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verdad
PID_00186199
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© FUOC • PID_00186199 Ciencia, arte y verdad
Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 6
1. Ciencia y verdad................................................................................. 7
1.1. ¿Cómo se ha generado la verdad científica a través de la
historia? ....................................................................................... 8
1.1.1. Primer momento: la verdad científica como verdad
religiosa .......................................................................... 8
1.1.2. Segundo momento: una ciencia cualitativa .................. 9
1.1.3. Tercer momento: la ciencia moderna ............................ 9
1.2. ¿Por qué la verdad científica es objetiva? ................................... 11
1.2.1. Primera etapa: crítica de la tradición recibida ............... 11
1.2.2. Segunda etapa: obstáculos históricos y sociales ............ 13
1.2.3. Tercera etapa: los obstáculos internos a la misma
ciencia ............................................................................ 13
1.3. ¿Cuáles son los métodos de la ciencia? ...................................... 15
1.3.1. El método inductivo ...................................................... 15
1.3.2. El método deductivo ..................................................... 16
1.3.3. El método hipotético-deductivo .................................... 16
1.4. ¿Cómo explica la ciencia? .......................................................... 18
1.4.1. La explicación nomológico-deductiva ........................... 18
1.4.2. La explicación estadística .............................................. 20
1.4.3. La explicación genética ................................................. 20
1.4.4. La explicación teleológica ............................................. 21
1.5. ¿Ciencia o creencia? .................................................................... 21
1.5.1. Sólo hay verdad en el campo de la ciencia ................... 22
1.5.2. La verdad científica es objetiva ..................................... 23
1.5.3. El conocimiento progresa de forma unilineal ............... 24
1.6. De la ciencia al arte .................................................................... 25
2. Arte y verdad...................................................................................... 26
2.1. La concepción tradicional: la imitación como verdad del arte ... 26
2.1.1. El arte como base de un modelo ................................... 27
2.1.2. Aristóteles: la imitación de la naturaleza ...................... 28
2.2. La ruptura kantiana: separación de arte y ciencia ...................... 30
2.2.1. Lo bello y lo sublime ..................................................... 30
2.2.2. La figura del genio ......................................................... 33
2.3. Hegel y la verdad del arte ........................................................... 34
2.3.1. El arte en el sistema hegeliano ...................................... 34
2.3.2. La obra de arte a través de la historia ........................... 35
© FUOC • PID_00186199 Ciencia, arte y verdad
Resumen....................................................................................................... 45
Actividades.................................................................................................. 47
Bibliografía................................................................................................. 49
© FUOC • PID_00186199 5 Ciencia, arte y verdad
Introducción
Objetivos
Con este módulo didáctico el estudiante tiene que alcanzar los objetivos si-
guientes:
1. Ciencia y verdad
En esta primera parte del módulo, desarrollamos los dos aspectos siguientes
de la problemática del conocimiento en ciencia:
Hemos desarrollado estos tres temas –la concepción del objeto, del método, y
de las expectativas sociales de la ciencia– a través de cinco preguntas:
Las cuatro primeras preguntas se solapaban las unas con las otras; la primera
y la segunda tienen como centro la cuestión de la objetividad de la ciencia; la
tercera y la cuarta se ocupan de la constitución de la ciencia como objetiva.
La última trata sobre la verdad científica desde el punto de vista social.
El�pensamiento�científico
En los siglos XVI y XVII se produjo una revolución con dos caras:
En cambio, Galileo afirma que la "naturaleza está escrita con caracteres mate-
máticos". Galileo distingue entre las cualidades que pertenecen a los cuerpos
y las que no les pertenecen, sino que dependen del sujeto que percibe. Según
nuestro autor, "sólo se puede concebir un objeto como limitado, con una fi-
gura de una magnitud determinada, en un tiempo y en un lugar determinado,
inmóvil o en movimiento; pero se puede concebir perfectamente sin un color,
un sabor, un sonido, o uno olor determinado". Por eso, cree que las determi-
naciones cuantitativas de los cuerpos son objetivas, mientras que las cuali-
tativas son subjetivas. En consecuencia, la ciencia se tiene que construir con
las primeras y no con las segundas. Este punto de vista invierte el aristotélico:
mientras para el estagirita las cualidades de los sentidos eran la condición de
la percepción de los sensibles comunes, para Galileo los sensibles comunes se
convierten en las verdaderas cualidades de los objetos.
