoce como la
“paradoja del género” del suicidio. De acuerdo con lo anterior, los autores explican
que los causantes de la divergencia en la mortalidad por suicidio entre los sexos, se
explica debido a los métodos socialmente aceptables de lidiar con el estrés y los
conflictos, por lo cual los hombres tienden a recurrir a métodos violentos y letales

4. Factores de riesgo suicida

Los factores de riesgo son aquellos factores ambientales, situacionales y


demográficos relacionados con la ideación suicida sin plan suicida o ideación suicida
con plan suicida. Un mejor conocimiento de los factores asociados con la ideación
suicida puede llevar a una mejor detección y reconocimiento temprano de los
pacientes potencialmente suicidas, y, de esta manera, iniciar medidas de prevención
de conducta suicida. (Castro-Díaz et. al, 2014)
Estos factores suelen actuar de forma acumulativa para aumentar la
vulnerabilidad a la conducta suicida; aunque la relación entre el suicidio y los
trastornos mentales está bien establecida, muchos suicidios también pueden
producirse de forma impulsiva en momentos de crisis. (Organización Panamericana
de la Salud [OPS], 2021)
Castañeda (2016) nos menciona que para la población universitaria son
relevantes los factores de riesgo como: factores personales-familiares que pueden
incluir trastornos mentales, dificultades económicas y disfunciones del núcleo
familiar; los factores sociales como ideas de fracaso y situaciones estresantes; y los
factores de riesgo académicos, estos son importantes de identificar para poder
obtener una mayor comprensión de la dimensión del estudiante y su contexto
socio-escolar.

En la investigación realizada en 2019 dirigida por Gómez Tabares se encontró


que al analizar los factores de riesgo dentro de grupos de estudiantes universitarios
en Colombia, los antecedentes de trastorno mental e intento de suicidio en la familia,
intentos de suicidio previos, depresión, desesperanza e impulsividad presentaron
promedios significativamente más altos dentro de la “Escala de riesgo suicida de
Plutchik”, “Escala de desesperanza de Beck”, “Inventario de depresión de Beck” y la
“Escala de impulsividad de Barratt, versión 11”.

Se encontraron resultados similares en la investigación dirigida por


Antón-San-Martín (2013) donde se utilizó como instrumento principal la “Autopsia
clínica” al entrevistar a las familias de las personas fallecidas por suicidio; los
factores con mayor relevancia fueron la presencia de una enfermedad crónica, las
tentativas de suicidios previas, los antecedentes familiares de suicidio, la
agregación familiar de enfermedad mental y una separación temprana materna y/o
paterna.

5. Causas de suicidio

Los comportamientos suicidas son más comunes bajo ciertas circunstancias


debido a factores culturales, genéticos, psicosociales y ambientales. Los factores
generales de riesgo son: bajo nivel socioeconómico y educativo; pérdida de empleo;
tensión social; problemas con el funcionamiento de la familia, las relaciones sociales
y los sistemas de apoyo; traumas, tales como abuso físico y sexual; pérdidas
personales; trastornos mentales (depresión, trastornos de la personalidad,
esquizofrenia, alcoholismo y abuso de sustancias, entre otros); sentimientos de falta
de valor o desesperanza; problemas de discriminación por orientación sexual;
comportamientos idiosincrásicos (tales como estilo cognitivo y constelación de la
personalidad); problemas de juicio, falta de control de los impulsos y
comportamientos autodestructivos; poca capacidad para enfrentar problemas;
enfermedad física y dolor crónico: exposición al suicidio de otras personas; acceso
a medios para hacerse daño; acontecimientos destructivos y violentos (tales
como guerras o desastres catastróficos (Amarilla et al., 2018 y Benítez 2021).

Los factores de riesgo psicosocial asociados a la conducta suicida, se ha encontrado


que los antecedentes de intentos de suicidio en la familia, el consumo abusivo de
alcohol, estrés psicosocial, la homofobia interiorizada, prácticas parentales
disfuncionales, tales como la imposición, el control psicológico y comportamental, la
presencia de trastornos mentales, entre ellos, cuadros clínicos de depresión,
ansiedad, abuso o dependencia de sustancias psicoactivas son considerados
predictores importante del riesgo suicida en población de adolescentes y jóvenes
(Pérez. 2016).

