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SUUPELeSLESESELESEOSESESESESESEERSCOSESESESESSECESESESOSEOSELOSESESESEIOSCOSSTSCSTSSLESESESESTSIRTISELEIID La psicoss oROIMARA ante, no es una reinscripcidn del sujet bajo los Investigaciones sobre el inicio. ideales de antes del desenganche. Supone, como testimonian los Jeskuns ‘ dela psicosis p, -ahenaciero casos, una invencién particular y un destinatario atento. wall una particular y un desti b rn gee! " Secci6n Clinica de Lille* Com de Wey Te duhvantes me tone Die, debe oa og iS rahe sis dys fone ceeres Coxporalry I. EnTrapAs en {a psicosist No encontrainos ninggtin caso que pusiera en duda la estructura de Ja psicosis desarrollada por Lacan en «De una cuestidn prelimi- nar...» forclusiop del Nombre del Padre y falta de significacién falica. Estalest tiene, sin embargo, diversas manifestaciones, - clinicas. Po y 4p wlesignan aqui, como en el texto de Lacan, los - 9. FI falo es el significante del sexo, por lo tanto, las ideas deli- rrantes ligadas a la sexualidad y al cuerpo signan la presencia de 9, asi como ciertos pasajes al acto (automutilacién) y cierto tipo de disfunciones corporales. Como el falo es el médium entre los se- x0s, las ideas delirantes relativas al amor y a las relaciones sexua- les deben igualmente referirse a 9, El falo es el significante dela vida ele Inactividad del goce, Entonees la pérdida enigmética del intimiento de la vida, que a veces llega hasta el suicidio, y la mor= tificacidn del goce resultan también de @p. Los trastornos del len- guaje solos prucban «automsticamente> la forclusion del Nombre del Padre. Los fenémenos que acabamos de describir, asf como las alucinaciones visuales y cenestésicas, tienen un_estatuto amenudo dificil de determinar en la préctica. En ausencia de trastornos del Jenguaje, la psicosis debe entonces probarse de otra maner un estudio de conjunto del cuadro clinico a partir de la articula~ cidn detallada de sus elementos. De «De una cuestidn preliminar...» deducimos un esquema de desencadenamiento® de la psicosis relativo a la segunda «enferme- dad» de Schreber,” que se traduce por el siguiente encadenamien- to temporal: 1°) llamado al significante forcluido del Nombre del Padre (por Un-padre); 2°) formacién de Pg; 3") formacién de Oy. Pero existen entradas en la psicosis que se-ordenan segiin otr: secuencias temporales. 5. nel caso de Schrebe, donde la els de alo» es trafda para coviver- tira en ala hiancia mortifera del estado del espejo» (ob. etn. 3). Fl azo entre {py la imagen del cuerpo es foeueate en la psicoss 6.Ob. city. 2, p. 540, «Enel punto donde, ya veremos emo, es amado ef Nomibee-dsl-Pade, pede pues responder en el Otro un pure y simple agujero, cl cual por lacarencia del efecto metalic peovocard un agyjero eorrespondien- te en el lugar dela sigofiaci fica Vase también, en la pigina $52 a di fusion sobre la anterioridad de Po respeeto de dy; pp. 383 y 358 la rela Iieziea entre Poy pp. 38-589 las covunturas de desencadenamiento 7-1. P.Sehreher, Memoria de wn enfrm nero, Buenos Aires, Peril 1999, capitlos 2 y 3:1) junio de 1893, nominacin de Pesidente de Cémaraen el T bhunal de Apelaciones del Land de Dresde; 2°) actubre de 1893, ecrujidow» sobre~ naturales #°) marzo de 1854, elaboracidn del en muchacho. Su padre fue enviado a un campo de concentracién en Camboya cuan- do ella tenia tres afios. La madre decidi6 quedarse con su hijo de dos afios y envi6 a su hija lejos, a lo de su familia. Cuando la nia tuvo seis atios, el padre se escapé y records inmediatamente a st hija. La familia reunida paso entonces un afio en un campo de re- fugiados antes de llegar a Francia, Los recuerdos de Ven datan del regreso de su padre. Antes, es la nada, Justo en ese