1) La primera comprende los siglos XVI y XVII; sitúa los errores en la pervivencia
de la tradición científica que provenía de la antigüedad y que se trasladaba
irreflexivamente a la práctica científica.
2) La segunda etapa, que abarca los siglos XVIII y XIX, cree que el progreso del
conocimiento está lastrado por una situación social y política determinada.
1)� Los� ídolos� de� la� tribu: considera que los sentidos son la medida de las
cosas; Bacon avisa de que el entendimiento humano es como un espejo infiel
que mezcla los rayos que recibe con su propia naturaleza y, de esta manera,
los corrompe.
3)�Los�ídolos�del�foro: son los errores que provienen del hecho de que los
hombres viven en sociedad y nos comunicamos entre nosotros. El lenguaje es
regulado por el pueblo; eso hace que una lengua mal constituida se imponga
a la inteligencia.
© FUOC • PID_00186199 12 Ciencia, arte y verdad
Según Bacon, únicamente nos podemos liberar de los ídolos mediante el re-
curso a la experiencia; por eso, hay que aplicar la inteligencia en el estudio de
los hechos de manera inductiva.
Ciencia�y�religión
"En relación con eso, pues, me parece que en las discusiones de los problemas
naturales no se tendría que empezar por la autoridad de los textos de la Escri-
tura, sino por las experiencias sensibles y por las demostraciones necesarias,
dado que tanto la Sagrada Escritura como la naturaleza proceden de la misma
forma del Verbo divino; la primera en tanto que está inspirada por el Espíritu
Santo, y la segunda como fielísima ejecutora de las órdenes de Dios. Y, al ha-
ber convenido que las Escrituras, para acomodarse a las posibilidades de com-
prensión de la mayoría, dicen –aparentemente y si nos atendemos al significa-
do literal de las palabras– muchas cosas diferentes de la verdad absoluta; y al
contrario, como la naturaleza es inexorable e inmutable, y como nunca va más
allá de los límites de las leyes que le han sido impuestos al no preocuparse de
que sus razones ocultas y sus maneras de obrar estén o no al alcance de la ca-
pacidad de los hombres; parece, pues, que no se puede poner en duda ni ser
condenado aquello que sobre los efectos naturales la experiencia sensible nos
pone delante de los ojos y aquello que concluyen las demostraciones necesa-
rias –por más citaciones de la Escritura que aparentemente pudieran decir co-
sas diferentes, porque no todo lo que ha sido dicho en la Escritura está ligado
a obligaciones severas como lo está todo efecto de la naturaleza, ni se nos ma-
nifiesta Dios de manera menos excelente en estos efectos naturales que en las
sagradas palabras de las Escrituras. Quizás es eso lo que quiso decir Tertuliano
en aquellas palabras: 'Nosotros defendemos que Dios tiene que ser conocido
en primer lugar por la naturaleza, y después reconocido por la ciencia; por la
naturaleza, a partir de las obras; por la ciencia, a partir de los discursos'.
Galileo Galilei, Carta a Cristina de Lorena
En el Discurso del método (1637), Descartes hace una crítica extensa de la tra-
dición recibida. Esta crítica recibe una justificación teórica posterior en los
Principios de filosofía. En esta última obra, afirma que la primera y la principal
causa de nuestros errores son los prejuicios que provienen de la infancia, que
nunca olvidamos.
© FUOC • PID_00186199 13 Ciencia, arte y verdad
Durante los primeros años de nuestra vida, nuestra alma está tan ligada al
cuerpo que no distingue entre lo que pertenece a nuestro pensamiento y lo
que proviene de fuera. Eso hace que atribuyamos cualidades sensibles a las
cosas. Además, nuestra alma está constituida de manera tal que se fatiga mu-
cho cuando se aplica en cosas puramente intelectuales. Descartes atribuye una
última causa de los errores al lenguaje: cuando ligamos nuestras concepciones
a determinadas palabras en la comunicación, muchas veces sucede que nos
acordamos de las palabras, pero no de las cosas que representan; de esta mane-
ra, aceptamos términos que no entendemos ni nos preocupamos de entender.
La otra gran línea teórica del siglo XIX y buena parte del XX es el marxismo. Lo
que opone resistencia al progreso es un compuesto ideológico del cual forma
parte la ciencia, que actúa a favor de una clase determinada; y, así, el saber se
pone al servicio de la dominación de unos, los poseedores, contra otros, los
desposeídos. La ciencia no es errónea en sí misma, sino en la orientación que
se le imprime desde el poder establecido.
