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MEDIOS PROBATORIOS
1. GENERALIDADES
Los medios de prueba son objeto de tratam iento legal en el
Título VIII («Medios Probatorios») de la Sección Tercera («Actividad
Procesal») del Código Procesal Civil.
La prueba es el «... conjunto de actividades destinadas a procurar
el cercioram iento judicial acerca de los elementos indispensables
para la decisión del litigio som etido a proceso, sin perjuicio de que
suela llamarse tam bién prueba al resultado así conseguido y a los
medios utilizados para alcanzar esa meta...» (ALCALÁ-ZAMORA Y
CASTILLO, 1964: 257).
Devis Echandía entiende por pruebas judiciales «... el conjunto
de reglas que regulan la admisión, producción, asunción y valoración
de los diversos medios que pueden emplearse para llevar al juez
la convicción sobre los hechos que interesan al proceso» (DEVIS
ECHANDÍA, Compendio de pruebas judiciales, 1984, Tomo I, p. 26).
Según Lino Palacio la prueba es «... la actividad procesal,
realizada con el auxilio de los medios previstos o autorizados por la ley,
y encam inada a crear la convicción judicial acerca de la existencia o
inexistencia de los hechos afirmados por las partes en sus alegaciones»
(PALACIO, 1977, Tomo IV, p. 331).
Lino Palacio agrega que «constituyen medios de prueba los m odos
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2. La declaración de testigos.
3. Los docum entos.
4. La pericia.
5. La inspección judicial.
8. PRUEBAS DE OFICIO
De conform idad con lo dispuesto en el artículo 194 del Código
Procesal Civil, que regula las pruebas de oficio:
Excepcionalmente, cuando los medios probatorios ofrecidos
por las partes sean insuficientes para form ar convicción el juez
de Prim era o de Segunda Instancia, ordenará la actuación de
los medios probatorios adicionales y pertinentes que considere
necesarios para form ar convicción y resolver la controversia,
siempre que la fuente de prueba haya sido citada por las partes
en el proceso. Con esta actuación probatoria el juez cuidará
de no reemplazar a las partes en su carga probatoria, y deberá
asegurarles el derecho de contradicción de la prueba.
La resolución que ordena las pruebas de oficio debe estar
debidam ente motivada, bajo sanción de nulidad, siendo esta
resolución inimpugnable, siempre que se ajuste a los límites
establecidos en este artículo 194 del C.P.C.
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9. CARGA DE LA PRUEBA
«Las reglas sobre la carga de la prueba (...) ayudan al juez a formarse
un juicio, afirmativo o negativo, sobre la pretensión que se hace valer, no
obstante la incertidum bre con respecto a las circunstancias de hecho,
porque le indican el m odo de llegar a una decisión en semejante caso.
La esencia y el valor de las norm as sobre la carga de la prueba consisten
en esta instrucción dada al juez acerca del contenido de la sentencia que
debe pronunciar, en un caso en que no puede com probarse la verdad
de una afirmación de hecho importante...» (ROSENBERG, 1956: 2).
Añade Rosenberg que «... las norm as sobre la carga de la prueba son
un complemento necesario de toda ley y de todo precepto jurídico...»
(ROSENBERG, 1956: 3).
«... Si las partes no se preocupan de la carga de la prueba, ofreciendo,
como quiera que sea, las pruebas que tienen a su propia disposición, el
juez, en cambio, está obligado a considerar la regla de juicio ya cuando
decide acerca de la relevancia de las pruebas aducidas, no solo a base
de un criterio de economía procesal, sino precisam ente en aplicación
de la regla misma. Esta última, pues, además de la función directa de
definir el contenido de la decisión cuando falten las pruebas, tiene la
función refleja, de indicar, en el curso del procedim iento, cuál de las
dos partes sea la más idónea (en base a un criterio legal) para producir
la prueba» (MICHELI, 1961: 142).
«... Puede decirse que la carga de la prueba incum be a quien de
una afirmación propia pretende hacer derivar consecuencias para él
favorables; porque justo es, que el que quiere obtener una ventaja,
soporte las desventajas a ella conexas, entre las cuales se cuenta la
carga de la prueba. Aplicando este principio, resulta que cualquiera
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que afirma tener un derecho (...) debe probar el hecho jurídico de que
deriva el derecho, y, por lo tanto, todos los elementos y requisitos que
por ley son necesarios para que se tenga el hecho jurídico idóneo para
producir el derecho que se pretende...» (COVIELLO, 1938: 563).
Con arreglo a lo previsto en el artículo 196 del Código Procesal
Civil, que norm a lo relativo a la carga de la prueba, salvo disposición
legal diferente, la carga de probar corresponde a quien afirma hechos
que configuran su pretensión, o a quien los contradice alegando nuevos
hechos.
Al respecto, el artículo 200 del Código Procesal Civil señala
claramente que si la parte no acredita con medios probatorios los
hechos que ha afirmado en su dem anda o reconvención, estos no se
tendrán por verdaderos y su dem anda será declarada infundada.
Además, según el Tercer Pleno Casatorio Civil, recogido en la
Casación N° 4664-2010-Puno, “La carga de la prueba contiene dos
reglas: una de distribución de la carga de probar y otra de juicio.
