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NOMBRE .

Abrahan
APELLIDO. Urbaez Ruiz
MATRICULA . 100684722

Guía para el análisis del cuento: En un bohío

1. Explique el título del cuento.

En un bohío

La mujer no se atrevía a pensar. Cuando creía oír pisadas de bestias se lanzaba a la


puerta, con los ojos ansiosos; después volvía al cuarto y se quedaba allí un rato largo,
sumida en una especie de letargo.

2. Biografía del autor.

JUAN BOSCH

Juan Emilio Bosch Gaviño (La Vega, 30 de junio de 1909–Santo Domingo, 1 de


noviembre de 2001) fue un cuentista, ensayista, novelista, narrador, historiador,
educador y político dominicano. Fue elegido presidente de la República
Dominicana en 1962, cargo que asumió por un breve período en 1963. Su
gobierno fue derrocado por un golpe de Estado casi siete meses después de
asumir la presidencia. Está considerado como uno de los escritores más
preclaros de Latinoamérica, en especial en el género del cuento.1[fuente
​ cuestionable]

Fue uno de los líderes de la oposición dominicana en los exilios contra el


régimen de Rafael Trujillo durante más de 26 años, después de haber sido
funcionario del dictador. Además, fue el fundador de dos de los principales
partidos políticos dominicanos: el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en
1939 y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en 1973.2​
3. Movimiento literario al que pertenece.

al movimiento postumista

4. Género literario.

conchoprimismo

Género narrativo

5. Punto de vista del narrador.

narrador omnisciente
narrador observador

6. Estilo (diálogo)

narración literaria orales o escrita

7. Tema o temas que trata la obra.

Una obra de Juan Bosch. Esta historia trato sobre una pobre familia que no tenía
dinero para comer, después de que el padre tuvo que entregarse a la policía, dejando
a su esposa con 2 hijos enfermos y una niña pequeña

8. Resume los conflictos que se presentan.

El primer conflicto que presenta es el deseo porque su esposo salga de la


prisión
El segundo que sus niños enfermo mejoren
El tercero darle asu hijos de comer
El Cuarto que el viento no se lleve el bohío

9. Argumento.

Una madre desesperada ,esperando a su marido que está preso y una


angustia por su hijos que no tenían para comer y estaba enfermo , ya no sabia
que hacer cansada de mirar a ver si venía alguien pero no llegaba nadie seguía
angustiada y desesperada por la situación en que pasaban sus familia.

10. Estructura: Señala la estructura que tiene el cuento. Define si sigue la


estructura tradicional de: introducción, desarrollo y desenlace o si se
rompe con ésta.
La estructura del cuento son la introducción , presentación desarrollo o nudo y
desenlace final .

11. Ambiente (Describe el lugar y el tiempo donde ocurre la acción).

en un campo

12. Atmósfera (Describe las emociones que se sienten a través del cuento).
¿Cuál es el ambiente psicológico de los personajes? Por ejemplo,
misterio,
13.
Empatía , comprensión , autoestima , miedo , asombro comparación , tristeza,
decepción , gratitud .

14. frustración, rabia, amor, miedo, confusión, etc

Emociones, sentimiento, tristeza, dolor,desesperación, angustia y frustración

15. Establece las características físicas, psicológicas y sociales de los


personajes principales y secundarios.

Las Características de los personajes del cuento bohío

a) Se presentan como personas pobres, teniendo una gran necesidad.

b) Las personas estaban pasando por enfermedades y una gran tragedia.

c) Eran muy apegados al sitio donde vivía, pasando tanta necesidad y no quisieron
abandonar ese lugar.

d) Eran conformista, porque no quisieron abandonar Bohío y quedándose a la merced


de las necesidades y enfermedades

16. Identifique algunas figuras literarias.

Apóstrofe, epíteto, adjetivación, aliteración, pregunta retórica, alegoría,


y comparación

17. . Identificar el tiempo narrativo. Esto se refiere tanto al momento histórico


en el que transcurre la historia como al tiempo en que se desarrolla el
relato, su duración, los saltos temporales, etc.
Esta obra creada por el profesor Juan Bosch es de género narrativo (ya que el autor
narra los eventos en el texto) y de subgénero cuento ( ya que nos narra una historia).
Narrador en 3ra persona.

