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Quienes tenían la obligación de trabajar, eran todos aquellos hombres casados que contaban
entre 18 y 50 años de edad, con aptitudes para trabajar en minas, en haciendas,
construcciones de templos, puentes, caminos y formando parte del ejército. Estas actividades
laborales se efectuaban por turnos rotativos y el estado se encargaba de proveer a los
trabajadores de sus necesidades básicas.
La mita era considerada una gran fuente de ingresos, esta era realizada en tierras del jefe inca
o en la de los sacerdotes. La obligatoriedad que implicaba la mita perduraba mientras los
trabajadores estuvieran en esas tierras, ya que si las abandonaban (lo que se podía hacer
libremente) cesaba la obligación.
La mita decretaba cuotas laborales las cuales debían ser cumplidas por parte de la población
indígena, según la asignación que hiciese el corregidor (funcionario real encargado de
ejecutar todo tipo de obras públicas), tanto para el servicio del encomendero (era quien hacía
cumplir las órdenes del rey) como del propietario de tierras o hacendado. A cambio de la
fuerza de trabajo, el encomendero tenía la obligación de catequizar en la religión católica a
las personas que le habían sido encomendadas.
¿QUE FUERON LOS OBRAJES?
Eran fábricas de tejidos de lana, algodón y cabuya, en las que también se fabricaban
alpargatas, costales, mechas, monturas, sombreros, pólvora, etc. y donde eran obligados a
trabajar los indígenas, de día y de noche, muchas veces hasta morir.
«Cada indio trabajaba 312 días al año, y lo más que podía ganar en ese tiempo, eran 40 pesos
de a 8 reales… En cada Obraje había cárcel, cepo, grillos y azotes. Los niños eran
maltratados con crueldad. De su jornal se sacaba la tasa del tributo y la pensión sinodal del
cura. El indio se costeaba su alimento y su vestido; y muchas veces se le descontaba de su
miserable jornal, hasta las medicinas, que se les vendía muy caras, aun cuando el exceso de
trabajo les postrase con alguna enfermedad… Los indios se acabaron en breve tiempo: el
trabajo a que no estaban acostumbrados, fue la causa de que muchísimos murieran» (Roberto
Andrade.- Historia del Ecuador, tomo I p. 109).
¿QUE FUERON LAS ENCOMIENDA?
La colonización del Nuevo Mundo supuso la introducción de instituciones que organizaran y
aseguraran el gobierno, la explotación de las nuevas riquezas y la expansión del catolicismo.
La Encomienda fue una de ellas. De origen medieval y castellano, ampliamente utilizada en
Europa durante la reconquista de la península ibérica en el siglo XV, la Encomienda fue
readaptada en el contexto americano y chileno del siglo XVI. En teoría fue normada según las
disposiciones del llamado derecho indiano.
En recompensa por los servicios militares y financieros proporcionados durante la conquista,
la Corona concedió encomiendas a los conquistadores. Estas correspondían a repartimientos
de indios, es decir, un conjunto de población nativa organizada a través de caciques o
curacas. Cada encomendero estaba autorizado de percibir tributos de los indios asignados. A
cambio estaban obligados a proteger y evangelizar a los indios, quienes eran considerados
como incapaces relativos, es decir, como menores de edad.
La implementación de la Encomienda adquirió matices distintos según cada región donde fue
aplicada. En Chile la obtención de tributos por parte de los indios fue muy difícil dada las
condiciones económicas y sociales iniciales. Por esta razón predominó la llamada
Encomienda de servicio que, en vez de la entrega de tributo, consistió en servicio personales
que los indios realizaban como mano de obra, predominantemente en lavaderos de oro. La
obtención de una Encomienda se transformó así en un decisivo estímulo para la colonización,
deseada por numerosos conquistadores. Por su parte, los encomenderos debieron auxiliar con
sus indios durante la Guerra de Arauco, previo a que fuera formado un ejército profesional.
Las repercusiones de las encomiendas fueron particularmente negativas para los indígenas,
quienes fueron abusados y cruelmente tratados. En general la Encomienda implicó el
desarraigo, la concreta privación de la libertad y el descenso demográfico de los sectores
indígenas, por lo que ya en pleno siglo XVI surgieron voces que cuestionaron el sistema y
buscaron regularlo a través de tasas, como la de Santillán o la de Gamboa.
