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En el sistema público hay un solo organismo que trabaja en el tema, con tan solo una
profesional para toda la provincia.
En el sector privado se realizan algunas intervenciones, pero las esperas son largas y el
colectivo trans denuncia que se aplican protocolos que hacen complejo el acceso a
intervenciones o tratamientos.
La ley nacional de identidad de género permitió cambiar de nombre y DNI con un trámite
sencillo y sin necesidad de pedir una autorización judicial. También estableció que el
sistema de salud debe garantizar que cualquier persona pueda acceder a una operación de
reasignación de sexo o terapia hormonal.
En el sistema de salud pública solo los varones trans tienen acceso a intervenciones
quirúrgicas. Se hacen en el Hospital Materno Infantil, donde hasta el momento se realizaron
11 mastectomías (remoción de mamas), y anexohisterectomías (extirpación del útero y sus
anexos).
El nosocomio es el único organismo público que trabaja de manera coordinada con el sector
de la Diversidad del Ministerio de Salud de la Provincia.
Fuentes del policlínico confirmaron esta información y destacaron que, al ser un “espacio
para la atención de agudos”, las condiciones no estarían dadas para trabajar con temas de
identidad de género.
Por su lado, Marcelo Nallar, gerente del hospital Oñativia, aseguró que faltan profesionales
capacitados en el tema y, además, consideró que “son cirugías que tienen que ver con una
cuestión estética”.
Salud pública
La Ley 26.743 consideró que las cirugías de reasignación y otros tratamientos para adaptar
el cuerpo a la identidad de género son un derecho y una cuestión de salud pública.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) destacó que la norma “generó los
procedimientos de afirmación de género como un derecho legal en los sistemas públicos y
privados de salud, con el consentimiento de las personas trans como único requerimiento”.
Su referente, Matías Hessling, advirtió: “La legislación vigente en el país no se debe prestar
para opiniones personales, porque esto no tiene que ver con lo estético sino con una
construcción de identidad que atraviesa lo biopsicosocial y cultural”.
Destacó además que, con una ley vigente, el médico debe limitarse a “aplicar la norma”.
Consideró que lo contrario tiene como consecuencia impedir el “acceso a un derecho”.
Coordinación
María del Carmen Salvo es responsable del organismo oficial creado para coordinar la
temática y destaca que es la “única edocrinóloga especializada en la provincia”.
Salvo señaló que, durante el año pasado, en este espacio se atendieron unas 160 consultas.
Actualmente, para las cirugías de vaginosplastía hay dos médicos del sector de salud
pública realizando capacitaciones con profesionales de Buenos Aires, por lo que acerca la
posibilidad de que las mujeres trans accedan a esta compleja intervención.
Los varones trans deberán esperar un poco más. Para la operación de construcción del
neofalo aún no hay profesionales capacitados ni preparándose.
Desde el área de Diversidad señalan que se deben derivar pacientes a Buenos Aires, con los
costos que implica.
En el sector privado
En el sector privado, las posibilidades de acceder a operaciones de reasignación y
tratamientos para adaptar el cuerpo a la identidad de género se amplían. Hay profesionales
y medios, pero el colectivo trans denuncia que se aplican protocolos que implican requisitos
como estudios psicológicos, que no están establecidos en la ley nacional.
“La ley no obliga tener un psicodiagnóstico para la intervención”, señaló María del Carmen
Salvo, responsable del sector de Diversidad.
Gabriela Dagum y Karla Franqui son afiliadas al Instituto Provincial de Salud de Salta
(IPSS). Ambas solicitaron intervenciones de glúteos y de mamas. Karla espera hace tres
años por la de glúteos. “Me pedían tantas cosas que llegué a enfermarme de los nervios”,
contó.
Ante la incertidumbre, las dos afiliadas solicitaron mediante notas el protocolo para
conocer cuáles eran los requisitos para acceder a las intervenciones.
Salvo indicó que, ante los reclamos, consultó al IPSS y le dijeron que necesitan “ver si la
decisión es por el paciente o por influencia de terceros”.
“Ya tenemos una identidad construida, no necesitamos que nos cuestionen más”, expresó
Renata Soto.
“Pero no todas podemos, nos cuesta encontrar trabajo porque somos mal vistas”, dijo
Agustina López.
Con el sí de la obra social, se libra una nueva batalla: la del coseguro. Gabriela Dagum está
a punto de acceder a la reasignación de género.
Cuenta con el coseguro integral pero, ante la solicitud de la cobertura del 20% (que no
cubre la obra social), dice que la acusaron de contratar el coseguro solo para que le
garantizara la operación.
Consultado por las quejas de la comunidad trans, sostuvo que a "la mujer que se siente
mujer no le va a importar cumplir con todo el protocolo, porque el objetivo es llegar al
final", advirtió el profesional, que realizó hace algunas semanas la primera intervención de
reasignación de género financiada por una obra social.
Reconoce la ley, pero sostiene que su rol es el de hacer que se cumpla un proceso, porque
"convertimos a la gente en lo que quiere ser, desde el principio al fin".
Enumera que los trámites requeridos para las intervenciones y antes de "poner un bisturí
sobre una persona", son: presentar estudios de endocrinológica, psicología y autorización
por parte del cirujano.