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Resumen de Amadís de Gaula

I: Quién era el Doncel del mar

En la pequeña Bretaña, el rey cristiano Garinter tenía dos hijas


hermosas: la mayor se casó con Languines, rey de Escocia y fue
llamada “La dama de la guirnalda” porque a su esposo no permitía
que cubriera su cabello con otra cosa que no fuera aquello. Tuvieron
dos hijos: Mabilia y Agrajes.
Elisena, la menor, se casó con el rey Perión de Gaula, famoso
por ser el mejor caballero del mundo. El rey Perión tenía en su reino
enemigos y transcurridos tres días luego de su matrimonio, se fue a
guerrear. Antes de partir, dio a su esposa un anillo igual al otro que
él llevaba y una espada con una empuñadura de topacios y
esmeraldas.
En la ausencia de su esposo, Elisena tuvo un hijo, sin embargo,
le causó tristeza, ya que pensaba que éste nunca vería a su padre. Al
verla afligida, Darioleta, su doncella, construyó un arca en la que
metió al niño con un anillo, la espada y un papel envuelto en cera que
decía: “Este es Amadís de Gaula, hijo de rey”. Entonces, Darioleta lo
dejó caer al río y el arca fue a dar al mar.
Ocurrió un milagro y al llegar el arca al mar, lo recogió un barco
donde navegaba un caballero de Escocia, Gandales, con su esposa e
hijo llamado Gandalín. Al subirlo a bordo del barco, asombró a todos
su hermosura y la esposa del rey le colocó junto a su hijo, el cual lo
recibió con gran agrado.
En recuerdo de aquel prodigio, el niño fue llamado “el Doncel del
mar”. Al desembarcar en la playa, se les presentó una hermosa
doncella en un caballo blanco, advirtiéndole a Gandales de la
grandeza futura del niño, no obstante, luego de decir que se llamaba
Urganda la desconocida, se transformó en una anciana.

II: Infancia del Doncel del mar

El Doncel del mar se crio con mucho amor en el castillo de


Gandales en Escocia. Desde pequeño se mostró esforzado y valiente,
ya que a los cinco años manejaba el arco con destreza, hasta llegar a
los siete años.
Languines, rey de Escocia y su esposa, se detuvieron en el
castillo de Gandales y pasaron la noche allí. Al Salir el Doncel y su
hermano al jardín, la dama de la guirnalda lo observó y se maravilló
de él.
Ocurrió un día que al ir a beber agua, el Doncel del mar dejó su
arco y flecha en la tierra pero un doncel mayor quiso cogerlas, no
obstante Gandalín no lo consintió y fue golpeado por ello. Sin
embargo, el Doncel del mar lo defendió, venciendo a aquel truhan.
Luego de ver aquello, el rey Languines se lleva al Doncel del mar
junto a Gandalín a su palacio, donde la reina los cuidó con mucho
cariño.
Al cumplir doce años el Doncel del mar, el rey Lisuarte y la reina
Brisena que desde Dinamarca se dirigían a Gran Bretaña, se
detuvieron en Escocia. Traían consigo a Oriana, la más hermosa
criatura, quién hizo amistad con los donceles del castillo, en especial
con Amadís.
Un día, cuando el rey Lisuarte se dirigía a Gran Bretaña, se
desencadenó una tempestad en el mar, por lo que no expuso a
ningún peligro a su hija Oriana, dejándola en Escocia, en el palacio
del rey Languines y su esposa. Sin embargo, al llegar a Gran Bretaña
la encontró en guerra, por lo que no envió a buscar a Oriana y por
ello, ésta vivió largo tiempo en Escocia.
Tanto Oriana como el Doncel se amaban secretamente y éste
creyéndose inferior a Oriana, decidió hacerse caballero para realizar
proezas y así ella lo amara. Luego le pidió al rey que lo armara
caballero.