El estudio realizado por Wilcox et al. (2010 citado por Caballo et al., 2019) ha
mostrado que los jóvenes universitarios se encuentran expuestos a diversos factores
de riesgo asociados a entornos y situaciones de estrés psicosocial y académico,
ausencia o lejanía de redes de apoyo familiar y social y conflictos familiares que
muchas veces resultan en el abandono del hogar. El ingreso a la universidad es un
acontecimiento estresante que implica asumir cambios significativos, además de
alteraciones en las redes de apoyo, lo cual podría aumentar el riesgo para que los
estudiantes universitarios generen sintomatología clínica.

6. Grupos de riesgo

En 2021 sucedieron 8 351 fallecimientos por lesiones auto infligidas en México, lo


que representa una tasa de suicidio de 6.5 por cada 100 mil habitantes. Los
hombres de 15 a 29 años son el grupo con más riesgo, ya que ocurren 16.2
suicidios por cada 100 mil hombres entre estas edades. El suicidio en personas de
15 a 29 años constituye la cuarta causa de muerte. (INEGI 2022).

Los universitarios en México con una edad promedio de 19,8 años, el 5,5% de los
hombres y el 5,4% de las mujeres informaron presencia de ideación suicida. En los
hombres se observó un mayor número de variables correlacionadas que en las
mujeres. Las variables relacionadas con ideación suicida fueron un estado
emocional negativo, una perspectiva de futuro negativa. (Rosales et al., 2013).

Un estudio realizado en la Universidad Autónoma Metropolitana, Cd de México. Se


encontró que los estudiantes de medicina mostraron prevalencias más altas de
sintomatología para ansiedad, depresión y conducta suicida que la población
universitaria general y que los de cualquier otra carrera. Los del último grado
tuvieron prevalencias más altas de síntomas relacionados con los tres trastornos
que los del primer grado. Esto, sugiere que la formación médica incluye
particularidades que hacen más vulnerables a sus alumnos, éstas pueden tratarse
en lo concreto, de las exigencias o cargas académicas que caracterizan a esta
profesión. Los alumnos del último curso pueden estar expresando un efecto
acumulativo de las exigencias a las que han estado expuestos por más tiempo que
los alumnos del primer grado. (Granados et al., 2020).

La mayor parte de las instituciones educativas de Medicina del mundo, el nivel de


exigencia para el aprendizaje de conocimientos extensos y el dominio de técnicas de
diagnóstico y tratamiento médico-quirúrgico hacen que los estudiantes de Medicina
estén expuestos a niveles de ansiedad y estrés que pudieran ser superiores a los
observados en otras disciplinas. Los estudiantes de Medicina se enfrentan a
horarios de clase partidos, evaluaciones complicadas, alto nivel de competitividad,
carga excesiva de trabajo, pocas horas de sueño e incertidumbre sobre la aplicación
de sus conocimientos teóricos en situaciones reales y sobre sus logros a futuro.
(Amarilla, et al., 2018).

7.Factores protectores

Los factores protectores del suicidio entre los jóvenes, tienen resultados más
positivos con la psicoeducación, que ayuda a disipar mitos, informa y capacita para
identificar conductas de riesgo suicida; también la estimulación, entrenamiento y la
capacitación a los jóvenes para aprender o desarrollarse a sí mismos, como serias
el autocontrol, la confianza en uno mismo, el amor propio, la resiliencia, etc., que
ayudan a mantener la esperanza, la felicidad, que permiten experimentar la
autorregulación y alcanzar un estado de equilibrio; son acciones necesarias para
conservar la vida.(Antón-SanMartín, et al.,2013).
Los factores protectores reducen la probabilidad de desarrollar un trastorno mental
al reducir la exposición de una persona al riesgo o al reducir el impacto de un factor
de riesgo al suicidio y son:

7.1 Individuales

Según el Grupo de Trabajo de revisión de la Guía de Práctica Clínica del SNS


(2020), pueden dividir en dos grupos

Personales:

