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Enrique Díaz Valdecantos | 16 de octubre de 2021 | Sevilla

Exceso de euforia en la comunidad inversora

Hace unos pocos días salía en los medios una noticia un tanto curiosa: Un hámster cripto Trader
ganaba un 30% de rentabilidad en tres meses superando la rentabilidad de Warren Buffett y
el índice S&P500. Al parecer, un alemán con mucho tiempo libre no tuvo mejor idea que
construirle a su hámster una especie de anexo a modo de “oficina” en la que le instaló una rueda
y dos túneles. La rueda seleccionaba la cripto que iba a operar, y los túneles decidían si la
operación sería de compra de venta. Pues bien, después de tres meses de actividad especulativa,
la rentabilidad obtenida por Mr.Goxx (así se llamaba el cripto hámster) fue de casi del 30%, por
encima de la obtenida por Buffett, el S&P500 o el mismísimo Bitcoin en el mismo periodo.

Esta noticia no deja de ser una auténtica estupidez sin ninguna base científica pero
irremediablemente nos retrotrae a la teoría de los monos de Malkiel, un clásico de las finanzas
que viene a ilustrar lo difícil que resulta obtener rentabilidades extraordinarias más allá de las
que te ofrece el mercado de forma natural.

La teoría de los monos de Malkiel surgió en 1973 cuando Burton Malkiel, economista y escritor
estadounidense, en su libro “Un paseo aleatorio por Wall Street” cuestionaba la habilidad de
los inversores activos para superar la rentabilidad del mercado de forma sistemática y
recurrente en el largo plazo. Sugirió que cualquier mono con los ojos vendados y lanzando
dardos a las páginas financieras de un periódico de forma aleatoria podría escoger una cartera
de activos que diera mejores resultados a la de los mejores analistas de Wall Street. Este órdago
fue visto por “The Wall Street Journal” que quiso poner a prueba la teoría de Malkiel e invitó a
sus empleados (que, aunque no fuesen monos trabajaban como ellos) a confeccionar una
cartera y compararla con las elaboradas por los mejores analistas. Pasado un año, la cartera de
“los monos” de The Wall Street Journal había obtenido mejor rendimiento que el 85% de los
expertos inversores. ¡Toma ya!

Otro experimento que va en la misma línea es el que comparte Pablo Fernández en sus
archifamosos “papers” sobre la rentabilidad de los fondos de inversión y planes de pensiones
en España. En esta ocasión, el estudio consistía en pedirle a 248 estudiantes que escribiesen
cinco números del 1 al 70 sin saber qué cada número correspondía a una compañía cotizada de
la bolsa española. De esta forma, cada alumno construyó, sin ser consciente, una cartera
equiponderada de cinco empresas españolas. Al cabo de un tiempo las compararon con los
fondos profesionales y descubrieron que la rentabilidad promedio conseguida por los
estudiantes fue de un 105% mientras que la de los profesionales apenas llegó al 71%. Además,
de los 248 alumnos, sólo 17 alumnos obtuvieron peor resultado que el peor de los fondos
profesionales y 109 fueron capaces de superar la rentabilidad de la Bolsa española. Llama la
atención, ¿verdad? Tanto traje de chaqueta para que luego, unos pequeños renacuajos monillos
revoltosos consigan mejor rentabilidad que ellos.

Estos tres experimentos, aunque evidentemente tienen sus sesgos y muchas críticas, al menos
dejan entrever algo que muchos inversores compartimos: obtener rendimientos superiores al
mercado de forma sistemática y en el largo plazo no es tarea sencilla. Cuando hablamos de
“rendimientos del mercado” básicamente hablamos de estrategias de inversión “pasivas”— o
indexadas — cuyas rentabilidades en el largo plazo pueden oscilar entre el 2% y el 10% de media
anual en términos reales dependiendo del tipo de cartera y el tiempo que se mantenga la
inversión, entre otros factores.

