Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Contexto Histórico................................................................................................................................... 3
¿Por qué la figura del Dr. Francia marca una época? ......................................................................... 4
Y… ¿cómo era el Dr. Francia en sus actos a través de los relatos? ..................................................... 4
Fiestas populares................................................................................................................................. 9
Contexto socio-cultural
¿Cómo era la vida social en aquella época? La tradición fue rota por la guerra del 70, que sepultó entre
escombros los elementos morales y materiales de la nacionalidad.
Como fuente de información quedan los polvorientos papeles del Archivo, poco explorados, la
tradición oral y algunas publicaciones asaz deficientes. La bibliografía de la época es bien escasa.
Asunción contaba con veinte mil habitantes, según los cálculos más aceptables. Sus calles eran
arenosas y poco rectas. Los edificios del tipo colonial español, con corredores y aceras. (…).
La vida era sencilla, en un clima agradable y sano. En el puerto quedaron flotando, como recuerdos,
los barcos paralizados, desde que se clausuró el comercio con el Río de la Plata.
La vida social se redujo a las más simples fórmulas, a la convivencia casi vegetativa, sin grandes
acontecimientos. La ciudad contaba con un mal alumbrado público a vela; desde 1815 se prohibió
circular por las calles de noche, sin farol. Las reuniones familiares nocturnas no eran frecuentes.
Cesaron los bailes en la Casa de Gobierno, en el Cabildo y en casas de familia con que se festejara la
revolución, y en los cuales se destacaba la figura simpática de la presidenta Doña Facunda Saperatti de
Yegros, esposa del Presidente de la Junta.
El Dictador no daba fiestas ni asistía a ellas. No gustaba del boato ni de la pleitesía. Los tres conventos
de San Francisco, la Merced y Santo Domingo fueron transformados en cuarteles. El de los Recoletos
sirvió de local para un escuadrón de caballería. La Catedral fue arruinándose, cada día más. La misa de
los domingos servía de ocasión de encuentro a las familias. Muchas de ellas fueron afectadas por las
medidas tomadas contra los patricios conspiradores de 1819, los españoles y santafecinos, entre ellos
los Yegros, Caballero, Montiel, Aristegui, Acosta, Recalde, Haedo, Machaín, Echagüe, Domecq,
Loizagaa, Peña, Carísimo, Valdovinos, Granze.
Un poco más de libertad se conservó posiblemente en las villas de Concepción, Curuguaty, Villarrica,
Ycuamandiyú, Rosario y Pilar. En la capital no podían realizarse procesiones religiosas ni
manifestaciones políticas de ninguna clase.
A raíz de la conspiración de 1819, se redujo el número de jefes y oficiales superiores, pues casi todos
ellos se inclinaron hacia el partido de Yegros y Caballero. (…).
Asunción era en la época cercana a la independencia una ciudad señorial; su sociedad gozaba fama de
culta y distinguida, al igual que las principales villas. El pueblo vestía a la española, con pequeñas
variantes. Durante la dictadura las damas acomodadas iban a misa con sus vestidos tradicionales,
envejecidos y raros, pues era difícil conseguir género extranjero. El hombre usaba pantalones largos,
sin saco y el chaleco con botones de oro o plata.
El “raído”, es decir el hombre del pueblo, no usaba saco o americana, sino una camisa de aó poí,
pantalones de asargado y poncho al hombro. La mujer del pueblo, pollera y typoi; cubría la cabeza con
blancas sábanas, en defecto del manto de paño. La mayor parte de la gente andaba descalza.
El mercado constituía un centro de venta de productos de toda clase y de informaciones populares; un
verdadero “foro” donde se recogían noticias y hasta se escuchaban los bandos del Supremo.
Los hechos de sangre eran escasos, a estar por los informes de las autoridades de la campaña.
La vida en general sería retraída, sin grandes distracciones, demasiado al contacto de la naturaleza.
Sociedad sana, sobria, sin ambiciones casi.
Fiestas populares
Como costumbre subsistían las fiestas de la Navidad, el clásico pesebre, el Calvario, el día de la Cruz,
la Semana Santa, la fiesta de la Virgen de la Asunción, la del Patrono de la República, San Blas, y las
fogatas de la noche de San Juan, el 24 de junio, que parecen ritos paganos. El 6 de enero, día de los
Reyes Magos, natalicio del Dictador, era festejado en el barrio de la Encarnación, y en Ysatí, con galopas
y “Cambá raangá”
“En la Fiesta de los Kamba Ra’anga el juego de la Rúa es el acto principal
que tiene como centro de atención a los Kambas que raptan, como lo
hacían los guaikurúes del Chaco, a las doncellas de los poblados
guaraníes de Cordillera. En una danza de fuego, las doncellas se
defienden con un puñado de paja encendida en forma de antorcha. Al
son de la bandita y con la atenta mirada de los presentes, ellas se
protegen reunidas alrededor de la fogata encendida en medio de la
pista. Mientras, cerca de 40 llamativas figuras cubiertas de hojas secas de banano y máscaras las
asechan con sus gritos amenazantes. En un descuido una es escogida y empieza la persecución. El
Kamba Ra’anga la atrapa, le da vueltas hasta marearla y va por otra en una curiosa coreografía”.