● habilidad en la resolución de conflictos o problemas


● tener confianza en uno mismo
● habilidad para las relaciones sociales e interpersonales
● presentar flexibilidad cognitiva
● tener hijos, más concretamente en las mujeres

7.1 Sociales o medioambientales

● apoyo familiar y social, no sólo la existencia del apovo sino su


● fuerza y calidad
● integración social
● adoptar valores culturales y tradicionales.
● poseer creencias y prácticas religiosas espiritualidad o valores positivos
● tratamiento integral, permanente y a largo plazo en pacientes com trastornos
mentales con enfermedad física o con abuso de alcohol

También se refiere a los factores que protegen y reducen la probabilidad de ciertas


conductas suicidas, que deben ser introducidas desde la infancia y adolescencia,
preferentemente por los familiares o cuidadores cercanos. Estos incluyen: relaciones
familiares óptimas, amigos, apoyo familiar o personas específicas, manejo de
habilidades sociales, confianza en sí mismo, autoestima, aceptación, participación
en deportes y organizaciones religiosas, tolerancia a la frustración, sentido de la
vida, buenas influencias ambientales, además brindar estímulos afectivos de
calidad. (Suárez-Colorado, 2012).

8. Factores precipitantes
Los factores predisponentes y precipitantes de la conducta suicida en pacientes
atendidos se pueden determinar de manera específica, al determinar el
comportamiento de las variables sociodemográficas edad, sexo, color de la piel,
estado civil, escolaridad y ocupación; identificar las áreas de conflicto relacionadas
con el intento; determinar métodos autoquíricos empleados y precisar el diagnóstico
psiquiátrico de los pacientes estudiados. (Corona, et al., 2016)

Conforme, el Grupo de Trabajo de revisión de la Guía de Práctica Clínica del SNS


(2020), describe que, ciertos eventos de la vida, que son vitales estresantes que
afecten a factores psicológicos individuales o el fácil acceso a medios o métodos de
conductas suicidas, pueden actuar como factores facilitadores del suicidio. Las
personas con algún trastorno mental o presenten ciertos factores de riesgo, que
puedan experimentar pensamientos o comportamientos suicidas después de
eventos como humillación (en adolescentes), estrés interpersonal (adolescentes y
adultos) y aislamiento social (generalmente en adultos mayores y adolescentes).

Finalmente, encontramos que estos factores son observados con mayor frecuencia
en las manifestaciones psicopatológicas asociadas al riesgo de suicidio fueron:
trastorno depresivo mayor, trastorno bipolar, esquizofrenia y trastorno de
personalidad, y en la mayoría de los casos las personas intentaron mostrando
múltiples advertencias. signos que pueden indicar conducta suicida (Vargas,
Saavedra, 2012).

9.Signos de alarma

El suicidio es una urgencia vital, no solo en la pérdida de salud de la persona, sino


también de debilitamiento en las redes afectivas y sociales. En la toma de
decisiones de una persona que se implica en una conducta suicida, hay tres
componentes básicos: 1.- Nivel emocional, un sufrimiento intenso; 2.-Nivel
conductual, carencia de recursos psicológicos para hacerle frente 3.- Nivel
cognitivo,una desesperanza hacia el futuro, la muerte es la única salida (Echeburúa,
2015)
Del Campo et al., 2013, explica que otros factores tales como la falta de
interés en actividades cotidianas, alteración en el rendimiento académico,
comportamiento inadecuado, ausencias inexplicadas, uso de sustancias
psicoactivas, violencia, cambios de conductas alimentarias, descuido de higiene y
presentación personal, dificultad para concentrarse, alteración en el patrón de
sueño, regalar o tirar pertenencias personales, platica constante acerca de la muerte
e intentos de suicidio, son algunas de las señales de alarma que puede presentar
una persona, cualquier tipo de cambio repentino que afecte el desempeño.

En este sentido, Escobar-Córdoba, Quijano-Serrano & Calvo-Gómez (2017)


expresa que las alteraciones en el patrón de sueño tienen un gran impacto en
suicidó ya que,se ha considerado que el insomnio es el predictor más potente de
intentos de suicidio letales que la existencia misma de un plan específico para
cometer suicidio. De esta manera, concluyen que es de suma importancia para los
médicos de detectar y evaluar con detenimiento el insomnio como un signo de
alarma y factor de riesgo para suicidio, sin importar, el motivo de consulta de los
pacientes.