momento pre- senci6 una escena que fue la matriz de su transexualismo: st her~ mano orina parado. Desde entonces sintié que ella era -y debia ser—un muchacho, Esta idea nunca la abandon6, El regreso del pa- dre precipit6, pues, la formacién de una idea delirante en relacién con el cuerpo y el sexo, Ya de adulta, Ven no presenta ninggin tras- como del lenguaje. La psicosis solo es localizable por un examen muy cuidadoso. La persiguen las miradas femeninas que atraviesan sus vestimentas y adivinan que ella no tiene pene. Por otra parte, tiene una disereta idea delirante sobre la determinacién de la ana~ tomia por el deseo paterno, Su concepcidn del amor para una mu jer est enteramente determinada por la escena inicial que hizo del pene la insignia real del amor de la madre por el hijo. 8. Los ejemplos estin publicados in extenso en los Hors-série N ier de Lille: ej. 2 de Vincent Calais, ej, + de Brigitte Duquesne y Floury, ej. § de Carine Decool, ej. 6 de Brigitte Lemonnier, «j. 7 de Bouillos. 7 Lapsicosis oromaa, Ejemplo 2: Un berainémano Un hombre de treinta anos que se droga desde la adolescencia se dirige a un centro de toxicémanos para hablar de sus problemas de impotencia, Su historia esté escandida por tres mementos cru- ciales. A los cuatro afios, el nifo vio asi pailre, que volvia del «iie- bol», pararse en la puerta con cara de lobo, ps, tra de hacer el amor con una nifia y no lo consiguid, lo rimenta como un fracaso vergonzoso. A los quince afi, la escena los ocho ai ne ain expe- se repiti6. Después se drog6 para «exitarse», y consiguid hacer el amor con heroina, Ese primer acto sexual habria causado inexplicables. Lleva una vida errante y trata de trabajar en un ém- hito del deporte (ideal paterno). De hecho, lo mantienen su fari- lia y su compaiiera, la cual esté actualmente embarazada, y él esti muy angustiado, Acaba de encontrarse debajo del pie una bois de carne» que sobresale cuando hace el amor, y que le vendria ge- néticamente de un abueio. Se constata, pues, en esta psicosis que data de la infancia la emergencia de un delirio, incluso de alucina- ciones cenestésicas, con la cercania de la paternidad. Los puntos que estos dos casos tienen en. comtin-son-la-auseneia de trastornos del lenguaje y una anteposicién del cuerpo y el sexo. i bien el cuadro clinico permitid inclinarse hacia la psicosis, estos, yecto de fa histe- casos habian suscitado dudas: en el primero, res ria y, en el segundo, de la fobia o la neurosis obsesiva. Todo ed mienza por el encuentro con Un-padre en Ia infancia, ya dedue ble por el relato det sujeto (ejemplo 1), ya «acufiado» en una sna inolvidable (ejemplo 2). Este encuentro precipita una signi- ficaci6n delirante , don- de p est también caracterizado por las ideas delirantes sobre el cuerpo £9 sin «Un-padren Hay otras entradas en la psicosis andlogas a las precedentes, aun Gtiando no se encuentre én ellas fa condicidn inicial del «Un- padre. Asi, por ejemplo, el caso de los transexualismos que Sto- Her Hams «primarios».\ Estos sujetos nacidos machos siempre sintieron femeninos, a veces desde el aio. Se tratarfa de una for- ma «original de empuje-a.la mujer por identificacidn imaginaria con la-madre.! Ejempla 3: La jovencita «atin» Una joven consulta a un analista porque no consigue trabajar. «<{Trabajar es perder la vidal», dice. Esta frase estd tomada al pie dd Ia letra, La asaltan ideas mortiferas: desaparecerd sin dejar hue- Has, a menos que tenga genio o hijos. Por otra parte, programé una operacién de cirugia estética en sumandibula. Aparentemen- te, perdid su belleza a los tres afios, cuando un ehico le lanz6 una pelota en Ia cara, Es su recuerdo mds antiguo, Su madre, una be- Ila mujer, dice todo el tiempo que su hifa es fea. Ella adhiere in- condicionalmente a ese discurso: «Soy un arin», dice, Ella «saber 9.D.B.Sehreher, abscit 9,7 10. RJ. Stoller, Maslin an fomini?, Pais, PUB, Le fl rouge, 1989, yp. +4 vs 11. G. Morel, «ldentifications et sexuation», en Lat Giase frendienne N° 37, Paris, Navarin-Seuil, octubre de 1977, p. 72, para el easo de Ives: y para el caso de Ven, «Lia eas de transvestisme féiminine, en La Care fiendionne N° 30, Paris, Navarin-Seui, mayo de 1995, p. 20. 