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Another
Volumen 1

Yukito Ayatsuji

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~A mi querido R.M.~

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ÍNDICE
Introducción ...................................................................................................................... 6
Abril ............................................................................................................................... 10
Mayo (I) .......................................................................................................................... 21
Mayo (II) ......................................................................................................................... 48
Mayo (III) ....................................................................................................................... 65
Mayo (IV) ....................................................................................................................... 79
Interludio I ...................................................................................................................... 95
Junio (I) .......................................................................................................................... 97
Junio (II) ........................................................................................................................116
Junio (III) .......................................................................................................................132
Interludio II ....................................................................................................................154
Junio (IV) .......................................................................................................................160

Original en inglés: Light Novels PDF - jnovels


Traducción a español: Akatsuki (Mi Castillo de Arena)

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Parte 1
¿Qué? ¿Por qué?

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Introducción
… ¿Conoces a Misaki? ¿El de tercer año de la Clase 3? ¿Oíste la historia?
¿Misaki? ¿Es el nombre de alguien?
Sep. Nadie conoce sus caracteres. Podría ser un apellido, así ni siquiera es necesariamente
una chica. De cualquier modo, Misaki Como-Sea o Como-Sea Misaki, había alguien llamado Misaki
hace 26 años.
¿26 años? Wow, eso es mucho tiempo. Para cuando estaba el último emperador.
1972. El 42º año del reinado del Emperador Emperor Hirohito1. Creo que fue el año en que
se devolvió Okinawa.
¿Okinawa se devolvió? ¿De dónde?
¿Eres estúpido? América la estuvo ocupando hasta entonces, incluso desde que se acabó la
guerra2.
Oh, por eso aun hay todas esas tumbas.
Ahora que lo pienso, los Juegos de Invierno eran en Sapporo ese año. Estoy seguro de que
también fue el Incidente del Secuestro del Monte Asama…
¿Qué secuestro en el Monte Asama 3?
¿Estás de coña? Como sea. De todos modos. El tema es que hace 26 años, allí había un
estudiante llamado Misaki en la Clase 3 del tercer año. Y entonces… ¿estás seguro de que nunca
has oído esta historia antes?

1
Hirohito (1901 - 1989) fue el 124º emperador de Japón desde 1926 hasta 1989. Al comienzo de su reinado, Japón ya
era una de las grandes potencias mundiales. Fue jefe de estado según la Constitución del Imperio de Japón durante la
expansión imperial de Japón, la militarización y la participación en la Segunda Guerra Mundial. Durante el período
de posguerra, se convirtió en el símbolo del estado de Japón bajo la constitución de posguerra y la recuperación de
Japón, y al final de su reinado, Japón emergió como la segunda economía más grande del mundo.
2
Tras la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos administró Okinawa hasta 1972, siendo una
base para el ejército estadounidense en el Pacífico Occidental hasta 1972, durante la cual Estados Unidos necesitaba
instalaciones para apoyar su guerra contra Vietnam del Norte. Desde 1972, las bases de la isla y la presencia militar
estadounidense en Japón en general existen según el Acuerdo sobre el Estatuto de las Fuerzas (SOFA) y el Tratado de
Cooperación y Seguridad Mutua entre EEUU y Japón.
3
El incidente de Asama-Sansō fue una crisis de secuestro y asedio policial en un refugio de montaña cerca de
Karuizawa en la Prefectura de Nagano, que duró del 19 al 28 de febrero de 1972. El incidente comenzó cuando cinco
miembros armados del Ejército Rojo Unido (URA), luego de una sangrienta purga que dejó a catorce miembros del
grupo, más un transeúnte, muertos, irrumpieron en un albergue de vacaciones bajo el Monte Asama, tomando a la
esposa del dueño del albergue como rehén. El 28 de febrero, la policía irrumpió en el albergue. Dos policías fueron
asesinados en el asalto, la rehén fue rescatada y los radicales de la URA fueron detenidos.

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Hmm… Espera. ¿Estás diciendo que el niño se llamaba Misaki? ¿No Masaki? Si es Ma-
saki, entonces, sep, algo oí.
¿Masaki? Huh. Quizás es así en algunas versiones. ¿De quién lo oíste?
Un compañero de mi club.
¿Qué dijo?
No sé si fue hace 26 años, pero había un estudiante de tercer llamado Masaki… Y, um…
por lo que oí, era un tío. Y algo realmente raro pasó en su clase ese año. Pero mi compañero dijo
que es secreto, y que no se puede ir divulgando por ahí. Así que dijo que no podía contarme nada
más.
¿Es así?
Sep. Dijo: “Si bromeas sobre ello, te pasarán cosas malas”. Te apuesto a que es uno de
esas cosas. “Los Siete Misterios”.
¿Eso crees?
¿Sabes cómo la música de flautín comienza a sonar en la sala de música en medio de la
noche cuando no hay nadie cerca, o cómo a veces una mano cubierta de sangre sale del estanque de
lotos en el patio de la escuela? Así que me imagino que tal vez este es el séptimo.
Escuché que los maniquíes en la sala de estar tienen latidos reales. ¡Lo hacen totalmente!
Hay una tonelada además de eso. Sé como nueve o diez de los “Siete Misterios” en esta
escuela. Pero esta historia sobre Misaki o Masaki o lo que sea que fue... No creo que sea una de
esas. La mayoría de las historias se sienten bastante diferentes del resto de los “Siete Misterios”.
¿Wow, en serio? ¿Entonces conoces los detalles?
Un poco, supongo.
¡Dime!
¿Qué, no te importa si me pasa algo malo? Eso es solo una superstición, obviamente.
Sí, probablemente tengas razón. ¡Así que dime!
En realidad, no sé si debería...
¡Venga! ¡Nunca te pediré nada más!
¿Y cuántas veces ha sido lo último que me pedirás?
Je je.
Oh, por el amor de Dios. Si te lo digo, no puedes hablar con todos tus conocidos.
No se lo diré a nadie. Lo juro.
Hmmph… De acuerdo... Impresionante.
Entonces tal vez sea Misaki o tal vez sea Masaki... Supongo que por ahora, diré que es
Misaki. Desde su primer año, este niño fue popular entre todos. Estudiante brillante, atleta
consumado, muy bueno dibujando e incluso un músico talentoso. Además de todo eso, Misaki era
hermoso. Y si era un hombre, estaba cincelado. De cualquier manera, Misaki no tenía un solo
defecto.
Eso suena un poco desagradable, ¿no te parece?
No, dicen que Misaki también tenía una gran personalidad. No es desagradable o engreído

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en absoluto. Era amable con todos y lo suficientemente casual. Es por eso que los maestros y
estudiantes y todos los demás adoraron a Misaki. Bueno, lo entiendes: Misaki era popular.
Huh… Entonces, ¿realmente existe gente así?
Así comenzó el tercer año, y Misaki entró en la Clase 3 cuando cambiaron las tareas de la
sala. Y luego, de repente, Misaki murió.
Whoa…
Todavía era el primer semestre, justo antes del decimoquinto cumpleaños de Misaki. ¿Que
pasó? ¿Fue un accidente automovilístico? ¿Misaki se enfermó? Escuché que fue un accidente aéreo.
Toda la familia de Misaki iba a Hokkaido y, de regreso, el avión se zambulló de nariz. Pero también
hay otras teorías.
...
Así que los otros niños recibieron esta horrible noticia, y fue un gran shock. Apuesto a que
era algo así... ¿Cómo pudo pasar eso? Otra gente bramaba: ¡No puede ser verdad! Y una panda de
chiquillos rompieron en llantos. El profesor de clase no tenía ni idea de qué decirles, y toda la clase
tenía esta abrumadora atmósfera… y en medio de todo eso, alguien dijo: Misaki no murió. Quiero
decir, mirad. ¿No podéis ver a Misaki aquí?

Este niño señaló al escritorio de Misaki y dijo: “Mirad, Misaki está justo aquí. ¿A dónde
más podría ir? Misaki está vivo, aquí mismo”. Después de eso, estudiante tras estudiante
chismorreaban, siguiendo al primero. “Es verdad. Misaki no murió. Misaki está vivo. Misaki
está justo ahí…”
… ¿Qué querían decir?
Nadie quería creer que una persona tan popular muriera tan de repente. No querían
aceptarlo. Es lo que creo. Pero no acabó ese día. La clase siguió así durante un tiempo.
¿Qué quieres decir?
Todos en la clase se unieron después de eso y siguieron fingiendo: “¡Hey, Misaki aun está
vivo!” Oí que incluso el profesor les seguía la corriente. “Es verdad. Tenéis razón. Misaki no murió.
En esta clase, al menos, Misaki vive como miembro de nuestra clase. A partir de ahora, necesitamos
trabajar juntos para graduarnos. Todos, juntos”… O algo así, al menos.
Es una buena historia, supongo. Pero no, da bastante grima.
Así es como acabaron pasando el resto de su vida estudiantil. Dejaron la mesa de Misaki
exactamente como había quedado, y a veces pondrían una mano encima y empezarían a hablarle a
Misaki —quien se supone que estaba sentado allí— o harían el bobo con Misaki o se irían juntos a
casa … Pero por supuesto, era todo una actuación. En la ceremonia de graduación, el director
incluso llegó a ponerle un asiento a Misaki…
Hmm. Supongo que es una buena historia.
Sep. Básicamente, es una hermosa historia con una gran fuente de material.
En realidad, hay un giro tenebroso al final.
¿Oh? ¿Cómo qué?
Al graduarse, tomaron una foto de grupo en la clase. Al día siguiente, cuando vieron la foto,
lo notaron. En esta foto de clase, escondido en una esquina, pudieron ver a Misaki, que
posiblemente no podría haber estado allí. La cara de Misaki estaba pálida, como un cadáver, y
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sonreía como el resto…

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Abril
1
La primavera llegó, cumplí 15 años, y justo después de eso, mi pulmón izquierdo colapsó.
Era el tercer día después de que dejara Tokio para venir a Yomiyama y la sanguijuela de
mis abuelos por parte de mi madre. Se suponía que debía comenzar en una escuela secundaria aquí
el día después de eso, a pesar del hecho de que era un poco tarde en el término para transferirme a
algún lado, y solo por suerte… sucedió la noche anterior.

☺☺☻☺☺
20 de abril, 1998.
Lunes, el que se supone sería mi primer día en una escuela nueva —un día para tener un
inicio fresco— acabó siendo el primer día de mi segunda hospitalización. Mi primera experiencia
había sido seis meses antes. Justo como la última vez, estaba de vuelta porque mi pulmón izquierdo
colapsó.
—Me contaron que estarás hospitalizado una semana, quizás diez días.
Mi abuela, Tamie, llegó al hospital por la mañana temprano. Cuando me dio las noticias —
y yo ya estaba sintiéndome aislado en la cama de la habitación del hospital en la que solo estaba
yo— sentí un dolor en mi pecho y un sofocante sentimiento que parecía poco probable que
disminuyera.
—El doctor dijo que probablemente no sea necesario operar, pero van a empezar un
tratamiento de drenaje. Creo que era esta tarde.
—Oh…Vale.
Unas cuantas horas después, cuando la ambulancia me trajo, el dolor sofocante en mi pecho
se sentía mucho más feroz. Tras descansar un poco, sentí como si empezara a mejorar. Pero para ser
honesto, aun estaba bastante mal. La imagen de rayos X de uno de mis pulmones —marchito en un
giro extraño—destelló en mi mente; no es lo que quería.
—Me siento terrible por ti… ¡Tan pronto como has llegado!
—Oh, uh… Lo siento, Abuela.
—Ahora en serio, no hay nada por lo que lamentarse. No puedes evitar enfermar.
Mi abuela me miró a la cara y sonrió, y las arrugas alrededor de sus ojos se profundizaron
el doble. Ella cumplía 63 este año, pero aun parecía tan alegre y fue muy amable con su nieto. Esto,
a pesar de que casi nunca habíamos hablado solos o habíamos estado tan cerca la una del otro.
—Um… ¿qué hay de Reiko? Ella no llegó tarde al trabajo, ¿no?
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—Está bien. Estaba centrada, esa chica. Ella fue a casa y luego se marchó casi a la misma
que de costumbre.
—¿Podrías decirle a Reiko que, um, lo siento por todos los problemas…?
Por la noche, de la nada, sentí los familiares síntomas. Hubo una inquietante sensación de
gorgoteo proveniente del interior de mi pecho, y ese dolor único y desgarrador, y luego la opresión.
En el momento me di cuenta de que estaba sucediendo de nuevo. Había pulsado el SOS, medio
aterrada, a Reiko, que todavía estaba despierta en la sala de estar.
Pasaron once años entre mi madre, que había muerto, y esta hermana menor de ella, lo que
la convierte en mi tía. Tan pronto como le conté lo que estaba sucediendo, llamó a una ambulancia.
Y ella incluso fue conmigo al hospital.
Gracias Reiko. Te debo tanto.
Quería proclamar mi gratitud en mi voz más alta, pero en mi condición, sentía demasiado
dolor como para pensar en hacerlo. Sin mencionar que tuve problemas para hablar con ella cara a
cara... No sé, me pongo muy nervioso.
—Te traje una muda. Si necesitas algo más, házmelo saber.
—… Gracias.
Le agradecí a mi abuela en voz ronca mientras dejaba una bolsa de papel junto a la cama. El
dolor parecía incrementarse cuando cambiaba sin prestar atención, así que ladeé mi barbilla
ligeramente hacia ella y mantuve mi cabeza sobre la almohada.
—Abuela, um… ¿qué hay de mi padre?
—No se lo he dicho aún. ¿Supones que Yosuke está en India ahora? No estoy segura de
como contactarle. Le preguntaré a Reiko esta noche.
—Vale; lo llamaré yo. Si solo me traes el móvil que dejé en mi habitación…
—Oh-ho, ¿es así?
Mi padre se llama Yosuke Sakakibara. Trabaja para una famosa universidad en Tokio
haciendo una investigación de cultura antropológica o sociológica o algo así. Se hizo profesor casi a
los cuarenta, así que debe ser un investigador muy excepcional. Aun así, no puedo evitar portar
algunas dudas sobre cómo de excepcional es como padre.
De todos modos, no vive ya en casa.
Desecha a su único hijo y deja la casa vacía mientras vuela alrededor de Japón y otros
países, haciendo ni siquiera sé qué, trabajo de campo, supongo. Gracias a eso, desde la escuela
primaria, he tenido la extraña confianza de que mi capacidad para mantener la casa, al menos, es
mejor que la de cualquiera de mis compañeros estudiantes.
Como dijo mi abuela, mi padre había ido a la India la semana anterior a trabajar. El trabajo
había surgido prácticamente sin previo aviso durante las vacaciones de primavera. Se quedaría allí y
se dedicaría a encuestas y actividades de investigación durante casi un año. Esas son las
circunstancias básicas que me llevaron a ser llevado a la casa de mis abuelos en Yomiyama sin casi
ninguna advertencia.
—Koichi, ¿estáis bien tu padre y tú? —Mi abuela preguntó.
—Sí, supongo—. Respondí. Incluso si pensaba que era duro tenerlo como padre, no es
como si lo odiase.
—¡Aun así, Yosuke es un hombre con obligaciones! —Sonaba como si estuviera hablando

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para sí—. Ha pasado tiempo desde que murió Ritsuko, y aun no se ha vuelto a casado. Y hace tanto
para ayudarnos también, que que menos que tener unas palabras de nosotros.
Ritsuko es mi madre. Hace 15 años —cuando nací— falleció a la temprana edad de 26
años. Mi padre, Yosuke, era diez años mayor que ella.
Por lo que oí, mi padre vio por primera vez a mi madre mientras estaba trabajando como
lector en su universidad, y ella era una de sus estudiantes. Se la ganó tan pronto como se
conocieron. “Trabajas rápido”, un de sus viejos amigos dijo cuando visitó nuestra casa una vez,
burlándose de mi padre. El tipo parecía borracho.
Fue duro concebir que mi padre había vivido sin ninguna mujer desde que murió mi madre.
Admito que hablo como su hijo, pero él es un talentoso investigador, e incluso aunque ha cumplido
los 51 años, es un hombre juvenil con una dulce personalidad y bastante atractivo. Tiene una buena
posición social y gana dinero decentemente, y ya que ha estado solo, no puedo creer que no sea más
popular.
¿Estaba cumpliendo una obligación por su esposa fallecida? ¿O era considerado a mis
sentimientos? Fuera como fuese, había sido bastante. Quería que se casara de nuevo y dejara de
cargar las labores domésticas a su hijo. Eso probablemente contaba como que la mitad de mis
sentimientos estaban en el asunto.

2
Un “pulmón colapsado” es, de hecho, una condición llamada “neumotórax espontáneo”.
Más conocido como “neumotórax espontáneo primario”. Es común entre hombres jóvenes con
constitución alta y delgada. La causa es desconocida, pero se dice que en la muchos casos, la fatiga
o el estrés pueden ser un detonante en una persona con un físico básico.
Justo como suena, “colapsado” significa que una parte del pulmón se rompe y el aire
escasea en la cavidad pleural4. El balance de presión es un caos, y el pulmón se desinfla como un
balón con un agujero. Se asocia con dolor de pecho y dificultad respiratoria.
Esta enfermedad… el mero pensamiento es aterrador. Hace seis meses, en octubre del año
pasado, lo experimenté por primera vez.
Al principio, empezaba con un dolor en el pecho, y se sentí como si si me moviera, de
inmediato me quedaría sin aire. Pensé que si solo esperaba merjoraría, pero al cabo de unos días, no
había mejorado en absoluto. De hecho, estaba empeorando más y más, así que le dije a mi padre
sobre ello y fuimos al hospital. Tan pronto como me hicieron los rayos X, estuvo claro que mi
pulmón izquierdo estaba bajo un neumotórax y estaba en estado inmediato de colapso. Fui
hospitalizado ese mismo día.
El jefe médico decidió darme un tratamiento llamado “drenaje pleural”.
Se me dio anestesia local; luego abrieron mi pecho con un escalpelo e insertaron un fino
tubo llamado “catéter trocar5“ en mi cavidad pleural.

4
La pleura es una membrana serosa de origen mesodérmico que recubre ambos pulmones, el mediastino,
el diafragma y la parte interna de la caja torácica.
5
Instrumento de cirugía, a modo de punzón cilíndrico, con punta de tres aristas cortantes, revestido de una cánula.

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El tratamiento continuó durante una semana completa mientras mi pulmón colapsado se
reinfló a su forma original y el orificio se selló, y luego fui liberado sin más incidentes. En ese
momento, el médico usó las palabras “recuperación completa”, pero al mismo tiempo nos dijo:
—La probabilidad de recurrencia es del cincuenta por ciento.
En aquel entonces, traté de no pensar demasiado sobre el riesgo que representaba. Todo lo
que hice fue reconocer que, vale, podría volver a sentirme así algún día. Pero nunca pensé que
enfrentaría este destino miserable tan rápido y en tan mal momento...
Para ser honesto, estaba bastante deprimido.
Después de que mi abuela se fue a casa, a primera hora de la tarde me llamaron a una sala
de tratamiento en el departamento de medicina interna, donde comenzaron el drenaje pleural, al
igual que seis meses antes. Afortunadamente, el médico jefe no fue terrible. El dolor había sido
increíble cuando me introdujeron el tubo hace seis meses, pero esta vez no estuvo nada mal. Al
igual que la última vez, si el aire escapó a través del tubo y mi pulmón se desinfló y el agujero se
cerró, estaría listo para una liberación de bienvenida. Sin embargo, me dijeron que cuando la
afección ha vuelto a aparecer una vez así, el riesgo de otra recaída es aún mayor. Si seguía
sucediendo, tendrían que considerar la cirugía. Escuchar eso me deprimió aún más.
Mi abuela vino otra vez esa tarde y me trajo mi teléfono. Pero le diría a mi padre lo que
estaba pasando por la mañana. Eso es lo que decidí. No era como si apresurarse a decirle cambiaría
algo. Mi condición no ponía en peligro mi vida, y no había necesidad de preocuparlo dejándolo
escuchar lo débil que era mi voz.
El respirador al lado de mi cama emitió un suave resoplido, el sonido del aire que succionó
de mi pecho fue expulsado a través del agua dentro de la máquina. Recordé la etiqueta de
advertencia genérica que decía “puede interferir con los dispositivos médicos” y apagué mi
teléfono. Luego, sintiéndome molesto por el dolor y la tensión familiares, miré por la ventana de mi
habitación.
Estaba en la sala de hospitalización del hospital municipal, un antiguo edificio de cinco
pisos. Mi habitación estaba en el cuarto piso. Pude ver puntos brumosos de iluminación blanca
debajo del cielo oscuro. Eran luces del pequeño pueblo de montaña donde Ritsuko, la madre que
solo conocía por las fotografías, había nacido y crecido. Yomiyama.
¿Cuántas veces he visitado este pueblo?
El pensamiento atravesó mi conciencia sin hacer nada. Solo recordaba unos pocos casos.
No recuerdo mucho de cuando era pequeño. Tal vez tres o cuatro veces en la escuela primaria. ¿Fue
esta la primera vez desde que comenzó la escuela secundaria...? O tal vez no.
Estaba pensando que tal vez no cuando mi mente se detuvo abruptamente. Un ruido
profundo se estaba acumulando de la nada: vmmmm. Se cernía sobre mí, sentía como si me
estuviera aplastando...
Inconscientemente, dejé escapar un pequeño suspiro.
El anestésico debe haber desaparecido. La incisión debajo de mi axila, donde se había
insertado el tubo, palpitaba, mezclándose con el dolor de pecho siempre presente.

3
Mi abuela vino a verme todos los días después de eso.

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El hospital está bastante lejos de casa, pensé, pero ella se reía un poco y me decía que no
había problemas desde que conducía. Aquí una abuela con la que podía contar. Aunque las cosas en
casa probablemente se estaban descuidando al menos un poco, y ella debe haber estado preocupada
por mi abuelo, Ryohei, que últimamente se había vuelto un poco senil... Me sentí terrible de todos
modos.
Gracias, Abuela. No pude evitar expresar mi profunda gratitud en mi corazón.
Los efectos del drenaje pleural iban de acuerdo con el cronograma, y en mi tercer día en el
hospital, el dolor también había disminuido. El problema que surgió entonces fue puro
aburrimiento. Aún no podía caminar por mi cuenta. Por un lado, mi cuerpo permaneció unido a una
máquina a través de un tubo. Además, tuve un goteo intravenoso dos veces al día. Fue bastante
difícil incluso ir al baño y, por supuesto, no había podido ducharme durante un par de días.
Mi habitación era un pequeño cubículo para una sola persona que incluía un pequeño
televisor que funcionaba con monedas, pero incluso si lo encendía, solo transmitían programas
aburridos en medio del día. ¿Debo rendirme y mirar de todos modos, o leer uno de los libros que me
trajo mi abuela, o escuchar música...? Así fue como pasé el tiempo que nadie hubiera llamado
relajante: en la ociosidad.
En mi sexto día en el hospital, el 25 de abril, un sábado por la tarde, Reiko vino a mi
habitación.
—Lamento no haber podido ir a verte, Koichi—. Me dijo en tono de disculpa que llegó a
casa del trabajo tarde durante la semana, no importa cuánto lo intentara, pero por supuesto, lo
entendí perfectamente. Si me quejara, habría sido yo quien debía disculparme.
Con tanta alegría como pude, le conté sobre mi condición y cómo me estaba recuperando.
Sobre la predicción del médico jefe —que había recibido esa mañana—, de que si todo salía bien
me darían de alta a principios de la próxima semana, y a más tardar definitivamente en algún
momento de ese mes...
—Entonces deberías poder ir a la escuela después de la Semana Dorada6, ¿eh?
Reiko volvió la vista hacia la ventana. Estaba sentado en mi cama, así que mi mirada siguió
naturalmente la de ella.
—Este hospital está construido en una colina cerca de una montaña llamada Yumigaoka. En
el extremo este del pueblo... Bueno, mira. Lo que ves allí es un montón de montañas al oeste.
También hay un lugar llamado Asamidai por allí.
—Qué nombres raros.
—Yumigaoka, porque puedes obtener una hermosa vista del sol poniente, y Asami, porque
obtienes una hermosa vista del amanecer. Supongo que de ahí vienen los nombres.
—Pero el nombre del pueblo es Yomiyama, ¿cierto?
—Hay una montaña que en realidad se llama Yomiyama al norte de aquí. El pueblo está en
una cuenca, pero todo consiste en suaves colinas que corren de sur a norte.

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La Golden Week se refiere al período que comprende los siguientes días festivos:
 29 de abril: Cumpleaños del Emperador (天皇誕生日, Tennō Tanjōbi), hasta 1988.
 3 de mayo: Día en memoria de la Constitución (憲法記念日, Kenpō Kinenbi), desde 1947
 4 de mayo: Fiesta Nacional (国民の休日, Kokumin no Kyūjitsu) hasta 2006. Día del verdor (みどりの日, Midori
no Hi), desde 2007.
 5 de mayo: Día de los niños (こどもの日, Kodomo no hi)
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Todavía no tenía una comprensión completa de la geografía fundamental de la zona. Tal
vez Reiko se había dado cuenta, por lo que había impulsado su recorrido simplista. Tal vez pensó, al
ver la vista por la ventana, que esto presentaba la oportunidad perfecta.
—¿Ves eso allí? —Reiko levantó la mano derecha y señaló—. Ese pedazo verde que corre
de norte a sur. Ese es el río Yomiyama que atraviesa el centro del pueblo. Del otro lado, ¿lo ves?
Ese es el campo en la escuela. ¿Puedes verlo?
—Oh... eh .—.. Levanté la mitad superior de mi cuerpo de la cama y entrecerré los ojos en
la dirección que señalaba Reiko—. Oh, ¿esa mancha blanca y ancha?
—Eso es—. Reiko se volvió hacia mí y sonrió débilmente—. Eso es la Escuela Media
Norte de Yomiyama. La escuela a la que asistirás.
—Interesante.
—Fuiste a una escuela privada en Tokio, ¿cierto? ¿Una de esas escuelas de escaleras
mecánicas con escuelas intermedias y secundarias integradas?
—Sep, supongo.
—Puede que te sientas un poco fuera de lugar en la escuela pública... Pero te irá bien, ¿no?
—Probablemente, sí.
—Vas a estar atrasado en el trabajo de abril, con esta hospitalización repentina.
—Oh, no estoy preocupado por eso. En mi última escuela, ya estábamos a medio camino
con las cosas para la escuela secundaria de tercer año.
—Bueno, bueno, impresionante. Estudiar va a ser muy fácil para ti.
—No sé si será tan fácil…
—Supongo que estoy obligada a decirte que no seas arrogante.
—¿Fuiste a esa escuela, Reiko?
—Sip. Me gradué hace catorce años, creo. Ahora vas a descubrir cuántos años tengo.
—¿Entonces mi madre también fue allí?
—Sip. Ritsuko también salió de allí. También hay una escuela llamada Escuela Media Sur
de Yomiyama en el pueblo. Algunas personas también llaman a la del Norte “Yomi Norte”.
—¿Yomi Norte? Oh, ya entiendo.
Reiko, vestida con un traje pantalón negro y una blusa beige, tenía una complexión delgada
y una cara delgada y de piel clara. Su cabello liso y largo creció más allá de sus hombros. Con ese
corte de pelo, sus rasgos parecían a los de mi madre, cuyo rostro solo conocía por las fotografías.
Cuando me di cuenta de eso, cada átomo de mi corazón comenzó a doler impotente, como si
estuviera infundido con un sofoco de fiebre. Dije que soy malo hablando cara a cara con Reiko
porque me pongo nervioso; eso es ocho décimas partes del problema, y esta fue probablemente la
raíz.
—Supongo que si no te preocupa el trabajo escolar, entonces el problema realmente será la
diferencia en cómo hacen las cosas en la escuela pública. Probablemente estarás confundido acerca
de algunas cosas al principio, pero estoy segura de que te acostumbrarás pronto.
Y luego Reiko me dijo que una vez que llegara a casa del hospital y pudiera comenzar a
asistir a la escuela, me diría los fundamentos de Yomi Norte. Luego, sus ojos se posaron en los
libros de bolsillo de mi mesita de noche.

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—Huh. No sabía que te gustaban esta clase de libros, Koichi.
—Oh, uh… Supongo.
Había cuatro libros en total. Ambos eran libros largos divididos en dos volúmenes:
“Salem’s Lot7 y Cementerio de animales” de Stephen King. Terminé el primer volumen de
Cementerio de animales justo antes de que apareciera Reiko.
—En ese caso, también te contaré sobre los “Siete Misterios” de Yomi Norte.
—¿Los Siete Misterios?
—Cada escuela los tiene, pero los de Yomi Norte son un poco diferentes. Han pasado más
de ocho desde que fui allí. ¿No te interesa?
Honestamente, realmente no me importaban las historias de fantasmas de la vida real como
esa, pero...
—No, definitivamente tienes que decirme—. Respondí, esbozando una sonrisa para ella.

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Antes del almuerzo del día siguiente, el 26. Un domingo.
Como siempre, mi abuela había venido a presentarme diversas probabilidades y fines.
Luego, con una fórmula: “Muy bien, nos vemos mañana”, ella me dejó y regresó a casa. Ella debe
haber pasado junto a ellos. Nunca hubiera esperado ni siquiera pensado en soñar con estos visitantes
que habían venido a verme.
Llamaron y se abrió la puerta de mi habitación. Era una joven enfermera llamada Mizuno,
en quien había estado confiando por completo desde que me admitieron.
—Adelante—. Dijo ella, introduciéndolos: unos chicos que nunca había visto antes en mi
vida. Estaba, por supuesto, sorprendido, pero dado que ambos tenían aproximadamente mi edad y
vestían uniformes escolares.
Pronto adiviné dónde se había originado esta visita.
—Hola. Eres Koichi Sakakibara, ¿cierto?
El embajador (o eso me pareció a mí) a la derecha habló: el chico. Constitución mediana,
altura media. Uniforme escolar negro con cuello alto. Las gafas con montura plateada acentuaban su
rostro liso, de rasgos suaves y ojos estrechos.
—Somos estudiantes de la Escuela Media Norte de Yomiyama, tercer año, Clase 3.
—Ah... Hola.
—Mi nombre es Kazami. Tomohiko Kazami. Y esta es Sakuragi.
—Yukari Sakuragi. Encantada de conocerte.

7
Jerusalem's Lot (también conocida como Salem's Lot o simplemente the Lot) es una ciudad ficticia creada por el
escritor Stephen King y que forma parte de la topografía de Maine según King. La ciudad ha servido como escenario para
varias de sus novelas y relatos cortos. Salem's Lot aparece por primera vez en la novela de 1975, El misterio de Salem's
Lot y reaparece en 2013 en su novela Doctor Sueño.

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La chica llevaba una blazer azul marino. Ambos eran uniformes de escuela secundaria
completamente corrientes, pero el estilo era totalmente diferente al de la escuela privada a la que
había asistido en Tokio.
—Sakuragi y yo somos los representantes de la Clase 3, por lo que hemos venido en
nombre de todos los demás.
Desde mi posición en la cama, gruñí, luego ladeé la cabeza y formulé la pregunta más
obvia.
—¿Por qué estáis aquí?
—Te trasladas a nuestra escuela, ¿cierto? —Preguntó Yukari Sakuragi. Ella también
llevaba gafas con montura plateada, al igual que Kazami. Tenía una constitución ligeramente
regordeta y un corte de pelo simple que le llegaba a los hombros—. Se suponía que debías
comenzar el lunes pasado, pero de repente te enfermaste... eso es lo que escuchamos. Entonces
decidimos visitarte como representantes de la clase. Um, esto es de todos nosotros—. Me tendió un
ramo de tulipanes de colores. Los tulipanes significan “consideración” o “filantropía”. Lo supe más
tarde, cuando lo busqué.
—El maestro también te preguntaba cómo estabas—. Continuó Tomohiko Kazami—.
Oímos que era una afección pulmonar llamada neumotórax. ¿Estás bien?
—Oh, sí. Gracias.
Cuando respondí, reprimí la sonrisa que estaba surgiendo en mi rostro. Su visita repentina
me había tomado por sorpresa, pero también estaba realmente satisfecho. Además, la forma en que
los dos habían venido aquí era tan pintoresca, que casi parecían personajes representativos de la
clase que verías en un anime o algo así. Eso también me pareció extrañamente divertido.
—Afortunadamente... supongo que eso es lo que se supone que debo decir, incluso en una
situación como esta. Me estoy recuperando a tiempo, así que creo que pronto podrán sacarme el
tubo.
—Eso es un alivio.
—Qué cosa tan horrible haber sucedido tan repentinamente.
Mientras hablaban, los dos emisarios de la Clase 3 de tercer año se miraron.
—Oímos que te mudaste aquí desde Tokio, Sakakibara—. Dijo Sakuragi mientras colocaba
los tulipanes en el alféizar de la ventana. Por alguna razón, sonaba como si ella me estuviera
sintiendo suavemente.
Asentí.
—Estabas en la escuela secundaria K***, ¿no? Es increíble. Es una escuela privada tan
famosa. ¿Por qué lo hiciste…?
—Vinimos aquí por razones familiares.
—¿Es la primera vez que vives en Yomiyama?
—Sí... Pero ¿por qué preguntas eso?
—Pensé que tal vez habías vivido aquí, incluso si fue hace mucho tiempo.
—Lo he visitado antes, pero nunca viví aquí.
—¿Alguna vez te quedaste por mucho tiempo? —Kazami vino con el seguimiento.
Qué preguntas más raras... El pensamiento me fastidió un poco y di una respuesta vaga.

17
—Eh… Mi madre es de aquí. Supongo que cuando aún era pequeño podría ser, pero
realmente no recuerdo...
Su rápido interrogatorio terminó allí, y Kazami caminó hacia la cama.
—Toma—. Sacó un sobre grande de su bolso y me lo entregó.
—¿Qué es esto?
—Notas para clases desde el comienzo del primer semestre. Hice una copia, así que si los
quieres, puedes tenerlos.
—Guau. ¡No tenías que hacer eso! Gracias.
Cuando miré el contenido del sobre en mis manos, vi que era, de hecho, todo lo que ya
había aprendido en mi vieja escuela. Aún así, su consideración me conmovió, y les agradecí
nuevamente. Si así fuera a ser, podría ser capaz de olvidar todas las cosas terribles que habían
estado sucediendo desde el año anterior.
—Creo que podré comenzar después de que regresemos de la Semana Dorada. Estoy
deseando que llegue.
—Nosotros también.
Me pareció ver a Kazami guiñarle un ojo a Sakuragi, y luego, con una expresión vagamente
vacilante, me tendió la mano derecha.
—¿Err, Sakakibara? ¿Me darías la mano? —Eso me dejó sin palabras por un segundo.
¿Apretón de manos? El chico que era representante de la clase de repente estaba pidiendo
un apretón de manos la primera vez que nos conocíamos... ¿en un lugar como este? ¿Por qué hizo
eso incluso...? Pensé que tal vez debería dejarlo pasar y decir “Bueno, los estudiantes de las
escuelas públicas son diferentes”. ¿O tal vez fue una diferencia entre Tokio y el campo? ¿Una
diferencia de actitudes?
Los pensamientos daban vueltas y vueltas en mi cabeza, pero apenas podía rechazarlo y
decir “Uh, no”. Lo jugué inocente y también extendí mi mano derecha.
No hubo mucha fuerza detrás del apretón de manos de Kazami, a pesar de que él fue quien
lo ofreció. Y tal vez fue mi imaginación, pero pensé que sentía humedad, como si estuviera sudando
frío.

5
Mi octavo día en el hospital, el lunes, fue el día de una modesta liberación.
Cuando confirmaron que la fuga de aire de mi pulmón se había detenido por completo,
sacaron el tubo de drenaje. Esto significaba que finalmente fui liberado de mi enlace a la máquina.
Cuando concluyó el procedimiento por la mañana, salí de mi habitación escoltado por mi abuela
fuera del edificio para poder respirar al aire libre por primera vez en mucho tiempo.
Según el médico, vigilarían mi afección durante otros dos días y, si no hubiera cambios,
podrían darme el alta. Pero tendría que descansar lo más posible por un tiempo. Entendí esa parte
dolorosamente bien sin tener que decirlo, dada mi experiencia seis meses antes. Así que no pude ir a
la escuela hasta el 6 de mayo, que fue después del descanso, después de todo.
Observé cómo el abrupto Nissan Cedric, negro como la tinta, de mi abuela se alejaba, y
18
luego me senté en un banco que había encontrado en el jardín delantero de la sala de pacientes
hospitalizados.
Era un clima hermoso, acorde con el día de mi liberación.
Cálidos rayos de sol de primavera. Brisa fresca. Podía escuchar el canto de los pájaros
salvajes aquí y allá, probablemente porque las montañas estaban muy cerca. Incluso escuché el grito
de una curruca, un sonido inaudito en Tokio, que ocasionalmente cortaba las otras canciones.
Cerré los ojos y respiré lenta y profundamente. El lugar donde el tubo dolía un poco, pero el
dolor en el pecho y la dificultad para respirar habían desaparecido por completo. Sí, esto estuvo
bien. ¡Qué cosa tan maravillosa ser saludable!
Después de sumergirme en una oleada momentánea de emoción que no llamaría
exactamente juvenil, saqué mi teléfono, que había traído conmigo de mi habitación. Este parecía ser
un buen momento para llamar a mi padre. Estaba fuera del edificio, así que no tenía que
preocuparme por las advertencias contra “interferir con dispositivos médicos” y lo que sea.
Estaba bastante seguro de que la diferencia horaria entre Japón e India era de tres horas, o
tal vez cuatro. Eran más de las once en punto donde yo estaba, entonces ¿siete u ocho en punto allí?
Después de algunas dudas, terminé apagando el teléfono que acababa de activar. Sabía muy bien
cómo dormía mi padre por la mañana. Probablemente también estaba bastante cansado con sus
actividades de encuesta/investigación en un país extranjero. Hubiera sido cruel sacarlo de la cama
para esto después de todo este tiempo.
Me senté en el banco un rato. Cuando me puse de pie, fue porque se acercaba la hora del
almuerzo. Quiero ser claro: la comida del hospital no sabía bien. Pero para un joven de quince años
que se recupera de una enfermedad, el hambre es un problema de vida o muerte.
Regresé a la sala de pacientes, atravesé el vestíbulo y me dirigí al ascensor. Las puertas
apenas comenzaban a cerrarse, así que rápidamente las atravesé.
Ya había alguien en el ascensor.
—Oh Discúlpeme—. Me disculpé por mi intrusión. Pero en el momento en que vi a esta
otra persona, no pude evitar jadear.
Era una chica en uniforme escolar. La misma chaqueta azul marino que Yukari Sakuragi
había usado cuando me había visitado el día anterior. ¿Eso significa que esta chica también fue a la
Escuela Media Norte de Yomiyama? ¿No debería haber estado en la escuela a esta hora del día? Era
pequeña y de complexión delgada y tenía una cara andrógina, cuya estructura ósea era demasiado
fina. Cabello negro puro en un corte corto. Su color de piel estaba bastante desteñido, en contraste.
No estoy seguro de cómo llamarlo, pero parecía una parafina blanca, para usar un término algo
anticuado. Más… Lo que más me llamó la atención fue el parche blanco que tapaba su ojo
izquierdo. ¿Tenía algún tipo de enfermedad ocular? ¿O se había lastimado?
Con mi mente atrapada en todos estos pensamientos, fui vergonzosamente lento para darme
cuenta de la dirección en la que viajaba el ascensor que había elegido. Estaba bajando, no subiendo.
No me dirigía a los pisos superiores: había comenzado a moverse hacia el sótano. Miré los botones
dispuestos en el panel de control y vi que “B2” estaba iluminado. Dejando que mi selección de
botones se deslizara, aproveché un impulso y le hablé a la chica con el parche en el ojo.
—Lo siento, ¿eres estudiante en Yomi Norte?
La chica apenas asintió con la cabeza, en silencio, sin mostrar ningún otro movimiento.
—¿Vas al segundo nivel del sótano? ¿Hay algo que necesites hacer allí abajo?
—Sí.

19
—Pero no es-
—Me dejé algo—. Su tono de voz era frío y distante, como si todas sus emociones se
hubieran apagado—. La mitad de mi cuerpo está esperando allí, pobrecito.
Mientras estaba desconcertado por esas enigmáticas palabras, el ascensor se detuvo y las
puertas se abrieron.
La chica del parche se deslizó silenciosamente a mi lado y salió al pasillo, sin hacer ruido.
Algo enfermizo y pálido sobresalía a través de un hueco en sus manos, apretado fuertemente contra
su pecho. Mis ojos se fijaron en eso. Pude ver algo pálido, una pequeña mano de muñeca...
—Oye.
Mantuve las puertas del ascensor abiertas y saqué la cabeza y los hombros para llamar a la
chica.
—¿Cuál es tu nombre?
La chica, la única persona que caminaba por el pasillo débilmente iluminado, reaccionó a
mi voz y se detuvo momentáneamente. Pero ella no se dio la vuelta.
—Mei—. Contestó ella secamente—. Mei... Misaki.
Luego se alejó, como deslizándose sobre el piso de linóleo.
La vi irse, sin respirar, mientras experimentaba un toque de abatimiento y, al mismo
tiempo, un presentimiento que apenas podía encontrar palabras para describir.
El segundo nivel del sótano de la sala de pacientes hospitalizados. No pensé que hubiera
incluso salas de examen o salas de enfermería en este piso, y mucho menos habitaciones de
pacientes. Era un conocimiento que había absorbido naturalmente mientras estaba hospitalizado.
Todo lo que había allí abajo eran las salas de almacenamiento de alimentos, las salas de mecánica y,
estaba bastante seguro, la capilla conmemorativa.
… En cualquier caso...
Este fue el primer encuentro cercano que compartí con la chica extraña: Mei. En el
momento en que supe que “Misaki” estaba escrito con los caracteres para “ver los acantilados” y
Mei era “suficiente”, abril había terminado y mayo apenas había comenzado.

20
Mayo (I)
1
—Buenos días, Ray.
Admito que era adorable, pero cuanto más lo escuchaba, más extrañamente inquietante se
volvió la voz aguda. No sé en qué estaba pensando, pero es muy doloroso que alguien se acerque a
ti tan alegremente tan temprano en la mañana.
—Ray. Buenos días, Ray.
Se supone que Ray es tu nombre. Pero, por supuesto, mis quejas no tuvieron impacto.
Como el objeto de mi frustración no era una persona, era un pájaro. Era un pájaro mynah que mis
abuelos tenían como mascota. Mi abuela dijo que era tan pequeña que probablemente era una
hembra. Y la llamaron “Ray”. Tenía, probablemente, dos años. La compraron por impulso en una
tienda de mascotas hace dos años en otoño. La jaula cuadrada en la que ella (... probablemente)
vivía se encontraba en un extremo del porche que daba al jardín. Aparentemente era una jaula
especial para pájaros mynah hecho de gruesas tiras de bambú.
—Buenos días, Ray. Buenos días.
6 de mayo, miércoles por la mañana.
Me había despertado a una hora ridículamente temprana, justo después de las cinco de la
mañana. Durante mis diez días de hospitalización, me habían inculcado un estilo de vida bien
regulado de ir temprano a cama y levantarme temprano… pero a las cinco de la mañana. Era muy
temprano para cualquiera. Había pasado más de la medianoche de la noche anterior cuando me fui a
la cama, así que para un chico de quince años que estaba tratando de recuperarse, la falta de sueño
también era atroz.
Solo una hora más, pensé, cerrando los ojos. Pero no pensé que iba a volver a dormirme
otra vez. Me rendí después de cinco minutos, salí de la cama y me dirigí al baño en pijama.
—¡Bueno, bueno, Koichi! ¡Te levantaste temprano!
Cuando me lavé la cara y los dientes, mi abuela salió de su habitación. Ella me miró, luego
inclinó la cabeza, pareciendo un poco preocupada.
—Estás bien, ¿no?
—Me siento bien. Acabo de despertar, eso es todo.
—Eso está bien entonces. No deberías esforzarte.
—Como dije, estoy bien.
Le di una sonrisa fácil y me golpeé en el pecho. Luego…

21
Sucedió justo cuando regresaba a mi habitación, mientras pensaba en cómo matar el tiempo
antes del desayuno. Mi teléfono, que había conectado a su cargador, comenzó a sonar en mi
escritorio.
¿Quién es? A esta hora…
Solo me pregunté por un momento. Solo había una persona que haría sonar este teléfono en
una hora tan impía.
—Hola, buenos días. ¿Cómo estás?
La voz alegre que escuché cuando levanté el teléfono pertenecía, tal como lo había
predicho, a mi padre.
—Aquí son las dos de la mañana. En India seguramente está de moda.
—¿Qué pasa?
—Nada pasa. Empiezas la escuela hoy, ¿cierto? ¡Te llamo para animarte! Deberías
agradecerme.
—Oh, sí.
—¿Cómo te va físicamente? ¿Has estado descansando desde que saliste del hospital?
Después de todo… —Su voz de repente comenzó a crujir y casi se cortó cuando comenzó a
hacerme una pregunta.
Revisé la pantalla LCD y las barras que mostraban la intensidad de la señal apenas se
sostenían en una. Incluso ese entraba y salía sin confianza.
—... ¿Me estás escuchando, Koichi?
—Espera. No estoy recibiendo buena señal aquí.
Salí de mi habitación mientras respondía, deambulando buscando un lugar donde la señal
parecía buena... y el lugar que encontré fue el porche en el primer piso donde estaba la jaula de
mynah de Ray.
—Físicamente, estoy bien. No hay de qué preocuparse—. Respondí la pregunta que había
puesto en espera cuando abrí la puerta de vidrio al porche. Lo llamé y le conté sobre mi ataque y
tratamiento actuales el día que salí del hospital.
—Aún así, ¿por qué llamas tan temprano? Son solo las 5:30 aquí.
—Debes estar nervioso yendo a una nueva escuela. Además, estás superando una
enfermedad, además de todo. Por eso te levantaste tan temprano, ¿cierto?
Oh, hombre, él me conoce muy bien.
—Así es como eres. Intentas ser tan duro, pero en realidad tienes una piel bastante delgada.
Sigues a tu padre de esa manera.
—¿No quieres decir mi madre?
—Bueno, eso puede ser, pero .—.. Cambiando un poco su tono, mi padre continuó—: En lo
que respecta a este problema de neumotórax, no deberías pensar más de lo necesario. Cuando era
joven, pasé por lo mismo.
—¿Qué...? ¿Lo hiciste? Nunca había escuchado esa historia antes.
—Perdí la oportunidad de contártela hace seis meses. No quería que me dijeran que era
hereditario o algo así.

22
—... ¿Esto es hereditario?
—La segunda ocurrió un año después, pero después de eso, nunca tuve otra recaída. Si hay
algún vínculo hereditario, entonces también deberías estar fuera de peligro.
—Eso sería bueno, de todos modos.
—Es una enfermedad pulmonar. Ahora tienes que dejar de fumar.
—¡No fumo!
—En cualquier caso, solo dite a ti mismo que no vas a tener un tercero y mantén la cabeza
en alto. Ah, aunque, ya sabes, no es necesario que te estreses intentando.
—Lo sé. Me lo tomaré con calma.
—Bueno. Saluda a la abuela y al abuelo de mi parte. ¡India es tan caliente!
Y así terminó la llamada. Soltando un largo suspiro, crucé la puerta que había abierto y me
senté en el porche. Tan pronto como lo hice, el pájaro mynah, Ray, comenzó de nuevo con su voz
extraña, como si hubiera estado al acecho.
—Buenos días, Ray. Buenos días.
Lo ignoré por un momento, mirando afuera sin hacer nada.
La plena floración de los setos rojos de azalea era hermosa a través de la fina niebla de la
mañana que se levantaba. Había un modesto estanque en el jardín, y escuché que mi abuelo solía
tener koi en él, pero ahora no podía ver ningún pez allí. Parecía que no se estaba cuidando lo
suficiente. El agua era turbia, de color verde oscuro.
—Ray. Ray, buenos días.
El pájaro mynah siguió hablando con tanta persistencia que ella (... probablemente) me
golpeó y le respondí:
—Muy bien, lo entiendo. Buenos días, Ray. Estás alegre a primera hora de la mañana, Ray.
—Alegre. Alegre—. Repasó su repertorio de palabras—. Ánimo... Anímate.
No creo que deba decir que esto no constituyó nada tan grandioso como la comunicación
humano-aviar. Pero aún así, me sentí un poco más como sonriendo.
—Vale. Gracias—. Respondí.

2
Después de cenar la noche anterior, había hablado con Reiko por un tiempo.
Estaba usando la pequeña y cómoda casa lateral detrás del edificio principal como una
oficina / dormitorio y a menudo se encerraba allí después de llegar a casa del trabajo, pero, por
supuesto, también había días en que no hacía eso. La noche en que tuve mi ataque de neumotórax,
ella había estado viendo la televisión en la sala de estar. Es solo que hubo exactamente cero veces
que nos reunimos en familia alrededor de la mesa para cenar.
—¿Quieres saber acerca de los “Siete Misterios de Yomi Norte”?
Mi primer día reprogramado en la escuela fue al día siguiente, después de que terminó el
descanso, y por supuesto, Reiko lo sabía. Probablemente había recordado la promesa que había

23
hecho cuando vino a verme al hospital.
—Te dije que Yomi Norte es un poco diferente, ¿cierto?
—Sí, lo mencionaste.
Una vez que mi abuela terminó de limpiar después de la cena, nos preparó café. Reiko tomó
un sorbo del suyo, que era negro.
—¿Bien? ¿Quieres saberlo? —Ella fijó sus ojos en mí desde el otro lado de la mesa y
sonrió débilmente. Como de costumbre, estaba bastante nervioso bajo la superficie, pero acepté su
desafío.
—Er... sí. Pero, eh, no sería muy divertido escucharlo todo de una vez.
Ella dijo que Yomi Norte era diferente, pero probablemente solo eran variaciones de las
mismas viejas historias de fantasmas. Una escalera en algún lugar del edificio de la escuela tiene un
escalón adicional, o le falta uno, o las esculturas de yeso en la sala de arte lloran lágrimas de sangre
o lo que sea.
—Uno o dos, al menos.
Si supiera de ellos, tal vez podría iniciar conversaciones con mis nuevos compañeros de
clase, pensé.
—De acuerdo, entonces te diré el que escuché primero, hace mucho tiempo. Al menos.
Lo que Reiko me contó entonces fue un “misterio” que involucraba el cobertizo para criar
animales que solían estar detrás del gimnasio. Una mañana, todos los conejos y marmotas que
habían estado guardando allí desaparecieron. La puerta del cobertizo estaba rota y había manchas de
una gran cantidad de sangre adentro. La escuela contactó a la policía, que comenzó un gran
alboroto, pero nunca encontraron ni uno de los animales que habían desaparecido y nunca
descubrieron quién había cometido el acto. El cobertizo fue demolido poco después, pero en el
lugar donde había estado una vez, a veces se podían ver conejos y marmotas salpicadas de sangre
(¿o sus fantasmas?)
—Hay un adorno extraño en esta historia—. Continuó Reiko con una expresión seria—.
Cuando la policía analizó las marcas de sangre que quedaron en el cobertizo, descubrieron que no
era sangre de conejo o de marmota. Era humano Tipo AB, Rh negativo.
Cuando escuché eso, no pude evitar murmurar:
—Wow. ¿Había alguien en el área que hubiera sido gravemente herido? ¿O alguna persona
desaparecida?
—Ni una sola.
—Hmm.
—Vamos, ¿no es misterioso?
—Hmm. Pero ese adorno se parece más a una historia de detectives que a una historia de
fantasmas. Podría haber habido una solución concreta para ello.
—Me pregunto…
Después de eso, Reiko hizo exactamente lo que había prometido y me contó algunos de los
“fundamentos de Yomi Norte”.
Primero: si estás en el techo y escuchas el graznido de un cuervo, cuando vuelvas a entrar,
debes entrar con el pie izquierdo.

24
Segundo: cuando llegues a tercer año, no debes ir por el camino que baja la colina fuera de
las puertas traseras.
Esos dos sonaban como supersticiones que se habían transmitido durante mucho tiempo. Si
desobedeces “el primero” y no entras con el pie izquierdo, te lastimarás en un mes. Si desobedeces
“el Segundo” y vas colina abajo, no aprobarías los exámenes de ingreso a la escuela secundaria. Eso
fue lo que se advirtió a la gente.
A continuación, “el tercero” rompió el molde y fue un desagradablemente y realista
“fundamento”.
—Debes obedecer a toda costa lo que decida la clase—. Reiko lo dijo con su expresión
seria sin cambios—. La escuela a la que fuiste en Tokio, la Escuela Media K***, tenía un ambiente
bastante liberal, a pesar de ser una escuela privada de escaleras mecánicas, ¿verdad? Valoraban los
deseos individuales de cada estudiante. En una escuela pública en el campo como Yomi Norte, es
todo lo contrario. Cómo algo afecta al grupo es más importante que el individuo. Entonces…
Entonces, en esencia, incluso si hay algún problema que le parezca desagradable, ¿cierras
los ojos y aceptas a los demás? Ese no fue un consejo tan duro. Hubo momentos en que intenté
hacer eso también en mi otra escuela, de una forma u otra...
Bajé un poco los ojos y llevé mi taza de café a mis labios. Reiko continuó hablando,
luciendo seria. El cuarto fundamento en Yomi Norte...

☺☺☻☺☺
—¡Koichi!
Escuché la alegre voz de mi abuela, interrumpiendo mis silenciosos reflejos.
Estaba sentado en el porche abrazando mis rodillas, todavía en pijama. El tranquilo aire de
la mañana y la plácida luz del sol se sentían bien, y de alguna manera había terminado arraigado en
el lugar.
—¡Tiempo para desayunar, Koichi!
Parecía que ella estaba al pie de las escaleras, llamando al segundo piso.
Hora del desayuno... ¿ya? Lo consideré y miré el reloj en la pared. Eran justo antes de las
siete en punto... Espera, ¿qué? Eso significaba que había estado sentado allí mirando al espacio
durante una hora entera. ¿Qué me pasaba?
—Es hora de comer, Koichi.
Esta vez no escuché a mi abuela, sino la voz ronca de mi abuelo. Y de algún lugar cercano.
Sorprendido, miré detrás de mí.
Había escuchado la voz desde la habitación de ocho tatamis al otro lado de las pantallas que
divide el porche. No me había dado cuenta en absoluto, pero mi abuelo había entrado en algún
momento. Cuando abrí la pantalla con cautela, él estaba sentado frente al altar budista instalado allí,
usando una delgada chaqueta marrón sobre su ropa de dormir.
—Oh, buenos días, abuelo.
—Sí, sí, buenos días—. Respondió mi abuelo en un acento—. ¿Vas a ir al hospital hoy,
Koichi?
—Vamos, abuelo, ya me dieron el alta. Voy a la escuela hoy. Escuela.
—¡Oho, a la escuela! Sí, es verdad.