III: El Doncel del mar, caballero

El rey se sorprendió del deseo del Doncel y le advirtió que era


una dura tarea pero éste muy decidido lo convenció de armarlo
caballero. Prepararon los presentes y regalos en honor a tal motivo y
el rey Gandales le envió la espada y el anillo del rey Perión. Al ver la
espada, el Doncel se sorprendió de que no tuviera vaina y el rey
Gandales le explicó su origen.
Al momento llega el rey Perión, el más poderoso de la
cristiandad, al palacio de su cuñado solicitando ayuda, ya que el rey
Abies de Irlanda había puesto en su territorio un ejército y temía por
la libertad de su esposa. Ante esto, el primero en ofrecerse fue
Agrajes, hijo de Languines. El Doncel deseaba ir y que el rey Perión lo
hiciera caballero, por lo que solicitó a Oriana su permiso.
Ante los hechos, Gandalín lleva en secreto las armas del Doncel
a la capilla, donde éste estuvo toda la noche orando a Dios para que
le diese victoria en las armas y el amor.
Finalmente, Oriana le pide al rey Perión de Gaula que hiciera
caballero al Doncel y éste acepta. El Doncel se marcha con éste y se
despide de Oriana, emprendiendo su viaje junto a Gandalín.

IV: Primeras hazañas

El Doncel y Gandalín emprendieron un viaje hasta que se


encontraron con una hermosa doncella montada en su caballo, la cual
les entregó una lanza con la que haría grandes proezas y libertaría
una casa. El Doncel le preguntó quién era pero ella solo le respondió
que se trataba de Urganda la desconocida.
Luego se encontraron con una doncella de Dinamarca que les
pidió protección hasta llegar con su señora. Al proseguir con su
camino, se encuentran con un castillo sobre un río y al verlo, el
Doncel le preguntó a su escudero si había otro camino que no fuera
por el puente del castillo pero no lo había.
La doncella cruzó primero pero seis soldados la sujetaron y la
amenazaron de muerte hasta que jurara que su amado ayudaría al
rey Abies contra el rey Perión. En ese momento, el Doncel la socorrió
derribando a aquellos villanos, logrando huir tan solo tres de ellos.
Al proseguir, oyeron un gran ruido en el castillo y el Doncel,
contra la voluntad de la doncella, continuó. Luego se acercó un
escudero diciéndoles que mataban al rey Perión y entonces el Doncel
al ver su caballo muerto y diez soldados sobre él, lo socorrió matando
a algunos, mientras otros huían. El rey Perión, queriendo darle las
gracias, le pide que se baje el yelmo pero el Doncel no acepta para
evitar ser reconocido, sin embargo, la doncella se lo quita, ante la
alegría del rey por ser él mismo quien lo había hecho caballero.
Más adelante, se separaron en dos caminos porque la doncella le
dice al Doncel que debía llegar con Oriana y que la llevasen a su
palacio, ante lo cual Gandalín la acompaña. Luego llegan noticias a
palacio sobre las proezas de Amadís, donde Languines y los demás se
regocijaban, excepto Oriana, quien lloraba por no tenerlo a su lado
pero en ese momento derrite la tablilla de cera que el Doncel le había
regalado y ve que decía: “Este es Amadís, hijo de rey”. Al leer
aquello, Oriana se sintió muy contenta y se lo comunica a su familia.
Finalmente llega la doncella andante para llevarse a Oriana y
ésta parte con Mabilia junto a una escolta.

