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Julien Gracq es considerado una de las referencias literarias más importantes de la segunda mitad del siglo XX en Francia. A pesar de esto, parte de su obra aún no ha sido traducida a español, privando a los lectores españoles de uno de los mejores escritores en lengua francesa. Gracq, cuyo verdadero nombre es Louis Poirier, nació en 1910 en Francia. Se graduó como profesor de geografía y obtuvo un diploma en ciencias políticas. A lo largo de su carrera literaria, ha manten
Julien Gracq es considerado una de las referencias literarias más importantes de la segunda mitad del siglo XX en Francia. A pesar de esto, parte de su obra aún no ha sido traducida a español, privando a los lectores españoles de uno de los mejores escritores en lengua francesa. Gracq, cuyo verdadero nombre es Louis Poirier, nació en 1910 en Francia. Se graduó como profesor de geografía y obtuvo un diploma en ciencias políticas. A lo largo de su carrera literaria, ha manten
Julien Gracq es considerado una de las referencias literarias más importantes de la segunda mitad del siglo XX en Francia. A pesar de esto, parte de su obra aún no ha sido traducida a español, privando a los lectores españoles de uno de los mejores escritores en lengua francesa. Gracq, cuyo verdadero nombre es Louis Poirier, nació en 1910 en Francia. Se graduó como profesor de geografía y obtuvo un diploma en ciencias políticas. A lo largo de su carrera literaria, ha manten
No son pocos quienes consideran a Julien Gracq como una de las más
luminosas referencias literarias de la segunda mitad del siglo XX en el ámbito
francófono; en realidad, nos encontramos ante el que puede que sea el mejor escritor vivo en lengua francesa. En España, por el contrario, con parte de su obra por traducir, nos vemos privados de un escritor de primer orden que es seguido en su país por una verdadera pléyade de entusiastas, entre quienes se encuentran, asimismo, muchos que esconden en su militancia el estupor de una inconfesable incomprensión, a la que el propio autor ha aportado un comportamiento hierático. Gracq, que en realidad se llama Louis Poirier, nació en Sanit-Florent-le-Veil en 1910. Alumno brillante obtiene el título de profesor en geografía y el diploma en Ciencias Políticas. En 1936, ante el panorama político europeo y como otros surrealistas se afilia al Partido Comunista, interés que terminó en 1939 tras la firma del pacto germano-soviético. En 1949 se enfrentó con el mundillo crítico y gran parte de la intelectualidad con su breve invectiva La littérature à l’estomac, y dos años más tarde consiguió el prestigioso Premio Goncourt, que se negó a recoger, aprovechando de paso para arremeter contra la parafernalia promocional que envuelve la vida del escritor. Y en esa línea se ha mantenido desde entonces, en más de treinta años sólo seis entrevistas -las publicadas por el siempre presente editor José Corti bajo el título de Entretiens- extendiendo así un único nexo desde su imperturbable silencio a través de sus textos, en los que mezcla su obsesión por el paisaje y el tiempo, por cómo la geografía provoca estados de ánimo, algo que emparenta su obra con la de Faulkner, Fournier, Buzzatti o Gérard de Nerval. En sus ficciones nos muestra una geografía detalladamente realista que es a la vez el espacio en el que tienen cabida la ficción y el mito; se percibe la misma complacencia en la evocación de este espacio que en la de las figuras deslizantes que, como sombras, transitan por la frontera indecisa entre lo real y lo fantástico