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Mi abuelo era extremadamente pequeño de estatura, y cuando se sentaba en el suelo
encogido en una bola, parecía un mono arrugado que decoraba el altar. Tenía más de 70 años, estoy
bastante seguro. Envejeció notablemente en los últimos dos o tres años, y había empezado a mostrar
signos de senilitud en cada aspecto de su comportamiento.
—Estás en la escuela media ahora, ¿no, Koichi?
—Sep, en tercer año. Para el año que viene iré al instituto.
—Oh, oh. Me pregunto si Yosuke está bien.
—Está en India ahora mismo. Me llamó hace nada, y está igual que siempre.
—La buena salud es más importante que cualquier cosa. Si solo la pobre Ritsuko no
hubiera…
De repente mencionó a mi madre, y entonces puso sus dedos sobre sus ojos y se limpió
unas lágrimas. ¿El recuerdo de su hija fallecida hace 15 años regresó a él vívidamente? Esa clase de
cosas podrían pasarles a los ancianos, pero no tenía ni la menor idea de cómo podía encargarme de
ello ya que solo conocía el rostro de mi madre por fotografías.
—Ah, aquí estás.
Finalmente mi abuela vino y me salvó de mi dilema.
—Es hora de desayunar, Koichi. ¿Por qué no vas a cambiarte y preparas tus cosas?
—Oh, sep. ¿Dónde está Reiko?
—Ya se fue.
—Oh. Se va temprano, ¿huh?
Me levanté y cerré la puerta al porche.
—Te llevaré hoy—. Mi abuela dijo.
—¿Huh? No tienes que hacerlo…
Había mirado como llegar a la escuela. Estaba lo bastante lejos como para llevar una hora a
pie, pero si tomaba un bus, podría acortarlo en veinte o treinta minutos.
—Hoy es tu primer día, y además, aún te estás recuperando. ¿No es cierto, Abuelo?
—¿Eh? Oh, sí, es cierto.
—Pero…
—No hay que ser tan educado. Venga, apúrate y arréglate. Tienes que desayunar.
—… Vale.
Sin olvidar mi móvil, que había tirado a un lado, dejé el porche. Justo entonces, el pájaro
mynah que había estado callado tanto tiempo de repente exclamó con una voz escalofriante:
—¿Por qué, Ray? ¿Por qué?

3
El tutor de la Clase 3 de tercer año era el señor Kubodera. Era un hombre de mediana edad cuya
asignatura era Literatura. Podrías llamarlo bien agraciado —eso parecía— y podrías confiar en él,
ya sinceramente parecía así.
Cuando fui a la sala de profesores a saludar, el señor Kubodera miró sobre los papeles ante
26
él.
—Lo hiciste excelente en tu última escuela, debo decir, Sakakibara. Conseguir estas notas
en la Escuela Media K*** no es nada fácil.
Vale que era nuestra primera reunión, pero ¿por qué le hablaría así de deferente a un
estudiante? Además, no me había mirado a la cara en ningún momento. Me sentí incómodo, pero no
obstante, no sería menos educado de lo que era él.
—Muchas gracias—. Respondí—. Es muy amable.
—¿Estás bien del todo, físicamente?
—Sí, gracias.
—Estoy seguro de que las cosas serán diferentes en donde vienes, pero espero que te lleves
bien con todos. Podremos ser una escuela pública, pero no tenemos problemas con violencia o
desorden de conducta de ninguna clase que se suele imaginar la gente. Así que no hay de qué
preocuparse. Si te metes en líos, por favor házmelo saber. No seas tímido. Puedes hablar conmigo o
mi asistente… —Los ojos del señor Kubodera se giraron hacia la joven a su lado, que había estado
observando la conversación—… La señorita Mikami, por supuesto.
—Lo haré—. Dije asintiendo, sintiéndome muy nervioso.
Por mi transferencia, mi padre me había comprado un nuevo uniforme escolar (esperanza
de vida: un año), pero se había estrenado aún, así que aun se notaba rígido.
—Espero verle en clase.
Mi voz estaba marcada por los nervios, pero me incliné hacia la señorita Mikami, profesora
de arte. La señorita Mikami sonrió amablemente.
—Tengamos un buen año.
—Um, sí, señora.
La conversación se cortó y cayó el silencio.
Los dos profesores lanzaban miradas adelante y atrás, tratando de leer la cara del otro,
entonces ambos abrieron la boca para decir algo… o así parecía. Pero justo entonces, la campana de
clases sonó. Cerraron las bocas, como si la oportunidad hubiera pasado… o así parecía.
—Bueno, entonces, ¿nos vamos? —El señor Kubodera tomó su agenda y se levantó—. Las
clases de la mañana empiezan a las 8:30. Vayamos a presentarte a todos.

4
Cuando me llevaron a la puerta de la Clase 3 de tercer año, los dos profesores compartieron miradas
y abrieron sus bocas una vez más para decir algo… o así parecía, pero esta vez sonó la campana
otra vez. Dando una única y deliberada tos, el señor Kubodera abrió la puerta de la clase.
El zumbido de todos los estudiantes hablando era como lo estático en la radio. Pasos, pasos,
el sonido de sillas arrastrándose y sentándose, mochilas abriéndose, mochilas cerrándose…
El señor Kubodera se puso delante de mí, entonces me invitó a entrar con una mirada, y
entré en el aula. La señorita Mikami fue la última y se puso detrás mía.
—Buenos días a todos—. El señor Kubodera abrió su agenda de asistencia y lentamente

27
pasó su mirada por el aula—. Veo que Akazawa y Takabayashi no vinieron hoy.
Aparentemente no hacían el típico “De pie, saludad, sentad”. ¿Era otra diferencia entre las
escuelas públicas y privadas? ¿O algo local?
—¿Todos os habéis recuperado de la Semana Dorada? Hoy, os presento a un nuevo
estudiante transferido.
Con el ruido apagándose gradualmente, la clase cayó en silencio. El señor Kubodera
gesticuló hacia mí.
—Venga—. La señorita Mikami ordenó en voz baja.
Pude sentir los ojos de toda la clase centrados en mí; era casi doloroso. Eché un rápido
vistazo por la habitación y vio que eran unos treinta… Pero no había tiempo para más mientras me
dirigía al podio. Argh, esta tensión hace que mi pecho esté rígido. También me cuesta más respirar.
Me había preparado para algo así, pero una situación como esta ponía a prueba los delicados
nervios de un chico que había padecido de una afección en el pulmón hasta hace apenas unos días.
—Um… Hola.
Entonces dije mi nombre a mis nuevos compañeros, que llevaban cuellos altos negros o
blazers azul marino. El señor Kubodera lo escribió para ellos en la pizarra.
Koichi Sakakibara
Mantuve la compostura a la fuerza. Estaba temblando patéticamente (y hablo de mí
mismo), buscando el ambiente en el aula. Pero no pude detectar ninguna reacción de la que
preocuparse.
—Vine a Yomiyama desde Tokio el mes pasado. Mi padre está de viaje de negocios, así
que estaré viviendo aquí durante un tiempo con mis abuelos…
Mentalmente, me estaba frotando el pecho para relajarme mientras continuaba mi
presentación:
—Se supone que empezaría el día 20 del mes pasado, pero estuve enfermo y me ingresaron
en el hospital… Pero finalmente fui capaz de venir hoy. Um, encantado de conoceros.
Quizás se supone que debía hablar de mis hobbies, o algo que se me diera bien, o mi actor
favorito o algo así. No, ese era definitivamente el momento en que debía agradecerles por las flores
que me llevaron mientras estaba en el hospital. Pero mientras estaba cavilando esas opciones…
—Bien. Clase… —El señor Kubodera lo retomó donde yo me quedé—. Empezando por
hoy, quiero que seais buenos con Sakakibara y lo trateis como un nuevo miembro de la Clase 3.
Estoy seguro de que hay un montón de cosas con las que no está acostumbrado, así que quiero que
lo ayudeis. Todos debemos ayudarnos para que este último año de la escuela media sea uno bueno.
Todos tenemos que hacer nuestra parte. Así que el próximo marzo cada persona de esta clase se
graduará con buena salud…
Con esto se acabó el diálogo del señor Kubodera, que sonaba como si se supone que
debiéramos decir un “Amén” al acabar. Mientras escuchaba, un dolor me empezó en la espalda,
pero todos estaban escuchando atentamente lo que él estaba diciendo. Justo entonces, vi una cara
que reconocí en la primera fila de asientos. Era uno de los representantes de clase que había venido
a visitarme, Tomohiko Kazami.
Cuando nuestros ojos se encontraron, había algo raro en la sonrisa que Kazami me dio. El
recuerdo de la humedad que había sentido cuando nos dimos el apretón de manos en el hospital
regresó, e inconscientemente enterré mi mano derecha en mi bolsillo.

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¿Dónde estaba la otra, Yukari Sakuragi? Justo cuando se me ocurrió la pregunta, el señor
Kubodera dijo:
—Vale, Sakakibara, siéntate ahí mismo—. Y señaló una mesa.
Estaba al lado izquierdo del atril, la tercera mesa desde el fondo en la fila más alejada del
pasillo.
—Sí, señor—. Respondí con una rápida inclinación, luego me dirigí a mi sitio designado.
Dejé caer la mochila. Cuando iba a sentarme, observé la clase de nuevo desde mi nuevo punto de
ventaja.
Fue entonces cuando fui capaz de atisbarla. La estudiante en la mesa al final de la fila a la
derecha del atril, junto a las ventanas que dan al patio de la escuela. Mirando fuera desde el frente
de la clase, la luz del sol de las ventanas había creado un extraño rayo de luz en ese punto. Esa fue
otra razón. Por eso no la vi, pensé. Aunque me fui hacia mi nueva mesa, no había ningún cambio
significativo en la luz, pero incluso así, podía ver con faciliada que había una mesa y alguien
sentada en ella.
Traicionando la imagen que implican las palabras, la “luz brillante” me pareció de alguna
manera amenazante. No estoy seguro de por qué o cómo. Se tragó la mitad del cuerpo de la
estudiante, por lo que solo pude distinguir la figura de la persona sentada allí como una sombra con
un contorno mal definido. Oscuridad acechando justo en el medio de la luz... ese pensamiento
cruzó por mi mente también.
Atrapado por un presentimiento y una esperanza simultáneos, que fueron acompañados por
un destello de leve dolor, parpadeé varias veces. Cada vez, el contorno de la sombra se enfocaba
más y se profundizaba. La cantidad de luz solar se estaba desvaneciendo ligeramente por fin, y eso
también ayudó, hasta que finalmente la figura llegó a una resolución absoluta.
Era ella.
La chica con el parche que había visto en el ascensor en el hospital. La chica que había
caminado bajo la leve luz en el segundo sótano, sus pasos no haciendo sonido en absoluto…
—… Mei.
Murmuré para que nadie pudiera oírme.
—Mei Misaki.

5
Después de una breve tutoría que duró solo diez minutos, el señor Kubodera se quedó en su sitio en
el atril y su asistente, la señorita Mikami, se fue. El señor Kubodera quedó con nosotros porque la
primera clase de la mañana era de la asignatura que él mismo daba.
Literatura con el señor Kubodera era una clase aburrida, como me había imaginado. Estaba
usando una manera educada al hablar, y leía de una forma que era fácil de seguir, pero no ponía
mucho gancho en ello, supongo, o apenas modulaba su voz… Como sea, era aburrida. Pero por
supuesto, no podía ser honesto y mostrar mi aburrimiento. Eso daría una terrible impresión, obvio.
Tanto al profesor como a los estudiantes, probablemente.
Peleando contra el aburrimiento, fijé mis ojos en mi nuevo libro de texto.

29
Una breve historia de un genio literario del S. XIX, en un extracto de alguna manera
mediocre. Mientras mis ojos recorrían el texto, mi mente estaba a medias en la novela de Stephen
King que había comenzado a leer, preguntándome cómo resultaría todo, aunque eso era imposible
de predecir. Hombre, ¿qué iba a pasar con Paul Sheldon, el popular autor que había sido
encarcelado por su fanático número uno? Esa era la clase del señor Kubodera. Pero el aula estaba
extrañamente silenciosa, lo que no era como la vaga imagen que había dibujado en mi mente de una
“escuela secundaria pública”. Tal vez había sido un sesgo preconcebido injustificado, pero, ¿cómo
debería decirlo? Me imaginaba que la atmósfera sería más ruidosa.
Pero no era como si todos fueran serios y concentrados tampoco. Nadie estaba
murmurando durante la clase, pero al mirar alrededor vi gente en las nubes y algunos cuyas cabezas
estaban balancándose, y quizás cayendo. Había incluso alguno que leía subrepticiamente una revista
o intentaba garabatear. No creía que el señor Kubodera fuera la clase de profesor que regañaría por
pequeñeces… y aun así…
Me pregunto qué era.
El aire del aula tenía un silencio más profundo de necesario, de algún modo… No, no era
silencio. Formalidad, ¿quizás? Formalidad, y una extraña tensión… Sep, era esa clase de sensación.
¿Qué era esto?
¿Podría serlo?, me pregunté
¿Podría la presencia de un elemento ajeno (en otras palabras, un estudiante transferido de
Tokio) ser la causa? Y esa ligera tensión que llenaba la habitación… Nah, esa clase de pensamiento
es solo una conciencia hiperactiva.
… ¿Qué hay sobre esa chica? Mei Misaki.
El pensamiento me asaltó de repente, y miré hacia su escritorio. La vi allí, la mejilla
presionada contra su mano mientras miraba aburrida por la ventana. Le di la más rápida de las
miradas, así que no pude decir nada más que eso. Con la cantidad de luz que daba el sol, mi destello
sobre ella era, al final, la de una sombra que apenas parecía real.

6
La impresión era más o menos la misma en mis otras clases desde segunda hora. Había leves
diferencias con la materia o el profesor, pero —¿cómo decirlo?— lo que flotaba en la atmósfera era
lo mismo siempre.
Un extraño silencio permeaba toda la clase, una formalidad, una tensión… Sí, era algo así.
No podía decirlo concretamente, ni señalar a alguien que actuara de cierta manera. Pero
definitivamente sentí algo así.
Como si alguien (¿o quizás todos?) estuviera preocupado por algo, por ejemplo. ¿Quizás ni
se daba cuenta? Esa persona (¿o personas?) podría estar pensando sobre algo y ni era consciente de
ello… Pero no. La posibilidad de que solo me estuviera imaginando cosas, todo obra de mi mente,
era innegable. Quiero decir, quizás me acabaría acostumbrando y dejaría de notarlo.
Durante un descanso entre clases, una pareja de estudiantes intercambiaron unas cuantas
palabras conmigo. Cada vez que decían mi apellido —¡Sakakibara!— incluso cuando en privado
lloraba y me preparaba, me las arreglaba para tomarlo plácida, amigable o inocuamente, a un nivel
básico. O así pensé.
30
—¿Has superado lo que sea que te haya llevado al hospital?
—Sep. Completamente.
—¿Qué es mejor: Tokio o aquí?
—No sé. No son tan diferentes, la verdad.
—Tokio es mejor, seguro. Un pueblucho como Yomiyama no es que destaque, ¿verdad?
—Tokio es Tokio. Hay un montón de cosas por la que no es genial. A donde sea que vayas,
no hay nada más que gente, y las salas están siempre concurridas. Nunca se calma…
—Supongo que te sientes así cuando vives aquí.
—Casi creo que es mejor aquí porque es mucho más tranquilo. Y hay más naturaleza.
Cuando les dije que Yomiyama es mejor que Tokio, parte de mí en serio se sentía así, y la
otra parte estaba tratando de convencerme de ello.
—¿Así que tu padre es profesor universitario? ¿Y está en una investigación en el
extranjero?
—¿Cómo lo sabéis?
—El señor Kubodera nos lo dijo. Así que todos lo saben.
—Oh. ¿Os contó también sobre la escuela a la que solía ir?
—Sabemos todo. Fue idea de la señorita Mikami enviarte flores mientras estabas en el
hospital.
—¿En serio?
—Tío, me gustaría que la señorita Mikami fuera la que diera esta clase. Ella es hermosa, y
se viste muy bien, y además... Vamos, ¿no te parece?
—Uh-h-m, no lo sé.
—Venga, no eres…
—Sabéis, mi padre estará en India durante un año. Hasta esta primavera.
—¿India? Te apuesto a que hace calor allí.
—Sep, hace mucho calor, dijo.
En medio de tales conversaciones, algo me molestaría y buscaría a Mei Misaki. Resultó
que, tan pronto como terminara una clase, ella desaparecería de su asiento. Pero tampoco la vi en
ningún otro lugar dentro del aula. ¿Ella siempre salía afuera durante el descanso o algo así?
—¿Estás nervioso por algo? Sigues buscando algo.
—No… no es nada.
—¿Esas notas que te llevé al hospital te ayudaron?
—Oh, sep. Muchísimo.
—¿Quieres un tour rápido por la escuela durante el almuerzo? Tendrás un montón de
problemas si no sabes donde está todo.
El estudiante que me hizo esta oferta se llamaba Teshigawara. Había una regla de que los
estudiantes llevaran placas con sus nombres durante la escuela, así que podía llamarlos a todos sin
necesidad de presentación. Parecía ser muy amigo de Tomohiko Kazami, y Teshigawara había

31
venido para hablar conmigo.
—Sep, claro. Gracias—. Respondí, y luego miré casualmente atrás hacia la mesa de Mei
Misaki. La siguiente clase iba a empezar, pero aun no regresó. Aunque…
En ese momento me di cuenta de un hecho bizarro.
Su mesa, el asiento más alejado en la fila junto a la ventana que daba al patio de la escuela,
era la única diferente. Era increíblemente vieja.

7
Sacié mi hambre en un bombardeo rápido a la hora del almuerzo.
Hubo muchos grupos que juntaron sus escritorios para el almuerzo, pero no pude
esforzarme para empujarme entre ellos, así que devoré el almuerzo que mi abuela me había dado
con la velocidad de un concurso de comida.
Cuando me detuve a pensarlo, me di cuenta de que era la primera vez que comía un
almuerzo casero en la escuela. Había comido almuerzos escolares en mi antigua escuela, e incluso
cuando había algún evento como una excursión o un día de campo, se había llegado a la conclusión
inevitable de que mi almuerzo se compraría en una tienda de conveniencia. Fue así durante toda la
escuela primaria también. Nunca mi padre tuvo la genial idea de que sería bueno cocinar algo para
su hijo sin madre de vez en cuando.
Y así fue que el almuerzo casero de mi abuela realmente me conmovió.
Gracias, abuela. Sabía increíble. Como siempre, estaba inclinando mentalmente la cabeza
sobre la lonchera vacía, infundiendo el gesto con mi inmensa gratitud.
Espera un minuto. Miré alrededor del cuarto. ¿Dónde estaba Mei Misaki?
¿Cómo iba a pasar su almuerzo?
—¡Sakakibara! —Una voz gritó detrás de mí sin previo aviso.
En el mismo momento, alguien me tocó ligeramente en el hombro y me tensé más a la
defensiva de lo que lo había hecho todo ese día. Sin ninguna razón concreta, me había convencido a
mí mismo: ¿entonces finalmente está sucediendo? Y me di la vuelta listo para eso, pero...
Teshigawara estaba de pie allí. Kazami estaba a su lado. Y no había malicia perceptible en
sus rostros. Aunque me di cuenta tarde de ello, no pude evitar sentirme exasperado por mi
hipersensibilidad.
—Como prometimos—. Dijo Teshigawara—. El recorrido por la escuela.
—Oh, cierto.
Mis verdaderos sentimientos al respecto, algo cínicamente, eran que no necesitaban tomarse
la molestia de darme un recorrido. Podía preguntar dónde estaba algo cada vez que necesitara llegar
allí. Pero, vale, no podría insultar la amabilidad de mis nuevos compañeros de clase. Este es el
momento de controlarlo y no actuar como un mártir...
Los tres nos pusimos de pie y salimos de la habitación perteneciente a la Clase 3 del tercer
año.

32
8
Kazami y Teshigawara eran, incluso con solo una mirada, un extraño combo.
En contraste con el mortalmente serio representante de clase Kazami, Teshigawara era más
extrovertido, aunque el apellido que llevaba lo hacia sonar muy grande e histórico. Su pelo era
castaño y tenía dos o tres botones de su chaqueta desabrochados. Pero a pesar de su apariencia
extrovertida, sorprendentemente no tenía el aire de un delincuente. Cuando pregunté, me dijeron
que habían estado en la misma clase desde su tercer año en la escuela primaria. Sus familias
también vivían muy cerca la una de la otra.
—Cuando éramos niños, salíamos y nos metíamos en todo tipo de problemas. Pero
entonces este punk tuvo que ir y cambiar todo para ser alguien de honor...
Teshigawara estaba sonriendo durante todo este desprecio, pero Kazami no ofreció ninguna
protesta en particular. Teshigawara incluso dijo que estarían mejor el uno sin el otro, pero en serio,
¿ese sentimiento no suele ir en la dirección opuesta? Así que la conversación continuó hasta que me
encontré comenzando a disfrutarla también.
Nunca he sido muy bueno tratando con personas como Teshigawara, que vienen a ti como
si hubieras sido amigos tuyo toda tu vida. Aunque no es como si sintiera una gran afinidad por los
hombres de honor como Kazami. Pero, bueno, había decidido no revelar esas preferencias si podía
evitarlo.
Cuando mi padre regresara a Japón la próxima primavera, volvería a Tokio. Hasta entonces,
quería mantener buenas relaciones con todos en esta escuela si pudiera. Esa fue mi principal
prioridad para mi vida en Yomiyama.
—Oye, Sakakibara, ¿crees en fantasmas o maldiciones o lo que sea?
De la nada, vino a mí con una pregunta como esa. Incliné mi cabeza hacia un lado y
respondí:
—¿Eh...?
—Vamos, como, ya sabes...
—¿Quieres decir... fantasmas? Maldiciones?
—¿Qué pasa con los llamados fenómenos paranormales, en general? —Interrumpió Kazami
—. No solo me refiero a los fenómenos espectrales, tampoco. Podrían ser ovnis o superpoderes o
también las predicciones de Nostradamus. ¿Crees que hay fenómenos reales y misteriosos que la
ciencia moderna no puede explicar?
—Quiero decir, cuando me golpeaste con una pregunta como esa, yo...
Miré a Kazami, y su expresión era incómodamente seria.
—Supongo que, en un nivel básico, trato de no tomarme cosas así en serio.
—¿Nunca?
—Bueno, déjame pensar. Cosas que están al nivel de “Los Siete Misterios de la escuela”, al
menos, diría que nunca.
No tenía idea de cómo la conversación había dado un giro repentino, pero tenía la fuerte
sensación de que se estaban preparando para contarme esas historias. Pensé que lo había llamado y
les gané.
—Ya escuché la historia sobre la desaparición masiva de conejos y marmotas.

33
—¿Has oído hablar de “la mano en el estanque de loto”? —Teshigawara fue quien me
preguntó eso.
—Ja, también tenéis una historia como esa, ¿eh?
—Es ese estanque allí mismo, hombre—. Teshigawara extendió una mano y señaló. A poca
distancia pude ver un pequeño estanque cuadrado rodeado de hormigón.
Salimos del edificio escolar de tres pisos que albergaba nuestro aula y caminamos por un
sendero en el patio. Había un edificio escolar de un tamaño similar al otro lado del patio, que era el
Edificio B.
El edificio del que salíamos era el Edificio C. Cada una de las estructuras estaba conectada
al Edificio A, el principal, con las oficinas de los maestros y la oficina del director, por una pasarela
cubierta. Más allá de eso, justo al lado, había un edificio llamado Edificio de Clases Especiales.
Este edificio, también abreviado como Edificio S, era, como su nombre lo indica, donde estaban las
aulas especiales como la sala de economía doméstica y la sala de música.
Y el estanque que Teshigawara señalaba estaba a una ligera distancia del patio.
Fuimos hasta la entrada del Edificio A, luego caminamos por el sendero lejos de él.
—Dicen que una mano humana sale de ese estanque, todo envuelto en hojas de loto. A
veces cubierto de sangre.
Teshigawara contó la historia con una voz amenazante, pero todo lo que podía pensar era:
Qué idiota. Además, dijo que era un estanque de loto, pero cuando nos acercamos y pude ver,
parecía que en realidad allí crecían nenúfares, no lotos.
—Bueno, dejemos los “Siete Misterios” para otro momento—. Ofreció Kazami—. Me
preguntaba, Sakakibara. Hay tantos tipos de fenómenos paranormales. ¿Los niegas categóricamente
todos?
—Bueno, eso es cierto—. Murmuré, mirando de reojo a la superficie del estanque, cubierto
de hojas redondas de lirio—. La palabra OVNI significa un “objeto volador no identificado”, por lo
que existen en ese sentido. Si son o no platillos voladores conducidos por extraterrestres es un tema
aparte. En cuanto a los superpoderes, esas personas que te muestran en la televisión o en revistas
son falsas, cien por ciento. Cuando ves cosas así, ¿no crees que eso realmente hace que sea más
difícil de creer?
Kazami y Teshigawara se miraron, ambos con expresiones preocupadas.
—Las predicciones de Nostradamus sobre lo que “el príncipe de las tinieblas” puede o no
hacer es una historia para el próximo año. Si solo esperamos un año y un par de meses más,
deberíamos averiguar si es real o no, incluso si no queremos...
—¿Entonces? ¿Creéis que él tendrá razón?
Cuando hice la pregunta, Kazami ladeó la cabeza de manera ambigua.
—¿Quién sabe?
Por otro lado, Teshigawara respondió:
—Realmente lo compro—. Y torció una esquina de su boca en una sonrisa forzada—. Si el
mundo terminará en el verano de 1999, sería estúpido ponerme nervioso con las pruebas y lo que
sea 8. Hacer lo que disfruto mientras aún pueda: ese es el camino a seguir.

8
La profecía de Nostradamus decía concretamente: “En el año 1999, mes séptimo, descenderá de los cielos el Rey del
34
Estaba teniendo problemas para decir exactamente qué tan serio era, pero con todo el
alboroto sobre el grupo Aum Shinrikyo9, nuestra generación tenía un número sorprendentemente
grande de “verdaderos creyentes” en este evento. Había visto datos sobre eso en alguna parte. No le
están dando ningún pensamiento profundo; solo están usando una predicción sobre la destrucción
como una razón para evitar problemas personales que están enfrentando aquí y ahora. No recuerdo
cuándo fue, pero mi padre había señalado instantáneamente esta interpretación después de enterarse
del ataque, y estuve de acuerdo con él.
—Volver a la pista...
Cuando pasamos el estanque de nenúfares y nos dirigíamos hacia la parte trasera del
Edificio B, Teshigawara habló:
—No crees en fantasmas, maldiciones o cosas así, ¿verdad?
—No, supongo que no.
—¿Sientes que algo podría pasar que te haría creer?
—Quiero decir, si algo así apareciera frente a mí, y tuviera prueba de que es un fantasma y
me lo encuentro de cara, creo que comenzaría a creer en él.
—Heh. Prueba, ¿eh?
—Una prueba, ¿verdad?
Ese último fue Kazami. Empujó el puente de sus gafas con montura plateada por la nariz
con el ceño fruncido.
¿Dios, que pasa ahora? ¿A qué intentaban llegar estos dos? Estaba empezando a tener un
mal presentimiento sobre ellos después de todo y mi ritmo se aceleró.
—¿Qué es eso? —Me di la vuelta para mirarlos, señalando un edificio que había aparecido
justo al otro lado del Edificio B—. ¿Es ese otro edificio escolar?
—Eso es el Edificio 0. Así lo llaman todos—. Respondió Kazami.
—¿Edificio 0?
—Porque es muy viejo. Hasta hace unos diez años, las clases de tercer año estaban allí. Hay
muchas razones por las que dejaron de usarlo, pero... la cantidad de estudiantes disminuyó, por lo
que también disminuyó la cantidad de clases. Aparentemente, el Edificio A y todos los demás
obtuvieron sus nombres más tarde, por eso la gente llama al antiguo edificio, el Edificio 0...
Ese edificio ciertamente parecía más antiguo que cualquiera de los otros edificios que había
visto en el campus hoy. Era una estructura de dos pisos de ladrillos rojos masivos. Pero los ladrillos
en sus paredes estaban increíblemente descoloridos y, después de mirar más de cerca, vi que se
habían formado grietas en algunos lugares. Todas las ventanas de las aulas originales que estaban
alrededor del segundo piso estaban bien cerradas. En algunos lugares, se habían colocado tablas,
probablemente para reemplazar los vidrios rotos.
Dado el giro de la conversación hasta ahora, esto me pareció perfecto lugar para generar
forraje para rumores susurrados de lo sobrenatural, sobre fantasmas o espíritus o los “Siete

Terror; antes y después, Marte reinará felizmente”. El francés era totalmente desconocido en Japón hasta los años 60,
cuando se publicó La destrucción de la humanidad en julio de 1999, del escritor japonés Ben Goto, que vendió dos
millones de ejemplares y popularizó allí el nombre del profeta.
9
Aum Shinrikyō (オウム真理教, Verdad Suprema), fue una secta apocalíptica japonesa encabezada por Shōkō Asahara,
que perpetró ataques terroristas contra la población civil de Tokio en marzo de 1995. Actualmente se denominan Aleph.

35
Misterios”.
—¿Entonces no se está usando para nada ahora? —Pregunté, dando un cuidadoso paso
adelante.
—No como aulas regulares, de todos modos—. Respondió Kazami mientras caminaba a mi
lado—. El segundo piso está abandonado, por lo que no se permite subir allí. La biblioteca
secundaria y la sala de arte están en el primer piso, y el club de cultura.
—¿Tenéis una biblioteca secundaria?
—Es raro que alguien la use. Por lo general, todos van a la biblioteca principal en el
Edificio A. Solo he estado allí una vez.
—¿Qué tipo de libros tienen allí?
—Documentos sobre historia local y libros antiguos que los alumnos han donado. Tiene
una cantidad realmente notable de cosas así, aparentemente. Es más como un almacén de libros que
una biblioteca.
—Huh.
No me importaría echarle un vistazo al menos una vez. Mi interés se despertó.
—Esta escuela tiene un Club de Arte, ¿cierto? —Pregunté, teniendo un pensamiento
repentino.
Después de un retraso demorado, Kazami respondió:
—Sí. Ahora sí.
—¿Ahora sí? ¿Qué significa eso?
—Las actividades extracurriculares fueron suspendidas el año pasado. Comenzaron de
nuevo en abril—. Teshigawara fue quien respondió—. Solo para tu información, la encantadora
señorita Mikami es la patrocinadora. Si tuviera algún talento en esa área, también juraría cuánto
quería en el club. ¿Te unirás o algo así, Sakakibara?
Dejé de caminar y volví a mirar la cabeza blanqueada, luego me encogí de hombros
exageradamente. Teshigawara no parecía tomarlo mal, sus ojos brillaban con una sonrisa.
—Oye, Sakakibara...
Empecé a caminar de nuevo cuando Teshigawara habló, como si tratara de hacerme
retroceder.
—En realidad hay algo que nosotros…
Pero justo entonces, dejé escapar un sorprendido “¡Oh!” que sirvió para interrumpir lo que
Teshigawara había estado a punto de decir. El sonido se me había escapado después de un
endurecimiento involuntario de mi garganta.
Se habían instalado magníficos parterres en el patio entre el Edificio 0 y el Edificio B, hacia
donde nos dirigíamos. Algunos de ellos resplandecían con rosas amarillas en flor. Y justo entonces,
más allá de los racimos de flores flotando en la plácida brisa de primavera, la vi a ella, Mei Misaki.
Sin un segundo de sobra para pensar, comencé a dirigirme directamente hacia ella.
—¡H-hey! ¡Sakakibara!
—¿Qué estás haciendo, Sakakibara?
Escuché el tono consternado en las voces de Teshigawara y Kazami, pero lo ignoré. Me
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apresuré e incluso rompí en un ligero trote.
Mei Misaki: estaba sola, sentada en un banco a la sombra de un árbol al otro lado de un
macizo de flores. No había nadie más a la vista.
—H-hola—. La llamé.
Estaba mirando al espacio, como si se hundiera en la contemplación, pero reaccionó a mi
voz. Sus ojos, aunque el parche blanco ocultó el izquierdo, se volvieron hacia mí y se detuvieron.
—Oye—. Traté de actuar indiferente y levanté una mano casualmente—. Te llamas Misaki,
¿cierto?
Me acerqué al banco donde ella se sentaba. Mi corazón latía más rápido que esta mañana
cuando hablé frente a toda la clase. Sentí como si mi respiración también se volviera más tensa.
—Estamos en la misma clase, ¿eh? Tercer año, Clase 3. Yo, eh, me transferí aquí hoy...
—… ¿Por qué? —Sus labios se movieron solo un poco. El mismo tono de voz que había
escuchado en el ascensor del hospital, la misma forma de hablar fría y despreocupada—. ¿Por qué?
—Repitió ella—. ¿Estás seguro de esto?
No entendí sus preguntas.
“¿Por qué?”, “¿Estás seguro de esto?” No tenía la menor idea de lo que me estaba
preguntando en cualquier caso y solo podía quedarme allí, temblando.
—Um-m-m, lo que quise decir fue...
Luché por alguna forma de mantener la conversación, pero ella apartó sus ojos de mí y se
levantó del banco en silencio. Fue entonces cuando pude ver claramente la etiqueta con el nombre
que colgaba de su chaqueta.
Era una tarjeta de color púrpura claro, lo que indicaba que era de tercer año. Si bien podría
haber estado imaginando cuán sucio y maltratado se veía el papel, su nombre estaba escrito allí con
bastante claridad:
“Misaki”: viendo los acantilados... “Mei Misaki”.
Mi boca se cayó, como un pez. Traté de decirle: “Te vi en el hospital el otro día”, pero las
palabras no se juntaron. Todavía estaba intentando cuando ella dijo simplemente:
—Deberías tener cuidado.
Luego, en silencio, me dio la espalda.
—E-espera—. Llamé apresuradamente para tratar de detenerla, pero ella se mantuvo de
espaldas.
—Deberías ser cuidadoso. Puede que ya haya comenzado.
Entonces Mei Misaki me dejó, mientras estaba de pie en medio del susto, y partí de la
sombra del árbol donde estaba el banco.
La vi irse.
Se movió hacia la entrada del Edificio 0, luego desapareció dentro del antiguo edificio.
Como si se derritiera en la penumbra persistente...
La campana anunciando el final del almuerzo comenzó a sonar, liberando el momento
helado. Miré a mi alrededor, sintiendo como si me hubieran devuelto a mis sentidos.
—¡Oye! ¿Qué estás haciendo, Sakakibara? —El grito de Teshigawara me llegó.

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—Ahora tenemos gimnasia. El vestuario está al lado. Será mejor que nos apuremos.
Cuando me di la vuelta, los labios de Teshigawara estaban tan fruncidos que podría haber
estado silbando. A su lado, Kazami sacudía la cabeza incesantemente sobre algo, con la cara pálida
e inclinada.

9
La clase de gimnasia se dividía entre chicos y chicas.
Estaba sentado en un banco a la sombra de un árbol en el lado norte del campo, aun con mi
uniforme. Aun no podía hacer ejercicio vigoroso, de acuerdo con las instrucciones del médico. Así
que, como le dije a Teshigawara, no había necesidad en que me apurara por llegar.
Era el único chico sentado de la clase. Los demás llevaban ropa de ejercicio blanca y
corrían por la pista de 400 metros. A pesar del bálsamo de la luz de la tarde, solo diez o así se
movían por el campo. Una ligera sensación de frío me atravesó, por alguna razón, mientras
observaba la escena.
Cuando corría, me gustaba hacer largas y cortas distancias. Me gustaba usar máquinas de
ejercicio y nadar, también. Lo que no me gustaba era el fútbol o el baloncesto… Básicamente, soy
terrible en los deportes de equipo.
Desearía poder correr, pensé. Traté de respirar profundamente un par de veces, y no sentí
nada extraño en mi pecho. Lo que me dio más ganas de querer unirme. Y aún así, había una parte de
mí que lloraba de terror. Con esa sensación, si fuera a correr y saltar por ahí sin cuidado, un agujero
se abriría de nuevo en algún lugar de mis pulmones.
—No vas a tener un tercero—. Es lo que mi padre me dijera, pero no estaba lo bastante
convencido como para tomarlo seriamente. Si fuera estúpido y me esforzara demasiado, sufriría
esas horribles sensaciones de nuevo, y ya estaba más que cansado de eso. Lo que tenía que hacer
ahora era tomármelo con calma por un tiempo. Era mi única opción.
Las chicas estaban haciendo salto de longitud en una pista de arena en el lado oeste del
campo. Pensé que podría verla entre ellos: a Mei Misaki. Entrecerré los ojos para mirar, pero
estaban bastante lejos y no podía distinguir a nadie. Considerando que tenía un parche en el ojo
izquierdo, quizás estaba sentada. En cualquier caso, debería estar en uno de los bancos cercanos…
Atisbé a una persona que podría haber sido ella.
A una corta distancia de la pista de arena, a la sombra de un árbol, llevando un uniforme…
¿era ella? Debido a la distancia, no podía decir si era Mei o no. Y no podía mirar exactamente a las
chicas de clase mucho más. Un suspiro se me escapó mientras juntaba mis dedos tras mi cabeza y
me reclinaba. Cerré los ojos y, al mismo momento, oí la penetrante voz de Ray, el pájaro mynah,
preguntando “¿Por qué?” sonando en mis oídos.
Supongo que fue cinco o seis minutos después.
—¿Um, Sakakibara?
Alguien me estaba hablando. Sorprendido, abrí los ojos. A solo tres pasos, vi a una chica
con blazer azul marino.
No era Mei Misaki.

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No tenía un parche en el ojo, sino gafas de montura plateada. Su pelo era corto, pero a la
altura de los hombros. Era Yukari Sakuragi, la representate de clase.
—¿No harás gimnasia por ahora?
Con cuidado de que ella no notara mi ligero desacuerdo que sentía en mi interior, respondí:
—Sep. Hace una semana que salí del hospital. El doctor me dijo que me abstuviera de hacer
ejercicio, y mira como estoy. ¿También te lo saltas? ¿Te sientes enferma?
—Me caí ayer y me torcí la pierna.
Yukari Sakuragi dejó caer los ojos a su pierna. Fue entonces cuando noté el vendaje de
aspecto doloroso que envolvía su pierna derecha desde la rodilla hasta el tobillo.
—Um… No caíste por la colina fuera de la puerta trasera, ¿no? —Pregunté a modo de
broma.
Cuando lo dije, Sakuragi sonrió, como si liberara cierta tensión.
—Afortunadamente fue en otro lugar. Ya conoces sobre esa gafería, ¿huh?
—Algo, sí.
—Entonces… —Empezó, pero lo ignoré y clavé mi mirada para cortarla.
—Quería agradecerte por venir al hospital el otro día.
—Oh… Nos alegramos de hacerlo.
—¿Quieres sentarte?
Me levanté, ofreciendo el baño a la herida. Entonces cambié de tema.
—¿Puedes contarme por qué no hay dos grupos en esta clase de gimnasia? —Me había
estado preguntando sobre ello desde hace un rato—. Pensé que era normal que una clase se
dividiera por géneros para juntarse con los de otra clase vecina. Especialmente en una escuela
pública. Además, hay dos profesores para los chicos y las chicas, así que con solo una clase, hay la
mitad de estudiantes que debería haber…
Al menos con esta gente, no seríamos capaces de tener un partido de fútbol. No es que
pudiera importarme menos sobre esa oportunidad perdida.
—Las otras clases son diferentes—. Sakuragi respondió—. Las Clases 1 y 2 tienen
gimnasia juntos, igual que las Clases 4 y 5. La Clase 3 es la única que va sola.
—¿Por qué la Clase 3?
Podía entenderlo porque había un número raro de clases en tercer año, pero entonces ¿por
qué la Clase 3 iba sola? ¿No debería ser esa la Clase 5?
—Estabas con Kazami y Teshigawara durante la comida, ¿cierto? —Esta vez, fue ella la
que cambió de tema.
—Sep. ¿Qué pasa?
Aun en el banco, ladeó la cabeza y alzó la mirada hacia mí.
—Bueno, ellos… ¿te contaron algo?
—¿Kazami y Teshigawara?
—Sep.
—Me dieron un tour rápido por la escuela. Básicamente, hey, ese es el Edificio A, detrás

39
está el Edificio S donde se dan las clases especiales… Algo así. Me contaron también la historia de
fantasmas del estanque de lotos.
—¿Eso es todo?
—Fue de último al Edificio 0, así que me contaron un poco para lo que servía el viejo
edificio de la escuela.
—¿Y eso es todo?
—Bastante, creo, sep.
—… Oh—. Yukari Sakuragi inclinó la cabeza con un silencioso murmullo, luego bajó la
voz incluso más—… Tengo que hacerlo bien, o Akazawa me echará la bronca.
Capté solo fragmentos de lo que ella estaba murmurando para sí misma. ¿Akazawa? ¿No
era “Akazawa” uno de los estudiantes que no asistió a la escuela hoy?
Sakuragi se levantó lentamente del banco, con una expresión pensativa. Pude ver
claramente cómo sus movimientos acomodaban la lesión en su pierna derecha.
—Así que, Sakuragi… —Decidí intentar preguntarle a ella—: Quiero decir, ¿dónde está
Misaki?
—… ¿Qué? —Ella inclinó la cabeza hacia un lado.
—La chica de nuestra clase, Mei Misaki. Ya sabes, la del parche sobre su ojo izquierdo.
¿Ella también se saltó la clase de gimnasia?
Sakuragi ladeó la cabeza y repitió:
—¿Qué? ¿Qué? —Parecía completamente desconcertada, por alguna razón. ¿Por qué? ¿Qué
la estaba haciendo reaccionar tan extrañamente?
—La vi afuera del Edificio 0 durante el almuerzo.
Justo en ese momento, a lo lejos, escuchamos un rumor profundo y reverberante.
¿Despegaba un avión? No, no sonaba así. ¿Podría ser un trueno? Estiré la cabeza hacia atrás para
mirar al cielo.
Por lo que pude ver aquí a la sombra del árbol, era el mismo claro día de mayo que había
sido antes. Así que pensé, pero cuando escaneé, vi que nubes siniestras se estaban acumulando
ligeramente hacia el norte. ¿Entonces realmente había truenos desde allí que habíamos escuchado?
Cuando se me ocurrió la idea, el mismo rmrmbmrmmmble vino nuevamente desde muy
lejos.
Así que es eso. Un distante trueno de primavera. Quizás haya lluvia después del ocaso.
Aventuré esta predicción por mi cuenta, lanzando mi mirada al cielo del norte.
—¿Huh?
Atisbé algo en un lugar que no había esperado, y la pregunta se me escapó.
—¿Qué hace alguien allá arriba?
Edificio C, el edificio de tres pisos que estaba en el lado norte del campo. Allí, en la
azotea… alguien estaba de pie cerca de la barandilla que rodeaba la terraza. ¿Era…?
Era ella. Mei Misaki.
Lo entendí de inmediato. Incluso aunque no había forma de que pudiera ver claramente su
cara, o incluso sus ropas.
40
Y en el momento siguiente dejé atrás a Yukari Sakuragi, aun con su perpleja expresión, y
salí corriendo hacia el Edificio C.

10
Mientras estaba subiendo corriendo las escaleras, la falta de aliento me alcanzó. La imagen de rayos
X de mi pulmón colapsado cruzó mi mente, pero estaba más centrado en la figura que había visto
desde el campo.
Encontré la puerta a la azotea fácilmente. Era una puerta de acero color crema. Un cartel de
cartón estaba pegado a la puerta, que decía NO ACCESO INNECESARIO en tinta roja.
Decidí en menos de un segundo ignorar una prohibición tan inexplicablemente ambigua. La
puerta no estaba cerrada. Lo abrí y salí afuera.
Mi instinto había sido correcto.
La identidad de la figura era, de hecho, Mei Misaki.
En el techo del edificio de la escuela con nervaduras de hierro, un páramo sucio de
hormigón. Sola en el centro de todo. Se paró justo contra la barandilla que daba al campo. Estaba
mirando hacia este lado, así que debe haberme notado de inmediato. Pero sin decir una palabra, ella
me dio la espalda.
Mientras controlaba mi respiración irregular, me acerqué para pararme a su lado.
—Hey... Misaki .—.. La llamé débilmente—. Uh... así que también te estás saltando la clase
de gimnasia, ¿eh?
… Ninguna respuesta.
Cerré la distancia un paso, luego dos.
—¿Estás bien? Quiero decir, ¿se te permite estar aquí arriba?
Todavía estaba de espaldas cuando una voz volvió a mí.
—¿Entonces? Mirar de cerca apenas tiene más sentido.
—¿Los maestros no te van a gritar?
—... Lo dudo.
Su respuesta fue un susurro cuando finalmente se dio la vuelta para mirarme. Entonces vi
que sostenía un cuaderno de bocetos contra su pecho.
—Tú también estás aquí arriba.
Ella me devolvió la pregunta.
—¿Entonces? —Dije, copiando su respuesta anterior—. Es cierto que no tiene mucho
sentido mirar clases de gimnasia. ¿Dibujas?
Sin responder, escondió el cuaderno de bocetos detrás de ella.
—Mencioné esto cuando te encontré en el almuerzo pero, um... me transferí hoy a la Clase
3...

41
—Eres Sakakibara.
—Uh, sep. Y tú eres Misaki, ¿cierto? ¿Mei Misaki? —Miré la placa con el nombre clavada
en su pecho—. ¿Cómo escribes Mei?
—De la misma manera que escribes “aullido”.
—¿Cómo?
—O “sonido”. Como en “resonancia”. O “grito”.
Aullido, ¿eh? Aullando en un acantilado...
—Um, ¿te acuerdas? Nos conocimos en el hospital municipal recientemente.
Finalmente pude hacerle la pregunta, pero mi corazón todavía era completamente incapaz
de encontrar un ritmo uniforme, básicamente, estaba a medio camino de sobrecargar. Thmp...
thmp... podía escuchar los latidos fuertes en mis oídos.
—Fue el lunes de la semana pasada. Me subí al mismo ascensor que tú en la sala de
hospitalizados, luego te bajaste en el segundo sótano. Me dijiste tu nombre cuando te pregunté. ¿No
te acuerdas?
—La semana pasada, lunes .—.. Murmuró Mei Misaki, su ojo derecho, no oculto por el
parche, cerrándose lentamente—. Eso... podría haber sucedido.
—Es lo que pensaba. Ha estado en mi mente... desde entonces. Entonces, cuando estabas en
clase hoy, me sorprendió.
—Oh—. Fue una respuesta cortante, pero sus pequeños y delgados labios parecían tener el
fantasma de una sonrisa.
—¿Por qué ibas al segundo sótano ese día? —Presioné—. Dijiste que dejabas algo o así,
¿cierto? ¿Para quién? Parecía que llevabas una muñeca blanca. ¿Era eso lo que estabas dejando?
—Odio la forma en que me interrogas—. Ella habló con la misma voz cortante y apartó la
vista.
—Oh, lo siento—. Me disculpé rápidamente—. No estaba tratando de obligarte a responder
ni nada. Es solo que...
—Algo triste sucedió ese día.
La mitad de mi cuerpo está esperando allí, la pobre. ¿No había dicho algo así en el
ascensor ese día? La mitad de mi cuerpo... la pobre.
Había estado pesando en ello, pero obviamente no podría preguntarle nada más. Y ella no
estaba compartiendo nada más.
El trueno distante sonó de nuevo. El viento que soplaba sobre el techo se sentía un poco
más frío que antes.
—Tú… —Escuché la voz de Mei Misaki—. Tu nombre es Koichi Sakakibara. ¿Es
correcto?
—Uh, sep.
—Eso debe molestarte.
—Eh... ¿Qué?
Espera un segundo. ¿Estaba a punto de mencionar eso? ¿Ahora?
—¿Por qué dices eso?
42
Me apresuré a recuperar la compostura. Mei me miró con una mirada silenciosa.
—Quiero decir, ¿no fue por esta época el año pasado? Todo el país estaba en pánico. Ni
siquiera ha pasado un año desde que sucedió.
No respondí.
—Sakakibara. Es bueno que no te llames Seito—. Cuando dijo eso, otro susurro de una
sonrisa cruzó sus labios.
Había pasado tanto tiempo desde que alguien había mencionado eso, y aún no había
sucedido en la escuela hoy. Y ahora, de todas las cosas, escucharlo de ella, de los labios de Mei
Misaki…
—¿Qué pasa? —Mei inclinó la cabeza con curiosidad—. ¿No querías que mencionara eso?
Traté de responder:
—¿A quién le importa?
Y parecía que no me molestaba, pero realmente no lo logré. Antes de que pudiera comenzar
a pensar qué hacer ahora…
—Me trae malos recuerdos.
Había empezado a confesar, con la cara seria.
En mi vieja escuela, el año pasado… cuando ocurrió el ataque en Kobe, y todos
comenzaron a hablar de Sakakibara Seito10, otro estudiante de secundaria de catorce años…
—¿Te acosaron?
—Nadie ha hecho nada lo suficientemente serio como para llamarlo acoso, pero... No... no
había sido nada tan malo. No había habido malicia intencional o encubierta en absoluto. Todos
pensaron que era divertido... Escribían mi nombre con los mismos caracteres que usaba él, o me
llamarían Seito. Bromear con eso era bastante inofensivo. Pero…
Lo dejé salir con una risa fácil en el calor del momento, pero a veces lo odiaba más de lo
que podía soportar, más de lo que incluso me daba cuenta. En otras palabras, los componentes
básicos del estrés. Y entonces…
El año pasado en otoño, cuando había estado cargando con la carga de este estrés todos los
días… fue entonces cuando tuve mi primer neumotórax espontáneo. Quizás una de las razones por
las que sucedió se remonta a todo lo relacionado con Sakakibara. Recordando todo lo que sucedió,
ya no parece una teoría tan forzada.
Y la razón por la que me dejaron estar con mis abuelos en Yomiyama mientras mi padre
estuvo fuera de Japón durante un año es porque se enteró de lo que estaba sucediendo y tuvo un
momento raro de preocupación hacia mí. Probablemente decidió que sería mejor si pudiera cambiar
mi entorno diario y presionar el botón de reinicio en mis interacciones en la escuela, donde las cosas
se ponían cada vez más tensas.
Incluso después de haberle contado las líneas generales de lo que había sucedido, Mei
Misaki no retrocedió ni simpatizó conmigo, ni se sintió avergonzada por lo que había hecho.
—¿Alguien te lo ha hecho aquí?

10
Los asesinatos de niños de Kobe ocurrieron en Kobe, Japón, el 16 de marzo y el 27 de mayo de 1997. Dos víctimas,
Ayaka Yamashita (10 años) y Jun Hase (11 años), fueron asesinados por un niño de 14 años llamado Shinichiro Azuma,
bajo el alias de Seito Sakakibara.

43
—Eres la primera—. Le respondí con una sonrisa amarga. Curiosamente, me había relajado
un poco.
Toda esta mañana, cada vez que alguien había dicho mi nombre, me había tensado,
esperando esto. Y todo por una cosa tan pequeña. Ugh… Cuando lo puse todo en palabras para
contarle al respecto, me pareció estúpido de alguna manera.
—Probablemente solo están siendo educados—. Dijo Mei.
—... Quizás.
—Me resulta difícil creer que estén preocupados por tus sentimientos.
—¿Qué quieres decir?
—Porque Sakakibara es un nombre inextricablemente asociado con la muerte. Y no
cualquier muerte, por cierto: una muerte cruel e insensata que se desarrolla en la escuela.
—Asociado con la muerte...
—Sep—. Mei asintió en silencio y se sujetó el cabello mientras el viento lo sacudía—. Eso
molesta a todos. Entonces... tal vez no lo sepan. Como una herida que protegen.
—... ¿Qué significa eso?
¿De qué estaba hablando? Comprendí que la palabra “muerte” y los conceptos que
implicaba eran ominosos y siempre habían molestado a la gente. Eso fue obvio. Pero…
—Ya sabes, en esta escuela .—.. El tono de Mei era tan frío e indiferente como siempre—.
Aquí, la Clase 3 del tercer año es la más cercana a la muerte de todas las clases. Más que cualquier
otra clase en cualquier otra escuela. Mucho más.
—¿Cercana a la muerte? ¿Qué significa eso...?
No pude procesar lo que ella quiso decir con eso, y presioné una mano en mi frente. El ojo
derecho de Mei, fijo en mí, se estrechó hasta que solo fue una rendija.
—No sabes nada, ¿verdad, Sakakibara?
Luego se dio la vuelta para mirar el campo. Apoyó el pecho contra la barandilla marrón y se
inclinó hacia adelante sobre él, luego inclinó la cabeza hacia atrás. De pie detrás de ella, también
miré al cielo. La capa de nubes había aumentado sustancialmente desde antes.
Podía escuchar el trueno distante de nuevo. Asustados por el sonido, los cuervos graznaban
y vi varios pares de alas negras como el carbón que se abrían paso hacia el cielo desde los árboles
en el patio de la escuela.
—¿No lo sabes, Sakakibara? —Todavía mirando hacia el cielo, Mei Misaki se repitió—.
Nadie te lo ha dicho todavía.
—... ¿Decirme qué?
—Lo descubrirás pronto.
No había nada que pudiera decir a eso.
—Además, es mejor que no te acerques a mí—. Cuando dijo eso, entendí aún menos—.
También deberías dejar de hablarme así.
—¿Por qué no puedo?
—Dije que lo descubrirás pronto.
—Vamos...
44
Eso realmente no ayudó. De hecho, no ayudó en absoluto.
Mientras buscaba algo que decir, sin saber cómo responder a eso, Mei Misaki giró su
cuerpo en silencio. Abrazando el cuaderno de bocetos contra su pecho, pasó junto a mí y se dirigió a
la puerta.
—Te veré, Sa-ka-ki-ba-ra.
Mi cuerpo se congeló al instante, como si ella me hubiera lanzado un hechizo repugnante.
Pero me sacudí rápidamente y fui tras ella. Mientras lo hacía, otro cuervo graznó en el patio de la
escuela.
Uno de los “fundamentos” de los que Reiko me había dicho la noche anterior me vino a la
mente.
Si escuchas el graznido de un cuervo cuando abandonas el techo, al entrar... ¿Era la
pierna derecha? ¿O la pierna izquierda? ¿Cuál era? Estoy bastante seguro de que es la izquierda...
Mientras trabajaba en todo esto, Mei abrió rápidamente la puerta y desapareció más allá.
Ella había entrado con su pie derecho.

11
La lluvia finalmente comenzó a caer después del final de sexta hora. Fue una fuerte lluvia, como
una lluvia repentina fuera de temporada.
Cuando estaba juntando mis cosas para ir a casa, preocupándome por no tener un paraguas,
mi teléfono comenzó a vibrar dentro de mi bolso. Lo puse en silencio. Fue una llamada de mi
abuela.
—Voy ahora mismo a buscarte. Quiero que me esperes en la puerta principal.
Fue un mensaje de bienvenida, pero mi respuesta fue instantánea:
—Vale, Abuela. Probablemente solo estará rociando para cuando llegues aquí.
—Esa no es forma de que un niño en recuperación hable. ¿Y si te empapas y te resfrías?
—Pero…
—Sin peros, Koichi. ¿Todo bien? Espera hasta que llegue allí.
Colgó entonces, y miré a mi alrededor sin comprender y suspiré.
—¡Oye, Sakakibara! Tienes un móvil, ¿eh?
En ese momento, alguien me habló. Fue Teshigawara. Rebuscó en el bolsillo interior de su
uniforme y luego sacó un teléfono blanco con una llamativa correa atada.
—Somos compañeros de móvil. ¿Cuál es tu número?
Todavía una pequeña selección de estudiantes de secundaria que tenían sus propios
móviles. Incluso en las escuelas de Tokio, eran tan comunes como los teléfonos PHS 11. Quizás uno

11
El Sistema Personal Manual (PHS), también comercializado como el Sistema de Acceso Personal (PAS) y conocida en el
mercado chino como Xiaolingtong, es una red de telefonía móvil del sistema operativo en la banda de frecuencia 1880-
1930 MHz, utilizado principalmente en Japón, China, Taiwán y algunos otros países de Asia.