Huasipungo es a menudo comparada con la novela de John Steinbeck, Las uvas de la ira,
escrita en el año 1939, pues ambas obras son de protesta social. Además de la primera edición
de 1934, Huasipungo pasó por dos ediciones más o reescrituras completas en español, en
1953 y 1960, la primera de ellas fue difícil de leer incluso para los nativos de otros países
hispanos.
Además de ser una novela indigenista, Huasipungo también ha sido considerada como una
novela proletaria, en la cual Latinoamérica tuvo que sustituir a los nativos americanos para la
clase trabajadora como modelo o carácter de la literatura proletaria.
Huasipungo ha sido traducida a alrededor de 40 idiomas como el inglés, ruso, alemán,
francés, portugués, etcétera.
BIOGRAFIA DE DOLORES CACUANDO
Dolores Cacuango, también conocida
como “Mamá Dulu”, fue una activista
ecuatoriana que luchó por los derechos
humanos, de los pueblos indígenas y los
campesinos, buscando la reivindicación
de la lengua quechua a través de la
creación de las escuelas bilingües
En Cayambe la población indígena ya comenzaba a movilizarse y exigir que las leyes que
amparaban sus derechos fueran respetadas. Dolores empezó a participar activamente del
movimiento, con liderazgo y discursos en quechua. Además, junto el Partido Comunista,
fundó la Federación Indígena Ecuatoriana, convirtiéndose en una activista constante por la
tierra y la educación que promovió diversos levantamientos y revueltas.
Se preocupó de mantener informados a los indígenas sobre sus derechos para que estos no
fueran pasados a llevar. En 1944 decidió crear la primera escuela de español y quechua,
establecimientos educacionales clandestinos y que no eran aprobados por el gobierno, pero
que sentaron un gran desarrollo para la comunidad. Tras la dictadura de Ramón Castro, las
escuelas se cerraron y Dolores pasó a la clandestinidad, sin embargo, siguió visitando las
comunidades y unos años más tarde movilizó una de las marchas indígenas más grandes del
país tras la aprobación de la reforma agraria.
Un ensayo es un tipo de texto escrito en prosa en el que un autor expone, analiza y examina, a
través de argumentos, un tema determinado. El propósito es fijar su posición al respecto,
siguiendo un estilo argumentativo propio.
El ensayo se caracteriza por ser una propuesta de reflexión, análisis y valoración, que se
estructura de manera clásica con una introducción, un desarrollo y una conclusión. A veces
puede contener las referencias bibliográficas en las que el autor se ha documentado.
Al poseer cierto carácter expositivo, los ensayos deben entregar las ideas de forma ordenada
y con una redacción clara y correcta.
Los tipos de ensayo más utilizados son el ensayo literario, el académico y el científico. A
pesar de la diferencia de temática y estilo, todos ellos tienen un rasgo común, influir en sus
lectores y activar su pensamiento crítico. A diferencia de lo que ocurre con otros géneros, el
lector de ensayos tiene una postura más participativa, es un lector activo.
La manera de abordar un ensayo varía en función de los autores. Podemos encontrar ensayos
basados en una visión muy personal y, por tanto, cargados de subjetividad. De forma opuesta,
existen ensayos que son impersonales y se ciñen a los datos en los que se sostienen, están
elaborados con objetividad.
Definir el problema.
Expresar la tesis.
Explicar los argumentos a favor de la tesis acompañados de reflexiones, explicaciones
y ejemplos.
Exponer la antítesis y los argumentos que la sustentan.
Refutar la antítesis mediante el uso de evidencias que confirmen la tesis.
Conclusiones.
Finalmente, he aquí una pequeña lista de consejos estilísticos para escribir un ensayo.
Utilizar correctamente los conectivos para facilitar la comprensión del texto: por lo
tanto, en consecuencia, en primer lugar, de hecho, etc.
Enfatizar al lector, es decir, tener en cuenta a qué tipo de destinatario está dirigido el
ensayo: edad, cultura, conocimientos, género e intereses.
Distanciar al autor de la tesis. El autor nunca debe sobrecargar la obra de sí, sino tratar
de coger menos protagonismo posible, a menos que no cuente experiencias muy
personales.
Incluir breves porciones de otros textos, como artículos o citas, que aumenten el valor
de la exposición.
Utilizar un vocabulario adecuado y orientado en función de la audiencia y del tema
que se está tratando.
Tomarse el tiempo para revisar el ensayo, una tarea que debe ser lo más minuciosa
posible para identificar cualquier error o inconsistencia.
TENGO UN SUEÑO
MARTIN LUTHER KING JR.