69 Ce Lapsiosis enone como se volvié fea, y cémo repararlo con una intervencién real en el cuerpo. La operacidn le devolverd su belleza y le tracrd por aha- didura el amor de los muchachos. De hecho, ella transforms, por jdente de sus golpe en la inversién y permutacién, la frase que enuncia el a Utes afios én otra que la empuja a la operacién: «chici fea» da «operacion en la cara-linda-chico» Hla se refleja en su madre: «Mi madre no me puede ver», di- ce; ¥ después: «Quiero cambiar de cara porque no me puedo mi rar al espejom. Hay una fecha que cuenta: a los seis afios, la madre, que la mimaba, la «abandoné» para ir a trabajar. ELtrabajo-no fue entonces asociado a perder ta vida, sino Ja madr presin de una evolucin progresiva hacia una operacisn ineludi~ ble, una castracién en lo real que se le presenta como una solucién para una futura relacién amorosa, Esta «solvcién» recuerda la eviracién schreberiana en ef camino de la transformacion en amu de la operaci6n es acompafiada por el sentimiento jer; la cercani de «segunda muerte» que obsesiona al sujeto: fendmenos imputa~ bles a ®p. Ejemplo +: EL alcoblica incestuaso Jn joven de veintisiete afios es internado Inego de un vagabun- deo alcohélico de acho dias acompafiado por ideas suicidas y eon- secutivo a la partida de su companera, Empezs a beber con un amigo el dia que cumplié catorce afios. Un ano después tuvo rela~ ciones sexualles con chicas, y se vino abajo en Ja escuela. Sus padres se separaron cuando él tenia un afio, Su madre lo dej6 entonces en lo de su abuela materna, quien no permitié que el padre entrara a su casa, Cuando tenia dos afios volvi6 a la casa de su madre, quien se habia vuelto a casar. Dice no haber podido conocer munca a su padre, quien sin embargo parece haber hecho muchos esfuerzos por él, En cambio, siempre estuvo por dsmosis con su: madre: eribe relaciones intimas que habrian pasado «del-cuerpo al len- guaje>. Es el tinico que sabe «tomarla» en la casa y su padrastro tiene que pasar por él para acceder a su mujer. Su made lo cono~ ce mejor que él, y todo lo que nos dice viene de ella hablara en discurso indirecto: «Mi madre dice de mf que...» en lugar de «Yo». De esta relacién de contidencia con su madre saca el poder de hablar a las mujeres. De golpe, aparece como el lider 70 InvestincOnes Soar EL micI0 OE La A5C0515 de una bandita, Pero le resulta dificil estar con otros hombres. Be be para poder hablar con ellos en las reuniones de la banda. Si no, se encuensra inhibido, sin ideas. Cuando bebe, puede incluso de~ cir maldades: su madre lo ama «el Cobra. Poco antes de la internacién, se enteré de que su madre ya fre- cuentaba a su padrastro antes de divorciarse. Se desmorons: <:De quién soy hijo?», pregunts. El diagndstico.no. era. obvio. Nos inclinamos por la psicosis debido.a.su relacidn-con.el-padre. fue echado, no reconoeido,y el sujeto dice no haber teniddo nunca ef menor conflicto con un personaje paterno, ni tampoco Ja menor dificultad en su vida. Por otra parte, la relacién entre el alcohol y la inhibicién para hablar con los hombres, asi como su. excesiva facilidad para charlar con las mujeres, es un poco lo con- trario de lo que se encuentra habitualmente en la neurosis. $ te diagndstico es correeto, la entrada en la psicosis se hace