Se realizaban fiestas populares como las de San Blas, en Punta Carapa; de Santo Domingo, hacia
Tacumbú; San Francisco y la Merced, en la Capital; y las de la Virgen de los Milagros de Caacupé. Se
corre a las sortijas y se baila la galopa bajo arcos de ramos y adornos de papel pintado. Terminado el
acto religioso, se danza en la calle o en los patios; baile de mulatas al son de pífanos y tambores, que
el pueblo mira y goza, adonde acude la mozada elegante, como espectadora. Las mujeres danzan solas,
en graciosos requiebros; van cargadas de alhajas, vestidas de Kygua vera con blanquísimos typoi, y la
cabeza cuajada de flores. Se bebe chica de piña. Se ofrece a los concurrentes una abundante comilona.
Las fiestas populares y entre ellas las del natalicio de “Su Excelencia”, son de pura cepa española, como
lo son los instrumentos musicales: la guitarra, el arpa, el violín y la flauta.
Risas y cantos, música y danzas, luces y fogatas en cada cumpleaños del dictador Francia, arden
por toda la superficie del Paraguay en fiesta. El agente del Brasil, a la sazón en Itapúa, imita
con su personal contribución.
“Por dos veces he celebrado con solemnidad el aniversario del Señor Francia.
Su excelencia nació, según él lo dice, el 6 de enero.
Mandéle hacer, en el año pasado, dos grandes fogatas e iluminé el frente de mi cabaña con
ochocientas luces que por falta de espacio se extendían por los costados de la dicha cabaña y
por atrás. Di algunas limosnas.
El 6 de enero de 1828, me vestí de gran gala y asistió toda mi familia, desde el frente de mi
puerta, a las danzas y juegos que los indios (cristiano que constituyen el núcleo de esta
población de Itapúa) suelen hacer por aquella ocación.” Manuel Antonio Correa de Cámara…
comisionado y agente del Imperio brasilero ante el gobierno del Dictador, desde Itapúa, el 13
de febrero de 1829, en otro fragmento del oficio de ese día, que elevó a su gobierno.
En la alta sociedad se bailan el lancero, el cielito santafé y la polka, que es una música típica a pesar de
su procedencia extranjera (la polska procede de Polonia), porque lleva impresa en sus notas la
melancolía del alma guaraní. Es una creación paraguaya, una manifestación de su psicología. Por el
marco y por la morena de ojos centelleantes, que lleva un clavel de onza en su negra cabellera, por la
vibración de vida, diríase un rincón de Sevilla. Completa la costumbre la romántica serenata, pasada la
medianoche, al pie de las ventanas, desde cuyas rejas tiene que salir la obsequiada a dar las gracias,
después de las tres piezas de la orquesta o de la canción del galán.
En vez del castellano, reservado a la alta sociedad, a la escuela y a los actos oficiales, se habla guaraní,
trinchera espiritual de este pueblo característico que ha amalgamado y fundido sangre española y
sangre de los Karios, y conversa aún en la dulce lengua de la raza ausente.
La carrera de caballos y la riña de gallos, constituían las principales diversiones populares. En las
funciones patronales se jugaba a la sortija, la taba, el truco y el monte con naipes españoles.
Contenido de los fardos y cajones apilados dentro de una de las carretas que, en convoy desde
Itapúa, se vienen aproximando a Asunción.
(…) 2 gruesas: cuerdas romanas comunes para guitarra, cada gruesa a 1 docena
(…) 1 gruesa: cuerda de Chile para guitarra surtidos en grosor
24 armónicas de a 4 y 3 y ½ pulgadas de largo.
24 armónicas de a 3 pulgadas
48 armónicas de a 2 y ½ pulgadas y a figuras de peras.
El dictador Francia encarga cuadernos de música.
“El papel que Vuestra Excelencia se ha servido mandar para el encargo de las escalas de
instrumentos, se ha hecho cargo el comerciante Adriano Oliveira, el cual me dice que traería
de San Borja, donde me dice había un maestro que tocaba estos instrumentos.
Y en caso de no hallarlo, que él mismo traería de Buenos Aires, adonde me dice pensaba ir en
breve a traer una factura.” Casimiro Rojas…. Subdelegado y comandante de Itapúa, el 27
dejulio de 1837, al dictador José Gaspar Francia.
Llegan al Paraguay y le son remitidos al Dictador, los cuadernos de música que había hecho
pedir.
“Luis Adriano de Oliveira ha remitido las escalas de música, acomodados los cuadernos en un
tarro de lata, quien me los ha entregado. Volví a acomodarlos en el mismo tarro y acompaña
a mi parte”… Casimiro Rojas… desde Itapúa, el 30 de enero de 1838, termina y firma el oficio
que llegará a las manos del Dictador en compañía de los cuaderenos de música pedidos
algunos meses atrás, cuadernos que el comerciante Olivera se habría apresurado a remitir
desde Buenos Aires con el comerciante Lago.