45
de cada tres chicos como máximo.
Mientras intercambiamos números, eché un vistazo al banco de ventanas. Allí, al fondo,
Mei Misaki ya se había ido. Esperé hasta que Teshigawara volviera a meter el teléfono en el bolsillo
y luego dije:
—¿Te importa si te pregunto algo?
—¿Hm?
—Sobre esa chica Misaki que se sienta en ese escritorio.
—¿Hm-m-m?
—Es bastante rara. ¿De qué va?
—¿Te sientes bien, Sakakibara? —Teshigawara inclinó su cabeza con una expresión que
parecía completamente seria—. Recupérate, hombre—. Me dio una fuerte palmada en la espalda y
luego rápidamente abandonó la escena.
Salí del aula y, mientras me dirigía hacia el Edificio A y la puerta principal, me encontré
con la señorita Mikami, la maestra asistente, en el pasillo.
—¿Cómo te fue hoy, Sakakibara? ¿Qué opinas de tu nueva escuela?
Sus preguntas llegaron con una sonrisa natural. Totalmente desconsolado, le respondí:
—Creo que me las arreglaré.
La señorita Mikami asintió mecánicamente.
—¿Tienes un paraguas? Está lloviendo.
—Um, Abuela… Quiero decir, mi abuela dijo que vendrá a buscarme con el coche. Ella me
llamó por móvil hace un minuto.
—Estás bien entonces. Cuídate.
Solo quince minutos después, el negro Cedric de mi abuela se detuvo en el camino de
entrada junto a la entrada, atravesando la lluvia, cuya ferocidad se había aflojado un poco. Había un
par de estudiantes cerca de la entrada que aún no habían podido salir debido a la lluvia inesperada.
Rápidamente me subí al asiento del pasajero del coche, como si huyera de su aspecto.
—Lo siento por hacerte esperar, Koichi—. Me saludó mi abuela, ajustando sus manos en el
volante—. No te sientes peor, ¿verdad?
—Oh, no, estoy bien.
—¿Crees que te llevarás bien con tus compañeros de clase?
Nos alejamos del edificio de la escuela y nos dirigimos lentamente por el camino
resbaladizo hacia la puerta principal. Y al salir...
Estaba apoyada contra la puerta, mirando hacia afuera, cuando mis ojos se posaron en ella.
La lluvia había disminuido mucho, pero todavía era más que una llovizna, y ella estaba caminando
sin paraguas, sola.
Mei Misaki.
—¿Qué pasa? —Preguntó mi abuela, justo antes de dirigir el coche hacia la calle. Algo en
mi reacción debe haberla avisado. Ni siquiera había hecho ruido ni abierto la ventana ni nada.
—… Nada. No te preocupes por eso—. Respondí, luego giré mi cuerpo para mirar hacia
atrás. Y todavía…
46
Mei ya se había ido. Como si se hubiera derretido en la lluvia que caía.
Así me pareció ese día.

47
Mayo (II)
1
—¿Qué es esto?
Escuché la voz de la señorita Mikami. Ella le había hecho la pregunta a un chico a mi
izquierda llamado Mochizuki. Yuya Mochizuki. Era un poco pequeño, pálido y, aunque sencillo,
tenía un aspecto elegante. Si realmente lo intentaba y caminaba alrededor de Shibuya vestido de
drag, podría ser confundido con alguien bastante joven. Sin embargo, todavía no le había dicho ni
una palabra desde que me transfirieron ayer. Traté de decir hola, pero él instantáneamente apartó la
vista de mí. Era difícil saber si solo era tímido o si tenía una personalidad oscura y misántropa.
La pregunta de la señorita Mikami hizo que las mejillas de Mochizuki se sonrojaran un
poco, y él buscó una respuesta.
—Um... estaba tratando de hacer un limón...
—¿Un limón? ¿Esto?
Lanzando una mirada hacia la maestra, que estaba torciendo la cabeza en ángulos extraños,
Mochizuki respondió en voz baja:
—Sí. Es el grito en un limón.
Era jueves, mi segundo día en la escuela. Estábamos en quinta hora, clase de arte.
La clase, en el primer piso de ese edificio de la vieja escuela, el Edificio 0, se dividió en
seis grupos, cada uno sentado alrededor de sus propias grandes mesas de trabajo. Una variedad de
objetos estaban alineados en el centro de cada mesa, como una cebolla, un limón, una taza, etc. El
propósito de la clase de hoy era esbozar una naturaleza muerta12 de estas cosas.
Había seleccionado un juego de tazas junto a una cebolla y comencé a dibujar a lápiz en el
papel de dibujo que nos habían dado. Aparentemente, Mochizuki había elegido un limón, pero no
sé...
Estirando el cuello, eché un vistazo al papel que tenía delante. Lo vislumbré y... Sep, lo
entiendo ahora. Había muchas razones para que la señorita Mikami hiciera preguntas. Había
dibujado algo grotesco, que no se parecía en nada a ninguno de los temas de la mesa.
Cuando dijo que era un limón, vale, apenas podía distinguirlo. Pero era más del doble de
estirado que el limón frente a mí, alto y delgado, además el contorno era ondulado en
protuberancias desiguales. Además de eso, había dibujado el mismo tipo de líneas onduladas y

12
El termino “Naturaleza muerta” o “bodegón” es el nombre dado a la composición pictórica que agrupa objetos
inanimados, sean cerámicas, flores, frutas o animales muertos, entre otros.

48
llenas de baches (me parecían líneas de efectos especiales) a su alrededor...
¿Qué es esto?
De repente, tuve el mismo pensamiento. Pero luego, si extrapolaba “el grito en un limón”
como había dicho Mochizuki, me di cuenta, podría ser...
Cuando escuchas la palabra “grito”, incluso un niño de primaria conoce esa gran obra
maestra del artista noruego Edvard Munch. La figura de un hombre en un puente que cubre sus
orejas, dibujada con una extraña composición y paleta en líneas fluctuantes. Este dibujo
tambaleante de un limón parecía compartir algo con esa pintura...
—¿Crees que esto es aceptable, Mochizuki?
Rociándole otra mirada, Mochizuki respondió vacilante:
—Sí... Quiero decir, así es como me ve el limón en este momento...
—Ya veo—. La señorita Mikami apretó los labios y se encogió—. No está realmente en el
espíritu de la clase de hoy, pero... supongo que está bien—. Una triste sonrisa apareció en su rostro,
como si hubiera levantado las manos en señal de derrota, y dijo—: Preferiría, sin embargo, si solo
experimentas así en el Club de Arte.
—Oh. Sí, señora. Lo siento.
—No hay necesidad de disculparse. Continúa y termina esto como lo tienes.
Con esa advertencia indiferente, La señorita Mikami se alejó de nosotros. Luego…
—¿Te gusta Munch? —Eché un vistazo de nuevo al dibujo de Mochizuki e intenté
involucrarlo con cautela.
—Uh... sep, supongo—. Respondió sin mirarme y luego recogió su lapiz otra vez. Pero no
sentí que lanzara un fuerte bloqueo, así que seguí adelante.
—Pero ¿por qué salió así el limón?
Apretó los labios y gruñó como la señorita Mikami acababa de hacerlo.
—Así lo veo, así es como lo dibujé. Eso es todo.
—¿Quieres decir que los objetos también tienen gritos?
—Eso no es lo que está pasando. La gente malinterpreta la pintura de Munch todo el
tiempo. No es el hombre el que grita en esa pintura. Es el mundo que lo rodea. El grito lo hace
estremecerse, por lo que se cubre las orejas.
—Entonces tampoco es el limón el que grita. ¿Está el limón cubriéndose las orejas?
—No creo que lo entiendas todavía...
—Hm-m-m. Bueno lo que sea. Entonces, ¿estás en el Club de Arte?
—Oh, sep. Me reincorporé en tercer año.
Lo que me recordó lo que Teshigawara me había dicho ayer, sobre la suspensión del Club
de Arte el año pasado. Pero a partir de abril de este año, la encantadora señorita Mikami se había
convertido en la patrocinadora...
—¿Qué pasa contigo?
Entonces, por primera vez, Mochizuki me miró. Ladeó la cabeza hacia un lado como un
cachorro.

49
—¿Vas a unirte?
—¿Por qué iba a hacer eso?
—Bueno…
—Claro, me interesa un poco... pero no lo sé. No soy tan bueno dibujando.
—Realmente no importa lo bueno que seas—. Me dijo Mochizuki en un tono
extremadamente serio—. Haces dibujos al ver con los ojos en tu corazón. Eso es lo que lo hace
divertido.
¿Los ojos en tu corazón?
—¿Eso es lo que es?
Eché un vistazo a su “grito de limón” y Mochizuki asintió diciendo:
—Claro, sin ningún indicio de culpa, frotándose un dedo debajo de la nariz.
Supongo que estaba rodeado de extraños; aun así, una vez que comencé a hablar con él,
parecía bastante interesante. Ese pensamiento me ayudó a relajarme mucho, pero al mismo tiempo...
algo pasó por mi mente ante la mención del Club de Arte.
Cuando hablamos ayer en el techo del Edificio C durante la clase de gimnasia, ella, Mei
Misaki, llevaba un cuaderno de dibujo. ¿Podría ella estar en el Club de Arte también?
La sala de arte en el Edificio 0 era dos veces más grande que un aula normal. La
construcción y el equipo en la habitación se estaban volviendo viejos, y la cantidad de luz hacia que
el lugar luciera de alguna manera triste, pero gracias al techo alto, la habitación no se sentía
demasiado opresiva. Lo hizo sentir aún más grande de lo que ya era.
Mis ojos vagaron por la habitación, como si fuera la primera vez. Sin embargo, no vi a Mei
Misaki en ningún lado, después de todo.
Pero ella estaba en las clases de la mañana... No pude evitar sentir sospecha. No había
tenido tiempo de conversar tranquilamente, pero logré atraparla durante uno de los descansos entre
clases y compartí algunas palabras con ella. Mencioné cómo se había ido sola a casa bajo la lluvia
ayer, y otras cosas insignificantes.
—No odio la lluvia.
Eso es lo que me había dicho entonces.
—Mi favorita es la lluvia fría en pleno invierno. En el momento en que cambia a nieve.
Quería verla en el almuerzo y hablar un poco más, pero al igual que ayer, ella había
desaparecido del aula antes de que me diera cuenta. E incluso ahora que la quinta hora había
comenzado, ella aún no había aparecido.
—Oye, Sakakibara.
Mochizuki era el que intentaba iniciar conversación ahora. Puse mis pensamientos sobre
Mei en espera.
—¿Qué?
—¿Qué piensas... sobre la señorita Mikami?
—Nada, quiero decir, no lo sé.
—Oh, ya veo. Sep, vale .—.. Mochizuki asintió varias veces, murmurando en voz baja, y
sus mejillas se tiñeron de rojo.
50
¿Qué pasa con este chico? Secretamente, me había quitado el equilibrio un poco.
¿Está enamorado de su profesora de arte? ¿Este niño? Ella es más de diez años mayor que
tú, amigo.

2
—Munch hizo cuatro copias de El grito en total.
—Había escuchado eso.
—Me gusta el del Museo Nacional de Arte de Oslo. El color rojo del cielo es el más
intimidante. Parece que saldrá sangre en cualquier momento.
—Huh, ¿pero eso no te asusta cuanto más lo miras? ¿O te hace sentir increíblemente
incómodo? ¿Cómo te puede gustar eso?
Se podría decir que es una pintura fácil de entender. El impacto visual es tan intenso que el
tema subyacente se ignora y hay parodias divertidas o interesantes en todas partes. Entonces
supongo que en ese sentido es un trabajo popular. Pero, por supuesto, cuando Mochizuki dijo que le
gustaba, no parecía estar hablando en ese nivel.
—Incómodo... supongo que sí. Es una imagen que arrastra esos sentimientos hacia mí, que
hay ansiedad en todo y que es así. Por eso me gusta.
—¿Te gusta porque te incomoda?
—No es que desaparezca si finges que no lo sientes. Eres igual, ¿verdad, Sakakibara? Estoy
seguro de que es lo mismo para todos.
—¿Incluso con limones y cebollas?
Lo dije en broma, y Mochizuki sonrió un poco tímidamente.
—Los dibujos son una proyección de la imaginación.
—Sí, pero vamos...
Después de que terminó la clase de arte, terminé levantándome y saliendo con Yuya
Mochizuki. Y, mientras terminamos continuando nuestra conversación, caminamos por un pasillo
con poca luz del Edificio 0.
—¡Hey, Sakaki!
Alguien detrás de mí me tocó el hombro. Antes incluso de darme la vuelta, sabía que era
Teshigawara. Aparentemente, había decidido comenzar a abreviar mi nombre a “Sakaki” hoy.
—¿Vais susurrando sobre la señorita Mikami? Quiero entrar.
—Lamento decepcionarte, pero estamos hablando de algo un poco más oscuro que eso—.
Le respondí.
—¿Qué es? ¿De qué estáis hablando?
—La ansiedad que cubre el mundo.
—¿Qué pasa?
—¿Alguna vez te sentiste incómodo, Teshigawara? —Pregunté, a pesar de mi opinión de

51
que parecía no tener ninguna conexión con emociones como esa. Ya se había vuelto natural hablarle
claramente.
Sin embargo, el tonto blanqueado superó mis expectativas cuando dijo:
—¿Qué piensas? —Él asintió con la cabeza, no estaba seguro de qué, y luego respondió—:
¡Después de todo, cuando subí un grado, terminé atascado con la “maldición de la Clase 3”!
—¿Qué?
El sonido se me escapó. Al mismo tiempo, vi la reacción de Mochizuki: cuando su mirada
cayó en silencio a sus pies, su expresión parecía melancólica y de alguna manera tensa. La escena
se había cristalizado en el espacio de un momento. Eso es lo que se siente.
—E-E-Entonces, Sakaki—. Dijo Teshigawara—. He querido hablar contigo sobre esto
desde ayer...
—Espera, Teshigawara—. Habló Mochizuki—. No creo que puedas hacer eso más.
¿No puedes hacer eso? ¿Hacer qué? Por qué no? “Más” supone que alguna vez...
Era Teshigawara, que tenía problemas para continuar. Totalmente en la oscuridad, lloré:
—¿De qué estáis hablando?
Y luego me quedé boquiabierto.
Habíamos estado caminando por un pasillo en el Edificio 0 y estábamos llegando a la
biblioteca secundaria. Casi nadie parecía usar la vieja biblioteca, pero ahora la puerta corrediza que
daba a ella estaba abierta unos centímetros. Y a través de la brecha, pude ver en la habitación...
... Ella estaba allí.
Mei Misaki estaba allí.
—¿Qué pasa? —La pregunta de Teshigawara era dudosa.
—Espera un segundo—. Respondí ambiguamente y abrí la puerta de la biblioteca.
Mei se volvió para mirarnos. Estaba sentada en un escritorio grande en la habitación
totalmente vacía. Levanté la mano para saludar, pero ella no respondió en absoluto y volvió a mirar
al escritorio.
—H-hey, Sakaki. Realmente no eres...
—¿Sakakibara? ¿Qué estás…?
Más o menos ignorando la charla de Teshigawara y Mochizuki, entré en la biblioteca
secundaria.

3
Las paredes estaban ocultas detrás de estanterías que llegaban hasta el techo, llenas de libros. Sin
embargo, incluso eso no fue suficiente, y más de la mitad del espacio del piso en la habitación era
un bosque de estantes altos.
La sala parecía ser del mismo tamaño que el aula de arte, pero el estilo era completamente
diferente. Ni siquiera había un indicio de apertura aquí. El peso de todos los libros almacenados
aquí impartía una gran opresión a la sala. La cantidad de luz hizo que este lugar pareciera aún más
52
sombrío, y al mirar alrededor vi que varias de las luces fluorescentes estaban apagadas.
Solo había una mesa grande destinada a lectores, donde Mei estaba sentada. Ni siquiera se
colocaron diez sillas alrededor. Había un pequeño mostrador en una esquina trasera a la izquierda,
en un valle entre los estantes. No podía ver a nadie allí en este momento, pero supuse que allí era
donde generalmente estaba el bibliotecario. En este espacio impregnado del olor único de los libros
antiguos, donde el tiempo parecía haberse detenido... ahí estaba ella.
Mei Misaki estaba aquí, sola.
Incluso mientras me acercaba, ella nunca me miró. Lo que estaba abierto ante ella en el
escritorio no era un libro, sino su gran cuaderno de bocetos. ¿Había... saltado la clase de arte para
venir aquí y dibujar sola?
—¿Crees que deberías haber entrado aquí? —Mei habló sin cambiar su mirada.
—¿Por qué no? —Respondí.
—¿Tus dos amigos no te detuvieron?
Había algo extraño en cómo todos los demás en clase actuaban cuando se trataba de ella.
Aunque había empezado, muy vagamente, a adivinar por qué podría ser eso.
—¿Qué estás dibujando? —Le pregunté, bajando mis ojos hacia su cuaderno de bocetos.
Era un boceto de una hermosa joven, hecho a lápiz. No tenía el estilo de un dibujo de anime
o manga. Era un dibujo lineal más realista y naturalista. La forma del cuerpo era delicada, su sexo
apenas distinguible. Las extremidades eran delgadas. El pelo largo. Los ojos, la nariz y la boca aún
no se habían dibujado, pero aún así transmitían la imagen de una hermosa joven.
—¿Es esto... una muñeca?
Tenía una razón para preguntar eso.
Los hombros, los codos, las muñecas, las articulaciones de la cadera, las rodillas y los
tobillos... en cada una de estas articulaciones, pude ver en el dibujo la forma característica que
tienen ciertos tipos de muñecas: la estructura característica de lo que se llama una muñeca
articulada con bola.
Sin responder, Mei dejó caer desinteresadamente el lápiz que había estado sosteniendo
encima del dibujo.
—¿Tienes una modelo? ¿O todo es de tu imaginación?
Acumulé las preguntas incluso mientras me preparaba para escuchar que odio la forma en
que me interrogas. Finalmente, Mei volvió su rostro hacia mí.
—No puedo decir cuál es. Quizás los dos. Voy a darle a esta chica alas enormes, por
último.
—Alas... ¿Entonces es un ángel?
—No sé. Podría…
Podría ser un demonio, un comentario como ese parecía listo para seguir, y me quedé sin
aliento por un segundo. Pero Mei no dio más detalles. Una leve sonrisa fue todo lo que tocó sus
labios.
—¿Qué le pasó a tu ojo? —Traté de cambiar de tema, a algo que me había estado
preguntando todo este tiempo—. Llevas eso desde que te vi en el hospital. ¿Te lastimaste?
—¿Quieres saberlo? —Mei inclinó la cabeza ligeramente, su ojo derecho se entrecerró.

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Aturdido, le dije:
—Uh, si no quieres, está bien...
—Entonces no te lo diré.
En ese momento, el sonido crepitante de una campana sonó en algún lugar de la habitación.
Aparentemente, el viejo altavoz maltratado todavía se estaba utilizando, a pesar de que nunca se
reparó.
Era la campana para comenzar la sexta hora, pero Mei no hizo ningún movimiento para
ponerse de pie. Quizás ella iba a hacer pellas de nuevo. ¿Debería dejarla o arrastrarla conmigo?
Estaba teniendo problemas para decidir.
—Deberías ir a clase—. Una voz salió de la nada. Era una voz masculina que nunca había
escuchado antes. Había una leve raspadura, pero era profunda y rica.
Asustado, miré alrededor de la habitación y descubrí de dónde había venido.
Detrás de ese mostrador en la esquina de la habitación, donde no había visto a nadie antes,
había un hombre vestido todo de negro.
—No te había visto antes—. Dijo el hombre. Llevaba unas gafas de montura negra y un
montón de blanco mezclado con su cabello rizado.
—Um, soy Sakakibara, Clase 3 del tercer año. Me acabo de transferir a esta escuela ayer, y
uh...
—Soy Chibiki, el bibliotecario—. Él fijó sus ojos en mí, inquebrantable, mientras hablaba
—: Puedes venir aquí cuando quieras, pero por ahora: adelante, vete.

4
La sexta hora era un aula extendida, que tuvimos una vez a la semana. Si esto fuera la escuela
primaria, sería nuestro tiempo de reunión de clase, pero dudaba que se llevaran a cabo discusiones
tan animadas y sin restricciones mientras el director nos vigilaba. Hoy en día, las escuelas públicas
y privadas son probablemente de la misma manera.
No hubo ningún problema que requiriera discusión en ese momento, así que terminamos
siendo despedidos de la clase antes de que terminara la escuela.
Mei Misaki nunca apareció en el aula durante este tiempo, tampoco. Pero me pareció que
nadie mostraba ningún signo de preocupación en particular, incluidos el señor Kubodera y la
señorita Mikami.
Mi abuela me había traído a la escuela en coche otra vez hoy. Intenté detenerla, diciéndole
que no tenía que hacer esto, pero que no lo dejaría pasar.
—Esta semana tengo que hacerlo—. Me dijo. Y teniendo en cuenta mi posición, tampoco
pude resistir mucho...
Para ser sincero, quería quedarme un poco más en la escuela y buscar a Mei, pero tuve que
renunciar. Rechacé una invitación de Teshigawara y los demás para ir a casa con ellos también, y
me subí al coche que había venido a buscarme.

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5
Después de la cena esa noche, antes de que Reiko se retirara a su oficina/dormitorio en la casa
lateral, tuve una oportunidad para hablar con ella por un rato.
Había guardado unas cuantas cosas para ella, pero ahora que estábamos hablando, me tensé
por alguna razón… como siempre. Acabamos hablando sobre un montón de cosas, lo cual no era lo
que yo pretendía.
Después de mucho dudar, traté de saltar haciendo una pregunta sobre la biblioteca
secundaria en el Edificio 0.
—¿Esa biblioteca siempre ha estado allí?
—Yup. Obviamente estaba cuando yo iba a la escuela media, y estoy bastante segura de
que seguía cuando Ritsuko fue allí.
—¿Era la biblioteca “secundaria” en aquel entonces?
—No, eso cambió. Debe haberse convertido en la “secundaria” después de que terminaran
los nuevos edificios y la nueva biblioteca quedó lista.
—Probablemente.
Reiko había estado apoyando su barbilla sobre una mano, descansando el codo en la mesa.
Cambió los brazos y dio un trago de cerveza en su vaso. Luego lanzó un suave suspiro. No lo
mostró abiertamente, pero ella probablemente encontraba su día a día como adulta bastante
exhausto.
—¿Conoces al bibliotecario de la biblioteca secundaria? Lo vi un poco hoy, pero hubo algo
en él que lo hacia verse como el gobernante de ese lugar… Así que me dio la impresión de que
había estado allí siempre.
—¿Te refieres al señor Chibiki?
—Sep, ese mismo.
—Tienes razón, Koichi. Da esa clase de impresión. El “gobernador” de la biblioteca. Lleva
allí desde mi generación. Es muy serio y siempre se viste de negro, y hay algo misterioso en él. La
mayoría de las chicas pensaban que era espeluznante.
—Lo apuesto.
—¿Dijo algo raro cuando te vio hoy?
—No, nada especial—. Agitando lentamente mi cabeza, pensé en la escena.
Era el único al que echaron de la biblioteca. ¿Qué había sido de Mei después de eso? ¿Se
había quedado allí y siguió con su dibujo? ¿O ella…?
—Por cierto, Koichi—. Reiko dijo, sosteniendo su cerveza—. ¿Estás planeando unirte a
algún club o hacer algo después de clases?
—Oh… Buen punto. Me pregunto qué debería hacer.
—¿Hacías algo en tu otra escuela?
Ya que preguntó, respondí honestamente.
—Estaba en el club de gastronomía.
Me había unido con un toque de sarcasmo inducido por mi padre, quien estaba feliz de

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cargar con las labores de casa a su único hijo. Mi habilidad en la cocina había mejorado unos
cuantos niveles gracias a ello, pero mi padre nunca mostró signos de notar los resultados.
—N-N-No creo que Yomi Norte tenga nada así—. Reiko respondió, sus ojos mostrando
una sonrisa.
—Solo será un año. No necesito forzarme a unirme a nada. Oh, pero hoy alguien me
preguntó si quería unirme al Club de Arte.
—¿Oh, en serio?
—Pero no sé después de todo…
—Así eres tú, Koichi.
Bebiendo los restos de su cerveza, Reiko descansó ambos codos en la mesa y puso sus
manos en las mejillas. Luego miró directa a mi cara y preguntó:
—¿Te gusta el arte?
—No sé si me gusta. Creo que es bastante interesante…
La mirada de Reiko se sintió como una luz cegadora. Inconscientemente, aparté la cabeza
levemente mientras respondía con los sentimientos que estaban bombeando en mi corazón.
—Pero no soy muy bueno dibujando. Es algo muy plano.
—Hm-m-m.
—Pero a pesar de eso, uh… Esto es un secreto, ¿vale? Nadie lo sabe. Pero creo que estudiar
algo relacionado con arte en la universidad, si puedo.
—¿Wow, sí? ¡Es la primera vez que lo oigo!
—Quiero probar escultura o artes plásticas o algo del estilo.
Mi vaso estaba lleno de la especialidad de mi abuela: zumo de vegetales, que habia hecho
para mí. Le di un sorbo tímido, trantando de aguantar el apio (el cual detesto) que había mezclado
en ello.
—¿Qué piensas? Bastante alocado, ¿cierto?
Me armé de valor. Reiko cruzó los brazos sobre el pecho y volvió a murmurar.
—Hm-m-m—. Finalmente dijo—: Algunos consejos. Primero: Hablando por experiencia,
los padres generalmente se rehúsan cuando sus hijos dicen que quieren ir a una escuela de arte o una
academia de bellas artes.
—... No es una sorpresa.
—No sé qué haría tu padre. Tal vez sea del tipo que te rasgue si se entera.
—No esperaría eso, pero él podría.
—Segundo —Reiko continuó—: incluso asumiendo que entres en una escuela de arte como
pretendes, después de graduarte tienes sorprendentemente pocas habilidades de trabajo
comercializables. Obviamente, algo de eso depende de cuánto talento tengas, pero lo más
importante es la suerte, creo.
Así que es eso. Ya con el realismo…
—Tercero.
Vale ya… Estaba listo para detenerla en ese mismo momento. Pero el último consejo de
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Reiko era una clase de salvación, ofrecida con amabilidad en sus ojos de nuevo.
—A pesar de eso, si realmente quieres ir, no hay motivo para tener miedo. Creo que es
penoso rendirse antes de probar, sea lo que sea que estés haciendo.
—¿Sí?
—Sep. Es importante para ti, ¿cierto? ¿Aunque seas genial o no?
Reiko lentamente se frotó las mejillas, que se habían enrojecido levemente por efecto del
alcohol, con ambas manos.
—Por supuesto, el tema es si piensas o no que eres genial.

6
Al día siguiente —viernes, 8 de mayo— no vi a Mei Misaki en toda la mañana. Pensé que quizás
estaba enferma, pero no parecía así ayer… ¿Podría ser…? Mi mente dio con la única posibilidad.
Después de que hablamos en la azotea durante la hora de gimnasia del miércoles… Si estás
en la azotea y oyes el graznido de un cuervo, cuando regreses al interior, debes entrar con tu pir
izquierdo. Era el primero de los “Fundamentos de Yomi Norte” que Reiko me había enseñado. Si lo
desobedecías y entrabas con el pie equivocado, serías herido durante un mes.
Sea o no que Mei oyera el repetido canto de los cuervos, ella había ido con el pie derecho.
Así que… ¿podría ser que hubiera acabado malamente herida por eso?
El hecho de que estuviera pensando en cosas así, medio en serio, medio preocupado,
parecía bastante irrisorio cuando me detuve y me eché un vistazo a mí mismo.
No puede ser, pensé. No había manera. Y así, al final, no pude lograr preguntar a nadie por
qué estaba ausente, tampoco.

7
Nunca experimenté esto en la privada Escuela Media K***, pero en la pública, el segundo y cuarto
sábado eran básicamente días libres. Aparentemente había lugares donde asignaron “estudios
prácticos” fuera de la escuela hasta esos días, pero Yomi Norte no masajeó el sistema de esa manera
en absoluto. Depende de los estudiantes cómo pasarían su mayor tiempo libre.
Y así, el sábado 9, no había escuela. Tampoco necesitaba levantarme temprano, o no lo
hubiera hecho, excepto que hoy tenía que ir al Hospital Municipal de Yumigaoka. Tenía cita por la
mañana para un chequeo para ver cómo progresaba mi condición. Por supuesto, mi abuela se había
propuesto voluntaria para llevarme al hospital; pero cuando llegó la hora, acabó por retractarse. A
mi abuelo, Ryohei, le había subido la fiebre de repente esa mañana y tenía que quedarse en cama.
No sonaba como algo terriblemente serio, pero él era un anciano cuya condición había
mostrado ser una preocupación para el día a día. Me di cuenta de que probablemente no podría
quedarse en casa solo, así que le aseguré a mi abuela:
—No te preocupes, estaré bien.

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—¿Sí? Bueno, gracias, entonces.
Justo como había pensado, ella no peleó esta vez.
—Se cuidadoso y ven directo a casa. Si empiezas a sentirte mal, ve y llama a un taxi.
—Vale, Abuela, entendido.
—No quiero que te presiones.
—No lo haré.
—¿Tienes dinero suficiente?
—Sí, Abuela, aquí mismo.
Tuvimos esta conversación cerca del porche en la primera planta, así que Ray, el pájaro
mynah, sobrevoló y gritó animadamente “¿Por qué? ¿Por qué?” con su estridente voz,
acompañándome fuera de casa.
—¿Por qué?… Ánimo. Ánimo.

8
—Bien, bien—. El jefe médico murmuró, asintiendo, después de que escrutara las imágenes de mis
pulmones alineadas en el panel de rayos X. Era un hombre entrando en la tercera edad, y dijo su
opinión con un tono alegre—. Todo parece claro. Excelente. Ningún problema. Incluso así,
ejercitarte está fuera de cuestión. Tengamos otra revisión en una o dos semanas y si no hay
cambios, deberías poder ir a las clases de gimnasia.
—Gracias.
Me incliné humildemente, pero no pude evitar sentir una ligera ansiedad. El pasado otoño,
me hicieron un chequeo como este poco después de que me dieron de alta del hospital. También
obtuve el mismo visto bueno... Pero, por supuesto, no importa cuánto me preocupe por cosas como
esa en el futuro, no cambiaría nada. “Tú también deberías estar fuera del bosque ahora”. Debería
seguir adelante y confiar en la visión optimista de un sobreviviente... Sep. Eso fue lo mejor.
La sala de pacientes externos en los hospitales municipales siempre está terriblemente llena,
sin importar dónde se encuentre. Cuando terminé mi chequeo y terminé de pagar en la ventana, la
hora del almuerzo ya había pasado. Como un niño de 15 años, ahora mayormente sano, sentí que mi
hambre comenzaba a atormentarme, pero no me entusiasmó la idea de la cafetería del hospital.
Encontraré un lugar para hamburguesas o unas donas camino a casa. Había salido del hospital y me
dirigía a la parada del autobús cuando, de repente, lo reconsideré.
Estaba visitando el hospital por primera vez en diez días, y afortunadamente (aunque
probablemente se enojaría conmigo por decirlo) mi abuela no estaba conmigo. No tenía nada mejor
que hacer, por lo que sería estúpido no actuar de alguna manera, incluso de la manera más pequeña.
Este era un tema mucho más importante que mi hambre actual, ¿no? Sí, lo era.
Decidí volver al hospital. Y me dirigí al lugar que había servido como escenario principal
de mi vida a fines del mes pasado: la sala de pacientes hospitalizados.
—¿Qué es esto? ¿Cómo te va, Chico Horrores?
Había tomado el ascensor hasta el cuarto piso y estaba columpiándome junto a la ventana
de la estación de enfermeras cuando me encontré con una enfermera que reconocí, justo al salir al
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pasillo. Delgada y alta, sus ojos grandes y molestos le daban una mirada desequilibrada... Era la
señorita Mizuno. Ella me había dicho que acababa de obtener su título como enfermera el año
pasado. No había pasado mucho tiempo desde que comenzó a trabajar allí, pero probablemente era
la trabajadora del hospital con la que más había hablado durante mis diez días allí. La señora Sanae
Mizuno.
—Oh, hola.
No fue tan grandioso como todo eso, pero este encuentro casual en este momento era algo
por lo que esperaba y oraba.
—¿Qué pasa? Eres Sakakibara... Koichi, ¿cierto? Tu pecho no se volvió a arruinar,
¿verdad?
—No, no, no es nada de eso—. Rápidamente sacudí la cabeza—. He venido para un
chequeo hoy. No hay problemas, dijeron.
—Oh. Pero entonces, ¿qué estás haciendo aquí?
—Porque, um, quería verte—. Me di cuenta de que sonaba algo inapropiado incluso cuando
lo dije.
La señorita Mizuno regresó instantáneamente con una reacción teatral.
—¡Bueno, me siento halagada! Pensé que quizás estarías solo en tu nueva escuela si no
encontrabas a algunos amigos con quienes hablar de horror... pero no lo estás, ¿verdad? ¿Qué tal?
—Es... Bueno, la verdad es que quería preguntarte algo.
Lo que primero nos llevó a términos tan amigables fue la novela de Stephen King que había
estado leyendo mientras estaba hospitalizado. Sus ojos habían aterrizado en el título.
—¿Esto es todo lo que lees? —Me había preguntado.
—No todo, no.
Su expresión era la de una persona que presencia algo anormal, por lo que iba a responder
aún más bruscamente, pero luego...
—Entonces, ¿qué más lees entonces?
—Uh... Koontz, supongo.
Eso la hizo reír y cruzar los brazos sobre el pecho como un viejo. Parecía que estaba
conteniendo una carcajada. Fue entonces cuando me dio el apodo de “Chico Horrores”.
—Es bastante inusual que alguien hospitalizado lea cosas así.
—¿Lo es?
—Después de todo, las personas generalmente quieren evitar tener miedo o dolor, ¿no? Y
cuando están enfermos o heridos, en realidad están asustados y doloridos.
—Supongo. Pero quiero decir, es solo una historia en un libro, así que realmente no...
—Sí. Tienes toda la razón. Estoy impresionada, Chico Horrores.
Lo que quedó claro casi al instante fue que ella también era realmente atractiva en cosas
como esa. Asiática u occidental, moderna o clásica, leía novelas y miraba películas. Aparentemente,
ella misma se sentía bastante sola, ya que no tenía ningún “consejo para hablar de terror” en su
trabajo. Y así, hasta el día en que me dieron de alta, ella me contaba los trabajos que recomendaba
de autores que nunca había leído, como John Saul y Michael Slade.

59
Pero divago.
Le había dicho a la señorita Mizuno “Quería preguntarte algo”, prometiéndome a mí mismo
que tendría otra oportunidad para discutir nuestro interés común.
—El veintisiete de abril, el lunes de la semana pasada… ¿murió una niña en este hospital?

9
—¿El veintisiete de abril? —Ella obviamente pensó que era una pregunta extraña. La señorita
Mizuno parpadeó—. La semana pasada, lunes, ¿eh? Aun estabas aquí, ¿no?
—Sep. Fue el día en que me quitaron el drenaje.
—¿Y a qué viene esto tan de repente?
Era normal que lo preguntara. Pero no confiaba en que pudiera explicar la situación en
detalle sin pisotear los matices.
—Solo es que… algo me estaba molestando—. Y así ofrecí una respuesta ambigua.
Ese día… Sobre a mediodía del lunes pasado, tuve mi primer encuentro con Mei Misaki en
el ascensor del hospital. Se había bajado en el segundo sótano. No había sala de pacientes o de
exámenes. Lo único que había allí eran los almacenes y la sala de máquinas es la capilla.
… La capilla.
Creo que la imagen distintiva de ese lugar seguía molestándome desde entonces. Así,
extrapolando de lo que sabía, le había preguntado a la señorita Mizuno.
Asumamos que la capilla es a donde Mei iba ese día. La gente normalmente no va a una
capilla vacía. Racionalmente, el cuerpo de alguien que hubiera muerto en el hospital debía estar allí.
¿No era esa la explicación? ¿Por qué pensé que era una chica la que había muerto? Esto, también, es
una extrapolación, basada en la adivinanza que Mei dijera ese día (mitad de mi cuerpo, la
pobrecita…).
—Parece que algo complicado pasó—. La señorita Mizuno infló una de sus mejillas y ojeó
mi cara—. Voy a pedir que me den los detalles, pero… déjame pensar.
—¿Alguna idea?
—En cuanto a los pacientes de los que estoy a cargo, de todos modos, no hubo ninguna
chica que muriera. Pero no sé si es así en toda la planta.
—Bueno, hay algo más… —Decidí cambiar la pregunta—. ¿Viste a una chica con
uniforme escolar en la planta ese día?
—¿Qu-Qué? ¿Otra chica?
—Sería de la escuela media. Una blazer azul marino. Pelo corto y un parche sobre el ojo
izquierdo.
—¿Un parche? —La señorita Mizuno ladeó la cabeza—. ¿Una paciente de oftalmología?
Oh, espera. Espera un segundo.
—¿La viste?
—No. Lo de que alguna chica falleció ese día.
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—¡¿Sep?!
—Hm-m-m. Déjame veeeer… —Mientras murmuraba, la señorita Mizuno empezó a
golpear con el dedo índice de su mano derecha contra su frente—… Creo que podría haber una.
—¿En serio?
—Creo, pero solo oí sobre ello.
Nos trasladó a la sala de estar escasamente poblada, en lugar de pararse en el pasillo de la
sala con todo el tráfico de pacientes y sus familias, médicos y enfermeras. Probablemente estaba
diciendo que si seguíamos de pie hablando en el pasillo, podría haber problemas.
—No estoy totalmente segura, pero dijiste que era el lunes pasado... creo que fue por
entonces—. Dijo la señorita Mizuno, manteniendo su voz bastante baja—. ¿Fue una chica?
Recuerdo algunas conversaciones sobre un paciente joven que había estado hospitalizado aquí por
un tiempo y que falleció repentinamente.
—¿Sabes el nombre de la persona?
Mi corazón latía más fuerte de lo que me gustaba. Al mismo tiempo, no sé por qué, pero no
pude evitar que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo.
—¿Sabes su nombre, o de qué estaban enferma, o algún detalle?
Después de dudar por un momento, la señorita Mizuno miró a su alrededor y luego bajó la
voz aún más.
—¿Por qué no veo lo que puedo averiguar?
—¿No te meterás en problemas?
—Si solo pregunto, no debería ser demasiado difícil. Tenías teléfono, ¿verdad?
—Oh, sí.
—Dame el número—. Dio la orden enérgicamente, sacando su propio teléfono de un
bolsillo en su bata—. Te avisaré cuando descubra algo.
—¿No te meterás en problemas?
—Para un viejo amigo de terror. Hiciste todo el camino hasta aquí; debes tener alguna
razón para ello—. Dijo la enfermera novata a la que le gustaban las novelas de terror, con una
mirada burlona en sus ojos saltones—. A cambio, tienes que decirme por qué quieres saberlo. Vale,
¿Chico Horrores?

61
10

Se había alzado el sol en la ciudad de Yomiyama cuando encontré esta excéntrica señal.
Estaba de camino a casa desde Yumigaoka.
Bajé del autobús en un lugar llamado Akatsuki, ubicado en el punto medio entre el hospital
y la casa de mis abuelos (como me imaginaba, usando el medio formado mapa en mi mente). Había
calmado mi hambre en un restaurante de comida rápida que vi por allí, luego caminé hacia el
modesto centro cercano. A pesar de ser sábado por la tarde, estaba casi vacío y, mientras vagaba por
las calles, no reconocí a ninguna de las personas con la que me crucé, normal. Nadie me habló ni yo
les hablé, y nada en particular atrajo mi interés. Me alejé del centro, y de la ruta del bus, bajé por un
callejón cercano, y acabé en una área con una multitud de casa realmente buenas, entonces salí al
otro lado, y al final… No tenía una motivación en particular en mente. Estaba solo yendo a donde
me llevaran mis pies. Y si me perdía, bueno, las cosas se arreglarían solas.
Ese es el espíritu con el que había ido de excursión. Tal es la fuerza de un chico que ha
vivido durante 15 años en Tokio sin madre, quizás.
Me di cuenta de que hoy era mi tercera semana en Yomiyama y esta la primera vez que
pasaba algo de tiempo con cierta libertad… despreocupado por las miradas de otros. Si no volvía a
casa antes de que cayera la noche, sabía que mi abuela estaría increíblemente preocupada, pero ella
probablemente me llamaría al móvil de ser así.
¡Finalmente pude saborear la libertad!
Pero… no es como me sentía de todos modos. En verdad, todo lo que quería era ir sin
rumbo por la ciudad a pie, por mi cuenta. Eso era.
Eran poco más de las tres de la tarde... y, sin embargo, el mundo parecía extrañamente
desvaído. No sentí ninguna señal de que estaba a punto de comenzar a llover, y sin embargo, nubes
inusualmente oscuras se apilaron en lo alto. De repente, tuve la idea de que eran un reflejo de mi
propio estado mental...
Solo unos momentos antes, había visto un letrero con el nombre de la ciudad, “Misaki”, en
un poste de servicios públicos.
Otro “Misaki”, ¿eh? Diferentes caracteres, pero...
Anoté el nombre en el mapa en mi mente. Supuse que mi ubicación actual era, en términos
generales, en el centro de un triángulo formado por el hospital, la casa de mis abuelos y la escuela.
Fue entonces cuando sucedió.
Había una carretera en una colina con una pendiente bastante empinada. Podía ver pequeñas
tiendas aquí y allá, cada una separada de las demás, pero estaba en medio de una zona residencial
desierta, y de repente...

62
Mis ojos se detuvieron en la excéntrica señal que tenía esas palabras escritas, en un color
crema sobre un tablero negro.
Un edificio hostil de tres pisos hecho de concreto. Tenía un aspecto diferente al de las
viviendas privadas cercanas: algo así como un edificio de múltiples inquilinos, pero no parecía que
hubiera tiendas u oficinas en el segundo y tercer piso.
El letrero sobresalía casi imperceptiblemente al lado de una puerta que parecía ser la
entrada al primer piso. Al lado había una escalera exterior que iba directamente a los pisos
superiores. Una ventana ovalada daba a la carretera, a poca distancia de la entrada. ¿Era un
escaparate? Si es así, no había luces encendidas en el interior y tenía una apariencia simple, como si
ni siquiera se estuviera utilizando.
Inconscientemente deteniéndome, volví a mirar el cartel y leí las palabras escritas en voz
baja.
—Ojos azules vacíos del todo, en el atardecer de Yomi... ¿Qué es eso?
Debajo de esto había otra tabla, como una pancarta, esta de madera vieja sin barnizar. En él
estaban las siguientes palabras, escritas con lo que parecía un pincel de caligrafía:

¿Qué era este lugar? ¿Una tienda de antigüedades, o algo así? O quizás…
De repente, sentí como si alguien, en algún lugar, me estuviera mirando. Miré a mi
alrededor, pero ni siquiera había nadie caminando por la calle, y mucho menos alguien mirándome.
El cielo estaba bajo y más oscuro que nunca. La imagen de este rincón de la ciudad llamado
Misaki arrastrada rápidamente hacia el atardecer me había llamado la atención. Me acerqué a la
ventana ovalada, medio temeroso. Más allá del cristal estaba oscuro, lo que me impedía ver muy
bien. Me acerqué a la ventana y mi rostro al cristal para mirar dentro.
—¡Waugh!
Un breve grito escapó de mí y mi cuerpo se congeló. Un entumecimiento frío surgió en un
instante desde la parte posterior de mi cuello a través de ambos hombros y en mis brazos.
Más allá de la ventana estaba...
Había algo increíblemente extraño y muy hermoso. Una mesa redonda negra estaba puesta
en el suelo, con una tela de color rojo oscuro sobre ella. Por encima de eso, la mitad superior de una
mujer era visible, con un velo negro que se quitó de la cara con ambas manos.
Su piel pálida y suave, sus rasgos terriblemente atractivos... era una chica. El cabello que le
caía sobre el pecho era negro como el azabache. Y sin embargo, sus ojos eran de un verde intenso.

63
El vestido rojo que llevaba estaba, como su cuerpo, cortado en la cintura.
—… Guau.
Era intensamente extraño y muy hermoso: una muñeca hecha casi a tamaño real. Solo la
mitad superior de su cuerpo había sido expuesta como decoración.
¿Qué era este lugar? ¿Qué era esto…?
Maravillado, eché otro vistazo al letrero al lado de la entrada.
En ese momento, una vibración comenzó en el bolsillo de mi chaqueta. Estaba recibiendo
una llamada. ¿Mi abuela ya estaba preocupada?
Convencido del nombre que vería, solté un pequeño suspiro y saqué mi teléfono. Pero la
pantalla de cristal líquido mostraba un número no identificado.
—… ¿Hola?
Tan pronto como contesté, escuché la voz de una mujer:
—Eres Sakakibara, ¿cierto?
La reconocí, después de todo, había escuchado esta voz de primera mano solo unas horas
antes. Era la señorita Mizuno del hospital municipal.
—Me enteré de algo de lo que hablamos.
—Eso fue rápido.
—Una compañera de trabajo a la que le encanta cotillear me asaltó, así que le pregunté de inmediato. Ella dijo que
había escuchado la historia de otra persona, por lo que esta información podría no ser cien por ciento precisa. Pero sería
difícil entrar y revisar la documentación. ¿Te vale?
—Seguro.
Mi mano apretó el móvil involuntariamente. Otro estremecimiento estaba atravesando mi
cuerpo.
—Por favor, dime.
Incluso mientras respondía, no podía apartar la mirada de la muñeca dentro de la ventana.
—El lunes pasado hubo un paciente que falleció—. Me dijo la señorita Mizuno—. Una chia de secundaria.
—¿Uh-Huh?
—Se sometió a una cirugía mayor en otro hospital y luego fue trasladada aquí. La cirugía había sido un gran éxito y
se estaba recuperando sin problemas, pero de repente dio un giro para peor. No hubo tiempo suficiente para que los médicos
hicieran todo lo posible. Ella era hija única, y aparentemente sus padres no soportaron el dolor.
—¿Cómo se llamaba? —Pregunté. Había vinculado los ojos de la chica en la ventana,
mirándome desde la penumbra, a las palabras “ojos azules vacíos del todo”—. ¿Sabes el nombre de
la chica?
—Um-m-m .—.. La voz de la señorita Mizuno crujió. La señal se estaba rompiendo—. Escuché
esto de la misma compañera, y ella tampoco fue muy clara al respecto... pero le saqué algo.
—¿Uh-Huh?
—La chica se llamaba Misaki o Masaki, o algo así.

64
Mayo (III)
1
Luego me paré en la zona de Misaki, donde el “Ojos azules vacíos del todo, en el atardecer de
Yomi”, el viernes de la semana siguiente, y esta vez realmente era el atardecer.
La semana pasada había sido por pura casualidad. Había encontrado este lugar
deambulando sin rumbo, pero esta vez la situación era un poco diferente. Lo que no quiere decir
que tuviera la intención de venir aquí desde el principio. Había ido con un propósito diferente y,
como resultado, había regresado sin querer.
Todavía había tiempo antes de que desapareciera el sol. Pero el nivel de luz en el área ya
merecía la palabra “atardecer”. Incluso si alguien que conociera se me acercara en los rayos rojos
del sol, no creo que sea capaz de averiguar quién era de inmediato.
Ya había olvidado mi propósito original. Debería dejarlo e irme a casa. Ese pensamiento
me había llevado al borde de darme la vuelta cuando noté algo. Esa señal de “Atardecer de Yomi”
estaba justo en frente de mi cara. Mis pies se dirigieron hacia allí, como si me estuvieran chupando.
Más allá de la ventana elíptica estaba la hermosa pero inquietante muñeca, al igual que la semana
pasada, y sus “ojos azules vacíos del todo” reflejaban mi imagen vagamente.
¿Qué era este lugar? ¿Cómo era el interior?
Estas eran las cosas que habían estado constantemente en mi mente desde ese primer día.
No había forma de resistir mi curiosidad. Desterré mi propósito original a un rincón de mi mente y
abrí la puerta al lado del letrero.
Una campana en lo alto sonó débilmente y di un tímido paso adelante.
Una luz sombría e indirecta, más parecida al atardecer que al del exterior, servía para crear
el ambiente. El espacio quedó en la oscuridad, más hondo de lo que esperaba, y era bastante vasto.
Anillos de luz tenue fueron creados aquí y allá por tenues focos de colores, mostrando una variedad
de muñecas grandes y pequeñas. Había grandes de más de un metro de altura, y aún más pequeñas.
—Hola—. Una voz saludó a su cliente.
A la izquierda de la entrada, el lugar justo detrás del escaparate, había una mesa larga y
delgada, detrás de la cual podía ver una figura. Llevaba ropa de un color apagado que parecía
fundirse en la penumbra de la tienda. Por el sonido de la voz, me di cuenta de que era una mujer, y
anciana.
—Uh... hola.
—¿Qué es esto? No tenemos muchos hombres jóvenes aquí. ¿Eres un cliente? O quizás…
—Um, estaba afuera y me preguntaba qué tipo de tienda era esta. Esto... es una tienda,

65
¿cierto?
Había una caja registradora antigua en un extremo de la mesa. Una pequeña pizarra estaba
apoyada frente a ella con las palabras “Entrada Galería: 500” en tiza amarilla. Rebusqué en los
bolsillos de mi uniforme escolar y saqué un monedero.
—¿Estás en la secundaria? —Preguntó la anciana, sorprendiéndome. Me recuperé y luego
respondí:
—Sí, en Yomi Norte.
—Entonces puedes entrar a mitad de precio.
—Uh, gracias.
Me acerqué a la mesa y le entregué la cantidad que ella había pedido. La mano que ella
ofrecía era, de hecho, vieja y arrugada, y ahora podía ver claramente su rostro emergiendo de la
penumbra. Su cabello era completamente blanco y su nariz era ganchuda como la de un hechicero.
No podía decir cómo eran sus ojos, ya que usaba gafas con lentes verde oscuro.
—Um... ¿esto es una tienda de muñecas? —Pregunté suavemente.
—¿Una tienda de muñecas? Bueno, ahora—. La anciana inclinó la cabeza ligeramente
hacia un lado e hizo un murmullo sofocado—. Supongo que somos mitad tienda, mitad galería.
—… Oh.
—Vendemos cosas, pero nada que un niño en la escuela secundaria pueda pagar. Pero
tómate tu tiempo y echa un vistazo. No hay otros clientes en este momento, de todos modos—. La
anciana puso ambas manos sobre la mesa y lentamente se inclinó hacia delante, acercando su rostro
a mí. El manierismo sugirió que, de lo contrario, no podría verme muy bien—. Te daré un poco de
té, si quieres—. Dijo, tan cerca que podía sentir su aliento—. Tenemos un sofá en la parte de atrás,
por lo que puedes sentarte y descansar si te cansas.
—Vale. Oh, pero... no necesito té, gracias.
—Bueno, tómate tu tiempo.

2
Dentro de la tienda… Supongo que debería decir realmente dentro de la galería, se escuchaba
música, una música de cuerda que era tan sombría como la iluminación. Sonaba como si la parte
principal de la melodía fuera tocada por un violonchelo. Había escuchado la canción en algún lugar
antes, pero (supongo que tristemente) me faltaba por completo ese tipo de educación. Si alguien me
dijera que fue una famosa canción clásica de uno de los maestros o que fue un top-chart13 lanzado
en la década de los 90, todo lo que podría hacer es decir “¿En serio?”, y aceptar lo que dijeron.
Mi bolsa me estaba molestando, así que la puse en el sofá en la parte de atrás y, tratando de
respirar tranquilamente y silenciar mis pasos, di una vuelta mirando las muñecas que golpeaban a
cada paso. Al principio no pude evitar mirar para ver a la anciana en la mesa, pero pronto dejé de
preocuparme por ella. Las muñecas me atraparon por completo y no tuve más atención de sobra.
En el oscuro atardecer, algunas de las muñecas estaban de pie, algunas sentadas y otras

13
Lista de los más famosos.

66
acostadas. Sus ojos estaban muy abiertos por la sorpresa, o estaban sumidos en la contemplación,
sus párpados entornados, o dormitaban...
La mayoría de las muñecas eran hermosas niñas, pero también había niños pequeños entre
ellas, e incluso animales. Incluso hubo algunas extrañas fabricaciones que mezclaron humanos y
animales. Y había algo más que muñecas: imágenes colgadas en las paredes. Me llamó la atención
una pintura al óleo de una escena ligeramente fantástica. Al igual que la muñeca en el escaparate,
aproximadamente la mitad de las muñecas estaban articuladas. Todas sus articulaciones (muñecas,
codos, hombros, tobillos, rodillas y caderas) se formaron en esferas para poder moverlas y
colocarlas libremente. Imparte una cierta impresión única y hechizante.
¿Cómo puedo expresarlo? Aunque inculcadas con un realismo frío y sacarina, no eran
realmente reales. Se parecían a las personas sin realmente parecerse a ellas. Eran parte del mundo
mortal, pero realmente no pertenecían al mismo. Como si hubieran logrado adoptar estas formas y
preservar una sombra de su existencia en esta vaga unión entre aquí y allá...
... ¿Cuánto tiempo había pasado?
Había estado respirando profundamente. Sentí como si, sin darme cuenta, una idea extraña
se hubiera apoderado de mí: que tenía que respirar por ellas, que no tenían aliento.
Tenía un conocimiento pasajero sobre este tipo de muñecas. Encontré una colección de
fotos en la biblioteca de mi padre de un fabricante de muñecas alemán llamado Hans Bellmer 14,
creo, las vacaciones de primavera justo antes de comenzar la escuela secundaria. También había
visto un par de colecciones de fotos con toneladas de muñecas del mismo tipo, hechas por muchas
personas en Japón, que obtuvieron cierta influencia de él.
Sin embargo, esta fue mi primera experiencia al ver a personas reales de cerca, y muchas de
ellas a la vez.
Me concentré en seguir respirando profundamente. En parte porque si no lo hacía, parecía
que mi propio aliento podría detenerse y nunca me daría cuenta.
La mayoría de las muñecas iban acompañadas de pancartas con el nombre de la persona
que las había hecho. Lo mismo con las imágenes en las paredes. Ninguno de ellos eran nombres que
conocía, pero por lo que sabía, algunos artistas famosos podrían haber estado entre ellos.

Después de terminar una rápida inspección del bosque de muñecas y cuando estaba a punto
de volver al sofá y agarrar mi bolsa, descubrí este volante en una pared en una esquina hasta el
fondo. Había una flecha dibujada al lado de las palabras, apuntando en ángulo hacia abajo.
¿Eh? Mirando mucho, mucho más cerca, vi lo que parecían ser escaleras que bajaban al
sótano.

14
Hans Bellmer (Katowice, 1902 - París, 23 de febrero de 1975) fue un autor y fotógrafo surrealista de origen polaco que
desarrolló su trabajo en Berlín y más tarde en París debido al nazismo. Cuando los nazis llegaron al poder en Alemania,
en 1933, Bellmer decidió no hacer nada que pudiera serles útil. Entonces confeccionó su obra más conocida: la Muñeca.
Se trata de una escultura que representa a tamaño casi real (1,40 m) a una muchacha de cabellos morenos, desnuda y
con calcetines, que parece una muñeca, pero que tiene cuatro piernas y numerosas articulaciones para un único torso
de mujer adulta. Es un objeto con pretensiones eróticas, una criatura artificial con múltiples posibilidades anatómicas,
mediante la cual Bellmer intenta descubrir la mecánica del deseo y desenmascarar el inconsciente psíquico que nos
gobierna.