con la alcoholizacién masiva el dia de su cumpleafos. A partir de alli, eh alcohol le sirve para soportar a los otros muchachos, porque el modelo de la relacién con la madre no funciona con ellos, No se encuentra alteracién simbélica manifiesta, pero sf la acentuaci6n, con cada nuevo «abandonar» por una mujer, de un ««lejarse mo- rit». Nose trata, sobre el fondo de la ausencia del falo como iné- «lium entre los sexos y significante amo de la virilidad, de un do- ble fracaso? Fracaso de una tentativa de constituir un sintoma (cl alcoholismo) que constituya un azo social con los hombres, fra- ‘aso de Ja relacién «incestuosa» para asegurarle wn lazo duradero con una mujer. Los rasgos comiunes de estos casos de psicosis son Ja ausencia de trastornos del Fenguaje y la inexistencia de una condicidn inicial de tipo , Era la pubertad y ella desarroll6 un delirio de filiacién. Fue a ve- rificar su filiacién al registro civil. Acus6 a sas padres de haberla entregado a sus primos. A los veintiin afos, el compromiso, des pués el casamiento, hicieron de su marido su perseguidor. Enton- cces se desencadené el automatismo mental Se trata de un sujeto que se sitia desde siempre como el obje- to de goce dg un partenaire masculino (padre, primos, hermano, marido). En el momento de una tentativa de seduecién -o tal vez simplemente por la sexualidad infantil, 9 se constituye (goce ‘mortificante, presencia de un doble), Desde esa época, un fend- R IvESTGAGONES SOBRE EL NIIO DE LA PICS meno elemental demuestra la falla del orden simbélico. A los on- ‘ce afios, Pp se hunde: un delirio de filiacién acompafia la idea de tuna violacién de su hermano (ces la idea del incesto fraterno lo ‘que 1a empuja a elaborar su pertenencia a otra familia?). Después, cl casamiento hace aparecer verdaderamente la descomposicién avanzada del orden simbolico, que entrana, como en Schreber, modificaciones imaginarias. Estos ejemplos, como muchos otros, muestran que el trabajo de- lirante es un work in progress que puede durar toda-una vida, Sin ‘embargo, hay casos (cf. LA.L y LA.2) en los que Ja evolucién deli- rante se detiene despues de Ia constitucién de ®9, 0 se estabiliza durante largos periotios, sin descomposicidn del orden simbiiico. En esos casos, a pesar de fa ausencia de trastornos del lenguaje, se puede locali Sn del Nombre del Padre por x fiales, como la ausencia simbélica del padre en el ejemplo + “dentemente es el punto delicado. La entrada en la psicosis se ma~ nifiesta como minimo por una idea delirante sobre el cuerpo (cjemplos 1, 2, 3), 0 més intensamente por una significacién mor~ tifera invasora. Esta puede estar asociada al trabajo (ejemplo 3), a los lazos con_los otros (ejemplo 4).0 a la sexualidad (ejemplo 5). ‘Aqui se demuestra fa dificultad del lazo social en la psicosis. Un «producto» (aleohol, droga) puede ayudar a establecer este lazo alli donde hubiera sido necesario el falo (ejemplos 2 y 4), y donde cl sujeto no llega a construir un sinthome (cf. LB). Lo imaginario esalcanzado en la imagen del cuerpo, por Ia alteracién del s timiento de la vida, incluso la pérdida del sentido o del valor con- cedidos a esta. Los actos siguen. El comienzo puede ser brutal (cf. LA.Ly LA2, ejemplo 4), o muy progresivo (ejemplo 3), con agra- vamientos 0 momentos del desarrollo en que la pulsién solicita ain mds el cuerpo (infancia, pubertad, primeros encuentros sexua- les). El llamado, por Un-padre, al significante forcluido del Nom- bre del Padre no siempre precede este tipo de entrada en Ia psico- sis (cf. LA.2). Contrariamente al desencadenamiento tipo de la se~ gunda enfermedad de Schreber, la discontinuidad ala «rotura> ~segtin la expresi6n de la paciente del ejemplo 5~ no es siempre sentida por el sujeto, quien suele decir que siempre estuvo muy mal, pero que nunca nadie se dio cuenta. 