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La basílica de San Pedro del Vaticano

https://www.youtube.com/watch?v=4v2f9Sr-faM
Sobre la tumba de San Pedro se alzaba la basílica constantiniana. Julio II decidió su renovación completa. Ya no se
pensó en conservar la antigua basílica. Bramante fue el autor de los primeros proyectos impulsados por Julio II.
El primero data de 1505. En principio su idea partía (como era habitual en el Cinquecento) de una  planta centralizada
en forma de cruz griega con una cúpula central.  Al año siguiente Bramante proyectó un templo de cruz griega con
cuatro brazos iguales, con una enorme cúpula central y cúpulas en los cuatro ábsides, un “quincunx”, llamado así por
los cinco espacios que se crean. El elemento que nunca faltó y condicionó todos los proyectos fue la cúpula, porque es
imagen y símbolo de la bóveda celeste y de la divinidad y porque el círculo no tiene ni principio ni fin, como Dios.
Bramante emuló el modelo de la cúpula del Panteón de Roma.

Apenas se puede ver hoy nada del proyecto de Bramante de 1506 en la que la cúpula quiso superar a la del Panteón
de Roma. Los grandes pilares que la iban a sostener, colocados diagonalmente, fueron reforzados por consejo de
Giuliano da Sangallo, recreando modelos imperiales romanos. La fachada entre dos torres quizá quiso recordar la
arquitectura de las catedrales medievales.
Rafael, sucesor de Bramante a cargo de las obras, modificó la planta de cruz griega de Bramante e incorporó tres
naves, conservando los deambulatorios en el transepto y coro, por lo que en esa zona respetó el proyecto de espacio
centralizado de Bramante (del que ya estaban construidos los cuatro grandes pilares de la cúpula central y sus arcos).
Proyecto de Sagallo

Antonio da Sangallo el Joven, nombrado en 1516 segundo arquitecto de la basílica, al morir Rafael en 1520, Sangallo
pasó a ser el primer arquitecto y Peruzzi el segundo.
En 1538 Sangallo modifica la planta con el agregado en el frente oriental de un profundo nartex flanqueado por torres
en la fachada y deambulatorios rodeando los ábsides de los otros tres brazos.  Aunque mantuvo muchos de los
elementos del proyecto de Bramante, no responde al plan central por anteponer a la cruz griega el nártex. Miguel
Ángel, al advertir la desconexión, rechazó este plan y retomó nuevamente el plan central bramantesco.
Proyecto de Miguel Angel

A partir de 1546, en tiempo del papa Paulo III, Miguel ángel finalizó este enorme templo de planta central sobre la
tumba del primer papa, transformando el proyecto de Sangallo el Joven y recuperando el carácter monumental y las
posibilidades ceremoniales del proyecto de Bramante, de planta de cruz griega.
Se hicieron varios modelos de bulto cambiando radicalmente el proyecto de Sangallo, dándole unidad visual. En el
exterior, en el ábside y dos de los brazos, la superposición de órdenes se transforma en un uso magistral de un orden
corintio gigante y una Concepción del muro como un continuo, con un entablamento corrido y un carácter de unidad
para todo el perímetro. Eliminó los deambulatorios, la sacristía y todo lo que impedía el limpio diseño de un gran
espacio central bajo la cúpula. Miguel Ángel se sintió el auténtico ejecutor de lo que bramante había proyectado.
Su logro más grande fue diseñar la cúpula de la basílica. El modelo fue la cúpula de la Basílica de Santa María de
Fiore. Diseñó un domo de doble cáscara inspirándose en el domo de Brunelleschi. Miguel Ángel dejo proyectada y
construida la cúpula hasta el tambor y después de su muerte intervinieron en ella Giacomo della Porta y Domenico
Fontana. Esta cúpula se convirtió en modelo para las cúpulas europeas siendo la del monasterio de El Escorial la
primera con tambor (elemento que al interior introduce una iluminación que parece elevar la cúpula, como lo hace
también en el exterior). Después del Concilio de Trento 1545-1563 comenzaba la era de la Contrarreforma.
A comienzos del siglo XVII Carlo Maderno, por decisión del Papa Paulo V, prolongó la Iglesia para hacer de ella un
templo longitudinal que cubriría completamente el espacio sagrado de la antigua basílica de Constantino y se
adaptaría mejor a las ceremonias litúrgicas.
La prolongación de la nave alejaba la cúpula miguelangelesca por lo que Maderno levantó una fachada de desarrollo
horizontal a baja altura para poder contemplar la cúpula. Escogió el orden gigante en las columnas.
La construcción de la plaza frontera a la basílica fue concedida a Bernini, que diseñó una plaza ovalada de 340 m por
240 m delimitada por un pórtico arquitrabado con cuádruple alineamiento de columnas toscanas cuyo eje transversal
se señala por el obelisco central y las fuentes laterales.

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