67
Me volví para mirar a la anciana.
Se sentó en la penumbra detrás de la mesa, con la cabeza inclinada, sin moverse en lo más
mínimo. Quizás estaba en medio de una siesta. O podría haber estado pensando en algo. En
cualquier caso…
Como decía claramente que los visitantes son bienvenidos, no pensé que tenía que
preguntar antes de bajar.
Aún respirando profundamente, silenciosamente me dirigí a las escaleras.

3
Había menos espacio para moverse en el sótano que en el primer piso. Se sentía como una cripta. La
temperatura era baja y hacía bastante frío. Probablemente porque mantuvieron un deshumidificador
funcionando para controlar la humedad. Incluso con estos pensamientos prácticos en mi mente, y tal
vez debido al frío que se arrastraba a través de mis pies, sentí como si la energía se estuviera
agotando de mi cuerpo con cada paso que daba. Cuando bajé la escalera, mi mente se nubló por
alguna razón y mis hombros se volvieron pesados, como si llevara una carga invisible.
Y entonces…
Justo como esperaba, aunque no tenía ninguna razón concreta para pensarlo, allí me
esperaba una escena completamente separada del mundo de los mortales.
En la iluminación tan sombría como la del primer piso, pero con un brillo blanco
ligeramente más fuerte...
Una gran cantidad de muñecas estaban colocadas en una mesa de cartas antigua, en sillas
con reposabrazos, en estuches de curiosidades, en una repisa sobre una chimenea, o incluso en el
suelo. Puede ser más exacto no eran muñecas, sino todas sus diversas partes. Los cuerpos
superiores, como la de la ventana, descansaban sobre una mesa, los abdominales en las sillas, las
cabezas y las manos estaban dispuestas en varios estantes de exhibición. Ese era el estado de esta
habitación. Varios brazos se erguían dentro de la chimenea y los pies sobresalían de las sillas y los
estantes.
Cuando lo describo así, es difícil evitar pensar que el lugar era grotesco, pero curiosamente,
no lo creo. Podía sentir, no sé por qué, una especie de estética general en la organización del
espacio, incluida la disposición desordenada de todas estas partes. Y, sin embargo, quizás solo era
mi imaginación.
Además de la chimenea, se formaron varias depresiones similares a nichos en las paredes
pintadas de mortero blanco. Obviamente, estos también se habían convertido en soportes para
muñecas.
Había una depresión con una muñeca a la que le faltaba solo un brazo derecho, sus
características eran muy parecidas a las de la chica en la ventana. En la depresión junto a esta había
un niño con la mitad inferior de la cara oculta, delgadas alas de murciélago dobladas detrás de él.
También había una depresión con hermosas gemelas unidas por el abdomen.
Mientras mis pies me llevaban lentamente al centro del piso, hice un esfuerzo aún más
consciente para respirar profundamente.
Con cada respiración, el aire frío se filtró en mis pulmones, luego se extendió por todo mi

68
cuerpo. Sentía como si me estuviera acercando cada vez más a su mundo. La idea me golpeó de la
nada. O tal vez...
La misma música de cuerda sombría que estaba tocando arriba. Si la música se detenía,
podría escuchar los susurros secretos que pasaban entre las muñecas en esta fresca sala del sótano.
Ese sentimiento también se apoderó de mí...
¿Por qué? ¿Qué estaba haciendo en un lugar como este, rodeado por todos lados por estas
cosas?
No era una pregunta que me había planteado en términos tan concretos, por supuesto.
Ugh, es demasiado tarde para...
... Mi propósito original. Para usar un nombre no muy agradable, había estado siguiendo a
alguien.
Cuando terminó la sexta hora, había dejado el aula con Yuya Mochizuki, el aficionado de
Munch, cuya casa estaba en la misma dirección que la mía. De alguna manera, Kazami y
Teshigawara y un pequeño chaval con cara de bebé llamado Maejima (aparentemente es uno de los
mejores del club de kendo) terminaron uniéndose a nosotros. De repente, por una ventana en el
pasillo, vi a Mei Misaki caminando por el patio de la escuela. Por alguna razón, ella no se había
presentado a ninguna clase de la tarde ese día, y no sabía a dónde había ido.
Desde la perspectiva de los chicos que estaban conmigo, la forma en que actué justo
después de verla debe haber sido un gemido. “Otra vez no...” Tan pronto como pude decir
abruptamente “Bueno, ya nos vemos”, los dejé atrás y salí corriendo.
Era Mei, quien no se había mostrado en la escuela todo el lunes y martes de esa semana.
¿Quizás ella realmente había sido gravemente herida? Su ausencia había inflado mi preocupación,
pero luego, el miércoles por la mañana, apareció de repente y se sentó discretamente en su escritorio
al lado de la ventana, como siempre. No vi ninguna señal de que hubiera estado herida o enferma.
Pensé que quizás, como la semana pasada, podríamos hablar en el techo durante la clase de
gimnasia ese día. Pero mis esperanzas fueron traicionadas rápidamente. Ella simplemente no estaba
allí. Y así fue como terminó el día también. Pero el jueves y el viernes, en otras palabras, ayer y
hoy, pude encontrar un par de oportunidades para compartir algunas palabras con ella. Para ser
sincero, me hubiera gustado tomarme más tiempo y hablar de mucho más, pero ¿qué podría hacer?
Nunca tuve una oportunidad para mencionar nada...
Y luego la vi justo cuando me dirigía a casa.
Cuando lo pienso ahora, es bastante vergonzoso. Básicamente actué por puro impulso del
momento. Salí del edificio de la escuela y corrí en la dirección que ella había tomado. La vi salir del
campus por la puerta trasera, y podría haberla llamado para detenerla, pero descarté esa opción y
decidí seguirla sin anunciarme.
Aquí fue donde había comenzado mi propósito original: seguir a alguien.
Seguí a Mei, y otra vez pensaba que la había perdido de vista en las calles fuera de la
escuela, lo cual todavía no conocía muy bien, pero luego la encontraría nuevamente. Cuando me
acerqué lo suficiente como para poder llamarla, por supuesto que tenía la intención de hacerlo. Pero
por alguna razón, todo el tiempo la distancia entre nosotros nunca se redujo y, en algún momento, el
acto de seguirla se convirtió en mi objetivo.
El atardecer estaba empezando, y perdí de vista a Mei definitivamente. Eso fue hace un
rato. Sin idea de qué calles había tomado para llegar aquí, sin darme cuenta, había llegado aquí,
junto al “Ojos azules vacíos del todo, en el atardecer de Yomi” en Misaki.

69
Mei Misaki.
En los pocos días que pasaron desde que llegué a esta escuela, la extrañeza —podría
llamarse el “enigma” que la rodeaba—, se había vuelto más fuerte y más profunda, creando una
cierta forma en mi mente. Aun así, realmente no pude comprender lo que era completamente. Había
una montaña de cosas que no entendía o sobre las que no podía formar opiniones; en realidad,
supongo que las cosas que no entendía todavía superaban en mucho a todo lo demás. También había
lo que la señorita Mizuno me había contado. Luché tratando de descubrir cómo debía interpretar la
información que me había dado, pero nada se unió. Honestamente, estaba bastante perdido.
Preguntarle sería la forma más rápida, lo sabía. Lo sabía, pero...
—... ¡Ack!
Algo cercano a un grito se me escapó. Acababa de notar algo en el fondo de este extraño
espacio que se había creado en el sótano, algo que mis ojos habían perdido hasta ahora. Era…
De pie allí, fácilmente tan alto como un niño, pintado de negro, había una caja hexagonal.
¿Un ataúd? Sep, eso es un ataúd. Un gran ataúd de estilo occidental había sido escondido
aquí abajo, y dentro de él...
Mi cabeza comenzaba a nublarse y la sacudí ferozmente. Frotándome los hombros helados
con ambas manos, me acerqué al ataúd. La muñeca en su interior era de un estilo diferente al de las
otras en este piso. Mis ojos fueron atraídos por eso. Dentro del ataúd había una muñeca de una niña,
completa con todas sus partes: manos, piernas, cabeza, vestida con un vestido delgado y pálido. Era
un poco más pequeña que una de tamaño real. Podría decirlo con certeza porque conocía a alguien
que se parecía exactamente a esta muñeca.
—... ¿Mei? —Por eso mi voz tembló ligeramente mientras hablaba—. ¿Por qué...?
¿Por qué se parecería a Mei?
El cabello era de color marrón rojizo, a diferencia de Mei, y llegaba a los hombros, pero las
características, la constitución... todo era exactamente igual a la Mei Misaki que conocía.
El ojo derecho, fijado en el espacio vacío, era un “ojo azul vacío del todo”. El ojo izquierdo
estaba oculto detrás de su cabello. El tono de la piel era aún más pálido y encerado que la verdadera
Mei. Su boca, con un tinte pálido en los labios, estaba ligeramente abierta y parecía que podría
comenzar a hablar en cualquier momento...
¿Qué diría? ¿A quién?
¿Qué eres…?
Me mareé aún más. Acuné mi cabeza suavemente con ambas manos y me quedé helado
ante el ataúd, hechizado, aturdido. Sólo entonces…
De la nada, su voz llegó a mis oídos, aunque no sé cómo podría estar oyéndola:
—Huh. Entonces, ¿esto no te molesta, Sakakibara?

4
Obviamente la muñeca en el ataúd no había hablado… lo que era imposible. Pero por solo un
momento, la ilusión me tuvo en su agarre, y yo no estoy exagerando cuando digo que me
sorprendió, y que pensé que mi pulmón colapsaría de nuevo. Retrocedí un paso, sin comprender,
70
mis ojos bloqueados y crédulos en los labios de la muñeca.
Al momento siguiente, creí oír una risa. Pero por supuesto los labios de la muñeca no se
habían movido.
—¿Por qué… —De nuevo era su voz la que habló—… estás aquí?
Era definitivamente la voz de Mei Misaki. Así que realmente venía de la muñeca justo ante
mis ojos. ¿Era una alucinación? Podría ser…
Aparté las manos de mi cabeza y agité mi cabeza. Cuando lo hice, vi una nueva figura.
Una cortina rojo oscuro que había sido apartada a un lado, en la sombra del ataúd que
estaba ante él. De allí fue de donde apareció, sin un sonido… la verdadera Mei Misaki. Para mí, era
como si la muñeca ante mí estuviera mostrando una sombra que se había materializado, sólida y
real, aunque llevaba el uniforme de Yomi Norte y no un vestido.
Gorgoteé, puramente por reflejo.
—¿Cómo…?
—No estaba tratando de ocultarme y asustarte—. Mei dijo con su usual tono cortante—.
Solo estabas aquí, después de todo.
… Así que ¿qué estabas haciendo en un lugar como este? Más importante, ¿cómo
apareciste de repente en un lugar como ese? Quiero decir, geez…
Mei pasó en silencio junto al ataúd. No llevaba su mochila. Se detuvo delante del ataúd y
lanzó una mirada a la muñeca tras ella.
—¿Crees que se parece a mí? —Ella preguntó.
—Uh, sep.
—Lo es. Pero es solo la mitad de lo que soy. Quizás ni siquiera eso.
Con esas palabras, ella lentamente estiró su mano derecha hacia la muñeca y acarició su
pelo rojo. Expuso su ojo izquierdo. No tenía un parche como el de Mei, sino un “ojo azul vacío del
todo”, justo como el derecho.
—¿Qué haces aquí? —Finalmente solté la pregunta.
Mei recorrió con un dedo la mejilla de la muñeca.
—Vengo aquí a veces. Ya que no me odian aquí.
… Eso no me decía mucho. No respondió a la pregunta de por qué vino a este edificio en
primer lugar.
—Más importante, tengo algo que quiero preguntarte—. Dando la espalda a la muñeca en el
ataúd, Mei me enfrentó de nuevo—. ¿Por qué viniste, Sakakibara?
—Uh… Estaba…
No podía admitir que la había seguido desde la escuela.
—Me he estado preguntando por esta tienda. Pasé por aquí la semana pasada y la vi. Así
que hoy decidí entrar.
La expresión de Mei no cambió particularmente; solo asintió.
—Oh. Vaya una interesante coincidencia. Alguna gente cree que las muñecas como las de
esta galería dan miedo. No eres uno de ellos, ¿huh?

71
—Bueno…
—¿Qué piensas? ¿Cuándo viniste?
—Pensaba que era increíble. No puedo expresarlo, pero son preciossas. Es como que no son
de este mundo, y cuando las miro, esta confusión empieza en mi pecho… —Traté de encontar las
palabras, pero todo lo que pude decir fueron vagas descripciones.
Mei no respondió. Se acercó a una de las depresiones en la pared.
—Estas son las que más me gustan.
Miró la depresión. Las muñecas del interior eran las hermosas gemelas que había visto
antes.
—Tienen caras pacíficas. Pueden estar tan calmadas, incluso aunque están enlazadas así. Es
raro.
—Quizás están en calma porque están unidas.
Mei murmuró:
—Lo dudo—. Luego siguió—: Si estuvieran calmadas porque no están unidas, podría verlo.
—Hm-m-m.
¿No era normalmente lo contrario? Es lo que pensaba, pero no dije nada y simplemente
observé sus movimientos. Ella se movió y pensé que iba a volverse hacia mí, pero de repente
proclamó:
—Te has estado preguntando por qué llevo un parche en el ojo izquierdo, ¿no?
—No, yo…
—¿Por qué no te lo muestro?
—¿Qué…?
—¿Por qué no te muestro lo que hay bajo el parche?
Mientras hablaba, Mei descansó la punta de sus dedos de su mano izquierda en el parche
blanco. Los dedos de la mano derecha sostenían el cordón que pasaba por su oreja.
Masivamente sorprendido, masivamente confuso, no podía apartar mis ojos del movimiento
de sus manos. La música que tocaba de fondo había acabado en algún momento. En este bizarro
sótano, lleno de silencio, rodeados solo por las silenciosas muñecas, tuve la sensación de que ella
estaba haciendo algo indecente y me apuré a sacudírmelo…
En cualquier segundo, ahora…
El parche de Mei fue quitado. Vi su ojo expuesto y tragué.
—E-Eso es…
Un ojo azul, vacío del todo.
—¿Es… un ojo falso?
Justo como la muñeca del ataúd.
Obviamente no casaba con el negro en su lado derecho, el cual estaba fijo en mí. Ella tenía
un ojo azul exactamente como el encajado en la órbita de la muñeca, portando una luz sin vida…
—Mi ojo izquierdo es un ojo de muñeca—. Mei me dijo en un murmullo—. Puede ver
cosas que no pueden ser vistas, así que normalmente lo mantengo oculto.
72
…Eso no explicaba mucho realmente.
No entendía a qué se refería. O su razonamiento.
Mi cabeza empezó a vagar de nuevo. Mi respiración se estaba rasgando, y se sentía como si
mi corazón golpeara contra mis oídos. Bajo todo eso, mi cuerpo se enfrió más que antes:
—¿Te encuentras bien?
Sacudí mi cabeza en respuesta. Mei entrecerró su ojo real.
—Quizás este lugar no es tan genial si no estás acostumbrado.
—¿A qué te refieres?
—Las muñecas… —Mei empezó a decir algo, luego se cortó. Se puso el parche en su sitio,
luego lo retomó—: Las muñecas están vacías.
Vacías, en el atardecer de Yomi…
—Las muñecas están vacías. Sus cuerpos y corazones son cascarones… Huecos. El vacío
es como la muerte—. Mei continuó hablando, como si expusiera un secreto del mundo mortal—.
Las cosas vacías quieren llenarse con algo. Cuando están en lugares cerrados como este, con el
balance que tiene este lugar… se siente mal. Por eso. ¿No sientes como si te absorbieran? ¿Todo
lo que hay en ti?
—Sep…
—Realmente no te importará una vez te acostumbres. Vamos—. Con eso, Mei me pasó y
empezó a subir las escaleras—. Arriba no se está tan mal.

5
La anciana ya no estaba en la mesa junto a la entrada. Me pregunté a dónde fue. ¿Al baño? La
música aun seguía, y la sombría tienda —la galería— estaba extrañamente silenciosa. Tan tranquilo,
de hecho, que parecía que la muerte podría estar cerca …
Mei no mostró signos de temor y se sentó en el sofá donde dejara mi bolsa. No dijo nada, y
seguí su ejemplo, sentándome ante ella en ángulo.
—¿Vienes aquí a menudo? —Empecé.
—Supongo—. Mei replicó secamente, murmurando.
—¿Vives cerca?
—Bueno, sep.
—Este lugar… En el cartel de afuera dice ‘Ojos azules vacíos del todo…’ ¿Es el nombre de
esta tienda… esta galería?
Mei asintió en silencio, así que presioné.
—¿Qué hay de ‘Studio M’? Había una placa con eso debajo de la señal.
—La segunda planta es un taller de muñecas.
—¿Así que fabrican esas muñecas aquí?
—Hacen muñecas Kirika—. Mei corrigió.

73
—¿Kirika?
—Se escribe con los caracteres para ‘niebla’ y ‘fruta’. Es quien hace las muñecas en el piso
de arriba.
Ahora que lo mencionaba, recordé ver el nombre del artista en varias de las placas que
acompañaban a cada una de las muñecas en la galería. Y quizás incluso junto a algunas de las fotos
en la pared.
—¿Las muñecas en el sótano también? —Lancé una mirada a las escaleras—. Ninguna
tenía placa.
—Probablemente las hizo todas.
—¿La del ataúd también?
—… Sep.
—Esa muñeca… ¿por qué…? —Solo tenía que hacer la pregunta entonces—. ¿Por qué se
te parece tanto?
—Quien sabe—. Mei ladeó la cabeza ligeramente, pero dejó que la pregunta pasara sin
más. ¿Estaba fingiendo ignorancia? Es lo que parecía.
Estoy seguro de que tenía una razón. Estoy seguro de que ella sabía exactamente lo que era.
Y aún…
Suspiré en silencio y bajé la mirada a mis rodillas.
Tenía un montón de preguntas. Pero ¿qué debería preguntar o como plasmarlo? ¿Cómo
debería empezar? Bleh. No tenía sentido filosofar sobre ello. Estos eran problemas que realmente
no parecían tener una respuesta a la que pudiera apuntar y decir: “¡Eso es! Esa es la mejor opción”.
Calmando mis nervios, volví a hablar.
—Te pregunté sobre esto esa vez que hablamos en la azotea. Cuando te conocí esa primera
vez en el ascensor del hospital, tenías algo contigo. ¿También fue una muñeca?
La última vez que le pregunté eso, ella se negó a responder. Pero hoy, la reacción de Mei
fue diferente.
—Sep, lo fue.
—¿Dijiste que la ibas a dejar en alguna parte?
—... Sep.
—Te bajaste en el segundo sótano, ¿cierto? ¿Ibas a la capilla?
Ante eso, los ojos de Mei se alejaron de mí, como si huyeran de algo, y el silencio volvió a
su lugar. Si la respuesta hubiera sido “no”, al menos, ella no lo habría hecho. Así lo vi yo.
—Ese día… era el veintisiete de abril. Escuché que una chica falleció en ese hospital. Tú…
Quizás las luces estaban jugando un papel. La cara de Mei parecía aún más pálida y
encerada de lo habitual. Sus labios incoloros parecían temblar ligeramente.
Uh-oh… Iba a convertirse en una muñeca, justo como la del ataúd escaleras abajo. Ese
estúpido pensamiento flotó en mi mente, y mi corazón saltó ligeramente.
—… Um…
Farfullé algo, buscando una manera de mantener la conversación viva.
74
—Um, lo que me refiero es…
Siguiendo lo que la señorita Mizuno me había dicho por teléfono el sábado pasado... La
chica que había muerto en el hospital el día en cuestión era “Misaki” o “Masaki”. ¿Qué significaba
eso? ¿Implica algo? No fue demasiado difícil hacer algunas conjeturas que harían que todo
cuadrara, pero aun así...
—Misaki, ¿tienes... una hermana mayor, o una hermana menor quizás? —Pregunté con
valentía.
Hubo una pequeña pausa y luego, con los ojos aún apartados, todavía en silencio, Mei
sacudió la cabeza.
Ella era hija única, y aparentemente sus padres no pudieron soportar el dolor. La señorita
Mizuno también me lo había dicho cuando llamó. La chica que había muerto era hija única. Y Mei
no tenía hermanas. Y sin embargo, no había nada inconsistente en sus historias. Si no fuera su
hermana, podría ser su prima, o quizás... Se me ocurrieron todo tipo de posibilidades. Era lo mismo
con la pregunta de si se llamaba “Misaki” o “Masaki”. Podría ser una coincidencia, o podría ser
totalmente inevitable. O podría haber habido algún error en la historia que obtuve...
—Entonces, ¿por qué estabas...?
Cuando intenté preguntarle más, me encontré con una resistencia destellante.
—¡Me pregunto por qué! —Dijo Mei, volviendo sus ojos hacia mí. Podía sentir una frialdad
en su ojo negro azabache, el ojo que nunca había pertenecido a una muñeca, que parecía, de alguna
manera, ver a través de todo. Esta vez, sin querer, fui yo quien miró hacia otro lado.
Se me erizó la piel de gallina en ambos brazos. Sentí como si pequeños bichos corrieran
dentro de mi cabeza.
¿Qué era esto? ¿Qué está pasando? Estaba un poco desconcertado. Empecé a obligarme a
respirar profundamente de nuevo, mientras mis ojos recorrían los ejércitos de muñecas. Se sentía
como si cada una me estuviera mirando. La anciana todavía no estaba de vuelta en su mesa... De
repente recordé la conversación que había tenido con la anciana unos minutos antes. Fue solo ahora
que cierta frase me llamó la atención... ¿Qué había querido decir con eso?
... Dios, realmente estaba en mal estado. Solo un poco... no, totalmente en mal estado.
Después de tomar una respiración extraordinariamente profunda, volví mis ojos hacia Mei.
Por un instante, mientras estaba sentada en el sofá, el nivel de luz hizo que toda su figura
pareciera transformarse en la más profunda de las sombras. La sensación que sentí cuando la vi por
primera vez en el aula volvió a surgir en mi mente. Una “sombra”, cuyos contornos estaban mal
definidos, con el más leve sentido de la realidad...
—Estoy segura de que tienes muchas otras cosas que quieres preguntarme—. Dijo Mei.
—Uh, bueno...
—¿No vas a hacerlo?
Su pregunta me dejó luchando por una respuesta rápida. Su etiqueta con su nombre,
brillando en la parte delantera de su uniforme escolar, ahora descansaba en el rabillo del ojo. Los
dos caracteres, Misaki, escritos en tinta negra en la cartulina púrpura clara arrugada y sucia...
Apreté los ojos con fuerza, luego los abrí, tratando de calmar mis emociones.
—Desde que me transferí aquí, ha habido cosas que me parecen extrañas. Y... bueno, por
eso...

75
—Te dije que tengas cuidado, ¿no? —Mei dejó escapar un suspiro suave mientras pasaba
las puntas de los dedos por el borde del parche en el ojo—. Te dije que no te acercaras a mí. Pero tal
vez ahora sea demasiado tarde.
—¿Demasiado tarde? ¿Para qué?
—Todavía no sabes nada, ¿verdad, Sakakibara? —Suspiró suavemente de nuevo y luego se
levantó del sofá—. Tenemos una vieja historia.
Mei comenzó a contar la historia, su tono de voz bajó un poco:
—Una historia de hace mucho tiempo... De hace veintiséis años en la Escuela Media Norte
de Yomiyama, en la Clase 3 del tercer año. Nadie te ha contado esta historia todavía, ¿verdad?

6
—Hace 26 años, había un estudiante de tercer año en Yomi Norte. Un estudiante que había sido
popular desde primer año. Bueno en el trabajo de clase y deportes, talentoso en arte y música… y
aun así, no tan increíble como para meterse en una banda. Amable con todos, con solo la cantidad
justa de cordialidad. Este estudiante era amado por todos, tanto por estudiantes como profesores.
Mei contó la historia tranquilamente, su mirada fija en un único punto en el espacio.
Escuché en silencio.
—Como sucedió, este chico cambió de clase al comenzar el tercer año y se unió a la Clase
3. Cuando comenzó el primer semestre, justo después de cumplir 15 años, murió repentinamente.
Hay una historia de que este estudiante y su familia tuvieron un accidente aéreo, pero también hay
todo tipo de versiones. Que fue un accidente automovilístico en lugar de un accidente aéreo, o que
fue el incendio de una casa... de todo tipo. De todos modos, todos en la clase estaban
completamente conmocionados. No puede ser cierto, no lo creo, etc. Todos estaban completamente
afligidos. Pero luego, fuera de la multitud, de repente alguien habló.
Mei me lanzó una mirada, pero me quedé callado. Estaba completamente perdido en cuanto
a cómo responder.
—”Misaki no murió”, dijo—. Mei continuó en silencio—. “Mirad, Misaki está con nosotros
ahora”. Esta persona señaló el escritorio que el estudiante había usado y dijo: “Mirad, Misaki está
allí, vivo, justo allí...” Y entonces, un estudiante tras otro lo apoyó. “Es cierto, Misaki no está
muerto, Misaki está vivo, justo allí...” Se extendió por la habitación como una reacción en cadena.
Nadie quería creerlo. No podían aceptar el hecho de que la persona más popular de la clase había
muerto repentinamente así. No es que no se pueda entender cómo se sintieron. Pero... el problema
era que mantuvieron esta farsa después de eso también.
—¿Qué quieres decir? —Abrí la boca por primera vez desde que comenzó su historia—.
¿Qué farsa?
—Todos en la clase, desde entonces, comenzaron a fingir que el chico aún estaba vivo. El
director también ayudó. La maestra les dijo: “Claro, Misaki no está muerto. Misaki está vivo
incluso ahora en esta sala, como miembro de la clase. Por lo tanto, todos debemos unirnos y hacer
todo lo posible para llegar al día de graduación”. Cosas como esas. “Todos colaboraremos para
ayudarnos unos a otros y hacer que este último año de secundaria sea bueno”.
No sé por qué, pero las palabras de la maestra de hace veintiséis años, según lo relatado por
Mei, se cruzaron ahora con el discurso que el señor Kubodera había hecho para presentarme a la
76
clase la mañana en que comencé la escuela.
Todos nosotros haremos nuestra parte. Así que el próximo año en marzo...
—Al final, todos en la Clase 3 de tercer año pasaron el resto de sus vidas de escuela de esa
manera. Dejaron el escritorio del estudiante muerto exactamente como había sido y hablarían con el
chico, o irían a divertirse con él, o irían a casa de la escuela con él... Por supuesto, todo era fingido.
Y cuando llegó el momento de la graduación, el director hizo arreglos para que hubiera un asiento
especial para ese estudiante.
—¿Es una historia real? —Pregunté, incapaz de contenerme más—. ¿No es algún tipo de
rumor o leyenda?
Mei no respondió. Ella simplemente continuó contando la historia fríamente:
—Después de la graduación, tomaron la foto de la clase en su salón. Con todos en la clase y
el director. Pero como sucedió, cuando miraron la foto revelada más tarde, todos notaron algo—.
Mei hizo una pausa por un momento y luego dijo—: En una esquina de la foto grupal vieron a ese
estudiante, que posiblemente no podría haber estado allí. Con la cara pálida como un cadáver y
sonriendo como todos los demás.
Entonces era más como una leyenda después de todo. Quizás fue uno de los Siete Misterios
de Yomi Norte. Aunque fue una historia bastante elaborada, si es así.
Incluso mientras pensaba estas cosas, por cualquier razón, no podía simplemente reírme.
Intenté forzarme a sonreír, pero mis mejillas simplemente se contrajeron.
Mei había estado inexpresiva en todo momento.Con la mirada aún fija, apretó los labios y
sus hombros lentamente se levantaron y cayeron varias veces... antes de que finalmente agregara,
con una voz como un susurro:
—Ese chico, el que murió, se llamaba Misaki.
Un puñetazo.
—¿Misaki? —Mi voz era involuntariamente estridente—. ¿Era... su apellido? ¿Su nombre?
¿Era chico o chica?
—Hm-m-m.
¿Ella no lo sabía? ¿O lo sabía, pero no me lo iba a decir? Su falta de expresión mientras
inclinaba ligeramente la cabeza no me dijo nada.
—Al parecer, hay algunas versiones en las que el nombre es “Masaki”, pero son la minoría.
Creo que realmente fue “Misaki”.
... Hace veintiséis años.
En el fondo, reflexioné sobre lo que Mei me acababa de decir.
Veintiséis años atrás, había habido un chico popular llamado Misaki en Clase 3 de tercer
año...
… Espera.
Espera ahí mismo.
Entonces una idea me golpeó.
Si fue hace 26 años, entonces quizás mi mamá… mi madre, que había muerto hace 15
años… ¿No estaría Ritsuko en la escuela media en aquella época? En ese caso ella podría haber…

77
No sé si Mei notó el ligero cambio en mi reacción. Se reclinó en el sofá de nuevo y, sin
cambiar de tono, me dijo:
—En realidad hay más.
—¿Lo hay?
—Podrías decir que lo que acabo de contar es como el prólogo.
Y entonces…
Un ruido vibrante y electrónico comenzó dentro de mi bolsa, que descansaba en el sofá.
Estaba recibiendo una llamada. Supongo que me había olvidado de configurarlo para que vibre.
—Oh, lo siento.
Rápidamente busqué y saqué mi teléfono. La pantalla mostraba un aviso que decía:
“Yomiyama — Abuelos”.
—¿Ah, Koichi?
Justo como esperaba, escuché la voz de mi abuela.
—¿Dónde estás? Es demasiado tarde…
—Uh, lo siento, Abuela. Me desvié de camino a casa desde la escuela... Sep, voy a volver a
casa ahora... ¿Cómo me siento? Estoy bien. No te preocupes.
Colgué apresuradamente, y luego noté que la música de cuerda desaparecida había
comenzado a reproducirse nuevamente. Hey, pensé y me di la vuelta. No sé cuándo volvió, pero la
anciana estaba en la mesa junto a la entrada. Estaba orientada hacia aquí, pero sus ojos estaban
ocultos por los lentes oscuros de sus gafas, así que todavía no podía verlos.
—Qué máquina tan horrible—. Mei estaba mirando mi mano, sus cejas fruncidas por el
asco—. No importa dónde estés, estás conectado. Pueden atraparte.
Luego se levantó del sofá y caminó hacia las escaleras traseras sin decir una palabra...
¿Qué? ¿Estaba volviendo a esa habitación en el sótano? ¿Debo ir tras ella? Pero si iba tras
ella y descubría que se había ido... Oye, ¿qué te pasa? Qué cosa tan estúpida. Eso no pudo suceder.
Obviamente no. Entonces... pero no...
Cuando dudé, la anciana habló con voz gruesa:
—Voy a cerrar pronto. Vete casa por hoy.

78
Mayo (IV)
1
25 de mayo (lunes)
Primera hora Inglés
Segunda hora Estudios sociales
Tercera hora Matemáticas
26 de mayo (martes)
Primera hora Ciencias
Segunda hora Literatura

Era finales de mayo, lo cual es sinónimo de exámenes parciales en la escuela. Serían durante dos
días de la semana que viene, lunes y martes, y solo para las cinco grandes materias.
Atrapado en la agitación de la mudanza, la hospitalización y el cambio de escuela, una parte
de mi mente había estado insensible a este evento tan mundano. Esto me hizo darme cuenta de eso.
Habían pasado aproximadamente dos semanas desde que comencé la escuela aquí, y mi
nerviosismo inicial había disminuido considerablemente. Pero aún no me había adaptado
completamente al nuevo grupo al que ahora pertenecía. Había algunas personas con las que podía
charlar o bromear, y el ritmo, supongo, o los ritmos de esta escuela se habían empapado lentamente,
aunque eran muy diferentes a los de mi antigua escuela. A este ritmo, incluso sentí que
probablemente podría llegar a marzo del próximo año sin demasiados problemas. Pero entonces…
En medio de todo, aún así, había algo que me fastidiaba.
La extrañeza que rodeaba la existencia de Mei Misaki, que resistió todos los intentos de
comprender inequívocamente su naturaleza. Como una sola nota discordante que resuena
implacablemente en la melodía pacífica e inofensiva que era la vida cotidiana en esta escuela.
—Cuando terminen los exámenes parciales, habrá directamente una semana de orientación
psicológica—. Gimió Teshigawara y se puso las manos en el pelo decolorado—. También tendré
que hablar con los profesores muy en serio. Va a ser una miseria total.
—Estarás bien—. Respondió Kazami, que estaba con él, con frialdad—. Más del noventa y
cinco por ciento de las personas ingresan a la escuela secundaria hoy en día. No te preocupes, estoy
seguro de que también hay una escuela en la que puedes entrar.

79
—¿Se supone que eso me animará?
—Lo dije en serio.
—Estás diciendo que soy estúpido.
—Te lo dije, no.
—Hmph. Bueno, en cualquier caso, nuestros viejos lazos solo durarán hasta la graduación,
supongo. Te deseo lo mejor.
Teshigawara saludaba al chico de “honor” que había conocido desde la infancia, como si le
dijera adiós por el resto de sus vidas. Entonces él me miró.
—¿Qué vas a hacer para la secundaria, Sakaki? ¿Vas a volver a Tokio?
—Sep. Mi padre regresará de la India la próxima primavera y todo eso.
—Alguna escuela privada? —Preguntó Kazami.
—Sep, probablemente.
—Debe ser agradable ser el hijo de un profesor universitario. Ojalá pudiera ir a la
secundaria en Tokio—. Teshigawara estaba pinchando como siempre, pero su tono era franco y no
sonaba sarcástico por una vez, por lo que no era desagradable—. Probablemente consigas un viaje
gratis a la universidad con las conexiones masivas de tu padre, ¿eh, Sakaki?
—No funciona así—. Respondí de inmediato, pero su burla no estaba completamente fuera
de lugar. Después de todo…
El director de la Escuela Media K ***, donde había ido a Tokio, había ido a la misma
universidad y había estado en el mismo departamento de investigación que mi padre, que había
tenido una relación de mentor/estudiante con él, además de ser amigos cercanos. Entonces, dado
eso, cuando tuve que transferirme, hicieron arreglos especiales basados en mi regreso a Tokio el
próximo año. Lo que significa que a pesar de que estoy en una escuela pública aquí durante un año,
cuando llegue el momento de mis exámenes de secundaria, podré tomar las pruebas para avanzar
internamente, de la Escuela Media K *** al Instituto K ***.
No tenía ninguna intención de decirle esto a nadie. Porque no hay forma de que alguien
piense que es muy divertido si se enteran...
Esto fue después de la escuela, el miércoles 20 de mayo. Después de que terminó la sexta
hora, de alguna manera terminamos saliendo del salón de clases juntos y caminando por el pasillo
uno al lado del otro. Estaba lloviendo afuera, como había estado todo el día.
—Eso me recuerda. ¿Cómo haceis el su viaje de escuela aquí?
Cuando pregunté eso, Teshigawara frunció el ceño.
—¿En serio? Fuimos el año pasado. A Tokio. Subí a la Torre de Tokio por primera vez en
ese viaje. También fuimos a Odaiba. ¿Alguna vez has hecho eso, Sakaki? ¿Ido a la Torre de Tokio?
No lo había hecho, pero...
—¿El año pasado? Pero, ¿no suelen ser los estudiantes de tercer año los que van?
—En Yomi Norte, vamos en el otoño del segundo año. Sin embargo, escuché que los de
tercer año solían ir en algún momento de mayo hace mucho tiempo.
—¿Solían?
—Uh... sep. ¿Verdad, Kazami?

80
—Ah, cierto. Eso es lo que dicen.
Por alguna razón, sentí una leve reticencia en su reacción. Fingí que no había pasado nada y
pregunté:
—¿Por qué lo cambiaron a segundo año?
—¿Cómo debería saberlo? Fue hace mucho tiempo—. La respuesta de Teshigawara fue
demasiado dura—. Probablemente tenían sus razones.
—Probablemente también querían ser considerados y hacerlo antes de que la gente tuviera
que preocuparse por los exámenes—. Respondió Kazami. Dejó de caminar, se quitó las gafas y
comenzó a limpiar las lentes.
—Huh… No sabía que la escuela pública era así.
Dejé de caminar cuando Kazami lo hizo y me acerqué a una ventana en el pasillo para
mirar. Estábamos en el tercer piso. La lluvia caía ahora en forma de llovizna; ni siquiera podía verlo
a menos que entrecerrara los ojos, y más de la mitad de los estudiantes que caminaban por el patio
de la escuela no usaban paraguas.
No odio la lluvia. Me acordé de lo que Mei había dicho, cualquier día que fuera. Mi favorito
es la lluvia fría en pleno invierno. En el momento en que cambia a nieve.
No la había visto ayer ni hoy. Había estado aquí el lunes, pero no había podido encontrar la
oportunidad de hablar realmente con ella. Quizás porque extrañamente estaba pensando demasiado
en cómo nos habíamos encontrado en la galería de muñecas en Misaki la semana pasada. Pensando
en cada palabra que había dicho ese día. Cada pequeño movimiento que había hecho. Cada
elemento de su comportamiento...
Y cuando ella me dijo que la historia de Misaki hace veintiséis años era como un prólogo,
eso realmente me había quedado grabado. Estaba bastante convencido de que este era otro de los
Siete Misterios, pero aún así…
Hay más. ¿Cuál fue la historia de fantasmas que vino después de eso?
Hablando de eso, la semana anterior, ¿Teshigawara no había mencionado algo sobre la
maldición de la Clase 3 después de la clase de arte?
—Oye—. Traté de mantener un aire informal mientras abordaba el tema con estos chicos—
. ¿Conocéis la historia de la Clase 3 del tercer año de hace veintiséis años?
En ese mismo instante, Kazami y Teshigawara reaccionaron con un shock seco. Sus caras
parecieron ponerse blancas en un segundo.
—Vamos, Sakaki... pensé que no creías en historias como esa.
—¿Dónde...? ¿Quién te dijo eso?
Después de pensarlo un momento, decidí no mencionar el nombre de Mei.
—Acabo de escuchar un rumor.
Cuando les dije eso, Kazami me presionó, su cara seria.
—¿Cuánto escuchaste?
—¿Qué? Solo la introducción, supongo.
Sus reacciones hipersensibles habían sido mucho más de lo que esperaba, y vacilé.
—Escuché que había un estudiante popular en la Clase 3 del tercer año hace veintiséis años

81
y que murió repentinamente... Eso es todo.
—Así que el primer año, entonces… —Murmuró Kazami, mirando a Teshigawara.
Teshigawara frunció los labios, en conflicto.
—¿Qué está pasando? Los tres os veis muy serios.
Una voz nos interrumpió. Fue la señorita Mikami, quien pasó por allí en ese momento.
Yukari Sakuragi estaba caminando junto a ella, supongo que recibió su consejo sobre algo.
—Oh. Uh, bueno, ya sabe...
Hablar cara a cara con la señorita Mikami en una situación como esta era algo a lo que
todavía no estaba acostumbrado. Fui terrible en eso. Mientras buscaba una respuesta, Kazami dio un
paso hacia la maestra, como para silenciarme. Luego bajó la voz teatralmente y le dijo:
—Sakakibara dice que escuchó un rumor... sobre el año en que comenzó.
—Ya veo.
La señorita Mikami asintió lentamente, luego inclinó la cabeza hacia un lado. Su reacción
también parecía de alguna manera extraña para esta situación. En cuanto a Sakuragi, claramente no
pudo controlar su sorpresa cuando escuchó eso, al igual que Kazami y Teshigawara.
—Ese es un tema difícil .—.. Ni siquiera miró en mi dirección. Una mirada profundamente
pensativa en su rostro, la primera que había visto en ella. Su voz apagada, discernible solo en
fragmentos, la profesora murmuró—... No estoy segura. Pero... ahora... ¿vale? Vigilemos...

2
—¿Recuerdas lo que pasó hace 26 años, Abuela? —Pregunté a mi abuela inmediatamente después
de llegar a casa de la escuela ese día.
Estaba con mi abuelo, sentados juntos en sillas de mimbre en el porche y mirando al jardín
después de la larga lluvia. Ni siquiera tuvo tiempo de terminar de decir “Bienvenida a casa” antes
de parpadear ante la pregunta que le hizo su nieto.
—¿Eh? Eso fue hace bastante tiempo. ¿Hace 26 años, dijiste?
—Sep. Mi madre tenía casi mi edad. Creo que estaba en su tercer año en Yomi Norte.
—Cuando Ritsuko estaba en su tercer año de secundaria .—.. Mi abuela apoyó una mano
contra su mejilla y se apoyó contra el reposabrazos de su silla—. Oh, sí. El tutor de su clase era un
joven apuesto... Enseñaba Estudios Sociales y supervisaba el club de teatro o algo por el estilo. Era
todo un educador entusiasmado. Creo que los estudiantes pensaban bien de él—. Ella reconstruyó
su historia lentamente, con los ojos entrecerrados, como si estuviera mirando algo lejano en la
distancia.
A su lado, mi abuelo asintió con la cabeza mecánicamente.
—¿En qué clase estaba mi madre cuando estaba en tercer año?
—¿En qué clase? Oh.—.. Mi abuela echó una mirada de reojo a mi abuelo, y luego dejó
escapar un suspiro bajo y suave al ver que todavía asentía con la cabeza tan mecánicamente—. En
su tercer año, veamos, ella habría estado en la Clase 2 o 3... Sí, creo que fue la Clase 3.
De ninguna manera. Su respuesta me dejó sin palabras. Me sentí raro. No fue aceptación.
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Tampoco sorpresa, y no fue tan extremo como el miedo. Pero sentí como si de repente hubiera visto
un enorme pozo negro, sin fondo, justo donde había estado a punto de pisar.
—¿Clase 3 de tercer año? ¿Estás segura?
—Cuando dices eso, ya no me siento tan segura.
Mi abuelo meneaba la cabeza a tiempo junto con la voz de mi abuela.
—¿Todavía tienes su anuario?
—No creo que tengamos eso aquí. Si hay uno, me imagino que es en la casa de tu padre.
Cuando se casó, creo que se llevó todo ese tipo de cosas con ella.
—Oh.
Me preguntaba si mi padre todavía tenía cosas así en casa. Al menos, nunca recordé que me
mostraran nada de eso.
—Entonces, Abuela—. Continué con mis preguntas—: Veintiséis años atrás, cuando mi
madre estaba en tercer año, en la Clase 3, ¿murió un estudiante de su clase en un accidente o algo
así?
—¿Un accidente? ¿Alguien de su clase...?
Mi abuela miró para ver a mi abuelo una vez más; entonces sus ojos buscaron refugio en el
jardín. Finalmente dejó escapar un suspiro lento.
—Me parece recordar que sí, ahora que lo mencionas—. Respondió como para sí misma,
medio pensando—. Sin embargo, no puedo recordar qué tipo de accidente fue. Que buen chico. Fue
terrible, cuando eso sucedió...
—¿Cómo se llamaba? —Fui más agresivo de lo que pretendía ser—. ¿Era Misaki?
—... Realmente no lo sé.
Una vez más, la mirada de mi abuela huyó ansiosamente al jardín.
—Misaki. Misaki—. Murmuró mi abuelo con su voz envejecida.
—Buenos días. Buenos días—. El pájaro mynah, Ray, se había portado bien hasta entonces,
pero ahora de repente habló con su voz aguda, sorprendiéndome—. Buenos días, Ray. Buenos días.
—Supongo que Reiko recordaría mucho mejor que yo—. Dijo mi abuela.
—Pero Reiko tenía solo tres o cuatro años en aquel entonces, ¿no?
Así debería haber sido, considerando la diferencia de edad entre las dos hermanas. Entonces
la expresión de mi abuela cambió bruscamente a un molde confiado y ella asintió profundamente
para sí misma.
—Sí. Sí. Ritsuko estaba tomando sus exámenes de ingreso a la escuela secundaria. Todavía
estaba cuidando a Reiko. ¡Fue un año duro! Tu abuelo era todo trabajo-trabajo-trabajo y nunca
ayudó en absoluto—. Mi abuela fijó un ojo escrutinio en mi abuelo—. ¿No es así? —Sus labios se
movían, como un bolso con cordón, en murmullos pellizcados.
—¿Por qué? ¿Por qué? —Preguntó Ray con su voz aguda—. ¿Por qué? Ray, ¿por qué?

83
3
Era bastante tarde en la noche cuando Reiko llegó a casa. Había cenado fuera. Parecía haber tomado
una buena cantidad de alcohol. Reconocí el olor y sus ojos también estaban inyectados en sangre.
—¿Crees que vas a superar los exámenes parciales la próxima semana?
Después de derrumbarse en el sofá de la sala de estar, parecía haberse dado cuenta de que
estaba en la habitación con ella y, por lo tanto, me dirigió esta repentina pregunta. Sonaba como si
estuviera arrastrando las palabras muy ligeramente. No estaba completamente borracha, pero esta
era la primera vez que veía a Reiko tan mal.
De ninguna manera. Mi confusión sacó una respuesta honesta.
—Todavía estoy estudiando para ellos, tanto como tengo que hacerlo.
—Bien, discúlpame.
Se rió suavemente, luego vació el vaso de agua fría que mi abuela le había traído. Mientras
la observaba, de repente yo...
Me imaginé cómo mi madre muerta debe haber tomado alcohol y emborracharse así hace
mucho tiempo. La idea envió un torrente a mi corazón y, en el mismo momento, sentí que mi pecho
se apretaba más fuerte.
—Ah-h-h, hoy me agoté.
Reiko se estiró grandiosamente desde su asiento en el sofá. Ella giró sus ojos, casi
melancólica, hacia mí.
—Es difícil ser adulto. Todas estas personas que quieren pasar tiempo contigo, te detienen.
Y entonces…
—¿Cómo estás, Reiko? —Mi abuela se acercó con la cabeza ladeada, preocupada—.
Usualmente no te pones así.
—Eso es todo por esta noche. Hora de cama para mi. Me ducharé después de levantarme
mañana. Buenas noches.
Reiko se estaba poniendo de pie tambaleándose, pero junté mi coraje y llamé para
detenerla. Necesitaba averiguar lo que había sucedido hace veintiséis años lo antes posible.
—... Conoces la historia, ¿verdad, Reiko? ¿Sobre lo que sucedió hace veintiséis años?
Acababa de levantarse del sofá, pero ahora cayó pesadamente sobre él.
—Sep. Han contado esa historia siempre.
—¿Es uno de los “Siete Misterios”?
—Esto está en un nivel diferente.
—¿Lo descubriste después de que también comenzaste la escuela secundaria, Reiko?
—Sí. Sin embargo, no de ninguna persona en particular, solo de rumores.
—Cuando mi madre estaba en su tercer año de secundaria, estaba en la Clase 3. ¿Sabías
sobre eso?
—... Después—. Reiko se apartó el flequillo de la cara y lentamente se echó hacia atrás para
mirar al techo—. Ritsuko me habló de eso más tarde. Pero…
—¿Cuál es el resto de la historia?
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Montando mi impulso, la acribillé con preguntas, esperando. Pero eso hizo que la cara de
Reiko se endureciera y rápidamente se recompuso. Un largo momento después, ella dijo:
—No lo sé, Koichi—. Su voz era varios tonos más bajos.
—Lo sabes, Reiko.
Ella no dijo nada.
—Reiko, vamos…
—La gente ha agregado muchos adornos a esa historia.
Escuché un suspiro y me di la vuelta para encontrar a mi abuela sentada en la mesa del
comedor, con las manos cubriéndose la cara. Era una pose que sugería que había estado luchando
por no ver ni escuchar nuestra conversación.
—Quizás sería mejor si no lo piensas por ahora—. Dijo Reiko al fin. Se puso de pie, estiró
la espalda y luego me miró directamente. Había vuelto a su tono relajado habitual que yo conocía
muy bien—. Hay un momento para descubrir algunas cosas. Y tal vez una vez que pierdas tu
oportunidad, a veces es mejor no saberlo. Al menos, hasta que llegue la próxima oportunidad.

4
Al día siguiente, martes, no vi a Mei Misaki en todo el día. Los exámenes llegarían pronto...
¿Estaba bien?
No sabía qué tan buena era Mei en la escuela o cómo eran sus calificaciones. De hecho,
nunca la había visto en una clase leyendo del libro o resolver un problema. Pero lo que es más
importante, si ella permaneciera fuera todo el tiempo, su asistencia podría no ser lo suficientemente
buena como para graduarse. Aunque tenía la sensación de que si le expresaba esa preocupación, ella
probablemente respondería: “¿Es asunto tuyo?”
Pensé en tratar de ponerme en contacto con ella. Pero luego me di cuenta de que todavía no
había recibido una lista de clase ni nada de eso desde que me transferí aquí. Así que no había forma
de averiguar su número de teléfono o dónde vivía. Aunque tenía que admitirlo, sería bastante fácil
descubrir si realmente quería... Probablemente vivía cerca de esa tienda de muñecas… quiero decir,
la galería de muñecas. Y probablemente iba allí de vez en cuando para mirar las muñecas, como lo
había hecho ese día. Si. Estaba convencido de eso.
¿Cómo son sus padres? Me preguntaba. ¿Ella tiene un amigo cercano en alguna parte?
¿Cómo logró su ojo izquierdo, el que mantenía detrás de ese parche? Tal vez ella no era tan
fuerte, físicamente. Había razones para pensar eso. Esa podría ser la razón por la que siempre se
sentaba fuera del gimnasio, y por qué estaba tanto fuera de la escuela... Ah, pero tal vez...
…Y así sucesivamente.
Seguí aturdiéndome el cerebro, pero era el único en la clase que lo hacía; nunca vi nada que
sugiriera lo contrario. Aunque supongo que nada iba a salir de mis reflexiones en este momento de
todos modos...
En medio de todo esto...
Después del almuerzo, cuando nos dirigíamos al Edificio 0, donde estaba el estudio de arte,
para la clase de arte de la quinta hora, casualmente me di vuelta y miré hacia el techo del edificio de

85
la escuela y la vi. Fue casi exactamente como esa vez que había estado sentado fuera de la clase de
gimnasia, a la sombra de un árbol junto al campo, en mi primer día en la escuela hace dos semanas.
Una figura parada sola, justo detrás de la barandilla de hierro que rodeaba el techo.
Me dirigía con Mochizuki, el aficionado de Munch, pero todo lo que le dije fue “Dame un
segundo” antes de dejarlo atrás y volver corriendo al edificio de la escuela con costillas de hierro
del que acabábamos de salir, el Edificio C. Corrí a toda velocidad, subí las escaleras y abrí la puerta
de acero color crema que conducía al techo sin dudarlo un momento.
Pero justo entonces...
Como sucedió, ese día había metido mi móvil en el bolsillo interior de mi uniforme, y
comenzó a vibrar, gimiendo débilmente.
¿Qué…? ¿Quién podría ser? ¿En este preciso momento? ¿Por qué alguien...?
Irrumpí por la puerta y escaneé el área en busca de Mei mientras sacaba mi teléfono y me lo
acercaba a la oreja. Era Teshigawara.
—¿Hola?
—¿Qué? ¿Por que me estas llamando?
—Estoy llamando porque pensé que podrías estar en problemas. Akazawa está bastante acabada. Ella podría
comenzar a tener algún tipo de episodio histérico.
—¿Qué quieres decir? ¿Por qué le importa a Akazawa?
—Mira, Sakaki...
Hhshssshhshshh... El silbido oscureció su voz en una tormenta de arena de ruido. No pensé
que las dos cosas estuvieran relacionadas, pero en ese momento un viento feroz sopló en el techo,
aullando.
—… ¿Hola? No estoy tratando de hacerte pasar un mal rato aquí.
Apenas podía distinguir la voz de Teshigawara, emergiendo entre el sonido del viento y la
interferencia.
—¿Lo tienes, Sakaki? Deja de prestar atención a las cosas que no están allí. Es peligroso.
… ¿Qué? ¿Qué estaba diciendo?
—Además... ¿Estás escuchando? ¡Hola, Sakaki!
—Sep.
—Esa historia de la que estabas hablando ayer, de hace veintiséis años... ¿Te está molestando? Quiero decir… Hablé
con alguien sobre eso después de eso. Una vez que lleguemos a junio, te lo contaré. Entonces, por el resto de este mes,
¿podrías...?
Hshssshhshshh, kksshhkkshhkk... La interferencia empeoró diez veces y la llamada se cortó
con un bztt.
¿Qué había sido eso? Apenas podía entender lo que estaba sucediendo. Estaba más que un
poco irritado, así que apagué el teléfono y lo metí de nuevo en mi bolsillo para que no pudiera
alcanzarme aunque llamara. Mis ojos recorrieron cada rincón del techo donde el viento todavía
bramaba ferozmente...
Pero no había nadie allí.

86
5
Al día siguiente, Mei apareció en el aula, como de costumbre. Sin embargo, no pude decirle una
sola palabra. No era que la llamada de Teshigawara el día anterior me preocupara. No, no lo creo.
Era solo que de alguna manera, en su silencio, parecía negarme cualquier contacto. Tampoco le
había dicho una palabra a Teshigawara después de eso. Había tantas cosas que quería sacar de él,
pero —y tal vez estaba evitando ese interrogatorio— nunca se acercó a mí. En serio, ¿qué estaba
pasando aquí?
Mañana era el cuarto sábado del mes, así que no había escuela otra vez. Tenía una cita en el
hospital municipal, pero no había habido cambios importantes en mi condición, por lo que estaba
considerando cancelarla y reprogramarla para la próxima semana. Dudo que mi abuela me regañe
mucho si hiciera eso. Los exámenes parciales también comenzaban a primera hora de la próxima
semana. Probablemente lo mejor que podía hacer era estudiar. Pensé que sería bueno en los
exámenes, pero para ser honesto, soy un pollo bastante grande... o tal vez un estudiante
enormemente serio.
… Y entonces…
Luchando contra el deseo de visitar nuevamente la galería de muñecas en Misaki, pasé las
noches de fin de semana en casa y no fui a ningún lado.
Recibí dos llamadas en mi teléfono.
El primero era de una lejana nación hindú. Como la última vez, mi padre, Yosuke, seguía
exclamando: “¡Seguro que hace calor aquí!”, pero básicamente me estaba vigilando: “¿Has estado
bien desde entonces?”. Regresó con “No te estreses demasiado”. Teniendo en cuenta que era
totalmente incapaz de no estresarme, ese consejo me hizo preguntarme si este hombre entendía la
personalidad de su hijo.
La siguiente persona que me llamó me sorprendió un poco. Era la señorita Mizuno, del
hospital municipal.
—¿Sigues saludable?
Como eso fue lo primero que dijo, supe de inmediato quién era. Al mismo tiempo, un leve
nerviosismo me golpeó.
—Recuerdas esa cosa de antes… supongo que fue hace dos semanas.
—¿Sobre esa chica? ¿La que falleció a fines de abril, en el hospital?
—Sí, por supuesto.
Seguí pensando en ella después de que hablamos, y comprobé algo. Cuando lo hice,
descubrí que su nombre realmente era Misaki, no Masaki.
—¿Era Misaki su apellido? ¿O…?
—No, era su nombre.
Entonces no era lo mismo que Mei Misaki. ¿Qué significaba?
—¿Cómo lo escribió ella?
—Con los personajes para “futuro” y “flores floreciendo”, para hacer Misaki.
—Misaki...
—Su apellido era Fujioka.