El�obstáculo�epistemológico
Este método fue formulado técnicamente por primera vez por Aristóteles, y ha
sido defendido por autores como Duns Escot, Guillermo de Occam, F. Bacon,
D. Hume o J. Herschel, entre otros. El principal representante del inductivismo
contemporáneo ha sido J. Stuart Mill (1806-1873).
Hay que hacer una mención especial a propósito de este método, del llamado
problema del fundamento de la inducción, tal como lo formuló Popper en La lógi-
ca de la investigación científica. Esta cuestión ya ha sido tratada en el módulo 2;
aquí sólo haremos un breve recordatorio. Popper considera que la inferencia
© FUOC • PID_00186199 16 Ciencia, arte y verdad
inductiva no está justificada: "sea cual sea –escribe– el número de cisnes blan-
cos que hayamos observado, no está justificada la conclusión de que todos los
cisnes son blancos"; siempre puede suceder que encontremos un cisne negro.
L1, L2..., Ln
Explanans (premisas)
© FUOC • PID_00186199 19 Ciencia, arte y verdad
C1, C2..., Ck
-------------------
Explanandum (conclusión)
2) El explanans tiene que contener leyes generales, y estas tienen que ser rele-
vantes para la derivación del explanandum.
5) Entonces, T se rompe.
© FUOC • PID_00186199 20 Ciencia, arte y verdad
En el explanans encontramos 1 y 2, que son leyes generales, y 3 y 4, que son Lectura recomendada
enunciados de las condiciones antecedentes, lo que antes hemos llamado he-
Podéis encontrar una descrip-
cho. Se presupone que todos los enunciados son verdaderos, que tienen con- ción de la explicación no-
tenido empírico, y que el explanandum se deriva del explanans. mológico-deductiva en C.�G.
Hempel (1982). Filosofía de
la Ciencia Natural. Madrid:
Alianza Universidad.
1.4.2. La explicación estadística
Hay que remarcar que este tipo de explicación no tiene en cuenta todos los
acontecimientos que se hayan dado, sino sólo los principales. Estos se tienen
en cuenta en función de suposiciones, que muchas veces son tácitas, sobre
cuáles tienen que ser considerados relevantes para la evolución del sistema.
Por eso, a nivel de las premisas también se tienen que incluir aquellas supo-
siciones generales sobre las relaciones causales entre diferentes tipos de acon-
tecimientos.
© FUOC • PID_00186199 21 Ciencia, arte y verdad
Hay que subrayar, sin embargo, que en ningún caso las premisas explicativas
formulan las condiciones suficientes para la aparición del hecho que aparece
en el explicandum, aunque estas condiciones sean necesarias para su aparición.
Nagel considera que una conclusión razonable sobre las explicaciones genéti-
cas es que son probabilísticas.
Un ejemplo del primer caso sería que la presencia de los pulmones en el cuerpo
humano serviría para mantener un determinado proceso químico; un ejemplo
del segundo caso, sería que Enrique VIII quería anular su primer matrimonio
para tener un heredero de otra esposa.
Según E. Nagel, no hay que caer en el error de creer que las explicaciones
teleológicas sólo tienen sentido si lo que explican son agentes conscientes e
intencionales o productos de estos agentes. En el ejemplo de los pulmones,
no hay que referirse a ningún propósito consciente; por lo tanto, no se tiene
que acusar a esta explicación concreta de antropomorfismo. Además, cuando
tratamos temas históricos, la referencia a propósitos e intenciones está perfec-
tamente justificada. Tampoco se tiene que creer que las explicaciones teleoló-
gicas supongan que el futuro actúa causalmente sobre el presente. En el caso
de Enrique VIII, no actúa sobre el presente ningún hecho futuro que todavía
no se ha producido, sino el deseo presente del rey de un hecho futuro, tener
un heredero.
tes de pensamiento, progresa por diversas etapas hasta llegar al estadio cien-
tífico, que acabará resolviendo los grandes problemas de la humanidad. Esta
confianza exclusiva e ilimitada se concreta en los siguientes artículos de fe:
Sin embargo, todas estas afirmaciones han sido cuestionadas de una manera
u otra.
Lectura�recomendada
Muchas veces, estos dos sentidos de objetividad se juntan: así, se cree que
las verdades de la ciencia se nos imponen a todos porque nos hablan de la
realidad, que es la misma para todos.