V: Primeras hazañas

El doncel había salvado a la reina Elisena y fue el más admirado


en la corte del rey. Sin embargo, llegó el día en que tuvo que luchar
contra el gigante Abies.
Ayudado por su escudo, yelmo y su caballo, se enfrentó al
gigante Abies, quién montado en un enorme caballo negro que
causaba espanto, se disponía a atacarlo, no obstante, el Doncel lo
aventajaba, logrando derribarlo de su caballo para luego amenazarlo
con su espada en el pecho.
Después de devolver al rey Perión todo lo que le había quitado,
el gigante murió. Luego de esto una doncella andante de Dinamarca
que venía de parte de Oriana, le entregó un mensaje al Doncel,
donde decía: “Este es Amadís, hijo de rey”.
El Doncel pasó muchos días con el rey Perión y su esposa, hasta
que un día encontró a Melicia, hija menor de los reyes, llorando
porque había perdido el anillo de su padre, sin embargo, el Doncel le
dio el suyo para ayudarla. Melicia se lo dio a su padre pero éste dijo
que no era el suyo, ya que vio en el rincón de la estancia su anillo.
Sorprendido, el rey le preguntó a su hija de quién era el anillo y
ella le dijo que del Doncel del mar, luego le preguntó a su esposa si
reconocía el anillo ante la afirmativa de su esposa. Entonces fueron
con el Doncel y el rey reconoció la espada de éste, ante los sollozos
de la reina, ya que habían encontrado a su hijo.
Luego interrogaron al Doncel a cerca de sus padres y su tierra
pero éste les respondió que no tenía familia, ni padres, ni tierra, solo
que fue hallado en el mar dentro de un arca con una espada, un
anillo y un pergamino que al instante enseñó a los reyes. Allí
reconocieron la letra de Darioleta, descubriendo que se trataba de su
hijo perdido, además de estar muy felices por ser padres de tal
guerrero. Desde entonces el Doncel del mar fue nombrado Amadís de
Gaula.

VI: Arcalus el encantador

Amadís pasó muchos días junto a sus padres, gozando de los


honores, sin embargo, no resistía vivir sin las hazañas ni su amada
Oriana.
Entonces, montado en su caballo blanco, emprendió de nuevo el
viaje en el cual hizo grandes proezas en nombre de Oriana. Se
organizaron fiestas por ello y el rey Lisuarte junto a su esposa se
sentían honrados al hospedar a un huésped tan ilustre como Amadís,
mientras que Oriana y Mablia no cabían en sí de felicidad. Sin
embargo, Amadís partió porque debía realizar grandes pruebas para
merecer a Oriana.
Amadís y Gandalín, acompañados por un enano de guía, se
encuentran con un castillo llamado Valderín, cuyo dueño era Arcaluz
el encantador. Al acercarse al castillo se encontraron con un candado
y al abrirlo oyeron gritos de dolor. Siguieron hasta otro lugar donde
habían seis soldados durmiendo que se despertaron para castigar a
los cautivos con azotes pero Amadís lo impidió.
Luego Amadís se enfrentó con un carcelero de gran fuerza y a
pesar de ello logró derribarlo. Los seis soldados se fueron contra él
pero también los derrotó, sin embargo, les perdonó la vida a cambio
de que le mostraran a los cautivos. Al proseguir, encuentra a una
dama atada al cuello con una cadena, a la cual la libera llevándola
con Gandalín pero para su sorpresa lo encuentra en un corral atado a
un poste y al enano atado de una pierna, ambos sobre fuego, ante lo
cual son liberados por Amadís.
Todos deciden quedarse hasta el amanecer, ya que no pudieron
liberar a los cautivos pero Arcaluz los descubre y entonces Amadís
debe enfrentarse a él en una lucha muy reñida pero Amadís le da un
golpe haciéndolo huir hasta el palacio. Al perseguirlo, entra en una
cámara donde había una dama que era la esposa de Arcalus, sin
embargo, al instante éste se desploma en el suelo, ya que estaba
encantada.

Luego encierran al enano, Gandalín y la princesa en la cámara de


Amadís, después de creerlo muerto. Entonces, Arcalus parte rumbo a
la corte del rey Lisuarte llevando la noticia a Oriana de la muerte de
su amado.