18. Establecer puntos de contacto y comparaciones con otras obras.

UN BOHÍO MAL TIEMPO

Narra el desamparo y las Tratad un hombre que vivía del


necesidades que están pasando las carbon al caer tanta agua sus
familias campesinas por la ausencia esperanzas de alimentar a su familia
de padre, Teo lo cual está preso . se veia afectada .

19. Tomar en consideración el estilo de lenguaje que se usa. Si es coloquial o


formal, si pertenece a un grupo social determinado.

Se trata de un relato breve.Se trata de una elección léxica informal. Taita es un


vocablo no estándar presente en muchos hablantes rurales de República Dominicana.

20. Identificar valores y antivalores presentes en la obra.

la esperanza , morales y sociales

21. Busque en un diccionario el significado de 10 palabras desconocidas y,


redacte oraciones.

lívida:palidez,

dormitar : estar o quedarse medio dormido

sienes:cada una delos lado de la cabeza situado en el frente la oreja y mejilla

lienzo:tela de limo mas comun mente algodon de color blanco.

alero:parte inferior del tejado que sobresale de la pared.

recelo: sospecha o falta de confianza hacia una persona

bohio: tipo de cabaña la cual tienen forma circular

letargo: estado de cansancio y de somnolencia


súbito:imprevisto, repentino, precipitado, impulsivo y violento

sollozaba: respirar de manera profunda

1.la mujer tenía una enorme palidez por la preocupación que traía.

2.llegué temprano a la casa pero nadie me escuchó, los niños se quedaron dormidos .

3.mire el lindo rostro de Mari que brillaba como el sol y su mejilla se sonrojaron al mirar
mica.

4.bi aana yegar con un bestido delino color blanco estaba tan hermosa que no pude
dejar de mirarla.

5.el cielo esta nublado parece que va a llover que bueno que tenemos un tejado
grande y ancho que no bas proteger

6.el colmadero me vio llegar lovi sospechoso parece que no confia enmi

7.fui al hotel disfrutar pero maria se quedo dormida en la cabaña

8. llegó la ora del recreo pero el cansancio obligó a los niño quedarse sentado en la
biblioteca

9.ana trataba de llegar pero su impulso no era suficiente y su agresor era muy violento

10.la madre penso k la niña abia muerto pero al acercarse sintió que respiraba
profundo

22. Redacta un ensayo breve (siguiendo una estructura básica es:


Introducción, desarrollo y conclusión) de la obra en análisis recordando
que es una valoración propia como lector.

A lo largo de la historia podemos percibir que vivimos en una sociedad que se


preocupa más en multiplicar sus posesiones y comodidades, olvidándose de los más
necesitados, ya que es más fácil olvidarse de los más pobres que ayudar de aquel que
pasa penurias en la. marginalidad.
Esto es lo que se refleja en un bohío del escritor Juan Bosch que nos narra el
desamparo y las necesidades que están pasando una familia campesina, por la
ausencia del padre (Teo) el cual estaba preso. Todos los sucesos ocurren en el bohío,
donde podemos notar que la mujer estaba muy atormentada porque sus dos hijos
estaban enfermos y ella incapacitada ya que no tenía nada ni siquiera para comer,
pues todo lo que tenía el conuco,el agua se lo llevo, dejando solo un desierto de rocas,
pero ella esperaba a su niña que salió a intercambiar huevos por arroz y sal, de
repente llegó un hombre montado en un caballo al bohío y la madre le pidió ayuda,
pero este la miraba con interés.

Luego la niña llegó llorando porque el arroz y la sal que llevaba en un papelito se le
había mojando en el río quedando solamente un puño de esté, la madre desechada al
darse cuenta de la situación, expulsó al hombre del bohío desechando la oportunidad
de ganarse medio peso, pero manteniendo su dignidad.
En fin en un bohío no es más que un reflejo de algunos sectores de nuestra sociedad,
donde pasan situaciones como esta y a nadie les importa, pues, es más fácil ignorar.
.

Juan Bosch
(La Vega, Rep. Dominicana, 1909 - Santo Domingo, 2001)

EN UN BOHÍO (1940)
Originalmente publicado en la Revista Carteles
(12 de mayo de 1940), pág. 71;
Dos pesos de agua
(La Habana: Ed. Impresor A. Ríos, 1941, 168 págs.);
Cuentos escritos en el exilio y apuntes sobre el arte de escribir cuentos
(Santo Domingo: Librería Dominicana,
Colección Pensamiento Dominicano, 23, 1962, 255 págs.)