1)�Negación�de�la�existencia�de�un�progreso�unilineal
Historia�rupturista
2)�Exigencia�de�una�reorientación�de�la�ciencia
Con respecto al campo del arte, la ilusión de mantener una verdad equivalente
a la de la ciencia duró mientras se mantuvo una concepción del arte basada
en la categoría de mimesis: el arte reproducía la realidad. Esta concepción, sin
embargo, entró en crisis en el siglo XVIII. Con Kant, se dibujan los otros dos
caminos: por una parte, el arte afirma una verdad propia diferente o más pro-
funda que la verdad científica, el artista o el genio es el encargado de hacer-
la llegar al público; por otra parte, se gira de espaldas al concepto mismo de
verdad, entendido como verdad científica; el arte no es el campo del conoci-
miento sino del sentimiento. Veamos esta evolución.
© FUOC • PID_00186199 26 Ciencia, arte y verdad
2. Arte y verdad
que se inicia con los griegos, ha llegado hasta nuestros días; por ejemplo, E. H.
Gombrich, en Arte e ilusión, denuncia todavía en los años cincuenta del siglo
pasado el prejuicio según el cual el artista reproduce la naturaleza. Hay que
subrayar la importancia de esta concepción no sólo por su larguísima vigencia,
sino sobre todo por su carácter de oponente de la modernidad. A continuación,
sintetizamos la concepción de la mimesis de Platón y Aristóteles, que son sus
dos máximos teóricos.
1)�Primer�tipo�de�imitación
Platón refuerza esta imagen negativa al afirmar que, sin tener un conocimien-
to profundo de las cosas que imita ni tampoco un conocimiento del bien y del
mal, el artista se limita a imitar lo que atrae a una mayoría ignorante. La imi-
tación ejerce su poder sobre la parte más despreciable que se encuentra dentro
de nosotros al complacer la parte irracional del alma. La imitación artística
produce un movimiento pasional que nos hace perder el control y, de esta
manera, en lugar de hacernos mejores y más felices, nos hace más desgracia-
dos y peores. La consecuencia de este análisis es la expulsión de los poetas de
la ciudad ideal.
© FUOC • PID_00186199 28 Ciencia, arte y verdad
La�expulsión�de�los�poetas�de�la�ciudad�ideal
"Tenemos, por lo tanto, motivos justos para censurarlo (el poeta imitativo) y
para ponerlo en correspondencia con el pintor –escribe Platón. Porque se pa-
rece a este último en aquella obra sin valor comparada con la verdad, e igual-
mente en la confianza en que muestra hacia una parte del alma que no es,
ciertamente, la mejor. Por todo eso, no le tenemos que ofrecer entrar en una
ciudad con buenas leyes, porque despierta y alimenta el vicio y, al darle fuer-
zas, destruye también el principio racional, de la misma forma que lo haría
cualquier otro ciudadano que, otorgando autoridad a los malos, traicionara a
la ciudad y destruyera a los buenos. Podemos decir que el poeta imitativo in-
troduce en el alma de cada uno un régimen miserable, al complacer su parte
irracional, que no es capaz de distinguir lo grande de lo pequeño y, al pensar
las mismas cosas a veces como grandes y otras veces como pequeñas, se cons-
truye nuevas apariencias alejadas del todo de la verdad."
Platón, República
2)�Segundo�tipo�de�imitación
No obstante, hay que notar un hecho que muchas veces pasa desapercibido:
que no todos los artistas han sido expulsados de la ciudad. Platón les encar-
ga la función de organizar las ceremonias y de componer himnos, cánticos y
bailes para las diferentes circunstancias y para las diferentes edades de la vida;
además, el arte tiene que servir para la educación. Incluso, el arte sería la única
ocupación digna de los hombres libres en tiempo de paz: la experiencia esté-
tica no sólo tiene un lugar en la ciudad, sino que este es central. El arte, así,
es imitación de un modelo, es la puerta que permite que lo sobrenatural se
trasponga a la naturaleza: al inclinar a los hombres hacia la virtud, hace que
la ciudad sea justa.
Hay que tener presente que, para Platón, el arte sólo tiene sentido en función
de su utilidad�moral. Un arte inmoral es un arte que se tiene que excluir de
la sociedad, porque contribuye a su desaparición (el lugar propio de los poetas
excluidos de la ciudad estaría precisamente allí donde no hay sociedad). El
arte puede transformar el alma de los hombres en el sentido del vicio o de
la virtud; y realiza esta transformación a través del cuerpo. De esta manera,
el arte y la filosofía tienen la misma finalidad: conducirnos al conocimiento
de la idea de bien. Sin embargo, arte y filosofía realizan la misma función en
ámbitos diferentes: el cuerpo, en el caso del arte, y el alma, en el de la filosofía.
misma, las bellas artes. Cada arte, además, imita según los medios que utiliza:
hay imitaciones según los colores y las figuras en la pintura, mediante la voz
en el canto, etc.