VII: El poder de Urganda

La dama que Amadís salvó se llamaba Grindalaya, la cual estaba


muy triste al pensar que su salvador había muerto. La esposa de
Arcaluz que era bondadosa, consolaba a Grindalaya y se entristecía
por no poder romper el hechizo de Arcalus.
Cierto día, llegaron dos hermosas doncellas al castillo en
dirección hacia donde se encontraba Amadís. Una sacó un libro y
empezó a leer, ante lo cual le respondía una voz lejana, luego reciba
un trozo en otra lengua recibiendo como respuesta 100 voces. Al
instante apareció un libro dorado, al cual partió en cuatro pedazos
para luego quemarlo en las velas que había puesto en la cámara.
Luego la doncella tomó la mano de Amadís y deshizo el hechizo,
para después desaparecer cuando éste se pusiera en pie. Entonces,
Amadís, vistinendo las armas de Arcalus, se llevó a Grindalaya y salió
en búsqueda de Gandalín y el enano.
Amadís se dirigió al castillo de Arcalus y encontró en la cárcel de
cautivos al enano y a Gandalín que estaba medio muerto. Entonces,
liberó a todos los prisioneros, los que dieron gracias a Dios por la
fuerza de Amadís. La esposa de Arcalus dio comida y vestimenta a
todos. Luego los cautivos querían servirle a Amadís pero éste les dijo
que siguieran su camino.
Mientras tanto, Arcaluz se dirigió al castillo del rey Lisuarte con
las armas de Amadís para comunicarles a todos que éste había
muerto, lo que causó un gran pesar y desmayo en Oriana.
Al alba, llega Grindalaya junto a su acompañante, el caballero de
Bandoivas, muy querido en la corte del rey Lisuarte, para informarles
que Amadís estaba vivo gracias a Urganda la desconocida y al
escucharlo Oriana pareció resucitar. Por ello, en el palacio se dieron
fiestas en honor a Grindalaya y Brandoivas, a las que asistió Arban de
Norgales, enamorado de Grindalaya.

VIII: Prisión de Oriana

Cuando Arcalus vio vivo a Amadís y los prisioneros libres, juró


tomar venganza y a través de engaños raptó a Oriana y quitó al rey
Lisuarte su reino.
Mientras Amadís se hallaba realizando proezas, en otro pueblo le
llegó la noticia, ante lo cual sintió ira y dolor, saliendo en búsqueda
de su amada. Preguntó a unos leñadores si habían visto a Arcalus y
éstos le respondieron que diez arrastraban al rey y cinco a Oriana
junto a la doncella de Dinamarca, todo comandado por Arcalus. Al
escuchar esto, Amadís cabalgó en la dirección que le indicaron.
Luego encontró a un ermitaño que oraba y le preguntó si había
visto a dos doncellas y éste le dijo que se hallaban en un castillo
lejano, donde habitaba Arcaluz. Amadís dijo que hacia allá se dirigiría
ante las advertencias del anciano de que Arcaluz era malvado pero no
pudo retenerlo. Amadís le pide al anciano que se encomendara a Dios
por él.
Luego esperó largas horas fuera del castillo, hasta que salió
Arcalus y sus cuatro compañeros, llevando a Oriana. Ante esto,
Amadís derribó al encantador y mató a los cuatro ayudantes.
Arcalus intentó llevarse a Oriana y al advertirlo Amadís no pudo
atacarlo por miedo a herir a Oriana que iba desmayada en los brazos
de éste. Entonces lo golpeó con menos fuerza, haciendo que éste
dejara caer a Oriana en tierra para luego huir. Cuando los
enamorados se reunieron, ambos se regocijaban y de pronto Oriana
le dice lo bella que es la espada de Amadís, que era la del rey Perión
y que Arcalus había dejado caer.
Gandalín y el enano habían ido en ayuda del rey Lisuarte, al cual
lo había libertado don Galaor, caballero andante y hermano de
Amadís. Cuando Galaor y Amadís entraron en Londres, la reina
Brisena, esposa y madre de éstos, los vio llegar, dio gracias a Dios.
Entonces Amadís pudo ayudar al rey Lisuarte a recuperar su reino.