3 Larscosis oro Estas entradas en la psicosis (@p), més «variaciones»!? de la re lacién del sujeto con el goce y lo imaginario que deseneadena~ mientos (Po), ponen el acento en la importancia de la funcién lica como funcién de goce. El desencadenamiento (Pg) es el mo- do de entrada en la psicosis que Lacan subraya cuando afirma la primacfa de lo simbélico sobre lo imaginario y lo real. La entrada ten la psicosis (¢by) quiz se localiza mejor a partir de su ensefian- 108 70.!° La ultima parte de la ensenanza de Lacan, que za de los se refiere al sinthome, sigue ofreciendo nuevas perspectivas sobre el proceso psicético B, La funcién del sintoma El sinthome es un sintoma cuya funcién es mantener las cosas jun~ tas, anudando lo real, lo simbalico y lo imaginario. Jacques-Alain Miller propuso llamar «desengane itadas por se convertia en misi6n, De la tutela de su tia ppas6 a la de su esposa: la paternidad (paternite] se agregd enton- ces a la lista de «palabras en té>. Decidié ser el nico educador de su hija. Cuando nacié su hijo, se sintié dividido en ewanto a su misién: gesmo ocuparse exclusiva y totalmente de dos nifios @ la vez? Le aparecieron dolores en el cuerpo, y durante quince afios buscé la enfermedad mortal que lo consumia (#9). Su no- minacién para un puesto importante, que confirmaba la gadura universal de su misin educativa, hizo desaparecer todos sus males Pero, un aio después, su hija aprobaba brillantemente un con- curso, lo que ponia fin a una parte esencial de su misién de padre, Un sentimiento de indignidad acompaié entonces la sensacién brutal de tener el sexo cortado, Se estaba restableciendo cuando, por su éxito, esta vez su hijo no cumplié con su compromiso. C2- yo entonces en un estado melancoliforme antes de encontrar st. posicién paranoica, apoyada en su misién educativa social, Las pe: ripecias de su vida hacen fluctuar fa misién de educador con la que se sintié investido y que constituye su sinzhomte. Si esta Jo abando- na, el sujeto es presa de fendmenos hipocondriacos y trastornos del humor, sin que se haya descubierto, hasta el momento, pertur- acién del lengua. Ejemplo 7: La maquina tragamonedas Un joven de veintidés afios consult6 a un analista hace nueve afios para librarse de una obsesién por el juego, que lo arruinaba, Habia sido iniciado en el bingo (méquina tragamonedas) por un hermano mayor luego de un episodio vergonzoso de su adolescen- cia. Agredido por un amigo del secundario en presencia de un ce- lador, habia lefdo en la mirada de este que él era un «alfefiique>. A los veintidés afios, a pedido de su padre, muerto poco después por tn alcoholismo patologico, reemplazé a su hermano como cabeza del comercio del padre. Su madre pertenecfa a una familia rica y su. padre, de origen modesto, se habia dedieado a hacer fructifero el 75 Lapscosis RDMARA dinero de su esposa trabajando como tun esclavo. El paciente juga ba y perdia al bingo dinero en efectivo de origen dudoso que le la~ ba su madre; él le devolvfa una parte de lo que ganaba en el nexo- cio, para salvar un oscuro déficit, «Ser la méquina tragamonedas de, ‘su madre> podria ser la escritura de un sinthome que hace de strma- dire su partenaire y le permite suceder a su padre. Efectivamente, la ‘maquina tragamonedas es un aparato que toma el dinero y que, en las raras ocasiones en que se gana, devuelve un poco. Ademds, el sujeto hacia desaparecer en la méquina el dinero «suciow de su ma- dre. Luego, transformado éI mismo en maquina tragamonedas vi- viente, producia dinero «limpio» que volvia a convertirse en «su- cio» y materno. De este modo, se establecfa una circulacién entre el dinero «limpio» del