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AL JUZGADO
HECHOS
I. PREVIOS
PREVIO SEGUNDO.- En primer lugar, y previo a entrar a negar uno por uno los hechos
indicados por la adversa en su demanda, valga aclarar que ha sido TOTAL y ABSOLUTA
la sorpresa de mi mandante al recibir la demanda que ahora aquí nos ocupa, pues la
Sra BORRULL (seguidamente veremos y acreditaremos) JAMÁS le ha dicho – ni siquiera
insinuado ¡¡¡¡ – al Sr. DOMENECH que él fuera el padre de su hijo!
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De hecho, la mejor y la inequívoca prueba de ello, es que el Sr. DOMENECH -
seguidamente también veremos y acreditaremos - JAMÁS ha actuado como padre del
menor: ni durante el embarazo ni a lo largo de la vida de éste.
PREVIO TERCERO.- Dicho esto, valga con carácter previo, por último resumir los hechos
y tempos que expone la adversa en su escrito de demanda, para, a renglón seguido, poder
rebatir los mismos y, sobre todo, analizar las incongruencias y la imposibilidad de que el Sr
DOMENECH pudiera siquiera pensar que era el padre de TONI.
Cierto es que, que tal y como expone la adversa, la Sra. BORRULL y el Sr. DOMENECH
iniciaron una relación sentimental en el año 2013 y que de junio de 2013 a septiembre de
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2014, estuvieron residiendo juntos en la vivienda sita en la calle Ramón Turró, 244, 4º 2ª
de Barcelona.
Ello no obstante, como la propia actora reconoce en su relato y esta parte asevera, la
ruptura de la pareja tuvo lugar en septiembre de 2014, fecha en la que consecuencia -
dicho sea de paso - del carácter totalmente inestable y agresivo del Sr. DOMENECH y
de los constantes maltratos físicos y psicológicos de las que mi mandante era
lamentablemente víctima, esta decidió unilateralmente poner fin a la relación,
marchándose en un primer momento “con lo puesto” a casa de su madre, y
trasladándose, a los pocos meses, a un piso de alquiler; siendo éste – insistimos –
el fin de la relación entre ambos.
A efectos acreditativos, adjunto se acompaña como documento número 1 copia del contrato
de arrendamiento relativo a la vivienda a la que tras la ruptura, y tras unos pasar unos
meses en casa de una amiga, se trasladó de mi mandante.
Dicho esto, negar que a partir de entonces la relación entre ambos fuera lo fluida que se
dice de contrario.
De hecho, repetimos, el motivo de la ruptura fue el constante maltrato recibido; por lo que,
lo que, desde luego, lo que menos le convenía a mi mandante era el frecuente contacto con
su agresor.
SEGUNDO.- Cierto es, y así lo reconoce con pesar esta parte, que en el interín (dada la
insistencia del Sr DOMENECH a quien, dicho sea de paso, por su ya apuntado carácter, le
costó aceptar el no de mi mandante y durante no poco tiempo no cejó en el empeño), tras
la ruptura, la pareja se vio en dos o tres ocasiones, y cierto es que mantuvieron relaciones,
pero siempre con protección, y siendo además la última ocasión en mayo de 2015, que no
julio de 2015 que dice la adversa.
De hecho, no fue hasta cuando mi mandante ya estaba embarazada de unos meses, que
ambos se cruzaron por casualidad en la calle (vivían ambos en el mismo barrio) y supo
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entonces el Sr. DOMENECH que mi mandante – por lo evidente de su estado - estaba
embarazada; pero NUNCA, insistimos, SE LE DIJO NI SE LE INSINUÓ que el hijo fuera
suyo!!!!
Pero es que, además, cae por su propio peso y únicamente hay que saber contar.
Y es que aun cuando el último contacto sexual – que en realidad, insistimos, fue en
mayo 2015 - hubiera tenido lugar como dice la adversa en julio de 2015, teniendo en
cuenta que TONI nació el 16 de mayo de 2016, resulta materialmente imposible que
el hijo pudiera ser suyo!!!
• Como documento número 2 informe de alta tras el ingreso hospitalario derivado del
parte, del que se desprende que TONI, efectivamente, nació en la semana 41 del
embarazo.
• Como documento número 3 copia del carnet de embarazo de mi mandante del que
se desprende que la última regla de esta fue en fecha 31 de julio de 2015.