Los signos de alarmas suelen variantes, el suicidio en las edades medias de


la vida. Los desencadenantes a la tentativa del suicidio en adolescentes y jóvenes
son: consumo de alcohol y drogas, aparición de una depresión o de un brote
psicótico, un entorno familiar y social deteriorado, fracaso escolar. A su vez, las
personas adultas experimentan la sensación de fracaso personal, laboral y familiar.
En las personas ancianas, el suicidio suele ser más frecuente si están solos,
deprimidos y con enfermedades incapacitantes, realizan menos intentos del suicidio
que los jóvenes, pero sus métodos más efectivos al intentarlo, los llevan a una
muerte segura (Värnik, 2012).

Otro signo de alarma de gran relevancia, son los relacionados con los
trastornos, Echeburúa et al. (2014) expone que los trastornos adictivos como el
alcoholismo, dependencia de drogas y el juego patológico, tienen un riesgo alto del
suicidio. Asimismo, los pacientes suelen presentar una depresión secundaria,
asociada a la falta de solución de alguna situación, deterioro psicosocial, deterioro
físico, que las perciben como insuperables

En este sentido, también se ha demostrado que los trastornos psicóticos, el


25%-50% de pacientes con esquizofrenia, condicionados por alucinaciones, ideas
delirantes, pueden intentar suicidarse alguna vez en su vida con métodos más
violentos, como autopuñalamiento varias veces, no avisan que lo harán, solo actúan.
En ellos se da el suicidio impulsivo, que surge de forma espontánea. En los jóvenes
hombres el riesgo de que esto suceda es mayor en la primera etapa de la
enfermedad. Sin embargo, al ser un trastorno poco frecuente en la población
general, no contribuye de forma importante a la tasa de suicidio global (Popovic et
al.,2014)

10. Prevención del suicidio

El suicidio es un problema de salud pública, aproximadamente 700,000 personas se


suicidan al año en el mundo, es decir, una persona cada 40 segundos. Es la cuarta
causa de muerte en jóvenes entre los 15 y 29 años. Este problema, igual que
disminuye, aumenta a tal grado que se espera que en 2029 sea la segunda causa
de muerte juvenil en el mundo. Cada caso de suicidio es alarmante, esto no solo
afecta al individuo sino también a las familias y comunidad (Garrido-Fabián et al,
2018).

Ayuso-Mateos et al. (2012), mencionan que muchas personas pueden estar


afectadas a lo largo de su vida por sucesos adversos, enfermedades crónicas
dolorosas, trastornos mentales o situaciones de soledad. Muchas personas que
llevan a cabo una conducta suicida no quieren morirse (de hecho, son muchas más
las tentativas suicidas que los suicidios consumados), lo único que quieren es dejar
de sufrir y por eso pueden estar contentos de no haber muerto una vez que el
sufrimiento se ha controlado. (Echeburúa, 2015)

El día mundial para la prevención del suicidio, se celebra el 10 de septiembre, es


organizado por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio. Este
evento tiene la finalidad de demostrar que el suicidio si es capaz de prevenirse.
(World Health Organization [WHO], 2014).

Es de vital importancia aprender a identificar las señales de alerta: presencia de


pensamientos o planes de autolesión, alteraciones emocionales graves
desesperanza, agitación o extrema violencia, conducta poco comunicativa,
aislamiento social (Gabilondo, 2020). Para la prevención del suicidio se han
implementado programas, redes de apoyo, capacitaciones a profesionales de la
salud y de seguridad, difusión de información, líneas de ayuda las 24 horas del día.
La prevención también se puede fortalecer fomentando factores de protección como
relaciones personales sólidas, un sistema de creencias personales y estrategias de
afrontamiento positivas. (WHO, 2014).

