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V: Primeras hazañas
Agrajes que se tenía por firme amador, quiso pasar bajo el arco
y la trompa sonó dulcemente viendo grabado su nombre y el de
Melicia, hija del rey Perión, en la piedra de jaspe bajo las estatuas de
Apolidón y Grimanesa. Luego Amadís pasó bajo el arco y el sonido
fue aún más dulce, ya que incluso salieron flores, cosa nunca antes
acontecida.
Mientras tanto, don Florestán con su escudo y espada entró en la
cámara del valor, donde fue herido por lanzas y espadas, sin
embargo no se detuvo hasta llegar a la lápida donde una fuerza
invisible lo lanzó fuera. Don Galaor quiso probar suerte con las armas
de Florestán pero sucedió lo mismo.
El enano corrió a avisarle a Amadís y Agrajes que los caballeros
yacían muertos. Agrajes que tenía un corazón valiente y esforzado,
se dirigió a la cámara del valor pero también fue lanzado fuera.
Amadís quiso enfrentar la prueba por sus compañeros y logró
llegar a la lápida de mármol, haciendo frente a la fuerza invisibe.
Luego una mano lo cogió hasta la cuarta cámara donde una voz le
dijo que su bondad de armas era mayor al encantamiento. Al vencer
todos los obstáculos, se rompió el encantamiento y todos despertaron
muy agradecidos de Amadís. En la cuarta cámara yacían inmensas
riquezas y en ese momento entra Isanjo, gobernador de la ínsula,
para darle gracias a Amadís.
Se celebraron fiestas y torneos pero Arcalus, al ver a Amadís
triunfante, hizo llegar embustes a Oriana acerca de que su amado no
cumplía en valor ni amor y que además le había jurado amor a otra.
Al creerlo cierto, Oriana envió una carta a Amadís donde manifestaba
su odio y aversión. La carta fue llevada por un doncel llamado Durín,
hermano de la doncella de Dinamarca, con órdenes de no recibir
respuesta.