• Como documento número 4 impresión del cálculo de la fecha de concepción
estimada, y que sitúa esta en el mes de agosto de 2015.
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Y evidentemente, huelga apuntar, jamás ha efectuado contribución económica alguna a mi
mandante para sufragar los gastos relativos a quien dice que durante un tiempo creyó era
su hijo.
Ante dicha realidad, esta parte no puede dejar de preguntarse: ¿Aun en el negado supuesto
de que el Sr DOMENECH no supiera contar y equivocadamente hubiera podido llegar a
pensar que el hijo de la Sra BORRULL era suyo; que trauma, estrés o insomnio le pudo
provocar descubrir no ser el padre de a quien nunca conoció ni se preocupó?
De hecho, y a fin de ahondar más si cabe en la cuestión, valga relatar que desde que
nació el menor el contacto entre mi mandante, el menor y el Sr. DOMENECH se ha
limitado a un solo día!!!! – a mediados del año 2017 (cuando el menor tenía ya más
de un año de edad) - en el que, tras encontrarse por el barrio, estuvieron hablando un rato
y mi mandante le presentó al menor.
Al cabo de poco tiempo de dicho encuentro casual por el barrio, mi mandante, recibió la
sorpresiva llamada de la letrada doña Gemma Saün, quien se presentó como abogada del
Sr. DOMENECH, solicitando se aviniera mi mandante a efectuar la prueba de paternidad;
prueba a la que finalmente mi mandante – quien no tenía nada que ocultar, y así lo dijo)-
accedió, y cuyo resultado ha sido aportada de contrario y que este Juzgado ya conoce.
¿Cómo puede entonces ahora indicar que mi mandante le hizo creer que el hijo era suyo?
Carece de todo sentido…
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QUINTO.- Aclarado cuanto antecede, téngase en cuenta que de todo lo hasta aquí
expuesto, apenas puede aportar esta parte prueba documental alguna, por aquello de que
resulta imposible probar en negativo, y únicamente pueden aportarse pruebas indiciarias y
probarse la ya apuntada total ausencia del Sr. DOMENECH en la vida de mi mandante y
en el hijo mediante las oportunas testificales que se propondrán en el momento procesal
oportuno, y mediante la totalidad de la documentación “oficial” generada respecto de TONI
desde su nacimiento.
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acompañado a la madre al hospital… y no lo aporta por qué no lo tiene, por cuanto
NO ES EN MODO ALGUNO CIERTO QUE MI MANDANTE LE DIJERA O LE HICIERA
CREER EN NINGUN MOMENTO QUE ERA EL PADRE DEL MENOR
En cualquier caso, dicho sea con los debidos respetos y en estrictos términos de defensa,
el carácter inestable del Sr. DOMENECH viene ya de lejos, siendo este, precisamente, lo
que conllevó la ruptura.
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sólo mi mandante nunca le engañó diciéndole que era el padre de TONI, sino, y es que
además, aunque hubiera sido el caso no se acredita de contrario que el despido o los
supuestos trastornos de insomnio y ansiedad fueran consecuencia de haber creído
que era el padre de la criatura.
Llegados a este punto, téngase en cuenta que aun en el negado supuesto de que el Sr
DOMENECH hubiera estado realmente en el convencimiento de ser el padre del
menor, dicho error no sería en cualquier caso tampoco imputable a mi mandante.
¿Qué culpa tendría, aun en dicho supuesto mi mandante, de que el Sr. DOMENECH de
repente se obsesionara, como dice, de ser el padre de la criatura?
Mi mandante NUNCA nada le dijo (y nada aporta la adversa para desvirturar dicho extremo),
NI lo inscribió en el registro a su nombre, ni JAMAS le exigió ningún tipo de responsabilidad,
y cuando éste le pidió hacer una prueba de paternidad al niño, se mostró totalmente
colaboradora, pues lo que menos deseaba (habida cuenta los antecedentes) es que el Sr
DOMENECH reapareciera en su vida!
Dicho extremo, junto con la temeridad absoluta con la que ha actuado el demandante
al interponer la presente demanda, no hace sino pensar a esta parte (dicho sea con los
debidos respetos y en estrictos términos de defensa), que debido a su despido, el Sr.
DOMENECH precisa de liquidez y pretende conseguirla a costa de mi representada.
Efectivamente, y aun cuando diéramos por buena la tesis de la adversa, nótese que los
20.000.-€ que reclama no se motivan lo más mínimo… ni siquiera se exponen los
“baremos”, criterios o los parámetros en los que se ha basado la adversa para llegar a
dicha valoración, ni da explicación alguna del porqué de dicha cantidad...
