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EL CINQUECENTO Y LA CRISIS DEL MANIERISMO EN ITALIA

1.- INTRODUCCIÓN

En el Quatroccento, Florencia es el centro artístico con el mecenazgo de los


Médicis, pero la muerte de Lorenzo “el Magnífico” en 1492 pone fin a esta capitalidad
del arte italiano.
Durante el primer tercio del S. XVI, el centro del arte será Roma. A esta época
se le ha denominado “Renacimiento Clásico o Clasicismo renacentista”. Va a ser la
época de los grandes genios del arte (Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Rafael).
En el contexto histórico, es la época de la expansión del capitalismo comercial,
el fortalecimiento político del estado Moderno (monarquías autoritarias), la Reforma
religiosa y los descubrimientos geográficos.
Roma se convierte en el centro del arte bajo los pontificados de Julio II (1503-
1513) y León X (1513-1521). Va a haber una gran actividad artística gracias a la
construcción de la nueva Basílica de San pedro del Vaticano, la decoración pictórica de
la Capilla Sextina y las Estancias o Logias Vaticanas. Igualmente, se fomenta las
excavaciones arqueológicas en la Ciudad Eterna, y así, patrocinado por León X, se va a
descubrir la “Domus Aurea” o Palacio Dorado de Nerón, que tendrá una gran
trascendencia en el arte, puesto que la decoración pictórica de sus numerosas galerías
enterradas o grutas (llamadas por este motivo GRUTESCOS) se va a convertir en uno
de los principales temas decorativos del Renacimiento, tanto tratado con la técnica del
relieve como en la pintura.
El Grutesco consiste en una decoración fantástica, en la que el artista funde
caprichosamente los diversos reinos de la naturaleza creando seres monstruosos, en
parte animales, en parte humanos, y en parte vegetales o inanimados, y a veces aparece
ordenado en torno a un vástago o tronco central vertical, que le sirve de guía, como si
fuera un candelabro, y entonces recibe el nombre de “a candelieri”.

Este espíritu triunfante, volcado en el arte, se verá fuertemente afectado por una
serie de acontecimientos que tienen lugar en el segundo tercio del S.XVI, comenzando
con el Saco de Roma (Saqueo de Roma), llevado a cabo por los tercios españoles al
mando del Gran Capitán en el año 1527. Este acontecimiento supondrá la ruptura de la
armonía, creando obras con tensión, que rompen con las reglas del arte clásico, y los
artistas se van a lanzar a realizar copias sistemáticas de las obras de los grandes genios
del primer tercio del s. XVI. A esta corriente artística, nacida de la copia de la maniera
personal de los grandes genios, pero vaciándola de contenido y deformándola, es lo que
se ha dado en llamar MANIERISMO. Van a surgir entonces imágenes sinuosas,
movidas, alargadas; composiciones confusas, el uso de la luz tenue y de efectos.

2.- LA ARQUITECTURA DEL CINQUECENTO: BRAMANTE, MIGUEL ÁNGEL Y


PALLADIO.

2.1.- DONATO BRAMANTE

Representa la severidad arquitectónica. Nace en Urbino, donde comienza a


trabajar junto con Milán. En estas ciudades, sus obras se caracterizan por la riqueza
decorativa al gusto quatroccentista, como la Iglesia de San Sátiro en Milán.
Al trasladarse a Roma abandona esta riqueza decorativa e, inspirado por las
obras romanas, va a crear un estilo donde prevalece lo puramente constructivo,
caracterizándose sus obras por la simplicidad de las formas y las armonías de las masas.
Este lenguaje se puede ver en el Templete de San Pietro in Montorio, mandado a
construir por encargo de los Reyes Católicos para conmemorar la toma de Granada,
consagrando en Roma una iglesia a San Pedro, en el lugar donde la tradición cree que
fue martirizado.
En este templete, Bramante lanza el manifiesto del ideal estético renacentista del
S. XVI, que renuncia a lo ornamental y acentúa los puros valores formales, subrayando
el gusto por la simple estructura. De esta forma va a crear un lenguaje arquitectónico
grandioso y monumental, que se consigue mediante:
- El riguroso estudio de las proporciones de cada una de las partes del
edificio , que forman un todo perfectamente articulado.
- La importancia de los elementos estructurales sobre los decorativos, donde
domina la línea horizontal.