      LA MUJER NO se atrevía a pensar. Cuando creía oír pisadas de bestias se
lanzaba a la puerta, con los ojos ansiosos; después volvía al cuarto y se
quedaba allí un rato largo, sumida en una especie de letargo.
      El bohío era una miseria. Ya estaba negro de tan viejo, y adentro se
vivía entre tierra y hollín. Se volvería inhabitable desde que empezaran las
lluvias; ella lo sabía, y sabía también que no podía dejarlo, porque fuera de
esa choza no tenía una yagua donde ampararse.
      Otra vez rumor de voces. Corrió a la puerta, temerosa de que nadie
pasara. Esperó un rato; esperó más, un poco más: ¡nada! Sólo el camino
amarillo y pedregoso. Era el viento, ahí enfrente; el condenado viento de la
loma, que hacía gemir los pinos de la subida y los pomares de abajo; o tal
vez el río, que corría en el fondo del precipicio, detrás del bohío.
      Uno de los enfermitos llamó, y ella entró a verlo, deshecha, con ganas
de llorar, pero sin lágrimas para hacerlo.
      —Mama, ¿no era taita? ¿No era taita, mama?
      Ella no se atrevía a contestar. Tocaba la frente del niño y la sentía
arder.
      —¿No era taita, mama?
      —No —negó—. Tu taita viene después.
      El niño cerró los ojos y se puso de lado. Aún en la oscuridad del
aposento se le veía la piel lívida.
      —Yo lo vide, mama. Taba ah í y me trujo un pantalón nuevo...
      La mujer no podía seguir oyendo. Iba a derrumbarse, como los troncos
viejos que se pudren por dentro y caen un día, de golpe. Era el delirio de la
fiebre lo que hacía hablar así a su hijo, y ella no tenía con qué comprarle
una medicina.
      El niño pareció dormitar y la madre se levantó para ver al otro. Lo halló
tranquilo. Era huesos nada más y silbaba al respirar, pero no se movía ni
se quejaba; sólo la miraba con sus grandes ojos serenos. Desde que nació
había sido callado.
      El cuartucho hedía a tela podrida. La madre —flaca, con las sienes
hundidas, un paño sucio en la cabeza y un viejo traje de listado— no podía
apreciar ese olor, porque se hallaba acostumbrada, pero algo le decía que
sus hijos no podrían curarse en tal lugar. Pensaba que cuando su marido
volviera, si era que algún día salía de la cárcel, hallaría sólo cruces
sembradas frente a los horcones del bohío, y de éste, ni tablas ni techo. Sin
comprender por qué, se ponía en el lugar de Teo, y sufría.
      Le dolía imaginar que Teo llegara y nadie saliera a recibirlo. Cuando él
estuvo en el bohío por última vez —justamente dos días antes de
entregarse— todavía el pequeño conuco se veía limpio, y el maíz, los
frijoles y el tabaco se agitaban a la brisa de la loma. Pero Teo se entregó,
porque le dijeron que podía probar la propia defensa y que no duraría en la
cárcel; ella no pudo seguir trabajando porque enfermó, y los muchachos
—la hembrita y los dos niños—, tan pequeños, no pudieron mantener
limpio el conuco ni ira¡ monte para tumbar los palos que se necesitaban
para arreglar los lienzos de palizada que se pudrían. Después llegó el
temporal, aquel condenado temporal, y el agua estuvo cayendo, cayendo,
cayendo día y noche, sin sosiego alguno, una semana, dos, tres, hasta que
los torrentes dejaron sólo piedras y barro en el camino y se llevaron
pedazos enteros de la palizada y llenaron el conuco de guijarros y el piso de
tierra del bohío crió lamas y las yaguas empezaron a pudrirse.
      Pero lo mejor era no recordar esas cosas. Ahora esperaba. Había
mandado a la hembrita a Naranjal, allá abajo, a una hora de camino; la
había mandado con media docena de huevos que pudo recoger en nidales
del monte para que los cambiara por arroz y sal. La niña había salido
temprano y no volvía. Y la madre ojeba el camino, llena de ansiedad.
      Sintió pisadas. Esta vez no se engañaba: alguien, montando caballo, se
acercaba. Salió al alero del bohío con los músculos del cuello tensos y los
