Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Engañoso es el corazón mas que todas las cosas, y perverso; ¿Quien lo conocerá?
Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno
según su camino, según el fruto de sus obras.
Jeremías 17: 9, 10
No, nuestro corazón no nos salvará. Necesitamos ser salvados de nuestro corazón.
Y si eso no fuera lo bastante malo, ademas es engañoso sobre todas las cosas.
Nunca parece malo, como realmente es. Tiene un poder asombroso para disfrazarse
y parecer bueno y lleno de esperanza y justo, incluso admirable. Eso es lo que lo
hace engañoso.
Dios conoce mi corazón es una expresión muy usada por las personas, y aunque
sabemos que así lo respalda la biblia, en salmos 44: 21 dice que Dios conoce los
secretos de nuestro corazón.
Dios conoce mi corazón. Por lo general esta expresión es usada para justificarnos,
pero la realidad es que es todo lo contrario a lo que se quiere decir. Lo cierto es que
aunque nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras intenciones son las
de obedecer a Dios, la realidad es que no le obedecemos. Nos proponemos a hacer
lo que Dios nos pide pero no lo hacemos, de hecho hacemos todo lo contrario. Y
cuando somos confrontados y señalados por nuestras acciones incorrectas,
utilizamos esta expresión para justificarnos o para justificar a otros.
El problema de que nuestras obras o acciones no concuerden con las buenas
intenciones que poseemos en nuestro corazón, nos auto engañamos pensando que
Dios se agrada de nosotros porque tenemos buenas deseos de obedecer su palabra y
le amamos con todo nuestro corazón.
Jeremías le advirtió al pueblo de Israel y nos advierte a nosotros por la palabra, de
que el corazón es engañoso y perverso, y Dios lo conoce. Jeremías 17:9-10 Pero
mismo Dios nos advierte, que dará a cada uno no por las buenas intenciones que
posee en su corazón, sino por el fruto de sus obras. Dios no nos juzgará por las
buenas intenciones o deseos que tengamos sino por las obras, acciones que
hayamos hecho en nuestra vida.
Los judíos sabían que eran el pueblo de Dios y guardaban la ley de Moisés y los
profetas, sin embargo en Hechos 7:51, Esteban los acusa de ser duros de cerviz e
incircuncisos de corazón. En su corazón no tenían la disposición de obedecer a
Dios.
2. Las buenas intenciones no nos justifican si no obramos de acuerdo a la palabra de
Dios.
Dios nos va a juzgar por las obras que hagamos, por las acciones que llevemos
acabo conforme a su voluntad.
Dios espera que cuando conocemos sus mandamientos los obedezcamos, no se
agrada que tengamos buenos deseos pero siempre le desobedezcamos. Puede ser
que nuestro corazón nos engañe o intente engañarnos, pero si somos obedientes
estamos bien con Dios. 1 Juan 3:19-22
Muchos creen en su corazón que aman a Dios, pero Dios no ve el amor de esa
manera, para Dios le demostramos que le amamos cuando obedecemos sus
mandamientos. 1 Juan 5:3
Tanto se engaña las personas, que muchos piensan que están bien con Dios cuando
son desobedientes, parecieran que no conocieran a Dios. 1 Juan 2:3
Muchos dicen conocer a Dios, pero con sus obras lo niegan. Tito 1:16
Vamos a ser juzgados no por nuestros buenos sentimientos o intenciones sino por
las obras que hemos hecho en obediencia a la palabra de Dios. Romanos 2:5-8
Por nuestras obras seremos juzgados. 2 Corintios 5:10
Y no solo eso, sino que nuestras obras dicen, hablan de lo que somos, de lo que
realmente hay en nuestro corazón. Amor y obediencia a Dios o engaño y
desobediencia. Un cristiano dará buenos frutos no malos frutos. Hablando de los
malos profetas Jesús enseño que por los frutos podemos saber quiénes son. Mateo
7:15-20
¿Nos bastará con tener fe? No.
Son necesarias las obras. Santiago 2:14
Nuestra buena conducta, habla de nuestro corazón. Santiago 3:13
Como podemos decir que agradamos a Dios, si nuestras obras no son luz sino
tinieblas. Mateo 5:16
Conclusión:
Cuidado con esa expresión: “Dios conoce mi corazón”
El Señor afirma que el corazón es la fuente de todas las malas acciones del
hombre. Por tal motivo, debemos prestarle mucha atención a lo que dejamos nacer
en nuestro corazón.
¿Cómo limpiamos nuestro perverso corazón? Debemos limpiarlo diariamente con
la Palabra de Dios. La Palabra es esa agua que limpia y purifica todas nuestras
imperfecciones.
Si nos conformamos con tener buenas intenciones, buenos sentimientos hacia Dios
y no tenemos obras, frutos dignos del reino, debemos entender que estamos
desagradando a Dios.
Dios nos perdona cuando nos arrepentimos, ¿Pero cómo podemos arrepentirnos si
pensamos que estamos bien con Dios por nuestras buenas intenciones pero no por
nuestras buenas obras?
Nuestro corazón, nuestro pensamiento nos puede engañar, las obras dicen lo que
somos.