Las�artes�y�la�imitación
La poesía imita acciones de hombres que a veces son mejores que nosotros y
que otras veces son peores. La tragedia y la epopeya imitan a estos hombres
mejores, mientras que la comedia lo hace con los peores. Aristóteles no precisa
qué entiende por hombres mejores o peores. No interpreta estos conceptos en
un sentido moral; parece más bien que identifica en los hombres mejores una
grandeza divina o heroica. Con respecto a la comedia, los personajes poseen
rasgos que se exageran hasta volverse risibles. Tanto en la tragedia como en
la comedia, esta imitación deja de lado los caracteres individuales e históricos
del modelo natural a favor de una idealización que recoge unos rasgos para-
digmáticos.
Gadamer, como veremos más adelante, nos advierte de que Kant imprime un
giro en la historia de la estética hacia la subjetivación: limita el campo del co-
nocimiento a la ciencia, mientras que el arte queda sometido a algo tan subje-
tivo como el gusto estético. Veremos a continuación cómo esta subjetivación
se concreta en los temas del sentimiento estético, lo bello y lo sublime, y en
la figura extraordinaria del genio.
Kant afirma que "lo bello es lo que, sin concepto, es representado como objeto
de una satisfacción universal".
El problema radica en el hecho de que, por una parte, según los presupuestos
mismos del kantismo, el concepto es la condición de la universalidad; por otra
parte, que la universalidad es una exigencia del juicio de lo bello. Cualquiera
© FUOC • PID_00186199 31 Ciencia, arte y verdad
El�juicio�del�gusto�es�subjetivo
1)�Lo�sublime�matemático
2)�Lo�sublime�dinámico
Ejemplo�de�sublime�dinámico
Kant define el genio como el talento que da reglas al arte. Como el talento es
una facultad innata del artista y, por lo tanto, pertenece a la naturaleza, Kant
reformula el concepto de genio de la manera siguiente: "genio es la capacidad
natural innata mediante la cual la naturaleza da reglas al arte". En esta defini-
ción se produce una conexión directa entre la naturaleza y la obra artística; y,
así, una experiencia de la verdad.
2) Los productos del genio tienen que ser ejemplares, no producidos por imi-
tación a partir de cualquier modelo previo; y tienen que servir a los otros como
regla de juicio. Kant remarca que el genio se opone completamente al espíritu
de imitación.
La�tradición�del�genio�después�de�Kant
El arte pasa a través de tres etapas en su desarrollo, que son al mismo tiempo
tres etapas en la evolución de su verdad: el arte simbólico, el arte clásico y el
arte romántico.
1)�El�arte�simbólico
© FUOC • PID_00186199 36 Ciencia, arte y verdad
2)�El�arte�clásico
El�arte�clásico
3)�Arte�romántico
ritu. Por eso, la idea se encuentra enfrentada con la naturaleza. Lo que carac-
teriza el arte romántico en relación con el arte clásico es la subjetividad: este
arte expresa aquello que se encuentra en relación con los sentimientos, con
el alma. También, a través de esta interiorización, manifiesta la unidad de lo
divino y lo humano.
El teórico del realismo socialista fue Iuri Pléjanov, que combatió la concepción
de "l'art pour l'art" con su defensa del realismo; esta corriente tiene su gran
representante literario en Gorki (1868-1936). El Estado soviético adoptó esta
estética como postura oficial sobre arte. Esta política cultural supuso la práctica
desaparición del arte de vanguardia de la Unión Soviética. El contenido de este
arte consistía en la exaltación de la obra de la revolución y en la representación
de la figura de los trabajadores o de los líderes soviéticos de manera idealizada.
