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Simón Bolívar nació en la ciudad de Caracas el 24 de julio de 1783, en

una familia de origen vasco de la hidalguía criolla venezolana. Sus


padres fueron el coronel don Juan Vicente Bolívar y Ponte, y doña
Concepción Palacios Blanco.[1]
Ingresó como cadete en el Batallón de Milicias de Blancos de los Valles
de Aragua en enero de 1797, del cual había sido coronel años atrás su
propio padre. En julio del año siguiente, cuando fue ascendido a
subteniente, se anotó en su hoja de servicios: Valor: conocido;
aplicación: sobresaliente. Bolívar supo combinar el adiestramiento
práctico en sus deberes militares y el aprendizaje teórico de materias
fundamentales para la formación castrense: matemáticas, dibujo
topográfico, física, etcétera.[2]
Tras la caída de la Primera República de Venezuela (1810-1812) se
exilió en Cartagena, y buscó ayuda de la Nueva Granada para recuperar
su país. En 1813 condujo la llamada Campaña Admirable, su desempeño
fue tal que fue proclamado como El Libertador. A partir de ese momento
lideró el destino de su país en la Segunda República de Venezuela
(1813-1814), hasta la violenta reconquista española. Nuevamente,
Bolívar se dirigió a la Nueva Granada en busca de apoyo. Ahí lideró un
ejército para unificar las provincias de Santa Fe y Tunja; luego se
propuso someter a las fuerzas realistas en Santa Marta, pero fue
derrotado en Cartagena por los patriotas ―le negaron su apoyo y se vio
obligado a huir a Jamaica―. En esta isla continúa expresando sus ideas
y asienta un principio fundamental: la soberanía de los pueblos
independentistas, cuyo sentido y significado debe provenir no de
realidades extranjeras, sino de la propia, la de las personas nacidas en
América.
Entre 1816 y 1819, lanzó una tercera revolución: obtuvo control efectivo
de gran parte del territorio de la actual Colombia. Llamó a esta tercera
etapa Campaña Libertadora de Nueva Granada, y en 1819 cruzó los
Andes y venció a las tropas realistas españolas en la batalla de
Boyacá[3], consiguiendo finalmente la independencia de la región[4].
Finalmente, en 1821, tras una tregua aseguró la independencia de
Venezuela al derrotar a los españoles en la batalla de Carabobo.[5]
En 1819 había dado a conocer sus principios con un histórico panegírico.
[6] Aquellas ideas acerca de la soberanía y la realidad de los americanos
que esbozara en 1815 en Jamaica, se habían reforzado dentro de él
hasta llegar a su máxima expresión cuando, en Congreso de Angostura,
pronunció el más importante de sus mensajes políticos: el Discurso de
Angostura[7]
Uno de las grandes esperanzas de Bolívar fue la gran confederación de
todas las antiguas colonias españolas de América, cuya inspiración era el
modelo de los Estados Unidos. En esta unión americana, panamericana,
las naciones debían cooperar como socios para un bien común,
integradas y aliadas en nombre de la paz y la solidaridad continental.
Para plantearlo convocó en 1826 al Congreso de Panamá.[8] No logró su
cometido, pero la esperanza no se ha perdido. Por esta razón, es común
referirse como sueño bolivariano a la búsqueda de esta hermandad
latinoamericana.
Simón Bolívar sobresalió entre sus contemporáneos por sus talentos, su
inteligencia, su voluntad y su abnegación. Puso estas cualidades o
íntegramente al servicio de una grande y noble empresa: libertar y
organizar para la vida civil a muchas naciones que hoy ven en él un
principio fundador y un ideal ejemplar. El 17 de diciembre de 1830 murió
―al parecer, de tuberculosis, y tras sobrevivir a un atentado contra su
vida en Bogotá― en su quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa
Marta, Colombia. Sus restos fueron transportados a Venezuela en 1842,
reposan hoy en el Panteón Nacional[9]

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