87
—Misaki Fujioka, ¿eh?
No pude evitar pensar profundamente en ello.
¿Qué hizo a Misaki Fujioka —la mitad de mi cuerpo— a Mei Misaki? ¿Qué podría ser?
—¿Por qué querías saber de ella? —Me preguntó la señora Mizuno—. Me prometiste que me lo dirías.
—Oh, eh... sobre eso.
—No tienes que decirme en este momento. Pero en algún momento.
—Vale.
—Por cierto, Chico Horrores. ¿Qué estás leyendo recientemente?
Y entonces dejó de hablar sobre promesas así como así. Mientras respondía, mis ojos se
posaron en el libro que estaba a mi lado.
—Um, el volumen dos de la versión en rústica de Lovecraft: Obras completas.
—Oho… —La escuché decir en su tono normal—. ¡Qué refinado de tu parte! ¿No estás a punto de
comenzar los exámenes parciales en tu escuela media?
—Ya sabes, es solo en los descansos en el estudio—. Le respondí. Pero teniendo en cuenta
la cantidad de tiempo que pasé en cada uno, la verdad fue exactamente lo contrario: estaba
estudiando un poco durante los descansos para leer el libro.
—Eres tan responsable, Chico Horrores—. Dijo la señorita Mizuno, sonando divertida—. Ojalá mi
hermano pequeño tomara tu ejemplo. No le importa leer en absoluto, y mucho menos terror. Su cabeza solo tiene espacio para
el baloncesto. Por lo general, no tenemos nada de qué hablar, a pesar de que somos hermanos.
—¿Tienes un hermano pequeño?
—Dos. El chico de baloncesto está en el mismo año escolar que tú.
—Wow, no lo sabía.
—Mi otro hermano está en segundo año de secundaria, pero es otro musculoso obsesionado con el ejercicio. No sé
si alguna vez leyó algo que no fuera un cómic. Todo un problema, ¿no?
—Supongo.
Tenía la sensación de que el chico de quince años que leía la mitología de Cthulhu solo en
su habitación el fin de semana era más problemático, pero... lo que sea, supongo.
En realidad, eso me hizo darme cuenta de algo.
¿No había alguien en mi clase llamado Mizuno? Era alto y muy bronceado y tenía un
aspecto deportivo. Nunca había hablado con él, pero ¿podría ser el hermano menor de la señorita
Mizuno? Era un pueblo pequeño. Este tipo de coincidencia podría no ser tan inusual.
—Um, señorita Mizuno... ¿también fuiste a Yomi Norte para la escuela secundaria? —Le
hice la pregunta, de repente preocupada.
—Estaba en en la del Sur—. Respondió ella—. Mi casa está justo en la frontera entre las dos escuelas, así que
dependiendo de qué año sea, vamos al norte o al sur. Así que mi primer hermano y yo fuimos a la del Sur, y mi hermano menor
irá a la del Norte.
… Ya veo. Entonces la señorita Mizuno probablemente no sabría sobre el Misaki de hace
veintiséis años. Me sentí aliviado de alguna manera, y los dos continuamos con nuestra
conversación frívola sobre nuestro pasatiempo compartido.

88
6
26 de mayo, martes.
El segundo día de los exámenes parciales del primer semestre.
La lluvia había estado cayendo constantemente desde la noche anterior, amenazando el
comienzo de la temporada de lluvias. Pensé que era bastante inusual para una escuela hoy en día (y
esta fue mi primera experiencia), pero Yomi Norte no requería zapatos solo para interiores. A
excepción del gimnasio, todos llevaban puestos sus zapatos exteriores, incluso dentro del edificio de
la escuela. Entonces, en días como este, cuando llovía, los pisos en el pasillo y las aulas se
convirtieron en un desastre de huellas húmedas.
A segunda hora, el supervisor del examen de Literaturas, nuestra última asignatura, fue el
señor Kubodera. Pasó los exámenes; luego, con la orden: “Muy bien, podéis comenzar”, la
habitación quedó en silencio. El sonido de los lápices sobre el papel fue realzado por una tos
contenida ocasional o un suspiro bajo. Puede que haya cambiado de escuela, pero el ambiente
durante una prueba fue el mismo en todas partes.
Después de que pasaron unos treinta minutos desde el comienzo de la prueba, un estudiante
se levantó de su escritorio y salió del aula. Reaccioné al sonido y a alguna impresión que habían
causado, y reflexivamente miré hacia la ventana. Mei no estaba allí. Caray, ella terminó temprano y
se fue otra vez, ¿eh?
Después de un poco de debate interno, puse mi hoja de respuestas boca abajo en mi
escritorio y me levanté de la silla. Empecé a salir de la habitación en silencio cuando...
—¿Acabado, Sakakibara? —El señor Kubodera me detuvo.
Bajé mi voz un poco.
—Sí. Iba a...
—¿No crees que deberías usar el resto del tiempo para revisar tus respuestas?
—No. Está bien.
Era consciente de un zumbido bajo que había surgido aquí y allá en la habitación mientras
respondía.
—Tengo confianza en mis respuestas. ¿Me puedo ir?
Miré hacia la puerta que Mei había abierto y cerrado recientemente. El señor Kubodera
estuvo perdido por un momento, pero finalmente bajó la mirada.
—Supongo que sí. Puedes salir de la habitación, pero no te vayas a casa. Solo espera en
silencio en alguna parte. Tendremos una clase no programada después de esto.
El zumbido se extendió por todo el aula. Podía sentir los ojos de todos moviéndose hacia mí
en un grado incómodo. Probablemente pensaban que era un snob. Y si lo hicieron, lo hicieron: no
había nada que pudiera hacer al respecto. Y todavía…
No pude evitar inclinar la cabeza hacia un lado y preguntarme por qué. Habíamos hecho
exactamente lo mismo, entonces, ¿por qué había resultado así, pero nadie le dijo nada a Mei? ¿No
fue eso bastante extraño? Ahora realmente parecía que algo era...
En cuanto salí del aula, vi a Mei parada junto a una ventana en el pasillo. La ventana estaba
abierta y soplaba un poco de lluvia. Ella miraba fijamente afuera, sin prestarle la menor atención.
—Siempre terminas temprano—. Le dije, caminando hacia ella.

89
—¿Yo? —Respondió Mei sin darse la vuelta.
—Ambos días, saliste de la habitación a la mitad del tiempo de prueba.
—¿Estás diciendo que viniste a hacerme compañía para el último?
—No... soy bueno en Literatura.
—Huh. Podrías responder esas preguntas, ¿eh?
—¿A qué te refieres?
—Donde tienes que resumir lo que sea en un cierto número de palabras, o dónde pregunta
cuál era el objetivo del autor.
—Oh. Sep, supongo que sí.
—Se me da mal eso. Los odio. Prefiero hacer matemáticas o ciencias. Esos solo tienen una
respuesta clara.
Ah, sep. Pude ver a lo que se refería.
—¿Entonces acabas de escribir lo que sea y te fuiste? ¿Está... vale?
—Sep, no me importa.
—Uh, pero ¿qué pasa con...? —Empecé a decir algo, pero decidí abandonar el tema.
Liderando el camino, me acerqué a la parte superior de las escaleras adyacentes al lado este
del aula, llamada “Escalera del Este”. Mei también abrió la ventana. La brisa que soplaba, salpicada
de gotas de lluvia, jugaba con su corte de pelo negro y ondulado.
—Se llamaba Misaki Fujioka, ¿no? La niña que murió en el hospital ese día.
Audazmente presenté la información que recibí de la señorita Mizuno durante el fin de
semana. Sus ojos nunca se apartaron de la ventana, pero los hombros de Mei temblaron muy
ligeramente, o al parecer.
—¿Por qué ella?
—Fujioka Misaki .—.. Mei comenzó a hablar en voz baja—. Misaki Fujioka era mi...
prima. Hace mucho tiempo, estábamos juntas y ella era más que eso.
—¿Más que eso?
Tuve problemas para entender lo que quería decir. Pero... ¿era por eso que era “la mitad de
su cuerpo”?
—Esa historia que me contaste hace dos semanas.—.. Cambié de tema una vez más—.
Acerca de la Clase 3 de tercer año de hace veintiséis años. ¿Cómo va el resto? ¿La parte de la
historia de fantasmas?
—¿Intentaste preguntarle a alguien? —Respondió ella. Mientras buscaba algún tipo de
respuesta, Mei se volvió para mirarme y dijo—: ¿Nadie te lo dijo?
—Uh, no.
—Bueno, ¿qué puedes hacer?
Eso fue todo lo que dijo antes de volver a callarse y volver a la ventana.
Incluso si le pidiera la historia ahora, probablemente no me diría nada. Ese fue el
sentimiento que tuve. Las palabras de Reiko, que “hay un momento para enterarse de algunas
cosas”, volvieron a mí con un peso extraño.
90
—Um... mira—. Dije, luego respiré hondo, justo como en la galería de muñecas. Me
acerqué para estar junto a Mei, que estaba junto a la ventana—. Mira, hace un tiempo que quería
preguntarte esto. Me ha estado molestando desde que me transferí aquí.
Creí ver que sus hombros temblaban ligeramente de nuevo. Seguí adelante.
—¿Por qué hacen eso? Todos en clase, e incluso los profesores. Es como si no estuvieras...
Sin dejarme terminar mi pregunta, Mei respondió en un murmullo:
—Porque no existo. ¿Entendido, Sakaki? Deja de prestar atención a las cosas que no están
ahí.
—Eso no...
Tomé otra respiración profunda.
—Es peligroso.
—Pero eso no...
—Para ellos, soy invisible. Eres el único que me ve, Sakakibara... ¿Qué harías entonces?
Mei giró su rostro lentamente hacia mí. La sombra de una sonrisa brilló en su ojo derecho,
la que no estaba oculta por el parche ocular. ¿Fue mi imaginación la que me hizo ver un tinte de
soledad allí?
No... eso no puede ser verdad.
Si cerrara los ojos y los abriera, digamos, tres segundos después, ¿habría desaparecido justo
delante de mí? Por un momento, tales pensamientos me controlaron y rápidamente aparté mi mirada
hacia el mundo más allá de la ventana.
—No puede ser verdad...
Fue entonces cuando sucedió. Escuché el sonido de alguien corriendo por las escaleras.

7
Los pasos fueron frenéticos, completamente fuera de lugar en esta situación, con toda la escuela
envuelta en los exámenes. Incluso mientras me preguntaba qué estaba pasando, vi quién era: una
figura que llevaba un traje azul marino. Era el señor Miyamoto, uno de los profesores de gimnasia.
Todavía estaba sentado fuera de las clases de gimnasia, pero sabía el nombre del profesor y cómo
era, al menos.
El señor Miyamoto vino hacia nosotros y abrió la boca para decir algo, pero al final corrió
hacia el aula de Clase 3 sin decir una palabra. Luego abrió la puerta al frente del aula y llamó:
—¡Señor Kubodera! Señor Kubodera, ¿podrías venir aquí?
Después de un momento, el profesor de Literatura, que estaba en medio de la supervisión
de un examen, asomó la cabeza fuera del aula. ´
—¿Qué está pasando?
Con los hombros agitados por su respiración irregular, el profesor de gimnasia dijo:
—Bueno…

91
Donde estábamos Mei y yo, apenas podía escuchar lo que decía.
—Acabamos de recibir las noticias...
... Y eso fue todo lo que escuché. Había bajado la voz a la mitad.
Sin embargo, la reacción del señor Kubodera cuando escuchó las noticias del señor
Miyamoto, pude interpretarlas con claridad. Tan pronto como oyó lo que fuera, se quedó sin
palabras y su rostro se puso rígido.
—Ya veo—. Respondió solemnemente, luego volvió a entrar en la habitación.
El señor Miyamoto miró hacia el techo, con los hombros todavía agitados.
Finalmente…
La puerta que el señor Kubodera había cerrado se abrió de golpe y un estudiante salió
volando de la habitación. Era la representante de la clase, Yukari Sakuragi. Ella tenía su bolso en la
mano derecha. Parecía estar en completa confusión. Compartió unas breves palabras con el señor
Miyamoto, que estaba cerca de la puerta, luego Sakuragi agarró su paraguas del paragüero fuera del
salón de clases. Era un paraguas de palo beige. Luego, con las piernas enredadas, comenzó a
correr... Al principio, se dirigió hacia la escalera este. Pero entonces, quién puede decir por qué, ese
impulso fue controlado y ella parecía congelada en su lugar. Parecía suceder en el instante en que
sus ojos se clavaron en nosotros, de pie junto a las ventanas frente a la escalera. Al momento
siguiente, se dio la vuelta y comenzó a correr por el pasillo en la dirección opuesta. Parecía que su
pierna derecha, que me dijo que se había torcido después de una caída, todavía no se había curado
por completo. Su carrera fue incómoda, tratando de favorecerla. Corrió por el pasillo que corría de
este a oeste y pronto desapareció de mi vista. Había bajado la escalera oeste al otro lado del edificio.
—Me pregunto de qué se trataba eso—. Me volví hacia Mei—. ¿Qué...?
Mei no reaccionó en lo más mínimo. Se quedó congelada, con el rostro ceniciento. Me alejé
de la ventana hacia el profesor de gimnasia con traje de sudor e intenté preguntarle.
—¿Um, señor Miyamoto? ¿Qué está pasando con Sakuragi?
—¿Huh? Oh .—.. El señor Miyamoto me miró con una mueca en la cara, como si me
estuviera frunciendo el ceño—. Su familia tuvo un accidente. Acabamos de recibir un mensaje
urgente para que vaya al hospital de inmediato.
No estaba seguro de si había terminado o no cuando sucedió: hubo algún tipo de sonido
violento y un breve y agudo grito resonó por el pasillo.
¿Qué fue eso? Inmediatamente, me sentí intensamente inquieto. ¿Qué acaba de suceder?
Empecé a correr por el pasillo antes de que pudiera pensarlo mucho. Como si estuviera
persiguiendo a Yukari Sakuragi, que acababa de correr por el mismo pasillo. Bajé por la escalera
oeste, la misma que había bajado, hasta el segundo piso. No la vi allí. Comencé a correr desde el
segundo piso hasta el primero... y al instante lo vi.
Una escena extraña y horrible llenó mi visión.
Al pie de la escalera de hormigón mojado, en el rellano entre el segundo y el primer piso,
había un paraguas abierto. Un paraguas de palo beige. El que Yukari Sakuragi acababa de sacar del
paragüero. Y encima, Sakuragi misma había caído, boca abajo.
—¿Q-qué...?
Su cabeza yacía sobre el centro del paraguas abierto. Sus piernas todavía estaban a dos o
tres pasos desde la parte inferior. Sus manos estaban extendidas en diferentes ángulos frente a ella.

92
Su bolso había caído en una esquina del rellano.
… ¿Qué ha pasado? ¿Qué podría haber posiblemente...?
Fue difícil de comprender a primera vista. Pero de inmediato, podría tener una idea general.
En su trastorno después de enterarse de la emergencia de su familia, ella había salido
volando del aula en un apuro y su pie se había resbalado por las escaleras entre el primer y el
segundo piso. El paraguas que tenía en la mano había salido volando frente a ella. El impacto de
tocar el suelo lo había abierto y cayó al rellano. La punta de metal en el extremo superior había
aterrizado apuntando exactamente en su dirección. Y entonces…
Había perdido radicalmente el equilibrio y la fuerza de su caída la había llevado a caer.
Como si hubiera estado flotando en el aire. Incapaz de hacer tanto como girar la cabeza o levantar
las manos. El cuerpo de Sakuragi no se movió en absoluto mientras yacía allí. Un color rojo
nauseabundo estaba carcomiendo el beige del paraguas abierto, que se extendía por él. Eso fue
sangre. Una gran cantidad de sangre...
—¿Sakuragi...? —La llamé con voz temblorosa. Me temblaban las piernas mientras bajaba
las escaleras.
Caminando temerosamente hacia el rellano, mis ojos se posaron en un nuevo horror.
La punta del paraguas se había ensartado en la garganta de Yukari Sakuragi, aplastándola y
hundiéndose hasta la base. Cantidades profusas de sangre fresca brotaron de la herida.
—Cómo… —Aparté la vista, abrumado por la vista—. ¿Cómo podría esto...?
Escuché un repentino golpe cuando el cuerpo de Sakuragi rodó hacia un lado. El eje del
paraguas que milagrosamente- no, que había salido a través del equilibrio de una coincidencia
malvada, hasta ahora soportaba su peso ahora se rompió.
—¡Oye! —Una voz fuerte vino de arriba—. ¿Que pasó? ¿Estáis bien?
Era el señor Miyamoto. Detrás de él había otras personas, maestros que debían haber salido
de las aulas cercanas.
—Es malo. ¡Llame a una ambulancia! —Gritó el señor Miyamoto mientras bajaba
corriendo las escaleras—. Y a la enfermería ahora mismo. Urk, esto es horrible. ¿Cómo podría algo
como esto…? Oye, ¿estás bien?
Asentí. Eso es lo que quise decir, de todos modos, pero todo lo que salió de mi boca fue un
gemido. Un dolor agudo atravesó mi pecho. Ah, este terrible dolor, esto es...
—Lo siento—. Poniendo ambas manos sobre mi pecho, me caí contra una pared—. No...
me siento tan...
—Yo manejaré esto. Ve al baño—. Me ordenó el señor Miyamoto. Supongo que confundió
esto mientras yo luchaba contra el impulso de vomitar.
Empecé a subir las escaleras cuando vi a Mei en el pasillo del segundo piso. Ella estaba
parada detrás de los maestros, mirándonos fijamente. Su rostro estaba ceniciento hasta el punto de
la muerte. Su ojo derecho estaba ancho hasta el punto de estallar. Como la muñeca dentro del ataúd
negro en la sala de exhibición del sótano en “Ojos azules vacíos del todo, en el Atardecer de Yomi”,
sus labios ligeramente abiertos parecían a punto de hacer un llamamiento...
¿Para qué? ¿Qué es lo que preguntaría?
Unos segundos después, cuando regresé al pasillo del segundo piso, sin embargo, ella ya no
estaba allí.

93
8
El accidente que involucró a la familia de Yukari Sakuragi había sido un accidente automovilístico.
El coche en el que viajaba su madre, Mieko, se había estrellado. La tía de Sakuragi estaba al
volante, y su madre viajaba en el asiento del pasajero. La causa no estaba clara, pero mientras
conducía por una carretera de dos carriles a lo largo de un terraplén en el Río Yomiyama, el coche
perdió los frenos y se estrelló contra un árbol al lado de la carretera. Fue siniestro total. Ambas
mujeres estaban en estado grave cuando llegaron al hospital. Las lesiones de su madre, en
particular, no permitieron mucho optimismo. Fue entonces cuando la llamada urgente llegó a la
escuela.
El señor Miyamoto le había pasado el mensaje al señor Kubodera, quien le había dicho a
Sakuragi que fuera al hospital rápidamente. Había decidido que ella tomaría su examen algún otro
día.
Su madre fue tratada, pero sin ningún efecto, y ella falleció esa noche. Su tía apenas había
salido adelante. Pero según lo que escuché después, estuvo en coma durante más de una semana
después del accidente.
La misma Sakuragi, que se había encontrado con esa increíble desgracia en la escalera oeste
del Edificio C, fue llevada al hospital en ambulancia, pero en el camino falleció por la pérdida de
sangre y el shock. También descubrí esto más tarde, pero ella acababa de cumplir 15 años dos días
antes.
Así fue como Yukari Sakuragi y su madre, Mieko, se convirtieron en “la muerte de mayo”
para la Clase 3 del tercer año en la Escuela Media Norte de Yomiyama ese año, en 1998.

94
Interludio I
… Alguien en la Clase 3 del tercer año murió.
Sep, fue un gran problema.
Dijeron que se resbaló en las escaleras del Edificio C y aterrizó mal... No, eso no fue lo que
sucedió.
¿No es? ¿Entonces qué fue?
Escuché que cuando se cayó en las escaleras, arrojó su paraguas frente a ella y la punta se le
clavó en la garganta.
¡Eek!
Sin embargo, escuché otra historia que decía que la apuñalaron por el ojo, no por la
garganta.
Oh, Dios mío. ¿De verdad?
De cualquier manera, fue una escena tan horrible que pusieron una orden de mordaza a los
testigos o algo así.
Ella era la representante de clase de las chicas, ¿cierto?
¿La que murió? Eso fue lo que oí.
Escuché que su madre murió exactamente el mismo día, en un accidente automovilístico.
Sep. También escuché eso.
Oye, ¿crees que esto se debe a esa maldición?
¿”Esa” maldición? ¿Quieres decir que sabes sobre eso?
Solo lo que he escuchado. No sé toda la historia. Lo llaman la maldición de la Clase 3 del
tercer año. ¿Ves?
Pero es peligroso simplemente parlotear sobre eso.
Pero en secreto todos conocen la historia, ¿cierto? Cómo murió un chico popular de esa
clase llamado Misaki hace veintiséis años...
Se-sep...
¿Y este año es uno de esos años?
Podría ser.
Eso es horrible. ¿Qué pasa si me colocan en la Clase 3 el próximo año? No tiene sentido

95
preocuparse por eso ahora, ¿verdad?
Pero… ¿Por qué no hacer la transferencia mientras todavía estás en segundo año? Hm-m-m.
Quiero decir, no es que suceda todos los años. Creo que el año pasado fue un año fuera.
¿Qué hay del año anterior a eso? Ese año sucedió…
La maldición es caprichosa.
Una vez que comienza, algo malo le sucede a la clase todos los meses, ¿cierto?
Sep.
Alguien muere.
Sep. Todos los meses, al menos una persona con vínculos con la clase...
¿No solo los estudiantes?
Sus familias también están en peligro. Especialmente la familia inmediata. Escuché que
parientes más distantes están bien.
Guau. Seguro que sabes mucho al respecto.
Hay un estudiante de último año en mi club de kendo llamado Maejima. Él está en la Clase
3. Últimamente me lo ha estado contando a escondidas. Actúa como si realmente no creyera en eso,
así que probablemente es por eso que se lo contó a un extraño como yo.
Vale, así que no lo cree. Pero quiero decir, alguien realmente murió... Pura coincidencia.
Puramente un accidente desafortunado. Las maldiciones son tontas...
Eso es lo que se dice. Quizás tiene razón.
No tengo idea. Pero realmente, creo que lo mejor que puedes hacer es mantenerte alejado
de esa clase.
¿Sep?
¿Qué tan horrible sería si nos dejáramos atrapar por eso? Dios no lo quiera. Quiero decir,
hablar contigo sobre estas cosas podría ser súper peligroso. ¿Qué debemos hacer? Y si…
Oye, ya basta.
Sep. Vamos a dejarlo.

96
Junio (I)
1
—Probablemente no tengas que preocuparte mucho en este momento—. El jefe médico dio su
diagnóstico en su tono ventoso habitual—. Por lo que vi hoy, tu condición se ha estabilizado. Ya no
sientes dolor, ¿verdad?
—No.
—Entonces no hay problema con que vayas a la escuela como de costumbre.
Incluso su cruda entrega de esta noticia no pudo eliminar mi ansiedad por completo.
Todavía sintiéndome fundamentalmente deprimido, tomé varias respiraciones profundas
frente al médico. Sep, definitivamente no hay más sensaciones siniestras allí. Una leve dificultad
para respirar por el dolor en mi pecho... Una semana antes, el síntoma había comenzado a
presentarse nuevamente de vez en cuando, pero incluso eso había desaparecido en los últimos dos o
tres días.
—Entonces, ¿mi clase de gimnasia...?
—El ejercicio extenuante aún está fuera de discusión. Veamos cómo están las cosas en un
mes. Puede llevar más tiempo.
—Vale.
—Sólo para estar seguro, quiero que vengas de nuevo este fin de semana. Si no parece
haber ningún cambio, nos volveremos a ver en un mes.
Asentí, luego levanté la vista hacia el calendario que colgaba en la pared de la sala de
examen. Ayer había sido el primer día de junio. Este fin de semana… eso sería el sábado 6.
Cuando presencié el horrible accidente de Yukari Sakuragi en el segundo día de mitad de
período, que había sido exactamente hace una semana, el dolor en mi pecho había surgido del
problema en mis pulmones. Justo como la ansiedad que cruzó por mi mente me había advertido. Fui
al hospital municipal al día siguiente para que me revisaran y recibí el infeliz diagnóstico de “signos
de un evento neumotorácico menor”. Sin embargo, también me dijeron: “No ha llegado a la etapa
de una segunda reaparición”.
—Aunque hay un agujero muy pequeño y un colapso menor, parece que el tejido
circundante se ha curado. Gracias a eso, te las arreglaste para mantenerte en buena forma y evitar la
deflación del pulmón—. Explicó el médico—. Probablemente no necesites ningún tratamiento
especial. Solo descansa un poco en casa.
Y así, según las órdenes del médico…
Como había estado encerrado en mi casa toda la semana, no había ido a la escuela. Así que

97
casi no tenía idea de lo que estaba sucediendo en la clase después del accidente. La menor
información que obtuve fue que la madre de Sakuragi, que había tenido un accidente
automovilístico, había muerto el mismo día. Que el funeral de madre e hija se había llevado a cabo
en silencio, solo para parientes cercanos. Que, por supuesto, todos en la clase no pudieron ocultar el
intenso shock que sintieron. Eso fue todo.
No sabía lo que Mei Misaki había estado haciendo desde entonces. No estaba
completamente sin medios para averiguarlo, por supuesto, pero no quería usar esos medios en ella o
en los otros temas. Por alguna razón, sentí una vacilación primordial y perdí el valor.
Todavía no tenía una lista de clase, así que el único estudiante al que podía llamar
directamente era Teshigawara, cuyo número tenía. E intenté llamar un par de veces durante la
semana anterior, pero nunca respondió. Quizás él sabía que era yo quien llamaba y no contestaba a
propósito.
Mi abuela había escuchado sobre el accidente, pero todo lo que había hecho fue repetir
efusivamente “Qué aterrador” o “Me siento tan mal por ellos”. Parecía que su preocupación estaba
completamente en la salud de su nieto. Independientemente de si mi abuelo entendía o no lo que
estaba sucediendo, sacudía la cabeza ante cada palabra que decía mi abuela. Reiko estaba
increíblemente preocupada por mi estado mental, pero aún no se metía en los temas que habíamos
tocado. No pude mencionarlo tampoco. El pájaro mynah Ray chilló tan enérgicamente como
siempre. No había ni un pío de mi padre en India y tampoco le había contado ninguna noticia
todavía.
En medio de todo, de hecho, había una persona con la que podía hablar de manera
relativamente casual. Curiosamente, esa era la señorita Mizuno del hospital municipal. Fue dos días
después de la muerte de Sakuragi que me llamó, el día después de que fui al hospital, por la tarde.
—¿Estás bien? ¿Cómo están tus pulmones? —Cortó directa al grano—. Después de todo, viste un horrible
accidente de cerca. Eso va a tener un efecto en ti, físicamente.
—¿Sabes sobre eso?
—Lo he oído de mi hermano pequeño. ¿Sabes, mi hermano menor que está en la misma clase que tú en la del
Norte? Takeru Mizuno. Está en el equipo de baloncesto.
Entonces ese era realmente él.
—Ayer viniste al hospital en lugar de ir a la escuela, ¿cierto?
—Sep.
—Nada lo suficientemente malo como para hospitalizarte, supongo.
—Gracias, no. Me las arreglé para pasarlo, dijeron.
—¿Cuándo vuelves? Al hospital, quiero decir.
—La próxima semana, martes por la mañana.
—Vale, ¿quieres reunirte después de eso?
—¿Huh?
¿Por qué…? Antes de que pudiera decir algo más, la señorita Mizuno continuó:
—Algo me ha estado molestando. Toda clase de cosas. No sé qué está conectado a qué, o cómo, y qué no está
conectado en absoluto. Además, todavía hay algo de lo que tenemos que hablar.
Esa cosa… ¿por qué había estado haciendo todas esas preguntas sobre la chica que había
muerto en el hospital a fines de abril?
98
—Entonces, ¿estás convaleciente en casa?
—Lo estoy intentando.
—No empieces a meditar. Si tienes que ser hospitalizado nuevamente, pondré todo lo que tengo para cuidarte.
—Uh... vale. Gracias.
Eso es lo que le dije, pero quería evitar que eso sucediera a toda costa.
—Bueno, te veré en el hospital el martes, entonces. Sin embargo, te llamaré antes de eso.
La señorita Mizuno fue muy considerada con mi estado de ánimo, porque no comenzó a
hablar sobre nuestro interés común. Ni siquiera me había llamado “Chico Horrores” como siempre
lo hacía, y en el fondo me sentí aliviado. Acababa de presenciar sangre en la vida real dos días antes
y, como era de esperar, mis emociones habían sufrido por ello.
El rojo nauseabundo que se había extendido a través del paraguas ese día, la forma en que
Yukari Sakuragi había lucido con la punta de metal atravesada en su garganta, las profusas
cantidades de sangre fresca que había bombeado de ella. Todo estaba quemado en mis ojos y no
desaparecería. El sonido del paraguas rompiéndose y su cuerpo rodando hacia un lado, la voz del
señor Miyamoto gritando, la sirena en la ambulancia, los gritos y el llanto suave de los estudiantes...
Todo todavía permanecía en mis oídos, crudo.
Por mucho que intenté decirme que eran dos cosas separadas, me tomé un descanso de las
novelas y las películas de terror por un tiempo; justo en ese momento, en mi estado de ánimo,
realmente no podía soportarlo.

2
La lluvia volvía a caer, como la semana anterior. Aparentemente, la temporada de lluvias realmente
había comenzado, mucho antes que la mayoría de los años. Como de costumbre, mi abuela se
ofreció a llevarme al hospital en coche, pero me negué firmemente y vine solo al hospital.
Había prometido ver a la señorita Mizuno tan pronto como terminara mi chequeo. Ella
había dicho que tenía que trabajar en el turno de noche y que iría directamente de allí al dormitorio
en el hospital para tomar una siesta. Habíamos acordado que la llamaría cuando terminara.
Parado cerca de la entrada principal al área de pacientes externos, llamé al móvil de la
señorita Mizuno, luego pasé el tiempo mientras esperaba contemplando el paisaje empapado de
lluvia afuera. Fue entonces cuando pensé en cómo la lluvia en Yomiyama era más pegajosa que en
Tokio. Teniendo en cuenta los contaminantes en el aire, lo contrario probablemente era cierto.
Entonces fue solo un problema con mis percepciones. Quizás la palabra “pegajosa” no es
exactamente correcta. Quizás debería decir algo más neutral, como “tenía una calidad más rica”.
Las pasarelas hacia el edificio, el flujo y reflujo de personas, las plantas en primer plano y
las montañas en la distancia... La lluvia que empapaba todas estas cosas parecía adquirir tonos y
elementos intrínsecamente diferentes para cada una. Ciertamente no quiero decir que estaba sucio.
Mis ojos se posaron en los charcos que se habían acumulado en el suelo. Estos fueron lo
mismo. ¿Cómo puedo ponerlo? Parecían tener más colores profundos que los charcos en Tokio.
Quizás el problema no fue la lluvia en sí, sino la diferencia en los objetos que se ven a través de
ella. O tal vez realmente no era más que un espejo para las imágenes en mi mente.
—Lamento haberte hecho esperar.

99
Escuché una voz a mi lado. Esta era la primera vez que veía a la señorita Mizuno sin su
uniforme blanco de enfermera. Llevaba una camisa azul claro y una chaqueta vaquera negra.
—¿Cómo estuvo tu chequeo?
—Parece que no tendré que ser una carga para ti, al menos.
—Eso es una lástima.
—También puedo ir a la escuela mañana.
—¿Oh, sep? Eso es genial—. Dijo ella con una sonrisa alegre. Sacó su teléfono del bolsillo
de su chaqueta vaquera y lo miró—. Es un poco temprano, pero ¿quieres almorzar en alguna parte?
—Estabas en el turno de noche, ¿cierto? —Le ofrecí el nivel más básico de cortesía—.
Quiero decir, debes estar cansada...
—¡Oh, estoy bien! Me voy mañana, y todavía soy bastante joven. ¿Qué te parece ese
restaurante de allí?
—Depende de ti.
La señorita Mizuno conducía. Tenía un lindo compacto azul, un gran contraste con el
resistente coche negro que conducía mi abuela.

3
La cadena de restaurantes era la misma que teníamos en Tokio, pero la mesa en la que nos sentamos
era mucho más espaciosa que las de allí. Después de haber ordenado, la señorita Mizuno se llevó las
manos a la boca y bostezó enormemente.
—¡Fwa-a-a-h!
—No estás durmiendo lo suficiente, ¿eh?
—¿Hm? Bueno, eso es normal para el curso.
—Lo siento. No deberíamos tener...
—¿De qué estás hablando? Soy quien dijo que deberíamos encontrarnos. No te preocupes
por eso.
Su café y sándwich finalmente llegaron. La señorita Mizuno primero vertió un montón de
azúcar en el café, luego tomó varios sorbos antes de morder su sándwich de huevo, momento en el
que murmuró:
—Empecemos entonces—. Y volví en mí—. En primer lugar, tuve una conversación con
mi hermano pequeño, Takeru Mizuno, con quien casi nunca hablo. Quería preguntarle un par de
cosas. La clase en la que estáis parece tener algunas circunstancias especiales.
—¿Circunstancias especiales?
—Sip. No me dio ningún detalle, aunque tampoco sabía realmente qué debería preguntar, lo
cual es un problema, pero de todos modos: definitivamente circunstancias especiales. Debes saber
qué.
—¿Las circunstancias detrás de las circunstancias especiales, quieres decir? —Bajé los ojos
y sacudí la cabeza lentamente—. Yo tampoco sé mucho. Estoy bastante seguro de que algo está
100
sucediendo, pero acabo de transferirme aquí y supongo que nadie me lo contará todavía.
—La chica que murió en tu escuela la semana pasada, se llamaba Sakuragi, ¿cierto? ¿Era tu
representante de clase para las chicas?
—… Sep.
—He oído lo que pasó. Y sobre cómo aparentemente lo presenciaste. ¿Se cayó por las
escaleras y un horrible giro de suerte hizo que su paraguas la empalara en la garganta?
—... Sí, eso fue lo que sucedió.
—Parecía que tenía miedo de algo.
—¿Tu hermano?
Si se había sorprendido por la muerte anormal de una compañera de clase, eso era natural.
Pero ¿asustado? ¿Qué significaba eso?
—¿Qué quieres decir?
—No es como si le hubiera preguntado directamente. Pero de alguna manera parecía que no
creía que el accidente de la semana pasada fuera solo un “accidente”.
¿No es un accidente? Me arrugué la frente. Si no fue un accidente, ¿fue un suicidio? O tal
vez asesinato? Eso fue imposible. Ninguna de esas cosas podría ser verdad. No fue un suicidio, no
fue un asesinato, y no fue solo un accidente. Entonces, ¿qué podría ser...?
—¿De qué tenía miedo?
—Quién sabe—. La señorita Mizuno ladeó la cabeza con inquietud—. Nada específico.
—Oye, Sakakibara, ¿crees en fantasmas o maldiciones o lo que sea? ¿Eso es lo tuyo? —
De repente recordé las preguntas que Teshigawara me había hecho. ¿Fue ese el primer día que me
transfirieron? ¿Los llamados fenómenos sobrenaturales en general?
Esa había sido la misma conversación, una pregunta de Kazami.
Por supuesto que no creía en las “maldiciones o maldiciones o lo que sea” o en los
“fenómenos sobrenaturales en general” y no quería comenzar a creer en ellos ahora. Claro, los
“Siete Misterios de Yomi Norte” eran todo tipo de extraños, pero eran historias de fantasmas
inofensivas que esperaba encontrar en algún lugar como una escuela. Al final, incluso esa historia
sobre el “Misaki de hace veintiséis años” tuvo que ser...
Pero entonces…
¿Qué pasa si la muerte de Yukari Sakuragi la semana pasada realmente no fue “solo un
accidente”?
Dragué los recuerdos de nuevo.
Ese día, Sakuragi había salido volando del aula cuando escuchó las noticias sobre el
accidente de su madre. Había sacado su paraguas del paragüero y, con las piernas enredadas debajo
de ella, primero había tratado de acercarse a la Escalera Este, que estaba más cerca de donde estaba
parada. Pero entonces, sí, se había detenido. Quizás porque nos había visto de pie junto a la ventana
en la parte superior de las escaleras. Al momento siguiente, se dio la vuelta y salió corriendo en la
dirección opuesta: hacia la escalera oeste.
¿Qué pasa si...?, me preguntaba.
¿Qué pasaría si hubiera bajado la escalera este, siguiendo su impulso inicial? Entonces tal
vez ese accidente no hubiera sucedido. Había salido corriendo por el largo pasillo y corrió por la

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escalera oeste con todo ese impulso. Y para colmo, el piso podría haber estado mojado allí mismo y
se había resbalado... Ese increíble accidente fue el resultado de tantos factores que se acumulaban
uno encima del otro. Entonces…
¿Por qué se había comportado Sakuragi de esa manera? ¿Por qué, tan pronto como nos vio,
a Mei y a mí, había hecho lo que hizo?
—¿Alguna vez escuchaste el nombre de Mei Misaki?
Incluso cuando llegó el perrito caliente que había pedido, no tenía ganas de cogerlo. Pero
me humedecí la boca y la garganta reseca con el té helado que también había pedido antes de
hacerle la pregunta a la señorita Mizuno.
—¿Misaki?
Naturalmente, ella reaccionó al nombre. Ella debe haber recordado el nombre de la chica
que había muerto en el hospital en abril, cuyo nombre era Misaki.
—Mei... ¿Misaki? ¿Quién es esa?
—Es una de mi clase… La Clase 3 de tercer año en Yomi Norte. ¿Tu hermano nunca ha
dicho nada sobre ella?
La señorita Mizuno hinchó una de sus mejillas ligeramente.
—Recuerda, casi nunca nos hablamos la mayoría de los días. ¿Pero qué hay de ella? ¿Pasó
algo?
—¿Sabes esa cosa que prometí que te diría alguna vez? La verdad es que esta chica, Mei
Misaki, tiene algo que ver con eso.
La señorita Mizuno parpadeó y asintió, murmurando pensativamente. Le expliqué la
situación, tratando de ser lo más simple y sistemática posible.
—Hm-m-m—. Cruzó los brazos sobre el pecho y asintió con la cabeza como lo había hecho
antes, luego tomó otro bocado de su sándwich de huevo—. Me hablaste de ella antes, esta chica con
el parche en el ojo. No recuerdo cuando. Je. Entonces te gusta la pequeña Mei, ¿eh?
—¿Qué…?
Oye... espera un segundo, señora.
—Eso no es todo—. Le respondí, un poco indignado—. Es solo que... hay algo realmente
extraño acerca de cómo actúa en el aula. No puedo dejar de pensar en eso.
—A eso lo llamamos tener un flechazo.
—Dije que no.
—Bien, bien. Lo entiendo. Así que déjame tratar de manejar esto de otra manera. Esperaré.
Ese día a finales de abril. ¿Creo que era el vigésimo séptimo? La chica que murió en el hospital era
la prima de Mei, Misaki Fujioka. Mei estaba muy triste e iba a la capilla conmemorativa para ver a
Misaki y “entregarle” algo. ¿Correcto?
—Si.
—¿Y? ¿Qué tiene de extraño la forma en que Mei actúa en clase?
—Quiero decir...
Realmente tuve que pensar mucho sobre cómo responder.
—Um... creo que ella es simplemente extraña para empezar. Pero... ¿sabes a qué me
102
refiero? Al principio pensé que tal vez la clase la estaba molestando. O tal vez todos le tenían
miedo.
—¿Te asusta?
—Aunque tampoco es eso.
Varias cosas que había visto y escuchado desde el día en que vine a Yomi Norte flotaron
perezosamente en mi mente.
—Tengo un amigo llamado Teshigawara, y él me llamó de la nada y me dijo que “deje de
prestar atención a las cosas que no están allí”.
—¿Qué significa eso?
—Según ella, significa que es invisible, lo cual...
La señorita Mizuno cruzó los brazos sobre su pecho nuevamente y murmuró.
—Hm-m- m.
Seguí adelante:
—Y luego, con todo lo que sucedió, ese accidente ocurrió la semana pasada.
—Hm-m-m. Bueno, la interpretación obvia es que es pura coincidencia. No hay nada que
vincule a los dos, ¿verdad?
—Cuando tomas la interpretación obvia, no.
Pero…
—Hay otro problema que me ha estado molestando. Es algo que sucedió hace veintiséis
años...
Y luego le dije a ella la leyenda de Misaki. La señorita Mizuno no hacía ningún ruido todo
el tiempo que hablaba; ella solo escuchó en silencio.
—... ¿Conocías esa historia?
—Es la primera vez que lo escucho. Fui a la del Sur, después de todo.
—Pero tu hermano pequeño lo sabe.
—Oh, ¿eso crees?
—Todavía no tengo idea de cómo se relacionan las dos cosas. Pero parece haber una
conexión, y yo...
—Ya veo—. La señorita Mizuno vació el café que quedaba en su taza.
—No he vuelto a la escuela desde que sucedió, así que no sé qué está pasando en la clase en
este momento. No has... escuchado nada de tu hermano, ¿cierto?
—Esto realmente ha comenzado a sonar como una historia de terror. ¿No vas a comer tu
perrito?
—Oh, sep. Gracias.
No fue por falta de hambre, eso es seguro. Mientras me veía morder mi perrito caliente, la
señorita Mizuno dijo:
—¿Por qué no veo si puedo encontrar algo? Sobre lo que sucedió hace veintiséis años y
sobre Mei. Desafortunadamente no soy muy amigable con mi hermano, así que no sé cuánto me
dirá. Vas a ir a la escuela mañana, ¿cierto?

103
—Sep.
Mi primera vez yendo a la escuela en una semana. La idea hizo que mi ansiedad aumentara
instantáneamente. Y también... ¿Qué estaba haciendo Mei ahora? Me dolía el pecho, de una manera
que era diferente de los síntomas de un colapso pulmonar, o casi colapso.
—Si descubro algo, te llamaré. ¿Volverás pronto al hospital?
—Este sábado.
—Sábado... ¿6 de junio? Oye, ¿alguna vez viste La Profecía15?
—Cuando estaba en la escuela primaria, lo vi en la televisión.
—No creo que Damien esté en nuestra ciudad, pero .—.. La cara de la señorita Mizuno
tomó la mirada de “enfermera novata que ama el horror” y una sonrisa burlona se extendió por su
rostro—. Pero de todos modos, los dos tendremos cuidado. Especialmente para cualquier accidente
que nunca suceda.

4
Cuando dejamos el restaurante, la lluvia se había detenido y pequeños rayos de sol se colaban entre
las nubes. Acepté la oferta de la señorita Mizuno de llevarme a casa, pero por el camino me di
cuenta de que estábamos en una zona familiar del pueblo, así que le pedí que me dejara bajar.
Estábamos en la zona de Misaki, cerca de la galería de muñecas “Ojos azules vacíos del todo, en ele
Atardecer of Yomi”.
—Vives en Furuchi, ¿no, Sakakibara? Aun está bastante lejos—. Me miró con duda, así que
le dije:
—Llevo mucho tiempo sentado, quiero caminar un poco—. Y bajé del coche.
Encontré “Atardecer of Yomi” casi de inmediato. Fuera de la entrada, una mujer de
mediana edad, de ropas de colores maravillosos estaba en las escaleras exteriores que iban por el
exterior del edificio. Nuestros ojos parecieron encontrarse… o así parecía. ¿Es la del taller de
muñecas del piso de arriba?, me pregunté, dándole un saludo casual, pero ella simplemente subió
en silencio, sin la más ligera reacción.
Doblé mi paraguas y lo metí en la bolsa, luego abrí la puerta. La campana sonó secamente,
como la última vez.
—Hola.
La misma anciana de pelo cano estaba en la misma mesa cerca de la entrada, y me saludó
con el mismo tono de voz de la última vez. Era mitad del día, pero aun dentro de la tienda —no,
debería decir de la galería— había la misma sórdida luz que la última vez que estuve aquí.
—¿Qué es esto? No es que vengan muchos hombres aquí.

15
La profecía (en inglés The Omen) es una película de terror británica-estadounidense de 1976 dirigida por Richard
Donner. Junto con Rosemary's Baby y El exorcista, es una de las pocas producciones cuya calidad trascendió el género
de terror sobrenatural. Años después tuvo tres secuelas, con las que forma una especie de tetralogía, y tres décadas
después se produjo un remake, estrenado el 6 de junio del 2006, en medio de una sonora campaña de marketing por
coincidir con la “fecha del Anticristo“.

104
Incluso eso era lo mismo…
—¿Estás en la escuela media? ¿No tienes clase hoy? Entonces puedes entrar a mitad de
precio.
—… Gracias.
Mientras sacaba mi monedero, la anciana añadió algo más:
—Tómate tu tiempo y echa un vistazo. No hay más clientes ahora, de todos modos.
Sintiéndome ligeramente aliviado, me adentré en la galería.
Instrumentos de cuerda tocando una melodía sombría. Ejércitos de muñecas por doquier,
hermosas y espeluznantes. Fantásticos paisajes decorando las paredes. Hasta el último detalle era el
mismo que antes. Sintiendo como si estuviera atrapado en una peculiar pesadilla recurrente, dejé mi
bolsa en el sofá de la parte de atrás. Luego…
Respirando hondo por aquellos que no tenían aliento, me dirigí hacia las escaleras que
conducían al sótano, como si por fin tiraran de las cuerdas de una marioneta. El aire frío de la
habitación del sótano, como una cripta, y las muñecas (o sus diversas partes) se extendían por todo
el lugar eran tal como las recordaba. Y en las depresiones en forma de nicho en la pared, la niña sin
el brazo derecho, la de alas delgadas y la mitad inferior de la cara cubierta, las gemelas unidas en el
abdomen... Y, sí, el ataúd negro que se encontraba en la parte de atrás, y la muñeca en su interior
que se parecía exactamente a Mei Misaki. A diferencia de la última vez, no sentí que mi cabeza se
nublara o que mi cuerpo se volviera mucho más frío. Pero, una vez más, como si me guiaran
cuerdas de marionetas, me acerqué para pararme frente al ataúd al fondo de la sala.
Kirika había hecho esta muñeca, escrita para significar “fruto de la niebla”. Eso es lo que
Mei me había dicho. Contuve el aliento por unos momentos, mirando la cara de la muñeca, aún más
encerada que la verdadera Mei; en la boca que parecía lista para hablar en cualquier momento,
cuando...
Algo sucedió entonces que era imposible de aceptar como realidad de inmediato.
Desde las sombras del ataúd negro que contenía la muñeca, lenta, silenciosamente...
… ¿Cómo es posible?
De repente, sentí otra leve oleada de aturdimiento.
Tómate tu tiempo y echa un vistazo.
Las palabras que la anciana había dicho hace un momento sonaron en mis oídos.
No hay más clientes ahora, de todos modos.
… Oh, por supuesto.
La anciana había dicho lo mismo la última vez que vine. No hay más clientes… Estaba
seguro. Sus palabras se me habían grabado levemente ese día. No hay más clientes… y aún así.
¿Por qué?
Lenta, silenciosamente, desde la sombra del negro ataúd…
¿Por qué?
… Ella apareció… Mei Misaki.
Lucía un poco fría en este cuarto subterráneo, vestida con solo una falda marinera y una
blusa blanca de verano. Su piel parecía más pálida de lo normal.

105
—Qué coincidencia. Reunirnos en este lugar de nuevo—. Mei dijo, sonriendo levemente.
Una coincidencia… ¿Es así? Estaba peleando por una respuesta cuando Mei preguntó:
—¿Por qué viniste hoy?
—Iba camino a casa desde el hospital. Solo pasaba por aquí de casualidad—. Respondí,
luego le pregunté a cambio—: ¿Qué hay de ti? ¿No fuiste a clase?
—Bueno, sabes. Acabé por no ir hoy—. Dijo, sonriendo levemente de nuevo—. ¿Te
encuentras mejor, Sakakibara?
—Lo bastante para que no me hospitalicen de nuevo, supongo. ¿Qué tal todos en clase
desde… desde el incidente de Sakuragi?
Mei hizo un ruidito por lo bajo.
—Mm—. Luego respondió—. Todos están… asustados.
Asustados. La señorita Mizuno también dijera lo mismo. Parecía que él estaba asustado por
algo.
—¿Asustados? ¿De qué?
—Creen que ha empezado.
—¿Lo qué?
Mei abruptamente apartó la mirada. Parecía insegura de cómo responder.
—Yo…
Tras un silencio de varios segundos, habló:
—Supongo que solo lo creo a medias, en lo profundo de mi mente. Primero eso pasó, luego
en mayo viniste a nuestra escuela y te conté eso, pero aun no lo creía al 100%. Supongo que aun
tengo dudas. Pero… —Se interrumpió y miró hacia mí. Su ojo derecho entrecerrado, preguntando, y
ladeé la cabeza, sin comprender—. Pero realmente parece que es uno de esos años—. Mei continuó
—: 100% seguro, probablemente.
No sabía qué decir.
—Por que ha empezado. Así que… —El ojo de Mei se entreerró de nuevo, como si me
retara: ¿Qué piensas de eso? Pero todo lo que pude hacer fue ladear mi cabeza—. Así que aun no lo
sabes, ¿huh, Sakakibara? —Mei murmuró, dándome la espalda en silencio—. Entonces quizás no se
suponga que tengas que saberlo. Si lo descubres, entonces quizás…
—Espera—. Hablé por reflejo—. Me dices algo así y esperas que…
Quería encogerme de hombros y decir “ni idea”. “Está empezando”, “Dudaba”, “Es uno
de esos años”… Desearía que se dejara de tanta retahíla.
—¿Crees que serás capaz de ir a la escuela? —Mei preguntó, aún dándome la espalda.
—Sep. Iré mañana.
—Ah. Si vas, entonces probablemente debería alejarme.
—¿Qué? Ahora venga. ¿De qué vas…?
—Ten cuidado—. Se giró lentamente mientras hablaba—. Y no le digas a nadie que me
viste aquí.
Entonces me dio la espalda de nuevo y se alejó, sus pies no haciendo ruido, hasta
106
desaparecer tras el negro ataúd.
Tras unos momentos, traté de llamarla suavemente.
—Venga, Misaki—. Di un paso adelante—. Mira, ¿por qué estás…?
Pero mis piernas se enredaron ligeramente. Un momento demasiado tarde, comencé a sentir
un mareo extraño y tembloroso.
¿No sientes que te lo están absorbiendo? ¿Todo lo que tienes dentro de ti?
Las palabras que Mei había dicho la última vez que la había visto fluyeron a través de mi
cabeza giratoria como un hechizo.
Las muñecas son el vacío. Sus cuerpos y corazones son un vacío total... un vacío. Ese vacío
es como la muerte.
De alguna manera logré dar un paso adelante y mantener el equilibrio.
Como la muerte...
Con temor, miré detrás del ataúd. Pero allí... descubrí que Mei se había ido. Tampoco había
nadie más allí.
Las cortinas rojas oscuras que colgaban frente a la pared se agitaban ligeramente con la
brisa del aire acondicionado. Un escalofrío me recorrió cuando me alcanzó un repentino escalofrío
de pleno invierno.

5
—¿Por qué? ¿Por qué? —Ray, el pájaro mynah, repitió con su (… creo) usual entusiasmo.
¿Por qué? Mira, soy el que quiere saber por qué. Esaba mirando a la jaula, pero ella no se
agitó.
—¿Por qué? Ray. ¿Por qué? Buenos días. Buenos días.
Tras la cena, fui al porche, donde la señal era buena, y traté de llamar a mi padre en la
India. Aparentemente su móvil estaba apagado, porque lo llamé tres veces y no lo cogió. Quizás
estaba trabajando. La noche no había caído aún.
Bueno, como sea. Tomé esa resolución rápidamente.
Incluso si le contara sobre el accidente la semana pasada o el mal giro que había tomado
físicamente, él no podría exactamente darme consejos sobre nada más que eso. Lo único que quería
de mi padre, en todo caso, era escuchar sobre la época de mi madre en la escuela secundaria. Pero,
por supuesto, todavía estaba muy lejos de tener una idea concreta de cómo sus historias se
vincularían con los eventos que estaban sucediendo en este momento, o si lo harían. Una parte de
mí también quería preguntar si había fotos de mi madre de ese entonces. O quizás un anuario, pero
la escuela sería más probable que todavía tenga uno de esos. De hecho, sep, si fuera a la biblioteca
secundaria en el Edificio 0...
Salí del porche, abandonando a Ray, y miré hacia la sala de estar, donde Reiko estaba
viendo la televisión por una vez. Hubo un programa de variedades de comedia, que no parecía el
tipo de cosa que le gustaría ver, pero al mirar más de cerca vi que Reiko estaba hundida en el sofá,
con los dos ojos cerrados... Así que está dormida. Soplaba una brisa fría del aire acondicionado,
haciendo que la habitación fuera increíblemente fría. ¡Vamos Reiko! Vas a tomar una siesta fría en

107
un lugar como ese. Estaba a punto de salir de la habitación para apagar el aire acondicionado, al
menos, cuando…
—¿Koichi? —Ella me llamó.
Salté y me di la vuelta. Los ojos de Reiko estaban perezosamente abiertos.
—¿Cuando me dormí...? Argh, esto no es bueno. ¡No es bueno! —Ella sacudió la cabeza
pesadamente. En ese momento, alguien en la televisión se rió a carcajadas. Las cejas de Reiko se
fruncieron y ella levantó el control remoto y apagó el televisor.
—¿Estás bien?
—Sí, supongo—. Reiko se movió del sofá a una silla en el comedor. Vertió agua en un vaso
de una jarra que estaba sobre la mesa, luego tragó algún tipo de píldoras—. Me duele un poco—.
Dijo mientras la observaba—. Solo se necesitan estas cosas débiles para que desaparezca. Pero he
tenido muchos dolores de cabeza últimamente. Se está volviendo molesto.
—Estás cansada, ¿verdad? Tienes todo tipo de cosas con las que lidiar, y um...
Ella suspiró suavemente y luego respondió:
—Supongo. Más importante aún, ¿estás bien, Koichi? Fuiste al hospital hoy, ¿cierto?
—Mi condición se ha estabilizado y no hay más problemas, dijeron.
—Eso es bueno.
—¿Reiko?
También me senté en una silla en el comedor, directamente frente a ella.
—¿Recuerdas cómo dijiste que hay un momento para averiguar cosas? ¿Cómo hay tiempo
para todo? Pero, ¿cómo puedes saber cuándo es el momento?
Hice la pregunta con toda seriedad. Pero Reiko me miró con una expresión taciturna.
—¿He dicho eso? —Ella ladeó la cabeza hacia un lado.
Estaba desconcertado. La voz aguda de Ray preguntando “¿Por qué?” sonó en mi mente.
¿Estaba haciéndose la tonta, o realmente no lo recordaba? ¿Cuál era?
—Um... vale, entonces ¿puedo preguntarte algo que acabo de pensar? —Fui con una
pregunta diferente—. Cuando estabas en tu tercer año en Yomi Norte, ¿en qué clase estabas?
—¿Cuándo estaba en tercer año?
—Sep. ¿Te acuerdas?
Cuando dije eso, Reiko descansó su mejilla en una mano, su rostro de mal humor
nuevamente, y respondió:
—Estaba en la Clase 3.
—¿Clase 3?... ¿En serio?
—Mm-hm.
—Entonces, en tu año... quiero decir, ¿dijeron “la maldición de la Clase 3” sobre tu clase o
algo así en ese entonces?
—Mm-m-m—. Con la cabeza aún apoyada en la palma de su mano, Reiko parecía estar
buscando una respuesta. Pero al final dio un suspiro suave como antes y dijo—. Eso fue hace quince
años. Lo olvidé.
108
Ignorando si su excusa era genuina o no...
—¿Hace quince años?
De repente, me sentí incómodo, pero no estaba seguro por qué.
Hace quince años hubiera sido... Oh. Por supuesto. Pero eso fue...
—Volverás a la escuela mañana, ¿cierto? —Preguntó Reiko.
—Sep. Ese es el plan.
—Te enseñé los “fundamentos de Yomi Norte”, ¿verdad? ¿Recuerdas qué hacer?
—Ah, sí. Yo ya...
—¿Incluso el número tres?
—... Sep.
Por supuesto que lo recordaba. Recordé el número uno y el dos, que parecían
supersticiones, y el número cuatro, que tenía el mayor significado para mí. Y el tres... creo que ese
era...
—Obedece lo que decida la clase, a cualquier costo, ¿era eso?
—Es cierto—. Reiko asintió lentamente.
—¿Qué pasa con eso?
Reiko de repente dio un bostezo prolongado, luego sacudió la cabeza rápidamente de un
lado a otro. Luego, sacudiéndose, dijo:
—Oh, eh... ¿Qué era...? —Y ladeó la cabeza hacia un lado.
—Estamos hablando del número tres de los “fundamentos de Yomi Norte”.
—Oh, ¿verdad? Veamos. Debes adherirte a todos ellos, de verdad. Quiero decir…
—Uh. ¿Estás bien?
—Mm-m-m. Supongo que en serio estoy muy cansada. Perdona, Koichi. No puedo más.
Golpeándose ligeramente en la cabeza con un puño, una débil sonrisa apareció en el rostro
de Reiko. Comencé a sentirme irritado, dolorido, pero mis emociones eran más complejas que eso.
Podría contarle a Reiko sobre Mei, ¿no? De hecho, ¿no tuve que forzar el tema? Muchas
veces pensé que sí, pero no pude mencionarlo. El resultado final de mi conflicto interno esta vez,
una vez más, fue que decidí no seguirlo. No era muy bueno hablando con Reiko así. Me puso tan
nervioso... La razón principal de eso fue porque de repente veía en ella la sombra de mi madre, a
quien solo conocía por las fotografías. ¿Así se ve? Ya había pasado por el autoanálisis. Entonces,
¿por qué sentí que esa tendencia solo empeoraba? Tenía que ser un problema conmigo después de
todo. O tal vez...
Decidí volver a mi habitación por la noche e intentar dormir lo antes posible.
Con esa decisión tomada, me levanté de mi silla.
—¿Por qué? —Susurró una pequeña voz, aunque sin ningún significado o intención más
profunda.
—¡Cállate! —Dijo Reiko, su tono sorprendentemente áspero—. No puedo soportar ese
pájaro.