ojos duros. Sentía que le faltaba el aire. Miró hacia la subida. Sentía que le
faltaba el aire, lo que le abligaba a distender las ventanas de la nariz. De
pronto vió un sombrero de cana que ascendía y coligió que un hombre
subía la loma. Su primer impulso fue el de entrar; pero algo la sostuvo allí,
como clavada Debajo del sombrero apareció un rostro difuso, después los
hombros, el pecho y finalmente el caballo. La mujer vió al hombre
acercarse y todavía no pensaba en nada. Cuando el hombre estuvo a pocos
pasos, ella le miró los ojos y sintió, más que comprendió, que aquel
desconocido estaba deseando algo.
      Había una serie de imágenes vagas pero amargas en la cabeza de la
mujer: su hija, los huevos, los niños enfermos, Teo. Todo eso se borró de
golpe a la voz del hombre.
      —Saludo —había dicho él.
      Sin saber cómo lo hacía, ella extendió la mano y suplicó:
      —Déme algo, alguito.
      El hombre la midió con los ojos, sin bajar del caballo. Era una mujer
flaca y sucia, que tenía mirada de loca, que sin duda estaba sola y que sin
duda, también deseaba a un hombre.
      —Déme alguito —insistía ella.
      Y de súbito en esa cabeza atormentada penetró la idea de que ese
hombre volvía de La Vega, y si había ido a vender algo, tendría dinero. Tal
vez llevaba comida, medicinas. Además comprendió que era un hombre y
que la veía como a mujer.
      —Bájese —dijo ella, muerta de vergüenza.
      El hombre se tiró del caballo.
      —Yo no más tengo medio peso —aventuró él.
      Serena ya, dueña de sí, ella dijo:
      —Ta bien; dentre.
      El hombre perdió su recelo y pareció sentir una súbita alegría. Agarró la
jáquima del caballo y se puso a amarrarla al pie del bohío. La mujer entró,
y de pronto, ya vencido el peor momento, sintió que se moría, que no
podía andar, que Teo llegaba, que los niños no estaban enfermos. Ten la
ganas de llorar y de estar muerta.
      El hombre entró preguntando:
      —¿Aquí?
      Ella cerró los ojos e indicó que hiciera silencio. Con una angustia que
no le cabía en el alma, se acercó a la puerta del aposento; asomó la cabeza
y vió a los niños dormitar. Entonces dió la cara al extraño y advirtió que
hedía a sudor de caballo. El hombre vió que los ojos de la mujer brillaban
duramente, como los de los muertos.
      —Unjú, aquí —afirmó ella.
      El hombre se le acercó, respirando sonoramente, y justamente en ese
momento ella sintió sollozos afuera. Se volvió. Su mirada debía cortar
como una navaja. Salió a toda prisa, hecha un haz de nervios. La niña
estaba allí, arrimada al alero, llorando, con los ojos hinchados. Era
pequeña, quemada, huesos y pellejos nada más.
      —¿Qué te pasó, Minina? —preguntó la madre.
      La niña sollozaba y no quería hablar. La madre perdió la paciencia.
      —¡Diga pronto!
      —En el río —dijo la pequeña—; pasando el río... Se mojó el papel y na
má quedó esto.
      En el puñito tenía todo el arroz que había logrado salvar. Seguía
llorando, con la cabeza metida en el pecho, recostada contra las tablas del
bohío.
      La madre sintió que ya no podía más. Entró, y sus ojos no acertaban a
fijarse en nada. Había olvidado por completo al hombre, y cuando lo vió
tuvo que hacer un esfuerzo para darse cuenta de la situación.
      —Vino la muchacha, mi muchacha... Váyase —dijo.
      Se sentía muy cansada y se arrimó a la puerta. Con los ojos turbios vió
al hombre pasarle por el lado, desamarrar la jáquima y subir el caballo;
después lo siguió mientras él se alejaba. Ardía el sol sobre el caminante y
enfrente mugía la brisa. Ella pensaba: “Medio peso, medio peso perdío”.
      —Mama —llamó el niño adentro—. ¿No era taita? ¿No tuvo aquí taita?
      Pasándole la mano por la frente, que ardía como hierro al sol, ella se
quedó respondiendo:
      —No, jijo. Tu taita viene dispués, más tarde.

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