© FUOC • PID_00186199 38 Ciencia, arte y verdad
La�manera�de�conocer�las�ciencias�del�espíritu
"Sin embargo, el verdadero problema que plantean las ciencias del espíritu al
pensamiento es que su esencia no se capta correctamente si se la mide con el
patrón del conocimiento progresivo de leyes. La experiencia del mundo socio-
histórico no se eleva a ciencia a través del procedimiento inductivo de las cien-
cias naturales. Sea lo que sea aquí la ciencia, y aunque la aplicación de la ex-
periencia general en el objeto de investigación en cada caso particular esté im-
plicada en todo conocimiento histórico, el conocimiento histórico no busca ni
pretende tomar el fenómeno concreto como caso de una regla general. Lo in-
dividual no se limita a servir de confirmación a una legalidad a partir de la cual
se puedan hacer predicciones en sentido práctico. Más bien su propósito es
comprender el fenómeno mismo en su concreción histórica y única. Por mu-
cho que en eso opere la experiencia general, el objetivo no es confirmar y am-
pliar las experiencias generales para llegar al conocimiento de una ley que ex-
plique el desarrollo de los hombres, de los pueblos, de los estados, sino com-
prender cómo es aquel hombre, aquel pueblo, aquel estado, qué se ha hecho
o se ha formulado de una manera general, cómo ha podido pasar que sea de
esta manera concreta."
Gadamer, Verdad y método
© FUOC • PID_00186199 39 Ciencia, arte y verdad
La pérdida de legitimidad de las ciencias del espíritu, según nuestro autor, fue
causada por la estetización de la concepción del arte. Este proceso, por una
parte, convirtió el arte en un hecho separado y autónomo en relación con la
vida humana total y, por otra, estableció que el arte no tiene nada que ver
con la verdad o la falsedad. El responsable de esta operación fue Kant, que,
en la Crítica del juicio, subjetivó el gusto y, de esta manera, le negó el valor
cognoscitivo que antes había poseído. Esta operación obligó a las ciencias del
espíritu a basarse sobre la metodología de las ciencias naturales para recupe-
rar su validez. Después de Kant, Schiller dio un paso más allá al concebir el
arte como un mundo autónomo e independiente de la realidad; se trataría de
un "reino ideal". Para Gadamer, el punto de vista de Schiller correspondería a
aquello que llama "conciencia estética".
© FUOC • PID_00186199 40 Ciencia, arte y verdad
Crítica�de�la�subjetivación
Contra este doble proceso que afecta a la obra y a su creador, Gadamer constata
que la figura del genio ha entrado en su ocaso. Actualmente, los creadores
sólo ven posibilidades de poder y de hacer, y cuestiones técnicas allí donde
el observador busca inspiración, misterio y significado profundo. Además, si
tomamos como referencia el concepto de vivencia estética, el objeto estético
queda en una forma vacía y se disuelve en una multiplicidad fragmentada de
vivencias aisladas las unas de las otras.
Para nuestro autor, la obra de arte tiene que ser comprendida a�través�de�la
hermenéutica. Igual que las otras creaciones del pasado como el derecho, la
religión o la filosofía, el arte ha perdido su sentido originario y hace falta que
un espíritu lo descubra. No es simplemente objeto de la conciencia histórica,
aunque su comprensión requiera una mediación histórica. Más allá de esta
comprensión histórica, la hermenéutica se tiene que aplicar al arte.
© FUOC • PID_00186199 41 Ciencia, arte y verdad
1)�La�reconstrucción
Como la obra de arte que nos ha llegado del pasado ha perdido su sentido ori-
ginario, Scheleirmacher pretende reconstruir�el�mundo en que ha aparecido
la obra y donde su sentido es completo. El saber histórico permite sustituir lo
que se ha perdido en la transmisión y reconstruir la tradición. La hermenéu-
tica permitiría, así, conectarse con el espíritu del artista, que es el único que
nos puede hacer plenamente comprensible la obra de arte. Gadamer señala
que esta empresa está condenada al fracaso. Aquello que no se ha reconstruido
desde la lejanía nunca no es la vida original. Así, la imagen que se ha sacado
del museo para ser devuelta a la iglesia de donde no había salido nunca no
vuelve a tener el significado originario, sino que se limita a ser un reclamo
para turistas.
2)�La�integración
podemos identificar a estos autores por un "aire de familia": parece que todos
conducen al abandono de la categoría de verdad entendida como adecuación
entre lo que hay en el intelecto y la cosa (adequatio intellectus et rei).
moderno, que cierran las fronteras entre las artes e impiden la fusión de los
géneros como lo muestra el arte pop, la introducción de elementos azarosos
en música, la revalorización de cosas viejas o los happenings.