109
6
El día siguiente era 3 de junio, miércoles.
Mei Misaki no estaba en clase a la hora de comer. Y ni a cuarta hora. No había estado en
todo el día. No iba a venir, justo como me dijera ayer.
No había estado en clase durante una semana, y la forma en que mis compañeros de clase
actuaban hacia mí era, para decir algo positivo, sensible… pero con un análisis más penetrante,
actuaban fríos y superficiales.
—¿Estabas en el hospital de nuevo?
—No, estaba descansando en casa.
—¿Lo mismo de antes? ¿Lo que llamas un neumotórax espontáneo?
—Estuve muy cerca de tener uno, pero acabó todo bien.
—¿Estás bien ahora?
—Sep, gracias. Pero nada de actividad extenuante… órdenes del médico. Así que eso
significa que me saltaré gimnasia.
—Bueno, espero que te mejores.
—Y yo, gracias.
Ni una persona mencionó las muertes de Yukari Sakuragi y su madre. Los profesores igual.
La mesa donde Sakuragi se sentaba estaba vacía. No había ni flores, como hacia la gente a veces…
Todos estaban evitando hablar de su muerte. Más de lo necesario, por lo visto. No podía evitar
interpretar su comportamiento de esa manera.
Cuando llegó la comida, Tomohiko Kazami fue el primero en hablarme. Lo había llamado
cuando dejaba la habitación.
—Oh… hey.
Mientras se recolocaba su gafas plateadas, la rígida expresión de Kazami se cambió a una
sonrisa.
Sabes, estoy bastante seguro de que así que cómo actuó cuando lo conocí en abril, cuando
vino a verme al hospital. Tras un mes, había pensado que se había abierto un poco, pero se sentía
como si hubiéramos vuelto al punto de partida.
La primera vez que nos habíamos visto y ahora…. Lo principal en ambos casos, diría, era la
“tensión”. Lo segundo más destacable era una clase de “cautela”. Eso me golpeó al instante.
—Me alegra ver que estás mejor. Estaba preocupado. Faltaste una semana entera, así que
pensé que colapsaras de nuevo.
—También estaba preocupado. Para ser honesto, me enferma ir al hospital.
—No necesitas ninguna nota de clase de estos días, ¿no? —Kazami dijo—. Eres bastante
bueno, ¿huh?

—Aprendí algo de eso en mi otra escuela, eso es todo… No soy tan bueno.
—Oh, ¿entonces quieres copias de los apuntes?
—Creo que estaré bien por ahora.

110
—Ah. Vale…
Incluso mientras continuamos con esta conversación sin sentido, la rigidez nunca abandonó
la cara de Kazami. Tensión y cautela y tal vez, además de eso… ¿miedo...?
—El accidente de la semana pasada debe haber sido realmente traumático para ti. Decidí
que sería yo quien lo mencionaría.
—Ambos erais representantes de la clase, y ambos vinisteis a verme al hospital, y luego por
algo así .—.. Mientras hablaba, miré el escritorio de Sakuragi. Kazami parecía un poco nervioso.
—Tendremos que elegir un nuevo representante de clase para las chicas.
—Probablemente haremos eso mañana .—.. Luego se apartó apresuradamente de mí y salió
del salón de clases.
—Un nuevo representante, ¿eh?
Kazami y Sakuragi habían sido prácticamente gemelos, pero supongo que había toneladas
de personas que podrían ocupar el cargo de representantes en una escuela intermedia...
Todavía sentado en mi escritorio, eché un vistazo cauteloso por la habitación. Era junio
ahora, y la mayoría de los estudiantes vestían sus uniformes de verano. Había chicas que habían
construido “islas” para comer, aquí una, allí una segunda. Un grupo de muchachos se había reunido
en un rincón junto a las ventanas para conversar. Había uno que era sorprendentemente más alto
que el resto. Estaba bastante bronceado y su cabello estaba cortado al modo deportivo. Ese tenía que
ser Mizuno. Takeru Mizuno, del club de baloncesto. Así que su primer nombre fue escrito con el
carácter de “ferocidad”.
Por un momento consideré ir a hablar con él. Podría usar a su hermana para romper el hielo,
y dependiendo de cómo fueron las cosas, podría hablar sobre cómo me había encontrado con ella
ayer, y... No. Esa fue una mala idea. Por ahora, lo que tenía que hacer era esperar noticias de la
señorita Mizuno.
Ella me dijo: “¿Por qué no veo si puedo encontrar algo?” Dijo que ella y su hermano no
eran muy cercanos, así que si intentaba llamarlo ahora, solo haría sonar las alarmas en su mente y
ella podría no ser capaz de sacarle nada.
Me comí el almuerzo casero de mi abuela, lleno de increíble gratitud como siempre, luego
salí al pasillo solo. Todo el tiempo, sentí como si Mizuno junto a las ventanas me mirara
constantemente, y no creo que fuera solo mi mente jugando conmigo.
Tal como lo había hecho el martes pasado, me paré en las ventanas en la parte superior de
la Escalera Este. Había algunas nubes en el cielo. No estaba lloviendo, pero el viento soplaba
demasiado fuerte. A pesar de que la ventana estaba cerrada, pude escuchar su aullido alto e
intermitente.
Dando la espalda a la ventana y apoyado contra la pared, saqué mi teléfono del bolsillo de
mis pantalones. Busqué el número de Teshigawara en mi historial de llamadas, luego presioné el
botón de llamada sin dudarlo un momento.
Teshigawara estaba en la escuela ese día. Pero no me había hablado ni una vez y parecía
que preferiría evitar incluso el contacto visual conmigo. Cuando miré a mi alrededor después de que
comenzó el almuerzo, él ya había desaparecido del aula. En serio, ¿quién se cree que es, Mei
Misaki?
—H-hey.
Después de muchos intentos, finalmente respondió el teléfono. Inmediatamente le pregunté:

111
—¿Dónde estás?
—Er...
—No, no digas “er”. Dime dónde estás.
—Exterior... caminando por el patio.
—¿El patio?
Me giré para mirar por la ventana y escaneé el suelo a través del cristal. Había más
estudiantes por ahí de lo que esperaba, así que no podía decir dónde estaba Teshigawara.
—Voy a bajar ahora mismo. Espérame junto al estanque de loto.
—Qu- Uh, vamos, Sakaki...
—Estaré ahí.
Corté la llamada antes de que él pudiera decir algo y me apresuré al lugar donde le había
dicho que fuera.

7
Tal como lo había indicado, Teshigawara me estaba esperando en el estanque donde se rumoreaba
que una mano humana ensangrentada salía del agua de vez en cuando. La superficie del estanque
estaba cubierta por hojas redondas de nenúfares, no por lotos. No había estudiantes que reconociera
cerca. Aparentemente había estado caminando por el patio solo.
—Traté de llamarte varias veces la semana pasada, pero nunca respondiste—. Lo dije con la
voz más fría que pude manejar.
Teshigawara hizo un gesto exagerado, juntando sus manos frente a él y dijo:
—Sí, lo siento—. Pero todo el tiempo estuvo tratando de evitar que su mirada cayera en mi
cara—. Cuando llamabas, siempre estaba en medio de algo. Seguí pensando en ello, pero no es
como si pudiera llamarte. Quiero decir, no te sentías bien, ¿cierto? Así que no quería molestarte.
A mí me pareció una excusa débil.
—Me prometiste… —dije—. Dijiste que me lo dirías en junio.
—Er...
—¡Te dije que 'er' no es una respuesta!
No intentó ocultar lo sacudido que estaba. Lo miré con una mirada inusualmente dura.
—Quiero que cumplas tu promesa. Eres quien se ofreció, después de todo. Algo sucedió
hace veintiséis años. Había un chico popular llamado Misaki en la Clase 3 de tercer año ese año, y
murió en un extraño accidente... ¿Entonces qué pasó?
No dijo una palabra.
—Dijiste algo sobre ese año en que comenzó... ¿Y? ¿Qué pasó con la Clase 3 de tercer año
después de eso?
—Oye, oye, espera, Sakaki—. Por primera vez, Teshigawara me miró directamente a la
cara—: Sep, tienes razón, te lo prometí. Dije que te lo diría una vez que llegáramos a junio. Y lo
112
que quise decir es que quería que te quedaras sentado todo el resto del mes.
Teshigawara dio un suspiro de desánimo. Un poderoso viento gimió en el cielo de arriba.
—La situación ha cambiado—. Volvió a apartar la vista cuando dijo eso—. Las cosas son
diferentes ahora que cuando dije eso. Entonces...
— ¿Entonces estás diciendo que quieres romper la promesa?
—… Sep.
¿Cómo podría él...? Obviamente tuve muchos problemas para aceptar eso. Pero a juzgar por
la forma en que podía ver a Teshigawara actuando, tuve la sensación de que sería inútil intentar
interrogarlo más ahora. Aún así... Había una pregunta que no podía dejar pasar. Que era…
—¿Recuerdas ese día que me advertiste que “dejara de prestar atención a las cosas que no
están allí”?
Teshigawara asintió en silencio, su expresión se tensó.
—Me dijiste “es peligroso”. Entonces, ¿qué hiciste?
Justo en ese momento, un zumbido llegó a través del bolsillo de mis pantalones. ¿Quién
podría ser? Repasé los nombres mientras sacaba mi teléfono, su luz de llamada entrante parpadeaba.
El nombre en la pantalla era señorita Mizuno. La acababa de ver ayer.
—Oh, ¿Sakakibara? Estás en el almuerzo, ¿cierto? ¿Puedes hablar ahora? —La voz de la señorita Mizuno
sonó un poco asustada en ese momento—. Estoy en el hospital ahora mismo.
—¿Huh? Pensé que tenías hoy libre.
Era consciente de que Teshigawara escuchaba, así que me cubrí la boca con la mano
izquierda y bajé la voz.
—Alguien llamó hoy, así que me dijeron que entrara. Este trabajo es muy difícil. Especialmente cuando eres
novato—. Después de gemir por la crueldad de todo, la señorita Mizuno cambió su tono y continuó—.
Entonces... Robé un par de segundos de la locura y subí al techo de la sala de pacientes hospitalizados. Ahí es donde estoy
ahora.
—¿Qué está pasando? ¿Tú...?
—Intenté hablar con él anoche.
—¿Tu hermano? ¿Sobre esa cosa?
—Correcto. Cuando hablé con él... Bueno, hay una cosa que quiero confirmar contigo antes de decir algo más.
—¿Qué es?
—¿Listo? —La señorita Mizuno hizo su voz un poco más fuerte. Ella definitivamente estaba
en el techo O al menos afuera, ya que podía escuchar claramente el sonido agudo del viento—. Esa
chica, Mei, de la que me hablaste ayer. Mei Misaki… ¿Está ella realmente allí?
—¿Perdona?
No sabía qué decir a eso...
—Sí, ella realmente está allí.
—¿Ahora mismo? ¿Ella está cerca? ¿Estás seguro?
—No, ella no vino a la escuela hoy.
—Así que no está allí.

113
—¿De qué estás hablando? —Sentí que mi voz se hacía más fuerte—. ¿Por qué
preguntarías...?
—Te lo dije, hablé con mi hermano anoche—. Rápidamente me dio qué información tenía—: Traté de
preguntarle sobre eso de hace veintiséis años y sobre el accidente de la semana pasada, pero él me detuvo. Parecía que
también tenía miedo de algo, como si estuviera al final de su cuerda. Pero luego, por último, traté de preguntar por Mei—.
Kksshh... Escuché alguna interferencia en la línea y su voz crujió—. Cuando hice eso, su cara se puso toda
roja y preguntó: ‘¿Por qué me preguntas eso? No hay nadie así en mi clase’. Parecía totalmente serio, como si nunca la hubiera
visto antes. Así que pensé que tal vez esta chica llamada Mei Misaki realmente no …
—Él está mintiendo.
Vi la cara de Teshigawara, mirándome sospechosamente. Le di la espalda, luego recluté mi
mano derecha, que agarraba el teléfono, para cubrir mi boca. Luego…
—Miente—. Repití con fiereza.
—Pero... él era muy serio. No veo por qué tendría que mentir...
Kshhkkkshhsshk... Escuché nuevamente la interferencia y la voz de la señorita Mizuno se
interrumpió. No me importaba. Le dije:
—Mei Misaki existe.
Mei existe. La había visto docenas de veces. Hablé con ella docenas de veces. La había
visto ayer, incluso. Hablé con ella ayer. ¿Cómo podría no existir? Fue loco.
—... ¿Qué? —Su voz cortó la interferencia, sonando de alguna manera diferente de lo que
había sido antes—. Uh... ¿qué está pasando?
—¿Qué es?
Kksshsshkksh... rmbbmmblrrrmmb... kkssh!
—Em. ¿Mizuno? ¿Puedes oírme?
—... ¿Sakakibara? —Su voz crujió mucho más fuerte que antes—. Me bajé del techo. Estoy en el
ascensor. Necesito volver, así que...
—Oh, eso es por qué la señal es tan mala.
—... Pero esto es... ¡No! ¿Qué es?
Rrmmrrmbbl... La interferencia se hizo más espesa y más intensa.
La voz de Mizuno parecía ser absorbida por ella, y luego se interrumpió.
—¡Mizuno! —Apreté mi mano más fuerte alrededor del teléfono—. ¿Puedes escucharme?
¿Qué sucede…?
Mis palabras se detuvieron; un extraño sonido llegaba por el teléfono. Es difícil describir
cómo sonaba. Un ruido realmente extraño y horrible... Me quité el teléfono de la oreja, incapaz de
escuchar más.
¿Qué ha pasado? Había subido al ascensor y su señal se había deteriorado... ¿Por qué? ¿Era
ese el sonido? No, antes de eso ella...
Aterrado, me llevé el teléfono a la oreja. Al instante escuché algún tipo de sonido duro y
violento. Sonaba, sí, era exactamente como si el teléfono se hubiera caído al suelo.
Kkssshhkshhskkkshh, rrmrrmmmblrrmb... La interferencia finalmente se hizo más intensa.
En el último momento antes de que se perdiera la conexión entre los dos teléfonos...
114
… Escuché, débil pero claramente, el sonido de la señorita Mizuno gimiendo de dolor.

115
Junio (II)
1
La señorita Mizuno estaba muerta.
Supe esa francamente debilitante verdad a la tarde. La única información que fui capaz de
obtener fue que hubo un accidente en el hospital, pero creo que me había estado preparando para lo
peor, incluso antes de eso.
Esa llamada durante la comida…
No había duda de que alguna calamidad anormal la había alcanzado. Pero no importa
cuántas veces tratase de volver a llamarla, nunca contestó. Como resultado, no tenía forma de saber
qué ocurriera, así que me forcé a pasar horas torturándome por la ansiedad y la inquietud.
—¿La señorita Mizuno? ¿Esa joven enfermera?
Cuando supo de ello, mi abuela parecía muy sorprendida también. La había visto varias
veces mientras yo estuve hospitalizado en abril.
—Mizuno… Sanae, ¿no? Os llevabais tan bien… Ella te hablaba por los libros…
—La vi dos veces en el hospital, creo. El día que fui a visitarte, ella.—.. Reiko parecía
extremadamente deprimida. Después de cenar, se tomó una clase de medicina como la noche
anterior. Supongo que tenía jaqueca de nuevo.
—Era tan joven. Espero que sus hermanos menores estén bien.
—¿Tenía hermanos? —Mi abuela preguntó.
—Uno se llama Takeru. Está en mi clase—. Respondí.
—Oh—. Los ojos de mi abuela se abrieron mucho—. Qué triste. ¿No acababa de morir una
chica de tu clase en un accidente?
Fruncí las cejas, frotándome las sienes.
—Dijeron que fue un accidente en el hospital… Me pregunto qué pudo haber pasado.
Nadie podría responder. Pero el horrible sonido que oí al teléfono durante la comida
reverberaba en mi oído. Y el gemido de dolor de la señorita Mizuno, fundiéndose con las
interferencias.
Incapaz de soportarlo, cerré los ojos con fuerza.
Pensé en contarles, de inmediato, lo que pasara en la comida. Mientras lo pensaba, no había
razón para que dudara tanto… y aún así. No se lo dije. No… no podía. Creo que es porque sentí
algo parecido a la culpa en lo más profundo y podía librarme de ello.

116
Mi abuelo había estado en silencio, pero ahora soltó un “Ah-h, ah-h” con su voz de papel.
Presionó ambas manos sobre su arrugada y pálida frente.
—Cuando alguien muere, hay un funeral. No… No quiero ir a más funerales.
Por la razón que fuera, quizás porque se acercaba un día poco auspicioso, el velorio sería
pasado mañana y el entierro el día siguiente, el sábado. ¿Sábado? Oh, cierto… 6 de junio.
¿Has visto La Profecía?
Vívidamente recordé la conversación que la señorita Mizuno y yo tuvimos en el restaurante.
Fue ayer.
Ambos seremos cautelosos. Especialmente con cualquier accidente que pudiera ocurrir.
Ella estaba muerta. Pasado mañana sería su velorio, y al siguiente su funeral. Parecía irreal.
Solo sentí sorpresa al principio. Emociones como la tristeza no me alcanzaron aún.
—… No quiero ir a más funerales.
Mientras escuchaba a mi abuelo repitiéndose, la palabra “funeral” creó una marca oscura en
algún lugar de mi corazón. Antes de que pudiera siquiera reaccionar, un negro remolino había
empezado a girar lentamente, hasta que finalmente —¿cómo decirlo?— una extraña y baja
frecuencia surgió en algún lugar. Vmmmmm…
Cerré mis ojos con fuerza de nuevo. En el mismo momento, algo saltó en mi mente.

2
Al día siguiente, 4 de junio, un clima opresivo llenó la Clase 3 de tercer año al inicio del día.
El hermano pequeño de la señorita Mizuno, Takeru, no había venido. Para cuando acabó
segunda hora, el rumor de que estaba ausente por la repentina muerte de su hermana mayor se había
esparcido por la clase. Y a tercera hora, antes de empezar la clase de Literatura, el tutor, el señor
Kubodera, dijo abiertamente que era verdad.
—La hermana mayor de Mizuno tuvo un repentino y desafortunado incidente ayer…
Al instante, un raro silencio corrió por el aula. Como si la respiración de cada estudiante se
hubiera cristalizado en el aire durante un instante…
Lo peor de todo es que Mei Misaki entró en el aula justo entonces.
Sin disculparse por llegar tarde, sin mostrar ninguna clase de conciencia, se sentó en su
asiento, en silencio. La observé, un hormigueo en mi pecho. Entonces presté atención a las
reacciones del resto de la clase.
Ni uno de ellos se giró para mirar a Mei. Tenían sus ojos fijos, casi de forma antinatural, al
frente. El señor Kubodera estaba igual. No miró ni habló a Mei. Era como si…
Sí, era como si simplemente no hubiera una estudiante llamada Mei Misaki en esta clase.
Como si no existiera.
Cuando la clase de Literatura acabó, rápidamente dejé mi asiento y fui hacia Mei.
—Ven conmigo—. Dije, llevándola al pasillo. Ignorando a quien pudiera estar escuchando,
pregunté—: ¿Oíste lo que le pasó a Mizuno?

117
Ladeó ligeramente la cabeza y preguntó:
—¿Qué?
Así que aparentemente no lo sabía aún. El ojo al descubierto parpadeó intrigado.
—Ella murió. Su hermana mayor murió ayer.
Creí ver sorpresa en su rostro por un instante. Pero desapareció casi de inmediato.
—… Oh—. Su voz no reveló emoción—. ¿Estaba enferma? ¿O fue un accidente o algo?
—Dicen que fue un accidente.
—Ah.
Varios estudiantes se habían acumulado en la puerta del aula. Había un par de chicos y
chicas cuyos nombres y caras conocía, pero con los que no había hablado aún. Nakao, Maejima,
Akazawa, Ogura, Sugiura… Teshigawara estaba entre ellos. No me dijo nada desde la comida de
ayer. Sabía que estaban lanzándonos miradas. Como si observaran el desarrollo de los
acontecimientos desde lejos.
¿Podría ser? Tenía que darle a la idea una muy seria consideración ahora. ¿Podría ser que
solo me vieran a mí?
Y…
Cuando empezó la siguiente clase, Mei se había desvanecido. Naturalmente, nadie salvo yo
lo notó.
Tan pronto como empezó la comida, fui donde la mesa de Mei, la más alejada en la fila de
ventanas que enfrentaban al patio, y le di una inspección.
Era una mesa de madera, de una forma claramente diferente que el resto de la clase. La silla
estaba en el mismo estado. Como algo que hubiera sido usado hace docenas de años. Una mesa y
silla increíblemente viejas.
¿Por qué?, me pregunté. ¿Por qué el escritorio de Mei es el único así?
Por ahora había decidido ignorar los ojos vigilantes de quienes me rodeaban, así que me
senté en su asiento. La superficie del escritorio tenía muescas por todas partes y era irregular.
Dudaba que fuera posible completar una prueba, decir y escribir claramente sin una hoja de
respaldo. Había muchos graffiti entre todos los cortes en el escritorio. La mayor parte eran viejos,
extremadamente viejos, como el escritorio. Algunos fueron escritos a lápiz. Algunos en pluma.
Algunos tallados, probablemente con la punta de una brújula. Algunos casi habían desaparecido;
algunos eran apenas legibles. Y allí en el medio...
Mis ojos se fijaron en una fila de letras que parecían recién escritas. Eran recientes.
Estaban escritos en letra pequeña, en el borde derecho del escritorio, con bolígrafo azul. No
había una forma real de juzgar la caligrafía ni nada, pero tan pronto como lo vi, supe que Mei lo
había escrito.
¿Quién es “la víctima”?
Eso era lo que ella había escrito.

118
3
—… Me pregunto cómo le va a la señorita Mikami.
Desde su asiento a mi lado en la mesa de trabajo, Yuya Mochizuki expresó su preocupación
retóricamente.
—Me pregunto si realmente se siente tan mal. Se veía bastante fuera de sí el otro día...
La quinta hora fue una clase de Arte con la señorita Mikami, pero aún no había señales de
ella en la sala de arte en el primer piso del Edificio 0.
Un maestro de arte diferente entró al comienzo del período y nos dijo:
—La señorita Mikami está ausente hoy—. Antes de indicarnos en un tono serio que
tendríamos una sala de estudio de clase de arte. Se nos dijo—: Cada uno dibujará su propia mano
con lápiz—. Es un tema completamente poco interesante, y tan pronto como el maestro salió de la
sala, hubo suspiros apáticos aquí y allá. Fue una reacción natural, de verdad.
Abrí mi cuaderno de dibujo y luego, ¿por qué no, después de todo? Descansé mi mano
izquierda sobre la mesa y miré cada detalle. Pero, sinceramente, mi motivación era lo más cercana
posible a cero. Si lo hubiera sabido, habría traído un libro. Aunque no tenía muchas ganas de leer
King o Koontz o Lovecraft.
Cuando miré a Mochizuki, el aficionado de Munch, vi que nunca había tenido la intención
de echar una mano. Pero no era una página en blanco en su cuaderno de bocetos; él estaba
trabajando en un dibujo a pluma a medio terminar. Una persona: pude ver de un vistazo que era una
mujer inspirada en la señorita Mikami.
¿Qué pasa con este chico? Casi termino diciéndolo en voz alta. ¿En serio estaba
enamorado de ella? ¿Este niño? De su maestra, ¿quién era al menos diez años mayor que él?
Supongo que eso dependía de él.
Aún así, ya estaba de un humor ambiguo cuando escuché sus murmullos preguntándose
sobre la señorita Mikami, así que...
—… De ninguna manera.
De repente, Mochizuki me miró.
—Oye, Sakakibara...
—¿Q-qué?
—La señorita Mikami no tiene algún tipo de enfermedad potencialmente mortal, ¿verdad?
—¿Qué? Uh .—.. Estaba completamente estupefacto. Todo lo que pude ofrecer fue una
respuesta tibia—. Estoy seguro de que está bien.
—Probablemente tengas razón—. La voz de Mochizuki fue increíblemente aliviada—. No,
tienes razón. No sería nada raro como eso. Sep.
—¿Estás tan preocupado?
—Quiero decir... Sakuragi y su madre murieron recientemente, y ahora está la hermana de
Mizuno. Asi que me imaginé…
—¿Estás diciendo que están relacionados? —Corté directamente al grano—. Estaba el tema
de Sakuragi y el de la familia de Mizuno, pero digamos, por ejemplo, que algo le sucedió a la
señorita Mikami. ¿Me estás diciendo que hay algún tipo de relación? ¿Que hay una conexión allí?

119
—Uh, bueno...
Mochizuki comenzó a responder, luego cerró la boca. Él apartó los ojos, como para escapar
de mi pregunta, y dio un suspiro impotente. Argh, incluso este chico tiene algo que no puede
decirme dentro de él. Pensé en apretarle los tornillos un poco más; pero, pensándolo mejor, cambié
de tema.
—¿Cómo está el Club de Arte? ¿Cuántos miembros tienes ahora?
—Solo cinco .—.. Los ojos de Mochizuki volvieron a mí—. ¿Te unes?
—... De ninguna manera.
—Realmente deberías.
—Si me estás reclutando, olvídate de mí. ¿Por qué no Misaki?
Lo dije para presionarlo un poco. Mochizuki reaccionó exactamente como esperaba,
farfullando. Se quedó completamente callado y no respondió, apartando sus ojos de mí otra vez.
Esta vez ni siquiera respiró.
—Ella es bastante buena dibujando—. Continué, sin preocuparme—. Vi algunas de las
cosas que tiene en su cuaderno de bocetos.
Sí, eso había estado en la biblioteca secundaria. Ese día cuando pasé con Mochizuki y
Teshigawara después de la clase de arte... Los dibujos de hermosas chicas con globos en sus
articulaciones, como muñecas.
Voy a darle a esta chica alas enormes, por último. Mei me lo había dicho entonces. ¿Ya
había dibujado las alas?
Me di por vencido con Mochizuki, cuyos ojos todavía estaban desviados y que aún no
habían intentado ofrecer ni una palabra en respuesta. Cierro mi propio cuaderno de bocetos. No
habían pasado ni treinta minutos desde el comienzo de la hora, pero había decidido abandonar este
estudio independiente.
—¿A dónde vas? —Preguntó Mochizuki cuando me levanté de mi asiento.
—La biblioteca. La secundaria—. Respondí, deliberadamente cortante—. Necesito buscar
algo.

4
Cuando le dije a Mochizuki que tenía algo que buscar, era más o menos la verdad. La parte que no
se incluyó en eso “mucho” fue la leve esperanza de que Mei pudiera estar allí. Pero esa esperanza
no se realizó.
No había estudiantes allí. La única persona en la antigua biblioteca era el bibliotecario,
Chibiki.
—Aquí hay una cara que he visto antes—. Él me habló desde detrás de la mesa de estilo
mostrador que estaba colocada en una esquina. Hoy, de nuevo, iba todo de negro; su cabello,
salpicado de blanco, tan parecido a la paja como siempre. Fijó sus ojos en mí a través de las lentes
de sus acogedoras gafas con montura negra—. Sakakibara, el estudiante transferido—. Dijo mi
nombre—. Clase 3 de tercer año, ¿verdad? Mi memoria no es tan mala. ¿Por qué no estás en clase?
—Es arte, y la maestra falta hoy, así que es una sala de estudio.
120
Le conté lo que estaba pasando, y el bibliotecario todo de negro no siguió adelante.
—¿Qué puedo hacer por ti? —Preguntó—. Es raro que un estudiante venga aquí, la mayoría
de los días.
—Um, hay algo que estoy buscando.
De nuevo le conté la situación. Caminé lentamente hacia el mostrador donde estaba
sentado, luego le pregunté:
—¿Tienes anuarios viejos aquí?
—Oh, anuarios, ¿verdad? Tenemos un conjunto completo de ellos.
—¿Puede la gente mirarlos?
—Pueden.
—Entonces, eh...
—Creo que están allá—. Por fin se levantó y extendió un brazo frente a él. Estaba
señalando las estanterías que cubrían la pared compartida con el pasillo, a la derecha de la
entrada—. Están en ese estante, segundo desde adentro, creo. En algún lugar por allí.
Probablemente no necesites un taburete, con tu altura.
—Vale, gracias.
—¿Qué año estás buscando?
—Bueno .—.. Tuve un momento de duda—. De veintiséis años atrás... el de 1972.
—¿Setenta y dos? —Las cejas del bibliotecario se fruncieron bruscamente y él me miró
directamente a la cara—. ¿Por qué quieres ver eso?
—Bueno en realidad… —Hice todo lo posible para recuperar mi equilibrio y luché por dar
una respuesta inofensiva—. Mi madre se graduó de esta escuela secundaria ese año. Y mi madre,
ella, eh, murió joven y no tengo muchas fotos de ella, así que yo...
—¿Tu madre? —La mirada en los ojos del bibliotecario pareció suavizarse muy
ligeramente—.Ya veo. Todo bien. Pero el setenta y dos, de todas las cosas—. Murmuró para sí la
última parte—. Deberías encontrarlo bastante rápido. Pero no está disponible para préstamos.
Cuando hayas terminado de mirarlo, vuelve a colocarlo donde lo encontraste. ¿Entendido?
—Sí.
Tomó quizás dos o tres minutos antes de encontrar el anuario que quería y sacarlo del
estante. Lo puse en el gran escritorio de lectura y acerqué una silla. Luego, mientras controlaba mi
respiración un tanto irregular, volví la tapa en relieve con “Escuela Media Norte de Yomiyama” en
papel de plata.
En primer lugar, busqué la página con Clase 3 de tercer año. Pronto encontré la extensión
de dos páginas, dispuesta con la página izquierda que muestra una foto grupal en color y la página
derecha que muestra fotos en blanco y negro de los estudiantes divididos en varios grupos. Había
más estudiantes que ahora. Más de cuarenta. El fondo de la foto grupal estaba en algún lugar fuera
de la escuela. La orilla del río Yomiyama o en algún lugar así. Todos llevaban sus uniformes de
invierno. Estaban sonriendo, pero me di cuenta de que había algún tipo de tensión.
Mi madre, ¿dónde estaba ella?
No parecía que fuera capaz de encontrarla tan fácilmente con solo mirar las caras. Tenía
que consultar los nombres escritos debajo de la imagen...

121
... Ahí estaba ella. Esa.
—Mamá…
La palabra se me escapó sin querer.
Segunda fila, quinta desde la derecha. Llevaba un blazer azul marino exactamente igual al
uniforme actual. Llevaba el pelo recogido con un pasador blanco o algo así... y también estaba
sonriendo. Con algún tipo de tensión en su rostro.
Esta fue la primera vez que vi una foto de mi madre en la secundaria. Me sorprendió lo
joven que era, qué infantil, de hecho. Ajustándome por la edad, pude ver que ella realmente se
parecía a su hermana menor, Reiko.
—¿La encontraste? —Me preguntó el bibliotecario.
Sin darme la vuelta, simplemente respondí: “Sí”, y volví mis ojos a la lista de nombres
debajo de la foto grupal. Quería comprobar si el nombre “Misaki” estaba allí. Pero…
No había razón para que lo estuviera.
Misaki había muerto en la primavera de ese año, mucho antes de que comenzaran a
preparar el anuario. Entonces no había razón para que el nombre estuviera allí.
—¿En qué clase estaba tu madre? —El bibliotecario me hizo otra pregunta. Su voz estaba
mucho más cerca que la última vez.
Me di la vuelta, sorprendido, y descubrí que había dejado el mostrador y se acercó a mí.
—Um, bueno, escuché que estaba en tercer año, en la Clase 3.
Las cejas del bibliotecario se cerraron bruscamente de nuevo.
—¿Hm? —Luego apoyó una mano en el borde de la mesa y miró el anuario—. ¿Cuál es tu
madre?
—Ésta—. La señalé en la foto grupal.
—A ver—. El bibliotecario se levantó las gafas y se cubrió la cara. ser al libro—. Ah,
Ritsuko, ¿verdad?
—¿Huh? ¿La conocías?
—Oh... bueno, ya sabes—. El bibliotecario evadió mi pregunta y se alejó del escritorio. Se
dio cuenta de que seguía su movimiento con mis ojos y se revolvió el pelo—. El hijo de Ritsuko.
No sabía...
—Mi madre murió hace quince años, justo después de que yo naciera.
—Ya veo. Lo que significa... Ah. Sí, lo veo.
Contuve el impulso de preguntar qué fue lo que vio y bajé la vista al anuario sobre la mesa.
Segunda fila, quinta desde la derecha. Miré la cara de mi madre, sonriendo allí con un aire
de tensión, luego miré al grupo de compañeros de clase fotografiados con ella, y luego...
... ¿Eh?
Me di cuenta de algo y parpadeé. Me había levantado a medias de mi silla, así que me senté
de nuevo y luego miré más de cerca el anuario. Fue entonces cuando…
—Así que aquí estás, Sakakibara.
La puerta se abrió de golpe y entró un estudiante justo cuando la campana que indicaba el
122
fin de la quinta hora comenzó a sonar. Fue Tomohiko Kazami.
—El señor Kubodera te está buscando. Quiere que vayas a la oficina de los maestros de
inmediato.

5
—Eres Koichi Sakakibara, ¿correcto?
Había dos hombres que no había visto nunca. Uno de ellos —un hombre de mediana edad
con cara redonda— me habló. Su voz era más aplacable de lo necesario, pretendiendo suavizar la
tensión del interlocutor, pero me preguntó sin dudar.
—¿Sabes lo que le pasó a la señorita Mizuno, la que solía trabajar en el hospital municipal?
—… Sí.
—¿Eras cercano a ella?
—Fue amable conmigo cuando me hospitalizaron en abril, así que…
—¿Hablastéis por teléfono?
—Sí, unas cuantas veces.
—Ayer por la tarde… sobre la una, ¿hablastéis?
—… Sí.
Había sido invocado por el señor Kubodera, y esperándome cuando llegué a la sala de
profesores en el Edificio A estaban policías de paisano de la oficina de asuntos criminales de la
fuerza policial de Yomiyama. Detectives, en otras palabras. Dos, como dice la fórmula. En
contraste con el hombre de mediana edad de aspecto alegre con la cara redonda, el más joven tenía
una cara estrecha con una barbilla sobresaliente y grandes anteojos con monturas azul marino, lo
que realmente lo hacía parecer una libélula. Sus nombres eran Oba y Takenouchi.
—Queremos hacerte algunas preguntas. Tu maestro nos dijo que estaba bien. ¿Te importa?
—Takenouchi había sido quien dijo eso, cortando la persecución hace unos momentos tan pronto
como nos habíamos conocido. No fue lo suficientemente malo como para parecer brusco, pero su
tono olía a la idea de que solo estaba hablando con un medio hombre de secundaria.
—Vamos a tener tutoría a continuación—. Había añadido el señor Kubodera—. Pero está
bien si necesitas llegar tarde para poder hablar con ellos.
Casi de inmediato, sonó la campana para comenzar la sexta hora, y el señor Kubodera
entregó el asunto a otro maestro y salió rápidamente de la sala.
Había sofás en una esquina de la habitación, donde me senté frente a los detectives. El
maestro al que se le había pedido que manejara las cosas se presentó como “Yashiro, un consejero
vocacional”, y luego se sentó a mi lado. Supongo que no había forma de que la escuela dejara a un
estudiante solo en una situación como esta.
—Sabes que Sanae Mizuno falleció ayer—. Continuó Oba con su voz más relajante que
necesaria.
—… Si.
—¿Y cómo fue su muerte?

123
—No, no obtuve ningún detalle. Solo que hubo un accidente en el hospital.
—Ya veo.
—¿No leíste el periódico esta mañana? —Interrumpió Takenouchi para preguntar.
Sacudí mi cabeza en silencio. De hecho, me di cuenta de que mis abuelos no tenían un
periódico en su casa. Y nadie encendía el televisor por la noche, tampoco...
—Hubo un problema con el ascensor—. Me informó Takenouchi.
Lo había adivinado más o menos. Hubo algunos susurros a lo largo de esas líneas
salpicadas que llenaban el aula. Pero en el instante en que lo escuché decir oficialmente de la boca
de un detective, sentí un golpe sordo que adormeció todo mi cuerpo.
—Se cayó un ascensor en la sala de pacientes hospitalizados. Ella era la única dentro.
Golpeó el suelo con toda la fuerza de la caída, y luego el impacto también hizo que una viga de
hierro se soltara en el techo y cayera sobre ella—. Explicó el joven detective con un ligero aire de
triunfo—. Y, desafortunadamente para ella, se estrelló contra su cabeza.
No hubo respuesta a eso.
—La causa de la muerte fue una contusión cerebral. Cuando la recuperaron de la escena del
accidente, estaba completamente inconsciente. Hicieron todo lo que pudieron en el hospital, pero al
final no pudieron salvarla.
—U-um .—.. Comencé tímidamente—. ¿Hubo algo sospechoso sobre el accidente?
Quizás por eso hay detectives que lo investigan, pensé.
—Oh, no, fue solo un accidente—. Respondió el detective de mediana edad—. Un
accidente extremadamente triste y desafortunado. Pero cuando un ascensor cae en un hospital,
surgen ciertos problemas, como determinar la causa e investigar cualquier responsabilidad
administrativa. En eso estamos trabajando.
—... Ah.
—Em. El móvil de Mizuno cayó al piso del ascensor en cuestión. Su historial de llamadas
mostró tu nombre y número, Sakakibara. Además, vimos que la llamada se realizó alrededor de la
una en punto, exactamente cuando ocurrió el accidente. Así que creemos que puedes ser la última
persona con la que habló.
Ah… Una vez que lo dijeron en voz alta, fue completamente obvio. La única persona en el
mundo con mayor probabilidad de saber lo que sucedió justo antes y después del accidente de ayer.
Se habían dado cuenta de que esa persona era el estudiante de secundaria con la que había estado
hablando por teléfono, Koichi Sakakibara. Y era cierto, de hecho lo había escuchado ayer.
¿Pero no fue un poco tarde para que vinieran a verme? Ese pensamiento también se me
ocurrió. Casi podía imaginar el caos en la escena después del accidente de ayer, pero aún así...
A instancias de ellos, conté lo que había experimentado. Cómo había recibido una llamada
de la señorita Mizuno ayer a la hora del almuerzo. Cómo habíamos hablado normalmente al
principio, luego cómo las cosas habían cambiado repentinamente cuando dejó el techo y subió al
ascensor. Cómo escuché un sonido horrible casi de inmediato, luego otro como si el teléfono
hubiera sido arrojado, y luego un instante después el sonido de sus gemidos de dolor antes de que se
cortara la llamada. Cada uno de ellos parecía coincidir con un aspecto del accidente.
—¿Le dijiste a alguien al respecto?
—Justo después de que sucedió, no tenía idea de lo que estaba pasando. Intenté devolverle

124
la llamada, pero no pude comunicarme—. Luchando por calmarme, describí mis acciones del día
anterior—. Pero aún pensaba que algo malo podría haber sucedido, así que fui a buscar a Mizuno.
—¿Quién?
—Takeru Mizuno, el hermano pequeño de la señorita Mizuno. Él está en mi clase. Le conté
lo que escuché por teléfono, pero supongo que no podía entender lo que estaba diciendo, así que no
me tomó muy en serio...
—¿De qué estás hablando? No tiene sentido—. Esa había sido la reacción de Mizuno/
Hermanito. Enojado, pero también increíblemente confundido—. Tienes que dejar de alimentar a
mi hermana con historias locas. Me estás causando muchos problemas.
Lo único que se me ocurrió hacer después de eso fue contactar al hospital.
La estación de enfermeras en la sala de pacientes internos había respondido y había
preguntado por la señorita Mizuno. Pero eso tampoco había bastado, como pensaba, y pronto las
cosas se pusieron increíblemente frenéticas al otro lado del teléfono... Entonces, no importa cuántas
veces intenté llamar, todo lo que había conseguido era una señal de “Ocupado”, y no me quedaba
nada por hacer.
—Estaba en el techo, ¿correcto? —Confirmó Oba—. Entonces se subió al ascensor e
inmediatamente... Ya veo—. El detective de mediana edad asintió, tomando notas.
—¿Qué cree que causó el accidente? —Le pregunté.
—Eso todavía está bajo investigación—. Respondió el joven detective—. Lo que sí
sabemos es que el ascensor se cayó porque se rompió un cable. Existen medidas de seguridad, por
lo que, por lo general, algo como esto no debería suceder. Sin embargo, ese edificio tiene décadas
de antigüedad y, aparentemente, han realizado muchas mejoras innecesarias en ese momento. El
ascensor en cuestión estaba en la parte trasera del edificio e incluso lo llamaron “el ascensor
trasero”. Los pacientes nunca lo usan, por supuesto, e incluso los empleados normalmente no se
molestan con él.
—¿Sabías sobre este ascensor, Sakakibara?
—No, nunca escuché hablar de él.
—En cualquier caso, además de que el ascensor está anticuado, hay algunas preguntas
sobre si se realizó un mantenimiento adecuado.
—Ya veo.
—Realmente fue un accidente lo que sucedió aquí. Y dado que este es un edificio público,
genera grandes preocupaciones, naturalmente. Aún así, una fatalidad en un accidente de ascensor es
inusual hoy en día. Todo lo que podemos decir es que tuvo una suerte terrible.
Los dos tendremos cuidado.
Las palabras que la señorita Mizuno había dicho la última vez que la había visto resonaban
en mis oídos nuevamente.
Especialmente para cualquier accidente que pueda suceder.

6
La sexta hora había comenzado y habían transcurrido más de treinta minutos cuando los detectives

125
me liberaron del “interrogatorio voluntario”. Salí de la oficina y me apresuré a mi salón de clases,
pero cuando llegué me sorprendió. Ni un solo estudiante de la Clase 3 de tercer año estaba en la
sala. Mirando a mi alrededor, vi que sus bolsas y cosas todavía estaban allí. Así que no habían
terminado temprano y se habían ido a casa, lo que significaba...
¿Se habían ido todos juntos a otro lugar? Eso fue todo lo que pude pensar...

Izumi Akazawa
Su nombre estaba escrito en letras grandes en el centro de la pizarra.
Izumi Akazawa.
Tenía una personalidad un poco adulta, contundente y glamorosa. Tenía una figura
femenina, siempre estaba rodeada de amigos, en el centro de un grupo.
... Más o menos lo contrario de Mei, ¿eh?
A pesar de la idea, recordé algunas cosas sobre esta estudiante llamada Akazawa que me
fastidiaban.
El día que vine por primera vez a esta escuela en mayo, estaba bastante seguro de que Izumi
Akazawa había estado ausente. Y luego en la clase de gimnasia ese otro día... La vez que Yukari
Sakuragi, que estaba sentada en la clase de gimnasia con una pierna torcida, vino a hablar
conmigo...
—Tengo que hacer esto bien, o Akazawa se enojará conmigo...
Pensé que podía escuchar las palabras, dichas para sí misma, en mis oídos. ¿De qué había
sido eso?
Y esa llamada telefónica que recibí de Teshigawara después de eso, de la nada.
—Estoy llamando porque pensé que podrías estar en problemas—. Él había dicho eso,
luego continuó—: Akazawa está bastante acabada. Ella podría comenzar a tener algún tipo de
episodio histérico.
—Oh, Sakakibara.
Me di la vuelta al escuchar el sonido, y allí estaba el señor Kubodera. Entró en el aula por la
puerta al fondo de la sala, como si me siguiera.
—¿Has terminado de hablar con la policía? Entonces puedes irte a casa ahora, si quieres.
—Oh. Um... ¿dónde están todos?
—Elegieron un nuevo representante de clase para las chicas en el aula. Akazawa.
—¿Oh?
Así que por eso su nombre estaba en la pizarra.
—Entonces, ¿dónde están todos?
Pero el señor Kubodera básicamente ignoró mi pregunta.
—Puedes irte a casa por hoy—. Repitió él—. Estoy seguro que el incidente con la hermana
de Mizuno también ha sido un shock para ti. Pero no puedes dejarte desanimar demasiado. Las
cosas estarán bien. Si todos nos unimos, estoy seguro de que lo superaremos.
—… Sep.
—Con eso, ¿estás de acuerdo?
126
Aunque me estaba hablando, los ojos del señor Kubodera no estaban puestos en mí, sino en
el atril vacío.
—Necesitamos obedecer lo que decida la clase, sin falta. ¿Vale?

7
Al día siguiente, sábado 6 de junio, me quedé en casa para poder ir al hospital municipal de
Yumigaoka. Si las cosas siguieran siendo normales, podría haber visto a la señorita Mizuno
nuevamente hoy, pero...
Su funeral se estaba celebrando ahora mismo en una funeraria en algún lugar de esta
ciudad... Fui consciente de ese hecho cuando fui a mi examen ambulatorio en la unidad respiratoria.
El médico principal, recién entrando en la vejez, me certificó con una voz inusualmente convincente
y dijo:
—En este estado, deberías estar bien.
Después, me dirigí solo a la sala de pacientes hospitalizados. Quería ver el sitio del
accidente que le había quitado la vida a la señorita Mizuno con mis propios ojos, aunque solo fuera
una vez.
Tal como me habían dicho los detectives, la ubicación del “ascensor trasero” que estaba
buscando era difícil de encontrar, bastante atrás en una parte antigua de la sala de pacientes
hospitalizados, que tenía un plano complejo. Me las arreglé para llegar hasta allí de una forma u
otra, pero, por supuesto, el ascensor estaba fuera de los límites y se habían colocado varias tiras de
cinta amarilla de la policía para cubrir la entrada.
¿Por qué la señorita Mizuno, la enfermera novata, se subió a este ascensor ese día, cuando
incluso los empleados casi nunca lo usaban? ¿Realmente había tenido la costumbre de usarlo? ¿O
solo fue casualidad? Incluso ahora, esos detalles no estaban claros.
Tomé un ascensor diferente hasta el techo, solo.
Había estado relativamente húmedo todo el día, ligeramente nublado y sin viento. Caminé
de un extremo al otro del techo vacío, sintiendo que alguien me gritaría “¿Qué pasa, Chico
Horrores?” en cualquier momento, cuando me detuve de repente. Me limpié el sudor de la cara con
un pañuelo. Puede haber habido algunas lágrimas mezcladas allí.
—¿Por qué... señorita Mizuno...? —Murmuré sin darme cuenta.
De repente me sentí oprimido por el peso visceral del vacío de la muerte, hasta el punto en
que pensé que mi pecho podría derrumbarse sobre sí mismo.
Mientras lentamente controlaba mi respiración, me apoyé contra la cerca y miré a través de
Yomiyama. Cuando Reiko vino a visitarme al hospital, me mostró una vista lejana de la ciudad
desde la ventana de mi habitación; esa imagen se cernía sobre lo que vi ahora.
La cordillera en la distancia. ¿Dónde estaba el llamado Asamidai? El río que atravesaba la
ciudad se llamaba Río Yomiyama. Más allá, podía ver el campus de Yomi Norte...
Cuando regresé a la escuela ayer, lo primero que hice fue atrapar a Yuya Mochizuki y
hablar con él.
—¿A dónde fueron todos en la sexta hora? —Le hice la pregunta que tenía en mente, pero

127
la respuesta de Mochizuki no fue muy articulada.
—Estábamos hablando y entonces nos dirigimos al Edificio S...
—¿Edificio S? ¿Te refieres a las aulas especiales?
—Hay una sala de conferencias que los estudiantes también pueden usar. Fuimos allí y, ya
sabes, solo hablamos de cosas.
¿Hablaron? ¿Acerca de qué?, me preguntaba.
—Escuché que hicisteis representante de la clase a Izumi Akazawa para las chicas. ¿Hubo
votación o algo así?
—Akazawa fue nominada. Ella era la oficial táctica antes, de todos modos.
—¿Oficial táctica? —No había escuchado ese título antes—. ¿Qué es eso?
—Oh... bueno, solo significa .—.. Mochizuki luchó con su respuesta mucho tiempo—.
Tenemos cosas así. Cuando la clase tiene algún tipo de problema, el oficial táctico está a cargo de
pensar cómo tratarlo. Kazami también hace eso, pero...
Esto también fue bastante inarticulado. Intentando provocarlo un poco, dije:
—Parece que la señorita Mikami ha vuelto a salir hoy—. Y deliberadamente agregué un
pequeño suspiro.
Al instante, la cara de Mochizuki se nubló de preocupación. Este tipo era demasiado fácil
de leer, o tal vez era demasiado inocente, o no sé qué. Realmente me hizo querer preguntar “¿Eso
no te molesta, chico?”
Sin embargo, no fue solo la señorita Mikami. Mei no se había mostrado en la escuela en
todo el día de ayer. Y hoy, había otra persona ausente…
Clase 3 del tercer año: Ikuo Takabayashi.
Recordé que Takabayashi también había regresado en mi primer día en la escuela, junto con
Izumi Akazawa. Aparentemente tenía algún tipo de problema de salud, así que incluso cuando venía
a la escuela, siempre se saltaba la clase de gimnasia. De todos modos, parecía aburrido y difícil de
entablar conversación, y a pesar de que era mi amigo de “novillos”, apenas había hablado con él...

8
No pude acumular ningún entusiasmo para explorar cuando regresaba del hospital, así que me fui
directamente a casa. Acababa de darme cuenta de que con todo lo que sucedía, habían pasado dos
semanas desde que había hablado con mi padre. Debería llamarlo esta noche o quizás mañana.
Entonces podría contarle lo que había estado sucediendo y preguntarle un poco sobre cómo murió
mi madre hace quince años... Estaba pensando en estas cosas cuando...
Llegué a la casa de mis abuelos en Koike alrededor de las dos de la tarde. Cuando la puerta
principal de la casa apareció a la vista un poco más adelante, suspiré internamente. Un niño de
mediana edad con uniforme de verano merodeaba frente a la puerta, solo. Tenía un aire un tanto
inestable sobre él... Seguía mirando hacia la casa, luego hacia abajo o hacia arriba hacia el cielo. No
tuve que mirar más de cerca. Era…
—¿Qué haces aquí? —Le pregunté, y prácticamente saltó al aire, sorprendido.Se giró para
mirarme, luego desvió la mirada avergonzado. Comenzó a irse sin decir nada, pero lo detuve con
128
una orden severa—. Espera. ¿Qué está pasando? Tenías alguna razón para venir aquí, ¿verdad?
Era Yuya Mochizuki.
No se escapó después de todo, pero incluso cuando me acerqué a él, mantuvo los ojos
apartados, inquietos y retorciéndose, y no ofreció ninguna respuesta. Cuando me acerqué aún más,
lo miré a la cara y cargué otra pregunta.
—¿Cuál podría ser esa razón, Mochizuki?
Luego, finalmente, habló:
—Estaba preocupado. Mi casa está cerca de aquí, en este pueblo, así que pensé que podría,
eh...
—¿Preocupado? —Ladeé la cabeza ligeramente, sarcásticamente—. ¿Qué te hizo
preocuparte por mí?
—Uh, bueno .—.. Frunciendo sus delgadas cejas de niño y luciendo perturbado, Mochizuki
bajó la voz—. No estabas en la escuela hoy, Sakakibara.
—Tuve una cita en el hospital toda la mañana.
—Oh... Pero aún así, um...
—¿Planeas seguir hablando por aquí? Entra por un segundo—. Lo invité a entrar con un
tono casual.
—¿Qué….? Uh, vale. Solo por un segundo—. Mochizuki estuvo de acuerdo, su rostro era
una mezcla de sonrisas y lágrimas.
Parecía que mi abuela se había ido a alguna parte. El Cedric negro no estaba en el garaje al
lado de la puerta principal. Mi abuelo probablemente estaba con ella. Pensé que Reiko
probablemente estaba en la casa lateral, pero decidí no anunciarme.
Llevé a Mochizuki al patio trasero, donde estaba el porche. Sabía que la puerta de cristal del
porche no estaba cerrada durante el día. Era un nivel de descuido impensable en Tokio... Pero no,
probablemente debería atribuirlo a la paz.
Nos sentamos uno al lado del otro en el borde del porche, y Mochizuki casi inmediatamente
comenzó a hablar, con una velocidad que sugería que había decidido ir a por ello.
—Sakakibara, desde que te transfiriste a Yomi Norte, debes haber pensado que un montón
de cosas aquí parecían extrañas.
—¿Eso significa que me lo vas a explicar? —Respondí, y la respuesta de Mochizuki se
apagó.
—Er... yo...
—Es lo que pensaba—. Lo miré por el rabillo del ojo—. ¿Qué secreto horrible están
juntando todos para esconderos de mí?
—Eso es… —Una vez más, Mochizuki se quedó atascado y guardó silencio por un
momento—. Lo siento. Supongo que no puedo decirlo, después de todo. Es solo que... -
—¿Solo que…?
—Puede ocurrir algo pronto que creas que es realmente desagradable. En realidad es malo
que esté hablando de esto de esta manera, pero... no podía quedarme callado.
—¿Qué significa eso?