sujeto y el dinero «sucio» de la madre, que siguié funcionando aun después que él dejara el bingo ‘Como estos intercambios rozaban Ja ilegalidad, un contador le sugirié separar las cuentas circuitos en juego. Entonces se trato de poner el negocio a su nombre, donde él se hacia Hamar hasta ese momento «el hijo de Nicole» (su madre). Aparecieron una serie de trastornos corporales imputables a @p: adentro del cuerpo se mo- van placas de ealor, las venas se encogian, Convencido de tener una enfermedad incurable y abatido por una debilidad sexual que vefa reflejada en los ojos de su mujer, empez6 a tratar su enfermedad con rmviquiinas de body building, y un entrenamiento intensive en el pox raining, Empezaron a perseguirla insistentes ideas de celos. Por el momento, el analista no constat6 trastornos del Ienguaje. COrros casos evidenciaron momentos de descomposicién sim- dolica o imaginaria cuando el sintbome previamente construjda por el sujeto amenazaba con no poder escribirse mds. Muchas ve- ‘ces ese sinthome puede aprehenderse por un conjunto de relacio- nes constantes en la vida del sujeto, como tina misidn (ejemplo 6), tuna relacién dual (ejemplo 7), 0 una relacién que implica tres 0 mis términos, II. INVESTIGACION SOBRE UN CONCEPTO {Qué es un desencadenamiento para la psiquiatria chisica? Se co- nocen desencadenamientos fuera de la paranoia? 76 Tt Investigaciones Soa €L Ni BELA Fc ‘A. Un invento de Lacan En «De una cuestidn preliminar...» el desencadenamiento parece corresponder a ese mecanismo coherente de las eclosiones deliran- tes, que Lacan invocaba desde 1931.17 El une: una causa accidental (el encuentro con Un-padre), la disolucién de un elemento estabi- lizador (una identificacién), la operatividad de una causa especifica (la forchusién del significante paterno). Algunas citas de ta tesis de Lacan permiten pensar que habria tomado ef término de Kraepelin. De hecho, su equivalente germénico, Auslisng, es raro en Kraepe- lin, es mds frecuente en Bleuler; designa en ambos el efecto de una causa accidental. Por otra parte, Lacan lo utilizaba en ese sentido en su tesis para sefalar, por ejemplo, la accidn de los téxieos, o de fa emocién, o de Ia menopausia en Ia emergencia de una psicosis. Descubrimos que el déseneadenamiento, en tanto concepto de ta teoria analitica de la psicosis, es un término lacaniano. Hoy de~ signa corrientemente el inicio elinico de una psicosis. Sin embar= ausente-del-glosario tradicional de una psiquiaeria france- sa invitada, desde Philippe Pinel, 2 aplicar a Ia alienacién mengal el esquema médico y st vocabulario, «El rumbo de Ia locura es 0, € [..] el mismo que ef de todas las otras enfermedades del cuerpo humano», escribiré Georget, un alumno de Pinel. ¥ él le recono~ cia prodromos, un tiempo de incubacidn, un periodo de invasién, un estado de excitacién, en que la locura esté en el inmum de su intensidad, modos de resolucién. Ni rastros de desencadenamien- to, entonces, en ef corpus psiquistrico antes de Lacan, B. Del lado de los clasicos ‘Los psiquiatras se interesaron mucho, evidentemente, sobre los co~ ienzos de la enfermedad mental. El inicio se inscribe en la evolu- cidn, pero esté ligado a la causa, Esto es cierto para el desencadena~ miento, donde se juntan inicio clinico y forchasién estructural. Dos modelos que permiten estucliar los diferentes inicios orga~ nizan a partir de Pinel el campo de las enfermedades mentales: el 17. J. Lacan, «Bstructura de las psicosis paranoicas», en BY amaliticin N® 4, Barcelona, Correo/Paradiso, 1987 7 Lapsiosis ono ian de fos conjuntos sintomaticos, qne constituye la coleeta de los sig- nos manifiestos, y el de las entidades clinicas, que proceden de causas subyacentes y dependen de tcorias causales