Este arte, que ha sido llevado hasta el límite, no deja de estar cuestionado por la
tradición: la fusión de géneros, la indistinción entre arte y vida, la desaparición
entre la alta cultura y la cultura de masas hace que nos preguntamos por el ser
mismo del arte, es decir, que nos planteamos otra vez la temática hegeliana
de la muerte del arte.
1)�Realismo�que�deriva�del�"partido"
2)�El�realismo�que�deriva�del�"capital"
El�realismo�del�"capital"
"Al hacerse kitsch, el arte halaga el desorden que reina en el «gusto» del aficio-
nado. El artista, el galerista, el crítico y el público se complacen conjuntamente
a un tanto-da, y lo actual es el relajamiento. Pero este realismo del tanto-da es
el realismo del dinero: a falta de criterios estéticos, es posible y útil medir el va-
lor de las obras por las ganancias que se pueden sacar de ellas. Este realismo se
acomoda a todas las tendencias, de la misma manera que el capital se acomo-
da a todas las «necesidades», a condición de que las tendencias y las necesida-
des tengan poder de compra. Con respecto al gusto, no sentimos la necesidad
de ser delicados cuando especulamos o cuando nos distraemos. La investiga-
ción artística y literaria está doblemente amenazada por la «política cultural» y
por el mercado del arte y del libro. Aquello que se le aconseja tanto por un ca-
nal como por el otro es que suministre obras que en principio estén relaciona-
das con temas que existan en los ojos del público al cual van dirigidas y que, a
continuación, estén hechas de manera («bien formadas») que el público reco-
nozca aquello de lo que tratan las obras, que comprenda lo que quieren signi-
ficar, que pueda darle o negarle el asentimiento con conocimiento de causa, e
incluso, a ser posible, que pueda extraer que acepta un determinado consue-
lo."
J. F. Lyotard (1987). La posmodernidad (explicada a los niños). Barcelona: Gedi-
sa.
Resumen
Actividades
1.�Actividades�de�lectura
a) Sobre ciencia
Leed el Discurso del método de Descartes y realizad el trabajo que se detalla a continuación.
b)�Sobre�arte
Leed las Artes poéticas de Horacio y realizad el trabajo que se detalla a continuación.
2.�Actividades�de�comentario�de�un�texto
a)�Sobre�ciencia
"¿Qué son las revoluciones científicas y cuál es su función en el desarrollo científico? [...] en
Particular, la discusión anterior ha indicado que las revoluciones científicas se consideran
aquí como aquellos episodios de desarrollo no acumulativo en que un antiguo paradigma es
sustituido, completamente o en parte, por otro nuevo e incompatible. Sin embargo, todavía
se tienen que decir muchas cosas al respecto y podemos presentar una parte mediante una
pregunta más. ¿Por qué se tiene que llamar revolución a un cambio de paradigma? Ante las
diferencias tan grandes y esenciales entre el desarrollo político y científico, ¿qué paralelismo
puede justificar la metáfora que encuentra revoluciones en estos dos ámbitos?
Uno de los aspectos del paralelismo tiene que ser ya evidente. Las revoluciones políticas se
inician mediante un sentimiento, cada vez mayor, limitado frecuentemente a una fracción
de la comunidad política, que respondería al hecho de que las instituciones existentes han
dejado de satisfacer adecuadamente los problemas planteados por el medio ambiente que
han contribuido a crear. De manera muy parecida, las revoluciones científicas se inician con
un sentimiento creciente, también a menudo restringido a una estrecha subdivisión de la
comunidad científica, del hecho de que un paradigma existente ha dejado de funcionar ade-
cuadamente en la exploración de un aspecto de la naturaleza, hacia el cual, este paradigma
previamente había mostrado el camino."
b)�Sobre�arte
"Esta reflexión nos permite retener que el sentido cognitivo de la mimesis es el reconoci-
miento. Sin embargo, ¿qué es el reconocimiento? Un análisis más detenido del fenómeno
pondrá completamente al descubierto el sentido óntico de la representación que es el tema
que nos ocupa. Se sabe que Aristóteles había destacado como la representación artística que
consigue incluso hacer agradable lo desagradable, y Kant define el arte como representación
bella de algo porque es capaz de hacer aparecer como bello incluso lo feo. Y con eso no se
hace referencia ni al artificio ni a la habilidad artística. Aquí no se admira, como en el caso del
artesano, la destreza con que están hechas las cosas. Eso sólo suscita un interés secundario.