10.1 Tipos de prevención

Bustamante y Florenzano (2013), mencionan que el suicidio se ha


transformado en un problema social y de salud pública en nuestro país, por lo cual
debe ser analizado como un fenómeno multidimensional que requiere de
estrategias que reviertan o disminuyan su incidencia. Gabilondo (2020) explica que
para poder prevenir el suicidio en forma efectiva, se requiere implementar prácticas
basadas en la evidencia, las cuales se clasifican en tres niveles:
a) Nivel universal:Afecta a toda la población, independientemente del riesgo de
suicidio que pudiera tener cada persona. Las intervenciones incluidas en este nivel
son: limitación de acceso a medios letales, campañas de sensibilización e
información, formación de profesionales de los medios, políticas para reducir el
consumo de alcohol.
b) Nivel selectivo: Se dirige a colectivos con ciertas características
sociodemográficas, biológicas o psicológicas que incrementan el riesgo de suicidio.
Las medidas de prevención estan enfocadas en la creación de programas
descolares de educación sobre salud mental y suicidio, formación de agentes
sociales, líneas telefónicas de ayuda para personas en situación de crisis suicida,
programas de prevención en el ámbito laboral (profesiones de riesgo), y programas
de prevención en prisiones.
c) Nivel indicado: Se dirige a individuos concretos altamente vulnerables por
presentar ciertos síntomas-signos de riesgo suicida o una enfermedad altamente
asociada. Las medidas son desde brindar apoyo profesional y proveedores de
atención primaria, capacitar a familiares o personas cuidadoras de las personas que
estén en alto riesgo y promover programas de intervención y apoyo basado en
información y comunicación.

Sin embargo, la prevención universal es el tipo de programa más aplicado y efectivo


en este ámbito de adolescentes y adultos y las estrategias de intervención que
componen los programas son la educación, el entrenamiento de guardianes y de
pares. Además del entrenamiento de habilidades, de afrontamiento, de resolución de
problemas y de comunicación, protegen del suicidó a los estudiantes (Val, et, al
2021).

10.2 Factores de éxito en programas de prevención del suicidio

López (2012) comenta sobre la relevancia que tiene establecer medidas adecuadas
para el impacto de los distintos programas de intervención sobre el suicidio. Para
aumentar las posibilidades de éxito es necesario que estos permitan establecer
cambios directos sobre el fenómeno de manera clara y económica. Las reacciones
anormales relacionadas al consumo de fármacos y condiciones culturales son
importantes en el desarrollo de programas de prevención suicida; sin embargo las
condiciones sociohistóricas no suelen ser relevantes y los momentos de crisis o
reducción de estresores pueden relacionarse de diferentes maneras con los
resultados del programa implementado.

Se requiere de la participación coordinada y articulada de diferentes áreas como la


familia, el gobierno con el apoyo de la Secretarías de salud, de educación, de
recreación y cultura, junto con otras instituciones en un trabajo conjunto. Dentro de
esta unión para implementar los programas, es de resaltar el papel de la escuela
como formadora, como campo de información y formación, así como contexto
apropiado y facilitador para la realización de las intervenciones. (Piedrahita, 2012)

Resumen

El objetivo de este estudio fue revisar sistemáticamente la literatura especializada


para analizar 237 artículos. Tras una búsqueda exhaustiva en Google Académico,
Scielo y Redalyc, se seleccionaron los 82 artículos que incluían definiciones del
suicidio en diferentes enfoques, riesgos, señales de alarma, factores de riesgo,
causas, tipos de prevención y el abordaje terapéutico, además de resultar relevantes
según los criterios previamente establecidos a partir del análisis de los resúmenes.
Se describieron las características de los instrumentos más frecuentemente
empleados y la evidencia psicológica utilizada en su validación. Los resultados
permiten concluir que los aspectos sociales y emocionales apenas se toman en
cuenta para establecer diferentes tipos de terapias psicológicas, así como describir
otras limitaciones. Para la mejora de las medidas de prevención, se sugiere el uso
de modelos psicométricos avanzados acompañados de estrategias de validación
que tomen en consideración los conocimientos psicológicos sobre la conducta
suicida.
Palabras clave: conducta suicida, estudiantes, terapia psicológica, prevención.