129
—Hemos hablado de eso en la reunión hace dos días... Entonces…
—¿Te refieres al aula de la sexta hora hace dos días? ¿Cuando todos se fueron para ir a la
sala de conferencias?
—… Sep—. Mochizuki asintió disculpándose—. Sabíamos que ibas a llegar tarde ya que
hablabas con la policía, así que así surgió la idea. Akazawa y algunos de los otros dijeron que
necesitábamos hablar sin ti. Que deberíamos ir a otro lugar para que no haya ningún problema si
regresabas en el medio.
—Hmph.
Lo que significaba que el señor Kubodera también había estado a bordo con su sugerencia.
—… ¿Y?
—No puedo decir nada más—. Mochizuki inclinó la cabeza y dejó escapar un suspiro
débil—. Pero incluso si algo malo te sucede después de esto... necesitamos que lo toleres.
—¿Cómo puedes decir eso?
—Solo dite a ti mismo que es para el beneficio de todos. Por favor.
—¿De todos...? —Le ofrecí la frase que se me ocurrió en ese momento—. Entonces, ¿es
una decisión de la clase que debo obedecer sin importar qué?
—… Sep.
—Hm-m-m. Qué hago...
Me levanté de mi asiento al borde del porche y me estiré, alcanzando el cielo ligeramente
nublado. Este fue el momento en que podría haber usado el estímulo de Ray para “¡Anímate!”, pero
esta fue la única vez que ella (... probablemente) estuvo completamente en silencio en su jaula.
—Bueno, supongo que no te preguntaré nada más sobre eso, entonces—. Me volví para
mirar a Mochizuki—. Pero ¿puedo pedirte un favor también?
—¿Que tipo?
—Quiero una copia de la lista de clase.
Mochizuki parecía sorprendido por eso, pero asintió, una vez, inmediatamente.
—Nunca tuviste una, ¿verdad?
—Nope.
—Entonces no deberías. Realmente no me estarás pidiendo...
—Escucha, chico—. Lo interrumpí—. Me preocuparé por mí, y puedo decirte que tengo
algunos problemas emocionales bastante delicados. Entonces…
Mochizuki estaba abriendo la boca para responder cuando un suave sonido electrónico se
reprodujo dentro de la bolsa descansando en su regazo.
—Oh… —Hizo un ruido, luego abrió su bolso. Al momento siguiente, sostenía un móvil
plateado.
—No sabía que tenías un móvil.
—Mas o menos. Es un PHS—. Respondió, luego aceptó la llamada. Después de un
momento, Mochizuki gritó—: ¡¿Qué?! —Sonaba muy sorprendido.
Me preguntaba qué había pasado. Me estaba preparando para lo que venía cuando vi que el
130
color en la cara de Mochizuki se desvanecía visiblemente, el teléfono aún presionado contra su
oído. Entonces, por fin...
—Era Kazami—. Me dijo, su voz apagada y baja, como si estuviera siendo aplastado—. Me
dijo que Takabayashi murió. Tuvo un infarto en su casa…

9
Ikuo Takabayashi.
Había tenido un corazón débil desde que era pequeño y a menudo había faltado a la escuela.
El año pasado, su estado había mejorado mucho, pero en los últimos dos o tres días se había visto
deprimido repentinamente hasta que tuvo un ataque que lo llevó a la muerte.
La muerte repentina de este compañero de clase, con quien casi nunca había hablado, siguió
a la muerte de la señorita Mizuno en el accidente del ascensor en el hospital. Así, hubo dos
“muertes de junio” en la Clase 3 del tercer año este año.

131
Junio (III)
1
Me encontré con la señorita Mikami, que había estado fuera de la escuela durante tantos días, esa
mañana en las escaleras. Fue el comienzo de la semana, lunes 8 de junio. Estaba en el rellano entre
el segundo y tercer piso de la Escalera Este en el Edificio C. Estaba subiendo y bajaba la señorita
Mikami. Fue un poco antes de las 8:30.
—Oh... Buenos días.
Aturdido, le di un saludo involuntario e incómodo. La señorita Mikami se detuvo y me miró
como si hubiera visto algo extraño, pero sus ojos se alejaron inmediatamente de mí y flotaron de
manera antinatural en el espacio.
—Buenos días… Hum, llegas temprano. La campana aún no ha sonado. Uh, quiero decir...
Ella no me saludó ni respondió de ninguna manera. Pensé que era un poco extraño, pero
tampoco podía preguntarle si algo andaba mal aquí en la escalera. Hubo un momento breve,
increíblemente incómodo, o más bien vergonzoso, y luego...
Finalmente, nos cruzamos. La señorita Mikami nunca decía una palabra. En ese mismo
instante, la campana comenzó a sonar.
Pregunta obvia número uno: ¿por qué, a esta hora, bajaba las escaleras? La clase
comenzaba ahora... Y, sin embargo, se alejaba del aula, no hacia ella. ¿Por qué? Todavía había
varios chicos merodeando por el pasillo en el tercer piso. Pero todos eran de las clases vecinas, y
nadie que reconocí de la Clase 3 estaba entre ellos.
¿Estaba Mei aquí hoy?, me preguntaba. ¿Se iba a mostrar en la escuela, o...?
Pensando en ello sin pensar realmente, abrí la puerta en la parte trasera del aula.
Me sorprendió.
Esta sorpresa fue exactamente la opuesta a la que tuve el jueves pasado, cuando los
detectives del Departamento de Policía de Yomiyama me liberaron del interrogatorio y regresé al
aula. Ese día, me sorprendió que ni una sola persona de mi clase estuviera en la sala en medio de la
sexta hora. Esto era lo opuesto... Lo que significa que aunque solo sonó la campana de la primera
hora, casi todos estaban en el salón de clases, y todos estaban sentados en sus escritorios, totalmente
disciplinados y en silencio.
—Oh…
Hice un sonido inadvertidamente y algunos estudiantes se giraron para mirarme. Pero no
dieron más reacción que eso y se dieron la vuelta de inmediato.
El señor Kubodera estaba de pie junto a la plataforma del maestro. Había dos estudiantes
132
parados encima de la plataforma: Tomohiko Kazami y la nueva representante de la clase para las
chicas, Izumi Akazawa. Extremadamente confundido por la extraña atmósfera en el aula silenciosa,
me moví lentamente para sentarme en mi propio escritorio.
—Así que eso es lo que haremos. ¿Hay alguna...? No, ya hemos dicho suficiente, estoy
seguro—. Dijo Kazami desde la plataforma. Escuché algo aterrador en su voz. A su lado, Akazawa
estaba ligeramente inclinada, con los brazos cruzados sobre el pecho. Algo en ella parecía —para
usar una frase ligeramente anacrónica— como una reina de bandidos.
Ligeramente empujé la espalda del estudiante frente a mí, luego pregunté en voz baja:
—¿Pasó algo esta mañana?
Pero el chico, llamado Wakui, no se dio la vuelta ni respondió.
Esto era por lo que la señorita Mikami había estado bajando las escaleras, de todos modos.
La bombilla se me encendió para eso, al menos. Como maestra asistente, ella había estado presente
en esta reunión de clase hasta hace unos momentos, y luego...
Barrí mis ojos furtivamente por la sala. Como esperaba, Mei no estaba allí. Había otros dos
asientos vacíos: el de Yukari Sakuragi y, claro, el que había muerto repentinamente durante el fin de
semana, el de Ikuo Takabayashi.
Kazami y Akazawa bajaron de la plataforma y volvieron a sus asientos. El señor Kubodera
tomó su lugar en el centro de la plataforma.
—Fueron dos meses breves, pero todos deberíamos ofrecer nuestros pensamientos y
oraciones por Takabayashi, que estudió con nosotros en esta sala—. El señor Kubodera encadenó
las palabras con una expresión solemne y, sin embargo, de alguna manera, sonó como si estuviera
leyendo una oración de ejemplo de un libro de texto—. Su funeral será a las diez de la mañana, así
que Kazami y Akazawa asistirán en nombre de la clase. Yo también iré. Si necesitais algo durante
ese tiempo, hablad con la señorita Mikami. ¿Hay alguna pregunta?
El aula permaneció completamente en silencio.
Aunque se había dirigido a todos, el señor Kubodera miraba en ángulo hacia el techo, y sus
ojos nunca se movieron.
—Hemos tenido otro evento triste, pero todos podemos superarlo sin perder el corazón, y
ciertamente sin rendirnos, si todos trabajamos juntos.
¿Superar sin rendirse? ¿Si todos trabajamos juntos? Hm-m-m. No pude precisar qué quiso
decir con eso.
—Ahora entonces... Todos debemos respetar la decisión de la clase. Incluso la señorita
Mikami, que está en una posición muy difícil, nos dijo antes que ella haría “lo que sea posible”.
Entonces... ¿hay alguna pregunta?
Después de la tercera repetición de “¿hay alguna pregunta?”, el señor Kubodera bajó la
mirada a los rostros de los estudiantes por primera vez. Probablemente todos menos yo, todos
probablemente usando la misma expresión solemne cuando su maestro asintió profundamente.
Ah. Así que realmente no había entendido a qué se refería. Aun así, esta no era exactamente
una atmósfera en la que pudiera levantar la mano y declarar “¡Pregunta!...”
Justo hasta que salió del salón de clase unos minutos después, el señor Kubodera nunca me
miró. No creo que fuera mi imaginación.

133
2
A primera hora había Estudios Sociales. Cuando esa clase terminó, inmediatamente me puse de pie
y llamé a Yuya Mochizuki.
Después de recibir la llamada telefónica hace dos días, el sábado, cuando se enteró de la
muerte de Takabayashi, se apresuró a casa, con el rostro ceniciento. Obviamente la noticia lo había
molestado. Pero entonces…
En cierto sentido, su reacción fue extremadamente honesta. Debe haberme oído llamarlo,
pero no reaccionó en absoluto. Había mirado a su alrededor, parecía nervioso, y luego salió
corriendo de la habitación, como si huyera de mí. Me estaba volviendo loco persiguiéndolo, así que
lo dejé ir.
¿A qué vino eso? Eso fue todo lo que pensé en ese momento. Que realmente no quería que
la gente descubriera que se había escabullido a mi casa el sábado.
Pero ese no fue el final. Entre el final de esa clase y el almuerzo, me di cuenta
incómodamente de algo.
No fue solo Mochizuki.
Por ejemplo, el que estaba frente a mí, Wakui. Antes de que comenzara la segunda hora, lo
empujé por la espalda nuevamente y le pregunté: “¿Tienes un segundo?” Pero no se dio la vuelta.
¿Qué pasa con él? Fruncí el ceño.
Supongo que Wakui tenía asma crónica, por lo que usaría un inhalador portátil, incluso
durante las clases. Yo, al menos, había sentido una especie de parentesco con él como compañero
de una enfermedad respiratoria, y ahora... ¿Qué pasa con este tratamiento frío?
Estaba vagamente molesto, pero aun así este no era más que un ejemplo. En otras
palabras…
Ni una sola persona de la clase vino a hablar conmigo. Incluso si intentara hablar con ellos,
no reaccionaron en absoluto, como Wakui, o se fueron sin decir una palabra, como Mochizuki.
Incluso personas con las que había charlado casualmente hasta la semana pasada, como Kazami y
Teshigawara y un par de personas más.
Durante el almuerzo, intenté llamar a Teshigawara a su teléfono. Pero todo lo que recibí fue
el mensaje estándar de que “Este teléfono puede estar apagado o en un área sin señal adecuada...”
Intenté llamarlo tres veces durante el descanso y recibí el mensaje tres veces. Vi a Mochizuki y lo
llamé nuevamente, pero, al igual que después de primera hora, no respondió.
Y así fue todo el día.
Al final, nunca tuve una conversación completa con alguien de la clase ese día.
Realmente… Olvídalo, nunca tuve la oportunidad de ser llamado por un maestro durante la clase, y
casi nunca hablé en voz alta, excepto para hablar conmigo mismo. Incluso si hablaba, nadie me
respondía, y ese tratamiento seguía y seguía y seguía.
Dado todo eso...
Me vi obligado a echar un nuevo vistazo a las cosas.
Para reconsiderar la extrañeza (“enigma”) que rodea a Mei Misaki, ya sea pieza por pieza o
la imagen general de la misma, que había detectado desde que me convertí en parte de esta clase a
principios de mayo. Repensé lo que significaba, que casi pero nunca había logrado captarlo todo
este último mes. Lo que hay detrás. Y la forma de esta “realidad” que lo abarcaba todo...
134
3
Lo que concentró mi atención fue la pregunta —que nunca habría de haber hecho— sobre si existía
o no Mei Misaki.
¿Estaba ella aquí o no?
¿Estaba presente en esta clase, en este mundo, o no?
Muchas preguntas me habían asaltado desde que me transferí aquí. No podría siquiera
listarlas todas.
Aquí estaba una persona con la que nadie de clase había entablado contacto… o siquiera
intentado. Pensando en ello ahora, nunca había visto a nadie de clase yendo con ella, o hablándole,
o llámandola por su nombre, ni nada. Y todas las reacciones que todos, en medio de este trato,
habían mostrado cuando me acercaba o hablaba con ella…
Las reacciones de Kazami y Teshigawara ese primer día, por ejemplo, cuando la vi en un
banco ante el Edificio 0 y hablado con ella. La de Yukari Sakuragi ese mismo día cuando dije el
nombre de Mei en la conversación mientras nosa saltábamos gimnasia. Las de Teshigawara y
Mochizuki —¿había sido al día siguiente?— cuando fui a la biblioteca secundaria tras ver a Mei
allí. Y había otros. Un montón.
Al final, Teshigawara había sido amable al llamarme y advertirme.
No prestar atención a cosas que no están. Es peligroso.
Y luego lo que el hermano menor de la señorita Mizuno, Takeru, le había dicho a ella
también. Él le preguntó: “¿Por qué me preguntas eso? No hay nadie así en mi clase”. Parecía
totalmente serio, como nunca lo había visto antes.
¿Está ella en serio allí?
La forma en que nadie contactaba con Mei, o siquiera lo intentaban, no se limitaba solo a
los estudiantes: todos los profesores involucrados con la Clase 3 de tercer año parecían hacer lo
mismo. Ninguno siquiera pasaba lista al inicio de clase al inicio de clase. Así que nunca decían el
nombre de “Mei Misaki”. Nunca había oído a Mei siendo llamada en clase para leer o resolver un
problema.
No podía culparla por ir a la azotea por su cuenta durante la clase de gimnasia en lugar de
observar de cerca. Incluso si ella llegaba tarde, o se la saltaba por completo, o se iba en mitad de
una clase, o estaba ausente durante días… Ningún profesor ni estudiante parecía notarlo.
Las circunstancias bajo las que la conocí en el hospital… eso había probablemente
ayudado, e incluso aunque pensé que era imposible, había veces en las que incluso yo consideré la
posibilidad de la “no existencia de Mei Misaki”.
—Porque yo no existo—. Ella incluso dijera eso en algún momento—. Para ellos, soy
invisible. Eres el único que me ve, Sakakibara… ¿Qué harías entonces?
Y había visto de primera mano la extraña forma en que apareció y desapareció
repentinamente en esa habitación del sótano en el “Atardecer de Yomi”...
Quizás Mei Misaki realmente no está allí y ella no existe, después de todo. Tal vez ella es
como un fantasma que solo yo puedo ver y oír, y no es real en absoluto.
El hecho de que su escritorio fuera el único en todo el aula que era tan increíblemente
antiguo y el hecho de que la etiqueta con el nombre pegada a su pecho estuviera hecha de papel
arrugado y manchado parecía corroborar esa idea de alguna manera.

135
Sin embargo…
Pensando en ello de manera realista, no, no había forma de que algo tan ridículo pudiera ser
verdad. En ese caso, tuve que explicar todos estos eventos y hechos de alguna otra manera... De
hecho, había una conclusión que tenía mucho más sentido al pensar en las cosas de esta manera.
“Mei Misaki está allí, ella realmente existe. Pero todos a su alrededor actúan
deliberadamente como si no hubiera una persona llamada Mei Misaki”. Esa fue la conclusión.
Incluso me pregunté si esto era algún tipo de intimidación, de la que tanto se oye. La
intimidación en la forma de cada miembro de la clase que la ignora. Pero —y estaba bastante seguro
de haber hablado con la señorita Mizuno sobre esto también, incluso si ese fuera el caso—, todavía
había algo extraño al respecto.
El año pasado me había arrastrado a ese problema de Sakakibara y tenía una experiencia
real con lo terrible que me había hecho sentir. Así que quizás eso solo me estaba volviendo
demasiado sensible. Esto fue totalmente diferente al simple acoso por desaire. Esto va a sonar vago,
pero algo en el aire alrededor de este caso fue muy diferente. Demasiado diferente.
Puede ser que todos le tengan miedo.
Correcto. La señorita Mizuno también había dicho algo así...
De todas formas… ¿existió Mei Misaki o no?
Pensé sobre cuál era la verdad y cuál era la mentira, pero fue increíblemente difícil
descubrir la respuesta. Ese fue el problema. A menos que tome algún tipo de acción decisiva. Había
dudado una y otra vez entre las dos teorías, entre los extremos opuestos, influido por la situación o
mi estado de ánimo en el momento. Diciéndome a mí mismo que no tenía otra opción. Pero…
Hoy, por fin, sentí que había alcanzado al menos una respuesta gracias a mi propia
experiencia visceral. No podría decir que lo tenía todo, pero sentí como si entendiera la “forma” de
lo que había en su corazón. Ese ser, en otras palabras, esto. Lo que me estaba pasando. Algo como
esto debe haberle sucedido a Mei todo este tiempo.
Para probarlo, me levanté de mi asiento sin preguntar en medio de la clase de Literatura de
sexta hora y salí de la habitación. Una pequeña conmoción apareció momentáneamente en la
habitación, pero el señor Kubodera no dijo una palabra para reprocharme. Ah. Entonces era verdad.
Me acerqué a una ventana en el pasillo y miré hacia el cielo lluvioso donde se acumulaban
nubes bajas. Me sentía bastante deprimido; pero por otro lado, mi corazón se sintió un poco más
ligero.
Pensé que ahora entendía “¿qué es esto?” hasta cierto punto. La siguiente pregunta fue
“¿por qué?”

4
Exactamente cuando la sexta hora acabó, volví en silencio a clase. El señor Kubodera se fue sin
decirme nada ni lanzarme una mirada. Como si nada fuera de lo ordinario hubiera pasado.
Me dirigí a mi mesa para agarrar mi bolsa cuando, por casualidad, mis ojos se encontraron
con los de Mochizuki mientras él estaba recogiendo sus cosas para irse a casa. Como antes, ápartó
ligeramente los ojos; pero cuando lo hizo, sus labios se movieron ligera y brevemente. Leí la
palabra “perdón” en el movimiento.
136
Algo podría pasar tan pronto como creas que es realmente incómodo.
Las palabras que Mochizuki me dijeran cuando lo vi el sábado surgieron espontáneamente.
—Pero incluso si algo malo te sucede después de esto… necesitamos que aguantes con
ello—. Me dijera eso, luciendo muy serio. Colgando la cabeza y suspirando—. Solo dite a ti mismo
que es por beneficio de todos. Por favor.
Por beneficio de todos… Quizás la respuesta al “¿por qué?” estaba allí.
Volví a mi mesa y metí mis libros y libretas en la bolsa. Luego, asegurándome de que tenía
todo, miré a mi mesa y… noté algo de lo que no recordaba haber puesto allí. Había dos hojas de
papel, dobladas a la mitad.
Cuando las abrí, un murmullo se me escapó.
—Oh…
Miré rápido a mi alrededor, pero Mochizuki no estaba en el aula.
Las dos hojas eran una copia de la lista de la Clase 3 de tercer año. Mochizuki debe haberla
hecho, dándome lo que le había pedido el sábado…
Por detrás de la primera hoja, había escrito algo con boli verde. Su escritura era bastante
mala, y era como un garabato… pero apenas pude hacerme una idea de lo que estaba escrito.

Miré alrededor una vez más, luego conscientemente bajé la voz y murmuré:
—Vale.
Claramente escribió “Misaki” en el papel. Su nombre me fue transmitido por un tercero. La
existencia de “Mei Misaki” estaba siendo reconocida directamente. Esta fue la primera vez que
sucedió, creo. Mei está ahí después de todo. Realmente existe.
Cuando volví a mis sentidos, contuve la amenaza de las lágrimas.
Di la vuelta a la hoja y comprobé la lista de estudiantes. Lo encontré de inmediato.
El nombre “Mei Misaki” estaba escrito allí, sin duda. Pero fue tachado entre dos líneas y su
dirección y teléfono, escritos junto a su nombre, estaban igual. ¿Qué significaba? ¿Cómo se supone
que debía interpretarlo? A pesar del tachado, aun pude leer la dirección y el número con bastante
facilidad.

Esa es la dirección de Mei Misaki. Obviamente conocía el nombre “Misaki”, y también


conocía algo la zona en el bloque “4-4”. Estaba bastante seguro.
“Ojos azules vacíos del todo, en el Atardecer of Yomi” —el edificio con esa galería de
muñecas— era, de hecho, la casa de Mei.

137
5
Una mujer que podría haber sido la madre de Mei respondió el teléfono.
—Um, ¿está Misaki... está Mei allí? Me llamo Sakakibara. Estoy en su clase.
—¿Lo siento? —Respondió ella, su voz sonaba un poco desconcertada, o quizás incómoda—.
Sakakibara, ¿dijiste?
—Koichi Sakakibara, sí. Estoy en la Clase 3 del tercer año en Yomi Norte con... Um, esta
es la casa de Misaki, ¿cierto?
—Es…
—Um, ¿está Mei allí ahora?
—No estoy segura…
—Ella no vino a la escuela hoy, así que... uh, si ella está allí, ¿podría ponerse?
Una vez que descubrí su dirección y número de teléfono, no había forma de que estuviera
posponiendo esto. Salí del edificio de la escuela y me dirigí a un rincón poco frecuentado del patio
de la escuela, donde marqué rápidamente el número en la lista de clases de mi teléfono celular.
La mujer que podría haber sido su madre se detuvo, sonando más que un poco confundida.
—No estoy segura.
Le di un empujón más.
—Por favor, señora.
Después de un momento ella dijo:
—De acuerdo. Espera un momento, por favor.
Hubo una larga pausa después de eso, y escuché una versión crujiente de Für Elise16
(incluso sé el nombre de esa canción) reproduciéndose en bucle, hasta que finalmente...
—¿Hola?
Escuché la voz de Mei en mi oído. Apreté mi móvil.
—Uh, soy Sakakibara. Lamento llamarte de la nada así.
Hubo una extraña pausa de dos o tres segundos; entonces ella preguntó secamente:
—¿Qué quieres?
—Quiero verte—. Respondí, negándome a vacilar—. Hay algo sobre lo que quiero
preguntarte.
—¿Tienes algo que preguntarme?
—Sep—. Seguí de inmediato—: Ese lugar es tu casa, ¿eh? Esa galería de muñecas en
Misaki.
—Pensé que ya lo sabías.
—En el fondo de mi mente, quizás... pero no estaba seguro hasta que vi la lista de clases.
Mochizuki me dio una copia. Pero él me dijo que te preguntara qué está pasando.

16
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138
—¿Oh, enserio? —Su reacción fue apática, o más bien como una jugada deliberada de no tener
interés. Por el contrario, me volví más fuerte.
—¿Escuchaste que Ikuo Takabayashi murió?
—¡¿Qué?!
Esta vez tuve la reacción correcta: un breve estallido de sorpresa. Al parecer, ella no había
oído hablar de él.
—Fue repentino, el sábado por la tarde, de un infarto. Aunque dijeron que siempre había
estado bastante enfermo.
—... Oh—. Al parecer, había vuelto a su actitud distante, incluso más firmemente que antes
—. El segundo en morir en junio.
El segundo en morir en junio. ¿Significa que señorita Mizuno había sido la primera?
—Y luego hoy .—.. Continué, sin desanimarse—. Cuando fui a la escuela, la clase estaba
actuando de manera extraña. Era como si todos hubieran acordado actuar como si yo no estuviera
allí.
—¿Tú?
—Sep. Todo el día, tan pronto como llegué allí. Entonces pensé que tal vez sea lo mismo
que te están haciendo...
Intervino un breve silencio, y luego por fin...
—Así que decidieron intentar eso—. Dijo Mei, su voz un suspiro pesado.
—¿Qué quieres decir? —Pregunté, poniendo fuerza detrás de mis palabras—. ¿Por qué...
Por qué harían algo así?
Traté de esperar la duración de su silencio anterior, pero no hubo respuesta.
Esta vez mantuve mi voz bajo control más.
—De todos modos... por eso quiero verte y preguntarte qué está pasando.
No hay respuesta.
—Vamos, ¿podemos encontrarnos?
Todavía nada.
—Vamos, Misaki...
—Bien—. Su voz era débil cuando respondió—. ¿Dónde estás ahora mismo?
—Todavía en la escuela. Estoy a punto de irme.
—Entonces, ¿por qué no vienes aquí? Ya sabes cómo llegar, ¿cierto?
—Uh, sep.
—Vale. En unos treinta minutos, entonces, diría. En la sala del sótano. ¿Todo bien?-
—Perfecto. Me voy ahora.
—Le diré a la Abuela Amane que vienes. Estaré esperando.
“Amane” fue escrito con los caracteres para “la raíz del cielo”; fue algo que descubrí más
tarde. La palabra “Abuela” me recordó de inmediato a la anciana que saludaba a los visitantes en la
mesa junto a la entrada.

139
6
Y así fue que visité “Ojos azules vacíos del todo, en el Atardecer de Yomi” por tercera vez. Sonó el
timbre de la puerta. La voz de la anciana de pelo blanco me saludó. La oscuridad del atardecer
dentro de la galería en la cúspide del atardecer...
—Mei está abajo. —Dijo la anciana cuando vio mi cara—. Entra. No es necesario pagar la
tarifa.
No había visitantes en la galería del primer piso. No hay otros clientes en este momento, de
todos modos... Correcto. La anciana me lo había dicho dos veces, las dos veces que había estado
aquí antes. Que no había otros clientes... y aún...
Cuando bajé al sótano, Mei había estado allí las dos veces.
Había sentido un ligero fastidio en mi mente acerca de por qué podría ser, y me pareció
extraño... y por eso mi mente se había inclinado, aunque ligeramente, hacia la “inexistencia de Mei
Misaki”.
Pero la respuesta había sido la cosa más simple imaginable.
Ahora que lo sabía, no había nada extraño en eso. No había habido ningún significado
secreto en las palabras de la anciana; ella simplemente me había dado los hechos desnudos en ese
momento.
De todos modos, no hay otros clientes...
Ella había estado exactamente en lo cierto.
Porque Mei no era cliente. Este edificio, incluida esta galería, esta era su casa.
Me deslicé entre las filas de muñecas en pasos tranquilos, dirigiéndome a la escalera
trasera. Una vez más, respirando conscientemente por las muñecas sin vida.
La música que suena hoy en el museo no era música de cuerda: era una inquietante
vocalista femenina. La letra, respaldada por una melodía igualmente inquietante, no estaba en inglés
o japonés. Pudo haber sido francés.
Eran poco antes de las cuatro de la tarde. Y en la sala de exhibición en el sótano con forma
de cripta, hundido en un frío mayor que el primer piso, en el centro de la sala… Mei se quedó sola.
Con una gruesa camisa negra de manga larga y jeans negros, esta era la primera vez que la veía
vestida con algo más que su uniforme escolar.
Luchando contra la tensión que aumentaba incontrolablemente dentro de mí, levanté una
mano en un gesto informal.
—Hey.
—¿Y bien? —Ella me preguntó con la más leve de las sonrisas—. ¿Cómo se siente no
existir?
—No se siente genial. —Contesté, frunciendo deliberadamente mis labios hacia ella—.
Pero... aun así, siento que se levanta un peso.
—¿Oh? ¿Y por qué?
—Porque ahora sé que Mei Misaki existe.
Sin embargo… Aun así, podría ser que la chica que está aquí frente a mí realmente no está
allí... La duda revoloteó en mi mente, aunque susurró. Parpadeé duramente para desterrar el
pensamiento, luego fijé mis ojos directamente en Mei y di un paso más cerca.
140
—La primera vez que te vi aquí… —Pronuncié las palabras para poder oírme decirlas—.
Me dijiste: ‘Vengo aquí a veces. Ya que no odio estar aquí’. Ese día, no llevaste tu bolso contigo, a
pesar de que acababas de llegar de la escuela... lo que me dice que normalmente vives en los pisos
superiores de este edificio y ‘vienes a veces aquí abajo’. Ese día, llegaste a casa y dejaste tu bolso, y
luego, porque estabas de humor, bajaste aquí.
—Obviamente. —Otra leve sonrisa tocó la cara de Mei cuando ella asintió.
—Cuando te pregunté si vivías cerca, me dijiste: ‘Bueno, sep’. Eso fue...
—Mira, usamos el tercer piso de este edificio como nuestra casa. No hay nada malo en
decir que está “cerca”, ¿no?
Sep, eso era lo que había querido decir.
—Esa anciana que siempre está al lado de la puerta, ¿la llamaste “Abuela Amane”?
—Es la tía de mi madre. Lo que la convierte en mi tía abuela. La madre de mi madre murió
joven, así que por lo que a mí respecta, ella es como mi abuela. —Mei habló con timidez y sin
vacilar—. Las luces brillantes no son buenas para sus ojos, así que comenzó a usar esas gafas todo
el tiempo. Ella dice que puede distinguir a las personas muy bien, así que supongo que no afecta su
trabajo.
—¿Era tu madre la del teléfono?
—La sorprendiste. Nunca recibo llamadas telefónicas de la escuela.
—Oh. Um, tal vez solo estoy imaginando cosas, pero es tu madre, uh...
—¿Es ella qué?
—Quiero decir, ¿es tu madre la que hizo las muñecas aquí? ¿Esa persona es Kirika?
—Sep. —Mei asintió sin disculparse—. Kirika es su nombre artístico, supongo que se
podría decir. Su nombre real es mucho más común. Pasa la mayor parte del día escondida en ese
taller en el segundo piso, haciendo muñecas y pintando cuadros y cualquier otra cosa. Es un bicho
raro.
—¿La “M” en “Studio M” representa a Misaki?
—No es tan complicado, ¿eh?
Esa mujer de mediana edad con la ropa color maravilla que había estado en el rellano de la
escalera exterior la segunda vez que había venido. Ya me había imaginado que estaba involucrada
con el estudio de muñecas, pero ¿podría haber sido la madre de Mei, la misma fabricante de
muñecas Kirika?
—¿Qué hay de tu padre?
Los ojos de Mei se desvanecieron.
—... Igual que el tuyo.
—¿Quieres decir que... está en el extranjero?
—Creo que está en Alemania ahora mismo. Está fuera de Japón más de la mitad del año, y
luego está en Tokio por más de la mitad de lo que queda.
—¿Trabaja en el comercio o algo así?
—No sé. No tengo muy claro cuál es su trabajo. Pero supongo que tiene toneladas de
dinero, porque él construyó este lugar y deja que mi madre haga lo que quiera.

141
—Guau.
—Podrías llamarnos una familia, pero no se siente muy conectada. Lo cual está bien.
La niebla, como tinta acuosa, que siempre había rodeado al personaje de Mei Misaki. Por
alguna razón, me sentí ligeramente confundido al darme cuenta de que se estaba levantando
ligeramente.
—¿Quieres ir al tercer piso? —Preguntó Mei—. ¿O querías seguir hablando aquí?
—Uh, está bien.
—Realmente no puedes manejar este lugar, ¿verdad, Sakakibara?
—No es que no pueda manejarlo.
—Pero aún no estás acostumbrado, ¿verdad? ¿Al aire en un lugar lleno del vacío de las
muñecas? Debes tener muchas más preguntas.
—Um, sep.
—Entonces...
Mei giró en silencio sobre sus talones. Ella comenzó a caminar hacia el fondo de la
habitación. Fue a un lado del ataúd negro que sostenía la muñeca de la joven que se parecía tanto a
ella; entonces ella desapareció. Rezagado por varios latidos, corrí tras ella.
Detrás del ataúd, la profunda cortina roja que colgaba sobre la pared se balanceaba
ligeramente hoy, con la brisa del aire acondicionado. Mei me miró y luego abrió la cortina sin decir
una palabra. Y ahí…
Una puerta de acero color crema.
Había un botón rectangular de plástico en la pared al lado de la puerta...
—¿Sabías que esto estaba aquí? —Preguntó Mei mientras presionaba el botón.
Asentí hacia ella, mi cara arrugada.
—Cuando vine antes, desapareciste aquí. Así que revisé detrás de la cortina ese día.
Con el zumbido de un motor, las puertas de hierro se abrieron a ambos lados. Era la puerta
de un ascensor que unía el sótano con los pisos superiores.
—Vamos, Sakakibara. —Mei entró en el ascensor y luego me indicó que me uniera a ella—
. Podemos hablar arriba.

7
Tres sofás de cuero negro estaban colocados alrededor de una mesa baja con cubierta de vidrio.
Había un biplaza y dos monoplazas. Después de caer en uno de los monoplazas, Mei suspiró
brevemente y luego me miró.
—Adelante. Siéntate, al menos.
—Sí.
—¿Quieres tomar algo?
—Uh, no... estoy bien.
142
—Estoy sedienta. ¿Quieres té de limón? ¿Té con leche?
—Um, lo que sea.
Subimos al tercer piso del ascensor, a la casa de la familia Misaki. Mi primera impresión
fue cómo que parecía que apenas se vivía en el lugar, si acaso. Nos mudamos a la espaciosa sala
de estar/comedor. Los muebles eran desagradablemente escasos por la cantidad de espacio que
tenían y, para colmo, cada detalle de la habitación estaba arreglado con demasiada precisión.
Incluso el descuido del control remoto de la TV arrojado al centro de la mesa parecía antinatural.
Todas las ventanas estaban cerradas y el aire acondicionado estaba encendido. Todavía era solo a
principios de junio, pero el aire acondicionado funcionaba sorprendentemente duro.
Mei se levantó del sofá y fue a la cocina, luego regresó inmediatamente con dos latas de té
negro.
—Toma. —Puso una lata delante de mí. Luego, quitando la pestaña de su propia lata, se
dejó caer nuevamente en el sofá—. ¿Entonces? —Mei tomó un trago de té y luego me miró con
una mirada fría—. ¿De qué quieres hablar primero?
—Uh... bueno
—¿Por qué no me haces preguntas? Tal vez eso sea más fácil.
—Pensé que odiabas ser interrogada.
—Lo odio. Pero hoy, lo permitiré. —Mei habló en un tono maestro, luego sonrió
divertida.
Mi tensión se estaba relajando, pero rápidamente me subí al balón y enderecé mi postura.
—Bien. Permíteme confirmar algo nuevamente. Mei Misaki, estás viva, ¿cierto?
—¿Creías que quizás era un fantasma?
—No voy a decir que no tuve dudas a veces, para ser honesto.
—Supongo que no puedo culparte. —Mei sonrió de nuevo divertida—. Pero ahora todas
tus dudas se han ido, espero. Si estamos hablando en el nivel de si existo o no, entonces
absolutamente, estoy viva. Un verdadero ser humano de carne y hueso. Las únicas personas que
piensan que “no estoy” son los de la Clase 3 del tercer año en Yomi Norte. Aunque en realidad, se
suponía que eso también te había incluido a ti, Sakakibara.
—¿Yo?
—Sep. Pero eso falló bastante temprano. Ahora eres como yo y... es difícil de explicar.
Anoté las palabras que me llamaron la atención: ‘falló’, ‘como yo’, en un rincón de mi
mente y le hice a Mei otra pregunta:
—¿Cuándo empezo? ¿Cuándo comenzaron todos en la clase a pretender que no existía un
estudiante llamado Mei Misaki? ¿Siempre ha sido así?
—¿Qué quieres decir con siempre?
—Como… ¿fue apenas comenzaste el tercer año? ¿O antes de eso?
—Una vez que nos unimos a la Clase 3 de tercer año, por supuesto. Pero no fue de
inmediato. —Ya no había una sonrisa en el rostro de Mei cuando ella respondió—. Cuando el
nuevo semestre acababa de comenzar, pensamos que este año iba a ser un “año fuera”. Pero luego
descubrimos que probablemente no iba a serlo, y las discusiones concluyeron en abril... Entonces,
para ser exactos, comenzó el primero de mayo.

143
—¿Primero de mayo?
—Saliste del hospital y viniste a Yomi Norte por primera vez el seis, ¿cierto?
—Sep.
—El viernes de la semana anterior fue el primer día. Hubo un fin de semana de tres días
después de eso, así que, efectivamente, ese fue el tercer día.
¿Había comenzado eso recientemente? Eso me dejó sin aliento. De alguna manera, tuve la
idea de que esto había durado más tiempo, al menos antes de llegar a esta ciudad, y de manera
sostenida.
—Muchas cosas deben haberte parecido extrañas después de ese primer día.
—Bueno, eso es verdad. —Asentí profundamente para subrayar su comentario. —Cada
vez que hablaba contigo o decía tu nombre, Kazami y Teshigawara... todos a mi alrededor
reaccionaban de manera extraña. Parecía que querían decir algo, pero nadie lo hizo nunca.
—Querían decírtelo, pero simplemente no pudieron hacerlo. Creo que así fue como
resultó. Terminaron cortándose la garganta. Deberían haberte contado todo antes de venir a la
escuela. Lo están pagando ahora.
—¿Qué quieres decir?
—Deberías haberlo hecho como todos los demás y haberme tratado como si yo no
estuviera. No funciona de otra manera... pero hasta entonces, no creo que ninguno de ellos se lo
haya tomado tan en serio. ¿Recuerdas lo que te dije? Cómo incluso yo solo lo creía a medias, en el
fondo. Cómo... no lo tomé al cien por cien.
Ella tenía razón. La recordaba decir esas palabras, pero...
—No es solo “bullying”, ¿verdad? —Seguí con mis preguntas.
—No. No creo que nadie lo piense así.
—Entonces... ¿por qué eres el objetivo?
Mei ladeó la cabeza ligeramente.
—¿Quién sabe? Es simplemente como funcionaban las cosas. Pero de todos modos nunca
interactué mucho con nadie, y además mi nombre también es Misaki... Así que quizás parecía
perfecto. En cierto modo, casi me facilita las cosas también.
—¿Más fácil? No puedes…
—¿No puedo decir eso?
—Así es, no puedes. No hay forma de que sea bueno que los alumnos, e incluso los
maestros, se estén uniendo e ignorando a un solo estudiante.
Mi voz se volvió más áspera mientras hablaba, pero Mei dejó que pasara junto a ella.
—Estoy bastante segura de que los maestros que se ocupan de la Clase 3 corren la voz a
través de diferentes canales que los estudiantes. —Su tono era tercamente desapegado—. Por
ejemplo, no tomar asistencia a clase por pasar lista. Hay maestros que pasan lista en otras clases.
Pero no lo hacen en la Clase 3. Ya sabes, así no tienen que llamarme. La Clase 3 es la única que no
tiene que 'levantarse' y 'saludar' también. Es la misma razón por la que los maestros nunca bajan
las filas y nos llaman en orden, sin importar en qué clase estemos. Nunca me llamarán, y si estoy
ausente o me voy a mitad de la clase, nadie va decir una palabra al respecto. Y estoy excusada de
todas las rotaciones de limpieza y todo lo demás. Los maestros llegaron a ese entendimiento entre

144
ellos. Y cuando llegaron los exámenes parciales, supongo que no se les permitió disculparme por
eso, pero no les importó lo floja que era cuando llenaba las hojas de respuestas solo para salir de
allí, ¿verdad? Como todo lo demás...
—Entonces, ¿clase de gimnasia también?
—¿Clase de gimnasia qué?
—Ya que dividieron la clase de gimnasia por sexos, escuché que las clases 1 y 2 tienen
gimnasia juntas y las clases 4 y 5 igual, pero la Clase 3 es la única sola. Pensé que era un poco
raro. Se podría argumentar que una clase tiene que ser la extraña ya que hay un número desigual,
pero ¿por qué sería la Clase 3?
—Así otras clases no se involucran. Por lo tanto, el número de estudiantes afectados no
aumenta. Quizás lo hacen por algún tipo de preocupación como esa. Aunque siempre ha habido un
“arreglo” para la clase de gimnasia en el que la persona que “no está” no participa y se sienta
cuando puede.
—Un arreglo, ¿eh?
Esa palabra llamó un recuerdo.
Obedecer lo que decida la clase. El tercer fundamento de Yomi Norte, que Reiko me había
enseñado. Y luego, la semana pasada, jueves, cuando el aula estaba vacía, el señor Kubodera había
dicho...
Necesitamos obedecer lo que decida la clase, sin falta. ¿Bien?
Solté un profundo suspiro, sintiéndome abrumado, y tomé la lata de té que Mei me había
traído. Era un té de limón muy frío. Saqué la pestaña de la parte superior y bebí la mitad de la lata
de una vez.
—Si hacemos una lista de cada cosa, no creo que alguna vez terminemos. —Volví a mirar
la cara de Mei—. Básicamente, lo mismo que te ha estado pasando desde principios de mayo
comenzó a pasarme a mí esta mañana. Entonces, con todo lo que pasé hoy, sentí que tenía una
muy buena idea de lo que estaba pasando. Pero lo que aún no entiendo es por qué lo están
haciendo.
Si. La pregunta era ¿por qué? No fue simple intimidación. Mei, la que lo estaba pasando,
incluso lo había dicho. Y acepté. Pero por otro lado…
Los estudiantes y los maestros habían acordado tratar a un estudiante en particular como si
no estuvieran “allí”. En un contexto normal, eso no era, simplemente, intimidación. Fue atroz,
intimidación exagerada. Por eso mi voz se había vuelto tan cruda antes cuando dije: “No hay
forma de hacer algo así es algo bueno”. Pero... Pensar en esto al forzar la palabra o el concepto de
“bullying”, al menos, estaba mal; no tenía sentido. Ese hecho fue ineludible.
Probablemente no hubo malicia en lo que estaban haciendo, ya sea estudiante o maestro,
como en el llamado acoso escolar. Si no hubo desprecio o burla de su objetivo, tampoco hubo
intención de tratar de fortalecer sus lazos grupales al señalarla... Así es como lo pensé.
Lo que tenían en cambio era miedo y temor... Así también lo vi. Antes, pensaba que le
tenían miedo a Mei, pero no era eso. Más bien, era como el miedo y el temor, no de Mei misma,
sino de algo que no podían ver...
—Todo el mundo está desesperado ahora. —Mei dijo.
—¿Desesperado?
—Sakuragi y su madre murieron en esos accidentes en mayo, por lo que no podían decir

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que solo lo creían a medias. Y luego, una vez que comenzó junio, hubo dos más. Ha comenzado,
seguro.
... Lo cual no explicaba mucho.
—Entonces... quiero decir, ¿por qué? —Pregunté, cada palabra era un grito ahogado de
oxígeno a mis agotados pulmones. ¿Cómo se relaciona todo eso con algo más? ¿Por qué eso haría
que todos se junten con alguien y actúen como si “no estuviera allí”? Es tan inútil.
—¿Por qué? Realmente piensas eso, ¿no es así?
Las mangas cortas de mi uniforme de verano expusieron mis brazos, que habían estado
cubiertos de piel de gallina desde hace algún tiempo. Y no iba a desaparecer. Y no solo porque el
aire acondicionado estaba demasiado frío.
—¿Recuerdas la historia de Misaki de hace veintiséis años? —Preguntó Mei al fin,
cubriéndose el parche del ojo izquierdo con la palma de la mano izquierda, como para ocultarlo.
¿Hace veintiséis años?... Ah, entonces esto realmente tenía algo que ver con eso.
—Por supuesto. —Respondí, inclinándome hacia delante en el sofá.
Su mano aún descansaba sobre su parche en el ojo, la voz de Mei era tranquila mientras
contaba la historia.
—Misaki, el chico popular en la Clase 3 del tercer año, murió y todos siguieron fingiendo
que ‘Misaki todavía está bien de todos modos’... Y luego, el día de la graduación, la imagen de
Misaki, que posiblemente no pudo haber estado allí, apareció en la foto de la clase. Creo que es lo
más lejos que llegamos.
—Sep.
—¿Todavía no sabes el resto?
—Nadie me lo dirá.
—Entonces te diré ahora. —Mei dijo, humedeciéndose los labios con un movimiento de
lengua—. Lo que sucedió hace veintiséis años fue el detonante, y desde entonces, la Clase 3 del
tercer año en Yomi Norte se ha acercado a la “muerte”.
—¿A la muerte...?
En realidad, en mi primer día en la escuela, Mei había dicho algo similar cuando hablé con
ella en el techo del Edificio C. Todavía lo recordaba vívidamente.
—La Clase 3 del tercer año es la más cercana a la muerte. Más que cualquier otra clase
en cualquier otra escuela. Mucho más.
—¿Qué significa eso? —Incliné mi cabeza, frotando mis brazos enérgicamente.
—La primera vez que sucedió algo, hace veinticinco años, todos los compañeros de clase
de Misaki se habían graduado. Fue la Clase 3 del tercer año que vino después de ellos. Lo mismo
comenzó a suceder después de eso, aunque no sucede todos los años. Quizás aproximadamente
una vez cada dos años.
—¿Y eso es…?
—Voy a contarlo como lo he visto, pero no te hagas una idea equivocada: he escuchado
todo esto de otras personas. Esto se ha transmitido a través de muchas personas durante muchos
años.
Así que, básicamente, algún tipo de leyenda: la situación hizo imposible descartar todo el
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asunto simplemente como eso. Asentí solemnemente, mis ojos fijos en los labios de Mei.
—Los estudiantes tienen sus propios canales para transmitir la historia entre ellos,
separados de los maestros. La Clase 3 del tercer año del año pasado se la cuenta a la Clase 3 del
tercer año del próximo año. Así es como me enteré de la mayor parte de esto. Estas cosas circulan
en las otras clases y en los otros años como un rumor, pero en su raíz, este es un secreto que solo
las personas involucradas en la Clase 3 del tercer año saben, que absolutamente no pueden hablar
con nadie más. Entonces…
—Vamos, ¿qué es?
No podía dejar de irritarme los brazos. La piel de gallina simplemente no desaparecería.
—Un evento misterioso que sucedió por primera vez a la Clase 3 del tercer año hace
veinticinco años. —Mei dijo, lanzando las palabras. Luego se interrumpió y me quedé sin aliento
—. Cuando eso sucedió, cuando comenzó, quiero decir, hubo al menos una muerte cada mes, sin
excepción, en la Clase 3 del tercer año de ese año. A veces eran los estudiantes, a veces eran sus
familias. Hubo accidentes y enfermedades, a veces un suicidio, o estarían involucrados en algún
tipo de accidente. Hubo personas que dijeron que tenía que ser una maldición. Una maldición... La
maldición de la Clase 3 del tercer año. ¿Eh?
—¿Qué es? —Pregunté de nuevo—. ¿Qué es este “evento misterioso”?
—Bueno. —Mei finalmente dejó caer la mano de su parche en el ojo y respondió—: Hay
un alumno más en la clase. Nadie se da cuenta cuando se agrega.
Hay una persona adicional y nadie tiene forma de saber quién es.

8
—¿Hay una persona extra? —Repetí, sin entender—. ¿Alguien tiene que haber…?
—Te lo dije, no sabemos quién es. —Mei respondió, su expresión inmóvil—. Pasó por
primera vez hace 25 años. Abril de 1973. Tan pronto como el nuevo semestre empezó, se dieron
cuenta de que faltaba una mesa en clase. Pensaron que había suficientes para el número de
estudiantes en la clase de ese año. Y cuando trataron de empezar las clases, se dieron cuenta que
sobraba alguien.
—¿Y por eso el número de estudiantes aumentó?
—Sep. Pero no puedes decir quién es el que sobra. Puedes preguntar a todos, pero nadie
sabrá.
—… Incluso así. —Incapaz de tragar esta idea, corté con la más obvia de las preguntas—.
¿No podían mirar en la lista de clase o el registro de la escuela?
—No funciona. No importa donde se mire, la lista de clase, todo tipo de registros, todo
parece estar bien. Es más, no pueden decir que los registros están mal, porque las cosas han
cambiado, manipulado, así que no pueden probar nada. Así que solo quitan una mesa.
—¿Manipulado? ¿Así que alguien en secreto cambia los registros?
—‘Manipular’ es una metáfora. Mira, no son solo los registros. Los recuerdos de todos
también son alterados.
—¿Uh-h-h?

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—No crees que sea posible, ¿no?
—Bueno… No.
—Pero aparentemente es cierto.
Cuando respondió, Mei lucía extremadamente confusa sobre cómo explicarlo.
—No es algo que una persona pudiera hacer. Es esa clase de ‘fenómeno’. Al menos, es
como alguien me lo explicó.
—Un fenómeno…
Argh… Apenas podía entender lo que me estaba contando. ¿Manipular los registros?
¿Alterar recuerdos? Esa clase de cosas era totalmente…
—Cuando alguien muere, hay un funeral.
No sé por qué, pero de la nada, la voz de mi abuelo sonó en mis oídos. Con un extraño y
bajo sonido de frecuencia —Vmmmmm…— como si oscureciera sus palabras.
—No… No quiero ir a más funerales.
—Al principio, todos pensaron que alguien se había marchado, así que sacaron una mesa y
una silla y se olvidaron de ello. Supongo que es natural. No es algo que normalmente le pasaría a
nadie, que el número de estudiantes aumentara en uno sin darse cuenta. Nadie se tomó la
posibilidad en serio. Pero entonces… —Su ojo derecho, el que no estaba oculto por el parche,
lentamente se cerró y abrió de nuevo—. Como dije, empezando desde ese abril, la gente vinculada a
la clase empezó a morir cada mes. Es un hecho innegable.
—¿Cada mes… durante un año entero?
—En 1973, creo que fueron seis estudiantes y diez familiares. Eso no es exactamente
normal.
—… No. —No podía estar en desacuerdo—. Si realmente pasó eso…
Dieciséis persona en un año. Sabía que ese número definitivamente no era normal.
Mei lentamente abrió y cerró su ojo derecho de nuevo y continuó:
—Y entonces… lo mismo pasó al año siguiente. Cuando empezó el nuevo semestre, les
faltaba una mesa y moría alguien cada mes… Y para entonces, los involucrados sabían que no
podía ser normal. Alguna gente incluso dijo que debía ser una maldición…
Una maldición…. “La maldición de la Clase 3 de tercer año”.
—Si es una ‘maldición’, ¿entonces de dónde salió? —Pregunté, y Mei replicó calmada:
—Era la maldición de Misaki, el que murió hace 26 años.
—¿Por qué Misaki pondría una maldición sobre todos? —Presioné—. No es como si
Misaki hubiera tenido experiencias realmente horribles en clase ni nada, ¿cierto? Todos estaban
tristes por la repentina muerte del chico más popular… ¿no? ¿Y Misaki los maldijo de todos
modos?
—Es extraño, ¿no? Lo mismo creo. Por eso alguien me contó que esto es diferente de lo
que llamarías “maldición”.
—¿Quién es ese ‘alguien’?
Empezaba a molestarme, así que pensé en preguntar. Mei no respondió y en su lugar
avanzó con la historia:
148
—Entonces…
—Espera. —La detuve y presioné un pulmón sobre el lado izquierdo de mi frente—.
Déjame organizar esto un poco. Hace 26 años, Misaki de la Clase 3 de tercer año murió. Al año
siguiente hubo una “persona extra” en clase, pero nadie sabe quién era. Luego, cada mes, los de la
clase o sus familias empezaron a morir. Quiero decir, ¿cuál es exactamente la lógica de todo esto?
¿Por qué muere gente cuando hay alguien extra? ¿Por qué…?
—No sé la lógica formal. —Mei dio una leve sacudida de cabeza—. No soy realmente
especialista en ese tema. Es solo que después de todo lo que ha pasado hasta ahora, no sé, tengo una
imagen por la experiencia. Todos los involucrados conocen la historia ya que se trasmite cada año.
—Bajó su voz un poco antes de decir—: El alguien extra es ‘la víctima’.

9
—… ¿Qué? —La punta de mi pulgar presionó con más fuerza incluso—. Um, eso… ¿Te refieres al
Misaki que murió hace 26 años?
—No, no funciona así. —Mei dio otra leve sacudida de cabeza—. No es Misaki. Es alguna
otra ‘víctima’.
—Víctima…
Las palabras grabadas en la mesa de Mei…
¿Quién es “la víctima”?
Las palabras destellaron en mi mente.
—Que todos los de la Clase 3 de tercer año de hace 26 años actuaran así fue lo que
empezó todo esto. Decidieron que su compañero Misaki ‘no estaba muerto de ningún modo’ y que
‘estaba aun vivo, justo allí’, y siguieron actuando así todo el año. El resultado fue que cuando se
sacaron la foto el día de la graduación, se mostró a Misaki, quien no podría haber estado presente en
el mundo de los vivos. Si piensas en ello, ‘la víctima’ había sido llamado de vuelta por ellos. —Mei
continuó, su expresión tan estática como siempre—. Significa que… quizás ese fue el detonante y
por eso la Clase 3 de tercer año at Yomi Norte está ‘cerca de la muerte’. Quizás se convirtió en un
recipiente que arrastra a ‘la víctima’. Es algo así.
—¿Arrastra a la víctima?
—Sep. Obviamente no hay una explicación racional, pero es lo que empezó a suceder. Es
como va la historia.
Justo como la otra vez que me habló de esto, rodeada por muñecas en el sótano, Mei había
cambiado en algún momento a un tono que sugería que los secretos del mundo se exponían ante
ella.
—‘La víctima’ es parte de la clase porque toda la clase está cerca de la muerte. Supongo
que podría mirarlo de otro modo también. Ya que la víctima se mezcló con la clase, nos acercamos
más a la muerte. Sea como sea —¿Me escuchas, Sakakibara?—, la ‘muerte’ está vacía. Justo como
las muñecas. Si te acercas demasiado, te absorbe. Por eso…
—¿Por eso alguien muere cada mes?
—Intenta pensarlo así. —Mei dijo—. Llegué a esto por mi cuenta. Cuanto más nos

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acercamos a la muerte, más fácil es que la gente muera en comparación con un ‘sitio’ que no es
así.
—¿Qué significa?
—Por ejemplo, incluso si haces tu vida diaria como de costumbre, tienes más posibilidades
de tener un accidente. Incluso en el mismo accidente, tienes más posibilidades de acabar más
herido. Incluso con las mismas heridas, tienes más posibilidades de morir. Así.
—Ah…
¿Entonces estas cosas aparecieron en todas las diferentes facetas de la vida como un sesgo
de riesgo y mantuvieron su forma hasta que en algún momento lo tiraron de una vez por todas a la
muerte? ¿Me estaba pidiendo que lo interpretara así? Entonces, ¿por qué Yukari Sakuragi se había
encontrado con una serie de accidentes desafortunados y había perdido la vida? ¿Y por qué la
señorita Mizuno había muerto en ese accidente de ascensor?
—... Pero eso no...
Eso no tiene sentido, pensé.
¿Cómo podría alguien creer eso? Era completamente inaceptable en un proceso de
pensamiento basado en el sentido común. Posiblemente no podría...
—Oye, Sakakibara, ¿crees en fantasmas o maldiciones o lo que sea? ¿Eso es lo tuyo?
En medio de mi intensa confusión, varias escenas volvieron a mí.
—¿Los llamados fenómenos paranormales, en general?
Esa fue la conversación que tuve con Teshigawara y Kazami durante el almuerzo en mi
primer día en la escuela. ¿Me habían estado probando con esas preguntas? ¿Con el fin de sentar las
bases para revelar este problema al estudiante de transferencia?
Y sin embargo, nunca habían entrado en detalles más profundos...
… Por supuesto.
Por eso vi a Mei justo entonces, sentada en un banco junto a una cama de flores ante el
Edificio 0. Había ignorado sus reacciones de alarma y dirigido hacia ella… ¿Fue por eso?
—Um, ¿te importa si te pregunto algo que aun no entiendo? —Pregunté, sacando mi dedo
de mi frente.
—Adelante. —Mei replicó, acariciando el parche en su ojo izquierdo—. Pero no soy
experta. Hay muchas cosas que tampoco entiendo.
—Vale. —Asentí y me enderecé—. Um, primero… Dijiste que esa persona extra es ‘la
víctima’, ¿cierto? ¿Significa que es como un fantasma?
—Bueno. —La cabeza de Mei se ladeó hacia un lado—. Probablemente no la imagen usual
de un ‘fantasma’. No es una presencia etérea. Tiene un cuerpo fisico, dicen.
—Un cuerpo físico…
—Es algo extraño, pero ‘la víctima’ no es diferente de un ser vivo. Tiene su propio cuerpo
de carne.
—¿Como un zombie?
—Bueno… —La cabeza de Mei ladeó de nuevo mientras miraba a mi cara—. Creo que es
diferente. No caza gente ni se la come ni nada.