Lo que llama la atención es que, en la comunidad inversora, en términos generales, se está


respirando una atmósfera demasiado eufórica donde estos umbrales de rentabilidad parecen

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peccata minuta. Ahora, si no aspiras a rendimientos por encima del 20-30% es que estás
perdiendo el tiempo. O si diversificas es que eres prácticamente un “loser”, o si no inviertes en
los sectores de moda, criptos o mineras de Uranio, no eres un inversor sofisticado que mole. No
olvidemos que existe toda una generación de “traders” que en su vida han experimentado una
crisis de las de verdad, de las importantes, de las gordas, de las que parece que el fin del mundo
se nos viene encima. Para ellos, lo normal es ver revalorizaciones anuales del 12% o que el
Bitcoin suba un 20 mil % en apenas 7 años, o que Elon Musk suba una foto de un perro y una
“shitcoin” como Shiba se vaya a las nubes. Pero no olvidemos que las burbujas estallan cuando
la euforia está en máximos. Todos conocemos esa frase atribuida a Rockefeller que decía,
“cuando mi limpiabotas invierte, yo lo vendo todo”. Al final todo es una concatenación de
procesos de acumulación y distribución, y para distribuir grandes masas de papel, necesitas una
atmósfera de euforia desbordante que te sirva de contrapartida. La masa entusiasmada es la
que hace rica a la Mano Fuerte.

¿Y cómo hacer para que toda esta generación de chavales entienda que esto no es lo normal?
Imposible. Les mueve la codicia, la arrogancia y las ganas de presumir en Instagram. La
ignorancia es atrevida. La mayoría, aunque diga que ha estudiado “ese último proyecto cripto
que tanto dicen que va a subir” actúa sin conocimiento, por impulso, sin reflexión, sin
estrategia, sin sistema, sin plan, sin perspectiva histórica, como FOMO, y con las expectativas
desbordadas. Pero al final aprenderán, es sólo cuestión de tiempo. El mercado siempre
termina poniéndote en tu sitio si te crees mucho más listo que él sin estar preparado.

En más de una ocasión hemos hablado de la situación macroeconómica tan complicada que
estamos atravesando. La inflación está disparada, como ya sabemos. El último dato oficial
publicado la sitúa en el 5,4% en EEUU. Y si ésta no es transitoria — que es el verdadero peligro
— los Bancos Centrales tendrán que reducir los estímulos monetarios y subir los tipos de

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interés. No les queda otra. Y si esto sucede, la corrección del mercado está
asegurada. ¿Cuándo sucederá? Imposible de saber. Sólo la astrología tiene la respuesta
(modo ironía ON). De hecho, una amiga me asegura que esto sucederá este mismo mes de
diciembre, y si acierta, yo perderé una apuesta. Pero, aunque yo la gane, la corrección llegará
y dejará a muchos operadores “de ocasión” en pelotas y sin saber qué hacer. Y si no, al tiempo.

La importancia de implantar estrategias de inversión “pasivas” y sistemáticas

Pensamos que somos eternos (o que nuestro gestor favorito lo es) pero somos demasiado
vulnerables.

A todo lo anterior, hay que añadirle que no incorporamos en nuestras decisiones la variable
“contingencia inesperada”. Pensamos que somos indestructibles, sin considerar que cualquier
día podemos tener un problema de salud, o de otro tipo, que nos impida atender nuestras
inversiones como es debido. Esto lo he aprendido muy bien en estos últimos meses.

El caso paradigmático lo tenemos en los “traders” que buscan “tiempo y dinero” en el


intradiario más especulativo. Seamos claros, el trading intradiario es, posiblemente, la forma
más eficiente de perder el dinero de forma rápida. Así lo dicen todos los estudios — estudios
que nunca compartirán contigo aquellos youtubers o instagramers que prometen enseñarte en
4 días las claves para ser un trader consistente. Pero partamos del supuesto que es factible
dedicarse al trading intradiario como profesión. Incluso en este caso, sólo serías un autónomo
de los mercados cuyos ingresos dependerían de la energía y del tiempo que tengas para darle
al “botoncito” (para operar). Si no estás delante del ordenador, el dinero no irá ni para arriba

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ni para abajo. ¿Cómo piensas pagar tus facturas si estás en el hospital? El mercado financiero
no ofrece prestaciones sociales por bajas laborales, tenlo presente.

Pero esto no es sólo aplicable al trading más agresivo. Incluso los inversores activos más
sensatos de largo plazo pueden encontrarse en situaciones relativamente similares, aunque no
tan dramáticas, evidentemente. Mi caso es un buen ejemplo de ello. Yo, como muchos sabéis,
mantengo diferentes estrategias de inversión y una de ellas es una cartera activa de renta
variable con horizonte de medio y largo plazo. Pues bien, durante todas estas semanas, apenas
he podido revisar cómo iban mis posiciones. ¿Es esto lógico y profesional? En mi opinión no,
pero es la vida y puede pasar, por eso hay que estar bien protegido.