IX: La ínsula firme

Existió un héroe llamado Apolidón, hijo del rey de. Su Amada se


llamaba Grimanesa y era la hermana del emperador de Roma, sin
embargo, todos se oponían a su amor.
Un día, al haberse casado se embarcaron en una nave con
tesoros y siguieron el rumbo de las olas hasta llegar a una isla
apartada llamada Ínsula Firme, donde el rey era un gigante malvado,
con el cual luchó Apolidón por tres días hasta vencerlo y hacerse
emperador. Construyó palacios y vivió allí por 16 años, sin embargo,
el emperador de Grecia murió sin heredero, por lo cual debió
abandonar la ínsula.
Ambos amantes, dijeron que quien reinara debía ser firme como
ellos en el amor y propusieron que en su palacio y a la entrada del
jardín hubiera un arco que diera acceso a cuatro cámaras o palacios,
encima de éste había una imagen de un hombre de cobre con una
trompa.
Dentro del primer palacio había dos figuras iguales al rey
Apolidón y su esposa, cerca de ellos había una piedra de jaspe blanca
y antes una lápida de hierro donde se leía que nadie pasaba si no era
firme en amor e incapaz de engaño. Si pasaba alguien indigno, el
hombre tocaría la trompa espantosamente y saldría de la piedra un
humo y llamas que los matarían pero si eran dignos, sonaría
dulcemente y sus nombres quedarían en la piedra de jaspe.

En la siguiente cámara, había una lápida de hierro donde decía


que nadie pasaría si no era superior a Apolidón en armas. En el otro
palacio había una lápida que decía que de ahí no pasaba dama alguna
que no supere a Grimaneza en belleza.
Luego, en la cuarta cámara, encima de la puerta había una
inscripción que decía que aquel que supere a Apolidón en armas, a
Grimanesa en hermosura y a ambos en fidelidad de amor los iguale,
sería feliz.
La isla fue regida en tanto por un gobernador que supervisara
rentas y riquezas y al caballero que fuera rey, una vez que éste
apareciese, los encantamientos se esfumarían. Apolidón y Grimanesa
partieron y reinaron en Grecia. Durante siglos muchos codiciosos
intentaron atravesar las pruebas pero no lo lograron.
Amadís, en compañía de otros caballeros andantes: Galaor y don
Floristán junto a su primo Agrajes, se encontraron con una doncella
que les comentó lo de la ínsula firme y que cuyo gobernador era su
padre, al escuchar estas palabras, solo quisieron ir allí,
acompañándola junto a Gandalín y los dos caballeros.
Al llegar a la ínsula, el gobernador salió a recibirlos con agasajos.
Luego vieron a los caballeros que allí yacían desmayados por no tener
méritos. Pudieron reconocer a don Cuadragante, hermano del rey
Abies de Irlanda, Arban de Norgales y Arcalus, ya que ninguno reunía
las condiciones para vencer.

X: Pruebas de amor y valor

Agrajes que se tenía por firme amador, quiso pasar bajo el arco
y la trompa sonó dulcemente viendo grabado su nombre y el de
Melicia, hija del rey Perión, en la piedra de jaspe bajo las estatuas de
Apolidón y Grimanesa. Luego Amadís pasó bajo el arco y el sonido
fue aún más dulce, ya que incluso salieron flores, cosa nunca antes
acontecida.
Mientras tanto, don Florestán con su escudo y espada entró en la
cámara del valor, donde fue herido por lanzas y espadas, sin
embargo no se detuvo hasta llegar a la lápida donde una fuerza
invisible lo lanzó fuera. Don Galaor quiso probar suerte con las armas
de Florestán pero sucedió lo mismo.
El enano corrió a avisarle a Amadís y Agrajes que los caballeros
yacían muertos. Agrajes que tenía un corazón valiente y esforzado,
se dirigió a la cámara del valor pero también fue lanzado fuera.
Amadís quiso enfrentar la prueba por sus compañeros y logró
llegar a la lápida de mármol, haciendo frente a la fuerza invisibe.
Luego una mano lo cogió hasta la cuarta cámara donde una voz le
dijo que su bondad de armas era mayor al encantamiento. Al vencer
todos los obstáculos, se rompió el encantamiento y todos despertaron
muy agradecidos de Amadís. En la cuarta cámara yacían inmensas
riquezas y en ese momento entra Isanjo, gobernador de la ínsula,
para darle gracias a Amadís.
Se celebraron fiestas y torneos pero Arcalus, al ver a Amadís
triunfante, hizo llegar embustes a Oriana acerca de que su amado no
cumplía en valor ni amor y que además le había jurado amor a otra.
Al creerlo cierto, Oriana envió una carta a Amadís donde manifestaba
su odio y aversión. La carta fue llevada por un doncel llamado Durín,
hermano de la doncella de Dinamarca, con órdenes de no recibir
respuesta.