elaboradas con ese propésito." En el coraz6n de esas clasificaciones opera el binario de cau- ‘sas que predisponen (o endgenas, propias del individuo) y causas determinantes (0 exdgenas, accidentales), cuya respectiva impor- tancia se evaltia. El esfuerzo de Ja psiquiatria para circunserihir cada vez mejor las causas que predisponen condujo al abandono de las clasificaciones sintomsticas en provecho de las clasificacio- nes etiolégicas, modificando al mismo tiempo la cuestidn de los 1. En Ia psiquiatria de los conjuntos sintomaticos (Pinel, y sus alumnos), la causa tiene una incidencia sobre el inicio de la en- fermedad. El inicio esté proximo de su causa: una poderosa sa- cudida animica determina una explosién inmediata-del delirio. El inicio lleva a la causa: cuando la causa acta més lentamente, Ia eclosién del delirio est precedida por un perfodo de ineuba- cin insidioso que acerca al clinico prevenido a «la fuente de la enfermedad. Laff ticidad de los agrapamientos de sintomas llevard a algu- nos clinieos a «dejar que tos enfermos se presenten libremente», a fin de discernir mejor los «tipos patolégicos». Poco a poco se les impusieron regularidades evolutivas, tales como «el delirio de persecucién» en tres tiempos (Last gue), «el delirio de persecu- cién con evolucién sistematica» en cuatro periodos (J. Falret), «la locura con doble forma» y «la locura cireular» (J. Baillarger y J.-P. Falret), que abogaban por un principio organizador. Se ha-~ iia pasado de las clasificaciones sintomaticas a los «estados psi quicos tal como existen en Ia naturaleza». Pero mientras que un Falret se negaba a insistir sobre este caccidente grave> que es «la 18.1, Hacking, Lime rioite. Bude sar ba pervnmalieé snp elo sioner de 1s meruire (1995), traducide del inglés por Julie Beumberg-Chavmont y Ber trand Revo, con fa colaboracidn de Andeé Lcblane y Christophe Dahiteh, [nsti- tut Synthalabo pour le progrés de la connaissance, Le Plessis-Robinson, 1998, 78 IvesT@ACOnES SoBRE EL IMCD DE A PSICOSS cexplosién del delirio» y desviaba su atencién hacia el discreto pe- riodo de incubacién, un Laségue, por el contrario, privilegiaba la “elloracions del periodo de estado, porque lo consideraba como el mejor perfodo de observacién de un delitio de persecucion. ‘Uno pensaba que los prédromos de la alienacién mental estaban muy cerca de los signos de la predisposicién, el otto, que el deli- rio de persecucion no era «la exageracién de una forma natural» 2. En la psiquiatria de las entidades, la causa, hipotética, determi- ha nuestra concepcidn de los inicios de la psicosis. Degeneracién, constitucién, proceso mérbido son causas que se muestran de ma~ nera diferente en el inicio de las formas morbidas construidas @ partir de ellas a) La degeneracién (una transformacién patologica heredada que llega ai tejido nervioso) imprime pronto sv marca en la evolu- cién de la psicosis, primero en el cuerpo, segtin unos, antes en el intelecto, segiin otros. Bénédict-Augustin Morel, inventor de esta degeneraci6n (1857), sefiala que los fendmenos hipo- condriacos del periodo de incubaciGn, que van desde sensacio- nes indefinibles y cefalalgias hasta el dolor general, no son otra cosa que la acentuacién de los «fenémenos neuropiticos raros» precoces donde ya se mostraba la predisposicion. Para Mag- nan, la degeneracidn es responsable del desorden repentino de tuna llamarada delirante, de un «delirio de repenten. El «deli- rio de los degenerados> Heva la marca del desequilibrio psiqui- co constitucional. El menor pretexto lo hace surgir, y puede desaparecer como habia venido. El «delitio erénicom, por el contrario, recorre en un orden determinado, cuatro perfodos: el enfermo, librado a sus interpretaciones delirantes, est in- guieto en el primero, alucinado y perseguido en el segundo, ambicioso en el tercero, demente en el cuarto, El modo de entrada en la psicosis adquiere un valor predictivo, La agudeza del inicio hace esperar la curabilidad, una instala- cién delirante lenta y progresiva anuncia la cronicidad. Para Kraepelin, que habia despejado algunas entidades psiquidtricas al cabo de una larga evolucién, para las mismas enfermedades, que tenian el mismo estado terminal, el diagndstico de los sin- tomas iniciales tomaban un valor pronéstico considerable. 