150
—Probablemente no, ¿huh?
—Y cuando la gente muere cada mes, no es como si ‘la víctima’ estirara sus propias manos
para matarlos. La víctima tiene sentimientos y bastantes recuerdos como para integrarse en la
situación, y no sabe que es ‘la víctima’. Por eso no puedes decir quien es.
—Hm-m-m. Entonces… —Mi pregunta fue lenta—. En algún punto u otro se vuelve claro
quien es el ‘extra’ mezclado con la clase de ese año, ¿cierto?
—Eso… sep. Dicen que lo descubres en la graduación.
—¿Cómo?
—Porque la persona desaparece. Dicen que los registros y recuerdos de la persona regresan
a donde pertenece.
—¿Qué clase de persona se mezcla con la clase como la víctima, exactamente? ¿Ha sido
alguien con alguna clase de enlace con la clase?
—No sé… Oh, pero hay una clase de regla.
—¿Una regla?
—Es una persona que murió como parte de este fenómeno. Ya sea un estudiante de la Clase
3 de tercer año o su hermano o hermana menor o…
—Entonces, ¿quién pudo ser el primero hace 25 años? ¿Fue Misaki, que muriera el año
anterior? Pero entonces alguien se habría…
Alguien se habría dado cuenta de que “Misaki está aquí”, ¿no? Quizás ese pensamiento era
la prueba de que no podía dejar ir el “razonamiento lógico”.
—Un montón de cambios y manipulaciones ocurrieron por su cuenta, así que no creo que
hubiera sido raro que fuera Misaki. —Mei respondió—. Pero oí que no es eso lo que pasó ese año.
—¿Entonces quién?
—El hermano o hermana menor de Misaki. Murieron al mismo tiempo que Misaki… y eran
un año menores que Misaki, así que habrían estado en tercer año ese año.
—El hermano o hermana menor de Misaki… Ya veo. —Dije y no pude evitar asentir—.
¿Estás diciendo que durante un año entero, nadie —ni profesores ni estudiantes— notó que este
chico que muriera el año pasado estaba en la clase y solo lo aceptaron como la realidad?
—Eso es. —Mei asintió, luego soltó un largo suspiro y cerró los ojos, la viva imagen del
cansancio. Dos, luego tres segundos pasaron antes de murmurar—: Ah, pero… —Y abrió su ojo
derecho en una rendija— no importa cuánto trate de explicarlo, cuesta creerla una vez empiezas a
pensar en ello.
—¿Cómo?
—Bueno… —Mei masculló las palabras, pero cuando habló salieron a duras penas y con
duda—: Después de un año de que pasara eso, obviamente el hecho descansa en que un montón de
gente murió, pero dicen que los recuerdos de la gente sobre el evento en sí se desvanecen.
Especialmente sobre quién era ‘la persona extra’ en clase. Hay alguna diferencia entre la gente, y
algunos lo olvidan al momento, pero en la mayoría de los casos se emborrona con el tiempo hasta
que finalmente…
—¿Lo olvidan?
—Oí este ejemplo de alguien. Supón que un dique se rompe y el agua del río inunda la

151
ciudad. Al final el agua retrocede. El hecho de que haya una inundación permanece, pero después
de que se retira el agua, el recuerdo de que se inundó y cómo, empieza a desvanecerse. Es lo
mismo. Se trata de que no pueden evitar olvidarlo, no es que se fuercen a hacerlo, supongo.
> Lo de hace 25 años es un cuento de hadas ya que es de antes de que naciéramos, pero en
un sentido global no fue hace tanto. Pero cuando los recuerdos de la gente involucrada se
desvanecen, es como dijiste antes, Sakakibara. Se convierte en una leyenda. —Con eso, la comisura
de la boca de Mei se suavizó, pero su expresión se congeló justo entonces.
> Hasta el final de mi segundo año, solo capté fragmentos de rumores. Después de que
decidieron las clases para tercer año, hicieron una reunión justo después, y un par de los chavales de
la Clase 3 del año anterior que se graduaran estaban allí también. Es de la clase de “entrega de
antorcha”. Es fue la primera vez que oí sobre la realidad de la ‘leyenda’… —Su tono de ligera
emoción nunca se alteró, pero para ella, sonaba como si hubiera toda clase de caos en su corazón—.
Nos explicaron y me di cuenta de que no era mentira o broma: que quizás tendríamos que
tomárnoslo en serio. Incluso así, en lo más profundo de mi ser me lo creía a medias. En cuanto a los
demás, había quienes lo creían del todo y quienes no…
Una melodía alegre atravesó la habitación, sonando del reloj ovalado que colgaba sobre el
televisor para decir la hora. Seis en punto. ¿Ya era tan tarde? No me sorprendería comenzar a
recibir llamadas telefónicas preocupadas de mi abuela preguntando “¿Dónde estás? ¿Estás bien?”
—Qué máquina tan horrible. —Recordé el comentario de Mei, cuando fuera que hubiera
sido—. No importa donde estés, estás conectado. Pueden atraparte.
Apagué el móvil, aun en el bolsillo de mis pantalones.
—Vaya historia más rara que hemos hablado. —Mei dijo, luego descansó su barbilla sobre
sus manos—. ¿Quieres oír el resto?
—Uh, sep. Eso sería…
¿Cómo podría no querer? Venga.
—¿Me la contarás? —Pregunté, enderezándome de nuevo.

10
—Desde hace 25 años, este ‘fenómeno paranormal’ ha seguido sucediendo, aunque no
necesariamente cada año. Como podrías esperar, la gente ha tratado de buscar algo para
contraatacarlo.
Mei empezó a contarme “el resto”. Su tono era tan desapasionado como siempre, y aún
sugería que incluso ella necesitaba encontrar las palabras.
—Pero algo tan insano como esto, tan completamente incompatible con lo real… con el
mundo lógico… Quizás podrías llamarlo sobrenatural… Esta clase de historia podría nunca
discustirse en una administración de una escuela oficial.
—Cierto.
—Así que como primer paso, al menos, las discusiones a nivel local, al nivel de aquellos
directamente involucrados en la ‘maldición de la Clase 3 de tercer año’, han sido el centro de toda
clase de estrategias que pudieran considerarse.

152
—¿Como un exorcismo?
Era la estrategia más simple que se me había ocurrido.
—Podrían haberlo probado. —Mei replicó sin la más ligera de las sonrisas—. Cambiar de
clases, por ejemplo. Trataron de cambiar el aula que usaban en el viejo edificio —el Edificio 0—
para la Clase 3 de tercer año cada año hasta entonces. Pensaron que quizás la maldición estaba
unida e ese lugar, al aula.
—Uh-huh.
—Pero no fue nada bien. Construyeron un nuevo edificio y movieron las clases de tercer
año del Edificio 0 al Edificio C hace 13 años. Aparentemente esperaban que fuera el final de eso.
Pero por supuesto no fue así.
—Así que estás diciendo que no fue el aula o el edificio; era puramente el grupo de la
Clase 3 de tercer año el que era el problema.
—Eso es. —Respondió como antes, luego soltó un largo suspiro y cerró los ojos.
Por solo un momento, pensé que el frío del aire acondicionado en la habitación volvería
blancos sus exhalaciones. Sin darme cuenta, había empezado a frotarme los brazos de nuevo.
—Y aquí es donde supongo llegamos al corazón de todo. —Mei dijo, suavemente abriendo
su ojo derecho—. Dicen que sucedió hace 10 años. No está realmente claro si alguien tuvo la idea y
la comentó o qué, pero encontraron una estrategia que era efectiva contra esos eventos. Si lo
haces, serás capaz de evitar el desastre… Una estrategia que hace que la gente no empiece a morir
cada mes.
—Oh…
Fue en ese punto en que una vaga imagen me vino a la mente sobre qué clase de
“estrategia” estaba hablando Mei. Por eso. Ese. Significado…
—Tratar a alguien como si “no estuviera allí” en lugar de la “persona extra”. —Las
palabras que salieron de los labios de Mei eran exactamente lo que había imaginado—. De esa
manera, devuelve la clase a la cantidad de personas que se supone que debe tener. Equilibras todo.
Así es como se previene el desastre para ese año... con ese talismán.

153
Interludio II
Parece que ese año es un “año fuera”. Gracias a dios.
Cuando empezaron las clases, había exactamente treinta mesas, y todas estaban ocupadas…
No teníamos a nadie extra.
Qué alivio.
Fue un “año fuera” también el año pasado, ¿recuerdas? ¿Hubo alguna vez que en dos años
seguidos no pasara nada?
¿No es suficiente lo que nos pasó? Total. Quizás se está debilitando.
Aun así… Me pregunto si es verdad que una vez empieza, alguien vinculado a nuestra clase
muere cada mes. Me cuesta creerlo.
Pero venga, incluso tuvieron ese “pase de antorcha”, así que no es exactamente una historia
sin base, ¿no?
Además, había un par de estudiantes de tercer año que murieron hace dos años, ¿recuerdas?
Accidentes o suicidio o algo así. Y unos cuantos familiares…
Es verdad, pero…
Qué miedo que tu familia sea arrastrada también.
Son tus padres y hermanos los que están en un problema. Nos contaron que hay esa regla,
de que todos los relacionados contigo por sangre hasta segundo grado se ven afectados.
¿Hasta segundo grado? Entonces, ¿mis abuelos también?
Es lo que oí. Dicen que están a salvo si son más distantes, como tíos y primos.
¿Qué hay sobre eso de que si no vives en este pueblo estás a salvo?
Oh, también lo oí.
Y yo. Así que si es así, podrías dejar el pueblo…
Pero venga. No puedes hacerlo cuando estás en la escuela media. Incluso si se lo digo a mis
padres, te apuesto a que no me creerían. Pero, hey, no pasó este año, así que ¿por qué preocuparse?
Estoy tan aliviado, en serio.
Si hubiera un extra, habríamos tenido que tratar a alguien como si no existiera, ¿cierto?
Eso suena estresante.
Cuando eso pasa, los profesores te ayudan…
154
… Suena complicado.
¿Quién crees que “no habría estado”?
Los oficiales tácticos toman a un “candidato”, ¿no? Probablemente eligirían a alguien en las
vacaciones de primavera, en caso de que fuera “este año”…
… Probablemente.
Me pregunto si fue Misaki.
¿Tu también lo crees?
¡Su apellido es Misaki además! Y oí que su familia vive en el barrio de Misaki.
Lo sé. Es un museo con horribles muñecas. Ella es muy rara, ¿no?
Ni creo que tenga amigos.
Cuando trataba de hablar con ella, era fría o algo… distante…
Siempre lleva ese parche en el ojo, ¿cierto? Su ojo izquierdo es falso, por eso.
Es azul.
Wo-o-ow, ¿en serio?
No sé cómo tratar con gente así.
Ni yo.
Ni yo, realmente…

☺☺☻☺☺
¿Oíste sobre el estudiante transferido?
Sep. ¿No dicen que viene la semana que viene?
Ya estamos a mediados de abril. Qué raro que lo transfieran ahora. Definitivamente… Y
creo que va ser un problema.
¿Un problema?
¿No crees que será peligroso? ¿Huh?
Venga, sobre eso… Qué… De ningún modo.
El estudiante transferido empezará aquí la semana que viene, por lo que aumentará el
número de gente en clase y nos faltará una mesa. Eso significa …
¿Crees que es serio es “ese año”? La gente está diciendo que podría ser...
Espera un segundo. Cuando el transferido venga, el número aumentará, ¿cierto? Eso
significa que no teníamos a nadie de más al inicio de abril…
Es verdad, pero podría ser otra cosa diferente a lo de ahora, ¿no crees?
Hm-m-m. ¿Por qué lo meterían en la Clase 3 de todos modos? La escuela debe tener su
razón.
En serio, aunque…
Después de todo, no es un tema hecho público. Oí que el director apenas sabe sobre ello.
Hm-m-m.

155
Además… oí que el apellido del chico es Sakakibara.
Whoa. No es muy prometedor. Pero no es razón suficiente para …
Pero el chico es en realidad…

☺☺☻☺☺
Oí que Kazami y Sakuragi fueron al hospital ayer.
¿A visitar a Sakakibara?
Yup. A visitarlo y hacer algún recado.
¿Qué pasó?
Aparentemente vino aquí por razones familiares, pero dijo que es su primera vez en
Yomiyama.
Entonces…
No ha estado aquí antes durante mucho tiempo.
Bueno, entonces….
Al menos probablemente no sea él, dice.
¿Quieres decir que no es “la víctima”?
Eso es. Kazami le dio la mano, solo para asegurarse.
¿Le dio la mano? Olvídalo, ¿significa algo?
Aparentemente hay una historia de que si le das la mano a “la víctima” cuando lo conoces,
lo sabrás. Su mano se supone que tendría que ser fría.
¿Seguro que es verdad?
Dijo que la mano de Sakakibara no estaba fría.
Hmph. Así que… ¿qué significa?
Que es otro.
Oh… ¿Quién?
Quizás alguien aparte de él es el extra. Tenemos que considerar esa posibilidad, dijo.
¿Los oficiales tácticos están en ello?
Parece que luego vamos a hablarlo. Probablemente entonces…
Argh. No tengo ni idea de cuánto creer de todo esto.
Es lo mismo para todos. Conozco esa sensación… Pero si realmente empieza, las cosas irán
mal.
Sep…
Alguien va a morir, cada mes. Y no será un problema si podemos excluir a alguien.
… Tienes razón.
Sep. Así que vamos a…

☺☺☻☺☺

156
El estudiante transferido, Koichi Sakakibara, vendrá a la escuela la semana que viene, el 6 de junio.
Teniendo en cuenta que es transferido, ¿no podría eso significar que comenzará un mes
tarde, que está a punto de comenzar este año? No tiene precedentes, pero por ahora, esa
interpretación es razonable... No, es lo más seguro. Eso es lo que pienso.
Pero dado que esta es una situación anómala, este año en realidad podría ser un “año fuera”.
Aunque sería difícil deshacer el daño si no fuera así, así que...
...
... Como se mencionó anteriormente, parece que hubo una gran insuficiencia en las
“contramedias” de hace dos años. En consecuencia, fallecieron un total de siete estudiantes de la
Clase 3 y sus familiares.
...
...
... ¿Estamos de acuerdo entonces, todos?
Como se decidió anteriormente, cuando comience mayo, debemos comportarnos como si
Misaki no estuviera presente en nuestra clase. Se requiere diligencia en todo momento entre llegar a
la escuela y salir del campus, como mínimo. ¿Entendido?
¿Señor?
¿Si, Sakuragi?
¿Los demás maestros son conscientes de esto, además de usted y la señorita Mikami?
Espero su mayor cooperación posible. Sin embargo, no debe haber absolutamente ninguna
discusión sobre este asunto con otros maestros que no sean nosotros.
No solo profesores. No se debe hablar de eso con nadie fuera de clase.
En efecto. Os pido a todos que os abstengais de mencionar esto a los demás tanto como sea
posible. Se nos dice que el resultado de romper esta regla es invitar a una calamidad indebida. En
una forma de hablar, esta es una decisión confidencial. Un secreto que debe ocultarse
exclusivamente dentro de la Clase 3 del tercer año. No se puede revelar sin una buena razón.
¿Señor?
¿Sí, Yonemura?
¿Eso incluye también a nuestras familias? ¿Ni siquiera podemos decirles a nuestros padres
y hermanos?
La regla es que no debes hablar de eso. Pero…
¿Ha quedado claro? La escuela como instituto educativo público nunca reconocerá
abiertamente eso, basado en la existencia de algo tan poco realista como una maldición. Este tipo de
contramedida ilógica se empleó para evitarlo. A pesar del hecho de que muchas muertes ocurrieron
en el pasado. Es por eso que este sistema se ha transmitido durante muchos años en forma de una
tradición encubierta de este grupo. El secreto debe estar protegido de todos los que están fuera del
grupo. ¿Todo bien?
...
...
...

157
Misaki. En cierto sentido, desde tu perspectiva, esta discusión ha tomado un giro
extremadamente irrazonable. Es probable que tengas un momento muy difícil, pero... ¿está bien?
...
¿Cooperarás?
Si tuviera que decir que no ahora, ¿eso os detendría?
Bueno... Por supuesto, no podemos forzarte. Tienes derecho a rechazar. Sin embargo, si no
tenemos una “contramedida” en su lugar y los “desastres” comienzan para este año...
Sí, lo sé. Entiendo.
¿Cooperarás?
… Si.
En ese caso, a partir de mayo, quiero que todos hagais todo lo posible para cumplir esto
como una decisión de la clase. Para que podamos superar nuestras dificultades compartidas y todos
nos graduemos juntos con buena salud el próximo marzo...

☺☺☻☺☺
¿No crees que es peligroso? ¿La forma en qué está actuando Sakakibara?
Sep.
Creo que los profesores tendrían que habérselo explicado antes de venir.
Puedes pensarlo, pero ellos son los maestros. Quizás pensaron que los estudiantes se
encargarían por su cuenta…
Y Akazawa no ha estado en la escuela. ¿Está enferma? Si estuviera aquí, se hubiera
encargado, sin problema.
Quizás.
Hay que esforzarse. Eres un oficial táctico, ¿no? Pero nunca pensé que él haría eso tan
pronto…
Sea cual sea el plan, ya ha hablado con ella. Y se supone que ella no existe. Es malo, ¿no?
No deberíamos haberlo dejado ir sin más.
No me digas. Tú y Sakuragi deberíais haberle explicado las cosas cuando lo visitasteis en el
hospital.
No, ese día no… La atmósfera no era la correcta como para lanzarlo en una conversación.
¿Entonces por qué no ahora?
Espera, eso es…
¿Qué?
Mira, si queremos explicarle la situación ahora, la única forma es reconocer que ella
existe… ¿Y eso no es malo?
Hm-m-m.
Creo que sería bastante malo, personalmente. ¿No estaría bien con contárselo fuera de la
escuela? Quizás…
¿Pero y si eso tampoco es suficiente?
158
Si empieza a preguntar, no seremos capaces de hacer nada.
Aun asi, necesitamos meter en cintura a Sakakibara. Hacer algo para que deje de interactuar
con ella, o de otro modo…
Lo intentaré, supongo.
¿Cómo?
… Pensaré en algo.
No podemos realmente confiar en eso.
Pero no lo olvides. Fue contra la “decisión”, así que si nadie muere en mayo, entonces se
solucionaría el problema. Estamos haciendo todas estas preguntas, pero si este año acaba siendoun
“año fuera” después de todo, estaremos fuera de peligro.
Sep.
Siento que quizás irá bien. Sería bueno.
Pero supongo que hasta entonces, tenemos que hacer que sea consciente. Esperemos que
este mes acabe sin que pase nada.
En serio.

159
Junio (IV)
1
Ese día, volví a la casa de mis abuelos en Koike después de las nueve de la noche. Ya pasara la hora
de cenar.
Opté por llamar para decirles que volvería tarde, pero no había logrado contactar; así que la
preocupación de mi abuela había aumentado casi hasta el pánico, y tuve la sensación de que si
hubiera llegado a casa incluso diez minutos después, ella habría llamado a la policía. Ella me dio
una buena reprimenda, pero el loable acto de un nieto que decía “Lo siento, Abuela” la calmó más
de lo que esperaba.
—¿Dónde estabas a esta hora?
Había anticipado completamente la pregunta y respondí en el tono más inocente que pude:
—... Estaba en la casa de una compañera. Creo que ahora somos amigos.
Eso fue todo lo que dije. Incluso si ella hubiera pedido más, no estaba planeando decirle.
Reiko había llegado a casa antes que yo, y supongo que era natural, pero también actuó
bastante preocupada por mí. Parecían estar a punto de golpearme con algunas preguntas más, pero
al final no lo discutí en detalle esa noche. Simplemente no pude reunir la energía para ello.
Terminé mi comida en silencio y corrí al segundo piso, donde me acosté en el futón
extendido en mi habitación. Físicamente, estaba exhausto; pero en contraste, mi mente estaba
totalmente aguda. Apoyé un brazo sobre mi frente y me forcé a cerrar los ojos. Luego, casi
automáticamente, la conversación que tuve con Mei Misaki solo unas horas antes comenzó a
repetirse en mi mente…

2
Una persona en la clase es tratada como si “no estuviese” allí. Hacer eso equilibra los “desastres”
para ese año provocados por la “persona adicional” —es decir, “la víctima”— que se colaron en la
clase, y evitarlos. Por lo menos, pueden debilitarse. Ese fue el “talismán” que se había sugerido,
ejecutado y demostrado su eficacia durante los últimos diez años.
Al principio, habían pensado que este año no pasaría nada, pero cuando se dieron cuenta
de que un estudiante transferido —yo— vendría después del comienzo del nuevo semestre y
tendrían una persona adicional… La ansiedad de que este año podría tomar un curso irregular se
extendió a través de la clase... Y como resultado, Mei Misaki se vio obligada a asumir el papel de

160
quien “no está”. A partir de mayo, un mes más tarde de lo habitual. Y entonces…
La historia había entrado en mi mente paso a paso, pero no podía aceptarla como algo real.
Incluso después de que Mei terminó de explicar la visión general, todavía no podía sacudirme
completamente mi desconcierto. Cuando fui allí, no tenía la intención de dudar de lo que ella me
dijo. En lo mas minimo. Pero... aun así, sentí cierta resistencia a dejarlo ir por completo y creer todo
lo que decía.
—Por eso deberías haberte dejado estar el primer día que viniste a la escuela, Sakakibara.
Deberías haber acompañado a todos los demás y tratarme como si yo “no estuviera”. De lo
contrario, el talismán se debilita. Pero luego, en el almuerzo de ese día, simplemente apareciste y
empezaste a hablar conmigo.
Cuando Mei lo mencionó, recordé nuevamente la escena de ese día.
—¡H-hey! ¡Sakakibara!
—¿Qué haces, Sakakibara?
El sonido consternado de las voces de Teshigawara y Kazami. Mientras me veían
apresurarme hacia donde estaba Mei sentada en el banco a la sombra de los árboles, los dos
pensaron: “Uh-oh”. Sin duda, pensaron eso y entraron en pánico porque tuvieron que detenerme de
lo que estaba haciendo. Pero entonces, había sido tan repentino que no pudieron hacer nada...
—¿Por qué? —Mei me lo había preguntado entonces—. ¿Estas seguro acerca de esto?
Y eso.
Fue solo ahora que sentí que entendía lo que ella había querido decir, y lo que las cosas que
había dicho a continuación significaban.
Deberías ser cuidadoso. Puede que ya haya comenzado.
—Si fue una “decisión” tan importante, ¿por qué nadie me lo dijo antes?
Me lo dije a medias, pero Mei respondió:
—Probablemente no pudieron encontrar el momento adecuado. Quizás pensaron que era
difícil mencionarlo por alguna razón. Ya mencioné esto, pero no creo que nadie lo haya pensado tan
profundamente.
—Es porque te encontré en el hospital antes de que algo de eso hubiera pasado... Así que
me sorprendió cuando te vi en el aula. Por eso hablé contigo ese día. Nadie sabía que te había visto
antes, por lo que probablemente no podrían haber anticipado que te contactaría tan rápido.
—… Sep.
—Y después de eso, terminé siendo el único en la clase que seguía interactuando contigo,
sin saber lo que estaba pasando. Y eso despertó la ansiedad de todos un poco más cada vez...
—Así que eso era.
Esto también explicó la extraña reacción de Yukari Sakuragi durante gimnasia ese día. De
hecho, ¿no se había estado obsesionando sobre si había escuchado o no algo de Teshigawara y
Kazami? Teshigawara, de hecho, probablemente intentó decirme algo durante el almuerzo. Sí, había
visto a Mei justo cuando lo estaba mencionando diciéndome “En realidad hay algo que nosotros…”
después de que los tres nos dirigimos al Edificio 0, sin hablar de nada en particular...
… Y entonces…
Después de la clase de arte al día siguiente.

161
—He querido hablar contigo sobre esto desde ayer...
Teshigawara me lo había dicho, pero Mochizuki, que había estado con nosotros, lo había
detenido.
—No creo que puedas hacer eso nunca más.
Sentí como si incluso entendiera el matiz detrás de él que decía “nunca más” ahora.
Ya había tenido contacto con Mei, así que hablarme de una manera que podría reconocer
inadvertidamente que “existe una estudiante llamada Mei Misaki” no estaría bien. Ese fue el tipo de
aprensión que Mochizuki debió haber sentido entonces. Y luego su reacción cuando fui a la
biblioteca secundaria, donde estaba Mei, justo después de eso.
—H-hey, Sakaki. Realmente no... ¿S-Sakakibara? ¿Qué estás…?
Y no fueron solo ellos.
En la raíz del conflicto/consternación que la clase en su conjunto había mostrado en todo
tipo de casos desde que me transfirieron aquí, debe haber habido ansiedad constante y, después de
todo, miedo y temor. No hacia Mei Misaki. Hacia los “desastres” para este año que podría
comenzar porque estaba interactuando con ella.

3
—Recibí una llamada de la nada de Teshigawara, tratando de advertirme. Me dijo: ‘Deja de prestar
atención a cosas que no están ahí. Es peligroso’.
Había pasado una semana antes de los exámenes parciales. Cuando corrí hacia el techo del
Edificio C buscando a Mei.
—Supongo que desde su punto de vista, él estaba haciendo un movimiento decisivo para
evitar que me molestara más con el talismán.
—Probablemente. —Mei asintió un poco.
—Me dijo algo más ese día también. Dijo que me contaría lo que pasó hace 26 años una
vez que comenzara junio. Pero incluso después de que junio comenzó, nunca me dijo una palabra.
Dijo que las cosas habían cambiado...
—Eso fue porque Sakuragi había muerto.
—... ¿Pero por qué?
—Interactuaste conmigo y violaste la “decisión” que se habían tomado tantas molestias
para defender. No creo que puedan evitar estar nerviosos porque el talismán ya no funcionará. Pero,
¿y si no hubiera pasado nada en mayo, a pesar de lo que habías hecho?
—¿Quieres decir... si nadie hubiera muerto?
—Correcto. Si eso hubiera sucedido, eso significaría que este año fue un “año fuera”,
después de todo. Así que no habría necesidad de mantener el talismán en marcha... Por eso...
—… Ya veo.
Si eso hubiera sucedido, entonces ya no habría sido necesario mantenerlo oculto de forma
tan antinatural. Podrían relajarse y explicar la situación. Y podrían deshacerse de la extraña
“estrategia” de tratar a uno de sus compañeros de clase como si no estuviera allí... Hablando de
162
eso... Entonces, cuando Sakuragi y su madre murieron así, ¿ese pronóstico cambió? Se hizo
evidente que este año es un “año” y que los “desastres” ya habían comenzado, así que...
Entonces Teshigawara me había dicho: “Las cosas son diferentes ahora que cuando dije
eso”... Poniendo todo junto de esta manera, la extrañeza y las dudas que se habían cavado en mi
corazón se fueron aclarando poco a poco, pero...
—¿Puedo preguntarte algo?
Era un tema vago que me había estado molestando desde la primera vez que hablé con Mei
en la escuela.
—Es tu etiqueta de nombre.
—... ¿Eh?
—Se ve sucia y hecho jirones. ¿Por qué es así?
—Oh... ¿Parecía un fantasma con una vieja etiqueta de nombre? —Sus mejillas se
suavizaron ligeramente ante el chiste—. Tuve un desafortunado accidente. —Mei respondió—.
Dejé caer mi etiqueta en la lavandería y no me di cuenta, así que lo mojé. Es doloroso conseguir una
nuevo, así que...
Urk… ¿Eso fue todo?
Recogiéndome, hice una pregunta más:
—¿Qué hay de cómo tu escritorio es el único viejo en la clase? ¿Hay alguna razón para
eso?
—Oh, eso. —Mei respondió con una mirada seria esta vez—. Eso es parte de la costumbre.
Al estudiante que “no está” se le asigna un escritorio como ese. Todavía hay escritorios y sillas
viejas en las aulas que ya no usamos en el segundo piso del Edificio 0. Lo trajeron desde allí.
Quizás tenga algún tipo de significado, como parte de hacer que el talismán funcione.
—Ya veo. Ya sabes, miré los rasguños en ese escritorio...
—¿Tú qué?
—El que dice “¿Quién es “la víctima”?” Tú escribiste eso, ¿no?
—... Lo hice... —Mei bajó los ojos y asintió—... Sé que no soy ‘la víctima’. Entonces,
¿quién en nuestra clase podría ser este año? Eso es lo que significa.
—Ah. Oh, pero...
Fue entonces cuando una especie de pregunta mezquina se deslizó en mi mente. Lo expresé
sin pensar.
—Entonces puedes estar segura de que no eres “la víctima”, ¿eh?
Mei no respondió.
—Antes, ¿no dijiste que la “modificación de memoria” afectó incluso a “la víctima”?
Entonces, ¿cómo podría alguien estar seguro de que no es ella?
Sin palabras, Mei cerró la boca y parpadeó el ojo derecho para ocultar su incomodidad.
Creo que fue la primera vez que la vi reaccionar así.
—Te lo estoy diciendo…
Cuando por fin comenzó a hablar, Mei volvió a cerrar la boca.
Fue entonces cuando se abrió la puerta de la habitación. La madre de Mei entró. La

163
fabricante de muñecas de “Studio M”. Kirika.

4
Ella debe haber estado trabajando en el estudio en el segundo piso hasta ese mismo momento. El
guardarropa de Kirika tenía un aspecto rudo. Llevaba jeans negros con una camisa negra como Mei,
y un pañuelo de color caléndula sobre su cabello. Era alta para una mujer, y como no llevaba
maquillaje, el atractivo fundamental de sus rasgos era fácil de ver. Tenía cierto parecido con Mei,
sin duda, pero parecía estar envuelta en un aire mucho más frío que el de Mei. No puedo decir por
qué. Cuando hablamos por teléfono, el susurro de inquietud que había detectado en sus respuestas
había proyectado una imagen diferente.
Al principio, me miró como si hubiera visto una bestia mítica.
—Este es mi amigo Sakakibara. Él fue quien llamó...
Cuando Mei me presentó, su madre soltó un “... Oh”, y su expresión cambió. Había sido
como una muñeca e inexpresiva hasta ese momento, pero luego, en un segundo, una sonrisa
anormalmente amplia apareció en su rostro.
—¡Bienvenido a nuestra casa! Lamento que tengas que verme así... —Mientras hablaba, se
quitó el pañuelo de la cabeza—... Es raro que mi hija traiga un amigo. Es Sakakibara, ¿cierto?
—Uh, sí.
—Nunca me cuenta cómo va la escuela. ¿Eres un amigo de clase? ¿O quizás el Club de
Arte?
¿Club de Arte? ¿Estaba Mei en el Club de Arte? Entonces, ella y Mochizuki habían
estado...
—Sakakibara también es visitante en la galería de abajo. Pasaba por aquí y entró, y
supongo que realmente le gustó. Hemos estado hablando de muñecas todo el día. —Mei habló con
su propia madre de manera forzada. Parecía completamente rutinario, no como si fuera algo
especial que estaba haciendo en este momento.
—¡No lo digas! — La sonrisa de Kirika se hizo aún más amiga—. Eso es Inusual para un
chico. ¿Siempre te han gustado las muñecas?
—Sep, supongo. —Respondí sintiéndome más allá del tiempo—. Oh, pero, esta fue la
primera vez que vi muñecas como las que tenéis aquí de cerca... Así que, um, me sorprendió
mucho...
—¿Sorprendido?
—Uh, quiero decir, realmente no sé cómo explicar...
En la habitación con aire acondicionado, en una inversión completa a lo de antes, el sudor
amenazaba con estallar en todo mi cuerpo.
—Um, las muñecas aquí... ¿Las hizo en el estudio del segundo piso, Kirika? Quiero decir,
señora.
—Así es, las hice. ¿Cuál de las pequeñas te gustó más?
Cuando me preguntó eso, lo primero que se me ocurrió fue la muñeca en el ataúd,
descansando en la parte trasera de la sala de exhibición del sótano, pero...
164
—Oh, um...
Estaba demasiado cohibido como para levantarme y decirle eso, y dejé que mi voz se
desvaneciera. Probablemente le habría parecido bastante cómico a un espectador.
—Deberías ir a casa pronto, Sakakibara. —Mei interrumpió entonces, afortunadamente.
—Oh... sep...
—Lo acompañaré parte del camino. —Le informó a su madre, luego se levantó del sofá—.
Sakakibara acaba de mudarse aquí de Tokio en abril. Todavía no sabe cómo moverse...
—¿De verdad?
La sonrisa que había estado allí un momento antes desapareció de la cara de Kirika. Era la
misma inexpresividad de muñeca que había usado cuando entró en la habitación. Aún así, su voz
retuvo su sedosa amistad.
—Ven cuando quieras.

5
Caminé al lado de Mei por las calles oscuras, donde la noche había caído por completo. Mei estaba
a la izquierda y yo a la derecha. De esa forma, el ojo que no era un ojo de muñeca podía verme
fácilmente.
Soplaba un viento cálido y húmedo que prometía la temporada de lluvias. Estaba empapado
de humedad y debería haberme sentido sofocado. Pero ahora lo encuentro extrañamente agradable.
—¿Siempre es así? —Pregunté, rompiendo el silencio que se había convertido en una
tensión incómoda.
Mei respondió la pregunta brevemente.
—... ¿Qué?
—Cómo eres con tu madre. Le hablas tan cortésmente... como hablarías con un extraño...
—Eso es raro?
—No sé si lo llamaría extraño, pero supongo que me preguntaba si así es como las madres y
las hijas se hablan entre ellas.
—Creo que suele ser diferente. —Su reacción fue increíblemente seca—. Esa mujer y yo
siempre hemos sido así. ¿Cómo es en tu familia? ¿Cómo le habla una madre a su hijo?
—No tengo madre.
Todo lo que sabía de cómo se supone que las madres deben comportarse con sus hijos, por
lo tanto, era información que había reunido desde el exterior.
—¿Qué? No sabía...
—Murió justo después de que yo naciera. Así que siempre fuimos solo yo y mi padre... Y
mi padre tuvo que irse al extranjero durante un año esta primavera, así que de repente tuve que
venir aquí. Estoy con la familia de mi madre en Koike. Entonces, de repente, mi familia es el doble
de grande.
—… Ya veo. —Mei caminó varios pasos con la boca cerrada y luego dijo—: Mi madre y

165
yo no podemos evitarlo. Soy una de sus muñecas, mira. Exactamente igual que las de la galería. —
Ella no sonaba obviamente triste o abatida ni nada de eso. Su tono era indiferente, como siempre.
Aún así, estaba un poco desconcertado y la palabra “No...” escapó de mis labios.
—Eso no puede ser... Eres su hija y estás viva.
Ella no era como una muñeca. Antes de que pudiera decirle eso, Mei respondió:
—Estoy viva, pero no soy real.
Naturalmente, no pude evitar sentirme desconcertado por eso.
¿No es real? ¿Qué?
Quería preguntar, pero las palabras se me quedaron en la garganta y las tragué con fuerza.
Porque parecía incorrecto ir tan lejos. Así que empujé la conversación hacia atrás, nuestro
problema, un poco.
—¿Sabe tu madre sobre esas cosas de las que hablamos hoy? ¿Sobre lo que ha estado
sucediendo en clase desde mayo?
—Nada. —Mei respondió con prontitud—. De todos modos, no podemos decirle a nuestras
familias. Incluso si pudiéramos, no creo que pueda hablar de eso.
—¿Se enojaría tu madre si se enterara? ¿Sobre lo que te está haciendo la clase?
—No estoy segura. Puede que le moleste un poco. Pero tampoco es el tipo de persona que
se enojaría y se quejaría ante la escuela.
—¿Qué hay de cómo haces pellas tanto? No viniste hoy tampoco... Estabas en casa, ¿no?
¿Ella no te dice nada al respecto?
—Puedes atribuir eso a que ella es del tipo despreocupada. Quizás es más indiferencia que
simplemente no intervenir. Está encerrada en su estudio básicamente toda la tarde, de todos modos.
Es como si se olvidase de todo lo demás cuando tiene una muñeca o una pintura frente a ella.
—Así que no está preocupada, entonces. —Eché un vistazo a la cara de Mei, de perfil a mi
lado—. Ni siquiera en este momento...
—¿Ahora? ¿Por qué ahora?
—Lo que digo es que estás caminando a casa con el primer chico que ha venido a tu casa, y
ya está oscuro, así que... así...
—No sé. Eso tampoco la molesta realmente. Ella me dijo antes: “Eso es porque confío en
ti”, pero no sé si eso es cierto. Podría ser que eso es lo que ella quiere creer. —Entonces me echó un
vistazo, pero rápidamente volvió a mirar hacia adelante y continuó—: Solo... aparte de una cosa.
—¿Una cosa?
… Me pregunto qué.
Miré la cara de Mei de perfil otra vez. Ella asintió con la cabeza. Luego parpadeó
lentamente, como para decir que no quería hablar de eso, y de repente aceleró.
La llamé en voz alta, “¡Oye, Misaki!”, tratando de detenerla.
—Ahora que escuché tu explicación, siento que tengo una idea bastante buena sobre “el
secreto de la Clase 3 del tercer año”, pero... ¿estás de acuerdo con eso?
—¿De qué estás hablando? —De nuevo, su pregunta volvió con dureza.
—Quiero decir, cómo tienes que actuar, para este talismán...
166
—Nada puedo hacer al respecto.
Esta vez, el ritmo de Mei se desaceleró de repente.
—Alguien tiene que ser el que “no está allí”, después de todo. Simplemente resulté ser yo.
—Su tono era el mismo de siempre, pero de alguna manera encontré sus palabras difíciles de
aceptar.
Ella dijo: no hay nada que pueda hacer al respecto. Pero no parecía que tuviera sentimientos
muy fuertes acerca de hacerlo para beneficio de todos. Por ejemplo. Tampoco me dio la impresión
de sacrificio personal o de devoción, realmente se burló de su comportamiento...
—¿Quieres decir que hubieras estado bien con lo que sea? Como, ¿nunca estuviste muy
apegada a salir con los de clase o a tu conexión con ellos?
¿Era por eso por lo que podía ser tan distante incluso cuando ella sola estaba siendo tratada
como si no existiera?
—Conexiones con personas... Es verdad, no soy muy buena en eso...
Después de que ella dijo eso, Mei guardó silencio por un breve momento.
—¿Cómo debería decirlo? Me pregunto si estas cosas que todos parecen desear son tan
importantes. A veces parecen un poco inquietantes... Ah, pero quizás el problema más grande en
este caso es que...
—¿Qué?
—Supongamos que no me eligieron para que “no estuviera” y en su lugar eligieron a otro.
Entonces habría tenido que estar junto a todos y acompañarlos y tratar a ese chico como si no
existiera. ¿No es mejor ser expulsado por todos que tener que hacer eso? ¿No te parece?
—Hm-m-m...
Solo pude darle un asentimiento ambiguo.
Mei se alejó repentinamente de mí. Me apresuré tras ella y vi que a la izquierda, al lado de
la carretera, había un pequeño parque infantil. Mei se dirigía allí sola, sus pies parecían deslizarse
debajo de ella..

6
Había una pequeña zona arenosa en una esquina del parque vacío, y al lado había dos barras de
hierro a diferentes alturas. Mei se agarró a la más alta de estas; aunque más alto, todavía era una
barra baja destinada a los niños, y se dio la vuelta ligeramente, luego giró y aterrizó sólidamente en
el suelo. A la luz oscura de la farola, la silueta de su camisa negra y sus jeans negros parecían
revolotear y bailar.
Golpeado momentáneamente, perseguí a Mei al parque. Recostándose en la barra y
arqueando la espalda, dejó escapar un “Ah-h-h”. Fue un suspiro harto, diferente a todo lo que había
escuchado de ella hasta ahora. Así sonó.
Me acerqué a la otra barra sin decir una palabra y coincidí con la pose de Mei. Parecía
haber estado esperando eso.
—Por cierto, Sakakibara… —La mirada de su ojo derecho, despejada por su parche en el
ojo, me detuvo—. Todavía hay algo importante de lo que no hemos hablado.

167
—¿Sí?
—Venga. ¿Cómo te has vuelto igual que yo ahora?
—Oh…
Correcto. Ahí estaba eso. Las cosas que habían sucedido hoy en la escuela, que me habían
dado una experiencia personal de la decisión que la clase había tomado sobre Mei. Desde mi
perspectiva, por supuesto, fue un gran problema.
—Probablemente te puedas imaginar por qué lo hicieron. Aún así…
Para no sonar malvado, honestamente podría decir que todavía no había llegado a mis
pensamientos tan lejos. Tal vez supuso que, debido a que Mei comenzó a contar una historia, su
actitud es como la de alguien que da una conferencia a un estudiante cabezadura.
—La hermana de Mizuno murió y Takabayashi murió, así que ya hay dos “muertes de
junio”. Así que no hay más dudas de que este es un “año”. Estoy segura de que todos llegaron a la
conclusión natural de que el talismán no estaba funcionando porque me hablaste. Incluso las
personas que antes solo lo creían a medias, ya no podrían creerlo así.
No pude responder.
Entonces, ¿qué deberían hacer? Si lo dejan continuar, los “desastres” podrían seguir
llegando. Más personas morirían. Dicen que una vez que comience, no se detendrá. Pero debe haber
alguna forma de detenerlo. Incluso si no se puede detener, quizás haya una forma de que los
“desastres” puedan debilitarse. Así es como la gente piensa normalmente.
Extendí ambos brazos para agarrar la barra contra la que me recostaba. Mis palmas estaban
bastante sudorosas y se resbalaron contra el metal. Mei siguió hablando.
— Probablemente consideraron dos estrategias.
—¿Dos?
—Sep. Una sería jugárselo, al menos, y hacer todo lo posible para seguir tratándome como
si yo “no estuviera”. Pero eso podría ser demasiado débil. Incluso si tuviera algún efecto,
difícilmente podría llamarlo un golpe decisivo.
Ya veo; por fin, estaba entendiendo la idea.
En el momento en que se conoció la muerte de la señorita Mizuno, se había mantenido el
tipo de discusión que mencionó Mei. Eso había sido el jueves pasado. Después de que los detectives
del Departamento de Policía de Yomiyama me liberaron, volví al aula, pero no había nadie allí. Era
nuestra hora de tutoría. Para tener la discusión sin que yo me diera cuenta, habían ido a una sala de
conferencias en el Edificio S, como me había dicho Mochizuki.
—Entonces el otro de los dos métodos fue...
Cuando dije eso, Mei asintió en silencio y retomó donde lo había dejado.
—Aumentar el número de personas que “no están” a dos.
—... Huh.
—Se imaginaron que, al hacer eso, tal vez serían capaces de fortalecer el efecto del
talismán. En cuanto a quién lo sugirió... Tal vez fue la oficial táctica, Akazawa. Desde el principio,
ella parecía como: ¿cómo debería decirlo? Es una insensible sobre este tema.
Podría creer que Izumi Akazawa fue elegida como la nueva representante de clase para las
chicas ese día podría haber tenido un efecto en otros desarrollos en la clase.

168
—En cualquier caso, hablaron sobre la “estrategia” en el futuro y decidieron hacer eso. Y
luego, hoy, te convertiste en lo mismo que yo...
Esa reunión de esta mañana se había llevado a cabo para confirmar las “medidas
adicionales” que iban a llevar a cabo a partir de hoy, y se me había ocultado en secreto. Cuando
recibió noticias de la muerte de Ikuo Takabayashi durante el fin de semana,
—Pero mira. —Aun así, todavía no podía aceptarlo por completo—. Ese tipo de cosas... No
hay garantía de que tenga algún efecto. ¿Y aún así llegarían tan lejos?
—Te lo dije, todos están desesperados. —Las palabras de Mei fueron contundentes—. En
mayo y junio, cuatro personas realmente murieron. Si las cosas siguen así, podrían ser los
siguientes, o sus padres o hermanos. Si lo piensas en términos concretos, no es tan loco...
—Sep…
... Eso era cierto. Si supusieras que cada mes se tomaría al azar un “sacrificio” de las
personas relacionadas con la Clase 3 del tercer año, incluso podría ser Mei la próxima o yo. Podría
ser Kirika, la madre de Mei, a quien acababa de conocer, o podrían ser mis abuelos. No parecía
posible, pero ¿podría incluso ser mi padre en la India? Podía imaginarlo en mi mente, pero todavía
no tenía la sensación de inmediatez de la que Mei estaba hablando.
—¿Crees que es ilógico? —Ella me preguntó. Al instante, respondí:
—Sí.
—¿Qué tal si piensas así? —Mei se apartó de la barra y se volvió para mirarme. Sin
siquiera sujetar su cabello mientras el viento lo dispersaba, dijo—: Puede que no haya ninguna
garantía... Pero si existe la más mínima posibilidad de que esta estrategia ponga fin a los 'desastres',
¿no es suficiente? Siempre lo pensé, y eso es por qué acepté ser el que “no está allí”.
No pude decir nada.
—No es que haya alguien en la clase que sea mi “mejor amigo”, como a todos les gusta
decir. Lo que dijo el señor Kubodera sobre “la necesidad de superar el sufrimiento juntos” y
“graduarse como clase” se siente totalmente espeluznante y falso, es cierto... Pero es triste cuando la
gente muere. Incluso si no siento la tristeza directamente, hay muchas otras personas que lo harán.
—Incapaz de responder, fijé mis ojos en el movimiento de los labios de Mei—... Todavía no
sabemos si estas “contramedidas adicionales” serán eficaces. Pero si los dos dejamos de existir, tal
vez eso detendrá más calamidades. Quizás nadie tendrá que estar triste porque alguien murió. Si
incluso hay un susurro de una posibilidad que es verdad, creo que está bien.
Mientras escuchaba a Mei hablar, me vinieron a la mente las palabras que Mochizuki me
había dicho el sábado.
—Solo dite a ti mismo que es para el beneficio de todos. Por favor.
Pero no podría importarme menos los ideales bonitos como ese. Incluso la forma en que
Mei lo estaba explicando ahora, la frase “para beneficio de todos” tenía otro matiz. Podía sentir eso,
y además...
Si tuviera que darme la vuelta ahora y aceptar que me tratarían como si... no estuviera allí...
Si lo hiciera, ¿cómo afectaría eso a nuestra relación, la mía y la de Mei?, me preguntaba. Podríamos
interactuar sin tener que preocuparnos por lo que pensaran los demás, como los dos compañeros no
existentes en la clase.
En cualquier caso, tendríamos que ser completamente “existentes” para todos. Lo que
significaba, desde nuestra perspectiva, que todos los demás en la clase además de nosotros se
convertirían en los que “no están allí”...

169
Y en ese momento, pensé que quizás eso también sería válido.
Llegó junto a un leve desconcierto, un leve arrepentimiento y una leve inquietud cuya
verdadera forma ni siquiera yo podía comprender realmente.
Salimos del parque y subimos por el camino a lo largo del dique en el río Yomiyama, la
luna redonda en el cielo nocturno tiñe los espacios entre las nubes... Finalmente, al pie del puente
que cruzó el río, nos separamos.
—Gracias. Cuídate al ir a casa. —Le dije—. Si crees lo que me dijiste hoy, estás tan cerca
de la "muerte" como Sakuragi y la señorita Mizuno. Entonces…
—Tú eres quien debe tener cuidado, Sakakibara. —Respondió imperturbable, luego
acarició la punta de su dedo medio derecho diagonalmente a través del parche que cubría su ojo
izquierdo—. Estaré bien.
¿Cómo podía decir eso con tanta certeza? Algo parecía extraño, y entrecerré los ojos.
Mientras lo hacía, Mei dejó caer la mano de su parche en el ojo y me la tendió.
—Espero no existir contigo mañana. Sa. Ka Ki. Ba. Ra.
Ella estrechó mi mano ligeramente. Su mano se sentía sorprendentemente fría... Pero mi
propio cuerpo sintió un calor creciente, como si la sensación lo excitara.
Se dio la vuelta y se alejó por la calle por la que habíamos venido. Solo podía verla desde
atrás, así que no puedo decirlo con certeza, pero pensé que vi sus manos sacar el parche del ojo
izquierdo en ese momento.

7
En algún momento me había hundido en el sueño, pero me sacaron de allí. El móvil que había
arrojado a un lado de mi cama vibraba, emitía una pequeña luz verde.
¿Quién podría ser? Era bastante tarde en la noche. ¿Podría Teshigawara querer algo? O
tal vez...
Me tumbé sobre mi estómago y extendí una mano hacia el teléfono.
—Hey.
Por la primera palabra, supe quién era mi interlocutor. Ausentemente murmuré:
—¿Qué quieres?
—Ahora, ¡no debería necesitar una razón!
Mi padre, Yosuke, estaba llamando desde su tierra extranjera abrasadora. Ha pasado mucho
tiempo desde la última vez que llamó, pensé, pero qué momento...
—Apuesto a que en la India se está bien. ¿Es de noche allí?
—Sólo comí curry para cenar. ¿Cómo estás?
—Físicamente, estoy bien.
Mi padre probablemente todavía no sabía sobre la serie de muertes entre mis compañeros
de clase y sus familias. Probablemente debería decírselo. Pero también tendría que mencionar las
cosas que escuché de Mei hoy también, y...
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Después de pensarlo un poco, decidí no hacerlo. Incluso si le dijera una versión
simplificada, probablemente no se vería muy bien, y si quisiera darle la explicación completa,
tomaría demasiado tiempo. Y además, supuestamente existía esa regla que “ni siquiera se lo puedes
decir a tu familia”. Entonces tal vez no se supone que deba saberlo.
La última vez que me encontré con Mei en la sala de exhibición del sótano de “Atardecer
de Yomi”, me había dicho algo similar.
—Si te enteraste, tal vez...
¿Qué había querido decir con eso?
Eso si, nunca me enteré.
¿El “riesgo de muerte” fue tan levemente menor o algo así? Eso también era algo a
considerar.
Decidí evitar cualquier tema muy complejo en esta llamada telefónica internacional e
intenté acercarme a mi padre desde un ángulo diferente.
—Oye, esto puede sonar extraño.
—¿Qué es? ¿Te enamoraste?
—Córtalo. No es nada tan estúpido...
—Oho. Lo siento mucho.
—¿Alguna vez te contó mamá algún recuerdo que tenía de la escuela secundaria?
Me dio la impresión de que mi padre estaba bastante atónito al otro lado de la llamada.
—¿Por qué preguntas eso otra vez, de la nada?
—Mamá fue a la misma escuela media a la que yo voy aquí. Escuela Media Yomi Norte.
¿Las palabras "Clase 3 de tercer año" significan algo para ti?
—Uh-h-h... —Murmuró mi padre con el ceño fruncido, luego guardó silencio durante varios
segundos. Sin embargo, la respuesta que me dio después de todo eso se redujo a una sola palabra—:
No.
—¿Nada en absoluto?
—Bueno, quiero decir, ella probablemente me contó historias sobre la escuela secundaria, pero si me pides que las
vuelva a contar ahora... ¿Ritsuko estaba en la Clase 3 de tercer año, entonces? Hm-m-m... —Supongo que este era el
poder de memoria de un hombre de más de cincuenta años—. Por cierto, Koichi. —Esta vez mi padre
me hizo la pregunta—. Hace dos meses que estás allí, entonces, ¿cómo se ve Yomiyama, año y medio después? ¿No muy
diferente?
—Mrrm... —Ladeé la cabeza, el teléfono aún presionado contra mi oído—. ¿Año y medio
después? Pero esta es la primera vez que he estado aquí desde que comencé la escuela secundaria.
—¿Eh? Eso no parece correcto...
Hubo un kksh de interferencia y la voz de mi padre crujió.
Mantuve el teléfono alejado de mi oído por un segundo. Ah, claro, recordé, esta habitación
tiene una recepción terrible. Revisé las barras en el borde de la pantalla. Apenas había una barra,
pero la interferencia empeoraba cada vez más. Ksshkksh, kkkshkshkkssh…
—… ¿Hm-m?
Oí la voz de mi padre entrela interferencia.

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—Cierto. Tienes razón. Debo haber recordado mal… —Su tono sonaba como si acabara de recordar
algo. Pero el resto cesó por la interferencia y siguió quedando menos claro. Al final, la llamada cayó
por completo.
Miré a las cero barras que había en la pantalla por un rato, luego perezosamente coloqué el
móvil junto a mi almohada.
Todo a la vez, brrr, un escalofrío me recorrió con fuerza. Todo mi cuerpo... no, no solo mi
cuerpo físico. El mismo estremecimiento pasó por mi mente también.
… Estoy asustado.
Un latido después, las palabras vinieron.
Estoy asustado. Aterrado.
Eran estos sentimientos los que me causaban escalofríos.
La saga concerniente a la Clase 3 de tercer año que había oído de Mei Misaki hoy… era por
eso. No había sido tan malo mientras la estaba escuchando o incluso un rato después, pero ahora, de
repente… Hubo un retardo, como los músculos tensados después de hacer ejercicio. Sentí como si
la gasa translúcida que había estado ocultando la realidad de los acontecimientos detrás de una
especie de tenueza hubiera desaparecido abruptamente. Desnudo, tocado por sombras de la más
extrema realidad, el terror me asaltó...
La Clase 3 del tercer año es la más cercana a la muerte. Nos hemos acercado a la muerte.
Si lo dejan continuar, los "desastres" podrían seguir llegando. Dicen que una vez que
comience, no se detendrá...
Si todo lo que dijo Mei fuera cierto y, además, si las “medidas adicionales” que habían
comenzado hoy no fueran efectivas… significaba que alguien más sería arrastrado a la muerte.
Podría ser yo, existía esa posibilidad, por supuesto. (Dios, es un poco tarde para eso...)
Había treinta estudiantes en la Clase 3 del tercer año. Veintiocho, menos Sakuragi y
Takabayashi. Por conveniencia, digamos que los objetivos se limitaron solo a los estudiantes de la
clase. Luego hubo, simplistamente hablando, una probabilidad de una en veintiocho de que esta
misma noche...
La tragedia de Yukari Sakuragi que había presenciado y el accidente de ascensor de la
señorita Mizuno que había escuchado por teléfono mientras sucedía... Se enredaron y se fundieron
entre sí y se convirtieron en una red sombría y torcida que se extendía sobre mi corazón como una
telaraña. Allí en medio de todo…
Los garabatos en la mesa de Mei afloraron de repente, en un primer plano, a través de mi
cerebro.
¿Quién es “la víctima”…?

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