La prim era regla está dirigida a las partes, y en virtud de la cual se
atribuye a ellas qué hechos deben probar; el dem andante tiene la carga
de probar los hechos en los que sustentan sus defensas. La segunda, es
una regla de juicio dirigida al juez que establece cómo debe considerar
la probanza de los hechos y, por tanto la fundabilidad de la pretensión
o, en su caso, de las defensas, ante la ausencia o deficiencia de pruebas
en el proceso que va a fallar”.
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del Título Prelim inar del referido Código, que regula el principio de
inm ediación y según el cual las audiencias y la actuación de medios
probatorios se realizan ante el juez, siendo indelegables bajo sanción de
nulidad, estando exceptuadas las actuaciones procesales por comisión
(es decir, que tengan que desarrollarse m ediante exhorto por escapar
tales actuaciones a la com petencia territorial del juez comitente, como
cuando un testigo domicilia fuera de dicho ámbito).
El artículo 202, parte inicial del prim er párrafo, del Código
Procesal Civil tam bién guarda concordancia con lo señalado en el
últim o párrafo del artículo 50 del citado Código adjetivo, conform e
al cual el juez que inicia la audiencia de pruebas concluirá el proceso,
salvo que fuera prom ovido o separado. El juez sustituto continuará el
proceso, pero puede ordenar, en resolución debidam ente motivada,
que se repitan las audiencias, si lo considera indispensable.
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17.1 Generalidades
La declaración de testigos es un m edio de prueba que se encuentra
regulado en el Capítulo IV («Declaración de Testigos») del Título VIII
(«Medios Probatorios») de la Sección Tercera («Actividad Procesal»)
del Código Procesal Civil.
El testim onio de terceros es «... un medio de prueba que consiste
en una declaración de ciencia y representativa, que un tercero hace a un
juez, con fines procesales, sobre lo que dice saber respecto de hechos de
cualquier naturaleza» (DEVIS ECHANDÍA, 1984, Tomo II: 29).
Para Lino Palacio, la prueba de testigos es «... aquella que es
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17.4Número de testigos
Los litigantes pueden ofrecer hasta tres testigos para cada uno de
los hechos controvertidos. En ningún caso el núm ero de testigos de
cada parte será más de seis (art. 226 del C.P.C.).
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F. Los planos.
G. Los cuadros.
H. Los dibujos.
I. Las fotografías.
J. Las radiografías.
K. Las cintas cinematográficas.
L. Las m icroform as tanto en la m odalidad de microfilm como
en la m odalidad de soportes informáticos.
M. Otras reproducciones de audio o video.
N. La telemática en general.
Ñ. Los demás objetos que recojan, contengan o representen
algún hecho, o una actividad hum ana o su resultado.
Carrascosa López refiere que de acuerdo a su naturaleza existen
las siguientes clases de docum entos:
«a) D ocum entos en forma de papel: m anuscritos, impresos,
fotografías y reproducciones.
b) D ocum entos en películas: m ateriales audiovisuales, fílmicos
y micro.
c) D ocum entos en forma magnética: discos y cintas magnéticas,
diskettes, cassettes, etc.
d) Docum entos en forma electrónica: discos ópticos, ya sea vídeo
disco o disco digital» (CARRASCOSA LOPEZ, 1991: 118).
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los efectos jurídicos de esta. Sobre la base del prim ero de esos
criterios los docum entos declarativos pueden subdividirse
en dispositivos e informativos según que, respectivamente,
constituyan, m odifiquen o extingan relaciones jurídicas (v.gr.
un contrato, una letra de cambio, una sentencia judicial o una
decisión adm inistrativa) o se limiten a dejar constancia de
una determ inada situación de hecho (v.gr. los asientos de los
libros de los comerciantes, las inform aciones periodísticas, las
historias clínicas). Atendiendo, en cambio, a los efectos de la
declaración, entre los docum entos declarativos es pertinente
diferenciar los confesorios de los testimoniales, según que
respectivamente aquella sea o no contraria al interés de quien
la emite.
Son docum entos m eram ente representativos todos los
restantes, es decir aquellos que no contienen declaración
alguna (v.gr. hitos, fotografías, planos, etc.).
c) De acuerdo con su función, los docum entos pueden clasificarse
en constitutivos o meramente probatorios de los actos jurídicos.
Revisten el prim er carácter (...) aquellos docum entos a los
que la ley erige en requisito formal indispensable para la
validez de ciertos actos jurídicos, de m odo tal que su falta de
otorgam iento determ ina la nulidad de tales actos (...).
(...)
Son, en cambio, m eram ente probatorios los docum entos
que constatan la existencia de un acto jurídico respecto del
cual la ley no exige una forma determ inada (...) y sirven
exclusivamente como medios de prueba de ese tipo de actos
sin excluir la admisibilidad de otros medios.
M ientras los docum entos constitutivos son siempre disposi
tivos y escritos, los docum entos m eram ente probatorios pue
den no revestir esas calidades y ser, por lo tanto, dispositivos
no escritos, informativos y m eram ente representativos.
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