A su vez, también va a crear un espacio arquitectónico completo y cerrado en sí


mismo. El edificio ideal renacentista responde al uso de la planta central. Bramante crea
una forma estática y totalmente cerrada. Utiliza la planta central circular, pues el círculo
es la forma perfecta y simple que se corresponde con Dios, como “mente cósmica” que
es. (idea neoplatónica del humanista Marsilio Ficino).
Así Bramante va a articular dos estructuras concéntricas:

- En el exterior, establece una columnata de 16 columnas de orden toscano que


se alza sobre una base escalonada y el entablamento que, siguiendo el
modelo clásico, consta de arquitrabe, friso y cornisa. El friso está dividido en
triglifos y metopas, que llevan bajorrelieves con imágenes de los
instrumentos del martirio de San Pedro y de objetos de la liturgia cristiana.
Esta concepción grecorromana inicial da paso, en el cuerpo superior, a la
renacentista. Este segundo piso es introducido por una balaustrada que rodea
el edificio y que aporta ligereza y transparencia frente a la robustez de las
columnas inferiores.
El cilindro que forma el segundo piso parece un tambor en el que se suceden
las ventanas abiertas, las ventanas ciegas y los nichos. Llama la atención que
los alféizares de las ventanas estén en perspectiva, haciendo que los puntos
de fuga que generan lleven hacia el centro virtual del recinto, corroborando
su planteamiento unitario y centralizado.
Corona el templo una cúpula nervada de media esfera, cuyos nervios
confluyen en una estilizada linterna que termina en una cruz.
- En el interior, plantea una cella circular, caracterizada por las pilastras
adosadas a la pared.

De acuerdo con la concepción neoplatónica, Bramante había planteado un patio


circular para enmarcar el templete, que al final no se construyó, lo que fue en
detrimento de la impresión de monumentalidad clásica que Bramante quería potenciar,
ya que al integrarlo en una forma circular, el arquitecto había jugado sabiamente con la
percepción del espectador cuando accedía al claustro. De todos modos, la
monumentalidad no se llegó a perder porque bramante había manipulado igualmente los
intervalos geométricos y las proporciones para conseguirla. La altura de la cella, por
ejemplo, equivale al radio del círculo que forman las 16 columnas.
También jugó con la luz, generando un espacio en claroscuro entre los fustes de
las columnas y la curvatura de la cella, en contraste con la transparencia de la
balaustrada.
Aparte de todas estas consideraciones, decir que la inspiración, a la hora de
diseñar este edificio, la tuvo Bramante en los tholoi griegos y en las grandes obras
romanas, como el templo de Vesta y el Panteón romano.

En 1506, el papa Julio II encarga a Bramante un proyecto para reconstruir de


nuevo la antigua basílica de San Pedro. Bramante concibe un templo centralizado, con
una gran cúpula tambor con galería de columnas, un crucero en cruz griega, cuatro
cúpulas más pequeñas y cuatro fachadas flanqueadas por cuatro torres dispuestas en las
esquinas. A su muerte, solo se había levantado los cuatro grandes pilares que tenían que
soportar la cúpula. En 1546, Miguel Ángel acepta continuar la construcción de la
basílica.
En el Palacio de los Papas pudo dar expresión a un proyecto que consistía en
unir la residencia de invierno con el Palacio del Belvedere, utilizado como pabellón de
verano. Ambos edificios estaban separados por 300 metros en declive y este terreno en
pendiente le sirvió para articular un conjunto: construyó un patio inferior y dos jardines
superiores a los que se accede por escaleras monumentales; cerró las alas del rectángulo
con galerías de tres pisos, basándose en la ordenación del Coliseo, y dispuso en el frente
principal una exedra o nicho.

2.2.- MIGUEL ÁNGEL BUONARROTI

Si Bramante representa en la 1ª mitad del S. XVI la serenidad y el equilibrio, la


2ª mitad se corresponde con un nuevo estilo, Manierismo, donde se sustituye la
serenidad por la tensión, y la medida por los efectos de sorpresa. Aunque los elementos
que se emplean son los mismos del vocabulario clásico, el arquitecto manierista los
emplea arbitrariamente, sin respetar a veces su distribución tradicional, intentando
conseguir efectos de capricho, y de articulación dinámica de muros y espacios.

Miguel Ángel será el típico artista manierista que somete los elementos clásicos
a una interpretación personal y dramática. En 1546 se hace cargo de las obras del
Vaticano, pero modifica el proyecto de Bramante, eliminando las torres y
transformando la cúpula (dónde mejor se ve este cambio), a la que le da un perfil más
elevado y suprime el anillo de columnas que proyectó Bramante en el tambor. Miguel
Ángel partió de la planta de cruz griega bramantesca, pero reforzó los elementos
constructivos para erigir una cúpula más elevada (131 metros), y rechazó la idea de
repetir la cúpula romana del Panteón a favor de la de Santa María de Brunelleschi.
La cúpula nervada de Miguel Ángel fue la evolución lógica de su modelo de
doble cascarón florentino; circular, en vez de octogonal, y ovalada, en vez de apuntada.
En el interior, esta inmensa cúpula (42 m. de diámetro) se eleva sobre pechinas y se
apoya sobre cuatro robustos pilares ochavados. También realizan la función de
contrarresto la maciza estructura del tambor, caracterizada por el trazado cóncavo-
convexo de los ábsides y, a la manera bizantina, cuatro cúpulas. Dos de las cúpulas y el
acceso sobresaliente porticado desaparecieron con las reformas de Maderno.