XI: Conversión de Amadís

Cuando Durín llegó a la Ínsula Firme para entregar la carta a


Amadís, éste se desmoronó en sollozos queriendo darle un mensaje
pero Durín no podía recibirlo. Amadís llamó a Gandalín y a Isanjo
para comunicarles que solo deseaba hallar la muerte. Le dijo a
Gandalín que sería armado caballero por Galaor y Florestán y a Isanjo
le dice que la isla sería de Gandalín.
A pesar de los ruegos de Gandalín, Amadís no desistía. Luego
mandó a Isanjo a que con las rentas acumuladas construyeran un
monasterio a la virgen María. Después de ello, se internó por las
montañas solo con su caballo, prohibiendo que alguien lo siguiera.
Anduvo cuatro días hasta encontrar dos árboles y una fuente, a
la que se acercó confirmando que allí se encontraba un ermitaño, al
cual le rogó que le oyera en confesión, le dijo que quería morir pero
el ermitaño le aseguró que morir voluntariamente era el mayor
pecado, haciendo desistir a Amadís.
Amadís le dijo al anciano que quería alejarse del mundo y el
ermitaño le contó su estilo de vida en una ermita. Él vivía de limosnas
y el que quisiera vivir con él debía renunciar a los placeres del
mundo, ante lo cual Amadís se quitó su armadura, dejando su caballo
junto a la fuente.
Ambos anduvieron hasta llegar a la barca para llegar a la ermita.
Al ir navegando, Amadís preguntó su nombre al ermitaño y éste le
dijo que se llamaba Andalod y que había sido caballero arrepentido de
sus pecados. Por 30 años vivió en la Peña pobre y luego Amadís le
pregunta cómo habría de llamarse él, a lo que contestó: Beltenebros,
que significaba bello, pero vida en tinieblas.
Gandalín, en busca de Amadís, llegó a la fuente, sin embargo,
solo encontró unas doncellas que habían visto las armas de Amadís y
que Guilán, el cuidador, les había dicho que aquel era el mejor
caballero del mundo y que trataría de buscarlo pero como no lo
encontró, le entregaría sus armas a la reina Brisena para que las
guardase. Con todo esto, Gandalín creyó que Amadís había muerto.
XII: Beltenebros

Guilán, el cuidador, entregó las armas al rey Lisuarte y con ello


todos lo tuvieron por muerto. Durín dio las noticias a Oriana acerca
de las hazañas de Amadís en la Ínsula Firme y ésta comprendió que
no la había engañado, sin embargo, Durín le dijo que Amadís se
internó solo en la montaña con planes de morir y que habían
encontrado sus armas.
Al oír tal noticia, cayó desmayada pero Mabilia logró que
escribiera una carta a Amadís diciéndole que se casarían y que viniera
al castillo de Miraflores. La doncella de Dinamarca se ofreció a
recorrer el mundo para entregar dicha carta a Amadís.
Mientras tanto, Beltenebros se ahogaba en sus penas
componiendo tristes canciones y una de ellas se hizo popular entre
los mineros y conocida por todos hasta llegar a los oídos de Oriana, la
que comprendió que ésta pertenecía a Amadís. Al preguntar, le
dijeron que pertenecía a un ermitaño de la Peña pobre.
Mientras la doncella de Dinamarca recorría el mundo en
búsqueda de Amadís, volviendo a Escocia, a causa de una tormenta
su nave fue a dar a la Peña pobre donde hallaron a Amadís, sin
embargo, éste al verlos se desplomó en el suelo.
La doncella no lo reconoció de no ser por la marca de su cuchilla
que Arcalus le había hecho. Ante esto, le dice a Amadís que no muera
sin antes escuchar la carta de Oriana, cuando la oye, parece resucitar
al instante y de inmediato emprende el viaje a Miraflores, junto a la
doncella de Dinamarca, Durín y los marineros. Al llegar a un paraje
cercano a Miraflores, Amadís se quedó allí a petición de la doncella, la
cual le entrega una bolsa de oro para que nuevamente se armara de
caballero.

