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PÁRRAFO INDIVIDUAL

Nombre: Yajaira Baraja

Las estadísticas penitenciarias en Latinoamérica muestran que existe mayor violencia en


las cárceles que en la población general (Steiner, B & Cain, 2016).El abuso de poder
masculino domina en los centros penitenciarios. Debido a que, las autoridades o
funcionarios efectúan malos tratos, tortura, incluso complicidad, que llevan a que los
prisioneros sean dóciles ante ellos. Además, los jefes del crimen organizado manejan a
sus bandas desde las celdas y pueden llegar a convertirse en héroes populares para ellos.
Por último, la falta de servicios básicos y la falta de higiene e insalubridad llevan a los
reclusos a cometer actos indebidos. En los siguientes párrafos se profundizará como
afecta la violencia en los presos a partir de las ideas expuestas.

Hoy en día, la violencia por parte de las autoridades abarca un serio problema en las
cárceles, ya que los propios prisioneros no se pueden sentir seguros, debido a que sus
mandatarios hacen uso de la fuerza de todas las maneras posibles y logran que sus
reclusos se vuelvan sumisos con la muestra de su poder. De manera que:
Según (Trajtenberg & Sánchez de Ribera, 2019) basado en la investigación de
(Modvig, 2014) y (Matthews, 2012) menciona que, en las instituciones
penitenciarias las autoridades tienen la obligación de proteger a las personas
privadas de libertad de cualquier tipo de violencia, excepto el uso proporcionado
y necesario de la fuerza para procedimientos de seguridad, y se entiende por
violencia comportamientos tan variados como: ataques físicos y lesiones,
homicidios, abusos sexuales y violaciones, distintos tipos de agresiones
psicológicas, amenazas, humillaciones, bullying, conductas indebidas, suicidios
o autolesiones (Modvig, 2014). Si bien una parte importante de la violencia
ocurre entre personas privadas de libertad, los roles de víctima y victimario
pueden variar y la violencia puede ser ejercida no solo entre internos, sino
también: de funcionarios a internos y de internos a funcionarios. Por ello
también es importante incluir tanto las formas colectivas de violencia ejercidas
para enfrentar a las autoridades, como motines, toma de rehenes o fugas, como
las formas de violencia institucional más invisibles y veladas, que incluyen el
uso excesivo e inadecuado de fuerza, la tortura, los malos tratos, los abusos
sexuales y psicológicos, entre otras
Es decir, hoy en día, es muy habitual y en casos excepcionales, que los funcionarios
penitenciarios adquieran una actitud retribucionista y vengativa. Esa posición ocurre
debido a la acción de su función como “Poder de mando”.
En las instituciones penitenciarias existe una serie de características que se convierten
en escenarios favorables para realizar actos violentos, por lo que conllevan a que los
lideres del delito organizado dirijan a sus pandillas, convirtiéndose en ídolos para ellos.
De acuerdo con (Ornelas, 2009) por crimen organizado entendemos primordialmente a
delincuentes profesionales con las siguientes características:

 Operan durante un periodo. No se trata de individuos que se juntan para uno o


dos trabajos y luego se desbandan.
 Poseen una estructura y jefes identificables. La estructura de la jefatura varía,
pero existen una jerarquía y una división del trabajo dentro del grupo. La
jerarquía puede estar centralizada, con una estructura piramidal, asemejándose a
organizaciones empresariales, privadas o del sector público, o bien las bandas
operan en redes no conectadas estrechamente. En otras ocasiones los grupos
suelen trabajar más o menos por su cuenta y establecer relaciones
de cooperación o pactos de no agresión entre ellos.
 Sus propósitos principales son medrar con actividades ilegales. Se trata de
acciones que en su mayor parte se considerarían ilegales.
 Usan la violencia y la corrupción para protegerse de las autoridades o posibles
rivales, así como para disciplinar a sus propios camaradas y a quienes buscan
explotar (Bailey & Chabat, 2003).

Por lo tanto, la característica que mejor define al crimen organizado es principalmente la


capacidad de emplear violencia subordinando a sus compañeros de celda, con maltratos
y agresiones.

El hacinamiento carcelario provoca en los prisioneros angustia y desesperación, es por


ese motivo que se declinan a la violencia para alcanzar bienes y servicios de difícil
acceso y que no son de su propiedad, teniendo algunas causas como:

Las causas de la violencia se localizan en la propia privación de libertad y en la


experiencia de sufrimiento que implican la falta de libertad, autonomía e
independencia y el limitado acceso a bienes y servicios. En este entorno brutal y
de carencias, los individuos privados de libertad buscan medios ilegítimos
alternativos, y muchas veces violentos, para satisfacer o compensar la privación
de estas necesidades. Sykes asume cierta discontinuidad, ya que muchos
individuos que no utilizaban la violencia en la comunidad, en la cárcel se
vuelven violentos como una forma de adaptación y supervivencia a la cultura
carcelaria. En esta teoría se distinguen dos mecanismos individuales de
adaptación: el primero, más irracional, tiene que ver con que el estrés y la
frustración generados por la privación provocan reacciones violentas frente a
otros presos y funcionarios penitenciarios; el segundo, más racional, se vincula
con que los individuos se enfrentan a un entorno muy violento, competitivo y
con escasez de recursos, donde saben que tienen que emplear vías ilegitimas y
violentas para lograr sus objetivos y satisfacer sus necesidades (Sykes, 1958).

Después de todo, la falta de estos servicios genera fuertes enfrentamientos entre


criminales, debido a que cada preso necesita de una manera u otra acceder a los mismos.
Referencias
Bailey, J., & Chabat, J. (2003). Crimen transnacional y seguridad pública. Desafíos para México
y Estados Unidos. Plaza y Janés.

Matthews, R. (2012). Doing time: An introduction to sociology of Punishment. Palgrave


MacMillan.

Modvig, J. (2014). Violence, sexual abuse and torture in prisons. Organización Mundial de la
Salud Región Europa, pp. 19-26.

Ornelas, J. L. (2009). La delincuencia organizada: análisis de su repercusión en el ejercicio del


poder. Revista Criminalidad. Obtenido de http://www.scielo.org.co/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S1794-31082009000200006

Steiner, B, B., & Cain, C. (2016). he Relationship between Inmate Misconduct, Institutional
Violence, and Administrative Segregation: A Systematic Review of the Evidence.
National Institute of Justice, Restrictive Housing in the United State.

Sykes, G. M. (1958). The society of captives A study of a maximum security prison. Princeton
University Press.

Trajtenberg, N., & Sánchez de Ribera, O. (2019). Violencia en instituciones penitenciarias.


Definición, la medición y la explicación del fenómeno. Revista de ciencias sociales.

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