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Aquello que realmente se experimenta en una obra de arte, lo que nos polariza en ella, es
más bien en qué medida es verdadera, eso es, hasta qué punto uno mismo conoce y reconoce
en ella alguna cosa, y en esta alguna cosa en sí misma."
3.�Actividades�de�reflexión�y�escritura
a)�Sobre�ciencia
¿Consideráis que sólo hay verdad en el campo de la ciencia o bien pensáis que el arte tam-
bién nos descubre la realidad? Si sois partidarios de la primera posibilidad, ¿cuál es vuestra
concepción del arte, la religión y la filosofía? Si, en cambio, lo sois de la segunda, indicad
cuál es el tipo de verdad que generan estos contenidos culturales y cómo se diferencia de
la verdad científica.
b)�Sobre�arte
¿Consideráis que la historia de las relaciones entre arte y verdad es lineal y que la última
palabra la ha dado la posmodernidad, o bien creéis que se pueden mantener otras posturas?
Si sois partidarios de la primera posibilidad, realizad una crítica de la estética que tiene como
base la idea de genio. Si, en cambio, sois partidarios de la segunda posibilidad, indicad cuál es
la postura a la cual os añadiríais y, desde ella, haced una crítica de la concepción postmoderna
de la verdad y de su ausencia en el arte.
Tanto en el ensayo sobre ciencia como sobre arte, se valorarán de manera positiva las apor-
taciones interdisciplinarias –especialmente las que provienen de la sociología, de la historia,
de la estética, de la epistemología, de la historia del arte o de la historia de la ciencia–, y
también la corrección y el esfuerzo de estilo en la redacción del escrito.
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Bibliografía
Bibliografía básica
Esta obra nos ofrece un panorama bastante completo de la historia de la ciencia y de los
grandes problemas epistemológicos que ha tenido que resolver. Advierte sobre los peligros
del positivismo, que considera una especie de ciencia metafísica.
Se trata de un ensayo que tiene como centro el concepto de imitación. Una parte de la obra
está dedicada a describir la historia de este concepto de manera detallada hasta la actualidad.
Esta descripción hace referencia al uso que se ha hecho en la historia del pensamiento y no
únicamente en el campo de la estética. En el prólogo, el autor declara que quiere mostrar
la legitimidad de este concepto al lado de las actuales tendencias del pensamiento que se
mueven en un contexto que le es extraño, el del giro lingüístico.
En esta obra, Hegel ofrece una síntesis de sus ideas sobre arte y estética. Analiza las diferentes
teorías sobre el arte de su tiempo, hace la crítica, y ofrece el plano general de su Estética. Esta
obra es muy atractiva por su sencillez –es accesible a un público amplio– y concreción.
En esta obra, Hempel expone toda una serie de temas de teoría de la ciencia –investigación
científica, contraste de hipótesis, criterios de confirmación y aceptabilidad, las leyes científi-
cas, las teorías, la formación de conceptos, etc. – desde el punto de vista del empirismo lógico.
Lyotard, J.-F. (1986). La condición postmoderna (trad. M. Antolín Cazo). Madrid: Cátedra.
Se trata de la obra que hizo famoso el término posmodernidad. Describe la crisis de los relatos
de legitimación, y extrae las consecuencias para la formulación del pensamiento postmo-
derno. Se puede considerar un verdadero manifiesto de la posmodernidad.
En esta obra clásica, Nagel pasa revista a los grandes temas de la epistemología contemporá-
nea desde el punto de vista de la concepción heredada. Contempla tanto las ciencias natu-
rales como las ciencias sociales. En relación con nuestro tema, hay que destacar la versión
que ofrece de la explicación científica.
Varios autores (1996). Historia de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas
(2 volúmenes). Madrid: Visor ("La Balsa de la Medusa").
Esta obra es susceptible de diversos niveles de lectura. En primer lugar, como su título indica,
es una historia de las ideas estéticas y de las teorías artísticas. Pero, además, contiene informes
sobre temas concretos de la historia de la estética y del arte y sobre autores relevantes en estos
ámbitos. El hecho de que esté escrita por especialistas le confiere profundidad y actualidad.
Bibliografía complementaria
Bell, D. (1989). Las contradicciones culturales del capitalismo. Madrid: Alianza ("Universidad").
Haeri, G.; Roche, B. (1999). Introduction à la philosophie des sciences. Thèmes et sujets. París:
PUF.
Horkheimer, M.; Adorno, T. W. (1987). Dialéctica del iluminismo. Buenos Aires: Surame-
ricana.