XIII: Nuevas hazañas

Gandalín, Agrajes, Florestán y Galaor, buscaban sin éxito a


Amadís, hasta que llegan a la corte del rey Lisuarte para pedir
consejo y éste les dice que primero le ayuden en la batalla contra el
rey Cildalán antes de retornar a su búsqueda.
Luego se presenta durante el banquete, un caballero armado con
una carta, donde Jamongomadán, gigante del lago hirviente,
Cartadque (su sobrino) y Mandasabul (su cuñado), todos en nombre
de Cuadragante y Arcalus, lo retaban a batallar o de lo contrario
deberían entregarle a Oriana para servir a Madasima (hija de
Jamongomadán) y posteriormente casarse con el gigante Basagante
(hermano de Madasima).
Sin embargo, el rey aceptó la guerra, ante lo cual el caballero
dijo que habían venido a vengar la muerte del rey Abies de Irlanda en
contra de aquel que lo mató, Amadís.
Cuando Amadís escuchó que su amada Oriana estaba en peligro,
juró ir a luchar de inmediato, contra Jamongomadán. Armado
nuevamente, se encontró en el camino al gigante Cuadragante y
entonces ambos lucharon larga horas, sin embargo, el gigante cayó
en el campo por un golpe de Amaís. El cual le puso la espada en la
frente, perdonándolo con la condición de que vaya a la corte de
Lisuarte y se quede hasta que Amadís aparezca y le perdone la
muerte de su hermano siempre.
Luego se encontró con una ermita cubierta de árboles y para
hacer oración y refrescarse, se detuvo, encontrando a tres doncellas
que se dirigían al castillo de Miraflores. Sentándose junto a ellas, se
percató al instante de una carreta guiada por dos enanos que
llevaban prisioneros y delante iban dos gigantes. Las doncellas
prisioneras que allí iban sacrificadas al dios del gigante. Era
Jamongomadán y los prisioneros pertenecían a la corte del rey
Lisuarte, entre ellos iba Leonoreta, hermana menor de Oriana.
Ambos se enfrentaron, sin embargo, Amadís logró dejar una
lanza en su cuerpo haciéndolo caer al suelo herido de muerte.
Cuando su hijo Basagante intentó atacarlo con un hacha, Amadís le
cortó la pierna derribándolo de muerte.
Beltenebros liberó a todos y puso a los gigantes en la carreta
para que los llevaran a la corte de Lisuarte, diciéndole a Leonoreta
que le comunicara a su padre que los enviaba Beltenebros.

XIV: Amor y triunfo

Beltenebros volvió con las doncellas de la fuente y les dijo que


fueran al castillo para informar a Oriana todo lo que él había hecho
por su amor y que no quería presentarse con armas destruidas.
Luego envió a su escudero a Londres con un mensaje para Gandalín y
así éste supo que estaba vivo, llevándole un caballo, armas y trajes.
Al volver a encontrarse, ambos se alegraron de ver al otro.
Amadís llegó armado y vestido al castillo de Miraflores donde se
encontró con Oriana.
Finalmente, llegó el día en que el rey Lisuarte debía luchar con
Cildalán y llevar 100 caballeros. En ese momento, Amadís envió a su
escudero para decirle al rey que Beltenebros lucharía por él. Se
encendió la batalla, donde Beltenebros hacía maravillas a pesar de la
envidia de Galaor, Florestán y Agrajes.
El gigante Cildalán había derribado a Florestán y Galaor pero
Beltenebros los defendió, derribando de un golpe al gigante. Sin
embargo, dos gigantes se habían llevado al rey Lisuarte pero
Beltenebros los detuvo, hiriendo a uno del brazo a otro en el pecho
con su espada.
Finalmente Beltenebros reveló a todos que él era Amadís de
Gaula y los gigantes huyeron, triunfando el rey Lisuarte.
Amadís celebró sus bodas con Oriana y su madrina fue Urganda
la desconocida.

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