Tampoco es una cuestión sólo de inversores particulares que gestionan su propio dinero.
También sucede cuando lo delegamos a un gestor profesional. ¿Qué pasa si el problema de
salud lo tiene él? Ellos tampoco son eternos. Pero no hay que ser dramático: simplemente
pueden cambiar de profesión o ser cesados por la gestora en la que trabajan o perder “su
magia” para encontrar buenas oportunidades (quedarse anclado en viejas ideas que ya no
funcionan). Algunos gestores tienen demasiadas “cajas negras” sobre su proceso de inversión,
para lo bueno y para lo malo. En la mayoría de los casos, apenas conocemos su filosofía de
inversión y poco más pero no exactamente cuáles son los criterios concretos de compra y
venta. De hecho, ni ellos mismos lo saben ya que son elementos tácitos adquiridos con el
conocimiento y la experiencia a lo largo de los años — lo que sería la buena intuición. Por esto,
y por otras razones, cada día soy más partidario de plantear la inversión desde cuatro capas
que han de cubrirse de forma secuencial y por este orden:

• Capa 1. Lo primero es adquirir los conocimientos necesarios para desarrollar una


actividad laboral o empresarial que te haga generar buenos ingresos. Cuantos más
mejor, obviamente. Hay que generar valor a la sociedad para que ese valor se
transforme en dinero. Y para esto hay que formarse mucho, innovar, emprender y
trabajar muy “duru” para ser valioso para otros.
• Capa 2. Mantener unas finanzas personales saneadas que te permitan generar buenos
ahorros de forma sistemática.
• Capa 3. Aprender lo esencial de gestión de carteras y de inversión para construir
estrategias de inversión robustas, sistemáticas y sencillas que cualquier persona pueda
replicar, que van desde la indexación más naif al SP500 hasta estrategias más robustas
tipo “cartera permanente” de Harry Browne o planteamientos más sofisticados
basados en factores. Posibilidades, hay infinitas y sobre esto estamos trabajando el
equipo de precio y volumen desde hace meses.
• Capa 4. Aprendizaje más avanzado para realizar inversiones activas — e incluso, por
qué no, el “trading intradiario” — para buscar esa opcionalidad que nos pueda
proporcionar rentabilidades extraordinarias siempre que nuestro conocimiento,
nuestro talento y una pizca de suerte nos lo permitan.

Un inversor sensato debería cubrir obligatoriamente las tres primeras capas. Y un inversor
sensato e inteligente, parafraseando a Graham, debería abordar la cuarta, pero sin descuidar
las tres primeras. De esta forma se asegurará capturar la rentabilidad que el mercado le ofrece
de forma natural para capitalizarla a lo largo de los años sin la preocupación de que
contingencias inesperadas le lastre los resultados, al mismo tiempo que trata de explotar su
conocimiento y talento para obtener rentabilidades extraordinarias.

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Enrique Díaz Valdecantos | 16 de octubre de 2021 | Sevilla

Concluyendo, con esta newsletter sólo pretendía explicar mi situación personal y aprovechar
para traeros dos reflexiones que para mí están adquiriendo mucho peso en los últimos
tiempos: por una parte el exceso de euforia que se respira en el ambiente — que unido a la
situación macroeconómica podría abocarnos a un periodo de recesión — y por otra, la
importancia de implementar estrategias de inversión sistemáticas y “pasivas” ya que nadie
está exento de sufrir algún tipo de problema que le impida atender como es debido sus
inversiones más activas.

Poco a poco voy recuperando la salud, por fortuna, aunque aún tengo mis altibajos, pero ya
estoy trabajando “duru” en la sombra para generar nuevos contenidos y formatos que creo
que serán de interés para muchos de vosotros. Mi obsesión es ayudar en la medida de mis
posibilidades a que seáis lo más expertos posible en las capas 2, 3 y 4. Una vez retomada la
newsletter, permitidme que trate de recuperar la dinámica semanal de la misma. En mis
comunicaciones, aparte de información y reflexiones sobre el mercado que espero que os
interesen y os hagan mejorar como inversores, os iré informando de todas estas novedades.

Un fuerte abrazo y cuidaros mucho que vida sólo tenemos una.

Enrique Díaz Valdecantos

Asesor EFA, coordinador de formación en Precio y Volumen

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