Podría la adversa:
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- Haber solicitado en concepto de daño moral, un porcentaje de la cantidad reclamada
por los daños materiales sufridos, que como es sabido, es otro de los criterios que
ha sido considerado válido por los tribunales, o aplicar por analogía los baremos
establecidos para los accidentes de circulación y contenidos en la Ley 35/2015 de
22 de septiembre. Pero ni en uno ni en otro criterio tampoco se ha basado la
adversa.
- Haber hecho uso de la tan bien “permitida” facultad de solicitar que sea el propio
juzgador quien determine la cuantía en la que, en su caso, deba ser indemnizada la
víctima. Sujeta esta vía a la total discrecionalidad del juez, sin parámetros que
puedan operar como máximos indemnizables al no existir bases objetivas o reglas
precisas de cuantificación de este perjuicio no patrimonial. Criterio éste, sin
embargo, que tampoco ha sido acogido de contrario.
NOVENO.- Sin perjuicio de lo anterior, valga además aclarar que aun en el reiteradamente
negado supuesto que mi mandante hubiera engañado a la adversa, que este hubiera
creído ser el padre de TONI y que hubiera ejercido como tal, esto es, aun en el negadísimo
supuesto que el Sr DOMENECH hubiera sufrido algún tipo de prejuicio por la situación que
dice le fue generada, AUN EN DICHO SUPUESTO TAMPOCO CABRIA FUERA EL SR
DOMENECH INDEMNIZADO ¡¡¡¡¡; y ello, POR CUANTO LA JURISPRUDENCIA DE
NUESTROS MAS ALTO TRIBUNAL TIENE CLARAMENTE ESTABLECIDO QUE EN
NINGUN CASO CABE la indemnización del daño moral generado en el ámbito familiar
en caso de infidelidad y/o de ocultación y pérdida de un hijo que se considera propio.
En este sentido, véase, reciente sentencia 629/2018 del Tribunal Supremo de fecha 13 de
noviembre de 2018, cuyo contenido seguidamente se reproduce literalmente por su claridad
(…)
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En la segunda se sostiene, sin embargo, que «el daño moral generado en uno de
los cónyuges por la infidelidad del otro, no es susceptible de reparación económica
alguna, lo cual, origina la imposibilidad de atribuir al Tribunal «a quo» haber
infringido, en el aspecto estudiado, los artículos 67 y 68 del Código Civil, en relación
en el 1101 del mismo…», pues lo contrario llevaría a estimar que cualquier causa
de alteración de la convivencia matrimonial conllevaría indemnización.
(…)
(i) No se niega que conductas como esta sean susceptibles de causar un daño. Lo
que se niega es que este daño sea indemnizable mediante el ejercicio de las
acciones propias de la responsabilidad civil, contractual o CASACIÓN/3275/2017
12 extracontractual, a partir de un juicio de moralidad indudablemente complejo y
de consecuencias indudablemente negativas para el grupo familiar.
(…)
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A mayor abundamiento téngase en cuenta que, en el caso que se enjuiciaba en la referida
sentencia, se trataba de un matrimonio, que el engaño fue doloso y duró varios años, que
el supuesto padre había estado abonando una pensión de alimentos a quien creía ser su
hijo biológico… huelga apuntar que, en el presente caso, en el que no hay ni un solo indicio
de apariencia de que el Sr. DOMENECH fuera el padre y en el que el propio Sr.
DOMENECH reconoce que mi mandante le manifestó – antes del parto – que él no era el
padre, NO CABE INDEMNIZACIÓN ALGUNA.
DECIMA.- Por último, atendidas las circunstancias, entiende esta parte que debe
condenarse al demandante al pago de las costas derivadas de la presente demanda por la
clara temeridad y mala fe al interponer la misma.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
OTROSÍ PRIMERO DIGO: Que esta parte manifiesta la voluntad de cumplir con todos los
requisitos procesales y, si por cualquier circunstancia esta representación hubiera incurrido
en algún defecto, ofrece desde este momento su subsanación de forma inmediata y a
requerimiento del mismo, todo ello a los efectos prevenidos en el artículo 231 Lec.
En su virtud,
AL JUZGADO SUPLICO: Que tenga por hecha las anteriores manifestaciones a los efectos
legalmente oportunos.
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