79 | q Lapsicosis ronan by) El logar dado a la constitucién tiene diversas aproximaciones, Si la singularidad personal (persinliche Eigenart), referida por Kraepelin como el signo de una predisposicién, aparece engro- sada en la paranoia, la demencia precoz ¢s raramente la ampli- ficacién de un rasgo de singularidad sefalado en la infancia. Las psicosis constitucionales ~que se oponen a las psicosis ac- cidentales- se desarrollan en un terreno que prepara la he cia, pero también la degeneracidn, los accidentes del embarazo y las enfermedades infantiles (e! individuo hereda de él mismo, “decia Lastgue), y también la educaci6n. Bl peso de la predispo- sicién reduce muchas veces a nada la parte de causas coadyn- vantes en la eclosién psieotica, Un enfermo que, debido 2 una constitucién «paranoide» (Régis), recibié al nacer ef germen de la «locura verdadera», puede desarrollar a la hora indicada, y en la menor ocasisn, una psicosis sistematizada progresiva. Y recordaremos el lugar acordado por el mismo Régis alos fen menos hipocondrfacos en el momento inaugural de esta psico- sis sistematizada (y alucinatoria). Para Genil-Perrin, serfa vano querer delimitar el periodo de Incubacién de un delirio de interpretacién, basta tal punto el enfermo, que «lleva su delirio en latencia desde sus prime! mos afios», no hace mas que exagerar sus tendencias paranoi- 's constitucionales, n estas concepciones organicistas hay una continuidad entre Ja causa y los efectos, a menudo precoces, de la enfermedad mental: el «pliegue congénito de la constitucién» (Séglas) se prolonga en la enfermedad y se lee alli precozmente, tanto en el desorden intelectual, como en fendmenos corporales. ©) El proceso mérbido en la esquizofrenia designa, segiin Bleuler, la afeccién cerebral que tiene bajo su dependencia la pérdida de las asociaciones. Ese proceso crea una predisposicién a reaccio- in en el origen de una sinto= ocasionales desencade- nar por causas ocasionales que matologia contingente. Esos factores nan sintomas, pero no ka enfermedad, cuya evolucién, habitual mente insidiosa, puede permanecer largo tiempo asintomstica. cilmente sefiala si algunas modificaciones del La anamnesis di cardcter u otros fenémenos indican el verdadero inicio 0 si per- tenecen a Ia predisposicion. Un episodio psicético agudo se 80 Invest confunde tranguilamente con la exacerbacion de una sintoma- tologia antigua que paso desapercibida, Indica, en todo caso, la esqutizofrenia y no [a paranoia, que es un sistema de ideas deli- antes lgicamente ligadas, que parten de premisas fal C. Rupturas epistemolégicas El proceso mérhido, como las otras causalidades orgiinicas, conci- be la entrada en la enfermedad como el efecto directo de la causa que predispone, El proceso psiquico (aspers), en cambio, es disruptive, intro- duce un elemento exirafo en la perso q alidad, que la modifica de- finitivamente. Es un «injerto parasitario»,! un elemento nuevo, heterogéneo, cuya experiencia de significacién personal (Neisser) es la expresi6n clinica. Parece que la distineidn di Jaspers entre los fendmenos donde se mantienen las relaciones le eomprensién ~

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