MÉTODO
Materiales
En una primera fase, se revisaron los artículos de un total de 237 artículos. En una
segunda fase, se seleccionaron y revisaron los artículos relevantes para el objetivo
de la investigación. Criterios de inclusión y exclusión. Se seleccionaron estudios
publicados en español en los últimos 10 años, con objeto de ofrecer la evidencia
más actual al respecto. Se incluyeron estudios cuantitativos y cualitativos.

Procedimiento
En la primera fase, se revisaron los estudios procedentes de las bases de datos de
Google Académico. La primera muestra de resúmenes fue descargada el 9 de
octubre, la cual, se conformó de manera deductiva mediante el uso de palabras
clave con los siguientes términos “suicidio”, “prevención”, “conducta suicida”, “ideas
suicidas”, “tratamiento psicológico”. Tras el análisis de los resúmenes, a partir del
que se construyeron inductivamente sistemas ad hoc de categorías exhaustivas y
mutuamente excluyentes, se llevó a cabo la selección de los artículos relevantes
para nuestro objetivo.

Análisis de la información/Resultados

Se identificaron 237 artículos, de los cuales 82 fueron incluidos en la revisión


sistemática. Se identificó que el 59.76% de los estudios incluidos se desarrollaron
con población Latinoamericana, siendo el 28.05% población mexicana; el 81.71% se
publicaron durante el periodo de 2012 a 2019 , es decir que el estudio sobre
conductas suicidas ha disminuido durante los últimos años; se observó que
solamente 39 estudios (47.56%) fueron dirigidos por especialistas en el área de
salud mental.

Tabla 1.
Procedencia de los estudios

No. de
Paises
artículos
América 4
Brasil 1
Chile 5
Colombia 12
Cuba 4
España 22
Estados Unidos 4
Estonia 1
Irlanda 1
México 23
Perú 4
Portugal 1

En la Tabla 1 se presentan las frecuencias de los estudios, es decir, la cantidad de


estudios preseleccionados por país. Como se observa, México presenta mayor
publicación de estudios en idioma español relacionados con el tratamiento para
casos de intento de suicidio en adultos jóvenes

De los estudios revisados, solamente el 4.5% de ellos plantearon propuestas,


modelos o estrategias de intervención frente al suicidio: a) un modelo de
intervención en crisis basado en el interaccionismo simbólico, en el cual se
identificaron dos tipos de impulsos frente al suicidio, estos a su vez se dividen en
dos subtipos respectivamente, los cuales fueron utilizados como base para
establecer estrategias de intervención
Tabla 2.
Frecuencia de los profesionales
Profesionales No. de autores
Médicos 15
Investigadores 7
Psiquiatras 12
Psicólogos 29
Estudiantes residentes 4
Organizaciones 5

Discusión
El objetivo del presente estudio fue sintetizar los hallazgos acerca de la terápia
psicológica para la prevención del suicidio, este propósito resulta pertinente en la
medida en que el suicidio es catalogado como un problema de salud pública a nivel
nacimientol e internacional.

Dentro de las terapias tenemos a la terapia familiar, que centra su actuación en las
relaciones familiares, considerando que si uno de sus miembros presenta un
problema, el resto participa de alguna forma en su génesis, mantenimiento y
resolución.

El objetivo fundamental de la intervención familiar es reducir la angustia psicológica


y disminuir las emociones que expresan (hostilidad, críticas y sobreprotección) entre
los miembros de la familia. Se menciona en el Grupo de Trabajo de revisión de la
Guía de Práctica Clínica del SNS (2020), que durante una intervención experimental,
que consistió en una sesión de evaluación y cuatro sesiones de tratamiento en el
domicilio del paciente. En este no se encontró evidencia suficiente para determinar
si existe una diferencia significativa entre ambas formas de tratamiento en la
prevención de la repetición de la conducta suicida y en la reducción de la ideación.

Mientras que la psicodinámica, donde se encontró escasa información sobre su


efectividad, como se menciona en el Grupo de Trabajo de revisión de la Guía de
Práctica Clínica del SNS (2020), donde, aunque se nombre que podría ser efectiva
para reducir el comportamiento suicida en pacientes con TLP y alcoholismo;
comparando con el cuidado institucional y el tratamiento habitual. Se recalca que no
existe evidencia concluyente sobre la efectividad de la terapia familiar y la terapia
psicodinámica para el comportamiento suicida. Como se muestra en los pacientes
con TLP internados, que en combinación con la terapia cognitiva-conductual (en un
formato de grupo de 18 semanas) no obtuvo mejores resultados a comparación con
el tratamiento ambulatorio habitual.