Esta cúpula cabalga sobre un tambor, donde se alterna ventanas con frontones
curvos y triangulares, separadas por columnas corintias pareadas que, al sobresalir del
muro de la circuferencia, crean efectos de sombra y luz (Manierismo). La decoración se
completa con las guirnaldas en arranque de la cúpula.

El exterior de la cabecera es de Miguel Ángel, y se caracteriza por la


monumentalidad que le da el “orden gigante” que inventó el propio Miguel Ángel. El
muro está recorrido por dobles pilastras corintias de orden gigante que acomodan
balcones y ventanas, que alternan los tipos de frontones. Las pilastras se prolongan
sobre el entablamento en un amplísimo ático horizontal de ventanales apaisados.

El punto de partida de la arquitectura manierista está en la Biblioteca


Laurenciana, para la que realiza la sala de lectura y el vestíbulo. En esta obra consigue
sorprendentes efectos de tensión en un espacio tan reducido, dando muestras de un gran
manejo de las masas y del espacio. En el vestíbulo proyecta una escalera de tres tramos
que se unifican en un solo tramo. Esta escalera está marcada por el dinamismo que se
consigue por los escalones redondeados del cuerpo central que, a su vez, se alternan con
los rectos de los lados. Las columnas de los muros parecen no sostener el techo puesto
que en vez de sobresalir se disimulan. Alza la estructura sobre un zócalo alto. La
sensación de agobio se expresa a través del amontonamiento de los elementos, el uso de
ventanas ciegas y las ménsulas curvas incrustadas en el zócalo.

Por encargo del papa León X realiza la construcción de la Sacristía Nueva de la


basílica de San Lorenzo con la doble intención de que hiciera juego con la Sacristía
Vieja, realizada por Brunelleschi, y sirviera de capilla funeraria a cuatro miembros de la
familia Medici, pero al final el proyecto se redujo a los sepulcros de Lorenzo II y
Giuliano. En esta obra, Miguel Ángel imprime una tensión nerviosa al esquema
brunelleschiano, mediante la utilización de frontones curvos y ventanas ciegas.

En el ámbito urbanístico Miguel Ángel concibe la Plaza del Capitolio. Esta


plaza se trata de un perfecto estudio de perspectiva al idear un espacio definido y
limitado por los palacios de los Conservadores y del Museo en los laterales, y en el
fondo planifica un tercer palacio, que cierra el conjunto.
En los palacios superpone unas formas adinteladas en la parte baja con aberturas
profundas (que sugiere profundidad) y ventanas con los frontones salientes (que sugiere
un empuje hacia fuera).
La relación entre el vacío y la especialidad viene dada por el dibujo del
pavimento, compuesto de elipses entrelazados.

2.3.- ANDREA PALLADIO

Andrea Palladio trabaja en la zona de Vicenza, Verona y Venecia. Es autor de un


tratado de arquitectura “I Quattro Libri dell´Architectura” (Los Cuatro Libros de
Arquitectura), que se convertirá en el modelo de la arquitectura neoclásica, debido a la
claridad y simplicidad de sus modelos.

Termina la Basílica o Palacio de la Razón, de Vicenza, 1549. Es un templo


gótico de planta trapezoidal, del que realzará la fachada. Plantea en ésta una fachada a
dos plantas (piso bajo de orden dórico y el alto, de orden jónico), a partir de la
repetición seriada de un módulo, llamado “tramo rítmico palladiano”, que consiste en
combinar el arco y el dintel en las galerías. Inscribe un arco de medio punto y dos
dinteles laterales apeados sobre columnas, en un marco arquitrabado con columnas de
orden gigante.

En la zona de Verona, Vicenza y Venecia realiza varias villas campestres,


entendidas como lugar de ocio. Una de ellas es La Rotonda, que consta de un salón
central de planta cuadrada, cubierta por una cúpula y cuatro pórticos jónicos con
frontones sobre escalinatas, relacionando así el edificio con la naturaleza. A través de
Inglaterra, donde la obra de Palladio alcanza un gran éxito, este tipo de mansiones con
pórtico en la entrada serán frecuentes en el sur de Estados Unidos. En el exterior, por lo
tanto, diseñó cuatro fachadas idénticas, orientadas hacia los cuatro puntos cardinales.
Plantea un elevado basamento que exige cuatro pronunciadas escalinatas para acceder al
edificio, y las entradas son cuatro pórticos jónicos hexástilos, con sus respectivos
entablamentos y frontones.

Otra obra suya es el Teatro Olímpico de Vicenza. Construye una estructura


semielíptica cerrada por un escenario con decoración en perspectiva.

En Venecia son famosas sus iglesias, como las de San Jorge el Mayor (1565) y
El Redentor (1577), en las que logra un compromiso entre la planta central con cúpula
en el crucero, y la disposición longitudinal. Las fachadas están articuladas mediante
frontones.

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