En tanto, la terapia de resolución de problemas, se encarga de brindar herramientas


para retomar el control de la vida de las personas mediante un proceso a través del
cual una persona identifica medios efectivos de enfrentarse con los problemas que
se encuentran en la vida diaria al igual que regula su toma de decisiones. Por estas
razones se plantea una posibilidad media de éxito si se toma de forma aislada, se
recomienda acompañar de otro tipo de terapia psicológica. Está, aunque es
beneficiosa para generar las habilidades del paciente, esta no es suficiente y se
tiene que acompañar con la terapia conductivo-conductual, pero que por sí sola, no
es efectiva para la disminución de pensamientos suicidas.

Mientras tanto, la terapia interpersonal, tiene más conocimiento de los pensamientos


suicidas, partiendo de la planifica a través de psicoterapia individual, entrenamiento
de habilidades y entre reuniones y sesiones grupales y debido a la “La teoría
interpersonal psicológica del suicidio de Thomas Joiner”, por lo cual esta ha logrado
mejoras en los paciente, como se menciona en el Grupo de Trabajo de revisión de la
Guía de Práctica Clínica del SNS (2020), donde la terapia es útil en pacientes
mayores de 60 años con depresión y pensamientos o comportamientos suicidas,
también, en adultos después de una intoxicación por mediación voluntaria, para
mejora la depresión y reducir las autolesiones.

Aun que la terapia intrepersonal, tuvo buenos resultados en adultos y adolescentes


con riesgo de suicidio, la evidencia clínica disponible sobre la disminucion de las
tasas de suicidio parece insuficiente.

En tanto a la terapia dialéctica-conductual, se a visto un mejor desempeño, debido a


la prevalencia que se presentan el casos de suicidio y trantornos mentales, se ha
recolectado evidencia científica que respalda la eficacia de la TDC. Si bien, esta terapia
fue desarrollado específicamente para el tratamiento de pacientes con diagnóstico de
trastorno límite de la personalidad, también ha demostrado ser efectiva al tratar otras
problemas relacionados con el suicidio ya que que ha reducido las conductas
autolesivas, ideación suicida, hospitalizaciones, visitas a servicio de emergencia y a
favor del aumento de la adherencia al tratamiento. Además, de ser aplicable a otras
comorbilidades psiquiátricas tales como trastorno de conducta alimentaria, trastorno por
estrés postraumático y abuso de sustancia

Por último, la terapia cognitivo conductual, es la más eficiente, debido a las


estrategias que se le brinda al paciente desde un enfoque que favorece para
desarrollar habilidades para identificar los problemas y disminuir el malestar de
estos. Este tiene mayor eficacia porque se centra en el problema y tiene como
objetivo obtener resultados a corto plazo a través de modificaciones cognitivas y
conductuales.
Además que este tipo de terapia, se ve favorecida con la comparación de otras
terapias, como son la psicodinámica, terapia familiar, de resolución de problemas o
la interpersonal. Por lo cual, se considera que la terapia cognitivo-conductual es la
mas eficiente y eficaz para el tratamiento de conductas y pensamiento suicidas, que
puede tener un adulto joven que está cursando por la universidad.

Conclusiones
Aunque a lo largo de esta investigación, se mencionan las evidencias y la
recopilación entrada de los últimos años de las diferentes ramas de la psicología
para atender las conductas y pensamiento suicidas, se han recomendado que las
diversas guías de práctica clínica puede contener un grado variable de discrepancia,
por lo que sus recomendaciones el deben tomarse con cautela y matizarlas con la
experiencia clínica personal.
Además de tener un amplio conocimiento de estas, debido a que cada paciente y
situación es diferente, por lo cual se recomienda la constante actualización,
adecuación y capacidad de ser consciente de las alternativas de los recursos que
podemos utilizar como terapeutas.
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